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sábado, 6 de agosto de 2022

Argentina: La masacre de indígenas de Napalpí (1924)

La Masacre de Napalpí






La Masacre de Napalpí fue una matanza cometida por una fuerza de más de cien hombres de la Policía Nacional de Territorios, en la que resultaron asesinados entre quinientos y mil personas pertenecientes a los pueblos Qom y Mocoví-Moqoit, realizada por el 19 de julio de 1924 en el paraje El Aguará, en cercanías de la reducción aborigen Napalpí, ubicada en el entonces territorio nacional del Chaco. La masacre fue cometida por fuerzas policiales nacionales, con participación de civiles, bajo órdenes del gobernador Fernando Centeno, quien se hallaba bajo supervisión directa del presidente Marcelo Torcuato de Alvear. Fue una de las masacres de mayor magnitud cometida contra pueblos originarios en la República Argentina durante el siglo XX.

En noviembre de 2004 la Asociación Comunitaria La Matanza demandó civilmente al Estado Nacional argentino, reclamando indemnización por daños y perjuicios.​ En 2020, la Cámara Federal de Apelaciones de Resistencia dictó sentencia definitiva confirmando que se trató de un crimen de lesa humanidad, y condenando al Estado Nacional a pagar una indemnización equivalente a 1.800 salarios mínimos, vitales y móviles y destinar en los siguientes diez años un total de 19.000 salarios mínimos, vitales y móviles en inversiones públicas en beneficio de los integrantes de la etnia Toba, a los fines de promover su desarrollo. La sentencia fue recurrida por el Estado Nacional ante la Corte Suprema.

En 2022, a iniciativa de la fiscalía federal de Resistencia, se inició un juicio por la verdad para establecer judicialmente los hechos y dar a conocer la verdad de lo acontecido.

En 2008 el gobierno de la provincia del Chaco pidió perdón por los crímenes de lesa humanidad cometidos en 1924 en la llamada “Masacre de Napalpí” contra el pueblo Qom y Mocoit. En 2022 hizo lo mismo el gobierno nacional argentino.


Circunstancias

En 2004 el Instituto del Aborigen Chaqueño, I.D.A.CH., en asamblea unánime, presentes cuarenta y seis comunidades indígenas de los pueblos indígenas Qom, Mocoví-Mocoi y Wichi, resuelven iniciar una acción judicial de reparación resarcitoria por $ 350 000 000, por daños y perjuicios, garantía de no repetición y solicitud de perdón del Estado Nacional Argentino. La demanda es presentada en diciembre del 2004 fundada en la teoría de la Imprescriptibilidad Crímenes de Lesa Humanidad, ​ por los abogados chaqueños Carlos Alberto Díaz, David H. Parras, Mónica M. Echevarría al que luego se suma Julio C. García. Así se comenzó en noviembre de 2004 la tramitación del expediente «Asociación Comunitaria La Matanza c/ PEN-Estado Nacional Argentino s/Daños y Perjuicios». ​En mayo del 2005, el gobierno de Néstor Kirchner a través de la Procuración del Tesoro de la Nación pidió el rechazo de la demanda argumentando que los tobas no constituían una etnia y que la masacre de Napalpí no podía considerarse crimen de lesa humanidad, en términos que los aborígenes repudiaron "por su virulencia, discriminación, racismo e inhumanidad".




En el año 2004. El Directorio del I.D.A.CH. resuelven iniciar la demanda por la Masacre de Napalpí a través de la Asociación Comunitaria La Matanza.

El Estado Nacional Argentino durante quince años de tramitación judicial negó la existencia de la masacre e interpuso defensas de prescritibilidad de la acción y falta de legitimación. El 25 de noviembre del año 2019 la Juez Federal n.º 1, de Resistencia, Chaco, Zunilda Niremperger, dictó sentencia de primera instancia, reconociendo la existencia de la Masacre de Napalpí, la autoría y la forma en que se produjeron los crímenes masivos, pero hace lugar la defensa de prescripción y falta de legitimación interpuesta por el Estado argentino. Ello produce la apelación ante la Cámara Federal de Apelaciones de Resistencia, integrada por las juezas Rocio Alcalá y María Delfina Denogens, quienes por unanimidad, el 14 de septiembre del año 2020, revocan el fallo de primera instancia que declara la imprescriptibilidad resarcitoria por la Masacre de Napalpí, acaecida noventa y seis años atrás, declara legítima como reclamante a la Asociación Comunitaria La Matanza, quien actuó por sí y en nombre y representación de todo el Pueblo Qom y condenando al Estado Nacional a pagar la cantidad de $ $ 375 000 000 en concepto de indemnización por daño moral.

El Estado Nacional, representado por la Procuración General del Tesoro interpuso un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia en el que ratificó que “la posición del Estado Nacional siempre fue que la llamada “Masacre de Napalpí” no constituyó un genocidio, pues ni antes ni después se persiguió a la comunidad indígena que la actora dice nuclear, ni se la exterminó, ni se la sacó de la sociedad, más allá de su propia auto-aislación” y pidió se deje sin efecto la condena. 

En 2014, el Estado argentino, a través del Ministerio Público Federal, investigó, fuera del expediente de indemnización, durante cuatro años los eventuales delitos de lesa humanidad cometidos en Napalpí, para luego solicitar la apertura de un juicio por la verdad, puesto que todos los culpables ya habían muerto.

Contexto histórico

En 1924, Marcelo T. de Alvear era el presidente de Argentina. El territorio nacional del Chaco se perfilaba como el primer productor nacional de algodón. Alvear nombró como gobernador del Territorio Nacional del Chaco a Fernando Centeno.

La Reducción Indígena de Napalpí, a ciento veinte kilómetros de Resistencia, era un espacio de sometimiento donde los indígenas eran obligados a trabajar en condiciones de semi-esclavitud. En julio de 1924, las comunidades qom y mocoví se declararon en huelga; denunciaban los maltratos y la explotación de los terratenientes, y planeaban marchar a los ingenios azucareros de Salta y Jujuy. Pero el gobernador Fernando Centeno les prohibió abandonar Chaco y, ante la persistencia indígena, ordenó la represión.

Antecedentes

Unos cuarenta años antes, el Ejército Argentino había lanzado una campaña militar para someter a los pueblos indígenas del Chaco, lo que dio como resultado la muerte de millares de indígenas y la desintegración social y cultural de numerosas etnias en las actuales provincias argentinas de Formosa y Chaco que en ese momento eran territorios nacionales.

Se fundaron numerosos fortines con el fin de mantener a raya a los indígenas vencidos. Sus tierras fueron vendidas a colonos europeos, en particular italianos y franceses, quienes pronto las destinaron a la producción de algodón. Numerosas tribus fueron confinadas en reducciones en donde fueron sometidas a un régimen de explotación muy cercano a la esclavitud. Una de tales reducciones era Napalpí, nombre qom que significa precisamente «lugar de los muertos», fundada en 1921 y cuyo nombre actual es Colonia Aborigen Chaco.

Los indígenas de la reducción, de la etnia qom, se dedicaban al cultivo de algodón y estacionalmente al cuidado de las haciendas de los colonos de estancias vecinas. En 1924 las autoridades provinciales de la reducción dispusieron que los indígenas debían entregarles el 15 % de su producción de algodón. Esta quita compulsiva provocó gran descontento entre los habitantes.

En junio un chamán llamado Sorai fue asesinado por la policía. El gobernador del Chaco, Fernando Centeno, inició los preparativos para una feroz y brutal represión. ​pese a los operativos oficiales de ocultamiento, los legisladores opositores no tenían dudas de que en el Chaco hubo una masacre de indígenas de los pueblos qom y mocoví. Miembros del Parlamento reclamaron la renuncia del gobernador Centeno y todo su equipo, además de una comisión investigadora para determinar la cantidad de muertos. Se convocó entonces a una sesión extraordinaria para interpelar al titular de la cartera de Interior. La interpelación, que duró seis horas, tuvo lugar el 4 de septiembre de 1924. El diputado Francisco Leirós expuso una serie de «hechos que parecen propios de la pesadilla de un loco» y mostró el frasco con las orejas y los testículos del cacique Maidana.

La masacre

A muy tempranas horas del día 19 de julio de 1924, un grupo de unos ciento treinta hombres, entre policías, estancieros y civiles criollos de la zona, fuertemente armados con fusiles Winchester y Mauser, rodearon el campamento donde se habían reunido los indígenas alzados que, armados tan sólo con palos, bailaban en una fiesta religiosa organizada por los chamanes en la zona del Aguará, un área considerada sagrada por los qom ubicada dentro de los límites de la colonia. Convencidos de que los dioses les protegerían de las armas de fuego de los hombres blancos, no ofrecieron resistencia a los disparos dirigidos al campamento durante cuarenta minutos. Luego, los blancos entraron al mismo para rematar a machetazos a los indígenas que quedaban, muchos moribundos, incluidos mujeres y niños. Los heridos fueron degollados, algunos colgados.

A finales de los años veinte, el periódico Heraldo del Norte recordó así el hecho:

Como a las nueve de la mañana, y sin que los inocentes indígenas hicieran un solo disparo, [los policías] hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad.

El 29 de agosto, cuarenta días después de la matanza, el exdirector de la Reducción de Napalpí Enrique Lynch Arribálzaga escribió una carta que fue leída en el Congreso Nacional:

La matanza de indígenas por la policía del Chaco continúa en Napalpí y sus alrededores; parece que los criminales se hubieran propuesto eliminar a todos los que se hallaron presente en la carnicería del 19 de julio, para que no puedan servir de testigos si viene la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados.

En el libro Memorias del Gran Chaco, la historiadora Mercedes Silva confirma el hecho y cuenta que al mocoví Pedro Maidana, uno de los líderes de la huelga, «se lo mató de manera salvaje y se le extirparon los testículos y una oreja para exhibirlos como trofeo de batalla».

En el libro Napalpí, la herida abierta de 1998, el periodista Mario Vidal detalla: «El ataque terminó en una matanza, en la más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el XX. Los atacantes sólo cesaron de disparar cuando advirtieron que en los toldos no quedaba un indio que no estuviera muerto o herido. Los heridos fueron degollados, también hubo colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían plegado al movimiento huelguista».

Un reciente microprograma de la Red de Comunicación Indígena destacó:

Se dispararon más de cinco mil tiros y la orgía de sangre incluyó la extracción de testículos, penes y orejas de los muertos, esos tristes trofeos fueron exhibidos en la comisaría de Quitilipi. Algunos muertos fueron enterrados en fosas comunes, otros fueron quemados.

En el mismo audio, el cacique toba Esteban Moreno, contó la historia que es transmitida de generación en generación:

En las tolderías aparecieron soldados y un avión que ametrallaba. Los mataron porque se negaban a cosechar. Nos dimos cuenta que fue una matanza porque solo murieron aborígenes, tobas y mocovíes, no hay soldados heridos, no fue lucha, fue masacre, fue matanza, por eso ahora ese lugar se llama Colonia La Matanza.

La Reducción de Napalpí había sido fundada en 1911, en el corazón del Territorio Nacional del Chaco. Las primeras familias que se instalaron eran de los pueblos Pilagá, Abipón, Toba, Charrúa y Mocoví. En julio de 1924, Federico Gutiérrez, corresponsal del diario La Razón, escribió: «Muchas hectáreas de tierra flor están en poder los pobres indios, quitarles esas tierras es la ilusión que muchos desean en secreto».

Debate en la Cámara de Diputados

En septiembre de 1924, apenas dos meses después de la masacre,, el tema llegó a la Cámara de Diputados. La discusión duró un mes, una sesión por semana. En una de ellas, el diputado socialista Francisco Pérez Leirós denunció que la cacería de indígenas duró varios días, pues al parecer los criminales se habían propuesto «eliminar a todos los presentes en la carnicería del 19 de julio para que no pudieran servir de testigos».

Paradigma del despojo

Según los historiadores revisionistas, Napalpí no fue una matanza aislada, sino una práctica recurrente del poder político y los terratenientes -con mano de obra policial o militar- para privar a los pobladores originarios de su forma ancestral de vida e introducirlos por la fuerza al sistema de producción y, en el libro La violencia como potencia económica: Chaco 1870-1940, Nicolás Íñigo Carrera afirma: «los aborígenes de la zona chaqueña vivían sin la necesidad de pertenecer al mercado capitalista. La violencia ejercida hacia ellos, por vía política con la represión y por la vía económica, tuvo como objetivo eliminar sus formas de producción y convertirlos en sujetos sometidos al mercado. [...] Se comenzó a privar a los indígenas de sus condiciones materiales de existencia. Se inició así un proceso que los convertía en obreros obligados a vender su fuerza de trabajo para poder subsistir, premisa necesaria para la existencia de capital. Un modo de vivir había sido destruido».

Además de someterlos, el gobierno quería ampliar los cultivos, dar tierra a grandes terratenientes y concentrar a los indígenas en reservas. Siempre la versión oficial, «civilizadora y cristiana», hablaba de malones o enfrentamientos despiadados, pero los muertos siempre eran pobladores originarios. Acerca de estos imaginarios combates, el historiador Alberto Luis Noblía remarca que «las naciones aborígenes chaqueñas no practicaron el malón, usual en otros pueblos. Todo lo contrario, los inmigrantes llegados de Europa nunca fueron perseguidos por los entonces dueños de las tierras. Al contrario, el colono supo encontrar en el indígena mano de obra barata».



Tobas de Napalpí, 1924

El 21 de julio de 1925, un año después de la matanza, el ministro del Interior, Vicente Gallo, declaraba: «El Poder Ejecutivo considera que debe encararse definitivamente, como un testimonio de la cultura de la República, el problema del indio, no solo por razones de humanidad y de un orden moral superior, sino también porque una vez incorporado a la civilización será un auxiliar valioso para la economía del norte del país».

Los testimonios de testigos oculares hablan de unos doscientos muertos. Las fuentes coinciden en señalar que no hubo resistencia alguna por parte de los indígenas, por lo que el hecho fue, en la práctica, un fusilamiento masivo seguido de actos aberrantes:

...les extraían el miembro viril con testículos y todo, que guardaba la canalla como trofeo... Los de Quitilipi declararon después que estos tristes trofeos fueron exhibidos luego, haciendo alarde de guapeza en la comisaría... Para completar el tétrico cuadro, la policía puso fuego a los toldos, los cadáveres fueron enterrados en fosas... hasta ocho cadáveres en cada una... (y algunos quemados).

Ninguno de los que cometieron la masacre murió o resultó herido, y nunca se realizó una investigación ni se llevó a juicio a los culpables. Alrededor de ciento treinta policías y civiles, enviados por grandes estancieros, rodearon a los grupos en huelga y dispararon con rifles durante cuarenta y cinco minutos. Asesinaron a hombres y mujeres, ancianos y niños. El ataque terminó en una matanza total, los heridos fueron degollados, otros colgados.

Memoria colectiva

Pese al ocultamiento durante décadas del crimen por parte de todos los estamentos y poderes del Estado, los hechos y los lugares en que fueron cometidos permanecieron en la memoria oral y colectiva del pueblo Qom. En particular, el historiador Juan Chico, nacido en Napalpí, siguió por años las huellas del exterminio, fundado con ese fin la Fundación Napalpí. Debido a su investigación, Chico logró tomar contacto con una testigo sobreviviente, 95 años después de la matanza, de nombre Rosa Grillo, quien siendo niña se salvó con su madre, pero vio morir a su padre.

Pedido de perdón de la Provincia del Chaco

En enero de 2008, el gobierno de la Provincia del Chaco, pidió disculpas públicas y oficiales por la masacre y rindió homenaje a la única sobreviviente, Melitona Enrique, quien cumplía 107 años ese día y que fallecería el 13 de noviembre de 2008.

Los fiscales federales de Chaco argumentaron que la matanza se trató de delitos de lesa humanidad, y analizaron la posibilidad de la intervención del Equipo de Antropología Forense, E.A.A.F., para examinar la fosa común donde fueron depositados los cuerpos de los indígenas.

Investigaciones judiciales

Investigación judicial original de 1924

En territorio chaqueño, el gobernador radical Centeno siguió en su cargo, y separó al juez que atendía el caso, Justo F. Farías, reemplazándolo por uno de su confianza, Juan Sessarego. El fiscal Jerónimo Cello, al reclamar que la causa no fuera archivada, fue enviado a la Cámara de Apelaciones de Paraná, Entre Ríos. El nuevo magistrado, quien había sido puesto por Centeno en medio de la repulsa popular, sobreseyó a los ochenta policías que intervinieron en la matanza.


Los abogados Carlos Diaz Vexelman y Julio César García trabajando en los archivos de la causa Napalpí

Demanda civil de 2004

En el año 2004, los tres pueblos originarios del Chaco inician una acción civil resarcitoria de indemnización por daños y perjuicios. En 2019, el Equipo Argentino de Antropología Forense, convocado por la justicia, encontró restos humanos en Napalpí.

En 2020 la acción civil resarcitoria iniciada en 2014 obtuvo sentencia favorable noventa y seis años después, el 14 de septiembre del año 2020. Los peritos judiciales determinan la existencia de cuatro tumbas comunes.

Investigación del Ministerio Público de la Nación

En 2014, noventa años después, el Estado argentino, a través del Ministerio Público, volvió a investigar durante cuatro años los eventuales delitos de lesa humanidad cometidos en Napalpí, y solicitó la apertura de un juicio por la verdad, debido a que todos los eventuales culpables ya habrían muerto.

Juicio por la verdad

En 2021, la jueza federal de Resistencia Zunilda Niremperger habilitó la realización del juicio por la verdad, noventa y siete años después.

