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sábado, 22 de febrero de 2014

Guerra de Fronteras en Sudáfrica: Operaciones Convencionales Terrestres (parte 2)

Guerra de Fronteras en Sudáfrica
Parte 1 - Parte 2


Operaciones Convencionales Terrestres

Las fuerzas de Sudáfrica realizaron decenas de operaciones a pequeña y gran escala contra los comunistas en Angola y en los países vecinos. Las principales operaciones serán citadas brevemente a continuación para dar una visión general de los hechos.

Las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica (South African Defense Force - SADF) entraron en Angola en 1975, luego de poner en marcha la Operación Savanaah. Lo hicieron junto con una pequeña fuerza de apoyo integrada por ex guerrilleros del FNLA, con quienes lograron avanzar en dirección a Luanda. Como contrapartida, el arribo de los cubanos con cañones D-30 y lanzacohetes BM-21, desequilibró las fuerzas.
Aquella fuerza de invasión sudafricana logró penetrar 4000 km tanto de ida como de vuelta, sin una cobertura aérea adecuada debido a las grandes distancias que debía recorrer aunque sí utilizó transportes aéreos y de evacuación médica. El 25 de noviembre, fue derribado un Cessna 185, pereciendo sus tres ocupantes. Posteriormente fue abatido un helicóptero Puma por fuego antiaéreo en Cela, aunque en este caso, los pilotos lograron salvarse,  desplazándose por territorio enemigo cerca de 22 horas antes de ser rescatados.
Una salida de bombarderos Canberra se realizó en apoyo de las tropas del FNLA que operaban en el río Bango. Se llevó a cabo a media altura pero fue ineficaz. Por entonces, los rusos comenzaron a enviar grandes cantidades de armas y personal en apoyo del MPLA, los últimos en calidad de observadores, seguidos inmediatamente después por las tropas cubanas.



Las principales operaciones convencionales realizadas en los primeros años de guerra en Angola. Las flechas señalan las principales rutas de infiltración de la SWAPO (Organización Popular de África del Sudoeste) en Namibia (SWA). 1 - Reno (mayo de 1978); 2 - Azafrán (agosto de 1979), 3 - Escéptico (junio de 1980), 4 - Klipkop (agosto de 1980); 5 - Protea (agosto de 1981) ; 6 - Daisy (noviembre 1981) 7 - Super (marzo de 1982) : 8 - Mebos (julio de 1982) : 9 - Askari (diciembre de 1983).

Operación Reinder

Durante la operación Bruilof, en abril de 1978, las fuerzas de Pretoria detectaron una base de la SWAPO en Cassinga, a 250 kilómetros en el interior de Angola. La distancia impidió el uso de tropas mecanizadas ya que la guerrilla podría huir antes de que las mismas llegaran. Debido a la distancia, los guerrilleros pensaban que estaban a salvo pero para su sorpresa, los sudafricanos pusieron en marcha una operación de asalto aéreo integrada por siete transportes C-130B Hércules y nueve C-160Z TRANSAL, que llevaban a bordo una poderosa fuerza de paracaidistas formada por un millar de efectivos. La sección de helicópteros era un tanto limitada ya que estaba formada por cinco Super Puma y doce Frelon, además de otros dos aparatos de reserva. Los helicópteros sólo podían transportar un total de doscientos treinta paracaidistas, de ahí la decisión de constituir una HAG (HAG - Helicopter Administration Group) en Angola, a 22 km de Cassinga, para disminuir las distancias y servir también de base para el servicio médico y el MAOT (Mobile Air Operations Team), es decir, el escalón de Mando y Control. La misma tendría carácter provisional y estaría protegida por dos grupos de caza. Para ello iban a ser necesarios ochenta y seis bidones de 200 litros de combustible (se pensaba que se necesitarían dos viajes por cada helicóptero para transportar una fuerza de 377 soldados, más los posibles prisioneros y 900 kg de carga).
Las acciones previstas para el 4 de mayo de 1975, comenzaron con un ataque aéreo de cuatro Canberras e igual número de Blackburn B-103 Buccaneers cuya misión era "ablandar" las posiciones enemigas sobre el objetivo. Un quinto Buccaneer provisto de setenta y dos cohetes de 68 mm, fue reservado para brindar cobertura, y un sexto no pudo participar debido a fallas en su sistema de frenos. Un DC-4 configurado para la guerra electrónica fue despachado hacia la frontera con la misión de captar e interferir las transmisiones de radio del enemigo y dar aviso anticipado de sus actividades aéreas. Cazas Mirage IIICZ brindarían cobertura a aviones de transporte y helicópteros, intentando ahuyentar a los MiGs e incluso, llevar a cabo acciones ofensivas. En ese sentido, se desplegaron cuatro de aquellas unidades pertenecientes al Escuadrón 2, para efectuar ataques en picado.
A las 8:00, dos formaciones de Canberras (integradas por dos unidades cada una) atacaron de norte a sur volando a 500 metros de altura, lanzando 300 bombas Alfa cada uno. Fueron seguidos por cuatro Buccaneer armados con ocho bombas de 450kg cada una. El polvo y el humo que provocaron las bombas de los dos Buccaneer que los precedieron, sirvieron para enmascarar el ataque del segundo par y facilitar su huida. Un cuarto Buccaneer atacó un campo de reclutamiento de la SWAPO, pero perdió el objetivo. Los Mirage también golpearon, pero sólo uno identificó a su objetivo y lo alcanzó. Inmediatamente después llegaron más Buccaneer, provistos de cohetes y comenzaron a sobrevolar el sector para brindar apoyo aéreo en caso de ser necesario. El ataque fue seguido por el lanzamiento de doscientos cincuenta paracaidistas sobre el objetivo.


Un Cessna 185 de reconocimiento llegó cuando el ataque aéreo se inició y tomó esta fotografía del ataque de bombarderos Canberra (estela de humo) y Buccaneers (humo más alto). El Cessna actuaría como una plataforma de observación y de retransmisión de los mensajes de radio de paracaidistas. A medida que el fuego antiaéreo se intensificaba en el lugar, tenía que retirarse.

La cámara de fotos de un Mirage capta esta imagen al atacar una línea de trincheras con una posición antiaérea frente a los paracaidistas que avanzaban.

Imagen de un cañón ZU-23-2 en Cassinga. Estas piezas fueronm una de las mayores amenazas que se encontraban a en el lugar, lo mismo en otras acciones. Una posición de partacaidistas siguió avanzando durante dos horas. Los cañones antiaéreos amenazaban no sólo a las tropas en tierra, sino también a los aviones por lo que comenzaron a ser objetivos prioritarios de los ataques aéreos. La doctrina soviética dictaba el uso de grupo de trabajo artillería antiaérea con varias piezas juntas y con muchas armas diferentes al mismo tiempo. Operados en al menos tres piezas, los cañones de 23 mm capturados fueron utilizados por diversas unidades de la SADF, como el Batallón 32 y las unidades antiaéreas del Koevoet de la SAAF. Angola terminó siendo el mayor proveedor de armas de Sudáfrica a causa del embargo internacional.

Durante el avance, un controlador de aire en tierra estableció contacto con la sección de apoyo aéreo y orientó a los Mirages hacia un nuevo objetivo pero sus pilotos no fueron capaces dar con él. Aún así, las tropas lograron superar las posiciones enemigas y seguir su avance hacia el interior.

Se produjo entonces un típico episodio de “fuego amigo”, cuando los paracaidistas atacaron el comando cubano. En la oportunidad, el controlador aéreo en tierra indicó al Cessa 185 de observación que los proyectiles de los morteros caían 200 metros antes del objetivo, sin causar efectos en la tropa enemiga. De manera inmediata, se estableció contacto con los Buccaneer para que atacasen la posición, sin consultar al comandante de la operación terrestre. Los Buccaneers dispararon sobre el blanco treinta y nueve cohetes cuando los paracaidistas ya habían ocupado el lugar, hiriendo a dos de ellos.



La imagen de arriba muestra el ataque de un Mirage IIICZ de Ollie Holmes perteneciente al 2 Escuadrón al atacar a una columna blindada cubana. El blindado de la extrema izquierda de la imagen será atacado por el Mirage de Gerrie Radloff. La imagen central es borrosa debido a la vibración causada por el disparo de los cañones DEFA de 30 mm.

Las fuerzas sudafricanas detectaron una sección blindada que se desplazaba a 22 kilómetros de Tetchamutet, en dirección a Cassinga.

La sección antitanque envió veintidós soldados, diez de los cuales iban armados con lanzagranadas RPG-7. Sus hombres plantaron cinco minas en la carretera e inmediatamente después se emboscaron. El T-34/85 que encabezaba la columna pasó por una mina y voló en tanto un BTR-152 quedó atrapado en el interior de la emboscada. Sin embargo, el pelotón antitanque huyó al escuchar al resto de los blindados acercarse. Los paracaidistas se retiraron a un área de aterrizaje de emergencia y una vez allí pidieron apoyo aéreo. La respuesta llegó pronto. Dos Mirage e igual número de Buccaneer que se mantenían en alerta en Ondangwa, a solo 10 minutos de vuelo, llegaron hasta el lugar dirigidos por el controlador aéreo en tierra.

El primero de ellos ametralló seis BTR, pero su cañón de 30 mm DEFA no pudo dañar los T-34, pues su armamento estaba configurado para la defensa aérea y por consiguiente, era inadecuado. Fueron los Buccaneer los que se ocuparon de aquellos tanques. El primero de ellos arrojó una salva de doce cohetes destruyendo al T-34 que encabezaba la columna y el que venía detrás, hizo lo propio con el que se desplazaba en segundo lugar.

Los Mirage atacaron por segunda vez, arremetiendo contra los bosques próximos a la carretera donde los BTR habían buscado cobertura. Los cuatro cazas atacaron una y otra vez hasta agotar el combustible y regresaron a Ondangwa. Los paracaidistas, por su parte, recibieron el ataque de los blindados, pero los pilotos arremetieron contra ellos disparando sus cohetes.

Los paracaidistas se apresuraron a abordar los helicópteros luego de entrar en pánico ante la llegada de los blindados. Al parecer, perdieron el control y la disciplina para aligerar peso, arrojaron sus armas y municiones e incluso abandonando los prisioneros que habían capturado.

Dos T-34 se aproximaron a la zona de aterrizaje y comenzaron a disparar contra los helicópteros. Los  Buccaneer debieron aproximarse muy bajo, volando a Mach 1, para auyentar con el ruido de sus turbinas a los cubanos. La táctica funcionó porque los blindados permanecieron quietos en el bosque.
En ese preciso momento apareció un nuevo Mirage IIICZ para ametrallar las posiciones cubanas y destruir a tres vehículos. A ese aparato le siguió otro y a este un Buccaneer que dejó fuera de combate a otros tanques (las aeronaves se retiraron para repostar y atacar nuevamente en horas de la tarde).
Los paracaidistas perdieron a cuatro soldados y tuvieron once heridos, en tanto la SWAPO perdió cerca de un millar de soldados, aunque las acciones dejaron en evidencia que el apoyo aéreo del que disponía Sudáfrica era insuficiente.

Cassinga fue un hito en la escalada bélica y marcó la introducción de los cazas en los enfrentamientos. El alto mando sudafricano intentaba mostrar a los cubanos su potencial y convencerlos de que debían retirarse de Angola, pero en lugar de ello, aquellos fredoblaron sus fuerzas.

Operación Protea

A finales de 1980, la SWAPO inició ataques en las regiones de Kavango y Owamboland, duplicando, de ese modo, la longitud de la línea que se intentaba defender. Esa medida incrementó los esfuerzos de movilidad tanto de vehículos terrestres como de helicópteros, por lo que resultaba imperioso atacar al SWAPO mientras se concentraba en Angola, para prevenir los mismos ataques al año siguiente.
El alto mando sudafricano elaboró entonces la Operación Protea que debía dedicar buena parte de 1981 a lanzarse contra la organización, en el sur de Angola y llevar la guerra al enemigo al extremo, destruyendo sus fuerzas y su logística. El South Africa Defence Forces (SADF) creó dos grupos armados llamados Task Force “Alfa” y Task Force “Bravo”. El primero, integrado por blindados Ratel y Buffel, tendría a su cargo la parte principal de la operación, atacando las ciudades de Xangongo y Ongiva. Por su parte, la TF “Bravo” penetraría más en profundidad en el flanco oriental, contra presuntos campos de entrenamiento y centros logísticos al norte de Cassinga. Cada una de esas fuerzas de tarea dispondría un MAOT (Mobile Air Operations Team), sección de apoyo a las operaciones aéreas que debían sincronizar sus movimientos con el comandante de TF.

La campaña aérea de la Operación Protea fue denominada Operación Konyn planificada contra la Fuerza Aérea de Angola y sus defensas, arremetiendo contra las estaciones de radar en Chibemba y Cahama a efectos de lograr la superioridad aérea. Otra de sus funciones consistía en brindar apoyo a las tropas de tierra desde bases aéreas cercanas. En ese sentido, la SAAF (Fuerza Aérea Sudafricana) reunió el mayor contingente de aviones desde la Segunda Guerra Mundial, concentrando doce Mirage F1AZ, ocho Mirage F1CZ, siete Mirage IIICZ, seis Mirage IIID2Z, dieciseis Atlas Impala (Aermacchi MB.326 de fabricación sudafricana), cinco Blackburn B-103 Buccaneer y cinco Canberras, destinando uno de estos últimos junto a tres Mirage IIIR2Z y dos Impalas, para misiones de reconocimiento. Por otra parte, las tropas fueron respaldadas por diecinieve helicópteros artillados y de transporte Alouettes, diecisiete Pumas y dos SA 321L Super Frelons. Los aviones de transporte fueron ocho Aermacchi Atlas C4M Kudu para enlace, siete Douglas C-47 Dakota del ejército y tres Hércules C-160/C-130 para el transporte. Once Bosbok actuaron como equipo de navegación de apoyo y Telstar para reconocimiento visual.

