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lunes, 16 de septiembre de 2024

Argentina: Novedades en el Presupuesto de Defensa para 2025

Proyecto de presupuesto para el área de Defensa 2025






El presupuesto de defensa de Argentina para 2025 muestra una reducción en términos de dólares, pero a pesar de ello, se plantean ambiciosos proyectos de reequipamiento y una mayor actividad operativa. La estrategia apunta a equilibrar la restricción presupuestaria con un uso más eficiente de los recursos, en parte gracias al financiamiento externo y a la implementación de créditos internacionales para cubrir necesidades críticas de las Fuerzas Armadas. Aunque muchos de los proyectos dependen de conseguir financiamiento, las fuerzas proyectan una modernización considerable para los próximos años.

El Proyecto de Presupuesto de Defensa de Argentina 2025 refleja una reducción del gasto público, incluyendo el presupuesto asignado a la Jurisdicción Defensa, aunque se prevé fortalecer el reequipamiento militar mediante créditos externos. El presupuesto asignado a Defensa es de 2.811.882 millones de pesos, equivalente a aproximadamente 2.214 millones de dólares según el tipo de cambio previsto. Esto representa un 0,31% del Producto Bruto Interno (PBI) argentino, proyectado en unos 700.000 millones de dólares con un crecimiento del 5% para 2025, y un 2,4% del gasto total del Estado nacional.


En comparación, el presupuesto de 2023 para defensa ascendía a 541.630 millones de pesos (unos 2.927 millones de dólares en ese momento), pero debido a la alta inflación y devaluación del peso, esa cifra fue ajustada hasta alcanzar los 1,43 billones de pesos a lo largo del año. Para 2024, se estima un gasto en defensa de 2.377.357 millones de pesos (aproximadamente 2.600 millones de dólares), lo que implica que el gasto de 2025, aunque menor en dólares, subirá un 18,3% en pesos, siguiendo la inflación proyectada.

Sin embargo, el presupuesto refleja una disminución en los fondos asignados para el alistamiento operacional de las tres fuerzas armadas. El Ejército, por ejemplo, pasa de 152.000 millones de pesos en 2023 (unos 820 millones de dólares) a 773.500 millones en 2025 (alrededor de 610 millones de dólares). La Armada desciende de 72.000 millones (unos 392 millones de dólares) a 380.000 millones (aproximadamente 300 millones de dólares). La Fuerza Aérea también verá una reducción, pasando de 66.000 millones (unos 356 millones de dólares) a 289.000 millones de pesos (cerca de 227 millones de dólares).

Observaciones en operatividad

A pesar de la reducción presupuestaria, se proyecta una mayor actividad operativa en todas las fuerzas. El Ejército planea realizar 11 días de adiestramiento en campaña y 14 días en guarnición para sus unidades, con un ejercicio táctico en el terreno, comparado con los 3 días de campaña y 15 días en guarnición planeados en 2023. La Armada espera realizar 480 días de navegación, 43,2 días de campaña para la Infantería de Marina y 2.200 horas de vuelo, en contraste con los 60 días de navegación, 5 días de campaña y 1.100 horas de vuelo previstos en 2023. La Fuerza Aérea también aumentará significativamente su actividad, pasando de 40.160 horas de vuelo en 2023 a 143.316 horas en 2025.

El Estado Mayor Conjunto proyecta 1.060 horas de vuelo y 297 días de navegación en operaciones antárticas, además de 170 horas de vuelo y 222 días de navegación para el control aéreo de los espacios marítimos y fluviales, sumado a la realización de seis ejercicios conjuntos.


Compras y equipamiento

El presupuesto incluye 18.288 millones de pesos destinados a la Armada para los pagos por los aviones P-3 Orion. También se planean importantes adquisiciones y modernizaciones en todas las fuerzas. Algunos de los proyectos más destacados incluyen:

  • La Armada Argentina destinará 137.200 millones de pesos para la compra de ocho helicópteros ligeros, aunque su adquisición se pospone hasta 2025.
  • El Ejército Argentino invertirá 657.422 millones de pesos en la compra de helicópteros medianos para reemplazar los Bell UH-1H, con la intención de incorporar unos 20 UH-60 Black Hawk.

  • Además, se asignarán 380.097 millones de pesos para la compra de blindados 6x6 u 8x8, junto con 22.604 millones para la adquisición de tres drones Clase II.

  • Otros proyectos del Ejército incluyen la modernización de vehículos y armamento, como la inversión de 1.242 millones de pesos para adquirir una estación meteorológica para mejorar la precisión de la artillería de campaña, y la compra de 3 sistemas antidrones por 900 millones de pesos.
  • En cuanto a logística, se destinarán 175.000 millones de pesos para la compra de 1.000 camiones 4x4 para reemplazar la línea de Unimog 416, y 1.200 millones de pesos para modernizar los vehículos Mercedes Benz 230G.


La Fuerza Aérea Argentina planea asignar 24.334 millones de pesos para adquirir equipos y armas para los F-16 Fighting Falcon, además de 44.694 millones para la actualización de la infraestructura necesaria para la incorporación de los F-16. También se destinarán 17.591 millones de pesos para la compra de seis aviones de transporte mediano, y 14.724 millones para la recuperación de la flota de aviones IA-63 Pampa II y Pampa III.


Operaciones con crédito público

Una parte significativa de los proyectos de reequipamiento dependerá de créditos externos. Entre los proyectos más destacados se incluyen:

  • 310 millones de dólares para adquirir un buque anfibio. Es el modelo holandés LST 100 sobre el que ya se había anticipado interés.



  • 2.310 millones de dólares para recuperar la capacidad submarina. Por ese valor de pueden encargar 3 SSK Scorpene del tipo de los encargados por Indonesia.

  • 1.400 millones de dólares para la compra de dos fragatas. Es el valor casi exacto de 2 FREMM italianas, las mismas que encargó la US Navy.
 
También se destinarán 81 millones de dólares para la compra de dos buques portacontenedores para reemplazar a la clase Costa Sur. Asimismo, como ya se venía anunciando, se destinarán 163.286.767 dólares para la construcción de la Base Integrada Ushuaia.



Fondef

El Fondo Nacional de la Defensa (Fondef), por su parte, recibirá 35.230 millones de pesos del tesoro nacional en 2025, distribuidos en 22.306 millones para el Ejército, 5.000 millones para la Armada, 12.169 millones para la Fuerza Aérea y 1.594 millones para el Estado Mayor Conjunto. Aunque el Fondef es un mecanismo clave para financiar la modernización militar, se observa que los montos asignados están por debajo de lo estipulado por ley, debido a que no se ha reglamentado completamente la normativa.




viernes, 5 de julio de 2024

Crisis del Beagle: Análisis de la preparación de las Fuerzas Armadas de Chile (1960-1978)


Análisis de la preparación de las Fuerzas Armadas de Chile (1960-1978)


El período comprendido entre 1960 y 1978 fue una época crucial para las fuerzas armadas chilenas, marcada por importantes acontecimientos políticos y militares. Este ensayo examina la preparación del ejército de Chile antes del conflicto de Beagle en 1978, centrándose en el gasto militar, la inversión en equipos e infraestructura, la moral de las tropas, el entrenamiento de reclutas, las capacidades de movilización y una evaluación del Orden de Batalla (ORBAT) en comparación con las fuerzas argentinas.


Gastos militares

El gasto militar de Chile durante este período estuvo influenciado por una serie de factores internos y externos. La década de 1960 vio un gasto moderado debido a limitaciones económicas y prioridades políticas centradas en el desarrollo social bajo las administraciones del presidente Jorge Alessandri y el presidente Eduardo Frei Montalva. Sin embargo, el panorama geopolítico de América del Sur, incluidas las tensiones fronterizas con Argentina y Bolivia, requirió una inversión básica en defensa. Recordemos que para la década de los 1960 Chile registraba niveles de pobreza "africana" en la población, producto de las malas administraciones democráticas. Esos pobres inundarían las villas miseria argentinas durante finales de los 1970 y principios de los 1980.

El golpe militar de 1973, que llevó al poder al general Augusto Pinochet, marcó un punto de inflexión en el gasto militar. El régimen de Pinochet dio prioridad a la fuerza militar para consolidar el poder a nivel interno y prepararse para posibles conflictos externos. El gasto militar aumentó significativamente, alcanzando aproximadamente el 4% del PIB a mediados de los años setenta. Este aumento del gasto tenía como objetivo modernizar las fuerzas armadas y garantizar la preparación para cualquier disputa territorial, como el inminente conflicto con Argentina por el Canal de Beagle.


Inversión en equipamiento e infraestructura

El ejército chileno llevó a cabo importantes esfuerzos de modernización entre 1960 y 1978, centrándose en actualizar equipos y mejorar la infraestructura. El Ejército de Chile invirtió en nuevo armamento y vehículos, pasando de equipos obsoletos de la Segunda Guerra Mundial a armas más modernas. Este período vio la adquisición de tanques AMX-30 de Francia, vehículos blindados de transporte de personal M113 estadounidenses y varios sistemas de artillería, mejorando la potencia de fuego y la movilidad del ejército. Durante este período también se vivió la humillación de la fallida compra de cazatanques SK-105 Kurassier austríacos, frustrada por la inteligencia argentina en uno de los casos históricos más notables de desarmar al enemigo utilizando el material adquirido para atacarte. Los SK-105 fueron originalmente pagados por el Ejército de Chile (ECh) y luego recomprados por el Ejército Argentino (EA) a un precio mayor, invirtiendo como nunca en su propia supervivencia: esos cañones de 105mm que iban a abatir los Sherman argentinos ahora apuntaban a sus dueños iniciales.



La Fuerza Aérea de Chile (FACh) también priorizó la modernización, adquiriendo aviones avanzados como el Hawker Hunter y el F-5E del Reino Unido y USA, respectivamente. Para ejemplificar la pobreza extrema de recursos que detentaba el poder militar chileno podemos analizar la Operación Atlante de 1974. En ella se trasladó seis cazas Hawker Hunter desde el Reino Unido hacia Chile, marcando un supuesto hito por ser la primera vez que un avión monomotor a reacción cruzó el Atlántico sin reabastecimiento en vuelo. Se cubrieron 13,577 km en once etapas, destacando el tramo de 1985 km entre la isla de Ascensión y Recife, Brasil. Este evento permitió a los 500 habitantes de la isla presenciar el primer aterrizaje de un reactor monomotor. El riesgo potencial de accidente o directamente de perder toda esa escuadrilla en un impredecible cambio climático en el Oceáno Atlántico es completamente irresponsable, cercano al infantilismo. Sin embargo, este evento es anotado en el historial de la FACh como una épica cuando simplemente no se tenía presupuesto para embarcarlos y derivarlos sin riesgo alguno para las tripulaciones hacia su destino final. Ese era el nivel de la FACh que esperaba ser destrozada por la FAA en un potencial conflicto tal como lo sugeriría Matthei treinta años después. Posteriormente en los 80s llegarían los Mirage 50 de Francia, los que fueron adquiridos también con sobreprecio debido a las sanciones internacionales. Estas adquisiciones tenían como objetivo establecer la superioridad aérea y proporcionar un apoyo eficaz para las operaciones terrestres. La Armada también recibió importantes inversiones, incluida la adquisición de submarinos, fragatas y sistemas de misiles, que fueron cruciales para mantener el control marítimo en la disputada región del Canal de Beagle.

