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sábado, 17 de septiembre de 2022

Propaganda: El gobierno peronista anuncia un proyecto naval que jamás se completará

Argentina elige el diseño de Damen para su futuro buque de desembarco anfibio

La embarcación sería construida por Astillero Río Santiago y los trabajos se extenderán por cinco años


LST 100 de la firma Damen en servicio en la Armada de Nigeria. Foto: Damen

Gonzalo Mary | Infodefensa

Tras la vergonsosa reciente experiencia de la lancha de instrucción para cadetes (LICA), que tardó interminables años en concluirse, el Astillero Rio Santiago (ARS) dice que estaría próximo a cerrar un contrato para la construcción de un buque de desembarco anfibio para la Armada Argentina en base a un diseño de la firma Damen, según confirmaron a Infodefensa.com desde el Ministerio de Defensa argentino. Este parece ser otro anuncio propagandístico de un gobierno que carece absolutamente de fondos para financiar otra cosa que no sea salarios atrasados.

Desde la cartera que lidera el asesino terrorista condenado de Jorge Taiana explicaron a este diario que ya se han analizado los pasos para llevar adelante el proyecto y que, si bien el acuerdo aún no se ha firmado, el modelo seleccionado para el futuro buque argentino pertenece al astillero neerlandés y supondría cinco años de trabajo para ARS, cuando un astillero surcoreano tarda un mínimo de año y medio y máximo de 24 meses. El diferencial es simplemente retraso tecnológico y corrupción estatal y gremial. De puro milagro el ministerio a su cargo no anunció un proyecto con tecnología rusa.


Barco de desembarco anfibio de Damen. Foto: Damen

Características del futuro buque

Después de una reunión que mantuvieron el jefe de Gabinete del Ministerio de Defensa, Héctor Mazzei, representantes gremiales y de la Armada, trascendió que se trataría de un buque de 100 metros de eslora; 16 metros de manga y 7,75 metros de puntal, capaz de alcanzar una velocidad 16 nudos y con una autonomía 4.000 millas náuticas o 15 días de operación.

El modelo de Damen que mejor se adapta a esta descripción es el LST 100 (Landing Ship Transport). Desde la empresa europea aseguran que su diseño brinda acceso y apoyo a puertos pequeños y poco profundos, otorgando capacidad anfibia. A su vez, puede desplegarse rápidamente en una playa y también puede operar como embarcación nodriza para inserciones; también es útil en situaciones de ayuda humanitaria y alivio de desastres.


LST 100 de Damen. Foto: Damen

"Es una noticia muy esperada e importante para el ARS. Nuestra organización gremial hace tiempo viene trabajando intensamente e insistiendo con la importancia de volver a construir para la defensa", aseguró el secretario general de ATE Ensenada, el criminal Francisco "Pancho" Banegas, capanga peronista de los trabajadadores del astillero que hace décadas que no producen barcos y perciben sus salarios normalmente.

jueves, 25 de julio de 2019

ARS: Se entrega el ferry B-31 reparado a la ARA

El Astillero Río Santiago entregó a la Armada el Ferry B-31 reparado

Poder Naval Argentino

 


El Astillero Río Santiago finalizó las tareas de reparación del casco del ferry "B31" de la Armada Argentina en sus instalaciones de la empresa naval en Ensenada, provincia de Buenos Aires.

La embarcación fue sometida a distintos trabajos que incluyeron carenado de casco completo sobre obra viva, con esquema de pintura y faja de flotación, se informó hoy.

Además, "se procedió a la instalación de los extremos popeles y proeles, entre otras reparaciones de la embarcación utilizada para el traslado de cadetes de la Escuela Naval Militar Naval Militar Río Santiago de Ensenada", precisaron fuentes del Astillero.









Fuente: Telam - Fotos ARS

sábado, 17 de diciembre de 2016

Tecnología argentina: Astillero Río Santiago

Astillero Río Santiago 

 

El Astillero Río Santiago es un astillero argentino ubicado en la ciudad de Ensenada, Provincia de Buenos Aires, a orillas del río homónimo. Ha sido uno de los astilleros de mayor actividad e importancia en Latinoamérica. Fundado en 1953, ha realizado diversos trabajos en el sector naviero, industrial y ferroviario. En su época de esplendor el astillero llegó a tener 8.000 trabajadores en doble turno. En 2008 cuenta con 2.700 trabajadores.Cuenta con una Gerencia Técnica conformada por Departamentos que tienen a su cargo las diferentes áreas de trabajo, entre ellos Alistamiento General del Buque, Armamento, Electricidad, Planificación de Tuberías, Máquinas, Estructuras, Proyecto Básico, etc., donde se realizan los diseños de los nuevos proyectos y reparaciones. Destaca también su Departamento de Control de Calidad que verifican los trabajos cumpliendo con distintas Normas y Registros Internacionales.El trabajo más emblemático fue la construcción en 1962 de la Fragata Libertad, la cual ha obteniendo el "record" mundial de velocidad durante el cruce a vela del Atlántico Norte, en 1966, recorriendo una distancia de 2.058,6 millas náuticas en 8 días y 12 horas, entre Cabo Race (Canadá) y la línea imaginaria entre Dublín y Liverpool. 

 

Historia 
El Astillero Río Santiago inició sus actividades en el 15 de junio de 1953 , por el Decreto N° 10.627 que establecía la creación de Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE), empresa integrada por el Astillero Río Santiago (ARS) y por la Fábrica Naval de Explosivos Azul (FANAZUL), con dependencia del Ministerio de Marina.Cuando la construcción se completó, el Astillero Río Santiago contaba con talleres de calderería, herrería, mecánica (tornería y ajuste), cobrería, electricidad y velería, fundición y modelería, galvanoplastía, galvanizado a fuego y acumuladores, carpintería de blanco y depósitos de madera, carpintería de ribera y pinturería.Tuvo un crecimiento sostenido durante los primeros años. En 1969 modifica su forma societaria, y pasa a ser una Sociedad Anónima del Estado. Entre 1970 y 1976, el Astillero Río Santiago contrató e inició la construcción de 5 buques cargueros de 9.000 toneladas de porte bruto (tpb) encargados por ELMA, 2 buques petroleros de 60.000 toneladas de porte bruto (tpb) cada uno para YPF, 2 graneleros de 23.700 toneladas de porte bruto (tpb) y 4 cargueros de 14.450 (tpb), también ELMA.Construyó motores diesel y grúas para sus buques y otros astilleros y locotractores para Ferrocarriles Argentinos. También construyó elementos para turbinas hidráulicas, componentes nucleares (a través de una licencia con la Atomic Energy de Canadá) y bogies para ferrocarriles (a través de una licencia con la American Steel Foundry).A mediados de la década del '70 contaba con una planta de aproximadamente 5.500 empleados, y alrededor de 3.000 contratados por distintas empresas subcontratistas afectados a la producción directa. 