El Mirage III fue destinado a la defensa aérea, pero también llevó a cabo misiones de ataque como función secundaria, para lo cual, sus pilotos ya habían sido entrenados efectuando pruebas en picada desde una altura de 20.000 pies, en un ángulo de 30 grados, con el fin de evitar el fuego antiaéreo y los misiles SA-7. El lanzamiento de cohetes se realizaba a 10.000 pies del suelo, picando con el postquemador encendido para lanzar y enseguida regresar a la seguridad de la altura media, trepando hasta los 7.000 pies, por encima de 450 nudos, lo que les permitía huir de los misiles más veloces.
El 21 de agosto, a las 20:30, fueron alistados dos Impalas para una misión de reconocimiento nocturno, en apoyo de los elementos en la Fuerza de Tareas “Bravo” que combatían en Xangongo. Dos ataques con cohetes desde el norte hacia el sur bastaron para que el 31 Batallón de Infantería, emboscado por tropas de SWAPO y FAPLA, rompiese el cerco y pudiese evacuar heridos. Fue la primera misión de apoyo aéreo nocturno efectuada por los Impala.

El 24 de agosto, aviones Buccaneers, Mirage F1AZ y Mirage F1CZ llevaron a cabo incursiones contra las instalaciones militares de Peu-Peu, Humbe y Xangongo, en sintonía con la Fuerza de Tareas “Alpha”. Los Buccaneers, dotados de misiles AS30, bombardearon el puesto de mando en la zona y los Mirages acometieron contra trincheras, líneas defensivas y defensas antiaéreas, posibilitando el ataque de la mencionada fuerza terrestre.

A las 11:05, cuatro Impalas atacaron las baterías antiaéreas de Peu-Peu, con cohetes AA Matra 550 Magic. Diez minutos después llegaron otros para atacar dos puntos diferentes en Humbe, donde al llegar, recibieron fuego antiaéreo desde el noroeste. A las 11:45, otros cuatro Buccaneer hicieron lo propio contra lo que pensaban era el puesto de comando de la Brigada enemiga en Peu-Peu, utilizando misiles AS30. El objetivo no estaba protegido y el edificio fue destruido por tres de los cuatro proyectiles, aunque en realidad se trataba de un cuartel y no de la supuesta central de mando.
Las 11:50, los mismos Buccaneers encabezaron la primera de seis oleadas que se lanzaron contra predios y edificios de la FAPLA, en Xangongo. El misil AS30 lanzado por el líder de la formación alcanzó el predio principal aunque los otros tres fallaron debido a desperfectos mecánicos. A las 11:54, cinco Canberras bombardearon desde una altitud media, diversos objetivos en la misma ciudad. Les siguieron inmediatamente después ocho Mirage F1AZ, seis Mirage F1CZ y cuatro Mirage IIICZ que llevaron a cabo efectivos ataques en picado. A las 12:10, las acciones estuvieron a cargo de ocho Impalas, a los que les siguió un asalto terrestre.

Durante esa última acción, se estableció contacto radial con dos Mirage III que se mantenían en estado de alerta, para atacar focos de resistencia y defensas antiaéreas de 23 mm que estaba siendo utilizadas contra las tropas de tierra (14:30). Se estableció contacto con un segundo par a las 15:20, pero los aparatos no pudieron atacar porque las tropas aliadas se hallaban cerca del objetivo. La FT “Alfa” se lanzó contra el enemigo con desición, pero el fuego de cañones antiaéreos calibre 23, logró contener su embestida. Un Bosbok de reconocimiento aéreo logró detectar la posición en Xangongo y la atacó con cohetes de 68 mm, destruyéndolas completamente.

El día siguiente, la FT “Alfa” logró consolidarse sobre el terreno que había capturado, destruyendo el puente sobre el río Cunene, hecho que imposibilitó al FAPLA recibir refuerzos. Poco después, cañones antiaéreos de 23 mm lograron derribar un helicóptero Alouette pero al cabo de un tiempo, la FT “Bravo” capturó Ionde con su aeródromo local, que comenzó a utilizar para operar desde allí aviones DC-3, Bosbok y al menos una docena de helicópteros Puma.

El 27 de agosto de 1981, los cazas de la SAAF atacaron posiciones antiaéreas en Ongiva, apoyando el avance de la FT “Alfa” en tierra. Un Mirage III y 2 Mirage IIIDZ hicieron lo propio sobre una batería antiaérea al norte de la pista de Ongiva, lanzándose sobre el objetivo desde el este, a una altura de 20 mil pies, con el sol a sus espaldas. El día anterior, un avión Skyshout había arrojado volantes sobre la ciudad, advirtiéndole a la población escapar ante la inminencia el ataque. Los Mirage debieron volar con escasa visibilidad en su intento por confirmar la posición del objetivo. Con el sol bajo sus siluetas eran fácilmente visibles desde tierra.

El primer de ellos picó y alcanzó el blanco con sus treinta y seis cohetes de 68 mm, alejándose a gran velocidad. Mirando hacia abajo, el piloto alcanzó a ver una escalada en puntos rojo sin movimientos aparentes, que iban creciendo en tamaño a medida que pasaban los segundos.

Comprendiendo que se trataba de proyectiles antiaéreos, apagó el postquemador parareducir la térmica y trató de hacer un viraje, pero no pudo evitar ser alcanzado. Casi instantáneamente, las alertas de su tablero se encendieron y eso lo decidió a alejarse lo más rápidamente posible del lugar, para evitar eyectarse sobre el punto en el que acababa de ser atacado. Había comenzado a perder presión hidráulica, pero aún así, pudo controlar el aparato efectuando movimientos lentos y 15 minutos después, logró aterrizar en Ondangwa. Lo hizo prácticamente sin frenos y eso lo obligó a utilizar la nariz y el paracaídas para detenerse.



Daños provocados por un misil SA-7en un Mirage de la SAAF el 27 de agosto de 1981.


Tropas de la SADF esperan mientras más adelante las posiciones enemigas son atacadas por aviones de la SAAF. En 1981 el escuadrón Mirage F1 del Ejército entrenó con dos controladores para designar objetivos. Los cazas se dirigían hasta un punto de espera y contactarían al controlador de tránsito aéreo que a continuación describiría los objetivos y las defensas en el lugar. Así era la dirección del ataque y el momento para que el piloto volara desde el punto de espera. En el primer entrenamiento, los controladores aéreos citados detalles como mirar a un grupo de árbol al lado de un campo verde, pero 1.500 metros de altura el piloto ve a decenas o cientos de áreas similares. El objetivo era formar a controladores de tránsito aéreo a hablar con los pilotos.


Misiles SA-7 capturados por los sudafricanos durante la Operación Protea. Los misiles fueron utilizados para crear unidades de defensa aérea en el SADF.

Un nuevo ataque se llevó a cabo a las 7:45 del día 28, contra Ongiva. Cuatro Mirage F1AZ picaron contra las posiciones antiaéreas, lanzando sus cohetes de 68 mm. Una de aquellas posiciones estaba a 700 metros al sur de la otra. Durante el ataque, los pilotos vieron rastros del humo de misiles SA-7 y explosiones de artillería calibre 57. Tres minutos después, los cuatro Mirage III atacaron con cohetes de 68 mm las baterías antiaéreas apostadas en la mencionada ciudad. A las 7:52 cuatro aparacos similares hicieron lo propio con los puestos de artillería antiaérea que disparaban al norte del objetivo, recibiendo como respuesta misiles SA-7. A las 8:00 un Buccaneer y un Canberra bombardearon Ongiva a una altitud media, dejando caer cargas de 450 kg y 250 kg. Al no lograr haber establecido contacto de radio previamente, atacaron una posición equivocada, aunque sin consecuencias porque las baterías de tierra los rechazaron. A las 8:01 seis Mirage F1AZ atacaron con bombas Mk82 de espoleta, distintos objetivos en la ciudad. Catorce minutos después, lo hicieron seis Mirage F1CZ, acometiendo contra el puesto de mando de la brigada enemiga. Cerca del 80 % de los objetivos fueron destruidos ese día.

La FT “Alfa” inició el asalto por tierra, de oeste a este. El alerta de apoyo aéreo se activó varias veces ese día, alertando sobre la presencia de vehículos blindados, una partida de morteros y cohetes de 122 mm, pero las defensas enemigas impidieron todos intento de aproximarse a ellos. A las 11:45 dos Mirage F1AZ atacaron un tanque ubicado en un sitio cubierto. Una hora después, dos Mirage F1AZ llevaron a cabo una incursión sobre una posición de artillería en Ongiva, que impedía el desplazamiento de las tropas por tierra. Se sospechaba que había un puesto de observación (PO) bajo una torre de agua en la ciudad y de manera inmediata, se decidió neutralizarlo. Los Mirages lanzaron contra esa posición una salva de setenta y dos cohetes calibre 68, de los que solo uno alcanzó el blanco y un edificio situado en la parte posterior. El segundo Mirage debió eludir un misil SA-7 que se aproximaba por la derecha, forzando a su piloto a invertir la curva para realizar una pronunciada maniobra T.

A su regreso a la base, piloto y mecánicos pudieron constatar que el borde delantero de una de las alas había sido alcanzado y que fueron dañados varios de sus cohetes.
El 15:00, fue detectado un convoy de aproximadamente veinte vehículos huyendo de la ciudad. Quince kilómetros más arriba fueron detenidos por la Compañía C del Batallón 32 (FT “Bravo”). Dos Mirages e igual número de Impala atacaron el convoy y al agotar la munición se retiraron para dejar paso a cuatro Alouette con base en Ionde, que fueron llamados en apoyo de la FT “Alfa”. Un Impala alcanzó a destruir un vehículo, los Alouette dañaron otros doce Incluyendo dos tanques T- 34 y varios BTR blindado, y las tropas de tierra averiaron seriamente a tres más. Cuatro asesores rusos murieron es esta acción y un sargento fue capturado.

El 28 de agosto, a las 08:05, el D 4 llevó a cabo las últimas misiones de apoyo aéreo contra objetivos en Ongiva. Seis Impalas, armados cada uno con cuatro bombas de 250 kg, atacaron el último punto de resistencia en apoyo de la FT “Bravo”, que logró apoderarse de gran número de puntos que habían sido abandonados por el enemigo. A las 10:30, fue tomado el aeropuerto de Ongiva cuya pista fue reparada para ser utilizada por las aeronaves de la Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF).
Ese mismo día, diez Mirages F1AZ llevaron a cabo varias misiones de ataque contra cuatro bases logísticas del FAPLA, volando a baja altura, lo que permitió a las tropas ocupar el lugar sin oposición.

Se habían llevado a cabo, hasta el momento, 1112 salidas ataque, arrojando 333 toneladas de explosivos, 1774 cohetes de 68 mm y 18 misiles AS30. Un Mirage IIICZ fue dañado y un Alouette derribado. El ejército sudafricano movilizó 5.000 efectivos, desplazando 3.000 toneladas entre armamento, suministros y equipo, parte del cual fue capturado al enemigo. Entre los “trofeos” que se ganaron ese día destacaban ocho tanques T-34 de tres PT- 76, tres BRDM, un BM- 21, veintitres cañones de 76 mm, dieciséis cañones ZU -23-2 y doscientos camiones, que fueron entregados a los combatientes aliados de UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) y el FNLA (Frente Nacional para la Liberación de Angola).

Finalizada la Operación Protea, la Fuerza Aérea Sudafricana continuó llevando a cabo misiones con aviones Impalas y Mirage, destinadas a perturbar la logística de las fuerzas subversivas. Transmisiones de radio interceptadas indicaban que el enemigo padecía falta de alimentos, lo que indicaba el éxito de la misión. A su vez, las tropas de la SWAPO fueron barridas de la región luego de perder toda su protección.

Con el avance de las tropas sudafricanas en territorio enemigo, las distancias de las nuevas bases de la SWAPO con Namibia se alejaron 200 km del nuevo centro de mando en Techamutete.

Operación Daisy 

Para alterar los planes de ataque del SWAPO para el año 1982, se puso en marcha una operación con la que se pensaba destruir su puesto de mando en Bambi. Se trataba de la denominada Operación Daisy, con la que se esperaba penetrar otros 150 km en el interior de Angola.

La fuerza de apoyo a los combatientes sería mayor porque se contaba con dos bases de apoyo en Lubango y Menonque, que se hallaban bajo la constante amenaza de los MiGs. El apoyo estaría a cargo de quince Impalas, nueve Pumas, dos Frelons y diez Alouettes. El transporte, reabastecimiento y evacuación médica se llevaría a cabo en cuatro DC- 3, seis C-130/160 y un DC- 4. Nueve Bosbok y dos Mirage IIIRZ tendrían a su cargo las patrullas y misiones de reconocimiento táctico y otros dos brindarían cobertura. La defensa aérea estaría a cargo de diez escuadrones de Mirage F1CZ/AZ 1 y 3 y tres Buccaneers estaban listos para atacar las bases enemigas en caso de necesidad.
La base de las fuerzas en tierra, estaría ubicada junto una pequeña pista de aterrizaje en Ionde, a 120 kilómetros en el interior de Angola, después de haber sido tomada. El control del tránsito aéreo estaría a cargo de los tres fuerzas de tareas que operarían en la región (“Alpha”, “Bravo” y X -Ray), en apoyo de los Alouettes y los Pumas.