Las inversiones en infraestructura incluyeron la construcción de nuevas bases, la mejora de las instalaciones existentes y el desarrollo de redes logísticas para apoyar el rápido despliegue y el mantenimiento de operaciones militares. Estas mejoras fueron cruciales para mantener un estado de preparación y garantizar que las fuerzas armadas pudieran responder eficazmente a cualquier amenaza.

En la Armada de Chile, particularmente el astillero Asmar en Talcahuano, se preparó para un posible conflicto. La reparación y reacondicionamiento de buques, afectados por restricciones de importaciones militares impuestas por EE.UU. bajo la Enmienda Kennedy, fueron esenciales. La narración incluye anécdotas de la interacción con altos mandos y la innovación de ingenieros y técnicos para superar las limitaciones y preparar la flota naval chilena en una época de pésimos presupuestos de defensa. La colaboración con la industria nacional y el ingenio para mantener y mejorar la capacidad militar de Chile subraya la importancia del esfuerzo colectivo en tiempos de tensión.

Durante la década de 1960, la Armada de Chile adquirió varios buques y submarinos que reforzaron significativamente su capacidad naval. Entre ellos se incluyeron dos destructores de la Clase Almirante del Reino Unido, dos submarinos de la Clase Fleet, dos destructores de la Clase Fletcher y cuatro destructores escolta tipo APD de los Estados Unidos.

A partir de 1954, la Aviación Naval chilena experimentó un renacimiento, operando activamente con helicópteros en misiones de guerra antisubmarina, exploración y rescate. Esta integración de la aviación con las unidades de superficie marcó un avance importante en las capacidades operativas de la Armada.

Un hito destacado de esta década fue la incorporación de sistemas de misiles antiaéreos en los destructores de la Clase Almirante. En 1962, en el Arsenal Naval de Talcahuano, se les instalaron montajes cuádruples para lanzar misiles SAM Sea Cat de fabricación británica, convirtiendo a Chile en la primera nación latinoamericana en equipar sus buques con misiles.

En la década de 1970, la flota chilena incluía dos cruceros de la clase Brooklyn y dos destructores de la clase Almirante, con la adición ocasional de destructores APD. En 1974, llegaron desde Estados Unidos dos destructores de la clase Sumner. Además, Chile adquirió el crucero “Latorre” de Suecia, consolidando una flota poderosa y diversificada.

El uso de misiles en tácticas navales adquirió relevancia global en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, cuando una lancha rápida egipcia hundió un destructor israelí con misiles de largo alcance. Esto impulsó a Chile a equipar sus naves con misiles franceses MBDA Exocet MM-38, asegurando su competitividad tecnológica.

Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se encargó a astilleros británicos la construcción de dos fragatas de la clase Leander y la modernización de los destructores de la clase Almirante. Entre 1968 y 1970, estos barcos fueron equipados con lanzadores de misiles Exocet MM-38 y modernos sistemas de detección submarina. Estos avances tecnológicos exigieron una capacitación intensiva del personal naval en electrónica y sistemas digitales, mejorando así la competencia y preparación de la Armada.

El 11 de septiembre de 1973, la Armada de Chile, junto con las otras ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros, participó en el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. El Almirante José Toribio Merino se integró a la Junta Militar de Gobierno que se formó.

A mediados de la década de 1970, la situación con los países vecinos empeoró, especialmente con Argentina debido al Conflicto del Beagle. La Armada, al mando del Vicealmirante Raúl López Silva, movilizó la flota a la zona del Cabo de Hornos y desplegó a la Infantería de Marina en las Islas Picton, Lennox y Nueva para contrarrestar la Operación Soberanía de la Flota del Mar Argentina. Interesante cómo una flota cuyo principal buque era un crucero ligero de la SGM sin capacidad submarina efectiva podría derrotar a otra flota con portaaviones y capacidad submarina completa.

Durante este período, Chile adquirió aviones de exploración marítima Embraer P-111 de Brasil y helicópteros Alouette de Francia, fortaleciendo así su capacidad de vigilancia y defensa marítima. Estos equipos y las nuevas adquisiciones reforzaron significativamente la capacidad operativa y de respuesta de la Armada de Chile frente a posibles amenazas regionales.



Moral y preparación de las tropas

La moral de las tropas es un factor crítico en la efectividad militar, y durante el período previo al conflicto de Beagle, las fuerzas armadas chilenas enfrentaron desafíos y oportunidades en este sentido. El golpe militar de 1973 tuvo un profundo impacto en la moral y la estructura de las fuerzas armadas. La purga de los supuestos opositores políticos y el establecimiento de un gobierno militar condujeron a un ejército más políticamente alineado e ideológicamente unificado. Sin embargo, la naturaleza represiva del régimen también generó miedo y desconfianza dentro de las filas.

A pesar de estos desafíos internos, el enfoque en el profesionalismo y la capacitación mejoró la moral general. El gobierno militar invirtió fuertemente en programas de capacitación, tanto a nivel nacional como a través de asociaciones internacionales. Los oficiales chilenos recibieron capacitación en Estados Unidos y Europa, aportando conocimientos y experiencia valiosos para mejorar los programas de capacitación nacionales. Este énfasis en el profesionalismo y la preparación ayudó a fomentar un sentido del deber y la capacidad entre las tropas.

Capacidades de movilización y entrenamiento de reclutas

La dependencia de Chile del servicio militar obligatorio jugó un papel importante en su preparación militar. El servicio militar obligatorio aseguró un flujo constante de personal hacia las fuerzas armadas, lo que permitió el mantenimiento de un gran ejército permanente y reservas. El entrenamiento de los reclutas era riguroso y se centraba en la aptitud física, la disciplina y las habilidades técnicas necesarias para la guerra moderna. La formación básica se complementó con cursos especializados, garantizando que los reclutas estuvieran bien preparados para sus funciones dentro de la estructura militar.

Las capacidades de movilización fueron otro aspecto crítico de la preparación. El ejército chileno desarrolló sistemas eficientes para la rápida movilización de reservistas, lo cual fue esencial para responder a la amenaza potencial planteada por Argentina. Se llevaron a cabo simulacros y ejercicios periódicos para garantizar que los planes de movilización pudieran ejecutarse sin problemas y de manera efectiva. Estos preparativos incluyeron el establecimiento de reservas y el mantenimiento de reservas estratégicas de equipos y suministros.

Orden de batalla comparativo (ORBAT)

Un análisis del Orden de Batalla (ORBAT) de Chile y Argentina revela importantes ideas sobre las fortalezas y debilidades relativas de las dos fuerzas militares. En 1978, el Ejército de Chile estaba compuesto por varias divisiones bien equipadas, centrándose en unidades mecanizadas y blindadas capaces de moverse y desplegarse rápidamente. La Armada tenía una flota equilibrada con submarinos, destructores y fragatas modernos, lo que proporcionaba una sólida capacidad de defensa marítima. La Fuerza Aérea estaba equipada con una combinación de aviones interceptores y de ataque a tierra, capaces de apoyar operaciones tanto defensivas como ofensivas.

El Ejército de Chile estaba estructurado en divisiones y brigadas con un enfoque defensivo en caso de invasión. Las unidades estaban distribuidas estratégicamente a lo largo del país, particularmente en las zonas fronterizas. Sin embargo, se enfrentaban a desafíos significativos, como la falta de equipamiento moderno y suficientes suministros para una guerra prolongada. A pesar de esto, se destacaba la alta moral y el entrenamiento de las tropas, quienes estaban preparadas para defender el territorio nacional con determinación.

En 1952, Chile recibió 21 tanques M-24 Chaffee que fueron asignados al Destacamento Blindado N.º 2 en Antofagasta, unidad que se convertiría en la Escuela de Blindados en 1969, funcionando como tal hasta 1975. Durante su servicio en la Escuela de Blindados, estos tanques experimentaron un desgaste considerable debido a su uso intensivo en los cursos de formación de oficiales, suboficiales y clases. Se revelaron sus principales deficiencias: los motores acoplados y el giro estabilizador.

En 1975, la Escuela de Blindados se trasladó a Santiago, específicamente al cuartel de Santa Rosa. Este traslado incluyó una redistribución del material entre las unidades blindadas, por lo que todos los M-24, incluidos aquellos en desuso o que estaban exhibidos como monumentos, fueron transportados a Santiago para ser repotenciados. Este proceso incluyó la recuperación de motores Cadillac, sistemas eléctricos y cañones, permitiendo que los M-24 volvieran a ser utilizados como tanques de entrenamiento en la Escuela de Blindados y en los Cursos de Alféreces Blindados de la Escuela Militar.

Sin embargo, poco tiempo después se decidió sustituir los motores Cadillac por motores diésel. Se evaluaron tres prototipos: Mercedes Benz, Cummins Diesel y Maco con Detroit Diesel, sometiéndolos a pruebas rigurosas de movilidad, funcionamiento en altura y autonomía. Finalmente, se seleccionó el prototipo Maco Detroit Diesel. A pesar de estas mejoras, los M-24 Chaffee llegaron al final de su vida útil, ya que su cañón de baja presión de 75 mm y su delgado blindaje solo los hacían aptos para entrenamiento, no para enfrentar amenazas contemporáneas.

En 1964, a través del Pacto de Ayuda Militar (PAM), Chile recibió 10 tanques M-41 A1, asignados a la Escuela de Mecanizados de Santiago. Estos tanques se destacaron en la Parada Militar de ese año, impresionando tanto a los espectadores por su apariencia como a los profesionales por sus avances tecnológicos, incluyendo su capacidad de girar rápidamente sobre su eje, su freno de boca y la cámara evacuadora de gases, además de un moderno sistema de control de fuego con mandos hidráulicos precisos. En comparación con los tanques M-3, M-4 y M-24, los M-41 A1 representaban un avance significativo.


Tanque M-24 Super Chaffee con su nuevo cañón de 60 mm, Peldehue, 1989

En 1970, llegó una segunda partida de 40 tanques M-41 A1/A3 a Chile, distribuidos al Regimiento Granaderos de Iquique y al recién creado Batallón Blindado N.º 5 en Punta Arenas. Gracias a su versatilidad y confiabilidad, estos tanques se emplearon exitosamente en diversos terrenos y escenarios rigurosos en Arica, Iquique, Antofagasta, Santiago, Concepción, Punta Arenas y Puerto Natales. Las tripulaciones apreciaban los M-41 por su amplitud, comodidad, buena movilidad y rapidez, alcanzando velocidades de hasta 70 km/h en caminos. A pesar de ser clasificados como tanques de reconocimiento, durante muchos años fueron los mejores tanques del Ejército chileno, hasta la llegada de los AMX-30.

