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sábado, 10 de agosto de 2024

Crisis del Beagle: Combate aéreo sobre Santiago

Fuego sobre Santiago

Esteban McLaren



Imagina un mundo donde, el 22 de diciembre de 1978, las negociaciones entre Argentina y Chile fracasan y estalla una guerra feroz por el conflicto del Beagle. Las tropas argentinas lanzan una maniobra en la Patagonia Austral para desviar la atención de las fuerzas chilenas, mientras que el verdadero golpe, un asalto blindado a Santiago, se prepara en las sombras. En esta historia alternativa, se desarrolla una batalla aérea épica que enfrenta a dos titanes de la aviación: el F-5 Tiger II y el Mirage III.

Este ensayo te lleva al corazón de ese conflicto, comenzando con una narrativa ficticia que sigue a dos pilotos imaginarios, sus emociones, decisiones y enfrentamientos en el cielo. A medida que avanzas, te sumergirás en un análisis detallado y técnico de lo que habría sido este duelo aéreo, explorando las capacidades y limitaciones de ambos aviones. Un viaje que mezcla la adrenalina de la ficción con el rigor de la táctica militar.

1. Introducción

Una fresca mañana de diciembre de 1978, el cielo de Santiago estaba despejado y brillante, y los primeros rayos de sol proyectaban largas sombras sobre la bulliciosa ciudad. Sin embargo, bajo la serena fachada, bullía una tensión que amenazaba con desbordarse y convertirse en un conflicto a gran escala. La crisis del Beagle había llevado a Chile y Argentina al borde de la guerra y ahora, cuando las fuerzas militares de ambas naciones se enfrentaban, los cielos sobre la capital chilena pronto se convertirían en un campo de batalla.

Para el capitán Benito Calfukelen, un experimentado piloto de la Fuerza Aérea chilena, el día comenzó como cualquier otro, con el estridente sonido de un despertador que lo despertaba de golpe. Pero hoy era diferente. Mientras sacaba las piernas de la cama y se ponía el traje de vuelo, el peso de lo que le esperaba le oprimía los hombros. El embargo de la administración Carter había dejado a los aviones F-5E Tiger II de su escuadrón en mal estado de mantenimiento y todos los pilotos sabían que sus máquinas no estaban a la altura de las circunstancias. Sólo 3 se hallaban en condiciones plenamente operativas. Sin embargo, no había lugar para la duda. Los informes sobre aviones argentinos que se dirigían a Santiago habían llegado apenas unos minutos antes, y la unidad de Calfukelen se apresuraba a interceptarlos.




Al otro lado de los Andes, en la ciudad argentina de Mendoza, el teniente Joaquín Olazábal estaba sentado en la sala de preparación de la base aérea El Plumerillo, preparándose mentalmente para la misión. A diferencia de su homólogo chileno, el avión de Olazábal, un elegante y poderoso Mirage III, estaba en óptimas condiciones, un símbolo de la industriosidad francesa y la destreza de los mecánicos argentinos. Se le había encomendado una misión crítica: proteger una oleada de A-4 Skyhawks que descendían sobre Santiago para atacar objetivos militares clave. Había mucho en juego, y Olazábal sabía que cualquier falla podría tener consecuencias nefastas para la posición estratégica de Argentina en el conflicto.

2. Los personajes

La historia del capitán Benito Calfukelen comenzó en un pequeño pueblo del sur de Chile, de fuerte ascendencia araucana, donde las montañas y los cielos abiertos lo atrajeron desde una edad temprana. Hijo de un maestro de escuela local, Calfukelen fue el primero de su familia en dejar atrás la vida rural, atraído a la Academia de la Fuerza Aérea por el deseo de servir a su país y su amor por volar. En 1978, ya se había ganado un lugar entre los mejores pilotos de Chile, pero las frustraciones de volar el nuevo pero dificultosamente mantenido F-5E lo agobiaban. A pesar de estos desafíos, la determinación de Calfukelen se mantuvo inquebrantable. Había aprendido a arreglárselas con lo que tenía y hoy, más que nunca, su ingenio se pondría a prueba.



El teniente Joaquín Olazábal, por otro lado, tenía una historia diferente. Nacido en una familia militar en Buenos Aires, su camino hacia la cabina de mando estuvo pavimentado con tradición y privilegio. Su padre, un general condecorado, le había inculcado un profundo sentido del deber y la importancia de mantener la supremacía militar de Argentina. Las habilidades de Olazábal en el Mirage III, un caza de última generación capaz de alcanzar velocidades de Mach 2, lo habían convertido rápidamente en una estrella en ascenso en la Fuerza Aérea Argentina. Mientras se preparaba para la misión que tenía por delante, Olazábal sintió el peso del legado de su familia sobre sus hombros. Su papel hoy era más que una misión; era una continuación del servicio de su familia a la Argentina.




3. Preparativos militares y contexto

A finales de 1978, cuando la situación política entre Chile y Argentina se deterioró, ambas naciones se prepararon para la posibilidad de un conflicto militar por la disputa del Canal Beagle. El canal, rico en potenciales reservas de petróleo y valor estratégico, se había convertido en un punto de conflicto que ninguna de las partes estaba dispuesta a ceder. Para Argentina, la junta militar que había llegado al poder en 1976 veía el control del canal como un medio para reforzar el orgullo nacional y distraer la atención de los disturbios internos. En Chile, el gobierno militar del general Augusto Pinochet estaba igualmente decidido a defender lo que consideraba un territorio soberano.

Ambas naciones comenzaron a movilizar sus fuerzas armadas, y las fuerzas aéreas argentina y chilena desempeñaron papeles cruciales en sus respectivos planes de guerra. La Fuerza Aérea Argentina (FAA) tenía la tarea de establecer la superioridad aérea y proporcionar apoyo aéreo cercano a las fuerzas terrestres. La Fuerza Aérea de Chile (FACh), por otro lado, era responsable de defender el espacio aéreo chileno, en particular alrededor de objetivos estratégicos clave como Santiago.

Fuerza Aérea de Chile

Entre los cazas de primera línea de la Fuerza Aérea de Chile se encontraba un escuadrón de aviones Northrop F-5E Tiger II, adquiridos a principios de los años 1970. Sin embargo, en 1978, estos aviones mostraban signos de desgaste. El mantenimiento de los F-5E se había visto gravemente afectado por las sanciones militares de los EE. UU., como resultado de las preocupaciones de la administración Carter por las violaciones de los derechos humanos en Chile. Las piezas de repuesto eran escasas y la FACh luchaba por mantener la flota operativa. A pesar de estos desafíos, los pilotos chilenos, incluido el capitán Benito Calfukelen, se entrenaron rigurosamente, centrándose en tácticas defensivas y misiones de intercepción.

La estrategia de la FACh se basó en el número limitado de F-5E para contener los ataques argentinos el tiempo suficiente para que las defensas terrestres pudieran actuar. Dado el mal estado de sus aviones, los pilotos chilenos recibieron instrucciones de evitar enfrentamientos prolongados y, en cambio, centrarse en ataques rápidos seguidos de maniobras evasivas.

Fuerza Aérea Argentina

En contraste, la Fuerza Aérea Argentina estaba en una posición relativamente fuerte. La FAA había invertido mucho en la modernización de su flota a principios de los años 70, adquiriendo interceptores Mirage III de Francia. Estos aviones estaban bien mantenidos, equipados con sistemas de radar avanzados y capaces de transportar una variedad de misiles aire-aire, incluidos el Matra R530 y el R550 Magic. Los pilotos argentinos, como el teniente Joaquín Olazábal, se entrenaron intensivamente en misiones de superioridad aérea, perfeccionando sus habilidades tanto en intercepciones de alta velocidad como en combate aéreo.

Para el conflicto que se avecinaba, la FAA desarrolló una estrategia para lograr una rápida superioridad aérea sobre objetivos chilenos clave, incluido Santiago. El plan implicaba utilizar cazas Mirage III para proteger oleadas de A-4 Skyhawks, que lanzarían ataques de precisión sobre aeródromos e instalaciones militares chilenas. El objetivo era paralizar la capacidad de Chile de montar una defensa aérea eficaz, allanando así el camino para una invasión terrestre.

4. La mañana del despegue


Benito Calfukelen

La mañana del 22 de diciembre de 1978 comenzó como muchas otras, con el capitán Benito Calfukelen levantándose antes del amanecer. La base del Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez en Santiago ya era un hervidero de actividad. Los equipos de tierra se apresuraron a preparar los pocos F-5E que todavía estaban operativos, mientras los pilotos recibían sus últimas instrucciones.

