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sábado, 1 de junio de 2024

Conquista del desierto: La batalla de Rauch y Lincón

La batalla de Rauch y Lincón




Con el propósito de castigar a los indios por sus frecuentes malones, Rivadavia decidió organizar una expedición, que puso a las órdenes del Coronel Federico Rauch. Este bravo y hábil oficial dirigió una campaña en la región de la Sierra de la Ventana desde octubre de 1826 hasta enero de 1827, y a principios de ese año en la laguna de Epecuén.

Esa campaña, culminó con una batalla final de exterminio de la indiada, salvándose sólo el Cacique Lincon y unos 200 hombres.

Partió el 25 de octubre de 1826 con 800 soldados desde Toldos Viejos (50 km al suroeste de Dolores) como represalia contra los indígenas que habían realizado malones poco tiempo antes, objetivo que se cumplió.



Se dirigió al arroyo Sauce Grande del Norte en la Sierra de la Ventana, atacó a las tribus de los caciques Can Huihuir y Colú Macun, matando a muchos indígenas y rescatando cautivos y mucho ganado. Luego regresó a Tandil para reponer la caballada y volvió a la Sierra de la Ventana para atacar y destruir a las tribus de Curá Llan y Menu Có. Luego persiguió a los caciques Pablo y Quintana hasta las Salinas Grandes, retornando a la Sierra de la Ventana para atacar y destruir a las tribus de Lincon y Nahuel Huequé.

 



Esta gran batalla final se realizó en la llanura que existe entre lo que hoy es la administración del Parque Provincial Ernesto Tornquist y la Estancia Las Vertientes, lindante a la localidad de Villa Ventana.

Friedrich Rauch fue un militar nacido en Weinhem en 1790, combatió en las campañas napoleónicas, y fue contratado por Rivadavia para el exterminio de ranqueles sin ningún tipo de contemplación. Rauch murió un 28 de marzo de 1829 en manos del ranquel Nicasio Maciel.

Estas historias de batallas en nuestras Sierras de la Ventana, representan un patrimonio que no debemos desconocer ni olvidar, por las vidas que en ambos bandos se perdieron, y por todo lo demás que culturalmente nos heredan con su tradición oral, en la memoria colectiva de nuestra comunidad.

 


miércoles, 12 de octubre de 2022

Argentina: Darwin en Sierra de la Ventana

 Crónicas de la excursión de Darwin a Sierra de la Ventana (inédito)

 

 

Te presentamos la auténtica historia de Darwin en nuestras sierras, donde nos narra su excursión en primera persona y paso a paso. Nos brinda detalles y precisiones que dan pistas de los lugares en que estuvo, como así también los acontecimientos que por aquellos tiempos se suscitaban con los indios y el ejército.

Traducido por nosotros mismos de la bitácora original de su viaje a la patagonia, un material inédito en la web, ahora en un especial del Portal de Turismo que no podes perderte de leer.

8 de setiembre de 1833

Después de haber obtenido el permiso para los caballos del gobierno del general Rosas, partí de Buenos Aires. La distancia es de unas 400 millas. El clima era favorable, pero notablemente nebuloso; Yo pensé que era el precursor de un vendaval, pero los gauchos me dicen que es el humo del campamento a gran distancia que está en llamas. – En la primera parada a 4 leguas, la llanura sin arbustos pero con variada importancia. – La segunda parada está el Río Sauce, un río pequeño, profundo y rápido, de no más de 25 pies de ancho. Es muy intransitable aquí y toda la distancia al mar, y forma por este medio una barrera útil contra los indios. Donde el camino cruza, a una legua más arriba, el agua no llega al vientre de los caballos. El jesuita Falkner, en cuya información, sacada de los indios, es en general bastante correcta. En su mapa, lo convierte en un gran río, mar que nace en los Andes. Creo que tiene razón, dicen los soldados, que en pleno verano hay inundaciones, al mismo tiempo que en el Colorado; Si es así, está claro que debe haber un canal para el agua de la nieve, aunque probablemente esté seco durante la mayor parte del año.

El valle del Sauce, parece muy fértil, tiene una milla de ancho, hay grandes extensiones de un nabo salvaje muy parecido al Europeo, son buenos para comer, pero más bien agrio. Llegué aquí por la tarde, conseguí caballos frescos y una guía, y partí para la Sierra de la Ventana. La distancia era de aproximadamente 6 leguas, y el paseo interesante, ya que la montaña comenzó a mostrar su verdadera forma. No creo que la Naturaleza haya hecho una montaña más solitaria y desolada; Bien merece el nombre de aisladas. Su altura, calculada por la medida angular del barco, es entre 3 y 4000 pies, es muy empinada, áspera y fracturada. Está tan desprovista de todos los árboles, que no pudimos encontrar siquiera un palo para estirar la carne para tostar, nuestro fuego está hecho de tallos secos de cardo. La extrañeza de su apariencia se debe principalmente a su brusco ascenso desde la llanura semejante al mar, que no sólo sube al pie de la montaña, sino que separa las crestas o cadenas paralelas. La uniformidad de la coloración da gran tranquilidad a la vista. El gris blanquecino de la roca de cuarzo y el color marrón claro de la hierba marchita de la llanura no se rompe por los tintes más brillantes de un solo arbusto.

Cuando llegamos al pie de la cadena principal, tuvimos mucha dificultad en encontrar agua; Y tuvimos miedo de pasar la noche sin ninguno; Parece que todos los arroyos, después de fluir unos pocos cientos de metros en la llanura, se entierran; Al final encontramos algunos, estaba entonces oscureciendo y nos refugiamos por la noche. La noche era muy clara y fría, el rocío, que en la primera parte mojaba los yergas del Recado, estaba en el hielo de la mañana. El agua en la tetera era también un bloque sólido. El lugar donde dormimos no podría haber estado a más de 700 pies sobre el nivel del mar, de modo que supongo que los alrededores de la montaña causó este inusual grado de frío. La parte más alta de la Sierra se compone de cuatro picos en orden descendente. Los dos más altos de estos sólo se puede ver desde Bahía Blanca. En esta parte un reborde o sillita de atrás parece unirse, nuestro lugar de parada estaba al pie de esto. 

9 de setiembre de 1833

Por la mañana el guía me dijo que ascendiera la cresta y que podría caminar a lo largo de su borde a la cumbre misma. La subida con rocas tan ásperas era fatigante; Los lados son tan accidentados que lo que se gana en uno de cinco minutos a menudo se pierde en el siguiente. Por fin, cuando llegué a la cumbre de la cresta, mi decepción fue grande al encontrar un precipitado valle, tan profundo como la llanura, que me separaba de los cuatro picos. Este valle es muy estrecho y los lados empinados; Forma un fino paso a caballo, pues el fondo es plano con el césped, y conecta las llanuras en cada lado de la montaña. Mientras lo cruzaba, vi dos caballos pastando. De inmediato me escondí en la larga hierba y comencé con mi telescopio a reconocerlos, como no pude ver ningún signo de indios, procedí con cautela en mi segunda ascensión. Era tarde en el día, y esta parte de la montaña, como la otra era empinada y muy accidentada. Estaba en la cima del segundo pico a las 2 de la madrugada, pero llegué con extrema dificultad; Cada veinte metros tuve un calambre en la parte superior de ambos muslos, de modo que yo estaba alarmado de miedo, no habría podido descender; También era necesario encontrar un nuevo camino a los caballos, ya que estaba fuera de la cuestión de volver sobre la montura. Me vi obligado a renunciar a los dos picos más altos; Su altitud era poco mayor y todos los propósitos de la geología fueron contestados; Ciertamente no valía la pena el peligro de cualquier esfuerzo adicional. Supongo que la causa del calambre fue el gran cambio en el tipo de acción muscular, desde el duro cabalgamiento hasta el escalar aún más difícil, es una lección que vale la pena recordar, ya que en algunos casos podría causar mucha dificultad. –

El hielo que en muchos lugares cubrió las rocas era muy refrescante y hacía superfluo el agua, que en realidad llevé a la cumbre en el rincón de un cabo de cuero indio. En general me sentí muy decepcionado en esta montaña; Habíamos oído hablar de cuevas, de bosques, de camas de carbón, de plata, de oro, etc,en lugar de todo esto, tenemos una montaña desierta de roca de cuarzo pura. Había esperado que la visión al menos hubiera sido imponente, no fue nada; La llanura era como el océano sin su hermoso color u horizonte definido. La escena sin embargo era de novela, y con un poco de peligro, como la sal a la carne, le dio un sabor. Que el peligro era muy poco era claro, pero mis dos compañeros hicieron un buen fuego, cosa que nunca se hace cuando se sospecha que los indios están cerca. Volví por un camino tan fácil, que si lo hubiera descubierto por la mañana podría haber alcanzado con facilidad el pico más alto. Llegué a los caballos a la puesta de sol, bebí mucho mate y fumé varios cigarritos, preparé mi cama por la noche. Sopló furiosamente, pero nunca pasé una noche más cómoda. 

