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viernes, 26 de julio de 2024

FAA: Villa Reynolds espera los F-16s

¿El fin del Fightinghawk? Si.





Finalmente llegó el fin de la historia operacional del A-4 en la Fuerza Aérea Argentina. El que no lo quiera ver, va a ser responsable de potenciales accidentes en el futuro. Estamos a tiempo.



El A-4AR Fightinghawk, una modernización del A-4M Skyhawk II, representa un esfuerzo significativo de la Fuerza Aérea Argentina para mantener una flota de aviones de combate relevantes y eficaces. Esta modernización, realizada principalmente por Lockheed Martin a principios de los años 90, incluyó varias mejoras respecto al modelo original A-4M. Entre las principales actualizaciones se encuentran un radar AN/APG-66V2, similar al utilizado en los F-16, pantallas multifuncionales (MFDs) en la cabina, un Head-Up Display (HUD), y sistemas avanzados de navegación, comunicación y armamento. Estas mejoras permitieron al A-4AR portar misiles aire-aire y bombas guiadas por láser, aumentando significativamente sus capacidades de combate.

A pesar de estas modernizaciones, los A-4AR están alcanzando el fin de su vida operativa, presentando problemas de mantenimiento y disponibilidad que afectan su operatividad. Los recientes accidentes fatales subrayan la urgencia de abordar estos desafíos. La vida útil restante de estos aviones es limitada, y el mantenimiento necesario para mantenerlos operativos es cada vez más costoso y complicado debido a la escasez de repuestos y la necesidad de revisiones frecuentes.



Considerando una posible modernización, cambiar los asientos eyectables a modelos más modernos como el Martin-Baker Mk16 podría mejorar la seguridad de los pilotos. Sin embargo, este cambio, junto con una posible actualización del motor al General Electric F404, implicaría costos significativos. El motor F404, utilizado en el Super Skyhawk de Singapur, podría ofrecer mayor eficiencia y rendimiento, pero adaptarlo al A-4AR sería un proceso costoso y técnicamente complejo. Asimismo, reforzar la estructura de la aeronave para extender su vida útil también resultaría en un gasto considerable.

En este contexto, surge la alternativa de adquirir los F-16 Barak de Israel. Estos aviones han recibido numerosas modernizaciones, incluyendo mejoras en radar, aviónica, sistemas de guerra electrónica y capacidades de armamento. Los F-16 Barak son superiores a los A-4AR en términos de capacidad de combate, alcance y versatilidad. Aunque operarlos es más caro, ofrecen una confiabilidad y capacidad operativa mucho mayores.

Comparando esta opción con la reciente adquisición de 24 F-16 MLU de Dinamarca por parte de la Fuerza Aérea Argentina, los F-16 Barak también se presentan como una alternativa viable. Los F-16 MLU, modernizados a mitad de su vida útil, poseen mejoras similares a los Barak, pero la elección entre ambos modelos puede depender del costo de adquisición y el estado específico de los aviones ofrecidos. Los F-16 Barak, mantenidos y modernizados por Israel, podrían ofrecer ventajas adicionales en términos de interoperabilidad con aliados clave en la región.

Ante estas opciones, modernizar los A-4AR se muestra como una solución a corto plazo y menos costosa inicialmente, pero adquirir los F-16 Barak o F-16 MLU representa una inversión más inteligente a largo plazo, ofreciendo una capacidad operativa significativamente mayor y alineándose mejor con las necesidades estratégicas actuales y futuras de la Fuerza Aérea Argentina.

Para operar estos nuevos F-16 en la base aérea de Villa Reynolds, en la provincia de San Luis, serían necesarias varias adaptaciones. Las pistas de despegue y aterrizaje necesitarían mejoras para manejar el peso y las características de los F-16. Además, se requerirían hangares adecuados para el mantenimiento y almacenamiento de estos aviones. El personal de tierra y los pilotos necesitarían formación específica para operar y mantener los F-16, y sería necesario adquirir equipos de mantenimiento específicos. También se deberían realizar mejoras en las instalaciones de armamento y almacenamiento de combustible para satisfacer las demandas de los nuevos aviones.

En conclusión, mientras que la modernización de los A-4AR podría parecer una opción más económica a corto plazo, la adquisición de los F-16 Barak o F-16 MLU ofrece una solución mucho más robusta y eficaz a largo plazo, alineada con las necesidades operativas y estratégicas de la Fuerza Aérea Argentina.








jueves, 4 de enero de 2024

sábado, 26 de agosto de 2023

Malvinas: La actuación heroica del Escuadrón Alacrán (GNA)

La historia de los héroes del Escuadrón Alacrán identificados en Malvinas y el emotivo recuerdo de sus familiares

Esta semana, un equipo forense le puso nombre a los cuerpos de cuatro comandos de Gendarmería enterrados en una misma tumba en el cementerio de Darwin, confirmó la identidad de otro y reasoció los restos de un sexto veterano de guerra. Este es el vivo recuerdo de sus seres queridos y el relato de la acción donde murieron

Por Adrián Pignatelli || Infobae




El Escuadrón Alacrán en Malvinas. Tuvo su bautismo de fuego el 30 de mayo de 1982

Fue en el viaje en micro a Comodoro Rivadavia, desde donde cruzarían a las islas Malvinas en un Hércules. Viajaban comandos de Gendarmería y entre los comentarios que se mezclaban y confundían alguien los describió “letales como los alacranes”. Nunca pudieron identificar al autor de la definición. Lo cierto que desde ese momento el escuadrón de 65 hombres pasó a llamarse Alacrán.

El plan original era el de permanecer en las islas luego del repliegue de las fuerzas que habían recuperado el archipiélago. Desempeñarían tareas de seguridad y policial. Pero a esa altura las órdenes ya habían cambiado.

El 29 de mayo, en una reunión de mandos del Ejército, se programaron operaciones en conjunto con las compañías comando 601 y 602 y del Escuadrón Alacrán que en Malvinas recibió el nombre de Compañía de Tropas Especiales 601. Los gendarmes recibieron la misión de llegar a un punto en Monte Kent para atacar a los británicos por retaguardia. El plan era el siguiente: comandos de Ejército tomarían tres posiciones en el centro y los gendarmes las dos de los flancos.

Serían llevados al lugar en helicóptero, al que cargaron con armas y explosivos. Más allá del armamento de cada efectivo, llevaban lanza cohetes, proyectiles y minas.

Sería la primera acción de guerra de Gendarmería. Y lo fue.

Esta semana, en el marco del Segundo Plan Proyecto Humanitario, que lleva a cabo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), fueron identificados los restos de cuatro de esos héroes, todos enterrados en la tumba C 1.10 del Cementerio de Darwin, en Malvinas: el subalférez Guillermo Nasif, el cabo primero Marciano Verón, el cabo Carlos Misael Pereyra y el gendarme Juan Carlos Treppo. Además, confirmó además la identidad del primer alférez Ricardo Julio Sánchez y logró reasociar los restos del cabo primero Víctor Samuel Guerrero. Todos ellos murieron en esa primera acción.

Los comandos de Gendarmería cumplieron diversas misiones en la guerra

Era la mañana del domingo 30 de mayo. La base de helicópteros estaba en Moody Brook. En la primera máquina ya estaban los 15 comandos, al mando del Segundo Comandante Jorge San Emeterio. Pero serían 16. El primer alférez Ricardo Julio Sánchez, 26 años, oficial de operaciones, uno de los que había ayudado en la organización del escuadrón, estaba en tierra agachado atándose los cordones de los borceguíes. Tenía tiempo porque iría en el segundo viaje, ya que ese helicóptero debía volver para llevar en tandas sucesivas a otras patrullas. Como era el que mejor manejaba la cartografía subió.

Sánchez fue uno de los que decidió hacer testamento. Deseaba que, si algo le pasaba, su esposa y su hija recibiesen el sable de Güemes como el que usan los oficiales de Gendarmería. Su hija Cynthia Lorena, que tenía cinco años cuando su papá fue a la guerra, contó a Infobae que era muy querido por sus compañeros, una persona seria, se notaba que era un militar desde la cuna.

Ricardo Julio Sánchez era primer alférez y no le tocaba ir en el primer vuelo

José Ricardo Spadaro, cuando fue el 2 de abril, era un comandante recién ascendido. Siendo jefe del Escuadrón Atucha en una formación pidió que dieran un paso al frente los que quisieran ir a Malvinas. Todos lo hicieron. Fueron 65 los designados, de los cuales solo 40 alcanzarían a cruzar.

Despegaron a las ocho de la mañana. El entonces sargento primero Miguel Víctor Pepe recordaría que eran conscientes del peligro al que se enfrentarían y que posiblemente no todos saldrían con vida.

El subalferez Guillermo Nasif, 23 años, de abuelo inmigrante sirio, tuvo una infancia muy feliz según describió su hermano Jacobo. Egresado de la Escuela de Gendarmería con un promedio excelente, había recibido una decena de premios, quizás el más importante era haber sido el mejor compañero de su promoción. Había hecho el curso comando, incluido el de paracaidismo, esquí, buzo y motocicilista. Cuando a fines de mayo pidieron voluntarios para ir a la guerra, se ofreció. A la familia no le dijo nada para no preocuparlos. En Esquel había dejado una novia, y parece que la relación iba en serio.

El sub alférez Guillermo Nasif había egresado con todos los honores de la Escuela de Gendarmería

El vuelo habrá durado una media hora, volando a baja altura para no ser detectado por los radares ingleses. Algunos iban en silencio, otros comentando del combate que seguro se avecinaba. En un momento tal vez por una reacción instintiva el piloto, el teniente primero Pedro Angel Obregón sorprendió a todos con una maniobra evasiva. No estuvo errado. Un Sea Harrier les había disparado un misil. Su pericia permitió que el proyectil no impactase de lleno en la máquina sino que se estrellase en el rotor de cola.

El que vio desde tierra al misil fue el mayor Oscar Ramón Jaimet, según recuerda el comandante general retirado Spadaro.

El cabo primero Marciano Verón era un correntino de Saladas, de una familia muy numerosa, criado en el campo. Se enganchó en Gendarmería cuando cumplió con el servicio militar. Jesús, su hermano, dijo que no le tocaba ir a la guerra, pero que él se ofreció. Hincha de Boca como todos sus hermanos, tenías 25 años y muchos amigos.

