por Luis Puesan | 12-Dec-05
A mediados de 1963, la República Dominicana gozaba por primera vez de un gobierno elegido democráticamente después de llevar 31 años de dictadura. Por otro lado, en Haití, François Duvalier cumplía seis años en el poder como presidente vitalicio. Irónicamente el presidente haitiano llega al poder con la ayuda del dictador dominicano, Rafael L. Trujillo, quien siempre le “echaba el ojo” a la política del país vecino. En esos seis años el régimen de Duvalier se caracteriza por la corrupción y los asesinatos políticos. Miles de haitianos desaparecen y cientos huyen al exilio.
Duvalier era un hombre que odiaba a las personas de la raza blanca y en especial a los norteamericanos. Raramente salía del Palacio Presidencial y cuando lo hacia, era escoltado por una fuerza militar que incluía carros blindados de asalto y en un extremo secreto. Era un fiel creyente del Vodú y le gustaba ver las torturas de sus enemigos. Después de la muerte de Trujillo, Duvalier ve la oportunidad para provocar a los dominicanos, pues pensaba que sin Trujillo al mando, el poderío militar dominicano no estaba en condiciones de defender los territorios fronterizos. En 1962, Duvalier ordena provocar a los dominicanos en la frontera. Como resultado en ese año se llega hacer intercambio de disparo de artillería entre ambos países.
La embajada de los Estados Unidos en la República Dominicana hizo intentos de apaciguar a los dominicanos a no caer en la trampa de Duvalier. Los miembros del Consejo de Estado que gobernaban al país en 1962, hicieron poco casos a esos consejos. Los americanos no simpatizaban mucho con el dictador haitiano. Duvalier para ellos, era uno de los últimos dictadores de la vieja guardia y Washington tenía la idea de deshacerse de él como lo habían hecho con Trujillo. Pero el verdadero temor del presidente haitiano era precisamente su desconfianza de la política norteamericana contra su régimen. Para Duvalier era un echo que los americanos iban a utilizar en su contra las mismas tácticas que usaron para sacar a los Trujillos de Santo Domingo. Además, Duvalier temía que sus opositores se sintieran inspirados al ver que la República Dominicana se encaminaba a un sistema democrático con la elección del Profesor Juan Bosch como presidente en elecciones libre. Desde ante de asumir la presidencia Juan Bosch, Duvalier se había trazado la idea de retar al nuevo presidente dominicano. Aun más, Duvalier sabia que Bosch no gozaba del apoyo de la oligarquía dominicana que deseaba seguir el régimen de Trujillo sin el Jefe. Duvalier y el hermano de Trujillo, Petan, se habían confabulado en conspirar contra Bosch. Pero sin embargo, el nuevo presidente dominicano acepto el recto del dictador haitiano. Habían fuertes rumores que Duvalier había contratado los servicios de un asesino profesional para matar a Bosch. La crisis entre ambos gobernante ya era inevitable y esta comienza el 26 de abril de 1963.
Juan Bosch |
Por otro lado, Bosch también incitaba a Duvalier, después este se reúne en el Palacio Nacional con exiliados haitianos que vivían en el país. Bosch pasó toda su vida en el exilio luchando contra Trujillo, y sentía mucha simpatía por la causa de los exiliados políticos haitianos. Bosch había prometido la ayuda del gobierno dominicano a los integrantes de esos grupos. Para ilustrar que tan serio era para Duvalier esa reunión, en el país existían seis organizaciones de grupos anti-duvalieristas en el exilio, estos estaban asociados indirecta o directamente a por lo menos cinco movimientos clandestinos conocidos en Haití. Todos buscaban una meta común: el derrocamiento de Duvalier. Algunos de estos movimientos haitianos estaban vinculados a organizaciones izquierdistas dominicanas como el 14 de Junio, organización responsable de la frustrada invasión de 1959 para crear un movimiento guerrillero estilo Castro en la República Dominicana en contra del gobierno de Trujillo.
El 26 de abril la embajada americana en Santo Domingo recibe un cable desde Madrid donde se informa que varios miembros de la familia Trujillo habían abordado un vuelo de la aerolínea holandesa KLM desde Madrid para Curazao. Los miembros de la familia Trujillo eran Luis Reynoso Mateo (hijo de Petan Trujillo) y su esposa Teresa Oviedo de Reynoso, José Rafael Trujillo Lora, hijo de Virgilio Trujillo, Francisco Reynoso Mateo (apodo usado por el segundo hijo de Petan, Francisco Trujillo Reynoso).
