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sábado, 15 de julio de 2017
Ejército Argentino: B Ing 11
Batallón de Ingenieros 11
Por Sergio Toyos
Esta unidad es una muestra de la sucesión ininterrumpida de la presencia del arma de Ingenieros en la Patagonia Austral, particularmente en la zona caracterizada por la presencia de campos petrolíferos y yacimientos carboníferos. Esta, fue objeto de especial atención por parte de la Nación , llegándose a crear la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Dentro de ella, se desplegó hacia 1940 una gran unidad motorizada, denominada Agrupación Patagonia.
Estaba compuesta por destacamentos integrados de las distintas armas, que fueron destinados a distintas poblaciones de la costa atlántica sur. La primera unidad de Ingenieros en crearse, fue la Compañía de Zapadores Motorizados Patagonia, que sería el núcleo de un batallón que se formaría en 1944 en Comodoro Rivadavia. Este elemento fue la 1ª Compañía del 9º Batallón de Zapadores Motorizado. Dos años más tarde, se creó la 2º Compañía del mismo batallón, la que se asentó en Colonia Sarmiento.
El 2 de diciembre de 1948 se terminó de organizar el batallón, reuniéndose las dos compañías ya citadas, en Río Gallegos. Hasta entonces, los cuarteles y alojamientos empleados, fueron de circunstancias, y también, galpones y carpas.
En 1952, el batallón se disolvió, volviendo las compañías que lo integraban, a ocupar guarnición en Comodoro Rivadavia y Colonia Sarmiento. Pero en 1960, se recreó nuevamente el batallón sobre la base de las dos compañías preexistentes (ahora llamadas Nº 9 la de Colonia Sarmiento y Nº 10 la de Comodoro Rivadavia). El batallón se acondicionó en la guarnición de Río Gallegos.
Allí permaneció como avanzada sur del arma de Ingenieros, continuando con la instrucción de actividades que le son características tanto por misión, como por la zona en que se encontraba de guarnición. Es así como con la gran reorganización que se produjo en la Fuerza en el año 1964, el 9no Batallón de Ingenieros Motorizado, pasó a denominarse Batallón de Ingenieros de Combate 181, permaneciendo en los antiguos cuarteles de madera de Río Gallegos.
Su misión se consolidó entonces, a través de la recepción de materiales nuevos, con los que desplegó una gran actividad en apoyo de la comunidad, construyendo una gran extensión de caminos, realizando estudios topográficos y reforzando las actividades específicas de YCF y de YPF, mediante el empleo de equipos de gran rendimiento, de dotación del arma.
El Batallón de Ingenieros de Combate 181 permaneció en Río Gallegos, hasta que a fines de la década del '70, se construyeron cuarteles nuevos en la localidad de Comandante Piedrabuena, que servirían para trasladar parte de las unidades concentradas en aquella localidad. También, se creó la Brigada de Infantería Mecanizada XI, lo que obligó a desprender una subunidad del batallón, a fin de crear la Compañía de Ingenieros Mecanizada 11. Junto con esta creación, el núcleo del batallón se trasladó a Comandante Piedrabuena, manteniendo la numeración y denominación conocidas. Pero pasaría muy poco tiempo, para que se sucedieran nuevos cambios doctrinarios y estructurales en el arma, que motivaron la disolución de la Compañía de Ingenieros 11 y que el Batallón, pasara a cambiar de denominación. Se llamaría a partir de entonces, Batallón de Ingenieros 11, y apoyaría en forma directa a la Brigada Mecanizada XI. La disolución de la Compañía de Ingenieros Mecanizada 11, llevó a que parte de su personal y materiales se trasladaran al Batallón 11 y a la Compañía de Ingenieros Mecanizada 9, ubicada en Sarmiento desde años atrás, y que serviría para ser el núcleo de creación del Batallón de Ingenieros 9, orgánico de la Brigada Mecanizada IX, con asiento en Comodoro Rivadavia.
Todos estos cambios y reestructuraciones, sirvieron para que el arma de Ingenieros tuviera la presencia necesaria en esta región y poder prestar mejor apoyo a las brigadas mecanizadas estacionadas en nuestro lejano sur. Desde Comandante Piedrabuena, El Batallón de Ingenieros 11, en medio de condiciones climatológicas muy severas y enfrentando con sus medios de dotación, las características de un terreno y cursos de agua sumamente rápidos, continúa cumpliendo con su misión.
Nombre del Jefe: B Ing 11
Tcnl Ing D. NÉSTOR RAÚL SÁNCHEZ
Dirección postal: Av. Gregorio Ibañez s/n - 9303 COMANDANTE LUIS PIEDRABUENA
Teléfono: (02962) 497-128
E-mail: ingonce@yahoo.com.ar
Fuente:
Soldados Digital
sábado, 13 de mayo de 2017
Geopolítica: La Patagonia, su poblamiento y las hipótesis de conflicto
Áreas de frontera e hipótesis de conflicto
Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70
Brígida Baeza (U.N.P.S.J.B./Becaria posdoctoral CONICET)
En el presente artículo veremos de qué modo el Estado argentino fue consolidando su presencia militar en la frontera con Chile. Sobre todo, a partir de la inminencia de una guerra con Chile en 1978. Para poder explicar de qué modo el proceso de militarización de la zona de Río Mayo culmina con la instalación del Ejército argentino, debemos rememorar los asentamientos de otras fuerzas de seguridad y de las políticas estatales especiales para zonas de frontera.
Los habitantes de la frontera, nacionalización y seguridad.
Además de las incursiones de la denominada “Policía fronteriza”, la instalación de Gendarmería Nacional en 1948 dieron muestras del interés que despertaba la frontera con Chile en el área de Río Mayo. El Estado nacional en la década del ´40 comenzó a delinear una serie de políticas legislativas orientadas al control de los habitantes fronterizos. En este sentido la Ley 15.385/1944 que delimitó la “Zona de Seguridad de Fronteras”, creó una serie de medidas de control y regulación fronterizos, tal como la inhibición al acceso a la propiedad inmobiliaria a las personas provenientes de países limítrofes. Hecho que durante la última dictadura argentina fue recuperado y ampliado a privación de adquirir propiedades por parte de personas originarias de países limítrofes, con la Ley 21.900/78.