El juicio culminó el 19 de mayo de 2022 con un veredicto que reconoció la responsabilidad del Estado en los delitos de homicidio agravado y reducción a la servidumbre y ordenó medidas reparatorias, entre las que se destacan la continuación del trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense en la zona y la inclusión, dentro de los diseños curriculares nacionales de todos los niveles, del estudio de los hechos probados de Napalpí.

El fallo reconoce como medidas adecuadas de reparación al pedido de disculpas realizado en 2008 por el entonces gobernador de la Provincia del Chaco en nombre del estado provincial, a los pueblos indígenas por la Masacre de Napalpí; la Ley 6.604, que declaró en el 2010 lenguas oficiales del Chaco, además del castellano, a las de los pueblos preexistentes Qom, Wichi y Moqoit; diseños curriculares de Educación Intercultural Bilingüe para los tres niveles de la enseñanza obligatoria; la Ley 7.446 (2014) de Educación Pública de Gestión Comunitaria Bilingüe Intercultural Indígena, como así la construcción del Sitio Histórico Memorial Napalpí (2021).

Pedido de perdón del Gobierno nacional

En 2022 el Gobierno nacional pidió perdón por los crímenes de lesa humanidad cometidos en 1924 en la llamada “Masacre de Napalpí” contra el pueblo Qom y Mocoit. Junto con el pedido de perdón, el Poder Ejecutivo hizo saber que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) fue designado garante del cumplimiento de las medidas reparatorias ordenadas por la sentencia dictada en el juicio por la verdad en Napalpí.

La presidenta del INAI, Magdalena Odarda expresó, “La mejor medida de reparación histórica será el avance de los relevamientos territoriales estipulados en la Ley 26.160, con sus prórrogas y la sanción definitiva en el Congreso de la Nación de la ley de Propiedad Comunitaria Indígena”. “Valoramos el rol del Juzgado Federal №1 de Resistencia, provincia de Chaco, y de la jueza Zunilda Niremperger, como así también el de los fiscales, la Secretaría de Derechos Humanos, el IDACH, organizaciones indígenas del Chaco y todo el país por este este hecho histórico que contribuye a la verdad”.






viernes, 4 de marzo de 2022

SGM: El asedio de Leningrado

El asedio de Leningrado

Weapons and Warfare
Parte I || Parte II || Parte III





8 de septiembre de 1941–27 de enero de 1944

El asedio de Leningrado, la segunda ciudad más grande de la Unión Soviética, fue uno de los asedios más largos y destructivos en la historia de la guerra. Este prolongado bloqueo fue llevado a cabo por el Grupo de Ejércitos Norte, la División Azul Española y el Ejército finlandés entre 1941 y 1944, y resultó en la muerte de aproximadamente 700,000 civiles.

Leningrado era una ciudad vital en la Unión Soviética. Para 1940, tenía una población de 2.54 millones, convirtiéndose en la cuarta ciudad más grande de Europa. Sus fábricas produjeron alrededor del 10 por ciento de toda la producción industrial de la Unión Soviética, incluida gran parte de su acero de alta calidad y el nuevo tanque pesado KV-1.

A medida que se acercaba la guerra en Europa, Stalin resolvió salvaguardar a Leningrado empujando las zonas fronterizas vulnerables de la Unión Soviética lo más lejos posible de la ciudad. Después de que Finlandia se negó a vender parte del istmo de Carelia adyacente al distrito militar de Leningrado, el Ejército Rojo se apoderó de la tierra por la fuerza entre noviembre de 1939 y marzo de 1940. Luego, Stalin se movió contra las repúblicas bálticas pro-alemanas, y en junio de 1940, las tropas soviéticas marcharon a Letonia, Lituania y Estonia. Después de esto, Stalin trasladó tres ejércitos con 440,000 tropas a los antiguos Estados bálticos en un esfuerzo por asegurar a Leningrado contra cualquier amenaza del oeste.

Leningrado no fue identificado como un objetivo importante en la planificación de la Operación Barbarroja. Sin embargo, Hitler insistió en que debería recibir la misma prioridad con Moscú y Kiev en los ejes de avance. Se encontraba en el camino del Grupo de Ejércitos Norte, liderado por el Mariscal de Campo Ritter von Leeb, que consistía en los Ejércitos XVI y XVIII y el Cuarto Grupo Panzer del General Erich Hoepner, con un total de 475,000 tropas en 28 divisiones.

En los primeros días de Barbarroja, la capacidad de Leningrado para defenderse se vio seriamente comprometida. Las fuerzas soviéticas en los Estados bálticos fueron gravemente derrotadas en los primeros 18 días, con la mayoría de sus tanques y aviones perdidos. Unos 30,000 voluntarios civiles en Leningrado fueron empleados para ayudar a construir un trabajo de campo defensivo en los enfoques de la ciudad, y 160,000 reclutas se organizaron en las divisiones de milicias de ocho personas en julio. Estas divisiones lucharon contra un retraso exitoso en el río Luga que detuvo el avance precipitado del Grupo del Ejército Norte hacia Leningrado durante casi un mes. Para cuando los alemanes finalmente abrumaron la línea Luga el 16 de agosto, los defensores de Leningrado habían construido una serie de densas líneas fortificadas en los accesos sudoeste de la ciudad.

Sin embargo, el avance alemán se desplazó hacia el este, cortando la línea ferroviaria Leningrado-Moscú en Chudovo el 20 de agosto. Con las fuerzas soviéticas en retirada, von Leeb envió al XXXIX Cuerpo de Ejército para rodear a Leningrado desde el sureste mientras concentraba al resto del Grupo de Ejércitos Norte para un asalto directo a la ciudad.

Para el 2 de septiembre de 1941, las fuerzas finlandesas habían avanzado a las fronteras de 1939 entre Finlandia y la Unión Soviética. El 4 de septiembre, la artillería alemana comenzó a bombardear Leningrado, y cuatro días después la ciudad estaba completamente rodeada por el Grupo de Ejércitos Norte. El cerco alemán atrapó a cuatro ejércitos, el 8, 23, 42 y 55, dentro de la ciudad y el saliente cercano de Oranienbaum, con un total de 20 divisiones y más de 300,000 tropas. Había alrededor de 30 días de reservas de alimentos disponibles en la ciudad, pero esto se redujo aún más cuando la Luftwaffe bombardeó los almacenes de alimentos Badaev el 8 de septiembre.

El general Georgy Zhukov, recién nombrado comandante del Frente de Leningrado, llegó el 9 de septiembre cuando el XXXXI Cuerpo de Ejército del general Georg-Hans Reinhardt comenzó a asaltar las defensas exteriores de la ciudad. El 16 de septiembre, el XXXVIII Cuerpo de Ejército alemán llegó al Golfo de Finlandia, y al día siguiente, la Primera División Panzer alemana logró acercarse a menos de 12 km de la ciudad. Zhukov lanzó una contraofensiva de 16 días hacia el oeste hacia Siniavino a partir del 10 de septiembre, pero esto no logró su objetivo y las bajas fueron pesadas.

El 8 de noviembre de 1941, en un esfuerzo por eliminar los vínculos soviéticos finales con la ciudad rodeada cortando las líneas de ferrocarril que soportaban el tráfico de barcazas del lago Ladoga, los alemanes capturaron a Tikhvin. Sin este cruce ferroviario, la situación alimentaria en la ciudad se volvió crítica. Sin embargo, 11 días después se lanzó un contraataque soviético dirigido por el 4º Ejército y se reanudó el 9 de diciembre; Los alemanes, amenazados por el cerco, se retiraron al oeste.

Mientras tanto, el 22 de noviembre de 1941, el primer gran convoy soviético de camiones logró cruzar el lago Ladoga en una carretera de hielo y brindar alivio a Leningrado. El número de muertos civiles siguió aumentando: durante los últimos cuatro meses de 1941, la artillería alemana disparó más de 30,000 disparos contra Leningrado, que, además de los ataques aéreos, mató a unos 4,000 civiles.

El 6 de enero de 1942, el recién establecido Frente Volkhov soviético lanzó la contraofensiva de invierno Lyuban destinada a romper el bloqueo. En marzo, las fuerzas alemanas cortaron el 2º Ejército de Choque soviético en los pantanos de Volkhov.
Los soviéticos lanzaron una serie de ofensivas fallidas contra las Alturas de Siniavino durante el verano de 1942, pero no fue sino hasta el 18 de enero de 1943 que el 2º Ejército de Choque soviético y el 67º Ejército se unieron al norte de Siniavino, estableciendo un pequeño corredor terrestre en Leningrado. El 15 de septiembre de 1943, el XXX Cuerpo de Fusileros de la Guardia finalmente capturó las Alturas.

El Grupo de Ejércitos Norte observaba ansioso. Ocupando un frente relativamente inactivo, había sido descuidado durante la mayor parte de 1942, no había reemplazado completamente sus pérdidas del invierno anterior y estaba comprometido con una defensa estática que podría ser atacada en cualquiera de varios puntos críticos. Alrededor de Leningrado, particularmente en el "cuello de botella", el estrecho vínculo con el lago Ladoga, el Grupo de Ejércitos Norte funcionó como el principal apoyo de la estrategia alemana en el norte de Europa. Si se rompiera el control sobre Leningrado, Alemania, a la larga, perdería el control del mar Báltico. Finlandia sería aislada entonces; el envío de mineral de hierro desde Suecia estaría en peligro; y el importante programa de entrenamiento submarino se vería seriamente perjudicado.



En los 16 meses que habían mantenido el "cuello de botella", los alemanes habían construido una estrecha red de defensas en el terreno pantanoso y habían convertido Schlüsselburg, varios pequeños asentamientos y parcelas dispersas de bosques en puntos fuertes fortificados. Pero, con solo seis u ocho millas entre frentes, uno hacia el oeste y el otro hacia el este, los defensores tenían poco espacio para maniobrar. Los rusos habían encontrado su experiencia muy instructiva en el verano, y en los meses intermedios habían ensayado todas las tácticas y maniobras para tomar cada posición alemana individual. Este método los alemanes mismos lo habían usado en 1940 para entrenar para los asaltos a las fortalezas belgas.

El ataque contra el "cuello de botella" comenzó el 12 de enero. El septuagésimo séptimo ejército, con sus tropas usando zapatos con púas para ayudarlos a escalar la orilla congelada del río, golpeó a través del hielo en el río Neva mientras que el Segundo Ejército de Choque, en el este, lanzó cinco divisiones contra un tramo de 4 millas de la línea alemana. Metódicamente, los rusos se abrieron paso y, al final de la primera semana, tomaron Schlüsselburg y abrieron un corredor hacia Leningrado a lo largo de la orilla del lago. A partir de entonces, en los combates que duraron hasta la primera semana de abril, los dos frentes soviéticos avanzaron poco. Cuando terminó la lucha, sostuvieron una franja de 6 millas de ancho, todo dentro del alcance de la artillería alemana. Cuando terminó la batalla, el Grupo de Ejércitos Norte reclamó una victoria defensiva, pero su control sobre la segunda ciudad de la Unión Soviética no era tan fuerte como antes.

En el verano de 1943, la zona Norte del Grupo de Ejércitos, en comparación con las otras zonas del grupo de ejércitos, estaba en silencio. En una batalla que estalló hacia fines de julio en torno a Mga, el desempeño del Frente de Leningrado cayó muy por debajo del de los comandos que operan contra el Grupo de Ejércitos Centro y Sur. Las fuerzas de primera línea de las fuerzas opositoras en la zona Norte del Grupo de Ejércitos eran casi iguales. El grupo del ejército tenía 710,000 hombres. Los frentes de Leningrado, Voljov, Noroeste y Kalinin, este último a caballo entre el límite del Grupo de Ejércitos Norte-Centro del Grupo de Ejércitos, tenía 734,000 hombres. Sin embargo, para el futuro, el Grupo de Ejércitos Norte también tuvo que contar con alrededor de medio millón de reservas escalonadas en profundidad detrás de los frentes del norte. En artillería, las dos partes eran casi iguales, pero nuevamente se sabía que los rusos tenían reservas sustanciales. A mediados de julio, el Grupo de Ejércitos Norte tenía 49 tanques, 40 aptos para el combate. Los rusos tenían 209 tanques en el frente y aproximadamente 843 en reserva. Para el 15 de septiembre, el Grupo de Ejércitos Norte tenía 7 tanques aún en servicio. En los últimos seis meses de 1943, la Primera Fuerza Aérea, responsable de las operaciones aéreas en la zona del grupo del ejército, realizó la mitad de las incursiones que sus oponentes rusos.

Durante agosto, el reconocimiento aéreo detectó una creciente actividad enemiga en ambos flancos del Grupo de Ejércitos Norte. Un aumento en el número de barcos que realizan el corto pero extremadamente peligroso viaje en el Golfo de Finlandia entre Leningrado y el bolsillo de Oranienbaum indicó que los rusos pronto podrían intentar escapar y unir el bolsillo con el frente alrededor de Leningrado. En el sur, el Frente Kalinin, bajo Yeremenko, comenzó una acumulación frente al límite del Grupo de Ejércitos Norte-Centro del Grupo de Ejércitos. Para enfrentar esas y otras posibles amenazas, el grupo del ejército creó una reserva lista al sacar cinco divisiones de infantería del frente. En la primera y segunda semana de septiembre, el OKH ordenó que dos de las divisiones de reserva fueran transferidas al Grupo de Ejércitos Sur.

El 19 de septiembre, junto con la retirada del Grupo de Ejércitos Centro a la posición de PANTHER, el Grupo de Ejércitos Norte se hizo cargo del XXXXIII Cuerpo, el cuerpo más al norte del Grupo de Ejércitos Centro. Esa transferencia trajo al grupo del ejército tres divisiones, cuarenta y ocho millas más de frente, y la responsabilidad de defender dos importantes centros ferroviarios y de carreteras, Nevel y Novosokol’niki. A fines de septiembre, nadie dudaba de que los rusos se estaban preparando para una ofensiva en las cercanías del límite del Centro Norte. Esa área de bosques, lagos y pantanos, y de carreteras pobres incluso para los estándares rusos, fuertemente infestadas por fuertes bandas partisanas, había sido uno de los eslabones más débiles en el Frente Oriental. Durante la ofensiva de invierno de 1941, los rusos habían tallado el saliente gigante de Toropets, y en la campaña de invierno de 1942-43, rodearon y capturaron a Velikiye Luki y casi tomaron Novosokol’niki. En comparación con las pérdidas en otros lugares, particularmente después de Stalingrado, fueron simples pinchazos; pero siempre existía la posibilidad de que el Stavka algún día intentara la gran solución, un empuje entre los flancos de los dos grupos del ejército hacia el Golfo de Riga.



En la segunda semana de septiembre de 1943, el Grupo de Ejércitos Norte había comenzado a trabajar en la posición de PANTHER, su parte del Muro Este. La mitad norte de la posición PANTHER fue puesta detrás de obstáculos naturales, el río Narva, el lago Peipus y el lago Pskov. La mitad sur no estaba tan favorablemente situada. Tuvo que extenderse un poco hacia el este para cubrir dos centros principales de carreteras y ferrocarriles, Pskov y Ostrov, y la conexión con el Army Group Center tuvo que trasladarse al oeste después del avance de Nevel. Sin embargo, cuando estaba ocupada, reduciría la fachada del grupo del ejército en un 25 por ciento y, a diferencia de la mayoría del Muro Este, a fines de 1943 había comenzado a parecer una línea fortificada. Una fuerza de construcción de 50,000 hombres mejoró las líneas de comunicación de regreso a Riga y Dvinsk y construyó 6,000 búnkers, 800 de ellos de concreto, colocó 125 millas de enredos de alambre de púas y cavó 25 millas de zanjas y trampas de tanques. Durante noviembre y diciembre, el material de construcción se introdujo a una velocidad de más de 100 cargas de automóviles por día.

En septiembre, el personal del grupo del ejército había comenzado la planificación detallada de la Operación BLAU, la retirada al puesto de PANTHER. El personal estimó que el millón de toneladas de granos y papas, medio millón de ganado vacuno y ovino, y los suministros militares y otros materiales, incluidos los cables telefónicos y las vías del ferrocarril que se trasladarán detrás de la línea PANTHER, sumarían 4.000 cargas de trenes. La retirada en sí misma sería facilitada por la red de posiciones alternativas que en los dos años anteriores se habían construido desde el río Luga. Los 900,000 civiles que viven en la zona de evacuación, particularmente los hombres que podrían, si se quedaran atrás, ser reclutados en el ejército soviético, plantearon problemas. Los primeros intentos, a principios de octubre, de marchar a los civiles en las caminatas habituales produjeron tanta confusión, miseria y hostilidad que Küchler ordenó a los comandos de la zona trasera que adoptaran métodos menos onerosos. Posteriormente, destacaron a los adultos que serían útiles para la Unión Soviética como trabajadores o soldados y evacuaron a la mayoría de ellos en tren. Durante los últimos tres meses del año, los envíos de bienes y personas continuaron mientras los ejércitos trabajaban para conseguir su artillería y equipo pesado, muchos de los cuales estaban ubicados en emplazamientos permanentes, listos para ser trasladados. Al final del año, tras haber transportado a 250,000 civiles a Letonia y Lituania, el grupo del ejército ya no pudo encontrar cuarteles y detuvo esa parte de la evacuación.
El personal del grupo del ejército creía que lógicamente BLAU debería comenzar a mediados de enero y completarse poco antes del deshielo de primavera, casi de la misma manera que el Centro del Grupo del Ejército había ejecutado a BÜFFEL el año anterior, pero el 22 de diciembre el jefe de personal dijo a los ejércitos que Hitler probablemente no ordenaría BLAU a menos que otra ofensiva soviética lo obligara a hacerlo. Por el momento, la opinión de Hitler era que los rusos habían perdido a tantos hombres en la lucha en Ucrania que no podrían intentar otra gran ofensiva antes de la primavera de 1944.