Por la mañana nos movimos razonablemente antes del vendaval, y llegamos sobre el medio del día a la Posta del Sauce. En el camino vimos un gran número de ciervos y cerca de la montaña un Guanaco. Creo que este último animal no se encontraría más al norte de este lado de América. La llanura que se apoya contra la Sierra está atravesada por curiosos barrancos, no tienen más de 20 pies de ancho y al menos 30 de profundidad; Hay muy pocos lugares donde son pasables.

(10 de septiembre) Pase la noche en la Posta, la conversación, como era de costumbre, fue sobre los indios. La Sierra de la Ventana, antiguamente, era un gran lugar de recurso para los indios; Hace tres o cuatro años hubo muchos combates allí; Mi guía estaba presente cuando muchos hombres fueron asesinados; Las mujeres escaparon en las monturas y lucharon desesperadamente con grandes piedras; Muchas de ellos se salvaron así.

11 de setiembre de 1833

Continuamos hacia la tercera Posta, en compañía del teniente que lo comanda. – La distancia se llama 15 quince leguas; Pero es sólo trabajo estimativo y siempre en general demasiado. El camino era poco interesante sobre una llanura seca de hierba, y en nuestra mano izquierda a una mayor o menor distancia había colinas bajas, una cadena que cruzamos cerca de la Posta. Antes de nuestra llegada a la Posta del Sauce habíamos conocido a una gran manada de ganado y caballos, custodiada por quince soldados, pero incluso se nos dijo que muchos se habían perdido. Es muy difícil conducir animales a través de estos campamentos llanos; Si un puma o un zorro viene acercándose a los caballos en la noche, nada puede impedir que se dispersen en todas direcciones; Y una tormenta tendrá el mismo efecto. Hace poco tiempo, un oficial salió de Buenos Aires con 500 caballos; Cuando llegó al ejército tenía menos de 20.

Poco después, el mismo día, percibimos una nube de polvo que partía de un grupo de jinetes que se acercaban; Mis compañeros percibieron a gran distancia, por el cabello, que eran indios. Los indios tienen a menudo un filete estrecho alrededor de sus cabezas, pero nunca ninguna cubierta; El largo pelo negro soplando a través de sus caras aumenta a un grado infrecuente la fiereza de su aspecto. Resultó ser una parte de la tribu de Bernantio que iba a una Salina a buscar salLos indios comen mucha sal, los niños la succionan como azúcar; Es un curioso contraste con los gauchos, que viven la misma vida, y casi no comen. Mis compañeros parecían pensar que no había el menor peligro de encontrarse con estos señores, y ellos lo sabían muy bien, pero oí al Comandante de Bahía Blanca decirle a uno de nuestros oficiales que le parecía inseguro que dos o tres los visitaran, aunque ellos se declaraban como los indios más amistosos…

Crónicas extraidas del Diario de Charles Darwin en el Beagle, y traducidas por Sergio Marto. Si compartes esta nota, por favor no olvides indicar la fuente del trabajo de elaboración y traducción.

Sergio Norberto Marto

sábado, 1 de octubre de 2022

Sierra de la Ventana: La expedición punitiva de Juan de la Piedra de 1785

Cerro Ventana: morada del Dios del Mal

Sierra de la Ventana




Por Sergio Marto

Las Sierras de la Ventana fueron escenario de diferentes batallas entre los mal llamados “Indios” y el hombre blanco con sed colonizadora.

Una de esas batallas, fue gestada en 1826 por un europeo que tenía en su haber, estado bajo las órdenes de Napoleón. Fue así que el gobierno de Rivadavia, contrato a Federico Rauch para “limpiar” la pampa de los indios.

Esta batalla se desarrolló en las proximidades del actual Cerro Bahía Blanca (próximo a Villa Ventana), y fue recordada por la peculiaridad de que los nativos no querían subir al actualmente denominado “Cerro Ventana” , ni a sus cerros aledaños, por su creencia de que allí habitaba “el dios del mal”, o más conocido comúnmente como “Gualichú”. Estaban convencidos de que el hueco era por donde miraba para ambos lados del cerro.

Otra de esas batallas se registró muchos años antes, sobre las márgenes del Río Sauce Grande, en las proximidades de la actual Sierra de la Ventana. A continuación, un relato del libro «El Fortín» por María C. Torelli:

En 1785, una expedición comandada por Juan de la Piedra, junto a Basilio Villarino, salen de Patagones con rumbo hacia las Sierras de la Ventana. Cuando atraviesan el Rio Colorado, sin argumento, matan a unos aborígenes que encontraron, entre ellos a uno de los hermanos del Cacique Chanel, el cual los había recibido diciéndoles “amigos”. Muchos murieron y otros escaparon.

Este era el cuarto hermano del Cacique Chanel que De la Piedra mataba. Las noticias llegaron a Chanel ubicado en Sierra de la Ventana, por lo que convocó a otros Caciques en su auxilio, entre ellos a Lorenzo Calpìsquis.

El 22 de enero de 1785, llega y acampa la expedición, que provenía desde Patagones, en la zona de Sierras de la Ventana al mando de Juan De la Piedra y secundado por Basilio Villarino. Una patrulla de exploración adelantada regresó al campamento un día después informando que a 25 km. adelante había 6 toldos.

El 24 antes del alba, De la Piedra ordena “…y ataca las tolderías más cercanas, pero lejos de sorprender a los indios, es sorprendido por éstos, que caen como una avalancha sobre su campo, y después de arrebatarle el ganado, lo cercan obligándole a retroceder, ante cuyo inesperado contraste se rompen las fibras de su corazón y cae muerto como fulminado por un rayo” (citado por María C. Torelli en su libro El Fortín).

Envía una partida de 98 jinetes para atacarlos. Los tehuelches septentrionales, venían siguiendo y observando ocultos a la expedición de De la Piedra. A la mañana del 24, luego de que los jinetes se fueran a buscar a los toldos que habían sido identificados, los serranos sorprenden a las fuerzas que se habían quedado en el campamento principal, robándoles todo el ganado e inmovilizando a las tropas. Tal fue la sorpresa, que le produzco un infarto a De la Piedra.

Los serranos sitian el campamento todo el día y en la mañana del 25, reclaman parlamentar con Villarino. Cuando éste se encontraba parlamentando, vuelve la expedición que había salido el día anterior a atacar las tolderías, que es atacada por los serranos a campo abierto sobre los márgenes del Rio Sauce Grande, en dirección a Saldungaray. En esta acción muere Villarino.

El Cacique Lorenzo, aliado del Cacique Chanel, les perdona la vida a los 157 sobrevivientes e insiste en volver a los tratados de paz firmados con el Virrey. A pesar de todo lo que habían hecho, le ofrece caballos a los sobrevivientes para que puedan llegar a Patagones.»

… fín del relato de Maria C. Torelli en su libro “El Fortín”.

Estas historias de batallas en nuestras Sierras de la Ventana, representan un patrimonio que no debemos desconocer ni olvidar, por las vidas que en ambos bandos se perdieron, y por todo lo demás que culturalmente nos heredan con su tradición oral, en la memoria colectiva de nuestra comunidad.

sábado, 9 de julio de 2022

Revolución Libertadora: El combate en Villa Ventana

La batalla en Villa Ventana por la revolución del 55


 

Por Sergio Marto || Villa Ventana



Gracias a la reciente desclasificación de documentos de las fuerzas armadas, donde constan los registros de los Diarios de Guerra confeccionados por los propios oficiales protagonistas que tomaron parte en el conflicto del año 1955, es que Sierrasdelaventana.com.ar pudo acceder datos precisos e inéditos de los acontecimientos bélicos que ocurrieron en Villa Ventana y contrastarlos con otros registros que por tradición oral circulaban en nuestra comunidad.



A modo de breve introducción sobre los hechos que ocurrían en el país en aquel entonces, para poner en contexto a quienes no conocen mucho de la historia nacional, y sin ánimo de entrar en controversias políticas, el 16 de septiembre de 1955, unidades de las tres fuerzas armadas se sublevaron contra la autoridad constitucional con el objetivo de derrocar al entonces presidente Juan Domingo Perón e imponer un gobierno de facto.

Fue entonces que ocurrieron los hechos que narraremos a continuación, que se registraron en nuestro distrito con un duro enfrentamiento en la localidad de Villa Ventana.

La autodenominada Revolución Libertadora buscaba deponer al gobierno constitucional y la Base Naval de Puerto Belgrano era una de las que formaba parte del movimiento derrocador. Por ello, uno de los objetivos fundamentales para las fuerzas leales al general, era la toma de esa base, y para ello desplegarían fuerzas desde distintos puntos del país con el objeto de frenar la sublevación. Este despliegue militar generaría en el sudoeste de la provincia, una serie de enfrentamientos con epicentro en las Sierras de la Ventana y a lo largo de un radio de 100 kms a la redonda.

 


Así entonces, a las 17 horas del 16 de setiembre de 1955, inician la marcha tropas del Regimiento 1 de Caballería con asiento en Azul y del Regimiento 2 de Caballería de Tandil, y al día siguiente (17/09) avanzan sobre la Comarca desde Coronel Príngles, para reunirse en Tornquist con otras fuerzas provenientes del interior del país, y enfrentar a las fuerzas navales en Bahía Blanca.

