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jueves, 14 de agosto de 2014

Espionaje: Perón y Videla en la vida diplomatica con Brasil

Los archivos de la dictadura que los militares brasileños quieren ocultar
Espían a Perón, arreglan con Videla
 

Documentos de la dictadura brasileña obtenidos por este diario aportan detalles inéditos del archivo que la presidenta Dilma quiere hacer público, pero los militares se resisten. 

“El ex presidente Juan Perón estuvo en la mira de los servicios de Inteligencia brasileños, eso es casi un hecho, participé en reuniones con él, se presentía que nos vigilaban, si se abren los archivos de la dictadura, como quiere la presidenta Dilma, habría más pruebas de eso.” 

Lo afirma João Vicente Goulart, hijo del ex mandatario Joao Melchior Goulart, Jango, amigo del general argentino por más de dos décadas. 

 

Transcurridos 47 años del derrocamiento de Jango y 38 de sus últimos encuentros con Perón, probablemente espiados por agentes brasileños, “es hora de terminar con este largo silencio, todavía vivimos de espaldas a la historia de los ‘70, debido a las presiones de grupos ligados al terrorismo de Estado”, lamenta João Vicente. 

Dilma Rousseff parece compartir esa preocupación y la semana pasada instruyó a sus ministros, en particular a la titular de Derechos Humanos, Maria do Rosario Nunes, para que persuadan al Congreso de aprobar de inmediato el proyecto sobre la Comisión de la Verdad, contra la que se insubordinaron los jefes de las fuerzas armadas en diciembre de 2009. 

“Un día estando en un hotel de Madrid con papá, atiendo el teléfono y alguien me dice: ‘Quiero hablar con Janguito, dígale que soy el general Juan Perón’. Yo no podía creerlo, pero era verdad, Perón estaba del otro lado de la línea para convidar a Jango a charlar en la residencia de Puerta de Hierro, creo que era a principio del ’73”, cuenta Goulart a Página/12. 

“En una ocasión se habló de la posibilidad de hacer un acuerdo, mi padre (estanciero) vendería carnes en el marco de un plan trienal que iba a implementar el gobierno peronista, pero eso fracasó por influencias del brujo”, menciona Goulart, aludiendo al mote con que era conocido José López Rega. “Hubo más reuniones con Perón, otra se hizo en Buenos Aires, recuerdo que algunas personas nos decían que los servicios estaban rondando por allí.” 

Documentos del régimen brasileño obtenidos por este diario corroboran las sospechas de Goulart. “La conversación (Perón-Goulart) giró en torno de la situación brasileña y sobre las ideas de Juan Perón para la creación de un amplio movimiento latinoamericano de liberación cuyo epicentro se localizaría en Argentina”, dice un despacho de marzo de 1973, rotulado como “secreto” y en cuyo margen izquierdo se lee la sigla CIEX, Centro de Informaciones del Exterior, organismo dependiente de la Cancillería brasileña. 

“Era lógico que la dictadura quisiera seguirle los pasos a Perón, él le propuso a mi padre radicarse en Argentina, desde donde iba a tener una plataforma para organizar su regreso a Brasil y forzar la apertura democrática, que los militares querían atrasar”, sostiene Goulart. 

No todos los miembros del Servicio Exterior integraban el CIEX, donde sólo se admitía a quienes hacían del anticomunismo una profesión de fe. Su creador fue el diplomático Pio Correa, uno de los primeros embajadores que representaron a la dictadura en Buenos Aires, y a quien algunos investigadores sindican como doble agente, por sus vínculos con la CIA. 

Además de buscar exiliados brasileños, algunos de los cuales luego serían secuestrados en Argentina y asesinados en Brasil, el CIEX también habría seguido los pasos de líderes extranjeros antipáticos al proyecto de poder regional de la Revolución Brasileña, implantada el 31 de marzo de 1964. 

Perón era tipificado como un “cómplice” de Goulart y del “comunismo-brizolista (Leonel Brizola, dirigente nacionalista y cuñado de Goulart)” según palabras del general y superministro de la dictadura Golbery do Couto e Silva, otro que cargaba con el mote de “brujo”. 