El cabo primero Marciano Verón era de Saladas y fue otro que se ofreció a ir voluntario

El helicóptero comenzó a sacudirse. La maniobra del piloto ayudó a retardar la caída. Antes de impactar sobre el terreno, el sargento ayudante Ramón Gumersindo Acosta se tiró por una de las ventanas. La máquina comenzó a incendiarse y el peligro inmediato era que las llamas afectasen a la gran cantidad de explosivos que transportaban.

Víctor Samuel Guerrero era cabo primero y el primer gendarme en la familia. Había nacido en Pirané, Formosa y le gustaba jugar de arquero en los partidos de fútbol. Dos compañeros se habían ofrecido a ir en su lugar a Malvinas porque tenía una hija chiquita, Noelia Carolina y su esposa estaba embarazada. El se negó. La esposa y la hija fueron a despedirlo al escuadrón en El Calafate.

Cabo primero Víctor Samuel Guerrero y se negó a que un compañero fuese en su lugar ya que era padre de una bebé y su esposa estaba embarazada

Las llamas provocaron un denso humo negro. Pepe recuerda que reaccionó, que fue hacia la cabina, que golpeó los vidrios. Vio un rayo de sol que se colaba por el techo de la cabina. Pudo distinguir a Acosta que desesperadamente le hacía señas. Lo ayudó a salir y se abrazaron.

Elsa Beatriz y Carlos Misael Pereyra se casaron muy jóvenes. Entrerrianos, ella de Concepción del Uruguay –”la histórica” aclara- y él de Gobernador Maciá o Macía. Era el que no podía retar a los hijos, el que debajo del birrete llevaba, de regreso del trabajo, chupetines bolita para ellos. La esposa ponía los límites. Era alegre, optimista y cuando se enteró que iría a Malvinas, estando en Esquel, bromeaba con las criaturas, diciéndoles que les traería caramelos de pingüino. Pero en su fuero íntimo sabía que no regresaría. Así se lo confesó a su esposa.

El cabo Carlos Misael Pereyra, el que malcriaba a sus hijos, sabía que nunca volvería

En el Puma que se incendiaba había más gente atrapada. Tantearon en la humareda y vieron una mano que sobresalía. Así lograron sacar de los pelos al sub alférez Aranda. Pepe alcanzó a ver al sargento primero Justo Rufino Guerrero. “Hermano, sácame de acá”, rogó. Con la ayuda de Aranda, Acosta y San Emeterio -parado sobre el techo de la máquina- lograron salvarlo. Impresionaban sus piernas destrozadas.

Los Treppo eran diez hermanos y Juan Carlos era el mayor. Eran todos muy familieros y existía ese respeto especial por el hermano mayor. Eran de La Leonesa, Chaco y Juan Carlos era como un segundo padre. Por la mañana iba a la escuela primaria y al mediodía caminaba cinco o diez kilómetros para llevarle la vianda a su padre, tractorista en un ingenio azucarero. A los 9 ya manejaba el tractor y a los 13 el camión. Llegó hasta tercer año en la Técnica, fue camionero, tuvo un paso por Prefectura antes de ser gendarme. Hizo el curso de comando con excelentes calificaciones. Era francotirador. Su familia no sabía que iba a Malvinas, tampoco dijo nada para no preocuparlos. Fue como voluntario.

El gendarme Juan Carlos Treppo era el mayor de los hermanos de una familia numerosa y siempre fue como un segundo padre

A Guerrero lograron llevarlo lejos de la máquina. Querían seguir buscando posibles sobrevivientes. Pero los explosivos, alcanzados por el fuego, estallaron.

Nasif había muerto junto a Sánchez, aprisionados por la carga del helicóptero. Tampoco pudieron salir ni Pereyra, Verón, Guerrero y Treppo. El 10 de junio, también en cercanías del Monte Kent un proyectil de mortero mataría al gendarme Acosta.

La vida después

Cynthia Sánchez viajó dos veces a las islas. La primera vez con la Cruz Roja y la segunda con el contingente con hijos y hermanos, y se quedaron una semana. Dice que le hubiera encantado ser gendarme como su papá y su abuelo materno, pero en esa época no admitían mujeres.

Los Nasif se enteraron de la muerte de Guillermo al día siguiente. Era hincha de River, se había formado en el Liceo Militar General Paz y hasta había estudiado un año de ingeniería civil, mientras esperaba ingresar a Gendarmería, donde fue escolta de bandera.

Los Verón cuentan que a Marciano no le tocaba ir a la guerra pero que él pidió ir. Ellos se enteraron cuando le notificaron de su muerte. Gente de campo, toda la vida vivieron del fruto de su chacra, muestran orgullosos el libro que cuenta su historia. Se llama “Entre lagunas y mares”.

Guerrero nunca conoció a su hijo Víctor Gastón, actualmente cabo primero de Gendarmería. Su hija Noelia Carolina es sargento en la misma fuerza y estuvo por no entrar porque pensó que no iba a soportar el curso. “Ahora no podría hacer otra cosa”, confiesa. Su marido es cabo primero y tienen dos hijos. En el 2000 visitó Malvinas. Conocía el cementerio por una fotografía que le habían mandado a su madre junto con un anillo y el reloj de su hijo.

El Escuadrón Alacrán, formado en Comodoro Rivadavia antes de partir a las islas

Fue en 1993 cuando el comandante Spadaro, siendo jefe de la agrupación Formosa que conoció al padre de Víctor Guerrero. Se ganaba la vida vendiendo chipá con un carrito y había perdido un ojo por un ataque de presión cuando se enteró de la muerte de Víctor. “Cuénteme cómo murió mi hijo”, le pidió. El gobernador de Formosa, al enterarse de su situación, le concedió una pensión honorífica.

Antes de irse a Malvinas, Carlos Misael Pereyra dejó grabado un casete, en el que cantó e imitó sonidos. En la familia lo cuidan como una reliquia, más aún cuando lo quisieron escuchar y la cinta se trabó. Entonces alguien hizo copias en CD y recién el año pasado pudieron volver a escuchar su voz. Todos se sorprendieron al darse cuenta que Carlos Victorino, el hijo que nació en diciembre de 1982, tiene su mismo timbre. Su esposa cumplió lo que le hizo prometer, que si no regresaba que se volviese a Concepción del Uruguay. Sus hijos siguieron sus pasos: Elsa Verónica es suboficial de Gendarmería, Carlos oficial y fue Casco Azul y Marcos oficial de la Policía Federal. “Me salieron buena gente, para mi es lo que importa”, destaca.

Los Treppo vivían a cuatro cuadras de la sede del Escuadrón. A la mamá, Teresa de Jesús le habían dicho que a Juan Carlos había tenido un accidente con un helicóptero en Mendoza, pero ella enseguida presintió la verdad. Nelson, uno de sus hijos, recuerda que desde entonces sus padres tuvieron una mirada triste. Todas las tardes su mamá se sentaba en la puerta de la casa, como mirando a lo lejos.

sábado, 8 de octubre de 2022

Accidente aéreo: El accidente del Lancastrian sobre la cordillera

“STENDEC”: El misterioso accidente del avión Star Dust de 1947 y el extraño mensaje final enviado por la tripulación

Goran Blazeski || The Vintage News



La historia de la misteriosa desaparición de Star Dust, el avión Avro Lancaster con 11 personas a bordo, es similar a cualquier otro desastre de aviación que hayas escuchado hasta ahora.

Como ya habrás supuesto, el avión se desvió de su rumbo y desapareció misteriosamente. Más o menos eso es lo que sucedió el 2 de agosto de 1947, durante un vuelo de Buenos Aires a Santiago de Chile, cuando Star Dust se estrelló contra el Monte Tupungato en la Cordillera de los Andes en el oeste de Argentina.

Pasaron más de 50 años antes de que las piezas del rompecabezas comenzaran a unirse gradualmente después de que los escaladores descubrieran accidentalmente los restos de los pasajeros y la tripulación de Star Dust en lo alto de las montañas de los Andes.

Solo puede imaginar qué tipo de historias y rumores surgieron durante los largos 50 años posteriores a la desaparición del avión. Desde la fuga de los nazis hasta el oro robado y la abducción por extraterrestres, varios misterios rodearon este accidente de avión en particular y los extraños detalles sobre algunos de los pasajeros de Star Dust solo agregaron más combustible a las llamas. Como personajes sacados directamente de una novela de Agatha Christie, los pasajeros incluían a un hombre de negocios palestino que supuestamente tenía un  diamante cosido en su chaqueta; un mensajero diplomático británico que supuestamente llevaba una maleta llena de secretos diplomáticos; y una mujer alemana que, según la mayoría de las fuentes, tenía consigo las cenizas de su marido muerto.

La tripulación de Star Dust estaba formada por ex pilotos de bombarderos experimentados, todos los cuales participaron en una serie de misiones de combate durante la Segunda Guerra Mundial, pero su experiencia de combate no valió nada una vez que se encontraron en lo alto de las nubes con visibilidad cero. Lo más probable es que la tripulación creyera que ya habían evitado las cimas de las montañas de los Andes y comenzaron su descenso mucho antes de lo que se suponía que debían hacerlo, lo que finalmente resultó en un desastre.

Horizonte de Santiago de Chile a los pies de la Cordillera de Los Andes y edificios en el distrito de Providencia.

En enero de 2000, después de que los escaladores tropezaron con los restos y se llevó a cabo una investigación, se demostró que el accidente fue causado por factores relacionados con el clima. Sin embargo, aún queda un misterio. El mensaje final enviado por el operador de radio de Star Dust en código Morse y recibido por el operador de radio en Santiago decía que su ETA (hora estimada de llegada) era las 5:45 pm y, curiosamente, también incluía la palabra STENDEC. Creyendo que el operador de radio del Star Dust cometió algún tipo de error, el controlador de tierra de la Fuerza Aérea de Chile solicitó una aclaración y recibió el mismo mensaje una y otra vez. Después de eso, no se volvió a hacer contacto.

Según el informe oficial de 1947 “la señal de las 17.41 la recibió Santiago sólo 4 minutos antes que la ETA. El operador de radio chileno en Santiago afirma que la recepción de la señal fue alta y clara pero que se entregó muy rápido. Al no entender la palabra “STENDEC”, la preguntó y la aeronave repitió la misma palabra dos veces seguidas. No se ha encontrado una solución a la palabra “STENDEC”. A partir de ese momento no se supo nada más de la aeronave y no se estableció contacto con la torre de control de Santiago. Todas las llamadas posteriores quedaron sin respuesta”.