Paralelamente desde la década del ´60 la Patagonia fue catapultada como la región que mayor cantidad de proyectos de desarrollo regional destinó el gobierno argentino, arraigándose una representación de Patagonia como espacio de gran potencia La imagen de supuesta maleabilidad (HEALEY, 2003: 193) de la región patagónica fue fortaleciendo su representación como área desguarnecida de protección estatal, por lo tanto los espacios fronterizos fueron protegidos con políticas especiales, tal como fue la creación de las Áreas de frontera. En el año 1972 Río Mayo fue localidad designada como cabecera de la nueva organización institucional.
En el caso de Río Mayo, por el hecho de pertenecer a la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia (1944-1955), quedó incluida dentro de una “Zona de Seguridad”. Esto se tradujo en una serie de medidas orientadas a generar en los habitantes de la frontera un sentimiento de “espíritu” patriótico. Pero básicamente, la militarización fue el camino elegido para infundir patriotismo en la frontera con Chile.
Ya la Gendarmería Nacional había asumido hacia mediados de siglo XX una tarea nacionalizadora, mediante la regularización de la documentación de quienes vivían en Río Mayo y las zonas aledañas. El testimonio de Elida nos permite ver la situación de muchos de los habitantes de la frontera, que podían indistintamente “ser argentinos o chilenos” de acuerdo a las circunstancias:
De manera indistinta –tal como indica la cita arriba señalada- los integrantes de una misma familia podían ser inscriptos tardíamente y en uno u otro lado de la frontera, de acuerdo a los desplazamientos del grupo familiar. La Gendarmería argentina asumió la tarea de registro de los habitantes de la frontera supuestamente argentinos, aunque podemos imaginar que Élida –quien brinda su testimonio- debió optar entre una y otra adscripción estatal, pero provenía de una familia indígena del área de El Chalía (hoy considerada oficialmente como la última comunidad tehuelche). Para Elida siempre ha tenido mayor estatus ser registrado como argentino y no como chileno –sobre todo a partir del conflicto con Chile de 1978- , situación que atribuye al hecho de ser tildado como chilote, como muchas veces le sucede y a lo cual responde con indiferencia por no considerarse como tal.
La Gendarmería Nacional ponía “orden” en el caos fronterizo, sumado a que el despoblamiento de Patagonia siempre fue uno de los problemas acuciantes para el nacionalismo argentino, debían “ganarse” pobladores para la nación argentina. Sin embargo, luego de “sumarlos” había que realmente integrarlos a la nación argentina, por lo tanto había que educarlos/as. Los gendarmes actuaban como productores identitarios, que por su “mix” de militar-policía tenía cierta ascendencia sobre los pobladores de la frontera, ellos mismos se autodefinen como: “...un genuino producto castrense, obra de una bien pensada simbiosis del perfil militar y del policial, capacitado para ejercitar su doctrina modelada en el imperio de la ley y del orden, en un marco de acción civilizadora y colonizadora sobre apartadas y desoladas superficies del territorio argentino fronterizo” (GARAY, 1995:79).
El hecho de ser multifacéticos otorgaba a los gendarmes, el derecho a educar y civilizar a los habitantes fronterizos. Así podían actuar como maestros rurales o profesores de enseñanza media indistintamente.
Fotografía: Gendarmes trabajando en la reconstrucción del Puente Bestil, Río Mayo, 1966 Fuente: Publicación Río Mayo 70 aniversario. 1935-2005. Municipalidad de Río Mayo. Gobierno de la Provincia de Chubut. Santa Fe. 2005. Pág. 61.
Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70 - principios de los ´80
En el presente artículo nos abocaremos a explicar algunos de los factores que intervinieron en la consolidación del proceso de militarización de la zona de Río Mayo a fines de la década de 1970. Transformación que culmina con la instalación del Ejército argentino.
Los argentinos riomayenses en la última dictadura militar
En el caso de Río Mayo, se dio un proceso caracterizado por su complejidad. En la Primera Parte de la entrega de este tema, vimos de qué modo los agentes estatales vinculados a las fuerzas militares fueron ocupando lugares claves en la sociedad riomayense. En el caso de los gendarmes, podían actuar como maestros rurales o profesores de enseñanza media indistintamente. En este caso la asociación entre educación y militarismo es estrecha. La escuela “Gregorio Mayo”, surgió como instituto de enseñanza privada a cargo de Gendarmería Nacional. Institución a la cual apadrinó, tal como figura en el “Libro Histórico” de la escuela.
En el discurso fundacional se rescataba el rol de las instituciones familiares, militares y policiales como educadoras de los habitantes fronterizos:
En consonancia con las imágenes propias de la última dictadura argentina (O´DONNEL, 1986: 199-235), en la inauguración se utilizaron la invocación religiosa y patriótica. Sumadas a la utilización de metáforas organicistas y del papel de la familia como “célula” primaria, otorgaron al acto fundacional de la escuela un hálito autoritario propio de la época. Fundar una escuela secundaria en ese contexto tenía como objetivo otorgarle a la juventud riomayense un rol distinto al que se encontraba asumiendo de lucha y militancia en los centros urbanos del país. La Rectora del establecimiento habló a los alumnos en los siguientes términos:
Los jóvenes riomayenses debían propagar el amor a la patria y tradiciones argentinas, así como asumir la tarea renovadora de credibilidad en la juventud, sin dejarse tentar por “cantos de sirenas” que proyectasen otro tipo de futuro. En los años de la última dictadura argentina, la escuela se abocó a la formación y difusión en la comunidad de las tradiciones folklóricas, estrategia y geopolítica (Idem: 99).
El “cerco de salubridad” para los riomayenses se completaba con la instalación de medios de comunicación como la televisión y radio nacionales que permitieron la difusión de las representaciones nacionales en la frontera. Mediante la propagación de “Imágenes y sonido argentino se escucharán a partir de ahora y para siempre” (Diario Crónica, 1979). Estas políticas comunicacionales tenían como objeto terminar con décadas de escasa competencia con las radios chilenas, que monopolizaban la audiencia de los habitantes fronterizos. Era una forma de acercar el centro a la periferia de la nación, de integrarlos al resto del territorio.
En este mismo sentido, los programas de “Argentinos marchemos hacia la frontera” que consistían en que grupos de jóvenes residían temporalmente en distintos espacios fronterizos del país, desarrollando actividades y trabajos comunitarios, tenían como objeto experimentar la frontera al mismo nivel que los riomayenses (Diario Crónica, 1981). Nuevamente la Gendarmería Nacional era la encargada de articular y solventar económicamente estos programas.