Hacia fines de mes, de hecho, parecía que Hitler podría tener razón. El bulto en el flanco derecho del Grupo de Ejércitos Norte era preocupante, pero el Stavka había trasladado el peso de la ofensiva a Vitebsk, al menos por el momento. En el bolsillo de Oranienbaum y alrededor de Leningrado, los frentes de Leningrado y Voljov habían estado listos para atacar desde noviembre, pero con los problemas en Nevel fuera del camino, el grupo del ejército estaba menos preocupado de lo que había estado. Los informes de inteligencia del Decimoctavo Ejército indicaron que las unidades en el bolsillo de Oranienbaum, en particular, se habían fortalecido; y el tráfico de embarcaciones entre Leningrado y Oranienbaum había sido generalmente pesado durante el otoño, continuando hasta que algunas embarcaciones quedaron atrapadas en el hielo. Por otro lado, casi no aparecieron nuevas unidades, y el Frente de Leningrado parecía depender de sus refuerzos en la población de Leningrado. Si bien una ofensiva en algún momento de enero parecía casi segura, cuanto más tiempo miraban los oficiales de inteligencia del Decimoctavo Ejército, más cerca estaban de convencerse de que se reduciría en el patrón modesto de las tres ofensivas anteriores en torno a Leningrado.

El 29 de diciembre, el OKH ordenó a Küchler que transfiriera al Grupo de Ejércitos Sur una de sus mejores divisiones, la Primera División de Infantería de la que dependía el Decimoctavo Ejército para respaldar algunas de sus unidades menos confiables en el sector de Oranienbaum-Leningrado. Cuando Küchler llamó para protestar, Zeitzler le dijo que no necesitaría la división; Hitler tenía la intención de ejecutar la Operación BLAU después de todo y se lo diría personalmente al día siguiente. Durante la conferencia del mediodía en la sede del Führer el 30 de diciembre, Küchler, esperando recibir sus órdenes, informó sobre el estado de la posición de PANTHER y el tiempo que necesitaría para completar BLAU. De paso, comentó que había hablado con Generaloberst Georg Lindemann, Comandante General, Decimoctavo Ejército, quien "naturalmente" había pedido que su ejército se quedara donde estaba, a pesar de que perdió la 1.ª División de Infantería. A una pregunta de Hitler, Küchler respondió que el frente del Decimoctavo Ejército estaba bien fortificado, casi demasiado bien, de hecho, ya que el ejército no tenía suficientes tropas para manejarlo por completo. Hitler luego terminó la conferencia sin mencionar la Operación BLAU.

Küchler no se dio cuenta completamente de lo que había sucedido hasta el día siguiente, después de que llegó una orden para transferir otra buena división al Grupo de Ejércitos Sur. Zeitzler le dijo al jefe de personal del grupo del ejército que Hitler había comenzado a vacilar en su decisión tan pronto como Küchler hizo el comentario sobre el deseo de Lindemann de mantener a su ejército donde estaba. Pensó que tomaría al menos una semana hablar con Hitler nuevamente. Al final del día, el jefe de personal tenía un memorándum que ordenaba los argumentos para que BLAU estuviera listo para que Küchler lo firmara, pero eso apenas era suficiente. Lindemann tendría que ser persuadido para revertirse, ya que en tales casos, si en casi ningún otro Hitler siempre tomaba la palabra del hombre en el acto.

El 4 de enero, para entonces una tercera división se dirigía al Grupo de Ejércitos Sur, Küchler fue al cuartel general del Decimoctavo Ejército y, citando la necesidad de unir las fuerzas del grupo del ejército, casi le suplicó a Lindemann que lo reconsiderara. Lindemann respondió que sus comandantes de cuerpo, división y tropa en los sectores más amenazados confiaban en que podrían resistir el ataque. Después de eso, ninguno de los argumentos del grupo del ejército contaba demasiado. Hitler le dijo a Zeitzler que solo estaba haciendo lo que Küchler quería. Tampoco pudieron Küchler y su personal obtener ningún consuelo al saber que Lindemann probablemente estaba motivado principalmente por el deseo de llamar la atención sobre sí mismo: como comandante superior del ejército, nunca había tenido una oportunidad tan buena de mostrar lo que podía hacer directamente debajo de los ojos. del Führer. No menos inquietante para el grupo del ejército era saber que estaba comprometido a repetir un error que ya se había cometido con demasiada frecuencia en Ucrania. Para el jefe de operaciones de OKH, el jefe de gabinete dijo que el grupo del ejército marchaba hacia el desastre con los ojos abiertos, colocando a las fuerzas en posiciones que a la larga no podían mantenerse.
 
El 14 de enero de 1944 comenzó la operación. El frente de Leningrado, comandante general Polkovnik L. A. Govorov, montó el esfuerzo principal. El Segundo Ejército de Choque condujo hacia el este del bolsillo de Oranienbaum, mientras que el 42.º Ejército intentó empujar hacia el oeste en el frente debajo de Leningrado. Contra el cuadragésimo segundo ejército, el más fuerte de los dos, la artillería del cuerpo de L Corps reaccionó rápidamente, estableciendo un bombardeo bien colocado que detuvo el ataque antes de que comenzara. El Segundo Ejército de Choque lo hizo mejor; la Décima División de Campo de la Fuerza Aérea comenzó a desmoronarse en el momento en que fue golpeada.

No fue una verdadera sorpresa, pero aún así, solo la mitad de lo esperado, fueron los fuertes impulsos que el Frente Volkhov del general Polkovnik Kirill A. Meretskov lanzó el mismo día al norte y al sur de Novgorod en el flanco derecho del Decimoctavo Ejército. Novgorod había sido considerado un punto de peligro, pero el ejército no estaba convencido de que los frentes de Leningrado y Voljov tuvieran la fuerza para intentar ofensivas simultáneas a gran escala. Lindemann, el 10 de enero, calificó las acumulaciones —en el bolsillo de Oranienbaum, al suroeste de Leningrado y al este de Novgorod— como relativamente modestas, particularmente en términos de reservas. Había predicho que sin más reservas los empujes no podrían ser muy profundos y que los ataques en el sector de Oranienbaum-Leningrado y en Novgorod serían "muy probablemente" escalonados. De hecho, los frentes de Leningrado y Volkhov tenían al décimo octavo ejército superado en número en al menos 3: 1 en divisiones (55 divisiones de fusil, 9 brigadas de fusil y 8 brigadas de tanques a 20 divisiones alemanas), 3: 1 en artillería y 6: 1 en tanques, artillería autopropulsada y aviones.



Los comandos soviéticos habían elegido exactamente los dos lugares en los que el Decimoctavo Ejército tenía menos espacio para maniobrar. El lazo del frente que separaba el bolsillo de Oranienbaum de Leningrado tenía solo veinte millas de ancho en su base. En el flanco derecho del Decimoctavo Ejército, un envoltorio de cinco a diez millas de profundidad fue suficiente para cortar Novgorod y romper el vínculo con el lago Ilmen. El peligro era, como advirtió Zeitzler al final del día, que pequeños errores podrían tener consecuencias similares a la debacle de Nevel.

Durante el segundo y tercer día, la batalla parecía continuar como los alemanes esperaban. Ni Govorov ni Meretskov pusieron nuevas unidades, lo que parecía indicar que estaban operando sin demasiadas reservas, y parecía que el Frente de Leningrado no tenía la intención de hacer más que abrir el bolsillo de Oranienbaum. El 16 de enero, Küchler dijo a sus comandantes del ejército que los rusos habían comprometido todas sus fuerzas, y que el Grupo de Ejércitos Norte podía ganar la batalla tomando algunos riesgos en los sectores tranquilos.

Al día siguiente, su optimismo comenzó a desvanecerse. Lindemann había puesto en toda su reserva, la 61 División de Infantería, para endurecer la 10 División de Campo de la Fuerza Aérea, pero apenas lograba evitar una ruptura completa. Antes del mediodía, el grupo del ejército informó al OKH que la lucha en torno a Leningrado estaba empeorando. El decimoctavo ejército tendría que comenzar a desmantelar la artillería de asedio durante la noche, y si el grupo del ejército quisiera ver la batalla, tendría que retirarse debajo del lago Ladoga a la posición ROLLBAHN a lo largo de la carretera Leningrado-Chudovo para acortar el frente y ganar dos divisiones El grupo del ejército había construido originalmente el ROLLBAHN para proporcionar tal seguro. Por la tarde, la respuesta vino de Hitler: no aprobó ni desaprobó, pero pensó que sería mejor renunciar al control del Golfo de Finlandia y retomar el frente entre Leningrado y Oranienbaum. Küchler protestó porque hacer eso les daría a los rusos la victoria y la oportunidad de girar hacia el sur con su fuerza intacta.

En la mañana del 18, Lindemann informó que los frentes al este de Oranienbaum y al oeste de Leningrado se estaban derrumbando. Lo mismo estaba sucediendo en Novgorod, donde el cerco estaba casi completo, y los pocos batallones adicionales que el ejército había podido lanzar ni siquiera serían suficientes para mantener abierta una ruta de escape mucho más tiempo. Después de ver por sí mismo cuán cerca del agotamiento total estaban las tropas en el frente, Küchler preguntó y se le negó el permiso para retirarse al ROLLBAHN. Por la tarde, la punta de lanza del 42º ejército entró en Krasnoye Selo, la antigua residencia de verano de los zares, y cortó las dos carreteras principales hacia el norte. Después de eso, Küchler decidió que no tenía más remedio que recuperar las dos divisiones en la costa antes de que se cortaran por completo. Informó al OKH que tenía la intención de dar la orden al final del día si había recibido permiso para entonces o no. En la conferencia sobre la situación de medianoche, Hitler aprobó, después de que Zeitzler le dijera que la orden ya había sido dada.

El 19 de enero, la primera etapa, que claramente era solo el preludio de la batalla, terminó. La tarea difícil fue lograr que Hitler aceptara las consecuencias. La orden de Küchler había llegado demasiado tarde para salvar las divisiones en la costa; algunos elementos escaparon, otros quedaron atrapados y destruidos cuando los rusos llegaron desde el este y el oeste. El Segundo Choque y los Cuarenta y dos Ejércitos luego unieron fuerzas, y la aparición de varias divisiones frescas demostró que tenían reservas más que adecuadas. En Novgorod, ocho divisiones soviéticas rodearon a cinco batallones alemanes. Su única esperanza de escapar era eludir a los rusos en los pantanos al oeste de la ciudad.

Poco después del anochecer, después de que Zeitzler hubiera discutido sin éxito durante media hora, Küchler llamó a Hitler y le rogó que le diera a las tropas en Novgorod cuál sería su última oportunidad. De repente abandonó el argumento al que se había aferrado tercamente durante todo el día, que Novgorod no podía ser abandonado debido a su "significado simbólico extraordinario", coincidió Hitler. Sobre el tema del ROLLBAHN, sin embargo, simplemente leyó a Küchler una breve conferencia sobre los efectos desmoralizadores de los retiros voluntarios. Quince minutos después volvió a llamar para dar permiso para eso también. A medianoche cambió de opinión sobre el ROLLBAHN, pero Zeitzler le dijo que las órdenes habían salido a las divisiones y que no podían ser retiradas del mercado.



Hitler también había tratado de extraer de Zeitzler y Küchler garantiza que se mantendría la posición ROLLBAHN. El 10 de Küchler, al evaluar la situación, declaró que los dos retrocesos tácticos recientes, en Novgorod y al suroeste de Leningrado, habían resultado de la falta de reservas y de un frente superior. Las mismas condiciones todavía existían. La retirada al ROLLBAHN liberaría tres divisiones, dos para ir al frente debajo de Leningrado, la otra al oeste de Novgorod. Con eso, el grupo del ejército habría agotado sus recursos para crear reservas. Las tres divisiones se utilizarían en poco tiempo, y se podría esperar un avance operacional. Recomendó que el retroceso hacia el ROLLBAHN se hiciera el primer paso en una retirada continua a la posición de PANTHER, señalando que el grupo del ejército ya estaba tan debilitado que tendría suficientes tropas para manejar el frente cuando llegara allí.

Pasó menos de un día antes de que el pronóstico de Küchler comenzara a hacerse realidad. El 21 de enero, el 42º ejército atacó hacia Krasnogvardeysk, el cruce de las principales líneas ferroviarias y carreteras procedentes del sur y el oeste. L Corps no había tenido tiempo de ordenar sus unidades maltratadas y comenzar a establecer un frente.

Esa noche, Küchler voló al cuartel general del Führer, donde a la mañana siguiente, poco antes de su entrevista con Hitler, le llegó la noticia de que el Decimoctavo Ejército no podía retener a Krasnogvardeysk a menos que renunciara a Pushkin y Slutsk, también cruces importantes, pero más al norte. Hitler estaba sordo a todas sus propuestas. El Führer hizo caso omiso de todo lo dicho sobre Pushkin y Slutsk, la posición de PANTHER y las posibles nuevas amenazas en el flanco derecho del grupo de ejércitos con una declaración de que el Grupo de Ejércitos Norte estaba echado a perder; No había tenido una crisis durante más de un año y, en consecuencia, no sabía cuál era. "Estoy en contra de todos los retiros", continuó. “Tendremos crisis donde sea que estemos. No hay garantía de que no seremos interrumpidos en el PANTHER. Si volvemos voluntariamente, él [los rusos] no llegará allí con solo la mitad de sus fuerzas. Debe desangrarse en el camino. La batalla debe librarse lo más lejos posible de la frontera alemana ". Cuando Küchler objetó que la posición de PANTHER no podría mantenerse si el grupo del ejército era demasiado débil para luchar cuando llegó allí, Hitler culpó de todas las brechas en el frente al egoísmo de los grupos del ejército e insistió en que se vendiera cada metro cuadrado de terreno. al precio más alto posible en sangre rusa. Finalmente, exigiendo que se celebrara el ROLLBAHN, despidió al mariscal de campo. Más tarde, Zeitzler dijo que el tiempo había sido malo y que Küchler debería intentarlo nuevamente en unos días; Hitler estaba preocupado por el desembarco ese día por las tropas aliadas en Anzio al sur de Roma y no había escuchado lo que se decía.

Mientras tanto, el decimoctavo ejército comenzaba a desintegrarse. Luchando en el barro y el agua, las tropas estaban exhaustas. Govorov y Meretskov, por otro lado, habían logrado, desde el clima cálido a mediados de mes, dar a sus divisiones un día de cada tres o cuatro para descansar y secarse. En la mañana del 23 de enero, Lindemann dio la orden de evacuar a Pushkin y Slutsk e informó al OKH que podía aceptar su decisión o enviar a un general para reemplazarlo. Durante el día, el ejército completó la retirada al ROLLBAHN, que los rusos ya habían penetrado en varios lugares.

El 24 en el cuartel general del Ejército XVIII, Küchler acusó a Lindemann de haber presentado estimaciones falsas de las reservas soviéticas a fines de diciembre. Lindemann admitió que se habían cometido "errores". La revisión tardía de las estimaciones de inteligencia pasadas del ejército fue rápidamente enterrada, sin embargo, bajo olas de malas noticias del frente. Por la mañana, los rusos entraron en las afueras de Krasnogvardeysk y se precipitaron hacia la curva del río Luga al sureste de Luga. Las divisiones en la posición ROLLBAHN trataron de parchar el frente arrojando sus tropas escalonadas traseras. Al final del día, Lindemann informó que su flanco derecho había perdido contacto con el Decimosexto Ejército y Krasnogvardeysk caería dentro de las veinticuatro horas.

Debido a que perder Krasnogvardeysk debilitaría gravemente las líneas de suministro del cuerpo más al este, el grupo del ejército pidió regresar al menos al río Luga. Por la noche, Zeitzler respondió que las órdenes de Hitler eran mantener los puestos de la esquina y hacer que las tropas pelearan hasta el final. Como no había nada más que hacer por el momento, aconsejó al comando del grupo del ejército que fuera "un poco despiadado" por un tiempo.

El 27 de enero, Küchler y el resto del grupo del ejército y los comandantes del ejército en el Frente Oriental asistieron a una Conferencia Nacional de Liderazgo Socialista en Königsberg. Hitler se dirigió a los generales sobre el tema de la fe como garantía de victoria. Pidió un fortalecimiento de la fe en sí mismo, en la filosofía nacionalsocialista y en la victoria final y sugirió que la fe de los generales necesitaba fortalecerse tanto como la de cualquier otra persona. Durante uno de los interludios, en una conversación privada con Hitler, Küchler repitió una estimación de la situación que había enviado el día anterior: los frentes de Leningrado y Volkhov estaban empleando cuatro fuertes fuerzas de ataque para cortar en pedazos al Decimoctavo Ejército; iban hacia Narva desde el este y hacia Luga desde el norte y el este; si el ataque del este atravesaba Luga, cortaría las líneas de comunicación de seis de los ocho cuerpos de Lindemann. Hitler respondió prohibiendo todos los retiros voluntarios y reservando todas las decisiones para retirarse a sí mismo. Cuando Küchler comentó, probablemente con el tema de la reunión del día en mente, que el Decimoctavo Ejército había sufrido 40,000 bajas y las tropas habían luchado tan duro como era de esperar, Hitler respondió que la última declaración era "no del todo" cierta. Había oído que el grupo del ejército no luchaba en todas partes con tanta determinación como podría.



