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sábado, 25 de octubre de 2025

El espacio en la defensa: ¿Cómo protegen los satélites la seguridad nacional?

Tecnología espacial en defensa: ¿cómo protegen los satélites la seguridad nacional?

EMcL



Introducción: ojos en el cielo, guardia en la tierra

Imagínate una gran extensión de territorio: montañas, llanuras, ríos, mares que se extienden mar adentro. Ahora imagina que desde el espacio alguien observa cada movimiento, cada barco furtivo, cada pista clandestina, cada oleaje alterado. Esa mirada global, persistente y silenciosa es justamente lo que los satélites pueden aportar a la defensa moderna. No es ciencia ficción: ya ocurre en las potencias espaciales. La pregunta es: ¿cómo puede un país como Argentina fomentar esa capacidad sin perder su identidad pacífica pero con mirada estratégica?

En estas páginas te invito a recorrer ese camino. Empezaremos definiendo por qué el espacio se ha vuelto un nuevo frente estratégico. Luego veremos cómo la Argentina ha incursionado en la tecnología espacial, qué satélites ha lanzado, qué se puede adaptar para usos de defensa, cuáles serían los pilares técnicos a dominar, y con qué aliados internacionales podría caminar mejor ese camino. Finalmente, propondré una hoja de ruta para que la Argentina vaya construyendo paso a paso una defensa espacial creíble y soberana.

No está sólo en jugar a tener satélites “militares” (ese discurso ya quedó antiguo), sino en insertar capacidades espaciales robustas, resilientes y duales (uso civil/defensa) que refuercen la vigilancia territorial, la inteligencia, las comunicaciones estratégicas y la disuasión. Vamos a ello.

El espacio como dominio estratégico

Desde hace décadas, las fuerzas armadas pensaban en mar, tierra y aire. Con el advenimiento de la revolución digital se añadió el ciberespacio. Pero poco a poco hemos ido comprendiendo que el espacio —esa región más allá de los 100 km sobre la Tierra— ha dejado de ser solo un escenario de exploración científica y hoy es un dominio operacional más, tan relevante como los otros. Cualquiera con acceso confiable a él dispone de una palanca estratégica inmensa.

¿Por qué? Porque un satélite orbita por encima de nubes, montañas y fronteras. Un observador desde el espacio puede abarcar vastas regiones herméticas al ojo terrestre. Con revisitas frecuentes puede detectar cambios (movimientos, construcciones, acumulaciones) que serían imposibles de monitorear con patrullas terrestres o aviones. Además, establecer redes de comunicaciones satelitales robustas permite conectar puntos alejados con baja latencia, sin depender exclusivamente de cables o infraestructura terrestre vulnerable.

Pero el dominio espacial no es un dominio sin riesgos. Hay amenazas: cohetes antisatélite que pueden destruir plataformas; interferencia deliberada que bloquea señales; ataques cibernéticos a los controles de los satélites; colisiones con basura espacial; tormentas solares que degradan circuitos. Así, dominar el espacio no es solo tener satélites, sino protegerlos.

Así como los océanos definieron flotas navales y las alturas definieron aviación militar, hoy los estados que aspiren a seguridad estratégica deben tener una presencia significativa en el espacio. En ese sentido, lo que antes era privilegio de superpotencias empieza a volverse obligación para países con extensos territorios, fronteras marítimas amplias o retos de vigilancia interior. Ese es el terreno en que la Argentina puede pensar.

 

La experiencia espacial argentina: logros, limitaciones y capacidades

La historia espacial argentina arranca con modestia pero también con sueños. Tal vez uno de los hitos más humildes que arrancan esa tradición es el satélite LUSAT‑1, lanzado por radioaficionados argentinos mediante AMSAT, para experimentos y comunicaciones amateurs. Pero esa semilla preludia algo más ambicioso. Hoy la Argentina ya tiene plataformas más sofisticadas en el espacio, misiones operativas y capacidad técnica local.

Tomemos el caso de SAOCOM, el más destacado proyecto de observación con radar de apertura sintética (SAR). Se trata de dos satélites cuyas misiones principales tienen carácter civil: monitoreo ambiental, humedad del suelo, emergencias como inundaciones o derrames marítimos. Pero con un radar en banda L, pueden penetrar nubes y brindar datos incluso de noche, lo que les otorga un perfil cercano a lo estratégico. La Argentina los comenzó a construir en conjunto con INVAP, CNEA, VENG y otros actores del sistema tecnológico nacional, y hoy opera esos satélites desde estaciones terrenas nacionales. (Fuente )

Para mediar expectativas, conviene destacar que la misión principal de SAOCOM no fue defensa militar. Su empleo tiene prioridad civil (gestión de emergencias, agricultura, recursos hídricos). Pero ese diseño dual abre la puerta a una transformación evolutiva: incorporar módulos de inteligencia observacional que no desvirtúen su origen pacífico.

Más allá de SAOCOM, la Argentina ha lanzado misiones SAC (Satélite de Aplicaciones Científicas), como SAC‑C. También participan nanosatélites privados como los ÑuSat de la empresa Satellogic, orientados a aplicaciones comerciales de observación óptica. INVAP, la empresa estatal provincial, tiene un rol clave en diseño, integración y operación de satélites y estaciones, y es una de las pocas entidades latinoamericanas certificadas para construir misiones completas (excepto el lanzamiento). (Wikipedia)

Sin embargo, esas capacidades tienen límites claros: financiación fluctuante, falta de lanzador propio, dependencia tecnológica externa en componentes sensibles, escasez de profesionales especializados en áreas de punta (radar compacto, cifrado cuántico, micropropulsión espacial). Además, hasta hoy no existe una doctrina de defensa espacial en Argentina ni una institucionalidad que integre de modo sólido a la defensa nacional con los organismos espaciales.

Por otro lado, proyectos emergentes ya apuntan a esos desafíos. Se menciona el proyecto FOCUS (constelación de microsatélites con radar en banda X) como iniciativa de observadores argentinos que busca servir a vigilancia estructural, control territorial y eventual uso dual. (Pucará Defensa) Aunque aún incipiente, representa perfectamente el tipo de iniciativa estratégica que el país necesita si decide incorporar capacidades espaciales defensivas.

También hay un hito reciente: el satélite Atenea, desarrollado por CONAE junto a universidades, fue seleccionado para formar parte de la misión Artemis 2 de la NASA, para probar tecnologías argentinas en órbita elíptica a gran altura, con instrumentos de radiación y comunicaciones. Este paso fortalece no sólo prestigio científico sino también la experiencia técnica que puede trasladarse a usos estratégicos. (El País)

Catalizar esas capacidades hacia la defensa —sin caer en una “militarización del espacio” despiadada— es un desafío no trivial, pero con potencial real.

 

Satélites, vigilancia y defensa: cómo adaptar lo civil al estratégico

Cuando uno piensa en satélites militares, viene a la mente espionaje puro, misiones secretas. Pero la realidad moderna es más compleja: muchos sistemas estratégicos surgen de plataformas duales, que tienen una capa civil visible y una capa militar sensible. En ese sentido, Argentina podría evolucionar sus misiones espaciales hacia ese modelo híbrido, sin romper compromisos internacionales de uso pacífico.

El punto de partida está en identificar qué necesitan esas plataformas para cumplir funciones defensivas reales. No basta con tener un radar o una cámara: hay que elevar la resolución, acortar el tiempo entre revisitas, fortalecer los enlaces, blindar los sistemas contra interferencias, dotarlos de capacidad de maniobra, incorporar procesamiento a bordo y asegurar interoperabilidad con otros actores. Esa transformación no ocurre de un día para otro, pero la semilla ya existe con misiones como SAOCOM y los nanosatélites privados.

Por ejemplo, SAOCOM tiene un radar en banda L que, aunque concebido para aplicaciones ambientales, puede potencialmente usarse para vigilancia de bordes costeros, detección de cambios en superficies oceánicas e identificación de embarcaciones en aguas argentinas si se afina el procesamiento de datos. Al agregar algoritmos de detección automática, cifrado de los datos sensibles y asegurar que el control del satélite esté protegido contra interferencias, esa plataforma puede servir a funciones duales sin comprometer su identidad civil.