El comandante Ayerra decía: “Custodiar la frontera no es cosa de niños...ni mucho menos”, de este modo el cuidado de la frontera adquiría un cariz especial. Pero también para los militares que se encontraban gobernando Chubut en la época dictatorial, la frontera estaba puesta en la agenda gubernamental de manera tal que se destinaban atenciones especiales como la mejora de los edificios de control fronterizo o las políticas de viviendas y mejoras de las obras públicas en las localidades fronterizas.
La pretorización (ROUQUIÉ, 1982) del Estado argentino a partir del golpe de 1955 significó la agudización de la idea de Hipótesis de conflicto con Chile. Paralelamente se incrementaba la imagen de los militares como “reserva moral” de la nación (BADARO, 2006: 23). Lo cual justificaba la expansión de la militarización en Patagonia dado que no sólo protegerían a sus habitantes de la “amenaza externa”, sino también difundirían los valores cristianos y de argentinidad.
Particularmente la región patagónica pasó a significar un espacio a ser protegido del expansionismo chileno, el cual poseía para los militares argentinos de un largo historial. Tal como es conocido, los sucesivos incidentes desarrollados en la frontera del sur tuvieron su punto culminante en el conflicto por el Canal de Beagle (1977-1978).
El mayor impacto de la avanzada estatal sobre la frontera riomayense se produjo bajo la inminencia de la guerra con Chile por el conflicto del Beagle en 1978. El despliegue de tropas militares que se produjo a fines de 1978 modificaron la cotidianeidad riomayense, las estancias ganaderas fueron tomadas por los jefes militares para concentrar a soldados y artillerías. A quienes les tocó “hospedar” las tropas militares recuerdan negativamente aquellos momentos, dado que los militares produjeron pérdidas que nunca fueron reparadas. Pero los establecidos/pioneros indicaron sentirse dolidos porque debían ser condescendientes ante prácticas autoritarias. Una de las entrevistadas relató que la Estancia de sus padres fue ocupada por tropas del Ejército y que cada vez que debían ingresar o salir del lugar debían identificarse.
El administrador de una Estancia, ubicada a 10 kilómetros del límite fronterizo con Chile, recuerda la época del conflicto por el Beagle como un período de tensión permanente. Ni bien ingresaron las tropas del Regimiento VIII de Comodoro Rivadavia comenzó la persecución a los trabajadores chilenos.
Aunque Río Mayo era elegido como lugar de práctica militar desde décadas anteriores, 1978 significó un profundo cambio en la vida de los riomayenses. La instalación definitiva del Ejército se produjo a partir del año 1982 cuando se realizó el traslado del Regimiento 37 de Comodoro Rivadavia. Por reestructuraciones internas del Ejército se fusionaron la Compañía de Ingenieros IX y la Compañía de Ingenieros Mecanizada 11 y dieron origen al actual Batallón de Ingenieros IX en 1993.
Fotografía: Inauguración Repetidora de Televisión, Río Mayo, Circa 1979. Fuente: Publicación Río Mayo 70 aniversario. 1935-2005. Municipalidad de Río Mayo. Gobierno de la Provincia de Chubut. Santa Fe. 2005. Pág. 80.
Los riomayenses y las identificaciones locales
En este artículo buscamos explicar las características del proceso de revalorización de los bienes culturales que simbolizan la pertenencia y vinculación de los riomayenses con su localidad.
En la nota titulada “Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70 - principios de los ´80. Segunda parte” (Diario El Corredor Nº 9), vimos de qué modo se produjo la llegada del Ejército argentino a Río Mayo. Este proceso representaba la concreción de un viejo anhelo para diversos sectores de la sociedad civil y política argentina. Para los militares: “...las fronteras se defienden mejor con chimeneas que con bayonetas...” (Diario Crónica, 27 de enero de 1979). Los diversos incentivos al poblamiento -como las bonificaciones salariales por habitar zonas desfavorables para los empleados públicos- de Patagonia formaban parte de las políticas elaboradas desde el centro de la nación, que en ocasiones entraban en contradicción con las experiencias vividas por los habitantes de la frontera.
La iniciativa estatal de instalar el Ejército en Río Mayo, tuvo múltiples efectos en la localidad, entre los que podemos mencionar:
• El impacto poblacional que tuvo la llegada del Ejército. Según el Intendente de la localidad de aquella época: “...en 1980 esta localidad tenía 1.700 habitantes. En este momento, supera los 3.800 habitantes contando las unidades militares destinadas en este lugar”, (Diario El Patagónico, 15 de agosto de 1982).
• Una de las formas de delimitar internamente la frontera entre establecidos (riomayenses de antigua data) y outsiders (recién llegados), quedó plasmado en la forma del trazado del pueblo en momentos en que debió asignarse el lugar para que el Ejército instalase cuarteles y viviendas. Río Mayo está enclavado en una zona pantanosa y regularmente es anegada por las aguas del río que divide en dos partes a la comunidad. En la zona alta, cercana a la montaña residen los establecidos, y en la parte baja los outsiders, ambas divididas por el río Mayo y unidas por medio de un puente. Esta división no trata sólo de delimitar espacios, sino que la potencial posibilidad de una inundación equivale a que los establecidos podrán refugiarse en la montaña –como ya ocurrió- en cambio los outsiders deberán correr y abandonar sus instalaciones (Chiste popular escuchado en diversas oportunidades, registrado en el trabajo de campo de 2 de agosto de 2005).
• La búsqueda de elementos diferenciadores con respecto a los outsiders (militares y otros-as profesionales), generó procesos como la búsqueda de elementos distintivos de los “afuerinos” y de vecinos de otras localidades.
La fiesta de la esquila
El más importante de todos los procesos vinculado al hecho de buscar una identificación en algún símbolo representativo de la localidad está dado la institucionalización de la Fiesta de la esquila. La llegada de los outsiders coincidió con la revalorización de prácticas nacionales que habían sido fomentadas desde las instituciones estatales, como la escuela y el gobierno local. La recuperación del folklore y otras prácticas locales que fueron sometidas a un proceso de simbolización como la esquila, fue la forma en que los establecidos eligieron para presentarse ante los “afuerinos” y vecinos connacionales y extranjeros.
Desde 1978 se comenzó a desarrollar un festival con desfile de gauchos y chinas, elección de la reina, presentación de números artísticos y por supuesto la competencia y demostración del “arte” de la esquila. En 1985 la fiesta fue reconocida a nivel nacional (Diario Crónica 18 de noviembre de 1986). Los fundadores de la fiesta sostienen que este evento reivindica la identidad chubutense además de representar una forma de sentirse riomayense.