El embajador americano John Bartlow Martin inmediatamente puso esta noticia en manos del presidente dominicano. Siguiendo el consejo de Mr. Bartlow, Bosch hace una notificación a la OEA para echar a los Trujillo del continente. Los americanos temían que la presencia de los miembros de la familia Trujillo cerca de la República Dominicana iba a tronchar sus planes de democratización del país.
Bosch también asedio a otro pedido de Bartlow de no enviar al embajador dominicano en Haití a la inauguración del sexto aniversario del presidente haitiano en el poder para el 15 de mayo; Bartlow aseguro a Bosch que el gobierno de los Estados Unidos había instruido a su embajador en el país vecino a no asistir tampoco.
A la 6:30 de la mañana del 15 de mayo, la embajada de Estados Unidos en Santo Domingo recibe un cable de urgencia desde Puerto Príncipe; donde se indicaba que el carro donde viajaba Duvalier había sido baleado y sus hijos salieron ilesos del atentado. Pero en realidad, Duvalier no estaba en el carro y en este solo viajaba su hijo e hija de 12 y 14 años respectivamente.
Los hijos de Duvalier se dirigían a la escuela donde fue interceptado por un grupo de militares armados a llegar al lugar. Tres de los guarda espaldas de los hijos de Duvalier mueren en el intercambio de disparos, los adolescentes se internan dentro de la escuela escapando ser asesinados.
La noticia del atentado se riega por toda la ciudad. Los militares leales a Duvalier rápidamente rodean el Palacio Presidencial, establecen barricadas en las intercepciones y comienzan apresar a los opositores mas conocidos del régimen. Mientras que las personas que participaron directa e indirectamente en el atentado encuentran refugio en las embajadas de los países latinos americanos, incluyendo la embajada dominicana. Al anochecer, los elementos de seguridad del gobierno haitiano habían ya asesinado a seis de los implicados. Esa misma noche, en Santo Domingo, el embajador Bartlow visita la casa del presidente Bosch para conversar de los sucesos en Haití. Bosch informa al embajador americano que la embajada dominicana en Puerto Príncipe fue “asaltada” por la policía haitiana durante el día.
François Duvalier |
El embajador se retira para enviar un informe a Washington de los hechos. Pero a la 10:05PM, el canciller dominicano visita la embajada americana medio nervioso. Por lo regular el señor Freites era una persona con buen gusto en el vestir, pero ante el embajador este estaba sin afeitar, la corbata suelta y la camisa desabotonada con mancha de sudor bajo los brazos. Freites entrega un documento obtenido por los servicios de inteligencias dominicanos donde se indicaba un pacto secreto económico entre Haití y Checoslovaquia. Y en este informe además se señalaba que las embajadas de Polonia y Checoslovaquia estaban asesorando las acciones del gobierno haitiano para poner fin a los conspiradores. Duvalier había seguido los consejos de los asesores diplomáticos de estos dos países comunistas para purgar los oficiales militares haitianos que tramaron en su contra.
Freites le pidió al embajador americano si era posible que la embajada americana en Puerto Príncipe se pusiera en contacto con el embajador dominicano allí, Frank Bobadilla, para que este redactara con lujos de detalles un informe sobre los hechos acontecidos en la embajada ese día en la mañana. Freites también pidió si era posible que el embajador Bobadilla enviara a través de la frontera a Mejía Saufront, diplomático dominicano para llevar el informe. Freites aseguraba que enviaría a alguien de la cancillería para reunirse con Mejía en Jimaní a la 8:00 de la mañana del siguiente día.
La embajada americana en Santo Domingo envía el cable con las peticiones de Freites.
Después el canciller dominicano se marcha del lugar; varias horas mas tarde, a la 11:05PM, Freites llama a Bartlow por teléfono para informar que los Trujillos estaban en el vuelo 975 de KLM de Curazao a Kingston y desde allí abordarían el vuelo 431 de Pam Am a Puerto Príncipe el día siguiente.
John Bartlow había confirmado la noticia a Freites mucho ante de recibir la llamada.