Dicen que a Golbery, considerado el intelectual de más brillo del régimen que imperó entre 1964 y 1985, se le erizaba la piel de sólo oír el nombre del fundado del movimiento justicialista. 

Algo parecido ocurría con el dictador Ernesto Geisel, quien se refería al argentino como la “Momia” y lo excluyó de su ceremonia de asunción, a comienzos de 1974, donde sí estuvieron el chileno Augusto Pinochet, el boliviano Hugo Banzer y el uruguayo Juan María Bordaberry. 

 

Geisel inició un período de cambios en la política externa conocido como del “pragmatismo responsable”, caracterizado por la apertura de relaciones con países del Tercer Mundo y menor alineamiento con Estados Unidos. 

Ese giro no implicaba el fin de la estrategia de contención al comunismo y otra de las marcas de su política externa fue la intensa, a veces contradictoria, relación con el secretario de Estado Henry Kissinger. 

Ningún canciller tuvo más sintonía con Kissinger que Francisco Azeredo da Silveira, quien se desempeñó en el cargo durante el quinquenio de Geisel. 

Antes de ello Azeredo comandó la embajada en Argentina, “donde fue un pionero del terrorismo de Estado regionalizado porque en 1970 fue el responsable del secuestro en Buenos Aires y traslado ilegal a Brasil del coronel 

Jefferson Cardin, un militar nacionalista y brizolista, que fue mi compañero en la cárcel de Río”, dice Jarbas Silva Marques, prisonero político entre 1967 y 1977. 

“Jefferson Cardin me dijo en la cárcel de Río que Azeredo da Silveira siendo canciller sabía todo sobre Argentina, seguro que él sabía de ese posible espionaje sobre Perón y mandaba a la Embajada a colaborar con los golpistas.” 

“Esta es una historia pesada, estamos hablando del jefe de la diplomacia entre 1974 y 1979. De una política de Estado. Hasta hoy hay gente queriendo esconder esa historia debajo de la alfombra, hay mucha presión, vemos al presidente del Senado José Sarney haciendo lobby a favor de los militares para impedir que Dilma abra los archivos”, aseguró a Página/12 Silva Marques. 

Es imposible hacer una reconstrucción acabada de todos los movimientos de la diplomacia brasileña y sus pactos con los sediciosos argentinos, debido a la falta de documentación suficiente. 

De la lectura de centenas de papeles en poder de este diario surge que eran frecuentes los contactos, y la afinidad, con quienes perpetrarían el golpe de 1976 y aprobaban la guerra sucia ya lanzada por entonces contra la “subversión”. 

El telegrama “secreto” enviado por la Embajada brasileña el 3 de setiembre de 1975 da cuenta de una “larga conversación” con los “comandantes Jorge Videla y Eduardo Massera”, quienes expresaron su interés en “estimular por todos los medios el acercamiento de las Fuerzas Armadas” de ambos países. 

En otro mensaje “confidencial”, del 19 de febrero de 1975, se habla sin eufemismos sobre la coordinación represiva. 

La nota relata un encuentro oficial de diplomáticos brasileños con el ministro de Defensa argentino Adolfo Savino, cuando se trató con “total franqueza sobre la necesidad de un profundo entendimiento de nuestros países frente a los enemigos comunes de la subversión”. 

Durante su diálogo con Página/12, João Goulart hijo y Jarbas Silva Marques lamentan el “atraso” histórico de Brasil frente a la Argentina, Chile y Uruguay, donde “hubo un arreglo de cuentas con la historia y la verdad”, pero estiman que esa situación podrá revertirse. 