Esa entrevista destruyó a Küchler como un comandante efectivo del grupo del ejército. Cuando regresó a su cuartel general todavía parecía, como lo dijo su jefe de personal más tarde, darse cuenta de que todo lo que podía hacer era retirarse, pero de lo único que podía hablar era de mostrar más determinación y ataque, con lo que nadie sabía. El 28, el jefe de gabinete, el general teniente Eberhard Kinzel, tomó el asunto en sus propias manos y le dijo al jefe de gabinete, decimoctavo ejército, que había llegado el momento. Se debe emitir una orden de retirada, pero el grupo del ejército tenía prohibido hacerlo. Por lo tanto, el ejército tendría que actuar como si se le hubiera dado, emitiendo sus propias órdenes de implementación de forma oral en lugar de por escrito. Se ocuparía de que el ejército estuviera cubierto "en el canal del Estado Mayor". Al día siguiente, Kinzel prevaleció sobre Küchler al menos para presentar un informe señalando a Hitler que el Decimoctavo Ejército estaba dividido en tres partes y no podía mantener ningún tipo de frente delante del río Luga.

El día 30, Küchler fue al cuartel general del Führer, donde Hitler finalmente aprobó una retirada al río Luga, pero ordenó que se mantuviera el frente, se recuperara el contacto con el Decimosexto Ejército y se cerraran todas las brechas en el frente. Cuando Küchler le pasó esto a su oficial de operaciones, este último protestó ante la Rama de Operaciones, OKH, que era imposible de ejecutar; una de las brechas tenía treinta millas de ancho, y en Staritza, al noroeste de Luga, los rusos ya estaban cruzando el río Luga. Más tarde, Zeitzler acordó decirle a Hitler que la línea de Luga no podía mantenerse. Mientras tanto, a Küchler le dijeron que se reportara a la sede del Führer el 31 de enero.

En la conferencia del mediodía del día siguiente, Hitler informó a Küchler que había sido relevado de su mando. Model, que había estado esperando reemplazar a Manstein, recibió el mando temporal del grupo del ejército. Reaccionando rápidamente como siempre, Model telegrafió con anticipación: “No se dará un solo paso hacia atrás sin mi permiso expreso. Voy a volar al décimo octavo ejército esta tarde. Dígale al general Lindemann que le ruego su antigua confianza en mí. Hemos trabajado juntos antes ".

Durante los últimos días de enero, la tasa de deserción del Decimoctavo Ejército había aumentado vertiginosamente. El 27 de enero, el frente norte del ejército había estado a unas diez millas al norte de la línea Narva-Chudovo en la mayor parte de su longitud y cuarenta millas al noreste de Narva en su barrio occidental. Para el 31 había sido empujado hacia el río Narva en el oeste y ligeramente por debajo de la línea Narva-Chudovo en el este, por sí mismo no era una sorprendente pérdida de terreno; pero en el intervalo el frente se había disuelto virtualmente. En los mapas de situación del día 27 todavía aparecía como una línea continua distinguible, aunque con varios espacios grandes. Para el 31 todo lo que quedaba era una dispersión aleatoria de puntos donde los batallones y las compañías todavía tenían una o dos millas de frente. Las únicas dos divisiones que aún merecían ese nombre eran la 12ª División Panzer, que había entrado durante la última semana del mes, y la 58ª División de Infantería, que se trasladaba desde el sur en tren. El 29 de enero, el grupo del ejército informó que a partir del décimo octavo ejército había tenido una fuerza de combate de infantería de 57.936 hombres; Desde entonces había perdido 35,000 heridos y 14,000 muertos y ahora tenía, incluyendo a los recién llegados, una fuerza de infantería de 17,000.
Model nunca había tenido una mayor oportunidad de mostrar su talento como improvisador, y lo aprovechó con un entusiasmo extravagante que, aunque no cambió la situación táctica, disipó rápidamente la sensación de desesperanza y frustración que había estado sobre el grupo del ejército. . También tenía la ventaja de la tendencia de Hitler a dar nuevos nombramientos, particularmente cuando también eran sus favoritos, mayor libertad, al menos temporalmente, de lo que había permitido a sus predecesores.

Los primeros movimientos de la modelo fueron tanto psicológicos como militares. Para disipar lo que llamó la psicosis PANTHER, prohibió todas las referencias a la posición PANTHER y abolió la designación. La experiencia pasada había demostrado que en tiempos de adversidad, las líneas con nombre, particularmente cuando los nombres sugerían fuerza, tenían una poderosa atracción tanto para las tropas como para los comandos. Por otro lado, siendo el estado del Decimoctavo Ejército lo que era, Model no pudo intentar hacer cumplir su orden original de "no retroceder". En cambio, introdujo algo nuevo, la teoría de Schild und Schwert (escudo y espada), cuya idea central era que los retiros eran tolerables si se pretendía devolver el golpe en la misma dirección o en una dirección diferente en una especie de secuencia de parada y empuje . Aparentemente, la teoría era el último hijo cerebral de Hitler, un remedio para, como él lo veía, la enfermedad de retroceder para ganar tropas para construir una nueva línea de defensa que en poco tiempo resultaría demasiado débil para ser retenida. Se puede dudar de que ese modelo depositó demasiada fe en la teoría. Era lo suficientemente realista como para saber que, si bien la retirada generalmente era posible, el contraataque no lo era. Por otro lado, también estaba lo suficientemente familiarizado con Hitler como para saber que siempre era ventajoso hacer que un retiro pareciera la primera etapa de un avance.

Model aplicó la teoría de Schild und Schwert en su primera directiva al Decimoctavo Ejército emitida el 1 de febrero. Le ordenó a Lindemann que llevara a su fuerza principal de regreso a una línea corta al norte y al este de Luga. Después de que esto se lograra y la 12.ª División Panzer terminara de cerrar la brecha con el Decimosexto Ejército, como se había indicado antes del cambio de mando, la 12.ª División Panzer y la 58.ª División de Infantería, además de todas las divisiones más que se pudieran salvar de la línea corta, lo harían. ser trasladado al oeste de Luga por un empuje a lo largo del río Luga para establecer contacto con los dos cuerpos en Narva. La primera parte de la directiva le dio al ejército la oportunidad de reducir su frente en casi dos tercios, lo cual era necesario, la segunda preveía una ganancia de fuerza suficiente, lo cual era muy dudoso, para abrir una contraofensiva y extender el frente cincuenta millas para el oeste.

Aplicar la teoría de Schild und Schwert en el flanco izquierdo del Decimoctavo Ejército era imposible. LIV Corps y III SS Panzer Corps, ambos bajo el mando del General der Infanterie Otto Sponheimer, el Comandante General, LIV Corps, se había retirado a lo largo de la costa báltica desde el bolsillo de Oranienbaum. Después del 28 de enero fueron arrojados de regreso al río Luga y luego al río Narva, el término norte de la posición PANTHER. No podían ir más lejos sin poner en peligro toda la línea PANTHER y las importantes refinerías de petróleo de esquisto bituminoso cerca de la costa, a unos treinta kilómetros al oeste del río.

El 2 de febrero, cuando Model inspeccionó el frente de Sponheimer, sus divisiones cruzaban hacia la orilla oeste del río y retrocedían hacia una pequeña cabeza de puente alrededor de la ciudad de Narva. Al sur de Narva, los rusos estaban explorando el río y antes del final del día tenían una pequeña cabeza de puente propia. Elementos de la División de Granaderos Panzer Feldherrnhalle, procedentes del Centro del Grupo de Ejércitos, y un regimiento de la 58 División de Infantería estaban llegando para fortalecer el frente debajo de Narva.

En todas partes, Model escuchó la misma queja: las tropas estaban agotadas; y en todas partes dio la misma orden: tendrían que ver la batalla. La ayuda que el grupo del ejército podía dar era lo suficientemente pequeña: un asesor de infantería para el III Cuerpo Panzer SS; un experto en artillería para igualar a los hábiles artilleros que usaban los rusos; solicita a Himmler algunos reemplazos experimentados de las SS, a Dönitz por refuerzos para las baterías costeras y a Göring por personal de la fuerza aérea para ser utilizado contra los partisanos.

Sin embargo, el colapso cercano del Decimoctavo Ejército a fines de enero había tenido el efecto de un desenredo temporal, al menos en algunos lugares, como en el río Narva. La decisión de Model de cerrar el frente alrededor de Luga le dio al ejército la oportunidad de maniobrar y recuperar el aliento. El siguiente movimiento seguía siendo el de los rusos, pero se cumpliría en un frente coherente. Durante algunos días a principios de febrero, los puntos de mayor presión fueron en el área del Decimosexto Ejército, donde el Segundo Frente Báltico empujó hacia el frente al sur de Staraya Russa y al oeste de Novosokol'niki, atando a las tropas alemanas que podrían desplazarse hacia el norte y , como un bono, creando cuñas entrantes que podrían ser explotadas para empujes profundos más tarde.




Para el 4 de febrero de 1944, los frentes de Leningrado y Voljov se habían reagrupado y comenzaban a acercarse nuevamente al Decimoctavo Ejército. El Grupo de Ejércitos Norte informó al OKH que Meretskov había concentrado una fuerza fuerte y 200 tanques al sudoeste de Novgorod, y Govorov estaba reuniendo otro al este del Lago Samro a treinta millas del flanco izquierdo del Decimoctavo Ejército. Obviamente, podrían intentar un cerco alrededor de Luga.

Model todavía tenía la intención de atacar hacia el noroeste, y propuso una solución "grande" y una "pequeña". El primero llevaría el frente a lo largo del río Luga; el segundo lo extendería diagonalmente al extremo norte del lago Peipus. Kinzel, el Jefe de Estado Mayor, comentó más tarde al Jefe de Estado Mayor, Decimoctavo Ejército, que era gratificante solo poder pensar en esos golpes audaces. Si cualquiera se llevaría a cabo dependería de cómo se desarrollara la batalla. En cualquier caso, no se perdería nada porque los movimientos preliminares serían útiles sin importar lo que hiciera el ejército a continuación.

Hitler, generalmente encantado de hablar de una ofensiva, no mostró entusiasmo. En una rara directiva personal a Model, citó el área de Narva como la más vulnerable y ordenó que se reforzara sin demora. En el sector entre el lago Peipus y el lago Ilmen, vio el peligro de que el decimoctavo ejército fuera empujado hacia el este lejos del lago Peipus y una amenaza de cerco, y le indicó a Model que presentara una solicitud de retirada a la posición de PANTHER tan pronto como esos se volvieron inminentes.

Habiendo designado el tipo de general atrevido y nervioso que quería, el propio Hitler se convirtió en el defensor de la precaución. El cambio probablemente también se debió en parte a la tendencia de Hitler de asociar a los hombres con los eventos. Lo más probable es que antes de despedir a Küchler había decidido que era necesario retirarse a la posición de PANTHER, pero no había actuado en ese momento porque no podía aparentar mitigar lo que consideraba la responsabilidad de Küchler por la derrota.




El 6 de febrero, la 12ª División Panzer terminó de cerrar la brecha con el Decimosexto Ejército. Su siguiente misión fue reunirse en Pskov y atacar al este del lago Pskov y el lago Peipus. La 58.a división de infantería estaba más al este, y el decimoctavo ejército había pedido una retirada en el frente alrededor de Luga que liberaría tres divisiones en dos días. En la pausa, por corta que fuera, la fuerza del ejército había comenzado a aumentar como rezagados, los hombres se retiraron de la licencia y los que salieron de los hospitales fueron devueltos a sus divisiones. Además, Model había ordenado que el 5 por ciento de las tropas de escalón trasero fueran transferidas al servicio de línea.

En el Cuartel General, el Decimoctavo Ejército, el Modelo el 7 emitió instrucciones para la primera etapa de la contraofensiva proyectada. Al cambiar las divisiones del norte y el este, el ejército crearía un frente sólido entre el extremo sur del lago Peipus y Luga. Una vez logrado eso, el ejército aplicaría la teoría de Schild und Schwert empleando dos cuerpos en el este a la defensiva para detener el avance ruso del lago Samro y un cuerpo en el oeste en un empuje hacia el norte a lo largo de la costa del lago Peipus.

Durante los siguientes dos días, el Decimoctavo Ejército trató de poner en posición sus divisiones. Los obstáculos colocados por los partisanos retrasaron el avance de la 12a División Panzer hacia Pskov. La 58.a división de infantería estableció un frente corto en el río Plyussa aproximadamente en el centro de la nueva línea propuesta, pero los rusos se filtraron por ambos lados, y las otras divisiones tendrían que atacar para cerrar el frente. Eso no sería fácil ya que las divisiones solo tenían cuatro batallones de fuerza débil cada uno y la fuerza enemiga crecía cada hora a medida que las unidades se movían desde el noroeste. El terreno pantanoso también planteó problemas, pero, por otro lado, probablemente fue la razón principal por la que el Frente de Leningrado no pudo ejercer toda su fuerza con mayor rapidez.

Para el 10 de febrero, la 58.ª división de infantería se dividió en dos y uno de sus regimientos estaba rodeado. La 24 División de Infantería, tratando de cerrar la brecha a la derecha de la 58 División, no llegó a ninguna parte y durante la mayor parte del día tuvo problemas para mantener abierto el ferrocarril Luga-Pskov. Aunque el Decimoctavo Ejército intentaría nuevamente al día siguiente recuperar el contacto con la 58 División y cerrar la brecha, las perspectivas empeoraron rápidamente. El reconocimiento aéreo había visto convoyes de 800 a 900 camiones moviéndose hacia el sureste desde el lago Samro.

La tarde siguiente, el Decimoctavo Ejército informó que la batalla había tomado un giro peligroso. La 24 División de Infantería fue detenida. Los tanques soviéticos habían aparecido. Ambos regimientos de la 58 División de Infantería fueron rodeados y tendrían que luchar para regresar. Que pudieran salvar sus pesadas armas era dudoso. Después del anochecer, Lindemann le dijo a Model que la única forma de conseguir suficientes tropas para cerrar las brechas en el flanco izquierdo era llevar todo el frente de regreso a la línea más corta entre el extremo sur del lago Peipus y el lago Ilmen. Govorov había extendido el brazo derecho de las pinzas a la orilla de Peipus y estaba empujando hacia el sur hacia Pskov. Él ya tenía algunas unidades lo suficientemente al sur "para pellizcar a la 12 División Panzer en la parte trasera". De mala gana, Model acordó dejar que el ejército volviera.

El día siguiente trajo más malas noticias.

En Narva, los rusos expandieron su cabeza de puente y crearon otro norte de la ciudad. Entre los lagos Peipus y Pskov, Govorov reunió suficientes tropas para amenazar con cruzar a la posición PANTHER. Si Model estableciera un frente entre el lago Peipus y el lago Ilmen, tendría que luchar por él. En la tarde del 12º Modelo, informó al OKH que todavía planeaba tomar y mantener esa línea y quería saber si Hitler lo aprobaba. La respuesta de OKH indicó que a nadie allí, incluido Hitler, le gustó la idea. La opinión fue, por una vez, unánime, que era demasiado tarde para establecer un frente entre los lagos y que, en cualquier caso, era más importante liberar una división para Narva y otra para los estrechos de Peipus-Pskov. El jefe de operaciones en el OKH agregó que Hitler repetía todos los días que no quería arriesgarse a cercar la posición de PANTHER. Una hora antes de la medianoche, Sponheimer informó avances importantes al norte y al sur de Narva. En el norte, el III Cuerpo Panzer SS había logrado cerrar el frente e incluso ganar un poco, pero al sur de Narva, la División Feldherrnhalle no tenía la fuerza para ofrecer una resistencia efectiva.

En la mañana del 13er Modelo envió un informe de situación a Hitler. Dijo que pelearía la batalla alrededor de Narva hasta el final. Si lo peor llegaba a ser peor, acortaría el frente renunciando a la curva del río Narva. Todavía creía que sería mejor mantenerse entre el lago Peipus y el lago Ilmen hasta que se hiciera más trabajo en la posición de PANTHER. La respuesta de Hitler se fortalecería con la mayor velocidad. El grupo del ejército presentaría un plan y un calendario para una pronta retirada a la posición de PANTHER.

Por el momento, parecía que la decisión de volver a la posición de PANTHER podría haber llegado demasiado tarde para salvar el frente de Narva, para lo cual, como último recurso, el grupo del ejército ese día liberó a una brigada estonia. La brigada fue el producto de un borrador que las SS, responsables del reclutamiento extranjero, habían estado realizando en Estonia, Letonia y Lituania desde principios de enero. Debido a que Hitler se negó a ofrecer a los Estados bálticos incluso una promesa de eventual autonomía, los reclutas estaban desanimados y su única motivación era el miedo a los rusos y los alemanes. En la noche del 13 de febrero, Sponheimer informó que los estonios habían llegado en completo desorden al borde del pánico. Algunos habían tratado de desertar en el camino. Eso no dejó a Model otra opción que tomar tropas del Decimoctavo Ejército. Ordenó que la 58 División de Infantería fuera transferida al norte después de un descanso de tres días. La división había perdido un tercio de su personal y todo su equipo pesado en los cercos.

En la mañana del día 14, después de que Sponheimer informara que no tenía espacio para maniobrar y que no había tropas para cerrar los huecos y que, por lo tanto, estaba indefenso, Model pidió evacuar la pequeña cabeza de puente que aún se encontraba al este de Narva, para ganar tres batallones. Zeitzler aprobó y ofreció además una división de infantería de Noruega. Luego, poco después de la luz del día, llegaron noticias de que los rusos habían realizado un desembarco en la costa noroeste de Narva. Informes posteriores revelaron que la fuerza de desembarco no era grande, alrededor de 500 tropas navales, apoyadas solo por varios barcos armados desde la isla de Lavansaari en el Golfo de Finlandia. En el informe enviado al Modelo OKH se afirmaba que, sin embargo, la escena alrededor de Narva "no era bonita" y había ordenado que abandonaran la cabeza de puente de inmediato. Durante el día, los grupos de desembarco fueron aniquilados sin haber sufrido mucho daño, excepto por los Stukas alemanes que bombardearon la sede de una división alemana y destruyeron varios tanques Tiger.