Mientras Calfukelen se ponía el traje de vuelo, no podía quitarse de encima la sensación de inquietud. La noche anterior, le habían informado de los últimos informes de inteligencia que indicaban que los aviones argentinos se preparaban para un ataque a primera hora de la mañana. El mando chileno había previsto un ataque de ese tipo, dada la importancia estratégica de Santiago, y el escuadrón de Calfukelen estaba en alerta máxima.

El avión de Calfukelen, aunque desgastado y cansado, había sido reparado a toda prisa para esta misión. Conocía cada peculiaridad de su F-5E, desde el ligero retraso en los controles hasta el chisporroteo del motor izquierdo a altas velocidades. Pero también sabía que en un combate aéreo, cualquier falla mecánica podría significar la diferencia entre la vida y la muerte.

Cuando sonó la alarma de despegue, el entrenamiento de Calfukelen entró en acción. Corrió hacia su avión, trepó a la cabina mientras el personal de tierra le daba un rápido visto bueno. El rugido de los motores J85 llenó sus oídos mientras rodaba hacia la pista y, en cuestión de momentos, estaba en el aire, ascendiendo hacia el cielo de la mañana.



Joaquín Olazábal

Mientras tanto, al otro lado de los Andes, el teniente Joaquín Olazábal ya estaba en el aire, liderando un vuelo de Mirage III desde la base aérea El Plumerillo en Mendoza. La oscuridad previa al amanecer había dado paso a la primera luz del día mientras su formación cruzaba el espacio aéreo chileno, volando bajo para evitar ser detectado.

La misión de Olazábal era clara: proteger a los Skyhawks a toda costa. Los A-4 llevaban una carga letal de bombas y cohetes, destinados a instalaciones militares alrededor de Santiago. Como piloto principal, Olazábal era responsable de mantener a raya a los interceptores chilenos, lo que permitía que los Skyhawks atacaran sin obstáculos.

El Mirage III, con su potente motor SNECMA Atar, respondió perfectamente a las órdenes de Olazábal. El avión había recibido un mantenimiento meticuloso y él confiaba plenamente en él. A medida que se acercaban a su objetivo, el radar de Olazábal detectó varios contactos: los F-5E chilenos que se apresuraban a interceptarlos.

Su corazón se aceleró. Había llegado el momento. El enfrentamiento para el que todos se habían estado preparando. Hizo una señal a sus compañeros de ala para que cerraran la formación y se prepararan para el combate.



5. Enfrentamiento: el combate aéreo

El cielo sobre Santiago se convirtió rápidamente en una escena caótica a medida que los F-5E chilenos se acercaban a la formación argentina que se acercaba. Para Calfukelen, la visión de los Mirage y los Skyhawks a lo lejos provocó una oleada de adrenalina. Aceleró al máximo su F-5E, sintiendo la tensión en el viejo avión mientras luchaba por mantener el ritmo de los cazas enemigos que se acercaban.

Primer contacto

Los momentos iniciales del enfrentamiento fueron frenéticos. Olazábal, con su radar superior y su avión en mejor estado, tenía la ventaja de detectar primero a los chilenos. Rompió la formación y dirigió su escuadrón en un ascenso pronunciado para ganar altitud, una táctica diseñada para maximizar la velocidad y la maniobrabilidad del Mirage III. Desde esta posición más alta, Olazábal podía lanzarse en picado sobre los F-5E, utilizando la gravedad para aumentar su velocidad y atacar con el elemento sorpresa.

Calfukelen, consciente de las capacidades del Mirage, intentó mantener su F-5E bajo y rápido, con la esperanza de evadir a los aviones superiores utilizando el terreno a su favor. El paisaje urbano de Santiago proporcionaba cierta cobertura, con edificios altos y colinas que podían interrumpir los bloqueos de misiles y los barridos de radar. Sin embargo, el estrés en su avión era evidente. El motor tosía y chisporroteaba mientras maniobraba con fuerza, y Calfukelen sabía que tendría que ser conservador con sus maniobras para evitar una falla catastrófica.



Comienza el combate aéreo

Cuando Olazábal se lanzó en picado hacia el vuelo de Calfukelen, desató una ráfaga de sus cañones DEFA de 30 mm, obligando a los pilotos chilenos a romper la formación y dispersarse. Los primeros momentos del combate aéreo fueron una confusión de advertencias de misiles y maniobras evasivas rápidas. Calfukelen logró evadir el ataque inicial, sus instintos y su entrenamiento tomaron el control mientras hacía girar su avión a través del laberinto del espacio aéreo de Santiago.

Los F-5E chilenos, aunque superados, no estaban indefensos. Calfukelen y sus compañeros de ala confiaron en su menor tamaño y mayor agilidad para esquivar los Mirage más pesados. Uno de los compañeros de ala de Calfukelen, un joven piloto llamado Francisco, logró ponerse detrás de uno de los Mirage, perdiendo un misil Sidewinder en un intento desesperado por derribar al enemigo. El misil se dirigió a toda velocidad hacia su objetivo, pero el compañero de Olazábal, un piloto veterano, lanzó bengalas y realizó un viraje cerrado, evitando por poco la explosión.

Calfukelen se vio envuelto en un duelo con Olazábal, los dos aviones dando vueltas uno alrededor del otro en una danza mortal. La velocidad superior del Mirage III le permitió a Olazábal dictar los términos del enfrentamiento, pero Calfukelen era un oponente astuto. Mantenía sus maniobras ajustadas e impredecibles, lo que dificultaba que Olazábal consiguiera un tiro limpio.

Desafíos técnicos

La disparidad en las condiciones de sus aviones pronto comenzó a notarse. Mientras que el Mirage de Olazábal respondía impecablemente a sus órdenes, el F-5E de Calfukelen tenía problemas. El motor tartamudeaba bajo la tensión del combate aéreo y los controles se sentían lentos. Calfukelen podía sentir el sudor corriendo por su espalda mientras luchaba por mantener su avión en la pelea.

Olazábal, percibiendo la dificultad del piloto chileno, aprovechó su ventaja. Cambió sus cañones por un misil Matra R550 Magic, un arma de corto alcance diseñada precisamente para este tipo de enfrentamiento. Mientras alineaba el disparo, el tono de bloqueo del misil sonó en sus auriculares y apretó el gatillo.

El misil se lanzó y se dirigió hacia el F-5E de Calfukelen. En un movimiento desesperado, Calfukelen hizo que su avión se lanzara en picado, en dirección a la ciudad que se encontraba debajo. El misil lo siguió sin descanso, pero en el último momento, Calfukelen desechó los tanques de combustible que le quedaban y se elevó con fuerza. El misil explotó sin causar daño en el aire, a unos cientos de metros detrás de él y sabía que Calfukelen estaba al límite de sus fuerzas. Las maniobras del chileno se estaban volviendo lentas, las respuestas ágiles del F-5E ahora eran letárgicas. Era solo cuestión de tiempo antes de que Olazábal pudiera alinear el tiro perfecto.

Pero el tiempo se estaba agotando para ambos pilotos. Abajo, los A-4 Skyhawks ya habían comenzado sus bombardeos sobre las instalaciones militares de Santiago. Las explosiones sacudieron la ciudad mientras caían bombas, incendiando depósitos de combustible y hangares. La misión de Olazábal estaba casi completa; solo necesitaba acabar con este interceptor chileno antes de regresar a su formación.

Calfukelen sabía que solo le quedaba una opción. Su avión estaba casi sin combustible y no tenía más opción que intentar una maniobra de alto riesgo o enfrentarse a una destrucción segura. Mientras Olazábal se acercaba para matarlo, Calfukelen tomó una decisión rápida. Niveló a baja altitud, usando el poco combustible que le quedaba para acelerar, dirigiéndose directamente al corazón de Santiago. Su plan era arriesgado: si lograba acercarse lo suficiente a la densa infraestructura de la ciudad, tal vez los sistemas de orientación del Mirage tendrían dificultades para apuntar, lo que le daría una pequeña posibilidad de sobrevivir.

Olazábal, percibiendo la desesperación del chileno, lo siguió, manteniendo su objetivo. Mientras rozaban los tejados, Olazábal armó su último misil, un Matra R530. Sonó el tono de fijación y se preparó para disparar.

Pero justo cuando estaba a punto de apretar el gatillo, una repentina columna de humo surgió de un edificio de abajo: un misil tierra-aire disparado apresuradamente desde una batería de defensa chilena. No estaba dirigido a él, pero la interrupción fue suficiente. El misil pasó a toda velocidad junto a ambos aviones, lo que obligó a Olazábal a desviarse momentáneamente para evitar ser alcanzado.

Un escape por los pelos

La distracción le dio a Calfukelen el respiro que necesitaba. Lanzó su F-5E hacia el centro de la ciudad, los rascacielos y las calles se difuminaron a su paso mientras buscaba desesperadamente un lugar para cubrirse. Olazábal, que aún mantenía la compostura, intentó recuperar el avión chileno, pero la confusión causada por el lanzamiento del misil y el denso entorno urbano lo hicieron difícil. Cuando recuperó la orientación, Calfukelen había desaparecido en el laberinto de la ciudad, con su F-5E alejándose a baja altitud.

