sábado, 31 de mayo de 2025

Argentina: Comando Conjunto de Operaciones Especiales (CCOE)

El Comando Conjunto de Operaciones Especiales de Argentina: Conjuntez para la mayor eficacia

Entrevistamos al capitán de navío Eloy Eguren, Comandante Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales, sobre el rol que cumple este nuevo comando para estandarizar la doctrina y el equipamiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales en la Argentina, de manera de potenciar sus capacidades y cumplir su misión de una manera más eficaz.


Por Santiago Rivas || Pucara Defensa


En el año 2017 se creó el Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales (CCFOE) dentro del ámbito del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Argentina. Entrevistamos a su actual comandante, capitán de navío Eloy Eguren, sobre cómo nace el comando, su misión y cómo viene trabajando en la estandarización de la doctrina, procedimientos y equipamiento de las distintas Fuerzas de Operaciones Especiales.



Pucará Defensa: ¿Cómo se llega al Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales?

Capitán de navío Eloy Eguren: Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el mundo hay dos aspectos de las organizaciones militares que han crecido enormemente. Uno de ellos es el accionar militar conjunto; nada en las organizaciones militares contemporáneas occidentales se concibe en el marco específico, todo tiene que ser conjunto. Está comprobado que lo conjunto es lo que funciona, no se puede pensar en operaciones en las que no haya integración conjunta.

Paralelamente hay un crecimiento de la importancia de las operaciones especiales. Si tomamos la historia de las guerras, ha habido siempre fuerzas pequeñas que hacían operaciones muy puntuales, difíciles, pero que tenían un impacto desproporcionado con respecto a la cantidad de gente que estaba involucrada. En la Segunda Guerra Mundial aparecen, en la mayoría de los beligerantes, unidades específicas, con un adiestramiento y capacidades especiales que desarrollaron múltiples acciones contribuyentes a los grandes empleos de fuerzas navales, aéreas y terrestres. Ahí las operaciones especiales dan el gran salto y se institucionalizan, es decir, todos los países modernos comenzaron a mantener en forma activa y permanente unidades de operaciones especiales específicas.

En la Argentina, cada fuerza mirando algún espejo de países más avanzados, con mayor experiencia de guerra, toma estas ideas, en general entre los años 50 y 60.

Los más antiguos son los buzos tácticos, que se nutren de un instructor italiano, veterano de la Segunda Guerra Mundial, integrante de la legendaria Decima Flottiglia MAS (Decima Flottiglia Mezzi d’Assalto (Décima Flotilla de Vehículos de Asalto) que empieza a trabajar en la Base Naval Mar del Plata y desarrollar los primeros cursos de buceo táctico a mediados de los 50.

En el caso de la Infantería de Marina, como los Marines eran de donde sacábamos la mayor cantidad de experiencia y doctrina, se empiezan a organizar elementos de reconocimiento anfibio, que, andando el camino, pasan a denominarse Comandos Anfibios, también en Mar del Plata. Es decir, se podría decir que en Mar del Plata nacen las fuerzas de operaciones especiales de la Argentina.

En cuanto al Ejército, el año que viene se van a cumplir 60 años de la impartición del primer curso de comandos en 1964. Con el contacto permanente con el Ejército de Estados Unidos, toman el ejemplo de los Rangers.

Entre los años 1968 y 1973, el curso de comandos extendió su duración a 45 días, dividido en etapas que se desarrollaban en Campo de Mayo, Mazaruca, Córdoba, Bariloche, Tartagal y Mar del Plata.

En 1971, se creó oficialmente la Aptitud Especial de Comandos y se adoptó el actual brevet de la aptitud, se inició un período de intercambios y capacitaciones para adquirir experiencia en otros países como: Colombia, Brasil, Perú y Estados Unidos.

A partir de 1974 se adoptó la estructura actual del curso, con una duración de cuatro meses, dividido en etapas: básica, paracaidista, anfibia, montaña y monte, siempre bajo la órbita de la Escuela de Infantería.

En el año 1978, se creó en el ámbito de la Escuela de Infantería la primera unidad especial del Ejército, denominada Halcón 8, que tenía la finalidad de dar seguridad anti-terrorista durante el mundial de fútbol.

Hago hincapié en el curso de comandos del Ejército porque éste desde un principio tuvo egresados que eran de otras fuerzas. De hecho, el primer muerto en la Guerra de Malvinas es el capitán de corbeta IM Giachino, comando anfibio, quien, además de la capacitación específica recibida en la Armada, había realizado el curso de comandos.

A partir de la década del 90, el curso pasa a ser conjunto. En la actualidad, además de las etapas propias del Ejército ya mencionadas, la Armada conduce la etapa anfibia y la Fuerza Aérea la de búsqueda y rescate en combate.

Hablando de los orígenes del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, en 1980 se organiza el primer grupo, que incluso es desplegado en la Guerra de Malvinas. A lo largo del tiempo, fue creciendo en importancia y agregando funciones, pero siempre manteniendo una única Unidad y dependiendo del máximo nivel operativo de la Fuerza.



PD: Ya que menciona la Guerra de Malvinas ¿Qué nos puede decir al respecto de las unidades de Operaciones Especiales Argentinas?

EE: En la Operación Rosario participaron ambas unidades de la Armada, la Agrupación de Buzos Tácticos y la Agrupación de Comandos Anfibios, llevando con éxito tareas relevantes dentro del marco de la operación, y, de hecho, las únicas bajas propias son de personal perteneciente a las mismas.

Producida la recuperación del Archipiélago, el Ejército creó la Compañía de Comandos 601 sobre la base del equipo Halcón 8, la cual fue desplegada de inmediato. A ésta le siguió la Compañía de Comandos 602. Ambas subunidades desarrollaron una enorme cantidad de misiones de todo tipo. La Armada destacó una sección de Comandos Anfibios e incluso la Gendarmería Nacional destacó al Grupo Alacrán. En numerosas acciones todas estas fracciones fueron empleadas con unidad de comando, es decir que el accionar conjunto se plasmó en combate. Y todas mostraron que el adiestramiento recibido fue diferenciador, hicieron una generosa ofrenda de sangre y valentía a través de numerosos muertos, heridos y condecorados, y estuvieron a la altura de las circunstancias, tanto en lo profesional como en lo espiritual.

Volviendo a la pregunta anterior, entonces, para nosotros esto de ‘conjuntizar’ las fuerzas de operaciones especiales no es algo difícil, porque todos los que hicimos nuestro curso específico tenemos experiencia de haber tenido capacitaciones, instrucción particular o haber participado en ejercicios, desde el desde el inicio de nuestra formación, con otra fuerza. Eso nos facilita muchísimo el entendimiento y, por las mismas características de los cursos, la intensificación del compañerismo hace que esos vínculos se mantengan a lo largo del tiempo. Y, cuando somos más antiguos, nos facilita enormemente establecer coordinaciones y hacer acuerdos para realizar adiestramiento o cualquier tipo de actividad en el marco conjunto. Todo se resuelve mucho más rápido.