Un diseño futuro ideal podría ser una constelación nacional de satélites SAR de alta resolución (tal vez en banda X o banda C) dispuestos para cubrir todo el litoral marítimo argentino con revisitas frecuentes, acompañados de satélites ópticos para complementar los detalles que el radar no capte. Cada satélite podría tener capacidad mínima de maniobra orbital (propulsión eléctrica), además de redundancias y blindaje de componentes críticos para resistir interferencias o eventos de radiación espacial. En paralelo, un satélite de comunicaciones exclusivo para uso militar cifrado permitiría que las fuerzas armadas se comuniquen con discreción y resiliencia aun en escenarios de crisis.

Pero para que esa visión no quede en el aire se requiere mucho trabajo técnico: elegir las órbitas adecuadas (LEO para vigilancia, GEO o MEO para comunicaciones), diseñar los enlaces seguros (uso de criptografía, técnicas anti‑jamming), desarrollar sensores compactos de alta resolución, lograr la estabilidad de actitud precisa, asegurar un segmento terrestre robusto (control de misión, estaciones terrenas distribuidas) y construir una infraestructura de respaldo ante fallas.

Al mismo tiempo, debe existir una política clara que defina qué datos se reservan para usos estratégicos y cuáles se comparten con fines civiles o de cooperación internacional; un mecanismo de seguridad, clasificación y protocolos de acceso que impida que información sensible caiga en manos indebidas.




jueves, 14 de agosto de 2025

La guerra híbrida en el Siglo XXI: ¿Cómo se combate a un enemigo invisible?

La guerra híbrida en el Siglo XXI: ¿Cómo se combate un enemigo invisible?

EMcL - FDRA




En el siglo XXI, el panorama de la guerra ha cambiado radicalmente. Ya no se define exclusivamente por la confrontación entre ejércitos regulares en campos de batalla físicos, sino por una serie de estrategias combinadas que utilizan medios militares, cibernéticos, económicos, informativos y diplomáticos. Este fenómeno ha sido denominado "guerra híbrida", un concepto que describe la naturaleza cambiante de los conflictos modernos. A diferencia de las guerras tradicionales, la guerra híbrida implica la fusión de tácticas convencionales e irregulares, ciberataques, campañas de desinformación y acciones encubiertas, lo que convierte al enemigo en una entidad difícil de identificar y, por tanto, de combatir.

¿Qué es la guerra híbrida?

La guerra híbrida es un enfoque de confrontación que mezcla múltiples métodos de guerra —militares, irregulares, cibernéticos, económicos y psicológicos— para lograr objetivos estratégicos sin recurrir necesariamente al uso directo de la fuerza militar. Este tipo de guerra no es totalmente nuevo; sin embargo, su sofisticación, alcance global y dependencia de la tecnología moderna la convierten en una amenaza sin precedentes.

El enemigo híbrido opera en la ambigüedad. Puede ser un Estado, un grupo terrorista, una organización criminal, o incluso una combinación de actores. Su principal ventaja es su capacidad para golpear sin dejar rastro claro, explotando las debilidades estructurales, sociales y tecnológicas del adversario. La dificultad radica en que estos ataques muchas veces no activan una respuesta militar convencional, ya que no se ajustan a las normas tradicionales de guerra reconocidas por el derecho internacional.

Ciberseguridad: un frente invisible

Una de las manifestaciones más evidentes de la guerra híbrida en el siglo XXI es la guerra cibernética. Los ataques informáticos se han convertido en armas estratégicas para influir en procesos democráticos, robar información crítica o paralizar infraestructuras clave como redes eléctricas, hospitales, sistemas financieros y redes de comunicación.

Por ejemplo, los ataques de ransomware y el hackeo de bases de datos gubernamentales no solo causan daños económicos, sino que también socavan la confianza pública en las instituciones. Casos como el ataque a la red eléctrica de Ucrania en 2015, o las interferencias en elecciones en varios países occidentales, evidencian cómo los actores híbridos pueden desestabilizar a naciones enteras sin disparar un solo tiro.

Los Estados están invirtiendo significativamente en capacidades cibernéticas defensivas y ofensivas. Muchos han creado comandos de ciberdefensa especializados y han establecido alianzas internacionales para compartir inteligencia y coordinar respuestas. No obstante, la velocidad a la que evolucionan las amenazas cibernéticas supera, en muchos casos, la capacidad de respuesta de los Estados, dejando a gobiernos y ciudadanos en situación de vulnerabilidad constante.


Desinformación: el arma silenciosa

La guerra híbrida también se libra en el dominio de la información. Las campañas de desinformación buscan manipular la percepción pública, sembrar discordia interna, erosionar la cohesión social y debilitar la confianza en las autoridades democráticas. Plataformas como redes sociales son utilizadas para propagar noticias falsas, teorías conspirativas y narrativas polarizantes, con el objetivo de desestabilizar sociedades desde dentro.

Los actores híbridos identifican fracturas sociales —ya sean ideológicas, raciales, económicas o culturales— y las explotan amplificando el conflicto mediante información manipulada. Este tipo de ataque es particularmente difícil de combatir, ya que actúa sobre la opinión pública y se disfraza de libertad de expresión.

Como respuesta, los gobiernos han comenzado a tomar medidas para regular la actividad en redes sociales, exigir transparencia en los contenidos patrocinados y fortalecer la alfabetización mediática de la población. Sin embargo, el equilibrio entre seguridad informativa y libertad de expresión sigue siendo una línea delicada que plantea complejos desafíos éticos y legales.

Conflictos asimétricos: la dimensión militar de lo híbrido

Aunque la guerra híbrida no depende exclusivamente de la fuerza militar, no la descarta. En muchos casos, se recurre a tácticas militares irregulares y asimétricas: milicias apoyadas encubiertamente por Estados, mercenarios, insurgencias armadas y grupos terroristas. Estas fuerzas suelen operar sin identificar claramente su filiación estatal, lo que permite a los actores detrás de ellas negar responsabilidad directa.

Un ejemplo destacado es la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014. En ese conflicto se utilizaron tropas sin insignias, propaganda intensiva, apoyo a milicias locales y ciberataques, todo orquestado simultáneamente. Esta operación marcó un punto de inflexión en el entendimiento moderno de la guerra, al demostrar cómo un Estado podía lograr objetivos estratégicos mediante tácticas híbridas, sin declararse en guerra formal.



En respuesta, las fuerzas armadas de muchas naciones han comenzado a adaptarse al nuevo entorno híbrido. Se ha promovido la interoperabilidad entre cuerpos militares, de inteligencia, policiales y civiles, y se ha puesto énfasis en la guerra irregular, el análisis de datos en tiempo real y la inteligencia artificial como herramientas de anticipación.

Preparación y resiliencia: la respuesta estatal

Combatir la guerra híbrida requiere una estrategia integral, que trascienda la dimensión militar. Los Estados están reconfigurando su concepto de seguridad nacional para incluir elementos como la ciberseguridad, la protección de infraestructuras críticas, la gestión de la información y la cohesión social. La defensa frente a un enemigo invisible no puede depender únicamente del ejército; implica a todos los sectores: público, privado y sociedad civil.

Entre las acciones adoptadas destacan la inversión en tecnologías de detección de amenazas, la cooperación internacional en ciberinteligencia, la creación de organismos multidisciplinarios de seguridad y la promoción de una ciudadanía más crítica e informada. Países como Estonia, Israel y Finlandia han sido pioneros en la implementación de modelos de defensa nacional integrados, combinando educación, innovación tecnológica y cultura de seguridad colectiva.

Asimismo, organizaciones internacionales como la OTAN y la Unión Europea han incorporado la guerra híbrida en sus estrategias de seguridad, reconociendo que la defensa del territorio ya no es solo física, sino también digital y psicológica.

