En el mundo del comercio internacional, pocos sectores combinan tanta opacidad, poder y pragmatismo como el de la venta de armamento. La industria de defensa no se mueve por las reglas tradicionales del mercado: aquí no basta con tener un buen producto, con prestaciones sólidas y confiables. La calidad técnica es apenas el punto de partida. Lo que realmente define si un misil, un drone o un sistema de defensa aérea se vende o no es un cóctel de factores que incluye diplomacia de alto nivel, intereses geopolíticos, financiamiento blando, alianzas militares, comisiones ocultas y, en no pocos casos, maniobras que rozan —o cruzan— los límites de la legalidad.
A diferencia de otros sectores industriales, la venta de productos militares está atravesada por estrategias de presión diplomática, incentivos económicos, redes de triangulación y, en no pocos casos, circuitos de mercado gris o negro. No se trata solo de ofrecer un producto con especificaciones técnicas atractivas: la venta de armas es, en esencia, un acto político, y su concreción depende tanto del rendimiento del material como de la red de intereses que lo sostiene.
Estrategias y tácticas comerciales habituales
Veamos algunos ejemplos:
1. Precios rebajados o financiaciones flexibles: Las potencias tradicionales y emergentes en la producción de armas han
desarrollado un manual propio, no escrito, para colocar sus productos.
Estados Unidos es el campeón indiscutido en volumen de exportaciones y
cuenta con una estructura aceitada para financiar compras a través del
programa Foreign Military Financing (FMF), que permite a países aliados
adquirir armamento estadounidense con préstamos subsidiados o,
directamente, con ayuda no reembolsable. Pero no es el único. Francia,
por ejemplo, ha vendido sus cazas Mirage y Rafale ofreciendo
coproducción, ensamblaje local y beneficios industriales a los
compradores. Rusia y China, por su parte, aplican rebajas a clientes
estratégicos a cambio de concesiones políticas o comerciales, como
acceso a recursos naturales o acuerdos logísticos.
Los países productores suelen ofrecer precios subsidiados o paquetes financieros blandos a los compradores, especialmente si se trata de naciones con menor poder adquisitivo o aliados estratégicos. Estados Unidos, por ejemplo, ofrece financiamiento a través del Foreign Military Financing (FMF), mientras que Rusia y China suelen aplicar descuentos a cambio de acuerdos estratégicos (como acceso a puertos, materias primas o alineamientos diplomáticos).
2. “Combat proven” como sello de venta:
Una de las tácticas más efectivas es mostrar el material en uso real. Equipos que hayan sido probados en combate, como los drones turcos Bayraktar TB2 en Siria, Libia y Ucrania, ganan un enorme prestigio y credibilidad. De hecho, muchos países ceden armamento a aliados en conflicto no solo como apoyo, sino también como inversión publicitaria con alto retorno.
Un sistema probado en combate, que haya demostrado efectividad real en
un entorno bélico, multiplica automáticamente su atractivo. En
muchos casos, países productores incluso regalan pequeñas cantidades de
armamento a aliados (ejemplo de esto fue la donación de 3 IA-58 Pucará al estado colombiano por parte del presidente Menem) en conflicto no solo por apoyo ideológico, sino como
inversión estratégica para potenciar futuras ventas. El campo de
batalla, así, se transforma también en una pasarela de exhibición.
3. Transferencia de tecnología y coproducción:
La oferta de coproducción parcial o ensamblaje local es otro incentivo potente. Francia, por ejemplo, ha firmado acuerdos para producir parcialmente sus cazas Mirage y Rafale en países compradores, lo que permite reducir costos y mejorar la aceptabilidad política local. Este modelo también lo ha usado Israel con sus drones, y Corea del Sur con su K2 Black Panther.
4. Offsets (compensaciones industriales): En paralelo, la estrategia comercial de las industrias de defensa incluye tácticas como los offsets, compromisos que el país vendedor asume con el comprador para reinvertir parte del valor del contrato en la economía local. Esto puede tomar la forma de transferencia tecnológica, capacitación de personal o incluso participación en la cadena de producción. De esta manera, el comprador justifica políticamente la operación ante su opinión pública, mientras el vendedor afianza su influencia y reduce los costos de producción. Muchos países exigen o reciben "offsets", es decir, compromisos del vendedor de reinvertir una parte del contrato en la economía local. Esto puede tomar la forma de inversiones en industrias locales, transferencia de conocimientos, formación técnica o incluso construcción de infraestructura.
5. Diplomacia de defensa:
Los agregados militares, embajadas y misiones diplomáticas cumplen un rol central en la promoción. Los países más activos (como EE.UU., Francia, Rusia, China, Turquía o Israel) organizan ferias, exhibiciones y demostraciones en vivo, muchas veces costeadas por el propio Estado.
Triangulación y mercado gris/negro
La triangulación es una práctica extendida y, en muchos casos, tolerada por los Estados, especialmente cuando el cliente final es políticamente incómodo. Un país "A" vende armas a un país "B", sabiendo que este las reenviará a un tercero (país "C") que está embargado o en conflicto. Esta práctica se vio en conflictos como Yemen, donde armamento europeo vendido a Arabia Saudita terminó en manos de milicias yemeníes.
El mercado negro o mercado gris funciona a través de:
Contratistas privados que desvían material
Estados colapsados con arsenales saqueados (caso Libia post-2011)
Compra mediante brokers con redes logísticas complejas que diluyen el origen
Uso de paraísos fiscales y empresas fantasma para enmascarar operaciones
Aunque ilegal o semi-legal, la triangulación ofrece a los Estados una vía para intervenir indirectamente en conflictos sin comprometerse oficialmente, o para vender armas donde hay restricciones internas o internacionales.
Formas de pago: del SWIFT al maletín
Pagos legales y formales:
En operaciones formales entre Estados o a través de entes autorizados, las formas de pago suelen incluir:
Transferencias bancarias internacionales (SWIFT)
Créditos a mediano o largo plazo
Compensaciones en especie (commodities, recursos naturales, infraestructura)
Pagos opacos o irregulares:
En ventas trianguladas, irregulares o directamente ilegales, las formas de pago pueden incluir:
Maletines con efectivo, entregas físicas en zonas de libre tránsito
Cuentas offshore y sociedades pantalla en paraísos fiscales
Bitcoins o criptomonedas en esquemas recientes de tráfico de armas
Trueque encubierto, como armas a cambio de petróleo, diamantes (como en África), o apoyo político
Comisiones ilegales y sobornos también forman parte habitual del paquete. Grandes contratos suelen incluir pagos ocultos a intermediarios, políticos o militares del país comprador, para destrabar aprobaciones o ganar licitaciones.
Conclusión
La venta de armamento no se rige por las lógicas puras del mercado. Es una combinación de capacidad técnica, estrategia diplomática, flexibilidad financiera y, en muchos casos, pragmatismo político sin apego estricto a la ética. Para que un país como Argentina pueda insertarse en este sistema con productos como el MP-1000, el Dardo 3 u otros, necesita asumir esta lógica: profesionalizar la promoción, articular diplomacia con oferta industrial y, sobre todo, entender que en el tablero del comercio de armas, no gana el que fabrica mejor, sino el que sabe vender, convencer y negociar mejor.