Al darse cuenta de que la persecución era inútil y de que su misión de proteger a los Skyhawks era más importante que arriesgar su vida en una persecución prolongada, Olazábal se detuvo a regañadientes. Inclinó su Mirage III hacia su formación y ordenó por radio a sus compañeros de ala que se reagruparan y se prepararan para regresar a la base. Los Skyhawks habían completado sus bombardeos y el ataque a Santiago había logrado sus objetivos.

Mientras tanto, Calfukelen logró llevar su F-5E dañado hasta un aterrizaje de emergencia en una pista de aterrizaje improvisada en las afueras de la ciudad. Su avión, que apenas se mantenía unido, patinó hasta detenerse, con humo saliendo de su motor. Mientras se desabrochaba el cinturón y salía tambaleándose de la cabina, supo lo cerca que había estado de la muerte. La batalla había terminado, pero la guerra apenas había comenzado.

6. Resultado y consecuencias

La batalla aérea sobre Santiago, aunque breve, marcó un momento significativo en el conflicto que se estaba desarrollando entre Chile y Argentina. Para los pilotos involucrados, fue un bautismo de fuego, una prueba de que la guerra no sería un ejercicio teórico sin sangre, sino un conflicto brutal y real en el que habría vidas en juego.

La perspectiva de Benito Calfukelen

Sus camaradas aclamaron la fuga de Calfukelen como una pequeña victoria. A pesar de las abrumadoras probabilidades y la condición inferior de su avión, había logrado sobrevivir a un encuentro con uno de los mejores pilotos de Argentina y regresar a la base. Su habilidad y determinación fueron celebradas, pero Calfukelen sabía que las probabilidades estaban en su contra. La batalla había expuesto las debilidades de la Fuerza Aérea chilena: el mal mantenimiento, la falta de repuestos y el equipo envejecido. También comprendió que su supervivencia se había debido tanto a la suerte como a la habilidad, y temía la idea de enfrentarse de nuevo a los Mirage en circunstancias similares.

El bombardeo de las instalaciones militares de Santiago había causado daños importantes. Los depósitos de combustible ardían y varios aviones habían quedado destruidos en tierra. Sin embargo, la ciudad no había sido devastada y las defensas chilenas habían logrado repeler lo peor del ataque.

A pesar del daño infligido por el ataque argentino, la infraestructura crítica de Santiago permaneció prácticamente intacta, gracias en parte a las respuestas apresuradas pero efectivas de las defensas terrestres chilenas y a los valientes esfuerzos de pilotos como Calfukelen. Sin embargo, el ataque aéreo había dejado en claro al gobierno chileno y a los líderes militares que sus capacidades de defensa aérea estaban gravemente comprometidas. El embargo de la administración Carter había pasado factura y la capacidad de la FACh para sostener operaciones aéreas prolongadas estaba en serias dudas.



Los pensamientos de Calfukelen en los días posteriores al combate aéreo eran una mezcla de orgullo y temor. Había sobrevivido a un encuentro con uno de los mejores pilotos de Argentina, pero sabía que el próximo enfrentamiento podría no terminar tan favorablemente. Las limitaciones del F-5E ahora eran dolorosamente obvias para todos en su escuadrón. Hubo conversaciones susurradas entre los pilotos sobre cómo podrían resistir si el conflicto se intensificaba aún más, pero la moral se mantuvo cautelosamente optimista. Los chilenos estaban luchando en su propio territorio, y eso les daba una ventaja psicológica que tendrían que aprovechar al máximo si querían sobrevivir.

La perspectiva de Joaquín Olazábal:

Para el teniente Joaquín Olazábal, el combate aéreo sobre Santiago fue una mezcla de frustración y satisfacción. Si bien había logrado proteger a los Skyhawks y garantizar que sus bombardeos fueran exitosos, el hecho de que Calfukelen hubiera logrado evadir la destrucción lo carcomía. Olazábal se enorgullecía de su precisión y habilidad, y dejar que un enemigo se escapara lo sentía como un fracaso personal.

Sin embargo, sus superiores vieron la misión como un éxito. Los objetivos principales se habían logrado: las defensas aéreas de Santiago se habían debilitado y se había enviado el mensaje de que Argentina estaba dispuesta y era capaz de atacar profundamente en territorio chileno. Olazábal recibió elogios por su desempeño, pero en privado, analizó cada aspecto del combate aéreo, decidido a mejorar sus tácticas para el próximo encuentro. Sabía que esto era sólo el comienzo de un conflicto potencialmente largo y agotador, y estaba ansioso por demostrar su valía en los cielos una vez más.



El ejército argentino, animado por el exitoso ataque, comenzó a planificar más operaciones aéreas. Reconocieron que las defensas aéreas chilenas eran vulnerables, pero también sabían que el elemento sorpresa no se lograría tan fácilmente en ataques posteriores. Los chilenos estarían más preparados y la Fuerza Aérea Argentina necesitaba adaptarse rápidamente para mantener su ventaja.

Implicaciones estratégicas

El ataque aéreo sobre Santiago tuvo implicaciones de largo alcance tanto para Chile como para Argentina. Para el gobierno chileno, fue una llamada de atención de que sus capacidades de defensa aérea necesitaban atención urgente. A pesar del embargo, se hicieron esfuerzos para buscar fuentes alternativas de repuestos y acelerar los esfuerzos de mantenimiento y producción nacionales. Los chilenos también comenzaron a repensar sus estrategias defensivas, poniendo mayor énfasis en los sistemas de defensa aérea descentralizados y móviles que podrían sobrevivir mejor a una campaña aérea argentina.

En Argentina, el exitoso ataque a Santiago envalentonó al liderazgo militar. Los argentinos creían que podían mantener la superioridad aérea, especialmente si lograban mantener a la fuerza aérea chilena a la defensiva. Sin embargo, también eran conscientes de que los chilenos se adaptarían y que la guerra podría convertirse en un asunto prolongado y costoso si no se manejaba con decisión. La estrategia argentina comenzó a centrarse en una serie de ataques rápidos y abrumadores diseñados para paralizar la infraestructura chilena y forzar una rápida conclusión del conflicto.


7. Conclusión

El combate aéreo sobre Santiago fue un microcosmos de la crisis más amplia del Beagle: un conflicto intenso y de alto riesgo en el que ambos bandos luchaban por el orgullo nacional, la integridad territorial y la supervivencia. Para los pilotos involucrados, fue una prueba de habilidad, coraje y resistencia, que se desarrolló en el implacable entorno del combate aéreo.

El capitán Benito Calfukelen y el teniente Joaquín Olazábal representaban lo mejor de sus respectivas fuerzas aéreas: experimentados, decididos y dispuestos a exigirse a sí mismos y a sus aviones hasta el límite. Sin embargo, su enfrentamiento también puso de relieve las disparidades entre las dos fuerzas: el Mirage III, moderno y bien mantenido, contrastaba marcadamente con el viejo y escaso apoyo del F-5E. La batalla no era sólo entre dos pilotos, sino entre dos naciones, cada una luchando con sus propias fortalezas y debilidades ante una guerra potencialmente devastadora.

A medida que se desarrollaba la crisis del Beagle, las lecciones del enfrentamiento de Santiago se hicieron evidentes. La importancia de un equipo bien mantenido, el valor de la ventaja de jugar en casa y el papel fundamental del entrenamiento y la adaptabilidad de los pilotos quedaron subrayados por este encuentro. Si bien el resultado inmediato no fue concluyente (ninguno de los pilotos fue derribado, ambas fuerzas quedaron ensangrentadas pero intactas), las implicaciones fueron profundas.

Para Chile, el enfrentamiento enfatizó la necesidad de reforzar las defensas aéreas y mejorar la capacidad de respuesta de los pilotos.en el enfrentamiento aéreo entre Calfukelen y Olazábal fue un gran logro para ambas naciones, ya que demostró que sus fuerzas estaban preparadas a pesar de las limitaciones internacionales. Para Argentina, esto reforzó la creencia de que podían aprovechar su tecnología y entrenamiento superiores para mantener la presión sobre las defensas chilenas. Sin embargo, ambas partes también reconocieron que la superioridad aérea por sí sola no decidiría el resultado del conflicto. Las operaciones terrestres, la logística y la diplomacia internacional desempeñarían papeles cruciales en los próximos días y semanas.

