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viernes, 16 de mayo de 2025

Crisis del Beagle: El incidente del Jet Ranger y el Alouette (versión chilena)

Las persecuciones que pudieron desatar la guerra en el Canal de Beagle

Bastián Díaz || La Tercera


  • Los episodios bélicos, relatados por el diario La Nación, dan cuenta de un par de acciones que podrían haber significado el enfrentamiento directo entre helicópteros chilenos y argentinos.


Un testimonio publicado por el diario La Nación da cuenta de un momento crítico en la historia de la relación entre Chile y Argentina. Se trata de una persecución entre helicópteros, y dos casi coaliciones entre naves rivales, en medio del conflicto por las islas en el Canal de Beagle.

Corría septiembre de 1980, y el conflicto del Beagle estaba en pausa: ya hace un año que, a través de la “mediación papal”, Santiago y Buenos Aires se comprometieron a no hacer uso de la fuerza para solucionar la disputa, a través del Acta de Montevideo. Así, se había vuelto a un statu quo militar anterior a 1977, en espera de la resolución definitiva del caso.

“Sin embargo, mientras el cardenal Antonio Samoré negociaba con las partes, las dos Armadas pretendieron mantener el control de la zona en conflicto. Tanto la Argentina como Chile patrullaban cada día las islas Picton, Lennox y Nueva, las más importantes joyas en disputa, además de otros islotes en los canales fueguinos”, señala el diario transandino.



El día clave de estos episodios es el 15 de septiembre de 1980, cuando entre patrullajes y desconfianza, marinos argentinos y chilenos se encontraron frente a frente en zona de conflicto. El testimonio de sus protagonistas, aviadores argentinos, retrata el evento. “Miguel Fajre, joven aviador naval argentino con el grado de teniente de corbeta, pilotea un pequeño helicóptero Alouette SA 316B de combate construido en Francia. Patrulla en solitario los canales fueguinos. Despegó desde la cubierta del Crucero ARA General Belgrano en un vuelo de rutina. Va maravillado por el paisaje austral”, relata el medio argentino.

A pesar de que normalmente ese helicóptero tiene capacidad para varias armas, esta vez vuela desprovisto de armamento, fungiendo como “spotter”, la nave que observa para el Crucero General Belgrano. Junto a él lo acompaña el cabo Rubén Cirillo, que cumple como mecánico de la nave. Ahí, reciben una orden desde el Belgrano: ir a la Isla Gable. Camino al objetivo, observa cuatro lanchas torpederas chilenas rodeando la costa en dirección al Crucero. Informando de esas cuatro lanchas al capitán del Belgrano, este último le da una sola orden: “intercéptelas”.

El diario La Nación apunta: “El Alouette inicia su vuelo táctico de combate y alcanza a las lanchas torpederas chilenas. Primero las sobrevuela a baja altura y luego se sitúa detrás de ellas. Los navíos chilenos mantienen su curso navegando en columna directo al islote Snipe, que se encuentra a doce kilómetros de distancia”.

Las lanchas siguen siguiendo al Belgrano, y Fajre recibe otra alerta: un helicóptero perteneciente a la Aviación Naval chilena, un Bell Jet Ranger, se aproxima al crucero para simular un ataque. Fajre “no duda en romper su vuelo e iniciar la persecución sobre el helicóptero naval chileno”, apunta el medio. Así, se aproxima al vehículo chileno y pasa por delante “con riesgo de colisión”, forzando al chileno a evadir al Alouette. “Esta vez, ensaya una arriesgada maniobra: vuela de frente hacia su contrincante, a la misma altura y con rumbo de colisión. El helicóptero trasandino (chileno) lo imita, los dos pilotos sostienen sus comandos, pero a último momento, ante la inminente tragedia, el chileno rompe su trayectoria”, indica La Nación.

Ahí, Fajre pasa a otro espacio, y arriesgándose hace un giro violento para continuar la persecución, forzando al helicóptero chileno a alejarse. Luego de la maniobra, se comunica con el crucero y le indica que el helicóptero enemigo no portaba armamento y tomaba rumbo a territorio chileno.



Pero esto no es todo, porque un rato después otra llamada desde el Crucero General Belgrano alerta a Fajre de un nuevo helicóptero, otro Bell Jet Ranger chileno, volando rumbo a la nave. “Esta vez Fajre no espera para sorprenderlo y, como hace instantes, se muestra de frente y vuela hacia el Bell Jet Ranger con rumbo de colisión, a su misma altura. Si ninguno de los dos helicópteros rompe su línea de vuelo, chocarán en el aire, se destruirán las dos naves y morirán todos sus tripulantes”, señala La Nación.

El mismo protagonista, el entonces teniente de corbeta Miguel Fajre, contó al diario argentino: “El cabo principal Rubén Cirillo, conmocionado por lo que nos tocaba vivir, observaba la escena atento a mis indicaciones. Me aproximé desde 900 metros de frente al otro helicóptero achicando distancias, 800, 700, 600, 500, 400, 300 metros... y no le iba a aflojar nunca. Cien metros antes de una colisión segura, el Bell Jet Ranger rompió su línea de vuelo y viró hacia la derecha con rumbo sur. Yo realicé un viraje cerrado y comencé a perseguirlo”. En ese entretanto, desde la lancha argentina Indómita observan lo que ocurre en el aire y no dudan de retratar la acción con una foto, en la que se ve al Alouette volando a cuarenta metros de distancia del vehículo chileno, y forzándolo a retirarse.



Para terminar el día, una última acción casi retoma el problema. “A continuación, el Alouette toma rumbo hacia el Crucero Belgrano. Fajre observa a los dos helicópteros Bell Jet Ranger agruparse, uno detrás del otro, manteniendo una distancia de cien metros entre sí, en la lejanía. Las siluetas aumentan y se da cuenta que regresan con rumbo al crucero, todo parece que va a comenzar de nuevo…”, apunta el diario, antes de señalar que, a casi dos kilómetros de distancia, terminan cambiando su rumbo al sur: “Han pasado quince minutos interminables, una eternidad”.

En el diario argentino concluyen así: “Es el final de un episodio que en su momento no tuvo mayor trascendencia pero que bien podría haber desatado la guerra entre la Argentina y Chile”.

sábado, 26 de abril de 2025

Crisis del Beagle: IKL 209 vs clase Oberon


Crisis del Beagle: ¿Y si se enfrentaban los U209 y los clase Oberon?




El enfrentamiento hipotético entre un submarino alemán IKL 209/1200 y un submarino británico de la clase Oberon, ambos producidos entre 1975 y 1980, en un escenario como la crisis del canal de Beagle, nos ofrece un intrigante análisis sobre cómo se habrían desempeñado dos máquinas de guerra submarina, representativas de la tecnología naval de la época. Si bien cada uno de estos submarinos tenía ventajas únicas, la evaluación de sus especificaciones técnicas, capacidades operativas, armamento y sensores sugiere un duelo que habría sido tan estratégico como letal.