Han pasado más de 70 años desde que Star Dust desapareció en la Cordillera de los Andes y los expertos lograron proporcionar respuestas a todas las misteriosas preguntas que rodean su desaparición, pero una pregunta en particular sigue sin respuesta: ¿Cuál es el significado de la última transmisión en código Morse de Star Dust, STENDEC?

Una que otra palabra está incluida en  The Oxford Dictionary of Phrase and Fable,  pero eso no ayuda mucho en su desmitificación: “Palabra misteriosa en la transmisión final desde el plano perdido Star Dust (ver estrella); su significado nunca ha sido resuelto.” 

Mucho se ha dicho durante los últimos 70 años, pero la palabra sigue siendo una fuente de gran misterio. Muchas personas dieron su opinión personal sobre el tema y trataron de adivinar lo que el experimentado operador de radio estaba tratando de decir enviando la misma palabra desconocida tres veces seguidas.

Como ya habrás notado, las letras son un anagrama de DESCENSO, pero no te emociones demasiado, ya que miles de curiosos de todo el mundo pensaron lo mismo.

Un episodio sobre la misteriosa desaparición de Star Dust y el mensaje final de su tripulación fue creado por la serie de televisión de la BBC  Horizon y provocó un debate internacional allá por el año 2000. Los creadores del episodio  recibieron una gran cantidad de mensajes de personas que intentaban explicar el significado de la palabra.

Las sugerencias más creativas incluyeron una, según la cual, la tripulación podría haber estado sufriendo de hipoxia (falta de oxígeno suficiente en la sangre y los tejidos). Cuando un piloto inhala aire a gran altura, la caída de la presión atmosférica dificulta que el gas vital llegue al torrente sanguíneo, lo que puede afectar la función del cerebro y, finalmente, puede confundir al piloto y, en algunos casos, incluso dejarlo incapaz de volar. Esta afirmación sugiere que el operador de radio podría haber sufrido de hipoxia, lo que podría haber sido la razón por la que cometió un error y envió una palabra desconocida. Otros sugirieron que el operador de radio estaba tratando de decir Star Dust pero en su lugar envió STENDEC. Pero repetir la palabra ininteligible dos veces más parece bastante inusual.

Hubo tantas soluciones propuestas que los creadores del episodio no pudieron responder a todos los mensajes que recibieron. Sin embargo, ninguna de las sugerencias tenía sentido y el misterio persistió hasta la fecha. Aunque nadie puede decir con certeza qué significa STENDEC, hoy en día algunos piensan que la palabra era un acrónimo de: "Severe Turbulence Encountered, Now Descending, Emergency Crash-landing", un acrónimo en código Morse utilizado por los pilotos de la Segunda Guerra Mundial.

viernes, 15 de julio de 2022

COAN: El accidente del Sea Lynx WG13

Incidente de vuelo con el segundo WG13


Relatos e historias de nuestros hombres.
Vivencias en Malvinas de Paul Loubet



Luego de realizarnos el examen médico completo que le corresponde a toda tripulación que sufrió un accidente, me reuní con el oficial a cargo de la investigación para hacerle mi relato de los acontecimientos y aclarar algunas dudas. Mientras tanto, el otro helicóptero Sea Lynx era sometido a una exhaustiva inspección tratando de detectar alguna falla o indicio que nos diera alguna idea de lo que había sucedido. Algunos hablaban de sabotaje porque hasta fines de marzo, había estado con nosotros un técnico de la Westland preparando el viaje de la comisión a Inglaterra para hacer el curso de los helicópteros en fábrica.
La Armada había adquirido diez helicópteros nuevos. Por supuesto que la comisión nunca se hizo y los helicópteros nunca llegaron. Se me ordenó preparar mi nuevo embarque, para llevar a un oficial de la Fuerza Aérea que iría como observador para ver el desempeño de los aviones Pucará lanzando torpedos. Fue así que con el Teniente de Navío Marcelo Miranda como comandante y una semana más tarde del accidente anterior, despegamos de la Base Aeronaval Comandante Espora con rumbo a la costa en donde nos contactaríamos con nuestro buque. También me tocó volar a la derecha, en el puesto del Comandante. La zona en donde hacíamos “pies húmedos” (que significa ingresando al mar, o “pies secos” ingresando en tierra firme”) era cercana a la Base de Infantería de Marina Baterías alejada unas cuantas millas de Espora.
Con rumbo a Baterías y a mitad de camino las revoluciones de una turbina comenzaron a oscilar y la presión de aceite a caer. Como el síntoma era igual al accidente que habíamos tenido siete días atrás, decidimos cortar el motor en problemas y dejar que la otra nos llevara de regreso a la Base. El Teniente Miranda me dejó los comandos mientras él realizaba la comunicación a Espora avisando de nuestra emergencia. El regreso, que parecía una eternidad, fue normal, dentro de la gravedad de la situación. Íbamos controlando los instrumentos del motor en marcha y buscando lugares propicios para entrar en autorrotación si la situación lo requiriera. Recuerdo que durante todo el viaje mi tendencia era a descender mientras Miranda me decía “mantené altura, no bajes” Mi subconsciente todavía tenía el recuerdo de mi caída al agua. Hicimos un aterrizaje con carrera paralelo a la pista principal sobre el pasto, sin ningún tipo de inconvenientes.
Este fue el último vuelo de un helicóptero Sea Lynx en nuestro país. Semanas más tarde, junto con el Teniente Perciacanto, regresamos del sur en pleno conflicto para realizar un vuelo de prueba del helicóptero para ver si quedaba en servicio, luego de una inspección y recorrido general realizado en el Arsenal Aeronaval. El vuelo nunca se concretó, por problemas administrativos, dado que ninguno de los responsables del mantenimiento quiso firmar en conformidad porque según ellos, no tenían forma de determinar ni saber qué es lo que podría suceder en el vuelo de prueba.
Recuerdo que Perciacanto tuvo varias discusiones muy fuertes, inclusive con oficiales más antiguos, pero siempre se mantuvo en su postura: no saldría a volar si la documentación del helicóptero no estaba en orden. Mi posición era la misma. Comprendía que estábamos inmersos en una guerra, pero a pesar de ello, debíamos cubrir un nivel de seguridad mínimo, sobre todo, teniendo los antecedentes de los dos vuelos anteriores.
Ese helicóptero quedó guardado hasta su posterior venta, mucho tiempo después.


Agradecimiento al CN VGM (RE) Gustavo Prieto
Promoción 106 - W/65 – Prom. XXIII


sábado, 7 de mayo de 2022

Malvinas: Halcones aeronavales

Halcones con las Alas Rotas: La 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en Malvinas

9 de agosto de 1981, el 3-A-303 cortando el cable de frenado, instantes después caería al mar. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Los meses previos

Domingo 9 de agosto de 1981 a bordo del A4Q 3-A-303 EL Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox se encontraba efectuando recalificación a bordo del Portaaviones ARA 25 De Mayo, ya había completado dos enganches en el 3-A-307 durante la mañana.

El portaaviones aumentaba rápidamente su tamaño; al momento del toque en cubierta con un movimiento mecanizado de la mano izquierda, acelerador al 100 por ciento al mismo tiempo freno de picada adentro para poder despegar de nuevo en caso de que el avión no enganchara.

Simultáneamente comenzó la desaceleración del avión. Había tomado el cable número tres, en el eje de la pista.

La nariz del avión ahora baja, se estremecía con movimientos laterales oscilantes a consecuencia de la gran desaceleración que sufría al detenerse las 14.500 libras de peso del avión a una velocidad relativa de 100 nudos en una distancia inferior a los 60 metros.

Al frente el océano, separado por escasos metros de cubierta.

Súbitamente, cuando estaba a muy poca velocidad y reduciendo el acelerador hacia el mínimo, el avión se había liberado del cable al cortarse el mismo y aceleraba su carrera. Acelerador al 100 por ciento por el hábito adquirido en los toques y siga o «bolters» sobre cubierta.

Sin velocidad suficiente para despegar de nuevo, inmediatamente redujo de nuevo el acelerador al mismo tiempo que ponía pie derecho para tratar de llevarlo hacia el eje de la pista axial y tener mayor espacio para intentar frenarlo. Allí tendría unos 50 metros más de cubierta, pero la velocidad era excesiva y el avión derrapaba hacia la banda de babor. El señalero por radio gritaba «¡Eyecte – Eyecte!”, con la mano derecha accionó la palanca inferior del asiento de eyección, una sorda explosión y la cabina accionada por el cohete que había disparado se desprendió hacia atrás.

El avión continuó su carrera hacia el fin de la pista angulada; la rueda de nariz se hundió en el balcón de ese sector y el avión pasó sobre un montaje antiaéreo de 40 mm, al mismo tiempo que giraba bruscamente a la izquierda por ser la rueda de ese lado la primera en perder contacto con la pista.

Cayó al mar desde 13 metros con el avión invertido y fuertemente sujeto al asiento de eyección con las correas superiores e inferiores. No habían transcurrido 5 segundos desde el momento que el cable se había cortado, el piloto perdía el conocimiento al impactar contra el agua.

Al golpear el avión contra el agua en posición de nariz abajo, invertido se produjo la eyección del asiento disparado como un torpedo hacia el fondo del mar propulsado por el cohete que en ese momento encendió. El asiento prosiguió, a través de los diferentes cartuchos explosivos, con su secuencia que destraba el correaje al torso, inflado de las vejigas para separar al piloto del asiento e inicia la salida del pilotín extractor del paracaídas.

Vestido con traje anti exposición que retiene aire entre el cuerpo y la tela, más el resto del equipo de vuelo: torso, chaleco de supervivencia y anti-g aún secos, comenzó un lento ascenso hacia la superficie por la flotabilidad positiva.

3-A-303 luego de ser recuperado del mar. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Inmediatamente el Alouette en estación de rescate se acercó y dos nadadores se arrojaron al mar, para luego de desprenderlo del paracaídas, pasar la eslinga de rescate bajo los hombros.

Fue izado con el guinche del helicóptero al mismo tiempo que iniciaba su traslado, inconsciente y con el hombro luxado, sus brazos se alzaron dejando deslizar la eslinga y nuevamente cayó al mar. Esta vez debieron sacarlo de debajo de la superficie, pues con el equipo mojado ya no tenía flotabilidad positiva y habían cometido el error de no inflar el chaleco salvavidas.