Guerra híbrida hoy

La guerra híbrida representa uno de los mayores retos para la seguridad global en el siglo XXI. Su naturaleza difusa, adaptable y multidimensional dificulta su detección y neutralización. Ante esta amenaza, los Estados deben desarrollar una resiliencia estratégica que combine tecnología, inteligencia, cooperación internacional y fortalecimiento de la cohesión interna. Combatir a un enemigo invisible exige más que fuerza militar: requiere visión, preparación y una comprensión profunda del entorno en el que operamos.

En última instancia, la defensa frente a la guerra híbrida no solo depende de los gobiernos, sino también de una ciudadanía informada, crítica y resistente a la manipulación. En un mundo donde la verdad puede ser distorsionada y las amenazas se esconden tras pantallas, la mayor fortaleza de una sociedad puede residir en su capacidad para discernir, resistir y adaptarse.



sábado, 9 de noviembre de 2024

Malvinas: La inteligencia satelital norteamericana que ayudó a Gran Bretaña

Documentos desclasificados: las imágenes tomadas por satélites espías que ayudaron a Gran Bretaña en la guerra de Malvinas

El gobierno de los Estados Unidos liberó de secreto reservado a una serie de fotografías que el satélite KH-9, en su misión número 1217, tomó de la Argentina continental y de las Islas Malvinas durante la guerra del Atlántico Sur. Las mismas fueron compartidas con las fuerzas británicas y les permitieron diseñar estrategias. Sin embargo, la utilidad militar directa, a nivel táctico u operacional, de estos archivos fue escasa.


Por Mariano Sciaroni || Infobae




El bombardeo al aeropuerto de Puerto Argentino del 13 de junio de 1982. Se notan los impactos de bombas, las más grandes de las lanzadas por aviones británicos Vulcan. Las marcas dejan saber todo lo que habían padecido los defensores del aeropuerto


El imaginario popular considera a los satélites “espías” como grandes telescopios mirando a la tierra, con posibilidad de transmitir imágenes absolutamente nítidas (cualquiera sea la meteorología existente) de cualquier parte del mundo y en forma instantánea. Esto no es tan así y, menos, lo era para el conflicto de 1982.

En abril de 1982, Estados Unidos poseía en órbita tres satélites de reconocimiento fotográfico, un KH-8 (Proyecto “Gambit-3″) y dos KH-11 (”Kennan” o “Crystal”). El KH-8 terminó su misión el 23 de mayo, siendo reemplazado por un KH-9 (“Hexagon”) lanzado un poco antes, el 11 de ese mes. Tanto el KH-8 como el KH-9 que lo suplantó poseían cámaras de alta resolución, pero el film era lanzado a tierra en paracaídas, luego de varios días de tomada la imagen, desde los 160 kilómetros de la órbita del satélite.

Respecto al KH-8, se trataba de la misión 4352, que había tenido problemas en eyectar la primera de sus dos únicas cápsulas con film hacia la tierra el 20 de marzo de 1982, quedando la misma flotando en el espacio. El 23 de mayo el satélite pudo lanzar su restante cápsula, que contenía imágenes tomadas a alta y baja altitud pero, por causas que jamás se pudieron establecer, las mismas se encontraban degradadas en un 50% respecto las expectativas originales.

Una imagen amplia de Puerto Argentino (a la derecha), así como los montes Longdon, Tumbledown y Zapador. Para el 13 de junio los combates en los montes todavía no finalizaban del todo. Se distinguen los cráteres producidos por la artillería, posiblemente de 155 mm.



En esta imagen de Bahía Agradable aparecen claramente los buques británicos RFA Sir Tristam y Sir Galahad, este último aun humeando. Ambos fueron atacados por la Fuerza Aérea Argentina el 8 de junio. El Sir Galahad ardió por 10 días y se hundiría luego como tumba de guerra



El KH-11 puede considerarse como el primero de los satélites modernos, dado que no poseían film sino que las imágenes se almacenaban digitalmente. Poseían, en 1982, una calidad de imagen ligeramente inferior a sus antecesores (por no encontrarse todavía madura la tecnología digital), por lo cual el patrón de uso habitual era mantener dos KH-11 y un KH-8 ó 9 en órbita.

Al inicio de las hostilidades en las islas, los satélites no tenían órbitas compatibles con Malvinas y Argentina, ya que el esfuerzo satelital se centraba en la Unión Soviética y China. Para lograr cobertura sobre el Atlántico Sur, la órbita de uno de ellos, posiblemente la del KH-11 misión N°3, fue modificada tempranamente a expensas de la misma vida útil del satélite, según afirmaciones del mismo Secretario de Defensa de Estados Unidos, Caspar Weinberger. Y, luego, fue lanzado el KH-9.

Para el caso de Malvinas, se estimaba que, cuarenta y cinco minutos después de tomar imágenes en el Atlántico Sur, el KH-11 (que seguía un rumbo Sur-Norte) estaba en condiciones de transmitir directamente a la estación terrenal de Menwith Hill, operada por la National Security Agency (Agencia de Seguridad Nacional) de Estados Unidos en Yorkshire, Gran Bretaña o, llegado el caso, podía coordinar directamente con una constelación de satélites de comunicaciones en órbitas más altas, para lograr un enlace casi instantáneo.

Todos estos satélites tomaron imágenes que fueron compartidas al Reino Unido. Algunas de ellas (las del KH-11), apenas eran realizadas, las otras, con más demora.

Pradera del Ganso, luego de los intensos combates allí sucedidos. A la derecha de la imagen se ve el poblado y, más al centro el campo de aviación, donde se notan los restos de aviones Pucará de la Fuerza Aérea Argentina. Los pequeños agujeros en la imagen son tanto posiciones defensivas como impactos de artillería o bombas


Puerto de San Carlos, el 31 de mayo. Parte de la flota británica, dos fragatas y tres buques logísticos, el de la parte inferior posiblemente el HMS Intrepid o HMS Fearless



El satélite KH-9 y sus imágenes

El KH-9 (misión número 1217) fue lanzado el 11 de mayo de 1982 de la base Vandenberg de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el estado de California, impulsado por un cohete Titan IIID. Era un satélite enorme, del tamaño y peso de un ómnibus que dedicó gran parte de sus primeros días en el espacio a tomar imágenes de Argentina continental y las Islas Malvinas.

El 15 de junio de 1982, un día después de que las fuerzas argentinas en las islas se rindieran, lanzó a tierra la primera de sus cápsulas con film en las cercanías de Hawaii, siendo la misma recuperada en el aire por un avión especialmente modificado. El rollo tenía una enorme cantidad de imágenes, tomadas en el último mes.

Resulta interesante hacer notar que los casi 65 kilómetros de film que portaba el KH-9 eran eyectados a la tierra por cuatro cápsulas diferentes. El satélite podía tomar una gran cantidad de imágenes, pero tenía solo cuatro oportunidades para entregarlas a tierra.

De allí, luego que las imágenes hubieran sido reveladas por la empresa Kodak, fueron llevadas al National Photograpic Interpretation Center (NPIC), un organismo centralizado de análisis fotográfico ubicado al sudeste de Washington, Estados Unidos, dependiente de la CIA, el servicio de inteligencia de aquel país. En ese lugar, los especialistas en análisis de imágenes interpretaban hasta el más oscuro detalle, ayudados por grandes lentes. Un trabajo para meticulosos.

El ejemplo de la misión 1217: qué ve un satélite KH-9 cuando toma una imagen y como se puede ampliar la misma hasta su máxima resolución.

La casa sobre el arroyo Malo (Top Malo House). El 31 de mayo de 1982 se desató un breve pero intenso combate entre personal de la Compañía de Comandos 602 del Ejército Argentino y una sección del Cuadro de Guerra de Montaña y Ártico de los Royal Marines. En ese momento, el satélite KH-9 sobrevolaba el área tomando imágenes de la zona.