El IKL 209/1200: Furtividad y modernización alemana

El IKL 209/1200 fue un submarino diseñado por los ingenieros alemanes de Howaldtswerke-Deutsche Werft (HDW). Su diseño representaba una evolución de las tecnologías alemanas de posguerra y estaba optimizado para operar en aguas costeras y de mar abierto. Con un desplazamiento en inmersión de alrededor de 1,285 toneladas, el IKL 209/1200 era un submarino ligero y maniobrable. Su diseño compacto le otorgaba una ventaja en términos de furtividad, siendo más difícil de detectar por los sistemas de sonar enemigos.

Este submarino estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm y podía llevar hasta 14 torpedos. El armamento principal consistía en torpedos filoguiados, diseñados para alcanzar con precisión objetivos navales en entornos complejos. Aunque no contaba con misiles como otros submarinos contemporáneos, su poder de fuego era suficiente para comprometer gravemente a cualquier buque de superficie o submarino enemigo en las aguas del canal de Beagle.

En cuanto a los sensores, el IKL 209/1200 integraba sistemas de sonar de casco y pasivo, con una capacidad limitada de detección en entornos de alta profundidad, pero eficiente en aguas costeras. Su autonomía le permitía realizar patrullas prolongadas, siendo ideal para misiones de vigilancia y control en áreas estratégicas. Sin embargo, su tamaño más reducido significaba que su habitabilidad y resistencia oceánica eran inferiores a las de otros modelos más grandes.

El clase Oberon: Tradición y resistencia británica

Por otro lado, la clase Oberon, diseñada y construida por astilleros británicos, representaba una evolución de los submarinos británicos de la clase Porpoise, mejorados para aumentar su durabilidad y capacidades operativas. Con un desplazamiento de 2.410 toneladas en inmersión, el Oberon era un submarino significativamente más pesado que el IKL 209, pero esto le otorgaba una mayor resistencia para misiones en mar abierto y océano profundo.



El Oberon también estaba equipado con seis tubos lanzatorpedos de 533 mm, pero su capacidad de carga era superior, con la posibilidad de llevar hasta 20 torpedos. Los torpedos Mk 24 Tigerfish eran su principal armamento, y, aunque tenían un rango de precisión considerable, se destacaban en enfrentamientos de largo alcance. Esto habría dado al Oberon una ventaja en situaciones donde la detección a larga distancia era crucial.

En cuanto a sensores, el Oberon estaba equipado con sistemas de sonar activos y pasivos más avanzados que el IKL 209/1200, lo que le otorgaba una ventaja en términos de detección temprana. Estos sistemas, junto con la mayor capacidad de inmersión del Oberon (aproximadamente 300 metros), le permitían operar en aguas más profundas, lo que podía ser una ventaja táctica en el caso de un enfrentamiento submarino prolongado.

¿Qué ocurrió con los Oberon chilenos? Uno se encontraba en mantenimiento mayor (SS O'Brien) y para el otro, el SS-23 Hyatt, hay dos versiones. La oficial dice que se averió dentro de los fiordos chilenos (no se expresa cuál fue la falla exacta) y debió volver a Talcahuano. La segunda versión dice que encontrándose en exploración en el Atlántico fueguino, fue detectado por el ARA Rosales (D-22) el cual eyectó erizos ASW impactando por lo menos uno en su estructura. Producto de ello, tuvo que volver a puerto.

Capacidades oceánicas y furtividad

El diseño del IKL 209/1200 priorizaba la maniobrabilidad y la furtividad en aguas costeras. Esto lo convertía en un depredador formidable en el entorno confinado del canal de Beagle, donde su capacidad para evitar la detección mediante su menor firma acústica le habría permitido acercarse sigilosamente al Oberon. Sin embargo, en mar abierto, las limitaciones de alcance de sus sensores y su menor resistencia lo habrían colocado en una desventaja relativa frente a un adversario como el Oberon.

El Oberon, con su mayor tonelaje y sensores más sofisticados, era una plataforma diseñada para misiones de patrulla oceánica de larga duración. Esto le habría permitido detectar al IKL 209/1200 antes de que el submarino alemán pudiera acercarse demasiado, dándole una ventaja estratégica inicial en mar abierto. No obstante, en un enfrentamiento en aguas poco profundas como el canal de Beagle, la mayor maniobrabilidad y menor firma del IKL 209 habrían compensado su desventaja en términos de tamaño y sensores.

Un enfrentamiento hipotético

Si estos dos submarinos se hubieran enfrentado en el canal de Beagle durante la crisis de 1978, el resultado habría dependido del entorno específico. En un combate en aguas abiertas, el Oberon habría tenido la ventaja con su mejor capacidad de detección y mayor capacidad de inmersión, lo que le permitiría atacar al IKL 209 desde la distancia. Sin embargo, en las aguas costeras más estrechas y menos profundas del canal, el IKL 209 podría haber aprovechado su superior maniobrabilidad y furtividad para acercarse y lanzar un ataque sorpresa.

En resumen, el IKL 209/1200, con su diseño más moderno y capacidad de furtividad, habría sido un oponente difícil de detectar en un combate cercano, mientras que el Oberon, con su mayor capacidad de detección y resistencia oceánica, tendría la ventaja en enfrentamientos de largo alcance. En un enfrentamiento directo en el canal de Beagle, el desenlace sería incierto, pero probablemente dependería de quién pudiera localizar primero al otro submarino y lanzar el ataque inicial.

Para más detalles técnicos sobre el IKL 209/1200 puedes consultar Global Security y sobre la clase Oberon en Naval Encyclopedia.

jueves, 3 de abril de 2025

Malvinas: El piloto chileno que rescató al SAS en Tierra del Fuego


Imagen referencial. Un Sea King HC.4 de 825 Escuadrón Aéreo Naval despega después de trasladar, desde San Carlos a Darwin, a comandos de la compañía 42 de los Royal Marines (Photo by Paul Haley/ Crown Copyright. Imperial War Museums via Getty Images)IWM/Getty Images - Imperial War Museums

Operación Plum Duff. El aviador chileno que rescató a los comandos británicos que planeaban atacar la base aérea de Río Grande


LA NACION



Jorge Freyggang Campaña, ex oficial de la Fuerza Aérea de Chile, se hizo famoso por ser el primer piloto comercial en llegar a la Antártica; sin embargo, pocos –ni siquiera sus más cercanos- conocían su rol en la guerra de Malvinas


Daniel Avendaño y Mauricio Palma

Son casi las 11 de la noche y caen las primeras gotas sobre Gotemburgo. Solo dos chilenas, que promedian los 70 años, esperan frente al Stora Teatern, el centenario recinto del puerto sueco. Hace poco más de una hora que terminó el concierto de los Inti Illimani, y esperan tomarse una fotografía con los músicos.

Finalmente, aparecen los fundadores de la banda, Horacio Salinas y José Seves, que ya superan los 70 años y que no dudan en posar junto a sus compatriotas.