Más problemático fue la aparición de tropas de esquí soviéticas en la costa oeste del lago Peipus, al norte de los estrechos. La división de seguridad responsable del área informó que sus tropas estonias "se iban a casa". Después de eso, Model le dijo al OKH que comenzaría a retirarse al puesto de PANTHER el 17 de febrero y lo completaría temprano el 1 de marzo. Limpiaría la orilla oeste del lago Peipus en los próximos días y usaría las dos primeras divisiones liberadas para cubrir la orilla del lago. Esperaba que tan pronto como el Decimoctavo Ejército comenzara a moverse, Govorov y Meretskov intentarían un cerco alrededor de los "hombros" del ejército. Tenían fuerzas fuertes en posición al norte de Pskov y en la orilla oeste del lago Ilmen.

En los dos días antes de que comenzara la retirada, los rusos no intentaron volver a cruzar los lagos, y el 17 de febrero Model dio el comando de la sede del cuerpo del sector de los lagos y comenzó a desplazar a la 12ª División Panzer hacia el área. En el Narva, la batalla comenzó a degenerar en un punto muerto vicioso en el que las dos partes se enfrentaron cara a cara, sin ceder ni ganar una pulgada. Sponheimer no pudo cerrar las brechas en su frente, pero que Govorov estaba menos que satisfecho con su propio progreso se confirmó en repetidos mensajes de radio que ofrecían el héroe de la decoración de la Unión Soviética al primer comandante cuyas tropas llegaron a la carretera que corría hacia el oeste de Narva. Cuando los ejércitos XVI y XVIII comenzaron a moverse, los ejércitos soviéticos lo siguieron de cerca. A través de sus redes de agentes y partidarios sabían exactamente lo que estaba ocurriendo.

El 19 de febrero, el Grupo de Ejércitos Norte se dio cuenta repentina y agudamente de un viejo peligro que había estado al acecho en el fondo durante el último mes de crisis. Ese día, por primera vez en dos meses, se detuvieron los ataques en el perímetro del Tercer Ejército Panzer alrededor de Vitebsk; y el reconocimiento aéreo detectó convoyes de camiones de 2,000 o 3,000 camiones que se mudan, la mayoría de ellos en dirección norte y noroeste. La inteligencia del Grupo de Ejércitos Norte estimó que dos ejércitos podrían desplazarse al flanco derecho del Decimosexto Ejército en unos pocos días. El modelo preveía dos posibilidades. El primero, y muy probablemente, fue que después de aumentar su fuerte concentración en el área de Nevel-Pustoshka, el Segundo Frente Báltico intentaría entrar en la posición PANTHER debajo de Pustoshka y rodar hacia el norte antes de que los Ejércitos XVI y XVIII pudieran establecerse allí. La segunda, la "gran solución", como la llamaron los alemanes, fue un impulso directo a Dvinsk y a Riga para cortar el Grupo de Ejércitos Norte en los Estados Bálticos.
Model también especuló que la actividad en el flanco derecho del Decimosexto Ejército podría ser una señal de que el Stavka se estaba desanimando con los intentos de rodear al Decimoctavo Ejército. Si eso fue así, no se redujo la presión sobre el Decimoctavo Ejército. Como se predijo, los frentes de Volkhov y Leningrado presionaron fuertemente sobre los hombros del ejército.

Meretskov intentó un gran avance en Shimsk al oeste del lago Ilmen el 17 de febrero. Durante tres días, mientras el flanco del Decimosexto Ejército regresó de Staraya Russa, la batalla para mantener el contacto entre los dos ejércitos se balanceó en la balanza. El día 10, cuando ambos comenzaron a alejarse del lago Ilmen, la crisis pasó.

Govorov reaccionó más despacio pero más peligrosamente. Pskov, durante toda la guerra, el principal centro de comunicaciones del Grupo de Ejércitos Norte, fue también la bisagra sobre la que giró toda la retirada a la posición de PANTHER. El grupo del ejército no podía darse el lujo de perder a Pskov, pero apenas tenía espacio alrededor de la ciudad para maniobrar. En los pantanos y bosques al este del lago Pskov, el Frente de Leningrado tuvo problemas para ejercer sus fuerzas, pero el 24 de febrero comenzó a ejercer una fuerte presión al norte de la ciudad y lanzó ataques de sondeo a través del lago. Según los informes de inteligencia, Stalin había llamado a Govorov y le había ordenado personalmente que se llevara a Pskov. Para el 26 de febrero, las amenazas en Pskov y en el flanco derecho del Decimosexto Ejército habían puesto a Hitler tan nervioso que le pidió a Model que intentara acelerar la retirada.

En el norte, en el frente de Narva, los alemanes a finales de mes solo habían ganado la fuerza suficiente para inclinar ligeramente la balanza a su favor. El 24 de febrero, el general der Infanterie Johannes Friessner, que había demostrado su valía en los combates en la frontera entre el decimosexto ejército y el decimoctavo ejército, se hizo cargo del mando de Sponheimer, que luego se volvió a designar Armeeabteilung Narva. Para entonces, las tropas de la 214ª División de Infantería comenzaban a llegar. Todavía necesitaban condimentos, pero podrían usarse para aliviar a las tropas experimentadas de las partes tranquilas de la línea. Pasando a lo que llamó "trabajo de mosaico", Friessner cortó la punta extrema de la cabeza del puente al sur de Narva y empujó al enemigo allí dentro de dos pequeños bolsillos. Aunque los rusos ignoraron el castigo de la artillería y el fuego de armas pequeñas y siguieron enviando tropas a través de los extremos abiertos de los bolsillos, se evitó el peligro de que llegaran a la costa.

El 1 de marzo, el Grupo de Ejércitos Norte dio el último paso para volver a la posición de PANTHER, y los rusos demostraron que no iban a dejar que descansara allí. Al norte de Pustoshka, dos ejércitos golpearon el frente del VIII Cuerpo. Al sur de la ciudad, dos ejércitos lanzaron su peso contra X Corps. El Frente de Leningrado reunió a dos ejércitos al sur de Pskov y arrojó más tropas a través del río Narva, atacando desde la cabeza del puente hacia el norte, noroeste y oeste. Durante una semana, la batalla se extendió por todo el frente del grupo del ejército. Excepto por pequeñas pérdidas locales, la línea alemana se mantuvo. El 9 de marzo, el Segundo Frente Báltico aumentó su presión contra el flanco derecho del Decimosexto Ejército y comenzó a esforzarse mucho para lograr un gran avance.

El día 10, el grupo del ejército se enfrentó a una consecuencia políticamente desagradable y militarmente insignificante del desastroso invierno. El oficial al mando de la Legión española y el agregado militar español visitaron a Model para decirle que la legión estaba siendo llamada a casa. Franco, decían, no se alejaba de Alemania; quería reunir a todos sus "matadores" sobre él para resistir una invasión angloamericana. Como la legión había resultado tan problemática en las zonas traseras como ineficaz en el frente, la pérdida para el grupo del ejército no fue dolorosa.

A mediados de mes, el Segundo Frente Báltico seguía golpeando el flanco del Decimosexto Ejército, mientras que el Frente Leningrado buscaba aberturas alrededor de Pskov y Narva. Pero el clima se había vuelto contra los rusos. Después de un invierno cálido, para Rusia, el deshielo de la primavera había comenzado temprano. Un pie de agua cubría el hielo en los lagos. El decimosexto ejército informó que los tanques soviéticos a veces se hundían en sus torretas en el barro. Contra un frente débil, los rusos podrían haber seguido avanzando, como lo estaban haciendo en Ucrania, pero la posición de PANTHER, todo lo que quedaba del Muro Este, estaba a la altura de las expectativas alemanas.

Aunque el Grupo de Ejércitos Norte no había logrado demoler a Leningrado como símbolo y como centro del poder soviético, en términos operativos el asedio aisló efectivamente a tres ejércitos soviéticos durante más de dos años y obligó a otros seis ejércitos a llevar a cabo repetidos y costosos ataques frontales. El total de bajas militares soviéticas en los frentes de Leningrado y Voljov durante el asedio fue de al menos 1,5 millones, incluidos 620.000 muertos o capturados. El asedio costó la vida de unos 700,000 civiles soviéticos y evitó que las industrias de la ciudad participaran plenamente en el esfuerzo de guerra soviético hasta mediados de 1944.

martes, 26 de octubre de 2021

Intervención de la OTAN en Serbia: El fin de la guerra en Bosnia (2/2)

Final de Bosnia

Parte I || Parte II || Parte III || Parte IV






El 13 de julio, los serbios comenzaron a deportar civiles dentro del complejo holandés. Los hombres en particular estaban aterrorizados. El devastador informe sobre Srebrenica publicado por Kofi Annan a finales de 1999 afirmaba que los holandeses sabían que los musulmanes ya habían sido ejecutados sumariamente. Los hombres “suplicaron que no fueran entregados a los serbios, pero fue en vano. Luego, Dutchbat les ordenó que abandonaran el recinto y se presentaran a los serbios que esperaban. Desde entonces, el personal del batallón holandés en cuestión ha declarado que no creía que estuviera entregando a estos hombres a una muerte segura y que creía que los serbios los tratarían de acuerdo con los Convenios de Ginebra. Consideraron que, habiendo preparado una lista de los nombres de los entregados, los hombres disfrutarían de cierto grado de seguridad. Los 239 hombres de la lista siguen desaparecidos ".

El horror del momento se resume en la historia de Hasan Nuhanovic, intérprete de Naciones Unidas. Su madre, su padre y su hermano estaban con él en el complejo holandés y les rogó que les permitieran quedarse. Los holandeses dijeron que solo él podía quedarse. Fueron expulsados ​​y nunca los volvió a ver. Nuhanovic dijo más tarde: "A veces me digo a mí mismo: ¿por qué no agarras la pistola de la pistolera del mayor y se la colocas en la frente y dices:" Tienes que mantener a mi familia en la base "? … Pero no tienes cerebro en estos momentos; eres tan obediente que simplemente haces lo que te dicen. Y nadie se quejó cuando caminaron hacia la puerta. Simplemente caminaron, sabiendo que iban a morir ".

En la noche del 13 de julio, decía el informe de Annan, ahora había cuatro categorías de hombres musulmanes en Srebrenica: los que estaban vivos y tratando de escapar por el bosque; los muertos en ese viaje; los que se habían rendido a los serbios y ya habían sido asesinados; y los que se habían rendido y pronto serían asesinados.

Posteriormente, el informe de Annan señaló que "la comunidad internacional no parece haber tenido ninguna prueba en ese momento de que se estuvieran llevando a cabo ejecuciones en cifras tan asombrosas". Nadie había esperado ni siquiera imaginado la posibilidad de tal barbarie.

Pero ya se estaba expresando alarma en varios niveles del sistema. Los soldados holandeses habían visto asesinatos. El representante permanente de Bosnia ante la ONU escribió al secretario general para advertir que se desconocía la suerte corrida por los detenidos "y que existen motivos fundados para temer su ejecución". Culpó a la ONU.

El 14 de julio, Akashi informaba a Nueva York que Srebrenica estaba desierta y que los serbios estaban saqueando la ciudad. También transmitió información de observadores militares de la ONU sobre el maltrato de los serbios a los bosnios. En lugar de protestar, sugirió que, en vista de la posición vulnerable de los observadores, los informes se mantuvieran confidenciales. También informó a Annan que casi todos los refugiados que llegaban a Tuzla eran ancianos, mujeres y niños. “Estamos comenzando a detectar un déficit en el número de personas que se espera lleguen a Tuzla. No hay más información sobre la situación de aproximadamente 4.000 hombres en edad de reclutamiento. Tuzla informa que cuatro cargas de autobuses (+/- 250) que contenían mujeres jóvenes ... han estado desaparecidas durante más de 24 horas ".

Ese mismo día, el general Rupert Smith se reunió en Sarajevo con el primer ministro bosnio, Haris Silajdzic. El primer ministro estaba sumamente ansioso por que la ONU refuerce su contingente en la zona segura de Zepa para protegerlo del mismo tipo de desastre que Srebrenica. Smith respondió que no tenía ni la capacidad ni las órdenes para hacerlo.

Silajdzic planteó los informes de atrocidades en Srebrenica, incluida la violación de mujeres jóvenes y el asesinato de un autobús lleno de refugiados. La persona que tomó notas de Smith registró que el gobierno bosnio estaba "preocupado por los informes de que los refugiados están separados en grupos y los hombres de entre 16 y 60 años son enviados a diferentes lugares". Silajdzic pidió que todos los convoyes fueran escoltados por la UNPROFOR y que se compilaran listas de pasajeros en todos los autobuses.

Smith calculó que los serbios se estaban moviendo rápidamente para presentar un hecho consumado. Querían invadir los enclaves para eliminar las amenazas a su retaguardia y proporcionar tropas que les permitieran dar un golpe decisivo y posiblemente contrarrestar la nueva Fuerza de Reacción Rápida. Los serbios, escribió, estaban "limpiando" Srebrenica. Los hombres en edad militar estaban siendo separados de los refugiados y comenzaban a escucharse informes de asesinatos, aún sin confirmar.

Smith preguntó, en un memorando que escribió en este momento, si la ONU debería “recostarse”, retirarse de las áreas seguras, bombardear a los serbios o reforzar las áreas seguras restantes para defenderlos. El bombardeo “no ha funcionado porque no estamos preparados para escalar y el bombardeo no detiene los ataques en este terreno…. No se puede mantener el terreno: es difícil encontrar objetivos adecuados: hay que lograr la supremacía aérea; la incursión no es parte de una batalla de armas coherente; elementos de la UNPROFOR siguen siendo posibles rehenes para capturar y atacar; deben esperarse víctimas ".

Smith pensó que si los serbios continuaran moviéndose tan rápido como ahora, entonces la única opción sería "recostarse". “Si tenemos más tiempo, entonces debemos decidir si deseamos librar una guerra o no. Si lo hacemos, debería ser por un objetivo mayor que la defensa de un enclave. Además, se debe desplegar la fuerza adecuada y debemos eliminar a los elementos blancos y vulnerables de la UNPROFOR o seguiremos teniendo rehenes de la fortuna ”. (Los vehículos de la ONU siempre están pintados de blanco, no camuflados para la batalla). Si la ONU no estuviera preparada para luchar y escalar "entonces debemos enfrentar la dura e implacable verdad" de que, de no llegar a un acuerdo de paz, tendrían que ceder o retirarse. En este momento, lo que importaba eran refuerzos para hacer frente a la crisis de refugiados y una intervención de alto nivel para liberar a los soldados holandeses.

Entre el 14 y el 17 de julio, cientos de musulmanes bosnios fueron subidos a autobuses, ordenados que se bajaran de ellos, parados en el campo y fusilados; entre ellos había muchos de los que habían intentado caminar por el bosque y habían recibido disparos o se habían rendido. Algunos de los serbios llevaban cascos azules de la ONU y conducían vehículos de la ONU robados a los holandeses. Atrajeron a algunos de los hombres a las emboscadas y los mataron. Otros fueron atacados con morteros y armas pequeñas.

En algunos casos, las víctimas se vieron obligadas a cavar sus propias tumbas antes de que les dispararan. Más tarde, en un intento de ocultar su trabajo, los serbios de Bosnia tomaron muchos de los cuerpos de las tumbas originales y los volvieron a enterrar.

Varios cientos de hombres fueron apresados ​​en un almacén en Kravica y murieron por disparos de armas pequeñas y granadas. El informe de Annan declaró que el personal de la ONU más tarde "pudo ver cabello, sangre y tejido humano apelmazado en las paredes de este edificio".

Se han encontrado muy pocos testigos presenciales de estas masacres. Un pequeño puñado sobrevivió fingiendo estar muerto y yaciendo inmóvil debajo de los cuerpos; luego escaparon. Uno dijo esto:

“Nos acercamos a lo que vi a través de mi ojo derecho que era una zona boscosa. Nos sacaron del camión de a dos y nos llevaron a una especie de prado. La gente empezó a quitarse las vendas de los ojos y a gritar de miedo porque el prado estaba lleno de cadáveres. Me pusieron en primera fila, pero caí hacia la izquierda antes de que se dispararan los primeros disparos y los cuerpos cayeron encima de mí…. Aproximadamente una hora después miré hacia arriba y vi cadáveres por todas partes. Traían más camiones con más personas para ejecutar. Después de que el conductor de una excavadora se alejara, me arrastré sobre los cadáveres y me adentré en el bosque ".

Posteriormente, Drazen Erdemovic, un soldado croata de Bosnia que prestó servicio en el ejército serbio de Bosnia, proporcionó un valioso testimonio. De mala gana participó en el asesinato bajo órdenes y luego se entregó al tribunal de La Haya. “Quería testificar por mi conciencia”, dijo, “por todo lo que pasó, porque no quería eso. Simplemente me vi obligado, obligado a hacerlo y pude elegir entre mi vida y la vida de esas personas; y si hubiera perdido mi vida entonces, eso no habría cambiado el destino de esas personas ... "

Mientras se llevaban a cabo las masacres, invisibles pero cada vez más sospechosas, los funcionarios internacionales continuaron tratando con el presidente Milosevic, Radovan Karadzic y el general Mladic, entre otras cosas con la esperanza de salvar a personas que, como se vio después, ya estaban muertas. El 15 de julio, Rupert Smith, Akashi y otros tuvieron un almuerzo secreto en Belgrado con Milosevic y Mladic. Los dirigentes serbios acordaron dar al Alto Comisionado para los Refugiados y la Cruz Roja acceso pleno e inmediato a Srebrenica y a todos los "prisioneros de guerra". Mladic renegó de este compromiso.