Al día siguiente, Sábado 16 de mayo, temprano en la mañana, el presidente dominicano estaba muy preocupado por la situación y entre el circulo de sus mas cercanos colaboradores, Bosch había dicho que si los haitianos se habían atrevido a invadir la embajada dominicana, el daría la orden de bombardear Puerto Príncipe.
En Jimaní, Mejía Saufront había llegado a la frontera pero los soldados haitianos no le dieron permiso a cruzarla y tuvo que regresar a la cede diplomática en la capital haitiana. Mejía Saufront intentaría tomar un vuelo a Santo Domingo en la tarde pero tampoco lo logra. Sin embargo, la embajada de Estados Unidos pudo enviar el reporte de los diplomáticos dominicanos a Santo Domingo.
En reporte de Mejía indicaba que el día anterior, aproximadamente a la 10 de la mañana, dos policías haitianos con rifles habían entrado a la oficina de la embajada, no a la residencia en sí, a pesar que la secretaria protestó a la presencia de ellos. Los policías haitianos hicieron amenazas con sus rifles pero no tocaron nada. El embajador Bobadilla los echo a ambos de la oficina, pero estos se mantuvieron en los alrededores dentro de la embajada. Poco después 10 soldados más se unen a estos policías.
La misión de estos policías era de impedir que 16 haitianos que habían encontrado refugio en la embajada salieran del lugar. Pero en el transcurso del día, mas haitianos llegaron a la cede diplomática dominicana solicitando asilo, el numero aumento a 22 personas, entre ellos estaba el teniente del Ejercito haitiano François Benoit.
De acuerdo con los diplomáticos dominicanos, el teniente haitiano había llegado a la embajada dominicana la noche del jueves (14 de mayo), la noche ante del ataque al carro de los hijos de Duvalier. El embajador Bobadilla dio constancia que el militar haitiano había estado en la embajada durante el día que se llevo en efecto el atentado, pero los militares haitianos decían que el vehículo que usaron los implicados era propiedad del teniente Benoit y que lo había ocultado en la embajada. Según las autoridades haitiana, Benoit había salido de la cede diplomática el día del atentado, bien temprano en la mañana, había participado en el mismo y después retorno a la embajada.
Los diplomáticos dominicanos habían discutido con miembros de la policía haitiana que esas acusaciones eran ridículas y defendieron el hecho que Benoit y otros militares haitianos se encontraba como exiliados políticos en territorio dominicano. Como represalia, soldados del Ejército haitiano asesinaron a los miembros de la familia del teniente y quemaron su casa.
A la 3 de la tarde, del siguiente día (16 de mayo), el gobierno dominicano ya estaba enterado de lo sucedido por el reporte entregado por Mejía a los americanos, y el embajador Bartlow estaba reunido con el presidente Bosch y el canciller Freites. Después de escuchar el reporte, Juan Bosch se sentó erguido en su despacho, con una mirada seria como aquel que tomaba una difícil decisión se dirigió a su canciller:
“Señor canciller, envié este mensaje: Duvalier, si sus policías no se marchan de nuestro territorio para la 4 PM, mi fuerzas terrestres y aéreas invadirán. Firmado Bosch”
Freites se quedo perplejo. No dijo prácticamente nada, en el salón humo un silencio. Lo que había dicho Bosch era un ultimátum que iba a conducir a una guerra segura. Sin embargo, el embajador americano hablo pidiendo cortésmente permiso al presidente dominicano. Ya el reloj pasaba de las 3 de la tarde, el plazo establecido le daba a Duvalier solamente menos de una hora para actuar.
El embajador aconseja a Bosch de mandar el asunto a la OEA. Bartlow hizo énfasis que en esta ocasión los haitianos eran los agresores y era mas conveniente si la República Dominicana hiciera pasar como la victima ante la opinión mundial y no permitir caer en provocaciones. De inmediato, Freites dijo al presidente que el estaba de acuerdo con el punto de vista del embajador americano. Bosch se quedo pensativo y después de unos momentos ordena a Freites en modificar el ultimátum. En el nuevo mensaje se concedía a Haití 24 horas para remover sus policías de los terrenos de la embajada Dominicana y “rendir los honores a la Bandera Dominicana”. El gobierno dominicano informaría de esta violación a la soberanía nacional a la OEA. Sin embargo, Bosch no fue claro en sus intenciones si el gobierno haitiano ignoraba el mensaje. Luego, el embajador norteamericano interviene sugiriendo que el mensaje debía ser dirigido más a la persona de Duvalier en vez del pueblo haitiano. Lo cual Bosch de nuevo accede.