Los M-41 podían enfrentar a la mayoría de los tanques enemigos potenciales, excepto el T-54/55 soviético, para el cual debían acercarse más para aumentar la efectividad de sus proyectiles antitanque. Sin embargo, debido al alto consumo de su motor Continental y su baja autonomía, entre 1987 y 1989, se reemplazó su motor por uno Detroit Diesel más eficiente. Pese a esta actualización, la llegada de los tanques Leopard 1-V los dejó obsoletos, al igual que a la mayoría de los otros modelos de tanques. Eventualmente, los M-41 fueron relegados a los pelotones de exploración blindados y finalmente retirados del servicio en 2005, con la nostalgia de muchas generaciones de militares.


M-41 en Punta Arenas en los 70s

Los tanques M-24 y M-41 jugaron roles significativos en la formación y operaciones del Ejército chileno a lo largo de varias décadas. A pesar de sus limitaciones y eventual obsolescencia, contribuyeron al desarrollo de las capacidades blindadas de Chile, marcando una era de transición y modernización en las fuerzas armadas del país. La evolución de estos tanques refleja no solo los avances tecnológicos y tácticos, sino también los desafíos y adaptaciones necesarias para mantener la eficacia operativa frente a amenazas cambiantes y condiciones exigentes.

En 1970, llegaron a Chile 60 APC M-113 Al, los que fueron desembarcados en Iquique y Punta Arenas para complementar las compañías de tiradores blindados dotadas de semiorugas M-3 de los Regimientos Blindados N° 1 Granaderos, N° 8 Exploradores y N° 5 Punta Arenas. Los EE-9 también fueron movilizados desde el Norte a Punta Arenas y, en otra prueba de desesperación extrema, los mismos fueron tripulados y "comandados" por jóvenes conscriptos que ni siquiera llegaban a suboficiales. Algo así estamos viendo hoy en Ucrania de parte de rusos que montan a cualquier soldado al frente de sus blindados y terminan siendo más que carne de cañón para videos de streaming.


EE-9 Cascavel chileno


En comparación, el ejército argentino era más grande y estaba mejor financiado. El Ejército argentino contaba con un mayor número de unidades blindadas y mecanizadas, apoyadas por amplios sistemas de artillería y defensa aérea. La Armada Argentina también fue formidable, con un número importante de combatientes de superficie y submarinos. La Fuerza Aérea Argentina tenía una flota de aviones más grande y diversa, incluidos cazas y bombarderos modernos capaces de realizar operaciones de largo alcance.

A pesar de estas disparidades, la estrategia militar de Chile enfatizó la calidad sobre la cantidad, enfocándose en mantener una fuerza altamente profesional y bien entrenada. El énfasis estratégico en defender puntos geográficos clave, como la Cordillera de los Andes y los puntos de estrangulamiento marítimos críticos, tenía como objetivo compensar la superioridad numérica de Argentina. Las inversiones de Chile en equipos modernos y entrenamiento tenían como objetivo garantizar que sus fuerzas pudieran operar eficazmente en el terreno y las condiciones desafiantes de las posibles zonas de conflicto.

Los preparativos y estrategias del ejército chileno en la víspera de un potencial conflicto con Argentina durante la crisis del Canal de Beagle en 1978 fueron ingentes. El estado de alerta máxima y la disposición de las fuerzas armadas chilenas, que incluían el despliegue de tropas y material bélico en puntos estratégicos a lo largo de la frontera con Argentina fue algo presente en la población. Los planes de contingencia abarcaban tanto la defensa de territorio nacional como la realización de operaciones ofensivas, mostrando la determinación de Chile de proteger su soberanía ante cualquier agresión.

Uno de los puntos destacados es la coordinación y comunicación entre las distintas ramas de las fuerzas armadas chilenas. La planificación detallada y el establecimiento de una cadena de mando clara fueron cruciales para garantizar una respuesta efectiva y coordinada en caso de ataque. El liderazgo militar, encabezado por altos mandos con experiencia y conocimiento táctico, jugó un papel vital en la preparación de las tropas y en la implementación de estrategias defensivas y ofensivas. Esta preparación incluyó ejercicios militares, simulacros de combate y la movilización de reservas para fortalecer las posiciones defensivas.

Debe tenerse en cuenta siempre las limitaciones y desafíos enfrentados por las fuerzas armadas chilenas, como la falta de equipamiento moderno y la dependencia de suministros extranjeros, afectados por embargos y restricciones internacionales. A pesar de estas limitaciones, el ingenio y la determinación de los militares chilenos fueron destacados, mostrando cómo lograron superar obstáculos mediante la adaptación y el uso eficiente de los recursos disponibles. La moral y el compromiso de las tropas, junto con el apoyo de la población civil, fueron elementos clave para mantener la defensa del país en un momento de alta tensión. Existe, de todos modos, evidencia de una logística paupérrima a tropas convocadas en el Sur: los oficiales realizaron maltratos excesivos a sus conscriptos y la provisión de munición no superaba las pocas decenas de cartuchos. Para una paralelo, unos pocos años después en Malvinas se agotaron municiones reservadas para meses de operaciones en unas pocas noches.

Finalmente, una reflexión merece siempre las consecuencias de la crisis y cómo la resolución pacífica del conflicto evitó una guerra que podría haber tenido resultados devastadores para ambas naciones. La intervención de mediadores internacionales y la voluntad de ambas partes de buscar una solución diplomática subrayaron la importancia de la negociación y el diálogo en la resolución de disputas territoriales. La crisis del Canal de Beagle se convierte en un ejemplo de cómo la preparación militar y la diplomacia pueden coexistir y conducir a la paz, evitando el sufrimiento y la destrucción que conlleva una guerra. Para Chile, fue un susto del que aprendería: el financiamiento de las fuerzas armadas quedaría supeditada a un porcentaje fijo de las exportaciones cobre. Los altos mandos chilenos entendieron claramente que estuvieron a punto de perder todo lo extraído de sus vecinos en el siglo 19.

Conclusión

El período comprendido entre 1960 y 1978 vio avances significativos en la preparación de las fuerzas armadas chilenas. El aumento del gasto militar, las inversiones sustanciales en equipo e infraestructura, la mejora de la moral de las tropas y el entrenamiento efectivo de los reclutas y las capacidades de movilización contribuyeron a un estado de preparación para un conflicto potencial. Si bien Chile enfrentó desafíos, incluida la agitación política interna y las limitaciones inherentes de una fuerza militar más pequeña, su enfoque estratégico en la modernización y el profesionalismo proporcionó un elemento disuasorio creíble contra la agresión.

En el contexto del conflicto de Beagle de 1978, las fuerzas armadas de Chile estaban al límite preparadas para defender los reclamos territoriales. Las inversiones estratégicas y los preparativos realizados durante este período fijaron dentro de sus limitaciones que Chile pudiera mantenerse cierta firmeza frente a Argentina, aprovechando sus fortalezas en conocimiento del terreno y posicionamiento estratégico. El ejército argentino era más grande y estaba mejor financiado, el énfasis de Chile estaba en su defensa desesperada y la defensa estratégica proporcionó algún contrapeso equilibrado que, en última instancia, contribuyó a evitar un conflicto abierto a través de medios diplomáticos.

El conflicto de Beagle sirve como un estudio de caso sobre la importancia de la preparación militar y la planificación estratégica, demostrando que incluso las naciones mal gestionadas pueden defender eficazmente sus intereses mediante una cuidadosa inversión en sus fuerzas armadas. La capacidad de Chile para prepararse y gestionar la amenaza de guerra durante este período subraya el valor de un ejército profesional y bien preparado para mantener sus consideraciones respecto a la soberanía y la seguridad nacionales.

J.L.



sábado, 27 de mayo de 2023

Argentina: El peronismo provoca más bajas que el Reino Unido

Argentina: La era Kirchner perdió más aviones de combate que durante la Guerra de las Malvinas




 por Giordani || Cavok





La falta de dinero hace que Argentina pierda más aviones de combate 'que en la Guerra de las Malvinas'.

El ex ministro de Defensa argentino, Julio Martínez, ha criticado las políticas del gobierno actual hacia las Fuerzas Armadas, diciendo que la falta de fondos ha causado más pérdidas que la Guerra de las Malvinas.

“Logramos iniciar la recuperación de las Fuerzas Armadas Argentinas y el respeto que se merecen, por ser una institución del sistema democrático”  , afirmó Martínez.

Según medios locales, cuando se le preguntó más específicamente sobre sus comentarios, Martínez dijo que cuando asumió le dijeron que durante el conflicto en el Atlántico Sur Argentina perdió 72 aviones, pero “bajo el kirschnismo, perdimos más de cien aviones  .

Los aviones militares dejaron de operar por  "falta de mantenimiento, repuestos, reacondicionamiento y simplemente porque no hay fondos invertidos".

Agregó que FAdeA tenía 1.500 empleados “y no se ha construido un solo avión en diez años”  .

La última gran compra de aeronaves para renovar la capacidad de la Fuerza Aérea Argentina ( FAA ) fue en 1995, cuando se adquirieron 32 Douglas A4AR Skyhawk a Estados Unidos, por 400 millones de dólares.

Sin embargo, bajo las administraciones anteriores de Kirchner, los bombarderos Mirage fueron dados de baja y volaron por última vez en noviembre de 2015.

Los problemas no terminan ahí, sus equipos submarinos, a pesar de beneficiarse de una actualización reciente, necesitan al menos 190 días de práctica de inmersión y en 2014 estuvieron solo 19 horas sumergidos. Tus cuatro destructores enfrentan una situación similar, no tienen ningún armamento.

Según IHS Janes, la Fuerza Aérea Argentina está recortando drásticamente las horas de trabajo del personal y desmantelando su último avión de combate en medio de preocupaciones presupuestarias en curso.

A-4AR Fightinghawk equipa Grupo 5 de Caza (Villa Reynolds, San Luis)

Un cronograma diario publicado recientemente indica que las horas de trabajo de la FAA se han reducido significativamente de 8:00 am a 1:00 pm; el racionamiento de alimentos, consumo de energía y material de oficina. Solo funciona el personal mínimo necesario para las sedes, direcciones y comandos de equipo.

Cuando Barack Obama visitó el país en marzo de 2016, el Air Force One iba acompañado de cazas F-16 de la Fuerza Aérea de EE. UU., porque Argentina solo podía ofrecer Pucarás y Pampas para la defensa aérea.

Argentina decreta el fin de los Super Étendarts

 Por Fernando Valduga
 




El Ministerio de Defensa argentino confirmó hoy que ya no volarán los aviones de ataque Dassault Super Étendart de origen francés, uno de los pocos aviones de combate con los que cuenta Argentina.

La decisión afecta tanto a los modelos originales adquiridos en 1979 como a los adquiridos de segunda mano en Francia en 2018.

“Habíamos planeado recuperarlos y el Ministerio de Defensa francés nos detuvo y dijo que no se podían recuperar por dos razones. Los asientos a los que los británicos no renunciaron y por una serie de piezas que ya no se fabrican”, precisó Taiana durante el Día de la Armada Argentina. “Estas aeronaves estuvieron en servicio hasta 2016, cuando la Armada francesa desactivó el sistema y con él la fabricación de sus componentes”.

Fue una decisión diplomática británica la que realmente arruinó la operación argentina con los jets Dassault Super Étendard. La presencia de algún equipo británico ahora prohibido en este país sudamericano, los asientos eyectables y los cartuchos explosivos que garantizan su funcionamiento estuvieron en el centro de muchas discusiones. De hecho, es la empresa inglesa Martin-Baker la que los fabrica y comercializa. La idea en 2017-2018 de comprar cinco Super Étendard modernizados de la Armada francesa fue abordar esta deficiencia y terminar con las compras argentinas en el mercado negro.