El combate aéreo entre Calfukelen y Olazábal sería recordado como uno de los momentos decisivos de la crisis del Beagle: un choque no solo de máquinas, sino de voluntades, en los cielos de Santiago. A medida que la crisis se prolongaba, el espectro del duelo de esa mañana se cernía sobre las mentes de ambas naciones, un recordatorio de la delgada línea entre la victoria y la derrota en el brutal escenario de la guerra aérea.

Finalmente, la crisis del Beagle se resolvió diplomáticamente, evitando una guerra a gran escala que habría traído una devastación incalculable a ambos países. Sin embargo, las experiencias de esa mañana de diciembre de 1978 dejaron una marca indeleble en quienes participaron. Para pilotos como Benito Calfukelen y Joaquín Olazábal, fue un momento de la verdad: un testimonio de su entrenamiento, su coraje y su compromiso duradero con sus naciones.



¿Cómo hubiese sido un combate aéreo entre un Mirage III y un F-5 II sobre Santiago?

En un escenario de historia alternativa en el que la crisis del Beagle de 1978 se hubiera convertido en un conflicto aéreo, un combate de corto alcance (combate aéreo) entre un Mirage III argentino y un F-5E chileno sobre el aeropuerto de Santiago sería un encuentro de alto riesgo con varios factores críticos a tener en cuenta.


Capacidades de la aeronave:

Mirage III:

  • Velocidad y maniobrabilidad: El Mirage III, diseñado para interceptar a gran velocidad y gran altitud, intentaría aprovechar su velocidad superior en este enfrentamiento. Sin embargo, su diseño de ala delta, si bien es beneficioso para la estabilidad y el rendimiento a alta velocidad, limita su capacidad de giro, especialmente a velocidades y altitudes más bajas donde podría tener lugar el combate.
  • Armamento: Armado con dos poderosos cañones DEFA de 30 mm y misiles como el como el Matra R530 o el R550 Magic de corto alcance, el Mirage III intentaría participar en el combate a una distancia ligeramente mayor o en un ataque cortante antes de ascender, utilizando su ventaja de velocidad.
  • Radar y aviónica: El radar Cyrano proporciona una detección adecuada de objetivos, pero podría tener dificultades en el desorden urbano de Santiago. El Mirage III tendría que depender de señales visuales y posiblemente del control terrestre para apuntar con eficacia en un entorno tan complejo.





F-5E Tiger II:

  • Velocidad y maniobrabilidad: El F-5E es muy maniobrable, con una relación empuje-peso que favorece los giros rápidos y la agilidad a baja altitud. Esto permitiría al piloto chileno superar potencialmente al Mirage III en un combate aéreo, particularmente en el espacio aéreo restringido sobre Santiago.
  • Armamento: Equipado con dos cañones de 20 mm y misiles AIM-9 Sidewinder, el F-5E es letal en combate cuerpo a cuerpo, especialmente si puede entrar en el círculo de giro del Mirage III.
  • Radar y aviónica: Si bien el radar AN/APQ-159 es menos potente que el Cyrano del Mirage, es suficiente para el entorno de corto alcance y alto riesgo sobre Santiago. Los sistemas del F-5E permiten tiempos de reacción rápidos, lo que podría ser crucial en un escenario de este tipo.


Consideraciones tácticas


Altitud y entorno urbano:

  • Restricciones urbanas: La lucha sobre Santiago limitaría severamente el uso de maniobras verticales de alta velocidad típicas de los enfrentamientos al aire libre. El paisaje urbano obligaría a ambas aeronaves a un plano de combate horizontal, donde la capacidad de giro y el manejo a baja velocidad se vuelven críticos.
  • Ventaja del F-5E: La agilidad superior a baja velocidad del F-5E sería particularmente ventajosa aquí. La capacidad de girar con precisión podría permitir al piloto del F-5E permanecer en la cola del Mirage III, lo que podría obligar al piloto argentino a adoptar una postura defensiva en la que la velocidad por sí sola podría no ser suficiente para escapar.
  • Tácticas del Mirage III: El piloto del Mirage III necesitaría explotar cualquier ventaja de altitud y posiblemente utilizar tácticas de golpe y fuga. Una maniobra de auge y zoom bien ejecutada podría permitir al Mirage atacar y luego retirarse, evitando un enfrentamiento prolongado en el que las capacidades de giro del F-5E dominarían.


Normas de combate y seguridad civil:

  • Preocupaciones por los daños colaterales: Ambos pilotos deberían ser muy conscientes de los riesgos para las zonas civiles. Esto podría limitar el uso de ciertas armas o maniobras que podrían provocar daños colaterales, lo que enfatiza la importancia de enfrentamientos precisos y controlados.
  • Implicaciones para la estrategia: El F-5E, al ser más adecuado para combates cuerpo a cuerpo, podría tener una ventaja en este aspecto, ya que sus armas son adecuadas para ataques de alta precisión y corto alcance. El Mirage III, aunque potente, podría ver sus puntos fuertes mitigados por la necesidad de evitar sobrevuelos arriesgados y a alta velocidad sobre zonas urbanas.


Consideraciones tácticas

  • Altitud y entorno: El combate sobre el aeropuerto de Santiago estaría limitado por el terreno urbano, lo que limitaría el uso de tácticas de alta velocidad y largo alcance. La mayor agilidad y maniobrabilidad del F-5E podría ser más ventajosa en este contexto, ya que le permitiría explotar su capacidad de girar rápidamente y mantenerse en la cola del Mirage III.
  • Reglas de enfrentamiento: dada la proximidad a Santiago, ambos pilotos tendrían que tener en cuenta la seguridad de los civiles, posiblemente evitando ciertas maniobras o sistemas de armas que podrían causar daños colaterales. Esto podría jugar a favor de las fortalezas del F-5E en el combate cuerpo a cuerpo, donde los cañones y los misiles de corto alcance son más efectivos.
  • Experiencia y doctrina del piloto: el resultado podría depender en gran medida de la experiencia de los pilotos y de sus doctrinas de entrenamiento. Si el piloto chileno está bien entrenado en explotar las capacidades de giro del F-5E, podría superar en maniobras al Mirage III. Por el contrario, el piloto del Mirage III podría confiar en tácticas de subida y picada, lanzándose sobre el F-5E desde arriba antes de ascender fuera de alcance, un método que podría ser más desafiante en un paisaje urbano.


Experiencia y entrenamiento del piloto:

  • Doctrina chilena: Si el piloto chileno es experto en explotar las capacidades de giro y baja velocidad del F-5E, podría obligar al Mirage III a participar en un combate con giros en el que el F-5E tenga la ventaja. 
  • Doctrina argentina: Por el contrario, el piloto del Mirage III podría centrarse en utilizar la velocidad a su favor, intentando atacar al límite del alcance de los misiles o utilizando tácticas de energía para mantenerse fuera del alcance de giro del F-5E. Sin embargo, ejecutar tales tácticas en el espacio aéreo restringido de Santiago sería un desafío.

Posibles resultados

  • Victoria del F-5E: En un combate aéreo prolongado y cerrado, la maniobrabilidad del F-5E podría permitirle obtener la ventaja, manteniéndose detrás del Mirage III y eventualmente preparando un tiro con sus cañones o Sidewinder.
  • Victoria del Mirage III: Si el piloto del Mirage III puede mantener la velocidad y evitar la tentación de participar en un combate en giro, podría ser capaz de ejecutar un ataque rápido con un misil o una ráfaga de cañón y luego ascender fuera del alcance, retirándose efectivamente antes de que el F-5E pueda contraatacar.


Conclusión final

El encuentro sobre el aeropuerto de Santiago sería un choque de doctrinas y capacidades de las aeronaves, donde la velocidad y potencia de fuego superiores del Mirage III se pondrían a prueba frente a la agilidad y la destreza a baja altitud del F-5E. El resultado probablemente dependería de la capacidad de los pilotos para adaptarse a las limitaciones únicas del entorno urbano, con el F-5E teniendo una ligera ventaja en el escenario de combate a corta distancia que sería claves.


Mirage vs Tiger





sábado, 3 de agosto de 2024

Crisis del Beagle: El caso de la invasión hasta Bahía Blanca según Pinochet


Invasión por Trevelin/Esquel

Delirium Tremens: La planificación especulativa de una invasión a Argentina con objetivos en Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca




El general Augusto Pinochet reveló que durante el conflicto por el canal Beagle, en 1978, su ejército tuvo 10.000 hombres dispuestos a llegar hasta Bahía Blanca y desde ahí cortar todos los pasos hacia el sur, dividiendo a la Argentina en dos. "A lo mejor no nos habría ido tan mal en una eventual guerra en 1978", dijo el ex dictador y jefe militar chileno en un libro de reciente aparición en el que la periodista María Eugenia Oyarzún, que fue embajadora ante la OEA en un período del régimen militar, compila numerosas entrevistas con Pinochet entre 1995 y 1998. (Clarín)

"Yo nunca negocié pensando que si tenía que ir a una guerra, la iba a perder. Yo tenía la visión de que... si nos hubiesen llevado a una guerra la hubiésemos ganado y el ejército chileno hubiese invadido Buenos Aires." (Hernán Cubillos, canciller transandino, TVN)


Este artículo busca dar un aproximación metódica y accesible a la hipótesis planteada por el Sr. Pinochet y el otro personaje mencionado en el epígrafe. La conclusión de este análisis nos ayudará a entender mejor cómo pensaban quienes dirigían ese país en ese momento. Eran, para bien o para mal, las mentes más destacadas al otro lado de la cordillera. Vamos a examinar algunos datos y evaluar esta hipótesis con cifras. Es importante recordar que estas especulaciones históricas nunca son completas y el resultado final pertenece al ámbito de las historias alternativas.