Poco después de la reunión, su personal en Zagreb le informó a Akashi que “todavía no tenemos una idea clara de dónde están los varones bosnios en Srebrenica…. MSF [Médicos sin Fronteras] informa de masacres en la carretera entre Bratunac y Kladanj… ”. Los supervivientes que habían llegado a Tuzla empezaron a hablar de los asesinatos, los secuestros y las violaciones que habían presenciado, pero ninguno de los supervivientes de las ejecuciones en masa había llegado todavía.

A última hora del 16 de julio y temprano el 17 de julio, hasta seis mil de los hombres que habían intentado atravesar las líneas serbias tropezaron con el territorio del gobierno bosnio. Dijeron a los funcionarios de la ONU que al menos tres mil de la columna original habían sido asesinados por los serbios en combate mientras huían y otros se habían rendido.

Zepa estaba ahora bajo una presión serbia cada vez mayor. El 17 de julio, Rupert Smith le pidió a Mladic que dejara ir a los civiles. Mladic respondió que no podía haber evacuación a menos que hubiera una primera rendición incondicional, con todas las armas musulmanas entregadas. El gobierno bosnio rechazó la propuesta de Mladic.

Cuando cayó Srebrenica, Boutros-Ghali se encontraba en Ruanda y Burundi. Su viaje allí fue narrado por el escritor Michael Ignatieff, quien le preguntó por qué no volvía de inmediato a las Naciones Unidas para hacer frente a la humillante crisis de Bosnia. Porque, dijo Boutros-Ghali, si lo hiciera todos los países africanos se quejarían de que estaba más interesado en el destino de una aldea en Europa que en el genocidio en Ruanda. La ONU no tenía el mandato de intervenir del lado de los musulmanes, aunque fueran las víctimas, le dijo a Ignatieff; ni tenía los recursos para defenderlos. “Nadie se da cuenta de cuánto tiempo le toma a la gente volver a sus sentidos”, dijo. Uno debería recordar cuánto tiempo les tomó a la OLP y los israelíes sentarse juntos.

Todo esto era cierto, reflexionó Ignatieff, "pero eso no cambia el hecho de que se hicieron promesas a personas en un pueblo de Europa que nunca debieron haberse hecho porque quienes las hicieron sabían que las promesas no se podían cumplir".

Boutros-Ghali señaló con una frase llamativa: "En todos los lugares donde trabajamos, estamos luchando contra la cultura de la muerte". Es posible que la ONU no haya tenido un éxito total en Bosnia, pero mire los países en los que ha podido hacer menos para contrarrestar esa cultura: Afganistán, Chechenia, Sri Lanka, Sierra Leona, Liberia. Boutros-Ghali vio estos como "conflictos huérfanos", en los que Occidente no tenía ningún interés, por alguna razón.

En Ruanda, el gobierno del Frente Patriótico llevó a Boutros-Ghali a un recorrido por algunos de los "monumentos" a las víctimas del genocidio realizados por los hutus, donde los cuerpos de las víctimas tutsis habían quedado al descubierto como recordatorio del horror. que la “cultura de la muerte” había visitado ese país. En Burundi, que estaba experimentando una especie de genocidio en cámara lenta, cien personas aquí, una docena allá, Boutros-Ghali observaba y escuchaba cómo los políticos hutu y tutsi que había convocado se denunciaban entre sí. Luego les dijo que le daban vergüenza llamarse africano. La comunidad internacional no los salvaría de sí mismos. No había salvado a Beirut. “Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos”, dijo Boutros-Ghali. “Vuestro enemigo no es el uno al otro, sino el miedo y la cobardía. Debes tener el coraje de aceptar compromisos. Para eso sirve una clase política. Debes asumir tus responsabilidades. Si no lo hace, nadie lo salvará ".

Esa noche, en CNN, hubo historias de que los soldados serbios, con los cascos azules de la ONU, estaban sacando a civiles musulmanes del refugio seguro de Zepa y los mataban a tiros. Ignatieff pensó que había sido testigo de "el momento en que el internacionalismo liberal llegó al final de sus cadenas".

El 19 de julio, Rupert Smith se reunió con Mladic en un restaurante en territorio serbio en las afueras de Sarajevo. El general serbio, recién llegado de los campos de exterminio de Srebrenica, estaba de "humor alegre", según el tomador de notas de Smith. Smith pidió acceso a Srebrenica para la Cruz Roja y el ACNUR. Mladic estuvo de acuerdo, pero dijo que los convoyes deberían pasar por Belgrado. Smith le pidió un relato de las actividades de sus tropas en Srebrenica. Según la persona que tomó notas de Smith, "el general Mladic se esforzó en señalar que Srebrenica estaba 'terminada de manera correcta' ... Dijo que participó personalmente en esta operación y organizó la mayor cantidad posible de alimentos y agua para los refugiados".



Smith dijo que tenía información de que no todos los musulmanes heridos habían podido salir de Srebrenica. “Mladic parecía no tener conocimiento de esto, pero acordó averiguar y resolver el asunto”, relató Smith. Mladic afirmó que había abierto un pasillo para permitir que los hombres escaparan a Tuzla (de hecho, había abierto una trampa en la que fueron masacrados). Todo lo que reconocía era que se habían producido algunas escaramuzas con víctimas en ambos lados y se habían producido algunos "pequeños incidentes desafortunados".

A estas alturas aún se desconocía la magnitud de la masacre, pero empezaban a surgir historias de las atrocidades. Según Boutros-Ghali, no fue hasta el 21 de julio, cuando los últimos soldados del batallón holandés fueron liberados de Srebrenica, que "se informó a los funcionarios civiles de la ONU sobre los horrores perpetrados por los hombres de Mladic". Esto no es del todo exacto. Los refugiados que llegaban a Tuzla y a otros lugares habían hecho sonar la alarma ya el 13 de julio. En los días siguientes se hizo más claro que algo realmente terrible estaba sucediendo. Los militares habían tenido una idea bastante buena durante días. Los satélites estadounidenses habían filmado la excavación de fosas comunes, pero no está claro cuándo estas imágenes estuvieron disponibles para los altos funcionarios estadounidenses. Madeleine Albright los reveló solo el 10 de agosto.

El 21 de julio, los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de la OTAN, junto con los rusos, se reunieron en Londres para discutir cómo responder al desastre. La conferencia de Londres tomó decisiones cruciales. Los ministros, aunque no los rusos, decidieron que cualquier nuevo ataque serbio contra Gorazde o cualquier otra zona segura, como Sarajevo, se encontraría con una respuesta "desproporcionada" o abrumadora, incluido el poderío aéreo de la OTAN y la Fuerza de Reacción Rápida, que se había desplegado alrededor Sarajevo. También decidieron cambiar la mecánica de la tecla dual para desbloquear los bombardeos de la OTAN. De ahora en adelante, las dos “llaves” de lanzamiento de ataque aéreo estarían en manos de militares: una sería con el comandante de las fuerzas de la ONU, el general Janvier, en lugar de con Yasushi Akashi; la otra llave quedó en manos del almirante Leighton Smith, comandante de la Región Sur de la OTAN. De ahora en adelante, el bombardeo podría comenzar si los dos miembros comandantes estuvieron de acuerdo en que una zona segura estaba seriamente amenazada. Podría ser suspendido temporalmente por la OTAN o la ONU si fuera necesario para la seguridad de las tropas de la ONU. Una vez que se giraran las llaves duales, se requeriría que el comandante de la fuerza de la ONU continuara el bombardeo hasta que él y el comando de la OTAN estuvieran de acuerdo en que los ataques o amenazas a una zona segura habían cesado. De hecho, la reunión de Londres abandonó la política anterior de contención de la comunidad internacional.

Eso no fue todo. Por fin, y de manera crucial, Estados Unidos adoptó un plan para un "acuerdo integral" que incluía la división de Bosnia en dos entidades, 49% serbios y 51% musulmanes-croatas. El 22 de julio, los presidentes Tudjman e Izetbegovic adoptaron la declaración de Split, que preveía una defensa conjunta de Bosnia. Legalizó la presencia de tropas croatas en Bosnia y fortaleció la capacidad militar general de la federación musulmana-croata.

Para entonces, los serbios, envalentonados por Srebrenica, se estaban volviendo más agresivos en otros lugares. Comenzaron un ataque contra el enclave de Bihac y aumentaron el bombardeo de Sarajevo. El 22 de julio, dos oficiales franceses de la UNPROFOR murieron en Sarajevo y otros cuatro miembros de la UNPROFOR resultaron heridos. La UNPROFOR disparó noventa proyectiles de mortero contra objetivos serbios alrededor de Sarajevo para intentar sofocar el fuego. Pero el ministerio bosnio informó que veinticinco bosnios murieron en Sarajevo esa semana y setenta y cinco más resultaron heridos.

El 26 de julio, el general Smith volvió a encontrarse con Mladic. Mladic llegó en helicóptero, en otra violación de las reglas de prohibición de vuelos de la ONU. Estaba "de un humor serio y decidido", según el tomador de notas de Smith. Despreció el ultimátum de la conferencia de Londres. "La gente no tiene derecho a decirle a los serbios cómo deben comportarse en su propio país", dijo. “No comenzamos la guerra, no pusimos en peligro a los países que entregaron el ultimátum, todo lo que requerimos es un trato igualitario, el levantamiento de las sanciones y el derecho a vivir en nuestra propia tierra”.

Zepa, que, curiosamente, no se había discutido en la conferencia de Londres, era el tema principal en la agenda de los generales. El gobierno bosnio todavía no deseaba aceptar su rendición. Con frustración y terror, tres miembros de la presidencia de guerra de Zepa habían firmado su propio acuerdo de rendición con Mladic. Le dijo a Smith que le dijera al gobierno bosnio que aquellos hombres que se negaran a entregar sus armas "serían liquidados".

Smith fue a la propia Zepa y habló con los tres hombres que habían firmado el acuerdo. Le dijeron que estaban en una situación imposible; estaban molestos porque su gobierno no había logrado durante catorce días concluir un acuerdo para el canje de prisioneros de guerra. Smith estaba en un dilema sobre si retirar o no la UNPROFOR de Zepa por completo. Los serbios seguían insistiendo en que todos los combatientes musulmanes debían rendirse ante ellos. No planeaban atacar y expulsar a los musulmanes. “Es claramente de interés para BSA mantener a las tropas de la UNPROFOR en el bolsillo, especialmente a las tropas francesas, como posibles rehenes”, escribió Smith. En Zepa había unos 2.800 civiles y 1.500 combatientes; serían muy difíciles de separar. El gobierno bosnio insistía en que las fuerzas de paz de la ONU, menos de doscientos, se quedaran.

Smith informó: “Considero que la UNPROFOR tiene el deber, tanto moral como por mandato y declarado en la reciente declaración presidencial [del Consejo de Seguridad], de permanecer en el bolsillo mientras no se sepa el paradero de civiles. Retirarse significará el abandono de estas personas con una mayor pérdida de credibilidad en la ONU ”. Pero sabía que "quedarse correrá el riesgo de que se tomen rehenes, lo que puede impedir otras acciones en otras partes del teatro". Ese, como siempre, era el problema. Era uno con el que estaba lidiando Smith, retirando gradualmente al personal de mantenimiento de la paz de las áreas en las que eran más vulnerables.

El gobierno bosnio siguió oponiéndose a la rendición de Zepa y Mladic permaneció obstinado. Ordenó el asesinato de los líderes locales de Zepa con quienes había estado negociando. Para el 28 de julio, Smith temía un ataque serbio total en el enclave. Pero justo antes de que eso sucediera, las fuerzas croatas tomaron dos ciudades controladas por los serbios en el suroeste de Bosnia, creando diez mil refugiados serbios y exponiendo a Knin, la capital de la región croata de Krajina controlada por los serbios. Mladic inmediatamente volvió su atención hacia la nueva amenaza de Croacia. Retiró la mayoría de sus fuerzas regulares de los alrededores de Zepa; muchos de los bosnios de Zepa pudieron escapar del terrible destino de los de Srebrenica.

En Srebrenica, se estima que fueron asesinados 7.414 hombres y niños. Fue el mayor crimen de guerra cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El agónico debate sobre la responsabilidad continúa hasta el día de hoy.

Como dejó en claro el notablemente detallado y doloroso informe de Kofi Annan a la Asamblea General sobre Srebrenica (1999), hay suficiente culpa para todos. El coronel Karremans creía que, dada la debilidad de las defensas holandesas, el apoyo aéreo era esencial, pero sus solicitudes no fueron atendidas o denegadas. ¿Por qué? Porque todos los altos funcionarios de la ONU y la UNPROFOR creían que esto llevaría a la ONU a la guerra contra los serbios, lo que no estaba autorizado por el consejo y sería fatal para una misión de mantenimiento de la paz. Pondría en peligro a las tropas de la ONU; interrumpiría lo que todavía se consideraba la misión principal de la UNPROFOR: entregar ayuda humanitaria. Todas estas fueron razones poderosas, pero como reconoció el informe de Annan, "en retrospectiva, nos equivocamos al declarar repetida y públicamente que no queríamos usar el poder aéreo contra los serbios excepto como último recurso".

Una vez que Karremans fue informado (tanto por el Ministerio de Defensa holandés como por la Secretaría de la ONU) que la seguridad de sus tropas tenía prioridad sobre “disuadir ataques” en la zona segura, el batallón holandés se retiró a su recinto. Se ordenó a las tropas holandesas que nunca dispararan contra los serbios atacantes. Si lo hubieran hecho, los acontecimientos podrían haberse desarrollado de manera diferente.

Los holandeses no sabían que los serbios estaban empeñados en masacrar a miles de hombres y niños, pero sabían que algo siniestro estaba sucediendo y no lo informaron completamente. Este fracaso en el intercambio de inteligencia fue una debilidad endémica de la UNPROFOR.

A pesar de la evidencia de asesinatos al azar, los holandeses obedecieron a Mladic y entregaron a los refugiados. "Quizás deberían haber permitido que todos entraran al recinto y luego se ofrecieron como escudos humanos para protegerlos", dice el informe de Annan. "Esto puede haber frenado a los serbios y dado tiempo para que las negociaciones surtan efecto".

El trasfondo de todos estos fracasos, como he tratado de mostrar, fue la forma en que el Consejo de Seguridad, año tras año, ordenó a la Secretaría de la ONU, y a través de ella a la UNPROFOR, mantener la paz donde solo había guerra. El consejo pudo haber esperado originalmente que las "partes en conflicto" sobre el terreno respetarían la autoridad de la ONU. Si es así, pronto debería haber sido desengañado de esta noción. No era. El consejo tampoco entendió que los serbios y croatas verían la operación humanitaria de la ONU no como un obstáculo para las campañas sistemáticas y despiadadas que estaban llevando a cabo, sino como un instrumento de sus objetivos.

El informe de 1999 de Annan reconocía que la Secretaría de la que él era un miembro destacado se había equivocado. “Se había convencido desde el principio de que el uso más amplio de la fuerza por parte de la comunidad internacional estaba más allá de nuestro mandato y, de todos modos, indeseable. Sabiendo que cualquier otro curso de acción pondría en peligro la vida de las tropas, intentamos crear, o imaginar, un entorno en el que se pudieran mantener los principios del mantenimiento de la paz: acuerdo entre las partes, despliegue por consentimiento e imparcialidad ".

Annan escribió: “Es con el más profundo pesar y remordimiento que hemos revisado nuestras propias acciones y decisiones frente al asalto a Srebrenica. Debido al error, el juicio erróneo y la incapacidad de reconocer el alcance del mal al que nos enfrentamos, no hicimos nuestra parte para ayudar a salvar al pueblo de Srebrenica de la campaña serbia de asesinatos en masa…. La tragedia de Srebrenica perseguirá nuestra historia para siempre ”.

Una nueva fuerza brutal y crucial sobre el terreno entró en juego. A principios de agosto, el ejército croata, que había sido reentrenado por oficiales estadounidenses retirados que actuaban como mercenarios, irrumpió en Krajina y expulsó a unos 250.000 serbios de las casas que habían ocupado, en algunos casos, durante siglos. El espectáculo de estos refugiados, en su mayoría campesinos pobres, en sus tractores y carros, en dirección este hacia Serbia, fue espantoso. Este fue probablemente el ejemplo más grande de “limpieza étnica” durante toda la guerra y se llevó a cabo con dureza. Cientos de serbios fueron asesinados por los croatas, que abusaron de los derechos humanos con tanta crueldad como los serbios en otras partes. Pero como las víctimas eran serbias, casi no llamaron la atención internacional, y menos aún la simpatía. De hecho, la guerra relámpago croata contó con el apoyo de Estados Unidos.

La ofensiva se adaptaba al objetivo de Estados Unidos de hacer retroceder los avances realizados por los serbios en los últimos tres años. En su libro To End a War, Holbrooke cita una nota que le escribió Bob Frasure, un alto funcionario del Departamento de Estado, en una reunión con Tudjman en Zagreb: “Dick: 'contratamos' a estos tipos para que fueran nuestros perros del depósito de chatarra porque estábamos desesperado. Tenemos que intentar "controlarlos". Pero este no es el momento de ser aprensivo con las cosas. Esta es la primera vez que se invierte la ola serbia. Eso es fundamental para que tengamos estabilidad, para que podamos salir ”. Esta opinión no fue compartida por todos en la administración Clinton, pero fue la opinión la que prevaleció. Le ayudó el hecho de que, a pesar de las advertencias anteriores, Milosevic no hizo nada para ayudar a los serbios de Krajina. Durante agosto y septiembre, los serbios de Bosnia perdieron alrededor del 30 por ciento del territorio que habían controlado a causa de los ataques croatas y bosnios.