Mientras tanto, amanecía con frio y una tensa calma ese 17 de septiembre en Sierra de la Ventana, calma que sería alterada por un grupo antiperonista que ató con alambre de púas el busto de Eva Perón en la plaza frente al Puente Negro, para luego arrastrarlo con un tractor por las calles de la localidad, y destrozarle el rostro a la figura (parte de la nariz, un ojo y su pómulo derecho) con una llave metálica.

Por la tarde el busto de Eva Perón terminó en el fondo de la fuente de la plaza, y cuando se calmaron las cosas por la noche, tres vecinos peronistas: Mario Grenz, Enrique Morón y Manuel Bidegaray, recuperaron el busto y a caballo fueron a esconderlo en una cueva sobre las sierras del Pillahuincó.



Según los datos revelados en los documentos desclasificados, esa misma tarde (17 horas) del 17 de setiembre, el Regimiento de Caballería 1 de Tandil arribó a Sierra de la Ventana con la orden de realizar una “batida” (operativos de reclutamiento), y luego a las 23 hs llegó a una Hostería en Villa Ventana (estimamos que La Península) donde son racionados con elementos requisados, y el conscripto Anastasio Hidalgo se fractura un brazo al descender del vehículo que lo transportaba.

Sobre la mañana del día siguiente 18 de setiembre, a las 07:40 horas son atacados por 13 aviones de las Fuerzas de la Aviación Naval (7 Grumman y 6 N.A.), ataque que es repelido por las baterías de artillería antiaérea.

Tras reiterados ataques y bombardeos (3 en total) que se extendieron hasta las 12 del medio día, dejando heridos (Héctor Britos, Héctor Gessi y Oscar Harispuru) que luego 2 de ellos serían registrados como fatales como consecuencia del bombardeo, informan a sus superiores que el regimiento no avanzaría a Tornquist, hasta no tener el apoyo aéreo necesario.




A las 18 horas de ese mismo día, reciben la orden de avanzar durante la noche a Tornquist donde les espera el Regimiento de Caballería 13 con asiento en Toay, con hombres y tanques Sherman reforzados con un carrier, y el Regimiento 3 de Artillería de Pico, quienes también habían tenido fuertes enfrentamientos con la aviación naval en la zona de Saavedra. Arriban a las 22 horas, y son informados de que la aviación rebelde tiene planes de bombardear la localidad al día siguiente.

  Panfleto arrojado sobre la localidad de Tornquist


Hasta aquí los hechos registrados en los partes oficiales del Regimiento de Caballería 1. A continuación lo que recuerda Ana María Salerno de aquella fecha, a través de su relato:



Ana María cuenta que luego de una lluvia, aparecieron un grupo de soldados junto con tanques, armamento y otros medios de transporte. Los mismo provenían por la Ruta Provincial Nº76, desde Coronel Príngles en dirección hacia la localidad de Tornquist. Su objetivo seguramente era llegar a la Base Naval en Bahía Blanca.

Al querer pasar por el camino que unía Villa Ventana con Tornquist, que iba por uno de los bordes superiores de los que actualmente es el Abra de la Ventana, no pudieron transitarlo con los vehículos debido a la pendiente y al barro producto de una lluvia reciente. Entonces debieron buscar un tractor que ayudara a pasar los vehículos por lo que actualmente es el abra.

En eso, parte de los demás vehículos y soldados esperaban y se escondían dentro de unas pocas viviendas y debajo de los árboles (como en la hostería de Schulte y próximo a ésta), debido a que podían ser vistos por los aviones de la marina que transitaban el lugar. A la poca población que residía en el lugar, le habían aconsejado por su seguridad, que se retiraran hacia la parte opuesta de donde se encontraban (hacía la parte sur de la Villa), por lo que durante el día se retiraban y durante la noche volvían a dormir a sus casas.

En uno de esos días, cuando un avión de la armada sobrevolaba la Villa (el cual seguramente estaría realizando actividades de vigilancia por la zona), se abrió fuego desde tierra, por lo que no tardó en responder, arrojando una bomba hacia la Villa que cayó sobre un vehículo, cargado de bombas u otras municiones, causando la muerte de un soldado.

Cuando se informó a los soldados que estaban en el lugar sobre la rendición de la facción peronista del ejército, se retiraron del lugar dejando todo abandonado. Comentan los lugareños, que en el camino que iba hacia Tornquist, se podían ver tanques y automóviles a la vera del camino.

Dentro de las 156 víctimas registradas que arrojó como saldo de los enfrentamientos, 3 muertes fueron registradas como ocurridas en la zona de Sierra de la Ventana, a consecuencia del bombardeo de la Aviación Aeronaval (sediciosos) sobre la columna del Ejército (legalista) que marchaba a Puerto Belgrano. Fueron los conscriptos que anteriormente mencionáramos en los partes de la batalla ocurrida en Villa Ventana: Héctor Brito del Regimiento de Caballería 1 de Tandil, el conscripto Ángel Morello de la Agrupación blindada “A”, y el aspirante Héctor Gessi del regimiento de Caballería 1 de Tandil.

Tanque Sherman con la Iglesia Santa Rosa de Lima (Tornquist) de fondo.

Pasado el mediodía del lunes 19, las columnas del Ejército se retiraron de Tornquist ante el desconcierto que reinaba en el país. En la mañana del 21, el presidente decidió que no hubiera más derramamiento de sangre, entonces emitió un comunicado donde daba a conocer su renuncia y que ponía el gobierno en manos del Ejército, terminando así su gobierno constitucional y exiliándose en el exterior ante las amenazas de secuestro.

Para finalizar, si eres una de las personas que le toco vivir aquellos sucesos o heredar recuerdos de familiares que estuvieron en aquel entonces, y tienes un aporte, corrección o recuerdo vivido que pueda enriquecer o esclarecer desde otro punto de vista nuestra historia, te invito a que nos la compartas desde el formulario para comentarios (debajo de esta nota), y así contribuir con nuestra labor de recuperar el acervo histórico y cultural de nuestras sierras.


sábado, 18 de julio de 2020

COAN: El accidente de los Vultee BT-13 en Pigüé


Un largo vuelo a casa

Texto de Lorenzo Borri en Gaceta Marinera













El 29 de mayo de 2018, luego de 64 largos años finalizó de manera simbólica el vuelo que emprendieron hacia la eternidad 6 jóvenes aviadores un desapacible domingo de 1954.

Los Guardiamarinas Rene R. Igarzabal, Justo Hernán Moll y Juan Alberto Irigoin acompañados por el Cabo Principal Aeronáutico Nicolás Montani y los Cabos Segundos Aeronáuticos Raúl Torrengo y Raúl Ramírez emprendieron la mañana de un nuboso y desapacible domingo 29 de agosto de 1954 junto con el resto de sus compañeros Pilotos Aviadores Navales y tripulantes mecánicos de la Escuela de Aviación Naval una navegación EPO-CBA (Espora – Córdoba) , diez aviones Vultee BT-13A y un transporte Douglas DC-2 ½ de apoyo, que enfrentando la meteorología reinante trepó y comenzó a volar sobre nubes, los Vultee divididos en dos secciones de 5 aviones siguieron volando en condiciones VFR (navegación visual).





Fotos de Roberto Oustry

Los Vultee eran aviones de entrenamiento básico de vuelo con un instrumental escaso y simple, solo adecuados para ser utilizados con buen tiempo y amplia visibilidad.

Las secciones volaban con una formación de V invertida con el Líder en el vértice y dos numerales a cada lado en forma escalonada.

Transcurridos aproximadamente 30 minutos de vuelo y apreciando el Líder de la primera sección que la altura sobre el terreno era cada vez menor por la presencia de bancos de nubes cada vez más bajos y cerrados, ordena a los aviones ascender y volar sobre capa, como lo hacía el avión de apoyo.

El Líder de la segunda sección decide no ascender para evitar una posible colisión con la otra formación. Cuando el Líder de la primera informa volar sobre nubes, ordena el ascenso de su sección.



Cenotafio de la Base Aeronaval Comandante Espora. (Foto: Archivo fotográfico de Lorenzo Borri)

Volando sobre un cordón montañoso en cercanías de la ciudad de Pigüe, ya entre nubes, sufren el efecto montaña o sea turbulencia a sotavento de la misma, en este caso severa, debido a la poca altura del vuelo y los numerales pierden contacto con su Líder.

En esas circunstancias, el Líder de la segunda sección ordena para prevenir una colisión en vuelo que los Numerales de la izquierda trepen con rumbo 300 y los Numerales de la derecha rumbo 360, el Líder mantuvo rumbo 330.

Los numerales de la izquierda, caen efectivamente al rumbo ordenado y embisten la sierra, con tal mala fortuna, que diez metros más arriba hubieran zafado.

Los numerales de la derecha, pierden la formación entre sí y mientras uno cae al rumbo 360 y se estrella, el otro se encuentra girando a la izquierda y casi en pérdida de sustentación alcanza a perforar las nubes y se reúne con el Líder sobre la capa. Posteriormente manifestó, haber visto a su izquierda un fogonazo.

Los restos de los aviones se encontraban, dos casi juntos a la izquierda y el restante a la derecha, con una distancia entre ambos impactos ocasionada por los cambios de rumbo y aproximadamente a la misma altura.