Los Super Étendards han servido a la Armada Argentina desde 1980 y jugaron un papel importante en la Guerra de las Malvinas.
En septiembre de 2017, el gobierno nacional dispuso la compra de cinco Super Étendard Modernisé 5 (con aviónica más avanzada que las que ya poseía), junto con 10 motores, repuestos y un simulador, con la intención de que esta aeronave volviera a volar. . Sin embargo, la compra de 12 millones de euros que llegó al país en 2019 entró en un panorama sombrío por las carencias expuestas por el ministro de Defensa.

“Si no se encuentra una solución local, habrá que considerar otra opción”, dijo Taiana sobre la posibilidad de comprar un sistema de armas diferente.

Mientras tanto, sigue pendiente el tema de las flotas de aviones de defensa en Argentina. La Fuerza Aérea Argentina es hoy uno de los pocos países de la región sin capacidad supersónica.

Ahora es probable que los aviones Super Étendard argentinos sean entregados a museos o desechados.

 


 

miércoles, 4 de enero de 2023

Argentina: El desastre defensivo nacional comparado

Fuerzas Armadas: los militares de Argentina tienen uno de los presupuestos más bajos de América latina

La inversión en equipamiento, operaciones y personal militar argentino es uno de los menores de la región. Datos comparados de especialistas revelan la baja capacidad operativa del país en términos de defensa.

Martín DiNatale || Cronista



Por problemas de recorte presupuestario, ausencia de políticas de Estado mantenidas en el tiempo por diferentes gobiernos o simplemente por una subestimación de la cuestión militar, lo cierto es que las Fuerzas Armadas de la Argentina se encuentran hoy entre las más rezagadas de América latina en cuanto a cantidad de uniformados, equipamiento militar y operativos de entrenamiento.
Más allá de los gestos del gobierno de Alberto Fernández por equipar a las Fuerzas Armadas, instrumentar el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF) o promover acciones destinadas a modernizar al sector militar en los resultados concretos la Argentina sigue estando detrás de las Fuerzas Armadas de Brasil, México, Chile, Perú o Colombia en cuanto a capacidad militar, equipamiento y operatividad.
En su reciente mensaje a los oficiales egresados de las tres fuerzas, el Presidente destacó que la "vocación por la paz y la necesidad de afirmar nuestros espacios soberanos imponen contar con Fuerzas Armadas adecuadamente alistadas, equipadas y adiestradas para garantizar la defensa de la Nación".

Esta estrategia implica, en palabras de Alberto Fernández, "afianzar nuestra soberanía en el territorio, en el Atlántico sur y en la Antártida". Es decir, imponer unas Fuerzas Armadas capaces de establecer un esquema de disuasión para la defensa de recursos y territorio nacional.

Pero en los hechos, estas expresiones de deseo presidencial contrastan con la realidad de unas Fuerzas Armadas que muestran a un Ejército, a la Armada y la Fuerza Aérea con capacidades de operación muy limitadas en comparación con los militares de la región.



Esto no es el resultado exclusivo del actual gobierno sino que viene de arrastre. Hubo muchos años de recorte de gastos, éxodo de uniformados a las fuerzas de seguridad y falta de modernización del equipamiento militar.

Especialistas en temas militares y publicaciones de defensa internacional coinciden en mencionar la debacle de las Fuerzas Armadas de Argentina en comparación con sus vecinos latinoamericanos.

Las expresiones de deseo presidencial contrastan con la realidad de unas Fuerzas Armadas que muestran a un Ejército, a la Armada y la Fuerza Aérea con capacidades de operación muy limitadas

Capacidad de los vecinos

Datos concretos. La reciente publicación de la revista especializada Survival cuyo editor es Tandfonline revela que en Argentina "el inventario de equipos es cada vez más obsoleto, con la modernización obstaculizada por problemas de financiación" y añade que "el mantenimiento de defensa cubre los sistemas terrestres, marítimos y aéreos, aunque la industria se ha hundido en los últimos años debido a la falta de inversión".

En números concretos esta publicación destaca que México o Colombia aumentaron en los últimos años el 20% de su presupuesto militar, Ecuador en un 3% y los fondos para militares en la Argentina han decrecido entre un 10 y 20%.



A la vez, la publicación señala que Brasil lidera el top de gastos en defensa en la región con un monto de u$s 21.800 millones de dólares; le sigue México con u$s 6.800 millones; Colombia con u$s 6.000 millones; Chile con u$s 4.000 millones y Argentina con u$s 2.600 millones.

Brasil se encuentra también en la cima del ranking en cantidad de personal militar con 366.510 uniformados en actividad; Colombia tiene 255.910; México, 216.000; Venezuela, 123.00; Perú, 81.000 y Argentina, 72.000 militares.


Todo esto forma parte de lo que el investigador de la UCEMA en temas militares, Juan Battaleme denomina "la creciente presencia de Fuerzas Armadas obsoletas en la Argentina". Es decir, una defensa "poco apta para enfrentar los desafíos que se vienen a nivel mundial en materia de control de los recursos naturales", dijo.

En un reciente artículo de la revista especializada Defense Journal, titulado "Argentina dejó de tener una fuerza capaz de combatir como consecuencia de los recortes presupuestarios" y otro de 2019, de la publicación The National Interest, que menciona "La Armada y la Fuerza Aérea de Argentina están en peligro" se enumeran más detalles del rezago de la Argentina en términos de defensa en comparación con sus vecinos de América latina.



Capacidad en baja

El reciente informe de la prestigiosa publicación militar Jane´s Intelligence Review sostiene que en los últimos años la Argentina fue perdiendo capacidad presupuestaria en materia de defensa. 

Mientras que en 2017 contaba con unos u$s 3.000 millones en fondos para las Fuerzas Armadas, en 2021 esto se redujo casi a la mitad y se proyecta que para 2028 el país contará con no más de u$s 750.000 para la defensa. En todos los años analizados se destaca que el mayor gasto de las Fuerzas Armadas en la Argentina está centrado en el personal militar, hay escasos fondos para operaciones y mantenimiento y casi nada en investigación y desarrollo.

A la vez, el mismo informe de Jane's Intelligence Review sostiene que el Ejército sigue siendo el que más presupuesto insume en la defensa de la Argentina. Le sigue la Armada y la Fuerza Aérea.




El Military Balance revela también que Brasil lidera el ranking de presupuesto militar en América latina con el 43,1% del gasto global en Defensa en América latina. Le sigue México con el 13,5%, Colombia con el 11,9%, Chile, 8,4% y Argentina con el 5,1%. A la vez, este informe revela que desde 2008 hasta hoy Brasil, México, Chile y Perú han ido incrementando su gasto militar.

Esa misma publicación sostiene sin vueltas que "sin bien Argentina adquirió un enfoque continuo en la modernización progresiva de las Fuerzas Armadas, la situación presupuestaria sigue siendo sombría. El presupuesto de 2021 fue menor que el del año anterior en términos reales, lo que significa que los nuevos desarrollos no son tenidos en cuenta a un ritmo que permitiría al país tener capacidades de combate para recuperar el terreno perdido en las últimas décadas en comparación con vecinos como Brasil y Chile".

Otro dato interesante de Tandfonline es el incremento de la presencia de equipamiento militar de China en la región. Allí, Venezuela lidera la cantidad de presupuesto en compra de armas, buques y tanques a Beijing en los últimos años. Le siguen Bolivia y Argentina.

Los datos de superioridad militar de la región en comparación con la Argentina muestran mucho más que un compendio de números. Es el resultado de una dicotomía entre política exterior y defensa que viene de arrastre.

Es lo que mencionan con precisión en el Manual de Política Exterior de Argentina compilado por Juan Pablo Laporte, los investigadores en temas de Defensa, Sergio Eissa y Araceli Díaz: "Una política exterior sin política de defensa es una política sin dientes; es como si invitaran al país a una cena diplomática y no pudieran cenar, o peor aún, se termine convirtiendo en el plato principal". 

El proyecto del gobierno

Desde el Ministerio de Defensa desecharon ante El Cronista la idea de que la Argentina haya perdido capacidad de disuasión y operatividad en sus Fuerzas Armadas. 

Además, aseguran que se continuará con el plan de compra de equipamiento militar que está previsto con el FONDEF, que se sustenta por ley y forma parte de un porcentaje del PIB. Este año se contempló un total de más de 40.000 millones de pesos para ese fondo de la defensa.




Según revelaron a El Cronista fuentes allegadas al terrorista asesino condenado ministro de Defensa, Jorge Taiana, para el año que viene hay previsto un amplio menú de compra de equipamiento militar. Algunos de estos componentes ya llegaron en las últimas semanas

Hace 15 días llegaron al puerto de Bahía Blanca los misiles de corto alcance que compró Defensa para cubrir el sistema de defensa antiaéreo. Estos misiles provienen de Suecia y forma parte de un importante arsenal para la defensa de la Argentina.

A la vez, ya se adquirieron dos helicópteros Sikorsky SH-3 Sea King que es una aeronave bimotor polivalente y está destinado principalmente a la guerra antisubmarina. Estos son fabricados por la compañía estadounidense Sikorsky Aircraft y han estado en servicio con la Armada de los Estados Unidos y en otras fuerzas desde principios de los '60.

Esta semana se firmó un contrato con el titular del Directorio de Cooperación Internacional de Defensa del Ministerio de Defensa de Israel, Yair Kulas, para la compra de municiones de última tecnología, en el marco del plan de adquisición de materiales para fortalecer las capacidades militares. Se trata de municiones inteligentes del tipo "merodeadora" mod HERO-120 y HERO-30.

En Defensa destacan el acuerdo que se hizo con el INVAP para el desarrollo de radares POD del Pucará. Se está trabajando en pruebas para ampliar la capacidad de instalación de radares sobre todo en la frontera norte como mecanismos de apoyo logístico para las fuerzas de seguridad. El acuerdo de SINVICA-INVAP con Fuerza Aérea complementaría este acuerdo y avanza la ejecución del contrato de fabricación de radares del SINVICA.

Por último, el Ministerio de Defensa ya mantuvo conversaciones con la empresa francesa Naval Group para sondear la posibilidad de la compra de un submarino que reemplace la pérdida del ARA San Juan que le costó la vida a 44 tripulantes en noviembre del 2017. Este será un proyecto a largo plazo pero que Taiana quiere dejar en marcha antes de que finalice la gestión de Alberto Fernández.

 

En paralelo a todo esto, el ministro Taiana acaba de firmar una resolución por la cual se establecen nuevos mecanismos de compensación en adquisiciones de bienes y servicios en el ámbito de la Defensa, que incluyen un conjunto de beneficios industriales, económicos o comerciales que el país le exige a empresas extranjeras como parte de las condiciones de la negociación.

Estas nuevas pautas para los Acuerdos de Cooperación Productiva (ACP), también conocidos como "Offsets", deberán ser contempladas por el Ministerio de Defensa, sus organismos y las Fuerzas Armadas en beneficio de la industria nacional ante la adquisición e incorporación de capacidades, material y sistemas de armas de origen extranjero.