 

Ubicación 
Situado en la ciudad de Ensenada, sobre el Río Santiago, frente a la Escuela Naval Militar, el Astillero Río Santiago comprendía un predio de 229 hectáreas y 55 áreas, pero la superficie afectada al complejo industrial era de aproximadamente 100 hectáreas. Los diferentes edificios se encontraban unidos por una red de túneles para la alimentación de energía eléctrica, de vapor y de aire comprimido, que alcanzaba una longitud mayor de 5 kilómetros.Las playas de almacenamiento de materiales y estacionamiento abarcaban una superficie recubierta de capa asfáltica de 40.000 metros cuadrados, y las calles internas del Astillero, también recubiertas de una capa asfáltica totalizaban 70.000 metros cuadrados. Además contaba con 7 kilómetros de vías férreas internas, llegando a conectarse con el ramal de Ensenada del Ferrocarril General Roca.



Carreras de formación Superior 
En 2008 debutó la tecnicatura en mantenimiento industrial. También se dicta la tecnicatura en construcciones navales. Las mismas se dictan en el Instituto Superior de Formación Técnica nº 193, que tiene su sede en el Astillero Río Santiago.Los planes de estudios de ambas carreras son los aprobados por el Consejo General de Educación,[3] son de nivel terciario y otorgan el titulo de Técnico Superior. Para ello, el Astillero aporta sus instalaciones, equipos y profesionales altamente especializados.Cabe consignar que durante 2006, el Astillero impulsó la apertura de la carrera de Ingeniería Naval en la UTN platense, y la apertura de la Tecnicatura superior en Metalurgia que se dicta en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).[4] 

La Fragata Libertad, en reparaciones en dique seco, en el astillero Río Santiago, abril de 2006: 

 

Actualidad 
Tras sufrir el tercer recambio en la dirección en dos años, el Astillero Río Santiago se apresta a trabajar a plena capacidad por primera vez en dos décadas. Los contratos firmados con Venezuela no son los únicos que llenarán de vida a la fábrica naval de Ensenada, sino que hay numerosos proyectos en marcha, lo que implicará la incorporación inmediata de 250 nuevos operarios (entre soldadores y caldereros).Esta fábrica, la más grande de América Latina, sufrió una de sus peores crisis cuando en los '90 estuvo a punto de ser privatizada, terminando finalmente en la esfera de la provincia de Buenos Aires.En marzo de 2006, se botó el "Madrisa", un buque carguero, llamado técnicamente bulk carrier, construido para un armador alemán. Luego, se comenzó a construir un barco de similares características, para finalmente poder empezar a construir en febrero de 2007 el primero de una serie de cuatro buques tanqueros para Venezuela. 



En la grada dos, donde se estaba trabajando con un remolcador, entrarán dos buques alemanes más. La tercera grada está reservada para operaciones sobre buques de la Armada Argentina y en ella, comienzará la construcción de una serie de 5 unidades de Patrulleros Oceánicos Multipropósito (POM). El Rompehielos ARA Almirante Irizar (Q-5) que sufrió un incendio que afectó a su planta propulsora, será reparado en sus gradas. Además, se van a construir doce barcazas para transportar carga a granel. Y en el dique seco se está a la espera de unas dragas.El astillero ha recibido ofertas para construir Plataformas petroleras, para lo que requeriría — en caso de conseguir el trabajo — delegar parte de los mismos sobre algún otro astillero que hoy esté cerrado. Se piensa en el paralizado Astilleros Corrientes, que ya tiene experiencia en la construcción de plataformas off shore para Tailandia.El 18 de enero de 2008 comenzaron los trabajos de construcción del primer bloque del “Eva Perón”, uno de los dos petroleros contratados por Pdvsa. Se estima que esta embarcación estará lista y será botada entre el segundo y tercer trimestre de 2009.El 12 de septiembre de 2008 se entregó el buque granelero “Casanna” a la empresa alemana Wilhelm Finance INC, con una capacidad de carga de 27.000 toneladas, cuatro grúas, y un poder de desplazamiento de 14 nudos (alrededor de 25 Km/h) empujado por su hélice de 5,3 m de diámetro. 




Astillero Río Santiago aventaja a Tandanor para la construcción de cuatro patrulleros oceánicos

 


La Armada dio un nuevo paso para la concreción del proyecto de construcción de cuatro Patrulleros Oceánicos Multipropósito (POM) en el país, al cerrar ayer el plazo para la presentación de ofertas. Según lo informado por altas fuentes del Ministerio de Defensa, en la compulsa hubo dos oferentes: Astilleros Río Santiago y Tandanor. Fue la planta naval del Estado bonaerense, ubicada en Ensenada, la que entregó la mejor cotización, con $ 675 millones contra $ 689 millones presupuestados por Tandanor.Pese a todo, los voceros oficiales informaron que, a partir de ahora, la Armada deberá estudiar el sustento técnico y financiero de las propuestas y, sólo entonces, elevarla a la cartera que conduce Nilda Garré. El proyecto tiene varios años y se vio envuelto en una serie de denuncias por supuestos pedidos de sobreprecios en los presupuestos en las que están involucrados varios altos jefes de la Armada.