Los aviadores jamás supieron lo que pasó, sus cuerpos quedaron reducidos a cenizas, por lo que prácticamente no se los pudo reconocer. Salvo uno de los cuerpos, que fue despedido por el Impacto del avión.

El rescate



Identificación de los restos del BT-13. (Foto: Archivo fotográfico de Lorenzo Borri)

Los pobladores acudieron de inmediato a prestar una ayuda que la fatalidad demostró no era necesaria por la muerte instantánea de los jóvenes marinos.

Rescatados y evacuados los cuerpos, los restos de los aviones quedaron en el lugar de su trágica colisión, desmantelados por el paso del tiempo y los cazadores de recuerdos fueron desapareciendo, hasta llegar a los días actuales en los que en el lugar no queda nada queda de ellos.

El sábado 26 de mayo el escritor Claudio Meunier acompañado por el fotógrafo Cristian Favalesa se reunieron con Marcos Oustry, oriundo de Pigüe, quien en nombre de su familia les entregó como reliquias, restos de fuselaje de los Vultee recogidos del lugar del accidente por su padre Roberto para que fueran trasladados de regreso a la Base Aeronaval Comandante Espora, con destino al Museo de la Aviación Naval Argentina. Roberto y su familia poseen el mayor taller de reparación de aviones agrícolas y civiles de la zona y sus artes son solicitadas de todo el país.

Con la entrega al MUAN y su simbólico regreso al Hangar N° 2 se cerró el largo vuelo a la eternidad emprendido por las tres tripulaciones:

  • 0163/1-E-121: Guardiamarina René Igarzabal – Cabo Principal Nicolás Montani
  • 0168/1-E-127: Guardiamarina Juan Alberto Irigoin – Cabo Segundo Raúl Ramírez
  • 0169/1-E-128: Guardiamarina Justo Germán Moll – Cabo Segundo Raúl Torrengo 


Identificación de los restos del BT-13. (Foto: Archivo fotográfico de Lorenzo Borri) 

Características de las aeronaves


FABRICANTE: Vultee Aircraft Inc.
PROPÓSITO: Entrenamiento básico de vuelo
TRIPULACIÓN: 2
DIMENSIONES


Los restos regresan a casa. Los restos junto al Hangar N° 2 de la Base Aeronaval Comandante Espora. (Foto: Archivo Fotográfico de Lorenzo Borri)

ENVERGADURA: 12,8 mts.
LARGO: 8,79 mts.
ALTO: 3,77 mts.
PESO: 1977 Kgs.
PRESTACIONES
VELOCIDAD MAX.: 370 Kph
ALCANCE: 860 Km.
AUTONOMÍA: 5 horas a 200 Kph.
MOTOR: 1 motor Pratt & Whitney Wasp Jr. R-985-AN1 de 450 Hp. Hélice bipala de paso variable.
ARMAMENTO: No tuvo
CANTIDAD DE APARATOS: 29
CARACTERÍSTICAS: 1-E-101 a 1-E-129
PERIODO DE USO: 1947 – 1963

OBSERVACIONES: A la compra inicial de 8 unidades siguió otra de 20, una unidad se obtuvo por permuta. Fueron utilizados como unidades de instrucción de la ESCUELA DE AVIACIÓN NAVAL para adiestramiento y practica de pilotos de ataque.



Fuentes consultadas:

  • Archivos del Museo de la Aviación Naval Argentina
  • Cenotafio de la Base Aeronaval Comandante Espora
  • Entrevista a la Familia Oustry
  • Investigaciones realizadas por Claudio Meunier y el equipo de búsqueda arqueológica del MUAN
  • Mach 1 N° 41, nota apócrifa “El chorizo fatal”
  • Mach 1 N° 42, nota del Capitán de Fragata (RE) Aldo Miranda, Aviador Naval

sábado, 21 de marzo de 2020

ARA: Entrenamiento de baja montaña de los Comandos Anfibios

Adiestramiento en técnicas de baja montaña estival

Fue desarrollado por el Curso Comandos Anfibios de la Escuela de Técnicas y Tácticas Navales con apoyo de la Agrupación Comandos Anfibios. 
Gaceta Marinera




Tornquist – Durante la semana pasada se llevó a cabo en cercanías de la ciudad de Tornquist (Pcia. de Buenos Aires), un adiestramiento en técnicas de baja montaña estival por parte del Curso Comandos Anfibios, dependiente la Escuela de Técnicas y Tácticas Navales (ESTT), con apoyo de la Agrupación Comandos Anfibios (APCA), quienes también operaron en el lugar.

Esta campaña se enmarca en una de las tantas etapas que tiene el curso durante sus diez meses de desarrollo y está orientada a la adquisición de las primeras destrezas en este tipo de terreno por parte de los futuros comandos. En este ambiente geográfico particular, las prácticas se orientan a técnicas de andinismo, escalada en roca, preparación de itinerarios y navegación terrestre.






“El objetivo del Curso de Comandos es formar psicofísica, técnica y tácticamente a los cursantes para que estén en condiciones de formar parte de la APCA, por lo que en su etapa inicial se busca poner a prueba las habilidades individuales y el carácter de los cursantes, de cara a las futuras etapas que irán presentando otro tipo de complejidades”, destacó el Jefe de Curso, Teniente de Fragata Juan Hernández.

Una vez superada esta fase, los cursantes deberán desarrollar otras formaciones técnicas como buceo y paracaidismo, que son cursos en sí mismos e integran la currícula; y etapas en otros espacios geográficos como monte, montaña invernal, etapa anfibia, entre otras.






“Siempre es muy productivo cambiar de zona geográfica para enriquecer los contenidos del curso. Un llano, un bosque o una montaña ofrecen condiciones diferentes que el cursante debe saber sortear y aprovechar, como así también realizar prácticas y adquirir experiencia en actividades que son propias de dicho ambiente, como en este caso, la escalada. La semana fue realmente positiva”.

El Curso Comandos Anfibios recibió el apoyo de la Agrupación Comandos Anfibios, que también operó en el lugar, con instructores que acompañaron las actividades de los cursantes en baja montaña y navegación terrestre. Asimismo, en los momentos donde la APCA no se abocaba al Curso de Comandos, desarrollaron adiestramientos propios de la Agrupación.






En tal sentido, la APCA llevó adelante técnicas individuales, grupales y de conjunto en baja montaña con actividades de andinismo, cordadas, cruce de obstáculos y navegación terrestre, que se corresponden a la etapa de adiestramiento en técnicas. Luego de completar dicha etapa en cada ambiente geográfico particular, llevarán adelante los respectivos adiestramientos en tácticas para toda la Agrupación.



jueves, 26 de diciembre de 2019

SGM: La vida de los tripulantes del Graf Spee en Sierra de la Ventana

Historia del Graf Spee y leyendas lugareñas




Por Sergio Marto ||  Sierra de la Ventana


Desembarcos de jerarcas nazis en las playas necochenses, estafas millonarias, fugas y casamientos, vinculan a varios de los sobrevivientes del acorazado con Sierra de la Ventana y el Ex Club Hotel de la Ventana (en Villa Ventana).

El Almirante Graf Spee, uno de los acorazados de bolsillo de la armada alemana, es recordado aún hoy por haber protagonizado una de las batallas navales más legendarias de la Segunda Guerra Mundial.

La Batalla del Río de la Plata, en la que el buque alemán combatió contra entre naves inglesas, se produjo entre el 13 y el 17 de diciembre de 1939, y no tendría mayores connotaciones para la historia local si no fuera porque varios hechos ocurridos años más tarde, relacionan a sus tripulantes con nuestra ciudad.

Si bien estas historias están más cercanas a la leyenda que a la realidad, han alimentado durante años el imaginario popular de nuestra región. Desembarcos de jerarcas nazis en las playas necochenses, estafas millonarias, fugas y casamientos en nuestra ciudad, vinculan a varios de los sobrevivientes del acorazado con Necochea.

La historia del barco

A poco de comenzar la Segunda Guerra Mundial, el alto mando alemán ordenó a su marina llevar el conflicto a las aguas del Océano Atlántico, a fin de evitar que llegaran, desde Estados Unidos, armas y alimentos a Inglaterra y los países que resistían la invasión.

La directiva Nº 1 era muy clara: “La Marina alemana llevara a cabo su propia actividad bélica contra las unidades mercantes y su principal objetivo serán los buques ingleses.”

Para esa época, Alemania, como consecuencia de las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles, había desarrollado los acorazados de bolsillo y, entre ellos, el Almirante Graf Spee, que se encontraba en el Atlántico Meridional en septiembre de 1939, su comandante era el Capitán de Navío Hans Langsdorff.

Una vez recibida la autorización de iniciar la aventura corsaria, Langsdorff decidió trasladarse al Atlántico Sur donde podría interceptar las rutas comerciales. El buque tenía una tripulación compuesta por 44 oficiales y 1.050 suboficiales y marinos. Podía navegar a 26 nudos y tenía una autonomía de 19.000 millas.

