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sábado, 17 de febrero de 2024

Ases argentinos: Bernardo De Larminat, de Neuquén a enfrentar al Afrika Korps

El gaucho que combatió a los nazis. Creció en Neuquén, se hizo piloto de cazas y fue “as del aire” en la Segunda Guerra Mundial


Por: Claudio Meunier
Diario La Nación



La estirpe de un piloto de caza en el desierto, simbolizada en esta reconocida tomada a De Larminat para la propaganda aliada. (Archivo Claudio Meunier).



En la interminable espera, Bernardo De Larminat, busca sus cigarrillos. Sus dedos palpan un sobre, recuerda que debe abrirlo y leerlo. Lo extrae con su mano temblorosa, aún no se recupera por completo de su primer ataque de Malaria que ha sumido días atrás, su cuerpo, en un denso sopor de fiebre.
Abre el sobre y, con su boca, sostiene una pequeña linterna encendida. El mensaje, fechado el 25 de agosto en Londres, proviene del Consulado General Argentino. Lo invitan a continuar su trámite de prórroga al servicio militar obligatorio en Argentina. Ríe en voz alta, sus compañeros lo observan, no entienden qué le ocurre. Él sabe que en días u horas podría estar muerto. La vida de un piloto de combate en el desierto es breve, demasiado breve. Pero, adelantamos el final de la historia, Bernardo no morirá (tampoco realizará su servicio militar en Argentina).


 

Nota del Consulado Argentino en Londres emitida el 25 de agosto de 1942 que arribo a Egipto poco antes de comenzar la segunda batalla de El Alamein contra las fuerzas alemanas en octubre de 1942. (Archivo Claudio Meunier).


Nacido un 25 de diciembre de 1920 en Buenos Aires, Capital Federal, fue bautizado Bernardo Noel Marie De Larminat. Es hijo de Santiago De Larminat, un francés, pionero del desarrollo patagónico a comienzos del siglo XX.
Bernardo transita su niñez en la lejana Estancia Cerro Los Pinos, hogar de la familia, un paradisíaco terreno en la geografía de la provincia de Neuquén. Su vida, signada por la actividad rural lo mantiene alejado de cualquier contacto con la civilización. Y, menos aún, con la aviación.
La Segunda Guerra Mundial lo motiva. Principios de otros tiempos: hidalguía, representar a Francia mediante su voluntariado y la defensa de la democracia, por nuestro país, Argentina.
Decidido a convertirse en voluntario, intenta unirse a los argentinos que convergen hacia un campo de entrenamiento en Canadá donde se aglutinan los “Franceses Libres” del General De Gaulle.
Sin embargo, el buque de pasajeros que lo transporta alberga a otro grupo de argentinos idealistas con los cuales traba amistad y ellos, también van a la guerra a Canadá, pero con otro rumbo, a una escuela de vuelo.
El objetivo unánime del grupo es lograr el brevet y convertirse en aviadores de combate canadienses. Bernardo se une a la iniciativa y por primera vez en su vida piensa en algo que nunca ha prestado atención: volar.
Un diario de Toronto informa sobre los voluntarios argentinos que se suman al ejército canadiense para combatir en la Segunda Guerra Mundial
Aceptado en la Real Fuerza Aérea de Canadá, debe iniciar su instrucción de vuelo. Entonces descubre un escollo que no ha previsto, que le cierra el paso: no habla inglés. Pero su falta de conocimientos en el idioma le salvará la vida.
Mientras sus compañeros argentinos de raigambre británica avanzan con facilidad, Bernardo es enviado a tomar conocimientos básicos del inglés. Para su decepción, mientras se inicia como cadete de aviación, sus compañeros reciben sus alas de aviadores de combate y son enviados al teatro de guerra europeo.
Bernardo recién recibe sus alas de aviador el 6 de diciembre de 1941, unos meses más tarde que sus compañeros. Su instructor le sugiere:
-De Larminat, muy buen esfuerzo. No vaya a los bombarderos, sus compañeros argentinos han muerto casi todos en operaciones. No se haga matar, usted sabe qué hacer para evitarlo.
Los mejores promedios de cada promoción gozan de un beneficio único: pueden escoger la especialidad que quieren desarrollar. Volar cazas o bombarderos. Lo curioso es que la gran mayoría de las solicitudes son denegadas o reciben una respuesta contraria. Bernardo, que fue un cadete destacado, pone a prueba su suerte: solicita volar bombarderos. La respuesta no lo sorprende: su pretensión es rechazada y lo envían a entrenar como piloto de caza. La treta funciona.


Bernardo de Larminat nació en Capital Federal, pero fue criado en Neuquén. Participó en más de 300 combates, primero junto a la aviación canadiense y después con los “Franceses Libres” de De Gaulle


Despegue del Capitán De Larminat en un Spitfire Mk. VIII durante 1944 cuando era Jefe de Escuadrilla interino del escuadrón 417. (Archivo Claudio Meunier).


El 7 de diciembre de 1941, un día después de obtener sus alas, Bernardo es sacudido por una noticia que llega a través de la radio: la aviación japonesa consuma un ataque masivo sobre la flota americana amarrada en Pearl Harbour. Escucha el discurso del Presidente Roosevelt en el que declara la guerra a los totalitarios de Europa.
Bernardo se convierte en piloto de caza a sus 21 años y vuela uno de los aviones más avanzados de su época, el último grito de la tecnología, el mítico Spitfire. Dos años más tarde, después de recalar en distintas escuelas de vuelo perfeccionándose en combate aéreo, se moviliza primero a Europa y más tarde al norte de Àfrica. El 19 de abril de 1943, siendo un veterano del aire, algún milagro obra sobre él y esquiva su primer encuentro con la muerte (eterna y silenciosa compañera, lo acechará hasta el final de la contienda). Durante un vuelo de patrulla, su jefe de escuadrilla brama por la radio en un solo alarido.
-¡Media vuelta a la izquierda, cazas alemanes!
Bernardo responde a un instinto -mil veces ensayado- y realiza un violento viraje. Evade la lluvia de disparos que caen desde lo alto. Su compañero, que vuela delante suyo, no corre su misma suerte y cae derribado. Atrapado en su Spitfire. Bernardo observa a su alrededor, ha quedado solo, rodeado por al menos veinticinco cazas enemigos. Busca desesperado a sus camaradas, pero se han esfumado en el cielo. Los cazas alemanes ocupan su mundo: están abajo, arriba, por todos lados. Tira sobre uno de ellos y erra. Ataca a otro sin resultados. Son tantos, que puede elegir. Abre fuego sobre varios que corren rápido delante de su mira e impacta a uno de ellos.
Prácticamente al mismo tiempo, una fuerte explosión sacude su Spitfire. Siente un latigazo en su pierna izquierda que le arranca su pie en los pedales de control. Sí, ha sido alcanzado.


Bernardo De Larminat a bordo de su Spitfire realizando una patrulla sobre el desierto de Túnez. (Archivo Claudio Meunier).

Está rodeado, sobre territorio enemigo. Vuela cercado por cazas Messerchmitt 109, un avión que en manos de un buen piloto significa la muerte segura. Encerrado en una jaula invisible, Bernardo cree transitar sus últimos segundos de vida. Aprovecha la oportunidad, sabe que si disparan sobre su avión es probable que se impacten entre ellos. El capitán Gerhard Michalski, líder del grupo alemán, se da cuenta del desorden y de cómo el Spitfire se aprovecha de ellos en esos momentos. Ordena a unos pocos volar detrás del solitario Bernardo para derribarlo.
Pero el piloto argentino intenta su última maniobra antes de morir: simula perder el control de su Spitfire y se lanza en una alocada maniobra de espiral descendente. Michalski y sus pilotos observan la caída del avión que se sumerge entre unas nubes y luego desaparece. Bernardo emerge debajo de las nubes solo para sumar más desgracias a los hechos y retoma el control de su avión justo a tiempo, antes de morir incrustado contra una loma a la cual pasa rozando. Escapa a baja altura, alcanza la costa, sigue por las llanuras de Túnez, divisa un avión, es un bombardero alemán Stuka que realiza un vuelo de entrenamiento. Abre fuego y continúa sin poder ver qué le sucede a su adversario. Vuela a baja altura, las baterías antiaéreas del aeródromo enemigo cercano le disparan, también quieren acabar con su vida.
Bernardo logra arribar a la base, Goubrine, al sudoeste de Túnez, donde lo reciben sus mecánicos. Al detener el motor, escucha varios alaridos, los gritos se multiplican y crece su alarma. El tanque de nafta, que está ubicado delante la cabina, presenta un enorme orificio. De haber explotado, lo hubiera convertido en una masa de llamas. Tiene otro impacto sobre el motor, un tiro directo que lo hubiera hecho volar por el aire. Pero De Larminat, portador de la buena estrella del destino, evade la muerte.