El responsable de ARS, Lelio González Elicabe, confirmó la noticia y estimó que el armado de los buques puede demandar unos cinco años. Según lo estipulado ahora, se haría bajo la modalidad de contratación directa, que entre otras obligaciones exige una experiencia superior a veinte años en este tipo de fabricación naval.El Patrullero Oceánico Multipropósito tiene casco de acero y una eslora de unos 80 metros y es capaz de desplazarse a unos 20 nudos con una autonomía de 7500 millas marinas -unos 30 días-. Lleva una tripulación de 35 tripulantes permanentes, además de 15 científicos o personal auxiliar. Posee propulsión: combinación diésel eléctrico-diésel CODLOD, 2 hélices de paso controlable con 2 timones y una hélice transversal a proa para maniobras. Su capacidad de carga es de 120 metros cúbicos.



El POM debe ser capaz de realizar las siguientes tareas de control del mar, búsqueda y rescate en el área asignada y ciertas tareas limitadas en zona antártica. Asimismo pueden hacer remolques de buques de hasta 4000 toneladas de desplazamiento; investigación oceanográfica e hidrográfica, mediante el uso de un laboratorio básico propio o a embarcar de acuerdo con las actividades científicas por realizar. Asimismo, puede efectuar control de derrame de hidrocarburos y apoyo a unidades siniestradas (rescate de náufragos y lucha contra incendios), así como apoyo sanitario en zonas costeras.Días atrás, el portal El diario de Madryn informó que, durante la Segunda Jornada del ciclo Almirante Storni, el secretario de Seguridad Interior del Ministerio de Justicia, Sergio Lorusso, había anunciado la construcción de los patrulleros. En el acto estuvo presente Garré y el secretario general de la Organización Marítima Internacional, Efthimios Mitropoulos. Lorusso reveló la existencia de asignaciones presupuestarias para obtener e incorporar a la Prefectura Naval nuevos medios para operar en esos espacios. Se refirió, concretamente, a cinco buques guardacostas con capacidad para operar a gran distancia, cada uno de los cuales estará equipado con uno o dos helicópteros pesados. Complementariamente, agregó, se incorporarán dos aeronaves de patrullado de largo alcance.Todo esto hace que las características a darle a este tipo de buque deban ser cuidadosamente seleccionadas. Esta tarea ha sido hecha por la Armada Argentina en conjunto con la de Chile, obteniéndose las especificaciones de un buque que satisface las necesidades de los dos países.

 



jueves, 16 de abril de 2015

DDG: Destructores y corbetas clase MEKO (Alemania) (1)

La saga de las MEKO continúa 

Parte 1 | Parte 2 | Parte 3

 
Arriba. La F89 Aradu, de la Marina Nigeriana, vista poco tiempo después de la entrega. Actualmente, el navio se encuentra reducido a la inmovilidad, y su poder de combate es prácticamente nulo. (Foto: B+V) 


Hay varias decenas de fragatas del tipo MEKO construidas y pedidas — entre ellas nada menos que 25 MEKO 200. Ahora, el concepto está siendo aplicado a una nueva generación de fragatas y corbetas. 

• Mário Roberto Vaz Carneiro 

El astillero Blohm + Voss GmbH (B+V) es uno de los más conocidos del mundo. Fundado en el Siglo XIX, fue responsable por la construcción de innumerables navios de primera linea, entre ellos el acorazado Bismarck. En 1969, los ingenieros de la empresa iniciaron el desarrollo de un concepto denominado MEKO (Mehrzweck Kombination, ó sea, “Combinación Multifunción”), que se reveló en un verdadero “huevo de Colón”. Se trataba de la colocación de items de equipamiento (como sensores y armamento) en containers, pallets ó módulos estandarizados, que la B+V denominó Unidades Funcionales (UF). Obviamente, un sistema como ese tare algunas desventajas en términos de espacio y peso. Entretanto, los ingenieros de la B+V estimaron que la adopción del concepto MEKO llevaba a un aumento del volumen de apenas 2%, y de peso del orden de 1% a 2%. 

Para cada UF, las interfaces con los sistemas del navio (eléctrico, hidráulico, aire acondicionado, transmisión de datos, etc.) están en la misma posición cualquiera que sea el modelo del equipamiento instalado en el pallet ec cuestión. Es más: siempre que fuese posible esos módulos son colocados en las vias de acceso de equipamentos de gran porte localizados en las plataformas inferiores. Eso permite que esos items puedan ser retirados a través de las aberturas resultantes de la remoción provisória de un pallet. 

La aplicación del concepto resulta en innúmerables ventajas, como por ejemplo: 
• el cliente tiene amplia libertad para especificar los sistemas que mejor se encajan a sus requisitos, sin que el atendimento de sus especificaciones implique la introdución de modificaciones en el proyecto ó en la estructura del navio; 
• por el mismo motivo, cualquiera modernizaciones de media vida que vengan a ser implementadas tienen su custo considerablemente reducido; 
• el costo inicial de la construcción es disminuído, debido a la modularidad, que posibilita la racionalización de los métodos constructivos; 
• la adopción de métodos constructivos paralelos, y no lineales, resulta en la reducción del plazo de construcción de un navio: mientras el astillero se concentra en la parte estructural, los armamentos y sensores pueden ser montados en los módulos en otros lugares, para la futura instalación en el navio, ya hechos los ensayos de funcionamento, bastando conectar las interfaces; 
• reducción del tiempo en que el navio es retirado de operaciones para revisiones y reparaciones, con la consecuente disminución del costo a lo largo de la vida útil. 

La introducción del sistema MEKO fue uno de los responsábles por el “boom” de exportaciones de navios de superfície por parte de la industria naval de posguerra alemana, que luego de 1945 practicamente se limitara, com raras excepciones, a exportar submarinos y lanchas rápidas de ataque. 