La fuerza de tareas mecanizada cruzó la frontera el 1 de noviembre de 1981. La operación se inició el día 2, con los equipos de reconocimiento aproximándose a  la pista en Ionde en misión de reconocimiento, la que fue tomada veinticuatro horas después, tras un asalto aéreo realizado con seis Pumas escoltados. La acción tuvo lugar a las 06:15, luego de comprobar que el aeródromo se hallaba desierto. Tras una incursión contra un puesto (10:45), a las 15:20, un Dakota aterrizó allí, seguido por un Bosbok Hawk. El mismo día, dos IIIRZ escoltados por igual número Mirage F1CZ, llevaron a cabo una misión de reconocimiento en Cahama pues había indicios de que un radar estuviese en funcionando allí, lo cual fue confirmado. Se había planeado un ataque contra el radar al día siguiente de comenzada la operación.

A las 03:00 del 4 de noviembre, el Día D, se puso en marcha la operación con seis Hércules C-130/C-160 lanzando tres secciones de paracaidistas en Chitequeta. La zona de caída no se estableció correctamente, y los efectivos cayeron lejos del objetivo aunque no hubo que lamentar heridos graves. Inmediatamente después, llegó volando un Bosbok para reglar el tiro de la artillería que debía dar cobertura al avance del Batallón Mecanizado 61, el Batallón 201 de Infantería y los paracaidistas.
A las 08:15, tres Buccaneer atacaron provenientes del norte el puesto de mando de la SWAPO arrojando cada uno ocho bombas de 450 kg. El humo provocado por el fuego de las tropas terrestres que en esos momentos tomaban el desayuno, sirvió para orientar el tiro.

Un minuto más tarde, cuatro Mirage F1AZ se lanzaron sobre un nuevo blanco desde el noroeste. El fuego antiaéreo no respondió, pero desde la pista de entrenamiento número 4 partió un misil SA-7 que le pasó muy cerca. A solo treinta segundos atacaron otros tres Mirage F1CZ, portando un total de veinticuatro bombas Mk82, recibiendo intenso fuego de artillería y misiles antiaéreos. Les siguieron a las 08:17, otros cuatro Mirage F1AZ IIICZ y a estos otra formación similar inmediatamente después. Portaban cuatro bombas cada uno, pero el humo de los ataques anteriores les obstruyó la visión del objetivo. El último de aquellos cazas fue atacado por misiles SA-7 y  cañones de 23mm.

Las tropas de Angola se defendieron bien, por lo que fueron necesarios nuevas incursiones. A las 08:55, dos Mirage F1CZ armados con cohetes, fueron llamados por un controlador de tránsito aéreo (ASO - Oficial de Apoyo Aéreo) para atacar las posiciones de artillería antiaérea que habían disparando contra un Bosbok. Los aviones recibieron disparos de artillería antiaérea y misiles SA-7 sin ser alcanzados. Cinco minutos después, otros dos F1CZ volvieron a golpear las posiciones enemigas y entre las 10.00 y las 12.00 horas, fueron los Impalas los que acometieron contra las posiciones antiaéreas que seguían resistiendo.

Las acciones en días posteriores fueron pocas. Se efectuaron misiones de reconocimiento y ataque a las rutas de los convoys en las carreteras entre Cassinga Techamutete y Bambi, a cargo de aviones Impala y Mirage F1. Debían cortar el flujo de refuerzos que iban hacia la zona de operaciones, pero no se detectaron movimientos. Las tropas de tierra hallaron poca resistencia al llegar al objetivo y se determinó que otros puntos habían sido abandonados.

El 5 de noviembre, a las 07:00, catorce Mirage F1 despegaron de Ondangwa para atacar un radar Side Net y varios depósitos de combustible en Cahama. Doce de ellos iban armados con bombas de 250 kg provistos de espoletas de explosión en el aire, con las que impactaron los blancos exitosamente. Los dos aparatos restantes (F1CZ) hicieron las veces de escoltas. Los resultados de la incursión fueron confirmados por los equipos electrónicos de a bordo de un DC - 4.

Operación Askari

La Operación Askari se planificó en 1981, con el objeto de prevenir que fuerzas especiales de la SWAPO realizasen incursiones desde el sur de Angola. Programada inicialmente como una acción a pequeña escala, la misma se inició en noviembre sobre la región de Cahama, Mulondo y Kuvelai, dividida en cuatro fases que contemplaban un reconocimiento en profundidad por parte de las fuerzas especiales sudafricanas conocidas como “Recces”. La acción sería apoyada por ataques aéreos sobre Lubango, entre el 1 de noviembre y 30 de diciembre, seguidos por una ofensiva de reconocimiento (16 de noviembre) destinada a aislar Cahama, Mulabo y Kuvelai. La denominada Fase 3 se iniciaría en febrero de 1982 sobre la región oeste del río Cunene y la 4 debería detener las incursiones de la SWAPO en el sur.

La operación fue el mayor esfuerzo de reconocimiento de la guerra terrestre. Los equipos de combate fueron desplegados hacia Cahama y Mulondo Kuvelai, previo reconocimiento del área alrededor de Lubango. Esos equipos debían realizar inteligencia táctica en lo que se consideraba una misión difícil y peligrosa.

La Brigada 2 del FAPLA se había hecho fuerte en Cahama. Sus posiciones así como sus puestos de radares y artillería antiaérea ubicados en el aeroperto de la ciudad fueron varias veces atacados por las fuerzas sudafricanas. El Batallón Mecanizado 61 avanzó sobre ese sitio, apoyado por fuego de artillería, después que los equipos ofensivos de reconocimientos cortaran las rutas logísticas entre Cahama y Chibemba. La idea era forzar a esas tropas a abandonar las posiciones.
La ofensiva comenzó el 16 de diciembre con el avance sobre Quiteve. En Navidad, los Canberras realizaron bombardeos nocturnos en Cahama guiados por bombas de fósforo arrojadas por las tropas en tierra. En aquella oportunidad, lanzaron bombas Alfa niveladas a 24.000 pies de altura con bastante precisión.

En Mulombo, la Brigada 19 de las FAPLA envió sus unidades de reconocimiento hacia el sur, y de esa manera, detectaron a la fuerza de tareas mecanizada que se dirigían hacia Cahama. La presión en el campo político obligó a detener las acciones el 31 de diciembre y por esa razón, la ciudad no fue tomada, lo que llevó a pensar a los angoleños que los sudafricanos habían huido. Caiundo fue blanco de ataques de diversión que tuvieron lugar la noche del 19 de diciembre pero los intentos por capturarla el día 21 fracasaron.

La fuerza de tareas fue enviada hacia un puesto de mando y una base logística posicionada a 5 km al noroeste de Kuvelai. La Brigada 11 de las FAPLA y dos batallones cubanos se encontraban cerca de allí. Los sudafricanos tenían la esperanza de que la SWAPO no interviniera pero eso no fue lo que pasó. A riesgo de que la unidad quedase rodeada, fue enviado en su apoyo el Batallón Mecanizado 61 (61 Mech) desde Cahama, el que llegó a las 16:00 horas para sumarse a la batalla. En la tarde del 3 de enero entraron en combate, precedidos por un ataque aéreo de una formación de diez Impalas y cuatro Canberras, quienes dejaron caer un total de sesenta bombas de 120 kg y dieciocho de 250 kg, además de seiscientas bombas Alpha. Una segunda oleada de Impalas lanzó otras treinta y dos bombas de 250 kg con mucha precisión. Al entrar en la ciudad, tras cuatro días de lucha y después de atravesar campos minados, las tropas sudafricanas pudieron comprobar que las fuerzas comunistas habían huido. Las transmisiones de radio interceptadas indicaban que los angoleños estaban pidiendo refuerzos y tenía el 75% de su artillería destruido.

Durante uno de los ataques, el comandante de las secciones Impala fue guiado por radar para atacar un objetivo al este de Kuvelai. En la corrida de tiro, el líder de la formación vio el lanzamiento de varios cohetes desde tierra y de inmediato comenzó a efectuar maniobras evasivas. Un SA-9 impactó en su cola y el avión comenzó a caer en picada, pero tras comprobar que los mandos le respondían, logró maniobrar por encima del objetivo y se retiró hacia Ondangwa. La aeronave comenzó a altura pero su caida disminuyó a medida que aumentaba la densidad del aire y de ese modo, logró aterrizar. El resto de la sección siguió adelante con la misión a pesar de que a través de los equipos de radio pudieorn escuchar la amenaza que había puesto en riesgo a su líder.

El Batallón 32 sudafricano logró rodear la ciudad y capturar a un gran número de tropas que huían hacia el norte. También cayó en sus manos buena cantidad de equipo entre el que figuraba una batería de misiles SA-9, aunque no pudo apoderarse de otra SA-8 que logró ser retirada a tiempo. La ciudad estaba rodeada por campos de minas.

También se apoderaron de cuatro T- 55 de fabricación soviética a los que las tropas consideraban mejores que los Olifantes (tanque Oliphant Mk.1 de fabricación sudafricana) en diversos aspectos tales como la velocidad, la maniobrabilidad, la altura y la potencia de fuego. Además, su cañón era mucho más simple y presentaba menos defectos. La presencia de los T-55 sirvió al alto mando sudafricano para corroborar que se necesitaban mejores defensas antitanques.

En la Operación Askari, la SWAPO perdió 361 soldados y mucho material. Sudáfrica sufrió trece bajas fatales. Las FAPLA también perdieron tropa y equipos y apenas consiguió un éxito moderado fuera de Caiundo contra un escuadrón que avanzaba muy por delante del grueso de su fuerza (fue atacado por una compañía). A partir de entonces, la SWAPO nunca volvió a pasar a la ofensiva. Tendría más de 500 muertos en 1984 lo que dejó en evidencia que no tuvo capacidad d eprevenir la infiltración de fuerzas enemigas. Tras semejante castigo, la organización dejó de ser la principal amenaza para las fuerzas de Sudáfrica y pasó a un segundo plano.

El resultado de la Operación Askari fue llevar a las partes a la mesa de negociaciones. Los angoleños seguirían apoyando a la SWAPO pero las FAPLA pasaría a ser el principal enemigo y la guerra se convertiría en un sofisticado conflicto de intensidad media.

Las FAPLA recibieron equipos mucho más modernos, sobre todo sistemas de defensa aérea, apenas inferiores a los que empleaban los países del Pacto de Varsovia, es decir, los del bloque soviético. UNITA no tenía forma de contrarrestar ese poder, que se ería fortalecido en un fuuto cercano con el envío de 50.000 soldados cubanos, incluyendo varios pilotos.

La documentación capturada por las fuerzas de Pretoria permitió demostar que la intención de las FAPLA era dominar Sudáfrica, de ahí su intención de llevar las líneas del frente al norte de Woamboland y Rundu, en territorio namibio. La red de radares montada alrededor de Sudáfrica fue la mayor prueba de esos planes.

Ofensiva de 1985

Pese a que el MPLA pretendía destruir a la UNITA desde 1975, esta aún controlaba buenan parte de Angola. En 1985, los asesores soviéticos fueron capaces de convencer a los angoleños de programar una ofensiva contra UNITA en Mavinga, denominada Operación Segundo Congreso. El MPLA atacó Moxico y Cuando Cubango efectuando un movimiento de pinzas contra Cazombo en el río Cuito hacia el este y luego seguir hacia el sur contra Mavinga, en el río Lomba. La columna del norte era una finta, es decir, debía actuar como señuelo para facilitar la ofensiva principal por el sur y efectuar sobre el objetivo un nuevo movimiento de pinzas.

La operación se inició el 2 de septiembre, durante la estación seca. La toma de Mavinga permitió a los sudafricanos utilizar su pista como base logística. Desde ahí, siguieron haca Jamba, donde se encontraba el puesto de mando de la UNITA, para unir ambas fuerzas en el sur de Angola.
Las fuerzas angoleñas lograron reunir un total de doce brigadas que sumaban 20.000 soldados del FAPLA apoyados por cazabombarderos MiG-23 y Su-22 y helicópteros Mi-24, utilizados en combate por primera vez, además de numerosos tanques T-62. Una fuerza extremadamente poderosa al mando del general ruso Konstantin Chaknovich con oficiales de esa nacionalidad al frente de cada batallón. Además, los oficiales rusos eran los que operaban la artillería y los sistemas de defensa aérea. Sabían que la UNITA no tenía defensas aéreas y anti-carros y eso les daba gran confianza pues estaban convencidos que sus cazas y tanques podrían vencer fácilmente a su oponente. Sin embargo, aun tratándose de una guerrilla, UNITA era capaz de contener las incursiones del enemigo, montar emboscadas y superar los campos de minas y por esa razón retiró sus fuerzas de la zona, sustrayéndolas de las columnas blindadas que se disponían a entrar en la sabana, para atacar sus flancos.

Como no tenía forma de contener ese avance de blindados, la organización solicitó ayuda a los sudafricanos, quienes inicialmente prestaron su apoyo con transporte aéreo para enviar refuerzos a las pistas de Gago Coutinho y Cazombo. Entre el 23 de agosto y el10 de septiembre, esos aviones volaron unas doscientas horas, en tanto los Puma superaron las 30. Los asientos de estos últimos fueron retirados para que las tropas pudiesen ubicarse en mayor número en el suelo. Aviones Hércules llegaron a transportar hasta 183 soldados por vuelo de una pista a otra.
A mediados de septiembre, las fuerzas comunistas avanzaban hacia el río Lomba. Sudáfrica contrarrestó ese movimiento con fuego de artillería y la supremacía en el aire durante la puesta en marcha de la Operación Wallpaper.