Bernardo Noel Marie De Larminat a bordo de su Spitfire Mk.Vc mientras era piloto del escuadrón canadiense 417 que opero contra las fuerzas del Afrika Korps. (Archivo Claudio Meunier)


A sus 23 años, asciende a Jefe de escuadrilla. Guía al combate al selecto grupo de pilotos canadienses que apoyan con sus vuelos el avance del Octavo Ejército Británico. La muerte lo sigue y casi lo alcanza en 1944.
Todo concluye abruptamente cuando el motor de su Spitfire se detiene sobre el mar Adriático. Debe saltar en paracaídas, lo que traerá consecuencias para su físico. Al abrirse el paracaídas, su brazo se enreda y le provoca heridas de consideración. Cae en el agua. Por un momento, no consigue desabrochar su paracaídas, que comienza a arrastrarlo hacia las profundidades. Finalmente logra desprenderse y nada con un solo brazo. Un avión de rescate va en su búsqueda y todo concluye en un hospital, con un yeso. Durante su recuperación, recibe una mala noticia: los canadienses han decidido separarlo de las operaciones.
-Es suficiente, De Larminat: usted ha cumplido 300 misiones de combate. Puede volver a su hogar en Argentina o servir como instructor de vuelo en Canadá.
Rápido de reflejos, solicita la baja en la Fuerza Aérea Canadiense y, apelando a su origen francés, se enrola en la aviación francesa libre del General De Gaulle.
-Muy bien, De Larminat, dígame... ¿Qué puedo hacer por usted?, lo interroga el General Vallin, director de la Fuerza Aérea Francesa libre.
-Quiero volver a realizar misiones de combate, contesta Bernardo.
Vallin observa la intachable foja del guerrero argentino. Su experiencia en misiones de bombardeo en picada, sus tres derribos confirmados y otros dañados no lo hacen dudar a Vallin.
-Muy bien, De Larminat. Usted será Jefe de Escuadrilla y deberá operar en el avance sobre los Países Bajos contra los alemanes, responde Vallin.
Bernardo, entusiasmado por la respuesta, solicita unos días de licencia antes de unirse a su nuevo escuadrón, pues tiene un trámite que cumplir. El pedido es concedido.
Se presenta en el Consulado Argentino en Londres ataviado con el traje de salida de aviador para continuar con la prórroga al Servicio Militar Obligatorio en Argentina. El funcionario, avergonzado al observar sus tiras de capitán, lo invita un café y le sugiere:
-Por favor, olvídese del tema, hay varios casos, como el suyo, esto tendrá alguna solución.
Bernardo vuela como Jefe de Escuadrilla en el selecto escuadrón francés 341 compuesto por pilotos de su misma veteranía. Algunos de sus compañeros vuelan como él, sin interrupción, desde 1942. En esa misma unidad revistó el famoso voluntario franco brasilero y as de los cielos Pierre Clostermann. Bernardo será quien los guíe al combate. La muerte lo persigue y el 1 de abril de 1945 le tiende una nueva trampa. Pero De Larminat sabe lidiar con ella y, una vez más, la evade.
Luego de atacar un tren alemán detrás de las líneas enemigas, con fuego de cañón y bombas, los proyectiles antiaéreos nazis alcanzan el motor de su Spitfire que, averiado, se detiene. Bernardo sabe que no podrá volver a su base y que caerá tras de las líneas enemigas. Realiza un aterrizaje de emergencia con ruedas adentro. El caza se desliza sobre unos surcos, se lleva por delante un cerco, vuelan unos postes y, finalmente, su avión se detiene. Abre la cúpula de la cabina, se desabrocha los correajes y escapa del avión. Desecha su salvavidas amarillo que lo hace visible y desiste de incendiar el avión, como indica el protocolo, pues no quiere llamar la atención.


1954. Bernardo De Larminat en su medio natural, el campo y la Patagonia junto a su perro y un apero detrás suyo. (Archivo Claudio Meunier).


Algunos tiros pasan encima de su cabeza. Son los alemanes que disparan y convergen hacia él desde un bosque vecino. Bernardo corre hacia un zanjón lleno de agua, cruza un cerco de espinos y, cubierto de barro, llega a una casa solicitando auxilio. Una joven lo atiende, le contesta en perfecto inglés:
-Lo siento mucho, no lo puedo ayudar. Estoy sola.
Continúa su escape perseguido por el eco de la batalla. Se dirige hacia un bosque de pinos, donde se esconde. Divisa barriles de nafta escondidos entre los árboles y se altera. ¿Qué hace eso ahí? Observa con detenimiento, descubre tropas alemanas ocupando los anillos del bosque. Resuelve esconderse muy cerca de ellos. Jamás pensarán que un evadido al cual buscan, está a metros de su improvisado destacamento.
Bernardo, que en ese momento cuenta con 320 misiones de guerra piensa:
-Qué estupidez es haber llegado hasta acá para morir en tierra y aislado, sin que mis padres sepan que me ha ocurrido.
Permanece escondido en una cueva, cubierto con vegetación. Aguarda la noche para escapar al amparo de la oscuridad. Cuando emerge de su escondite, descubre que sus piernas están completamente dormidas y apenas le permiten mantenerse en pie. Si es descubierto, es hombre muerto.
Miembros de la resistencia holandesa lo descubren y lo evacúan. Vestido con overol de mecánico y una gorra vieja, camina por las calles rurales hasta llegar a un refugio donde quedará a resguardo, junto a otros aviadores aliados derribados y un marino alemán que ha desertado de la guerra. Días más tarde, a bordo de una bicicleta, simulando ser un poblador local, Bernardo cruza a tropas alemanas que se retiran de la batalla. Los soldados fatigados le hacen señas para que se detenga, le solicitan cigarrillos. Bernardo, con naturalidad, les habla en francés y les convida cigarrillos. Los saluda y continúa su camino hacia las líneas aliadas.
Guiado por la resistencia hacia un regimiento canadiense, es recibido con alegría. A pesar de sus protestas insistentes, le cortan de pelo, lo someten a fumigaciones frenéticas, le inoculan vacunas contra piojos y lo obligan a tomar una buena ducha para disipar la adrenalina en su cuerpo, luego de seis intensos días como evadido en territorio enemigo. En el campo aéreo de su escuadrilla hay festejos a su regreso. El capitán Andrieux le ordena tomar una licencia de vacaciones en Paris. Bernardo se niega. Solicita unirse a las operaciones de inmediato. Un día más tarde, encabeza nuevos ataques junto a su escuadrilla sobre el frente alemán.
No muy lejos de ese frente, su hermano Andrés -voluntario argentino al servicio de la Francia Libre- combate como tripulante de un tanque Sherman a las órdenes del General Leclerc. Al igual que a Bernardo, la buena estrella del destino lo convierte en un veterano sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial.
Al capitular Alemania, el capitán Bernardo De Larminat recibe todo tipo de condecoraciones. Gran Bretaña le otorga la Cruz de Vuelo Distinguido. Además es consagrado “Caballero de la Legión de Honor” y recibe la Cruz de Guerra Francesa con cuatro palmas y siete citaciones del gobierno francés por su profesionalismo y devoción al deber en combate.
Feliz de haber evadido a la muerte día a día durante cuatro años, solicita su baja y retorna a su amada Patagonia, a su vida en el campo. Se siente un privilegiado por haber volado en uno de los mejores cazas de la Segunda Guerra Mundial. Bernardo decide que sólo volverá a volar como pasajero, en aviones de línea. Pero en dos oportunidades el destino lo vuelve a sentar frente a los comandos de un avión. La primera vez fue durante un remate de hacienda, en La Pampa. La firma consignataria lo transporta en calidad de pasajero. El piloto, al descubrir el interés de Bernardo por su avión, ya que no paraba de hacerle preguntas, lo invita a volar a su derecha, en el puesto de copiloto. Durante el vuelo, el avión ingresa a una zona de tormentas, el piloto se desorienta y pierde el control. De Larminat toma el comando, estabiliza el avión, le devuelve el control al piloto y le enseña algo aprendido en la guerra:
-¡Hombre! ¡Usted tiene que confiar ciegamente en sus instrumentos!


Bernardo De Larminat, junto a sus diez hijos. Criados en un ambiente rural continuaron el legado de su padre. (Archivo Mercedes De Larminat).


Una cruz en Neuquén, a la vera de un alambrado


Bernardo se casó con María Inés Teresa Francisca Cornet D’Hunval (Manina) y tuvieron diez hijos. Un matrimonio que vivió con el confort mínimo, en zonas rurales primitivas y alejadas de cualquier poblado. Sin comunicaciones y malos caminos, de esa forma se abrieron paso en la vida. A fines de los años sesenta, Bernardo se convirtió en vicepresidente de la Sociedad Rural de Choele Choel. Siguió trabajando el resto de sus días en el campo. Paso su últimos veranos en Tierra del Fuego. Luego de la esquila, le pedía el puesto de la Veranada en la cordillera a su hijo Eduardo. Con sus ochenta años a cuestas se iba a cuidar la hacienda que se arreaba allí, acompañado por algunas de sus hijas y nietos. No dejaba rincón sin recorrer. Cerros, turbales, cañadones. Dormía sobre el recado. Eran sus vacaciones, si alguna vez esa palabra estuvo en su vocabulario.


Manina y Bernardo, un matrimonio que, junto a sus hijos, reivindicaron con su ejemplo el trabajo ganadero y agrícola, sin descanso alguno, hasta sus ultimos días. (Fotografía Inés De Larminat).


Falleció el 6 de enero del 2010, a sus 89, años en Zapala. Fue sepultado en la Estancia El Bosque, El Huecú, Neuquén, junto a su esposa Manina, a la vera de un alambrado. Ese fue su deseo. Allí yace ahora, convertido en leyenda.
Respecto a su Servicio Militar Obligatorio, el gobierno de entonces decretó que a los pilotos voluntarios argentinos que combatieron junto a las fuerzas aliadas se los eximiera de tal obligación. Y no solo eso: la misma ley convirtió a Bernardo en Oficial de la Reserva en la Fuerza Aérea Argentina. Similar caso al de Claudio Alan Withington, un cordobés de Villa Huidobro que voló en la Segunda Guerra Mundial con la aviación británica (RAF) y que luego, en 1982, durante la Guerra de Malvinas, voló con la Fuerza Aérea Argentina.
.................Pero esa es otra historia...

martes, 22 de noviembre de 2022

SGM: La división Folgore del Duce

División Foglore 

Weapons and Warfare




     

En 1940, un pequeño ejército británico había derrotado a uno italiano mucho más grande y, de 1941 a 1942, un ejército italo-alemán superado en número y con pocos recursos había superado de manera bastante consistente a uno británico. ¿Cómo sucedió esto?

Las respuestas en cada caso fueron: equipo; la táctica y entrenamiento de los ejércitos; su adquisición y uso de la información; y generalato.

En el invierno de 1940-1941, la Western Desert Force de O'Connor tardó 58 días en despejar Cirenaica y acabar con las ocho divisiones del Décimo Ejército italiano, capturando 130.000 hombres y 845 cañones y destruyendo 380 tanques. Aunque al final no fue decisiva, fue una de las mayores victorias de la guerra del ejército británico. Sus victorias posteriores sobre los alemanes se obtuvieron como parte de un ejército aliado en el que la contribución estadounidense fue mayor. En 1944, las fuerzas de la Commonwealth británica obtuvieron una victoria más importante contra los japoneses en Birmania, pero las pérdidas infligidas al enemigo fueron menores. O'Connor's fue un logro notable, pero no fue un milagro.