Imaginando un F-5F iraní portando dos MP-1000 Martín Pescador bajo sus alas en la Primera Guerra del Golfo
Mercados perdidos de armas argentinas: El caso del MP-1000 Martín Pescador
Esteban McLaren
El MP-1000 Martín Pescador, un misil aire-tierra (ASM) argentino guiado por radio comando, tuvo un ciclo de vida operativo desde mediados de los 70 hasta 1990. Sin embargo, a pesar de su potencial como exportación militar, Argentina no logró insertarlo en el mercado internacional de armas. ¿Por qué pudo ser valorado en el mercado internacional? Unas primeras razones se pueden asociar al hecho que era un misil de baja tecnología, el cual permitía a un avión atacar a la distancia (10-15km) blancos ligeros, sin ser afectado por la artillería antiaérea. No era ningún producto de tecnología compleja y sus capacidades eran aproximadas a las del AGM-12 Bullpup americano. De todos modos, era un arma que podría haber jugado un rol importante en conflictos de baja intensidad.
Tengamos en cuenta siempre que la venta de armas es una venta política. Muchas variables se combinan para que un arma no sea un bien transable cualquiera. Los efectos de proveer y adquirir armas tienen implicaciones más allá de cambiar dinero por cosas. Alteran las capacidades de proyección de fuerza de los participantes en la transacción y esa alteración extienden el efecto de la transacción a otras dimensiones más allá de las comerciales. Este tema será ampliado más adelante.
Para evaluar los mercados potenciales perdidos y las oportunidades que podría haber capitalizado Argentina, es esencial considerar los conflictos en curso durante ese período, los competidores y los posibles compradores interesados en un misil de estas características.
Las primeras evaluaciones se llevaron a cabo en 1975 disparándose alrededor de 60 misiles de prueba en el lapso de dos años. La Fuerza Aérea Argentina se bajó del proyecto, aduciendo absurdamente como lo demostraría la Guerra de Malvinas, que no estaba para "hundir barcos", y la Armada lo ralentizó, aunque hay fotos que muestran que fueron desplegados en el Conflicto del Beagle de 1978, al menos una docena, sobre todo para utilizar desde los Aermacchi de la Aviación Naval. No obstante, no fueron utilizados en la Guerra de las Malvinas, aduciendo entre otras cosas, la naturaleza de las defensas antiaéreas británicas. ¡Qué interesante hubiese sido que Owen Crippa hubiese podido atacar un par de barcos con MP-1000 sobre el estrecho de San Carlos! Finalmente, fueron homologados tras realizarse disparos desde aviones T-28P Fennec, y el primer disparo relacionado fue realizado por el capitán Rodolfo Castro Fox (primero desde la derecha en la foto debajo) de la Armada Argentina.
¿Qué escenarios/mercados existían en en los 1970s y 80s para intentar vender este producto? Repasemos someramente a quienes se podría haber enfocado la venta de este producto.
Aproximadamente así era disparar y guiar un MP-1000 viendo cómo se lo hacía con un AGM-12 Bullpup. La cabeza de guerra del misil norteamericana era de 110 kg comparado con los 40kg del modelo argentino.
Otro ejemplo de un Bullpup disparado desde un A-4 Skyhawk en Vietnam
Contexto geopolítico y mercados potenciales
Entre 1975 y 1990, el mundo experimentó una serie de conflictos y tensiones geopolíticas que generaron demanda de armamento aire-tierra. Entre ellos se destacan:
Guerra Irán-Irak (1980-1988): Ambos países buscaron constantemente mejorar sus capacidades militares. Irak, en particular, adquirió misiles aire-tierra de diversas fuentes, incluyendo Francia (AS-30) y la Unión Soviética (Kh-25). Irán, por su parte, tenía un acceso limitado a tecnología occidental debido al embargo, por lo que podría haber sido un cliente potencial del MP-1000 si Argentina hubiera ofrecido acuerdos favorables. Si Chile con Cardoen proveyó a Irak con bombas cluster, ¿por qué no pudimos venderles ASM?
Conflictos en América Latina: Durante los 80, países como Perú y Ecuador estaban en procesos de modernización militar debido a sus disputas fronterizas. Perú, que ya había adquirido armamento argentino, podría haber sido un comprador natural.
Sudáfrica y conflictos en África: Sudáfrica estaba en conflicto con Angola y necesitaba armamento sofisticado debido a su aislamiento internacional. La Fuerza Aérea Sudafricana podría haber estado interesada en un misil aire-tierra como el MP-1000.
India y Pakistán: Ambos países estaban en una constante carrera armamentista. India, con una relación positiva con Argentina en ciertos ámbitos militares, podría haber considerado el MP-1000 como una opción si el precio era competitivo.
Países del Pacto de Varsovia: A pesar de la predominancia de los sistemas soviéticos, algunos países del bloque socialista buscaron diversificar su armamento en los años 80. Argentina podría haber intentado vender su misil a países como Yugoslavia, que tenía una industria militar independiente.
Factores de competencia y precio
Uno de los problemas más serios que enfrentó el MP-1000 fue su alto costo unitario, estimado en 2,5 millones de dólares por unidad (la fuente de este dato es Wikipedia), lo que lo hacía significativamente más caro que alternativas como el AS-30 francés (aproximadamente 500.000 dólares por misil) o el Kh-25 soviético (entre 100.000 y 200.000 dólares por unidad). Para ser competitivo, Argentina habría necesitado subsidiar el costo del MP-1000 o buscar acuerdos de financiamiento militar con compradores potenciales. Los competidores era técnicamente buenos y competitivos en precios, mucho trabajo debía enfocarse en esas dimensiones del producto.
AS-25K
El
AS-25K fue la reconversión de los MP-1000 Martín Pescador devueltos por
el COAN a CITEFA para su overhauling. Reconvertidos, se les agregó
cabezas buscadoras de guiado por radiocomando, láser, infrarrojo o televisión con un alcance
de 25 kilómetros. El Bullpup se convirtió en un Penguin. Ese cambio de
capacidades les permitió nuevos horizontes, que ni siquiera fueron
adoptados por los aviadores navales nacionales debido a la
desmalvinización de las fuerzas armadas por parte de los gobiernos del
período. Otro caballo de carreras muerto.
Posibles estrategias de reducción de costos
Para mejorar la competitividad del MP-1000, Argentina podría haber aplicado varias estrategias:
Producción en serie: Un ejemplo directo para reducir el costo unitario de producción es el aumentar la escala de producción. Algo que puede favorecer el aumento de la producción es ampliar la base de plataformas capaces de operar el misil. En el caso inicial, podría haber sido adaptado para ser empleado por la mayor cantidad de tipos posibles de aviones en servicio en las fuerzas armadas argentinas. Para la época, las plataformas que podían o podrían haber portado el misil en Argentina eran:
Aermacchi MB326/339 (en servicio ya para la crisis del Beagle)
North American T-28P Fennec (en servicio para la crisis del Beagle)
FMA IA-58 Pucará (probado para la guerra de Malvinas)
Toda la línea Mirage (Mirage 3, 5/Finger, IAI Nesher/Dagger) (factible).
Toda la línea de A-4 Skyhawk (B,C y P así como Q) (factible).
Morane-Saulnier MS-760 Paris (factible)
Aviones de transporte (C-130 Hercules, DC-3, entre otros) y MPA (Lockheed L-188 Electra) para uso COIN o ataque a embarcaciones ilegales: Factible.
Acuerdos de coproducción: Ofrecer licencias de fabricación a países interesados como Irak, Irán, Perú o Egipto. Otra excelente opción para apalancar los costos de producción. Asimismo, dentro del plano nacional, la producción debiera hacerse licenciado a empresas locales o emprendimiento híbridos privado-estatal, con mayor experiencia ingenieril en producción en masa, para producir y montar las armas en instalaciones sin uso. De hecho, Argentina proveyó con diversos productos de producción nacional (TAM, ATGM CIBEL 2K y Mathogo, entre otros) a Irán pero por diversas razones nunca se concretó ninguna operación.
Venta con financiamiento flexible: Similar a lo que hacía Francia con sus misiles aire-tierra. Aquí debieran aparecer tasas subsidiadas o extensión de períodos de repago.