Es 21 de septiembre de 2023 y nos acercamos a Seves: le contamos que estamos escribiendo un artículo sobre el piloto Jorge Freyggang, hermano mayor de Renato, un saxofonista que estuvo en la banda durante diez años mientras estaban exiliados en Italia.

“Fuimos muy cercanos con Renato”, aclara el dueño del vozarrón emblemático del grupo.

También le señalamos que diversos documentos sindican a este excapitán de la Fuerza Aérea de Chile como uno de los represores de la dictadura chilena. Esta vez, José Seves -con cara contrariada- señala que jamás supo de esta historia. Nos dirá que es un episodio desconocido al interior de los Inti, como se le conoce a esta agrupación fundada en 1967 y que fuese una férrea promotora del gobierno socialista de Salvador Allende.

Dos semanas más tarde, el lunes 2 de octubre de 2023, y minutos antes de que el conjunto Amankay, integrado por holandeses y chilenos, se presente por primera vez en el teatro de la Universidad de Santiago, nos acercamos a Renato Freyggang y le preguntamos por su hermano Jorge y su rol en las sesiones de tortura en la base aérea de Temuco en 1973. El ex Inti Illimani, con semblante sereno, nos dice: “No tenía idea”, y luego agrega que le gustaría cooperar, saber si hay más antecedentes, y que no tendría problemas en reconocer que Jorge estuvo en eso. “En realidad, no me extraña, hubo muchos involucrados”.

La historia le daría la razón.


El aviador trasandino Jorge Freyggang

La pandilla salvaje

Hijo de un suboficial de la FACh que por mérito ascendió a oficial, Jorge Humberto Freyggang Campaña nació el 1 de abril de 1947. Eran cuatro hermanos, tres varones y una niña, y vivieron toda su infancia en Santiago.

A los 18 años ingresó a la Escuela de Aviación y a fines de 1969 egresó con el grado de subteniente, ocupando la antigüedad número 25. Difícilmente llegaría al generalato. Poco después fue destinado a Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. Allí conoció a Susana López González, hija de comerciantes locales; se casaron con separación total de bienes.

En mayo de 1973, el teniente Freyggang fue enviado a la Base Aérea Maquehue de Temuco, la que había iniciado sus operaciones a fines de los años 20 y en la que, varias décadas más tarde, el Papa Francisco ofrecería una misa teñida de polémica: subió al altar acompañado por un obispo silente y encubridor de un sacerdote pedófilo.

Es en este lugar, que en los 60 albergaba a la escuela de helicópteros de la FACh, donde Freyggang escribió su historia más brutal a partir del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.

Uno de los que padeció aquella infamia fue Jorge Silhi Zarzar. Hasta su casa ubicada en el centro de Temuco, llegaron tres miembros de la FACh y un enfermero civil. Allí encañonaron a su madre y lo sacaron violentamente desde su hogar. Lo trasladaron hasta la Base Maquehue, ubicada a seis kilómetros al suroeste del centro de la ciudad. En aquel recinto, al entonces liceano lo recibiría “La pandilla salvaje”, un grupo compuesto por oficiales y suboficiales, dirigida por Freyggang Campaña.

“Aquí comienza un calvario que yo no me imaginaba que resultaría posible entre seres humanos: interrogatorios reiterados con golpes, con palos, con electricidad y lo peor de todo, el submarino seco, que es la bolsa de nylon que te ponen en la cabeza hasta que tú abras la mano y decidas que quieres hablar. Si lo hacías para aliviarte y no contestaban lo que ellos querían, volvía el submarino seco”, cuenta el hoy abogado Silhi, desde su casa en la capital de la Región de la Araucanía.

En esos días, Jorge Silhi tenía 19 años recién cumplidos. Era un conocido dirigente estudiantil y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por lo mismo, recibió instrucción militar, pero sin alcanzar a pertenecer a las estructuras claves de su partido. En los interrogatorios insistirá que su perfil era intrascendente.

“Jorge Freyggang estuvo en mis interrogatorios y era uno de los que me golpeaba, pero los que más golpeaban eran los suboficiales”. En una de las sesiones de tormento, Silhi -quien siempre estuvo vendado- logró sacarse la bolsa plástica que lo asfixiaba y ahí Freyggang le tomó las manos y las ató con un cinturón.

Tras ocho días detenido en la Base Maquehue, donde lo interrogaron dos o tres veces al día y después de sufrir “una de las peores pateaduras”, Silhi fue dejado en libertad gracias a contactos familiares. “Cuando soy liberado, el que me va a dejar a mi hogar era Freyggang”, recuerda el abogado temuquense, que reconoció la voz de quien daba las órdenes de las golpizas que padeció.

A fines del 73, Jorge Silhi salió del país con destino a Argentina, donde permaneció un año. Volvería a Chile a estudiar Derecho, ya completamente descolgado de una militancia política. Recién a mediados de los 80 defendería a algunos perseguidos políticos de la dictadura de Pinochet.


Jorge Silhi en su casa en Temuco

El apellido Freyggang es repetido en varios procesos judiciales que se sustanciaron por los crímenes cometidos en Maquehue. En ellos, exoficiales y suboficiales sindicaron al entonces teniente como integrante e incluso jefe de la unidad de inteligencia que operó en aquel recinto militar. Varios de los integrantes de la denominada pandilla salvaje fueron condenados y hoy cumplen condena en prisión.
Un reconocimiento inusual

En la hoja de vida militar de Jorge Freyggang Campaña, un documento de 56 carillas manuscritas y entregada por la propia FACh, se consigna que dos semanas antes del golpe militar –y con la edad de 26 años- pasó a ser jefe del Departamento de Inteligencia del Grupo 3 Maquehue de Temuco, donde “tuvo una destacada actuación antes, durante y después de los sucesos del 11 de septiembre de 1973″.

El texto agrega: “Cumplió con valentía y decisión su actuación frente a elementos marxistas, practicando interrogatorios, detenciones, allanamientos y otras misiones”.


Hoja de vida militar de Jorge Freyggang

Como pocas veces, la propia FACh acreditó la participación de uno de sus oficiales en detenciones extrajudiciales. Aún más: Freyggang obtuvo las mejores calificaciones mientras estuvo destinado en Temuco.

El 12 de septiembre de 1975, dejó su rol en inteligencia y asumió distintas labores administrativas; incluso sería el director del jardín infantil del regimiento.

Seis meses después, en la Laguna del Laja, sufrió su primer accidente aéreo cuando estrelló el helicóptero Dell UH-1H que conducía. La institución lo felicitó por su maniobra y concluyó que se debió a una “falla de material”.

A mediados de 1977, solicitó ser dado de baja de la institución “por motivos particulares”. A fines de agosto dejó las filas de la FACh con el grado de capitán, cerrando su hoja militar llena con múltiples loas; “se le puede confiar cualquier misión”, apuntaron sus superiores.

En los días siguientes, regresó a la Patagonia para iniciar su añorado negocio: tener su propia línea aérea. Para ello, se asoció con su suegro Sergio López, quien era dueño de una librería en Punta Arenas. Ambos se endeudaron y en diciembre del mismo año compraron la línea aérea Tama a Luciano Julio, que solo contaba con una aeronave, un maltrecho CC-CAK.

