Blogs FDRA

jueves, 8 de marzo de 2012

SGM: La línea Siegfried

Westwall (Línea Siegfried) 

Durante la Primera Guerra Mundial, la Siegfriedstellun o Línea Siegfried estuvo formada por una serie de construcciones defensivas creadas por el Coronel Fritz von Lossberg. Él pensaba que construyendo esa línea de defensa, que en realidad eran pequeñas líneas defensivas escalonadas con las posteriores más poderosas que las primeras, se podía detener un ataque enemigo y debilitarlo, aislándolo en bolsones vulnerables que podían ser fácilmente destruidos. Se construyeron varias de esas líneas, que los Aliados llamaron por igual Línea Hindenburg y que tuvieron éxito durante los primeros años del conflicto. Pero, luego de cuatro agotadores años de lucha, las líneas se debilitaron y con la llegada de los estadounidenses finalmente colapsaron y fueron rebasadas. 

Línea Maginot contra la Westwall 
En 1929 Francia comenzó la construcción de la Línea Maginot y el tema nuevamente se puso en el tapete. Un año después, con la retirada del Ejército de Ocupación Aliado y ante las obras emprendidas por los franceses, las discusiones sobre la factibilidad de levantar posiciones defensivas similares eran el tema obligado entre los mandos militares alemanes. En 1933, al convertirse Hitler en Canciller de Alemania, el futuro del sistema de defensa pasa a ser discutido en las más altas esferas del poder y sólo un año después se toma la decisión de construir un sistema integral de defensa fronteriza, con el nombre de Westwall, comenzando con la Línea Neckar-Enz. 

La decisión de Hitler fue más allá. En 1935 se iniciaron también los trabajos de construcción de la Línea Wetterau-Main-Tauber, mientras las obras de la Maginot en la frontera francesa avanzaban a pasos acelerados. La construcción de la Westwall, o "Muralla Occidental", con defensas estáticas al estilo de Maginot, obviamente no se encontraba dentro de los planes de la reorganización de las fuerzas armadas alemanas y de sus nuevas metodologías de ataque y defensa. Habiendo optado por el nuevo concepto de guerra de movimientos a base de grupos de carros de combate cooperando con unidades de infantería, artillería motorizada y aviación, el concepto de una defensa estática al estilo de 1918, no tenía cabida, a menos que formara parte de la nueva metodología militar. 

Lebensraun y Blitzkrieg 
Como los planes militares alemanes estaban dirigidos a respaldar las nuevas políticas expansionistas del Lebensraun (Espacio Vital) en el este, los estrategas alemanes abogaban por una línea defensiva en la frontera occidental para detener cualquier intento anglo-francés con fuerzas superiores, utilizando una defensa efectiva con medios reducidos. El escenario era el siguiente, Alemania utilizaría métodos persuasivos para expandir su influencia en el este y recuperar antiguos territorios alemanes y utilizando la fuerza cuando ello fuera necesario. Como Alemania no podía sostener una guerra en dos frentes, era necesario utilizar todos los recursos disponibles, en una guerra relámpago (Blitzkrieg), para ocupar y consolidar los nuevos territorios ocupados de manera rápida y contundente, antes que los Aliados anglo-franceses tuvieran el tiempo de reaccionar. Si lo hacían, obviamente con fuerzas numéricamente superiores, entonces era necesario contenerlos hasta que pudieran trasladarse las fuerzas necesarias del este al oeste. La Wehrmacht estaba consciente de que no contaba con un número suficiente de divisiones para luchar en dos frentes, de eso no tenían duda, pero tendrían el equipo mecanizado y la organización necesaria para trasladar rápidamente las divisiones que se requirieran en la frontera occidental, mientras la superioridad aérea de la Luftwaffe y la Westwall se encargaban de contener la invasión anglo-francesa. 