Contaba con dos torres, cada una con tres cañones de 280mm, y un blindaje de 140mm en la superestructura y partes vitales. El armamento secundario estaba compuesto por ocho torres de 150mm/cuatro por banda, además de armamento antiaéreo, seis tubos lanzatorpedos de 533mm y dos hidroaviones tipo Arado.

A las 13, del 30 de septiembre de 1939, el Graf Spee avistó su primer buque, el Clement de bandera inglesa. La tripulación fue obligada a abandonar el barco, no sin que antes radiara su posición, y el mismo fue hundido.

El Almirantazgo Británico ordenó la salida de unidades de guerra con el fin de dar caza al corsario. El 5 de octubre el buque alemán hundió otro barco y en noviembre, en el Océano Indico sumó su cuarto blanco.

Después de efectuar otros hundimientos y recibir reabastecimiento, el Graf Spee escapó al buque de guerra inglés Altmark, que lo perseguía desde septiembre.

Pero el 13 de diciembre, cambió su suerte: después de haber barrido infructuosamente la costa africana, avistó un buque que creyó era un mercante, pero al acercarse se encontró con el crucero inglés Exeter, seguido del Achilles y el Ajax.

El acorazado alemán podía enfrentar fácilmente a la formación inglesa, pues sus cañones principales de 280mm tenían un alcance de 28 kilómetros, mientras que la mayor de las unidades inglesas, el Exeter, sólo alcanzaba 24 kilómetros. Por eso, la estrategia de Langsdorff sería mantener alejado al mayor de la formación con los cañones principales y martillar los otros buques con el armamento secundario.

Al día siguiente, los tres buques ingleses estaban seriamente dañados, mientras que el Graf Spee continúa intacto. El Exeter se retiró hacia las Islas Malvinas, mientras los otros dos buques siguieron combatiendo. Langsdorff debió abandonar la zona a toda máquina y aprovechar sus cañones para perderse, sin embargo no lo hizo y decidió entablar batalla nuevamente.

Al caer la noche, Langsdorff revisó el buque y tomó la determinación de refugiarse en el puerto más cercano para reparar averías. A las 22.13 del 14 de diciembre, el Graf Spee entró en Montevideo.

Fue su perdición, mediante sus espías, los ingleses infiltraron y engañaron a los alemanes, que creyeron que mantendrían la superioridad bélica al salir del puerto.

Pero en realidad se encontraba rodeado por destructores, cruceros y un portaviones. El 16, Langsdorff telegrafió al alto mando: “Bloqueo nocturno muy estrecho. Ninguna esperanza de poder huir hacia mar abierto y abrirme camino hacia la patria”

El 17 de diciembre, el Graf Spee abandonó el puerto, después de haber desembarcado la mayoría de la tripulación. A las 18.15, cuando se esperaba que combatiera, se estacionó a la vista el puerto y se produjo una gran explosión, que echó a pique el buque.

Langsdorff había hundido el acorazado para que no cayera en manos enemigas. Tres días después se suicidó.

La Historia y los Mitos

Antes del hundimiento, la tripulación fue traspasada al buque mercante alemán Tacoma, llevada a mar abierto y embarcada en unidades pequeñas que la llevaron a Buenos Aires.

El 22 de diciembre de 1939, 1.055 marinos del Graf Spee llegaron al puerto de Buenos Aires. El destino de estos hombres despertó no pocos mitos y fue obsesión de investigadores y curiosos. Las fugas permanentes, el retorno de muchos de ellos al frente de combate y la participación en actividades de espionaje rodearon a la historia de misterios.

Apenas llegados al país, los marinos recalaron en distintos puntos del país. La isla Martín García fue el destino de unos 300 oficiales y suboficiales, que después serían trasladados a otros destinos.

A Mendoza fueron cien marinos, primero a casas particulares y después a un viñedo en Carrodilla. Córdoba fue uno de los destinos más importantes.

Allí fueron unos 250, que recayeron en distintas localidades, aunque la mayoría quedó al principio en una casona de la calle Santa Rosa, en la capital provincial. A Santa Fe fueron trasladados otros 200 y el resto a las provincias de San Juan y Buenos Aires.

El destino de los marinos enviados a nuestra provincia fue el viejo hotel de Sierras de la Ventana. Y allí se comienzan a entretejer los hechos verídicos con la fantasía que generaron las misteriosas historias que aún hoy se cuentan en nuestra región sobre los tripulantes del Graf Spee.

Leyendas lugareñas

Una de esas historias está vinculada con otras que también han hecho volar la fantasía lugareña: las incursiones de submarinos nazis en las playas de Miramar, Necochea, San Cayetano y Tres Arroyos.

Formación militar en el Ex Club Hotel de la Ventana

En su libro “Odessa al Sur”, el escrito Jorge Camarasa especula que el jefe de la Gestapo, Heinrich Muller, llegó a la Argentina en 1945 en un submarino con el objetivo de organizar la fuga de varios tripulantes del Graf Spee internados en el viejo hotel de Sierra de la Ventana.



Según los datos recogidos por Camarasa, Muller desembarcó desde un submarino frente a las costas de Orense en 1945. Le contaron que “el pesquero de altura Ottolenghi lo había trasladado hasta Necochea, y que de allí se había ido a Coronel Príngles para organizar las fugas de los marinos del Graf Spee que estaban internados en el viejo hotel de Sierra de la Ventana“.

No obstante, otra historia parece contradecir la idea de reclusión en la que vivían los marinos alemanes en Sierra de la Ventana. Es un artículo publicado en la primera página de Ecos Diarios el 29 de septiembre de 1945.

La nota dice: “Un ex tripulante del acorazado alemán de bolsillo Graf Spee, que fuera hundido en aguas del Río de la Plata (…), ha resuelto casarse en nuestra ciudad”.

“El marino de referencia se encuentra actualmente internado en Sierra de la Ventana, conjuntamente con varios compañeros más, en cumplimiento de las medidas dispuestas por el gobierno nacional con los ex tripulantes de la citada nave”, agrega.

“Según nuestros informes, su prometida, a quien conoció en Bahía Blanca, se encuentra en Necochea desde hace dos meses. El ex marino alemán ya ha efectuado los trámites previos para contraer enlace, habiéndose presentado hace unos días a la oficina del Registro Civil, con el propósito de inquirir detalles acerca de los recaudos legales que debían llenar, ausentándose luego para Sierra de la Ventana, de donde regresará antes de la fecha señalada para la boda”.

Alemanes jugadores

Otra de las historias que circulan sobre los alemanes del Graf Spee tiene vinculación con el casino de Mar del Plata. Allá por la década del 50, seis señores de aspecto correcto y nada rumboso comenzaron a frecuentar las salas de juego y a tomar nota de los resultados de todas las bolas que se jugaban en seis mesas.

Tenían pinta de extranjeros, más bien de alemanes, y con seriedad germánica persistieron en la tarea durante, por lo menos, dos temporadas, incluidos los fines de semana invernales. No jugaban un solo peso.
Un día comenzaron a apostar en dos mesas y siguieron haciéndolo, turnándose, durante todas las horas en que el casino funcionaba. Parecían hacerlo a suerte y verdad y el personal de las mesas no detectó sistema de juego o martingala alguna.

Después, investigados por las autoridades, los alemanes contaron que habían ganado una verdadera fortuna y que no estaban dispuestos a devolverla porque era bien ganada.

Lo que sí explicaron era la operatoria. Dijeron que en la etapa preparatoria habían estudiado el desgaste producido en los cilindros portadores de la rueda de la ruleta, desgaste que hacía que los números de un sector de la rueda, recibieran la bolilla más asiduamente que los otros.

La organización montada por los alemanes del Graf Spee causó sensación entre los “martingaleros“, sin embargo, se cree que el sistema no fue inventado por ellos, sino por un peluquero necochense de apellido Bartolucci.

Aquella historia comenzó después de que se anularon las concesiones a mediados de la década del ’40 y los casinos pasaron a manos estatales.

Las ruletas, que estaban funcionando en Río Hondo, fueron trasladadas a Necochea donde Bartolucci, sistemista de diaria concurrencia, se dio cuenta de la frecuente salida de ciertos números. Sospechando y luego comprobando el “pandeo” de ciertos cilindros de las ruletas, empezó a jugarlos con éxito.

Al tiempo estos cilindros son trasladados a Mar del Plata y el astuto peluquero los siguió y los identificó inmediatamente. La mujer del peluquero que jugaba aburrida en una de las mesas que le indicaba su marido, entró un día en conversación con la mujer de un alemán que le admira su “suerte”.

La mujer del peluquero le comentó que no sabía por qué salían tanto los números que le indicaba su marido…

Esas son sólo tres de las historias que envuelven de misterio a los tripulantes del Graf Spee. Poco se sabe en realidad sobre estos hombres, aunque el paso del tiempo rodeó sus vidas de misterios. Lo cierto es que la mayoría de ellos hicieron una vida normal y volvieron a la Argentina después de haber sido repatriados a Alemania.

sábado, 20 de diciembre de 2014

SGM: Bahía Blanca y región como zona operativa del Eje

Bahía y la zona, como parte de una red de espías nazis
Poco a poco se van conociendo mayores datos de la actuación de marinos y ciudadanos alemanes en tareas de inteligencia a favor del Tercer Reich durante la Segunda Guerra.