A pesar de lo precario de la firma, Freyggang le dio un nuevo impulso a la empresa: él piloteaba, su suegro era ejecutivo y su mujer atendía el público. Con el viejo avión aumentó la periodicidad de los vuelos entre Punta Arenas, Cerro Sombrero, Porvenir y Puerto Williams.

Pero la gran apuesta de Freyggang fue en 1980: viajó a Estados Unidos para adquirir tres aviones. Tama se ponía pantalones largos y, cada tanto, ponían avisos publicitarios en los diarios locales. Pero sabía que necesitaba algo más grande para remecer el débil mercado aeronáutico de la zona, hasta que ideó su gran golpe de marketing: el domingo 22 de marzo de 1981, su rostro apareció en la prensa local bajo el titular: “Hazaña histórica de empresa magallánica. Abierta ruta comercial a la Antártica. Jorge Freyggang, piloto civil, fue el primero en llegar a la Antártida con un avión comercial.”


El 22 de marzo de de 1981 el diario El Magallanes da cuenta de la hazaña de Jorge Freyggang, primer piloto civil en unir en vuelo América con la Antártida

El viaje hasta la base Teniente Marsh en la Antártida fue su particular homenaje a la institución que lo formó como piloto, el mismo día del aniversario de la FACh, celebrando el aterrizaje de esta hazaña aeronáutica entre los vítores de sus ex camaradas del aire, a quienes les llevó varias sandías.

¿Un espía de los ingleses?

El otoño de 1982 fue durísimo para los habitantes del extremo sur del continente. Argentina estaba en guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. Fue una conflagración corta pero sangrienta.

A muy poco andar del conflicto, el alto mando de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) envió a Chile a uno de sus hombres para que consiguiese el apoyo local bajo el más estricto sigilo. El elegido fue Sidney Albert Edwards, un oficial que a sus 48 años hablaba perfecto español y era experto en inteligencia militar. En Londres sabían que estaban dando inicio a una relación quid pro quo, en la que la ayuda sería recíproca: tras la guerra, Chile recibiría seis Hawker Hunter, un radar de larga distancia, misiles antiaéreos y tres cazabombarderos Canberra de reconocimiento fotogramétrico de gran altura. Mientras que los aviadores británicos usarían el espacio aéreo chileno para labores de espionaje, instalando en Punta Arenas un radar que les permitió detectar los movimientos de los cazas argentinos, y varias pistas en las que aterrizaban aeronaves inglesas camufladas como máquinas chilenas.

Pero la ayuda subrepticia hacia los británicos no estuvo exenta de incidentes.


Sea King con las aspas plegadas a bordo de la cubierta de vuelo del HMS Intrepid. Atrás asoma el portaaviones ligero HMS Hermes.


El mapa con la operación frustrada que publicó el periódico inglés Daily Mail en 2014

El 17 de mayo de 1982, el helicóptero Sea King HC-4VC, bajo el mando del teniente Richard Hutching, despegó desde el portaviones HMS Invencible. En el interior iban además ocho hombres del S.A.S., las fuerzas especiales del ejército británico. Era una misión arriesgada y casi suicida. La operación secreta, denominada Plum Duff, tenía como objetivo infiltrar la base aeronaval argentina de Río Grande, destruir los aviones Super Étendard, asesinar a sus pilotos, pero por sobre todo, destruir los 3 misiles AM-39 Exocet que aún mantenía la Fuerza Aérea Argentina, el principal dolor de cabeza para Margaret Thatcher, luego que semanas antes, el 4 de mayo, dos de estos misiles habían hundido al destructor británico HMS Sheffield.


La base Aérea de Río Grande, en 1982, objetivo de los comandos que participaron en la operación Plum Duff

Pero algo falló, y debido a las condiciones climáticas, el teniente Hutching abortó la misión pues había sido detectado por un radar hostil: el copiloto pudo observar una bengala en las cercanías. Decidieron dejar a los comandos SAS en un punto cercano al río Silva. Luego prosiguieron rumbo a Punta Arenas y ya en territorio chileno, el Sea King fue abandonado y destruido por sus propios ocupantes.




El incendio del helicóptero no sólo fue advertido por los lugareños sino que rápidamente se convirtió en noticia internacional. Los tres tripulantes del Sea King decidieron esconderse, hasta recibir nuevas órdenes. Fueron siete largos días en que el incidente pasó a ser un inesperado y casi insalvable conflicto diplomático, hasta que –según rezaba el protocolo- Hutching tomó su teléfono satelital y llamó a Sidney Edwards:

“Entréguense a las autoridades chilenas y yo me ocuparé de que lleguen a Santiago”, fue la instrucción que recibió el piloto. Y así lo hicieron. En los días siguientes abandonaron el territorio chileno rumbo a Londres.


La Prensa Austral publico la noticia del rescate de los tres pilotos del Sea King. Si bien la crónica habla de "misterio", jamás menciona a los 8 comando británicos que iban en el helicóptero


La tripulación del Sea King británico tuvo una salida "oficial". Los tres pilotos dieron una conferencia de prensa al llegar a Santiago, pero negaron la existencia de comandos británicos en el continente

Mientras, los 8 hombres de la SAS seguían escondidos en el sur de Chile, específicamente en la ciudad de Porvenir. Pero no aguantarían mucho tiempo.

Se hacía urgente sacarlos del país, por lo que los oficiales de enlace chilenos contactaron al ex camarada de la FACh, Jorge Freyggang. Los ingleses pagaron una alta cifra con el propósito de resguardar las identidades de sus pasajeros que, de paso, mejoraron las alicaídas arcas de aerolíneas Tama.

Aprovechando la tranquilidad del domingo 30 de mayo, los ocho comandos británicos fueron trasladados desde Porvenir hasta Punta Arenas a bordo de un monomotor. En la capital de Magallanes, los esperaba el Beecheraft Queen Air BE-80 piloteado por Freyggang. Hizo escala en Puerto Montt para cargar combustible y al llegar a Santiago, fueron recibidos por una columna de vehículos que los llevó a una casa de seguridad. Jorge Freyggang respiró tranquilo. La misión secreta había resultado exitosa y la paga generosa. Estuvo 6 días en la capital, reunió a su familia y el sábado emprendió el vuelo de regreso a Punta Arenas.

Sería el último de su vida.



Vecinos de Punta Arenas aún conservan, como souvenirs, pedazos del Sea King que los comandos británicos abandonaron y prendieron fuego tras abortar el ataque a la base de Río Grande

Aquel 5 de junio de 1982 había sido pronosticado con mal tiempo. No era un buen día para volar. Los 1308 kilómetros que separan Puerto Montt con la austral Punta Arenas se encontraban con cielos completamente nublados. Es una geografía compleja y un clima inestable, con vientos bravos. Pero Freyggang se tenía confianza. Había despegado aquella mañana desde Santiago en su Beecheraft Queen Air BE-80. Hizo una escala en el aeropuerto El Tepual de Puerto Montt. Lo acompañaba su esposa Susana López, sus hijos Jorge (9), Patricio (7), Susana (2) y la asesora del hogar, Brunilda Navarro. Despegaron cerca de las 10 de la mañana para volver a su amado Magallanes.