Muchas de estas imágenes, así como el análisis efectuado por los técnicos estadounidenses, fueron desclasificadas por el gobierno de los Estados Unidos y ahora están accesibles al público (en gran parte, por la insistencia de Harry Stranger, y Dwayne Day, dos especialistas en satélites militares), lo que da un inmejorable panorama y de primera mano sobre lo que pasaba en las islas. Actualmente, están en custodia en los archivos nacionales de aquel país y pueden ser consultadas también a través del USGS (United States Geological Survey).

Estas imágenes poseen una excelente resolución por pixel (el punto más pequeño para el sensor) de 0,6 a 1,2 m pero gran parte de ellas tienen el mismo problema: en Malvinas es muy difícil encontrar un día sin nubes y ellas impiden ver lo que sucede en la superficie. El otro problema, también común a los demás satélites de reconocimiento fotográfico, es que estos solo pueden tomar imágenes en la medida que sobrevuelan su objetivo, o sea, cada cierto tiempo.

Ciertamente, las mejores imágenes de las islas resultan las de los días 31 de mayo y 13 de junio, algunas de las cuales se comparten en esta nota. Esta es la primera vez que se publican en Argentina y posiblemente en el mundo. Hay que tener en cuenta que las imágenes de los satélites KH-11 no fueron desclasificadas aún, en tanto dicho programa militar sigue vigente.

Una postal satelital de Puerto Argentino el 13 de junio, un día antes del cese de fuego.




No todo terminó en 1982. Para 1983 otro satélite KH-9 (misión 1218) tomó a toda la ciudad de Buenos Aires, posiblemente para evaluar al apostadero naval y las bases aéreas de las cercanías. Aquí un detalle de la cancha de riBer.




La Base Naval Mar del Plata (y parte de la ciudad) el 30 de mayo de 1982. La vigilancia satelital incluyó tanto el continente como las islas y, asimismo, siguió los años posteriores.



La utilidad de las imágenes

Las imágenes fueron útiles, pero no determinantes. El almirante norteamericano Harry Train (uno de los más importantes estudiosos de la guerra de 1982 en los Estados Unidos) señaló que “no proveen información táctica. Son sistemas estratégicos, pero no tácticos” en tanto la demora en que la información es transmitida a tierra, resulta procesada, analizada y girada a algún comando operativo.

Dicho de otra forma, pueden tomar imágenes de una base, un aeródromo, posiciones militares o infraestructura, pero no sirven para conducir acciones navales (y Malvinas era un teatro aeronaval), amén del problema que representa que el satélite pueda ubicar a una formación naval en movimiento, en tanto implicaría saber no solo donde está, sino donde estará cuando pase el satélite por la zona. Entonces, la utilidad militar directa, a nivel táctico u operacional, fue escasa.

Informe desclasificado de un analista del NPIC, fechado el 24 de junio de 1982, que pasa revista a las imágenes recibidas desde el satélite KH-9. El analista detalla todo lo que se ve en el aeropuerto de Puerto Argentino, en el poblado y las diversas posiciones defensivas circundantes

Principalmente, sirvió para determinar qué buques argentinos estaban en puerto y cuáles navegando, así como la cantidad y tipo de aeronaves en los aeropuertos. También identificó defensas en tierra. Sirvió para las instalaciones fijas. Tuvo un uso estratégico.

Es decir, puede entenderse que este tipo de satélites no hizo una diferencia apreciable durante los combates por Malvinas, aun cuando proporcionó información puntual de enorme relevancia, que sirvió que para los decisores en el más alto nivel tomaran importantes decisiones. Los satélites de guerra electrónica sí jugaron un papel más que importante en la guerra de 1982 para Gran Bretaña. Pero esa es otra historia.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Armas anti-satélite soviéticas

'Istrebitel Sputnikov' (IS)



Concepción artística de un arma antisatélite soviética que destruyó un satélite en 1984.



El destructor de satélites ruso conocido como 'Istrebitel Sputnikov' (IS). Llevando una carga explosiva, sería guiado en un curso de intercepción hacia los satélites enemigos.

La capacidad de Estados Unidos para recopilar información de inteligencia sobre los acontecimientos soviéticos estuvo gravemente limitada durante los primeros años de la posguerra y los únicos métodos de observación aérea disponibles eran una gran cantidad de globos equipados con cámaras y aviones espía especializados. Los globos eran incontrolables, poco fiables y generaban graves problemas diplomáticos, mientras que los vuelos de reconocimiento a gran altura finalizaron el 1 de mayo de 1960 cuando un Lockheed U-2 fue derribado y el piloto capturado. Ahora había una intensa presión sobre los contratistas de defensa estadounidenses para que proporcionaran a la USAF y a la CIA un sistema de satélites de reconocimiento, y dentro de la Unión Soviética había una determinación igual de contrarrestar la observación de sus actividades por satélite por parte de los Estados Unidos. En Rusia, a Vladimir Chelomei se le atribuye generalmente el mérito de ser el primer diseñador que sugirió la idea de un sistema antisatélite utilizando otro pequeño vehículo espacial que llevaba una carga explosiva. Su propuesta inicial para un Istrebitel Sputnikov (IS – Destructor de Satélites) se hizo en 1959. Este pequeño vehículo se dirigiría hacia el objetivo desde tierra antes de cambiar a su propio sistema de guía terminal.

A principios de 1960, Jruschov aprobó el desarrollo del misil balístico UR-200 que Chelomei había sugerido como lanzador de su destructor de satélites del IS, y a principios de 1961 se aprobó la decisión de proceder con el IS. Este proyecto fue asignado a Anatoly Savin y su El diputado K. A. Vlasko-Vlasov, que dirigía un grupo dentro del OKB-52 llamado KB-1. Gran parte del trabajo sobre el EI parece haber sido compartimentado y clasificado como ultrasecreto. Cuando los prototipos estaban casi terminados en 1963, todavía había problemas con el desarrollo del UR-200 y se hizo una solicitud formal a través de canales oficiales para asegurar el uso de vehículos de lanzamiento R-7 para las pruebas. Los dos primeros prototipos de vehículos de prueba, denominados Polet (Vuelo), se lanzaron el 1 de noviembre de 1963 y el 12 de abril de 1964. Ambos carecían de sistemas de localización por radar y infrarrojos, pero demostraron con éxito capacidades de maniobra orbital. Sin embargo, el misil UR-200 destinado a lanzar al EI resultó muy problemático y tras la segunda prueba fue cancelado. Sin embargo, el Ministerio de Defensa quedó suficientemente impresionado con el EI como para recomendar que el vehículo de lanzamiento fuera reemplazado por un misil R-36 (SS-9 NATO Scarp) que entonces estaba desarrollando el OKB-586. Esto dio lugar a que OKB-586 recibiera una solicitud formal en agosto de 1965 para desarrollar una versión adecuada del R-36 como lanzador IS, y el nuevo diseño ligeramente modificado fue designado 11K67 (y más tarde Tsyklon-2A).

El lanzamiento de prueba de este cohete que transportaba el tercer prototipo de vehículo del EI tuvo lugar en Baikonur el 27 de octubre de 1967 y se consideró un éxito. Llamada Cosmos-185, la nave espacial IS entró inicialmente en una órbita de 339 x 229 millas (546 x 370 km) con una inclinación de 64,1°, que luego fue impulsada a una órbita de 550 x 324 millas (888 x 522 km). Durante abril de 1968 se lanzó otro vehículo del IS en Baikonur como Cosmos-217, aunque algo salió mal en esta prueba y el IS no logró separarse de la etapa superior. Seis meses después, el Cosmos-248 fue puesto en órbita en Baikonur como un gran satélite objetivo para una prueba a gran escala de la capacidad del vehículo del EI. En cuestión de horas, se lanzó el Cosmos-249, un vehículo del EI totalmente equipado. Cosmos-249 alcanzó una órbita de 157 x 84 millas (254 x 136 km) y maniobró para pasar cerca de Cosmos-248. Luego se detonó una pequeña carga explosiva para demostrar el sistema, aunque se cree que el vehículo objetivo permaneció prácticamente intacto.