Foto: Archivo La Nueva.
Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com


Poco a poco se van conociendo mayores datos de la actuación de marinos y ciudadanos alemanes en tareas de inteligencia a favor del Tercer Reich durante la Segunda Guerra.


Varios son los elementos que permiten hablar de la existencia de una red de espionaje nazi en nuestra ciudad y la región antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Casi todos están unidos a la suerte del acorazado germano “Graf Spee”, de cuyo hundimiento en aguas del Río de la Plata se cumplirán 75 años el próximo miércoles.

El avistaje de submarinos en playas cercanas a Monte Hermoso, la presencia de un informante en Ingeniero White que alertaba al Tercer Reich sobre el movimiento de buques ingleses y las poco claras fugas, transitorias, de algunos marinos confinados en el Club Hotel de Villa Ventana, permiten abonar una teoría sustentada por algunos documentos.

A esto debe sumarse obviamente la estrecha vinculación de la comunidad germana local con los extripulantes del “Graf Spee”, los agasajos, las fiestas y las reuniones, algunas públicas y otras secretas, sin dejar de mencionar otras teorías más osadas, como por ejemplo la denominada “Red Canaris” y el rol del Club Hotel como pantalla para el refugio transitorio y cambio de identidad de importantes jerarcas nazis que llegaban huyendo de Europa.

Todos estos hechos son analizados en diálogo con este diario por el investigador local Jorge Jordi, quien a lo largo de 40 años dedicado al tema logró reunir 6.000 fotos y 2.800 documentos.

"En Sierra había algunos marinos que se escapaban y a los dos, cinco, diez o doce días volvían o se presentaban en las comisarías de la Policía Federal, ¿medio sospechoso, no? Algunos fueron capturados poniendo antenas en el centro de la provincia. Estos equipos conformaban una red de comunicación que terminaba en la estancia del exgobernador Manuel Fresco, nazi declarado, desde donde se comunicaban con Berlín.

--¿Y nuestra zona qué relación tiene con todo eso?

--Primero hay que aclarar que no todos eran nazis ni mucho menos, incluso se registraron fuertes enfrentamientos entre los tripulantes del "Graf Spee" por esta cuestión. En Sierra de la Ventana hubo muchas quejas, que están en los diarios de la época, sobre aterrizajes de aviones particulares. Ahora se está investigando porque supuestamente hubo criminales de guerra.

--¿Y en Bahía Blanca?

--Acá había una casa donde llegaba toda la correspondencia de Alemania y desde allí se distribuía a otras personas para que no se supiera dónde vivían. Todavía no puedo dar nombres y apellidos porque no tengo todas las pruebas.

Además, en un reencuentro en el año 79 en Montevideo, extripulantes del "Graf Spee" dijeron que los habían llevado de Sierra a un lugar de la costa donde desembarcaron cajas y personas de dos submarinos. Algunos historiadores dicen que fue en la Patagonia, yo digo que fue en la provincia de Buenos Aires porque ellos dijeron que salieron a la mañana y llegaron a la tardecita.

Ex Club Hotel, lugar de acogida a los prisioneros alemanes del Graf Spee

Si pensamos en la movilidad de esa época, en ese tiempo no podían llegar mucho mas lejos, no puede ser Puerto Madryn, sino Villa Gesell, Oriente, Reta. En Monte Hermoso hubo avistajes de dos submarinos hacia el sur. En Mar del Plata se rindieron el U-977 y el U-530, pero una balsa, no recuerdo de cual de los dos, apareció en Gesell.

--¿Comparte la teoría sobre el espía que operaba en el Castillo como jefe de la usina San Martín, en White?

--Totalmente. Ese hombre, Gustav Monch, fue prisionero en Malvinas en la Primera Guerra y vino a Bahía Blanca. Incluso el "Ussukuma", que fue el barco que mandó a pedir el "Graf Spee" para pasar prisioneros, cuando estuvo en White su tripulación le hizo una parada militar a Monch y el capitán le entregó un uniforme en la casa del encargado del frigorífico Pazzi, de calle Brown y Pedro Pico, que era alemán.

--¿Tan importante era para ellos el puerto local?

--Los alemanes siempre dijeron que los tres puertos más importantes de Sudamérica eran Rosario, Buenos Aires y White. Incluso el capitán del "Graf Spee" dudó entre ir a Montevideo o venir a Ingeniero White.

--¿Nuestra zona tuvo algo que ver en la ruta que siguieron los nazis que escapaban de la Alemania derrotada?

--Fue un lugar de paso, pero también de residencia. Sí se comprobó que el jefe de la Gestapo, Heinrich Muller, estuvo viviendo en Tandil.

--Es decir que Bahía Blanca y esta zona tuvieron un rol mucho mayor del que mucha gente piensa...

--Sí, en esto llevo 40 años y puedo asegurarle que es así.

--¿Es una locura pensar, como sostienen algunos, que Hitler no se suicidó en su búnker y que estuvo viviendo en la Argentina?

--Sí, hay varios testimonios en La Falda, Córdoba, de una señora que le daba de comer, una enfermera alemana...

--Bueno, pero no me va a decir que estuvo en esta zona...

--No, eso sí que no, pero hay muchos rumores de que allegados a Hitler estuvieron en Bahía o en Sierra. Estoy queriendo confirmarlo. Podría ser un chofer, una secretaria, un guardaespaldas...

miércoles, 25 de junio de 2014

Revolución Libertadora: Al quinto día, los rebeldes triunfan


Escuadrilla de aviones navales Grumman J2F-5 similares a los que comandaba el CC Eduardo Estivariz (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y arqueología Marítima)


El quinto día de lucha

1955 Guerra Civil. La Revolucion Libertadora y la caída de Perón



El 20 de septiembre de 1955, también hubo acciones de guerra. Ese día, a las 02.00 horas partió de la Escuela de Aviación Militar un Beechcraft AT-11 para lanzar bengalas y efectuar observaciones sobre los caminos de acceso al sur de las posiciones rebeldes. Cuatro horas y media después le siguió un Fiat que patrulló el mismo sector hasta Deán Funes y a las 08.30 otro AT-11 detectó el repliegue de tropas en dirección a Alta Córdoba.
A las 09.00 la aviación exploró los caminos de acceso a la Escuela, desde Río Tercero a Los Cóndores; quince minutos después otro avión sobrevoló las tropas que llegaban a Alta Gracia y les arrojó volantes recorriendo, posteriormente, un radio de 15 kilómetros en el sector 90º - 180º. A las 10.00 otro Fiat sobrevoló el sector comprendido entre la Escuela de Aviación Militar y Villa María y una hora después, una cuarta aeronave, se iguales características, exploró los caminos de Villa María y San Francisco observando dos columnas de vehículos militares y civiles detenidas en Río Primero[1] así como también, tropas marchando a campo abierto en dirección este, muy cerca de Santiago Temple. Cuando el avión regresaba a su base, alcanzó a detectar cinco cañones en las inmediaciones por lo que, quince minutos después, se hizo exploración aérea entre la Escuela, Ascochinga y Malagueño.
La presencia de tantas tropas en los alrededores de la Escuela de Aviación Militar y la capital provincial, más el hecho de que aún no se hallaba definida la situación respecto a la renuncia de Perón, llevaron al general Lonardi a adoptar la siguiente decisión: temiendo el reagrupamiento de las fuerzas enemigas y no teniendo la certeza de que el total de las mismas había depuesto las armas, decidió bombardear el aeródromo de Las Higueras, en Río Cuarto, por constituir la posesión extremadamente peligrosa dentro del área.
A tal efecto, fue alistado un Beechcraft AT-11 que cerca de las 10.00 despegó de la guarnición y voló hasta el objetivo descargando sus bombas sobre las instalaciones de la estación. La aeronave regresó veinte minutos después sin haber sufrido daños porque el ataque no fue repelido.
Las misiones de exploración se detuvieron hasta las 15.00, cuando un nuevo Fiat G-55 A efectuó reconocimiento entre las posiciones revolucionarias y Las Varillas sin detectar anormalidades. Era evidente que la incursión sobre Las Higueras, había surtido su efecto.



Donde las cosas se tornaron tensas fue en el teatro de operaciones de Bahía Blanca.
Según refiere Ruiz Moreno, el Regimiento 3 de Infantería se encontraba en Pringles y los seis tanques de su sección blindada sustraídos por el capitán Giménez el día anterior, muy cerca de allí, en la localidad de Tornquist, donde su comandante mantenía la preocupante actitud de no acatar la tregua. Por ese motivo, en las primeras horas del día, el alto mando revolucionario decidió atacar las posiciones por entender que representaban el único peligro aún latente en el escenario sur.
Desde Comandante Espora decolaron con destino a Tornquist tres bombarderos Catalina provistos de bombas de 220 kilogramos seguidos por un Avro Lincoln al comando del jefe de la escuadrilla, capitán Ricardo Rossi, quienes tenían por misión contrarrestar esa amenaza.
La formación voló durante veinte minutos hasta alcanzar el blanco pero cuando se disponía a atacar recibió la notificación de que los tanques se rendían incondicionalmente y por esa razón, se le ordenó desde la torre de control permanecer en la zona, hasta que la situación se aclarase.
Los tanques se habían posicionado en las afueras de la población, a la vista del enemigo y sus tripulaciones, siguiendo las instrucciones impartidas por el comando revolucionario, extendieron sobre la hierba un enorme paño blanco en señal de capitulación. La “patriada” del capitán Giménez había finalizado sin un solo disparo.
Desde Espora fue despachado un DC-3 a bordo del cual viajaba un grupo de infantes de Marina al mando de tres oficiales, quienes debían hacerse cargo de los tanques sus armas y municiones.
La aeronave tardó menos de media hora en cubrir el espacio que la separaba de Tornquist. Aterrizó sobre la ruta 33 y de ella saltó a tierra la sección que debía encargarse cargo de los blindados, encabezada por tres oficiales, y una hora después se puso en marcha hacia Bahía Blanca, donde ingresaron pasadas las 16.00, desplazándose por la ciudad con los vehículos capturados como “trofeo de guerra”[2].
Ese mismo día, minutos antes de que los blindados capitulasen, los mandos navales del área sur recibieron un llamado desde Saavedra, que los llenó de espanto. Comandos civiles revolucionarios que acababan de tomar la estación ferroviaria y la comisaría local, habían encontrado en el interior de un galpón, los restos calcinados del Grumman de Estivariz junto a los cuerpos de sus tres tripulantes con claras evidencias de que habían sido acribillados a balazos.
Se supo también que la noche del 18 de septiembre, Carlos Mey se se había apersonado en el puesto de mando de las fuerzas que ocupaban Saavedra para solicitar autorización de retirar los cadáveres de los aviadores muertos y darles cristiana sepultura. No solamente que se la negaron sino que, además, lo conminaron a permanecer en su hogar y no moverse de ahí hasta nueva orden. El distinguido vecino había vuelto a su casa abatido, angustiado al pensar en aquellos tres cuerpos calcinados, tendidos en pleno campo bajo las estrellas, a merced de la noche, las alimañas y las inclemencias del tiempo. Por esa razón, al la mañana siguiente, haciendo caso omiso de la directiva castrense, se dirigió al lugar acompañado por su esposa y el cura párroco de la localidad, para cubrirlos con una manta[3].
Perren y Rial se comunicaron entre sí para tratar el asunto y sin más pérdida de tiempo decidieron el envío de un helicóptero para recoger y trasladar los cuerpos hacia la base aeronaval. Fueron seleccionados para esa misión los tenientes Juan María Vasallo y Raúl Fitte, quienes partieron de Comandante Espora alrededor de las 10.00.
La aeronave se posó en las afueras de Saavedra, a los pies de la Sierra de la Ventana y en lo que fue un penoso procedimiento, los restos de los tres aviadores fueron cargados e introducidos en su interior, siempre cubiertos por sábanas. Tal era la indignación imperante en esos momentos que el capitán Justiniano Martínez Achával agredió a un oficial prisionero alojado en las cercanías.


El galpón donde fueron escondidos los restos del Grumman J2F-5 y los cuerpos semicalcinados de Estivariz, Irigoin y Rodríguez presentaba este aspecto en 1993 (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)

Los cuerpos de Estivariz, Irigoin y Rodríguez llegaron a Espora alrededor de las 12.20 horas. El helicóptero conducido por Vasallo y Fitte, se posó suavemente en la pista e inmediatamente después, una ambulancia se aproximó a él. “…todo el personal de la Base Espora esperaba, en un silencio impresionante, los restos de los camaradas caídos, nuestras únicas bajas, en la lucha que parecía estar llegando a su fin. La proximidad de la victoria no reducía el dolor por la pérdida de esas vidas. Nuestros amigos habían muerto durante un ataque que llevaron a cabo con clara conciencia del alto riesgo que implicaba. Pues antes de decolar, el Capitán Estivariz había comentado que los ataques anteriores habían sido poco efectivos, por realizarse desde una altura excesiva y que él conduciría su escuadrilla en vuelo rasante. Con un gesto descartó las objeciones que se le hicieron, basadas en la vejes de sus aviones y en sus características, propias de aviones de observación, que los harían presa fácil del fuego antiaéreo de los tanques. Sereno, reflexivo, de conocida inteligencia y capacidad profesional, jefe de la escuadrilla de Grumman desde hacía tiempo, el Capitán Estivariz conocía tanto como el mejor los riesgos a que se exponía atacando en vuelo rasante, y por ello su decisión fue un alto ejemplo de valor y abnegación”, refiere el contralmirante Perren en su obra[4].



Capitán de corbeta Eduardo Estivariz. Caído en combate en Saavedra (P.B.A.) (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Teniente de fragata Miguel E. Irigoin. Caído en combate (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Suboficial mayor Juan I. Rodríguez. Caído en combate (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)


Ese día se produjeron serios incidentes en la ciudad de Rosario, al chocar manifestantes justicialistas con la policía, y si bien hubo destrozos, agresiones y corridas, afortunadamente, no hubo que lamentar víctimas. Sí las hubo en Mendoza cuando pasadas las 13.00 se generaron una serie de disturbios que llevaron intranquilidad a los altos mandos de la revolución. En la oportunidad, el jefe de Policía local se alzó contra las fuerzas sediciosas a las que había apoyado el día 18, intentando copar la Comisaría 1a. El alzamiento fue sofocado rápidamente y su jefe encarcelado junto a sus hombres y unos pocos militantes que se les habían sumado. Sin embargo, lo más grave ocurrió en esa misma ciudad cuando una columna de civiles armados, casi todos integrantes de las centrales obreras y unidades básicas justicialistas, atacaron un puesto militar en apoyo a la acción policial. En el tiroteo que tuvo lugar durante el asalto, cayeron muertos varios y otros resultaron heridos, en tanto el resto se dio a la fuga presurosamente.

Donde también se registraron enfrentamientos fue en la ciudad de Mar del Plata.
El mismo día en que se produjo el bombardeo naval, grupos de civiles antiperonistas comenzaron a reunirse en el centro de la urbe para manifestar su apoyo al alzamiento militar. Hombres y mujeres de diferentes edades y estratos se dieron cita encalles y esquinas de la zona céntrica, para marchar bajo la lluvia en dirección al puerto, enarbolando banderas y luciendo escarapelas, aún cuando en aquel sector se combatía intensamente.
El grupo principal se concentró cerca de las 11.00, en proximidades de la Av. Independencia y la costanera, hasta totalizar unas 200 personas que iniciaron una procesión a la que se sumaron varios automovilistas, entremezclando sus cánticos y bocinas con el intercambio de disparos entre la Escuela Antiaérea y los buques de la Armada.
Inmediatamente después, se registraron las primeras acciones violentas cuando partidarios del gobierno armados, ganaron las calles para agredir a los manifestantes. Estos últimos, sin quedarse atrás, se abalanzaron sobre cuando local partidario, oficina o representación sindical cruzaron en su camino, con la intención de destruirla.
Cerca de las 11.00, una treintena de  agentes policiales tomaron posiciones a escasos metros de la Seccional 1ª, en la esquina de Rivadavia y se apoderaron de la dependencia que estaba pronta a ser ocupada por efectivos de la Marina. Sin embargo, al ver a numerosos manifestantes concentrándose en el frente, tomaron armas y pertenencias y abandonaron la abandonaron en el más completo desorden, perseguidos por algunas personas.
Cuando la muchedumbre supo que en el interior permanecían detenidos varios presos políticos, entre ellos el Dr. Giordano Etchegoyen, rompió puertas y ventanas y provista de palos y barras de hierro ingresó en la guardia para liberarlos. Los más exaltados arrojaron al piso los cuadros de Perón y Evita que colgaban de las paredes y los hicieron pedazos mientras que otro grupo arrojaba a la calle papeles y carpetas con los prontuarios e iniciaban con ellos una gran fogata.
En tanto esto ocurría en la central de policía, otros grupos recorrían la ciudad en pos de venganza. Uno de ellos tomó por asalto la sede de la CGT para arrojar su mobiliario por las ventanas y hacer con ellos otra hoguera, lo mismo en el Centro de Empleados de Comercio y las principales unidades básicas de la ciudad. También marcharon a las redacciones de los diarios “La Mañana” y “El Trabajo”, apedreando el frente del primero y vivando la acción opositora del segundo.



Esta fotografía que reproduce el sitio de la Fundación Histarmar aparece también en el libro de Isidoro Ruiz Moreno, La Revolución del 55 (Tomo II). En ella se observan a cuatro pilotos navales, de pie, en el centro, el TN Miguel E. Irigoin; a la derecha el CC Eduardo Estivariz, en los días del conflicto (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)

En las primeras horas del martes 20 de septiembre, cuando todavía era de noche, se produjo un violento tiroteo en las inmediaciones del Palacio Municipal entre milicianos armados que se desplazaban a bordo de camiones y patrullas navales que  recorrían la ciudad.
Promediando la tarde, un considerable número de personas se dirigió al edificio del Sindicato Gastronómico, para tomarlo por asalto y cometer destrozos. La multitud ingresó forzando las puertas e inmediatamente después arrancó placas alusivas, destruyó cuadros e imágenes e hizo pedazos el mobiliario cuyos restos arrojó a la calle desde los balcones junto con los libros de contabilidad, biblioratos y toda la documentación de la representación gremial, para hacer con todo ello una gran fogata. Durante el asalto a la sede, uno de sus defensores disparó sobre la turba hiriendo de gravedad a uno de los manifestantes que encabezaba la columna y a punto estuvo de ser linchado.
Otro grupo tomó por la tradicional Av. Independencia, cuyo nombre había sido cambiado por el de Eva Perón, y desclavó todas las placas en las que se leía el nombre de la fallecida esposa del mandatario destrozando, además, los relojes florales que señalaban la hora de su deceso en las plazas.
Mientras tanto, frente a la Municipalidad, numerosas personas aguardaban la llegada de los representantes del Comando Revolucionario, para hacerse cargo de la ciudad.
Cerca de las 14.00, un importante grupo de militantes peronistas destrozó las vidrieras de Casa López, la principal armería de Mar del Plata, ubicada sobre la calle San Martín y se apoderó de todas las armas que allí había, dispersándose enseguida en diferentes direcciones. Poco después, esos activistas se enfrentaron con patrullas navales que recorrían las calles de la ciudad, generando violentos enfrentamientos en diferentes puntos de la zona céntrica.
Mientras tenían lugar esos hechos, manifestantes antiperonistas saquearon la residencia del general Franklin Lucero e incendiaron la imponente residencia del dirigente industrial Jorge Antonio, ubicada en la intersección de las calles Rodríguez Peña y Lavalle, destruyéndola por completo (solo quedaron en pie algunos muros).
Para entonces, un total de cinco personas habían sido internadas en el Hospital Regional, producto de los enfrentamientos entre partidarios y opositores al gobierno.
En vista del cariz que estaban tomando los acontecimientos, a las 18.00 el Comando Revolucionario decidió evacuar la Municipalidad y una hora después, cortó el tránsito al tiempo que reforzaba la vigilancia en todo el perímetro de la urbe, contando para ello con los efectivos que desembarcaban del “9 de Julio” . Para entonces, el jefe militar de la ciudad, capitán de corbeta Carlos López, designó encargado del gobierno comunal al capitán de corbeta Juan M. Bisset, y como jefe de policía, bomberos y prefectura marítima, al teniente de navío de Infantería de Marina, Jorge Alberto de Urquiza.
Regían en todo el país la ley marcial y el toque de queda y por consiguiente, estaba terminantemente prohibida la circulación de automóviles después de las 20hs., lo mismo las reuniones de personas en locales o la vía pública.
Las dotaciones de bomberos trabajaron durante todo el 19 para apagar los incendios de los tanques de petróleo bombardeados en la madrugada del 19, los que fueron controlados recién el martes 20 por la tarde. Como en otros puntos del país, las clases se hallaban suspendidas, medida que se extendería hasta el 21 de septiembre dado que los enfrentamientos y el clima de violencia no habían finalizado.

En la tarde del 20 de septiembre, la Unión Obrera regional emitió un comunicado exhortando a los trabajadores a desligarse e todo compromiso con la CGT y desestimar todo llamamiento a empuñar las armas o adherirse a paros o huelgas. Su texto decía:

El movimiento de amigos de la Unión Obrera Local que nuclea a trabajadores de Mar del Plata (…) exhorta (…) a todos los trabajadores a concurrir al trabajo desoyendo cualquier intento de paralización. Trabajar y trabajar con entusiasmo  en las respectivas ocupaciones, significa en la situación actual ayudar al afianzamiento de la paz y dar la contribución merecida a las fuerzas de liberación que hoy controlan la vida de la ciudad.
Obreros: todos al trabajo, sin odios destructores a colaboraren la normalización y pacificación del país y con entusiasmo a reconstruir el auténtico y digno movimiento obrero.

Movimiento de Amigos de la Unión Obrera Local
Por su parte, el Comando Militar de Mar del Plata emitió su comunicado Nº 7 en el que se prohibía la venta de nafta y solicitaba a la población ahorrar al máximo la energía eléctrica. Poco después, a través del comunicado Nº 9, advirtió que “todo aquel que se oponga a la apertura de los negocios o a la concurrencia de los obreros y empleados a puestos de trabajo, será considerado saboteador y se le aplicará la Ley Marcial. Fdo. Carlos López, capitán de fragata, comandante militar”.


En la mañana del 20 de septiembre, el Comando Revolucionario en Puerto Belgrano recibió un comunicado desde la Patagonia, notificando que en la tarde del 19 habían sido retirados de la cárcel de Río Gallegos los ex oficiales del Ejército Alejandro Agustín Lanusse y Agustín D’Elía para ser en enviados a la ciudad de Rawson donde iban a ser puestos en libertad junto a otros oficiales que se encontraban en la misma situación. Como explica el contralmirante Jorge E. Perren, comenzaban a ser liberados los camaradas del Ejército recluidos en establecimientos penales de la Patagonia por su intervención en el alzamiento del general Benjamín Menéndez, en septiembre de 1951, pero faltaban los cabecillas del 16 de junio, almirantes Aníbal Olivieri y Samuel Toranzo Calderón que con el grupo de oficiales que los acompañaba, casi todos pertenecientes a la Armada y la Fuerza Aérea, se hallaban recluidos en el penal de Santa Rosa, provincia de La Pampa.
Por esa razón, aquella mañana del 20 de septiembre se envió hacia allí un avión naval para que sobrevolase el penal y arrojase volantes en los que se informaba a las autoridades del instituto penitenciario que el Comando Revolucionario los hacía responsables por la suerte de los detenidos. Su aproximación fue detectada por los vigías de tierra quienes lo recibieron con nutrido fuego de armas automáticas sin alcanzar al aparato.
En horas de la tarde, cuando los relojes daban las 15.40, la Base Naval de Puerto Belgrano recibió del Comando de Operaciones Navales un comunicado emitido a las 15.17, en el que se ordenaba el envío de un avión de transporte hacia Santa Rosa de Toay, a efectos de trasladar desde ese lugar a los almirantes Toranzo Calderón y Olivieri junto al resto del personal detenido. El avión y su escolta volaron hacia La Pampa pero no pudieron aterrizar debido a la inclemencia del tiempo y por esa razón, la operación debió ser pospuesta para el día siguiente.
A las 14.30 un Piper exploró la Ruta 3 hasta la latitud 4, sin novedad. El mismo aparato repitió la operación a las 18.50 con los mismos resultados y una hora después, comunicó su aterrizaje en Comodoro Rivadavia, sin nada que reportar. Para entonces, la moral de las tropas gubernamentales que se retiraban de los escenarios de guerra era bajísima y se producían deserciones en masa, mientras noticias alarmantes, casi todas sin fundamento, saturaban las radios.
El parte de guerra publicado en la revista “Cielo” refiere lo siguiente: “20 de septiembre (martes): La mañana se va haciendo pesada y entonces buscamos un poco de distracción…Me consigo un freno y me procuro cabalgadura. El pobre estaba un poco flaco y era matungón, pero lo mismo me cargó un buen rato. Tengo unas ganas terribles de reunirme con el curso…es suficiente un poco de ausencia para comprobar que se los extraña a los muchachos…
“El rancho lo constituyó un poco de locro rápidamente tomado de un jarro de mate.
“Estoy notando que a causa de la inactividad la disciplina se está aflojando un poco…
“El campo está reseco y los animales abandonados tienen un hambre que los enloquece.
“Más tarde debemos realizar otro cambio de posiciones y tras reunir mi grupo, nos dirigimos a la chacra que patrullamos ayer (o anteayer), en realidad perdemos un poco la noción del tiempo…¡son tan parecidos los días!.
“La noche, negra como la tinta, nos trae otra vez el ‘agradable’ trabajito de construir el pozo de tirador.
“Tal vez mi cuerpo esté ya saturado de dormir en el suelo, pues en señal de protesta, no encuentro una posición cómoda y no me deja dormir en toda la noche…para peor es terrible el rocío que cae y como tenemos una sola manta la tierra helada se nos antoja un témpano…
“En resumen: una noche para el recuerdo…nunca un amanecer fue más esperado que el de este 21 de septiembre. Día de la Primavera…”[5].
Durante toda aquella jornada, las fuerzas de la revolución estuvieron consolidando sus posiciones al tiempo que las tropas leales se replegaban. Cuando a las 21.10 de ese día el comandante de Puerto Belgrano comunicó al contralmirante Rojas que todo el sur había capitulado, no quedaban más dudas de que el gobierno de Perón llegaba a su fin. La revolución estaba triunfando aunque el conflicto no había finalizado todavía.

Notas

  1. Se trataba del Regimiento 12 de Infantería.
  2. A las 21.00 fueron enviadas a Puerto Belgrano, donde fueron alojadas en sus depósitos.
  3. Rodolfo J. Walsh, "Aquí cerraron sus ojos", Revista "Leoplan", Bs. As., octubre de 1956, pp. 46 y ss.
  4. Jorge E. Perren, op. cit, p. 265.
  5. “…del Diario de un Cadete”, revista “Cielo”, Buenos Aires.