Subsidios estatales: Reducir el precio de venta para facilitar la exportación, absorbiendo costos a través de otras partidas del presupuesto militar.
Si Argentina hubiera subsidiado el MP-1000 para alinearlo con el costo de sus competidores, el precio objetivo habría estado entre 500.000 y 1.000.000 de dólares por unidad. A este precio, habría sido más atractivo para países con presupuestos militares limitados, sujetos tal vez a sanciones o restricciones de los principales productores la cual podía saltearse de manera legal o vía mercado negro.
Estimación de ventas perdidas
Dado el número de conflictos activos y la demanda de misiles aire-tierra en la época, se puede hacer una estimación conservadora de ventas perdidas. Supongamos que Argentina hubiese logrado captar una porción mínima del mercado, con ventas aproximadas a los siguientes países:
País
Potencial de compra (misiles)
Precio ajustado por subsidio (USD)
Ingreso potencial (USD)
Irak
50
750,000
37,5 millones
Irán
30
750,000
22,5 millones
Perú
20
600,000
12 millones
Sudáfrica
20
800,000
16 millones
India/Pakistán
50
700,000
35 millones
Otros (Egipto, Yugoslavia, Ecuador, etc.)
30
750,000
22,5 millones
Total estimado: 200 misiles vendidos, con un ingreso de aproximadamente 145 millones de dólares.
Es fundamental considerar que esos ingresos representarían una fuente directa de financiamiento para las Fuerzas Armadas, permitiéndoles continuar con proyectos de investigación, desarrollo y perfeccionamiento de los sistemas ya diseñados. A partir de este punto, inevitablemente surgirán una infinidad de factores condicionantes —desde la dinámica de la geopolítica internacional hasta las particularidades de la política interna pasando también por la meramente anecdótica— que ayudarán a explicar, en parte, los vaivenes y limitaciones del desempeño argentino en el mercado global de armamento.
Conclusión preliminar
El MP-1000 tenía el potencial de convertirse en un producto de exportación viable, pero su elevado costo y la falta de una estrategia comercial agresiva, pudieron ser las principales causas de condenar su destino al fracaso. No iba a ser un camino fácil pero si nunca se da el primer paso, el camino se hace imposible. Argentina, lejos de diseñar un plan para posicionar su industria de defensa en el mercado internacional, se limitó a producir armamento con un enfoque autárquico, basado en los preceptos de Savio, sin contemplar que la ampliación de la escala productiva, sustentada en exportaciones, habría reducido costos y permitido mayor competitividad. Si el país hubiera adoptado un modelo similar al de naciones con tradición exportadora en materia de defensa, como Francia, podría haber subsidiado el MP-1000 inicialmente y luego ajustado su precio según la demanda y las circunstancias del comprador. En términos prácticos, esto habría significado atraer clientes con un precio accesible en tiempos de paz y luego elevarlo en situaciones de conflicto o sanciones, como ha sido la práctica habitual de las potencias exportadoras de armas. Pregunten a la FACH cuánto pagó por sus primeros Mirage 50 en épocas de plena sanciones políticas o también a cuánto cotizaba el misil Exocet antes y después de la Guerra de Malvinas.
Sin embargo, la industria militar argentina siempre ha carecido de una verdadera visión comercial. Una actitud que comenzó a mostrar sus exponenciales desatinos cuando una industria aeronáutica rezagada como brasileña entró al mercado con una clara visión comercial y desbarrancó en muy pocos años los acervos de producción de la empresa estatal argentina. En general, las empresas de armamento, lejos de operar con una lógica de mercado, han sido administradas como organismos burocráticos o depósitos de favores políticos. En lugar de contar con gestores que comprendieran la dinámica del comercio internacional de armas, muchas veces han estado dirigidas por militares retirados sin formación en negocios o políticos con una visión pacifista ingenua, incapaces de entender que vender armas no es un acto ideológico sino una cuestión estratégica y económica. La falta de una política de exportación consistente ha hecho que Argentina sea un gran comprador de armas extranjeras, pero un pésimo vendedor de su propia producción.
La falta de apoyo del Estado ha sido otro factor determinante en la imposibilidad de insertar productos como el MP-1000 en el mercado internacional. Ni los gobiernos militares, que supuestamente debieron haber impulsado la industria bélica como una prioridad estratégica, ni los gobiernos democráticos posteriores promovieron activamente la exportación de armamento argentino. En el caso de los regímenes militares, su aislamiento internacional y la falta de visión comercial impidieron la construcción de alianzas sólidas para colocar productos en el exterior. Pero el golpe de gracia lo dio la democracia con decisiones que rozan lo absurdo. El mejor ejemplo de esta miopía lo protagonizó Raúl Alfonsín, quien, en su afán de debilitar a las Fuerzas Armadas, declaró con orgullo que "Argentina no vende armas a zonas calientes", como si una farmacéutica decidiera no vender medicamentos a personas enfermas. Esa postura, más ligada a un discurso ideológico que a una política de Estado pragmática, condenó aún más a la industria militar local al ostracismo comercial.
Por si fuera poco, la Cancillería argentina nunca tuvo una estrategia proactiva para insertar la producción de defensa en mercados internacionales. Mientras otros países han sabido mover sus piezas diplomáticas para colocar su industria militar en conflictos ajenos, Argentina se ha destacado por hacer exactamente lo contrario. Se ha mostrado sumamente activa en la compra de material extranjero, incluso en condiciones desventajosas, como demuestra la adquisición de los tanques SK-105 ex-chilenos, pero prácticamente ausente en términos de éxitos de ventas a la hora de promover sus propios desarrollos. Cuando se han dado intentos de venta de material bélico argentino, la reacción de ciertos sectores políticos y mediáticos ha sido de rechazo inmediato, como si la exportación de armas fuera un pecado capital que conllevara una sanción moral internacional.
Un problema de fondo es que la producción militar en Argentina ha estado siempre dirigida por personas ajenas al mercado. Primero, han sido en muchos casos militares retirados que vieron la administración de empresas estatales como un premio de jubilación, sin interés en la expansión comercial, reducir costos o ampliar la oferta de productos atentos únicamente a los requisitos de fuerzas nacionales y no de clientes extranjeros. En segundo lugar, hemos sufrido de políticos empapados en una moral pacifista culposa, temerosos de que vender armas genere reacciones adversas en la izquierda local o represalias de organismos internacionales. En tercer lugar, la misma cultura desmalvinizadora hizo que desmantelara todo el sistema de producción de armas en el país haciendo fracasar potenciales negocios como la venta del TAM VC a Ecuador o de los TR-1700 a Taiwán. Esta falta de pragmatismo ha condenado a la industria militar argentina a la irrelevancia en el comercio global de armamento, perpetuando la paradoja de un país que ha desarrollado tecnología bélica sofisticada pero que nunca ha sabido —o querido— venderla.
Entonces, por ejemplo, ¿cuál debería ser el camino lógico para la bomba inteligente FAS-850 Dardo 3? Una vez superadas las pruebas que validen sus especificaciones técnicas, su comercialización debería activarse de inmediato. Se necesita un paquete de presentación profesional, con dossier técnico, videos promocionales y plataformas digitales dedicadas, listo para ser distribuido a clientes potenciales. Cada embajada, consulado y agregado militar argentino debe convertirse en un punto de contacto clave para su promoción, generando interés antes incluso de su adopción oficial por la Fuerza Aérea Argentina.