El Sr. Miguel Uribe quien fuera el primer Presidente de la Fiesta de la esquila, señalaba hacia 1986 que la fiesta lograba concretarse por el esfuerzo de “...la comunidad que en su identidad chubutense ha mostrado siempre esta honorable forma de sentirse riomayense” (Diario Crónica, 18 de noviembre de 1986). Entonces la fiesta de la esquila también representa la encarnación de las identificaciones chubutense-riomayense, que reproduce a escala provincial y local la manera de ser argentino en la frontera.
En las primeras realizaciones de la Fiesta siempre se hacía coincidir el inicio de los festejos con el día de la Tradición: el 10 de noviembre. Sin embargo, por el atractivo turístico que genera la fiesta se mudó al mes de enero la fecha de realización. En este sentido, se puede decir que la Fiesta de la esquila le permitió a los riomayenses realizar una celebración en honor a la actividad económica central de la localidad. Río Mayo ocupó/a un lugar destacado a nivel provincial como primer productor ovino (MARQUES, 2003: 35). Pasado el “auge lanar” de mediados de siglo XX, los productores comenzaron la valorización del recurso ovino, pero orientando la actividad a nuevos bienes económicos.
La instalación del monumento en honor a la lana esquilada es un ejemplo de esta manera de generar identificación con la actividad ganadera. En el centro de la plaza del pueblo se erigió un monumento de color blanco representado por dos manos que sostienen un vellón de lana de oveja (Foto publicada en Revista “Río Mayo XXI Festival Nacional de la Esquila”).
Fuente 1
Fuente 2
Fuente 3
Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70
Brígida Baeza (U.N.P.S.J.B./Becaria posdoctoral CONICET)
En el presente artículo veremos de qué modo el Estado argentino fue consolidando su presencia militar en la frontera con Chile. Sobre todo, a partir de la inminencia de una guerra con Chile en 1978. Para poder explicar de qué modo el proceso de militarización de la zona de Río Mayo culmina con la instalación del Ejército argentino, debemos rememorar los asentamientos de otras fuerzas de seguridad y de las políticas estatales especiales para zonas de frontera.
Los habitantes de la frontera, nacionalización y seguridad.
Además de las incursiones de la denominada “Policía fronteriza”, la instalación de Gendarmería Nacional en 1948 dieron muestras del interés que despertaba la frontera con Chile en el área de Río Mayo. El Estado nacional en la década del ´40 comenzó a delinear una serie de políticas legislativas orientadas al control de los habitantes fronterizos. En este sentido la Ley 15.385/1944 que delimitó la “Zona de Seguridad de Fronteras”, creó una serie de medidas de control y regulación fronterizos, tal como la inhibición al acceso a la propiedad inmobiliaria a las personas provenientes de países limítrofes. Hecho que durante la última dictadura argentina fue recuperado y ampliado a privación de adquirir propiedades por parte de personas originarias de países limítrofes, con la Ley 21.900/78.
Paralelamente desde la década del ´60 la Patagonia fue catapultada como la región que mayor cantidad de proyectos de desarrollo regional destinó el gobierno argentino, arraigándose una representación de Patagonia como espacio de gran potencia La imagen de supuesta maleabilidad (HEALEY, 2003: 193) de la región patagónica fue fortaleciendo su representación como área desguarnecida de protección estatal, por lo tanto los espacios fronterizos fueron protegidos con políticas especiales, tal como fue la creación de las Áreas de frontera. En el año 1972 Río Mayo fue localidad designada como cabecera de la nueva organización institucional.
En el caso de Río Mayo, por el hecho de pertenecer a la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia (1944-1955), quedó incluida dentro de una “Zona de Seguridad”. Esto se tradujo en una serie de medidas orientadas a generar en los habitantes de la frontera un sentimiento de “espíritu” patriótico. Pero básicamente, la militarización fue el camino elegido para infundir patriotismo en la frontera con Chile.
Ya la Gendarmería Nacional había asumido hacia mediados de siglo XX una tarea nacionalizadora, mediante la regularización de la documentación de quienes vivían en Río Mayo y las zonas aledañas. El testimonio de Elida nos permite ver la situación de muchos de los habitantes de la frontera, que podían indistintamente “ser argentinos o chilenos” de acuerdo a las circunstancias:
“Si... se hacía porque donde mas cerca iban a registrar a los chicos, ...no había problemas porque... mis padres vivían ahí en las poblaciones, lo que es Ricardo Rojas, no sé, Chalías que le llamaban... ahí nacimos nosotros, tres hermanos nacimos ahí, uno lo registraron en Ensanche Sarmiento, porque falleció una hermana enferma que vino del norte, así que ese lo registraron en Ensanche Sarmiento, y bueno, ese porque fue a dar cuenta el papá de la muerte de la hija y aprovecho... registro el chico cuando tenía tres meses ya, y ese es argentino, después nosotros, los más chicos, registrados en Chile, y a nosotros por mellizos, yo y un hermano, ni mellizos éramos, él era mayor... cuando yo saqué la, la libreta de radicación... y como yo aparecía con el documento chileno nada más, la... la partida de nacimiento, así que era chilena y tenía que, que hacer los documentos, él no quería (el esposo), porque decía que para qué las mujeres querían documentos pa´estar en la olla y vino un día un Sargento de Gendarmería y le dijo “no don Pedro, usted está equivocado, la señora tiene que sacar documentos, no es por... que pa´estar en las ollas, ella tiene que viajar o pasa cualquier cosa, ella tiene que tener...”. Así que, fui a Perito Moreno a sacar... fui a gendarmería ahí mismo... después fui a ficharme acá a gendarmería y en quince días ya estaba mi... mi partida, no tardó nada en venir, y a otros les tardó un año, a lo mejor más.” (Entrevista realizada por Carolina Seguel, 2005).
De manera indistinta –tal como indica la cita arriba señalada- los integrantes de una misma familia podían ser inscriptos tardíamente y en uno u otro lado de la frontera, de acuerdo a los desplazamientos del grupo familiar. La Gendarmería argentina asumió la tarea de registro de los habitantes de la frontera supuestamente argentinos, aunque podemos imaginar que Élida –quien brinda su testimonio- debió optar entre una y otra adscripción estatal, pero provenía de una familia indígena del área de El Chalía (hoy considerada oficialmente como la última comunidad tehuelche). Para Elida siempre ha tenido mayor estatus ser registrado como argentino y no como chileno –sobre todo a partir del conflicto con Chile de 1978- , situación que atribuye al hecho de ser tildado como chilote, como muchas veces le sucede y a lo cual responde con indiferencia por no considerarse como tal.