En la década de 1930, Italia era un país pobre aún en proceso de industrialización. En 1940, con una población de tamaño similar a la de Gran Bretaña, Italia tenía solo el 25 por ciento de su producto interno bruto. La mitad de su población todavía trabajaba en la tierra y alrededor de un tercio eran analfabetos o semianalfabetos. Estaban mal adaptados para luchar en una guerra tecnológica, incluso era difícil encontrar suficientes hombres que pudieran conducir camiones, y su industria apenas era capaz de equiparlos para hacerlo. Todo el ejército de Graziani solo tenía 5140 vehículos y 2000 de ellos estaban en talleres de reparación, dejándolos con menos que el complemento estándar de una división británica. La mayor parte de sus fuerzas marchaba infantería, mientras que la Western Desert Force estaba completamente motorizada. Durante la década de 1930, el ejército italiano afirmó la primacía del número sobre la movilidad, resumido en el comentario de uno de sus principales expertos en guerra blindada de que 'el tanque es una herramienta poderosa, pero no lo idolatremos; reservemos nuestra reverencia para el soldado de infantería y la mula'. La infantería italiana tenía un problema con sus armas pequeñas. El Ejército estaba en proceso de introducir un nuevo rifle y, como resultado, había dos juegos de municiones incompatibles, lo que generó confusión y escasez. Graziani tenía muchas armas, pero la mayoría de ellas fueron diseñadas antes de la Primera Guerra Mundial, muchas capturadas a los austrohúngaros en 1918. El resultado de este desastre armamentístico fue que las divisiones italianas, que en cualquier caso eran mucho más pequeñas que las de la mayoría de los ejércitos.

El mayor problema de hardware de los italianos eran los tanques. Muchos de los vehículos clasificados como tanques eran, de hecho, más ligeros que los vehículos de reconocimiento británicos. El tanque más numeroso, el M11, era una trampa mortal que se ha descrito como "sobre el peor diseño de la época". Todos los tanques británicos estaban mejor armados, pero el tanque de infantería Matilda, una máquina que había causado gran consternación a la 7.ª División Panzer de Rommel durante la campaña francesa cuando apareció repentinamente en Arras en mayo de 1940, también era invulnerable a los cañones italianos. Cuando apareció por primera vez en el desierto el 9 de diciembre de 1940, los artilleros italianos que lo enfrentaban lucharon con gran tenacidad y murieron con sus armas. Pero morir en su camino no detuvo a las Matildas, como observaron algunos de los sobrevivientes, y desde entonces Matilda tuvo un efecto potente en la moral italiana.

El mal equipo no fue el final. El entrenamiento italiano, particularmente de la infantería, fue miserable. Los generales no creían en ello. En 1937, un comandante de alto rango fue enviado a Libia con la advertencia de no hacer "demasiado entrenamiento". Existía la creencia generalizada, afín a Mussolini, de que la intuición y el valor eran más importantes en la batalla. Lo poco que había consistía principalmente en ejercicios, con poco fuego real y casi ningún entrenamiento con armas combinadas. Había un abismo entre oficiales y hombres, las raciones eran escasas e incluso escaseaban los uniformes adecuados. Por el contrario, las unidades de la Western Desert Force se habían entrenado en condiciones desérticas y la 7.ª División Acorazada, formada por el brillante aunque excéntrico tanquista Percy Hobart, era probablemente la mejor entrenada del ejército británico.

 
División de paracaidistas de Folgore

Durante la campaña de 1940 y posteriormente, las tropas italianas a menudo demostraron valentía y determinación. Las pocas unidades efectivas que tenían, como la División de Paracaidistas de Folgore, que había entrenado duro durante dieciocho meses antes de ingresar a la línea en Alamein en 1942, se ganaron el respeto de alemanes y británicos por igual. Después de todo, el desempeño de sus predecesores en la Primera Guerra Mundial había sido comparable al de las otras grandes potencias europeas. Dieron a sus oponentes austrohúngaros un momento tan difícil que los alemanes se vieron obligados a enviar el 14º Ejército para ayudar, que incluía al Oberleutnant Erwin Rommel, quien ganó la más alta condecoración alemana, la Pour le Mérite, por su audaz acción en el sangriento y reñida batalla de Caporetto en 1917. Pero entre entonces y 1940, el ejército italiano apenas cambió. En la batalla moderna, las unidades mal equipadas y mal entrenadas suelen desintegrarse. Dado su entrenamiento y equipo, el ejército italiano estaba destinado a ser ineficaz en comparación tanto con sus oponentes como con sus aliados. Cuando siguió a los hombres victoriosos de O'Connor al fuerte de Nibeiwa, el periodista Alan Moorehead encontró una carta escrita a casa por un oficial italiano que decía: "Estamos tratando de pelear esta guerra como si fuera una guerra colonial en África". Pero es una guerra europea en África librada con armas europeas contra un enemigo europeo. La mayoría de los soldados no entendían por qué estaban en guerra y no estaban preparados para las condiciones de batalla modernas. El tiempo les había pasado. Un informe de un oficial de la Fuerza Aérea Italiana en noviembre de 1940 indicó que las tropas exageraron la fuerza enemiga y pidieron apoyo aéreo si veían un tanque. Graziani entró en pánico ante la perspectiva de un ataque aéreo. Ordenó que Bengasi fuera evacuado después de dos incursiones menores.

La gran masa de desventurados italianos a pie fue superada inevitablemente por las unidades mecanizadas de la Western Desert Force. Una vez cortados, podían rendirse o morir de hambre, así que se rindieron. Pero O'Connor también hizo sonar anillos alrededor de sus líderes. Lanzó su primer ataque contra el campamento italiano de Nibeiwa, a unas doce millas al sur de Sidi Barrani, justo antes del amanecer, y logró una sorpresa total. La 4ª División India y el 57 Matildas surgieron del desierto detrás de la posición italiana y los sorprendieron todavía medio dormidos. O'Connor usó constantemente la velocidad y la sorpresa, y explotó oportunidades inesperadas. Estaba preparado para usar el engaño y convenció a sus enemigos de que estaban irremediablemente superados en número.

El estilo de comando del ejército italiano fue diseñado para pasar el dinero. La responsabilidad se transmitía en la medida de lo posible, y se recogían pruebas sobre la marcha para que los oficiales subalternos pudieran ser culpados en caso de fracaso, que era la norma. Sin embargo, no se confiaba en los oficiales subalternos, por lo que las órdenes eran muy detalladas y había una cantidad excesiva de supervisión. Mostrar iniciativa era positivamente peligroso. O'Connor, a diferencia de muchos de sus colegas, explicó sus intenciones a sus subordinados y luego les delegó autoridad. Por lo tanto, podían tomar decisiones rápidas sin tener que volver atrás y, al mismo tiempo, estar seguros de que todo se sumaría a lo que quería O'Connor. Lideró desde el frente, lo que también fue su perdición, pues permitió que fuera capturado en abril de 1941 por tropas alemanas cuyo comandante exhibiría precisamente las mismas características durante los siguientes 24 meses. Le sirvieron a él ya su causa tan bien como habían servido a O'Connor.

Durante el transcurso de 1941, los italianos mejoraron enormemente la calidad de sus fuerzas del desierto, introduciendo dos divisiones blindadas y dos motorizadas que los pusieron más a la par con sus oponentes. El tanque M13, que montaba un cañón más efectivo que el M11, apareció en mayor número. Aun así, seguía siendo fácilmente el peor tanque del desierto en 1942, lento y poco fiable, y tanto los británicos como los alemanes se referían a ellos como "ataúdes de acero". Ir a la guerra en ellos requería un coraje considerable en sí mismo. Los italianos desplegaron constantemente la mayor parte de la fuerza que iba a causar tantos dolores de cabeza a los británicos durante los meses siguientes. Sin embargo, el factor más importante para explicar los éxitos del Eje fue la llegada del Afrika Korps.

Niebla

La División de Paracaidistas de Folgore se formó oficialmente el 1 de septiembre de 1941. Se suponía que la División participaría en el plan "C3" planeado, la invasión de Malta, por lo que Folgore fue enviado al sur de Italia para comenzar el entrenamiento para tal operación.

La división de paracaídas de Folgore estaba destinada a tener una gran concentración de potencia de fuego automática. Se suponía que cada pequeño batallón de paracaidistas (326 hombres) tenía 54 ametralladoras ligeras Breda M30 (18 en cada una de las tres compañías de fusileros, que tenían 95 oficiales y hombres con toda su fuerza). Además, todos los oficiales, suboficiales y miembros de la tripulación de armas (incluido el número dos en cada ametralladora ligera) debían estar armados con metralletas Beretta. Sin embargo, cuando la división se desplegó en el norte de África en el verano de 1942, en muchas subunidades solo los oficiales y sargentos estaban realmente equipados con metralletas, los demás tenían la intención de equipar a la Beretta (de la cual nunca hubo suficiente para satisfacer la demanda). en su lugar, la carabina de cerrojo M91. También se había planeado originalmente equipar a todos los fusileros de los batallones de paracaidistas con rifles semiautomáticos. Breda introdujo su rifle semiautomático PG en 1935, un arma bastante avanzada con un cargador curvo de 20 disparos, pero a pesar de la emoción generada por las primeras pruebas, solo se fabricaron 850, y 200 de estos (en calibre de 7 mm en lugar del normal de 6,5 mm). ) estaban a la venta para Costa Rica. El rifle semiautomático Armaguerra M39 (diseñado por Revelli) era un arma de 6,5 mm que usaba los mismos cargadores de 6 disparos empleados por los rifles de cerrojo y carabinas Mannlicher-Carcano (incluidos derivados posteriores como el rifle corto M38, el rifle oficial). fusil de las fuerzas italianas). Hubo preocupaciones sobre la complejidad del Breda PG y su confiabilidad en condiciones de campo, pero el Armaguerra parece haber sido un arma generalmente satisfactoria. El ejército italiano ordenó 10.000, con la intención de entregarlos no solo a los paracaidistas sino también a oficiales, sargentos y un francotirador designado en cada escuadrón de infantería. Sin embargo, solo se produjeron alrededor de 500, y pocos, si es que alguno, entraron en servicio antes de la rendición italiana. Por lo tanto, los fusileros en Folgore también obtuvieron las pequeñas carabinas M91 como sustituto.