A las 18:10 horas, Jorge Freyggang se contactó con el operador de la torre de control del aeródromo de Chile Chico. Tenía una emergencia:

“Solo veo mar a mi alrededor; también veo la luna. No observo tierra. Me queda combustible para unos 20 minutos, así que trataré de amarar. Búsquenme. No me olviden”.

Fue su último contacto radial.

“Perdido avión de Tama”, tituló al día siguiente diario El Magallanes. La noticia caló hondo en Punta Arenas. Freyggang era un hombre conocido en la austral ciudad y había consolidado cierto prestigio entre los aviadores. Su bigote le otorgaba más años que los 35 que tenía al momento del accidente.


Los archivos oficiales de la Operación Plum Duff fueron desclasificados hace 10 años. Sin embargo, las imágenes del helicóptero británico incendiado en el sur de Chile trascendieron en 1982

“Era un tipo extrovertido, simpático, alegre y ameno. Muy sincero y transparente”, lo recuerda hasta estos días desde su oficina en Punta Arenas, Luis Utman, quien lo conoció cuando ingresaron como cadetes a la Escuela de Aviación en 1965. El destino los volvió a unir a principios de los 80, cuando Luis comenzó a pilotear para la empresa Tama. Por eso le dolió tanto su partida, pues a pesar de la experiencia de Freyggang, poco pudo hacer aquel infausto atardecer de junio de 1982. Los fuertes vientos y escaso combustible lo sentenciaron. Técnicamente se cree que el avión pudo caer entre Punta Arenas y el Mar de Drake. Utman participó directamente en la búsqueda del avión siniestrado, la que se prolongó por dos semanas.

Durante años se especuló que el chileno había sido un espía trabajando para los ingleses y que incluso volaba de manera permanente a Puerto Argentino, en las Islas Malvinas. Incluso se levantó la versión de que su accidente habría sido un atentado de la inteligencia argentina, o que habría fingido su propia muerte y la de su familia, siendo visto años más tarde en Inglaterra, Australia u otro país, que sólo la imaginación popular pudo inventar.

Los rastros de Freyggang Campaña y su familia nunca fueron encontrados.
Daniel Avendaño y Mauricio Palm

jueves, 27 de febrero de 2025

La desconfianza primigenia: Cuando Chile mandó a un marinero a espiar a la flota argentina

El espionaje de Arturo Prat en Buenos Aires (1878)

Por EMcL para FDRA





Contexto Histórico

Arturo Prat es un ícono nacional en Chile, famoso por su sacrificio en la Guerra del Pacífico. Sin embargo, menos conocida es su labor como espía en 1878, dos años antes de la guerra. En un momento de tensiones regionales entre Chile, Perú y Bolivia, el gobierno chileno temía una posible intervención argentina en el conflicto. Prat fue enviado a Buenos Aires con una misión secreta para evaluar las capacidades militares argentinas y determinar la viabilidad de un ataque o alianza que pudiera amenazar a Chile.


Desarrollo del caso

Prat viajó a Buenos Aires bajo la apariencia de abogado, pero en realidad tenía la tarea de recopilar información militar clave sobre Argentina. Su misión consistió en evaluar las defensas, la preparación militar y las intenciones políticas de Argentina en caso de un conflicto regional. Durante su estadía, Prat utilizó su formación legal y su notable discreción para acceder a información sensible sin levantar sospechas.

A lo largo de su misión, Prat no solo recopiló datos estratégicos vitales para la defensa chilena, sino que también mantuvo un perfil bajo para evitar cualquier tipo de incidente diplomático. Su misión principal como marinero era recopilar el estado de la escuadra argentina en caso de guerra con el país del otro lado de los Andes. Obviamente la escuadra argentina de ese período era principalmente fluvial, no preparada para emprender campañas a larga distancia en el mar. Comparada con los activos navales chilenos, Argentina no representaba una amenaza. Toda esta precaución chilena era porque el expansionismo chileno ya venía previendo una guerra en su frente norte desde muchos años antes de que la guerra del Pacífico fuese propiamente provocada y quería saber qué rol jugaría Argentina en ese escenario. Al regresar a Chile, entregó un informe detallado que proporcionó al gobierno una visión clara del panorama militar argentino, ayudando a Chile a planificar mejor su estrategia en los años previos a la Guerra del Pacífico. Estando en Buenos Aires, este señor se vistió con sus ropas navales y visitó a las autoridades argentinas declarando su misión por lo que fue invitado a retirarse sin una merecida patada en el trasero. 

La "misión" en el Río de la Plata, inicialmente una operación de inteligencia cuidadosamente ejecutada, terminó sembrando una sombra de duda sobre la diplomacia entre Argentina y Chile. Encargado de evaluar el potencial militar argentino, el capitán de fragata—bajo una falsa identidad de abogado—logró recopilar información clave. Sin embargo, su contacto con el presidente Avellaneda y sus reportes minimizando la capacidad militar argentina contrastaban con la creciente tensión bélica. Cuando sus hallazgos llegaron a Chile, el gobierno argentino comenzó a sospechar de movimientos chilenos, erosionando una relación diplomática que hasta entonces se mantenía sin incidentes.

Un detalle que destaca la integridad de Prat fue su decisión de devolver al Estado los fondos no utilizados durante su misión, un gesto que contrasta fuertemente con la percepción común de que los agentes de inteligencia manejan grandes sumas de dinero sin rendir cuentas. Es un anécdota de otras épocas, muy lejanas a la posterior corrupción del dictador Pinochet con su fortuna robada de lingotes de oro en Hong Kong o los altos mandos de los FACh con el caso Mirage, que se judicializarían un siglo después.


Impacto político y militar

El trabajo de Prat como espía tuvo un impacto significativo en la estrategia militar chilena. Su informe contribuyó a la preparación de Chile para un conflicto en múltiples frentes, permitiendo a los líderes chilenos tomar decisiones más informadas sobre cómo manejar las relaciones con Argentina en un momento crítico. Ahora, solo habría que enfrentar a Perú dado que en los puertos bolivianos de Iquique y Antofagasta no existía algo que se llamara propiamente ni siquiera una flotilla naval.

Aunque la Guerra del Pacífico finalmente no involucró a Argentina como un beligerante directo, la información recopilada por Prat ayudó a Chile a mantener una postura defensiva sólida en caso de una posible intervención. Además, este episodio añadió otra dimensión al legado de Prat, mostrando su compromiso y lealtad a Chile más allá del campo de batalla. La justicia divina se llevaría a este marinero en la guerra al fondo del mar.