Entre el 11 de septiembre y el 8 de octubre de 1985, los transportes C-130, C-160, L-100 y DC-4 volaron 310 horas trasladando tropas y equipos. Debido a la amenaza de MiGs, esas misiones debían estar muy atentas a las alertas pero las constantes fallas de los radares en Angola ayudaron a evitar la proximidad de los aviones MiG. Las misiones se llevaron a cabo durante la noche, evitando la luna llena, para dificultar la detección visual.

También se hicieron vuelos de abastecimiento entre Waterkloof y Grootfontein y desde allí hasta la zona de operaciones en territorio angoleño, siempre volando de a dos, descendiendo a 500 metros del suelo una vez que se cruzaba la frontera. Esos trayectos siempre se hacían por debajo de la cobertura de radar, sin utilizar la radio hasta las posiciones controladas por la UNITA.
Las pistas eran de arena y para señalizarlas, se utilizan latas de cerveza llenas de cera. La descarga de los C-160 se hacía con los motores encendidos, lo mismo los C- 130 que tenían capacidad para despegar solo con tres de sus motores.

En la zona de lanzamiento, las cargas eran arrojadas de noche por medio de paracaídas, sobre posiciones marcadas con bengalas o fuego. Esas cargas eran retiradas con la técnica PLED (Plataforma Extracción Entrega Sytem). Antes de llegar a la zona de lanzamiento, la formación debía volar recto y nivelado a 1.000 pies de altura y 130 nudos de velocidad, luego descendía a 500 pies y después aceleraba para iniciar el escape. El piloto debía maniobrar la aeronave sin referencias externas, utilizando sólo los instrumentos, intentando nivelar el centro de gravedad del aparato, que solía cambiar una vez arrojadas las cargas.

Los MiGs angoleños atacaron la pista de aterrizaje de Mavinga, a donde habían llegado los refuerzos sudafricanos. Aviones Mirages e Impalas proveían la cobertura. La Operación Weldmesh fue un plan de acciones de apoyo aéreo aproximado, programado para ayudar a la UNITA a detener el avance comunista entre Cuito Cuanavale y Mavinga. Las acciones tuvieron lugar entre el 16 septiembre y el 9 octubre de 1985 y durante las mismas fueron capturados lanzacohetes BM-21 que serían utilizados para quebrar el avance enemigo.

En los días posteriores, las tropas especiales sudafricanas (Recces) emprendieron acciones contra las líneas de comunicaciones entre Cuito Cuanavale y Menongue. Tropas de la UNITA recibieron el apoyo de sus pares, en especial los Recces y el Batallón 32, que se emplearon en misiones de reconocimiento y emboscadas. Los Canberras llevaron a cabo sesenta y nueve salidas de ataque, los Buccaneers treinta y siete, los Mirage F1CZ treinta y tres, los Mirage F1AZ ciento setenta y una y los Impala doscientas cuarenta y una. La precisión de la artillería también contribuyó y obligó al enemigo a retirar sus tropas de Cuito Cuanavale.

Los equipos de reconocimiento de Recces determinaron las posiciones de las brigadas angoleñas al sur del río Lomba. La sección de la derecha pasó por terreno arenoso que al verse obligada a frenar su avance, fue atacada. La de la izquierda debió socorrer a esa gente, recibiendo ambas fuego de artillería y de la aviación. Las tropas de la UNITA en Cazombo fueron despachadas hacia el sur y después de tres días de lucha, forzaron a los comunistas a retirarse.

El 16 de septiembre, los ataques de Canberras, Buccaneers, Impalas y Mirage F1AZ arremetieron contra esas fuerzas, cubiertos por Mirage F1CZ. Nuevos ataques efectuados al día siguiente acabaron con toda una brigada del FAPLA que al recibir también fuego de las fuerzas de tierra terminó por sucumbir y darse a la fuga.

Durante esta operación, la aviación sudafricana utilizó por primera vez bombas Mk-81 pre fragmentadas, de 120kg, con 17 000 balines de acero cada una. Su radio de acción fue de 100 metros con explosión en el aire, que provocaba gran mortandad. La primera misión con armamento de ese tipo la llevó a cabo el 30 de septiembre una sección de ocho Mirage F1AZ, generando un elevado número de bajas en el enemigo. Los rusos habían subestimado la ayuda de Sudáfrica y por esa razón debieron retirarse.

En octubre, las fuerzas especiales pusieron en marcha la Operación Cerebus. Dos transportes Hércules C- 130 llevaron hasta Mavinga dos SA-9 recientemente capturados, que fueron posicionados en sus alrededores, pero parece que los angoleños detectaron la maniobra porque dejaron de volar sobre la zona.

En diciembre, los sudafricanos lanzaron las operaciones Jerry 1 y 2 para entorpecer los movimientos del FAPLA. Bombardearon las posiciones angoleños con cohetes y los ataques fueron considerados acciones de la UNITA.

El 18 de diciembre, un Hércules C- 130 transportó siete vehículos Sabre Unimog y cincuenta soldados de elite Recces para una incursión desde Mavinga. La operación se prolongó hasta mediados de febrero de 1986 con las tropas de la UNITA operando conjuntamente entre Cuito Cuanavale y Menonque. Los Pumas que tenían su base en Rundu (Namibia) fueron utilizados para la evacuación médica y los Impalas para relé de comunicaciones y apoyar misiones cortas con helicópteros.
Después de la Operación Weldmesh, la intensidad del conflicto disminuyó. Las dos partes comenzaron a planear nuevas acciones, en especial el ejército sudafricano que aprovechó la oportunidad para entrenar a sus tropas y mejorar sus tácticas.

Operación Modular - 1987

A finales de 1986 y principios de 1987, los angoleños se retiraron para entrenar sus cuadros, reaprovisionarse de municiones y fortalecer sus fuerzas. Los rusos los reequiparon con nuevos radares, misiles SAM, cazabombarderos MiG-23 y helicópteros Mi-25 en tanto las tropas cubanas continuaban incrementando su número y los asesores soviéticos totakizaban un millar, siendo ellos quienes ocupaban los principales puestos de mando y control de las FAPLA.

El ejército sudafricano, comandado por el general Deon Ferreira, comenzó a planificar la Operación Asterix, dividida a su vez en operaciones más pequeñas, como Ministerix y Agar. El plan contemplaba un avance sobre las tierras al este del río Cuito para tomar la ciudad de Cuito-Cuanavale. Finalmente, la operación fue cancelada por el gobierno, por ser demasiado agresiva y porque comenzaba a sentirse la presión política de la ONU. Fuer probablemente una decisión correcta, pero no evitaría los siete meses de la guerra convencional que comenzarían en el próximo año.

En 1987, los sudafricanos detectaron una gran concentración de fuerzas en Cuito-Cuanavale y Menonque. Los comunistas agrupaban al menos cinco Brigadas en la primera de aquellas localidades, dispuestas a lanzarse a la toma de Mavinga. La URSS incrementó la provisión de armas a los angoleños, enviando ochenta MiG-23, MiG-21 y Su-22, y ciento veintitres helicópteros Mi-24. Los aviones fueron desplegados en Menonque mientras se enviaba a los helicópteros y a los Mi-8/17 Mi-25/35 hacia Cuito Cuanavale.

En la base aérea de Menonque fueron montadas defensas provistas de misiles SA-3 al tiempo que se proveía a esas fuerzasde cohetes SA-6, SA-7, SA-8, SA-9, SA-13, SA-14 y SA-16. Las divisiones blindadas fueron reforzadas con cuarenta tanques T-54 y T-55, lanzacohetes BM-21 y BRDM, BMP y BTR, en tanto la artillería dispuso de cañones D-30 y M-46, con un alcance de 30 km.
A mediados de marzo de 1987, angoleños y cubanos cruzaron el puente de Cuito Cuanavale y se adelantaron hacia Mavinga en un nuevo movimiento de pinzas, como lo habían hecho en 1985. Se encontraban mejor preparados y equipados, con defensas aéreas de última generación y equipo en abundancia.

La UNITA, siempre bajo el comando supremo de Jonas Savimbi, se apresuró una vez más a solicitar ayuda a sus aliados sudafricanos para defenderse en Mavinga, propinando un gancho de derecha contra las dos brigadas angoleñas que se movían en ese sector ya que no tenían manera de contener el avance de los blindados.

El gran avance de las fuerzas comunistas fue acometido por las Brigadas 16, 21, 47 y 59 con el apoyo de sus respectivos escalones logísticos y retaguardias. La Brigada 47 debía cruzar el río para abrir el paso a las restantes unidades y brindarles cobertura el tiempo que la infantería marchaba delante, intentando neutralizar las emboscadas que la UNITA había montado. Esperaban avanzar entre seis y ocho kilómetros por día, objetivo que no les costó lograr.
Las brigadas 47 y 59 alcanzaron el río Lomba, 36 km al norte de Mavinga, en tanto la 16 y 21 se posicionaron al sur para iniciar el cruce del puente y atacar en conjunto.
Una vez más los rusos subestimaron la reacción de las fuerzas armadas sudafricanas que volvieron a sorprenderlos atacando las líneas de comunicación con la ayuda de unidades de la UNITA. Las fuerzas de Pretoria habían planificado tres operaciones conjuntas: Modular destinada a detener y revertir el avance angoleño; Hooper, que debía inflingir la mayor cantidad de bajas durante la marcha y Packer para lograr el retiro de las misma al oeste de río Cuito.

Primero fue necesario hacer una evaluación de las fuerzas angoleñas y enviar misiones de reconocimiento fotográfico a cargo de aviones Mirage IIIR2Z. Eso permitió corroborar que se trataba de una masa importante en movimiento, equipada con tanques y misiles SAM autopropulsados y un importante tren logístico.

Pero el campo político volvió a entorpecer la acción. Sólo unos pocos soldados quedaron para ayudar a UNITA, intentando resistir dentro de un perímetro de 50 km alrededor de Mavinga. Eso impidió las acciones y permitió que las brigadas enemigas maniobrasen a su antojo en un área de 5  a 8 km2. Recién cuando las brigadas se aproximaron para concentrarse en el río Lomba, los ataques fueron viables. Dos brigadas estaban en su lugar, poder apoyarse mutuamente debido a las distancias. Las acciones de las tropas de la UNITA las forzaron a centrarse en un área de dos km2, a ambos lados del río, en un terreno difícil, y los ataques aéreos se tornaron efectivos.
La primera fase de la ofensiva se extendió desde el 4 agosto al 5 octubre. Los angoleños concentraron cinco brigadas en Cucusee con la intención de tomar Cangamba y Lumbala y otras ocho con dos batallones fueron enviadas a Cuito Cuanavale para proteger las líneas logísticas de 160 kilometros entre esa localidad y Menongue.

Las fuerzas de la UNITA, en el norte, no contaban con la ayuda del SADF (ejército sudafricano), pero aun así el avance comunista logró ser contenido debido a fallas logísticas y las agresivas defensas de sus oponentes. La situación en el frente sur era bastante diferente porque allí la UNITA no tenía armas pesadas para contrarrestar a las brigadas blindadas 16, 21, 25, 47 y 59. El SADF respondió inicialmente con los oficiales de enlace para planear defensas antitanques y pronto comprendió que se necesitaba más ayuda.

El avance se inició el 14 de agosto con las brigadas 47 y 59 marchando juntas hacia el sur y sus pares 16 y 21 haciéndolo hacia el este, en dirección a Tumpo, para continuar luego hacia Mavinga. El progreso era muy lento, avanzando solo 4 km por día, debido a las dificultades del terreno y las fallas en materia logística aunque luego pudo hacerse a mayor velocidad gracias a la cobertura aérea en previsión de un contraataque por parte de la fuerza mecanizada del ejército sudafricano.
Ese contraataque se inició con fuego de morteros de 120 mm y cohetes en apoyo de la UNITA. Las posiciones sudafricanas fueron reforzadas con más tropas, unos 700 hombres con los que quedó constituido el Batallón 20 de Infantería, que contó con el apoyo del Batallón Mecanizado 61, el Batallón 101 y una batería de ocho cañones G–5, totalizando 3000 efectivos. Un mes después, comenzaron los enfrentamientos en combate directo.

Uno de las principales unidades de las fuerzas sudafricanas fue el aguerrido Batallón 32 que contaba con mucha experiencia. Era la Legión extranjera eran las SADF, que en 1983 estaban integradas por siete divisiones, una sección de morteros y un destacamento de reconocimiento. En 1984, había recibió el Ratel 90, lanzacohetes Valkiria 127mm, morteros M- 5 120 mm, cañones antiaéreos de 20 mm, un soporte de la compañía con 106 mm cañones sin retroceso de 81 mm, morteros y lanzacohetes Milán que hicieron de ella una unidad en extremo poderosa. Durante la operación modular contó con un batallón mecanizado.

El Batallón 61 Mecanizado fue organizado especialmente en 1979 para llevar a cabo operaciones en Angola. Estaba conformado por dos compañías de infantería, equipadas con cincuenta y cinco tipos diferentes de vehículos Ratel IFV blindados y ciento veintiséis de apoyo. El tercer componente era el 4 º Batallón Mecanizado (4 EFS)

Las secciones de artillería disponían de ocho cañones G-5 y los dos pelotones del  Batallón 32 de Seguridad, cuatro equipos lanzamisiles Stinger de la UNITA, dos SA-7 del ejército sudafricano y ocho ametralladoras de 14,5 mm, además de una batería de cohetes de 127mm, una compañía del Batallón 32 de Seguridad, cañones de 20 mm, dos equipos de misiles Stinger UNITA y 24 misiles SA-7 del SADF. La batería Sierra disponía de una batería de morteros calibre 120 y un pelotón del Batallón 32 de Seguridad.