PD: Además, ustedes siempre trabajan en todos los ámbitos, en el agua, en el aire y en tierra.

EE: Hay una cosa para particular que caracteriza a las fuerzas de operaciones especiales es que todos los que conforman las fuerzas de operaciones especiales son voluntarios y se someten a ese tipo de entrenamiento porque quieren. Aspirar a tener una mejor condición de soldado, a desempeñar tareas más riesgosas, es decir, a distinguirse de alguna manera. Se toma normalmente como un desafío personal profesional, superar los estándares normales en algún tipo de exigencia.

Particularmente en la Argentina, si bien cada fuerza tiene su ámbito de operación o sus particularidades, todas las unidades desarrollan, en términos generales, la misma cantidad de capacidades: todos son paracaidistas, todos tienen adiestramiento anfibio, todos hacen etapas de formación en ambientes geográficos particulares, como el monte o la montaña. Hay un montón de técnicas comunes, esas vivencias que uno desde el inicio empieza a adquirir y que nos acompañan durante toda la carrera, son comunes. Lo que nos diferencia es la especialización en algún tipo de técnica, por una facilidad de medios o por estar desplegado en un ambiente geográfico particular.

No es que todos hagan lo mismo de la misma manera, pero sí que todos tienen cierta capacidad de adiestramiento para operar en las diversas formas posibles que tienen las fuerzas de operaciones especiales.

Todo esto contribuye a que el accionar militar conjunto de las fuerzas de operaciones especiales sea mucho más fácil.

Después de Malvinas, la impronta que se le puso a las Fuerzas Armadas de tender hacia lo conjunto y, por otro lado, el crecimiento generalizado de las fuerzas de operaciones especiales, terminan llevando a la creación del Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales.



PD: ¿Cómo es la evolución post Malvinas?

EE: Como ya lo mencioné, en el ámbito del Ejército, apenas desatado el conflicto, se crea la Compañía de Comandos 601, y a las pocas semanas se activa la Compañía 602 e inclusive se convocó una Compañía 603, que no alcanzó a ser desplegada a Malvinas. Terminada la contienda se desactivan las últimas dos, quedando solamente la 601. En 1999 se activa nuevamente la 602 y a fines del 2005 se crea la Agrupación Fuerzas de Operaciones Especiales, es decir, el Ejército crea un elemento de comando a cargo de un oficial superior con un Estado Mayor, para conducir las unidades de comando que existían hasta ese momento y que se fueron creando a partir de esa activación de la Jefatura de Agrupación. De hecho, el Ejército vuelve a activar la compañía 603, crea una nueva especialización, que es la de fuerzas especiales, distinta de los comandos, crea una unidad de apoyo logístico específica para operaciones especiales y crea una compañía de buzos de Ejército capacitados en operaciones especiales.

Esa agrupación es la que empieza a desarrollar actividades conjuntas aglutinadoras con las unidades de las otras fuerzas. Es la primera que empieza a pensar en la ejecución de operaciones especiales en forma conjunta. Esta Jefatura empieza a organizar seminarios, discusión de temas, hablar sobre equipamiento común, y empieza a desarrollar una serie de ejercicios que se denominan Castor, que ya van por la edición número diez.


PD: ¿Son anuales?

EE: Es anual, casi todos los años se ha dado con ejecución en el terreno. Se elige un ambiente geográfico particular, se convoca a las unidades y se cumple una misión en la cual todos intervienen en forma integrada, cumpliendo cada una su misión particular. Siempre cuentan con el apoyo de aeronaves para poder lanzarlos en paracaídas, normalmente de la Fuerza Aérea. Si es cerca del litoral marítimo o de los grandes ríos, con apoyo de buques de la Armada, es decir, no solo trabajan integradamente las unidades de operaciones especiales, sino que lo hacen también unidades de propósito general de las fuerzas, que prestan los apoyos para que las operaciones se puedan ejecutar. Para esas ejercitaciones se creaba una Agrupación Conjunta de Operaciones Especiales, que se puede decir que es el embrión del Comando Conjunto.

Avanzar en la conjuntez viene también de la mano de que en el año 2006 el gobierno redefinió una serie de empleos de las Fuerzas Armadas y hay un concepto que se estableció y que hoy está totalmente en vigor, qué es que las Fuerzas Armadas adiestran, alistan y sostienen y el que opera es el Estado Mayor Conjunto. Es decir, no hay más operaciones militares específicas, todas las operaciones son conjuntas.

Siguiendo esta misma impronta, el Estado Mayor Conjunto crea el Comando Operacional para que conduzca las operaciones en tiempo de paz, operaciones convencionales o especiales.

Al cabo de unos años de desarrollo del Comando Operacional, se determinó que había algunos aspectos de operaciones particulares que debían ser conducidas por comandos conjuntos dependientes de éste. Por eso, por ejemplo, se activa en forma permanente el Comando Conjunto Antártico y también se creó el Comando Conjunto Aeroespacial, el Comando Conjunto de Ciberdefensa, y más recientemente el Comando Conjunto Marítimo.

En el año 2017 el Jefe del Estado Mayor Conjunto de ese momento, el general Bari del Valle Sosa, ordena la conformación de una serie de comisiones de estudio para analizar diversos problemas para profundizar la conjuntez y, entre esas comisiones, una se dedicó a estudiar la conveniencia o no de un Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales y qué características debía tener. Con la participación de representantes de todas las fuerzas se analizó detalladamente la misión funciones y tareas que el mismo debía tener y se propuso una organización tentativa. Lo pusimos a consideración del Jefe de Estado Mayor Conjunto y finalmente a través de una Resolución, el Ministro de Defensa aprobó la creación del CCFOE.

Fue a fines del 2017, y la prueba de fuego del comando, cuyo primer comandante era el entonces Coronel Berredo, actual Comandante Operacional, fue dentro del marco de la cumbre del G20 realizada en Buenos Aires a fines del 2018. El presidente ordenó la conformación de una fuerza conjunta de rescate de rehenes que estuviera a la orden, alistada para actuar en caso de que se produzca algún problema con las delegaciones que vinieron de todos los países.



PD: Fue la primera operación.

EE: Exacto. La primera operación real que concretó el CCFOE, y como en ese momento tenía una escasa estructura, el comando de la operación lo asumió el comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército, que en ese momento era el general Paleo.

