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lunes, 25 de noviembre de 2024

Plan Momentum: Plan de ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel

Pasando al ataque: la base teórica del plan de impulso de las Fuerzas de Defensa de Israel


Eran Ortal

Centro Dado

“No basta con hacer lo mejor que podamos; a veces debemos hacer lo que sea necesario.”

-Winston S. Churchill

RESUMEN: Los planificadores de las Fuerzas de Defensa de Israel llegaron a considerar que la principal amenaza para Israel emanaba de fuerzas “asimétricas”, un concepto que surgió en un contexto de clara supremacía militar israelí contra todos los ejércitos convencionales vecinos. Sin embargo, desde entonces, Irán ha desafiado la supremacía militar de Israel tanto directa como indirectamente. Los arsenales de los aliados de Irán en las fronteras de Israel han obligado a redefinir al enemigo como “ejércitos” terroristas. Por lo tanto, la amenaza a Israel ha crecido significativamente y ha cambiado de naturaleza. El marco teórico del “Concepto Operacional para la Victoria” de las FDI, que es la base del Plan Plurianual “Momentum” 2020, define por lo tanto la nueva realidad de Israel, establece un enfoque actualizado para una victoria decisiva contra adversarios capaces y proporciona un esquema teórico y práctico para los requisitos necesarios para el diseño de la fuerza.

Introducción

Durante 2019-2020, las FDI publicaron dos importantes publicaciones: “El plan plurianual Momentum” y un documento conceptual, “El concepto operativo para la victoria”. Los dos documentos indican un cambio significativo en la forma en que las FDI se ven a sí mismas y a sus adversarios. En el centro de estas publicaciones se encuentra la comprensión de las FDI de que las medidas reactivas son insuficientes para enfrentar los desafíos contemporáneos. En cambio, las FDI deben experimentar un cambio fundamental.

Esta necesidad de cambio está determinada por dos factores fundamentales:

  • La nueva interpretación del desafío militar por parte de las FDI: los adversarios de Israel son “  ejércitos terroristas difusos basados ​​en cohetes ” (es decir, no sólo guerrillas u organizaciones terroristas). Las FDI deben llegar a una nueva comprensión de sus enemigos y reinventarse a la luz de esa comprensión. Ese será el tema central de la primera sección de este artículo.
  • El potencial de cambio de las IDF: un motor de cambio es una condición necesaria pero no suficiente. El cambio se produce cuando también identificamos nuevas oportunidades que aún no hemos aprovechado al máximo. En este caso, nuestras oportunidades residen en los recientes avances de la revolución digital, también conocida como la  “cuarta revolución industrial”.

El nuevo concepto operativo de las FDI y el Plan Momentum se basan en un marco teórico basado en estos dos factores.

El surgimiento de ejércitos terroristas basados ​​en cohetes

Los años 1990 y 2000 moldearon la visión del mundo de las FDI y su percepción de la realidad desde entonces. Estas dos décadas representan un momento relativamente raro en la historia militar de dominio casi total de los ejércitos occidentales avanzados. Esta supremacía militar se manifestó principalmente en el poder aéreo, que cada vez parecía más capaz de ganar guerras por sí solo a partir de entonces, sin ningún peligro real para las fuerzas terrestres o para el propio país.

Los enemigos de Israel tenían motivos de sobra para tomar en serio su supremacía aérea. La disolución de la Unión Soviética suspendió el desarrollo de la fuerza aérea siria y de sus misiles antiaéreos durante más de una década. El recuerdo de la derrota de la fuerza aérea siria y de la destrucción de su arsenal de misiles tierra-aire por parte de la fuerza aérea israelí en la Primera Guerra del Líbano de 1982 todavía estaba fresco en la mente de los generales sirios cuando presenciaron de cerca el abrumador despliegue de poderío aéreo estadounidense en la Guerra del Golfo de 1991.

Mientras destacados pensadores militares de Occidente e Israel celebraban la victoria aparentemente histórica del poder aéreo en el conflicto de Kosovo de 1999, el otro bando ya había determinado los principales elementos de su respuesta al poder aéreo occidental: ocultación, transición de la guerra blindada a la infantería ligera de baja firma, guerra por delegación y fuego de largo alcance como herramienta táctica y estratégica primaria. Los investigadores de las FDI Carmit Valensi e Itai Brun llamaron a este desarrollo la  “otra revolución en los asuntos militares ”. Esta revolución tiene sus raíces en diversas condiciones: el debilitamiento de los estados de Oriente Medio, la revolución islámica en Irán, la desintegración de la Unión Soviética y, por supuesto, las revoluciones en  la tecnología de la información y en los asuntos militares (RMA ) en la década de 1990, que llevaron al dominio total de los ejércitos occidentales y de las FDI como resultado.

Las FDI calificaron a estos enemigos, que se desarrollaron en los años 1990 y 2000, de “asimétricos”, haciendo hincapié en su inferioridad militar. En el sur del Líbano, Gaza y Cisjordania, las FDI se encontraron luchando contra fuerzas que, de hecho, eran inferiores militarmente. El principal desafío, como lo veían las FDI en ese momento, residía en las limitaciones que ellas mismas se habían impuesto, y no en las capacidades del enemigo.

Sin embargo, ya en los años 1990 había señales preocupantes que indicaban una erosión de la supremacía aérea de Israel. Todas las campañas de las FDI durante los años 1990 en Líbano y Gaza incluyeron períodos prolongados de combates, con costos crecientes y ataques cada vez mayores al frente interno israelí, una amenaza que siguió siendo relevante incluso después de la introducción del sistema Cúpula de Hierro en la Operación Pilar Defensivo de 2012 contra Hamás.

Los decepcionantes resultados de esas campañas se atribuyeron generalmente a los desafíos habituales de la contrainsurgencia y la guerra de contraguerrilla. La exitosa lucha de las FDI contra el terrorismo en Cisjordania a principios de la década de 2000 contribuyó aún más a la incapacidad de distinguir entre los fenómenos que surgían al otro lado de la frontera, en el Líbano (y más tarde en Gaza) y los desafíos que planteaban los adversarios asimétricos. La aparente paradoja entre la supremacía total de las FDI y los resultados ambiguos de las campañas contra Hamás y Hezbolá causó frustración tanto entre los que toman las decisiones como entre el público israelí.

En este sentido, el Concepto Operacional para la Victoria y el término “ejércitos terroristas basados ​​en cohetes” son importantes puntos de referencia para la comprensión israelí del desafío. Las FDI ya no hablan de “guerra asimétrica” contra “fuerzas inferiores”, en las que los principales límites de Israel al uso de la fuerza son autoimpuestos. Ya no ven a Hezbolá y Hamás como desafíos arraigados en la “insurgencia” o la “guerra de guerrillas”. Más bien, el nuevo concepto operacional de las FDI describe al enemigo como un adversario avanzado en red que ha descifrado el secreto del poder militar de Israel y le presenta un desafío operacional que sirve a la estrategia enemiga. Se trata de ejércitos organizados, bien entrenados, bien equipados para sus misiones, con ideas y tácticas operacionales sencillas, todo lo cual respalda una estrategia e ideología claras y peligrosas.

Además, las recientes publicaciones de las FDI reflejan la comprensión de que el paradigma de las operaciones de disuasión es un modelo estratégico y doctrinal sin salida. Esas operaciones no estaban destinadas a ser victorias decisivas y sólo servían para inocular al enemigo contra el poder de las FDI exponiéndolo gradualmente a dosis limitadas de nuestras capacidades, al tiempo que le indicaban que su concepto militar es eficaz y que debería seguir desarrollándolo. El concepto operacional que está en el corazón del Plan Momentum acepta efectivamente este argumento. Las operaciones limitadas siguen siendo una alternativa disponible para los que toman las decisiones, pero la prueba principal del poder militar de Israel es la de la victoria decisiva. Esto incluye la capacidad no sólo de derrotar a un ejército terrorista como Hezbolá, sino también de hacerlo con relativa rapidez, a un costo aceptable para nuestras fuerzas y nuestro frente interno, y de una manera que sea irrefutable.