Para consolidar su valor en el mercado, la Dardo 3 debe demostrar su capacidad en combate real. Mediante canales oficiales o acuerdos estratégicos discretos (mercado negro), una cantidad limitada de unidades debería ser utilizada en un conflicto activo—como el de Ucrania, Yemen o cualquier otro escenario donde la demanda por armamento de precisión esté en auge. La etiqueta "Combat Proven" no solo multiplica el atractivo del producto ante compradores internacionales, sino que fija un precio premiumque eleva su rentabilidad y posiciona a la industria de defensa argentina en un nuevo nivel de competitividad global. ¿O vamos a seguir en la mediocridad medieval de ver con desdén a quiénes tienen éxito en los negocios y pensando que las armas se producen por un amor sanmartiano desinteresado a la Patria?
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este texto son exclusivamente del autor y no representan necesariamente la postura de ninguna organización o entidad con la que esté vinculado.
La industria de armas guiadas del Reino Unido tuvo sus orígenes en una serie de experimentos tempranos realizados durante la Segunda Guerra Mundial por varios establecimientos. El progreso en este trabajo fue ayudado por un acuerdo sobre la transferencia de datos clasificados de diseño de armas estadounidenses que fue el resultado de la Misión Tizard, que visitó Washington en 1940.
El primer requisito formal del personal para armas guiadas emitido por el Establecimiento de Señales del Almirantazgo a fines de 1943 proponía un misil tierra-aire (SAM) que sería guiado por un haz de radar. El Comité de Proyectiles Antiaéreos Guiados, un comité interservicios, se formó en marzo de 1944 para controlar y dirigir la investigación de proyectiles antiaéreos. Los requisitos operativos del Comando Antiaéreo del ejército (posteriormente transferido a la RAF) y el Almirantazgo eran lo suficientemente compatibles como para ser investigados conjuntamente, y el trabajo preliminar finalmente dio lugar a los sistemas de misiles Sea Slug, Bloodhound y Thunderbird. Hacia el final de las hostilidades, Estados Unidos revisó el Acuerdo Tizard y se redujo el flujo de nueva información científica, lo que tuvo un grave efecto en el progreso del desarrollo de armas guiadas por los británicos.
Misil Sea Slug
Misil Thunderbird
Al final de la Segunda Guerra Mundial, la economía británica estaba al borde del colapso y la terminación repentina del programa de Préstamo y Arriendo obligó a una reevaluación inmediata de un gasto sustancial en defensa. Los jefes de Estado Mayor asumieron que no habría guerra durante los siguientes diez años. Sin embargo, se iniciaron varios proyectos de investigación de armas guiadas. En vista de la amenaza percibida de las armas atómicas y la comprensión de que el país densamente poblado podría no ser capaz de sobrevivir a un conflicto nuclear, se dio prioridad al Comando de Cazas y a la defensa antiaérea. En 1948, el Ministerio de Suministros decidió reducir la investigación sobre misiles de largo alcance para concentrarse en el programa de misiles defensivos.
En enero de 1950, la transferencia de tecnología de armas guiadas entre Estados Unidos y el Reino Unido se formalizó mediante el Acuerdo Burns-Templer, que preveía el intercambio pleno y franco de información militar y tecnología de armas guiadas. El primer lote de información sobre nuevos proyectos de armas estadounidenses llegó durante la segunda mitad de 1950, y se evaluaron armas como los misiles Terrier II, Hawk y Sparrow para determinar si podían incluirse en el programa de armas guiadas del Reino Unido.
El estallido de la Guerra de Corea en junio de 1950 fue una sorpresa desagradable para los planificadores estratégicos. Se inició un programa drástico de rearme y el presupuesto de defensa se duplicó aproximadamente, con la ayuda de Estados Unidos. Aunque se trató de una precaución prudente a la luz de los acontecimientos internacionales, ejerció una presión sobre la economía que tendría consecuencias desafortunadas antes de que terminara la década.
En 1955, Sir Anthony Eden inició una amplia revisión de la estrategia de defensa para reducir el gasto en defensa. Duncan Sandys continuó la revisión hasta 1957, cuando se publicó un famoso libro blanco sobre defensa. En él se hacía gran hincapié en la disuasión nuclear, inicialmente lanzada por los bombarderos V y más tarde por el misil Blue Streak disparado desde silos subterráneos. Las bases de los bombarderos V debían estar protegidas inicialmente por defensas de cazas y más tarde únicamente por un sistema de misiles tierra-aire. Esta doctrina quedó desacreditada en pocos años, cuando quedó claro que Gran Bretaña no podía permitirse pagar la investigación y la tecnología necesarias para que la disuasión fuera lo suficientemente segura frente a los ataques.
A finales de los años 50, los proyectos que se habían iniciado en los años 40 comenzaron a entrar en servicio. El Fairey Fireflash fue la primera arma guiada aire-aire que desplegó la RAF, aunque a una escala muy limitada en agosto de 1957. El Fireflash era un radar que se desplazaba por el haz y tenía una capacidad limitada contra los bombarderos con motor de pistón.
AAM Fairey Fireflash
El primer misil guiado completamente operativo que se desplegó fue el Bristol Bloodhound SAM en 1958. Utilizaba un sistema de guiado por radar Doppler semiactivo y se desplegaba normalmente con cuatro lanzadores móviles controlados por un radar de iluminación de objetivos. Un Bloodhound Mk.II mejorado entró en servicio en 1964. El Thunderbird SAM debutó con el ejército británico en 1960 y tenía un rendimiento similar al Bloodhound.
El primer misil aire-aire efectivo fue el de Havilland Firestreak. Era un arma de aspecto trasero desplegada por la Royal Navy y la RAF en agosto de 1958. El Red Top posterior se basaba en el Firestreak Mk. IV. Era más rápido, tenía un mayor alcance y era capaz de dirigirse en todos los aspectos contra objetivos supersónicos. Entró en servicio en 1964.
AAM de Havilland Firestreak
El Armstrong-Whitworth Sea Slug era un SAM naval. Su guía era por haz de radar y tenía propulsores de combustible sólido acoplados y un sustentador de combustible sólido. Después de un prolongado período de desarrollo, entró en servicio en 1962 a bordo de destructores de la clase County.
El misil nuclear Avro Blue Steel entró en servicio en diciembre de 1962 y fue transportado por los bombarderos Vulcan y Victor V. Fue diseñado para lanzar una ojiva nuclear a un objetivo a 100 millas del punto de lanzamiento utilizando guiado inercial.
El de Havilland Blue Streak estaba destinado a ser un misil balístico de alcance intermedio. Su desarrollo dependió en gran medida de la ayuda de Estados Unidos, ya que el diseño se basó en el Atlas. Tras una presión extrema del Tesoro, el programa Blue Streak se canceló en abril de 1960 en favor del misil estadounidense Skybolt (que posteriormente fue cancelado por el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert McNamara, en noviembre de 1962).
En 1977, concluyó un largo período de fusión industrial con la formación de British Aerospace (BAe), una gran entidad que incluía a todas las empresas aeroespaciales británicas restantes, excepto Short.
El misil BAe Skyflash fue el único misil aire-aire guiado por radar que entró en servicio con éxito en el siglo XX y fue una adaptación del Raytheon AIM-7E2 Sparrow con un nuevo buscador semiactivo monopulso. Entró en servicio en la RAF en 1980.
Muchos otros sistemas de misiles se desarrollaron y entraron en servicio entre finales de los años 1960 y 1980, incluyendo el SAM naval Sea Dart (1967), el SAM naval Sea Wolf (1979), el Rapier de defensa puntual con base en tierra (1970) y el antibuque Sea Skua (1982). Todas estas armas se utilizaron durante la Guerra de las Malvinas de 1982 con un éxito razonable.
En 1996, BAe Dynamics y Matra Defense unieron sus fuerzas para crear una nueva empresa de defensa. Matra BAe Dynamics tiene una amplia y muy competente cartera de productos y capacidad de investigación y a principios de siglo desarrolló el misil convencional de largo alcance Storm Shadow y el misil aire-aire Meteor, que supera el alcance visual, para la RAF.