Así, se busca maximizar las inversiones del Estado en bienes y/o servicios de origen extranjero destinados al ámbito de la Defensa, a fin de obtener el mayor beneficio económico posible.

A la vez, se avanzó en un relevamiento, evaluación e identificación de las empresas que componen la Base Industrial de la Defensa, a partir de la elaboración del Registro de Proveedores para la Defensa (REPRO-DEF).

jueves, 1 de septiembre de 2022

Argentina: El peronismo destroza a la Armada y la reduce a una fuerza nominal

El recorte de gastos llegó a las FF.AA.

La Armada reduce horarios de trabajo, guardias y también hará home office


Lo dispuso mediante un organigrama interno para achicar gastos por falta de presupuesto. Según diputados de la oposición, el recorte perjudica “la operatividad” del arma. La marina de guerra aseguró que no afecta su operatividad.

 


Reservado. Radiograma interno de la Armada del 22 de agosto que orden drásticos recortes en gastos de funcionamiento.

Daniel Santoro || Clarín.com


La armada dispuso una drástica disminución de sus actividades hasta el extremo de modificar los históricos horarios de trabajo del personal civil y militar para ahorrar en comida y, también, reducir las guardias y hacer home office.

La orden está incluída en un radiograma de carácter reservado enviado el 22 de agosto a las unidades de la Armada, al que accedió Clarín, y está titulado “Restricciones presupuestarias y gastos funcionamiento”.

La nota interna dice textualmente que “hasta tanto se reciba el refuerzo presupuestario necesario para desarrollar las actividades correspondientes al segundo semestre del corriente, los comandos, direcciones y jefaturas arbitrarán, a partir del 01 de septiembre, las medidas necesarias para reducir, a su mínima expresión los costos de funcionamiento”.

Especifica que se refiere a “servicios básicos, racionamiento, combustibles, aceites, lubricantes, vestuario, viáticos, etc..”

El radiograma precisa que “inicialmente, por un período de 60 días, se autorizarán las medidas a implementar, reacomodamiento de horario laboral, licenciamiento de personal, reducción del sistema de guaridas, implementación del trabajo remoto, uso de videoconferencias como herramienta de coordinación”.

El punto de reacomodamiento de horario se decidió para intentar disminuir los desayunos o almuerzos a los efectivos que trabajan por la mañana, la mayoría en las FF.AA., según fuentes militares.

La orden emitida desde el Estado Mayor General de la Armada, especifica, también, que “los comandos, direcciones y jefaturas podrán coordinar el traslado en comisión del personal no residente a aquellos destinos próximos al domicilio real del causante”.

Además, “los destinos racionarán, semanalmente, solo al personal de guardia pudiendo agregar hasta un 10 por ciento de la fuerza efectiva como servicios esenciales”.

Las FF.AA tienen un total de 77 mil efectivos en actividad, sin contar a los retirados. De ese total, 48.193 son del Ejército.

En cambio, la Armada sacó un comunicado afirmando que "podrá cumplir" este año con sus actividades programadas.

El comunicado dice que se mantiene en "ejecución las actividades programadas para el corriente año y el apresto de las unidades para el cumplimiento de los planes en vigor". Luego dice que "la gestio´n del ministerio de Defensa permitirá contar con suficiencia de los recursos necesarios para continuar con las actividades en el segundo semestre del año".

La Armada luego afirma que se hará "a través de un refuerzo presupuestario que permitirá el cumplimiento de las metas fijadas, subsanando los efectos resultantes de la inflación y la falta de aprobación del presupuesto del corriente ejercicio por parte del presupuesto del corriente ejercicio por parte del Congreso Nacional" . Además, que "a la fecha se ha cumplido con todas las actividades operativas resultantes de los compromisos nacionales e internacionales".

El presidente de la comisión de Defensa y diputado de Juntos por el Cambio, Alberto Assef, manifestó su preocupación por este recorte y dijo que estudian convocar al ministro de Defensa, Jorge Taiana, para que de explicaciones.

“Aunque seguro es una consecuencia de los recortes que implementó el ministro de Economía, Sergio Massa, Taiana tiene que dar la cara porque se afecta la operatividad de la Armada”, agregó Assef en declaraciones a Clarín.

El ex ministro de Defensa y miembro de esa comisión, Ricardo López Murphy, se sumó a la preocupación de Assef y reclamó información a Taiana sobre si las cuatro patrulleras compradas a Francia están amarradas en puerto por falta de combustible.

Un vocero de Taiana consultado por Clarín dijo “no hay ningún recorte en Defensa. Son los diputados los que deben explicar de dónde sacan esos datos. Hay que mirar los decretos” sobre el presupuesto.

El problema para los militares es que de los escasos fondos disponibles, casi el 90 por ciento es destinado al pago de sueldos, que son, además, las remuneraciones más bajas de todo el Estado nacional. Taiana había prometido equiparar los sueldos de los militares con los de los efectivos de la Policía Federal, la Gendarmería y la Prefectura pero hasta ahora no lo concretó.

Las tareas urgentes que afrontan los cuadros de las FFAA, como por ejemplo repartir comida durante la pandemia del Covid, ayudar ante las grandes nevadas en la cordillera y ahora con los incendios en el Delta, son cubiertos con partidas extrapresupuestarias, es decir de otras áreas del Gobierno.

Mientras, se hace este ajuste silencioso el ministro de Defensa a cargo de un terrorista asesino de Montoneros anuncia negociaciones por comprar de 12 aviones de combate chinos, submarinos franceses o alemanes y hasta un barco polar finlandés. Los doce aviones de combate JF-17 Thunder cuestan en total unos 770 millones de dólares.

El lunes, el terrorista Taiana, dispuso la implementación de un Plan de Adquisición de Munición a diez años que permitirá la recuperación de las reservas operacionales de los sistemas de armas de cada una de las FF.AA. Este proceso de adecuación es financiado a través del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) y partidas del Presupuesto nacional, con recursos afectados específicamente para garantizar el suministro de municiones destinadas al adiestramiento, alistamiento y eventuales operaciones.

Mientras, hoy en el marco del plan integral de urbanización del predio de Los Hornos en La Plata, Taiana y de Desarollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, acompañados por el general Olegario Pereda, firmaron un convenio entre esta Fuerza y la cartera de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires para la ejecución de obras de apertura, tratamiento de calles y marcado de cunetas que estarán a cargo de Unidades de Ingenieros del arma.

En su último informe, al senado el jefe de Gabinete, Juan Manzur, prometió equipar “a las fuerzas armadas y de seguridad con mayor producción nacional de alta tecnología (por ejemplo, produciendo buques y drones, desarrollando los servicios satelitales, el complejo aeroespacial, la ciberseguridad y las prendas de vestir y calzado para las fuerzas armadas y de seguridad)”. Aunque estos recortes en el Ejército preanuncian menores gastos que los prometidos.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

OTAN: Preferencias en aviones desde finales de la Guerra Fría

Preferencias estatales en materia de equipamiento de defensa: Aviones de combate en Europa desde el final de la guerra fría

Josselin DROFF, Julien MALIZARD, Laure NOEL
Cátedra de Economía de la Defensa - IHEDN

Resumen
Símbolo de prestigio y poder militar, el avión de combate es también un mercado sujeto tanto a limitaciones financieras como a caprichos políticos y diplomáticos. Este artículo busca comprender cómo se construyen y cambian las preferencias de los estados en términos de aviones de combate en Europa durante el período 1990-2019. Cuantificamos cambios o continuidades a través de indicadores como el tamaño de la flota, la diversidad de las flotas, la edad media de las flotas. Nuestros resultados muestran que a pesar de una tendencia descendente común en el número de aviones de combate en la flota, los países han implementado diferentes estrategias en función de su capacidad industrial y necesidades operativas. Una tipología basada en el cálculo de un "gradiente de adquisición" permite discutir los desafíos futuros en el marco de los grandes programas en desarrollo.


Palabras clave: aviación de combate, política de adquisiciones, BITD, soberanía



Introducción

Los programas de aviones de combate, más allá de los aspectos simbólicos y el poder militar, son considerados económicamente como programas estructurantes de la industria aeronáutica y más ampliamente de una Base de Defensa Industrial y Tecnológica (BITD) en su conjunto por efectos upstream (I + D, proveedores) pero también efectos posteriores (servicios, MCO, actualización, modernización, etc.).
Los debates actuales sobre el Future Air Combat System (SCAF) en Europa ilustran particularmente bien la complejidad de estos problemas1. En el campo de la aeronáutica militar, el SCAF será el proyecto estructurador de los próximos años para los BITD de los países socios. El coste total del programa se estima entre 50.000 y 80.000 millones de euros2, y actualmente involucra a Francia, Alemania y España. El SCAF será un sistema de plataformas y armas interconectadas, centradas en un avión de combate polivalente. Se espera un demostrador para 2026 con una primera capacidad operativa en 20403. Pero la coordinación en términos de equipos de defensa en Europa es difícil porque un proyecto competidor, Tempest, cuenta con el apoyo del Reino Unido (BAE), con socios de Italia (Leonardo) y Suecia. (Saab). Es decir, nada se gana de antemano en el SCAF porque es necesario acordar y negociar sobre las características técnicas del sistema, el reparto de la actividad industrial y las tecnologías que se desarrollarán, sobre los derechos de propiedad intelectual asociados. tecnologías y las condiciones de exportación de los productos.
Aunque este programa no es el primer programa de aviones de combate que se lleva a cabo en cooperación en Europa (por ejemplo, Jaguar, Alphajet, Tornado, Eurofighter), esta dinámica de integración a escala europea no tiene precedentes en el segmento de aviones de combate, en particular porque el SCAF debe diseñarse como un sistema de sistemas, en particular con interconexiones entre plataformas ya en servicio en los distintos ejércitos y, a menudo, heterogéneas. Por lo tanto, es útil cuestionar las diferentes dinámicas en funcionamiento desde el final de la Guerra Fría que pueden explicar las opciones actuales. En este ámbito, las cuestiones económicas y presupuestarias relacionadas con los costos del programa, en comparación con las generaciones anteriores, desempeñan un fuerte papel catalizador4. Sin embargo, se pueden mencionar otras fuerzas como cuestiones industriales, estratégicas o incluso políticas. El objetivo de este artículo es proporcionar una evaluación completa de estos fenómenos.
Este artículo examina el mercado de aviones de combate en Europa (EU-28) 5. Estamos tratando de entender cómo se construyen y evolucionan las preferencias de los estados por el equipo de defensa, basándonos en el caso de los aviones de combate en Europa. El enfoque multidimensional que adoptamos es original en la medida en que si está centrado en la economía, tratamos de tener en cuenta otras dimensiones más estratégicas como la soberanía, las alianzas estratégicas y diplomáticas que, como muestra el ejemplo del SCAF anterior, pesan mucho en las elecciones hechas por los países en términos de aviones de combate. Estamos en el "período largo" (1990-2019) que permite cuestionar la evolución de las preferencias de los países y observar y cuantificar cambios o continuidades en las distintas elecciones de países en cuanto a aviones de combate.
El resto del artículo está estructurado de la siguiente manera: La Sección 1 discute las opciones que gobiernan la evolución de las flotas de aviones de combate, enfatizando la dimensión del costo de los programas. La sección 2 describe los datos utilizados y los resultados empíricos. La sección 3 propone una tipología de países basada en un "gradiente de adquisición".