Primeras ventas 
Completado el trabajo de desarrollo del concepto MEKO, la B+V inició en 1976 el esfuerzo de comercialización. Es interesante observar que, aún cuando el sistema MEKO había sido ofrecido en navios de desplazamientos que variaban de aproximadamente 800 t (MEKO 80) a 3.600 t (MEKO 360), el primer modelo a ser encomendado fue exactamente el mayor. 
El 3 de noviembre de 1977 la Marina nigeriana firmó un contrato para la provisión de una fragata MEKO 360H1, la que se denominó Republic. Con la quilla puesta el 1ro de deciembre de 1978, el navio fue lanzado el 25 de enero de 1980. El 1ro de noviembre del mismo año, el nombre fue cambiado a Aradu (que significa “trueno"), siendo el navio entregado e incorporado en 1981. 
La carrera del F 89 Aradu no ha sido de las más auspiciosas — principalmente el año 1987, cuando el navio sucesivamente encalló en el Rio Congo, chocó con un muelle en Lagos y se vio envuelto en un choque en el mar. Entre octubre de 1990 y febrero de 1994 la Aradu fue sometida a una revisación en el Victoria Island Naval Dockyard, en Lagos. Luego de volver al servicio, el navio continuó teniendo problemas seguidos. 
Actualmente, su valor combativo es, como mínimo, dudoso. El plazo de validad de los misiles Otomat, por ejemplo, fue sobrepasado hace mucho, no habiendo sido adquirido un nuevo lote. La ausencia de oficiales de la Marina nigeriana en el encuentro de usuarios MEKO recientemente realizado en Mar del Plata (Argentina) — donde estaban oficiales argentinos, portugueses, neozelandeses, australianos, griegos, turcos, malayos, sudafricanos, alemanes y chilenos — puede indicar que la situación de la Aradu es peor de lo que se piensa. 

 
Arriba. La Almirante Brown dio el nombre a la clase MEKO 360 que hasta hoy forma la espina dorsal de la flota de superfície de Argentina. (Foto: B+V) 

Las siguientes MEKO adquiridas fueron dos 360H2, y el comprador fue la Argentina. El contrato para la adquisición de seis unidades, cuatro de las cuales serian construídas en el país, fue firmado el 11 de deciembre de 1978. Posteriormente, al decidirse por la compra de un lote de MEKO 140 (de que se hablará más adelante), el acuerdo fue cambiado a cuatro unidades, todas construídas en Alemania. Los navios son designados en Argentina como “destructores". En la época en que entraron en servicio (1983-84), esos navios extremamente modernos (D10 Almirante Brown, D11 La Argentina, D12 Heroína y D13 Sarandi) constituían las más capaces unidades de escolta en operación en América Latina. Actualmente, mientras tanto, ya se siente la necesidad de una modernización de media vida, lo que se configura en un emprendimiento un tanto problemático, dado las conocidas dificultades por las que pasa la economia del país vecino. 

El siguiente pedido de navios del tipo MEKO también vino de Argentina, firmándose un contrato en agosto de 1979 para la construcción en el propio país de un lote de seis corbetas (MEKO 140). Las quillas fueron puestas entre 1980 y 1983, siendo los navios lanzados entre 1982 y 1986. Las cuatro primeras unidades (F 41 Espora, F42 Rosales, F43 Spiro e F44 Parker) sufrieron atrasos relativamente pequeños, entrando en servicio entre 1985 y 1990. Lo mismo no aconteció, sin embargo, con la F45 Robinson e la F46 Gomez Roca. Su construcción fue interrumpida por lo menos dos veces , debido a problemas presupuestarios. Hasta en los períodos en que los trabajos estaban siendo realizados el ritmo era muy lento. Así y todo, apenas recientemente la Armada Argentina pasó a poder contar con o su sexteto de MEKO 140. 

 
Arriba. Luego de largos atrasos en la construcción de las dos últimas unidades, la Armada Argentina puede finalmente contar con la totalidad (seis) de las corbetas MEKO 140 encomendadas en la década del 70. (Foto: A. Galarce) 

continua...
Segurança e Defesa

miércoles, 12 de marzo de 2014

Revolución Libertadora: Calquines y Lincolns bombardean Río Santiago




Las acciones en Río Santiago


Base Naval de Río Santiago, astilleros y Escuela (Fotografía: Isidoro Ruiz Moreno, La Revolución del 55, Tomo II)

En la Base Naval de Río Santiago todo era agitación en la mañana del 16. El personal iba y venía mientras la oficialidad transmitía órdenes y procedía a hacerlas cumplir.
Desde las primeras horas del día, un importante número de oficiales había comenzado a llegar a la unidad militar con la idea de sumarse al movimiento, destacando entre ellos el capitán de corbeta Eduardo Davidou, comandante del patrullero “King”; su jefe de artillería, el capitán de fragata José Fernández y el comandante del “Murature”, capitán de corbeta Francisco Pucci. Una vez allí, se encontraron con las instalaciones en pleno estado de alerta y adoptando precauciones en espera de un ataque.
La defensa del área quedó a cargo del capitán de corbeta Carlos Schliemann, asistido por el capitán del Ejército Juan Carlos Ríos y los tenientes Roberto Wulff de la Fuente y Jorge Osvaldo Lauría.
Los cadetes, que habían sido conducidos a la parte posterior del edificio principal, fueron armados con viejos fusiles Mauser de instrucción y varios automáticos, destacándose pelotones de patrulla hacia las islas y piquetes defensivos sobre la línea perimetral de la base y la plaza de armas, con los que se formó un efectivo cordón defensivo.
La línea de vanguardia, compuesta íntegramente por elementos del Regimiento 3 de Infantería de Marina al mando del teniente Juan A. Plaza, fue ubicada en la zona de los silos y elevadores de granos, frente a la isla principal, río Santiago de por medio, reforzada por una sección de marinería a las órdenes del teniente de corbeta Carlos Büsser1, oficiales de la Armada y alumnos de la Escuela Superior de Guerra.
El mando de las operaciones fue asumido por el general Juan José Uranga, oficial valeroso y decidido se había subordinado al almirante Rojas, con quien tenía un trato más que cordial. Su principal preocupación, era la carencia de armamento para enfrentar a las fuerzas gubernamentales y la necesidad de recurrir a los depósitos de reserva en los que se guardaban las carabinas semiautomáticas Ballester Molina calibre 45 con doble cargador junto a otros fusiles.