Menos de dos semanas después, se lanzó otro vehículo del EI denominado Cosmos-252 e interceptó con éxito el Cosmos-248. La nave espacial explotó cerca del satélite y quedó destruido. Aunque el sistema IS todavía se encontraba en su fase inicial de prueba, parece razonable concluir que estas pruebas se consideraron muy exitosas. Se realizaron más lanzamientos durante 1969 y 1970, y los apogeos orbitales de los vehículos aumentaron a más de 2.000 kilómetros (1.242 millas) antes del descenso al objetivo. Durante 1971, se lanzaron desde Plesetsk varios satélites objetivo designados DS-P1-M y las pruebas ASAT continuaron hasta 1972, cuando se firmó SALT 1. Sin embargo, parece que el sistema antisatélite soviético se consideraba semioperativo en ese momento.

Las pruebas se reanudaron en 1976, posiblemente como respuesta a las propuestas militares para el transbordador estadounidense que los soviéticos percibían como un arma ofensiva. También quedó claro que la capacidad y precisión del sistema IS seguían mejorando. El desarrollo de este programa avanzó de manera bastante errática hasta 1983, cuando el presidente Yuri Andropov decidió suspender más ensayos ASAT por razones políticas. Aunque continuaron las investigaciones ASAT y se construyó y lanzó sin éxito la plataforma orbital Polyus en 1987, no se realizaron más pruebas. Aún se desconoce hasta dónde llegó Estados Unidos en sus intentos de duplicar el sistema EI soviético, pero es posible que el Proyecto SAINT haya sido concebido como una respuesta directa al EI.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Antártida Argentina: La base Belgrano II tendrá una estación terrena

Argentina avanza en la instalación de una estación terrena en la Antártida

La futura estación, a construir en la base Belgrano II, permitirá duplicar la capacidad de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales para operar los satélites argentinos de observación de la tierra y acceder a los datos que estos producen.
Por Julio Mosle || Telám



Foto: Conae.

Dos antenas parabólicas de seis metros de diámetro serán montadas sobre estructuras metálicas de dos metros de altura en la base antártica Belgrano II, la más austral de los emplazamientos argentinos en el continente, desde donde duplicarán la capacidad de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) para operar los satélites argentinos de observación de la tierra y acceder a los datos que estos producen.

La futura estación terrena de Belgrano II será una de las instalaciones Seguimiento, Telemetría y Telecomandos (TT&C, por su sigla en inglés) y de descarga de datos de ciencia de misiones satelitales más cercanas a los polos terrestres, lo que además de multiplicar la capacidad de acceso a los satélites argentinos también creará nuevas oportunidades de cooperación con otras agencias espaciales.

La Base Belgrano II está ubicada el Nunatak Bertrab, en bahía de Vahsel sobre la costa Confín en la Tierra de Cotas a unos 1.300 kilómetros del Polo Sur y a cerca de 5.000 de la Ciudad de Buenos Aires.

La región se caracteriza por tener cuatro meses de noche polar y cuatro meses de día, en la que las temperaturas pueden alcanzar decenas de grados bajo cero con vientos de hasta 200 kilómetros por hora.


Foto: Conae.

Con apenas una ventana meteorológica de algunas semanas durante el verano, la Conae deberá coordinar con el Comando Conjunto Antártico (Cocoantar) del ministerio de Defensa y con la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur (Semas) las operaciones logísticas para completar el emplazamiento de ambas antenas en las campañas antárticas del verano 2023 y el verano 2024.

Gustavo Rébola, Jefe de Unidad de Estaciones Terrenas de la Conae, afirmó en diálogo con Télam que "cuanto más cerca del Polo Sur ubiquemos las antenas, más veces podemos observar por día a nuestros satélites. Por ejemplo, los Saocom 1A y 1B dan unas 15 vueltas al planeta por día, de las cuales desde la Estación Terrena de Córdoba los podemos ver 4 veces, en Tierra del Fuego, en cambio, los podemos ver siete veces y, en Belgrano II, los veríamos las 15 veces".

"En cada vuelta que da un satélite en órbita polar como los Saocom tenemos 12 minutos de contacto con el satélite que son los que tenemos que aprovechar para enviarle instrucciones y descargar los datos que producen sus instrumentos, mientras más veces lo vemos por día más oportunidades tenemos de controlarlo y de obtener los datos que produce", señaló.

Rébola sostuvo que "las antenas que se van a llevar a Belgrano II tienen la misma tecnología para transmitir en banda S y en banda X que las antenas de las estaciones terrenas de Córdoba y Tierra del Fuego, pero en este caso ante la particularidad del ambiente en el que deberán ser instaladas el diseño de su ingeniería fue adaptado a las posibilidades logísticas y operativas disponibles".


Foto: Conae.

Explicó que "el rompehielos Almirante Irízar no puede llegar directamente hasta Belgrano II por las condiciones del mar congelado, por lo que hubo que pensar en antenas que puedan transportarse en módulos de no más de 2 toneladas de peso que deberán ser trasladados en helicópteros desde el buque hasta la base y que van a estar montados sobre patines y ruedas para que puedan moverlos en tierra".

En ese sentido, añadió que "tampoco se pueden llevar allí las grandes grúas que usaríamos en Córdoba o Tierra del Fuego para montar una antena de 6 metros de alto, así que todo debió ser concebido para que pueda ser montado por un equipo de pocas personas por sus propios medios".

"Además, estamos comenzando la licitación para la construcción de las bases metálicas de 2 metros de altura sobre las que se instalarán las antenas, que además deberán incluir un rampa que facilite el ascenso de los componentes de la misma y que también deberán poder ser trasladadas en componentes de no más de 2 toneladas de peso", detalló.

El funcionario indicó que "a pesar del clima hostil que reina en Belgrano II, especialmente en invierno, ambas antenas van a estar protegidas por los mismos radomos que se utilizan para proteger a las de de la estación de Tierra del Fuego".


Infografía.

Ambas antenas ya fueron adquiridas y se esperan esperamos que lleguen a la Argentina en junio próximo.

"Las montaremos y probaremos en la estación terrena de Córdoba, en una operación que vamos a realizar junto a la dotación que va a operar en la Base Belgrano II durante el invierno 2023 con la idea de que ellos que van a ser responsables del armado en el sitio puedan incorporar todos los conocimientos necesarios", agregó.

Rébola remarcó que "no tenemos referencia de alguna otra estación terrena de estas características en la Antártida a una latitud tan cercana al Polo Sur, Noruega dispone de una un poco más al norte y de otra muy cercana al Polo Norte en una latitud similar a Belgrano II y que forman parte de los acuerdos de cooperación de Conae".

"Nuestra estación en Tierra del Fuego es muy demandada por su ubicación, por lo que entendemos que la estación de Belgrano II va a ser muy apetecible para muchos programas espaciales y también va a multiplicar nuestras capacidades de cooperación internacional", concluyó.


La estación terrena de Conae en Belgrano II “es uno de los hitos más importantes en la Antártida"

El comandante conjunto antártico, general de brigada, Edgar Calandín, resaltó hoy que la próxima instalación de una estación terrena en la base antártica Belgrano II implica "un posicionamiento estratégico de los más importantes" que se desarrollan en los últimos años en el continente austral.

"Desde el punto de vista geopolítico, poder tener esta base terrena en la Antártida profunda, que no es algo al alcance de todo el mundo, es un posicionamiento estratégico interesantísimo y de los más importantes que se vienen desarrollando en los últimos años en la Antártida Argentina, junto a la reactivación de la Base Petrel”, indicó el comandante a Télam.

Calandín, con experiencia de tres invernadas y siete campañas de verano en distintas bases antárticas, señaló que “todo es difícil en la Antártida y cuando se trata de una tarea de esta envergadura con grandes cargas en cuanto a volúmenes y pesos, no estamos sólo ante un trabajo complejo por el trabajo físico en bruto que imponen las dimensiones de las dos antenas sino también en el trabajo fino que requiere la instalación de equipos de estas características y la colocación de las bases que las van a portar, que requieren de mucha precisión desde la colocación de sus basamentos hasta la calibración para que puedan cumplir su misión de manera óptima”.