La Gendarmería Nacional ponía “orden” en el caos fronterizo, sumado a que el despoblamiento de Patagonia siempre fue uno de los problemas acuciantes para el nacionalismo argentino, debían “ganarse” pobladores para la nación argentina. Sin embargo, luego de “sumarlos” había que realmente integrarlos a la nación argentina, por lo tanto había que educarlos/as. Los gendarmes actuaban como productores identitarios, que por su “mix” de militar-policía tenía cierta ascendencia sobre los pobladores de la frontera, ellos mismos se autodefinen como: “...un genuino producto castrense, obra de una bien pensada simbiosis del perfil militar y del policial, capacitado para ejercitar su doctrina modelada en el imperio de la ley y del orden, en un marco de acción civilizadora y colonizadora sobre apartadas y desoladas superficies del territorio argentino fronterizo” (GARAY, 1995:79).
El hecho de ser multifacéticos otorgaba a los gendarmes, el derecho a educar y civilizar a los habitantes fronterizos. Así podían actuar como maestros rurales o profesores de enseñanza media indistintamente.
Fotografía: Gendarmes trabajando en la reconstrucción del Puente Bestil, Río Mayo, 1966 Fuente: Publicación Río Mayo 70 aniversario. 1935-2005. Municipalidad de Río Mayo. Gobierno de la Provincia de Chubut. Santa Fe. 2005. Pág. 61.
Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70 - principios de los ´80
En el presente artículo nos abocaremos a explicar algunos de los factores que intervinieron en la consolidación del proceso de militarización de la zona de Río Mayo a fines de la década de 1970. Transformación que culmina con la instalación del Ejército argentino.
Los argentinos riomayenses en la última dictadura militar
En el caso de Río Mayo, se dio un proceso caracterizado por su complejidad. En la Primera Parte de la entrega de este tema, vimos de qué modo los agentes estatales vinculados a las fuerzas militares fueron ocupando lugares claves en la sociedad riomayense. En el caso de los gendarmes, podían actuar como maestros rurales o profesores de enseñanza media indistintamente. En este caso la asociación entre educación y militarismo es estrecha. La escuela “Gregorio Mayo”, surgió como instituto de enseñanza privada a cargo de Gendarmería Nacional. Institución a la cual apadrinó, tal como figura en el “Libro Histórico” de la escuela.
En el discurso fundacional se rescataba el rol de las instituciones familiares, militares y policiales como educadoras de los habitantes fronterizos:
“...orientador de este magno proceso, las Fuerzas Armadas se ocuparon de expandir la educación y la cultura, a los pueblos de la Nueva Entidad Nacional, conscientes de que solamente eliminando la ignorancia y la incultura, se pueden lograr pueblos libres y soberanos. Continuando con esta sagrada misión, Gendarmería Nacional en su ámbito geográfico y jurisdiccional... aportando constantemente su apoyo a los establecimientos de enseñanza, contribuyendo con medios materiales y con la acción abnegada y desinteresada de sus hombres, actuando como maestros y profesores, en los más apartados rincones de la frontera patria. Ellos están ahí, donde otros no están... Con la fe puesta en Dios, el corazón en la Patria y el sentimiento en la familia, de hoy en más el Escuadrón 38 de Gendarmería Nacional y la Escuela Provincial Secundaria Nº 6, constituirán un solo cuerpo social y cultural orientados a la formación integral de la juventud de Río Mayo, reserva moral de la Patria” (Libro Histórico de la Escuela Secundaria “Gregorio Mayo”: 70-71).
En consonancia con las imágenes propias de la última dictadura argentina (O´DONNEL, 1986: 199-235), en la inauguración se utilizaron la invocación religiosa y patriótica. Sumadas a la utilización de metáforas organicistas y del papel de la familia como “célula” primaria, otorgaron al acto fundacional de la escuela un hálito autoritario propio de la época. Fundar una escuela secundaria en ese contexto tenía como objetivo otorgarle a la juventud riomayense un rol distinto al que se encontraba asumiendo de lucha y militancia en los centros urbanos del país. La Rectora del establecimiento habló a los alumnos en los siguientes términos:
“El país también quiere confiar en la juventud. La patria es una maravillosa realidad que algunos, olvidados de la rica tradición argentina y confundidos por cantos de sirena, pretenden destruir de mil modos, con acciones deleznables y con propagandas funestas. Afrontar con energía al enemigo de la grandeza nacional. Ustedes sigan fieles al mensaje recibido en las aulas. Acérquense a la historia. Indaguen la biografía de los hijos beneméritos de la República. Amen las líneas directrices del pasado, para levantar en el presente la gloria del futuro, entrevista por los padres ilustres. Tenemos confianza en ustedes. Los conocemos a través de los años estudiantiles. Hemos recibido confidencias de ustedes y los sabemos limpios de corazón. Pedimos a Dios que se no se aparten del recto camino, que no los venza el egoísmo ni la mezquindad se apoderen de sus espíritus...” (Idem: 83).
Los jóvenes riomayenses debían propagar el amor a la patria y tradiciones argentinas, así como asumir la tarea renovadora de credibilidad en la juventud, sin dejarse tentar por “cantos de sirenas” que proyectasen otro tipo de futuro. En los años de la última dictadura argentina, la escuela se abocó a la formación y difusión en la comunidad de las tradiciones folklóricas, estrategia y geopolítica (Idem: 99).
El “cerco de salubridad” para los riomayenses se completaba con la instalación de medios de comunicación como la televisión y radio nacionales que permitieron la difusión de las representaciones nacionales en la frontera. Mediante la propagación de “Imágenes y sonido argentino se escucharán a partir de ahora y para siempre” (Diario Crónica, 1979). Estas políticas comunicacionales tenían como objeto terminar con décadas de escasa competencia con las radios chilenas, que monopolizaban la audiencia de los habitantes fronterizos. Era una forma de acercar el centro a la periferia de la nación, de integrarlos al resto del territorio.
En este mismo sentido, los programas de “Argentinos marchemos hacia la frontera” que consistían en que grupos de jóvenes residían temporalmente en distintos espacios fronterizos del país, desarrollando actividades y trabajos comunitarios, tenían como objeto experimentar la frontera al mismo nivel que los riomayenses (Diario Crónica, 1981). Nuevamente la Gendarmería Nacional era la encargada de articular y solventar económicamente estos programas.