Se trasladaron todas las unidades especiales, tanto de la Armada como de la Fuerza Aérea y del Ejército a Buenos Aires. Se planificó operar en los distintos lugares donde podían ser empleadas, se alistó todo el material. Se trabajó sobre previsiones de emplearlas en tierra utilizando medios aéreos y navales de superficie, es decir, con todas las variantes de posibilidades que tienen las unidades de operaciones especiales en cuanto a sus capacidades para llegar a los objetivos.

A partir del fin de ese año se designa a un nuevo comandante que empieza a armar esta estructura, a escribir la doctrina, a capacitar a la gente y a conducir el adiestramiento militar conjunto. Transcurridos cinco años se ha avanzado mucho.


PD: ¿Cómo se ha ido haciendo esa integración?

EE: El lugar de la Agrupación FOE del Ejército, lo pasó a ocupar el CCFOE cuando se crea el 28 de diciembre del 2017, y a partir del 2019 se hizo cargo de planificar, organizar y conducir los Ejercicios “Castor”. La misión concretamente que nos asignan es ‘conducir las operaciones especiales en situación de crisis o conflicto armado, a fin de contribuir al cumplimiento de los objetivos impuestos por el nivel estratégico militar’. Si hay un tipo de elemento al que rápidamente se le puede echar mano para que solucione una crisis son las fuerzas de operaciones especiales. Hay un comandante que tiene un Estado Mayor, que conoce las unidades que le pueden poner a disposición, y que está en capacidad de planificar cualquier tipo de operación en una crisis para dar una respuesta inmediata a algún requisito del poder político.

La misión no solo dice lo que tienen que hacer, lo que se espera del comando, sino que, acorde con las capacidades que tiene actúe, comande; no se puede esperar a que se a que se haya desatado un conflicto para activarlo.

En la paz, el CCFOE cumple funciones de adiestramiento conjunto, de establecer la doctrina conjunta y de estandarizar el equipamiento. Vayamos primero al adiestramiento, todas las unidades de operaciones especiales tienen un nivel de adiestramiento muy bueno, sean de la fuerza que sean. Ahora, cuando hay que hacerlos trabajar en conjunto, hay pequeñas diferencias de procedimientos o de vocabulario o de la forma de realizar alguna cosa, entonces el CCFOE tiene que intervenir.


PD: ¿Para estandarizar?

EE: Absolutamente, una estandarización de procedimientos, es decir, todos saben lo que tienen que hacer, con mínimos márgenes de error, sin confusiones. ¿Se hace necesario normalizar todo? Sí, y para eso el CCFOE realiza periódicamente actividades de adiestramiento conjunto en diversas técnicas, sin necesariamente incluir una situación táctica. ¿Vamos a trabajar en paracaidismo? Entonces convocamos y vamos todos a Córdoba o Bahía Blanca y se normalizan las pequeñas diferencias. Nos nutrimos de la experiencia común, determinamos de común acuerdo y queda como un procedimiento que ya todos utilizan; se saca una circular de conocimiento y cumplimiento obligatorio por parte de las fuerzas. Lo mismo se puede decir con respecto al combate a cuarto cerrado, que también tiene sus pequeñas diferencias.



PD: ¿Había muchas diferencias en procedimientos cuando empezaron?

EE: No, pero cada fuerza tiene su forma de enseñar. Es bueno intercambiar opiniones y ver lo que hace cada fuerza, y de común acuerdo seleccionar la mejor. Eso hace que no solo se estandarice, sino que crezca el nivel de adiestramiento general y facilita la operación conjunta.

Eso en cuanto al adiestramiento en técnicas. Después, cuando hacemos ejercicios de adiestramiento en tácticas, que ya trabajamos las unidades sobre un mismo sistema o varios objetivos en forma simultánea, vamos a otro tipo de estandarización, a los procedimientos de planeamiento, de comunicaciones, a cómo enlazarnos con cada una de las fuerzas subordinadas, cómo coordinar los efectos de cada una de las unidades, aunque estén muy dispersas en el terreno.

Todas esas tareas que parecen de pequeña magnitud son de una enorme fortaleza, porque preparan a estas unidades para operar en forma conjunta con máxima eficacia.

Y a su vez, todo esto también sirve para aunar lazos, porque normalmente el operador de fuerzas especiales tiene una autoestima elevada, se siente satisfecho de sus capacidades, es competitivo. Esa competitividad sana la transformamos en cooperación.

Ese conocimiento personal y profesional en el marco del adiestramiento, sirve muchísimo para derribar un montón de prejuicios o cosas que dañan la eficacia de las operaciones y no tienen sustento.


PD: ¿Cómo ha sido la integración en cuanto a equipamiento?

EE: Con respecto a eso, a partir de este gobierno se inició un proceso de planeamiento del ámbito de la defensa, con una serie de pasos y documentos que llevan al diseño del instrumento militar. Se define claramente qué problemas hay que solucionar y qué tipo de fuerza se necesita para solucionar esos problemas. A diferencia de cada una de las fuerzas, que intervino en el diseño de sus capacidades, presentándolo en el Estado Mayor Conjunto, en el caso de las operaciones especiales ese trabajo lo hizo por completo el CCFOE. Nosotros dijimos qué equipos de comunicaciones van a tener todas las unidades, qué tipo de armamento deben tener, qué tipo de visores nocturnos, por nombrar algunos. Obviamente se busca la congruencia técnica y operacional, que lo que se compre sea compatible entre todos los usuarios, de modo que no haya cosas que, a lo mejor tienen muy buenas características, pero que no pueden ser integradas al ámbito conjunto. Por otro lado, que eso sirva para los fines del diseño general del instrumento militar.

Por esa razón el CCFOE participó en varias ferias internacionales cuya asistencia fue ordenada por el Jefe del Estado Mayor Conjunto, para nutrirse de los últimos adelantos tecnológicos y ponerlos a consideración y decir ‘esto es lo que deberíamos comprar y lo que nos conviene a todos’. Si hay materiales que son específicos de una unidad, no vamos a intervenir, por ejemplo, si los buzos tácticos necesitan ser equipados con minisubmarinos para hacer operaciones puntuales. No todas las unidades de operaciones especiales van a tener minisubmarinos, pero si se va a tratar de que sea compatible para ser operado por buzos tácticos junto con otras con los medios de otras fuerzas sin inconvenientes.


PD: ¿Las compras las hacen ustedes o las fuerzas?

EE: La gestión en gran parte del material de operaciones especiales para utilizar el FONDEF la hace el CCFOE. Hay cosas que las compran las fuerzas, pero hay otras que se compran centralizadas a través del CCFOE, obviamente con la aprobación del Estado Mayor Conjunto. Si no existiese el CCFOE sería mucho más complicado, tiene un claro rol de facilitador.