En cierto sentido, Alemania después de la Segunda Guerra Mundial era un lugar aún más desolado que en 1919. Dividida en dos, con la Unión Soviética ocupando la parte oriental del país y los Aliados el resto, se estaba acercando. aceptar una nueva identidad y recuperarse de la pérdida de la guerra más devastadora en la historia de la humanidad. La importancia de la República Federal Alemana en el oeste como amortiguador contra el Telón de Acero no pasó desapercibida para las potencias de la OTAN, y a finales de 1955 se creó el Ejército de Alemania Occidental, en gran parte equipado por los Estados Unidos, que enviaron el primer M47. y luego tanques M48. Ese mismo año, West, que en ese momento dependía de los tanques estadounidenses, trazó planes generales para desarrollar conjuntamente un tanque de batalla principal de la clase de 30 toneladas, con énfasis en la movilidad, más que en la protección. La empresa pronto fue abandonada y las dos naciones tomaron caminos separados. En Alemania Occidental, los fabricantes apropiados con experiencia en la construcción de tanques durante el cuarto de siglo anterior se agruparon en dos consorcios y desarrollaron diseños competitivos, completando vehículos prototipo en 1960. El "Grupo B" pronto se retiró, en gran parte porque su producto era más avanzado y, por lo tanto, tendría tardó mucho más en entrar en producción. Esta acción dejó el campo libre para el consorcio liderado por Porsche, que produjo un total de nada menos que 26 prototipos y 50 modelos de preproducción de su nuevo tanque en los tres años siguientes. Luego se entregó la producción a Krauss-Maffei en Múnich y se concedió la licencia para construir el tanque para el ejército italiano a OTO Melara de La Spezia. Los primeros Leopard, como se conoció oficialmente al nuevo tanque, se lanzaron en septiembre de 1965. Durante la década siguiente, se completaron más de 4200 MBT Leopard, junto con casi 1500 chasis más que se utilizaron en ARV, vehículos blindados de ingeniería y AVLB, así como como en el tanque antiaéreo Gepard. El Leopard alemán pasó por una serie de evoluciones durante este período y los Leopards se vendieron a diversos socios de la OTAN, así como a Australia.
El Leopard alemán
El Leopard 1 era bastante más sustancial de lo que había previsto el concepto original, su peso listo para el combate ascendía a 40 toneladas a pesar de que el blindaje primario del tanque tenía sólo 70 mm (2,75 pulgadas) de espesor en el glacis y 60 mm (2,4 pulgadas) de espesor en el frente de la torreta. y lados. El casco del Leopard l era de construcción soldada, mientras que su torreta, de Rheinmetall, estaba fundida como una sola pieza. El tren de rodaje se basaba en siete ruedas dobles de tamaño mediano, con sus ejes desplazados para dar cabida a las palancas que las conectaban a las barras de torsión de las que estaban suspendidas. Había cuatro rodillos de retorno y las ruedas dentadas traseras eran accionadas a través de una caja de cambios con convertidor de par W mediante un motor multicombustible de 10 cilindros y 830 CV de Mercedes-Benz. El motor le daba al tanque una velocidad máxima de 65 km/h (40 mph), y todo el paquete de motor/transmisión fue diseñado para ser reemplazable en 30 minutos, incluso en el campo, con el equipo adecuado. El armamento principal consistía en el cañón estriado británico L7A3 de 105 mm, que sorprendentemente no estaba ni estabilizado ni controlado con precisión en los Leopard originales, aunque a partir de la variante Leopard 1A1 se proporcionó estabilización en ambos ejes y una computadora de control de fuego. El tanque tenía ametralladoras coaxiales y AA, en ambos casos MG3 de 7,62 mm. La carga de munición básica era de 60 cartuchos para el arma principal (tres en la torreta, 57 en el casco) y 5.500 cartuchos para las ametralladoras, siendo la proporción de cartuchos de diferentes tipos para el arma principal una cuestión de decisión local. Los sistemas NBC y de extinción de incendios estaban instalados de serie, y un snorkel que se acoplaba a la escotilla del comandante estaba disponible para operaciones de vadeo profundo hasta una profundidad máxima de 4 m (13 pies). Cuando se empezó a utilizar el snorkel, las aberturas del tanque, en particular el anillo de la torreta, se sellaron rápidamente mediante anillos de goma inflables.
La ruta de actualización del Leopard l siguió una fórmula típica. El Leopard 1A1 obtuvo no sólo el sistema de estabilización y la computadora de control de fuego, sino también una funda térmica para el tubo del cañón, orugas de nuevo diseño, faldones de goma reforzados y modificaciones en las escotillas y el equipo de vadeo. El Leopard 1A2 recibió una torreta de acero de mayor especificación, un mejor sistema de protección NBC e intensificadores de imagen para el comandante y el conductor, mientras que el Leopard 1A3 obtuvo una torreta completamente nueva, que tenía blindaje espaciado y un mejor contorno balístico, incluido un mantelete en forma de cuña. en lugar del original bulboso. El Leopard 1A4 también estaba equipado con blindaje espaciado en el frente del casco. El Leopard 1A4 pesaba más de 2 toneladas más que el original, pero no hubo una degradación notable del rendimiento.
El Leopard 2A7+ fue desarrollado y calificado para las nuevas tareas de las Fuerzas Armadas alemanas.
El Leopard 2
Incluso antes de que se completara la evaluación del prototipo Leopard 1, ya se había comenzado a trabajar en el desarrollo de un sucesor, aunque pasó a un segundo plano frente al proyecto conjunto MBT-70 de Alemania Occidental y Estados Unidos. Cuando se canceló en enero de 1970, la atención se centró en el Leopard 2 y, durante los siguientes cinco años, se construyeron 16 prototipos con diferentes especificaciones. Con alrededor de 55 toneladas, el Leopard 2 era considerablemente más pesado que el Leopard 1, pero no mucho más grande. El peso extra sirvió para mejorar el nivel de protección del tanque y alinearlo con el Chieftain británico, que sería claramente el principal rival del Leopard 2 en el mercado de exportación. La naturaleza exacta del blindaje del Leopard 2 se mantuvo en secreto durante algún tiempo y se supuso que era un laminado espaciado. Pero finalmente se supo que se trataba de un blindaje británico Chobham sobre una estructura de acero, lo que explica hasta cierto punto la forma bastante angular del tanque. La otra mejora significativa con respecto al Leopard 1 fue en el armamento principal. Se eligió un cañón de ánima lisa de 120 mm desarrollado por Rheinmetall, debido a que tanto los proyectiles AP de subcalibre estabilizados con aletas como las ojivas HEAT funcionan mejor si no giran alrededor de su eje en vuelo. Los estadounidenses llegarían a la misma conclusión cuando llegó el momento de seleccionar un arma para su nuevo MBT, y lo mismo hicieron los franceses para el reemplazo del AMX-30. Pero los británicos, que también aumentaron el tamaño del armamento principal de sus MBT a 120 mm, mantuvieron la fe en el cañón estriado.
Varios prototipos del Leopard 2 estaban equipados con suspensión hidroneumática, pero al final se optó por un sistema de barra de torsión con amortiguación de fricción para el tanque de producción, siendo el resto del tren de rodaje idéntico al del Leopard 1. Se especificó el motor de combustible, desarrollado originalmente para el MBT-70, y sus 1.500 CV proporcionaban al tanque una velocidad máxima de alrededor de 70 km/h (43 mph), lo que le daba una ligera ventaja en ese aspecto sobre su predecesor. En 1977 se realizó un pedido de 1.800 Leopard 2 para el ejército de Alemania Occidental y los primeros vehículos se entregaron al año siguiente. Holanda también adquirió Leopard 2, al igual que Suecia y también Suiza, donde eran conocidos como Pz 87 y se fabricaban localmente bajo licencia. También parecía probable que España adquiriera una versión mejorada del tanque antes de finales de la década de 1990.