El comandante Ayerra decía: “Custodiar la frontera no es cosa de niños...ni mucho menos”, de este modo el cuidado de la frontera adquiría un cariz especial. Pero también para los militares que se encontraban gobernando Chubut en la época dictatorial, la frontera estaba puesta en la agenda gubernamental de manera tal que se destinaban atenciones especiales como la mejora de los edificios de control fronterizo o las políticas de viviendas y mejoras de las obras públicas en las localidades fronterizas.
La pretorización (ROUQUIÉ, 1982) del Estado argentino a partir del golpe de 1955 significó la agudización de la idea de Hipótesis de conflicto con Chile. Paralelamente se incrementaba la imagen de los militares como “reserva moral” de la nación (BADARO, 2006: 23). Lo cual justificaba la expansión de la militarización en Patagonia dado que no sólo protegerían a sus habitantes de la “amenaza externa”, sino también difundirían los valores cristianos y de argentinidad.
Particularmente la región patagónica pasó a significar un espacio a ser protegido del expansionismo chileno, el cual poseía para los militares argentinos de un largo historial. Tal como es conocido, los sucesivos incidentes desarrollados en la frontera del sur tuvieron su punto culminante en el conflicto por el Canal de Beagle (1977-1978).
El mayor impacto de la avanzada estatal sobre la frontera riomayense se produjo bajo la inminencia de la guerra con Chile por el conflicto del Beagle en 1978. El despliegue de tropas militares que se produjo a fines de 1978 modificaron la cotidianeidad riomayense, las estancias ganaderas fueron tomadas por los jefes militares para concentrar a soldados y artillerías. A quienes les tocó “hospedar” las tropas militares recuerdan negativamente aquellos momentos, dado que los militares produjeron pérdidas que nunca fueron reparadas. Pero los establecidos/pioneros indicaron sentirse dolidos porque debían ser condescendientes ante prácticas autoritarias. Una de las entrevistadas relató que la Estancia de sus padres fue ocupada por tropas del Ejército y que cada vez que debían ingresar o salir del lugar debían identificarse.
El administrador de una Estancia, ubicada a 10 kilómetros del límite fronterizo con Chile, recuerda la época del conflicto por el Beagle como un período de tensión permanente. Ni bien ingresaron las tropas del Regimiento VIII de Comodoro Rivadavia comenzó la persecución a los trabajadores chilenos.
Aunque Río Mayo era elegido como lugar de práctica militar desde décadas anteriores, 1978 significó un profundo cambio en la vida de los riomayenses. La instalación definitiva del Ejército se produjo a partir del año 1982 cuando se realizó el traslado del Regimiento 37 de Comodoro Rivadavia. Por reestructuraciones internas del Ejército se fusionaron la Compañía de Ingenieros IX y la Compañía de Ingenieros Mecanizada 11 y dieron origen al actual Batallón de Ingenieros IX en 1993.
Fotografía: Inauguración Repetidora de Televisión, Río Mayo, Circa 1979. Fuente: Publicación Río Mayo 70 aniversario. 1935-2005. Municipalidad de Río Mayo. Gobierno de la Provincia de Chubut. Santa Fe. 2005. Pág. 80.
Los riomayenses y las identificaciones locales
En este artículo buscamos explicar las características del proceso de revalorización de los bienes culturales que simbolizan la pertenencia y vinculación de los riomayenses con su localidad.
En la nota titulada “Áreas de frontera e hipótesis de conflicto hacia fines de la década del ´70 - principios de los ´80. Segunda parte” (Diario El Corredor Nº 9), vimos de qué modo se produjo la llegada del Ejército argentino a Río Mayo. Este proceso representaba la concreción de un viejo anhelo para diversos sectores de la sociedad civil y política argentina. Para los militares: “...las fronteras se defienden mejor con chimeneas que con bayonetas...” (Diario Crónica, 27 de enero de 1979). Los diversos incentivos al poblamiento -como las bonificaciones salariales por habitar zonas desfavorables para los empleados públicos- de Patagonia formaban parte de las políticas elaboradas desde el centro de la nación, que en ocasiones entraban en contradicción con las experiencias vividas por los habitantes de la frontera.
La iniciativa estatal de instalar el Ejército en Río Mayo, tuvo múltiples efectos en la localidad, entre los que podemos mencionar:
• El impacto poblacional que tuvo la llegada del Ejército. Según el Intendente de la localidad de aquella época: “...en 1980 esta localidad tenía 1.700 habitantes. En este momento, supera los 3.800 habitantes contando las unidades militares destinadas en este lugar”, (Diario El Patagónico, 15 de agosto de 1982).
• Una de las formas de delimitar internamente la frontera entre establecidos (riomayenses de antigua data) y outsiders (recién llegados), quedó plasmado en la forma del trazado del pueblo en momentos en que debió asignarse el lugar para que el Ejército instalase cuarteles y viviendas. Río Mayo está enclavado en una zona pantanosa y regularmente es anegada por las aguas del río que divide en dos partes a la comunidad. En la zona alta, cercana a la montaña residen los establecidos, y en la parte baja los outsiders, ambas divididas por el río Mayo y unidas por medio de un puente. Esta división no trata sólo de delimitar espacios, sino que la potencial posibilidad de una inundación equivale a que los establecidos podrán refugiarse en la montaña –como ya ocurrió- en cambio los outsiders deberán correr y abandonar sus instalaciones (Chiste popular escuchado en diversas oportunidades, registrado en el trabajo de campo de 2 de agosto de 2005).
• La búsqueda de elementos diferenciadores con respecto a los outsiders (militares y otros-as profesionales), generó procesos como la búsqueda de elementos distintivos de los “afuerinos” y de vecinos de otras localidades.
La fiesta de la esquila
El más importante de todos los procesos vinculado al hecho de buscar una identificación en algún símbolo representativo de la localidad está dado la institucionalización de la Fiesta de la esquila. La llegada de los outsiders coincidió con la revalorización de prácticas nacionales que habían sido fomentadas desde las instituciones estatales, como la escuela y el gobierno local. La recuperación del folklore y otras prácticas locales que fueron sometidas a un proceso de simbolización como la esquila, fue la forma en que los establecidos eligieron para presentarse ante los “afuerinos” y vecinos connacionales y extranjeros.
Desde 1978 se comenzó a desarrollar un festival con desfile de gauchos y chinas, elección de la reina, presentación de números artísticos y por supuesto la competencia y demostración del “arte” de la esquila. En 1985 la fiesta fue reconocida a nivel nacional (Diario Crónica 18 de noviembre de 1986). Los fundadores de la fiesta sostienen que este evento reivindica la identidad chubutense además de representar una forma de sentirse riomayense.