Ellos, así como varios organismos de derechos humanos, confían en el compromiso con la verdad asumido por Rousseff, víctima de prisión y torturas durante el régimen, así como de la presión internacional, y citan el ejemplo del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que condenó al Estado brasileño por desentenderse de los delitos de la dictadura. 

por Darío Pignotti 

Fuente: 
Diario Página/12 26/6/2011 

Informacion Adicional: 
Quién fue Joao Belchior Marques Goulart: 
 
João Belchior Marques Goulart nació en Sao Borja, estado de Río Grande do Sul, el 1 de marzo de 1918. Su temprana carrera política la inicia como militante del Partido Trabalhista Brasileño, (PTB) organización que contribuye a fundar en Sao Borja, en 1946, constituyéndose en presidente de su directorio, en Río Grande do Sul, en los años comprendidos entre 1950 y 1954. João Goulart fue diputado estatal en el período 1946-1950. 
Electo en 1951, como diputado, desempeñó en los años 1951-1952, la secretaría del interior y de justicia en el estado Río Grande do Sul. Asimismo, ocupó las carteras ministeriales del trabajo e industria y comercio en la accidentada administración del presidente Getúlio Vargas, en el bienio 53-54. 

Fracasado en su aspiración por ocupar una curul en el Senado, Goulart asume la condición de presidente nacional del PTB. Luego, en 1956 ocuparía la vicepresidencia de la república en la democrática administración del presidente Juscelino Kubitscheck, circunstancia que le permitió ejercer la presidencia del Senado desde 1956 hasta 1961. 

El 31 de enero de 1961, asumió de nuevo las funciones de vice presidente en la administración que inauguró el populista Jânio da Silva Quadros, personaje controvertido que actúo en la accidentada política brasileña, en este tormentoso período de su historia. Este, terminó riñéndose con su vice presidente con sus electores y, con la sociedad en general, cuando sorpresivamente, anunció el 25 de agosto de 1961, la dimisión a su cargo. 
El vice presidente João Goulart, en su carácter de sucesor legal, se posesionó de la presidencia de la república, con la expresa oposición de los mandos militares que impugnaban la presencia de João Goulart en la primera magistratura, dado sus conocidos antecedentes de político populista adherido a movimientos sociales de extrema izquierda que se consolidaban en Latinoamérica, como natural consecuencia del triunfo de la revolución cubana. 

La función presidencial fue limitada por los legisladores, y se instauró un régimen parlamentario que restringió los poderes omnímodos que poseía el jefe del ejecutivo. Con la reforma impuesta, estos poderes quedaban atribuidos al primer ministro, quien lo ejercía con el tutelaje del parlamento. Esta enmienda sellaría el destino político del experimentado mandatario. Pero, el 6 de enero de 1963, el presidente maniobró y obtuvo la aprobación del congreso nacional para la convocatoria de un plebiscito que permitiera la reinstalación del régimen presidencialista. 

Este mandato se hizo realidad cuando se sufragó la enmienda que puso término a esta experiencia de poder compartido. Entonces, el presidente João Goulart, asumió a plenitud sus funciones como jefe de estado y de gobierno. 
Una generalizada crisis económica ,y un permanente conflicto entre la izquierda radical y la derecha extremista agravada por la constante intervención de los militares en temas reservados constitucionalmente a los gobernantes civiles, hizo crisis cuando el presidente no pudo poner fin a la galopante inflación y al apremiante pago de los servicios la deuda externa que agobiaba al estado brasileño. 

El presidente João Goulart, ante el estado de crisis existente, pasó a la ofensiva, convocando y presidiendo asambleas populares tales como la celebrada en Río de Janeiro, el 13 de marzo 1964, oportunidad cuando decretó la providencia de entregar grandes lotes de tierras, mediante la promulgación y firma de la Ley de Reforma Agraria. Esta determinación presidencial aceleró el derrocamiento de Goulart, precipitando su incruenta caída. Como respuesta a esta asamblea, grupos de oposición se constituyeron en São Paulo, con la activa participación del gobernador de esa entidad Barros de Adhemar. Esta asamblea logró congregar a más de 300.000 manifestantes que marcharon por las principales avenidas São Paulo. La consigna fue: “Por la familia, con el Dios para la libertad. 

El 31 de marzo de 1964, se produjo el levantamiento militar que colocó en el exilio al acosado presidente. Radicado durante los primeros años de la dictadura militar de su país en Uruguay, finalmente se trasladó a Argentina, donde misteriosamente falleció en la localidad de Mercedes, el 6 de diciembre de 1976. 

Fuente: Dra. Egly Colina Marín Abogado especialista en Derecho Privado 
Profesora de Castellano, Literatura y Latín - www.fundacionjoseguillermocarrillo.com 

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