Cuando lo depositaron en la cubierta de vuelo la primera maniobra fue sacar toda el agua que había en el interior del traje y rápidamente por el ascensor de proa en cubierta de vuelo y llevarlo en camilla hacia el quirófano.

En ese camino sufrió el primer paro cardiorrespiratorio, del cual lo recuperaron.

Fue trasladado en un helicóptero Sea King en horas de la noche hacia el Hospital Naval de Puerto Belgrano distante unas 100 millas.

El estado de su brazo izquierdo era una evidencia de la fuerza con que el asiento abandonó al avión. Tenía la mano izquierda sobre el acelerador, lo que es un grave error en la eyección, y el antebrazo sufrió las consecuencias de salir entre medio del costado interno de la cabina y la superficie lateral del asiento que dejan un escaso espacio. Sufrió fracturas de cúbito, radio y troquiter, además de la luxación escapulo humeral.

En el quirófano sufrió el segundo paro cardiorrespiratorio del cual también salió.

Presentaba Politraumatismo, Asfixia por inmersión, Pulmón en shock, Paro cardiorrespiratorio, Traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento; Traumatismo biorbitario, Fractura cúbito radial y costilla izquierda, Luxación glenohumeral anterior izquierda, Herida submentoniana, supreauricular y palperal izquierda, Hematoma bipalperal; Equiomosis conjuntiva bilateral y escoriaciones múltiples, según lo informaba en el parte de accidente el entonces Capitán de Corbeta Médico Edgar Coria, quien me había atendido junto a los médicos del Grupo Aeronaval.

Esa noche ingresaba a la sala de Terapia Intensiva del Hospital, donde permanecería durante cuatro días.

Superado el riesgo mayor de las posibles complicaciones pulmonares o renales, comenzó la recuperación del brazo izquierdo. Operado con clavos tutores en ambos huesos del antebrazo, estrenó un yeso que llevaría durante más de tres meses con modificación de posturas y tamaños.

Declarado sin servicio para el vuelo, cada dos meses pasaba por la Junta de Reconocimientos Médicos, que informaba sobre su recuperación sin secuela de los diversos traumatismos, escoriaciones, neumonitis intersticial, etc., pero seguía afectado el brazo izquierdo y de tal manera que existían grandes restricciones de movimiento.

Concurría a la Escuadrilla para realizar las tareas de Segundo Comandante.

En los primeros días de diciembre de 1981 y una semana después de sacarle el yeso, asumía el comando de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque. Con la mano izquierda tenía dificultades para sostener la espada durante la ceremonia en la que el Capitán de Corbeta Jorge A. Philippi le entregaba el Comando para irse destinado a la Base de Río Grande.

El Comando de la Escuadrilla tomo conocimiento de las operaciones a realizar el 26 de marzo. No obstante, la mayoría de los pilotos se enteraron a bordo del A.R.A.”25 De Mayo» de la tarea a realizar.

La Escuadrilla de Castro Fox iniciaba el año prácticamente sin aviones operativos y el consiguiente cierre de esta ante la reciente adquisición de los flamantes Super Etendard y sus misiles AM-39 Exocet.

El panorama era desastroso: los aviones excedidos de su vida útil, alas fisuradas, los cañones no funcionaban por las pérdidas de nitrógeno de las bochas recuperadoras y los cohetes de los asientos eyectores vencidos.

A favor tenía una invaluable ventaja: sus pilotos habían desarrollado una doctrina propia de combate a unidades aeronavales en mar abierto. Esta doctrina se basaba en el libro de estadística “Montecarlo”, cuyo autor era el decano del departamento de Matemática de la Universidad Nacional del Sur (UNS) Gerardo Sylvester, aviador naval retirado y padre del Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, piloto de la unidad. [nota del administrador: El profesor Sylvester fue profesor mío también en la UNS]

3-A-301 catapultando del Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto archivo MUAN)

El 29 de marzo embarcaron, con cohetes eyectores prestados por la Fuerza Aérea Argentina, los 3 únicos aviones en servicio (3-A-302/3-A-305/3-A-312), en el Portaaviones A.R.A.”25 De Mayo» incorporándose al Grupo Aeronaval Embarcado.

De 10 A-4Q «Skyhawk» asignados el estado del material era el siguiente:

  • 3-A-301 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-302 en servicio
  • 3-A-304 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-305 en servicio
  • 3-A-306 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-307 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala
  • 3-A-308 sin servicio y sin posibilidades de recuperarlo a corto o mediano plazo
  • 3-A-309 sin servicio y sin posibilidades de recuperarlo a corto o mediano plazo
  • 3-A-312 en servicio
  • 3-A-314 sin servicio con fisuras en el larguero principal del ala

Embarcaron los siguientes pilotos:

  • Capitán De Corbeta Rodolfo Castro Fox
  • Capitán De Corbeta Carlos Zubizarreta
  • Teniente De Navío Marco Aurelio Benítez
  • Teniente De Navío Roberto Gerardo Sylvester
  • Teniente De Navío Carlos Lecour
  • Teniente De Fragata Marcelo Márquez
  • Teniente De Corbeta Félix Medici

Se le asignaron tareas de cobertura a la Fuerza de Tareas Anfibias, ataque a blancos de superficie y apoyo aéreo cercano si era requerido.

La Unidad no operó durante la reconquista de las Islas por no haber sido necesario.

Los aviones regresaron a la Base Aeronaval Comandante Espora el 6 de abril.

De regreso a puerto y gracias a un inmenso esfuerzo logístico tanto del personal de mantenimiento de la unidad como del Arsenal Aeronaval N°2 y del Taller Aeronaval Central, a través del reemplazo de cinco alas completas que se hallaban fisuradas, se logró pasar de tres a ocho aeronaves en servicio.

Entre el 6 de abril y el 17 de abril se cumplieron las siguientes tareas:

Se incorporaron cinco pilotos calificados en A4Q que se encontraban destinados fuera de la unidad.

3-A-302 próximo a enganchar en el Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto Museo de la Base Naval Puerto Belgrano vía Lorenzo Borri)

Se alistaron cinco aviones más totalizando el máximo posible, ocho unidades.

La Escuadrilla se adiestró para ejecutar operaciones de ataque a Unidades de Superficie, apoyo aéreo directo y defensa contraérea, todo en condiciones diurnas.

Se adiestraron en operaciones de reaprovisionamiento en vuelo con el KC- 130, las que efectuó con los SUE el 10 y el 17 de abril.

En el polígono de Isla Verde, se intensificaron las ejercitaciones de armas para lanzamiento rasante de bombas retardadas en reguero.

Se adiestraron todos los pilotos en práctica en tierra de aterrizaje en portaaviones (PTAP) y en maniobras de combate aéreo.

Operaciones a bordo del portaviones ARA “25 de Mayo” (18 de abril/26 de abril)

El 18 de abril la Escuadrilla embarcó en el portaaviones con ocho aviones y once pilotos.

Durante la navegación se recalificaron todos los pilotos, incluyendo los recientemente incorporados.

Se realizaron ejercitaciones de ataque a unidades de superficie tipo 42 (A.R.A. «Hércules» y «Santísima Trinidad») y en guiado de aviones con S-2E Tracker.

Para ejercicios conjuntos de ataque y defensa de unidades de superficie se efectuaron interceptaciones a «aviones atacantes» pertenecientes a la Fuerza Aérea, que operaban desde aeródromos en tierra.

La Escuadrilla desembarcó el 26 de abril, instalándose equipos de navegación VLF OMEGA en dos aviones y receptores de Sonoboyas en otros dos, a fin de mejorar la navegación y recalada sobre el avión guiador.

Operaciones a bordo del portaviones ARA “25 de Mayo” (28 de abril/09 de mayo)

La unidad volvió a embarcar el 28 de abril en el portaaviones, que se incorporó a la FT 79.

Embarcaron doce pilotos: Capitán de Corbeta Alberto Philippi, Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox, Capitán de Corbeta Carlos Zubizarreta, Teniente de Navío Benito Ítalo Rótolo, Teniente de Navío Oliveira, Teniente de Navío Marco Aurelio Benítez, Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, Teniente de Navío César Arca, Teniente de Navío Carlos Lecour, Teniente de Fragata Alejandro Olmedo, Teniente de Fragata Marcelo Márquez, Teniente de Corbeta Félix Medici y los ocho aviones.

Destacable actitud tuvo el Capitán de Corbeta Alberto Philippi, quien siendo mas antiguo que Castro Fox se le subordinó como piloto adscripto ocupando un puesto de menor jerarquía.

Durante la navegación se cubrió guardia de interceptor listo en cubierta (ILC), con dos aviones a 5 minutos del catapultaje, de ataque anti superficie con cuatro aviones en configuración bombas (6 Mk. 82) y un avión lanzador de chaff a 30 minutos de alerta.

El octavo avión estaba en configuración de tanque para reaprovisionamiento en vuelo.

El 1 de mayo a 1513 hs. El “Tracker“ 2-AS-23 (Capitán De Corbeta Dabini) obtuvo contacto con siete blancos estimados como la Fuerza de Tarea inglesa en latitud 49º34′(S) longitud 57º10′(W). A 2300 hs. Mantiene el contacto en latitud 50º00′(S) longitud 56º25′(W) localizando un blanco grande y tres medianos.

A 1530, ante contactos desconocidos en el radar aire, se lanzó la sección ILC de guardia (Capitán De Corbeta Philippi y Teniente De Corbeta Medici F.) Interceptando aviones Canberra de la Fuerza Aérea que regresaban a la Base Aeronaval Almirante Zar en Trelew luego de operar en la zona de Malvinas. Uno de estos aviones había sido derribado al norte de las islas, destacándose el Aviso A.R.A. «Alférez Sobral» para el rescate de los dos tripulantes. El buque fue atacado con misiles lanzados por helicópteros falleciendo su comandante y siete hombres de la tripulación.

Por operar sin aeródromo de alternativa se mantuvo el avión tanquero en vuelo, listo a realizar reabastecimiento en el aire.

Ante las localizaciones de los S-2E a 1513 y 2300 del 1° de mayo, el comandante de la Flota De Mar ordenó planificar un ataque en las primeras horas del 2 de mayo.