El Sr. Miguel Uribe quien fuera el primer Presidente de la Fiesta de la esquila, señalaba hacia 1986 que la fiesta lograba concretarse por el esfuerzo de “...la comunidad que en su identidad chubutense ha mostrado siempre esta honorable forma de sentirse riomayense” (Diario Crónica, 18 de noviembre de 1986). Entonces la fiesta de la esquila también representa la encarnación de las identificaciones chubutense-riomayense, que reproduce a escala provincial y local la manera de ser argentino en la frontera.
En las primeras realizaciones de la Fiesta siempre se hacía coincidir el inicio de los festejos con el día de la Tradición: el 10 de noviembre. Sin embargo, por el atractivo turístico que genera la fiesta se mudó al mes de enero la fecha de realización. En este sentido, se puede decir que la Fiesta de la esquila le permitió a los riomayenses realizar una celebración en honor a la actividad económica central de la localidad. Río Mayo ocupó/a un lugar destacado a nivel provincial como primer productor ovino (MARQUES, 2003: 35). Pasado el “auge lanar” de mediados de siglo XX, los productores comenzaron la valorización del recurso ovino, pero orientando la actividad a nuevos bienes económicos.
La instalación del monumento en honor a la lana esquilada es un ejemplo de esta manera de generar identificación con la actividad ganadera. En el centro de la plaza del pueblo se erigió un monumento de color blanco representado por dos manos que sostienen un vellón de lana de oveja (Foto publicada en Revista “Río Mayo XXI Festival Nacional de la Esquila”).
Fuente 1
Fuente 2
Fuente 3
lunes, 7 de enero de 2013
Ejército Argentino: Los inicios de la mecanización (2/2)
Hace más de medio siglo
Personal de las reservas
Recuerdos del inicio de la mecanización
Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila. (Jefe de la 2da. Sección de la Compañía de Tanques Medianos “Nahuel DL 43 – Escuela de Tropas Mecanizadas – Año 1947)
Escuela de Tropas Mecanizadas
Puede afirmarse, sin ninguna duda, que el merito de la incorporación al Ejercito Argentino de la mecanización debe ser asignado a la Escuela de Tropas Mecanizadas, creada en el año 1943, cuyo primer Director fue el Teniente Coronel Martín Lucas Erdozain, el Jefe de Tropas fue el Mayor Héctor María Torres Quierel, (C) (El único oficial que había realizado un curso en The Armored School), el Jefe deL Batallón Motorizado el Mayor José Segundo Mauricio Salinas; (I), el Jefe de Estudios, el Mayor Aquiles Lorenzo Moschini (Com) y el Jefe de la División Técnica el Mayor Lorenzo Teodoro Toselli (Com)
El 8 de enero de 1944 (BMR 2094) pasaron a revistar en la Escuela los Capitanes Carlos Federico Wartjes (C), Eduardo Ziegler (I), Ernesto Víctor Cordes (I), los Tenientes Primeros Guillermo Agustín Diehel (I), Francisco José Fernández (I), Carlos Enrique Warnohltz (C.), Carlos Alberto Muzio (I), Roberto José Agostini (A), José Luis D` Andrea Mohr (I), Jorge K. Milberg (C), Tenientes Ángel Méndez (I), Juan María Cardona (A), Juan B. Ugarte (Ing), Rafael Galíndez Fracasi (I), Heimdell R. Crespo (I), Abraham Salomón (I), Subteniente José Rosas Márquez (I), Este es el núcleo inicial que llega a una escuela cuyos cuarteles están en construcción y su futuro no ha sido definido totalmente.
Como un detalla sumamente interesante es de recordar, por ejemplo, que el Escuadrón Tanques Livianos en 1944 estaba integrado por:
Jefe: Capitán Carlos E. Warnholtz (C.)
Oficiales: Teniente Primero Carlos A. Rutchi. (C )
Subteniente de Reserva: Donald Mclead (C )
Subteniente de Reserva Francisco Ponzio ( C)
Se usa la definición de esta subunidad como escuadrón” pese a que en algunos documentos aparece como “compañía” pues los integrantes de la misma así la llamaron siempre y mientras existió en la Escuela fue integrada por oficiales de Caballería. Se recuerda, así mismo que antes lo había sido de Infantería.
Debe colocarse énfasis especial en el periodo entre 1946 y 1949, en el que se despeño mayoritariamente el coronel José María Epifanio Sosa Molina. Si bien el tiempo inicial fundacional fue importante y el posterior hasta su disolución y transformación en Escuela Blindada destacado, lo que se hizo, realizo y concreto en el periodo señalado por su amplitud y trascendencia es inigualable.
El Director de la Escuela en el periodo específico citado (1946/1949) contó con un conjunto de oficiales que se desempeñaban en los cargos que lo secundaban que cada uno tenía un valor especial y una perfecta adaptación a la función que les correspondía.
El Subdirector Teniente Coronel Aquiles Moschini tenia bajo su dependencia directa las fracciones que estaban creando la especialidad, como era la Sección Reglamentos y la Compañía de Conductores Motoristas. En la primera actuaban oficiales de la talla del Mayor Enrique Oyharzbal Castro, Capitán Manuel Iricibar, Capitán Heriberto Kurt Brenner y Teniente Primero Orencio Cesar Anaya. Cada uno en forma individual o en equipo estaba asistido por un grupo de traductores que volcaban al castellano los reglamentos preferentemente los del Ejercito Norteamericano. Estos reglamentos eran proporcionados junto con una gran cantidad de revistas de la especialidad, por la Misión Militar Norteamericana cuyo jefe era el Coronel Louis Hightower acompañado por el Teniente Coronel Richard Grondona. Es interesante destacar el trabajo conjunto del equipo argentino/norteamericano con un apoyo mutuo constante y una permanente consulta al personal estadounidense que como tenia experiencia de guerra por haber participado en la II Guerra Mundial permitía señalar algunos aspectos y temas que si bien aparecían en los reglamentos la practica en el combate los había modificado. La segunda, a cargo del Teniente Primero José María Canepa se daba instrucción teórica y practica a los aspirantes a suboficial conductor motorista con los diferentes vehículos de dotación en la Escuela. La Compañía provenía de la Escuela de Motoristas, creada en el año 1937, en 1953 fue trasladada a la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”.Dado que la mayoría de los oficiales no poseían conocimientos de manejo de automotores, era frecuente la participación de ellos en los cursos para la obtención del “carnet” de conducción de vehículos.