Dos días después de que escribió esta nota, Frasure y otros dos altos funcionarios estadounidenses, Joe Kruzel y Nelson Drew, que trabajaban con Holbrooke para asegurar un acuerdo de paz, fueron asesinados. El 19 de agosto, el vehículo blindado en el que viajaban a Sarajevo se cayó de la carretera del monte Igman y se estrelló en la ladera. Estas fueron las primeras muertes de oficiales estadounidenses en las guerras yugoslavas, y agregaron un incentivo personal y emocional para que Holbrooke y sus otros colegas vieran la derrota de los serbios.

El mantenimiento de la paz está lleno de extraños compromisos. El 22 de agosto, Rupert Smith almorzó con Mladic en una villa cerca de Zepa. La reunión fue solicitada por Mladic. Quería discutir el apoyo de la ONU a las decenas de miles de nuevos refugiados serbios de Krajina. Smith sintió que esto le dio algo con lo que negociar al discutir su preocupación más importante: la retirada planificada de las tropas británicas y ucranianas de Gorazde, la última de las remotas áreas seguras del este en las que aún se encontraban las fuerzas de paz. Smith quería que los últimos rehenes potenciales de la ONU fuera del alcance de los serbios.

Mladic proporcionó una barbacoa de cordero. Poco más de un mes después de la masacre de Srebrenica, a la persona que tomó notas de Smith le pareció que estaba "en forma y descansado. Estaba muy alegre pero tan abierto, equilibrado y tan atento como podemos recordar ". Sus guardaespaldas explicaron que había estado de licencia de diez días. Se ofreció a ayudar con la retirada de las tropas de la ONU de Gorazde.

Cuando Smith explicó las líneas generales de la iniciativa de paz de Holbrooke, Mladic dijo que los serbios de Bosnia no podían ni aceptarían la federación o una unión con los croatas o musulmanes: “Nuestros niños dibujaron el mapa con su sangre. Solo podemos ser una nación en un estado ". Smith hizo hincapié en la indignación que había provocado en el mundo Srebrenica y dijo que las acciones de los serbios de Bosnia habían socavado cualquier apoyo que pudieran haber disfrutado en la comunidad internacional. En un arrebato de emoción, Mladic declaró: "Soy un criminal de guerra, pero tienes que hablar conmigo porque soy el único que puede permitir que te vayas de Gorazde".

 


Cambios territoriales después del Acuerdo de Dayton.

División política de Bosnia y Herzegovina después del Acuerdo de Dayton.

Todos los días hasta agosto, la Fuerza de Reacción Rápida de las tropas británicas y francesas se desplegó más plenamente en Bosnia. Mientras tanto, la OTAN y el personal de la ONU redactaron un documento secreto de planificación de la OTAN que compilaba listas de objetivos para los aviones de la OTAN en cada una de las áreas seguras. Había tres conjuntos de objetivos. La lista de la Opción 1 incluía armas pesadas que violaban las zonas de exclusión establecidas alrededor de las zonas seguras, en particular Sarajevo. La lista de la Opción 2 incluía objetivos e instalaciones de interdicción militar serbia en y cerca de las zonas de exclusión. Los objetivos de la opción 3 eran más claramente civiles; bombardearlos presentaría problemas políticos más obvios.

A finales de agosto, todo lo que la comunidad internacional necesitaba era una excusa inmediata para bombardear. Fue proporcionado por el mortero del mercado Markale de Sarajevo en la mañana del 28 de agosto.

El general Janvier estaba en Francia, por lo que la clave de ataque aéreo de la ONU estaba en manos de Rupert Smith. A las 5:30 p.m. hora local, después de haber recibido el primero de los informes de análisis del cráter que confirmaban que los morteros procedían de territorio serbio, Smith habló con el almirante Leighton Smith, que tenía la llave de la OTAN, en Nápoles. Los dos hombres discutieron las diferentes respuestas que podrían dar. El almirante no pensó que el fuego de artillería de la Fuerza de Reacción Rápida sería adecuado. Claramente esperaba ataques aéreos y le dijo al general que su llave ya estaba girada. También dijo que se necesitarían unas veinticuatro horas para armar los paquetes de aviones necesarios para un asalto aéreo sostenido.

Rupert Smith también esperaba ataques aéreos. Había estado trasladando silenciosamente a las tropas de la ONU fuera del alcance de los serbios durante semanas. Sus últimas tropas vulnerables, los británicos en Gorazde, estaban, por decirlo así, a punto de dejar Gorazde esa noche. La noche fue tormentosa y las comunicaciones con las unidades británicas eran malas. Cuando escuchó que el último convoy británico estaba a salvo a las 10:30 p.m., Rupert Smith giró la llave. Todavía le preocupaba hacer arreglos para proteger a las tropas de la ONU contra el fuego de represalia que podría causarles graves bajas.

A la mañana siguiente, el 29 de agosto, Smith habló por teléfono con Mladic. El general serbio negó específicamente que los morteros serbios hubieran alcanzado el mercado. Smith tuvo cuidado de no dejar que su voz traicionara sus puntos de vista o el hecho de que ya había girado la llave. Había insistido en que las declaraciones públicas de la ONU fueran evasivas para no advertir a los serbios. Convenció a Mladic de que todavía estaba "investigando" la masacre del mercado.

Cuando Janvier regresó de Francia dijo: "J’ai trouvé la clef tournée" (encontré la llave girada). Tenía preocupaciones clásicas de mantenimiento de la paz. Escribió en un memorando que el bombardeo “conducirá a la percepción de la parte afectada de que la OTAN y la ONU le han declarado la guerra…. Las tropas de la ONU se habrán convertido en parte en el conflicto ... se tomarán rehenes ... La entrega de ayuda humanitaria en el territorio de la parte interesada se detendrá y la disuasión habrá fallado…. La misión de la UNPROFOR llegará a su fin bajo su mandato actual ".

En Nueva York, Annan tuvo que explicar la secuencia de eventos al Consejo de Seguridad, especialmente a los rusos, y le preocupaba que no estuviera adecuadamente informado sobre los eventos del día después del impacto de los morteros. En lo que respecta a los Estados Unidos, el papel de Annan fue crucial e invaluable. Holbrooke lo describe como el "mejor ayudante" de Boutros-Ghali. Esa mañana, 29 de agosto, Annan le dijo a Albright que había dado instrucciones a los funcionarios civiles de la ONU para que renunciaran por un tiempo a su autoridad para vetar los ataques aéreos. Esto significaba, en efecto, que la decisión sobre los ataques aéreos estaba ahora en manos de la OTAN y del ejército de la ONU. Holbrooke escribió más tarde que la "actuación valiente" de Annan jugó un papel central en la decisión posterior de Washington de reemplazar a Boutros-Ghali con él como secretario general. "De hecho, en cierto sentido, Annan ganó el trabajo ese día".

La Operación Fuerza Deliberada comenzó a las 2 a.m., hora de Bosnia, el miércoles 30 de agosto. Fue la mayor operación militar de la OTAN hasta la fecha. El primer día, más de sesenta aviones atacaron posiciones de los serbios de Bosnia alrededor de Sarajevo. Los primeros ataques se vieron obstaculizados por la niebla, que restringió los objetivos. Fueron contra las defensas aéreas de los serbios y otros objetivos militares fijos, incluidas fábricas de municiones, depósitos de municiones y depósitos de almacenamiento militar. Al mismo tiempo, la artillería francesa y británica de la Fuerza de Reacción Rápida en el monte Igman disparó unas seiscientas rondas contra las posiciones de artillería, mortero y defensa aérea de los serbios de Bosnia alrededor de Sarajevo.

Janvier escribió a Mladic diciendo que los serbios de Bosnia deben poner fin a todos los ataques contra todas las zonas seguras, retirar todas las armas pesadas de la zona de exclusión de doce millas alrededor de Sarajevo y poner fin a todas las hostilidades en Bosnia. Cuando los serbios cumplieron, Janvier recomendaría a la OTAN que se detuvieran los ataques aéreos.

Desde Nueva York, Annan le preguntó a Akashi, "¿Cuánto tiempo podemos persistir con nuestro rumbo actual, en caso de que Mladic no acepte sus demandas?" ¿Qué pasaría cuando se alcanzaran todos los objetivos enumerados y los serbios aún no los cumplieran? “¿Estamos ahora comprometidos a continuar la acción aérea hasta que se obtenga tal acuerdo? Es imperativo que nuestra acción no vaya más allá de una zona de razonabilidad que está circunscrita por nuestro mandato, por nuestra imparcialidad básica e indispensable y por nuestra necesidad de seguir trabajando con todas las partes para lograr una solución duradera de la crisis ”.

El 31 de agosto, el mal tiempo detuvo todos los ataques aéreos. El embajador ruso Sergei Lavrov escribió a Boutros-Ghali exigiendo el cese inmediato del uso de la fuerza por parte de la OTAN, "una operación que estamos convencidos que va más allá de los límites establecidos en las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad". Radovan Karadzic escribió una furiosa carta a Akashi quejándose de que la OTAN "se ha involucrado en esta guerra civil del lado de nuestros enemigos". Los ataques de la OTAN, dijo, no tenían nada que ver con los morteros Markale; su objetivo "es debilitar nuestra fuerza militar para ablandarnos antes de la continuación de las negociaciones".

El presidente yugoslavo Slobodan Milosevic pidió que Janvier se reuniera con Mladic en Belgrado. Willy Claes, el nuevo secretario general de la OTAN, llamó a Annan desde la sede de la OTAN para decirle que no quería que Janvier le revelara demasiado a Mladic; quería saber quién evaluaría la reunión entre los dos hombres y decidir si Mladic había concedido lo suficiente para que terminara el bombardeo. Annan respondió que si Mladic se comprometía a no atacar más las áreas seguras, Janvier recomendaría que se suspendieran los ataques aéreos.

Annan señaló en un memorando a Boutros-Ghali que Leighton Smith podría estar en desacuerdo con Janvier sobre la idoneidad de cualquier empresa de Mladic. En ese caso, la disputa se remitiría a la cadena de mando. Pero el secretario general de la ONU estaría en un largo vuelo a Beijing. "Me pregunto, por lo tanto", le escribió Annan, "si desea delegarme la responsabilidad de resolver un problema de este tipo en caso de que surja en un momento en el que no tenga contacto con esta sede". Boutros-Ghali así lo hizo. Annan tenía razón: Janvier y el almirante Smith no estaban de acuerdo en suspender el bombardeo. Annan tuvo varias discusiones al respecto con Willy Claes. Estos no fueron concluyentes, por lo que Annan decidió tratar directamente con Washington. Al final, él y Sandy Berger, el asesor interino de seguridad nacional de Clinton, y Strobe Talbott acordaron una pausa de setenta y dos horas.

A las 5 de la mañana del viernes 1 de septiembre, se suspendieron las operaciones aéreas para permitir la reunión de Janvier con Mladic. La reunión estaba programada para las 9 a.m. en Mali Zvornik, en la frontera de Bosnia con Yugoslavia. Pero cuando Janvier ya estaba en el aire en ruta, Mladic lo canceló. Janvier tuvo que darse la vuelta y volar de regreso a Zagreb. Más tarde, ese mismo día, Mladic cambió de opinión y Janvier partió de nuevo.

Fue un encuentro tenso y colérico que duró trece horas. Mladic gritaba y despotricaba la mayor parte del tiempo; al parecer, estaba furioso y desconcertado de que finalmente se hubiera cancelado su largo engaño de las Naciones Unidas. La OTAN había proporcionado el poder aéreo que, junto con la Fuerza de Reacción Rápida de la ONU, lo hizo posible. Mladic finalmente prometió a Janvier no atacar las áreas seguras y acordó en principio retirar sus armas pesadas. Pero hizo otras condiciones que al final no fueron aceptables para la OTAN. Janvier luego escribió a Mladic exponiendo nuevamente sus demandas de retirada serbia, demandas que debían cumplirse antes de las 11 p.m. el lunes 4 de septiembre o se reanudaría el bombardeo.

Hubo una ráfaga de llamadas en Europa y al otro lado del Atlántico. Willy Claes le dijo a Annan: “No debemos permitir que Mladic tenga el control. Está usando tácticas comunistas típicas, negándose a cumplir, imponiendo nuevas condiciones, acusándonos de mentir ”. Claes dijo que podía aceptar una pausa prolongada en el bombardeo. Richard Holbrooke estaba incluso en contra de eso. Él y otros funcionarios estadounidenses sintieron que Mladic no había concedido lo suficiente. Sandy Berger llamó a Annan para decirle que Mladic debería retirar las armas pesadas de los alrededores de Sarajevo y comprometerse unilateralmente a poner fin al bombardeo.

El 4 de septiembre, Janvier le escribió a Mladic diciéndole que retirara sus armas pesadas de inmediato. Las Naciones Unidas querían ver pruebas de que esto había comenzado antes de las 11 p.m. ese mismo día. La operación debe completarse antes del 7 de septiembre. "Si no se cumplen una o una o ambas de estas condiciones", advirtió Janvier Mladic, "se reanudarán los ataques aéreos y militares".

Rupert Smith envió a Mladic una carta de instrucciones. Dijo que "se requerirá una prueba de su intención de trasladar sus armas pesadas a las 23.00 hora local del 4 de septiembre de 1995". Smith quería "evidencia clara de un movimiento continuo de sus sistemas de armas pesadas fuera de la EZ [zona de exclusión], en la ruta designada" para ese momento. Si todas las armas pesadas no estuvieran disponibles a las 11 p.m. el 7 de septiembre se reanudarían los bombardeos. Al mismo tiempo, todas las armas y vehículos de la ONU y objetos robados por las fuerzas de los serbios de Bosnia deben devolverse. Akashi pidió al hombre de la ONU en Belgrado, Yuri Miakotnykh, que pasara estas demandas a Milosevic.

También el 4 de septiembre, Mladic le escribió a Janvier una carta de cuatro páginas en la que rechazaba las demandas de la ONU / OTAN. Denunció a las Naciones Unidas y llamó a la OTAN peor que Hitler. Declaró que al exigir la retirada de las armas pesadas de los alrededores de Sarajevo, la ONU estaba violando los Convenios de Ginebra sobre el estado de las zonas seguras. No dejaría a los civiles serbios amenazados por musulmanes armados en Sarajevo.

Esa noche, Holbrooke se sintió consternado al enterarse de que había un debate sobre si reanudar el bombardeo. Llamó a Washington para tratar de persuadir a sus colegas de que el bombardeo debe comenzar de nuevo para que la OTAN no parezca un tigre de papel. “La historia bien podría estar en juego”, declaró. "Danos bombas por la paz".

Él se salió con la suya. El 5 de septiembre, noventa aviones de la OTAN atacaron una instalación de almacenamiento militar cerca de Sarajevo y otros objetivos militares en Bosnia, incluido un depósito de municiones y una instalación de reparación militar en Hadzici, y una instalación de rastreo de radar en Jahorina. En las primeras horas del 6 de septiembre, aviones atacaron un sitio de reparación y almacenamiento militar en Brod. Paralelamente, la Fuerza de Reacción Rápida disparaba constantemente contra posiciones de artillería y morteros serbios en los alrededores de Sarajevo.

El clima dificultó tanto más salidas como evaluaciones adecuadas de los daños de las bombas. El 6 de septiembre algunos de los ataques aéreos planeados tuvieron que ser abandonados. También era difícil saber si los serbios realmente estaban retirando sus armas. Ese día Akashi le escribió a Karadzic instando a Mladic a mantener un contacto frecuente con Rupert Smith. Akashi elogió a Karadzic por las iniciativas recientes: "Son pasos importantes y valientes hacia el fin de este trágico conflicto". Ahora había, escribió Akashi, "una oportunidad mejorada" para la paz, así como los "peligros indescriptibles de una mayor escalada".

Ese día Annan informó detalladamente al Consejo de Seguridad sobre el bombardeo. Solo una persona respondió: Sergei Lavrov habló durante treinta y cinco minutos sobre los pecados de omisión y comisión de la ONU. Insistió en que los ataques aéreos debían cesar; estaban socavando una solución pacífica. No se había consultado adecuadamente al consejo sobre el bombardeo; las Naciones Unidas se habían convertido en un “espectador” de una operación de la OTAN, y mucho más.

Al día siguiente, 7 de septiembre, Akashi informó que aún no había señales de que los serbios retiraran sus armas pesadas. Hubo informes de disputas entre los políticos serbios de Bosnia y los militares.

El profesor Nikola Koljevic, un colega de Karadzic en el liderazgo de los serbios de Bosnia, llamó a Akashi desde Belgrado, justo antes de reunirse con Richard Holbrooke. Dijo que la retirada de armas pesadas de los alrededores de Sarajevo estaba resultando difícil por tres razones. Primero, estaba siendo obstaculizado por protestas civiles que “casi culminaron en rebelión” esa mañana. En segundo lugar, los bosnios habían atacado algunas armas pesadas serbias que estaban a punto de ser retiradas. En tercer lugar, las comunicaciones se habían visto interrumpidas por los ataques aéreos. De modo que Karadzic había decidido continuar la retirada durante la oscuridad cuando se reducirían las posibilidades de interferencia de civiles serbios "a quienes no podemos disparar" y del ejército bosnio. Koljevic también dijo que "han tenido problemas con su general [Mladic], que ha sido puesto bajo control".