Se alistaron seis A-4Q configurados con 4 bombas Mk. 82 de 250 kg c/u:

3-A-301 (Capitán de Corbeta Castro Fox), 3-A-314 (Teniente de Fragata Márquez), 3-A-302 (Teniente de Navío Benítez), 3-A-306 (Teniente de Navío Oliveira), 3-A-312 (Teniente de Navío Lecour) y 3-A-305 (Teniente de Navío Sylvester).

El plan era atacar con 6 aviones, manteniendo uno de reserva y el último como avión-tanquero, para reaprovisionar a los demás.

Con 12 pilotos, la Escuadrilla organizó dos grupos de 6 para cubrir la guardia en caso de ordenarse un ataque; estos eran los pilotos de guardia.

20 de mayo de 1982, última foto tomada a la totalidad de los pilotos de la EA33, al día siguiente moriría en combate el Teniente de Fragata Marcelo Márquez y derribados el Capitán de Corbeta Philippi y Teniente de Navío Arca. Atrás de izquierda a derecha: Teniente de Fragata Márquez, Teniente de Navío Lecour, Teniente de Navío Oliveira, Capitán de Corbeta Zubizarreta, Capitán de Corbeta Philippi, Capitán de Corbeta Castro Fox, Teniente de Navío Rótolo, Teniente de Navío Benitez En cuclillas de izquierda a derecha: Teniente de Corbeta Félix Medici, Teniente de Navío Sylvester, Teniente de Navio Arca, Teniente de Fragata Olmedo. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Según las tablas de probabilidades, y considerando la defensa antiaérea y contraérea británica, de los 6 aviones que despegaban (24 bombas) solamente 4 llegaban a poder lanzar (16 bombas) y regresarían al portaaviones 2 aviones.

De las 16 bombas lanzadas, había una probabilidad de impacto del 25% (4 bombas de 250 kg).

Este daño podía llegar a neutralizar a un portaaviones, justificando la pérdida de 4 aviones.

Durante la noche comenzó a calmar el viento, caso poco usual en el Atlántico Sur. Este hecho, sumado a la distancia a la cual se debía efectuar el ataque, motivó que se debieran aligerar los aviones de bombas, ya que no se podía hacerlo con el combustible, a fin de estar en peso de catapultaje.

Próximo a la hora del catapultaje, el viento era nulo, por lo que los aviones debían salir con una sola bomba cada uno, lo que hacía que las probabilidades de impacto y de daños fueran mínimas. (1 bomba de las 4).

Se corría un gran riesgo de pérdida de aviones propios, con una escasa probabilidad de éxito, por lo que se canceló la operación.

Esos 8 A-4Q era todo lo que tenía la Armada en ese tipo y la guerra recién empezaba. Las acciones del Estrecho de San Carlos demostraron el rendimiento de la Escuadrilla.

El día 1° de mayo el Portaaviones estaba situado en un área al Este de Puerto Deseado, unas 120 millas mar adentro, fuera de la zona de exclusión de 200 millas impuesta por los ingleses.

Mantuvo una guardia de interceptores listos en cubierta (ILC) consistente en dos A4Q equipados con cañones y dos misiles Sidewinder AIM-9 B cada uno, a cinco minutos de aviso para el despegue.

El avión del líder debería estar en catapulta con la prueba de motor y equipos realizada, en enlace radial con la torre de control (TOCO) y la Central de Informaciones de Combate (CIC) por donde el piloto recibía periódicamente actualización de la información relacionada con el despegue y los blancos.

En dos oportunidades sonó la alarma de ataque aéreo ante la aparición de blancos aéreos no identificados y se ordenó el despegue de la PAC, pero los «incursores» resultaron ser aviones de la Fuerza Aérea, que en su vuelo desde Comodoro Rivadavia o Río Deseado hacia las islas para repeler el ataque inglés que se llevaba a cabo en esos momentos, pasaban en las proximidades de la Fuerza Naval Argentina.

A mediodía fue catapultado un Tracker (2-AS-23-Capitán De Corbeta Dabini) para búsqueda de superficie, quien informó contacto con la fuerza inglesa a 1513 hs., (Pos. Latitud 49º34′ S, Longitud 57º10′ W).

A 1555 hs., la FT79 recibió el siguiente mensaje del CTOAS: «Enemigo atacando, queda en libertad de acción».

La FT79 puso rumbo hacia una posición relativa favorable para lanzar su ataque, navegando a 18/20 nudos en formación con cortinado circular antisubmarino anti superficie donde el «25 DE MAYO» era el núcleo.

Se ordenó a los A4Q prepararse para un eventual ataque anti superficie antes de la puesta de sol.

La tripulación de guardia que en ese momento concurrió a la conferencia prevuelo estaba integrada por:

Capitán De Corbeta Philippi, Teniente De Corbeta Medici, Teniente De Navío Olmedo, Teniente De Navío Arca, Teniente De Fragata Márquez, Teniente De Navío Lecour

La distancia entre las dos fuerzas navales (+200 MN) era superior al radio de acción de los A4Q para esa configuración de armamentos y perfil de vuelo (150 Mn) y que el tiempo disponible antes de la puesta de sol (18:00 hs,) no daba para acortar distancias, el vuelo fue demorado (el A4Q no operaba nocturno).

26 de mayo de 1982, personal subalterno de la EA33 posa delante de sus aviones. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

Aproximadamente a 18:00 hs. La FT79 cayó al Rumbo Sur, manteniendo el zigzag, en la búsqueda de una posición favorable para el lanzamiento de aviones sobre la posición de la fuerza enemiga, que sería actualizada por el Tracker explorador en la madrugada siguiente.

El nuevo trozo de guardia de la Escuadrilla, integrado por:

Capitán De Corbeta Castro Fox, Teniente De Navío Márquez, Teniente De Navío Benítez, Teniente De Navío Oliveira, Teniente De Navío Lecour, Teniente De Navío Sylvester

Concurrió a la Sala Prevuelo para recibir la información necesaria para el ataque de la mañana. Catapultaje crepuscular a 06:00 hs. Los dos señaleros quedarían abordo (Capitán de Corbeta Zubizarreta, Teniente de Navío Rótolo). Misma configuración de ataque.

Luego comenzó a bajar el viento, hasta que se canceló el ataque por poco redituable.

Durante el resto del día (0730 a 1800) se mantuvieron dos ILC y seis con bombas (MK-82) a 5 y 30 minutos del despegue respectivamente.

A 0900 se catapultó el 3-A-304 (Capitán de Corbeta Philippi) de guardia ILC, mientras el 3-A-307 (Teniente de Corbeta Félix Medici) debió abortar por fallas. A 1100 se catapultó el 3-A-307 (Teniente de Fragata Márquez), abortando por fallas el 3-A-304 (Capitán de Corbeta Castro Fox).

En ambos casos las alarmas eran producidas por aviones de la Fuerza Aérea que regresaban al continente. Este era uno de los problemas de falta de coordinación que el Grupo Asesor Naval en la FAS trataba de solucionar.

El 3 de mayo de 0730 a 1330 se cubrió una guardia de ILC (2 aviones a 5 minutos) en turnos de 1h 30 m por piloto y 6 aviones para ataque anti superficie (3-A-301, 3-A-302, 3-A-312, 3-A-306, 3-A-305 y 3-A-314) en turnos de 3 hs. Por piloto.

A partir de 1330, habiendo iniciado la Fuerza de Tareas 79 el repliegue, se incrementó el mínimo de secciones ILC a dos (3-A-304 y 3-A-307, 3-A-314 y 3-A-312).

De esta manera el número de atacantes también quedó en cuatro (3-A-301, 3-A-302, 3-A-305 y 3-A-306).

Una sección del primer turno 3-A-304 (Capitán de Corbeta Philippi) y 3-A-307 (Teniente de Corbeta Medici) y las dos del último 3-A-304 (Capitán de Corbeta Zubizarreta), 3-A-307 (Teniente de Fragata Olmedo) y 3-A-314 (Teniente de Navío Lecour) fueron catapultadas y vectoreadas a lo que resultaron ser aviones de la Fuerza Aérea.

Desde el 4 al 8 de mayo se mantuvo sólo una sección de ILC.

El 9 los 8 aviones aterrizaron sin novedad en la Base Aeronaval Comandante Eespora a las 1630.

Operaciones desde Río Grande (12 de mayo/22 de junio)

Ante la nueva situación, el Comando De La Aviación Naval ordenó desplegar la Escuadrilla a la Base Aeronaval Almirante Quijada en Rio Grande.

El 12 de mayo despegaron los 8 aviones (en 4 secciones) de Comandante Espora entre 0900 y 0930.

Dos secciones (4 aviones) debieron regresar a Comandante Espora por fallas, los otros cuatro aterrizaron en Río Grande entre 1300 y 1330.

De los que regresaron por fallas, dos arribaron a Río Grande el 13 y los dos restantes, el 14. Todos ellos acompañados por el avión de transporte, llevando personal y material.

De esta forma, la Escuadrilla completó sus 8 aviones y 12 pilotos.

A partir de la mañana del 14 se comenzó a cubrir guardia en configuración de ataque con 4 bombas MK-82 Snakeye y dos tanques auxiliares de 300 galones de combustible.

Se armó una división para cumplir la misión que se ordenara, uno de reserva y otro con sistema de reaprovisionamiento en vuelo a fin de asistir a los que regresara con problemas de combustible, ya que se iba a operar en el límite del radio de acción.

Desde el 15 de mayo, se mantuvieron 6 aviones en configuración de ataque, más el de reserva y el tanquero.

A tal efecto se organizaron dos divisiones con los siguientes pilotos:

División 1                                                                                    División 2

1- Capitán De Corbeta Castro Fox                                              1- Capitán De Corbeta Philippi

2- Teniente De Corbeta Medici F.                                               2- Teniente De Fragata Márquez

3- Teniente De Navío Benítez                                                     3- Teniente De Navío Arca

4- Capitán De Corbeta Zubizarreta                                             4- Teniente De Navío Rótolo

5- Teniente De Navío Olmedo                                                    5- Teniente De Navío Lecour

6- Teniente De Navío Oliveira                                                     6-Teniente De Navío Sylvester18 de mayo de 1982, el 3-A-302 averiado en Río Grande. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

El día 18 en un incidente durante la puesta en marcha, se averió el tanque de reaprovisionamiento en vuelo del 3-A-302. Ello significó operar por el resto del conflicto sin este valioso sistema.

Se intentó verificar la posibilidad de operación coordinada con SUE.

Para ello el 19 se realizó un vuelo de 2 A-4Q (Capitán De Corbeta Philippi – Teniente De Corbeta Medici F.) Y 1 Sue (Capitán De Corbeta Curilovic).

