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domingo, 21 de febrero de 2016

Aviones argentinos: El SAIA-90, el proyecto que nunca despegó

 

SAIA 90: El Caza que NO fue

Julio Alberto Rodriguez


 

Aunque poco promocionado, fue presentado como uno de los planes más ambiciosos jamás encarados por la FAMA, el SAIA 90 era el escalón final al desarrollo del Pampa, y aunque que no llegó a ver la luz, fue, sin duda, el último gran desafío tecnológico en materia aeronáutica de nuestro país. 

Recientemente, a mediados del 2003, los senadores Gerardo R. Morales y Lylia M. Arancio de Beller, de la comisón de Defensa Nacional de la Cámara Alta, declararon durante un pedido de informes: 

"...En la década del 80 comienza el desarrollo del proyecto IA63 Pampa, como un paso intermedio para construir en el futuro el avión de caza argentino para el año 2000..." 
Ese futuro avión de caza argentino no era otra cosa que el SAIA 90. 

Encarado entonces a principios de la década de los '80, la FAA vislumbraba la necesidad de encontrar un caza multirrol capaz de reemplazar a su flota de Mirage III/V/Finger. 

El Estado Mayor de la Fuerza Aérea había estado analizado distintas opciones para obtener cazas, como ser la de adquirir unidades en el extranjero, lo cual implicaba un alto nivel de dependencia, sumado al fresco recuerdo de las restricciones para obtener cazas por esta vía, debido al conflicto de Malvinas, este se inclinaba por el diseño, desarrollo y producción de un modelo nacional con asistencia de Dornier 

 

Fases del proyecto 
A mediados de 1980 la FMA y Dornier tenían una fluida relación, producto del desarrollo conjunto del IA.63 Pampa, ambas contemplaban un acuerdo de cooperación en la producción de aviones, este acuerdo llamaba a ambas partes a establecer una oficina en común en la ciudad de Córdoba, en el término de un año, la producción, marketing y servicios de soporte asociados. 

El desarrollo de un entrenador fue el primer paso de tres en la estrategia de FMA, elaborada luego del desarrollo del IA.58 Pucará a mediados de los '60, los pasos de esta estrategia contemplaban: Nro.1, el Pampa, Nro.2, un avión de transporte liviano y Nro.3, un avión de combate, según declaró el jefe de proyectos de entonces de la Fuerza Aérea Argentina, Comodoro Arturo Herberto Ay a la Revista 'Aviation Week & Space Tecnology' (Agosto de 1987). 

A tal efecto el fabricante alemán entregó algunos bocetos de su oficina de diseño (anteproyecto), el que contemplaba aspectos genéricos para un avión de combate, que luego la Fuerza Aérea debía adaptar a sus propios requerimientos. 

El estudio de los alemanes preveía algunos análisis que permitían formular esos requerimientos básicos como ser: combate aéreo bajo condiciones operativas imaginarias, y características de las armas probables que este portaría. De esta forma pudo definirse el llamado de 'campo de lucha aérea'. 

Desempeño en Combate 
Tomando como referencia al conflicto en Vietnam, los combates se realizaban a cotas inferiores a los 8000 mts en razón de que la mayoría de los aviones incursores que volaban dentro de ese nivel procuraban neutralizar la amenaza de SAM. Aunque en ambos bandos contaban con aviones de Mach 2, los combates se libraban a velocidades de entre Mach 0.5 y 0.9, superando pocas veces la velocidad supersónica. 

Es probable que a esos regímenes se lograran la mejor velocidad de viraje y seguramente los pilotos encontraran en esos rangos un elevado rendimiento de su avión. 

Estos parámetros fueron tomados en cuenta en el diseño del avión para lograr elevados valores de Mach, por lo que logra una curva más ensanchada del régimen de viraje sostenido (ver esquema debajo), pero los valores máximos se conservan en la región transónica, en este aspecto se toma en cuenta también los factores de carga determinados por el piloto, que puede definir el régimen de viraje instantáneo. 

 

En dicho gráfico se comparan las velocidades máximas de giro sostenido de tres tipos de aviones diferentes, entrenador, ataque y superioridad aérea (notar los tres modelos tomados en cuenta por FAMA, IA-63, AMX y SAIA90), suponiendo que los aviones vuelan a una altitud ISA de 3000 mts; transportan munición para el cañón y dos AIM-9L; con depósitos internos con 50% de combustible, se observa la envolvente del proyecto de Dornier-FAMA era considerablemente más amplia y se extiende a toda la región transónica. 

En el siguiente gráfico se hace la misma comparación pero a nivel del mar, tomando un factor de carga de 9G y las mismas características del ejemplo anterior. Se aprecia claramente el angostamiento de las envolventes en los tres casos; aunque la del SAIA 90 sigue siendo superior en casi todos los aspectos. 

