Lágrimas de hielo
Contralmirante Marcelo Tarapow

Es temprano, brilla el Sol. Finalizó el prevuelo. Los mecánicos y pilotos chequen los sistemas del Neptune 2-P-103 previo a realizar un vuelo glaciológico y así recabar información sobre el estado de los mares y accesos a la Península Antártica para que el Rompehielos ARA "General San Martín" defina sus rutas seguras hacia el Continente Blanco.
Son las 08:39 horas, Río Grande despide al avión que trepa gallardo y rumbea hacia el sur, un eterno sur.
La mirada adelantada de los bravos marinos, es de vital importancia para el Rompehielos, el que en ese mismo día, 15 de septiembre de 1976, arribaría a Ushuaia, última escala previa a su inmediato despliegue para cumplir con las tareas de la Campaña Antártica.
A 12:13 horas se recibe la última comunicación de un vuelo que se desarrollaba con normalidad en las inmediaciones de la Isla 25 de Mayo de las Shetlands del Sur.
Neptuno, dios romano de los mares, tridente en mano, cual guerrero desafiado, agita sus alas, vuela, vuela alto, no se rinde. Continúa con su relevamiento glaciológico ahora con rumbo hacia la Isla Livingston para que la vida de otros no corran peligro.
Imponente e infinita la Montaña Barnard se interpone en su ruta. ¿Habrán sido sus celos por ser la más alta los que incomprensiblemente no quiere que la sobrevuelen? Blanca y prístina nieve los abraza y no los suelta. El avión pierde sus alas, once héroes despliegan las suyas.
Stella Maris llora. Dios les cancela la misión y les asigna otra. Esta vez no será en este mundo.
Hincado tridente ha quedado en el glaciar. Neptuno paga un altísimo precio, once valientes. Once titanes están volando más alto que nunca. Llegaron al cielo azul, quizás muy tempranamente. Sus familias, amigos y camaradas los extrañan.
En bronce y mármol la Armada Argentina cincela sus nombres y sobre pergaminos de oro, la historia de su legado en indeleble tinta azul marino.
Navegué por allí muchos años después, frente a esa montaña. Siempre los buscamos. ¡Muchas gracias por lo que hicieron! Siempre los recordamos. Reviví entonces una y otra vez nítidos recuerdos de aquel gris 15 de septiembre, cuando sentí por primera vez que el tiempo se detenía. Quizás si se detuvo.
Ahora, cuarenta y ocho años después, finalmente el glaciar se rindió. Liberados de sus gélidas garras el Neptune emergió en sublime redención. Los trozos recientemente rescatados muestran las mortales heridas recibidas. En uno de ellos, se distingue un Sol. Un Sol pintado sobre el noble metal del avión. ¡Justo un Sol! Si, es ese Sol el que les dará con sus rayos un postergado cálido abrazo a sus familiares. Es ese Sol el que los iluminará para siempre. Sol que derrites las lágrimas de hielo. Sol que a su puesta descansa. ¿Habrán sido quizás estos los últimos deseos de los once gladiadores?
¡Gloria y honor, nunca los olvidaremos!
Contraalmirante Marcelo C. Tarapow
Armada Argentina
En memoria de la gloriosa tripulación del avión Neptune 2-P-103 de la Armada Argentina, Capitán de Corbeta Arnaldo Mario MUTTO, Teniente de Navío Miguel Angel BERRAZ, Teniente de Navío Romualdo Carlos MIGLIARDO, Teniente de Corbeta Claudio María CABUT, Suboficial Segundo Nelson Darío VILLAGRA, Suboficial Segundo Remberto Eberto BRIZUELA, Suboficial Segundo Juan Aurelio Noto, Cabo Principal Carlos Omar CAMPASTRI, Cabo Principal Jesús Oscar ARROYO, Cabo Primero Benjamín Pablo SCESA, Señor Rodolfo RIVAROLA y de la Tripulación del Helicóptero BEll UH- 1H AE-451 del Ejército Argentino, Teniente Primero Mario E. García, Teniente Alejandro Merani, Sargento Ricardo Luis Segura quienes perdieron la vida tratando de rescatar los restos de sus camaradas,
Agradecimientos:
A los familiares de la tripulación del Neptune 2-P-103,
Al Señor Embajador de Bulgaria en la República Argentina, S. E. Stoyan Mihaylov,
Al Señor Almirante Boyan Mednikarov, Superintendente de la Academia Naval de Bulgaria Nikola Vaptsarov, Armada de Bulgaria,
Al Doctor Christo Pimpirev y a los miembros del Instituto Antártico Búlgaro, por el hallazgo de los restos de nuestro querido Neptune, especialmente a Doychin Boyanov, Kalin Naydenov, Kiril Doskov y Marcho Paunov.
Al Señor Capitán de Fragata Nikolay Danailov Comandante del Buque Polar ST. ST. Cyril y Methodius y por su intermedio, a toda su tripulación.
Gracias por compartir la elegía de Tarapow. Los hijos de los tripulantes estamos muy agradecidos. Cada publicación que recuerda al Neptune 2-P-103 y sus hombres nos llena de orgullo y nos anima a continuar difundiendo su gesta #estiempodecontarlahistoria
ResponderBorrarMe alegro mucho Liliana. Son todos héroes de la Patria que no deben ser olvidados. Un gran abrazo a usted y su familia.
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