Las tropas que operan detrás de las líneas fueron las fuerzas de elite Recces que debían efectuar observación para reglar la artillería. Se disponía también de unidades de maniobra, apoyo aéreo y evacuación médica. Había cinco equipos pertenecientes a la Brigada 20. El apoyo aéreo fue insuficiente y en muchos casos no llegó a responder óptimamente.

La mayor parte de las misiones de apoyo aéreo se llevaron a cabo sobre objetivos señalados previamente por los equipos de Recces. Las líneas de comunicaciones de interdicción aérea entre Cuito Cuanavale y Menogue si funcionaron y obtuvieron buenos resultados, alcanzando a cumplir con sus objetivos. La Fuerza Aérea Sudafricana (SAAF), por su parte, carecía de la tecnología y el número de unidades suficientes como para lograr la superioridad aérea en el campo de batalla, pero esas falencias fueron suplidas por el certero fuego de artillería
En lo que a la UNITA se refiere, se trataba de una fuerza guerrillera que con el correr del tiempo se convirtió en un ejército convencional. La misma contó con sus propias fuerzas especiales, sus secciones de Inteligencia y Logística, el escalón de comunicaciones y batallones regulares que disponían de fuerzas de apoyo de fuego, que colaboraron estrechamente con el ejército sudafricano en las operaciones. Este último era el que disponía de los mejores soldados y los medios adecuados para la guerra convencional (escuadrones antitanque, escuadrones antiaéreos, vehículos blindados y artillería pesada), parte de los cuales fueron capturado por las FAPLA en batallas anteriores. La CIA ayudó a la UNITA con misiles Stinger y TOW.

Las brigadas del FAPLA estaban conformadas por regimientos motorizados similares a los del Pacto de Varsovia, 1900 hombres divididos en tres batallones motorizados, una compañía de tanques y blindados además del Batallón 10 de Artillería. La sección de reconocimiento estaba equipada con vehículos PT-76 y BRDM2 blindados. Cada batallón tenía tres secciones, una de ellas Infantería motorizada cuyas tropas se desplazaban en camiones o vehículos blindados BTR-60, otra de apoyo que incluía un escuadrón provisto de seis morteros de 82 mm, seis lanzadores de misiles Sagger o B10 sin retroceso, seis lanzadores de granadas AGS-17 y una escuadra con tres lanzadores de defensa aérea misiles SA-7 además de cuatro ametralladoras calibre 14.5. Finalmente, la de artillería equipada con seis cañones D30 calibre 122, dos baterías de cuatro cañones de 76 mm, una batería con ocho lanzacohetes BM-21 de 122 mm y una de seis morteros pesados de 120 mm.

El adoctrinamiento de las FAPLA era igual a la de a los efectivos soviéticos aunque sus tropas no estaban lo suficientemente capacitadas como para aplicar su metodología ofensiva. Sin el entrenamiento y el liderazgo adecuados, no podían aprovechar todo el potencial de los equipos y esa falencia no pudo ser compensada ni siquiera con la ayuda recibida de otros países aliados.
El 10 de septiembre de 1987, una fuerza de reconocimiento de Grupo de Combate “Bravo” (FT “Bravo”) detectó a la Brigada 21 angoleña cruzando el río Ciuto. Al ver semejante movimiento, decidieron esperar y cuando el primer T-55 pasó por el puente, le dispararon un misil antitanque desde un Ratel, desencadenando el combate. Inmediatamente después fue destruido un lanzador de misiles y casi enseguida comenzó a caer sobre la columna comunista fuego de artillería. Al finalizar la jornada, todo un batallón del FAPLA había sido aniquilado, tres tanques T-55 fueron destruidos  y el resto de la tropa huyó. La mayor parte de los daños fueron causados por la artillería.

Entre el 13 y 14 de septiembre, la Fuerza de Tareas “Bravo” y el Batallón 101 se toparon con dos batallones y un destacamento de tanques de la Brigada 47 angoleña, entablando combate con ella. La Fuerza de Tareas “Charlie” concluyó la batalla después deocho horas de combate en plena noche. Según los partes sudafricanos, la fuerza angoleña perdió trescientos hombres y tres blindados T-55. Dos días más tarde se produjo un nuevo encuentro entre la mencionada Brigada 47 y la Fuerza de Tareas “Alfa”, en el cruce los ríos Lomba y Cuzizi, Ene sa acción, los primeros fueron tomados por sorpresa ya que esperaban un ataque desde el este, donde se hallaban apostadas las brigada 16 y 21, y no un ataque desde el sur.

El 13 de septiembre, la Brigada 59 intentó cruzar el río Lomba pero una formación de vehículos blindados Ratel 90 sudafricana, la detuvo. La aparición de una formación de tanques T-55 forzó a los blindados sudafricanos a buscar refugio en un bosque cercano, desde donde respondió con munición perforante. Eso le permitió maniobrar alrededor de los T-55 para atacarlos desde atrás; los tanques de origen ruso podían disparar en movimiento, pero la mayor maniobrabilidad de los Ratel los puso en fuga.

Entre el 14 al 23 de septiembre las tropas sudafricanas se apostaron en uno de los extremos del puente que atravesaba el río pero no lo cruzaron porque intentaban bloquear el avance enemigo allí. Inmediatamente después, la artillería y los cazas de la SAAF atacaron a las posiciones de las FAPLA, batiendo principalmente las baterías antiaéreas.

El 16 de septiembre, la SAAF (Fuerza Aérea Sudafricana) inició una gran ofensiva contra la Brigada 47. Aviones Mirage llegaron para arrojar un centenar de bombas pre-fragmentados Mk82, obligando a la unidad angoleña a retirarse hacia las posiciones que ocupaba la Brigada 59. El Batallón Mecanizado 61 trató de perseguir a esa fuerza, pero la misma logró evadirse a través de la espesa selva que se encontraba a la derecha, a cubierto del fuego de artillería de las FAPLA.

A principios de octubre, después de varios intercambios de fuego de artillería y ataques aéreos, las FAPLA intentaron reamunicionar sus brigadas junto al río. Los suministros de la Brigada 21 fueron apilados en la posición y eso mantuvo a las fuerzas especiales Recces sudafricanas en constante vigilancia, a veces a solo 50 metros de distancia. Esos puestos de observación fueron lo que guiaron los ataques de las piezas G-5 sobre las FAPLA y de ese modo, la Brigada 47 se mantuvo contenida por la artillería y los cazas de la SAAF avanzando apenas 1 km por día.

El 3 de octubre, las fuerzas de tareas “Alfa” y “Charlie” emboscaron a la Brigada 47 entre Cuzizi y el río Lomba. Los angoleños perdieron doscientos cincuenta soldados y mucho equipo al tiempo que el ejército sudafricano se apoderaba de dieciocho tanques T-55, tres BMP-1, veinticuatro vehículos blindados BTR-60, dos camiones lanzapuentes TMM, cuatro lanzaderas de misiles SA-8, una planta radar, seis tanques ZSU-23-4 “Shilka”, cuatro camiones BM-21 de tres lanzaderas de cohetes D30 y otros ochenta y cinco vehículos que pasaron a engrosar sus fuerzas. Las Brigadas 21, 47 y 59 angoleñas llegaron a perdier un tercio de su poder de combate.

En la mañana del 4 de octubre, las tropas sudafricanas se apoderaron de un nuevo lanzador de misiles SA-8 abandonado junto a un BTR-60 y vehículos logísticos. UNITA quería entregar el equipo a la CIA, pero los sudafricanos se quedaron con todo pues necesitaban emplearlo en el desarrollo de contramedidas electrónicas.

El 3 de octubre la Brigada 59, intentó aproximarse al puente del río Cuito. Los equipos comandos Recces vieron a los cubanos concentrarse para una embestida y pasaron la información a las secciones de cañones G-5. Se produjeron intensos choques a lo largo de los dos días siguientes, con la artillería y el Batallón 61 Mecanizado intentando contener los avances. Los cubanos comandados por los generales Arnaldo Ochoa Sánchez y Leopoldo Cintra Frías (veteranos de otras acciones en Cuba y Etiopía) emplearon todo su potencial de fuego para tratar de contrarrestar la obstinada defensa sudafricana y recurrieron a sus cazas MiGs para apoyar su avance. Sin embargo, las fuerzas de la FAPLA se dieron a la fuga al fracasar en su intento de cruzar los ríos y recibieron sobre si todo el peso de los lanzadores múltiples Valkiria cuyos cohetes de 127 mm les ocasionaron graves pérdidas. La fuerza aérea cubana se hizo presente con sus cazas MiGs pero los mismos, obligados a volar a gran altura por la amenaza que representaban los misiles Stinger, fueron poco precisos a la hora de llevar a cabo sus ataques.

La segunda fase de la batalla tuvo lugar entre el 6 octubre y el 27 octubre de 1987, con las brigadas angoleñas retirándose hacia Cuito-Cuanavale. El Batallón 4 (4 EFS) cargó sobre ellas con el respaldo de blindados Ratel y los tanques Olifante Mk-1B, apoyados por la artillería, sobre todo las piezas G-5 y G-6.

Las fuerzas armadas sudafricanas dispusieron la destrucción de las FAPLA al este del río Cuito. En ese sentido, su ejército fue reforzado para una gran escalada en la cercana ciudad. Se evaluaba la posibilidad de atacar la población o cortar las líneas de suministro con fuerzas móviles, pero las mismas seguían siendo insuficientes para sostener un contra-ataque desde la ciudad. La Brigada 20 del SADF (ejército sudafricano) comenzó a atacar el sistema logístico enemigo y de ese modo cortar sus movimientos. En ese sentido, cambiaron su estrategia defensiva para pasar a la ofensiva. Las fuerzas de tareas “Charlie” y “Alfa” se fusionaron y un destacamento de Batallón 32 comenzó a actuar en la retaguardia para interrumpir la logística y las líneas de comunicación al este de Cuito-Cuanavale, donde también intervino la Fuerza de Tareas “Delta”. Un batallón angoleño que había logrado atravesar el río Lomba, cerca de Mavinga, fue completamente aniquilado por los sudafricanos.

Después de dos semanas de combates, las fuerzas del de la FAPLA se retiraron hacia Cuito-Cuanavale, bajo constante bombardeo de la artillería enemiga, sabiendo que de caer esa posición, el siguiente objetivo sería Menongue.

Los cubanos enviaron cerca de 3.000 efectivos para colaborar en la defensa de la ciudad, incluyendo misiles SA-8, sabiendo que estaba a punto de desarrollarse la mayor batalla de la historia de África desde El Alamein, en la que 8.000 efectivos de la UNITA junto a 3.000 sudafricanos se enfrentarían a 18.000 soldados del FAPLA y Cuba.

El 17 de octubre las fuerzas de tareas “Alfa” y “Bravo” chocaron con la Brigada 59 en el río Mianei. Como no había mucho espacio para maniobrar, los sudafricanos se retiraron cubiertos por el fuego de la artillería. Desde hacía tres días, sus cañones de 155 mm y los de las tropas de la UNITA, emplazados a solo 30-40 kilómetros de distancia, mantenían el asedio de Cuito-Cuanavale, donde la Brigada 59 se mantendría en la posición bajo constantes ataques aéreos y terrestres durante las siguientes dos semanas.

La tercera fase de la operación tuvo lugar entre el 28 de octubre y el 5 de diciembre de 1987. La Fuerza de Tareas “Charlie” fue reforzada para atacar a la Brigada 16 y despejar la cabeza de puente en el río.

Las acciones comenzaron el 9 de noviembre, con la FT “Charlie” atacando a la Brigada 16 entre los ríos Chamingo y Hubre. Esas tropas desembarcaron un Ratel y una compañía y corrieron 500 metros hacia adelante para alcanzar sus posiciones. A las 06:30, los Mirage F1AZ llevaron a cabo acciones de ablandamiento seguidas inmediatamente después por un ataque de la artillería que se prolongó por espacio de 10 minutos. Al establecer contacto con los T-55, los sudafricanos solicitaron apoyo de sus divisiones OIifante, produciéndose, de ese modo, el primer enfrentamiento de blindados desde la Segunda Guerra Mundial. A las 11:00 un ataque aéreo de los MiGs le permitió a la Brigada 16 quebrar el cerco y huir. Los sudafricanos se apoderaron de las posición a las 14:00, capturando mucho material, destacando entre el mimso treinta y tres carros de combate, dos lanzacohetes BM-21, dos cañones de 76mm, cuatro de 23mm, veinticuatro SA-14, una ametralladora de 14.5, um mortero calibre  82 y treinta y dos camiones. La Brigada 16 (angoleña) fue desalojada de la posición sufriendo setenta y cinco muertos y seis prisioneros contra dieciséis bajas fatales por parte de sus oponentes.
El 11 de noviembre, las fuerzas de tareas “Alfa” y “Charlie” atacaron al Grupo Táctico 2 y la nueva posición de la Brigada 16. Las tropas se desplazaron velozmente unos 300 metros hacia adelante, hasta detectar el objetivo. Los Ratel brieron fuego con sus cañones de 20 mm atacando simultáneamente los puntos ocupados por el enemigo y solo dejaron de disparar cuando la infantería llegó al lugar y se apoderó del sector. Angoleños y cubanos lanzaron ataques aéreos durante nueve horas con un total de cincuenta y seis salidas, pero los MiGs no fueron demasiado precisos ya que sus impactos más cercanos cayeron a 100 metros de las tropas sudafricanas. En esta nueva acción, la FAPLA perdió quince tanques, tres blindados, tres cañones antiaéreos, doce camiones y doscientos noventa y cuatro soldados (El SADF perdió dos Ratel).