Mejoras del Leopardo
Al igual que el Leopard 1, el Leopard 2 iba a sufrir sucesivas mejoras a medida que se desarrollaban mejoras. En 1995 estuvieron disponibles una serie de mejoras, incluido un nuevo tubo para el cañón principal, blindaje adicional y un sistema de control de fuego mejorado. Pero en ese momento, ya era factible una revisión mucho más importante, que incluía un cañón de ánima lisa de 140 mm con cargador automático. Esta revisión permitiría reducir la tripulación a tres y reducir un poco el tamaño de la torreta, al mismo tiempo que se aumentaría la capacidad de munición y se mejoraría considerablemente la potencia de fuego del tanque. Se puso en marcha un programa de mejora para incorporar esta modificación, pero no se esperaba que los primeros vehículos salieran del mismo hasta finales de la primera década del nuevo siglo. Una propuesta aún más radical pedía la sustitución de la torreta tradicional por una instalación de armas no tripulada y totalmente automática, controlada remotamente por el comandante/artillero que estaría sentado junto al conductor en el casco. Aunque la tecnología para lograrlo ciertamente existía en 1995 (de hecho, durante muchos años se habían controlado remotamente cañones navales de naturaleza muy similar al cañón principal de un MBT), probablemente fue una medida demasiado radical para implementarla antes de 2010, incluso en un prototipo. forma. Pero incluso eso bien podría significar que un Leopard 2 mejorado estará entre los primeros de los que sin duda serán los MBT básicos del primer cuarto del siglo XXI.
La gran guerra ha sido cancelada: ¡no hay suficiente pólvora!
Aquí nos reímos juntos de los intentos de Macron de enviar a su ejército a proteger a las Fuerzas Armadas de Ucrania. La risa, por supuesto, es muy triste, porque los franceses, los polacos, los checos y los que no encajaron en suelo negro...
No hay alegría en esto, todo es a costa nuestra en general.
Vendrán; por supuesto, los respetaremos, pero cuanto más se adentra en
el bosque, más precisamente en la estepa del sur de Ucrania, menos
confianza hay en ello.
Hoy el mundo se ha vuelto nuevamente multipolar, está nuevamente
dividido, pero ¿significa esto que mañana un bando irá a la guerra
contra el otro? Por un lado, muchas personas inteligentes ya han hablado
de esto, por otro lado, existen requisitos previos para oponerse por
completo.
Hambre de proyectil
Al leer y tratar de analizar lo que leí en los informes de ambos
lados del Distrito Militar del Norte, que poco a poco se está empezando a
llamar guerra, tuve una sensación muy extraña de que todo no iba según
lo planeado.
Por otro lado, a pesar de la ayuda del fondo común de la OTAN,
todo dista mucho de ser ideal. Además, ya a principios del año pasado
comenzaron a hacerse declaraciones cautelosas de que la guerra
atravesaba dificultades. Además, no en términos de sed, porque la sangre
o el agua de todas las operaciones militares: el petróleo, por ahora,
es suficiente. Eso es todo, habrá tanta gasolina y diésel como sea
necesario en ambos lados del conflicto.
Problema con otra cosa. El problema está en la pólvora, a la que
se puede llamar con seguridad el pan de guerra. Y era precisamente este
pan el que ya no era suficiente.
Qué tontería, algunos querrán exclamar con razón y serán casi
justos en este impulso. Sin embargo, es cierto y he aquí por qué.
El término "hambruna de proyectiles" nos es bien conocido desde el
año pasado, cuando (que Dios los bendiga a todos) los comandantes del
PMC Wagner y el director de la compañía, Evgeniy Prigozhin, comenzaron a
llamar la atención de todos sobre este problema a través de los medios
de comunicación. . Y cómo, al cabo de un tiempo, los medios oficiales
mostraron hileras enteras de palets con conchas.
Pero por alguna razón no tuve la oportunidad de ver los mismos palés con cargas. Y eso es normal, por cierto.
De hecho, el fuego de contrabatería, los drones
, los aviones con misiles de largo alcance, los misiles tácticos y
otros “placeres” de la guerra han empujado las baterías de artillería lo
más lejos posible de la línea del frente. Pero las tareas que se habían
fijado para la artillería de ambos bandos no fueron canceladas.
Cuanto más se alejan los cañones del enemigo, más difícil resulta
disparar. Si hay 15 kilómetros entre el arma y el objetivo, es una
conversación, pero cuando hay el doble, es una conversación
completamente diferente. El proyectil necesario es el mismo, pero la
carga, lamentablemente, es diferente. Aumentó.
De hecho, la pólvora se quema en barriles a mayor velocidad que la gasolina y el diesel en cilindros y recámaras.
El hambre de proyectiles no es exactamente una hambruna de
proyectiles, también es una hambruna de cartuchos, pero un cartucho es
sólo un disparo de artillería reducido y nada más. Un cartucho
automático contiene un gramo y medio de pólvora, pero la carga
propulsora de un proyectil de artillería es de 10 a 15 kg, según el
calibre. El proyectil de mortero cuelga en el medio, pero tampoco quiere
volar sin una carga propulsora.
Así que cualquier tipo de “hambre”, ya sea de cartucho, de
proyectil o de mina, es escasez de pólvora. Pólvora que lanza al vuelo
tanto una bala de 5,45 mm como un proyectil de 152 mm.
Por supuesto, ninguna de las partes revela el volumen exacto de
municiones consumidas. Pero, en principio, a juzgar por el hecho de que
los aliados recientemente prometieron a Kiev 4 millones de proyectiles
(hasta ahora solo entregarán 1,5 millones), se puede estimar que 40.000
toneladas de pólvora deberían ir con tal cantidad de casquillos
metálicos llenos de muerte.
Pólvora en matraces
Si miras los foros especializados del país (por ejemplo, guns.ru),
desde el verano de 2022 ha habido discusiones sobre el hecho de que hay
menos opciones de cartuchos y pólvora para aquellos a quienes les gusta
equipar ellos mismos los cartuchos. es bastante caro.
Algunos incluso dieron versiones de que todo el volumen de pólvora
producida en el país se destina a las necesidades de la SVO, pero
después de hablar con personas competentes, comprendí que la pólvora de
caza sigue siendo bastante diferente de la pólvora de combate y no puede
reemplazarla en Los mismos cartuchos de ametralladora.
Otra pregunta es: sí, las instalaciones de producción se utilizan
específicamente para la producción de pólvora de combate, y la variedad
de almacenes de caza se ha vuelto bastante escasa debido a la salida de
los fabricantes occidentales.
Pero, seamos realistas, hoy en día la pólvora es más relevante
para el ejército que como entretenimiento. Cazadores, sin ofender. Pero
todavía no hay suficiente pólvora, ya que su mercado aún no se ha
recuperado tras la salida de los fabricantes occidentales. Y no creo que
se recupere hasta el final. Tendremos que tener paciencia.
La pólvora es generalmente un producto problemático; su base es el
algodón, a partir del cual se sintetiza la nitrocelulosa para la
pólvora. Por desgracia, no crece en Rusia. Durante la época soviética,
todo el algodón procedía de la República Socialista Soviética de
Uzbekistán y Tayikistán; hoy, como comprenderán, la cuestión no es
fácil. Y divisas.