Los principales atributos distintivos de la amenaza militar que enfrenta Israel

El “sistema” del enemigo puede definirse por su lógica estratégica, sus manifestaciones tácticas prácticas y la idea operativa que conecta a ambas. En el nivel estratégico, Irán dirige el sistema del enemigo, que busca privar a Israel de su posición regional. Esta amenaza intensificará gradualmente los desafíos de seguridad de Israel mediante la disuasión y se basa en bases de fuego creadas alrededor de las fronteras de Israel (en esta etapa, Líbano y Gaza). En el nivel operativo, estas bases de fuego se basan en dos principios complementarios: autoprotección en entornos complejos y ataques masivos. En el nivel táctico, esta forma operativa se posibilita mediante tácticas familiares, como emboscadas u otros ataques relámpago, y especialmente por la capacidad de atacar eficazmente a distancia. En otras palabras, se trata de capacidades antiacceso/denegación de área (A2/AD) (capacidades militares diseñadas para disuadir o retrasar el despliegue del otro lado en un teatro determinado o para impedir su efectividad de operación en ese teatro) de proporciones tácticas.

Los persistentes ataques de los últimos años por parte de agentes iraníes y/o del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica contra objetivos saudíes y emiratíes ofrecen un modelo de acción que podría volverse contra Israel.

De manera similar, Irán, amparándose en el poder de disuasión que pueden crear las bases de fuego a lo largo de la frontera con Israel, está tratando de fortalecer su control sobre las zonas adyacentes a Israel. Al mismo tiempo, Irán está trabajando para conseguir capacidades nucleares que se convertirán, a sus ojos, en el elemento de disuasión ideal y le permitirán aún más libertad de acción para socavar el orden regional.

¿Qué podemos aprender de la naturaleza cambiante de la amenaza que enfrenta Israel? La historia militar moderna puede verse como olas alternas de predominio de la ofensiva y la defensa, de la maniobra y el fuego. La revolución del fuego de precisión de los años 1980 y 1990 eliminó la necesidad de que los ejércitos convencionales no occidentales maniobraran en el campo de batalla. La adaptación del adversario a esta realidad ha pasado de reducir sus vulnerabilidades en el poder aéreo en los años 1990 y 2000 a una nueva fase de obtención de capacidades propias de ataque de precisión. El enemigo de Israel ahora puede atacar desde una distancia relativamente segura, más allá del alcance al que Israel -el objetivo- puede responder, amenazando así la libertad de acción de las FDI en el campo de batalla. Los fuegos efectivos causan daños y, por lo tanto, sirven como disuasivo. Esta capacidad permite a los adversarios llevar a cabo una estrategia insurgente en escalada, que socava el orden existente y el equilibrio de fuerzas en la región.

El desafío que enfrenta Israel es una manifestación particular de un fenómeno militar global: los complejos de defensa y ataque basados ​​en A2/AD. Se trata de un desarrollo global y el producto de la era militar contemporánea, cuya esencia es el predominio del fuego sobre la maniobra. El investigador de las FDI Dvir Peleg acuñó la frase “complejo de defensa y ataque” para describir el fenómeno de las potencias regionales (Rusia y China) que se aprovechan de la tecnología de fuego a distancia para extraerle un alto costo a Estados Unidos si decide intervenir en crisis regionales. Los  rusos  y  los chinos  no son “asimétricos”, sino más bien “competidores casi iguales” a los ojos de Estados Unidos. Si Estados Unidos decide proteger sus intereses y cumplir sus compromisos con los aliados amenazados por Rusia o China, se enfrentará a una amenaza real a sus aviones, barcos y bases regionales. Una escalada amplia también significaría que Estados Unidos mismo se ve amenazado por misiles balísticos, una amenaza que incluye armas nucleares en su extremo. Bajo el pretexto de esta amenaza, Rusia y China están llevando a cabo una campaña subversiva gradual que se basa en una guerra de zona gris: pequeños pasos, por debajo del nivel de la guerra, que aumentan gradualmente su influencia.

Oportunidades para el cambio

En el pasado, las FDI supieron aprovechar los avances tecnológicos para desarrollar conceptos innovadores. La revolución del fuego de precisión, como se mencionó anteriormente, obligó al ejército sirio a pasar de una estrategia de paridad estratégica en tierra y aire a un concepto de confrontación limitada con Israel, apoyándose en gran medida en fuerzas subsidiarias. Si hemos identificado las principales direcciones de cambio necesarias para enfrentar a nuestros enemigos, ¿cómo puede el potencial tecnológico desarrollado durante la última década, parte de la llamada cuarta revolución industrial, permitirnos lograr un nuevo y muy necesario avance?

La automatización y el procesamiento avanzado de la información permiten la creación de complejos de detección, procesamiento y ataques rápidos en el campo de batalla (una forma de reconocimiento) como parte de la fuerza de maniobras. A diferencia de los elementos principales de recopilación y procesamiento de inteligencia, que operan separados de la fuerza de maniobras, el complejo de reconocimiento táctico se basará en vehículos aéreos no tripulados en red y radares que reciben y descifran las señales emitidas por el enemigo durante el combate. Los datos interconectados y el procesamiento avanzado de la información podrían romper el actual techo de cristal que impide obtener resultados más efectivos del sistema de inteligencia/ataque de la fuerza aérea y podrían permitir que se procese más información con mayor rapidez, lo que a su vez permitirá atacar más objetivos con mayor rapidez y precisión.

El Plan Momentum se complementa con un marco conceptual que permite establecer un conjunto claro de prioridades prácticas en una realidad de escasez de recursos. El marco teórico debe responder a tres preguntas fundamentales:

  • ¿Cuál es la idea fundamental que permite un mejor uso de la fuerza militar?
  • ¿Cómo podemos arreglar el reloj mientras aún sigue corriendo? En otras palabras, ¿cómo podemos cambiar la fuerza sin reemplazarla a un costo exorbitante, manteniendo y mejorando al mismo tiempo su preparación para los desafíos inmediatos?
  • ¿Qué se pretende lograr con todo esto? En otras palabras, ¿cuál es el objetivo operativo del diseño de la fuerza de Momentum?

El “Concepto Operacional para la Victoria” de las FDI responde a estas preguntas a través de tres principios primarios:

Principio 1: Multidominio

La idea de multidominio debe entenderse como una nueva calidad de combate: integración de las dimensiones aérea, terrestre, de inteligencia, electromagnética, cibernética y otras, nunca antes posible con los mecanismos tradicionales de comando y control.

La idea del multidominio surge de dos ideas: en primer lugar, los problemas complejos requieren soluciones complejas. Los enemigos de Israel presentan un problema complejo que incluye un entorno de combate cerrado y poblado; sigilo; difusión; diversas capacidades de ataque; y trampas legales y psicológicas. El principio del multidominio amplía las capacidades de maniobra militar desde los ámbitos geográficos de la tierra, el aire y el mar a otras dimensiones del ciberespacio, el espectro electromagnético, la información y el subsuelo, y ofrece un nuevo ámbito de oportunidades para plantear dilemas al enemigo.

En segundo lugar, vivimos en una era de integración. No sólo la naturaleza de nuestro adversario lo exige, sino que también la era en la que vivimos exige una sinergia nueva y más estrecha que antes no era posible. La era de la integración nos permite hoy construir fuerzas que pueden operar en el nivel táctico elementos de ciberguerra, guerra electrónica, aire, sensores, procesamiento de información, ataque y tierra. Estos medios no reemplazarán a los servicios institucionales y al profesionalismo que proporcionan capacidades altamente avanzadas en el aire, la inteligencia, las telecomunicaciones y el ciberespacio.