A nivel adiestramiento, volviendo a ese punto, por ejemplo, el CCFOE también se encarga de facilitar. Por ejemplo, el Ejército necesita ir a ejercitarse a una base de la Armada, se coordina con la otra fuerza la autorización, se ve la posibilidad de incorporar unidades de otras fuerzas, para que se aproveche ese entrenamiento, se puede indicar hacer particular hincapié en determinada técnica que les sirva a todos, es decir, es un facilitador, un orientador. Sirve a su vez para ver el nivel de adiestramiento en determinadas técnicas y siempre tendiendo a la integración.


PD: ¿Cómo evalúan junto con las unidades los cambios doctrinarios?

EE: Por un lado, toda la doctrina de conducción y de planeamiento conjunto de operaciones especiales se desarrolló en el CCFOE y está en vías de aprobación. Además, se desarrolló un curso principalmente destinado a oficiales jefes y superiores de todas las fuerzas capacitados en operaciones especiales, que es un aspecto que no es muy tratado en las escuelas de guerra específicas, ni en la escuela de guerra conjunta. Cubre un vacío importante para decir ‘las operaciones especiales conjuntas se conducen de esta manera o se planifican de esta manera y sirven a la estrategia operacional de esta manera’, es decir que hay toda una educación interna de la comunidad de operaciones especiales y una educación externa a otros elementos que participan de la solución de un problema militar que tienen que conocer cómo operamos nosotros y qué nos pueden ordenar y qué no. No somos un fin en sí mismo, formamos parte de un sistema, por ahí hacemos cosas muy puntuales, chicas, pero que a lo mejor nadie las puede hacer en nuestro lugar. Entonces, qué mejor que los decisores conozcan exactamente cuáles son las capacidades y limitaciones, los alcances que tienen nuestras operaciones, para emplearlas lo más correctamente posible y que beneficie al conjunto en el éxito de la campaña como un todo.


PD: ¿Cómo se denomina el curso?

EE: Se llama Curso Conjunto de Conducción de Operaciones Especiales, es un curso que está también en vías de aprobación en el ámbito conjunto. Destaco además que participan suboficiales que integran las planas o los estados mayores de las unidades y que son potenciales integrantes del CCFOE. Esto ayuda muchísimo a normalizar el vocabulario de cómo se clasifican las operaciones, cuáles son las finalidades, cómo se integran en los niveles superiores. Esto también ha significado un gran avance en el tema doctrinario.


PD: ¿Cómo se trabaja con fuerzas de otros países para poder adquirir doctrina o conocimientos?

EE: El CCFOE desde un principio ha participado en varias ejercitaciones en el extranjero. Por ejemplo, el ejercicio PANAMAX, que desarrolla el Comando Sur de Estados Unidos, en el cual se analiza un problema militar puntual en torno a la libre navegación del Canal de Panamá. Ese comando de fuerza tiene cuatro componentes, terrestre, naval, aéreo y de operaciones especiales. Tanto Estados Unidos como la OTAN manejan siempre las operaciones especiales con un componente separado por diversas razones, porque normalmente son empleados muy tempranamente en el conflicto y porque eso evita que las fuerzas sean utilizadas en cosas que a lo mejor no tienen un gran rédito operacional. Nosotros participamos desde el 2017 en todas las ediciones del ejercicio Panamax, integrando en diversos puestos el comando del componente de operaciones especiales. Eso nos permite visualizar y experimentar cómo es un comando de una coalición de grandes proporciones y ver el vocabulario y los procedimientos de planificación de países que están en el marco de la OTAN o que tienen mucha más experiencia de combate que nosotros.


PD: Les permite ver el equipamiento, la doctrina y cómo se incorpora en la Argentina.

EE: Claro, también tenemos contacto con el Comando Conjunto de Operaciones Especiales de España, que es muy similar a éste. Hemos trabajado con Perú y trabajado con otros países, hay intercambios que nos enriquecen. Es claro que la Argentina ha dado un paso importante y es un precursor en el tema de las operaciones especiales conjuntas, pero el aprendizaje es continuo.


PD: ¿Hay otro país de la región que tenga un comando conjunto?

EE: No de estas características, la mayoría tienen esbozos de trabajo conjunto, pero no existen comandos como tal. Creo que Colombia es el único país latinoamericano, además de Argentina, que tiene un comando conjunto de estas características.


PD: ¿Cuáles son las unidades que dependen operacionalmente?

EE: Ejército tiene la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales del cual dependen tres compañías de comando, las 601, 602 y 603, una compañía de fuerzas especiales, una compañía de buzos de operaciones especiales y una compañía de apoyo. La Armada tiene su Agrupación de Buzos Tácticos y la Agrupación de Comandos Anfibios, y recientemente creó un Comando de Fuerzas Navales Especiales, en una situación similar al Ejército, se consideró que era necesario en la Armada aglutinar a las unidades de operaciones especiales y que dependan orgánicamente de ese comandante único y no como se hacía hasta ese momento en que los Buzos Tácticos dependían de la Fuerza de Submarinos y los Comandos Anfibios de la Brigada Anfibia.

LA Fuerza Aérea tiene el GOE, conducido por un oficial superior. Está nucleado en la VII Brigada Aérea en Moreno, muy asociado a donde tienen asientos los helicópteros, porque es el medio primario que ellos utilizan para operar.


PD: ¿Cómo se integra el CCFOE en el empleo del instrumento militar?

EE: El comando conjunto cumple un rol muy importante en lo que es la estrategia defensiva, de restricción de áreas por capas, que es el concepto que ha adoptado el instrumento militar. Las operaciones multidominio, que se desarrollarán sobre las distintas capas y cómo emplear los medios que tiene la nación para una supuesta agresión estatal militar externa. En todas las capas está previsto el uso de unidades de operaciones especiales y este comando va a hacer directamente lo que el comandante de teatro decida para conducir las operaciones especiales.


PD: Ustedes quedarían subordinados al comandante del teatro de operaciones.

EE: Exacto, lo importante de esto es que ya desde la paz funciona aceitadamente, es una enorme ventaja porque ya sabemos las capacidades de las unidades y conocemos el nivel de adiestramiento que tienen. Hemos hecho multitud de ejercicios, para saber en qué empleos nos pueden utilizar y, llegado el caso, es subordinarnos a la autoridad militar que se designe para contribuir a solucionar el problema.

Se conocen las técnicas, las tácticas y las personas y es fundamental, porque eso nos facilita el entendimiento.

Pero también hay que tener en cuenta el empleo en situaciones de crisis. por ejemplo, en la reciente Operación “Regreso Seguro”, conducida por el Comando Operacional para evacuar a los compatriotas argentinos que estaban en Israel, iba un elemento de operaciones especiales a bordo de los aviones.