Aquí es de destacar la permanente integración, intercambio de información y asesoramiento entre la 2ª y 3ª Escuadrillas y el Grupo de aviones MV Dagger de la Fuerza Aérea.

El día 20 volvió a quedar en servicio el 3-A-302 (Teniente De Navío Rótolo) pero sin su sistema de reaprovisionamiento.

El 21 de mayo, las fuerzas británicas desembarcaron en San Carlos.

El primer aviso de que algo estaba pasando lo dio el Teniente 1º Esteban del Regimiento 25 de Infantería, quien estaba destacado con una patrulla en las proximidades de la Estancia San Carlos y a las 08:10 hs. Informó a Puerto Argentino que había avistado cinco buques entrando por el NE del estrecho.

Se ordenó despegar una sección de aviones MC-33, de la que finalmente despegó sólo uno. (4-A-115).

Este avión debía efectuar un reconocimiento armado en la zona e informar al Comando de la Agrupación Malvinas.

Arribado a la zona, el piloto (Teniente De Navío Owen Crippa) confirmó y detalló el desembarco y su magnitud.

Esta información, retransmitida al Comando del Teatro del Atlántico Sur, permitió aclarar la situación e iniciar los ataques aéreos.

Completando la situación, Puerto Argentino informó que a las 10:00 hs, el Portaaviones HMS «Invincible» se encontraba estacionado a 90 millas al NE y mantenía simultáneamente tres PAC (Patrulla Aérea de Combate) estacionadas 3 millas al W de San Carlos.

Con la primera información, el Comando De La Aviación Naval ordenó un ataque a blancos de superficie en la zona del desembarco, por lo que a 1010 hs. Despegó la 1ª División para atacar unidades navales en el Estrecho de San Carlos.

  • 3-A-301 Capitán De Corbeta Castro Fox
  • 3-A-307 Teniente De Corbeta Medici F.
  • 3-A-312 Teniente De Navío Benítez
  • 3-A-306 Capitán De Corbeta Zubizarreta
  • 3-A-304 Teniente De Navío Olmedo
  • 3-A-305 Teniente De Navío Oliveira

Castro Fox, líder de la primera división, no estaba habilitado para realizar operaciones aéreas con prohibición de hacerlo debido a las disminuciones físicas que había sufrido el año anterior. Castro Fox informó a sus superiores que, a pesar de la prohibición de volar, el se veía obligado a desobedecer porque como líder de su unidad, no podía mandar a sus pilotos al combate si no iba con ellos.

Cuando ingresó a la cabina de su avión, el mecánico debió ayudarlo a asegurar el arnés y cerrar la cabina porque no tenía pleno uso de su brazo izquierdo.

El líder y sublíder (3-A-301 y 3-A-306) tenían los aviones equipados con los dos únicos VLF con que contaba la Escuadrilla.

La 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque planificó la operación con dos secciones de tres aviones cada una, despegando de Río Grande a las 10:10 hs.

Solamente el líder de cada sección tenía equipo de navegación VLF, que daba indicaciones erróneas.

Los seis aviones recalaron en un punto no previsto, buscaron durante 15 minutos y debieron regresar por autonomía, ya que no se efectuó reaprovisionamiento en vuelo, aterrizando en Río Grande a las 12:10 hs.

Al mediodía, la Fragata HMS «Ardent» (F-184), cuyo Comandante era el Capitán de Fragata Alan West, que cumplía tareas de apoyo al desembarco, fue atacada por dos Pucara (Mayor Tomba y 1er. Teniente Micheloud) del Grupo 3.

Capitán de Corbeta Rodolfo Castro Fox en la cabina de su avión habitual, el 3-A-301. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

La fragata estaba en la Bahía Ruiz Puente y cuando los avistó, abrió el fuego con su cañón de 4,5 pulgadas. Los aviones se retiraron, pero volvieron a aproximarse, de modo que el buque les lanzó un Sea Cat, por lo que los Pucara volvieron a retirarse.

Cuando regresaban, el Mayor Tomba fue derribado pudiendo eyectarse sin consecuencias.

Poco tiempo después, entraron por el Sur del Estrecho dos A4B (Capitán Carballo – Alférez Carmona) del Grupo 5 de Caza.

Por equivocación, el Alférez Carmona lanzó sus bombas al Rio Carcarañá que estaba varado en la costa por ataques anteriores de Harrier. El líder le ordenó regresar, ya que se había quedado sin munición.

El Capitán Carballo avistó a la Ardent y la atacó con sus dos bombas de 500 kg., mientras la fragata le disparaba con sus ametralladoras.

Las dos bombas horquillaron el buque sin obtener impacto y el A4B se retiró perseguido por dos Harrier, que lo perdieron.

Aproximadamente a 1400, la Ardent fue atacada nuevamente, esta vez por tres M-V (Capitán Mir González – Capitán Robles Y Teniente Bernhardt) del Grupo 6 de Caza.

El buque recibió un impacto de bomba de 500 kg. En popa, que le dejó fuera de servicio el lanzador de Sea Cat y el helicóptero Sea Lynx (XZ 244).

En Rio Grande, a las 11:45 hs. Se recibió la información que a las 12:05 hs. Atacaron San Carlos 8 A-4C, a las 12:50 hs. 8 A-4-B y a las 13:30 hs. 10 M-5, todos de la Fuerza Aérea.

A las 14:00 hs.  Personal del Ejercito que estaba en Puerto Howard avistó a 7 millas al sur una fragata averiada navegando hacia el SE (Sería la «Ardent» después del ataque de los M-5).

El buque no contaba con su sistema Sea Cat, no tenía hangar ni helicóptero y su cañón de 4,5 pulgadas no tenía posibilidades de ser amunicionado, pero podía seguir navegando sin problemas y a máxima velocidad.

El Comando De La Aviación Naval ordenó un nuevo ataque por la tarde.

La Escuadrilla volvió a organizarse en dos secciones de tres aviones compuestas por:

1ª Sección:

  • 3-A-307 Capitán De Corbeta Philippi
  • 3-A-314 Teniente De Fragata Márquez
  • 3-A-312 Teniente De Navío Arca

2ª Sección:

  • 3-A-306 Teniente De Navío Rótolo
  • 3-A-305 Teniente De Navío Lecour
  • 3-A-301 Teniente De Navío Sylvester

Cuando la primera sección de A-4Q estuvo lista, se le ordenó despegar, haciéndolo a las 14:10 hs. La segunda lo hizo a las 14:25hs.

Los M-5 que habían estado operando en el estrecho regresaban a Rio Grande con uno de ellos en emergencia. La FT50 ordenó despegar un helicóptero Puma (PA-13) de la Prefectura Naval para prestarle apoyo. Ambas aeronaves aterrizaron sin novedad, haciéndolo el helicóptero a las 14:58 hs.

La información suministrada por el personal de Puerto Howard a Puerto Argentino fue retransmitida a Rio Grande y al Comando De La Aviación Naval y luego pasada a la primera sección, que estaba entrando por el sur del estrecho.

Al Comandante de la Ardent le fue ordenado que invirtiera el rumbo hacia el NW para tener visión de los buques que estaban en la cabeza de playa.

La sección del Capitán De Corbeta Philippi adoptó vuelo rasante sobre la costa W de la Isla Soledad en busca del buque que se dirigía hacia el SE, pero éste estaba cayendo al NW.

Entrando por el Sur de la Bahía Ruiz Puente avistaron mástiles detrás de la roca «North West Island». Era la Ardent que estaba saliendo para dirigirse al NW.

Los aviones efectuaron un giro suave a su derecha (hacia el NE) para iniciar su ataque con rumbo W, mediante un giro escarpado.

Al entrar en rumbo de ataque, el 3-A-312 (Teniente de Navío Arca) quedó a la derecha del líder, como numeral dos y el 3-A-314 (Teniente de Fragata Márquez), a la izquierda como numeral tres, ambos en formación balanceada.

21 de mayo de 1982, fragata HMS Ardent luego de los ataques. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

El Comandante del buque relató que avistó «tres Skyhawk de color claro» que lo atacaban por estribor. No hay duda de que eran aviones navales.

El líder lanzó sus cuatro bombas Mk. 82 Snakeye de 500 lbs. En reguero y comenzó un giro a la izquierda, hacia el SW.

El Teniente de Navío Arca, que venía segundo, le informó que una bomba había explotado en popa. Cuando entró en distancia de lanzamiento, lanzó las suyas, obteniendo otro impacto en la popa.

El tercer ataque (el Teniente de Fragata Márquez) aparentemente no obtuvo impactos.

Los dos pilotos siguieron al líder hacia el SW.

Una publicación inglesa menciona esta operación como «ataque con armas diseñadas expresamente para el lanzamiento a baja altura, apuntadas por pilotos perfectamente entrenados en el rol antibuque».

Cuando la primera sección iniciaba su aproximación al blanco, el Capitán De Corbeta Sharkey Ward, que estaba cumpliendo una estación de PAC sobre la costa E. de la Isla Gran Malvina, avistó objetos blancos sobre el fondo oscuro del mar, advirtiendo que eran aviones que atacaban un buque, informando esto a su buque control, el Destructor HMS «Brilliant», y a otras PAC que estaban en zona.

Los británicos manifestaron que ese color gris claro los hacía muy visibles en vuelo bajo, razón por la cual, y como una de las enseñanzas de este conflicto, la Armada pintó todas sus aeronaves de color gris oscuro.

La Ardent quedó muy averiada, escorándose con incendios a bordo y sin timón.

El Capitán De Fragata West solicitó apoyo a la Fragata HMS «Yarmouth», a cuyo bordo transfirió su tripulación.

En estas acciones murieron 22 tripulantes y quedaron 30 heridos.

El buque se hundió horas después en latitud 51º35′(S) longitud 59º13′(W).

El Comandante manifestó que el último ataque fue letal.

Cuando los tres A4Q efectuaban su escape por el SW, una PAC de Sea Harrier de la Escuadrilla Nº 800 de la Armada Británica (XZ 457 – Teniente de Navío Morell y XZ 500 1º Teniente Leeming) que estaba orbitando sobre Ganso Verde escuchó el aviso dado por el Capitán de Corbeta Shark y vieron las bombas explotando alrededor de la «Ardent», por lo que buscaron hacia el S, avistando los tres A4Q. «Eran fáciles de observar pintados de blanco», manifestaron los pilotos británicos.