Pero el Uzbekistán moderno es sólo el quinto productor de algodón
del mundo, seguido por China, India, Pakistán y Estados Unidos. Y Siria
se encuentra entre los diez primeros productores...
En general, el problema del suministro no parece tan grave como podría ser. Tenemos.
Pero los ingresos son sólo la mitad de la cuestión; la otra son
los gastos. Y el gasto, como todos hemos visto, puede ser sencillamente
monstruoso. Tal vez alguien lo olvide tranquilamente después de ver el
infierno de fuego de Bakhmut, pero es difícil para una persona normal
hacer esto.
Podemos decir que debido al hecho de que los sistemas de defensa aérea neutralizaron significativamente el uso de la aviación , la artillería comenzó a jugar un papel no menos importante que en la Segunda Guerra Mundial.
¿Cómo se calcula generalmente el consumo? Se puede partir de las
estadísticas de la guerra en Afganistán, donde un grupo de tropas
soviéticas de 100.000 personas (contando absolutamente a todos) gastaron
alrededor de 30 millones de municiones al mes. Si lo cuentas, son unas
45 toneladas de pólvora. Pero esto era Afganistán.
Hoy en día, en el territorio de Ucrania, los combates son mucho
más intensos y yo diría que su intensidad es un orden de magnitud mayor.
Y la composición cuantitativa no se conoce realmente, pero
definitivamente es cinco veces mayor. A partir de aquí, el consumo de
cartuchos se puede multiplicar con seguridad por 10. Es decir, 450
toneladas de pólvora al mes.
Y también conchas. Aquí es más sencillo, Prigogine, que en paz
descanse, expresó las cifras de 20 mil proyectiles. En un día. Sólo en
la zona de Bakhmut. Pero las batallas allí fueron terribles en
intensidad; probablemente sea posible aceptar tal cifra para toda la
línea. Es decir, 300 toneladas de pólvora. Por día. Más disparos, más
consumo. Pero resulta que nuestra artillería e infantería necesitan un
mínimo de unas 10.000 toneladas de pólvora al mes.
Las fábricas parecen estar bien, básicamente todo se desarrolla
con normalidad. Es decir, tenemos canales de suministro de algodón,
tenemos empresas químicas que hacen todo lo necesario, las fábricas de
pólvora producen tanta pólvora como la que necesita el ejército.
¿Te perdiste algo? En todo caso, corríjalo.
¿Que tienen ellos?
Lo que hicieron los checos al prometer a Ucrania 4 millones de
proyectiles sólo puede considerarse una estafa. Simplemente marcaron un
número y fueron a buscar por todo el mundo esos mismos proyectiles. Ya
está claro que nada saldrá de esto, y que Dios quiera que Kiev reciba al
menos 1,5 millones de 4. Entonces. Tal vez. Medio.
Pero dejaremos el fraude checo en su conciencia; desde el
principio quedó claro que los checos simplemente no tienen tal cantidad
de proyectiles, pero de qué tipo de vertederos de basura los recogerán
no es en absoluto nuestro dolor de cabeza.
Pero paralelamente a los checos, otra declaración pasó
completamente desapercibida. Un porro. Dinamarca y Noruega, juntas,
prometieron a Ucrania hasta 9.000 proyectiles de 155 mm. Esto, como
entendemos, es para un día de hostilidades poco activas.
Noruega proporcionará proyectiles y Dinamarca, cargas y espoletas.
Naturalmente, se trata de municiones retiradas del almacenamiento. Este
es un muy buen indicador de la actitud europea hacia Ucrania: nada
personal, puramente comercial. No se puede comparar con los checos, por
supuesto, pero si estos proyectiles no estuvieran a punto de expirar,
¿cree que los europeos serían generosos?
Entonces creo que no. Y aquí hay una demostración de cómo “toda
Europa está preocupada”. Por supuesto, existe la preocupación de cómo
ganar dinero antes de que la tienda de Kiev cierre por completo.
Y aquí, la información indirecta de que Noruega reemplazará su
regalo increíblemente generoso para 2025 sugiere que los valientes
descendientes de los vikingos no planean luchar en un futuro próximo.
Y así en toda Europa, y no sólo allí, por cierto. Los almacenes se están vaciando, pero nadie tiene prisa por reponerlos.
A principios del año pasado, la empresa francesa EURENCO prometió
devolver la producción de pólvora de Suecia a su nueva planta de
Bergerac. ¡La razón principal es que hay que salvar a Ucrania! Macron
prometió ayudar con todas sus fuerzas y este parece ser el resultado de
sus esfuerzos.
Está previsto que la planta de Bergerac produzca 1.200 toneladas
de pólvora al año. Este volumen es suficiente para producir “500.000
cargas propulsoras modulares para 95.000 disparos, de los cuales 15.000
están destinados a las necesidades del ejército francés en el marco de
la ley sobre el desarrollo de la defensa nacional hasta 2030”.
Es decir, una vez más no estamos hablando de ayudar a Kiev, sino
de reponer nuestras propias reservas. Pero todavía queda la mayor parte
de los 80.000 cargos, que pueden transferirse a las Fuerzas Armadas de
Ucrania. ¿Generosamente? Sí. Dos, o incluso tres meses de rodaje.
El problema es que la planta aún no está lista para funcionar y no
será posible ponerla en marcha antes de 2025. Pero este no es el
principal problema.
También está la empresa española Expal, que pertenece al consorcio
alemán Rheinmetall. Bueno, ¿no hace falta decir que los alemanes ahora
están trabajando tres turnos en Kiev?
La gran campana sonó silenciosamente en febrero de este año cuando
China anunció que dejaría de exportar algodón a Europa. La pérdida de
sus cosechas es terrible y, por suerte, necesitan reequipar las reservas
del ejército. Por tanto, mil una excusas, pero no habrá algodón en
2024. Y quizás también en 2025.
¿A quién le sorprenderá que la dirección de EURENCO ya haya
anunciado que los planes para poner en marcha la planta serán revisados
y, en nuestras palabras, "desplazados hacia la derecha"? Hasta que se
encuentre un nuevo proveedor de algodón.
¡Y con los españoles es aún más genial! De hecho, Expal tiene que
cumplir con un pedido de Rheinmetall de 100 mil proyectiles para Kiev. Y
los españoles debían cumplir este pedido a finales de este año. Pero no
lo harán, porque… así es, ¡problemas con la pólvora!
Entonces los españoles afilarán los espacios en blanco, no hay
problema. Pero la pólvora, ¡ay! Pero prometieron estudiar el mercado, la
sustitución de importaciones y todo eso.
Resulta que China es el eslabón más importante en la producción de
conchas. Además, en cualquier lugar, desde Estados Unidos hasta Rusia.
El país ocupa el 25% del mercado mundial del algodón y produce alrededor
de 6 millones de toneladas de materia prima. El mismo número está en la
India. En tercer lugar está Estados Unidos. Pero Estados Unidos vende
todo su “exceso” de algodón a México, Honduras y… ¡China!
No sacaremos conclusiones sobre por qué China de repente
necesitaba tal excedente de algodón; aquí ya está claro por qué. La
reserva no es fácil para el bolsillo, especialmente si (a juzgar por las
declaraciones) no se planea nada parecido con Taiwán. Dado que la
República Popular China no hará nada en términos de Taiwán, está claro
que simplemente se necesitan varias decenas de miles de toneladas de
pólvora en los almacenes.
Europa definitivamente esperará, Europa no va a la guerra.
Por cierto, aproximadamente lo mismo puede decirse de Corea del
Sur y Japón. Ellos tampoco van a la guerra. Esto parece extraño: en el
contexto de los constantes gritos sobre la amenaza que emana de China y
Corea del Norte (especialmente de Corea), estos dos países están
enviando algunos proyectiles "sobrantes" a Ucrania.