El Folgore también tenía un complemento bastante grande de cañones antitanque de 47 mm, en parte porque la artillería divisional estaba completamente equipada con esta pequeña pieza, debido a su peso ligero y portabilidad. Al carecer de un escudo, el arma 47/32 era muy fácil de mover, pesaba solo 482 libras y se dividía en seis partes para el transporte de animales de carga. La falta de un escudo también facilitó su ocultación, pero expuso a los artilleros a fuego de armas pequeñas y fragmentos de proyectiles, por lo que los italianos prefirieron enterrar estas armas o protegerlas dentro de los emplazamientos. El 47/32 de 47 mm era más o menos comparable al cañón antitanque británico de dos libras y 40 mm de 1940. El cañón italiano se desempeñó mejor en rangos más largos (media milla o más, aunque el rango de combate más común era de aproximadamente un cuarto de milla). pero el dos libras de mayor velocidad penetró más blindaje (hasta 54 mm) en un cuarto de milla o menos. El cañón de dos libras era mucho más pesado y más difícil de mover que el cañón italiano, aunque parte de la razón era que presentaba una montura novedosa que permitía un giro de 360 ​​grados. Sin embargo, en 1942, el pequeño 47 mm fue superado por completo por nuevos tanques más fuertemente blindados. Mientras que los cañones antitanques más poderosos como el británico de seis libras

(57 mm) y el PAK 38 alemán de 50 mm se introdujeron en cantidad a mediados de 1942 (si no antes), los italianos se quedaron con el cañón Breda de 47 mm durante toda la guerra y todavía lo usaban en 1943. Por esta razón se lee , por ejemplo, de los artilleros de la División Trieste en Second Alamein manteniendo el fuego hasta que los Sherman británicos estuvieran a 20 yardas, la única forma de esperar penetración con los 47 mm. La División Folgore recibió el 47/32 en lugar de la artillería convencional porque el cañón de 47 mm podía lanzarse desde el aire, instalado en una paleta especial con un paracaídas. Dado que el arma estaba originalmente destinada no solo para uso antitanque, sino también como un cañón ligero para apoyo directo de fuego de infantería, el componente de artillería del Folgore constaba de dos grupos de ocho cañones de 47 mm cada uno.

¿Se adjuntaron armas pesadas adicionales de todo tipo al Folgore? s batallones individuales de paracaidistas en Alamein. Por ejemplo, el 5.º Batallón incluía un pelotón de morteros con tres morteros de 81 mm, un pelotón antitanque con tres cañones de 47 mm y un par de ametralladoras montadas en trípodes. Incluso las compañías de rifles individuales a menudo tenían una potencia de fuego sustancial. La 6.ª Compañía tenía una ametralladora montada en un trípode y cuatro cañones antitanque de 47 mm dentro de sus posiciones. La 13.ª Compañía tenía tres morteros de 81 mm excavados con ella, así como cuatro cañones antitanque de 47 mm colocados para cubrir tanto a ella como a la 14.ª Compañía vecina. En octubre, todas las posiciones de Folgore tenían la ventaja adicional de estar protegidas por extensos campos de minas. Además, en Alamein, el Folgore estaba respaldado por artillería más pesada separada de las Divisiones Ariete y Pavia, incluidos cañones de campaña de 75 mm,

Cuando los soldados de Folgore libraron su primera batalla real, en las horas previas al amanecer del 4 de septiembre de 1942, demostraron una potencia de fuego mejorada. El comando de Nueva Zelanda que supervisa la operación en el lado aliado expresó su sorpresa por la efectividad del paracaidista. s fuego defensivo que, en palabras de una historia oficial, provocó la desintegración de algunas unidades. Todo el enfrentamiento tomó a ambos bandos por sorpresa, como sucedía a menudo en la guerra del desierto (por ejemplo, en las primeras horas de la batalla de Gazala, cuando la División Ariete se estrelló contra un recuadro defensivo indio cuya existencia no se sospechaba). En las etapas finales de la batalla defensiva de Alam Halfa, Montgomery autorizó una serie de ataques de sondeo en el flanco sur del Eje. La brigada británica 132 (Royal West Kent), aún no aclimatada a las condiciones del desierto y la navegación, corrió directamente a las posiciones de Folgore por la noche, por accidente. Ninguno de los lados se dio cuenta de que el otro estaba en las cercanías hasta que las dos fuerzas estuvieron prácticamente a quemarropa. En el confuso tumulto que siguió, los oponentes se disparaban unos a otros a distancias tan cortas como diez metros, y rara vez más de 100. El Folgore, ayudado por un destacamento vecino de la brigada de paracaidistas alemana Ramcke, infligió 700 bajas a sus atacantes involuntarios ( incluyendo 200 prisioneros tomados), y una de esas bajas fue el brigadier Robertson, comandante de la fuerza británica, gravemente herido por fuego italiano mientras se movía entre sus subunidades. El Folgore también sufrió pérdidas dolorosas, incluido el mayor Aurelio Rossi, comandante del 9. ° Batallón, que murió en acción. Además, varios del enemigo? Los vehículos ligeros (camiones y transportadores de armas Bren) habían quedado fuera de combate, mientras que uno de los cañones antitanque de 47 mm del Folgore recibió un impacto directo de un cañón de 25 libras. Un golpe fortuito formó una secuela de la batalla, ya que justo antes del amanecer, el general de brigada Clifton de Nueva Zelanda, cuyas tropas ni siquiera habían estado involucradas en esta pelea en particular, condujo su jeep directamente a las posiciones de Folgore en un caso de identidad equivocada. y fue capturado con toda su partida.

Cuando se dieron cuenta de su error, el ayudante del General rápidamente borró las marcas en su mapa. ¿Un soldado de Folgore destrozó el jeep? s radio con la culata de su rifle cuando intentaron enviar un mensaje sobre su situación. El debut en el combate real de Folgore se produjo el 30 de agosto de 1942, cuando dos batallones de Nueva Zelanda probaron la unidad recién llegada con una incursión sorpresa en trincheras bien ejecutada que mató a cinco paracaidistas y tomó algunos prisioneros. Al día siguiente, algunos de los morteros de 81 mm de Folgore dispararon contra tres camiones ligeros británicos que husmeaban alrededor del perímetro, y dos vehículos quedaron fuera de combate. El Brandt de 81 mm era otra arma italiana razonablemente capaz, similar al modelo utilizado por los EE. UU. y Japón.

En Second Alamein, Folgore tenía suficiente armamento a su disposición para resistir los primeros furiosos ataques británicos, aunque apenas. En una noche durante la batalla de Alamein, la 6.ª Compañía fue atacada por 30 tanques británicos seguidos de cerca por la infantería, los blindados dirigidos por un tanque especial de limpieza de minas. En el espantoso combate que siguió, siete paracaidistas murieron y 11 resultaron heridos al mantener la única ametralladora montada en un trípode de la 6.ª Compañía disparando hasta literalmente su última bandeja de 20 disparos, y la batería de cuatro cañones antitanque de 47 mm sufrió diez muertos y el doble de heridos. ¿El sargento mayor Bilo derribó un tanque británico con un cóctel Molotov? pero tuvo que salir de su agujero y dejar su metralleta Beretta para hacerlo. Sin un arma en sus manos, de repente se encontró virtualmente rodeado por soldados británicos, a apenas 15 pies de distancia. varios de los cuales comenzaron a dispararle. Por algún milagro, Bilo recuperó tanto su arma como el refugio de su agujero con la piel intacta. Otros no tuvieron tanta suerte, y una de las cosas más duras que tuvieron que soportar los paracaidistas fueron los gritos de los heridos aplastados bajo los tanques enemigos en la noche. ¡El cabo Maiolatesi, con el brazo derecho tan gravemente herido que luego fue amputado, siguió disparando su ametralladora hasta quedarse sin municiones y luego lanzó granadas con la mano izquierda! La 6.ª Compañía mantuvo sus posiciones, pero casi fue aniquilada en el proceso. su brazo derecho resultó tan gravemente herido que luego fue amputado, siguió disparando su ametralladora hasta quedarse sin municiones, ¡y luego lanzó granadas con su mano izquierda! La 6.ª Compañía mantuvo sus posiciones, pero casi fue aniquilada en el proceso. su brazo derecho resultó tan gravemente herido que luego fue amputado, siguió disparando su ametralladora hasta quedarse sin municiones, ¡y luego lanzó granadas con su mano izquierda! La 6.ª Compañía mantuvo sus posiciones, pero casi fue aniquilada en el proceso.

Luego del éxito obtenido en la batalla de Gazala, el OKW y el Comando Supremo pensaron que la operación “C3” ya no era necesaria; pensaron que las fuerzas liberadas abandonando la operación habrían sido mucho más útiles en el intento final de llegar a Alejandría, por lo que la división Folgore fue enviada al norte de África entre julio y agosto de 1942.

La propia división vio su bautismo de fuego durante la batalla de Alam-el-Halfa, que los italianos llaman “corsa dei sei giorni” o “carrera de seis días”. Colocada bajo el XX Cuerpo, la división Folgore, con las divisiones Brescia y Pavia, recibió la orden de avanzar en el centro de la ofensiva, como el flanco izquierdo de las unidades blindadas del Ejército de Tanques Italiano-Alemán que se pensaba que romperían la defensa del sur. del ejército británico, de la misma manera que lo hicieron durante la batalla de Gazala.

Tan pronto como comenzó el ataque el 30 de agosto de 1942, las fuerzas italianas y alemanas fueron atrapadas por intensos bombardeos de la RAF y se vieron frenadas por una intensa red de minas, también la defensa británica se acumuló a medida que avanzaban las fuerzas del eje. Después de dos días de lucha, el 1 de septiembre de 1942, Rommel canceló el ataque y ordenó a sus unidades que regresaran a las posiciones iniciales.

Cuando cesó el ataque, las fuerzas británicas comenzaron la operación Beresford, su contraataque el 4 de septiembre de 1942, centrando sus esfuerzos en el sector sur, donde Folgore construyó una protuberancia en los activos defensivos británicos. El ataque, iniciado por la VI brigada NZ y por la CXXXII brigada británica, fue repelido con fuertes bajas por los batallones IX y X, siendo este último incorporado al IX tras la batalla por las bajas, que supuso el comandante de la BtG, Aurelio Rossi, cayó en el contragolpe. ¡Fue en esta batalla que Clifton fue capturado por los hombres del IX BtG!