Akashi respondió que dos cosas eran esenciales: una declaración clara por escrito firmada por Mladic, indicando su acuerdo, y un movimiento inmediato sobre el terreno a pesar de las dificultades. Koljevic volvió a llamar más tarde y dijo que todavía le era difícil localizar a Mladic. Sugirió que Rupert Smith intentara localizarlo en el cuartel de Lukavica.

El 10 de septiembre, Janvier voló a Belgrado para reunirse nuevamente con Mladic. Le dijo que los ataques aéreos no terminarían hasta que Mladic aceptara las tres condiciones establecidas en su carta del 4 de septiembre y, en particular, iniciara la retirada de armas pesadas de los alrededores de Sarajevo.

Mladic estaba menos emocionado que en su encuentro anterior en Mali Zvornik, pero pasó las cuatro horas enteras en la reunión exigiendo el fin del bombardeo antes de discutir la carta de Janvier. La reunión degeneró en acusaciones personales de Mladic. Dijo que si Janvier no tenía la autoridad para detener el bombardeo, quería reunirse con el comandante de la OTAN, quien la tenía. Janvier trató de calmarlo en vano. Mladic dijo tres veces que si el bombardeo no se detenía atacaría a las fuerzas de la ONU.

En las Naciones Unidas, los rusos volvieron a quejarse de los continuos bombardeos. Annan escribió a Boutros-Ghali para decirle que Mladic todavía no había cumplido con las demandas de la OTAN / ONU. El bombardeo continuaba, pero el problema era que los objetivos de la Opción 1 y 2 estaban casi agotados, y le preocupaba que con sus ataques a puentes y centros de comunicaciones mucho más allá de las zonas seguras, la OTAN se hubiera expandido para atacar objetivos de la Opción 3 sin decirlo. . La opinión de Annan era que después de once días de bombardeos (menos los tres días y pausa) La OTAN y la ONU deberían evaluar la eficacia de sus acciones. Se suponía que los ataques aéreos continuarían hasta que "a juicio común" de los comandantes de la ONU y la OTAN, hubieran logrado su objetivo. "Pero con el general Mladic atrincherado", escribió Annan, Janvier ahora dudaba de que eso fuera posible. La OTAN no tenía planes excepto para más ataques. Annan pensó que la OTAN también debería ser consciente del descontento de la ONU con sus informes, “particularmente la falta de información sobre el daño infligido por los ataques, que nos ha avergonzado con respecto al Consejo de Seguridad. Después de todo, la actual operación de la OTAN se lleva a cabo formalmente bajo la autoridad del Consejo de Seguridad; la falta de informes adecuados socava esta autoridad y, por lo tanto, la legitimidad de la operación en sí. No podemos ser socios durmientes, que la OTAN da por sentado ”.

El 14 de septiembre, bajo la presión de Holbrooke, los serbios de Bosnia aceptaron las condiciones de la UNPROFOR. El bombardeo terminó. Se retiraron las armas pesadas de los serbios de la zona de exclusión de Sarajevo, se levantó el sitio de Sarajevo y se comenzó a enviar nuevamente socorro humanitario por vía aérea. Los planes para una conferencia de paz comenzaron a tomar forma.

A finales de septiembre, Rupert Smith señaló a sus colegas superiores de la ONU que los avances recientes se habían logrado "mediante el uso deliberado, desproporcionado y extensivo de la fuerza". Explicó lo que le había sucedido a las Naciones Unidas en el último mes. “Como consecuencia de nuestras medidas coercitivas, la UNPROFOR abandonó su misión de mantenimiento de la paz al menos en la zona de Sarajevo. Permanecemos, por el momento, en la posición de combatientes, coaccionando y haciendo cumplir nuestras demandas sobre el BSA…. No podemos retrasar el reloj ... "

Afortunadamente, no tuvieron que intentarlo. El 5 de octubre, el presidente Clinton anunció que un alto el fuego, negociado por Richard Holbrooke, tendría lugar en Bosnia en cinco días. Le seguiría una conferencia de paz que tendrá lugar en Estados Unidos. Holbrooke estaba en Zagreb en ese momento, instando a Tudjman a seguir adelante con su ofensiva contra los serbios en Bosnia. "Te quedan cinco días, eso es todo", le dijo al líder croata. “Lo que no se gane en el campo de batalla será difícil de obtener en las conversaciones de paz. No desperdicie estos últimos días ".

Posteriormente, Holbrooke y otros funcionarios estadounidenses afirmaron que el bombardeo había logrado el alto el fuego en Bosnia. “Airpower works” se convirtió en su estribillo.

De hecho, el bombardeo solo tuvo un éxito parcial. Fue obstaculizado por el mal tiempo. La OTAN se quedó sin objetivos adecuados y tuvo que bombardear algunos de ellos varias veces para mantener cualquier campaña aérea. El bombardeo por sí solo no rompió la voluntad de los serbios de Bosnia. El bombardeo estuvo acompañado de otras presiones igualmente vitales, en particular el uso agresivo de la artillería de la Fuerza de Reacción Rápida. También fue absolutamente vital la ofensiva croata a través de Krajina y en Bosnia, que costó a los serbios de Bosnia grandes extensiones de tierra que esperaban retener. También se están dando incentivos políticos a los serbios de Bosnia. El plan de Holbrooke incluía una entidad de los serbios de Bosnia en Bosnia, lo que significaba que ya no estaban obligados a entregar su independencia al gobierno de Sarajevo. Karadzic había dicho varias veces, antes de que comenzara el bombardeo, que este plan de paz era aceptable para ellos.

Al mismo tiempo, el propio Milosevic estaba cansado de los serbios de Bosnia y les había informado, antes de que comenzara el bombardeo, que negociaría por ellos con Holbrooke. Había presentado a Holbrooke su consentimiento firmado a su nuevo papel unas horas antes de que comenzara el bombardeo.

La administración eligió la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson en Dayton, Ohio, para las conversaciones de paz, que propusieron que fueran auspiciadas por Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia. El gobierno de los Estados Unidos decidió sacar a las Naciones Unidas, que habían llevado el agua durante tanto tiempo tanto para los europeos como para los estadounidenses, fuera del proceso de paz por completo. Las Naciones Unidas también fueron excluidas del acuerdo que salió de Dayton, que debía ser aplicado por las tropas de la OTAN. Lo único que le quedaba a la ONU era la organización de la policía civil y el regreso a casa de los refugiados y desplazados.

El 21 de noviembre, los líderes de las naciones combatientes de la ex Yugoslavia acordaron el plan de paz de Dayton. Terminó la guerra en Bosnia y, en teoría, estableció un solo país multiétnico. Se mantuvo (o se creó) un gobierno unitario, pero Bosnia se dividió, 49 por ciento para los serbios de Bosnia y 51 por ciento para la Federación croata-musulmana. El acuerdo exigía la reunificación de Sarajevo y los serbios de la ciudad que vivían bajo el control de la federación. El acuerdo debía ser aplicado por una fuerza de la OTAN completamente armada de sesenta mil soldados, llamada Fuerza de Implementación Internacional (IFOR).

Dayton fue un triunfo de la voluntad estadounidense, pero fue inevitablemente un acuerdo con serios defectos. A pesar de las negativas de los funcionarios estadounidenses, legitimó la limpieza étnica; no había alternativa. Pero de alguna manera, Dayton legitimó más logros serbios que los esfuerzos de paz anteriores que Estados Unidos había socavado. Los planes anteriores de la ONU y la UE no les habían dado un territorio contiguo como lo hizo Dayton. Los planes anteriores dieron a musulmanes y croatas más y mejores tierras. Indudablemente, otros aspectos de Dayton favorecieron más a los musulmanes, pero el hecho clave era que Estados Unidos ahora estaba presionando por la aceptación en lugar de intentar socavar el acuerdo. Comenzó a circular una broma amarga: "¿Cuál es la diferencia entre el plan Vance-Owen [que Estados Unidos había socavado en 1993] y el acuerdo de Dayton?" "Nada excepto la cantidad de cuerpos en el cementerio".

Boutros-Ghali le pidió a Kofi Annan que fuera a Zagreb después de Dayton para reemplazar a Akashi, terminar la UNPROFOR y entregarlo a la OTAN. Akashi era una figura triste; había sido elogiado por dirigir la misión de la ONU en Camboya, pero había resultado gravemente dañado por su estancia en Bosnia. Fue visto, particularmente en Washington, como impotente e ineficaz frente al acoso serbio. Richard Holbrooke pensó que su trato había sido excesivamente duro y escribió que su aparente debilidad “no era del todo culpa suya: estaba operando bajo estrictas restricciones impuestas por Boutros-Ghali…. Sentí pena por Akashi. Se iba de Zagreb con su historial anteriormente distinguido manchado, pero su misión había estado condenada desde el principio debido a los límites impuestos desde Nueva York ".

Quizás eso sea cierto, pero esos límites fueron establecidos por el Consejo de Seguridad y no por Boutros-Ghali. Las Naciones Unidas en su conjunto serían marcadas por su aparente fracaso en Bosnia, cuando el fracaso fue, de hecho, el del Consejo de Seguridad y sus miembros permanentes en particular.

Ahora Boutros-Ghali le dijo a Annan que él era el único alto funcionario de la ONU que tenía la confianza de la OTAN y otros gobiernos. Washington estaba realmente complacido. Holbrooke dijo que desde el atentado de agosto, "Annan era el funcionario de la ONU en quien teníamos la mayor confianza, y su llegada fue una buena noticia". (Había quienes sospechaban que Boutros-Ghali también había identificado a Annan como un potencial rival y sucesor, y querían entregarle el mismo cáliz balcánico que había envenenado a Akashi y a muchos otros).

Una tarde lluviosa, unas semanas después de su llegada, acompañé a Annan mientras cruzaba el puente en Sarajevo que dividía las secciones musulmana y serbia de la ciudad. Tenía previsto reunirse con funcionarios del suburbio serbio de Grbavica. El alcalde, Milorad Katic, lo recibió en el puente y lo condujo bajo la lluvia por calles sin iluminación hasta su oficina donde, mientras tomaba un café, dijo que el plan de paz de Dayton era inaceptable para los serbios de Sarajevo, que afirmaban ser más de 100.000.

Era fácil decir que después de sus espantosos abusos de los derechos humanos y sus brutales bombardeos y francotiradores en Sarajevo, dominada por musulmanes, los serbios merecían lo que tenían. El hecho es que sin la aceptación de la mayoría de los serbios comunes, el acuerdo de Dayton no podría funcionar como se esperaba.

La reunificación de Sarajevo se perfila como uno de los aspectos más difíciles de Dayton. Decenas de miles de serbios que vivían allí afirmaron estar horrorizados de que el acuerdo de Dayton, firmado por el presidente Milosevic de Serbia en su nombre, reuniera la ciudad bajo el gobierno de un gobierno dominado por musulmanes.

Muchos de ellos ahora veían al presidente Milosevic como un traidor. Con su propio líder, Radovan Karadzic, acusado como criminal de guerra por el tribunal internacional de La Haya y, por lo tanto, denegado el cargo por Dayton, ahora se encontraban en un estado de aprehensión que, si entraba en pánico, podría destruir las esperanzas de paz.

La Fuerza de Implementación Internacional estaba destinada a ser mucho más dura que la fuerza de la ONU a la que estaba reemplazando. Sin embargo, enfrentaría muchos de los mismos dilemas. Estados Unidos tenía una perspectiva rápida y esencialmente militar; los europeos vieron Dayton como un proceso a largo plazo en el que los esfuerzos políticos, económicos y humanitarios, y la aceptación, eran primordiales. Annan se inclinó por la visión europea.

Mientras cruzaba el puente Grbavica, Annan acababa de escuchar una advertencia siniestra de lo que podría suceder. Los croatas de Bosnia habían comenzado a quemar la zona de Mrkonjic Grad en Bosnia central, que Dayton les había ordenado entregar a los serbios. Solo estaban dejando atrás un páramo carbonizado. Uno de los temores era que los serbios pudieran hacer lo mismo con sus partes de Sarajevo. Karadzic había amenazado con convertir Sarajevo en otro Beirut. Y las tropas del gobierno bosnio acababan de invadir las oficinas de la ONU en Velika Kladusa a la medianoche, detuvieron a los funcionarios de la ONU a punta de pistola y robaron todos los vehículos que pudieron encontrar.

En la oficina del alcalde, Katic y sus colegas pidieron que se renegociara la sección de Sarajevo en Dayton antes o durante la conferencia de paz de París. “Queremos quedarnos aquí. Queremos un estatus especial para Sarajevo y protección de la ONU ”, dijeron.

Annan respondió cortés pero firmemente: “Tengo que ser franco contigo. Dayton fue un compromiso. Pero fue firmado por los jefes de Estado y no es negociable ni aquí ni en París. Lo que es importante es que se implemente de manera justa. No intente reabrir Dayton, trabaje para implementarlo. Debes dejar que el mundo te escuche, que quieres vivir en paz ".

El jefe del Consejo Ejecutivo de Grbavica, Mirko Sarivic, advirtió a Annan que si los serbios permanecían insatisfechos, habría un éxodo masivo de la zona de Sarajevo: "Será una limpieza étnica muy grande". Annan dijo que la IFOR estaría aquí durante un año para poner en marcha procesos democráticos; una fuerza policial internacional protegería los derechos humanos. “Conozco sus ansiedades”, les dijo, “pero trate de trabajar con la comunidad internacional. Es un nuevo período. Debería dejar entrar a IFOR en su territorio. Será imparcial ".

Annan instó al presidente bosnio, Alija Izetbegovic, a ser magnánimo con los serbios. Izetbegovic respondió que los civiles serbios eran bienvenidos, pero no los soldados que habían bombardeado la ciudad. Casi todas las familias serbias tenían un miliciano, si no un soldado. Pero, dado lo que los musulmanes bosnios habían sufrido a manos de los serbios, era políticamente imposible en esta etapa que Izetbegovic fuera más generoso. Las divisiones en su propio gobierno se manifestaron en Dayton.

Estaba claro que cuanto más rápido se desplegara la IFOR, mayores eran sus posibilidades de éxito. Las tropas francesas y británicas, que habían estado sirviendo en la UNPROFOR, ya estaban en el lugar. Los franceses fueron acusados ​​de reunificar Sarajevo por las objeciones serbias. El Pentágono seguía siendo reacio a enviar estadounidenses al territorio de los serbios de Bosnia.

Antes de salir de Sarajevo, Annan visitó el cuartel general del ejército francés y el batallón de artillería británico, excavado en búnkeres subterráneos congelados en el monte Igman. Les dijo que, a pesar de los ataques de los medios de comunicación y los políticos, las Naciones Unidas habían hecho un buen trabajo en Bosnia, de acuerdo con sus mandatos, si no con la retórica política y de los periódicos. Dijo que las victorias siempre son para los gobiernos. Las derrotas se quedan con las fuerzas de paz de la ONU.

Mientras Annan conducía por el monte Igman, pasamos junto al gobierno bosnio y los soldados serbios excavados en búnkeres a diferentes alturas de la montaña; IFOR tendría que separarlos más. En la parte inferior, cerca del aeropuerto, en el suburbio de Ilidza, miles de serbios se manifestaban contra Dayton. Me pareció que la IFOR tendría que tranquilizarlos para poder ayudar a reconstruir Sarajevo. Y tendría que proporcionar las condiciones en las que serbios, bosnios y croatas pudieran votar libremente por una nueva generación de líderes, que no han sido manchados por el pasado. ¿Existieron esos líderes? ¿Podrían encontrarlos, y mucho menos persuadirlos para que se postularan para un cargo?

Las tareas de los próximos meses fueron vastas. Y había una ironía obvia. Se envió personal de mantenimiento de la paz a Bosnia cuando no había paz que mantener. Ahora se había enviado una fuerza mucho mayor de guerreros cuando se suponía que no había guerra que luchar. De esas contradicciones fue la política adoptada por la comunidad internacional.

Me pareció que con una fuerza abrumadora como la IFOR la ​​venganza podría dormirse por un tiempo, pero se demoraría y podría resucitar fácilmente. Una mala paz era mejor que una guerra, pero era difícil ver que Bosnia sobreviviera con un estado dividido como este.

Faltaba un tema visible en la agenda de Dayton. Nadie prestó atención a Kosovo. Es cierto que la conferencia fue diseñada para resolver solo el problema de Bosnia. Pero fue con la promesa de defender a los serbios de Kosovo contra la mayoría albanesa que Milosevic había comenzado su ascenso al poder a finales de los ochenta. Desde entonces había reprimido a los albaneses. Bajo el moderado liderazgo de Ibrahim Rugova, habían sido extraordinariamente pacientes. Como resultado, se han ignorado sus problemas y sus derechos. Rugova no fue invitada a Dayton. Continuó la represión serbia. Los albaneses radicales empezaron a ganar fuerza y ​​empezaron a matar a policías serbios ya otras personas. Kosovo seguía siendo un desastre a la espera.

En 1914, justo después de que comenzara la Primera Guerra Mundial en Sarajevo, el historiador R. W. Seton-Watson escribió al Ministerio de Relaciones Exteriores británico diciendo que a menos que se resolviera “la cuestión de los eslavos del sur”, seguramente se causarían problemas entre al menos Gran Bretaña y Rusia. “Solo tratando el problema como un todo orgánico, evitando los remedios de mosaico, podemos esperar eliminar uno de los principales centros de peligro en Europa”. Ochenta años después, ese centro de peligro se mantuvo.