La Westwall 
La Westwall corría a lo largo del Rin, el río Sarre y la frontera con Luxemburgo y Bélgica. Desde un punto al norte de Aachen al sur del Bosque de Hurtgen se interrumpía formando dos cinturones separados, la Línea Scharnhorst, que corría a lo largo del borde occidental del bosque Hurtgen, no era muy fortificada pero estaba reforzada con dientes de dragón y otros obstáculos antitanque. La otra posición defensiva era la Línea Schill que a 8 Km. de distancia penetraba en Hurtgen. Aunque en 1944 la Westwall resultaba obsoleta ante las armas Aliadas de entonces, constituía un obstáculo importante a ser sorteado por las fuerzas anglo-americanas. Adicionalmente, los cuatro años, de 1939 a 1944, que la línea de defensa estuvo abandonada, permitió que la vegetación creciera a su alrededor actuando como un efectivo camuflaje. Los búnkeres y obstáculos antitanque no podían ser detectados a distancia, ni desde el aire, porque se mantenía mimetizada en el terreno circundante. Adicionalmente, desde antes de la ofensiva aliada contra la frontera germana, los alemanes construyeron un enorme número de obstáculos en el Bosque de Hurtgen incluyendo casamatas, alambradas, pozos anticarro, campos de minas, trincheras, búnkeres y nidos de ametralladoras, amén de un sin fin de trampas cazabobos. 

Plan de construcciones 
Pero antes, en 1938, sólo se habían construidos 640 búnkeres y casamatas y de acuerdo a los planes se esperaba que la línea sólo podría estar lista en un plazo de diez años, es decir en 1948. A comienzos de 1938, Hitler opta por seguir un plan más agresivo ordenando la construcción de 10 mil búnkeres y 1800 casamatas que deben completarse para el 01 de octubre de 1938, la fecha en que planeaba la invasión de Checoslovaquia. La construcción de esa línea recibió el nombre oficial de Limes Programme y se inició de manera secreta el 20 de mayo de 1939 aprovechando una serie de trabajos arqueológicos ya concluidos, para despistar a la inteligencia francesa. Los programas de construcción tenían varias fases, la Aachen-Saar Programme (1938), la línea Geldern entre Brüggen y Kleve (1939-1940) y la Lufverteidigunszone (1938). Esta última tenía un concepto diferente como consecuencia de los efectos del bombardeo de Guernica en España. Hitler ordenó la construcción de la zona de defensa antiaérea (Lufverteidigunszone), situada al este de la línea fortificada, para impedir que la aviación Aliada alcanzara los centros industriales alemanes. 



Diseño de la Westwall 
Al inicio de los programas de reconstrucción, se hicieron diseños de los diferentes tipos de búnkeres y casamatas que luego fueron construidos por millares. La construcción en serie permitió optimizar el uso de materiales, transporte y trabajadores. Sin embargo, los primeros búnkeres no tenían defensa anti-gases, ni facilidades de alojamiento, pues los soldados tenían que dormir en hamacas. Los más pequeños búnkeres contaban con algún tipo de armadura como protección y en los techos había algunas facilidades para vigilancia camuflada. Al momento de ser construida, esa línea ya se consideraba obsoleta, a pesar de la protección que ofrecía contra los ataques aéreos. 

El Limes Programme mejoró los búnkeres que fueron más grandes y mejor fortificados. Los búnkeres Tipo 10, de este proyecto, tomaron unos 20 años-hombre y demandaron unos 287 metros cúbicos de concreto armado. Los techos y paredes eran de 1,5 m de espesor, pero fueron considerados insuficientes por los expertos alemanes en artillería. Aún así, se construyeron 3471 búnkeres tipo 10, a lo largo de toda la línea. Cada bunker contaba con una habitación central, hermética a los gases, para albergar a una dotación de diez a doce hombres. Las paredes exteriores tenían adaptaciones para fijar una ametralladora, poseían también una entrada reforzada con puerta de acero. 

El éxito en el cumplimiento de los plazos de construcción complació a Hitler, quien ordenó en octubre de 1938 más defensas alrededor de Aachen y el Sarre, programa que fue bautizado como Aachen-Saar Programme. Pero, la fase final del programa comenzó en 1939, muy tarde para ser terminado antes del inicio de las hostilidades y debió continuar al año siguiente. 

El costo de la Westwall 
La Westwall, Línea Siegfried para los Aliados, fue mucho menos fortificada que la Línea Maginot y fue construida acorde con el concepto de la guerra ofensiva de alta velocidad. La Línea, a lo largo de sus 630 Km., estaba erizada de "dientes de dragón" cuyo propósito era detener a los vehículos blindados y tanques. A lo largo de las defensas se encontraban 18 mil búnkeres, túneles, trampas antitanque, puestos de observación y puestos de comando, que se interconectaban unos con otros para brindarse apoyo mutuo. Para su construcción se requirieron enormes cantidades de materia prima, cemento, arena, hierro etc, Sólo de concreto se usaron 3 millones y medio de metros cúbicos. Para eso se requerían 7 millones de toneladas de grava y arena más medio millón de toneladas de piedra y mas de un millón de toneladas de cemento. Lo peor era que esos materiales no se encontraban en la zona de construcción sino que debían ser transportados desde Bavaria, Turingia y Stetting. 