El principio multidominio a nivel táctico es simple: cuanto más desarrollemos capacidades operativas independientes y orgánicas que funcionen simultáneamente en diferentes dominios bajo un marco de mando y con miras a una misión definida, más margen de maniobra tendremos para confundir a nuestros adversarios, mientras que su capacidad de adaptarse de manera efectiva se debilita. Este es el principio rector para el desarrollo de capacidades en el Plan Plurianual Momentum.

Principio 2: Respuestas “inteligentes”

A menudo, el término “transformación” se considera una fantasía utópica de una fuerza militar moderna de última generación, cuya construcción exige enormes inversiones de tiempo y recursos. De hecho, a menudo se plantea la pregunta: ¿cómo puede una organización militar cambiar a un costo aceptable y en un plazo razonable, manteniendo al mismo tiempo su preparación para la guerra?

El principio que resuelve esta tensión es la idea del “traje inteligente”. La idea puede explicarse con la metáfora de la “ciudad inteligente”. La ciudad ya existe: calles pavimentadas, servicios municipales, lugares de negocios, barrios, semáforos, instituciones culturales y deportivas y, por supuesto, los residentes ya están allí. Para crear una ciudad “inteligente” más eficaz (que consuma menos energía y proporcione mejores servicios, que se las arregle con menos policías y proporcione más seguridad, además de ser más accesible y menos concurrida), no es necesario invertir más en la infraestructura tradicional. En cambio, se necesita una nueva capa: una red de comunicaciones y sensores construida sobre la base de la infraestructura existente, que recopilará y procesará información para proporcionar información sobre cómo aprovechar mejor los recursos existentes. La digitalización de los procesos de producción, incluidos la agricultura, la medicina y la industria, es otro ejemplo de la adición de una capa de sensores y procesamiento de datos sobre la infraestructura existente.

Al equiparse con un “traje inteligente”, la fuerza militar actual de Israel puede adaptarse al desafío de los enemigos furtivos basados ​​en fuego sin perjudicar su preparación inmediata para la guerra y sin exigir presupuestos imposibles. En términos prácticos, esto significa una pantalla de reconocimiento basada en escuadrones de vehículos aéreos no tripulados pertenecientes a fuerzas tácticas, sinergia de medios de inteligencia y detección, todo lo cual está conectado a bases de datos conjuntas y sistemas de extracción de información eficaces. Esto nos permitirá localizar al enemigo con mayor precisión y más rápidamente. Crear esta plataforma no es barato, pero el “traje inteligente” nos permite basar nuestra solución en la fuerza existente y al mismo tiempo dotarla de elementos de modernización asequibles y prácticos.

Principio 3: Negar las capacidades del enemigo

En el pasado, las FDI derrotaron a los ejércitos árabes utilizando maniobras en territorio enemigo para amenazar con rodearlos y hacerlos colapsar. Así fue como las FDI provocaron el colapso del ejército egipcio en el Néguev y en los desiertos del Sinaí en las cuatro guerras principales de 1948 a 1973, obligando tanto al ejército jordano a retirarse de Cisjordania como al ejército sirio de los Altos del Golán en 1967. Sin embargo, contra los ejércitos terroristas basados ​​en el fuego, es poco probable que en un conflicto futuro la captura de territorio y la amenaza de rodearlos logren resultados similares. El territorio es un activo importante para el sistema enemigo, pero ya no es el propósito último del sistema. El nuevo enemigo lucha para mantener un fuego continuo en territorio israelí. Dado que las FDI no pueden detener el ataque de fuego solo mediante fuego de inteligencia o de distancia, el objetivo central del Plan Momentum es diseñar una fuerza que pueda anular las capacidades de combate del enemigo, en primer lugar, las capacidades de fuego.

En conclusión, se están desarrollando dos elementos centrales de la respuesta a la compleja amenaza de defensa-ataque del enemigo, aprovechando el potencial tecnológico de la cuarta revolución industrial:

  • Una capacidad más rápida y precisa para localizar a las fuerzas enemigas: esto se logra principalmente durante el contacto táctico que obliga al defensor a realizar acciones que emiten señales. Localizar al enemigo y atacar sus escondites preparados o cuando el enemigo se mueve entre ellos neutralizará la capacidad del enemigo de operar como un sistema.
  • Supresión del fuego: el objetivo táctico de las acciones del enemigo es permitir el fuego sobre el frente civil de Israel y contra las fuerzas de maniobra de las FDI. El fuego enemigo es el único momento en que el enemigo se revela de manera inequívoca. El momento del fuego es, por lo tanto, la principal debilidad de un adversario cuya principal fortaleza es el sigilo. Este momento debe convertirse en un componente central del esfuerzo por localizar al enemigo. Destruir las fuentes de fuego en este lapso de tiempo neutralizará  las capacidades de combate de los adversarios basados ​​en el fuego.

Conclusión

El nuevo concepto operacional surge en gran medida de la nueva comprensión de la naturaleza de las amenazas que enfrenta el Estado de Israel y las oportunidades que invitan a las FDI a cambiar. En el centro del concepto operacional actualizado de las FDI y del Plan Momentum hay un cambio fundamental. El desafío del Plan Momentum es equiparar el poderío actual de las FDI a la amenaza evolucionada y permitir que Israel pase al ataque, para volver a las guerras cortas, la victoria decisiva y la eliminación de la principal amenaza militar para Israel, la del lanzamiento de cohetes. La eliminación de la amenaza del lanzamiento de cohetes dará a Israel una importante libertad de acción estratégica y frustrará los esfuerzos de reconstrucción del adversario después de la guerra. El Plan Momentum tiene por objeto abordar este desafío aprovechando al máximo el potencial tecnológico emergente para convertir a las FDI en una máquina de guerra "inteligente".

sábado, 20 de julio de 2024

Crisis del Beagle: Asalto blindado argentino por el norte a Santiago

Crisis del Beagle: Asalto blindado sobre Santiago

Por Esteban McLaren
FDRA


El 22 de diciembre de 1978, conocido como el Día D, se habrían iniciado de manera coordinada a lo largo de las fronteras con Chile diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil determinar con certeza cuál de todas las acciones planificadas hubiera iniciado propiamente la guerra, pero está claro que habría sido un asalto simultáneo en, al menos, cuatro frentes. El principal habría sido la batalla naval y el desembarco en el canal de Beagle, donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) intentaría desembarcar parte de sus tropas en las islas Lennox, Nueva (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina chileno, CIM) y Picton, mientras otras tropas buscarían ocupar el resto de las islas. El desembarco, por la disposición de recursos, sería una asalto vertical helitransportado. Este frente será objeto de análisis futuro. Sincronizadamente, habría un avance terrestre en el frente central partiendo desde Mendoza (con una posible segunda línea de avance desde el sur por el paso Puyehue, hoy Cardenal Samoré) con el objetivo final de llegar a la capital nacional, Santiago.

El propósito de este artículo es explorar un escenario de historia alternativa centrado únicamente en el frente de ataque de la ruta Mendoza-Santiago. La guerra nunca ocurrió, pero ¿cómo habría sido si Argentina no hubiera aceptado la mediación papal? Ese será nuestro punto de divergencia con la historia real. Apelemos a la racionalidad y la prospectiva en un ejercicio que siempre será incompleto y cuyo resultado final pertenece a otro espacio-tiempo.

En el conflicto del canal de Beagle de 1978 entre Argentina y Chile, se consideró un ataque directo desde Mendoza hacia la capital chilena, Santiago. Esta decisión táctica y estratégica se justificaba desde varias perspectivas. Primero, el foco principal del conflicto estaba en la región austral, lo que significaba que un ataque desde Mendoza podría servir como una maniobra de distracción para dividir las fuerzas chilenas, debilitando así su capacidad de defensa en el sur.

El acceso directo a Santiago desde Mendoza era otra razón clave. Santiago, siendo el centro neurálgico de Chile tanto política como militarmente, representaba un objetivo crucial. Tomar la capital podría forzar una rápida capitulación chilena debido al impacto estratégico y psicológico que ello conllevaría. Las rutas de acceso a través de los Andes, especialmente el Paso de los Libertadores, conectaban directamente Mendoza con la región metropolitana de Santiago, facilitaban un avance argentino hacia la capital.