La hipótesis sugiere un movimiento de tropas desde Chile hacia Argentina, con Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca como primeros objetivos, y Buenos Aires como segundo objetivo. No analizaremos el segundo escenario porque lo consideramos totalmente irrealista y sin fundamentos. Las especulaciones del Sr. Cubillos, con su enfoque poco serio, no merecen mayor consideración, ya que carecen de datos y no tienen lógica en la secuencia de acciones previstas para el 22 de diciembre de 1978.

El primer escenario, apoyado por Pinochet, parece más plausible a primera vista. Sin embargo, veremos que tampoco lo es. El supuesto de éxito para ese marco imaginado por el trasandino también requiere que, básicamente, no existiera respuesta alguna a una potencial invasión por parte de tropas araucanas de las tropas argentinas. Eso irá siendo más claro a medida que nos adentremos en el análisis.

1. Escenario del conflicto del Beagle entre Argentina y Chile en 1978

En 1978, Argentina y Chile casi entran en conflicto armado por islas en el canal de Beagle, pero la mediación del Papa Juan Pablo II evitó la guerra y logró la paz en 1984. Pero y si no hubiese habido paz...

En 1978, el conflicto del Beagle entre Argentina y Chile llegó a un punto crítico. Las dos naciones se encontraban en una tensa disputa territorial por las islas Picton, Nueva y Lennox en el canal de Beagle, una región estratégicamente importante al extremo sur del continente. La situación se intensificó rápidamente, y el 22 de diciembre de ese año, ambos países movilizaron sus fuerzas armadas, preparándose para un enfrentamiento armado. Sin embargo, gracias a la intervención del Papa Juan Pablo II, se evitó la guerra, y ambas naciones finalmente firmaron un acuerdo de paz en 1984.

Un punto de divergencia para esta historia alternativa es el planteado por los dos sujetos al inicio del presente relato. En un escenario hipotético donde la mediación no hubiese tenido éxito y se hubiese desatado una guerra en Tierra del Fuego, Chile podría haber intentado una invasión para asegurar posiciones estratégicas en la región austral. El objetivo principal sería controlar puntos clave en Tierra del Fuego para proteger sus intereses en el canal de Beagle y proyectar su poder en la zona. Eso se analizará a partir del punto 2.

2. Analiza la potencial invasión chilena a Argentina en respuesta a un escenario de guerra en Tierra del Fuego.

En caso de una guerra en Tierra del Fuego, Chile podría intentar una invasión para asegurar posiciones estratégicas. El principal objetivo sería controlar puntos clave en la región austral para proteger sus intereses en el canal de Beagle y proyectar poder en el área.

Antes de iniciar cualquier análisis debemos posicionar a Chile en tiempo y forma. Se debe suponer una movida previa en este escenario simulado: el primer golpe lo pegaría Argentina con la operación Soberanía. Es decir, todo el análisis que sigue debe suponer que Chile recibió el golpe de una ofensiva previa argentina dado que no existen registros ni declaraciones de que Chile haya jamás planeado un ataque preventivo hacia Argentina antes del 22 de diciembre de 1978. Luego de haber desarticulado de alguna manera esa operación, aún así le debían quedar fuerzas ("10.000 hombres" recalcó Pinochet) y recursos militares operativos para emprender lo que vamos a suponer a continuación.

Si Chile hubiese lanzado una invasión blindada o de infantería mecanizada desde sus fronteras hacia Comodoro Rivadavia, se habría enfrentado a enormes desafíos logísticos y de terreno. La distancia y el terreno inhóspito de la Patagonia harían extremadamente difícil la operación, requiriendo extensas y vulnerables líneas de suministro. Un avance posterior hacia Bahía Blanca complicaría aún más la situación debido a la mayor distancia y la resistencia potencialmente más organizada del Ejército Argentino.

En cuanto a la disposición de las fuerzas, el Ejército de Chile en 1978 estaba compuesto por una división en la región de Santiago, con capacidades mixtas, y una segunda división en el sur, que incluía unidades mecanizadas y de infantería. Además, había fuerzas desplegadas en Tierra del Fuego, principalmente de infantería y artillería. Por otro lado, el Ejército Argentino contaba con fuerzas distribuidas en el norte y centro del país, con unidades mecanizadas y blindadas, y una quinta división en la Patagonia que incluía fuerzas de infantería y unidades de artillería.


3. Probabilidad de éxito de un asalto blindado/infantería mecanizada desde Chile hasta Comodoro Rivadavia y desde allí hasta Bahía Blanca

Una invasión blindada/mecanizada de Chile hacia Comodoro Rivadavia enfrentaría desafíos logísticos y de terreno. La distancia y el terreno inhóspito dificultarían la operación, requiriendo líneas de suministro extensas y vulnerables a ataques argentinos. El avance hacia Bahía Blanca agravaría estos problemas debido a la mayor distancia y la resistencia potencialmente más organizada de Argentina.

A pesar de la preparación y la disposición de las fuerzas, las probabilidades de éxito de Chile en una invasión de este tipo eran limitadas. Los desafíos logísticos, la robusta defensa argentina en la Patagonia y la superioridad numérica y material del Ejército Argentino reducían significativamente las posibilidades de una victoria chilena. Además, el avance chileno probablemente se estancaría en varios puntos clave, como el cruce de la Cordillera de los Andes, el terreno inhóspito de la Patagonia y las defensas fortificadas en Comodoro Rivadavia. Las amplias distancias también comprometerían las líneas de suministro chilenas.

4. ORBAT (Orden de Batalla) de las fuerzas del Ejército de Chile y del Ejército Argentino

Ejército de Chile (1978):

  • 1° División en la región de Santiago, con capacidades mixtas, reforzando al III Cuerpo de ejército basado en Punta Arenas.
  • 2° División en la región sur, incluyendo unidades mecanizadas y de infantería.
  • Secciones de la Fuerza Aérea de Chile en la base aérea Chabunco.
  • Fuerzas desplegadas en Tierra del Fuego, principalmente infantería y artillería.
  • Elementos de Carabineros.

Ejército Argentino (1978):

  • Fuerzas en el sur del país, con unidades mecanizadas y blindadas.
  • 5° Cuerpo de Ejército en la Patagonia, incluyendo fuerzas de infantería y unidades de artillería.
  • Escuadrillas de la Fuerza Aérea Argentina en Río Gallegos y San Julián. Escuadrillas del Comando de Aviación Naval en Almirante Zar y la base aeronaval de Comandante Espora.
  • Unidades de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval.



5. ¿Realmente Chile tenía probabilidades de éxito?

Las probabilidades de éxito de Chile en principio eran limitadas debido a:

  • La extensión logística necesaria (profundidad estratégica).
  • La robusta defensa argentina en la Patagonia: el avance chileno se dirigía en toda la campaña hacia los núcleos más fuertes argentinos en la región partiendo de puntos que previos a su despliegue no superaban en número a los defensores argentinos.
  • La superioridad numérica y material del Ejército Argentino. Las fuerzas chilenas sería inferiores en proporciones de 1 contra 9 en infantería, 3 a 1 en blindados, inferioridad numérica y cualitativa en activos navales en la zona, ambos dependientes del resultado de una campaña previa en Punta Arenas y la batalla naval del Beagle.

6. Puntos de estancamiento en el avance

Los puntos de estancamiento probables incluirían:

  • Cruce de la Cordillera de los Andes.
  • Terreno inhóspito de la Patagonia.
  • Defensa fortificada en Comodoro Rivadavia, base aeronaval en Trelew y base aérea en San Julián.
  • Amplias distancias que comprometen las líneas de suministro.
  • Defensa fortificada en Bahía Blanca, sede del 5to Cuerpo de Ejército y de la principal base naval del país, Puerto Belgrano.