“Estas son tareas que requieren de mucho tiempo y todos sabemos que ir a la ubicación de la base Belgrano II al sur del Mar de Weddell en la Antártida profunda hace que el tiempo se vuelva un factor limitante y determinante para cualquier actividad y más en una tan compleja”, señaló.

“Estamos pensando alternativas para ver cómo hacemos para que el Rompehielos Almirante Irízar (RHAI) pueda esperar ahí mientras se desarrolla esta tarea; eso trae aparejado un incremento en la capacitación del personal, que va a tener que ser adiestrado para una tarea que no forma parte de sus funciones más cotidianas, por eso los técnicos ya están instruyendo al personal que va a estar en el lugar y va a tener que montar las antenas, para que cuando los técnicos lleguen puedan dedicarse al trabajo fino de enlace final”, completó Calandín.

domingo, 3 de enero de 2021

Rusia prueba su arma antisatélite PL19

Rusia acaba de probar un arma espacial

W&W



Sistema de misiles antisatélite PL-19 Nudol. Representación del artista Nudol montada en TEL del calendario de la empresa.


Probable "Nudol" de Plesetsk lanzado el 15 de diciembre.


USS Lake Erie lanzando el interceptor SM-3 que destruyó USA-193 en órbita, 2008.

Rusia ha llevado a cabo otra prueba de su nuevo sistema de armas antisatélites PL19 Nudol (llamado así por un río ruso), un misil lanzado desde tierra diseñado para destruir satélites estacionados en órbita terrestre baja para negar su uso por parte de los enemigos de Rusia.

Rusia desarrolló el sistema a partir de un sistema antimisiles originalmente destinado a proteger a Moscú de un ataque nuclear.

El 15 de diciembre de 2020, Rusia llevó a cabo la prueba de arma antisatélite (ASAT) desde el cosmódromo de Plesetsk en el Óblast de Arkhangelsk. El gobierno ruso emitió una advertencia para que el tráfico civil se mantenga fuera de las áreas resaltadas en rojo a continuación.

El PL19 Nudol es un arma ASAT de "ascenso directo", lo que significa que se lanza desde un vehículo lanzador móvil en el suelo de la Tierra y luego asciende para interceptar su objetivo en el espacio. Otros vectores de ataque antisatélite incluyen sistemas orbitales (satélites diseñados para atacar a otros satélites), interferencias electromagnéticas que bloquean las señales de los satélites desde el espacio y armas láser terrestres.

Los expertos creen que Nudol es una variante del sistema de misiles antibalísticos A-235. El Tratado original de 1972 sobre misiles antibalísticos prohibió la construcción a gran escala de sistemas de misiles antibalísticos (ABM) bajo la lógica de que permitir su producción sin obstáculos aumentaría la cantidad de misiles con puntas nucleares en todo el mundo. El tratado permitió a ambos participantes, Estados Unidos y la U.R.S.S., mantener dos baterías de 100 misiles cada una. Estados Unidos construyó un sistema y finalmente lo abandonó, pero la Unión Soviética mantuvo uno para proteger su capital, Moscú.



Si bien el Tratado ABM ya no está en vigor, el gobierno ruso mantiene el sistema que protege a Moscú. El misil antibalístico A-235 fue diseñado originalmente para reemplazar los misiles A-135 más antiguos. Los ABM de Rusia están diseñados para derribar ojivas nucleares entrantes con explosiones nucleares de 10 kilotones, similar a destruir una bala entrante con una granada de mano en el momento oportuno.

El PL19 es aparentemente un derivado del sistema A-235. El misil puede alcanzar la altura suficiente para golpear satélites en órbita terrestre baja, que probablemente sea el lugar donde A-235 intercepta ojivas de misiles entrantes. PL19 también aparentemente usa una ojiva convencional, en lugar de una nuclear. Cualquier uso de PL19 en un conflicto probablemente estaría en las primeras etapas, para privar a un adversario de sus activos espaciales desde el principio, y el uso de armas nucleares desde el principio sería una escalada innecesaria.

En una alerta, el Comando Espacial de Estados Unidos tomó nota de la prueba y dijo: “Estados Unidos está preocupado por el continuo desarrollo y despliegue de Rusia de varios tipos de armas ASAT terrestres y espaciales. Estas acciones son contrarias a la postura diplomática y pública de Rusia contra la militarización del espacio ".

Eso es un poco rico, considerando que se cree que EE. UU. tiene al menos dos armas antisatélite de ascenso directo: los interceptores de misiles SM-3 y Ground Based Midcourse Defense (GBMD).

Al igual que el A-235, ambas armas fueron diseñadas originalmente para derribar misiles de alcance intermedio o largo, una misión muy similar a derribar satélites enemigos. El interceptor SM-3 ya ha sacado un satélite: en 2008, el USS Lake Erie llevó a cabo la Operación Burnt Frost, la intercepción de un satélite estadounidense inutilizado en órbita terrestre baja. El satélite, USA-193, fue interceptado a una altitud de 153 millas a una velocidad de 22.000 millas por hora.



Además de los misiles de ascenso directo, la Fuerza Espacial de EE. UU. También tiene un bloqueador terrestre diseñado para evitar que las fuerzas enemigas utilicen señales de satélite, como GPS para apuntar armas, en el campo de batalla.

Rusia ha realizado pruebas anteriores de Nudol durante los últimos tres años. Además de PL19, Rusia tiene al menos otros tres sistemas de armas antisatélite. Una versión lanzada desde un avión, Kontakt, es un misil ASAT de ascenso directo lanzado desde un avión de combate MiG-31 modificado. Mientras tanto, el láser antisatélite Peresvet montado en un camión está diseñado para cegar los sensores ópticos de los satélites espías.

Se cree que Rusia está probando armas ASAT coorbitales que involucran satélites portadores que lanzan satélites interceptores más pequeños bajo el programa Burevestnik.

Las capacidades de DA-ASAT de Rusia consisten actualmente en tres programas principales que tienen capacidades de contraespacio directas o indirectas:

  1. Nudol: un misil balístico lanzado desde tierra de rápida maduración diseñado para ser capaz de interceptar objetivos en LEO;
  2. Kontakt: un interceptor lanzado desde el aire diseñado para ser utilizado contra objetivos en órbitas LEO, en un plazo de desarrollo de varios años; y
  3. S-500: un sistema de defensa de misiles balísticos exoatmosféricos de próxima generación, aún a varios años de su despliegue, que puede tener capacidades contra objetivos en LEO de órbita baja. Los tres tienen sus raíces en programas de la era soviética, pero han sido revividos o reconstituidos en los últimos años.


14A042 Nudol

El sistema de defensa antimisiles soviético A-135, lanzado por primera vez en junio de 1978, fue desarrollado por la división Vympel de Tactical Missile Corporation, que supervisa la arquitectura de defensa antimisiles multicapa de Rusia. 188 El sistema A-135 incluía dos interceptores de misiles, el exoatmosférico 51T6 (designación OTAN “SH-11 Gorgon”) y el endoatmosférico 53T6 (designación OTAN “Gazelle”). Si bien el sistema en ese momento poseía cierto potencial de uso dual para su uso como ASAT, estaba muy limitado y desde entonces probablemente haya sido eliminado por el retiro del 51T6.

Los diseños para el posible reemplazo, el sistema de defensa antimisiles A-235 (bajo el nombre en clave ruso Samolyot-M, aparecieron por primera vez en 1985-1986, aunque poco surgieron en ese momento. El sistema incluye el 53T6M, una versión mejorada de la Gacela, como su interceptor de corto alcance.