Además, Mendoza contaba con importantes recursos logísticos, lo que la convertía en una base de operaciones ideal para un asalto sostenido hacia Santiago. Obviamente "detrás" de Mendoza se hallaba todo el complejo industrial militar asentado en Córdoba, Rosario y Gran Buenos Aires, con fábricas de armas y municiones, aviones ligeros y astilleros así como todo el complejo agro-alimentario nacional. Desde el punto de vista argentino, la estrategia implicaba preparativos logísticos y de inteligencia detallados sobre las defensas chilenas a lo largo del Paso de los Libertadores. Establecer líneas de suministro robustas desde Mendoza era esencial para asegurar un flujo continuo de recursos.

La táctica argentina se centraría en un ataque rápido y coordinado, utilizando tropas de infantería mecanizada y apoyo aéreo para penetrar rápidamente las defensas fronterizas y avanzar hacia Santiago. Se desplegarían las unidades mejor entrenadas para maximizar la eficiencia del ataque y mantener la moral de las tropas alta mediante una comunicación efectiva de los objetivos. Además, se planearían operaciones de distracción en otras partes de la frontera para confundir y dispersar a las fuerzas chilenas.

Por otro lado, una estrategia de defensa de la capital implicaría fortificar el Paso de los Libertadores con artillería y tropas bien posicionadas, utilizando la geografía montañosa a favor para establecer posiciones defensivas estratégicas. Mantener una vigilancia constante y activa en la frontera sería crucial para detectar movimientos argentinos y anticipar sus planes. El anecdotario trasandino comenta de tropas desplegadas en los picos cordilleranos para avisar del traspaso de vuelos argentinos como una suerte de observadores adelantados.



La más básica doctrina hacia 1978 indicaba que la defensa chilena se organizaría en profundidad, estableciendo varias líneas de defensa escalonadas para retrasar y desgastar a las fuerzas argentinas, mientras se utilizarían fuerzas de reserva para contragolpes y ataques de flanco. Preparar a la población civil de Santiago para la defensa, construyendo barricadas y organizando milicias, sería esencial para mantener la moral alta. Además, se coordinaría la defensa aérea y de artillería para realizar ataques preventivos sobre las columnas argentinas y responder rápidamente a sus movimientos.

Las fuerzas especiales chilenas, en un número muy pequeño para esas fechas, jugarían un papel importante, implementando operaciones de sabotaje detrás de las líneas enemigas para interrumpir suministros y comunicaciones, y llevando a cabo ataques precisos contra líderes y centros de comando enemigos. Veamos con más detalles estas acciones que nunca ocurrieron aunque bien cerca se estuvo.

Orden de Batalla Regional (ORBAT) en 1978

Argentina

Ejército:

  • IV Cuerpo de Ejército en Mendoza:
    • 8va Brigada de Infantería de Montaña: Unidades de infantería de montaña entrenadas para combate en terreno montañoso.
    • 2da Brigada Blindada: Unidades blindadas con tanques y vehículos de combate.
    • IV Brigada Aérea: Apoyo aéreo cercano y transporte.
    • VIII Brigada de Infantería de Montaña: Especializada en combate en terreno montañoso, equipada con artillería ligera y morteros.
    • Regimiento de Caballería Blindada 11 "Cazadores de Los Andes": Con tanques AMX-13 y vehículos de transporte blindados.
    • Regimiento de Infantería 16: Con infantería mecanizada lista para un asalto frontal.

Fuerza Aérea:

  • IV Brigada Aérea (El Plumerillo, Mendoza): Aviones de ataque como el A-4 Skyhawk, Mirage III, y aviones de transporte para logística y apoyo aéreo cercano.


Chile

Ejército:

  • III División del Ejército en Valparaíso:
    • 1ra Brigada Acorazada “Coraceros”: Unidades blindadas con tanques y vehículos de combate.
    • 2da Brigada de Infantería: Unidades de infantería regular.
    • Brigada de Operaciones Especiales “Lautaro”: Fuerzas especiales y de montaña entrenadas para operaciones en terreno accidentado.
    • Regimiento de Infantería N°1 "Buin": Ubicado en la región del Aconcagua, equipado con artillería ligera y mediana.
    • Regimiento de Caballería Blindada N°1 "Granaderos": Operando en el valle con tanques ligeros y vehículos de reconocimiento.
    • Baterías de Artillería: Posicionadas en puntos estratégicos para cobertura de fuego.
    • Fuerzas menores de Carabineros

Fuerza Aérea:

  • V Brigada Aérea (Base Aérea Cerro Moreno, Antofagasta, altamente improbable por la distancia) y II Brigada Aérea (Santiago): Aviones de combate como el F-5E Tiger II y cazas Hawker Hunter, además de aviones de transporte y apoyo.
  • Brigada de Aviación del Ejército: Proporcionando apoyo aéreo con helicópteros UH-1 y aviones ligeros de reconocimiento.


Rol de las Fuerzas Aéreas

Argentina:

  • La Fuerza Aérea Argentina intentaría mantener la superioridad aérea sobre el Paso Los Libertadores y sus alrededores para proteger el avance de las tropas terrestres y proporcionar apoyo aéreo cercano.
  • Aviones de ataque como el A-4 Skyhawk y Mirage III realizarían misiones de interdicción y bombardeo contra posiciones chilenas. Sin dudas el primer blanco sería la base aérea en Santiago en un estilo de ABA (Airbase Attack) que imposibilite el poder aéreo chileno para el resto de las operaciones.

Chile:

  • La Fuerza Aérea de Chile defendería su espacio aéreo agresivamente, utilizando aviones F-5E Tiger II y Hawker Hunter para interceptar y atacar aviones argentinos. Probablemente ejemplares más antiguos en condiciones de vuelo sería puestos en línea de combate de nuevo.
  • Las unidades aéreas chilenas también atacarían columnas terrestres argentinas y sus líneas de suministro para ralentizar el avance.


En términos de poder aéreo, ambas bases aéreas se encontraban en relativa paridad de poder y calidad de los aviones aunque la información reciente nos presenta a los F-5 Tiger II con baja operatividad debido al embargo norteamericano que ya llevaba años. El tema de guerra aérea sobre la cordillera por las maniobras muy repentinas de aceleración por las trepadas y profundos picados implicados merece un análisis aparte.

Defensa del Valle del Aconcagua

Contexto y Situación:

En diciembre de 1978, en el marco del conflicto del Beagle entre Argentina y Chile, la tensión estaba en su punto álgido. Las fuerzas argentinas, concentradas en Mendoza, estaban listas para un potencial asalto blindado a través de los Andes, apuntando hacia el valle del Aconcagua, al norte de Santiago de Chile. El objetivo era romper las defensas chilenas y avanzar hacia la capital. En este escenario montañoso y estratégico, ambos ejércitos desplegaron sus fuerzas y prepararon tácticas de defensa en profundidad.



Estrategia y Tácticas Chilenas de Defensa en Profundidad:

Conociendo las capacidades del enemigo y la geografía del terreno, las fuerzas chilenas implementaron una defensa en profundidad para proteger el valle del Aconcagua:

1. Reconocimiento y Vigilancia:

Desde tempranas horas de la mañana, equipos de reconocimiento chilenos patrullaban las alturas, observando cualquier movimiento en los pasos de montaña. Utilizando binoculares y radios, estos soldados vigilaban constantemente los senderos que descendían desde Mendoza, atentos a cualquier señal de actividad enemiga.

  • Patrullas de Reconocimiento: Equipos de reconocimiento fueron desplegados en puntos elevados para vigilar los movimientos argentinos a través de los pasos de montaña.
  • Puestos de Observación: Establecieron puestos de observación a lo largo de las rutas posibles de avance, utilizando comunicación por radio para reportar movimientos enemigos.