Patrullero ARA "King" (P.21) amarrado en puerto (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)

A poco de recibir la orden de alistamiento, los 120 conscriptos de la compañía que mandaba Büsser, secundado por un oficial y un cabo, abordaron las lanchas y cruzaron el riacho en dirección a los elevadores de granos. A ellos se le agregaron efectivos de Ejército recientemente incorporados, entre ellos el teniente Ibérico Saint Jean, que pese a tener más alto grado que el marino, se puso a sus órdenes sin dudarlo.
Mientras se completaba la movilización, el almirante Rojas ordenó a los patrulleros “King” y “Murature”, anclados en el canal lateral, ubicarse frente a la Escuela Naval a efectos de que, en caso de ser atacados, repeliesen la acción con sus poderosos cañones. De esa manera, pensaba compensar la falta de artillería y brindar, por ende, una cobertura adecuada. Impartida la directiva, dos remolcadores se les acercaron lentamente, para engancharlos y trasladarlos a su nueva posición, tarea en la que trabajaron aceleradamente las dotaciones de ambas embarcaciones.
Mientras tanto, desde La Plata, las fuerzas leales se movilizaban tan rápido como les era posible, adoptando disposiciones para avanzar sobre la base naval.
El gobernador de la provincia, mayor de Intendencia (RE) Carlos Aloé, había abandonado el palacio gubernamental para dirigirse a la cercana Jefatura de Policía para hacerse cargo de sus 700 efectivos, sustrayendo de paso su persona a un posible golpe de mano por parte de comandos insurgentes. La medida era acertada porque las dos unidades militares de la capital provincial, el Regimiento 7 de Infantería y el Batallón 2 de Comunicaciones, se hallaban de maniobras en Magdalena, 70 kilómetros al sur y no llegarían a tiempo para iniciar el avance y contener a las tropas sublevadas.
Conociendo la situación, el ministro Lucero dispuso urgentes medidas defensivas, ordenando el inmediato regreso de las unidades, lo mismo el Regimiento 2 de Artillería que se hallaba con ellas, movilizando además al Regimiento 6 de Infantería con asiento en Mercedes y al 1 de Artillería con base en Junín, todos ellos a las órdenes del general Heraclio Ferrazzano, comandante de la II División de Ejército a quien secundaba el coronel Norberto Ugolini, jefe de Estado Mayor de la División.
Tanto Uranga como Rojas comprendían la necesidad de apoderarse de La Plata a efectos de sustraer de manos gubernamentales tan importante plaza. Y a tal efecto, encomendaron al teniente Büsser embarcar su tropa en varios camiones y prepararse para avanzar.
En base a ese plan, se despachó un jeep para inspeccionar el área, cuyo conductor debía transportar a un oficial para reconocer la zona. Así se hizo y a su regreso, se tuvo la certeza de que tanto en la cercana localidad de Ensenada como en el camino de acceso a La Plata se habían apostado nidos de ametralladoras y gran número de tropas. Uranga quiso cerciorarse personalmente de ello y partió a bordo de un automóvil particular acompañado por su ayudante, el capitán Luis A. Garda y sus dos sobrinos, quienes lo habían conducido esa mañana hasta Río Santiago.
El vehículo se puso en marcha y a solo tres kilómetros de la base se topó con dos puestos de ametralladoras apostados a ambos lados del camino frente a los cuales pasaron sin inconvenientes porque Uranga vestía su uniforme y eso hizo suponer a las fuerzas policiales que se trataba de un oficial leal. Ignoraban todavía, que hubiera elementos del Ejército se habían unido a las fuerzas sublevadas.
Pese a ello, el general decidió regresar porque sabía que de seguir adelante, podía quedar aislado, con las tropas leales bloqueándole el camino. El automóvil dio la vuela y regresó por calles de tierra paralelas a la ruta.
Uranga ofreció al alto mando un panorama de la situación, razón por la cual, se decidió suspender el avance sobre La Plata para adoptar posiciones defensivas, asegurando el sector del Astillero Naval y los elevadores de granos.

Efectivos de la policía de la provincia de Buenos Aires, reforzados por Prefectura Naval y militantes civiles de las agrupaciones sindicales y unidades básicas de la capital provincial, se pusieron en marcha hacia Río Santiago, siguiendo indicaciones directas del Ministerio de Guerra. Una vez frente a la base, tomaron posiciones cerca de los accesos y comenzaron a disparar, desatando un intenso tiroteo que se escuchó a varios kilómetros a la redonda.
La batalla dio comienzo cuando las fuerzas leales se movilizaron para envolver a la vanguardia rebelde desplazándose hacia la izquierda, cubierta por los edificios, mientras se internaba en los pantanos circundantes.
Eran las 10.00 de aquella fría mañana de septiembre cuando el general Heraclio Ferrazzano y el coronel Hermenegildo Barbosa, este último jefe del Regimiento 7 de Infantería, llegaron a la zona para imponerse de la situación. Una hora después, cuando los 450 infantes de marina y sus aliados del ejército consolidaban una cabeza de puente en tierra firme, Ferrazzano ordenó atacarlos, para obligarlos a retroceder al otro lado del río Santiago.
Barbosa dividió sus fuerzas en dos secciones, enviando la primera a ocupar la estación ferroviaria y la segunda a hacer lo propio con la Plaza Belgrano, mientras el Regimiento 2 de Artillería, reforzado por una batería del Regimiento Motorizado “Buenos Aires” y el Batallón 2 de Comunicaciones, iniciaba su avance por el centro.
Al verlos venir, los efectivos apostados en el Astillero abrieron fuego, frenando a las fuerzas que se les venían encima y conteniéndolas hasta el medio día.
Mientras se producían los primeros enfrentamientos, un Avro Lincoln procedente de Morón bombardeó los polvorines de la base sin causar daños. Las bombas cayeron en el agua y el avión se alejó, repelido por la artillería de los patrulleros amarrados junto a la Escuela Naval.
Mientras estos hechos tenían lugar en tierra firme, desde la isla Martín García, las unidades de desembarco BDI Nº 6 y Nº 11, navegaban hacia la base llevando a bordo tropas de Infantería de Marina integradas por tres compañías de aspirantes y personal de la Escuela de Marinería con asiento en la isla más la Compañía Nº 2 de Infantería de Marina a las órdenes del capitán de fragata Juan Carlos González Llanos, a bordo de la segunda.