Entre el 13 y 17 de noviembre la Brigada 20 atacó a su equivalente del FAPLA (la 21) al sur de río Hube, para evitar que tomase contacto con otras fuerzas en Cabinga. No lograrían detener la retirada angoleña que dejó en el camino siete T-55, un BTR-60, dos BM-21 y cuatro camiones, además de ciento treinta y un muertos.

El ataque final se produjo entre el 25 y 26 de noviembre, al norte del río Cambinga, donde las fuerzas de tarea “Bravo” y “Charli” emplearon un batallón entero de la UNITA como apoyo. Atacaron defensas bien preparadas con mucha artillería y no tuvieron éxito.

Pese a los duros ataques del ejército sudafricano contra las brigadas de la FAPLA al sur del río Lomba, los comunistas no emprendieron la retirada como se esperaba. Los sudafricanos reforzaron sus fuerzas en tierra e incrementaron sus bombardeos aéreos hasta octubre cuando detuvieron su embestida y se replegaron. Durante la "limpieza" de los campos de batalla, pudieron comprobar que sus vehículos habían sido perforados por proyectiles Mk.82 bombas de pre - fragmentación y munición de artillería. Motores, radiadores y neumáticos habían sido pinchados y los vehículos quedaron inmovilizados. Mensajes de radio interceptados mostraron que los pedidos de alimentos y municiones de los angoleños fueron reemplazados por los de radiadores y neumáticos.

A finales de diciembre los comunistas estaban reforzando Cuito-Cuanavale. Grandes convoyes logísticos se enviaron desde Menonque, los que fueron atacados en las carreteras por fuerzas terrestres de reconocimiento infiltradas que atacaban al caer la noche o antes del amanecer. Dos de ellos llegaron a ser detenidos porque los cubanos no solían volar en la obscuridad y por esa razón, los comandos rara vez eran vistos.

Los sudafricanos efectuaron prolongados y precisos ataques de artillería contra la Brigadas 21 y 47. Las incursiones de los Buccaneer, Mirage, Canberra e Impala arrojando bombas con espoleta pre - fragmentadas que estallaban en el aire, diezmaron a ambas brigadas. En pocos días el enemigo sufrió fuertes bajas y su moral fue quebrantada. Las tropas de la Brigada 47 abandonaron todos sus vehículos operables y huyeron a pie a lo largo del río para unirse a la Brigada 21 que también se retiraba. De esa manera, la amenaza comunista sobre Mavinga, Jamba y las posiciones de UNITA se vio neutralizada.

En el campo de batalla los angoleños dejaron sesenta y un tanques, cincuenta y tres vehículos blindados BTR-60 y siete BMP1, además de otros veinte blindados ligeros BRDM2 y veintitrés lanzaderas de cohetes BM-21. Las tropas comunistas tuvieron 1059 muertos y 2118 heridos. Sudáfrica por su parte, perdió 17 soldados y tuvo 41 heridos en tanto su fuerza aérea perdió un avión Bosbok de reconocimiento y un lanzador de misiles SAM. El alto mando sudafricano consideró un éxito la operación que sirvió para forzar al enemigo a retirarse y permitir a sus tropas penetrar y afianzarse en el interior de Angola.

Las rutas de suministro a Cuito Cuanavale, estaban protegidas. Cada convoy estaba integrado por unos cien vehículos y su promedio era de uno por semana. UNITA y la Fuerza Aérea sudafricana atacaron con cierto éxito esas formaciones, pero no lograron detenerlas.


La lucha entre blindados en Angola se hizo a corta distancia debido por la mala visibilidad y la espesura de la zona. La imagen muestra a un T-55 en una posición defensiva al ser remolcado por un Olifante. En la fotografía también se observa un Ratel. El T-55 disparaba en movimiento,mientras que el Ratel tenía que detenerse para disparar. Maniobraban desde detrás, disparaban y huían a una nueva posición. La SADF invirtió en vehículos blindados sobre ruedas para darles mayor alcance. Eran grandes, altos y resistentes a las minas. La vista desde la parte superior le dio ventaja en la vegetación. La infantería avanzaba en los vehículos hasta que el contacto era inminente y luego pasaba a servir como infantería convencional. La amenaza de las armas anti-tanque era demasiado alta para luchar dentro de los vehículos. Los tanques también fueron utilizados para llevar suministros en algunas ocasiones.


Un carro de combate T-55 cubano huyendo durante la Operación Modular pasa por delante de un blindado Ratel. La imagen muestra cómo los encuentros se desarrollaron a corta distancia en la selva de Angola. La tierra y la vegetación enfatizaron instintivas procesos más sofisticados de disparar tiro de larga distancia. La cooperación con la infantería también fue necesaria porque el terreno cubría a los blindados de ambos lados. El Ratel 90 demostró ser débil para luchar contra los T-55, incluso a corta distancia. Disparaba siempre que le fuese permitido y tenía que efectuar entre 7 y 8 impactos para destruir a los tanques rusos. El reflejo rápido y el uso de cubierta de fuego era una ventaja que protegía su estructura. La SADF tuvo que recurrir a sus tanques Olifantes durante la batalla.


Los cañones G-5 utilizados por la SADF eran modelos de pre-serie con un alcance de 40 km y servicio de alta precisión con apoyo de la computadora. La artillería de la SADF era de primera categoría con morteros de 120 mm M-5, cañones G-5 (fotografía), cañones autopropulsados de 155 mm G-6 y lanzacohetes de 127mm Valkiria..

En 2001, durante la Operación Libertad Duradera en Afganistán, las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos actuaron de manera conjunta con las guerrillas locales para derrotar a sus enemigos. Los equipos utilizan a sus aliados para detectar las posiciones y señalar los objetivos a los aviones, armados con bombas guiadas. En la guerra de la frontera, los sudafricanos ya habían utilizado un concepto similar con sus equipos Recces (fuerzas especiales) actuando junto a las fuerzas guerrilleras de la UNITA para detectar las unidades adversarias y atacarlas, pero no con armas sino con cañones de artillería guiados G-5 y cazas Mirage.

La artillería causó estragos en las tropas comunistas y se convirtió en la estrella de la batalla, con su precisión de largo alcance. La cantidad era desproporcionada en relación con el tamaño del G-5, dotado de dos baterías con 16 piezas, tres G-6 con doce lanzacohetes Valkiria provistos de ocho mortero M-5 calibre 120. Treinta y nueve piezas en total que duplicaban el poder de fuego de un MEU (Marine Unidad Expedicionaria) de la USMC (Cuerpo de Marina d elos Estados Unidos), que tenía cinco veces el tamaño de la Brigada 20.

La artillería se utilizó contra las brigadas angoleñas con gran efecto. El 17 de agosto de 1987, una batería de cañones G-5 fue trasladada a Angola durante la Operación Modular. El G-5 fue capaz de disparar un proyectil de 47 kg a 39 kilometros de distancia, a razón de tres disparos por minuto. La batería actuó en el terreno durante ocho meses aterrorizando a las tropas cubanas y sus aliados. No era la cantidad de cañones lo que causaba impresión sino su calidad, su precisión y su alcance. La contra parte enemiga no daba abasto para contrarrestar sus efectos ya que los radares rusos podían determinar la dirección de los disparos, pero no la distancia. A los MiGs también les resultó extremadamente difícil dar con esas piezas.

La actividad de los cazas MiG se limitó a ubicar los cañones durante el día para evitr que pudieran disparar por la noche. Para contrarrestar sus incursiones fueron utilizadas defensas pasivas como el camuflaje y la disciplina de tiro. Para disminuir su vulnerabilidad, se las distribuyó entre las tropas en lugar de posicionarlas como baterías y se cambiaba su ubicación durante las noches para evitar su localización. Para ocultarlas d ela vista se utilizó una gran cantidad de camuflaje y se las solía esconder en la maleza. Además, se los silenciaba cuando los MiGs decolaban. El FAPLA gastó mucha energía para localizar las piezas y no tuvo éxito en su intento de y destruir la artillería sudafricana.

Los sudafricanos recurrieron a la táctica de emplear posiciones falsas para engañar al enmigo e inducirlo a gastar municiones. Para ello solían valerse de morteros con los que simulaban disparos próximos. Los equipos de misiles Stinger estaba en constante alerta para lanzar sus cohetes contra los MiG. También se disparaban proyectiles de humo calibre 120 sobre las posiciones de la FAPLA desde la espesura, con el objeto de inducir a los MiGs a atacar posiciones propias. Aviones Mirages forzaban a los cazas enemigos a decolar presurosamente y al salir los refugios eran atacados por los cañones G-5. Un MiG, un cañón ZPU-2 y un camión fueron destruidos de esa manera.
Los MiGs bombardeaban en forma impesisa la zona donde operaba la artillería sudafricana, efectuando ataques especulativos con la esperanza de alcanzar los blancos. Uno de ellos fue derribado por un misil Stinger y eso decidió al comando aeronáutico cubano a volar por encima de 4.000 metros, lo que dificultó la detección y puntería a sus pilotos.

Fue en Cuito Cuanavale donde el efecto de los cañones C-5 se hizo sentir con mayor fuerza. Unidades del ejército sudafricano se aproximaron al río Cuito y desde allí tuvieron una buena visión de la ciudad y la base aérea local, de las que ya disponían de fotografías aéreas. La misión era destruir el puesto de comando, dos radares y tres aeronaves estacionadas allí, pero la prioridad máxima la constituían las unidades de artillería enemiga.

Las acciones tuvieron lugar el 1 de noviembre. De acuerdo a una transmisión de radio, cuatro helicópteros de las fuerzas de Angola fueron destruidos junto a dos lanza-misiles SA-8, seis blindados, cinco lanzaderas de cohetes BM-21, dos radares, dos MiG-21 y un transporte aéreo Antonov An-12, tanto en el aeropuerto como en sus alrededores.

Golpeadas por el aire y el fuego de artillería, la moral de las tropas del FAPLA se hallaba por el suelo, mucho más después del ataque a la Brigada 59 (fue tal la contundencia de aquella acción que no fueron necesarios tantos disparos para reducir al resto de las unidades). Los prisioneros que se tomaron ese día afirmaron que se encontraban en tal estado de vulnerabilidad que toda su artillería fue neutralizada cuando intentaron contrarrestar a los G-5.  

Los cañones autopropulsados G-6 fueron destinados principalmente a neutralizar a los blindados enemigos a larga distancia. El día 10 de noviembre se detectaron tropas intentando atravesar el río a través de un puente desplegable TMM-3. Una unidad de reconocimiento llamó inmediatamente a la artillería y le pasó la posición para que la destruyese. Casi al mismo tiempo, un blindado ubicado a 35 km de distancia fue destruido por un impacto de G-6 y poco después, un MiG enviado para destruir esa batería, confundió el blanco y atacó una unidad propia.

Los observadores adelantados usaban tácticas de "interferencia", con pequeños equipos que operaban con precisión detrás de las líneas de fuego. Para detectar las posiciones enemigas y hacer el reglaje de la artillería, se utilizaron aviones no tripulados RPV del 10 Escuadrón de la SAAF, similares a los Seeker Class UAV, que entraron en acción en enero del año anterior.

La artillería demandaba mucha logística para operar y eso requería un gran esfuerzo. En el mes de noviembre, los cañones G-5 llegaron a arrojar una media de 90 tiros por pieza, algo atípico en los padrones históricos. Para brindar apoyo a tres de esas piezas, era necesario movilizar cinco camiones por día. La pista de aterrizaje de Mavinga llegó a recibir cuarenta y cinco toneladas de bombas por noche, lo que generó ciertos inconvenientes a nivel logístico porque se carecía de la cantidad suficiente de camiones para llevar la munición hasta el frente (la misma se hacía generalmente en vehículos Samil 100, capaces de desplazarse a relativa velocidad con la mitad de la carga).
Como las baterías se movían permanentemente, la munición no se podía dejar en un lugar determinado de ahí la necesidad de ir y venir constantemente desde Mavinga, para reponerla. A fines de octubre, las municiones se agotaron y solo un cañón siguió disparando hasta que el dispositivo estuvo en condiciones de volver a operar.

Los G-6 solían abrir camino a través de la espesura y no sufrieron una sola pinchadura en 1800 km de recorrido. Dos G-5 experimentaron averías en sus respectivos tubos, el primero a fines de octubre y el segundo el 13 de noviembre, llegando, de ese modo, al fin de su vida útil. Hacia el final de la campaña, al menos diez de las dieciséis piezas se hallaban dañadas o averiadas y al menos cinco necesitaban reemplazar sus tubos.

La acción directa de las secciones especiales resultó fundamental. En septiembre, seis efectivos de  Regimiento 4 Recces fueron introducidos 40 kilómetros al norte de Cuito-Cuanavale junto a un observador de artillería. Los comandos se desplazaron hacia el río Cuito y siguiendo su curso caminaron 42 kilómetros río abajo hasta alcanzar el puento de Tumpo, con el objeto de dinamitarlo. Elo objetivo no llegó a ser destruido completamente pero detuvo el tránsito de vehículos pesados por el resto de la campaña.

