
Mercado de armas: Oferta y demanda
En el mundo del comercio internacional, pocos sectores combinan tanta opacidad, poder y pragmatismo como el de la venta de armamento. La industria de defensa no se mueve por las reglas tradicionales del mercado: aquí no basta con tener un buen producto, con prestaciones sólidas y confiables. La calidad técnica es apenas el punto de partida. Lo que realmente define si un misil, un drone o un sistema de defensa aérea se vende o no es un cóctel de factores que incluye diplomacia de alto nivel, intereses geopolíticos, financiamiento blando, alianzas militares, comisiones ocultas y, en no pocos casos, maniobras que rozan —o cruzan— los límites de la legalidad.
A diferencia de otros sectores industriales, la venta de productos militares está atravesada por estrategias de presión diplomática, incentivos económicos, redes de triangulación y, en no pocos casos, circuitos de mercado gris o negro. No se trata solo de ofrecer un producto con especificaciones técnicas atractivas: la venta de armas es, en esencia, un acto político, y su concreción depende tanto del rendimiento del material como de la red de intereses que lo sostiene.
Estrategias y tácticas comerciales habituales
Veamos algunos ejemplos:
1. Precios rebajados o financiaciones flexibles:
Las potencias tradicionales y emergentes en la producción de armas han
desarrollado un manual propio, no escrito, para colocar sus productos.
Estados Unidos es el campeón indiscutido en volumen de exportaciones y
cuenta con una estructura aceitada para financiar compras a través del
programa Foreign Military Financing (FMF), que permite a países aliados
adquirir armamento estadounidense con préstamos subsidiados o,
directamente, con ayuda no reembolsable. Pero no es el único. Francia,
por ejemplo, ha vendido sus cazas Mirage y Rafale ofreciendo
coproducción, ensamblaje local y beneficios industriales a los
compradores. Rusia y China, por su parte, aplican rebajas a clientes
estratégicos a cambio de concesiones políticas o comerciales, como
acceso a recursos naturales o acuerdos logísticos.
Los países productores suelen ofrecer precios subsidiados o paquetes financieros blandos a los compradores, especialmente si se trata de naciones con menor poder adquisitivo o aliados estratégicos. Estados Unidos, por ejemplo, ofrece financiamiento a través del Foreign Military Financing (FMF), mientras que Rusia y China suelen aplicar descuentos a cambio de acuerdos estratégicos (como acceso a puertos, materias primas o alineamientos diplomáticos).
2. “Combat proven” como sello de venta:
Una de las tácticas más efectivas es mostrar el material en uso real. Equipos que hayan sido probados en combate, como los drones turcos Bayraktar TB2 en Siria, Libia y Ucrania, ganan un enorme prestigio y credibilidad. De hecho, muchos países ceden armamento a aliados en conflicto no solo como apoyo, sino también como inversión publicitaria con alto retorno.
Un sistema probado en combate, que haya demostrado efectividad real en un entorno bélico, multiplica automáticamente su atractivo. En muchos casos, países productores incluso regalan pequeñas cantidades de armamento a aliados (ejemplo de esto fue la donación de 3 IA-58 Pucará al estado colombiano por parte del presidente Menem) en conflicto no solo por apoyo ideológico, sino como inversión estratégica para potenciar futuras ventas. El campo de batalla, así, se transforma también en una pasarela de exhibición.
3. Transferencia de tecnología y coproducción:
La oferta de coproducción parcial o ensamblaje local es otro incentivo potente. Francia, por ejemplo, ha firmado acuerdos para producir parcialmente sus cazas Mirage y Rafale en países compradores, lo que permite reducir costos y mejorar la aceptabilidad política local. Este modelo también lo ha usado Israel con sus drones, y Corea del Sur con su K2 Black Panther.
4. Offsets (compensaciones industriales):
En paralelo, la estrategia comercial de las industrias de defensa incluye tácticas como los offsets, compromisos que el país vendedor asume con el comprador para reinvertir parte del valor del contrato en la economía local. Esto puede tomar la forma de transferencia tecnológica, capacitación de personal o incluso participación en la cadena de producción. De esta manera, el comprador justifica políticamente la operación ante su opinión pública, mientras el vendedor afianza su influencia y reduce los costos de producción.
Muchos países exigen o reciben "offsets", es decir, compromisos del vendedor de reinvertir una parte del contrato en la economía local. Esto puede tomar la forma de inversiones en industrias locales, transferencia de conocimientos, formación técnica o incluso construcción de infraestructura.
5. Diplomacia de defensa:
Los agregados militares, embajadas y misiones diplomáticas cumplen un rol central en la promoción. Los países más activos (como EE.UU., Francia, Rusia, China, Turquía o Israel) organizan ferias, exhibiciones y demostraciones en vivo, muchas veces costeadas por el propio Estado.
Triangulación y mercado gris/negro
La triangulación es una práctica extendida y, en muchos casos, tolerada por los Estados, especialmente cuando el cliente final es políticamente incómodo. Un país "A" vende armas a un país "B", sabiendo que este las reenviará a un tercero (país "C") que está embargado o en conflicto. Esta práctica se vio en conflictos como Yemen, donde armamento europeo vendido a Arabia Saudita terminó en manos de milicias yemeníes.
El mercado negro o mercado gris funciona a través de:
- Contratistas privados que desvían material
- Estados colapsados con arsenales saqueados (caso Libia post-2011)
- Compra mediante brokers con redes logísticas complejas que diluyen el origen
- Uso de paraísos fiscales y empresas fantasma para enmascarar operaciones
Aunque ilegal o semi-legal, la triangulación ofrece a los Estados una vía para intervenir indirectamente en conflictos sin comprometerse oficialmente, o para vender armas donde hay restricciones internas o internacionales.
Formas de pago: del SWIFT al maletín
Pagos legales y formales:
En operaciones formales entre Estados o a través de entes autorizados, las formas de pago suelen incluir:
- Transferencias bancarias internacionales (SWIFT)
- Créditos a mediano o largo plazo
- Compensaciones en especie (commodities, recursos naturales, infraestructura)
Pagos opacos o irregulares:
En ventas trianguladas, irregulares o directamente ilegales, las formas de pago pueden incluir:
- Maletines con efectivo, entregas físicas en zonas de libre tránsito
- Cuentas offshore y sociedades pantalla en paraísos fiscales
- Bitcoins o criptomonedas en esquemas recientes de tráfico de armas
- Trueque encubierto, como armas a cambio de petróleo, diamantes (como en África), o apoyo político
Comisiones ilegales y sobornos también forman parte habitual del paquete. Grandes contratos suelen incluir pagos ocultos a intermediarios, políticos o militares del país comprador, para destrabar aprobaciones o ganar licitaciones.
Conclusión
La venta de armamento no se rige por las lógicas puras del mercado. Es una combinación de capacidad técnica, estrategia diplomática, flexibilidad financiera y, en muchos casos, pragmatismo político sin apego estricto a la ética. Para que un país como Argentina pueda insertarse en este sistema con productos como el MP-1000, el Dardo 3 u otros, necesita asumir esta lógica: profesionalizar la promoción, articular diplomacia con oferta industrial y, sobre todo, entender que en el tablero del comercio de armas, no gana el que fabrica mejor, sino el que sabe vender, convencer y negociar mejor.
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