Es difícil imaginar a un Almirante Guillermo Brown, al Comodoro Martín Rivadavia o a los hermanos Cordero asumiendo un rol similar en un país vecino, especialmente en un contexto donde ni siquiera había indicios de preparativos bélicos. También es clave situarse en la época y comprender cómo la dirigencia chilena, ya entonces, anticipaba estrategias para expandir su limitada economía, tradicionalmente centrada en los valles centrales, hacia el Norte. Para ello, el uso de la fuerza se perfilaba como la herramienta principal para consolidar sus intereses en los territorios septentrionales (su objetivo prioritario), con la intención de replicar luego ese avance en el Sur, sobre la Patagonia Meridional Atlántica.

Importancia de esta anécdota

Este caso es fascinante por varias razones. Primero, revela una faceta poco conocida de Arturo Prat, cuya imagen se asocia casi exclusivamente con su heroísmo naval en su país natal. Su labor de inteligencia demuestra su versatilidad y su compromiso con la seguridad nacional de Chile, según lo entendía sus jefes. Además, el hecho de que Prat haya devuelto los fondos no utilizados destaca su integridad, un valor que lo distingue no solo como un héroe militar, sino también como un servidor público ejemplar.

El espionaje de Prat en Buenos Aires es un recordatorio de que incluso las figuras históricas más veneradas tienen aspectos de su vida y carrera que pueden sorprendernos. La misión de Prat contribuyó a la capacidad de Chile para defenderse en una época de incertidumbre y potenciales conflictos, y su legado en la inteligencia chilena merece ser reconocido junto con su sacrificio en el combate.Asimismo, fue lamentablemente el primero en violar una confianza que hasta ese momento solo registraba incidentes menores.

También, es la muestra de un país que decidió cruzar un límite, imaginario por cierto, de prevenir una potencial agresión de su vecino del Este. Argentina, como en el 95% de su historia, jamás ha mirado hacia su Oeste para imaginar su progreso, prosperidad o incluso su mero esparcimiento. Argentina ha sido siempre un país atlántico, atento a su esfera de influencia histórica que deviene de los acontecimientos históricos que afectaron el Virreinato del Río de la Plata. El país progresó, creció, se alimentó de la influencia europea más nunca de los problemas transcordilleranos. Tal vez esa indiferencia es la que arde en el complejo de inferioridad chileno.

sábado, 22 de febrero de 2025

Argentina: La des-araucanización de las tierras argentinas


La des-araucanización de la toponimia argentina


Propuesta de cambio de toponimia en Argentina: Reivindicación de los pueblos originarios auténticos ante la apropiación Araucana/Mapuche

Resumen

El presente informe analiza la propuesta de modificación de la toponimia en Argentina para reemplazar los nombres de origen mapuche o araucano por denominaciones en lenguas de los pueblos ancestralmente asentados al oriente de la cordillera de los Andes, como los tehuelches o aonikenk. Se fundamenta en la evidencia histórica y lingüística que demuestra que los mapuches son un pueblo originario de la vertiente occidental de los Andes, en lo que hoy es Chile, y que su presencia en la Patagonia argentina es producto de una expansión relativamente reciente, ocurrida a partir del siglo XVII. Se revisarán los estudios del antropólogo Rodolfo Casamiquela sobre este fenómeno, así como la influencia de organizaciones extranjeras, como Mapuche International Links, que sostienen reclamos sin fundamentos históricos sólidos y con un notable sesgo ideológico.

 

1. Introducción

La toponimia en Argentina refleja la historia de los pueblos que han habitado su territorio. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido un movimiento que busca imponer una narrativa en la que el pueblo mapuche es presentado como el único pueblo originario de la Patagonia, lo que contradice las investigaciones arqueológicas, antropológicas y lingüísticas. Dada la importancia de la identidad histórica y territorial, este informe plantea la necesidad de reivindicar los nombres tradicionales vinculados a los pueblos auténticamente preexistentes en la Patagonia argentina, principalmente los tehuelches (aonikenk y gününa küne) y los pampas, desplazando los topónimos impuestos por la expansión mapuche desde Chile.

2. Origen transcordillerano de los araucanos y su expansión hacia el Este

2.1 Evidencia histórica y antropológica

La evidencia arqueológica y etnohistórica indica que los mapuches no habitaban la Patagonia oriental antes del siglo XVII. Rodolfo Casamiquela, en su obra "¿Quiénes eran los Tehuelches? Una etnia en vías de extinción" (1969), refuta la idea de que los mapuches sean los habitantes originarios del territorio argentino y documenta su avance desde Chile a través de un proceso de aculturación y sometimiento de los pueblos indígenas preexistentes. Casamiquela señala que el término "araucanización" define la imposición cultural, lingüística y política de los mapuches sobre los tehuelches y otros pueblos que habitaban la región oriental de los Andes.

Los tehuelches, que incluían a los grupos aonikenk y gününa küne, ocupaban extensas áreas de la Patagonia argentina desde tiempos prehispánicos. Su presencia ha sido confirmada por estudios arqueológicos en la meseta del centro y sur del país. En cambio, los mapuches aparecen en la región en tiempos relativamente recientes, como resultado de migraciones y conflictos interétnicos.

2.2 Pruebas lingüísticas y culturales

Casamiquela también destaca la desaparición progresiva de las lenguas tehuelches debido al proceso de mapuchización. Antes del siglo XVII, la Patagonia argentina estaba poblada por grupos que hablaban lenguas diferentes al mapudungun. Sin embargo, con la expansión mapuche, estas lenguas fueron reemplazadas y hoy solo sobreviven vestigios en la toponimia y en los registros etnográficos.

El lingüista Viegas Barros (1998) refuerza esta idea al señalar que el idioma tehuelche (aonikenk) tiene raíces propias y diferenciadas del mapudungun, lo que refuerza la evidencia de que los aonikenk fueron los habitantes originarios de la región antes de la llegada de los mapuches.

2.3 La presencia histórica de los Aonikenks y la llegada tardía de los mapuches

Los aonikenks, comúnmente conocidos como tehuelches o patagones, fueron los habitantes originales de la región patagónica argentina. Sus primeros registros datan de la llegada de expediciones europeas, como la de Magallanes en 1520 y la de Fitz Roy y Darwin en el siglo XIX. Estudios antropológicos y lingüísticos han confirmado su presencia en el territorio desde tiempos precolombinos.

El antropólogo e historiador Rodolfo Casamiquela (1978) fue uno de los principales exponentes en demostrar la existencia previa de los tehuelches en la Patagonia oriental. En su obra "Las áreas tecno-culturales del sur de Argentina y Chile", argumenta que la migración mapuche hacia el este de los Andes es un fenómeno relativamente reciente y que la araucanización de los tehuelches fue un proceso forzado de asimilación cultural y lingüística (Casamiquela, 1978).

Casamiquela sostiene que los mapuches eran originarios del lado occidental de la cordillera y que cruzaron a territorio argentino en busca de nuevos recursos y oportunidades comerciales, aprovechando la introducción del caballo traído por los españoles. Este proceso, que se intensificó entre los siglos XVII y XIX, generó un reemplazo lingüístico y cultural que, con el tiempo, derivó en la errónea concepción de que los mapuches eran los habitantes ancestrales de la Patagonia.