Sección 1: cambios en el tamaño de la flota

Si bien la economía es importante en la compra de aviones de combate, especialmente para los estados pequeños con recursos financieros más limitados, las negociaciones políticas y diplomáticas, así como las cuestiones estratégicas subyacentes, juegan un papel fundamental. Por tanto, esta sección presenta una taxonomía de posibles estrategias.
Una de las razones históricas para determinar la elección del avión de combate es la participación histórica en la defensa contra un enemigo común, en particular en el contexto de la Guerra Fría con, por un lado, la OTAN (y el equipo estadounidense). al otro lado de la URSS (y materiales soviéticos). Por lo tanto, comprar un avión de un país aliado es beneficiarse a cambio de su protección y participar en la defensa común junto con ese aliado. En el marco de la OTAN, por ejemplo, el hecho de que determinados países sean capaces de portar armas nucleares estadounidenses (Bélgica, Italia, Alemania) condicionará en parte la elección del equipamiento por motivos técnicos, pero cuyos cimientos son diplomáticos y estratégicos. Estos efectos pueden perdurar en el tiempo con formas de “restricción de ruta” y dependencia6. Por tanto, es más probable que los Estados compren aviones al aliado si dependen de la seguridad de este o si se ven amenazados por países cuyo proveedor de armas es enemigo del aliado.
El apoyo al BITD, una actividad industrial de soberanía, también es un determinante importante en la elección de la compra de un avión de combate7. Por lo tanto, la preferencia nacional es muy a menudo una de las opciones preferidas cuando se trata de retener tecnologías soberanas. Cuando el programa es en cooperación, también se debe tener en cuenta la adquisición de tecnologías o las spin-offs. Por ejemplo, gracias a su inclusión en el programa Tornado, Alemania Occidental ha podido elevar el nivel de competitividad de su industria aeronáutica8. Más recientemente, bajo el programa F-35, el Reino Unido, por ejemplo, el único socio de Nivel 1 en el programa, es responsable del 15% de la fabricación del dispositivo, lo que representa 30 mil millones de libras sobre la duración del programa y casi 24.000 puestos de trabajo 9. Se espera que la unidad de producción europea del F-35, ubicada en Cameri, Italia (producción de la aeronave y mantenimiento del motor), genere beneficios económicos estimados en más de 15 mil millones de euros10. Más allá del equipamiento de la fuerza aérea italiana, esto garantiza puestos de trabajo industriales en el territorio nacional al tiempo que da esperanza al país de spin-offs y transferencias de tecnología en su industria aeroespacial nacional (especialmente a través de la red de subcontratación).
Por el contrario, un país que no tiene habilidades industriales puede optar por depender de un solo proveedor, generalmente Estados Unidos, y así beneficiarse de economías de escala tanto a nivel de adquisición (gracias al volumen de producción) como a lo largo de toda su vida. ciclo (gracias a la probada naturaleza del equipo, efectos de aprendizaje en el mantenimiento, etc.).
En segundo lugar, los costos de los aviones de combate aumentan de manera tendencial, lo que empuja a los países a implementar diferentes estrategias de adquisición. Repasamos esta dimensión central, observada tanto durante los cambios generacionales como dentro de la misma generación.
A fines de la década de 1970, el industrial Norman Augustine postuló que los presupuestos de defensa aumentaban linealmente cuando el costo unitario de un nuevo avión militar crecía exponencialmente. Siguiendo esta conjetura, explica, no sin humor, que en 2054 el presupuesto de defensa de Estados Unidos permitirá la compra de un solo avión táctico. Esta aeronave tendrá que ser compartida por las fuerzas aéreas y navales durante tres días y medio cada una por semana, excepto en los años bisiestos cuando estará disponible para los Marines11. Esta "ley" es en realidad un problema de poder adquisitivo clásico donde los precios suben más rápido que los ingresos y conducen a ser "desarmados por la inflación".
Algunos resultados empíricos nos permiten definir mejor el problema. En el caso estadounidense durante el período 1974-2005, Keating y Arena13 muestran que la tasa de crecimiento anual promedio del costo de los aviones de combate de la Fuerza Aérea y la Armada de los EE. UU. se estima en un 7,6% 14. Desde la década de 1950 hasta la de 2000, la investigación británica informó un crecimiento anual promedio en costo de producción de aviones de combate que van desde el 4,7% al 11,5%. En el caso sueco durante el período 1960-2010, Nordlund muestra que la tasa de crecimiento anual promedio de los costos de los aviones de combate es aproximadamente un 7% superior a la tasa de inflación. Desde una perspectiva de varios países y durante un largo período, el estudio de Hove y Lillekvelland muestra que los costos de los aviones de combate tienen una tasa de crecimiento anual promedio de entre 4 y 6,8% por encima de la inflación. Hartley muestra que el costo de los aviones militares se cuadriplicaría al menos cada diez años, especialmente en el caso de los aviones de combate o de transporte a bordo.
Esta tendencia al aumento de los costos está vinculada a una búsqueda sistemática de una ventaja militar marginal sobre el adversario que conduce a un aumento de la intensidad tecnológica de los equipos en una forma de "carrera de armamentos cualitativa". Entonces, un país está dispuesto a gastar mucho para obtener mejoras marginales porque, en términos militares, un "pequeño extra" en términos de rendimiento puede permitir la supervivencia. Esta característica que convierte a los equipos militares en "bienes de torneo" es un factor fundamental en la tendencia al alza de los precios.
costos. Otra explicación concomitante es la existencia de rendimientos decrecientes a escala en la investigación y el desarrollo (I + D): existe una relación cada vez mayor entre las ganancias tecnológicas y la inversión en I + D de defensa, pero menos que proporcional.
Los gráficos 1, 2 y 3 muestran, a título ilustrativo, la evolución del costo unitario de los aviones de combate en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia desde el decenio de 1950. Los datos disponibles y todos expresados en volumen, teniendo en cuenta los efectos de la inflación - muestran un fuerte crecimiento de los costes unitarios.

Figura 1 Costo unitario de los aviones de combate estadounidenses, en dólares estadounidenses de 2017


Fuente: autores, basados ​​en Kosiak, datos de CBO (Oficina de Presupuesto del Congreso) y DoD (Departamento de Defensa)


Figura 2. Costo unitario de los aviones de combate británicos, en miles de libras esterlinas de 2018

Fuente: autores, después de Hartley, basados ​​en datos del Ministerio de Defensa (MoD)

Figura 3. Coste unitario de los aviones de combate franceses, en millones de euros en 2015

Fuente: elaboración propia en base a Hébert e informes parlamentarios (Rafale)

La principal consecuencia de la tendencia al alza de los costos es que el poder adquisitivo en términos de aviones de combate disminuye y también lo hace el tamaño de las flotas. Por ejemplo, si Francia gastara todo su presupuesto de equipo de defensa en aviones de combate, podría permitirse 170 Rafale contra casi 5.000 huracanes. Es cierto que el ejemplo es ficticio y probablemente carece de significado operativo porque más de 50 años de evolución tecnológica separan a los dos dispositivos, pero la disminución del poder adquisitivo existe. Como resultado, el número de aviones de combate producidos y vendidos cada año disminuye a largo plazo. A nivel mundial, se fabricaron casi 10.000 dispositivos entre 1980 y 1989, se produjeron 4.250 dispositivos en la década de 1990 y las estimaciones para el período 2010-2022 fueron menos de 3.000 dispositivos.
En respuesta a la ley de Agustín, los estados pueden implementar varias estrategias. La primera opción es el abandono de la capacidad. En este caso, el país simplemente dejaría de tener una flota de aviones de combate. Esta es, por ejemplo, la elección hecha por Nueva Zelanda, que no ha tenido más aviones de combate desde 2001. Pero hay efectos de bloqueo y la historia reciente muestra que una vez abandonado es difícil y costoso retroceder el reloj.
Otra estrategia es compensar la disminución del tamaño de la flota mediante el uso de aviones más versátiles capaces de llevar a cabo un espectro más amplio de misiones. Este es, por ejemplo, el caso de Francia con el cambio a Rafale. Cuando se expresó la necesidad a fines de la década de 1970, la
La Armada y la Fuerza Aérea francesas querían un caza que pudiera reemplazar siete tipos de aviones en servicio en ese momento. Sin embargo, los dispositivos multipropósito y de múltiples misiones son cada vez más costosos de diseñar, producir y mantener. Cuanto más versátiles sean, más son complejas y caras, y con un presupuesto constante (o peor, decreciente), menos tienes. Por lo tanto, la versatilidad no ha detenido el aumento de los costos, sino que, de hecho, lo ha alimentado.
Además, los Estados también pueden optar por racionalizar su flota optimizando los equipos que ya están en servicio. El valor de tal estrategia también radica en maximizar el apoyo. Las innovaciones aquí serán contractuales, organizativas y tecnológicas en el objetivo de optimizar la disponibilidad de la flota, es decir, alcanzar un determinado nivel de disponibilidad minimizando su coste. También en MCO, una opción puede ser mantener flotas más grandes con dispositivos menos costosos por hora de vuelo. Esta solución es de interés a corto plazo, especialmente cuando las flotas en servicio son numerosas, con muchas piezas de repuesto en circulación y de personal capacitado, pero no es viable a largo plazo porque los costos de MCO también aumentan con la edad. También existe la opción de comprar más barato en un tercer país. En este escenario, Estados Unidos está particularmente bien posicionado debido a su competitividad de costos basada en efectos de escala. Estos efectos de escala y serie explican gran parte de la dominación de Estados Unidos de América en el mercado de exportación de armas. Este "efecto de tamaño del mercado" es relativamente más fuerte para las economías industrializadas en comparación con las economías menos desarrolladas.
Luego está la opción de cooperación. Para hacer frente al aumento de los costos, las estrategias de adquisición destinadas a desarrollar y producir conjuntamente equipos de defensa son una opción posible. La cooperación se convierte entonces en una especie de "club", que ofrece a sus miembros la posibilidad de evitar la duplicación de los costes de I + D y, en general, de beneficiarse de los efectos de escala y aprendizaje. Entre la política de los años sesenta y setenta y la de la 2000, "la cooperación pasa de ser una forma de organización de apoyo en caso de dificultades económicas a una forma normativa de desarrollo". Desde principios de la década de 2000, la cooperación con países socios o aliados se ha convertido en el marco de referencia para la mayoría de las operaciones de armas.
Finalmente, para los países con un BITD posicionado en mercados "de nicho" o demasiado fragmentados para satisfacer las necesidades de capacidad, la opción de importar aviones de combate es la única relevante. Básicamente, hay dos opciones posibles: comprar directamente de empresas europeas, o comprar americanas. Aquí, el criterio de decisión responde a un compromiso entre cuestiones presupuestarias, disponibilidad de materiales y necesidades estratégicas.
Dependiendo de las estrategias implementadas, se observa más o menos una pérdida de autonomía estratégica. Los pedidos de equipos, y en particular los aviones de combate, se diseñan desde una perspectiva político-operativa, ya que están alineados con los equipos, tecnologías e incluso las doctrinas de los países socios y proveedores.