La interferencia electrónica también jugó su papel, siendo considerada un tipo de fuego no letal al interferir los circuitos de comando y control de la FAPLA, impidiendo a sus carros de combate coordinar los ataques. Un blindado Casspir de Inteligencia Electrónica (ELINT) monitoreaba las comunicaciones tácticas en el frente de batalla. Las intercepciones anticipaban el movimiento de los aviones y permitían ajustar la artillería de acuerdo a las órdenes que emitía el comando enemigo entre Luanda y el frente de batalla. La información rara vez era criptografiada y el adversario nunca pareció tomar conciencia de que estaba siendo captado. Operando junto a las tropas especiales Recces cerca de la base de Menongue, pasaban los alertas ni bien los MiGs decolaban y eso permitía a la tropa ponerse a cubierto a tiempo.

Las operaciones psicológicas fueron otra de las armas empleadas por los sudafricanos para golpear al oponente y derribar su moral. El 18 de septiembre se enviaron blindados Casspir provistos de auto-parlantes para emitir mensajes de audio. Los mismos incluían rugidos de hienas que ponían en tensión y alteraban a los soldados enemigos o anunciaban inminentes ataques de artillería para aumentar el efecto de las salvas nocturnas. Incluso se llegaron a arrojar panfletos instando a la los soldados a la rendición.

La Operación Modular fue considerada un éxito y dejó en claro que era posible derrotar a los comunistas, pues sirvió para mostrar a los angoleños que no podrían conseguir la victoria ni siquiera con la ayuda de Cuba y Rusia y que el costo de esa intentona iba a superar sus capacidades.
Rommel comprobó en El Alamein que era imposible apoyar las operaciones con una línea logística demasiado extensa. Napoleón llegó a la misma conclusión en Moscú cuando el invierno agravó la situación. El ejército sudafricano se hallaba en una situación similar al mantener sus fuerzas bien lejos de Cuito-Cuanavale y eso ponía en peligro el resto de la campaña. Aún así, el transporte aéreo entre Mavinga y las líneas del frente, llevando las tropas y las piezas de reposición, en helicóptero fue bastante eficaz.

Durante las acciones de 1987, los MiGs impidieron nuevamente que las aeronaves de transporte volasen de día. La pista de tierra en Mavinga era importante para la aviación sudafricana de ahí las constantes patrullas de combate y observación de los cazas rusos (generalmente piloteados por cubanos), para mantenerla inoperable en horas diurnas. Para incrementar las dificultades, los aviones de transporte de la SAAF solían levantar mucha polvareda al carretear y eso también atraía a los aviones enemigos. Por esa razón, durante siete meses, se hicieron entre seis y ocho vuelos nocturnos.
La pista de Mavinga no disponía siquiera de un faro móvil para guiar a las aeronaves en el aterrizaje pero hay que tener en cuenta que el mismo hubiera servido para orientar a los pilotos cubanos. Para tomar tierra, los pilotos se guiaban por la intuición y solían hacerlo con mucha precisión, anunciando por radio con cierta antelación cuando debían encenderse las luces de los vehículos estacionados junto a la pista, para posarse. Una vez en la cabecera, los aviones giraban 180º, abrían las rampas, descargaban el material e inmediatamente después decolaban, llevando de regreso heridos, personal de recambio y todo tipo de material. Los equipos de descarga aguardaban atentos en la pista para iniciar la operación de manera inmediata, trabajando con celeridad para evitar la acción de los MiGs.
Las pistas solían estar orientadas de este a oeste debido a la rotación del viento. Por la noche el mismo solía disminuir y eso facilitaba las operaciones de descarga. Los aviones llegaban por el oeste, vaciaban sus bodegas y decolaban en dirección este. Las fuerzas locales eran alertadas de la llegada de una nave a través de los equipos de radio, por medio de mensajes codificados. Al no contar con un garo que los guiase, para los pilotos era difícil localizar la pista y mantener la dirección. Para ello, el navegador indicaba un punto a cinco millas en dirección a la pista, el piloto manipulaba los controles durante una milla y el copiloto asomado por la ventanilla, lo orientaba. Cinco minutos antes de llegar, los vehículos estacionados en las cercanías encendían las luces y ni bien el aparato se posaba en tierra las volvían a apagar. Tiempo después recurrieron a un generador eléctrico y después a la parafina y las velas que sostenían los soldados. Como estos últimos solían moverse a causa del miedo, los pilotos volvieron a solicitar la iluminación eléctrica de la pista. En esta etapa de la guerra, la fuerza de transporte siempre mantuvo un avión basado en Grootfontein, que permanecía allí una semana, alternándose los Hércules C-130 y C-160 en los viajes al frente. Estos últimos llegaron a volar setenta y cuatro horas semanales.  

La logística fue una limitación durante los combates. Sudáfrica no tenía capacidad para apoyar una fuerza de magnitud debido, en gran parte, a los elevados costos. Las líneas de comunicaciones eran extensas, alcanzando hasta 200 millas de Rundo a Mavinga y otras 100 hasta el campo de batalla. Las rutas y los ríos eran inadecuados, en extremo primitivos hasta aquella última localidad, que era la base de avanzada de las fuerzas de UNITA de ahí que el FAPLA, sabiendo eso, intentase minar y emboscar esos accesos. El terreno y la vegetación aumentaban el consumo de combustible y demoraban los traslados. La gasolina era transportada en aviones hasta el aeropuerto de Mavinga y de ahí tllevada en tres camiones que iban y venían constantemente hacia el campo de batalla. Las columnas móviles hacían lo propio con el combustible para los helicópteros pero debían operar de noche, lo mismo para evacuar de heridos y enfermos.

El puente de Cuito-Cuanavale era de vital importancia para el apoyo a los vehículos pesados y el desplazamiento del tren logístico enemigo. En mayo d e 1987, dos comandos del Recces hicieron un reconocimiento a través del río, para ver si era posible destruirlo. Fue entonces que el alto mando decidió llevar a cabo una operación de demolición inmediatamente después de la ofensiva, cuando las tropas enemigas sufrirían más stress. De esa manera, se puso en marcha la Operación Coolidge, con los helicópteros Puma trasportando doce comandos desde Rundu al norte de Cuito-Cuanavale, la noche del 24 de agosto de 1987.

Fueron depositados al norte del objetivo, para evitar las patrullas enemigas. Los hombres se desplazaron hasta la orilla y una vez ahí abordaron seis canoas Klepper (dos en cada una) y comenzaron a remar río abajo durante tres horas, hasta el amanecer. Tras permanecer a cubierto durante el día, en la siguiente noche, se colocaron sus trajes de buceo y se introdujeron en el agua, para nadar hasta el puente durante cinco horas. Al llegar a sus inmediaciones se sumergieron y así continuaron.

Los dos primeros Recces fueron detectados por el enemigo y debieron huir. Uno de los que integraba la pareja siguiente fue herido pero la siguiente dupla llegó al objetivo, colocó las cargas y se retiraró, operación que repitieron quienes venían inmediatamente detrás.

Una hora después, la sección se reunió en un punto prefijado, río abajo e inició la retirada, que insumió otras siete horas a nado y veinte a pie. Durante la misma, algunos de los comandos perdieron el rumbo y fueron atacados por cocodrilos, otros debieron emplear sus cuchillos para defenderse y así siguieron hasta alejarse. Tras muchas peripecias, después de recorrer 20 kilómetros cargando con los dos heridos, alcanzaron el punto de extracción pero la misión de rescate, que se había planificado para el 26 de agosto, se canceló debido al mal tiempo. Volvieron a intentarlo a la noche siguiente pero tampoco se pudo. Para peor, los comandos se vieron en la necesidad de alejarse del lugar por la presencia de tropas enemigas y fue muy difícil ubicar su nueva posición. La misma fue detectada gracias al lanzamiento de bengalas que los comandos efectuaron en plena obscuridad. Los helicópteros de rescate se acercaron hasta el lugar pero como no tenían suficiente capacidad, fue necesario que los Recces dejasen en tierra parte de su equipo.

El puente sobre el río Cuito fue destruido y a partir de entonces, las fuerzas angoleñas debieron recurrir a los helicópteros para transportar sus cargamentos.

Operación Hooper

La Operación Modular finalizó en noviembre de 1987 y fue seguida por la Operación Hooper, inciada el 27 del mismo mes. Durante esa etapa las fuerzas sudafricanas habían alcanzado la meseta de Chambinga. El nuevo objetivo era destruir a las fuerzas de FAPLA al este del río Cuito antes del 31 de diciembre. Sin embargo, por varias razones, la fecha fue trasladada al 13 de marzo de 1988.
La batalla superó el terreno militar ya que tuvo también su lado político. El objetivo principal del alto mando cubano era evitar la caída de Cuito-Cuanavale y para ello envió a sus mejores pilotos de MiGs para proteger los convoys logísticos que intentaban alcanzar la ciudad y para socorrer a la Brigada 21 de los ataques de UNITA. El 23 de noviembre Fidel Castro envió un total de veinte aeronaves que llegaron a Angola el 10 de diciembre. Los primeros cuarenta soldados del Grupo Táctico de Cuba deberían hacer una evaluación de la situación sobre el terreno.

En diciembre de 1987 había cinco Brigadas de FAPLA al este del río, divididas en dos compañías, la primera integrada por tres brigadas, llevaría sobre sí el peso de la acción. La Nº 25 custodiaría el puente sobre el río Chambinga, la 59 protegería el flanco izquierdo y la Brigada 21 se posicionaría dos millas al norte, sobre el río Cuatir. La segunda sección de defensa estaba conformada por el Triángulo de Tumpo, con las ciudades de Cuito, Tumpo y Río Dala como vértice, defendidas por las Brigadas 16 y 66. La Brigada 66 custodiaba el puente sobre el río Cuito y la 16 hacía lo propio al otro lado, apoyada por el Grupo Táctico Cubano, un Batallón de tanques T-55, otro de artillería y otro de infantería mecanizada. A su vez, la artillería de campaña y la antiaérea custodiaban la ciudad. Sumaban un total de 4000 efectivos con cuarenta y cinco tanques T-55, sesenta y cinco blindados y diez lanzacohetes BM-21.

La moral de esas tropas parecía baja después de seis meses de intensos ataques de artillería. Las tropas cubanas sirvieron para reforzar las unidades más débiles y de ese modo se construyeron defensas, bunkers, trincheras y campos de minas. Con la artillería del FAPLA ubicada y destruida, se utilizaron lanzacohetes BM-21 para reforzarlas, alcanzando en la segunda mitad de diciembre trescientas piezas.

El 14 de aquel mes, la División 50 cubana comenzó su avance hacia el norte de Cunene, con el fin de forzar negociaciones en el ámbito político. A finales de enero de 1988, había 3500 efectivos del país caribeño en aquella localidad.

Los cubanos trataron de reparar el puente del río Cuito, pero el 3 de enero de 1988, fueron atacado por bombas guiadas H2, que lo dejaron inoperable durante un mes. Se emplearon nuevamente helicópteros para compensar el daño, pero su capacidad de transporte era limitada.
En la batalla de Cuito-Cuanavale, el ejército sudafricano utilizó el nuevamente los aviones no tripulados RPV Seeker para detectar e identificar las posiciones del FAPLA. Aún con los blindados utilizando la protección de los árboles, los aparatos pudieron ver fácilmente las huellas que dejabanm razón por la cual, se convirtieron en objetivos prioritarios. Los angoleños lograron derribar tres de ellos con sus misiles SA-8, pero a costa d emucho esfuerzo. El primero en ser derribado fue visto por las tropas de la UNITA que lo creyeron un caza de ataque y estuvieron dos días buscando al piloto, antes de ser informados de que se trataba de un aparato no tripulado.

Los Seekers fueron buscados afanosamente por el radar, pero eran muy difíciles de derribar. Los angoleños dispararon diecisiete misiles SAM contra el primero antes de ser alcanzado. Cada SAM que se disparaba contra un RPV era uno menos que se empleaba para combatir al enemigo en tierra.
Los Seekers fueron utilizados contra las bases aéreas de Xangongo y Cahama, donde detectaron por primera vez a los SA-8. Fueron atacados por tres misiles, el tercero de los cuales dañó la cúpula del FLIR (detector de infrarrojos). Quienes estaban observando el video se agacharon cuando vieron pasar a los misiles. También les dispararon cerda de doscientos cincuenta cohetes de 23 mm lo que llevó al comando sudafricano  a tratar de capturar al lanzador SA-8 en funcionamiento durante la Operación Askari.

El 25 de noviembre de 1983, se efectuaron misiones con Seekers en la región de Cahama, en apoyo de la Operación Fox, con el fin de detectar, localizar y capturar otro lanzador SA-8 que había sido cambiado de ubicación. La misión fue parte de la Operación Askari. El SA-8 fue detectado a 2 km al suroeste de la ciudad, cerca de la carretera a Ediva y hacia allí se lanzaron varias formaciones aéreas para bombardear el área y forzarlo a moverse. Se intentaba con ello empujarlo hacia el sur, para que abandonase la protección de Cahama. La misión fue considerada una prioridad, porque era la primera vez que un SA-8 había salido de la URSS y su captura aportaría valiosa información. Sin embargo, una nueva decisión política canceló la operación.