2. Fortificaciones y Puntos de Resistencia:

A lo largo del valle, los ingenieros militares habían trabajado sin descanso, aprovechando las formaciones rocosas naturales para construir bunkers y trincheras. En puntos estratégicos, se habían colocado nidos de ametralladoras, listos para repeler cualquier intento de avance. Los soldados del Regimiento de Infantería N°1 "Buin" se apostaron en estas posiciones, preparados para ofrecer una resistencia feroz.

  • Fortificaciones Naturales: Aprovecharon las formaciones rocosas y acantilados naturales para construir defensas y trincheras.
  • Bunkers y Nidos de Ametralladoras: Construyeron bunkers y posiciones fortificadas en puntos clave del valle para maximizar la resistencia y retrasar el avance enemigo.

3. Maniobra y Movilidad:

En áreas accesibles, la caballería blindada del Regimiento de Caballería Blindada N°1 "Granaderos" mantenía sus tanques ligeros y vehículos de reconocimiento en constante alerta, listos para moverse rápidamente y reforzar cualquier punto que fuese atacado. Las unidades de reserva se mantenían móviles, listas para intervenir donde se las necesitase.

  • Unidades de Reserva: Mantuvieron unidades de reserva móvil en las zonas más accesibles del valle para reforzar rápidamente cualquier punto que fuese atacado.
  • Despliegue de Caballería Blindada: La caballería blindada se posicionó en áreas donde podían realizar contraataques rápidos y flanquear a las fuerzas argentinas.

4. Uso de Artillería:

En colinas elevadas, las baterías de artillería estaban bien camufladas. Los artilleros mantenían sus ojos fijos en las posiciones de los observadores avanzados, esperando las coordenadas para iniciar un bombardeo preciso. La coordinación con la infantería era vital para maximizar el impacto de los bombardeos y detener el avance enemigo.

  • Bombardeo Preventivo: Utilizaron artillería para realizar bombardeos preventivos en las rutas de acceso conocidas, dificultando el avance argentino.
  • Coordinación con Infantería: La artillería estaba estrechamente coordinada con las unidades de infantería para proporcionar fuego de cobertura durante los enfrentamientos.

5. Obstáculos y Trampas:

Los ingenieros militares habían sembrado minas en los senderos más probables y preparado deslizamientos de tierra controlados para crear obstáculos adicionales. Cualquier avance argentino encontraría un terreno hostil y lleno de trampas mortales.

  • Minado de Senderos: Colocaron minas y trampas en los senderos y rutas de acceso más probables para retrasar y desorganizar a las tropas blindadas argentinas.
  • Obstáculos Naturales: Utilizaron el terreno para crear obstáculos adicionales, como la voladura de puentes y la creación de deslizamientos de tierra.

Tácticas argentinas para desarmar la defensa en profundidad chilena:

Las fuerzas argentinas, conscientes de la defensa chilena, planificaron su ataque con una combinación de tácticas de reconocimiento, maniobra y poder de fuego.

1. Reconocimiento y Inteligencia:

Patrullas de reconocimiento argentinas, incluyendo exploradores de la VIII Brigada de Infantería de Montaña, se infiltraron en el terreno hostil, identificando puntos débiles y rutas menos defendidas. Utilizando métodos tradicionales de inteligencia, como el interrogatorio de prisioneros y la interceptación de comunicaciones, reunieron información crítica.

  • Patrullas de Reconocimiento: Enviaron patrullas de reconocimiento y exploradores para identificar las posiciones defensivas chilenas y encontrar rutas menos defendidas.
  • Interrogatorio de Prisioneros: Recopilaron inteligencia a través del interrogatorio de prisioneros y la interceptación de comunicaciones.

2. Ataques de Flanqueo y Maniobras:

Al amanecer, las fuerzas especiales argentinas, expertos en combate en terreno montañoso, comenzaron a moverse a través de pasos ocultos, flanqueando las posiciones chilenas. Mientras tanto, las unidades mecanizadas del Regimiento de Caballería Blindada 11 "Cazadores de Los Andes" se preparaban para avanzar rápidamente por rutas identificadas como menos defendidas.

  • Rutas Alternativas: Utilizaron rutas menos defendidas y pasos de montaña ocultos para flanquear las posiciones chilenas.
  • Fuerzas Especiales: Desplegaron fuerzas especiales para realizar incursiones detrás de las líneas enemigas, saboteando sus posiciones y líneas de suministro.

3. Coordinación de Ataques:

A medida que los exploradores confirmaban las posiciones chilenas, la artillería argentina comenzó a bombardear los puntos fortificados. El estruendo de los cañones rompió el silencio del valle, mientras las tropas de infantería se preparaban para avanzar. Los ataques se coordinaron desde múltiples direcciones, buscando abrumar y desorganizar la defensa chilena.

  • Ataques Coordinados: Realizaron ataques coordinados desde múltiples direcciones para abrumar y desorganizar la defensa chilena.
  • Uso de Morteros y Artillería: Emplearon morteros y artillería para bombardear las posiciones fortificadas chilenas antes de avanzar con la infantería.

4. Movilidad Rápida:

Utilizando vehículos ligeros y su conocimiento del terreno, la infantería de montaña argentina avanzó a través del terreno difícil, buscando superar las defensas naturales y artificiales. La rapidez y flexibilidad de estas unidades eran clave para mantener el impulso del ataque.

  • Unidades Mecanizadas: Las unidades mecanizadas se movieron rápidamente a través del terreno difícil, utilizando vehículos ligeros y adaptados al terreno montañoso.
  • Infantería de Montaña: La infantería de montaña avanzó utilizando su conocimiento del terreno para superar las defensas naturales y artificiales.

5. Apoyo Aéreo:

A lo lejos, aviones de ataque ligero A-4 de la Fuerza Aérea Argentina rugieron por el cielo, lanzando bombardeos precisos sobre las posiciones chilenas. Estos ataques aéreos proporcionaron cobertura adicional y desestabilizaron aún más las defensas enemigas.

  • Ataques Aéreos Tácticos: Utilizaron aviones de ataque ligero para bombardear posiciones defensivas y proporcionar apoyo cercano a las tropas en avance.
  • Reconocimiento Aéreo: Los aviones de reconocimiento ayudaron a identificar las posiciones enemigas y ajustar el fuego de artillería.

En diciembre de 1978, la batalla por el valle del Aconcagua entre Argentina y Chile habría sido un enfrentamiento feroz y complicado, donde la defensa en profundidad chilena y las tácticas de asalto argentinas se pondrían a prueba en uno de los terrenos más difíciles del mundo. La combinación de tácticas adaptadas al terreno, reconocimiento efectivo y maniobras inteligentes habría sido clave para determinar el resultado de este potencial conflicto.


Conducta de las Tropas Argentinas

Podemos inferir la conducta en combate de las tropas argentinas a partir de su participación en la guerra de las Malvinas, cuatro años después. Las tropas chilenas, por su parte, no habían enfrentado a un enemigo extranjero en un siglo antes del conflicto, y la única escaramuza previa fue en 1965 entre gendarmes y carabineros en Lago del Desierto. Este incidente no demostró una disposición a morir en combate, ya que se rindieron rápidamente, a pesar de haber estado afianzados en el terreno durante semanas, sin aprovechar esa ventaja. Basándonos en la experiencia de las Malvinas:

  • Moral y Motivación: Las tropas argentinas podrían mostrar alta moral y motivación al tener suministro constante y el objetivo de defender el honor nacional, similar a su comportamiento en Malvinas.
  • Tácticas: Las tácticas de ataque frontal vistas en Malvinas podrían repetirse, pero con la diferencia de tener una línea de suministro terrestre constante y apoyo logístico, mejorando su efectividad en el campo.
  • Desempeño: Es probable que muestren mejor coordinación y efectividad operativa debido a la presencia de líneas de suministro y soporte constante, a diferencia del aislamiento en Malvinas. Ahora la provisión estaría más asegurada con los depósito en Mendoza y el interior del país. Asimismo, al igual que en Malvinas, la mayoría de las tropas se rindieron sólo tras agotar munición.