PD: ¿Del GOE?

EE: Si, del GOE. Principalmente para dar seguridad, pero además, porque pueden hacer muchas otras cosas y facilitar las operaciones, más en un marco absolutamente incierto, en un ambiente complejo, como era el de esa operación. Es imprescindible que hayan participado.


PD: Si bien algunos los vieron como vuelos comunes, se estaba entrando a una zona de guerra.

EE: Exactamente. EL GOE en este caso particular, al igual que el resto de las unidades mencionadas, está compuesto por personal que está habituado a actuar en forma independiente lejos de sus mandos, tienen un entrenamiento para hacer un adecuado uso de la libertad de acción, de aplicar criterios sin recibir órdenes detalladas, ahí está una de las grandes fortalezas que tienen las unidades de operaciones especiales. Están acostumbrados a niveles de riesgo alto, a operar en ambientes complejos. Sobre todo, en ese tipo de operaciones donde cualquier error se magnifica. Entonces ¿conviene tener ese tipo de perswonal que está habituada a operar en ese marco complicado? Sí. A lo mejor son oficiales y suboficiales de baja jerarquía, pero tienen ese entrenamiento particular.


PD: En relación a la recientemente implementada Estrategia de Restricción de Áreas por capas, ¿Qué rol juegan los FOE?

EE: La “Restricción de Áreas por capas”, concepto central inherente de la concepción estratégica militar, busca en primer lugar denegar al enemigo el acceso al teatro de operaciones, accionando sobre el mismo desde las más largas distancias y; en caso de que el agresor logre ingresar, negarle el control efectivo de áreas consideradas estratégicamente críticas.

Por las mismas capacidades de las FOE, pueden operar en ámbitos aislados, con gran autosuficiencia, sobre la base de la austeridad logística y resistencia que las caracteriza. Siempre generan una relación costo – beneficio que resulte favorable.

Sus efectos se potencian al integrarse sin inconvenientes en todos los dominios. Su capacidad para infiltrarse en cualquier tipo de terreno, permaneciendo “invisibles”, junto al empleo de medios satelitales, están en capacidad de obtener, transmitir y proveer información en tiempo real, y esto resulta fundamental para agilizar el proceso de toma de decisiones en todos los niveles. Sus efectos se harán sentir a través del conocimiento acabado de la propia geografía, potenciando el alcance efectivo de las armas letales y no letales, a través de un control efectivo y adelantado de las mismas.

Siempre podrán contribuir a limitar al agresor accionando sobre sus vulnerabilidades críticas y así degradar su capacidad para combatir y, principalmente, en su aptitud para controlar el espacio que ocupa, pasando a denegarle áreas críticas de importancia estratégica y operacional por períodos cortos. E inclusive, llegado el caso, recuperar objetivos de alto valor, cuando hayan caído en poder del agresor.

Además, como multiplicador de fuerzas, las FOE están en condiciones de operar con fuerzas locales, por lo que resulta fundamental el adiestramiento previo en coordinación con otras agencias, ya sean gubernamentales o privadas.

Finalmente, quiero aclarar que todo esto es posible principalmente por la elevada motivación de nuestras unidades, su actitud profesional y proactiva, las características de nuestro personal hasta en las más bajas jerarquías, habituado a hacer uso de la libertad de acción y de la iniciativa, sumado a una silenciosa y humilde contracción a todos los detalles que hacen a nuestra profesión, movidos por un espíritu de cuerpo formidable.

En síntesis, las FOE han ganado su lugar es todas las organizaciones por propio derecho, y sin lugar a dudas tienen un futuro promisorio, lleno de desafíos profesionales.


EA: FAL y MAG disparando en prácticas

viernes, 30 de mayo de 2025

Frente Oriental: La desesperada evacuación de la Operación Aníbal

Operación Aníbal – Evacuación Masiva de la Kriegsmarine del Frente Oriental

Craig Ryan || Naval Historia





La Operación Aníbal fue una evacuación naval a gran escala llevada a cabo por la Kriegsmarine alemana durante la Segunda Guerra Mundial, a partir de enero de 1945.

Implicó el transporte de tropas alemanas y más de un millón de civiles a través del Mar Báltico, huyendo del avance del Ejército Rojo Soviético.

Antecedentes

A medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial, el Frente Oriental se convirtió en un foco de intenso conflicto entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. Inicialmente, Alemania había realizado avances significativos en territorio soviético. Sin embargo, para 1944 y principios de 1945, la situación cambió drásticamente. El Ejército Rojo Soviético no solo había detenido el avance alemán, sino que también había iniciado un avance implacable hacia el oeste, recuperando el territorio perdido.

Esta contraofensiva soviética tuvo profundas implicaciones para las regiones de Europa del Este, especialmente en zonas como Prusia Oriental, los países bálticos y partes de Polonia. Estas regiones albergaban una importante población de etnia alemana y habían estado bajo ocupación alemana durante gran parte de la guerra. A medida que las fuerzas soviéticas avanzaban, estas zonas se volvieron extremadamente vulnerables, tanto militarmente como para la población civil.

El ejército alemán, ante una probable derrota, tuvo que tomar decisiones estratégicas no solo sobre cómo enfrentarse a las fuerzas soviéticas que avanzaban, sino también sobre cómo gestionar la retirada. Esta situación se complicó porque no se trataba solo de retirar unidades militares, sino también de la apremiante necesidad de abordar el destino de los numerosos civiles en estas zonas. El temor a las represalias soviéticas, tanto real como propagado por las autoridades nazis, generó una sensación de urgencia por evacuar a los civiles junto con el personal militar.

A la complejidad se sumó el inicio del crudo invierno de 1944-1945. Esta temporada fue particularmente brutal, con temperaturas gélidas y hielo que afectaron tanto las operaciones terrestres como las marítimas. Las duras condiciones climáticas plantearon importantes desafíos logísticos para cualquier movimiento a gran escala de personas y equipos.

En este contexto, el Alto Mando alemán decidió iniciar la Operación Aníbal. Esta decisión se basó en una combinación de necesidad militar y preocupaciones humanitarias. La operación recibió el nombre del general cartaginés Aníbal, conocido por sus audaces maniobras militares contra Roma, lo que quizás reflejaba la visión del ejército alemán de la operación como una audaz retirada estratégica ante una situación adversa.

Ejecución de la Operación Aníbal

El almirante Karl Dönitz, al mando de la operación, se enfrentó a la abrumadora tarea de organizar una evacuación marítima masiva durante uno de los inviernos más crudos registrados. La operación comenzó casi espontáneamente a mediados de enero, con poco tiempo para una planificación detallada.