En agosto de 2009, la PVO (empresa rusa de defensa espacial) Almaz-Antey firmó un contrato con el Ministerio de Defensa ruso, seguido de subcontratos con OKB Novator y KB Tochmash (también conocido como Nudelman Design Bureau) para trabajar en un programa separado llamado Nudol (designación estadounidense PL-19). KB Tochmash había desarrollado previamente un cañón para la estación espacial militar Almaz y trabajó en varios otros programas contraespaciales de la era soviética y OKB Novator tiene una larga historia en el desarrollo de misiles antiaéreos de largo alcance. En 2010, Almaz-Antey comenzó el trabajo de diseño técnico basado en esos planos iniciales y entró en la creación de prototipos y la producción inicial de varios componentes de software y hardware durante los siguientes años. Los componentes individuales se probaron en 2012 y las pruebas iniciales sin vuelo del sistema en su conjunto se llevaron a cabo con éxito en 2013. En 2013, se firmó un segundo contrato entre el Ministerio de Defensa y Almaz-Antey que también incluye al Instituto de Tecnología Térmica de Moscú. , que se especializa en misiles balísticos de combustible sólido de largo alcance, como subcontratista en lugar de OKB Novator. La implicación es que puede haber dos misiles separados en desarrollo para Nudol, una versión de corto alcance desarrollada por OKB Novator195 y una versión de largo alcance desarrollada por el Instituto de Tecnología Térmica de Moscú.

La evidencia sugiere que Nudol se está desarrollando para el propósito directo de operaciones ASAT de ascenso directo. A lo largo del proceso de desarrollo, Almaz-Antey (cuyo papel dentro del complejo de defensa ruso es el desarrollo de tecnologías para la “defensa espacial activa”) ha presentado el sistema como valioso para mantener en riesgo los activos LEO de EE. UU. Lo poco que se sabe públicamente sobre las pruebas de vuelo de Nudol sugiere más una intercepción de trayectoria balística orbital que una intercepción de misiles a mitad de camino. Lo más significativo es que el sistema en sí es descrito por los informes de la prensa estatal rusa como un “nuevo complejo ruso de intercepción de defensa antimisiles de largo alcance y defensa espacial basado en TEL móvil. dentro del alcance del Nudol OKR [proyecto de desarrollo experimental] ". El sistema parece estar designado como 14Ts033, compuesto por el cohete 14A042 Nudol, el sistema de comando y control 14P078 y el radar 14TS031.

Ha habido nueve pruebas de vuelo conocidas, cuatro de las cuales probablemente tuvieron éxito y dos pruebas adicionales no confirmadas. Las fuentes sugieren que al menos la prueba de noviembre de 2015 fue solo de un cohete y no incluyó un vehículo asesino. Un informe de abril de 2018, que citaba a funcionarios de inteligencia estadounidenses no identificados, declaró que la prueba de Nudol en marzo de 2018 fue la primera vez que se disparó desde el transportador-montador-lanzador con el que se desplegará. La evidencia no es concluyente en cuanto a si alguna de las pruebas restantes incluyó un vehículo de muerte. Rusia emitió avisos de seguridad para cierres de espacio aéreo en junio y noviembre de 2019 que son consistentes con pruebas adicionales de Nudol, pero hasta la fecha no se han confirmado.

Poco se sabe con certeza acerca de las capacidades operativas del Nudol, y las estimaciones disponibles para la altitud máxima varían ampliamente desde aproximadamente 50 km210 hasta casi 1000 km. Es muy probable que haya algo en el medio pero más cercano a lo primero, según las observaciones de las pruebas de vuelo y el análisis de terceros de los componentes sospechosos. Los informes de los medios rusos sobre la falla de abril de 2015 sugirieron una masa del cohete de 9,6 toneladas métricas, lo que, de ser cierto, indicaría solo una capacidad ASAT muy limitada. La designación 14A generalmente se reserva para "cohetes espaciales" y está destinada a interceptar objetos espaciales, ya sean satélites o ojivas nucleares.

Las imágenes del Nudol parecen mostrar una capacidad de lanzamiento móvil pero un radar estacionario, de acuerdo con la aplicación de defensa antimisiles para la que se concibió inicialmente e informa que se basa en el sistema de radar 14TS031. Esto ha llevado a algunos expertos a señalar que si bien el sistema es móvil, sin radar móvil, podría limitarse a alcanzar satélites que pasen sobre territorio ruso. Sin embargo, varios factores reducen la relevancia de este hecho. Primero, en el caso de un conflicto en el extranjero cercano de Rusia, muchos de los activos estadounidenses más relevantes pasarían por encima de sus gastos. Más importante aún, Rusia está madurando rápidamente múltiples tecnologías para la focalización, el seguimiento y la medición avanzados. Estos incluyen, entre otros: láseres terrestres que, mientras están estacionarios, son un medio más flexible de adquisición de objetivos que el radar; radar móvil; capacidades de focalización, seguimiento y medición (TT&M) y SSA basadas en el espacio; expansión y modernización de sitios de monitoreo espacial basados ​​en tierra en toda Rusia; y sistemas de guía a bordo similares a los empleados para la corrección de rumbo en etapa tardía de misiles balísticos y de crucero convencionales y nucleares.

Es posible que se esté considerando el armamento nuclear del Nudol bajo al menos algunas circunstancias, pero la evidencia no es concluyente. Las representaciones disponibles del Nudol TEL tienen características que parecen ser sistemas de control ambiental (ECS) en los tubos de misiles, una característica típicamente asociada con los misiles con armas nucleares. Y existe un precedente para tal decisión: el 51T6 Gorgon tenía punta nuclear debido al escepticismo persistente con respecto a la eficacia y confiabilidad de la defensa antimisiles no nucleares. Algunos estrategas militares soviéticos y rusos han discutido la conveniencia de los ASAT nucleares para obtener un efecto EMP y cinético confiable, rápido y de área amplia, pero no hay evidencia pública concluyente de que la Unión Soviética o Rusia planearan armas ASAT con punta nuclear, incluso cuando parte de su respuesta a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de Reagan. También hay quienes argumentan que Rusia ha cambiado su doctrina nuclear hacia el uso de armas nucleares tácticas para la guerra, pero la mayoría de los expertos rusos concluyen que esto aún no ha sucedido. Además, los medios de comunicación en ruso informaron a principios de 2018 que el sistema no estaría equipado con ojivas nucleares. Según se informa, la implementación está programada para fines de 2018.

Los medios de comunicación rusos también informaron que un nuevo tipo de interceptor lanzado desde un vehículo móvil fue probado en julio de 2018 por las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia. Según Andrey Prikhodko, subcomandante de defensa aérea y antimisiles de las Fuerzas Aeroespaciales, "Después de una serie de pruebas, el misil interceptor confirmó sus especificaciones y realizó con éxito su tarea, alcanzando el objetivo simulado con la precisión especificada". Los detalles de la prueba no fueron publicados.

martes, 29 de septiembre de 2020

Las relaciones de defensa sino-argentinas

Contratos de defensa chinos en Argentina

Brenda Fiegel || Smal Wars Journal
Información al 27/10/2016



China y Argentina no son nuevos aliados, ya que el gigante asiático ha buscado a su socio comercial sudamericano para impulsar la demanda interna de bienes agrícolas y recursos naturales desde 2004. Sin embargo, 20 nuevos acuerdos firmados en febrero de 2015 reforzaron las relaciones generales a una “estrategia integral”. asociación ”, citada por representantes tanto en China como en Argentina. [i] Estos acuerdos son de largo alcance y abarcan comercio, inversión, agricultura, tecnología y defensa. De particular interés en la región y en el exterior son los componentes de defensa de los acuerdos, ya que se extienden más allá del alcance de la cooperación previa entre China y cualquier otro país latinoamericano hasta la fecha. Además, los acuerdos de defensa abarcan todas las ramas del ejército argentino, ya que apuntan a modernizar los sistemas de defensa envejecidos del país. Lo que aún no está claro sobre estos acuerdos es si la nueva administración de Maurico Macri los honrará o no, o buscará en otras naciones que modernicen la fuerza militar argentina.