Escenarios probables en el choque de fuerzas

Rutas de Ataque

El ataque desde Mendoza hacia Santiago podría seguir las siguientes rutas principales:

  1. Ruta Nacional 7 (Paso Internacional Los Libertadores):

    • Esta es la principal vía terrestre que conecta Mendoza con Santiago, cruzando la Cordillera de los Andes por el Paso Los Libertadores. Es la ruta más directa pero también la más predecible y, por lo tanto, fortificada.
  2. Ruta Nacional 40 hacia el sur y luego cruzando por el Paso Pehuenche:

    • Una ruta alternativa menos directa pero que podría ofrecer menos resistencia inicial debido a su menor uso comercial y turístico en comparación con Los Libertadores.

 

1. Estancamiento 

Zona de Estancamiento Probable

Valle del Aconcagua:

  • Este valle es un punto crítico antes de llegar a Santiago y sería el lugar donde las fuerzas chilenas probablemente establecerían una línea defensiva fuerte debido a la geografía que permite defensas naturales y al control de las rutas de acceso a la capital.
 

Análisis de un potencial estancamiento en el Valle del Aconcagua

1. Identificación de la Ruta de Ataque

  • Punto de Partida: Las tropas argentinas saldrían desde Mendoza, una ciudad importante con infraestructura militar adecuada para movilizar una ofensiva de gran escala.
  • Ruta de Abastecimiento:
    • Mendoza: Principal centro de logística y abastecimiento.
    • Los Andes: Cruce fronterizo clave. Aquí se acumularían suministros antes de cruzar hacia Chile.
    • Valle del Aconcagua: Primer punto estratégico en territorio chileno donde se establecerían depósitos avanzados para mantener el flujo de suministros.

2. Defensa Chilena en el Valle del Aconcagua

El alto mando chileno al considerar la defensa del Valle del Aconcagua en 1978 se centraría en utilizar el terreno montañoso a favor y establecer una defensa en profundidad. Los recursos disponibles incluirían minas antitanque, artillería, y posiciones de infantería bien fortificadas.

Zonas de Defensa Clave:

  • Mina San José/Las Cuevas: Zona adecuada para la colocación de minas antitanque debido a su terreno angosto y rocoso, dificultando el avance de vehículos blindados (linea Amarilla, debajo).
  • Los Andes: Ubicación ideal para artillería debido a su elevación y vista sobre las rutas de avance. Aquí se podrían emplazar piezas de artillería pesada para atacar formaciones argentinas en movimiento (linea Roja, debajo).
  • Calle Larga: Trincheras y posiciones defensivas de infantería, proporcionando una línea defensiva inicial y conteniendo el avance enemigo lo suficiente para permitir ataques de artillería y preparativos adicionales en retaguardia (linea Roja, debajo).
  • San Felipe: Posición secundaria para artillería y reservas, listo para reforzar las líneas frontales o cubrir la retirada en caso de necesidad (linea Roja, debajo).

 

Mapa Estratégico:

  1. Minas Antitanque: Instaladas en Mina San José y puntos críticos a lo largo del valle.
  2. Artillería: Emplazada en Los Andes y San Felipe.
  3. Trincheras y Fortificaciones: Establecidas en Calle Larga y otros puntos elevados del valle.
  4. Emboscadas y guerrilla: La zona rural, si bien el valle es relativamente ancho y llano, permitiría operaciones de desgaste por parte de tropas y civiles.

El valle del Aconcagua se convertiría en un campo de batalla donde la estrategia y la adaptabilidad de ambas fuerzas se pondrían a prueba. Los soldados chilenos, atrincherados y bien preparados, se enfrentaron con determinación a cada avance argentino. Las minas y trampas ralentizaban el avance, y el fuego de artillería chileno causarían bajas significativas.

Sin embargo, los ataques coordinados y la movilidad argentina podrían romper las líneas defensivas. Los flanqueos y las incursiones detrás de las líneas chilenas desorganizarían a las fuerzas defensoras, obligándolas a retroceder y reagruparse constantemente. La presión sería implacable.





Configurada esta situación, debe remarcarse que éste podría ser el objetivo final de esta fase de ataque. El asalto a Santiago puede caber perfectamente en el concepto de ataque distracción: el asalto a la capital obligaría al Alto Mando chileno a desviar las mejores fuerzas para defensa de la capital. Regimientos, helicópteros, artillería y blindados, los mejores cazas disponibles, se distraerían del frente Sur donde fuerzas militares estarían implicadas en un asalto blindado a Punta Arenas y una operación de desembarco en las islas Picton, Nueva y Lennox. Es decir, esta fase de estancamiento del frente podría ser un objetivo en sí mismo y tendría perfecta lógica. Ahora veremos por qué, avanzar hacia la capital, hubiese sido a todas luces un evento enormemente costoso para atacantes y defensores.

Estrategia Argentina para Romper la Defensa Chilena

Para un general argentino, la clave para superar las defensas chilenas en el Valle del Aconcagua residiría en la combinación de maniobras tácticas y apoyo aéreo.

Acciones probables:

  • Ataques de Artillería y Aérea Preliminares: Bombardeo intensivo de posiciones defensivas en Los Andes y Calle Larga para desestabilizar y debilitar las líneas chilenas.
  • Infiltración y Sabotaje: Unidades de operaciones especiales podrían infiltrarse para desactivar minas antitanque y sabotear posiciones de artillería chilenas antes del avance principal.
  • Ataques de Pinza: Coordinación de ataques en múltiples frentes para diluir las defensas chilenas. Un ataque principal desde el norte del valle y un segundo avance desde el sur para rodear y desbordar las líneas enemigas.
  • Despliegue de Tropas Motorizadas: Aprovechar el terreno abierto tras el valle para un avance rápido hacia Santiago, minimizando el tiempo de respuesta y reagrupamiento de las fuerzas chilenas.


Resumen de esta fase

Defensa Chilena:

  • Minas antitanque en puntos críticos.
  • Artillería en posiciones elevadas.
  • Trincheras en rutas de acceso principales.

Estrategia de Rompimiento Argentina:

  • Bombardeos intensivos iniciales.
  • Infiltración y sabotaje.
  • Ataques coordinados en pinza.
  • Avance rápido de tropas motorizadas.

Esta combinación de tácticas y la adecuada utilización de los recursos disponibles podrían determinar el éxito de la operación argentina y la efectiva defensa chilena durante la crisis del Beagle de 1978.


2. Rompimiento del Frente por Parte de Argentina

Si las fuerzas argentinas lograran romper el frente chileno en el Valle del Aconcagua, avanzarían hacia Santiago tomando las siguientes rutas:

  1. Ruta 5 Norte (Autopista Panamericana):

    • Esta sería la principal vía de entrada a Santiago desde el norte, ofreciendo un acceso directo a la ciudad. Al ser una ruta principal, sería altamente defendida.
  2. Ruta 57 (Los Andes - Santiago):

    • Una alternativa más directa desde Los Andes a Santiago. Esta ruta sería utilizada para aprovechar el impulso de una ruptura rápida y avanzar hacia el corazón de la ciudad.


2.1 Focos de Resistencia Más Duros en Santiago

Dentro de Santiago, los focos de resistencia más duros probablemente serían:

  1. Centro Histórico de Santiago:

    • Concentra muchos edificios gubernamentales y estratégicos, incluyendo La Moneda, el Palacio Presidencial. Este área sería fuertemente defendida por tropas chilenas (Plaza de Armas de Santiago). Ruta 1 debajo, en rojo.
  2. Barrio Independencia y Recoleta:

    • Estas zonas, al norte del centro, serían claves para controlar las rutas de acceso desde el norte y noreste de la ciudad. Ruta 1 debajo, en rojo y amarillo.
  3. Sector Militar de la Escuela Militar Bernardo O'Higgins:

    • Al este de la ciudad, esta área incluye instalaciones militares y de entrenamiento, ofreciendo una base sólida para la defensa. Ruta 2 debajo, línea roja.
  4. Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez:

    • Controlar el aeropuerto sería crucial para cualquier operación militar, tanto para asegurar líneas de suministro como para impedir refuerzos aéreos. Ruta 3 debajo, línea roja.