Bosch entonces se dirige a Bartlow, “Mañana domingo, voy hablar al pueblo en la radio y la televisión, y ordenare a los militares en alerta…..Para el lunes nosotros actuaremos”. Bosch toma el teléfono y llama a la Radio Televisión Dominicana para que comience a anunciar cada media hora que el presidente hablaría al país al día siguiente.
El embajador Bartlow espero a que el presidente terminara de hablar por teléfono y le pregunta cual era el significado “nosotros actuaremos” para el lunes. Bosch solo se limito a decir que los aviones de la FAD volarían sobre Puerto Príncipe.
Preocupado por la respuesta del presidente, John Barlow enseguida pregunta:
“¿Los aviones arrojaran algo?”
“Quizás algunos panfletos” respondió Bosch.
“¿Usted no esta pensando bombardear?”
Bosch respondió con un simple “No” “¿Usted invadiría por tierra entonces?”El presidente dominicano no le dio una respuesta directa pero indico al preocupado embajador que el no actuaría precitadamente. De nuevo, Bartlow insistía que se debía mantener la imagen que Duvalier era el agresor, además Bosch tenia un pleito “casao” en el foro internacional; pues el régimen de Duvalier era conocido por su crueldad en todo el mundo, y habían evidencia que intento matar al presidente dominicano. Mas los reportes que el gobierno haitiano estaba confabulado con los checos. Bosch estuvo de acuerdo con todo lo mencionado y agrego que los Estados Unidos deberían impedir que los Trujillos se instalaran en Haití. El embajador satisfecho se retira. Pero, mas tarde, el presidente dominicano llama al embajador americano por teléfono para recibir el apoyo de Estados Unidos pues había tomado la decisión de convocar una reunión extraordinario en el Consejo de la OEA el domingo en la noche.
Unos 15 minutos más tarde, la cancillería dominicana se contacta con la embajada americana para anunciar que el ultimátum a Duvalier iba ser retrasado hasta el día siguiente (domingo) pues los Trujillos no habían abordado el avión en Jamaica para ir a Haití, pero había otro avión el día siguiente. El presidente dominicano había tomado la decisión de retrasar su elocución al país hasta que los miembros de la familia Trujillo estuvieran rumbo a Haití, esto llegarían a las 5:05 de la tarde en el único vuelo disponible desde Jamaica.
Pero la situación cambiaba cada minuto, Mejía Saufront en esos mismos momentos, comunicó desde la embajada dominicana en Haití, el gobierno haitiano había decretado al embajador Bobadilla que los militares haitianos refugiados en la embajada no eran consideraban como exiliados por el mero hecho de ser militares. En el comunicado Mejía Saufront también se indicaba que los militares haitianos iban hacer todo lo posible por apresar a Benoit como de lugar. Mientras el embajador americano en Haití reportaba que los Tonton Macoutes habían asesinados por lo menos 12 personas, las tiendas habían estado cerradas y que tropas fuertemente armadas estaban presente en todo los alrededores del palacio. Los soldados revisaban todos los carros y vehículos que se atrevían a viajar por las calles de Puerto Príncipe y que por lo menos un periodista extranjero había sido arrestado.
Freites telefonea al embajador Bartlow para informar que tropas haitianas habían penetrado en el área de residencia de la embajada dominicana, y buscando en los garajes de la misma el carro utilizado en el atentado.
Al recibir esta noticia, el gobierno de los Estados Unidos actúa inmediatamente. El Comando Sur de la Flota del Atlántico ordena a la fuerza de tarea del portaaviones Bóxer que incluía por los menos 4 navíos de guerra mas el portaaviones a dirigirse al Golfo de Gonaives y anclar enfrente de la capital haitiana, para prepararse en evacuar la embajada de Estados Unidos.