Formando Raggruppamento Ruspoli

Después de Alam-el-Halfa, los dos ejércitos se tomaron un tiempo para descansar. En este período, las fuerzas del Eje se atrincheraron, reforzando su posición para resistir la ofensiva británica entrante. El Cairo y Alejandría estando tan lejos ahora mismo.

La división Folgore fue asignada al sector extremo sur del ejército, dentro del X cuerpo. Su despliegue estaba entre Haret-el-Himeimat y Deir-el-Munassib.

La parte central de la división estaba en manos del "Raggruppamento Ruspoli" (Grupo Ruspoli), que comprendía el VII/186° y el VIII Btg, con el II/28 de la división de Pavía. El raggruppamento tenía varios grupos de artillería tomados de otras divisiones, que comprendían unos 88/56, 90/53, 100/17 y 75/27.

La batalla

El 23 de octubre de 1942, a las 21:40 los británicos comenzaron su ataque a la línea italiana. Raggruppamento Ruspoli fue uno de los principales objetivos del asalto de Monty, ya que comenzó sus ataques iniciales para encontrar un punto débil en las defensas del eje.

El ataque comenzó con un fuerte bombardeo de la artillería británica que se prolongó hasta las 23:30 horas, tras lo cual la Infantería del 51.º HD y los tanques del 7.º AD atacaron el frente de Folgore.

La primera noche vio un feroz combate, con la compañía 6/II rodeada y destruida, teniendo la 19/VII solo 16 sobrevivientes. El VIII batallón es uno de los que sufrió las mayores pérdidas del Raggruppamento, siendo su 24.ª compañía la única formación que salió casi intacta de la amarga lucha.

A pesar de estas cuantiosas pérdidas el ataque británico fue repelido, a excepción de alguna posición en el sector del 20/VII. A las 2:30 am cesó la lucha, el raggruppamento había perdido también un pelotón de morteros y 6 cañones AT.

En el segundo día de la ofensiva, Ruspoli contraatacó, enviando su compañía 20/VII al frente apoyada por unos tres semoventi da 75/18 y varios Panzer alemanes. El contraataque comenzó a las 16:00, cesando la lucha a las 16:30, habiendo reconquistado la compañía todo el terreno perdido.

Entre el 25 y 26 de octubre los británicos retomaron sus esfuerzos, avanzando en el sector de las empresas 20/VII y 21/VII. Su espíritu ofensivo volvió a verse frustrado por la encarnizada defensa que opusieron los paracaidistas, con numerosos asaltos y contraataques locales. Los británicos ganaron terreno firme, con sus fuerzas amenazando ahora el flanco del raggruppamento.

Al ver el peligro de una maniobra de flanqueo, Ruspoli ordenó a su VII Btg que contraatacara el punto de apoyo británico. El btg fue apoyado directamente por los cañones 100/17, llevados a la línea del frente para disparar a los tanques con la mira abierta, el asalto fue tan feroz que las fuerzas británicas se retiraron a su línea de partida, ¡capturando medio batallón en el proceso!

El 28 de octubre, vigésimo aniversario de la marcha sobre Roma, las fuerzas británicas se retiraron a su línea de partida, a 500 m de las posiciones de Folgore. La operación duró dos días. Los hombres de la división Folgore no podían descansar, ya que los británicos reanudaron su ataque el día 31 sobre la posición de la compañía 21/VII, amenazando la posición del comandante del batallón, fueron rechazados, pero durante la noche montaron otro asalto. sobre el 20/VII que se prolongó hasta la madrugada, cuando los británicos se retiraron. En ese momento fue destruido el tanque número 100 frente al Raggruppamento.

A pesar de su heroica resistencia, la división recibió la orden de retirarse en la noche entre el 2 y el 3 de noviembre de 1942, tuvieron que retirarse 15 km de la línea y destruir todo lo que no era transportable. Las órdenes se veían más sombrías a medida que pasaban las horas, para el 4 de noviembre se suponía que la división retrocedería a Fuka, sin ningún tipo de transporte motorizado, con todas las existencias de municiones agotadas, sin agua ni comida mientras los escuadrones de vehículos blindados británicos hostigaban a los exhaustos. paracaidistas, que devolvieron el fuego con su último 47/32 mientras rechazaban la propuesta británica de rendirse.

El 6 de noviembre los supervivientes de las divisiones se rindieron a las fuerzas británicas a las puertas de Fuka, recibiendo el honor de conservar sus armas personales (onore delle armi en italiano, ¿honor de las armas?). La división destruyó unos 120 tanques enemigos e infligió grandes pérdidas a la 51.ª HD, la 7.ª AD, la brigada de la Francia Libre y la brigada griega.

Raggruppameno Ruspoli OOB

A lo largo de la primera capa de la mina de norte a sur:

– Compañía 6/II, capitano Paolo Emilio Marenco con 2km de frente

– 1/I empresa, tenente Carlo Massoni con 4 47/32 ATG

estas dos compañías contaban con el apoyo de dos pelotones de morteros

– Compañía 19/VII, capitano Alfonso Salerno con algunos ATG del batallón con la 16/VII a su sur

Detrás de la primera capa de minas, detrás de 6/II:

– 22/VIII Compañía “Guastatori Paracadutisti”, tenente Stelio Silleni apoyado por la sección de artillería 1/II con dos ATG 47/32

Detrás de la segunda capa de minas (línea de mina de resistencia, fascia minata di resistenza), directamente detrás del 22/VIII, Sector Norte:

– 20/VII empresa, capitán Carlo Lombardini

– 24/VIII Compañía “Guastatori Paracadutisti”, capitán Scalettaris

Detrás de esta posición se encuentra el puesto de mando del VIII BtG “Guastatori Paracadutisti”, maggiore Giulio Burzi, a la derecha detrás del 24/VIII

Sector Sur:

– Compañía 21/VII, capitán Gino Bianchini, con uno de sus pelotones desplegado frente a la línea principal de resistencia

– Compañía 16/VI entre la primera capa de mina y la línea principal de resistencia

Entre el 20/VII y el 21/VII se encuentra el puesto de mando del VII btg del capitano Carlo Mautino con dos pelotones de morteros (uno con morteros de 3″ capturados).

Entre el 24/VIII y el 20/VII se despliega la reserva, formada por el II/28 “Pavia” del mayor Priano, con sólo tres compañías en dotación. Entre las reservas, en su flanco derecho, estaba el puesto de mando del Raggruppamento, comandado por el tenente coronel Marescotti Ruspoli di Poggio Suasa y el puesto de mando del grupo I ATG del capitán Giovanni Curti.

El conteo de artillería:

– Batería I/21 “Trieste”, con 100/17 obuses

– Batería II/27 “Pavia”, con 75/27 y 100/17

– IV/26 “Pavia” con 75/27 y 100/17

– “Grupo pesado mixto alemán” del 21º panzer, con obuses de 210 mm y cañones de 25pdr.

(Esta es la artillería asignada al raggruppamento, la división tenía algunas piezas más)

El raggruppamento contaba con unos 1300 hombres.

Operación LIGHTFOOT

La ofensiva de El Alamein del Octavo Ejército Británico, Operación LIGHTFOOT, comienza el 23 de octubre de 1942, a las 21.40 horas locales con un bombardeo de artillería de más de 1000 cañones dirigidos a las baterías del Eje; a las 22.00 horas, el bombardeo cambia a las posiciones avanzadas a medida que avanzan las tropas británicas; los intensos combates continúan durante la noche del 23 al 24 de octubre con el XXX Cuerpo en el norte haciendo el esfuerzo principal y el XIII Cuerpo realizando acciones de distracción en el sur. Las 12 divisiones italiana y alemana ascienden a 80.000 hombres (53.000 de los cuales son italianos). Las fuerzas de la Commonwealth ascienden a 230.000 hombres divididos en diez divisiones. En lo que respecta a los tanques, solo los Panzer IV alemanes (35 en total) son iguales a los tanques estadounidenses M4 Sherman (252 en total) y M3 Grant (170 en total) de la Commonwealth. Los británicos atacan el sector defendido por la División de Paracaidistas de Folgore italiana. Las fuerzas italianas incluyen 3.500 paracaidistas, 1.000 Guastatori d'Africa, 80 piezas de artillería y cinco tanques de origen alemán.

Los Folgore preparan sus defensas entre una barrera de 15 kilómetros (9,3 millas) y se dan cuenta de que son la última defensa antes de la retaguardia del ejército italo-alemán. La lucha duró una semana y constituyó cuatro batallas separadas; el sector central el 23, el sector norte cerca de Naqb Rala el 24, el sector central nuevamente los días 24 y 25, y el sector sur los días 25, 26 y 29. Los británicos son rechazados después de cada intento con una pérdida considerable de vidas y se les ordena detener cualquier iniciativa adicional en ese frente. El total de muertos, heridos o desaparecidos asciende a 1.100 para Folgore. Finalmente, las fuerzas del general Montgomery reclaman la victoria sobre las fuerzas del Eje en El Alamein y Rommel ordena a los Folgore que se retiren el 2 de noviembre, finalmente dejando sus defensas intactas.

lunes, 15 de agosto de 2022

Historia alternativa: Desde El Alamein hasta Basora (2/2)

Segunda Guerra Mundial alternativa: Alamein a Basora, 1942

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare



 

Alexandria, Egipto

Mientras el general Alexander estaba ocupado estableciendo su política inflexible para luchar y morir en la línea del frente, una doctrina que, por desgracia, se obedecía demasiado literalmente, las noticias de los avances de Rommel se extendían por todo el delta del Nilo. Muchos civiles de la Commonwealth se apresuraron a salir de la zona: a Palestina, Jartum o, lo más popular, a buscar un barco a Sudáfrica desde Suez.