 

 

ACA (Avión de Combate Argentino) 
Según este análisis los márgenes de diseño del avión deberían ser: velocidad de giro sostenida de Mach 0.9 a 6000m de altura; gran capacidad de aceleración entre Mach 0.9 a 1.5 a 9000 m: alta desaceleración, independiente de la velocidad relativa; razonable autonomía de combate con depósitos integrales; y mínimas siluetas de radar e IR (Stealth) El armamento concebido posibilitaba el alistamiento de variadas configuraciones y básicamente incluía: 

- Cañón Mauser de 27mm con 150 cartuchos. 
- 2 AAM infrarojos (tipo AIM-9L) 
- 4 AMRAAM semiempotrados debajo del fuselaje. 
- Hasta 5 ton de armamento aire-tierra 


 





La aviónica 
Radar de a bordo en modo aire-aire de debía poder detectar blancos de 5m2 a una distancia de 90km sin que pueda ser detectado por las CME enemigas, y además debía tener capacidad para hacer el seguimiento múltiple de 6 blancos que podrían ser identificados con un IFF asociado. Para el modo ataque, aire-tierra, era conveniente un radar capaz de captar el perfil de la tierra. 

Configuración 
Aunque era deseable lograr una combinación de las ventajas que ofrece un ala delta muy cargada y de poco peso; la capacidad de viraje a régimen transónico/subsónico de una flechada con pequeño alargamiento, la estabilidad de un ala delta sin plano de cola y el carácter STOL de un ala de flecha variable, era imposible reunir todas estas cualidades en un ala. 

La solución de compromiso encontrada para el modelo, era la prolongación del borde de ataque de las alas que generaba un vórtice de alta energía (apex) y mejoraba notablemente el rendimiento aerodinámico en grandes ángulos de incidencia. Otra característica del diseño era la estabilidad longitudinal artificial, que permitía equlibrar al avión mediante la aplicación de fuerzas positivas sobre los planos de cola. 

De esta forma se configuró un ala recta con grandes ángulos de flecha en los bordes de ataque y fuga, prolongaciones en la unión ala-fuselaje y una doble deriva situada delante de los estabilizadores, que guardan cierta semejanza al F/A-18C Hornet. 

Motores: 2 turbofan de 5600kg de empuje (posiblemente GE F-404) 
Velocidad máxima estimada de Mach 2 
Peso (vacío): 7.800kg 

 
El peso calculado para la aeronave era razonablemente bajo, logrado mediante la utilización de materiales compuestos. La experiencia de Dornier en estos materiales era amplia (Alpha Jet y Do 228). En la propuesta para este avión sugería la utilización en el ala del 65% de plásticos reforzados con fibras de carbono (PRFC), 20% de aluminio y el resto en materiales varios como el titanio, el fuselaje delantero tendría un 60% de PRFC, el central 18% y el trasero el 10%, completándose con otros materiales empleados en el ala, y el empenaje horizontal tendría un 55% de PRFC, mientras que el vertical llevaría un 70%, los mismos materiales se usarían para las toberas de admisión y el tren de aterrizaje. (aeroespacio 1982/83) 

 

Plazos del proyecto 
La FAMA estimaba en unos 12 a 15 años hasta cristalizarlo desde el momento en se aprobaban las especificaciones, que para 1987 habían sido elevadas. En ese lapso, el avión estaría disponible para relevar a la flota de cazas existentes. 
El primer vuelo del prototipo estaba previsto para 1989 y las entregas dos años más tarde. 

 

Buscando socios 
A mediados de 1980 FAMA, ya enfrentaba serias dificultades financieras, con un déficit de U$S 50 millones anuales y estaba en la búsqueda de socios para encarar diversos negocios que le permitieran sobrevivir cediendo el 49% de su propiedad. 

Era evidente que la fábrica no podía encarar por sí sola el proyecto y mantuvo diversos contactos, tales como Aermacchi-Aeritalia, McDonnell Douglas y Fairchild, con la intención de atraer un socio con quien compartir el proyecto. 

Aunque la intención de la Fuerza Aérea era sumar a McDonnell Douglas, con quien mantenían negociaciones por una posible licencia de fabricación del A-4M Skyhawk II junto con otra de asientos eyectables para el entrenador IA.63 Pampa, pero los norteamericanos desistieron de asumir el riesgo, ya que en aviones de caza, su oferta estaba cubierta. 

Otra posibilidad fue explorada entonces con Aeritalia-Aermacchi, pero los problemas financieros que atravesaba el país hicieron finalmente naufragar al proyecto. 

 

Conclusión 
Huelga decirlo, pero los beneficios para el país, en materia tecnológica que este desafío representaba, como ser la obtención de maquinarias y tecnologías, y en lo referente a estructuras y materiales compuestos, tales como las fibras de carbono y el titanio, hubieran servido de base industrial al proyecto y a FAMA. 

La raquítica realidad de hoy día contrasta notoriamente con lo ocurrido hace no más de 15 años en materia de industria aeronáutica. 

 

Fuentes 

Revista Aeroespacio de 1982 y 1984 
http://www.aeroespacio.com.ar 

Aviation Week & Tecnologies 
http://www.aviationnow.com 

Imagenes y modelo 3D: Ignacio Alfredo Mendive 

1 comentario:

  1. Otro triste ejemplo de la larga lista de frustraciones tecnológicas argentinas. Hoy no tenemos aviones supersónicos para defender siquiera el centro de poder político del país. Esperemos que a mediano plazo esto se soluciones.

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