Mientras tanto los diplomáticos dominicanos trabajaban sin parar mientras que el presidente Bosch constantemente pedía información para redactar el ultimátum a Duvalier. Ayudado por uno de los redactores norteamericanos de la embajada americana en Santo Domingo, se logra finalizar el primer borrador del ultimátum a la 1 de la mañana del domingo. El ultimátum es llevado a la casa del presidente a esa hora. Bosch después de leer el ultimátum, este casi les tira los papeles del ultimátum en la cara a los sorprendidos funcionarios de la cancillería. Bosch coge una pluma y el mismo redacta en su puño y letra el ultimátum. Los americanos esperaban que Bosch siguiera lo pactado y conseguir bajo presión la condena de la OEA, mas la presión militar norteamericana, era tanta la presión que Duvalier podría abandonar Haití.
El ultimátum de Bosch era demasiado fuerte, el presidente en la madrugada ya se lo había dado al periódico El Caribe para su publicación, en el se decía que los militares dominicanos habían sido alertados. Al mismo tiempo que esto sucedía en Santo Domingo, el embajador dominicano en la OEA en Washington, Arturo Calventi aparecería ante el Consejo de Estados de la OEA. El gobierno dominicano también se puso contacto con la misión dominicana en Jamaica para ver si el gobierno jamaiquino impidiera la partida de los Trujillos a Haití. Mientras que la elocución del presidente Bosch fue propuesta para la 7 de la noche de ese día domingo para darle a los Trujillos chance en aterrizar en Puerto Príncipe.
John Bartlow temiendo lo peor comienza a localizar a los generales de alto mando de las Fuerzas Armadas dominicana. Pero todos ellos estaban ocupados en sus propios asuntos personales. El jefe de la Fuerza Aérea, el general Atila Luna se encontraba a bordo de su yate personal en Boca Chica, mientras que el general Hungría, jefe del Ejercito esta en su finca en el interior del país. En verdad no había ningún movimiento de tropas dominicana ni alistamiento de los aviones de guerra. El gobierno dominicano para la publicación del ultimátum a última hora.
Los servicios de inteligencia norteamericanos habían obtenido un reporte en Haití donde se indicaba que Duvalier había firmado un pacto de asistencia militar con Cuba. Preocupado por la situación, el asistente del Secretario de Estado, Ed Martin se puso en contacto con Bartlow. Los norteamericanos esperaban invocar el Tratado de Río contra Haití en la reunión de la OEA, mientras que el presidente Bosch con sus acciones diminuía la posibilidad de que se autorizara la intervención militar por fuerzas de la OEA en Haití. El presidente de la OEA, Gonzalo Facio se había comunicado con el canciller dominicano por teléfono pero no aseguraba que se llegara al consenso para autorizar la intervención militar de los miembros de la OEA. Después, este se comunica con el presidente Bosch en la conversación, Facio le pide paciencia.
En una reunión con el embajador americano en la casa del presidente ese día, Bosch se encontraba impaciente ante la respuesta de la OEA, y estaba dispuesto a actuar. “Yo no puedo esperar para siempre.” Le confeso Bosch a Bartlow; este una vez mas, sin embargo, pudo convencer a presidente a no actuar a la ligera. Pero Bosch tenía otra agenda y la crisis con Haití jugaba un importante papel. Resulta que al día siguiente, el Senado dominicano promulgaría la Nueva Constitución, y este pretendía en que la crisis haitiana fuera una distracción para que los grupos opuestos a la misma no hicieran ninguna oposición.
Bosch estaba decidido en escalar la crisis aun así contara o no con el apoyo de la OEA. Pero los norteamericanos estaban seguros que el presidente dominicano no iba a intentar invadir en esos momentos. Pero esa misma tarde, el gobierno de Duvalier rompe relaciones diplomáticas con la República Dominicana. Los diplomáticos americanos aconsejaron a Freites que buscara la posibilidad de que los haitianos ofrezcan un salvo-conductos a los exiliados en la embajada dominicana a otras embajadas.