Igualmente, las autoridades militares revisaron con dureza su política de demoliciones y preparación de la zona del delta para la defensa. Sin embargo, en vista de la determinación de Alejandro de luchar solo en Alamein, la política oficial siguió siendo de calma exterior y de negocios como siempre. No se hizo nada para construir puentes de pontones adicionales para ayudar en la retirada del ejército, disparar demoliciones, inundar las salinas alrededor de Alejandría para retrasar al enemigo, o incluso cavar trincheras defensivas a lo largo de la carretera de la costa en el área de Amiriya. Se consideró que tales medidas eran malas para la moral, y Alejandro todavía veía como su tarea principal la construcción de la moral. También ordenó que se hiciera un esfuerzo para detener las evacuaciones civiles, aunque eso nunca se pudo aplicar más que de manera poco entusiasta y se observó un efecto poco perceptible. Tampoco se podía hacer nada con respecto al gobierno egipcio, que era técnicamente neutral y aparentemente estaba listo para hacer su propia paz por separado con el invasor. Las banderas del Eje comenzaron a verse en las calles; los precios comenzaron a subir y hubo un marcado aumento en los ataques clandestinos a los europeos.

En el puerto de Alejandría, las autoridades navales siempre habían exigido actualizaciones periódicas sobre el tiempo de viaje entre ellos y Rommel. Cuando llegó frente a Alamein, se fijó en doce horas, aumentando a dieciocho cuando se pensó que estaba empantanado tierra adentro, enfrentándose a los neozelandeses y la armadura británica. Sin embargo, hacia fines del 4 de julio, la noticia de que estaba en la cresta de Alam el Haifa provocó una repentina revisión a la baja del tiempo estimado a solo cuatro horas. En ese momento, el almirante Sir Henry Harwood, de la Flota Mediterránea de CinC, le dijo a Alexander sin rodeos que ya no podía mantener la política de "negocios como siempre" y que se activaría un programa de demoliciones, independientemente del efecto en la moral, para evitar que las instalaciones de la base y los astilleros caigan en manos enemigas. Representaban las instalaciones navales más importantes de todo el Mediterráneo oriental y podían ser potencialmente decisivamente valiosas tanto para la poderosa flota italiana como para sus convoyes vitales que abastecían a las fuerzas terrestres del Eje en el frente. El general Alexander aún no estaba listo para aceptar que la situación era lo suficientemente desesperada como para destruir los muelles, y señaló que tomaría muchos meses restaurarlos para que funcionaran. Pero descubrió que su autoridad personal era insuficiente para anular la voluntad fija de la Royal Navy, que era, después de todo, el "servicio superior".

El puerto de Alejandría fue cerrado por barcos de bloque y sus astilleros dinamitados durante la noche llena de fuego del 4 al 5 de julio, que desafortunadamente coincidió con la primera avalancha de fugitivos que llegaban de la batalla del desierto. Representaron el comienzo de otro "flap" o "fiebre del oro" del 8º Ejército, que fueron los nombres que se le dieron a un tipo particular de maniobra informal cuando vehículos de todas las formas y tamaños se dirigían rápidamente hacia el este sin ningún orden u organización. Tales eventos se habían vuelto deprimentemente comunes en las últimas semanas, aunque esta era la primera ocasión en que uno de ellos llegaba tan al este como el área de la base del delta. Ya no era una operación privada que tenía lugar en el desierto abierto, presenciada únicamente por otras tropas de primera línea, sino una exhibición pública en un área urbanizada, de lo que para los no iniciados parecía un pánico ciego.

El efecto sobre la población civil y sobre la población igualmente grande de personal de base del escalón de retaguardia fue eléctrico. Los mecánicos y ajustadores que anteriormente habían estado reparando vehículos para enviarlos a Alamein ahora se subieron a ellos y comenzaron a conducir hacia el este hacia Port Said o hacia el sur hacia El Cairo. Dondequiera que iban, difundían rumores de caos y derrota. Muchos oficiales subordinados tomaron sus propias decisiones de quemar documentos confidenciales, iniciar demoliciones o abrir esclusas para crear inundaciones como obstáculos en el camino de Panzerarmee Afrika. Estas medidas también, por supuesto, crearon obstáculos para los fugitivos en retirada, y al amanecer se había formado una serie de gigantescos atascos de tráfico. No podían pasar desapercibidos por las patrullas de reconocimiento de rutina de la Luftwaffe, que llamaron debidamente a oleadas sucesivas de Stukas y Savoia-Marchettis,

El 5 de julio, la RAF aún podía movilizar una fuerte pantalla de cazas defensivos, operando cómodamente dentro de su propio espacio aéreo casi directamente sobre sus aeródromos base. Exigieron un alto precio a los pesados ​​bombarderos enemigos, con reclamos que ascendían a dieciocho definitivos y once posibles; aunque cinco de ellos fueron derribados por los siempre peligrosos Messerschmitt 109. Sin embargo, esta firme defensa no pudo mantenerse por mucho tiempo, ya que la RAF ya estaba revisando la vulnerabilidad de sus zonas de aterrizaje de la misma manera que la Marina ya había examinado sus instalaciones portuarias. A las 13.30 se inició un redespliegue aéreo a la zona del canal y Palestina, aunque gran parte de su transporte se vio envuelto rápidamente en la confusión general de tráfico y refugiados, con el resultado general de que se perdieron muchas salidas.

En cuanto al ejército, el 5 de julio fue un día del que los neozelandeses estarían justificadamente orgullosos, ya que obstinadamente rechazaron una serie de feroces intentos de reducir sus dos palcos. Más atrás, los acontecimientos fueron mucho peor. El cuartel general del 8. ° ejército de Gott había sido interrumpido por los bombardeos al anochecer del 4 de julio y se alejó rápidamente más hacia el este, perdiendo contacto con muchos de sus vehículos en la oscuridad. No fue hasta las 03:00 del domingo 56 de julio que Gott pudo emitir su siguiente conjunto de órdenes militares, que llegaron demasiado tarde para que las unidades lanzaran contraataques al amanecer. En esencia, quería concentrar todos los blindados disponibles, las fuerzas móviles y las columnas de reserva contra el DAK en la cresta de Alam el Haifa, pero cuando Rommel lanzó su propio ataque primero, las columnas británicas se comprometieron poco a poco y fueron derrotadas en detalle. Al mediodía, los alemanes estaban firmemente a horcajadas sobre la carretera de la costa hasta la parte trasera de El Imayid, donde encontraron extensos vertederos de suministros. Una vez más, su escasez de combustible se resolvió en el último momento por cortesía del Imperio Británico. También encontraron una gran masa de transporte de motor invaluable, así como un gran parque de tanques parcialmente reparados que los incansables equipos de mantenimiento de DAK restaurarían rápidamente al orden de combate.

Todas las formaciones aliadas más al oeste estaban ahora efectivamente aisladas y enfrentadas a una elección desagradable entre rendirse o intentar colarse a través de las líneas de sus sitiadores. En todos los casos, se prefirió la segunda opción y se lanzó una serie de fugas de combate poco después de que cayera la oscuridad, aunque en muchos casos el intento no tuvo éxito. Se libraron muchas batallas confusas durante la noche, y el amanecer del 6 de julio reveló que todas las cajas de infantería habían sido evacuadas, pero unos 8.000 sudafricanos y neozelandeses habían pasado al cautiverio. El resto se dispersó por todo el desierto y se movió en pequeños grupos, ya sea a pie o sobre ruedas, en la misma dirección general que las columnas victoriosas alemanas e italianas. A la cabeza de la manada cabalgaba el propio Rommel, ahora totalmente comprometido con una carrera a toda velocidad hacia Alejandría, y seguro sabiendo que la RAF ya no podía distinguir sus vehículos irregulares cubiertos de polvo de los del 8º Ejército. Todos estaban mezclados en una masa incoherente que normalmente parecía más preocupada por la congestión del tráfico que por mantener las hostilidades.

Los primeros camiones cargados de Panzergrenadiers entraron en los suburbios de Alejandría a las 11:00, pero encontraron poca oposición organizada aparte de lo que incluso la historia oficial llamaría la "fuerza variopinta" del brigadier AHL Godfrey alrededor de Amiriya. Durante la tarde, los alemanes avanzaron hacia el centro de la ciudad, con algunos tiroteos intensos, pero más bien con una aceptación hosca de la derrota por parte del personal de servicio que nunca se había considerado a sí mismo como tropas de primera línea, y mucho menos como carne de cañón. Más allá de estos, había una aceptación igualmente resignada entre la población local, meticulosamente educada por siglos de experiencia, hacia cualquier ejército rudamente invasor que se encontrara de paso en ese momento. Mientras tanto, Gott estaba tratando desesperadamente de reunir una fuerza de combate coherente tierra adentro, aunque se vio seriamente obstaculizado por la catastrófica dispersión y confusión en todo su mando. En cuanto a Alexander, había regresado al Cuartel General de El Cairo para hacer frente a una contingencia que hasta entonces había tratado de negar siquiera que fuera una posibilidad.

El Cairo, Egipto

Aparte de los restos de Gott, ¿qué podía rescatarse ahora que Alexandria había caído en manos enemigas? En realidad, había una reserva sustancial esparcida por el área, con sus elementos más dignos de batalla formando la "Fuerza Delta", comandada por el mismo general Holmes que no había logrado defender Mersa Matruh. Quizás su bastión más sólido fue formado por la 9.ª División australiana del general Sir Leslie Morshead que bloqueaba los accesos a El Cairo, hábilmente reforzada por bandas de guerreros tan distinguidos como un batallón de policía griego mejorado que sobró de Creta, un regimiento de artillería Basuto y el GHQ "Oficial Cadete Unidad de Capacitación”, que estaba encantada de estar exenta de conferencias durante la crisis. También se reacondicionaron en la misma área la 50.ª División y la 10.ª División India, las cuales habían sido gravemente golpeadas en Matruh. Detrás de estos había muchas más unidades ubicadas en varios campamentos a lo largo del canal, especialmente hacia su extremo sur, donde los recién llegados del extranjero se orientaban aturdidos después del desembarco en el puerto de Suez. Entre los elementos de combate más experimentados se encontraban la 2.ª y la 8.ª Brigadas Blindadas, en proceso de estar compuestas por varios regimientos de tanques destrozados; la 161.ª Brigada Motorizada India, recién llegada de Irak, y un esqueleto del 2.º Grupo de Brigadas Francesas Libres. Sobre el papel debería haber sido la mayor parte de 1.100 tanques, aunque solo un porcentaje muy pequeño estaba en condiciones de luchar, incluso si ya no habían caído en manos enemigas alrededor de Alejandría. especialmente hacia su extremo sur, donde los recién llegados del extranjero se orientaban aturdidos después del desembarco en el puerto de Suez.