La Kriegsmarine movilizó una flota ecléctica, que incluía no solo buques de transporte militar, sino también una variedad de embarcaciones civiles, como transatlánticos, transbordadores y barcos pesqueros. Esta apresurada formación de la flota fue indicativa de las medidas desesperadas adoptadas. Los barcos debían navegar por las traicioneras aguas heladas del Mar Báltico, a menudo sobrecargados de refugiados y soldados, y con equipo de salvamento inadecuado.


Refugiados alemanes en un barco durante la Operación Aníbal. Refugiados de Prusia Oriental subiendo a un barco durante la Operación Aníbal. Imagen de Bundesarchiv CC BY-SA 3.0 de

La operación estuvo plagada de desafíos de navegación y combate. Los barcos tuvieron que lidiar con las peligrosas condiciones invernales del Mar Báltico, que planteaban riesgos significativos de hielo y tormentas. Además, estaban constantemente amenazados por submarinos y aviones soviéticos.

La Kriegsmarine tuvo que emplear maniobras evasivas y depender en gran medida de escoltas navales para proteger a la flota de estas amenazas. A pesar de estos esfuerzos, varios barcos se perdieron en ataques soviéticos, lo que provocó numerosas bajas.

El aspecto humanitario de la operación fue tan importante como sus objetivos militares. La evacuación incluyó a un gran número de civiles: mujeres, niños, ancianos y soldados heridos. El hacinamiento y las malas condiciones en muchos de los buques provocaron penurias y sufrimiento.

El trágico hundimiento del MV Wilhelm Gustloff, tras ser alcanzado por torpedos de un submarino soviético, causó la pérdida de aproximadamente 9.000 vidas, convirtiéndolo en uno de los desastres marítimos más mortíferos de la historia. Este incidente subrayó el coste humano de la operación.

La operación duró 15 semanas y culminó en mayo de 1945.

El impacto de la Operación Aníbal

Desde un punto de vista militar, la Operación Aníbal tuvo importantes implicaciones. Permitió al ejército alemán redesplegar un número considerable de tropas y equipo del Frente Oriental, que pudo haber tenido un impacto modesto en la prolongación de la guerra, fue un redespliegue.

Sin embargo, este redespliegue fue en gran medida una retirada estratégica ante una derrota inevitable, lo que subrayó la desesperada situación de las fuerzas alemanas en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. La operación demostró la capacidad logística de la Kriegsmarine, pero también puso de relieve las graves circunstancias que llevaron a una medida tan drástica.

El aspecto humanitario de la Operación Aníbal es quizás su legado más conmovedor. La operación condujo a la evacuación de más de un millón de personas, entre militares y civiles, incluyendo numerosas mujeres y niños.


Refugiados alemanes huyendo de Königsberg. Imagen de Bundesarchiv CC BY-SA 3.0 de

Si bien sin duda salvó innumerables vidas del avance de las fuerzas soviéticas, la operación también fue testigo de un inmenso sufrimiento humano. Buques abarrotados y mal equipados, duras condiciones invernales y la constante amenaza de ataque provocaron numerosos desastres marítimos.

En los años de posguerra, la Operación Aníbal ha sido objeto de diversas interpretaciones y debates. En Alemania, especialmente entre quienes vivieron la evacuación, la operación suele recordarse como una acción necesaria que salvó vidas en tiempos de crisis.

Sin embargo, también se considera en el contexto más amplio de la guerra, una guerra marcada por las atrocidades y las políticas agresivas del régimen nazi. Esta doble perspectiva ha dado lugar a un legado complejo, donde la operación se considera tanto una notable hazaña de evacuación como un sombrío reflejo de las trágicas consecuencias de la guerra.

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jueves, 29 de mayo de 2025

El rol de las Fuerzas Armadas en la gestión de crisis humanitarias

El papel de las Fuerzas Armadas en las crisis humanitarias

 

 1. Introducción

La acción humanitaria ha sido una práctica recurrente en distintas culturas y momentos históricos. Sin embargo, su significado ha evolucionado con el tiempo, pasando de ser una cuestión meramente asistencialista, vinculada a la beneficencia y la caridad, a convertirse en un mecanismo integral de respuesta a crisis humanitarias, conflictos armados y situaciones de emergencia.

En el contexto contemporáneo, las Fuerzas Armadas desempeñan un papel clave en la acción humanitaria, no solo por su capacidad logística y operativa, sino también por su inserción en misiones internacionales de mantenimiento de la paz y reconstrucción postconflicto. España, como actor global comprometido con la estabilidad y la seguridad, participa activamente en estas iniciativas, alineándose con las resoluciones de la ONU y las políticas de la Unión Europea.

Este documento analiza el rol de las Fuerzas Armadas en la acción humanitaria desde diversas perspectivas: sociológica, jurídica y operativa. También se examina la evolución del marco normativo que regula su participación y se detallan algunas de las principales misiones internacionales en las que España ha estado involucrada.

2. Fundamentos sociológicos de las operaciones de paz y reconstrucción

Desde un punto de vista sociológico, la intervención militar en acciones humanitarias ha sido objeto de análisis y debate. Tradicionalmente, las Fuerzas Armadas han sido percibidas como instituciones destinadas a la defensa nacional y la guerra. No obstante, en las últimas décadas, se ha producido un cambio en la percepción pública sobre su función, especialmente en sociedades democráticas como la española.




Diversos estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y del Real Instituto Elcano han reflejado que la sociedad española respalda mayoritariamente la participación de sus Fuerzas Armadas en misiones humanitarias y de mantenimiento de la paz. Este apoyo se debe a varios factores:

  1. Legitimidad internacional: La mayoría de estas operaciones se desarrollan bajo el amparo de organismos multilaterales como la ONU o la OTAN.
  2. Carácter no bélico: A diferencia de las guerras convencionales, las misiones humanitarias y de paz buscan la protección de civiles, la estabilización de regiones en crisis y la reconstrucción de estructuras básicas.
  3. Capacidad logística y operativa: Las Fuerzas Armadas poseen los recursos necesarios para operar en situaciones de emergencia, proporcionando asistencia médica, transporte, distribución de alimentos y reconstrucción de infraestructuras.

No obstante, también existen preocupaciones y desafíos. La participación en misiones en zonas de conflicto implica riesgos para los militares desplegados, y en algunos casos, genera tensiones políticas y diplomáticas. Asimismo, se ha debatido sobre el equilibrio entre el papel militar y el de las ONG en la gestión de la ayuda humanitaria.