Aire

Si algo es seguro, es que el desmantelamiento en diciembre de 2015 de los cazas Dassault Mirage de Argentina dejó un vacío en las capacidades de la Fuerza Aérea, pero hay esperanzas de que China pueda resolver este problema. Un grupo de trabajo conjunto está analizando la viabilidad de que Argentina adquiera hasta 20 aviones FC-1 o J-10 de Chengdu Aircraft Corporation de China. [Ii] Hipotéticamente, este acuerdo puede beneficiar a ambas partes, ya que proporcionaría a China un mercado de exportación viable para su nuevo avión de combate. Además, la delicada situación financiera de Argentina se beneficiaría de las favorables condiciones financieras ofrecidas por China. Si Argentina puede, es probable que elija el J-10, a pesar de su precio más alto, ya que contrarrestaría de manera más efectiva a los aviones británicos Typhoon estacionados en las Islas Malvinas.

En un nivel estratégico, este acuerdo es problemático para los británicos, ya que temen que la adquisición de nuevos aviones de combate por parte de Argentina abra una ventana teórica de oportunidad para atacar las Islas Malvinas antes de que la nueva flota de portaaviones británica entre en operación en 2020. Esta preocupación fue reiterada por El ministro de Defensa británico, Michael Fallon, en mayo de 2015, cuando afirmó que “Argentina todavía representa una amenaza muy viva para las Islas Malvinas gobernadas por los británicos”, ya que siempre ha reclamado soberanía sobre ellas a pesar de que Gran Bretaña ha gobernado allí durante casi dos siglos. [iii] En un intento por mitigar esta potencial amenaza inmediata, Gran Bretaña planea aumentar la presencia de tropas y proporcionar apoyo aéreo adicional a los 150 soldados británicos actualmente estacionados en las Islas Malvinas. Sin embargo, esto puede no ser necesario ya que Macri promete que planea adoptar una postura menos agresiva que la que hizo la ex presidenta Cristina Kirchner sobre las Islas Malvinas, pero afirmó que Argentina mantendrá sus reclamos sobre ellas.

Armada / Ejército

Argentina ha estado buscando actualizar su flota naval durante más de una década y actualmente está considerando la compra de la corbeta de exportación P18 de China Shipbuilding Industry Corporation (5 en total), luego de acuerdos fallidos en los últimos años con países como España, Alemania y Brasil. En una movida controvertida, el gobierno argentino informó que, de ser adquirido, llamará al buque clase “Malvinas” por el nombre argentino de las Islas Malvinas que, como se indicó en la sección anterior, sigue siendo un punto de discordia entre las dos naciones. 



Lo único del acuerdo naval propuesto por los chinos es que 3 de los 5 P-18 serían coproducidos en Argentina, lo cual es muy atractivo ya que busca competir con los productores de equipos militares de la región, como Brasil. El tiempo estimado de finalización de este proyecto es 2017. Otros artículos que se adquirirán como parte del acuerdo naval incluyen rompehielos, remolcadores y patrulleras en alta mar. Los chinos también han propuesto acuerdos potenciales para las fuerzas terrestres, que involucran a Argentina en la coproducción de 110 vehículos blindados anfibios de transporte de personal 8x8 VNI.


Cooperación espacial

Además de actualizar la fuerza de defensa de Argentina, China acaba de terminar la construcción de un Control General de Lanzamiento y Seguimiento de Satélites (CLTC) en la provincia de Neuquén en Argentina, que representa el primero de su tipo fuera de las fronteras chinas. Este proyecto fue ferozmente impugnado por políticos de la oposición en el Congreso argentino, ya que afirman que la estación espacial podría eventualmente utilizarse para emplear sensores espaciales para operaciones de alerta temprana y defensa antimisiles. El analista internacional argentino Felipe de la Balze se hizo eco de preocupaciones similares cuando afirmó que la base “puede ser utilizada con fines militares que podrían implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre Estados Unidos y China”. [Iv]

En respuesta a estas afirmaciones, el embajador chino en Argentina, Yang Wanming, indicó que la estación es "un proyecto pacífico y tecnológico para explorar el espacio exterior y no tiene nada que ver con un proyecto militar". Aún así, persisten las preocupaciones ya que la CLTC responde directamente al Departamento General de Armamento y a la Comisión Militar Central del Ejército Popular de Liberación de China. Además, la fuente de noticias argentina Clarín informó que el acuerdo no es completamente transparente, ya que al menos dos de los adjuntos son secretos y solo los conoce la CLTC de China y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de Argentina. [V] Macri ha respondido desde entonces a estas afirmaciones afirmando que CLTC no será sancionado por ningún tipo de uso militar.

Lo que se hace evidente después de leer los acuerdos de defensa propuestos entre China y Argentina es que se han invertido años de trabajo en ellos, pero la victoria en noviembre de 2015 del candidato presidencial de centro derecha Mauricio Macri puede dejar algunos de ellos en el aire. En cuanto a la fuerza militar, Macri debe tener en cuenta que Argentina necesita desesperadamente mejorar sus sistemas de defensa actuales, y China ya está comprometida a brindar este apoyo a cambio de préstamos respaldados por materias primas. Sin embargo, lo que se ha hecho evidente desde que asumió el cargo es que quiere mantener abiertas sus opciones en la compra de equipos como lo demuestran las cotizaciones para la compra de armas que se han presentado a países como Estados Unidos, Francia, Rusia, Brasil. , Israel y Corea, por nombrar algunos.

Desde una perspectiva de defensa, la compra de equipos modernos es imperativa, ya que revivirá el envejecimiento de las fuerzas armadas de Argentina, razón por la cual Macri está sopesando sus opciones y no comprometiéndose completamente con China. Estos mismos acuerdos serían una gran victoria para China, ya que buscan expandir la influencia militar en América Latina mientras aseguran valiosas fuentes de recursos naturales y exportaciones necesarias para apoyar su creciente base de población. Para concluir, solo el tiempo dirá qué acuerdos honrará Macri, pero por lo que se ha visto hasta ahora, quiere restablecer las relaciones con países como Estados Unidos y Gran Bretaña mientras trabaja simultáneamente con China, ya que se da cuenta de que el gigante asiático lo haría. ser un poderoso aliado que perder. Lo que esto significa para la compra de equipo de defensa es que se considerarán varios proveedores antes de que se tomen las decisiones finales.

 

Notas finales

[i] “Con la compra de armamento, Cristina refuerza su opción militar por China” (Cristina Reinforces Chinese Military Options with the Purchase of Weapons). Urgente 24.  Accessed from http://www.urgente24.com/236140-con-la-compra-de-armamento-cristina-refuerza-su-opcion-militar-por-china

[ii] “China sigue interesada en vender aviones de combate a la Argentina” (China Still Interested in Selling Combat Aircraft to Argentina). Clarin. Accessed from http://www.clarin.com/politica/China-Argentina-Gran_Bretana-aviones_de_combate-J-10_0_1359464504.html

[iii] “Londres reforzará las Islas Malvinas por temor a una invasión argentina con apoyo ruso, asegura la prensa británica” (London to Reinforce Security on Malvinas Islands in Fear of Possible Argentinean Invasion). Infobae. Accessed from http://www.infobae.com/2015/03/23/1717777-londres-reforzara-las-islas-malvinas-temor-una-invasion-argentina-apoyo-ruso-asegura-la-prensa-britanica

[iv] “Preocupa el eventual uso militar de un área espacial de China en el Sur” (Worries Regarding Military Use of Chinese Space Station in Argentina). La Nacion. Accessed from http://www.lanacion.com.ar/1725382-preocupa-el-eventual-uso-militar-de-una-estacion-china-en-neuquen

[v] “Preocupa a EE.UU. y a Europa la base espacial de China en Neuquén” (United States and Europe Worried About Chinese Space Station in Neuquen). La Nacion.  Accessed from http://www.lanacion.com.ar/1776764-preocupa-a-eeuu-y-a-europa-la-base-espacial-de-china-en-neuquen