Es extraño, por decir lo menos: tienes amenazas en la puerta de tu
casa y los proyectiles van al otro lado del mundo de forma gratuita.
Todo el mundo entiende que, en caso de cualquier problema en Corea del
Sur, por ejemplo, Ucrania definitivamente no ayudará. Y no hay nada y no
hay necesidad.
La conclusión es muy simple: mientras algunos tipos de presidente
francés original agitan el aire con promesas de enviar a sus legiones a
la muerte en Ucrania, la gran mayoría de los países europeos se sientan
tranquilamente en los rincones y murmuran algo como "santo, santo,
santo, salva y lleva”. Realmente les resultará difícil luchar.
No digo que allí no quedaran proyectiles, pólvora ni equipo en
general. Prácticamente no quedan proyectiles, pólvora ni equipo para
Ucrania, y esto está lejos de ser lo mismo. Pero dos años de SVO ya han
demostrado claramente cuántos volúmenes de todo lo que un conflicto de
este tipo puede engullir sin dejar rastro.
De hecho, tuve la siguiente impresión: cuando planearon el
conflicto del otro lado, calcularon mal. Sí, retrocedí dos años y medio,
miré lo que decían los expertos y “expertos” del mundo sobre una
posible confrontación entre Rusia y Ucrania y llegué a la conclusión de
que casi todos estaban de acuerdo en que en dos semanas el ejército ruso
sería en Kiev. O incluso antes.
El tema de la guerra relámpago sonaba poderoso y uniforme, y a
partir de él comenzaron a preparar una contraataque. Sí exactamente. La
opción que se calculó fue la captura de Ucrania a lo largo de la línea
del Dnieper y en un plazo bastante rápido. La cuestión es que la
infraestructura está intacta, hay algo que capturar.
Y según los planes, una guerra de guerrilla y sabotaje contra los
invasores tendría que comenzar desde ultramar. Según modelo y semejanza
del que hubo en 1944-1951 del siglo pasado.
Refresca la memoria, ¿de qué regalos occidentales hablamos a
finales de 2021 y principios de 2022? Así es, Bayraktars, Stingers y
Javelins. Y también hay lanzagranadas y minas en stock. Un conjunto muy
útil para una guerra así, todo fue elegido con mucha precisión. Para el
sabotaje, disculpe, no se necesitan tanques , armas ni misiles tácticos. En absoluto.
Fueron los MANPADS y ATGM los que constituían la mayor parte de
los "obsequios" de las Fuerzas Armadas de Ucrania en ese momento. De
alguna manera no pensamos mucho en ello, pero sí, Europa y Estados
Unidos suministraron a las Fuerzas Armadas de Ucrania a principios de
2022 de la misma manera que lo hicieron con los muyahidines afganos en
su momento. Y algunos intentos de suministrar armas pesadas no
comenzaron hasta finales de 2022, cuando quedó claro que la guerra
relámpago no se llevaría a cabo.
Además, hoy es difícil responder inequívocamente a la pregunta de
por qué sucedió esto: o no pudieron o no quisieron. Hay argumentos para
ambas versiones, pero al final resultó que no habría guerra de
guerrillas. Sí, los Stingers desempeñaron su papel, especialmente contra
los helicópteros, y los Javelins funcionaron lo mejor que pudieron,
pero luego surgió la necesidad de tanques, armas, misiles, drones y,
especialmente, sistemas completos de defensa aérea.
Y aquí empezó algo que nadie esperaba en Europa. Las demandas de
suministro de armas comenzaron en un nivel completamente diferente. En
primer lugar, se eliminaron todos los almacenes en los países del
antiguo ATS. Luego hubo intentos de organizar el transporte desde las
repúblicas de la antigua URSS, pero de alguna manera no funcionó. Y
finalmente se utilizaron elementos antiguos de fabricación europea. Pero
eso también terminó.
Y aquí está el mayor problema: nadie quiere renunciar a las últimas armas
. Caro: uno, y qué queda: dos. IRIS-T, Storm Shadow, Patriot, etc. son,
por supuesto, buenas armas y efectivas, pero ¿quién les dará lo
suficiente para saturar la línea del frente?
Nadie, por supuesto. Como resultado, Estados Unidos prácticamente
se retiró, dicen, ocúpense, tenemos a China y Taiwán en la agenda aquí.
Ahora no hay tiempo para Ucrania. Y los aliados europeos no sólo no
quieren dar algo nuevo, sino que ya están luchando con las cosas viejas y
pobres.
Y ahora me permitiré una pequeña excursión histórica.
Fue hace mucho tiempo. Allá por 1940. En la pequeña ciudad alemana
de Zossen, en el sur de Alemania, tuvo lugar un juego de planes
militares en el que se puso en práctica el plan Barbarroja. Lo
interpretaron las mismas personalidades que anteriormente jugaron aquí
en tabletas el destino de Polonia, Bélgica, Dinamarca y Francia.
Conocemos muy bien estos nombres: Halder, Paulus, von Brauchitsch,
Guderian, von Kleist y otros.
No entraremos en detalles de este juego porque sabemos cómo
terminó todo. Entonces, el orador, el general Paulus, que dirigía el
juego, finalmente dijo esta extraña frase: “La
estrategia, señores, es el álgebra de la guerra, que permite
diferenciar el resultado final de la batalla mucho antes. Necesitamos
estar mejor preparados " .
Y mejor que nadie, este álgebra la entendió el Jefe del Estado
Mayor Halder (¡sería extraño que el Jefe del Estado Mayor no entendiera
la esencia!), quien después y sin testigos innecesarios le dijo a
Paulus: “Necesitamos una guerra relámpago. La prolongación de la guerra nos amenaza con el desastre... "
La guerra relámpago no tuvo lugar en 2022. No importa por qué
motivo. La guerra de guerrillas y sabotaje murió en su infancia. En los
países europeos que apoyan a Ucrania, cada vez hay menos... no, no
dinero. A nadie le interesa el dinero si no lo convierte en casquillos y
cartuchos.
Más precisamente (me corregiré), el dinero, por supuesto, no es
malo para las élites ucranianas, que estarán felices de "dominarlo" al
máximo, pero la libra esterlina no disparará contra el ". Geranio”, que
vuela hacia el objetivo. Y los euros no se pueden cargar en
ametralladoras; hay que convertirlos en armas.
¡Y con esto hay dificultades, y enormes dificultades! ¡Europa no
puede hacer frente a la guerra! Realmente necesitaban una guerra
relámpago, porque entonces podrían estrangular a Rusia con sanciones,
arrojando leña al fuego latente de la “resistencia popular”.
Pero no, no funcionó. ¿Y ahora TODA la poderosa Europa no puede
hacer nada para oponerse a Rusia con sus dos aliados rebeldes, Irán y
Corea del Norte? ¿En serio?
Sí, en serio. Los españoles dedicarán un año a afilar 100.000
proyectiles que fueron disparados contra Bakhmut en una semana. Los
franceses buscarán dónde conseguir algodón para la pólvora, incluso para
estos proyectiles.
No habrá una gran guerra. La OTAN no está preparada para ello,
esto hay que admitirlo hoy para que no cause un dolor insoportable
mañana. Europa no está preparada para una gran guerra. Fuera de Europa,
Estados Unidos y Turquía, tienen sus propias cucarachas e intereses.
¿De qué estamos hablando, de qué tipo de guerra global con Rusia, si los europeos no tienen pólvora para tal cosa?
Por supuesto, todavía existe el escenario de una guerra nuclear,
pero el algodón definitivamente no es necesario para ello. Pero esto,
como comprenderéis, es aún más ridículo que la guerra de la OTAN para
amonestar a Rusia.