El reabastecimiento de las fuerzas chilenas sería otra tarea complicada, que requeriría el uso de transporte aéreo y marítimo, la protección de convoyes terrestres y la dependencia de bases logísticas en Tierra del Fuego y el sur de Chile. La Fuerza Aérea de Chile tendría que jugar un papel crucial, proporcionando superioridad aérea, realizando misiones de apoyo cercano y bombardeo estratégico, y protegiendo las líneas de suministro. La Armada chilena, por su parte, tendría la responsabilidad de controlar el canal de Beagle y el acceso marítimo a Tierra del Fuego, transportar tropas y suministros, y bloquear los puertos argentinos, bombardeo de costas, entre otros.


Rutas de invasión

Analicemos dos rutas de invasión probables:

  1. Saliendo de Punta Arenas hacia Comodoro Rivadavia y luego Bahía Blanca
  2. Saliendo de Coyhaique, entrando por Trevelin/Esquel y luego cruzando la estepa patagónica hacia Trelew-Comodoro Rivadavia-Bahia Blanca


1. Ruta de Invasión partiendo de Punta Arenas hacia Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca

Esta ruta es altamente improbable desde el inicio de un escenario hipotético debido a que las fuerzas argentinas ya estaría comprometidas en el avance y sitio de Punta Arenas. Las fuerzas chilenas debieran romper el cerco primero, repeler a las fuerzas argentinas, reagruparse y reequiparse para luego emprender la incursión de largo aliento en el territorio argentino.


Inicio: Región de Magallanes, Chile

Punta Arenas sería el punto de partida natural para una invasión, debido a su proximidad a Tierra del Fuego y su infraestructura militar y logística. Como menciona Pinochet, se partiría de una fuerza de invasión de diez mil hombres.

Ruta a Comodoro Rivadavia

  • Objetivo 1: Río Gallegos
    Primero: Río Gallegos sería un objetivo crucial para reabastecimiento y reorganización. Este punto serviría como base de operaciones para avanzar hacia el norte. Si se conquistara este objetivo, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

    Objetivo 2
    : Fitz Roy y Jaramillo
    Segundo: Continuando hacia el norte, las fuerzas podrían utilizar la Ruta Nacional 3, con punto de avance en Fitz Roy y Jaramillo para asegurar la ruta y establecer posiciones defensivas. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

  • Objetivo 3: Puerto Deseado
    Tercero
    : Puerto Deseado, cerca de la costa, podría servir como un punto de apoyo logístico adicional, permitiendo el suministro marítimo. Cerca de Puerto Deseado se encuentra una base aérea militar en San Julián (BAM San Julián). Foco de resistencia muy fuerte. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos - Fitz Roy/Jaramillo) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

  • Objetivo 4: Comodoro Rivadavia
    Séptimo
    : El objetivo principal sería Comodoro Rivadavia, una ciudad clave por su importancia económica y logística, además de ser un centro de resistencia argentino. Foco de resistencia muy fuerte. Sede de grandes unidades militares patagónicas. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos - Fitz Roy/Jaramillo - Puerto Deseado) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

Extensión a Bahía Blanca

  • Objetivo 5: Trelew
    Quinto: Después de asegurar Comodoro Rivadavia, el siguiente punto de avance sería Trelew, otra ciudad importante en la ruta hacia Bahía Blanca. Foco de resistencia muy fuerte con la base aeronaval Almirante Zar. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos - Fitz Roy/Jaramillo - Puerto Deseado - Comodoro Rivadavia) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

  • Objetivo 6: Puerto Madryn
    Sexto: Puerto Madryn sería otro punto estratégico para asegurar la línea de avance y permitir el reabastecimiento marítimo. Foco de resistencia. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos - Fitz Roy/Jaramillo - Puerto Deseado - Comodoro Rivadavia - Trelew) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

  • Objetivo 6: Viedma
    Sexto: Viedma, en la desembocadura del río Negro, serviría como un último punto de referencia antes del avance final hacia Bahía Blanca. Foco de resistencia muy fuerte. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Río Gallegos - Fitz Roy/Jaramillo - Puerto Deseado - Comodoro Rivadavia - Trelew - Puerto Madryn) se quedarían como "fuerza de ocupación"?

  • Objetivo Final: Bahía Blanca
    Séptimo: El objetivo final sería Bahía Blanca, un puerto clave y centro industrial que controlaría el acceso a Buenos Aires y la región central de Argentina. Foco de resistencia muy fuerte. La base aeronaval y puerto militar más grande del país, cuartel general del 5to Cuerpo del Ejército. ¿Con cuantas tropas llegarían a Bahía Blanca para atacar la principal base de toda esta campaña? ¿7, 5, 3, 1 mil?

 

Desafíos en la Ruta

  • Terreno inhóspito: El avance a través de la Patagonia sería extremadamente difícil debido al terreno inhóspito y las condiciones climáticas adversas.
  • Defensas argentinas: Las fuerzas argentinas probablemente fortificarían estos waypoints, especialmente en Comodoro Rivadavia y Trelew, ofreciendo una resistencia significativa.
  • Logística y reabastecimiento: Mantener líneas de suministro a través de largas distancias sería un desafío constante, con puntos críticos en Río Gallegos y Puerto Deseado.

En conclusión, aunque la ruta de invasión hacia Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca podría ser teóricamente viable, estaría plagada de desafíos logísticos, militares y geográficos que reducirían significativamente las probabilidades de éxito de una campaña de este tipo.

Un general argentino encargado de detener el avance chileno, debiera tener una estrategia defensiva que se centraría en fortificar posiciones clave en la Patagonia, realizar operaciones de desgaste en las líneas de suministro chilenas, y utilizar las fuerzas aéreas para interdictar movimientos y apoyo logístico del enemigo. Además, mantendría reservas móviles listas para lanzar contraataques decisivos.

Aunque Chile podría haber intentado una invasión a gran escala en este escenario hipotético, las probabilidades de éxito serían muy bajas debido a los desafíos logísticos, la resistencia argentina, las limitaciones operativas chilenas y las adversidades del terreno y clima de la Patagonia.

2. Ruta de Invasión partiendo de Coyhaique hacia Comodoro Rivadavia y Bahía Blanca


Invadir Argentina a través de la zona de Esquel/Trevelin, en lugar de avanzar directamente desde el sur, ofrece una alternativa viable que podría evitar algunas de las dificultades logísticas del terreno patagónico. Esta ruta, sin embargo, también presenta sus propios desafíos y puntos de resistencia.


Inicio: Región de Aysén, Chile

Coyhaique serviría como el punto de partida principal para esta ruta, dada su infraestructura y proximidad a la frontera con Argentina.

  1. Objetivo 1: Balmaceda

    • Primero: Desde Coyhaique, las fuerzas avanzarían hacia Balmaceda, una localidad cerca de la frontera chilena-argentina. Este punto sería esencial para la concentración de tropas y logística.
  2. Objetivo 2. Cruce de la Frontera

    • Segundo: Cruzar la frontera hacia Argentina por el Paso Huemules hacia Trevelin, un punto estratégico debido a su proximidad a la frontera y sus accesos viales.
  3. Objetivo 3: Trevelin y Esquel

    • Tercero: Trevelin sería el primer waypoint significativo en Argentina. Las fuerzas se dirigirían rápidamente hacia Esquel, una ciudad importante que serviría como base de operaciones avanzada. Fuente de resistencia urbana. Si se conquistara, ¿cuántas de las 10.000 tropas se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  4. Objetivo 4. Avance hacia el Valle Inferior del Río Chubut

    • Cuarto: Desde Esquel, las tropas avanzarían hacia el este, cruzando la Patagonia central. Tecka sería un punto intermedio para asegurar las líneas de suministro y establecer un punto de control. La peor zona de avance por el clima y la geografía de la estepa patagónica. La mejor zona para ataques aéreos argentinos para desbaratar el avance chileno. ¿con qué pensaban rechazar los ametrallamientos y bombardeos aéreos que saldrían desde Almirante Zar o San Julián? Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  5. Objetivo 5: Gobernador Costa

    • Quinto: Gobernador Costa sería un punto de avance estratégico en el avance hacia el este, ofreciendo la oportunidad de reabastecimiento y reorganización. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel - Tecka) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  6. Objetivo 6: José de San Martín

    • Sexto: José de San Martín serviría como otro punto de control en la ruta hacia la costa atlántica. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel - Tecka - Gobernador Costa) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  7. Objetivo Intermedio: Trelew

    • Séptimo: El objetivo intermedio sería Trelew, una ciudad importante en el valle inferior del río Chubut, crucial para controlar la región y asegurar la línea de avance. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel - Tecka - Gobernador Costa - San Martín) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  8. Objetivo 8. Avance hacia Comodoro Rivadavia

    • Octavo: Desde Trelew, la ruta seguiría hacia el sur a través de la Ruta Nacional 3. Puerto Madryn podría ser utilizado para reabastecimiento marítimo y como base de operaciones secundaria. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel - Tecka - Gobernador Costa - San Martín - Comodoro Rivadavia) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  9. Objetivo 9: Viedma

    • Noveno: Viedma sería un punto crítico antes del avance final hacia Bahía Blanca, proporcionando una última oportunidad para reabastecimiento y reorganización. Si se conquistara, ¿cuántas de las (10.000 tropas - bajas - Trevelin/Esquel - Tecka - Gobernador Costa - San Martín - Comodoro Rivadavia - Viedma) se quedarían como "fuerza de ocupación"?
  10. Objetivo Final: Bahía Blanca

    • Décimo: El objetivo final sería Bahía Blanca, un puerto clave y centro industrial crucial para el control de la región y el acceso a Buenos Aires. Sobre la ciudad se asienta la principal base aeronaval del país (Comandante Espora), es el asiento del Comando del 5to Cuerpo de Ejército y el principal puerto militar (Base Naval de Puerto Belgrano). ¿Con cuántas de las 10.000 tropas iniciales se iniciaría el avance para conquistar el blanco más defendido de toda esta campaña? ¿7, 5, 3 mil?