Rommel también estaba recibiendo sus propios refuerzos, sobre todo en forma de combustible británico capturado, armas, tanques y una variedad esotérica de equipos especializados que iban desde mayales de minas experimentales hasta los muy admirados vehículos de comando blindados "Mammoth". Unos 2.000 refuerzos alemanes individuales fueron transportados en avión desde Creta el 5 de julio, pronto seguidos por la 164 División Ligera "Afrika" y luego, hacia fines de mes, la Brigada de Paracaidistas "Ramcke", que seguramente estaba tan feliz de tener se había ahorrado la peligrosa tarea de saltar a Malta, ya que Rommel estaba feliz de agregarlos a su propio orden de batalla en Egipto. Todos estos fueron acompañados por un número aún mayor de refuerzos italianos, entre ellos la División de Paracaidistas "Folgore", también relevada de su servicio en Malta, así como la figura preeminente del propio Il Duce.

Benito Mussolini había estado revoloteando en Cirenaica desde el 29 de junio, completo con un hermoso caballo blanco y apropiadamente atavíos imperiales, y ahora se adelantó a El Imayid en preparación para la entrada triunfal final en El Cairo. Sin embargo, rápidamente tuvo una discusión acalorada con Rommel cuando el Zorro del Desierto dejó escapar que no tenía ninguna intención de ir a El Cairo, sino que iba a dejar que se “marchitara en la vid” mientras avanzaba hacia el este hasta Port Said. El análisis del estado mayor alemán fue que los británicos habían concentrado su posición defensiva más fuerte alrededor de la ciudad capital militarmente irrelevante, dejando así proporcionalmente menos para cubrir el camino vital hacia Asia. Así no habría una nueva “Batalla de las Pirámides, ” pero un avance estratégico mucho más revelador a través del canal y luego, ¿quién podría decirlo?, para unir manos con los ejércitos alemanes victoriosos que atravesaban el sur de Rusia. Como siempre, las objeciones italianas fueron desestimadas rápidamente por la referencia a Hitler, y Mussolini tuvo que contentarse con un desfile casi triunfal por Alejandría, después del cual se fue a Roma muy enojado.

Sin embargo, ni siquiera Rommel estaba listo para continuar su avance hacia el este después de un galope sin aliento desde Gazala hasta el Nilo. Ahora estaba listo para una pausa logística para digerir sus premios, reunir sus fuerzas y estudiar su próximo movimiento. En particular, necesitaba mejorar la infraestructura de su fuerza aérea, con la esperanza de recuperar la paridad local con la RAF y, por lo tanto, un mayor nivel de seguridad para las rutas vitales de suministro marítimo desde Italia. Ahora también encontró la necesidad de un artículo que había sido claramente innecesario en los áridos desiertos del desierto occidental: un tren de pontones para cruzar los brazos del Nilo y el propio Canal de Suez. Sus ingenieros se dedicaron a recolectar pequeñas embarcaciones que pudieran destinarse a este uso,

Mientras tanto, el general Alexander, habiendo finalmente abandonado su renuencia a contemplar nuevas retiradas, ordenó estudios de estado mayor apresurados para una doble retirada: hacia el noreste hacia Palestina y hacia el sur por el Nilo hacia Sudán. Una de las principales dificultades era que las dos rutas eran divergentes y dividirían al ejército frente a un enemigo situado en el centro, pero había que aceptar que, no obstante, la geografía básica de Egipto hacía que tal resultado fuera inevitable. El dilema político verdaderamente incómodo era saber a cuál de las dos líneas de retirada se le debía dar la prioridad principal. En el Mehemet Ali Club de El Cairo, la opinión abrumadora era, naturalmente, fuertemente a favor de concentrar el máximo esfuerzo en la defensa de El Cairo, que se consideraba la verdadera joya de la corona del Imperio Británico en Oriente Medio. Por el contrario, en el cuartel general de Alexander, y más allá de Whitehall y Downing Street, la principal preocupación eran los yacimientos petrolíferos de Irak. El petróleo no solo era vital para el esfuerzo de guerra británico, sino que se sabía que las potencias del Eje estaban sufriendo gravemente por una aguda escasez de petróleo. Por lo tanto, no sería difícil predecir que el lado que eventualmente poseyó Irak también sería el lado que ganó la guerra.

Alejandro creía que podía luchar en ambos frentes por igual, especialmente porque Churchill le recordaba que tenía dos tercios de un millón de hombres y "1100 tanques" bajo su mando, y las tropas del Eje en Alejandría no podían haber superado los 10 000 hombres. y fueron vistos por última vez corriendo solo los proverbiales "veinte tanques". Todo el mundo en el Cuartel General confiaba en que una defensa sólida en todos los frentes era perfectamente factible, especialmente porque se estimaba que Rommel no podría reanudar su avance antes de mediados de agosto como muy pronto. Las intercepciones de señales revelaron que sus refuerzos programados no habrían llegado todos hasta entonces, por lo que se asumió que no se atrevería a atacar hasta que todos estuvieran completamente incorporados en su fuerza. Se hicieron planes debidamente para un contraataque preventivo contra él con cuatro brigadas blindadas, que se lanzará el 5 de agosto. bajo el nombre en clave "Operación Langosta". Fue solo un grupo problemático de pesimistas veteranos del desierto, encabezados por el propio Gott, quien sacudió el barco al señalar con qué frecuencia en el pasado el GHQ había sobreestimado el tiempo que Rommel necesitaba para reagruparse. Alexander, que no había experimentado personalmente esas ocasiones, respondió que el optimismo y la creencia en la victoria eran los requisitos clave en esta delicada fase. Los preparativos continuaron según el cronograma del cuartel general, a pesar de las objeciones de Gott. respondió que el optimismo y la creencia en la victoria eran los requisitos clave en esta delicada fase. Los preparativos continuaron según el cronograma del cuartel general, a pesar de las objeciones de Gott. respondió que el optimismo y la creencia en la victoria eran los requisitos clave en esta delicada fase. Los preparativos continuaron según el cronograma del cuartel general, a pesar de las objeciones de Gott.

Efectivamente, sin embargo, Rommel atacó primero, en la noche del 27 al 28 de julio, en la Operación Zauberteppich ("Alfombra Mágica"). Grupos de paracaidistas de Ramcke y Folgore tomaron la delantera, en lo que fue el primer gran lanzamiento nocturno operativo de la guerra. Desplegaron una "alfombra aerotransportada" hacia el este a través de las diversas vías fluviales y brazos del Nilo, similar a la que se desplegó en Holanda en 1940 sobre el Maas, Waal y Lek. Este concepto implicaba apoderarse de puentes clave antes de que pudieran ser volados, o puntos de cruce clave donde habían estado, y luego aferrarse a ellos con tenacidad hasta que una punta de lanza pesada de la 15.a División Panzer, con ingenieros de combate bien adelantados, pudiera llegar por tierra y cruzar directamente. o poner un puente de pontones. Se consideró demasiado ambicioso intentar recorrer todo el camino hasta el Canal de Suez, a 100 millas de distancia. que podría haber sido "un puente demasiado lejos". Incluso sin eso, la operación ya era muy ambiciosa, y francamente afortunada de tener el éxito que tuvo. Los paracaidistas aseguraron todos los objetivos clave poco después del amanecer; los británicos fueron visiblemente tomados por sorpresa; y el resto de la alfombra aerotransportada se había desenrollado por completo en la noche del 28 de julio. Luego vino la batalla de la cabeza de puente (oficialmente conocida como la "Batalla del delta del Nilo"), cuando Rommel se apresuró a consolidar sus victorias contra los contraataques y también , aún más importante, para impulsar el cuerpo principal del DAK, ahora respetablemente reconstruido a una fuerza de tanque de 190. Casi la mitad de los tanques fueron capturados Matildas, Grants y Valentines, que eran los únicos tipos británicos considerados vale la pena correr. y francamente afortunado de tener éxito como lo hizo. Los paracaidistas aseguraron todos los objetivos clave poco después del amanecer; los británicos fueron visiblemente tomados por sorpresa; y el resto de la alfombra aerotransportada se había desenrollado por completo en la noche del 28 de julio.

Mientras tanto, Rommel había reforzado sus defensas al sur y al oeste de Alejandría con una línea de posiciones de infantería italiana reforzada por unidades antiaéreas de la Luftwaffe que manejaban el sorprendentemente grande total de 36 cañones antiaéreos británicos de 3,7 pulgadas que habían sido capturados. Estos cañones eran en realidad balísticamente superiores a la pieza alemana equivalente de 88 mm, pero siempre había sido un principio de la creencia británica que se usaban mejor para proteger la base naval y los aeródromos de Alejandría contra ataques aéreos, en lugar de cazar panzers en el desierto. Sin embargo, ahora que había capturado el stock de Alexandria de 3,7 s, Rommel pudo convertirlos fácilmente para usarlos contra el ataque de los tanques, al estilo alemán habitual.

El 29 de julio fue un día de dura batalla, pero el momento, la dirección y la velocidad inesperados del ataque sorprendieron a los blindados británicos dispersos y desprevenidos. Como tantas veces en el pasado, llegó descoordinado y fragmentado, sufriendo todas las desventajas de verse obligado a emprender una ofensiva táctica después de que los alemanes hubieran tomado la iniciativa operativa. La 23.ª Brigada Acorazada recién llegada tuvo una actuación particularmente decepcionante cuando intentó atacar Alexandria desde el oeste y se enfrentó a un Pakfront bien organizado. A la infantería y la artillería australianas que intentaron seguir capturando Amiriya durante la noche siguiente les fue considerablemente mejor, pero finalmente fueron inmovilizados y obligados a retirarse a la mañana siguiente, cuando la División Blindada "Ariete" amenazó con un contraataque. Más cerca del schwerpunkt alrededor de El Mansoura, unas sesenta millas más al este, las brigadas blindadas 2 y 8 lograron mejores resultados, apoyadas por la brigada francesa libre. Ellos también fueron finalmente aplastados por el poder concentrado del DAK, pero no sin una dura lucha durante la cual Rommel creyó dos veces que tendría que retirarse. En cuanto a la 1.ª División Blindada, apenas logró comprometerse, y las opiniones escatológicas sobre quién debería asumir la culpa variaban de manera colorida entre los "oficiales subalternos mal entrenados", Lumsden, Gott e incluso el propio Alexander.