Sección 2: Datos y resultados

Para ilustrar las estrategias mencionadas anteriormente, estamos creando una base de datos sobre los países de la UE desde el final de la Guerra Fría. Nuestros datos permiten destacar un proceso de racionalización de flotas mediante el estudio de su tamaño, composición, antigüedad y procedencia.

Tamaño de la flota

Los datos sobre aviones de combate se toman de los Balances Militares de 1990, 1995, 2000, 2005, 2010, 2015 y 2019 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS). Los datos sobre las fechas de entrada en servicio se toman de "fuentes abiertas" (por ejemplo, prensa especializada, Wikipedia). En materia de defensa, las fuentes abiertas son particularmente interesantes. A lo largo del período surge una clara tendencia a la baja en el tamaño de las flotas de aviones de combate. En 1990, los países de la actual EU-28 tenían un total de 4.830 aviones, en comparación con solo 1.829 en 2019, una disminución general del 62%.
Vemos fuertes disparidades entre países, siendo el antiguo bloque soviético el que registra la disminución más drástica. Por ejemplo, la Alemania recién reunificada todavía tenía aviones soviéticos en 1990 y redujo su flota en un 75% entre 1990 y 2019. Resultados similares son
observable en Bulgaria, Hungría, Polonia y Rumanía, que registraron una disminución de su flota mayor que la disminución general. Aparte de estas excepciones, los demás países ven disminuir el tamaño de sus flotas en un 44% en promedio.

Figura 3: Número de aviones de combate (1990-2019)



Tabla 2: Evolución del tamaño de la flota de aviones de combate por país (1990-2019)



Fuente: Military Balance, IISS, cálculos de los autores.

Al realizar una comparación alternativa entre 1995 y 2019 para incluir a Croacia, la República Checa y Eslovaquia, la flota total disminuyó en un 58%. La disminución no es lineal ya que la pérdida total de aviones de combate es del 9% entre 1990 y 1995, luego es particularmente marcada entre 1995-2000 y 2000-2005, con una disminución en las flotas del 19% y 25% respectivamente, para desacelerar después de 2005. Esta tendencia sugiere un efecto de inercia vinculado a la guerra fría y la carrera armamentista que caracterizó particularmente la década de 1980, seguido por los “dividendos de la paz” y finalmente por un período en el que los países buscan preservar una base de capacidades, en una forma de "lucha contra la ley de Agustín". Sin embargo, la disminución sigue funcionando. Por ejemplo, Bélgica planea reemplazar sus sesenta F16 con una treintena de cazadores de nueva generación.

Variedades

La racionalización en cantidad también se refleja en la disminución en el número de variedades, contabilizado para este estudio como el número de versiones diferentes de una aeronave registradas en el Balance Militar. Por ejemplo, distinguimos así el F-16A del F-16B, o el Gripen A del Gripen C, etc. En efecto, si la diversidad permite cubrir un espectro más amplio de misiones, a nivel económico es perjudicial para la racionalización en la medida en que conduce a la duplicación en términos de infraestructuras de formación, mantenimiento o personal. Demasiada heterogeneidad ralentiza los efectos de la escala y el aprendizaje.
La tendencia hacia la racionalización es clara. Los países tenían en promedio, dentro de sus fuerzas armadas, 4.9 variedades de aviones en 1990 contra 3.5 en 2019. Esta racionalización por una reducción general de la diversidad se encuentra calculando el índice de concentración de Herfindahl-Hirschman.

Figura 4. Evolución del índice HH por país y evolución general (1990-2019)

Fuente: Military Balance, cálculos de los autores.

En promedio, para todos los países, el índice cambia de 0,385 en 1990 a 0,532 en 2019. Esto es indicativo de una concentración general, aunque con disparidades entre países. Los alemanes, que estaban relativamente diversificados en 1990, alcanzaron la media de 2019. Algunos países están muy por debajo de esta media y siguen siendo históricamente muy diversos: Francia y Grecia en particular, pero también España e Italia. Por el contrario, Reino Unido, que estaba muy diversificado en 1990, es uno de los países con flotas más concentradas en 2019, como Bulgaria (en menor medida), alcanzando niveles similares a países históricamente concentrados como Bélgica, Dinamarca o Finlandia, por ejemplo. Solo un país avanza a contracorriente, Polonia, cuya flota está más diversificada en 2019 que en 1990. A esto hay que añadir Holanda, que está diversificando su flota al final del período con la entrada en servicio del F- 35, que convive con el F-16.

Flotas envejecidas

Entonces es posible observar la edad de las flotas. Una edad avanzada de las flotas puede llevar a una mayor necesidad de renovación. Además, los ejércitos europeos con ambiciones estratégicas más avanzadas pueden desear mantener una edad media más baja para preservar su superioridad operativa. El punto aquí es aproximar la frontera tecnológica teniendo en cuenta más detalladamente la antigüedad de los dispositivos. De hecho, si bien la superioridad aérea es una cuestión de táctica, estrategia, experiencia operativa y, por supuesto, una serie de aviones, también se basa en la tecnología. En este sentido, desde una perspectiva de "bienes de torneo", la edad de las flotas se ve como una aproximación de la posición de un país en relación con la frontera tecnológica.
Luego calculamos un proxy para la edad promedio de los dispositivos ponderando su fecha de entrada en servicio por su peso relativo del dispositivo en toda la flota. Este indicador "edad media calculada" de las flotas muestra un envejecimiento (+ 12 años de media, que van desde un rejuvenecimiento de la flota de unos pocos años para Hungría o Suecia, por ejemplo, hasta un envejecimiento de 29 años para la flota belga).

Figura 5. Evolución de la edad media de las flotas por país (1990-2019)

Fuente: Military Balance, cálculos de los autores.

En 2019, los países con las flotas más antiguas son Croacia y Rumanía (60 y 54 años respectivamente). Estos países todavía tienen MiG-21 rusos, sin embargo, este último se mezcla con F-16A / B en Rumania. Bélgica, Dinamarca y Portugal tienen flotas F-16 A / B con un promedio de 41 años. Le siguen Austria, Bulgaria, Finlandia, Grecia, los Países Bajos, Polonia y Eslovaquia con una flota con una media de 33 a 38 años. Los países con flotas de 21 a 30 años en promedio son Alemania, España e Italia, que producen Tornado y Eurofighter en cooperación, mientras que también se abastecen del lado estadounidense para España e Italia. Finalmente vienen Francia (20 años), Hungría (18 años), República Checa (20 años), Reino Unido (15 años) y Suecia (18 años). La corta edad de las flotas húngara y checa también se explica por la entrada en servicio de los Gripen C y D suecos en 2002.
Por tanto, vemos aquí varios grupos de países emergiendo según la edad media de su flota. Algunos han podido permitirse el lujo de rejuvenecer sus flotas, mientras que otros países han realizado pocos o ningún reemplazo de aviones. Esta observación debe relacionarse con el efecto tecnológico y costos crecientes. En una lógica de costos crecientes de equipos, algunos países logran mantenerse más cerca de la "frontera tecnológica", aquí aproximada por edad promedio del parque, lo que implica un mayor esfuerzo inversor; mientras que otros están relativamente más lejos de esta frontera, o incluso más lejos de ella, probablemente bajo el doble efecto de un imperativo operativo limitado y restricciones presupuestarias estrictas.

Origen del fabricante

El siguiente gráfico muestra el cambio en el origen de las aeronaves en servicio en las fuerzas armadas como porcentaje del total de flotas, según la nacionalidad del fabricante.

Figura 6: Origen del fabricante de aviones de combate en Europa (% del total)


Este origen del fabricante es indicativo de las principales tendencias que se están produciendo en Europa, a saber, un aumento de las cuotas respectivas de aviones europeos y estadounidenses, una reducción de la cuota de los rusos sobre un total decreciente de aviones. Sin embargo, esto no permite refinar el análisis de las preferencias por los aviones de combate en todo el país. Esto es lo que nos proponemos hacer en un tercer tramo con la construcción del gradiente de adquisición.

Sección 3 Tipología de países

Con la ayuda de un indicador que construimos, llamado "gradiente de adquisición", sintetizamos las elecciones de los Estados con respecto a la flota de aviones de combate. En la intersección de las cuestiones industriales y estratégicas, se presenta así una tipología de países.

Definición del gradiente de adquisición

Dadas las diferencias en la industria de defensa, es interesante analizar cómo han evolucionado las estrategias de adquisición desde 1990 en función del origen del fabricante de aviones. Se pueden observar varias estrategias y se puede construir un gradiente de adquisición que vaya desde una preferencia basada en la preferencia (y soberanía) nacional a la preferencia (y dependencia) internacional. Entre los dos, hay estrategias intermedias con la cooperación internacional en sus diversas formas. Tal lectura del panorama de adquisición de equipos de defensa que seguiría un espectro de independencia está inspirada en el trabajo existente en la literatura (Hartley, 2019). Tenga en cuenta que estas estrategias no se excluyen mutuamente porque algunos países pueden utilizar una forma de "mezcla". Además, se debe enfatizar que el criterio industrial no es puramente económico porque los temas de soberanía también involucran al BITD y en particular a la preservación de habilidades y la adquisición de tecnologías de soberanía.

Cuadro 3. Espectro de independencia y gradiente de adquisición en aviones de combate

Valor de gradiente ||  Explicación
1 ||  Países con capacidades de producción nacionales que técnicamente permiten la producción de un dispositivo completo (por ejemplo, Francia, Suecia).
2 || La estrategia de adquisición sigue un deseo de cooperación europea y solo entre estados europeos (por ejemplo, países del consorcio Eurofighter: Alemania, España, Italia y Reino Unido).
3 || Importación de aviones europeos producidos por un solo país o producidos en
cooperación, pero sin participación en el programa (por ejemplo, Austria que adquiere
el Eurofighter).
4 || Dispositivos producidos en cooperación con los Estados Unidos (por ejemplo, Reino Unido, Italia o los Países Bajos en el marco del programa F-35).
5 || Adquisición de aviones estadounidenses "listos para usar" (por ejemplo, Bélgica, que compró F-16 a fines de la década de 1970).
6 || Posesión de aviones soviéticos, legado de la Guerra Fría (por ejemplo, las antiguas repúblicas soviéticas como Bulgaria, Hungría, Polonia o Eslovaquia).