Potenciales Focos de Resistencia Argentina

  1. Trevelin y Esquel: La defensa inicial en esta zona sería fuerte, con tropas argentinas atrincheradas para resistir el cruce de la frontera y proteger el acceso al interior.

  2. Tecka y Gobernador Costa: Estas localidades serían puntos de resistencia importantes en la ruta hacia el este. La defensa argentina se centraría en controlar estas posiciones clave para interrumpir el avance chileno.

  3. Trelew: Como ciudad principal en el valle inferior del río Chubut, Trelew sería un foco de resistencia significativo, con fortificaciones y tropas preparadas para defender la región.

  4. Puerto Madryn: Aunque más orientado a operaciones logísticas, también podría ver resistencia debido a su importancia estratégica.

  5. Viedma: Esta ciudad, cerca del río Negro, sería defendida fuertemente para proteger el acceso a la región central de Argentina.

  6. Bahía Blanca: El objetivo final sería uno de los puntos de resistencia más fortificados, con fuerzas argentinas listas para defender la ciudad y evitar el avance hacia Buenos Aires.


Desafíos Logísticos y Militares

  • Terreno Montañoso: El cruce inicial por los Andes en la región de Aysén presentaría desafíos logísticos significativos.
  • Resistencia Argentina: La defensa argentina en los puntos de avance críticos sería robusta, con fortificaciones y tropas listas para retrasar o detener el avance.
  • Líneas de Suministro: Mantener líneas de suministro seguras a través de la Patagonia sería un desafío constante, especialmente con la resistencia argentina en puntos clave.



7. Reabastecimiento de las fuerzas chilenas

El reabastecimiento chileno sería complicado, requiriendo:

  • Uso de transporte aéreo y marítimo. ¿Que quedaría operativamente disponible luego de los ataques iniciales argentinos?
  • Protección de convoyes terrestres. El ítem más importante sería ¿qué defensa antiaérea móvil poseía el ECh en esa época?
  • Dependencia de bases logísticas en Tierra del Fuego y sur de Chile.
  • Enormemente extendidas, las fuerzas chilenas solo se podrían mantener con el pillaje y el robo de recursos en territorio argentino. Peor aún, deberían abastecerse de armas y municiones capturadas de manera ingente.

8. Rol de la Fuerza Aérea y Armada Chilena

Fuerza Aérea:

  • Proporcionar superioridad aérea. ¿Cómo operarían los aviones desde Punta Arenas? ¿Suponen la captura intacta de bases aéreas argentinas? ¿las tropas argentinas simplemente se retirarían sin inutilizar las pistas y hangares?
  • Realizar misiones de apoyo cercano y bombardeo estratégico (misma duda que antes).
  • Proteger líneas de suministro.
  • En ninguno de estos tres casos, la FACh tenía activos en cantidad, calidad ni cercanía para cumplir dichas misiones. Ergo, las tropas avanzarían casi sin apoyo aéreo.

Armada:

  • Control del canal de Beagle y acceso marítimo a Tierra del Fuego. ¿Cómo pensaban evitar los ataques submarinos de la ARA o aéreos de la FAA?
  • Transporte de tropas y suministros.
  • Bloqueo naval de puertos argentinos. ¿Qué quedaría a flote?
  • Como se ha mencionado en diversos informes, bajo ninguna métrica para Diciembre de 1978 la ACh superaba en calidad ni en cantidad material a la ARA. Es decir, primero deberían haber vencido a la ARA en la zona de Tierra del Fuego. 

9. Estrategia defensiva argentina para detener el avance

Como general argentino, la estrategia incluiría:

  • Fortificar posiciones clave en la Patagonia.
  • Realizar operaciones de desgaste en las líneas de suministro chilenas.
  • Utilizar fuerzas aéreas para interdictar movimientos y apoyo logístico chileno.
  • Mantener reservas móviles para contraataques.

10. Probabilidades de éxito de la campaña

Las probabilidades de éxito de Chile en una campaña completa hacia Bahía Blanca serían bajas debido a:

  1. La extensión logística.
  2. La resistencia argentina.
  3. Las limitaciones operativas chilenas.
  4. Las adversidades del terreno y clima.




1. Problema de la extensión logística en la invasión chilena a Argentina

Escenario 1: Invasión desde Punta Arenas hacia Comodoro Rivadavia

  1. Distancia a las Bases de Abastecimiento

    • La base principal de abastecimiento para una invasión desde Punta Arenas, en la Región de Magallanes, hasta Comodoro Rivadavia, se encuentra aproximadamente a 1.100 km. Esta distancia incluye el cruce del Estrecho de Magallanes y el avance a través de la inhóspita región patagónica.
  2. Alternativas de Abastecimiento

    • Transporte Marítimo: Utilizar la Armada para establecer una línea de suministro marítima directa desde puertos chilenos como Punta Arenas y Puerto Williams hasta puntos cercanos a Comodoro Rivadavia. Esto incluiría el uso de buques de carga y escoltas navales para asegurar el transporte. Todo ese territorio estaría en el núcleo de la guerra. Es altamente improbable su utilización por lo menos sin fuerte interferencia de la defensa argentina.
    • Aéreo: Establecer rutas aéreas de reabastecimiento utilizando aviones de transporte militar. Aeropuertos en la región de Magallanes, como el Aeropuerto Internacional Presidente Carlos Ibáñez del Campo en Punta Arenas, podrían ser puntos de partida para vuelos hacia pistas temporales o capturadas cerca de la línea del frente.
    • Bases avanzadas temporales: Crear bases avanzadas temporales en puntos intermedios como Río Gallegos y Puerto Deseado para reducir la distancia de suministro y facilitar la logística. Estas bases servirían para el almacenamiento de suministros y el descanso de las tropas.
    • Uso de caminos secundarios y Off-Road: Emplear caminos secundarios y rutas off-road para evitar las carreteras principales, que podrían estar bajo vigilancia o ataque de las fuerzas argentinas. Esto requeriría vehículos todo terreno y una logística más compleja.
    • Requisición local: En caso de capturar territorios, podría haber una requisición local de recursos y suministros, aunque esto sería limitado y podría generar problemas con la población civil. Este sería el escenario más probable de reabastecimiento a todo nivel para las fuerzas araucanas.


Escenario 2: Invasión a través de Esquel/Trevelin hacia Bahía Blanca

  1. Distancia a las Bases de Abastecimiento

    • Partiendo de Coyhaique, en la Región de Aysén, hasta Bahía Blanca, la distancia es de aproximadamente 1.800 km, pasando por Trevelin, Esquel y Trelew. Esta ruta también implica el cruce de la Cordillera de los Andes y la extensión de la línea de suministro a través de la Patagonia central.
  2. Alternativas de Abastecimiento

    • Transporte Marítimo: Utilizar puertos chilenos en la región de Aysén, como Puerto Chacabuco, para enviar suministros por mar hasta la costa atlántica de Argentina, posiblemente hasta Puerto Madryn o Bahía Blanca. Esta opción requeriría asegurar el control marítimo y proteger los convoyes de posibles ataques navales argentinos. Mismo caso anterior, en plena zona de guerra con los submarinos argentinos operativos en la región.
    • Aéreo: Similar al escenario anterior, establecer rutas aéreas de reabastecimiento desde aeropuertos en la región de Aysén hacia pistas cercanas a la línea del frente. Coyhaique y Balmaceda serían puntos de partida para vuelos hacia Esquel y Trelew.
    • Bases avanzadas temporales: Crear bases avanzadas temporales en puntos como Trevelin, Esquel y Gobernador Costa, lo que ayudaría a reducir la distancia de suministro y facilitar la logística.
    • Uso de rutas alternativas: Aprovechar rutas alternativas y caminos menos transitados para evitar emboscadas y ataques de las fuerzas argentinas, utilizando vehículos aptos para terrenos difíciles.
    • Requisición local: Capturar recursos y suministros en las zonas ocupadas, aunque esto también sería limitado y podría generar resistencia local y políticas de tierra quemada. Sin dudas, y con conocimiento de los antecedentes históricos de la conducta de las tropas chilenas, el pillaje y requisición serían la principal fuente de abastecimiento.