3. Fundamentos jurídicos de las operaciones de paz y reconstrucción

Las Fuerzas Armadas de Argentina han asumido un rol destacado en operaciones de paz y reconstrucción, respaldadas por un marco normativo robusto que legitima su actuación tanto en el ámbito nacional como internacional. Desde su participación en misiones de la ONU, como en Haití o Chipre, hasta su apoyo en emergencias locales, Argentina combina disciplina militar con un firme compromiso humanitario, guiado por principios jurídicos que aseguran transparencia, legitimidad y respeto por los derechos humanos en contextos de crisis.
La base legal para estas operaciones se sustenta en varios pilares fundamentales. La Constitución Nacional de 1994 establece que las Fuerzas Armadas tienen como misión proteger la soberanía, la independencia y la integridad territorial del país, pero también contribuir a la estabilidad internacional, en línea con los compromisos asumidos por Argentina en foros globales. Este mandato se refleja en el despliegue de cascos azules argentinos en misiones de paz y en la asistencia humanitaria en desastres naturales, como las inundaciones en el Litoral o el terremoto de San Juan en 2021.
A nivel internacional, Argentina es signataria de tratados y convenios que regulan la intervención en conflictos y la protección de los derechos humanos, incluyendo la Carta de las Naciones Unidas y los Convenios de Ginebra. Estas normativas aseguran que las operaciones humanitarias y de paz se realicen bajo principios de neutralidad, imparcialidad y humanidad. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU proporcionan el respaldo jurídico para las misiones de paz en las que Argentina participa, como la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), donde los cascos azules argentinos han sido reconocidos por su profesionalismo.
En el ámbito nacional, la Ley 24.059 de Seguridad Interior y la Ley 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas establecen los lineamientos para la participación militar en operaciones humanitarias y de apoyo a la comunidad, mientras que la Ley 25.520 de Inteligencia Nacional refuerza la necesidad de transparencia en las acciones militares. Además, el Congreso Nacional ejerce un rol clave en la supervisión de las misiones internacionales, garantizando que las operaciones en el exterior sean aprobadas y monitoreadas, lo que refuerza la legitimidad democrática de estas iniciativas. Por ejemplo, la participación argentina en misiones como MINUSTAH en Haití fue sometida a un estricto control parlamentario, asegurando que cumpliera con los objetivos de paz y reconstrucción.
Este marco jurídico no solo legitima la actuación de las Fuerzas Armadas, sino que también las posiciona como un actor clave en la construcción de un mundo más seguro y solidario. La experiencia de Argentina en operaciones de paz, combinada con su compromiso con el derecho internacional, permite al país responder eficazmente a los desafíos globales, desde conflictos armados hasta desastres naturales agravados por el cambio climático. Según el Banco Mundial, estos fenómenos podrían desplazar a millones de personas en las próximas décadas, lo que subraya la importancia de un marco legal sólido que permita a las Fuerzas Armadas argentinas actuar con rapidez y eficacia.
Con un enfoque anclado en la legalidad, la transparencia y el respeto por los derechos humanos, Argentina reafirma su compromiso con la paz y la reconstrucción. Las Fuerzas Armadas, respaldadas por este marco normativo, están preparadas para seguir siendo un faro de esperanza en los momentos más críticos, demostrando que la fuerza militar, cuando se guía por principios éticos, puede transformar realidades y salvar vidas.


4. Misiones de paz y reconstrucción en el exterior

Las Fuerzas Armadas de Argentina han consolidado su prestigio en operaciones internacionales de paz y reconstrucción, respaldadas por un marco jurídico que garantiza la legitimidad y transparencia de sus acciones. En línea con la Ley 24.948 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas y el control parlamentario establecido por la Constitución Nacional, el Congreso de la Nación desempeña un rol clave en la autorización y supervisión de las misiones en el exterior, salvo en casos de emergencia que requieran una respuesta inmediata. Este marco normativo asegura que las operaciones argentinas se alineen con los principios de paz, derechos humanos y cooperación internacional, fortaleciendo el liderazgo del país en escenarios globales.
Argentina ha participado en numerosas misiones de paz y ayuda humanitaria bajo el amparo de la ONU, destacándose por su profesionalismo y compromiso. Entre las operaciones más relevantes se encuentran:

Misión MINUSTAH (Haití)

Entre 2004 y 2017, Argentina contribuyó a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), desplegando tropas y personal médico para apoyar la estabilización del país tras años de inestabilidad política y desastres naturales. Los cascos azules argentinos, junto con otros países de la región, proporcionaron seguridad, distribuyeron ayuda humanitaria y apoyaron la reconstrucción de infraestructuras básicas, dejando un legado de solidaridad en la isla.

Misión UNFICYP (Chipre)

Desde 1993, Argentina participa en la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP), una de las misiones de paz más longevas de la ONU. Las tropas argentinas han desempeñado un papel crucial en la supervisión del cese al fuego entre las comunidades grecochipriota y turcochipriota, además de facilitar la entrega de asistencia humanitaria a poblaciones afectadas por el conflicto. Su labor ha sido reconocida internacionalmente por su imparcialidad y profesionalismo.

Apoyo en misiones humanitarias en América Latina y el Caribe

Argentina ha desplegado recursos militares en operaciones regionales, como la respuesta al huracán Matthew en Haití (2016) o el terremoto de Ecuador (2016). A través de los Cascos Blancos y en coordinación con las Fuerzas Armadas, el país ha proporcionado ayuda logística, médica y alimentaria, demostrando su capacidad para responder rápidamente a crisis humanitarias en la región.
El compromiso de Argentina en estas misiones no solo refleja su adhesión a los principios del derecho internacional, sino también su vocación de liderazgo en la promoción de la paz y la estabilidad. Según datos de la ONU, más de 30.000 efectivos argentinos han participado en operaciones de paz desde 1958, consolidando al país como uno de los principales contribuyentes de América Latina a las misiones de cascos azules. Este esfuerzo se enmarca en un contexto global donde los desafíos, como el cambio climático y los conflictos híbridos, exigen respuestas coordinadas y multidimensionales.
Con un marco legal que combina supervisión parlamentaria, respeto por los tratados internacionales y un enfoque en los derechos humanos, las Fuerzas Armadas argentinas están bien posicionadas para seguir siendo un pilar de la cooperación internacional. Su capacidad para adaptarse a los desafíos del siglo XXI, integrando tecnologías como drones para la entrega de ayuda y fortaleciendo la coordinación con actores civiles, asegura que Argentina continuará siendo un faro de esperanza y solidaridad en los momentos más críticos.


Intervención en Haití tras el terremoto de 2010

Las Fuerzas Armadas españolas desplegaron efectivos para colaborar en las tareas de rescate, distribución de alimentos y reconstrucción tras el devastador sismo que afectó al país caribeño.