Los dos Sea Harrier iniciaron su ataque desde 10.000 pies.

El Teniente de Fragata Márquez los divisó informando a los otros dos.

El Capitán de Corbeta Philippi ordenó lanzar las cargas exteriores y tratar de entrar en las nubes cercanas.

El Teniente de Navío Morel lanzó un Sidewinder al avión de Philippi, que estalló en su cola. El avión quedó sin control, por lo que Philliphi se eyectó.

El Teniente de Navío Morrell atacó después al avión del Teniente Arca intentando lanzar su segundo Sidewinder, pero no salió. Luego le disparó toda su munición de 30 mm, sin observar impactos. Finalmente salió el segundo misil, pero se «desenganchó» y cayó al mar.

El 1er. Teniente Leemimg atacó el avión del Teniente de Fragata Márquez, volando ambos rasante.

La primera ráfaga de 30 mm no dio en el blanco, pero la segunda dio de lleno, explotando el avión.

El único A-4Q que quedaba, el Teniente de Navío Arca, tenía impactos en su ala izquierda, que perforaron los tanques ocasionando pérdida de combustible.

Los dos Harrier regresaron por autonomía.

El 3-A-312, que además tenía problemas de control hidráulico se dirigió para aterrizar de emergencia en Puerto Argentino.

Cuando intentó hacerlo, la Torre de Control le informó que le faltaba el tren izquierdo, por lo que decidió eyectarse en la bahía.

Dado que existían campos minados en la costa hacia donde nadaba el Teniente de Navío Arca, un helicóptero UH-1H (AE-424) del Ejercito (Capitán Jorge Svensen, Sargento 1º Santana y Cabo 1º San Miguel), que no poseía guinche de rescate, se aproximó y hundió un esquí en el agua. El Teniente De Navío Arca trabó una pierna en él y sostenido por el Cabo SAN MIGUEL fue llevado a tierra.

Teniente de Fragata Marcelo Gustavo Márquez fallecido en combate el 21 de mayo de 1982. (Foto archivo MUAN)

Una vez liberado del peso de asiento y piloto, se negó valientemente a caer y siguió volando por sus propios medios hacia el sur, sobre la playa.

Con todo el dolor del alma y en vista de que representaba un peligro para las fuerzas argentinas apostadas allí, se dio a los artilleros la orden de derribarlo.

Por esta acción el Comandante en Jefe De La Armada nombró Aviador Naval Honoris Causa al Capitán Svensen.

El Teniente De Navío Arca permaneció en Puerto Argentino hasta la noche del 25 de mayo, en que fue evacuado en un C-130 de la Fuerza Aérea a Comodoro Rivadavia, junto con otros heridos.

En la tarde del 21 de mayo, el Comandante de la 3ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (Capitán De Corbeta Castro Fox) tuvo que cumplir la desagradable tarea de informar a la familia del Capitán De Corbeta Philippi, quien volaba A-4Q como adscripto, que éste figuraba como «desaparecido en combate».

Mientras tanto, el Capitán De Corbeta Philippi nadó hacia la costa de la Isla Soledad y sobrevivió tres días en el terreno hasta que llegó a la casa de un «kelper», el Sr. Tony Blake, quien lo albergó, informando por radio a Puerto Argentino el día 25.

Inmediatamente esta noticia fue retransmitida a Rio Grande, donde el Capitán De Fragata Dabini tuvo ahora la agradable misión de informárselo a la familia.

Por la tarde del 25 un helicóptero de la Fuerza Aérea lo evacuó a Puerto Argentino y el 30, un C-130 a Rio Gallegos. Ese mismo día un Skyvan de la Prefectura Naval lo llevó de regreso a Rio Grande.

Según una publicación inglesa, la comunicación desde la casa de Tony Blake a Puerto Argentino fue interceptada por la inteligencia británica y se preparó una operación comando para tomar prisionero al Capitán Philippi. Más tarde, la operación fue cancelada.

Mientras tanto, la segunda sección que venía 15 minutos detrás de la primera recaló en vuelo rasante en la Isla de los Pájaros, cruzó la boca sur del estrecho y sobrevolando la costa Oeste de la Isla Soledad, se dirigió hacia la Bahía de San Carlos.

Alertados por la comunicación de la eyección del Capitán Philippi, cerraron formación en columna y, al llegar a la bahía Ruiz Puente, avistaron una formación de varios buques de guerra.

El Teniente De Navío Rótolo asignó como blanco al primero que vio, el cual fue identificado en el informe posterior al vuelo como una Fragata tipo 21, iniciando los tres aviones la aproximación y manteniéndose en columna.

El ataque fue realizado en vuelo rasante a una altura de 300 pies y lanzando cada avión 4 bombas Mk. 82 de 500 lbs. (equipadas con cola retardante) en reguero sobre el mismo blanco.

Las bombas del Teniente De Navío Rótolo horquillaron el blanco, una de las bombas del Teniente De Navío Lecour pegó en el agua junto a la borda del buque, muy posiblemente dentro de su ancho vulnerable, desapareciendo la nave dentro de una gran humareda negra y, finalmente, el Teniente De Navío Sylvester, que apuntó al medio de la columna de humo, avistó la silueta del buque cayendo con todo timón a babor, atacándolo por su aleta de babor. Obviamente las consecuencias del tercer y último lanzamiento no pudieron ser verificadas.

Los tres aviones efectuaron su escape a través del fuego antiaéreo concentrado de los otros buques, cruzaron el Estrecho y se confundieron con el terreno de la Isla Gran Malvina.

Arribaron a Río Grande a las 1630, con bajo nivel de combustible y exhibiendo las averías propias del combate.

El 3-A-305 tenía un impacto en el parabrisas y el 3-A-301 agujeros en su tanque suplementario de combustible y en la válvula de dampeo.

El día 22 de mayo se prepararon dos misiones de ataque a blancos navales. La primera se anuló cuando los pilotos estaban por poner en marcha y la segunda, cuando estaban listos a despegar.

El motivo de la suspensión fue la mala meteorología en la zona del objetivo.

Estas misiones iban a ser cumplidas por cuatro aviones y los pilotos eran:

Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, señalero a bordo del Portaaviones ARA 25 de Mayo. (Foto archivo MUAN)

Capitán de Corbeta Castro Fox, Capitán de Corbeta Zubizarreta, Teniente de Navío Olivera Y Teniente de Navío Benítez.

El 23, los mismos pilotos y aviones pusieron en marcha y rodaron a cabecera para atacar un blanco de superficie al este del Estrecho De Magallanes.

Antes del despegue, un B-200 (4-G-43/Capitán de Corbeta Sola), que había despegado de Rio Grande a las 08:27 hs. para investigarlo, informó que era un mercante propio, por lo que se anuló la misión. El 4-G-43 aterrizó a las 10:16 hs.

A las 12:30 hs. del mismo día, en la cuarta oportunidad que se les asignaba una misión, la división mencionada despegó para atacar blancos navales en Puerto San Carlos.

La división estaba compuesta por:

  • 3-A-301 Capitán de Corbeta Castro Fox
  • 3-A-302 Teniente de Navío Benítez
  • 3-A-306 Capitán de Corbeta Zubizarreta
  • 3-A-305 Teniente de Navío Oliveira

La misión se realizó con reaprovisionamiento en vuelo con un KC-130.

Durante el mismo, el 3-A-305 de Oliveira no pudo completar sus tanques auxiliares, por lo que se le ordenó regresar a Rio Grande porque no tenía combustible suficiente para toda la misión; la orden de regresar debió ser impartida con énfasis por Castro Fox en varias ocasiones porque el Teniente Oliveira insistía en continuar adelante, hacia una muerte segura.

Los tres aviones restantes cruzaron la Isla Gran Malvina por el Norte y, apenas llegaron al estrecho, vieron sus blancos.

Bajo un intenso fuego antiaéreo proveniente de la costa y los buques, el 3-A-301 lanzó sus 4 bombas Mk. 82 sobre un buque tipo asalto anfibio (posiblemente HMS «Intrepid»), escapando al frente.

El 3-A-302 atacó una Fragata tipo 21 que estaba a popa del anterior, lanzó tres bombas (la cuarta no salió) y escapó por izquierda.

El 3-A-306 atacó un tercer buque fondeado en Puerto Chancho, pero ninguna de sus bombas salió, por fallas en el lanzador MER.

La Fragata tipo 21, HMS «Antelope», atacada por el Teniente Benítez, terminó con dos bombas alojadas en su interior, que no explotaron.

Por la noche, cuando intentaban desactivarlas, estalló una de ellas motivando el posterior hundimiento durante la mañana del día 24.

Luego del ataque, Castro Fox, observó que uno de sus tanques auxiliares no había transferido, por lo que su autonomía se vio seriamente disminuida. Decidió eyectar todas las cargas subalares (tanques y MER) y ascendió, haciendo caso omiso a las PAC de Harrier, a fin de reducir el consumo de combustible. Aterrizó en Rio Grande después de un regreso solo, prácticamente sin combustible. FT50 largó un helicóptero Puma de la Prefectura Naval en su apoyo. Afortunadamente no fue necesario.

Los otros dos aviones lograron reunirse luego de completado su escape individual.

Al aterrizar, el 3-A-306, a causa de bandejones de hielo en la pista y viento cruzado fuerte, reventó una cubierta y comenzó a desviarse de su corrida saliendo de la pista.

Al salirse, se cortó el parante de nariz, por lo que el Capitán Zubizarreta sabiendo que llevaba una bomba que no había salido y cumpliendo con las normas, se eyectó en una posición de nariz abajo, por lo que salió hacia adelante, el asiento no alcanzo a tomar altura necesaria para que el paracaídas completara su apertura por que el cohete impulsor falló en su combustión, impactando en el suelo. Fue trasladado al hospital de Rio Grande, donde falleció poco tiempo después.

El Cabo Principal Ángel Montes corrió hacia el avión para detener el motor, pero el Teniente de Fragata Carlos Machetanz llegó primero. Mientras Machetanz apagaba el motor el Suboficial de Fuerza Aérea Pedro Miranda procedió a colocar los seguros de espoleta a las bombas que permanecían enganchadas al avión.

Las posibilidades de supervivencia de los pilotos habían disminuido drásticamente. De los tres cohetes eyectores en servicio uno se había perdido en uno de los tres A4Q derribados. A partir del 23 de mayo solo quedaban dos cohetes en servicio, los demás se encontraban vencidos, lo que limitaba a esa cantidad los aviones en línea de vuelo.