En la batalla de Cuito Cuanavale, el SADF utilizó el ARP RPV Seeker (no tripulados) para detectar e identificar la posición de las brigadas del FAPLA. Incluso con el uso de la protección de los árboles, los Seeker podían ver fácilmente las huellas de los tanques y vehículos. Los Seeker se convirtieron en los objetivos prioritarios y los angoleños lograron derribar tres de ellos con misiles SA-8. El primero fue visto por las tropas de la UNITA, que emplearon dos días en buscar al piloto, hasta que se les informó que el aparato no era tripulado. Los Seeker fueron detectados por los radares, pero eran muy difíciles de derribar. Diecisiete misiles SAM fueron disparados para que el primero de ellos fuese alcanzado. Cada SAM disparado contra un RPV era un proyectil menos para disparar a los cazas de la SAAF. El Seeker había sido empleado contra las bases aéreas de Xangongo y Cahama, detectando por primera vez al SA-8. Fue atacado por tres misiles que fallaron por poco. El tercer misil le dañó la cúpula del FLIR. Todos los que estaban viendo el video se agachaban al ver los cohetes pasar. También contaron unos 250 disparos de 23 mm contra los aviones. Eso es lo que llevó a los comnistas a tratar de capturar a los lanzadores de misiles SA-8 en la Operación Askari. 


Una bomba lanzada por un MiG-23 cayó cerca de un puesto de mando de la SADF. Los MiGs lanzaban sus cargas a media altura para evitar la amenaza de los misiles Stinger y por tanto no tenían mucha precisión.


Un Olifante atascado en la fase final de la batalla de Cuito Cuanavale

El primer avanze de la Brigada 20 sudafricana contra las posiciones del FAPLA se produjo entre el 13 y el 14 de enero de 1988, al este del río Cuito. La Brigada 21 angoleña fue bombardeada por los cañones G-5, lanzacohetes y morteros; las tropas empleadas para el asalto fueron las de UNITA, el Regimiento Mecanizado 61 y el 4 Batallón de Infantería que recibieron fuego de artillería mientras avanzaban por un campo minado. Lograrían tomar las posiciones después de una hora, pero fueron atacados por aire. Decenas de cazas MiG-23, llevaron a cabo ese día numerosas salidas.
El avance continuó contra los refugios de la Brigada 21 cuyos ocupantes debieron huir en dirección a Tumpo, buscando la protección de la Brigada 16. Al siguiente día, los sudafricanos continuaron su marcha mientras eran atacados por varios MiGs, uno de los cuales fue derribado por un Stinger disparado por UNITA. Las tropas sudafricanas se vieron obligadas a virar hacia Chambinga, dejando a sus aliados en sus posiciones por carecer de las condiciones necesarias para acometer contra las brigadas 66 y 69.

El día 6 de febrero el Escuadrón 24 empleó sus Bucaneerrs, escoltados por Mirage F1AZ, para atacar el puente sobre rl rio Cuito con bombas guiadas H2.

El segundo asalto tuvo lugar el 4 de febrero, después de que las tropas se retplegasen para reagruparse y de ese modo, embestir contra la Brigada 25. Fue necesario que los sudafricanos tomasen la iniciartiva porque UNITA no se decidía a moverse. Iniciaron el ataque con un bomardeo de la aviación y la artillería para que el Regimiento 61 Mecanizado y sus aliados angoleños (UNITA) maniobrasen entre las unidades enemigas.

El pedido de refuerzos de los Batallones 66 y 69 (ambos petenecientes al FAPLA), causó confusió en el puesto de mando. Esos refuerzos (tanque sy carros blindados) vieron sus comunicaciones interceptadas y eso posibilitó al Regimiento 61 Motorizado posicionarse para acometer contra los cubanos en la primera batalla de tanques de la historia del África subsahariana. Como la visibilidad era poca, el combate fue a corta distancia, con los blindados Olifantes del ejército sudafricano acometiendo con energía contra los T-55. Fue tal el embate d elos blindados de Pretoria que comandante cubano apenas logró evadirse, camuflándose en el bosque cercano.
A las 14:00, los Olifantes barrieron las avanzadas de la Brigada 59 y alcanzaron su puesto de comando.

El siguiente paso fue atacar el triángulo de Tumpo, acción que tuvo lugar el 19 de febrero cuando elementos de la Brigada 20 sudafricana se lanzaron sobre su par angoleña (la Brigada 50). Una vez más, los Olifantes y los blindados Ratel iniciaron el avance con el apoyo de la artillería pero esta vez, el fuego de los cañones y la incursión de los MiGs los contuvo cuando atravesaban un campo minado y los puso en retirada, decisión que incidió negativamente en la moral de las tropas. Pudieron haber tenido éxito porque la Brigada 59 había huido abandonando el campo pero no ocurrió así.
El tercer asalto se llevó a cabo el 25 de febrero. Los MiGs cubanos atacaron enclaves enemigos y uno de ellos fue derribado. Dos días después bombardearon un convoy sudafricano al este del río Cuito, dañando las posiciones ocupadas por las piezas calibre 23, entre las que hubo varios muertos y heridos.

Los sudafricanos lanzaron por delante una división Olifante, previo ataque de diversión de un regimiento de UNITA apoyado por el Batallón 32, pero los cubanos contraatacaron con varias incursiones aéreas (sesenta salidas en totalo) y los detuvieron. Al final del día, los cazas se retiraron elevando con su triunfo la moral del FAPLA.

El 29 de febrero se llevó a cabo el cuarto asalto. Los sudafricanos enviaron delante a una compañía de ingenieros para despejar los campos minados pero ni bien terminaban, los cubanos volvían a sembrarlos. Sus blindados habían sufrido mucho daño y de veintiocho que tenían al comenzar el avance, solo diecisiete funcionaban.

Los cubanos atacaron con sus T-55 y tres BM-21 al Regimiento 61 Mecanizado, al Batallón 32 y a las divisiones de UNITA. En vista de ello, los Olifantes fueron equipados con esterillas anti-minas que los hacía más resistentes pero difíciles de maniobrar. Para mayores males, las fuertes lluvias y la dificultosa visión nocturna contuvo su avance en horas de la noche pues se sabía por delante había más de 15.000 minas esperando su paso.

La aviación cubana volvió a atacar, apoyada por la artillería. Un MiG fue alcanzado y se estrelló en Longa, cerca del río, donde las fuerzas posicionadas en la línea del frente detonaron algunas bombas. Así comenzó un nuevo combate terrestre que duró varias horas y finalizó con la retirada sudafricana luego de experimentar numerosas fallas mecánicas y sufrir fuego pesado, proveniente principalmente de las piezas calibre 23. Aún así, el Regimiento 61 Mecanizado llegó a alcanzar las posiciones de la Brigada 25, pero las mismas se hallaban desiertas.

El día 12 de marzo dio comienzo la Operación Parker, destinada a acabar con el FAPLA en el río Cuito. La misma estuvo a cargo de la Brigada 82, compuesta por dos batallones mecanizados, dos ecuadrones de tanques Olifante, otro de vehículos Ratel, baterías de cañones G-5 y G-2, lanzacohetes y artillería antiaérea. Atacaron Cuito-Cuanavale por el norte intentando forzar al enemigo a cruzar al este del río pero el objetivo recién se lograría el 12 de mayo.

El ataque final tuvo lugar el 23 de marzo. Tres días antes, observadores de artillería sudafricanos se infiltraron al norte de Cuito-Cuanavale y atacaron posiciones del FAPLA. Las defensas estaban bien preparadas, rodeadas por campos minados, los cañones en posición defensiva y varios blindados esperando como reserva. Pero todas las tentativas se vieron frustradas y los ataque de distracción que se llevaron a cabo por el sudoeste no dieron resultados. Con el cobustible de sus unidades blindadas agotándose, maniobrando sobre los campos minados y mucha polvareda entorpeciendo la visión, los sudafricanos se retiraron dejando tres blindados abandonados. Le siguió a ese movimiento un furibundo duelo de artillería en el que se llegaron a  disparar 4000 salvas y cohetes por ambos lados. Las negociaciones en el campo político pusieron fin a los combates terrestres.

Pese a esos resultados, las operaciones Hooper y Packer fueron planeadas rápidamente y alcanzaron cierto éxito. Sudáfrica empleó sus tanques por primera vez he hizo buen empleo de sus cañones G-5 y G-6, lo mismo de sus aviones sin tripular ARP Seeker.

La batalla llegó a un punto culminante. Líneas de suministros sudafricanas estaban muy extendidas y eso puso en riesgo la operación. Tras el éxito obtenido en el río Lomba, sus fuerzas estuvieron a punto de perder la campaña. Aún así, las pérdidas enemigas ascendían a 4392 bajas entre muertos y heridos. Además, fueron destruídos tescientos setenta y siete vehículos de logística, ochenta y cuatro blindados, siete baterías de misiles SA-8 y tres SA-9, diez lanzaderas de cohetes BM-21 y cinco radares. Sudáfrica perdió cuarenta hombres y tuvo más de 114 heridos, cuatro de ellos durante los ataques aéreos.

El desarrollo de la guerra fue gradual. Comenzó con el apoyo de asesores y consejeros rusos y después de la Operación Segundo Congreso de 1985, siguió con la superioridad comunista y el apoyo cubano, contrapuesto por la UNITA y el apoyo de las fuerzas de Sudáfrica.
Al finalizar la Operación Parker, la División 50 cubana lanzó un ataque blindado desde Lobango, en dirección a Calueque y Ruacana. Sus cazas aparecieron en las pantallas de los radares tanto de día como de noche y alcanzaron posiciones a 30 kilómetros de la frontera con Namibia. Dos de ellos llegaron a cruzarla en tanto las tropas terrestes se detuvieron a escasos 50 kilómetros ya que de continuar su avance, se exponían también a quedar desplegadas sobre una extensa línea logística con las complicaciones que ello implicaba y eso pondría a los sudafricanos nuevamente en ventaja.


Sistema de Armas

7 comentarios:

  1. Interesante visión sudafricana del conflicto. Creo que exageran las bajas causadas y minimizan las bajas sufridas (sobretodo las de UNITA, que directamente no evalúa). Es interesante ver también los problemas logísticos y la casi paridad tecnológica entre unos y otros. Ya que ambos bandos usaban materiales de segunda generación salvo pequeñas excepciones. Por ejemplo para esa fecha los T55 y los Olifant (Centurión) no eran precisamente lo más moderno. Ni los F1 ni los Mig23. Pero si lo eran los cañones G5 y G6 o los SAM9.

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    1. Si, es la contrapartida de la versión cubana (donde los cubanos muestran lo bien que les fue minimizando sus derrotas) que fue publicada en este blog
      http://fdra.blogspot.com/2011/04/guerra-de-angola-los-mig-23s-cubanos-en.html
      http://fdra.blogspot.com/2011/04/guerra-de-angola-los-mig-23s-cubanos-en_03.html

      Un relato muy interesante, aunque largo y por ello dificil de traducir (todavía tiene errores). Falta más material.
      Gracias por pasar!

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  2. Amigos del FDRA. Mi nombre es Alberto N. Manfredi (h). Ustedes han subido a su sitio algunos pasajes de mi trabajo sobre la Revolución Libertadora. Excelente artículo el de esta guerra de la que poco se sabe. muy ilustrativo. solo una sugerencia, deberían mejorar la traducció porque hay frases muy deshilvanadas. ¿Podría ser? Ya que se han preocupado en incorporrar tan buen informe, sería bueno que el mismo estuviera corregido.
    Los felicito y muchas gracias.
    Alberto

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    1. Hola Alberto! Mil gracias por el material de la RL, es de lo mejor que he visto en mi vida respecto a ese tan absurdamente olvidado conflicto interno. Respecto a la traducción te doy la razón pero estoy yo solo manejando todos los blogs que publican más de 300 entradas por mes, de las cuales un tercio son en otro idioma (principalmente inglés, pero también -como esta entrada sobre Sudáfrica- en portugués, alemán, francés, indonesio, chino, vietnamita, ruso y hasta polaco... Lo único que te pido es que cuando veas una entrada con errores de traducción dejés un comentario avisando y me pongo a trabajar en ella apenas pueda. Un abrazo y gracias por pasar.

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    2. Esteban, como tu blog es tan fantástico y estás solo (entiendo de eso, te invito a que pases a ver los míos), empecé a mejorar los textos de estos dos artículos tan buenos. Ya tengo corregidas diez páginas de la Parte 2. Cuando los termine te los paso a algún e-mail que puedas darme. Te mando un abrazo y una vez más, felicitaciones. Te paso el link de mi libro sobre la guerra de Malvinas para que le eches una mirada: http://guerratlanticosur.com.ar/

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    3. Mil gracias Alberto! no te hubieses molestado! mi email es epmaclaren@gmail.com
      Muy bueno tu blog, yo tengo el blog subsidiario de Malvinas así conecto a los dos con el tuyo. Un abrazo grande y nos mantenemos en contacto!

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  3. Magnifico relato, Me gustó pero debo acotar que si bien es muy detallado en cuanto a datos "casi precisos" de las perdidas en hombres y equipos, no encontré un derribo de un Mirage F1AZ, con el fuego antiaéreo de un sistema Shilka ZSU-23-4 (https://www.youtube.com/watch?v=i6B1Hce00T0) perteneciente a un grupo táctico cubano del cual recuerdo solo se pudo recuperar un pié del piloto con su bota y fué entregado a la cruz roja, partes del tren de aterrizaje estuvieron expuestas en cuba en un museo de la habana. Quizás "salté" la linea. O del combate aereo donde el Mirage F1CZ tripulado por Arthur Percy es alcanzado por un R-60 y a causa de las fallas provocadas, mal aterriza y eyecta accidentalmente en tierra quedando paralitico de por vida.Por cierto quiere visitar cuba y tener un encuentro con el ex-piloto que lo derribó Mayor Alberto Ley Rivas. Digo lo derribó porqué hasta hace poco aparecía como "accidente" y el propio piloto lo reconoce (http://www.urrib2000.narod.ru/ArticPiercy2.html).

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