El presupuesto destinado a estas misiones ha crecido en los últimos años, reflejando el compromiso del Estado con la estabilidad global y la cooperación internacional.

Intervención en catástrofes civiles de las fuerzas armadas argentinas

El 29 de enero de 2025, en la Agrupación de Ingenieros 601 del Ejército Argentino en Campo de Mayo, el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, brigadier general Xavier Julián Isaac, supervisó la presentación de equipamientos para emergencias climáticas y humanitarias. El evento contó con la presencia del ministro de Defensa, Luis Petri, en el marco del Decreto 1112/24, que regula el Comando Conjunto de Protección Civil en Emergencias, responsable de salvaguardar la vida y los bienes de la población ante desastres.

Durante su discurso, Isaac subrayó que, aunque la misión principal de las Fuerzas Armadas es la defensa del país, también deben estar siempre listas para asistir en emergencias. Señaló la importancia de la capacitación y la planificación para garantizar una respuesta rápida y efectiva en cualquier punto del país.

Altos mandos militares participaron en la presentación, entre ellos el jefe de la Armada, vicealmirante Carlos María Allievi; el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Gustavo Javier Valverde; el subjefe del Ejército, general de brigada Carlos Alberto Carugno; el comandante de Operaciones Conjuntas, general de brigada Cristian Pablo Pafundi, y el comandante Conjunto de Protección Civil en Emergencias, coronel Miguel Ángel Wissinger.

Isaac enfatizó el avance en comunicaciones y en el sistema de comando y control, lo que permite optimizar la respuesta ante situaciones críticas. También aseguró que el Estado Mayor Conjunto, junto con el Comando de Operaciones Conjuntas y el Comando Conjunto de Protección Civil en Emergencias, seguirá trabajando en la asignación de recursos y la planificación estratégica.

Entre los equipos presentados se destacaron plantas potabilizadoras de agua, lanchas, vehículos anfibios, helicópteros, unidades sanitarias, equipos de comunicación y materiales para combatir incendios. También se exhibieron puentes portátiles, vehículos de carga y grúas, fundamentales para la asistencia en desastres naturales y otras crisis.

Con esta iniciativa, el Ministerio de Defensa y el Estado Mayor Conjunto reafirmaron su compromiso con la protección civil. La preparación y el equipamiento adecuados fortalecen el rol de las Fuerzas Armadas en la seguridad y el bienestar de la sociedad, asegurando que estén listas para actuar con rapidez y eficacia cuando la población lo necesite.

5. Desafíos y perspectivas futuras

Las FF.AA. se han consolidado como un actor esencial en la respuesta a crisis humanitarias, desplegando su capacidad operativa y logística en momentos críticos, tanto dentro del país como en el ámbito internacional. Desde inundaciones en el Litoral hasta misiones de paz en Haití o Chipre, su labor ha salvado vidas y llevado esperanza a comunidades en situación de vulnerabilidad. Sin embargo, en un mundo marcado por crecientes desafíos globales, su rol enfrenta obstáculos que definirán su evolución hacia un futuro de mayor impacto y compromiso con la solidaridad.
Uno de los principales retos es operar en zonas de conflicto o inestabilidad. Las misiones humanitarias, como las realizadas bajo el paraguas de la ONU, a menudo se desarrollan en entornos de alto riesgo, donde la seguridad de los militares y del personal humanitario es una preocupación constante. Según la ONU, en 2024 se reportaron más de 200 ataques contra trabajadores humanitarios a nivel global, lo que resalta la necesidad de estrategias que equilibren la protección con la neutralidad, un principio clave en estas operaciones.
La coordinación con actores civiles representa otro desafío crucial. La colaboración efectiva entre las Fuerzas Armadas, organizaciones no gubernamentales y entidades como la Cruz Roja Argentina o Cascos Blancos es vital para evitar duplicaciones y optimizar recursos. Ejemplos como la respuesta al terremoto de San Juan en 2021 muestran el potencial de una acción conjunta, pero también evidencian la necesidad de mejorar protocolos de comunicación y alineación de objetivos para garantizar intervenciones más fluidas y eficaces.
La legitimidad y el respaldo social son igualmente fundamentales. En Argentina, la sociedad valora el rol de las Fuerzas Armadas en emergencias, como se vio en el apoyo masivo durante las inundaciones en La Plata en 2013. Sin embargo, mantener esta confianza exige transparencia y rendición de cuentas. Informes claros sobre el uso de recursos y el impacto de las operaciones, como los que publica el Ministerio de Defensa, son esenciales para fortalecer la percepción positiva y consolidar el apoyo ciudadano.
De cara al futuro, las Fuerzas Armadas argentinas están llamadas a adaptarse a un escenario global cada vez más complejo. El cambio climático, que según el Banco Mundial podría desplazar a más de 200 millones de personas para 2050, y el aumento de desastres naturales en la región demandarán una mayor preparación. La experiencia de Argentina en misiones internacionales, como su participación en MINUSTAH en Haití, y su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible posicionan al país como un referente en la región. La incorporación de tecnologías como drones para la entrega de ayuda o sistemas de inteligencia artificial para la gestión de crisis, junto con una formación centrada en los derechos humanos, será clave para enfrentar estos desafíos.
Con un enfoque en la innovación, la cooperación y la transparencia, las Fuerzas Armadas de Argentina están preparadas para seguir siendo un pilar de solidaridad en tiempos de crisis. Su capacidad para unir disciplina militar con compromiso humanitario demuestra que, incluso en los momentos más difíciles, la fuerza puede ser sinónimo de esperanza.


6. Conclusión

El papel de las Fuerzas Armadas en la acción humanitaria ha evolucionado significativamente, consolidándose como un componente clave de la política exterior y de seguridad de España. Su participación en misiones internacionales responde a un compromiso con la paz, la estabilidad y la protección de los derechos humanos.

Gracias a un marco normativo sólido, un respaldo social significativo y una capacidad operativa destacada, España ha logrado posicionarse como un actor relevante en el ámbito de la ayuda humanitaria y la reconstrucción postconflicto. No obstante, es fundamental seguir mejorando la coordinación con otros actores y garantizar la sostenibilidad de estas operaciones en el largo plazo.

En definitiva, las Fuerzas Armadas no solo protegen la seguridad nacional, sino que también desempeñan un rol esencial en la construcción de un mundo más seguro y justo.


Referencias

Esther Puertas Cristóbal y José Joaquín Fernández Alles (2010), "El papel de las Fuerzas Armadas en la acción humanitaria", Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales Nº 11, pp. 121-138, 2010, ISSN: 1575-0825, e-ISSN: 2172-3184. DOI: http://dx.doi.org/10.20932/barataria.v0i11.155

Esteban McLaren