Desafíos Adicionales

  • Protección de convoyes: En ambos escenarios, la protección de los convoyes de suministro sería crucial para evitar ataques de las fuerzas argentinas, lo que implicaría el despliegue de tropas y vehículos de escolta.
  • Clima y terreno: Las condiciones climáticas extremas y el terreno difícil de la Patagonia representarían un desafío constante para las operaciones logísticas.
  • Interferencia enemiga: Las fuerzas argentinas podrían atacar las líneas de suministro, utilizar tácticas de guerrilla y realizar sabotajes para interrumpir el flujo logístico chileno.
  • Preguntas sin respuestas: ¿Con qué apoyo aéreo avanzaría esta fuerza? Diez mil soldados fue lo que destinó Argentina en defender las islas Malvinas cuatro años después, ¿cómo unas fuerzas similares en número iban a conquistar y retener un territorio cien veces mayor, con más de una docena de puntos fuertes con población y con infraestructura militar ya desarrollada por décadas? 
    • La actividad logística naval, ¿cómo iba a ejercerse estando los submarinos argentinos operativos en la zona? Más aún, la FLOMAR necesitaba si o sí estar completamente fuera de combate para este momento de la invasión.


Conclusiones

Por lo tanto, una campaña que buscara avanzar desde Punta Arenas hasta Bahía Blanca, pasando por Comodoro Rivadavia, enfrentaría enormes obstáculos que harían muy difícil su éxito. De manera similar, una invasión a través de Esquel y Trevelin hacia Bahía Blanca sería posible, pero se encontraría con importantes desafíos logísticos y militares, además de fuertes focos de resistencia argentina en puntos estratégicos.

En cada caso, las fuerzas chilenas se dirigirían hacia objetivos fuertemente defendidos, con infraestructura militar bien establecida, como las bases aéreas de Río Gallegos y San Julián, y las bases aeronavales Almirante Zar y Comandante Espora. Además, tendrían que enfrentarse a todos los regimientos blindados y mecanizados del Ejército Argentino estacionados en Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Bahía Blanca (5to Cuerpo de Ejército).

Para que esta operación tuviera éxito, sería necesario que las tropas argentinas no se movieran o mostraran una resistencia mínima, que los pilotos de combate fallaran en atacar los blancos, que los buques no dispararan sus misiles o que los cuatro submarinos activos fallaran todos sus torpedos. Parece demasiado pedir, especialmente considerando cómo reaccionaron las tropas argentinas en un escenario real (aunque con diferentes desventajas) solo cuatro años después.

El éxito de esta operación es tan improbable que es evidente que nunca habría ocurrido. Desde el inicio, si asumimos un ataque a Punta Arenas rechazado por las fuerzas chilenas, las fuerzas argentinas se habrían replegado y reagrupado a la frontera argentina. Un contraataque chileno los habría sacado de sus posiciones fortificadas y llevado al campo abierto, eliminando la única ventaja que tenían: su posición fortificada. Y ahí estarían sólo a 20 km de su línea de suministro siendo blanco de toda la artillería y bombardeo aéreo argentinos ¿Realmente pensaban que podrían extender esa situación unos 300 o 1.000 km más adentro del territorio enemigo, en medio de la desolada estepa patagónica? ¿Cómo podía Pinochet realizar esa predicción sobre el eje de mayor profundidad estratégica de Argentina?

Si se realiza la contabilidad de tropas desde la entrada en el territorio, los combates y subsecuentes bajas más las fuerzas de ocupación que deben dejarse en las posiciones conquistadas para reiniciar el avance hasta el nuevo objetivo, resulta poco claro cómo se garantizaría el avance. Los objetivos, a medida que se adentra en el territorio argentino, son cada vez más fuertes. Las tropas, por bajas y fortificación de posiciones "conquistadas", son cada vez menores. Obviamente que pudieran recibir refuerzos desde Chile, pero ya no hablaríamos de 10 mil tropas. ¿De qué cifras hablaba este sujeto entonces? ¿Eran los 10.000 "inmortales espartanos" abriéndose camino indetenibles frente a balas y bombas? ¿Leyeron la literatura militar desde la Primera Guerra Mundial hasta el presente?

Para que esa invasión fuera un éxito para Chile debería ocurrir que:

  • Hubiera una derrota terrestre, naval y aérea argentina en Punta Arenas/Beagle
    • De esa derrota, los activos navales principales de la ARA debieran haber quedado fuera de combate (portaaviones, los cuatros submarinos, gran parte de los combatientes de superficie).
    • Al mismo tiempo, los activos navales araucanos debieran haber quedados casi intactos.
    • Las fuerzas blindadas argentinas disminuidas a su mínima expresión.
    • Gran cantidad de bajas argentinas para emparejar el desbalance.
  • Luego, esa victoria no debiera haber sido pírrica. Un excedente de 10 mil hombres debieran quedar disponibles, con todo su equipamiento excedente (porque debían dejar de defender Punta Arenas) para poder incursionar en un frente con enorme profundidad estratégica.
  • En cada punto de avance se debiera haber obtenido victorias aplastantes (pocas bajas propias, grandes bajas al enemigo) para poder mantener el avance.
  • La ofensiva misma condicionaba el núcleo de ataque para el blanco siguiente.
  • ¿Con que blindados, apoyo aéreo, bloqueo naval pensaba este señor de pacotilla llegar a Bahía Blanca? ¿Es acaso de una persona inteligente plantear un ataque sobre el eje de mayor profundidad estratégica de su enemigo? ¿Sería razonable para un general argentino plantear una invasión a Chile que inicie en Punta Arenas y terminen en Arica siguiendo el eje Sur-Norte? ¿Qué necio plantearía tal plan?
  • Se debe tener en cuenta, como jaque mate final, la capacidad industrial argentina que podía proveer de alimentos, indumentaria, municiones, armas ligeras, aviones de transporte y ataque ligeros, entre muchos más para resistir el avance y preparar una contraofensiva. Argentina producía alimentos para alimentar cientos de millones de personas, producía munición de artillería de obús de hasta 155mm mientras que los trasandinos producían sólo hasta mortero de 81mm, dos camadas de reservistas fueron convocadas superando los 350 mil soldados argentinos, entre tantos ejemplos. Chile no poseía casi nada de esa capacidad y venía de décadas de administración pública muy malas con falta de alimentación a amplios niveles de la población pobre.

Es casi imposible de creer que un militar con una supuesta maestría en espionaje como Pinochet (famoso por decir: "no se mueve una hoja en Chile sin que yo lo sepa") haya llegado a una conclusión tan increíblemente absurda. La línea entre la fantasía y la bravuconería es delgada, pero aquí parece haber desaparecido por completo. Las declaraciones del descarado de Cubillos, quien parece haber hablado desde un manicomio, son ridículamente grotescas ¿Es que alguien puede tomar en serio a un tipo que lanza escenarios tan disparatados sin un solo dato que los respalde? ¿Cómo demonios pensaba que el ejército chileno iba a atravesar Mendoza, Córdoba y San Luis, evitar un flanqueo por fuerzas del norte o desde Rosario, para conquistar una megaciudad como Buenos Aires y su conurbano? ¿Solo con "voluntad de lucha"? ¿Iban a avanzar solo agarrándose los huevos y eso sería suficiente? Esto es un insulto para cualquier lector con un mínimo de inteligencia. Parecen las afirmaciones de alguien que se saltó demasiadas comidas durante su infancia y no desarrolló todo su cerebro. Increíblemente el periodismo y la opinión pública araucanas han sido permeables a estas estupideces, para más detalles disfrute usted de los documentales de Televisión Nacional del Chile, lo cual habla de una evidente limitación o sesgo intelectual. Pero despreocúpese el lector, la oficialidad chilena ha dejado un legado de este tipo de declaraciones absurdas a lo largo de los años, y sí, seguiremos diseccionándolas en este blog.

Más importante aún, este ensayo no plantea todas las alternativas potenciales. Es un ensayo vivo, dinámico, dentro de las restricciones de lógica, la racionalidad, la restricción de recursos y una predicción informada. Cualquier otro escenario es factible de ser añadido y analizado y será marcado con flúor amarillo como este que pinta este texto. Usted cómo lector, ¿qué opina?