Por otro lado, registros coloniales y testimonios de viajeros europeos corroboran que hasta mediados del siglo XVIII no se documenta presencia mapuche en la región pampeana y patagónica. En cambio, sí se registran asentamientos tehuelches en vastas zonas del actual territorio argentino (Bridges, 1948; Borrero, 2001).

3. Toponimia y la necesidad de un cambio

La toponimia en Argentina ha sido profundamente alterada por la expansión mapuche. Muchos nombres de origen tehuelche han sido reemplazados por términos en mapudungun debido a la imposición cultural sufrida por estos pueblos. Ejemplos claros son:

  • Chubut, originalmente Tchubut, un término aonikenk que significa "transparente", aunque ha sido reinterpretado bajo una fonética mapuche.
  • Neuquén, un término mapuche que se superpuso a denominaciones previas de los pueblos indígenas del área.
  • Río Negro, cuya región estaba poblada por pampas y gününa küne antes de la llegada de los mapuches.

Un proceso de restitución de nombres ancestrales sería un acto de justicia histórica, permitiendo recuperar la identidad real de los pueblos que habitaron Argentina antes de la expansión mapuche.


Ciudades y regiones de la Provincia de Buenos Aires con nombre araucano que podrían cambiar a su correspondiente aonikenk (o castellano)

4. Interferencia externa: Mapuche International Links y su rol en la distorsión histórica

4.1 Origen y composición de la organización

Una de las principales fuentes de apoyo a la narrativa de la ancestralidad mapuche en la Patagonia es la organización Mapuche International Links, cuya página web (https://www.mapuche-nation.org/) promueve una versión sesgada de la historia. Llamativamente, esta organización tiene su sede en el Reino Unido y está financiada por fuentes británicas, lo que genera interrogantes sobre sus verdaderos intereses en la región.


Además, su composición es altamente irregular: si bien se presenta como una organización defensora del pueblo mapuche, solo uno de sus miembros es de origen chileno, mientras que el resto son ciudadanos británicos. Esta desproporción sugiere que la organización podría estar operando con una agenda geopolítica encubierta más que con un genuino interés por los derechos indígenas.

4.2 Falta de evidencia en sus reclamos

Mapuche International Links basa sus reclamos en la tradición oral sin respaldo arqueológico o documental. Las fuentes históricas argentinas y chilenas, incluyendo las crónicas de misioneros y viajeros del siglo XVIII y XIX, confirman que los mapuches no habitaban la Patagonia oriental antes del proceso de araucanización. Su llegada se debió a una serie de movimientos migratorios que, en muchos casos, implicaron la conquista y absorción de pueblos locales.

La insistencia en una supuesta "ancestralidad" mapuche en la Patagonia argentina carece de fundamento y parece responder más a intereses políticos y económicos que a la realidad histórica.


5. Conclusión y recomendaciones

La revisión de la toponimia en Argentina es una cuestión de justicia histórica para los pueblos realmente originarios del territorio. Dado que la presencia mapuche en la Patagonia argentina es el resultado de una expansión reciente y no de una ocupación ancestral, es necesario restaurar los nombres de origen tehuelche, aonikenk y pampa, en detrimento de las denominaciones impuestas por la influencia mapuche.

Asimismo, es crucial visibilizar la injerencia de organizaciones extranjeras como Mapuche International Links, cuya agenda parece estar más alineada con intereses externos que con la realidad histórica de los pueblos indígenas de Argentina. La identificación y el estudio de estos actores permitirán entender mejor el trasfondo político de la manipulación histórica que buscan imponer.

La restitución de la toponimia auténtica no solo corrige una distorsión histórica, sino que también refuerza la identidad nacional y la memoria de los verdaderos pueblos originarios de la Patagonia argentina. Lamentablemente, la Universidad Nacional de Buenos Aires, auto-proclamada como si fuese una institución privada Universidad de Buenos Aires (UBA), fortalece esta posición de invasión cultural enseñando el idioma del invasor entre sus opciones. La Universidad Nacional del Comahue también participa en esta invasión cultural e indigenismo promoviendo el izamiento de la bandera araucana y adhiriendo a absurdas festividades precolombinas.

Dado el análisis expuesto, es razonable plantear una revisión de la toponimia actual en Argentina con el fin de restaurar nombres que reflejen con mayor precisión la identidad histórica y cultural de la región. Esto implicaría:

  1. Sustituir nombres mapuches por denominaciones aonikenks/tehuelches, en reconocimiento de su presencia anterior en la Patagonia y la Pampa.
  2. Promover estudios históricos y lingüísticos que rescaten los nombres originales de ríos, montañas y localidades antes de la araucanización.
  3. Generar conciencia pública sobre la historia real de los pueblos indígenas argentinos, evitando manipulaciones ideológicas o intereses extranjeros en la construcción de identidades artificiales.

 

Referencias

  • Borrero, L. (2001). Los Tehuelches: Historia y Arqueología de un Pueblo Nómade.
  • Bridges, L. (1948). Uttermost Part of the Earth.
  • Casamiquela, R. (1969). ¿Quiénes eran los Tehuelches? Una etnia en vías de extinción. Buenos Aires: Eudeba.
  • Viegas Barros, J. (1998). Estudios sobre la lengua tehuelche. Universidad de Buenos Aires.
  • Mandrini, R. (2006). Los pueblos originarios de la Argentina: su historia desde los primeros pobladores hasta la conquista europea. Buenos Aires: Eudeba.
  • Crónicas de viajeros y misioneros del siglo XVIII y XIX sobre los tehuelches y mapuches.

Este informe propone una acción concreta para la recuperación de la identidad histórica de la Patagonia, basada en la evidencia arqueológica, lingüística e histórica disponible. Abajo se presentan una serie de lugares nombrados con términos de la lengua araucana/mapuche en columna "Mapuche", luego las columnas "Castellano" y "Aonikenk" traducen de una manera aproximada los términos a cada lenguaje. Se propone realizar la sustitución de la toponimia araucana al castellano o aonikenk. Como parte de la guerra cultural contra el falso indigenismo que victimiza al pueblo araucano, es necesario tomar la senda de la evidencia histórica para reponer la herencia cultural de los pueblos que poblaron realmente la Patagonia.