A la 6:50 PM, los Trujillos ya estaban en Puerto Príncipe. Los americanos inmediatamente hicieron saber al presidente dominicano la noticia diez minutos antes que el presidente se dirigiera por televisión al país. En su discurso, Juan Bosch insistía que la soberanía dominicana debía de ser defendida a toda costa, acusando a Duvalier de conspirador contra la estabilidad de la República “con una alianza con los Trujillos”. El presidente anuncio que los diplomáticos dominicanos no iban a salir de Haití hasta que se les diera salvo-conductos a los 22 refugiados políticos en la embajada en Puerto Príncipe. También Bosch informo que el asunto del conflicto estaba siendo estudiado por la OEA. El presidente fue muy claro en enfocar su paciencia con las acciones del gobierno haitiano y lanzo un ultimátum al serrar su discurso de 24 horas para que los dominicanos tomen medidas dentro de su capacidad de acción.
A la 9:30PM, la Marina de Guerra ya estaba alistando sus naves de guerra en Puerto Plata. Por lo menos una fragata estaba preparándose para zarpar. Movimientos de tropas del Ejército nacional comenzaron a moverse en los cuarteles esa misma noche. Más de 3000 soldados fueron puestos en estado de guerra en las dotaciones militares en la frontera principalmente en Dajabón, Elías Piña y Jimani. El Ejercito Nacional estaba listo para ser movilizado al día siguiente a la frontera. El asesor militar americano, coronel Long, aseguro a su embajador ya tarde en la noche del domingo, que los dominicanos se estaban preparando para “hacer algo” para la mañana del martes. El ultimátum del presidente dominicano no iba a comenzar esa misma noche del domingo sino en la noche del siguiente día.
Esa noche el Consejo de la OEA voto 16 a 0 con dos abstenciones a favor de la invocación del Tratado de Río y convocar el mismo consejo como un canal de consulta para hacer la paz entre los países en conflicto. El consejo dio la autorización a Señor Facio en crear una comisión de 5 cancilleres que volaría a Haití inmediatamente. Al mismo tiempo pedía a los países en conflicto en atenerse a toda acción que frustre los esfuerzos de paz.
En la mañana de lunes, la Marina de Guerra dominicana estaba haciendo los preparativos en zarpar con todo su poder naval para bombardear la capital haitiana. La Marina en esa época disponía de dos destructores, 4 fragatas y 4 corbetas. También se dispuso la trasferencia de 200,000 galones de combustible diesel para las buques y 300000 galones de gasolinas para los aviones y tanques.
Ante los reportes de que la República Dominicana se estaba preparando militarmente para atacar, el director del Departamento de Estado para el Caribe, Kennedy Crockett se había comunicado con el asistente del Secretario, King y otros embajadores latinoamericanos en la OEA para señalar que el presidente dominicano era el problema del asunto no Duvalier. Los haitianos astutamente informaron a la OEA que sus tropas se habían retirado de la embajada dominicana y que garantizaban el salvo-conducto de los diplomáticos dominicanos y de los 21 refugiados políticos ahí presente hasta que abandonaran el país. Los haitianos claramente no incluían al teniente Benoit, aun así sabiendo que en todas las discusiones en el Consejo se nombraban 22 exiliados.
Temprano en la mañana del lunes, miles de dominicanos comenzaron a protestar en las puertas de la embajada haitiana en Santo Domingo. Mientras los altos mandos militares dominicanos se reunían con el presidente para redactar la acción a seguir. El sentimiento de patriotismo pronto desbordo en las ciudades y pueblos dominicanos. Dueños de farmacias ofrecían sus medicinas gratis a los soldados, los dueños de camiones ponían sus vehículos a disposición del Ejército para ayudar a transportar a los soldados y en las calles se llenaron de conversaciones de la guerra inminente. El presidente Bosch esa mañana gozaba del apoyo político de todos los dominicanos aun aquellos que no confiaban en su línea de gobierno.
A la 12:30PM, Freites se comunica con el Departamento de Estado americano haciéndole saber que el plazo de la OEA para comunicarse con el presidente Bosch había pasado. Mas adelante, el presidente venezolano Rómulo Bentacourt llama por teléfono a Bosch y afirma que Venezuela estaba “100 por ciento” con los dominicanos. Venezuela ponía a disposición de los dominicanos sus aviones y buques de guerra. Sin embargo, Freites aconsejo a Bosch a tener cuidado porque la comisión de la OEA todavía no había partido a Haití desde Washington. Bosch no intento nada a pesar que a última ahora los venezolanos irían a pelear al lado de los dominicanos.