Fuente: autores

Por tanto, un valor de 1 indica una preferencia nacional por la producción de aviones de combate, lo que también refleja el hecho de que la política industrial de defensa es un elemento central de la política de defensa. El deseo de una fuerte autonomía estratégica puede vincularse a un objetivo de independencia frente al mundo exterior (en particular, los Estados Unidos), pero también Necesidades operacionales que requieren capacidad total para actuar (por ejemplo, portar un arma nuclear o "entrar primero" en un teatro de operaciones).
Un valor de 2 enfatiza las capacidades industriales pero también la necesidad de cooperar, ya sea porque no son suficientes para producir la aeronave completa o para compartir los costos de desarrollo. A pesar de la cooperación que requiere el intercambio de información, las ambiciones operativas también son de alto nivel.
Nos pareció útil integrar las transferencias de aeronaves europeas a países que no tienen BITD capaces de proporcionarlas. Por lo tanto, los hemos codificado con el valor 3. Esto también se refiere a la compra de Eurofighter por parte de Austria y los contratos de arrendamiento de Gripen en Hungría.
Los valores 4, 5 y 6 reflejan la dependencia de un actor fuera de la UE, a saber, Estados Unidos (codificados 4 y 5) y Rusia (codificados 6). Un valor de 4 sugiere que el país tiene habilidades industriales específicas y, por lo tanto, puede considerarse un socio en el programa de EE. UU. Por el contrario, un valor de 5 indica que los países renuncian a cualquier forma de soberanía industrial, lo que puede ser una elección impulsada por consideraciones económicas e industriales: las capacidades industriales en esta área son inexistentes (o en gran medida insuficientes) y las restricciones de costos conducen a favorecer Equipo estadounidense, beneficiándose de economías de escala porque los volúmenes de producción son sustanciales. Para estos países, los requisitos operativos son más limitados, aunque generalmente para un objetivo de policía aérea. Finalmente, el valor de 6 refleja la herencia soviética de los países de Europa Central y Oriental: ningún país que estudiamos tomó la decisión de adquirir aviones soviéticos durante el período estudiado.

Cálculo del gradiente de adquisición

Calculamos un gradiente basado en las estrategias presentadas en la Tabla 3. El gradiente está entre 1 y 6, donde 1 corresponde a la producción nacional y 6 corresponde a la producción rusa (ex URSS). El gradiente se calcula observando el origen de la aeronave de propiedad
por un país determinado. Entonces, si un país tiene un 60% de aviones estadounidenses y un 40% de aviones rusos, multiplicamos cada proporción por la escala de gradiente correspondiente y la sumamos. Para este ejemplo, el gradiente es entonces igual a 0,6 × 5 + 0,4 × 6 = 5,4, reflejando la mezcla del país y teniendo en cuenta la distribución por origen (ponderación).

El gradiente se calcula para todos los países con aviones de combate en 1990, 2000, 2010 y 2019.

Cuadro 4. Gradiente de adquisición

Fuente: autores

Análisis de gradiente

El mapa que se presenta a continuación muestra las diferentes estrategias de adquisición desglosándolas en tonos de rojo, que van desde el más claro (por el valor 1 de la producción nacional) hasta el más oscuro (por el valor 6 de la producción rusa).


Figura 7: Gradiente de adquisición de aviones de combate en Europa (1990-2019)


Fuente: diseño de los autores


Destacan dos observaciones. En primer lugar, los mapas confirman una tendencia más fuerte hacia la europeización, ya sea esta última nacional o en cooperación. En segundo lugar, existe un contraste entre los países de Europa Occidental y los países de Europa del Este y este contraste es particularmente marcado en 2019.
Algunos países de Europa tienen una sólida base industrial de defensa, mientras que otros no producen armas ni las producen en una parte limitada del espectro de capacidades. Para tener en cuenta las cuestiones industriales en nuestro análisis de gradiente, tomamos como proxy de la existencia de un BITD relativamente desarrollado el hecho de ser un país signatario de la Carta de Intención (LoI) 32. El gráfico 8 muestra que los países signatarios de la LoI tienen un gradiente mucho menor que el de los países no signatarios (valor de 2,3 en promedio frente a 4,9).

Figura 8: Distribución del gradiente de adquisición entre signatarios de la LOI y otros países

Fuente: diseño de los autores

Aún entre estos dos grupos de países, la variación comparativa de este gradiente también muestra que es muy bajo para los países que no han firmado la Carta de Intención (-3% en promedio) mientras que desciende en un 20%. En promedio para los demás (Figura 9). En otras palabras, un país con un BITD desarrollado tiene preferencia por la cooperación europea o un avión de producción nacional, y esta característica ha tendido a aumentar en los últimos 30 años.

Figura 9: Variación del gradiente entre 1990 y 2019 entre signatarios de la LOI y otros países


Fuente: diseño de los autores

Finalmente, al relacionar tomando el promedio de los gradientes y el promedio de las edades calculado durante nuestro período de estudio (1990-2019), la Figura 10 muestra una relación creciente entre la edad promedio y el gradiente.

Figura 10. Gradiente de adquisición (abscisas) y edad media de las flotas (ordenadas)

Fuente: diseño de los autores

Partiendo de las características de los países y siguiendo nuestro análisis en términos de gradiente de adquisición, es posible definir varios círculos que reflejan diferentes comportamientos y por tanto establecer una tipología de estados.

Primer círculo

Los países con un gradiente de alrededor de 1 durante el período pertenecen al primer círculo. Estos países promueven la producción nacional (Francia, Suecia). Su gradiente es estable y sus flotas son relativamente más jóvenes. Tenga en cuenta que Francia, una potencia aérea más importante que Suecia, tiene una flota mucho más diversificada. Cuando se trata de aviones de combate, estos países son capaces de producir sistemas completos y autónomos. Su BITD cubre una gama relativamente completa de armas, incluidas las nucleares, sobre una base relativamente autónoma, o al menos diversificada, en términos de subsistemas y componentes.

Segundo círculo

En un segundo círculo, encontramos a los países que promueven la cooperación, especialmente europeos pero también con la posibilidad de mezclar flotas con aviones estadounidenses. Estos son Alemania, Reino Unido, Italia y España. Su gradiente preferiría estar entre 2 y 4. En un momento u otro de su historia, estos países, con una industria de defensa relativamente desarrollada, eligieron una asociación estadounidense relativamente fuerte al final de la Segunda Guerra Mundial (por ejemplo, la recepción de bases militares estadounidenses o la compra de aviones). Cabe señalar que Alemania e Italia albergan bases militares de la OTAN en su territorio y tienen aviones que transportan armas nucleares estadounidenses. El Reino Unido también tiene una fuerte dependencia nuclear y tecnológica de Estados Unidos.
Desde el punto de vista tecnológico, se puede considerar que estos países hoy no pueden producir aviones de combate de forma autónoma y tienen un mayor grado de dependencia de terceros países, en particular Estados Unidos. Sin embargo, conservan la capacidad de constructores de sistemas o contratistas principales, lo que les permite producir un número relativamente grande de armamentos importantes a nivel nacional (por ejemplo, BAE en el Reino Unido, Leonardo en Italia).

Tercer círculo

El tercer círculo reunirá más bien a los otros países europeos de Europa Occidental que, esquemáticamente, tienen algunas capacidades de defensa industrial, no tienen aviones soviéticos y tienen ambiciones estratégicas limitadas (al menos en la dimensión aérea). Sin embargo, este tercer círculo es algo heterogéneo.
En primer lugar, están los países que claramente prefieren la compra estadounidense, por ejemplo, Dinamarca, Finlandia, Portugal, Bélgica o los Países Bajos tienen un gradiente más bien entre 4 y 5.
Estos países tienen un "BITD pequeño", bastante especializado en determinados nichos (en particular, Bélgica o los Países Bajos). En el caso belga, las bombas nucleares estadounidenses ubicadas en Bélgica solo pueden ser lanzadas por aviones estadounidenses. Estos países tienen industrias de defensa más pequeñas que se especializan en ciertos segmentos. Para algunos de ellos (Dinamarca, Grecia, Portugal, por ejemplo), la producción de armas es limitada en volumen y de un nivel tecnológico relativamente inferior.
En este tercer círculo, si las apuestas industriales son menos fuertes que para los países del segundo círculo, no obstante se buscan transferencias de tecnología (a través de la adquisición de licencias en particular o de mecanismos de compensación). En este círculo, Grecia y Austria respetan determinadas características (limitaciones presupuestarias, por ejemplo), pero Grecia, con un gradiente superior a 4,5 y bastante estable en el tiempo, tiene muy pocas cuestiones industriales relacionadas en la aeronáutica. Austria, con un gradiente de 3, aparece como un la americanización de este tercer círculo de países.

Cuarto circulo

El cuarto círculo reunirá a los países de Europa del Este. Se trata de nuevos mercados que constituyen nuevas perspectivas para los fabricantes europeos y americanos.
La situación está ahí, nuevamente bastante heterogénea con países como Hungría, cuya flota era 100% de origen ex-URSS, luego cambió a un origen 100% europeo al optar por el Saab Gripen (14 aviones en servicio en 2019) como parte de un leasing. contrato. Por último, Bulgaria y Eslovaquia son dos países que gestionan pequeñas flotas de una decena de MiG soviéticos heredados de la ex URSS y cuya edad media se acerca a los 40 años.
Algunos países de este cuarto círculo, como Rumania o Polonia, se están equipando gradualmente con equipos estadounidenses (en particular F-16), mientras gestionan un stock de aviones heredados de la era soviética. La elección de un socio estadounidense puede interpretarse como una forma de seguro de vida y apoyo frente a la amenaza rusa.

Tenga en cuenta que la República Checa es un país aparte en este cuarto círculo, porque opera aviones europeos (14 Gripens suecos, arrendados como para Hungría), así como 16 ALCA Aero L-159 construidos por Aero Vodochody pero cuyo potencial operativo es muy limitado.

Conclusión

Fuera de Europa, la mayoría de las fuerzas aéreas están inmersas en un proceso de aumento cualitativo y cuantitativo de sus capacidades aire-aire, que también implica un aumento de flotas. En Europa, por otro lado, si la calidad de los sistemas aumenta durante la renovación de dispositivos (adquisición de nuevos dispositivos, modernización de dispositivos ya en servicio), esto se hace en una tendencia general de reducción del tamaño de las flotas y aumento de su edad promedio.
De hecho, en tendencia, durante el período 1990-2019, las flotas disminuyen en un 60% en promedio, tienen una edad promedio más alta y tienden a ser más homogéneas en promedio con una reorientación notable hacia un número menor de variedades. En promedio, estamos siendo testigos de un aumento en las respectivas participaciones de aviones europeos y estadounidenses en el total de aviones, concomitantemente con una reducción en la participación de aviones de origen ruso (o ex-URSS). El análisis de nuestro gradiente de adquisición sugiere que existen tendencias comunes entre los países industriales, principalmente en Europa Occidental, que recurren a su aparato de producción para satisfacer las necesidades operativas, y otros países que acuerdan renunciar a una forma de independencia estratégica con el objetivo de optimizar su flota con fuertes restricciones presupuestarias pero también con ambiciones estratégicas más limitadas.
Nuestro análisis arroja luz sobre las futuras perspectivas europeas. Si el consenso es que los países europeos no podrán desarrollar sus futuros aviones de combate por sí mismos, entonces la cooperación parece ser el único camino a la salvación. Dentro de los dos programas en competencia, Francia (SCAF) y Suecia (Tempest) son los menos acostumbrados a cooperar en este segmento, que posiblemente sea un vector de fricción en la organización industrial. Además, dada la alta antigüedad media de los aviones de propiedad de los países de Europa del Este, la sustitución de la flota es una imperativo a corto o medio plazo. ¿Veremos una europeización del parque o por el contrario una americanización?