Un Avro Lincoln se aproxima a vuelo rasante. (Imagen: Blog de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina - http //fdra.blogspot.com.ar)

Los lanchones habían partido a las 10.50 y dos horas después se hallaban frente a La Plata, dispuestos a ingresar en puerto. Cuatro cazas gubernistas Gloster Meteor y cinco bombarderos Calquin, detectaron su presencia y los atacaron, ametrallándolos primero y arrojándoles sus bombas inmediatamente después. El BDI Nº 11, piloteado por el teniente Federico Roussillon, recibió toda la furia del fuego.
Las bombas de los Calquin estallaron cerca, sacudiendo las embarcaciones con fuerza. Le siguieron a baja altura los Gloster Meteor que acribillaron indiscriminadamente sus cubiertas, carentes de defensas antiaéreas. Las lanchas  efectuaron maniobras en zigzag y prosiguieron su avance cuando los atacantes, tras consumir su munición, emprendieron el regreso a Morón.
El ataque provocó dos muertos y nueve heridos, a bordo de la BDI Nº 11, que solo respondió con fuego de fusilería, nada efectivo, por cierto. Un proyectil le había destrozado el regulador del motor, provocando su detención. Su posterior varadura dejó parcialmente bloqueado en canal2. Pese a los daños, la embarcación sería reparada y continuaría navegando durante el resto del día.
Los lanchones atracaron junto al destacamento de Prefectura y desembarcaron a la tropa bajo el fuego de los efectivos leales. Las compañías se desplegaron por los pantanos en dirección a la Escuela Naval, intentando cubrirse en los montes. La Compañía Nº 2 de Infantería de Marina, al mando del teniente Oscar López intentó unirse a la defensa del edificio principal del establecimiento. Los recibió el encargado de vigilancia, teniente de navío Roberto Wulff de la Fuente, quien les ordenó formar para distribuirlos inmediatamente después hacia diferentes sectores.
Los infantes se hallaban conmocionados por los ataques aéreos y por eso se desbandaron cuando un Gloster Meteor pasó sobre ellos, sin efectuar disparos. Alejado el peligro, los volvieron a formar y marcharon directamente hacia el frente.
Pasado el mediodía, el “King” y el “Murature”, arrastrados por los remolcadores, se ubicaron junto al muelle, frente a la Escuela Naval. Desde la lengua de tierra próxima a los elevadores de granos, en la orilla opuesta, recibieron intenso fuego, sufriendo las primeras bajas. Un impacto alcanzó el puente del “King” provocando algunos destrozos y a punto estuvo de alcanzar a su comandante. Los que no tuvieron la misma suerte fueron el marinero Mateo Viña, muerto por un disparo calibre 7,65 en el pecho y el cabo primero Raúl Torres, gravemente herido en el rostro, junto a al cañón Bofors que servía.
En el “Murature” la metralla alcanzó de lleno al cabo Balsante, también herido en el rostro; al suboficial artillero Victorio Rodríguez y al marinero Luis Palena, que cayó sobre un reloj Rokord desde el puente de señales,  manchando con su sangre al comandante. Los remolcadores también fueron alcanzados pero sin mayores consecuencias y pudieron seguir avanzando en dirección a los muelles.
Inmediatamente después de atracar, los patrulleros desembarcaron muertos y heridos mientras sus comandantes se dirigían al edificio del Liceo para presentarse ante su director, capitán de navío Carlos M. Bourel y recibir directivas. Bourel los puso al tanto del lugar en el que se hallaban ubicadas sus tropas y les ordenó abrir fuego sobre las posiciones enemigas.
Los patrulleros dispararon con tanta violencia, que al batir el área, las fuerzas leales se vieron obligadas a evacuar el sector mientras sufrían considerables bajas en sus filas. Mientras eso ocurría, la gente de Büsser, cuerpo a tierra, las tiroteaba desde los astilleros.


Patrullero ARA "Murature" (P-20) gana aguas abiertas en el Río de la Plata. Fue nave insignia del almirante Rojas hasta su trasbordo al crucero "La Argentina" el 18 de septiembre de 1955.
 (Imagen: gentileza Fundación Histarmar. Historia y Arqueología Marítima)

Se combatía intensamente en Río Santiago cuando la Base Aérea de Morón partió un Avro Lincoln piloteado por el vicecomodoro Islas. La aeronave llevaba al capitán Hugo Crexell como apuntador y su misión consistía en intimidar a los rebeldes y mostrarles la capacidad destructiva de la que disponía el gobierno.
El aparato se aproximó volando alto sobre las destilerías de Dock Central y una vez sobre el objetivo abrió sus compuertas y dejó caer sus bombas iniciando inmediatamente maniobras de evasión. Las cargas se fueron largas y cayeron en aguas del canal, sin consecuencias.
En previsión de este tipo de ataques, los edificios principales fueron acondicionados, cubriéndose sus aberturas con colchones y todo tipo de elementos, a efectos de evitar las esquirlas y las astillas de los vidrios destrozados.