A las 12:45PM, el Ejercito dominicano había reforzados tres batallones de infantería de la frontera con 4 compañías adicionales., incluyendo una compañía de tropas elites entrenada para contra-insurgencia y ataques guerrilleros. La Marina de Guerra ya había movilizado 4 de sus más potentes buques en la costas sur y tres en la costa norte, todos navegaban hacia Haití. Temprano en la tarde, aviones de combate dominicanos hicieron su presencia volando visiblemente sobre el espacio aéreo dominicano en la frontera con Haití. En esa época la Fuerza Aérea de Haití solo tenía unos cuantos P-51 y varios T-28 armados. Los dominicanos gozaban superioridad numérica, entrenamiento y calidad de armamento. Al atardecer, todas las unidades blindadas del CEFA ya estaban en San Juan de la Maguana. El ultimátum de Bosch expiraba a la 7 de la noche del martes.
En la tarde los americanos en Washington comenzaban a preocuparse, pues el presidente de la OEA solo había elegido 4 de los 5 cancilleres que irían a Haití. Estos eran los cancilleres de Chile, El Salvador, Ecuador y Colombia. El último en ser agregado fue el representante de Bolivia. Era imposible que la comisión estuviera en Haití ante de la 7 de la noche.
En la tarde el embajador americano visito a Bosch en su casa mientras este se estaba preparando para ir al Congreso Nacional para la divulgación de la Nueva Constitución. John Bartlow pidió al presidente que reconsiderara su ultimátum. Bosch respondió que la nota escrita leída por el embajador haitiano en la OEA no significaba nada,esa fue la respuesta de Bosch. Sin embargo, Bosch le aseguro a Bartlow que a pesar de todo solo quería asustar a Duvalier que el movimiento militar solo iba a pasar en el territorio dominicano y que no había intención en invadir a Haití. Pero el embajador le hizo saber que los haitianos si se habían retirado de la embajada y asegurado el salvo-conducto de todos ahí. Bosch inmediatamente llamo a su secretario para que llamara al editor del periódico de La Nación. Cuando el editor llega a la casa del presidente, este le instruye a publicar un encabezado en la edición de la tarde del periódico, “Victoria Dominicana, Duvalier se retira”. Después Bosch se comunica con Freites para que anuncie a la OEA que la República Dominicana esperaría por las investigaciones de la comisión en Haití.
El presidente Bosch se dirigió al Senado, ahí estaban presente el gabinete completo de su gobiernos y todos los jefes militares junto a representantes de las embajadas acreditadas en el país, pero la silla del nuncio de la Iglesia Católica estaba vacía. La Iglesia se oponía a la nueva Constitución dominicana.
Durante su discurso, el presidente cerró el ambiente de guerra que reinaba desde el otro día en el país. A la 6:15 PM del día 30 de abril se termino la ceremonia de la lectura de la Constitución.
La comisión de la OEA llego a la capital haitiana a la 7:50 de la mañana del día siguiente. A las 6:15PM del día siguiente llega la comisión a Santo Domingo. El periódico New York Times estimo que en menos de tres días habían muerto asesinados por la policía secreta haitiana más de 100 personas. El gobierno dominicano pidió sanciones económicas contra Haití como represalias a la violación de la soberanía nacional. En esa misma noche, el presidente dominicano confeso a John Bartlow “Si un dominicano es herido en la calle de Puerto Príncipe, Yo enviaría los aviones para bombardear el Palacio. Si los policías o los soldados haitianos entran a la embajada, yo enviare a la Marina y mis soldados y informare a la OEA cuando ellos estén en camino”. Doña Carmen, la esposa del presidente, presente en la reunión a sola con el embajador, la primera dama agradecía el hecho que la Marina de guerra venezolana iba a apoyar a las tropas dominicanas.
En cuanto la comisión de la OEA, esta solamente paso 56 horas en Haití, y 65 horas en Santo Domingo, no le importo un carajo el hecho que los Trujillos estuviera en Haití o que se intentara contra el presidente Bosch, solo prestaron interés que se respetara los derechos de asilo de los refugiados en la embajada y la respecto a la soberanía dominicana.
Dos meses más tarde, el presidente Juan Bosch fue apresado por militares en un golpe de estado y embarcado a Puerto Rico en la fragata Mella.
Recursos usados
Basado en "The War with Haiti" by John Bartlow Martin
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