 

Materias primas y equipo 
Para la construcción se requería agua y mezcladoras de concreto, elementos que debían transportarse a los más remotos lugares. La construcción demandó el uso de 40% de todas las mezcladoras de más de 250 litros existentes en Alemania. De igual forma se emplearon el 60% de todos los compresores de aire para la perforación de roca y la abertura de túneles. La demanda de hierro y acero para el concreto armado, las puertas, blindajes y troneras, hicieron tambalear a la industria siderúrgica, empeñada en la construcción de buques, tanques, vehículos blindados y armamento. La construcción de 11.860 búnkeres requirió de 472.000 toneladas de acero, aparte de 170.000 toneladas necesarias para la construcción de obstáculos y material de comunicaciones, que sumo un total de 642.000 toneladas. 

Cuando Hitler ordenó la construcción de las defensas alrededor de Aachen y Saarbrucken, requirieron 1064 nuevas estructuras y 46 kms de "dientes de dragón" adicionales. Para eso fue necesario contar con 100.000 toneladas más de hierro. Para entonces, la demanda de latón sumaba 300.000 metros cúbicos de material al cual se añadieron también dos millones de estacas, usadas como obstáculos y para soporte de las alambradas. A fines de 1939 se redujeron las cantidades dispositivos defensivos a construir, pero aún así, sumaron 150.000 metros cúbicos y 120.000 estacas más, que se usarían como obstáculos antitanques. 

Transporte 
Para el transporte de las materias primas, en 1938 se requirieron 4500 vagones de tren diarios y 7500 camionadas de material acarreados por día. El costo total estimado entonces, fue de 520 millones de marcos, a los cual se sumaron 32 millones de marcos para expandir y modernizar los sistemas de telecomunicaciones, 64 millones para la construcción de nuevos obstáculos y 20 millones de marcos para instalar 190 campamentos para los trabajadores de construcción. 

Armamento 
Como parte de Limes Programme, se construyeron casamatas con grandes cañones navales. Cada una con dos cañones de 24cm y dos de 30cm. Las defensas antiaéreas de la Luftverteidigigunzone tenían ametralladoras antiaéreas múltiples y cañones antiaéreos 88. Estos cañones podían ser usados como arma antiaérea o como antitanques, lo que les daba una multiplicidad de función que no tenían los Aliados. Las grandes fortalezas tipo B-Werke estaban equipadas con morteros de 5cm, con capacidad de hacer 120 disparos por minuto a una distancia de 600 metros. Para la protección cercana las defensas estaban equipados con lanzallamas en los techos de los búnkeres podían esparcir fuego en 360 grados. Las fortalezas B-Werke estaban equipadas con material redundante para garantizar la efectividad de fuego que de ellas se esperaba. Luego de la desintegración de Checoslovaquia, fueron incorporados los antitanques checos de 4.7cm y los antiaéreos de 8.35cm. Esas armas se usaban en casamatas especialmente diseñadas para ellas. A partir de 1944 se incrementó el número de cañones 88 con cureña giratoria y torretas de tanques Panther con cañones de 75mm montados en casamatas de concreto, hierro o incluso de madera. 
Otros dispositivos simples de defensa fueron incorporados durante los dos últimos años de la guerra, tales como el refugio "Koch" supuestamente creado por el Gauleiter Koch que era un simple tubo de concreto que podía albergar a un sólo hombre, o los refugios "Tobruk" que tenían una ametralladora o torretas de tanques obsoletos. 

Obstáculos 
Al frente de las fortificaciones fueron construidas una serie de obstáculos para bloquear el avance del enemigo. Alambradas, minas antitanque, zanjas antitanque, obstáculos de hierro y madera y los famosos Höckerhindernis (Dientes de Dragón) que eran unas pirámides de concreto armado. Todas esas defensas fueron construidas cuando no había estallado la guerra y por tanto era necesario incluir compuertas de acceso para que el tráfico civil pudiera trasladarse salvando los obstáculos. Detrás de esas compuertas de acero o estructuras de concreto, se construyeron todo tipo de casamatas y búnkeres. Las puertas eran de acero, muchas de ellas herméticas a los gases, aunque en los últimos años de escasez de hierro usaron puertas de madera. Pero hasta 1941, se construyeron 192.725 puertas de acero. Había puertas de 1 metros de alto y otras de 2 metros, con 60 a 80 cm de espesor, que pesaban un promedio de 1 tonelada. Para poder entrar y salir, durante un ataque con gases, había compartimentos estancos con dos compuertas selladas, cada una de las cuales sólo se podían abrir cuando la otra estaba cerrada. Para abastecer de aire en el compartimiento estanco, se usaba una bomba manual con un sistema compensador de la presión. Un sistema de filtros se usaba para detectar el gas al teñirse de colores, según el gas existente. Salidas de emergencia, que sólo se podían abrir desde el interior, permitían el escape en caso de emergencia. 