1. Avance hacia el centro y núcleos de resistencia

2. Desvío a Escuela Militar

3. Desvío a Aeropuerto


Opciones de conducción de las operaciones

Un comando de operaciones arriesgado y agresivo podría tomar las siguientes decisiones:

  • Ataque Rápido al Centro Histórico:
    • Ordenar un avance directo y rápido hacia el centro de Santiago para capturar La Moneda y otros edificios gubernamentales clave, buscando desmoralizar a las fuerzas chilenas y generar un colapso rápido de la resistencia organizada.
    • Ventaja: Potencial para una victoria rápida y decisiva.
    • Riesgo: Alta probabilidad de encontrarse con defensas concentradas y bien organizadas, lo que podría resultar en grandes bajas y una posible contraofensiva.

 

Una aproximación más racional y meditada podría optar por:

  • Asegurar Perímetros y Flancos:
    • Avanzar de manera más cautelosa, asegurando las áreas periféricas y consolidando las líneas de suministro antes de avanzar hacia el centro de Santiago.
    • Priorizar Objetivos Estratégicos:
      • Tomar control del aeropuerto y rutas principales para asegurar el flujo de suministros y refuerzos.
      • Llevar a cabo operaciones para debilitar la moral chilena y desorganizar su mando y control mediante ataques a objetivos clave pero menos defendidos inicialmente.
    • Ventaja: Reducción de riesgos y posibilidad de avanzar de manera sostenida y organizada.
    • Riesgo: Mayor tiempo de campaña, lo que podría permitir a las fuerzas chilenas reorganizarse y recibir refuerzos.


Consideraciones Estratégicas

  • Fuerza Aérea: Ambos generales necesitarían asegurar la superioridad aérea para proteger sus tropas y líneas de suministro, utilizando ataques aéreos para debilitar las defensas chilenas.
  • Tropas de Montaña: Serían esenciales para asegurar los flancos y proporcionar inteligencia sobre las defensas chilenas, así como para realizar operaciones de infiltración y sabotaje detrás de las líneas enemigas.
  • Logística: Mantener líneas de suministro abiertas y seguras sería crucial para sostener el avance argentino, especialmente en un terreno montañoso y urbano como Santiago.

 

Conclusión

La elección de un ataque desde Mendoza hacia Santiago se justificaría por el impacto potencial de capturar la capital chilena y desviar las defensas enemigas. Como general argentino, se priorizaría un ataque coordinado y rápido, aprovechando la sorpresa y el apoyo logístico. Mientras tanto, un comandante chileno centraría la defensa en fortificar las rutas de acceso, utilizar la geografía a su favor, y mantener la moral y preparación de sus fuerzas y población civil. En definitiva, abocarse a una defensa en profundidad.


Un ataque argentino desde Mendoza hacia Santiago durante la crisis del Beagle habría sido un conflicto complejo y multifacético. La geografía, la preparación de las tropas y el apoyo aéreo habrían jugado roles críticos en el desarrollo del conflicto. El Valle del Aconcagua probablemente habría sido el punto de estancamiento, con ambos lados utilizando sus fuerzas aéreas y tropas de montaña para intentar ganar la ventaja en este terreno desafiante. Si era vencido esta obstáculo, las rutas de ataque a Santiago son evaluadas. La lucha hubiese sido cara en términos de bajas para ambos bandos, tanto militares (ambos) como civiles (chilenos). El daño a la infraestructura chilena sería bajo cualquier parámetro una pesada carga para su economía y normal desarrollo futuro.

La estrategia adoptada por el liderazgo argentino en un avance hacia Santiago dependería del balance entre la agresividad y la prudencia. Un avance rápido y decisivo podría ganar terreno rápidamente pero con mayores riesgos, mientras que un enfoque más metódico y racional podría asegurar una victoria más sostenida aunque más lenta. Las fuerzas aéreas y las tropas de montaña jugarían roles cruciales en ambos enfoques, garantizando el apoyo y la seguridad del avance terrestre. 

 

Continuará...


jueves, 18 de abril de 2024

SGM: Norwind sobre Alsacia

Campaña de Alsacia (noviembre de 1944-enero de 1945)

Weapons and Warfare


 





Campaña aliada para capturar Alsacia de las fuerzas alemanas. Formidables barreras al este y al oeste protegían las llanuras de Alsacia de la invasión; al este estaba el río Rin y al oeste las montañas de los Vosgos. Las dos brechas principales en los Vosgos fueron Belfort Gap y Saverne Gap, y la primera desafió la captura por parte del ejército alemán tanto en 1870 como en 1914. La elogiada Wehrmacht hizo lo que los ejércitos alemanes anteriores no lograron cuando el Grupo Panzer Guderian penetró en Belfort Gap. en la campaña francesa de 1940. Las fuerzas alemanas ocuparon Alsacia hasta la campaña aliada del invierno de 1944-1945.

La Campaña de Alsacia fue una campaña conjunta estadounidense-francesa para capturar Alsacia y llegar al río Rin. El teniente general Jacob Devers, comandante del 6º Grupo de Ejércitos Aliados, ejerció el control general de la campaña. Sus fuerzas consistían en el Séptimo Ejército de los EE. UU. al mando del teniente general Alexander Patch y el Primer Ejército francés al mando del general Jean de Lattre de Tassigny. El VI y XV Cuerpos componían el Séptimo Ejército, y el Primer Ejército Francés estaba formado por el I y II Cuerpo. En oposición estaba el Diecinueve Ejército alemán al mando del General der Infanterie (teniente general equivalente a EE. UU.) Freidrich Wiese. Su ejército constaba de ocho divisiones de infantería, seis de las cuales serían casi destruidas en la campaña. La unidad más fiable de Wiese era la 11ª División Panzer (conocida como la División Fantasma por su lucha en el Frente Oriental contra la Unión Soviética).

Sin embargo, el control final de las fuerzas alemanas estaba en manos del Comandante General der Panzertruppen del Grupo de Ejércitos G (teniente general equivalente a EE. UU.) Hermann Balck. El Cuartel General Supremo, Fuerzas Expedicionarias Aliadas (SHAEF) tenía pocas expectativas para la campaña en Alsacia; su atención se centró más claramente en las batallas del norte que involucraban a los Grupos de Ejércitos 12 y 21. El general Devers debía despejar a los alemanes de su frente y asegurar los cruces sobre el río Rin. En la zona del 6.º Grupo de Ejércitos, el XV Cuerpo del General Patch, comandado por el Mayor General Wade Haislip, ocupaba el flanco izquierdo, o norte, y estaba conectado con el Tercer Ejército del 12.º Grupo de Ejércitos del Teniente General George S. Patton. El siguiente en la línea fue el VI Cuerpo bajo el mando del mayor general Edward Brooks, quien asumió el cargo cuando se reasignó al teniente general Lucian Truscott. Sosteniendo el flanco sur estaba el Primer Ejército Francés; este fue también el flanco sur de toda la línea aliada.

La campaña en Alsacia debía comenzar en coordinación con los combates en el norte. El XV Cuerpo debía saltar el 13 de noviembre de 1944 y capturar Sarrebourg y Saverne Gap, luego explotar sus ganancias hacia el este y al mismo tiempo proteger el flanco de Patton. (La ofensiva de Patton comenzó el 8 de noviembre). El VI Cuerpo estaba programado para comenzar su campaña dos días después de que comenzara el XV Cuerpo, o el 15 de noviembre. Atacaría en dirección noreste, irrumpiría en las llanuras de Alsacia, capturaría Estrasburgo y aseguraría la orilla occidental del Rin. Más al sur, el Primer Ejército Francés debía comenzar sus operaciones el 13 de noviembre. El I y II Cuerpo forzarían la Brecha de Belfort, capturarían la ciudad de Belfort y explotarían su éxito. Hubo amplias oportunidades para un éxito espectacular.