Un I.Ae-24 Calquin se dispone a atacar Río Santiago

A las 14.30 dos Avro Lincoln y un Calquin, volvieron a atacar, pero sin éxito. Al darse la alarma, la oficialidad, que había hecho de la Dirección de la Escuela Naval su cuartel general, se al suelo, bajo de mesas y escritorios, mientras las explosiones sacudían la tierra.
El almirante Rojas, en cambio, mantuvo una actitud serena, elogiada por sus asistentes al término del conflicto. Según cuenta Isidoro Ruiz Moreno, mientras duró el bombardeo permaneció de pie, bromeando con sus subalternos que lo observaban incrédulos desde el piso en especial, el teniente Jorge Isaac Anaya y el ayudante del almirante, teniente de navío Oscar Carlos Ataide, a cubierto ambos bajo un escritorio que había pertenecido al general Justo José de Urquiza. Desde esa posición, mantenía contacto telefónico con el capitán Adolfo Grandi, que comandaba las tropas que combatían en el Astillero, siguiendo las alternativas del combate.
Las primeras bombas cayeron en el agua sin estallar porque debido a la baja altura a la que volaban los aviones, sus espoletas no tuvieron tiempo de armarse. Le siguieron nuevas incursiones, todas ellas repelidas por fuego cruzado del “King” y el “Murature” que, a esa altura, se habían convertido en los principales bestiones de la defensa antiaérea. Una bomba estalló cerca del primero alcanzando su casco con las esquirlas en tanto dos de los aparatos atacantes recibieron impactos de distinta consideración: el Calquin uno que le atravesó de lado a lado el ala derecha, cerca del fuselaje y el Avro Lincoln otro en la torreta inferior. El primero se estrelló cerca del Club de Regatas de la Plata, pereciendo el piloto y su acompañante y el segundo se alejó echando humo en dirección al frigorífico “Armour”.

Mientras tenían lugar estas acciones, una escuadrilla de seis Calquin al mando del capitán Jorge Costa Peuser, desertó hacia las filas rebeldes. La integraban los capitanes Valladares, Marcilese, Pérez, Abdala y Crespo, quienes habían aterrizado ese mismo día en Morón, provenientes de El Plumerillo, provincia de Mendoza para reforzar a la Fuerza Aérea leal.
Recibida la orden de bombardear Río Santiago, los aviones arrojaron sus bombas al agua y siguieron vuelo hacia Tandil, para unirse a las filas revolucionarias. El hecho no pasó desapercibido en Morón donde, en horas de la tarde, Crexell y sus asistentes comenzaban a preocuparse por las defecciones, el potencial de fuego de los patrulleros y la impericia de los pilotos gubernistas durante los ataques.
Y no era para menos ya que un detenido análisis de la situación pudo determinar que ninguna de sus bombas había logrado impactos, dos aviones habían sido alcanzados al menos media docena había desertado, incluyendo los recién llegados de El Plumerillo.
El Comando de Represión dispuso una misión de bombardeo sobre las posiciones rebeldes en Córdoba y en cumplimiento de esa directiva, el jefe de la FAA, brigadier Juan Fabri, despachó los dos Avro Lincoln piloteados por los capitanes Ricardo Rossi y Orlando Cappellini a los que nos referimos en el capítulo 9.
Los pilotos decolaron a las 12.30 y una vez en el aire, hicieron una pasada rasante sobre la pista y cortaron comunicación con la torre. Una hora después se hallaban sobre la Escuela de Aviación Militar, en la provincia de Córdoba, solicitando autorización para aterrizar.
Dos horas después harían lo propio otros tres aparatos comandados por el capitán Fernando González Bosque y los primeros tenientes Manuel Turrado Juárez y Dardo Lafalce que como se ha dicho, incrementaron considerablemente el poder de fuego de las fuerzas revolucionarias.

Las acciones en Río Santiago se prolongaron hasta bien entrada la noche. Las fuerzas leales, al mando del general Ferrazzano habían hostigado la base y sus instalaciones durante toda la jornada, disparando sus poderosos cañones y morteros sobre los patrulleros y los principales edificios.
A las 17.00, la Infantería de Marina, siguiendo instrucciones directas de Rojas, comenzó a cruzar el brazo de agua que separa el Astillero de la Escuela. Allí se encontraba el teniente Carlos Sommariva, soportando sobre su posición, dentro de los galpones la presión de las fuerzas de Ferrazzano cuando llegó el capitán Grandi para transmitirle la orden de que debía dirigirse al ferry y cruzar a la Escuela. En el momento en que ambos oficiales hablaban una bala dio de lleno en Grandi y lo arrojó al piso. Sommariva pensó que lo habían matado pero grande fue su sorpresa cuando lo vio ponerse de pie y seguir hablando. El proyectil había impactado en un botón de su chaqueta, salvándole milagrosamente la vida.

Cañones del Regimiento 7 de Infantería abren fuego sobre
los patrulleros "King" y "Murature"
A una indicación de Sommariva los infantes de Marina corrieron hacia el ferry atravesando las rampas en las que se construía la fragata “Libertad”. Lo hicieron por secciones, muy profesionalmente, primero los conscriptos, después los suboficiales y finalmente los oficiales, quienes permanecieron hasta último momento cubriendo la retirada mientras el fuego se intensificándose en torno a ellos. El ferry cruzó y depositó a los conscriptos en la orilla opuesta mientras la oficialidad contenía al Ejército como mejor podía.
Entre los combatientes de primera línea se hallaba el teniente Menotti Alejandro Spinelli, veterano del 16 de junio, que durante el repliegue pasó junto al casco de la “Libertad”, cuando varios disparos enemigos perforaban su estructura. En plena construcción, la soberbia embarcación, orgullo de la Armada Argentina, recibía su bautismo de fuego.
A las 18.00, el ferry que guiaba el teniente Julio Santoianni regresó al Astillero para recoger a la oficialidad. La embarcación se arrimó al extenso espigón norte y la tropa comenzó a embarcar presurosamente, cubierta por el fuego de los patrulleros.
Cuando todo el personal estuvo a bordo la nave se alejó del muelle y regresó a la Escuela, posibilitando que las avanzadas del Ejército al comando del mayor Horacio Rella, cumpliendo órdenes directas del general Ferrazzano, alcanzara los accesos al astillero. Una hora después, la artillería se ubicaba a retaguardia, en el sector de descampados del Ferrocarril General Roca, guiada desde los puestos de observación y reglaje apostados en las torres de la iglesia y el Palacio Municipal de Ensenada.
Eran las 20.00 horas cuando los cañones comenzaron a ser acondicionados para apoyar el asalto de las tropas que se había planificado para el día siguiente. La Base Aérea de Morón, por su parte, dio por finalizadas las operaciones de ese día debido a la imposibilidad de operar de noche.
Cuando los relojes señalaban las 21.00, el capitán Crexell se encaminó hasta un automóvil ubicado en la playa de estacionamiento de la unidad para dirigirse al Ministerio de Marina a presentar su informe al almirante Cornes. Lo acompañaban los vicecomodoros de Marotte y Síster, con quienes comentaba las alternativas de la jornada cuando, repentinamente, desde un Calquin estacionado frente a ellos, alguien abrió fuego.
Los oficiales se arrojaron a tierra en el preciso momento en que el avión carreteaba hacia la pista para remontar vuelo salvando providencialmente sus vidas porque en el momento de disparar, el aparato se hallaba apoyado sobre el patín de cola y eso hizo que la ráfaga pasara sobre sus cabezas, sin alcanzarlos.