El comandante de la «Antelope», el Capitán Mick J. Tobin, declaro tiempo después que los buques británicos que se encontraban en el lugar rechazando ataques de aviones argentinos empleando misiles y cañones, pero que, en el último de los ataques, dos bombas penetraron en la nave sin explotar, aunque provocando daños considerables.»

De izquierda a derecha Capitán de Corbeta Carlos María Zubizarreta y Teniente de Corbeta Díaz Durán. Zubizarreta moriria en un accidente al regresar a la Base Aeronaval Rio Grande el 23 de mayo de 1982. (Foto vía Owen Crippa)

Cuando el Sargento James Prescott, del 33º Regimiento de Ingenieros, intentaba desarmar la espoleta, la bomba explotó provocando un enorme boquete en el costado de estribor que se extendía desde la línea de flotación hasta la chimenea.

Instantáneamente empezaron a incendiarse la sala de máquinas y otros compartimentos. Personal de bomberos trato de apagar el fuego, pero todo fue inútil, no había presión en las mangueras y el humo dificultaba enormemente las tareas.

El Capitán Tobin ordeno entonces abandonar el buque. Apenas diez minutos después de que el último bote con tripulantes comenzó a alejarse de la nave, se sucedieron varias explosiones de gran intensidad.

A la mañana siguiente, lo único que emergía de la «Antelope» era la proa mirando hacia el cielo y una densa columna de humo negro que podía divisarse desde muchas millas.

El día 24 la Escuadrilla, con 2 aviones en servicio, cubrió una guardia de dos aviones, el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y 3-A-302 (Teniente De Fragata Olmedo). No surgió ninguna misión para ellos.

El 25 de mayo se planificó una misión de reconocimiento armado en Bahía San Julián (al W de Gran Malvina), pero se debió suspender por fuerte viento fuera de límites y pista mojada.

El día 26 se cumplió esta misión con el 3-A-301 (Teniente De Fragata Olmedo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici). Llegaron a la zona del objetivo sobrevolándolo sin encontrar blancos, regresando a Rio Grande.

La misión se realizó sin reaprovisionamiento en vuelo, despegando a 0927 y aterrizando a 1117.

En el aterrizaje, con viento calmo, pista mojada y las 4 Mk. 82 en su estación central, el 3-A-302 reventó una cubierta, debiendo enganchar en el cable de final de pista.

Esa tarde, a 1437 despegaron el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y el 3-A-302 (Teniente De Navío Oliveira) para realizar un reconocimiento armado anti superficie en proximidades de la Isla Bouganville (E. De Isla Soledad).

A 1300 se reunieron con el KC-130 para reaprovisionamiento. El 3-A-301 no pudo completar sus tanques auxiliares, por lo que debieron regresar a Rio Grande, aterrizando a 1530.

El 27 despegaron a 0927 el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y 3-A-302 (Teniente De Fragata Olmedo) para otro reconocimiento armado anti superficie en Cabo Belgrano y Bahía San Julián. Ambos aviones aterrizaron en Rio Grande a 1130 sin haber obtenido contacto.

El día 28 se efectuó un nuevo reconocimiento armado, ahora en Punta Federal, para lo cual despegaron a 1120 el 3-A-301 (Teniente De Navío Sylvester) y 3-A-302 (Teniente De Navío Lecour).

No se pudo cumplir la tarea por meteorología adversa sobre el objetivo.

A fines de mayo el Capitán de Corbeta Philippi, recién llegado al continente comenzó la tarea de convocar a pilotos provenientes de otras unidades y la readaptación de pilotos veteranos que habían dejado de volar el A4Q.

La Escuadrilla contaba con 4 A-4Q (3-A-301/3-A-302/3-A-304 y 3-A-305) todos ellos sin servicio por diferentes fallas.

El 7 de junio volvieron a tener aviones en servicio, realizándose vuelos de adiestramiento táctico en Isla De Tierra Del Fuego (3-A-301 Teniente De Fragata Olmedo, 3-A-305 Teniente De Corbeta Medici).

El 8 despegaron de Rio Grande a 0847 el 3-A-301 (Teniente De Navío Oliveira) y el 3-A-305 (Teniente De Fragata Olmedo) para ejecutar un ataque en Isla Broquen.

A 0914 completaron su reaprovisionamiento en vuelo con un KC-130 y, ya en el área del objetivo, divisaron una casilla y un bote. Lanzaron 5 Mk. 82 en la construcción y regresaron para aterrizar a 1052 en Rio Grande.

El 9 el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici) despegaron de Rio Grande a 1435 para atacar un buque de desembarco encallado en la Bahía Fitz Roy.

Cuando estaban a 19 minutos del blanco, el B-200 retransmisor de comunicaciones (4-G-44 que había despegado a 1411) les informó que había tres PAC de Harrier protegiéndolo, por lo que se suspendió la operación.

Esta misión también fue ejecutada con reaprovisionamiento en vuelo (1505 hs.). El 4-G-44 aterrizó en Rio Grande a 1611 y los 2 A-4Q a 1615.

El 10 de junio se efectuaron vuelos de adiestramiento local (3-A-302 Teniente De Navío Benítez) y el 11, un vuelo de prueba (3-A-306 Teniente De Navío Sylvester).

El 12 de junio la Escuadrilla cumplió su última misión, despegando a 1430 el 3-A-301 (Teniente De Navío Rótolo) y 3-A-302 (Teniente De Corbeta Medici) para atacar piezas de artillería al norte de North Basin.

23 de mayo de 1982, fragata HMS Antelope estalla al explotar las bombas alojadas en su interior. (Foto archivo personal del CN VGM Rodolfo Castro Fox)

A 1448 cargaron combustible de un KC-130. En proximidades del blanco, y próximos a iniciar el ataque, se cruzaron con dos Harrier, lo que obligó a eyectar las cargas externas y regresar a RIO GRANDE, donde aterrizaron a 1640.

Cuando la aguerrida y diezmada Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque se replegó con sus cuatro aviones a su hogar en la Base Aeronaval Comandante Espora fue recibida por una formación militar de honor constituida únicamente por el personal de la unidad, como muestra de respeto por su comandante, quien los guio eficazmente al combate.

Ninguna autoridad superior del Comando de Aviación Naval o la Fuerza Aeronaval N°2 participó de la formación ni acudió a recibirlos.

La Escuadrilla había comenzado las operaciones con 12 pilotos y 8 aviones.

Se acreditaron el hundimiento de dos buques capitales enemigos con la perdida de dos pilotos (Capitán De Corbeta Zubizarreta y Teniente De Fragata Márquez) y tres aviones (3-A-307/3-A-312/3-A-314).

Pocos días después del regreso a Espora operaban nuevamente el brazo izquierdo del Capitán Castro Fox para extraerle los tutores de los huesos y a fines de agosto una Junta Médica determinaba que podía continuar volando pese al 30 por ciento de incapacidad laboral originada por las restricciones de su brazo.

Hacia fines de año perdía la vida el Teniente de Corbeta Roberto Luobet Jambert en un accidente a bordo del 3-A-306 cuando realizaba un vuelo nocturno y quizás por desorientación espacial. El A-4 era el mismo que volaba el Capitán Zubizarreta cuando se eyectó en Río Grande y había sido recuperado durante el mes de junio por el personal del Taller Aeronaval Central. Debe ser uno de los pocos casos en que un mismo avión monoplaza es factor común en la muerte de dos pilotos.

Reorganizada a fuerza de coraje y sacrificio, el cierre de la escuadrilla en 1986, cuando contaba apenas con dos aviones demostró la persistencia y espíritu de cuerpo de un sistema de armas perfectamente integrado y comprometido, que con medios obsoletos causó importantes daños a un adversario que los superaba ampliamente en medios.

Quienes integraron la Escuadrilla se reúnen anualmente en fecha próxima al 21 de mayo, su bautismo de fuego, para recordar las acciones y homenajear a sus muertos.

En Gran Bretaña, el excomandante de la “Ardent” se reúne con su tripulación a los mismos fines en similar fecha.

Menciones

Su Bandera de Guerra fue condecorada por: «Honor al valor en combate»

Por: «Ejecutar operaciones de ataque en situaciones de máxima oposición, adversas condiciones de seguridad y meteorológicas, contribuyendo a producir significativas bajas al poder naval enemigo».

La nación argentina condecoró al capitán de corbeta Carlos M. Zubizarreta y al teniente de fragata Marcelo Márquez por: «Muerto en combate»

La armada condecoró a los siguientes pilotos de la escuadrilla por: «Honor al valor en combate»

Capitán de corbeta Rodolfo A. Castro fox por: «Como comandante de la tercera escuadrilla aeronaval de caza y ataque, participar en condiciones físicas disminuidas a causa de un accidente de aviación anterior, dando permanente ejemplo a sus subordinados».

Capitán de corbeta Alberto J. Philippi por: «Conducir una división de aviones que ataco con éxito unidades navales enemigas en estrecho San Carlos, eyectarse como consecuencia de las averías producidas en su aeronave y sobrevivir en penosas condiciones hasta ser rescatado».

Teniente de navío José C. Arca por: «Atacar eficazmente unidades navales enemigas en estrecho San Carlos y, ser seriamente averiado, dirigirse a puerto argentino, intentando salvar su avión, no abandonarlo hasta que la torre de control, por el estado de la aeronave, le ordeno eyectar».


Referencias:

  • Entrevista al CN VGM Rodolfo Castro Fox
  • Entrevista al CN VGM Alberto Jorge Philippi
  • Entrevista Al SM VGM FAA Pedro Miranda
  • MALVINAS – JAMAS SERAN OLVIDADOS – Claudio Meunier – 2016
  • MACH 1 (Circulo Informativo Profesional de la Aviación Naval Argentina)
  • MUSEO DE LA AVIACION NAVAL ARGENTINA
  • HISTORIA DE LA AVIACION NAVAL ARGENTINA – Tomo III – Héctor A. Martini – 1992
  • Relatos del SMAE VGM Walter Ose
  • SERIE AERONAVAL N° 31 – MC DONNELL DOUGLAS A-4Q & A-4E SKYHAWK – Jorge Félix Núñez Padín
  • YO FUI PILOTO AVIADOR NAVAL – CN VGM Rodolfo Castro Fox