Lugares con toponimia araucana y su traducción, cuando es factible, al idioma aonikenk

Número Mapuche Castellano Aonikenk
1 Aconcagua Monte que vigila  
2 Aluminé Brillo en el fondo  
3 Angaco Gente de las alturas Chantel Al
4 Anguil Zorro Patnk
5 Añelo Lugar donde se escucha Yaich Aike
6 Aruncohue Lugar de barro Tako Aike
7 Atreucó Agua del trueno Karut Katenke
8 Banderaló Lugar con banderas Bandera Käiken
9 Bariloche Gente detrás de la montaña  
10 Buta Ranquil Corral grande Chaink Uorkenk
11 Caleufú Río verde Jestateltenk Katenke
12 Calfucurá Piedra azul Jeshteltenk Yaten
13 Carhué Lugar verde Jestateltenk Aike
14 Carilafquén Lago verde Jestateltenk Tamle
15 Carirriñe Lugar con piedras Yaten Aike
16 Carrenleufú Río de corral Uorkenk Katenke
17 Chachín Tronco grueso Chaink Majen
18 Chapalcó Agua del barro Katenke Tako
19 Chascomús Laguna salada Jechen Tamle
20 Chimehuin Lugar de encuentro Komuaen Aike
21 Chimpay Lugar de sacrificio Jamenke Aike
22 Chivilcoy Lugar de algarrobos Akel Aike
23 Choele Choel Raza con flor amarilla Guijarro
24 Chos Malal Corral amarillo Uaitenk Uorkenk
25 Claromecó Tres aguas Kaash Katenke
26 Colan Conhué Lugar de paso Kei Aike
27 Colhué Huapi Isla roja Kápenken Sekten
28 Collón Curá Río de piedras Yaten Katenke
29 Comahue Lugar de aguas cristalinas Jechen Katenke
30 Comicó Lugar del agua escondida Kioosh Jechen
31 Copahue Agua de azufre Joche Tamle
32 Cuchillo-Có Agua de cuchillos Páijen Tamle
33 Cura Malal Corral de piedra Yaten Uorkenk
34 Curí Leuvú Río de piedra Yaten Katenke
35 Curruhué Lugar de piedras Yaten Aike
36 Currumahuida Colina de piedras Yaten Yeut
37 Domuyo Que tiembla y retumba Nauneuen 
38 El Nihuil El que brilla Keóken
39 Epecuén Casi quemado Uair
40 Epulafquen Dos lagos Tamle Jauke
41 Epulef Dos ríos Katenke Jauke
42 Epuyén Lugar del remolino Uarrekenk Aike
43 Filo Hua Hum Donde el filo toca el río Katenke Filo
44 Futalaufquen Lago grande Chaink Tamle
45 Futaleufú Río grande Chaink Katenke
46 Ganzú Lauquen Laguna grande Chaink Koi
47 Guaminí Lugar del tordo Kiken Aike
48 Guatraché Lugar del rastro Choiols Aike
49 Huanguelén Aguada amarilla Uaitenk Koi
50 Huechulafquen Lago largo Keikel Tamle
51 Hui Hui Lugar de entrada Aiken Aike
52 Huiliches Gente del sur Aonikenk
53 Huinca Renancó Aguada del huinca Kade Koi
54 Huinganco Lugar de huesos Ko Aike
55 Kilka Dibujo o escritura Ajnun
56 Leubucó Aguada del río Katenke Koi
57 Lihué Calel Sierra de la vida Asher Yeuternk
58 Limay Río cristalino Kuol Katenke
59 Limay Mahuida Cerro del río cristalino Yeut Kuol Katenke
60 Lin Calel Tres cerros Kaash Yeuternk
61 Litrán Aguada de piedra blanca Orrenk Yaten Koi
62 Llao Llao Hierba amarga Jechen Ueicurru
63 Loncopué Cabeza de sapo Ualuelen Teuko
64 Los Coihues Los árboles de coihue Kápenken
65 Los Menucos Los lugares pedregosos Yaten Aiken
66 Loventuel Lugar de los hierros Taam Aike
67 Macachín Lugar de algarrobos Akel Aike
68 Machónico Lugar de agua amarilla Uaitenk Tamle Aike
69 Mainqué Loro barranquero Keke / Chetjarre
70 Maipo Agua de la tierra Jerum Tamle
71 Malargüe Lugar de corrales Uorkenk Aike
72 Meliquina Cuatro montañas Kaaje Yeuternk
73 Moquehue Lugar de agua quieta Tamle Aike
74 Nahuel Huapi Isla del tigre Jaluel Sekten
75 Nahuel Mapá Tierra del tigre Jaluel Jerum
76 Nahuel Pan Tigre de piedra Jaluel Yaten
77 Nahuel Rucá Casa del tigre Jaluel Ku
78 Nahueve Río del tigre Jaluel Katenke
79 Naicó Aguada de fuego Iaik Koi
80 Napaleofú Río de las ciénagas Koluel Katenke
81 Neuquén Aguada atrevida  
82 Nonthué Lugar de encuentro de aguas Tamle Komuaen Aike
83 Ñacuñán Lugar de algarrobos Algarrobo Aike
84 Ñorquín Zorzal Segdep
85 Ñorquinco Aguada del zorzal Segdep Aike
86 Paimún Lugar del remolino Uarrekenk Aike
87 Palantelén Lugar del paso Kei Aike
88 Pehuen-Có Aguada de araucarias Peenkal Tamle
89 Pichi Huinca Pequeño huinca Kade Telenke
90 Pichi Leufú Río pequeño Telenke Katenke
91 Pichi Mahuida Pequeño cerro Telenke Yeut 
92 Picún Leufú Río del norte Penkenk Telenke
93 Picunches Gente del norte Penkenk Al
94 Pigüé Lugar de siembra Kaichelo Aike (trigal)
95 Pilcaniyeu Lugar de cañas amarillas Uaitenk Chank Aike
96 Pilhué Lugar de agua de flechas Shotel Koi Aike
97 Pillahuincó Aguada de las flechas Shotel Koi
98 Pilo Lil Arroyo de ramas Kake Kon
99 Piltriquitrón Cerro colgado de las nubes Kochkoch Kauen Yeut
100 Polcahué Lugar de barro rojo Kápenken Tako Aiken
101 Prahuaniyeu Lugar del cañaveral de fuego Iaik Chank Aike
102 Puan Laguna de agua turbia Epolenk Koi 
103 Puelén Lugar del este Penkoken Aike
104 Puelmapu Tierra del este Penkoken Geute
105 Puelo Agua del este Penkoken Tamle
106 Pulmari Lago gris Temeltenk Tamle
107 Quehué Lugar de juncos Korpen Aike
108 Quemquemtreu Gente de las quebradas Konkashken Al
109 Queñi Aguada escondida Eica Koi
110 Quequén Lugar de barrancas Jono kuinekon Aike
111 Quetrequén Lugar de temblores  
112 Quili Malal Corral de tres puntas Kash Orrka Uorkenk
113 Quillén Lugar de sueños Kotenkesh Aike
114 Quiñihual Lugar de tres montes Kaash Yeuternk Aike
115 Rancul Carrizal Telshen Aike
116 Realicó Lugar de caldenes Calden Aike
117 Renca Caña brava Gankenk Chank
118 Ruca Choroy Casa de loros Keke Uake
119 Salliqueló Lugar de greda amarilla Uaitenk Ko Aike
120 Somuncurá Piedra que habla Aish Yaten
121 Tandil Roca que late Sheg Yaten
122 Tapalqué Aguada dividida Gluen Koi
123 Telén Lugar de barro Tako Aike
124 Traful Unión de aguas Katenke Komuaen



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Pueblos originarios