 

Comodidades 
Las facilidades para las dotaciones constaban de camastros de 0,70m por 1.90m, tipo camarote hechos de tubo metálico con malla de alambre. Cada uno llevaba un colchón, una sábana y una almohada. Un lado del catre estaba asegurado a la pared con bisagras y el otro se aseguraba al techo mediante unas cadenas. Durante el día los catres se plegaban para permitir el paso en los corredores. Cada sección contaba con una mesa plegable para seis hombres. Los soldados usaban taburetes y los oficiales sillas plegables. Las mesas y las camas no podían usarse simultáneamente. Un mínimo de espacio era empleado para guardar objetos personales y ropa. Los uniformes podían colgarse en barras fijas a las paredes. Una pequeña repisa junto a cada cama se podía usar para colocar los efectos personales. Contaban también con lavatorio, espejo y otros accesorios para el aseo. Las dotaciones contaban con espacio para almacenar alimentos secos y líquidos, muchos de ellos a prueba de gases; además de espacio para armas, municiones, mapas, suministros médicos, e instrumentos de ferretería como palas, picos, martillos, hachas, clavos, cuerdas etc. 

Habitabilidad 
La mayoría de las casamatas no estaban provistas de servicios sanitarios cosa que no era muy grave en tiempos de paz, pero ante un ataque se convertía en un serio problema. Cuando se cerraban los búnkeres, se usaba un retrete o excusado hecho directamente en la tierra, formando un pozo séptico. Los excrementos se cubrían con turba. Normalmente se usaba un retrete para cada 8 hombres. La mayoría de los búnkeres no contaban con luz eléctrica. La iluminación se hacía con lámparas de petróleo y velas colocadas en huecos hechos para ese propósito en las paredes. El número de lámparas dependía del uso que se le daba al compartimiento. Los búnkeres más grandes contaban con dos a cuatro estufas para calentar el ambiente en invierno y para cocinar los alimentos. La estufa Wt 80K estaba construida de tal forma, que en caso de ataque no emitía ningún gas, evitando así que los gases se acumularan en el interior o que el humo saliera al exterior divulgando la existencia del bunker. Los gases acumulados se almacenaban en la propia estufa, que estaba construida para soportar la presión. Las chimeneas estaban construidas de manera que no era posible introducir una granada al interior o que llegara a la propia estufa. 

 

Reservas vitales 
Todas las fortificaciones estaban diseñadas para permitir vivir sin asistencia exterior durante 7 días como mínimo. En las B-Werke era posible sobrevivir mucho más tiempo, pero en las Tipo D era posible sólo permanecer corto tiempo pues no contaban con ningún elemento de supervivencia. El suministro de agua era primordial. Algunas fortificaciones tenían pozos y bombas para extraer agua, pero la mayoría sólo contaban con depósitos de varios tipos incluyendo a prueba de gases. El agua debía ser recolectada del exterior, en las cercanías y era un dolor de cabeza para los comandantes del puesto y una preocupación para las tropas, que constantemente protestaban por esa limitación, que ponía en riesgo su vida. La otra prioridad era la comida. Normalmente era repartida desde el exterior y como reserva contaban con carne y pescado enlatado, queso, pan, café, te, azúcar, sal y chocolate suficiente, para sostener a la dotación durante una semana, tiempo calculados para llevar los refuerzos mecanizados necesarios para rechazar cualquier ataque. Por su parte, los comandantes de las dotaciones incentivaban la plantación de vegetales comestibles en los alrededores de las fortalezas para su propio consumo. 