El XV Cuerpo atacó en una tormenta de nieve el 13 de noviembre con las 79.ª y 44.ª Divisiones y la 2.ª División Blindada francesa. La 79.ª División capturó Sarrebourg el 21 de noviembre y avanzó tan rápido que el general Patch ordenó al XV Cuerpo que capturara Estrasburgo si podía llegar antes que el VI Cuerpo. El 23 de noviembre, elementos de la 2ª División Acorazada francesa liberaron Estrasburgo, capital de Alsacia. El VI Cuerpo comenzó su ataque el 15 de noviembre con las Divisiones 3, 36, 100 y 103 y logró un éxito similar. Cruzando el río Meurthe, la 100.a División penetró la "Línea de Invierno" alemana el 19 de noviembre, una posición que se derrumbó rápidamente. El ataque en el sector del Primer Ejército Francés comenzó el 13 de noviembre. Las tropas francesas atravesaron con éxito la brecha de Belfort y elementos de la 1.ª División Blindada del I Cuerpo llegaron al Rin el 19 de noviembre.

En medio de este éxito en la zona del 6º Grupo de Ejércitos, los generales Dwight D. Eisenhower y Omar N. Bradley se reunieron con Devers y Patch el 24 de noviembre. El resultado fue una orden para que el Séptimo Ejército girara hacia el norte y atacara el Muro Oeste (la serie de fortificaciones que protegen la frontera occidental de Alemania) junto con el Tercer Ejército de Patton. Los Cuerpos XV y VI, menos dos divisiones, se dirigieron posteriormente hacia el norte, mientras que el Primer Ejército Francés y las Divisiones 3 y 36 centraron su atención en las tropas alemanas alrededor de la ciudad de Colmar.

El ataque hacia el norte comenzó el 5 de diciembre, con el XV Cuerpo a la izquierda y el VI Cuerpo a la derecha. Después de 10 días de intensos combates, elementos del VI Cuerpo entraron en Alemania el 15 de diciembre. El esfuerzo de la 100.a División alrededor de la ciudad francesa Bitche fue tan feroz que se le dio el apodo de "Hijos de Bitche". La ofensiva del Séptimo Ejército se detuvo el 20 de diciembre para permitirle cooperar con la defensa aliada en las Ardenas.

Las tropas alemanas en el frente del 6º Grupo de Ejércitos planearon una ofensiva para fines de diciembre de 1944, conocida como Operación NORDWIND. Justo antes de la medianoche de la víspera de Año Nuevo, comenzó el ataque. Durante gran parte de enero de 1945, el ataque obligó a las tropas aliadas a ceder terreno. Eisenhower incluso jugó con la idea de abandonar Estrasburgo, pero el general Charles de Gaulle se opuso con vehemencia a tal plan. Se controló la ciudad y, el 25 de enero, la ofensiva alemana se agotó y las fuerzas alemanas se retiraron.

Batalla por Colmar Pocket (20 de enero a 9 de febrero de 1945)

El bolsillo de Colmar era la cabeza de puente alemana al oeste del río Rin y al sur de la ciudad de Estrasburgo, en manos del Diecinueve Ejército del Coronel General Friedrich Wiese de ocho divisiones (unos 50.000 hombres). El 7 de enero de 1945, los alemanes lanzaron un gran ataque desde el bolsillo de Colmar, ganando muy poco terreno. Pero los Aliados querían eliminar el bolsillo, y la tarea fue asignada al Primer Ejército Francés del 6º Grupo de Ejércitos del General Jean de Lattre de Tassigny.

El 20 de enero, las tropas de De Lattre atacaron el bolsillo de Colmar. El I Cuerpo francés partió atacando el flanco sur. En la noche del 22 al 23 de enero, el II Cuerpo asaltó el flanco norte. El objetivo era envolver el bolsillo convergiendo en Neuf-Brisach y el Puente del Rin en Breisach. La nieve profunda junto con las minas alemanas, las ametralladoras, los tanques y la artillería impidieron que los ataques ganaran mucho terreno.

La 3.ª División de Infantería de EE. UU., que estaba unida a los franceses, luego cruzó los ríos Fecht e Ill. Los alemanes contraatacaron, pero el tercero los detuvo y reforzó su cabeza de puente. La grave escasez de tropas francesas llevó a la eventual incorporación a la operación de todo el XXI Cuerpo de EE. UU., Compuesto por las Divisiones de Infantería 3, 28 y 75. El Mayor General Frank Milburn comandaba el XXI Cuerpo.

El XXI Cuerpo de Milburn se hizo cargo de la derecha de la zona del II Cuerpo francés y el esfuerzo principal para envolver el bolsillo de Colmar desde el norte. El II Cuerpo custodiaba su izquierda, despejando esa zona hacia el Rin.

El ataque continuó. La 28.ª División llegó a Colmar el 2 de febrero y la 75.ª entró en las afueras de NeufBrisach por la parte trasera de la bolsa. Luego se agregó al ataque la 12.a División Blindada de EE. UU. El 3 de febrero, condujo hacia el sur hasta el 28. Los focos de resistencia alemana sostuvieron un brazo del ataque, pero el otro, conduciendo por la carretera principal, capturó a Rouffach el 5 de febrero. Otros grupos de trabajo rodearon la ciudad y se encontraron con la 4.ª División marroquí del I Cuerpo. Esta maniobra partió el bolsillo.

El 5 de febrero, elementos destacados de la 3.ª División de EE. UU. llegaron a las afueras de la ciudad amurallada de Neuf-Brisach. Temprano a la mañana siguiente, mientras los estadounidenses se preparaban para atacar la ciudad, se encontraron con un francés que los llevó a un túnel de 60 pies que conducía a la ciudad desde el foso seco. Un pelotón estadounidense entró por este túnel y encontró solo a 76 soldados alemanes, que se rindieron sin luchar. Antes de salir del pueblo, sus oficiales les habían dicho que lucharan hasta el final.

Las fuerzas francesas acabaron con el bolsillo el 9 de febrero. En toda la operación, los aliados habían sufrido unas 18.000 bajas y los alemanes entre 22.000 y 36.000. Solo la 708.a División Volksgrenadier, que evacuó el bolsillo el 3 de febrero, escapó razonablemente intacta. La 2.ª División de Montaña alemana tuvo 1.000 bajas en batalla y 4.700 hombres hechos prisioneros. Solo 500 miembros de la 198.ª División de Infantería alemana y 400 hombres de la 338.ª División de Infantería alemana lograron escapar. Los alemanes también abandonaron 55 vehículos blindados y 66 piezas de campaña.

La campaña en Alsacia había terminado. Aunque eclipsado por los Grupos de Ejércitos 12 y 21 en el norte, el Grupo de Ejércitos 6 del General Devers había contribuido con un logro importante.

Referencias: Bonn, Keith E. When the Odds Were Even: The Vosges Mountains Campaign, octubre de 1944 a enero de 1945. Novato, CA: Presidio Press, 1994. Clarke, Jeffrey J. y Robert R. Smith. Ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial: Teatro de Operaciones Europeo: Riviera al Rin. Washington, DC: Centro de Historia Militar, 1993. Lattre de Tassigny, Jean MG de. La historia del primer ejército francés. Trans. Malcolm Barnes. Londres: Allen y Unwin, 1952. Weigley, Russell. Los lugartenientes de Eisenhower: la campaña de Francia y Alemania, 1944-1945. Bloomington: Indiana University Press, 1981. Wyant, William. Sandy Patch: una biografía del teniente general Alexander M. Patch. Nueva York: Praeger, 1991