Las antiaéreas del "King" y "Murature" responden
(Imagen: Blog de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina)
Pasado el susto, Crexell se incorporó, se despidió de sus acompañantes, abordó el rodado y partió hacia la capital. En el Ministerio lo recibieron su titular, el almirante Cornes y otros altos funcionarios a quienes brindó el informe correspondiente, que se prolongó durante la cena y finalizó cerca de medianoche. Fue allí donde percibió, con cierta preocupación, que las autoridades gubernamentales daban por desbaratado el alzamiento y eso le produjo preocupación porque, a esa altura, no se podía asegurar nada.
Mientras tanto, en Río Santiago el almirante Rojas efectuaba un análisis de la situación.
Carente de artillería, sabía que las fuerzas del general Ferrazzano acabaría por imponerse, reduciendo a cenizas las instalaciones navales. Era necesario evacuar el lugar y alejar a las tropas mar adentro si lo que se quería era evitar una masacre.
La decisión contrarió al capitán de navío Luis M. García quien protestó enérgicamente porque, según sus palabras, estaba allí para combatir hasta el fin y no para retirarse. Rojas lo tranquilizó, explicándole que la situación era insostenible y que para seguir la lucha, había que embarcar y hostigar al enemigo desde el mar. García comprendió y Rojas pasó a explicar el plan.


Con la llegada de la noche, el combate cesó. Las tropas del ejército cambiaron posiciones, evacuaron a los heridos y procedieron a recobrar energías distribuyendo el rancho entre la tropa. Por el lado rebelde, se impartieron las órdenes pertinentes al embarque de los efectivos mientras en la Dirección de la Escuela, el almirante Rojas, ayudado por los tenientes Jorge Isaac Anaya, Oscar Carlos Ataide y Jorge Osvaldo Lauría, procedía a quemar la documentación para evitar que cayese en manos del enemigo.
Rojas escribió una nota al general Ferrazzano, que dejó sobre su escritorio. La misma decía, entre otras cosas, que las instalaciones y edificios de la Base Naval y su Escuela eran patrimonio de la Nación y por ende, propiedad del pueblo argentino: “Abrigo la esperanza de que en esta ocasión no se repitan los hechos bochornosos que ocurrieron cuando fuerzas del Ejército ocuparon el 16 de junio pasado el Ministerio de Marina, el que fue saqueado como botín de guerra, no distinguiéndose entre bienes del Estado y bienes privados”.
Cerca de las 20.00, cuando las fuerzas leales procedían a acondicionar la artillería para apoyar el asalto final, el “Murature” terminaba de embarcar a la tropa y a la tripulación de su gemelo “King”, imposibilitado de navegar a causa de las reparaciones a las que estaba siendo sometido al momento de estallar la revolución.
Cuando todo estuvo listo, la nave aligeró amarras y con el personal en sus puestos de combate enfiló hacia el Río de la Plata en silencio total de radio, apuntando sus cañones hacia las posiciones enemigas. La embarcación encaró hacia el canal de acceso con el propósito de escoltar a los lanchones BDM y BDI en los que seguía embarcando el personal de la base y con un solo motor encendido, maniobró para abandonar el puerto alejándose lentamente aguas adentro, sin ser atacado.
El almirante Rojas fue el último en embarcar. Lo hizo en el BDI Nº 11, acompañado por el general Uranga y su estado mayor integrado por los capitanes Abel Fernández, Luis Miguel García, numerosos oficiales y su asistente del crucero “9 de Julio”, el suboficial Alfredo Bavera. La embarcación debía ser la última en zarpar pero como el BDT Nº 6 presentó fallas técnicas, debió hacerlo antes.
A las 21.00 horas Rojas ordenó zarpar. El guardiamarina Adolfo Arduino, a cargo del timón, estaba tan nervioso por su presencia que tuvo cierta dificultad en alejarse del muelle. Primero se separó un poco pero al cabo de unos minutos, chocó contra él. Volvió a repetir la maniobra y por segunda vez volvió a embestir contra el apostadero, lo mismo una tercera vez hasta que el capitán Jorge J. Palma, preocupado, solicitó hacerse cargo. Su par, el capitán Sánchez Sañudo lo contuvo recordándole que Arduino era el comandante en esos momentos y que era él, el encargado de efectuar la maniobra y así lo entendió aquel.
Finalmente zarparon. La embarcación se alejó de la costa y con las luces apagadas navegó por el canal para introducirse en la rada y ganar la inmensidad del río, rumbo al Pontón “Recalada”. Fue en ese momento cuando extenuado y aún tenso, Rojas bajó a los camarotes, se acostó sobre una litera y se quedó profundamente dormido.
El BDT 6 tardó dos horas en reparar sus desperfectos y una vez subsanados, partió también (23.00 horas), dejando completamente vacía a la Base Naval.

Notas


  1. En 1982 el almirante Carlos Büsser condujo las fuerzas de ocupación del archipiélago malvinense durante la Operación Rosario.
  2. Jorge E. Perren, Puerto Belgrano y la Revolución Libertadora, p. 187.


1955 Guerra Civil. La Revolucion Libertadora y la caída de Perón