En Asia

Después de la batalla del delta del Nilo, Rommel se detuvo brevemente para volver a reunir sus fuerzas y puentear los pontones, antes de estar listo para cruzar el Canal de Suez. Siempre tuvo que protegerse contra nuevos ataques desde el flanco de El Cairo hacia el sur, que absorbió una gran proporción de su infantería y artillería disponible, pero esto aún lo dejó con el núcleo del DAK disponible para operaciones móviles hacia el este. Seleccionó un punto de enlace adecuado a unas 35 millas al sur de Port Said, entre El Quantara e Ismailia, y preparó una operación formal de "cruce de río" de acuerdo con las reglas clásicas de la ciencia militar. Sin embargo, ahora creía que finalmente había roto la columna vertebral de la oposición, y la resistencia se derrumbaría gradual pero inevitablemente, siempre que pudiera continuar manteniendo un alto nivel de presión hacia adelante.

El cruce se llevó a cabo sin problemas en la noche del 7 al 8 de agosto, luego de un extenso bombardeo de artillería, cañones de tanques y bombarderos. Las tropas de primera línea establecieron su cabeza de puente sin dificultad en el lado asiático, pero quedaron fascinadas al descubrir que la "oposición" había consistido (quizás apropiadamente) en nada más que una colonia de trabajadores chinos desarmados empleados por la compañía del canal, cuyas El bloque de barracones decorado fue inmediatamente apodado "Villa China", un nombre que posteriormente pasó a designar la batalla en su conjunto.

Una vez que los alemanes cruzaron el canal, inmediatamente sintieron que la amenaza militar para ellos se había aligerado dramáticamente. Estaban sueltos en un nuevo continente y libres para vagar por el norte y el sur, para rodear la base naval de Port Said desde el este y eliminar a voluntad los numerosos puestos de avanzada dispersos de las tropas de defensa del canal. Lo que provocó una diversión particular fue el descubrimiento de un escuadrón de "luces de defensa del canal" con orugas y blindadas que aparentemente habían sido diseñadas por el respetado experto en tanques británico (y amigo de Adolf Hitler) JFC Fuller, pero que en una inspección minuciosa resultó ser militarmente inútil. , y en realidad risible. Sus chasis fueron despojados de sus inocuos reflectores y convertidos para transportar carga más letal, como morteros y cañones antitanque.

En ese momento, el nivel de supremacía moral que disfrutaban los alemanes había aumentado en varios niveles vitales. El goteo de refugiados civiles que se apresuraban a salir de El Cairo se había convertido en una inundación. Los muelles de Suez se habían atascado permanentemente con el tráfico, y la población egipcia liberaba cada vez más su hostilidad anteriormente reprimida hacia los británicos. En el aire, la RAF todavía era capaz de obtener algunas victorias espectaculares, pero en general, su eficacia de combate se desvanecía día a día. La pérdida de la base de Alejandría había sido un golpe fatal para la continuidad y coherencia de las operaciones aéreas, y el ambiente de crisis en torno a El Cairo había producido otros problemas. Aunque todos los cuarteles generales militares continuaron operando con calma y profesionalidad, después del fracaso de muchos de sus planes de batalla, los británicos no pudieron evitar un sentimiento profundamente frustrante de que siempre parecían estar haciendo algo mal y eran incapaces de averiguar exactamente qué era. El estado de ánimo en el cuartel general era sombrío, e incluso la confianza de Alexander y el conocimiento de que los refuerzos principales estaban en camino, incluidos 300 de los últimos tanques Sherman de los Estados Unidos, no pudieron convencerlos de que el mejor plan futuro era una ofensiva exitosa hacia el norte. en lugar de una humillante retirada hacia el sur.

En estas circunstancias, Rommel descubrió que era muy capaz de mantener bajo control al 8.° Ejército y al mando de El Cairo mientras el DAK cruzaba el desierto del Sinaí y realizaba nuevos y audaces avances en el área efectivamente indefensa del 9.° Ejército en Palestina. Sus puntas de lanza blindadas lograron ingresar a Jerusalén tan pronto como el 15 de agosto, a pesar de la resistencia enérgica (aunque incongruentemente multiconfesional) ofrecida por elementos combinados de la Legión Árabe, la Haganá judía, una brigada de infantería india y escuadrones de la Policía Palestina Británica. que procedía principalmente de los barrios presbiterianos del centro de Belfast. Sin embargo, todos los intentos de defensa finalmente resultaron ser en vano, y la ciudad cayó por completo bajo el control del Eje al anochecer del día siguiente. Rommel pudo entonces hacer otra pausa logística, consolidando sus fuerzas y extendiendo su control sobre las áreas circundantes. durante el cual se sintió complacido de recibir refuerzos aéreos, de infantería y logísticos adicionales de Alemania. Pero le divirtió mucho menos saber que también se estaba enviando un destacamento especial de las SS para "ayudarlo con las relaciones judías".

Quizás no fue un accidente que la pausa del Eje a fines de agosto coincidiera con algunas reevaluaciones importantes de los Aliados. En primer lugar, la visita propuesta por Churchill a Moscú, destinada a consolidar las relaciones entre aliados, fue bruscamente cancelada por Stalin, disgustado porque los británicos aparentemente ya no podían garantizar su flanco sur, ni siquiera el flujo de suministros de Préstamo y Arriendo a través de Persia. Los historiadores han sugerido a menudo que este fue el momento decisivo en el que, a todos los efectos, los Aliados perdieron la Segunda Guerra Mundial.

En segundo lugar, la armada angloamericana destinada a llegar a Marruecos y Argelia en noviembre tuvo que ser reorganizada radicalmente, ya que era evidente que el norte de África se había convertido en una zona definitivamente controlada por el Eje. Aparte de todo lo demás, se sabía que los alemanes se habían apoderado de unos archivos secretos en Alejandría que revelaban todo el plan, con lo que se perdía toda posibilidad de sorpresa. Por lo tanto, la mitad de la flotilla de invasión se desvió hacia Gran Bretaña, para aumentar las fuerzas de invasión que se preparaban para invadir Francia en un futuro indeterminado; mientras que la otra mitad, incluidos los cuarteles generales tácticos de Eisenhower y Patton, se envió por la ruta marítima a través de Sudáfrica a Suez. La intención era que estas fuerzas cambiaran el rumbo en Egipto, pero, por desgracia, cuando llegaron, toda la situación había empeorado gravemente.

El acto final en el drama del Medio Oriente comenzó a principios de septiembre, cuando el DAK se abalanzó nuevamente, esta vez contra el 10º Ejército del General “Jumbo” Maitland Wilson en Irak. Una vez más se encontró con una fuerza defensiva moralmente entusiasta pero institucionalmente desorganizada y mal coordinada. La 31.ª División Acorazada de la India, por ejemplo, debería haber presentado una valiente resistencia, excepto por el inconveniente hecho de que no poseía tanques reales. Igualmente, los batallones de infantería individuales del XXI Cuerpo Indio lucharon bien, pero no había tropas de cuerpo o reserva de artillería central para apoyarlos, y ningún plan defensivo coherente suficiente para hacer frente a la escala y el impacto del ataque alemán. Aun así, se convirtió en una dura y agotadora campaña, que concluyó recién el 23 de octubre de

Al cabo de una hora, por fin estaba libre para relajarse y abordar un avión de regreso a casa para disfrutar de dos meses de licencia bien merecida con su querida esposa Lu.

La realidad

Todos los eventos militares relatados hasta el 1 de julio incluido ocurrieron exactamente como se describe, con la única excepción de los arreglos del alto mando en el lado británico. De hecho, la oferta de renuncia de Auchinleck el 23 de junio no fue aceptada, por lo que Alexander quedó libre para continuar su viaje hacia Gran Bretaña. Luego, Auchinleck asumió el mando personal del 8. ° Ejército y libró una batalla defensiva altamente flexible y finalmente exitosa en Alamein, solo para ser saqueado el 8 de agosto después de que no logró convertir esa victoria significativa en una contraofensiva exitosa. La reputación de Auchinleck se vio empañada por la sospecha de que su "flexibilidad" significaba que estaba listo para continuar la retirada no solo de regreso a El Cairo, sino incluso (y esto fue lo que más impactó a los lagartos del club de tenis de Gezira) de que estaba listo. abandonar el propio Cairo. Había tolerado la quema masiva de documentos secretos el “Miércoles de Ceniza”, el 1 de julio, lo que sugería una disposición a evacuar y ayudó a generar pánico. Por lo tanto, cuando Alexander fue nombrado CinC ME en agosto, tuvo que dejar en claro que “no habría más retiros”, y muchos lamentaron que esto no se hubiera explicado mucho antes. En cuanto a Strafer Gott, fue designado para hacerse cargo del 8. ° Ejército al mismo tiempo, pero su avión Bombay fue derribado y lo mataron antes de que pudiera asumir el puesto, que luego recayó en uno de los engreídos compinches de Brooke de Inglaterra.

A partir del 2 de julio, la verdadera Primera Batalla de Alamein se libró de manera muy diferente a la descripción ficticia.
En mi versión, Rommel giró hacia el sur contra dos cajas de brigadas británicas expuestas, cuando de hecho ambas brigadas ya se habían retirado más hacia el este, como resultado del realismo y la disposición a maniobrar de Auchinleck. Rommel en realidad fue derrotado cuando reforzó el fracaso al volverse para ayudar a la 90 División Ligera en el norte. Sin embargo, si Alexander hubiera estado a cargo, en lugar del Auk, podemos especular que la permanencia británica en la línea del frente habría sido rígida e inflexible, debido a una creencia fuera de lugar y potencialmente desastrosa en la línea de propaganda revisionista posterior del 8º Ejército de que la voluntad de Auchinleck contemplar una mayor retirada corroía la moral en todo Egipto y en todas las fuerzas militares.