Personal de construcción 
Durante los primeros años de construcción en los años 30, los trabajadores vivieron en los búnkeres que construían y eso era motivo de preocupación para los comandantes, pues se trataba de obreros de construcción de las autopistas, que de mala gana viajaban desde muy lejos, o de obreros contratados localmente, muchos de ellos de los estratos más bajos de la sociedad, hasta delincuentes y presos comunes y políticos. El comportamiento de esos civiles, la mayoría muy mal pagados, eran un mal ejemplo para las tropas y causaban muchos problemas de convivencia. Muchos vivían en barracas provisionales levantadas en las cercanías de los puestos militares y pese a que el régimen laboral de la Organización Todt era estricto, no era suficiente para controlar a esos civiles con algo parecido a una rígida disciplina militar. El Deutsche Arbeitsfront supervisaba los campos de trabajadores y alquilaba casas y habitaciones para los empleados, en los pueblos cercanos. Los alquileres eran bajos, pero los habitantes ofrecían servicios y bienes extras a los trabajadores, desarrollando una actividad comercial en beneficio de la localidad. Finalmente fueron construidas barracas para alojamiento, oficinas, servicios sanitarios y comedores, pero no tenían suficientes comodidades como agua caliente y calefacción en invierno. 

Utilidad en combate 
Durante los primeros meses de guerra, los alemanes no tuvieron que usar la llamada Línea Siegfried por los Aliados. Las defensas se quedaron sin ser probadas, hasta cuando los Aliados lanzaron su llamada Ofensiva del Sarre, que se inició poco después de la declaración de guerra con gran despliegue publicitario y titulares de "gran victoria", pero que no fue tal porque los franceses ocuparon una zona que previamente había sido desocupada por los alemanes al no tener ningún valor, ni táctico ni estratégico. 

Incapaces de atacar la Línea Siegfried con posibilidades de éxito, los franceses sólo optaron por atrincherarse y esperar. El combate se limitó a tímidos intentos que no pusieron a prueba las defensas porque la infantería francesa resultaba diezmada sólo por efecto de las minas. Los que no eran presas de las minas eran diezmados con las ametralladoras. Los ataques aéreos no hicieron tampoco ningún daño. Entre combates, los zapadores alemanes sembraban más minas y trampas cazabobos. La Westwall cumplió su objetivo pues los franceses no arriesgaron un ataque en serio contra la Línea Siegfried. En el ínterin, la Wehrmacht movió sus divisiones en preparación para el ataque de primavera, aún antes de que todas las tropas polacas rindieran las armas. 

 

Una vez que en 1940 comenzó la Campaña de Francia con el ataque por Las Ardenas, la línea no tuvo utilidad táctica sino estratégica. Los giros que dio la guerra, hicieron que el programa finalmente fuera cancelado y sólo se reanudó en 1944, cuando ya la suerte de Alemania estaba sellada. Los búnkeres no terminados fueron destruidos y el resto desmantelado. Los grandes cañones navales fueron trasladados a la costa al construir la Muralla Atlántica, primero como apoyo para la planificada invasión de Inglaterra y luego para detener la invasión aliada en las costas del canal, que tampoco tuvo mayor efecto sobre la invasión de las fuerzas Aliadas. De haberse concluido la Westwall, dotada con los 250 mil soldados que Alemania perdió en la Batalla del Bulga, esas defensas habrían sido, si no inexpugnables, al menos hubieran impedido el rápido avance anglo-americano. 

En 1944-1945 los alemanes se hicieron fuertes en la Línea Siegfried, pero sólo en el sector del Bosque de Hurtgen, donde causaron gran número de bajas a los estadounidenses y británicos, aparte de eso, en general las defensas a lo largo del Westwall no fueron un serio obstáculo para los tanques, pues la mayor parte de las instalaciones estaban abandonadas. No obstante, el ataque del Teniente General Courtney Hodges, contra la Línea Siegfried fue retrasado innecesariamente, tal vez Hodges, como experimentado veterano de la Primera Guerra Mundial, esperaba una batalla al estilo de 1914 y por eso se entretuvo demasiado en preparativos que eran innecesarios, pues los servicios de inteligencia no aseguraban que se vislumbrara una gran resistencia en la línea fortificada. Definitivamente, los alemanes optaron por lo más lógico, que era establecer una línea de defensa en el Rin. Finalmente, para realizar el primer cruce de la Línea Siegfried, las fuerzas estadounidenses la inutilizaron con el simple expediente de usar un buldozer para cubrir con tierra los "dientes de dragón." Mejores obstáculos resultaron ser el propio río Rin, el crudo invierno durante la Batalla del Bulga y las lluvias de otoño durante la ofensiva Aliada contra el corazón de Alemania. 

Fuente: EXORDIO 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario