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sábado, 21 de septiembre de 2024

Confluencia de intereses Reino Unido-Chile: ¿Cómo afecta a Argentina?

Los intereses geoestratégicos de Chile y el Reino Unido: contexto histórico, la guerra de Malvinas y el futuro




Por Esteban McLaren para FDRA

Proyecciones


Introducción

Los intereses geoestratégicos de Chile, particularmente su alineación con el Reino Unido, han sido moldeados por factores históricos, económicos y políticos. Este ensayo explora la confluencia de intereses chilenos y británicos antes de la Guerra de las Malvinas de 1982, identifica los principales actores involucrados y examina cómo el conflicto influyó en esta dinámica. Además, profundiza en proyecciones futuras sobre el Estrecho de Magallanes, Malvinas, Georgias del Sur y la Antártida, considerando las implicaciones para Argentina y el potencial de un cambio en las alianzas.

Contexto histórico de los intereses geoestratégicos chileno-británicos

Antes de la Guerra de Malvinas, Chile y el Reino Unido compartían varios intereses geoestratégicos arraigados en vínculos históricos y beneficios mutuos. Los principales actores en esta relación incluyeron líderes políticos, funcionarios militares y actores económicos de ambas naciones.

La relación económica entre Chile y el Reino Unido se remonta al siglo XIX, y las inversiones británicas desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la infraestructura y las industrias mineras chilenas. El comercio de nitratos fue particularmente crucial, con empresas británicas fuertemente involucradas en la explotación y exportación de nitratos chilenos.

La influencia británica sobre el ejército chileno ha sido profunda. La Armada de Chile, por ejemplo, se inspiró en gran medida en la Royal Navy, con oficiales navales británicos entrenando a sus homólogos chilenos. Esta conexión militar fomentó un sentido de camaradería e intereses estratégicos mutuos.

Durante la Guerra Fría, ambas naciones encontraron puntos en común en su postura anticomunista. El Reino Unido veía a Chile como un aliado estable en una región propensa a la agitación política, mientras que Chile valoraba el apoyo británico contra posibles amenazas regionales.

La guerra de Malvinas y su impacto

La Guerra de las Malvinas de 1982 fue un importante punto de inflexión en la relación entre Chile y el Reino Unido, resaltando sus intereses geoestratégicos alineados y dando forma a futuras interacciones. Durante la guerra, Chile brindó un apoyo crucial al Reino Unido, incluido el intercambio de inteligencia y asistencia logística. Este apoyo fue fundamental para la campaña militar británica y consolidó una alianza estratégica entre las dos naciones.

La guerra alteró el panorama de seguridad en América del Sur. El apoyo de Chile al Reino Unido lo posicionó como un contrapeso a Argentina, influyendo en la dinámica de poder regional y los alineamientos militares. Después del conflicto, el Reino Unido y Chile continuaron fortaleciendo sus vínculos. La guerra demostró el valor de su asociación estratégica, lo que condujo a una cooperación más profunda en cuestiones de defensa y seguridad.

Proyecciones futuras: Estrecho de Magallanes, Malvinas, Georgias del Sur y Antártida

De cara al futuro, los intereses estratégicos de Chile y el Reino Unido en áreas clave como el Estrecho de Magallanes, Malvinas, Georgia del Sur y la Antártida seguirán dando forma a su relación. El Estrecho de Magallanes sigue siendo una ruta marítima vital, y el control de Chile sobre este paso subraya su importancia geoestratégica. El Reino Unido reconoce la importancia de mantener relaciones seguras y amistosas con Chile para garantizar la estabilidad de esta vía fluvial crucial.

Las islas Malvinas y Georgias del Sur son fundamentales para los intereses territoriales británicos en el Atlántico Sur. El apoyo de Chile durante el conflicto de 1982 ha llevado a una cooperación continua en estas áreas, y ambas naciones se benefician de estrategias de defensa e inteligencia compartidas. La Antártida representa una región de creciente interés estratégico, particularmente en términos de investigación científica y potencial de recursos. Tanto Chile como el Reino Unido han establecido reclamos territoriales y estaciones de investigación en el continente, lo que ha llevado a esfuerzos de colaboración en exploración científica y conservación ambiental.



Implicaciones para Argentina

La fuerte alineación geoestratégica entre Chile y el Reino Unido tiene implicaciones significativas para Argentina, particularmente en términos de dinámica de poder regional y disputas territoriales. El antiguo reclamo de Argentina sobre las Islas Malvinas sigue siendo un tema polémico. La estrecha relación entre Chile y el Reino Unido complica los esfuerzos de Argentina por afirmar su soberanía e influye en las interacciones diplomáticas en la región.

La alianza chileno-británica afecta el equilibrio militar en Sudamérica. Argentina debe lidiar con las capacidades de defensa mejoradas y los mecanismos de intercambio de inteligencia entre Chile y el Reino Unido, lo que podría afectar su planificación estratégica y su postura de defensa. Los vínculos económicos entre Chile y el Reino Unido, incluidos el comercio y la inversión, refuerzan aún más su asociación estratégica. Argentina puede enfrentar desafíos al competir por influencia económica y oportunidades de inversión en la región.

Desvincular los intereses chileno-británicos y fomentar la cooperación argentino-chilena

Si bien la alianza chileno-británica es sólida, ciertos factores podrían potencialmente cambiar la dinámica hacia una mayor cooperación argentino-chilena. Iniciativas destinadas a fomentar la integración regional, como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), podrían promover vínculos más estrechos entre Argentina y Chile. Los proyectos colaborativos en infraestructura, comercio y energía podrían crear dependencias mutuas e intereses compartidos.

Los esfuerzos diplomáticos para resolver disputas territoriales y mejorar las relaciones bilaterales podrían allanar el camino para una mejor cooperación argentino-chilena. En este sentido, las medidas de fomento de la confianza, el diálogo y los mecanismos de negociación son esenciales. Fortalecer las asociaciones económicas entre Argentina y Chile, incluidas empresas conjuntas y acuerdos comerciales, podría reducir la dependencia de aliados externos y fomentar una relación regional más equilibrada. Los esfuerzos de colaboración en sectores como la agricultura, la minería y la energía podrían ser mutuamente beneficiosos.

Los cambios en el panorama geopolítico global, incluidos los cambios en las alianzas y las potencias regionales emergentes, podrían influir en el cálculo estratégico tanto de Chile como de Argentina. Adaptarse a estos cambios y alinear sus intereses en consecuencia podría facilitar una cooperación más estrecha.

El papel de la élite chilena

El papel de la elite chilena en el mantenimiento de la confluencia de intereses entre Chile y el Reino Unido es multifacético e involucra dimensiones políticas, económicas y militares. Su influencia es fundamental para mantener y fortalecer esta relación bilateral, dar forma a políticas y fomentar un entorno propicio para beneficios estratégicos mutuos.

Influencia política y toma de decisiones

La élite chilena, compuesta por políticos influyentes, diplomáticos y altos funcionarios gubernamentales, desempeña un papel crucial en la dirección de la política exterior del país hacia el mantenimiento de fuertes vínculos con el Reino Unido. Históricamente, los líderes políticos chilenos han reconocido las ventajas estratégicas de alinearse con una potencia global como Gran Bretaña. Este reconocimiento se ha reflejado en decisiones políticas e iniciativas diplomáticas destinadas a fomentar una relación estable y cooperativa con el Reino Unido.

Por ejemplo, durante la Guerra de las Malvinas de 1982, la decisión de apoyar al Reino Unido estuvo influenciada por figuras políticas clave que vieron los beneficios estratégicos de ayudar a un aliado poderoso. Este apoyo no fue sólo un reflejo de vínculos históricos sino también una medida política calculada para reforzar la posición de Chile en la región y ganarse el favor de una importante potencia occidental.

Intereses económicos y conexiones comerciales

La élite económica de Chile, incluidos destacados líderes empresariales y influyentes formuladores de políticas económicas, se ha beneficiado históricamente de fuertes vínculos económicos con el Reino Unido. Las inversiones británicas en industrias chilenas como la minería, la infraestructura y las finanzas han creado una red de intereses económicos mutuos que la élite chilena desea preservar.

La participación de las empresas británicas en el comercio de nitratos en el siglo XIX y principios del XX sentó las bases de esta relación económica. En la época contemporánea, la élite económica continúa abogando por políticas que atraigan inversiones británicas y faciliten el comercio. Estos líderes empresariales a menudo tienen una influencia significativa sobre las políticas gubernamentales y utilizan su influencia para asegurar que Chile siga siendo un destino atractivo para el capital británico, sosteniendo así la dimensión económica de la relación bilateral.

Cooperación militar y de defensa

La élite militar de Chile, incluidos oficiales de alto rango y estrategas de defensa, tiene una larga tradición de cooperación con sus homólogos británicos. La Armada de Chile, en particular, ha sido fuertemente influenciada por la Royal Navy, y muchos oficiales chilenos recibieron entrenamiento en el Reino Unido. Esta conexión militar fomenta un sentido de camaradería profesional y objetivos estratégicos compartidos.

Durante la Guerra de Malvinas, el apoyo del ejército chileno al Reino Unido se vio facilitado por estas conexiones profundamente arraigadas. El intercambio de inteligencia y la asistencia logística brindada a las fuerzas británicas fueron coordinados por élites militares que entendieron la importancia estratégica de mantener una alianza fuerte con el Reino Unido. Esta cooperación ha continuado después de la guerra, con ejercicios militares conjuntos, programas de entrenamiento y acuerdos de defensa que refuerzan la dimensión militar de la relación bilateral.

Vínculos culturales y educativos

La élite cultural y educativa de Chile también desempeña un papel en el mantenimiento de la relación del país con el Reino Unido. Los intercambios culturales, las colaboraciones académicas y las asociaciones educativas contribuyen a una comprensión y apreciación más amplia de la cultura y los valores británicos entre la élite chilena. Muchos miembros de la élite chilena han estudiado en universidades británicas, fomentando redes personales y profesionales que unen a los dos países.

Estos vínculos culturales y educativos crean un entorno favorable para la cooperación bilateral, ya que las personas que han experimentado la cultura y la educación británicas a menudo tienen posiciones influyentes en la sociedad chilena. Sus percepciones positivas del Reino Unido y sus valores pueden influir en la opinión pública y las decisiones políticas, consolidando aún más la relación bilateral.

Implicaciones estratégicas para el futuro

La influencia sostenida de la élite chilena en el mantenimiento de fuertes vínculos con el Reino Unido tiene implicaciones significativas para el futuro. A medida que ambos países sigan navegando por complejos paisajes geopolíticos, el papel de la élite en la configuración de la política exterior y las decisiones estratégicas seguirá siendo crucial.

En áreas clave como el Estrecho de Magallanes, Malvinas, Georgia del Sur y la Antártida, la influencia de la élite será fundamental para determinar la dirección de las políticas chilenas. Su capacidad para equilibrar los intereses nacionales con los beneficios de una alianza fuerte con el Reino Unido dará forma al futuro de esta relación bilateral.

Potencial de cambios en las alianzas

Si bien el actual alineamiento entre Chile y el Reino Unido es fuerte, los cambios en la dinámica regional y global podrían alterar el equilibrio de intereses. El papel de la élite chilena será fundamental para navegar estos cambios y explorar el potencial para una cooperación más estrecha con otras potencias regionales, como Argentina.

Los esfuerzos de integración regional, las iniciativas diplomáticas y las asociaciones económicas podrían crear oportunidades para una relación más equilibrada con Argentina. La voluntad de la élite de participar en el diálogo y la negociación, y su capacidad para adaptarse a las realidades geopolíticas cambiantes, serán clave para fomentar esos cambios.



Conclusión

El contexto histórico y el alineamiento estratégico entre Chile y el Reino Unido, particularmente resaltados durante la Guerra de las Malvinas de 1982, han dado forma a una asociación fuerte y duradera. Esta alianza tiene implicaciones significativas para la dinámica regional, particularmente en relación con Argentina. Sin embargo, posibles cambios en los esfuerzos de integración regional, las iniciativas diplomáticas, las asociaciones económicas y los cambios geopolíticos globales podrían allanar el camino para una relación más equilibrada entre Chile y Argentina. A medida que los intereses estratégicos en áreas clave como el Estrecho de Magallanes, Malvinas, Georgia del Sur y la Antártida continúan evolucionando, el futuro de las alianzas y la cooperación regionales dependerá de la capacidad de estas naciones para navegar en paisajes geopolíticos complejos y fomentar el entendimiento y la colaboración mutuos. .

La élite chilena desempeña un papel central en el mantenimiento de la confluencia de intereses entre Chile y el Reino Unido. A través de su influencia en la toma de decisiones políticas, las políticas económicas, la cooperación militar y los intercambios culturales, aseguran la continuidad y fortaleza de esta relación bilateral. A medida que evolucionen las futuras dinámicas geopolíticas y regionales, las opciones estratégicas y la adaptabilidad de la élite determinarán la dirección y la profundidad de las alianzas de Chile, allanando potencialmente el camino para una relación regional más matizada y equilibrada tanto con el Reino Unido como con Argentina.

sábado, 6 de julio de 2024

Malvinas: Capitán Eduardo Villarruel, comando de la CC 602


El capitán Eduardo Villarruel en Malvinas

“Quería seguir peleando”. La campaña de Eduardo Villarruel, el padre de la vicepresidenta, en Malvinas: combates y misiones de inteligencia


Los 19 días de guerra del padre de Victoria Villarruel en Malvinas: dos combates “cuerpo a cuerpo” con las fuerzas especiales británicas y más de 15 misiones de inteligencia

Eduardo Villarruel aterrizó en Puerto Argentino el 27 de mayo de 1982 a las 19.30 horas. Tenía 35 años, era capitán en el Ejército Argentino y se había formado como Comando. Era un soldado de élite, el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, que dirigía el mayor Aldo Rico.

Durante los 19 días de guerra que vivió en Malvinas, Villarruel participó en dos combates “cuerpo a cuerpo” con las fuerzas especiales británicas y en más de 15 misiones de inteligencia. Fue uno de los últimos argentinos en abandonar las islas, luego de permanecer prisionero de los ingleses, tras la rendición argentina.

Días antes de embarcarse rumbo a Malvinas, su única hija, Victoria Villarruel, actual vicepresidente de la Argentina, había cumplido 7 años.


Eduardo Villarruel en una imagen del álbum personal, tomada en el Aeropuerto de El Palomar el día que se embarcó rumbo a las Islas Malvinas

“Las olas salpicaban en el avión”

El coronel Horacio Lauría (VGM), miembro de la Compañía de Comandos 602, recuerda cómo fue el viaje de los Comandos al archipiélago: " Fuimos todos los comandos en el mismo avión, un Hércules C-130. Volamos a 10 metros del agua para no ser detectados por los radares. Tuve la oportunidad de entrar un segundo a la cabina de mando y me impresioné: las olas salpicaban en el avión”.


Eduardo Villarruel con su hija bebé, Victoria

En el aeropuerto, al llegar a la plataforma asignada, la tropa descendió por las escaleras. Rico y sus hombres fueron alojados en un gimnasio que los comandos de la Compañía 601 bautizaron “la halconera”. Procuraron descansar, pero sin mucho éxito. Esa misma noche, cuando todos dormían, una fuerte explosión sacudió al edificio. Hubo pedazos de cielo raso que cayeron sobre ellos mientras los incesantes estallidos iluminaban las paredes.

Los Comandos se incorporaron velozmente y se prepararon para combatir. Pero sus compañeros de la Compañía 601 los contuvieron. “¡Tranquilos, no pasa nada, permanezca todo el mundo en su lugar! Es fuego de desgaste, de perturbación”, dijo un jefe de sección. Todos intentaron recuperar la calma. El lugar estaba repleto de armas y municiones, era tremendamente inflamable. Algunos hombres matizaron el momento haciendo bromas.

-Hay dos cosas que me molestan en esta vida: los mosquitos y el cañoneo naval inglés, dijo el teniente primero Luis Brun.

El chiste fue festejado por sus compañeros de arma. Unas horas después, los disparos cesaron y los efectivos se dispusieron a dormir un poco más. Fue el primer contacto que Villarruel y sus colegas tuvieron en Malvinas.

Los comandos, una fuerza capacitada para todo

Los Comandos son el cuerpo de combate élite del Ejército Argentino. “Son soldados profesionales de operaciones especiales capacitados para conducir y ejecutar tareas de alta complejidad, en cualquier ambiente geográfico y bajo cualquier condición meteorológica, integrando fracciones reducidas que operaran normalmente aisladas”, dice el historiador Isidoro Ruiz Moreno, que recopiló todas las misiones de las Compañías 601 y 602 en el libro “Comandos en acción”.


Eduardo Villarruel en "la halconera", recibiendo la visita del teniente coronel Mohamed Alí Seineldín

Sus integrantes reciben la instrucción más rigurosa y exigente. Durante meses son llevados física y mentalmente al límite de sus posibilidades. Aprenden a orientarse en los entornos más extremos, donde la ayuda pocas veces llega, donde solo ellos pueden salvarse a sí mismos. Son soldados, pero con un grado de autonomía mayor al de un combatiente regular.

En la Guerra de Malvinas, las Compañías 601 y 602 de los Comandos tuvieron un rol destacado. Fueron los únicos que tomaron prisioneros y le arrebataron una bandera al enemigo. Siempre combatieron a las SAS (el grupo Special Air Service), su equivalente en el ejército británico.

El comienzo de la guerra fue duro para el capitán Villarruel: dos días después de su llegada, en su primera misión, perdió a dos compañeros.

Cuenta el Coronel Lauría: “El 29 de mayo, por la tarde, los Comandos salieron en helicópteros hacia el monte Kent”.

-¿Cuál era su misión?

-Teníamos que ir y enterrar nuestros suministros para luego infiltrarnos en territorio ocupado por los ingleses y realizar acciones como emboscadas, tomar prisioneros, recoger información sobre el enemigo. La noche del 29 salió mi patrulla, la 3ra Sección de Asalto, de la cual yo era el segundo jefe. En otro grupo salió Villarruel con la misma misión. Los helicópteros nos dejaron al pie del monte Kent. A Villarruel lo habrán dejado a unos 500 metros. Yo fui con dos hombres a hacer una exploración nocturna. Cuando estábamos a 40 metros de la cima del monte, nos abrieron fuego desde tres posiciones distintas con ametralladoras. Pensé que quizás era Villarruel que nos confundió, porque nuestros uniformes eran muy parecidos a los de los ingleses, hasta que los escuché hablar en inglés. “Nos mandaron a la boca del lobo”, pensé. Era una emboscada.


Eduardo Villarruel con su hija bebé, Victoria

-¿Tuvieron bajas?

-Ese día tuvimos un herido: el sargento Viltes, a quien le dispararon en un talón. El grupo de Villarruel tuvo dos muertos, Rubén Márquez y Oscar Humberto Blas. Estuvimos combatiendo durante más de 14 horas: yo, en un lugar, con 12 hombres, y Villarruel, a 500 metros, probablemente con un grupo de no más de 10 hombres.

A Villarruel le pasó lo mismo que a nosotros, los estaban esperando. Sufrió esa emboscada... En situaciones así, no te queda otra que replegarte. Villarruel decidió replegarse a otra posición en monte Estancia con su gente. Al día siguiente llegué a donde estaba Villarruel, nos dimos las novedades, y él dijo que había que avisarle a Rico que no viniera porque también iba a caer en la emboscada.

Combate en el Monte Dos Hermanas

La noche del 9 de junio, con las últimas horas de luz, la Compañía 602 partió hacia el monte Dos Hermanas. Minutos más tarde se desataría una de las batallas más intensas de la guerra de Malvinas. A continuación, el recuerdo de Lauría:

“Ahí no esperábamos que el comando superior nos diera inteligencia, porque la primera que nos dieron nos hizo pelota, con la emboscada en el monte Kent. Así que nos basamos en información conseguida por nosotros en las tareas de infiltraciones que habíamos hecho previamente. Llegamos a la conclusión de que lo conveniente era tenderles a los ingleses una emboscada en el monte Dos Hermanas.

Salimos de Puerto Argentino a eso de las 7 de la tarde y llegamos al monte a las 9 de la noche. Nos organizamos de la siguiente forma: un escalón de asalto, cuya finalidad de encerrar y maniobrar a los ingleses; un escalón apoyo, en el cual estaba yo; y luego el escalón de recepción, cuya misión era recibir a cualquier herido, más allá de apoyar con el fuego y combatir. En ese estaba Villarruel.

En un momento dado, somos sorprendidos por una pequeña fracción inglesa que ataca a los argentinos que estaban a cargo de la ametralladora: Jorge Vizoso y Mario Cisnero. Abren fuego sobre ellos, matan a Cisnero y hieren a Vizoso. Y se desata la pelea... Fue un combate violento, con mucho intercambio de fuego, en medio de la oscuridad y el frío”.



Victoria Villarruel bebé, abrazada por su padre Eduardo

En un testimonio que dio para el libro Comandos en Acción, de Isidoro Ruiz Moreno, Villarruel supo decir: “Noté la superioridad del intenso fuego de los ingleses: las balas pasaron por encima de mi cabeza y prácticamente no me podía levantar; entonces, por un momento, pensé que íbamos a ser sobrepasados”.

Pero resistieron. Los argentinos, cada uno desde sus posiciones, y con la desventaja de contar con un muerto y un herido, se sobrepusieron rápidamente. “Abrimos fuego y les pegamos una paliza muy grande”, asegura Lauría.

“Diría que les ganamos. Aprecio que esa noche tienen que haber muerto muchos ingleses porque el fuego de nuestra artillería era tremendo”, escribió, años atrás, Hugo Ranieri, también miembro de la Compañía 602.

Sigue Lauría: “Luego Rico me ordena que junte a la gente y la repliegue, porque creía que los ingleses, para cubrir el repliegue de ellos, iban a abrir fuego de artillería contra nosotros. Villarruel recibe a Vizoso mientras combatía c. Es más, él no quería replegarse cuando Rico lo ordenó.

-¿Qué le dijo?

-Se quería quedar combatiendo... y de hecho lo hizo durante un rato, hasta el momento en que los ingleses empezaron a tirar con artillería. Recuerdo que pasé por su posición y le dije: “Vamos”. Y él respondió: “Sigan, yo después voy”. Lo que hizo Villarruel fue clave para que todos pudieran retirarse tranquilos”.


La Compañía de Comandos 602 antes de subir al Hércules que los trasladaría a Malvinas

“Era duro, estricto en el mejor sentido de la palabra”

El General Mauricio Fernández Funes (VGM), que también formó parte de la Compañía 602, conoció a Eduardo Villarruel siete años antes de la guerra de Malvinas, en 1975.

“Fue mi instructor en el curso de Comandos. Él era 3 años más antiguo que yo: Villarruel era de la promoción 99 y yo de la 102. El recuerdo que tengo es el de un hombre muy duro, muy estricto, en el mejor sentido de la palabra. Una persona a la que uno miraba como un muy buen profesional. Después, bueno, el entrenamiento era tan duro que queríamos que pasara rápido (ríe). Pasábamos días y noches sin dormir, con el agua a la cintura en medio de pantanos y ciénagas. El campo de entrenamiento era durísimo. Era en una isla en el delta. Le llamaban ‘El paraíso’, irónicamente.”, dice a LA NACION.



Recién llegados: los comandos reunidos en su cuartel, un gimnasio requisado a los kelpers que bautizaron como La Halconera

-¿Qué les enseñaba Villarruel?

-Él estaba a cargo de dos materias: navegación terrestre y acción psicológica. La primera consistía en saber orientarse solo, con la ayuda de las estrellas, la naturaleza y cálculos geométricos. No había GPS. El curso en sí duraba unos 3 meses. Pero en esa materia, pasamos entre 10 y 15 días con el agua a la cintura; vivíamos y dormíamos en las ciénagas.

-Al año siguiente, tuvo la oportunidad de ser instructor usted mismo y, entiendo, compartir con él la oportunidad de enseñar juntos. ¿Qué impresiones le dio entonces?

-Ya trabajando con él, encontré a un hombre que me dio su afecto y su confianza. Lo reconozco por el rigor con el que preparaba los ejercicios, un hombre con un culto al detalle, muy exigente y riguroso.

Quien recuerda muy bien la segunda materia es Lauría, quien también había tenido como instructor a Villarruel.: “Hice el curso de Comandos en 1976. La exigencia más dura es la psicológica, y él era precisamente el instructor de acción psicológica. Villarruel se transformaba en algo insoportable (ríe), en el buen sentido de la palabra. Realmente era un fenómeno, brillante, brillante. Pero había que soportarlo (ríe). Gracias a él, y a lo exigente que era, yo, en la guerra de Malvinas, pude sobrellevar las situaciones difíciles salvando mi vida y la de mis compañeros”, dice Lauría.


La Compañía de Comandos 602: Villarruel es el más alto, al fondo, a la izquierda

Malvinas: “Los comandos nunca nos rendimos”


El 13 de junio de 1982, un día antes de la rendición, los Comandos recibieron la orden de darle seguridad a la casa del gobernador. “Rico estaba enojado, no era una tarea que debieran hacer los Comandos, pero cumplimos con las órdenes”, dice Lauría.

Combatieron hasta el último minuto. “En la mañana del 14, nos estaban tirando con todo. Nos atacaban con artillería para que sus tropas de pie se pudieran acercar con cobertura. Eso habrá durado 5 minutos, hasta que los ingleses que venían hacia nosotros pararon el avance. Nosotros estábamos listos para sacudirlos. Pero se ve que ahí hubo negociaciones del alto al fuego. A los 10 minutos recibimos la orden de replegarnos 100 metros atrás. Estuvimos 4 horas esperando. Luego nos mandaron a una casa en Puerto Argentino. Al día siguiente, nos tocó la puerta un soldado inglés y nos dio la noticia. Nos dieron la orden de marchar hacia el aeropuerto. Allá estaba uno de los campos de prisioneros. Villarruel estuvo en el centro de prisioneros de San Carlos. No nos pusieron a todos en el mismo lugar. Estábamos calientes, todavía con la adrenalina alta, con ganas de seguir luchando. Pero no se podía hacer nada. Quizás suene como una fanfarronada, pero quiero destacar que nosotros no nos rendimos nunca, simplemente seguimos órdenes”.


Eduardo Villarruel

Tras la guerra, el accionar de los Comandos fue reconocido y destacado por los ingleses: “Cuando combatíamos contra unidades de conscriptos el asunto era relativamente fácil, pero cuando enfrentábamos soldados profesionales el asunto era difícil, y nos causaron serios problemas”, expresó tiempo después John Jeremy Moore, el comandante de las fuerzas terrestres británicas durante la guerra de Malvinas.

Sobre el final de la charla con LA NACION, el coronel Lauría vuelve sobre su compañero de armas Eduardo Villarruel: “Creo que su hija, la vicepresidenta, está muy orgullosa por lo que él demostró en la guerra, así como él también estaría orgulloso de verla en el lugar en el que está ahora”, arriesga.