El Teniente Coronel José Mauricio Segundo Salinas se desempeñaba como Jefe de Tropas y por lo tanto dependían de el las diferentes unidades y subunidades que integraban la Escuela. Inicialmente se contaba con un Batallón de Infantería, una Batería de Artillería, un Escuadrón de Tanques Livianos (con una sección de Autos Blindados), una Compañía de Ingenieros y una Sección de Comunicaciones. Cada unidad y subunidad estaba integrada por personal del arma que le correspondía destacándose, como ya se señalo antes, que el Escuadrón de Tanques Livianos era de Caballería y, como un detalle llamativo, en las organizaciones esta subunidad figura como “compañía” pero siempre fue llamada “escuadrón”.
El material de dotación eran vehículos “civiles” adaptados y, en el caso de la Batería de Artillería, cañones con rodamiento neumático. La instrucción era la que convencionalmente correspondía a cada arma agregándose los temas específicos vinculados con la motorización. Es interesante el cambio que se produce a partir del año 1948 cuando el material motorizado es reemplazado por los blindados y se crea la Agrupación Blindada Escuela al mando del Teniente Coronel Enrique Oyharzabal Castro asistido por una Plana Mayor al mando del Teniente Primero José Javier de la Cuesta Ávila. Se disuelve el Escuadrón de Tanques Livianos que da lugar a dos Compañías de Tanques Medianos, la Batería Motorizada entrega su material y se transforma en Grupo de Artillarían Blindada con su Plana Mayor y dos Baterías Autopropulsadas, se cambian los vehículos motorizados de la Compañía de Ingenieros por vehículos blindados y la Sección Comunicaciones se transforma en Compañía con material blindado. En este conjunto de personal se recuerdan, por ejemplo algunos dentro del arma de cada arma a: (listado incompleto):
Infantería al Mayor F. Araoz de Lamadrid, Capitán J. Casado y S. Ascarreta, Teniente Primero Juan Rosas Marques, Jorge Arturo Crespo, Antonio Herrera, Juan Carlos Estera, Antonio Crocchi Sapin, Daniel Recabarren, Domingo Amado, Héctor Pedro Nan, José Canepa Tenientes Humberto Pedemonte, Emilio Terán, Carlos Coitaux, Domingo Amado, Américo Flaiban, Carlos Pérez Aquino y Benjamin Pérez Aquino y otros.
Caballería al Mayor Ricardo Schaiffi, Capitán Enrique Warholtz, Teniente Primero Julio Hang, Manuel Ceretti , Antonio Astorga, Manuel Carmen Soria, Tenientes Juan José Montiel Forzano, Estanislao López, Roberto García Sarmiento, Ernesto Bogsignore ,Carlos Augusto Landaburu, Eugenio Breard, Jorge Covacivich y Subteniente Hugo Miori Pereyra y José Humberto Sosa Molina, Alfredo Olguín y otros.
Artillería al Capitán Mario Mazza. Teniente Primero Rafael López Cirio, Dagoberto Viola Teniente Roberto Tiscornia, Ernesto Bonta, Jorge San Pedro, Horacio Sidders , Luis Miro, Raúl Rodríguez, José Javier de la Cuesta Ávila, Guillermo García Fiorito, Eduardo Crespi y otros.
Ingenieros: al Teniente Primero Roberto Terrado y Carlos Baca y Teniente Raúl Chichizola y otros.
Comunicaciones al Teniente Primero Herberto Robinson y Teniente Ricardo Albariño, Julio Cesar Abramoff, Federico Amaya y otros.
No debe olvidarse que en los años 1943 a 1947 la Escuela contaba con varias decenas de personal de Oficiales y suboficiales de la Reserva incorporados que completaban las dotaciones de cuadros de sus unidades. Paradójicamente, este personal tenía en realidad mas conocimientos sobre automotores que el personal del cuadro permanente por su origen en el medio civil y la selección realizada antes de su destino, por ello, mas adelante, se le dedica unos párrafos en especial.
Todo este personal de oficiales durante el año 1948 se transforma en instructores de los que se convocaban para los cursos dentro de cada arma y, prácticamente, la Jefatura de Tropas se transforma en Jefatura de Cursos...Se calcula que por lo menos 200 oficiales y 600 suboficiales asistieron a los cursos provenientes preferentemente del Cuerpo Mecanizado. Para tener idea del tamaño de esta actividad, se señalan temas de detalle como el “desborde” del Casino de Oficiales que duplico la demanda de alojamiento sin contar con las instalaciones necesarias y el servicio de tres turnos de almuerzo en el mismo. Entre los cursantes asistieron oficiales de Infantería de Marina de la Armada y la Gendarmería Nacional donde se estaba en este mismo tiempo motorizando sus unidades, entre ellos el Teniente de Corbeta Raúl Fraiz Castilla.
El Teniente Coronel Lorenzo Toselli desempeño la Subdirección Técnica de la que dependían los talleres y grupos de mecánicos especializados y los diversos servicios de guarnición del cuartel. La figura del Tcnl. Toselli merece una aclaración especial ya que el mismo contrastaba con la rigidez del Jefe de Tropas Tcnl. Salinas, lo que lo hacia el “consejero” y “componedor” de los “desastres”, generalmente técnicos, en los que se incurría en los ejercicios y practicas, en especial de “carreteo” (conducción) en la amplia pista que rodeaba a los edificios de la Escuela.
La Escuela ocupo los cuarteles recientemente construidos en la zona de Villa Martelli con un acceso directo a la Avenida de Circunvalación General Paz, contaba con una adecuada “pista de conducción” y estaba rodeada de amplios lotes de terreno que, a fines del año 1947 y mitad del 1948, se cubrieron con los vehículos adquiridos en Europa. Los edificios del cuartel “eran” de tipo transitorio pero de tal calidad que muchos años después siguen siendo utilizados.
Compañía de Tanques Medianos
Debido a que la Compañía de Tanques Medianos equipadas con los Tanques Nahuel DL 43 es la primera fracción orgánica de blindados, se trata su tema en forma especifica. La misma fue creada en el año 1947 con dependencia “directa” del Director de la Escuela de Tropas Mecanizadas y con la responsabilidad de desarrollar las bases de preparación e instrucción de tanques medianos.
La idea inicial era que esta subunidad independiente constituirá la base para la creación de una nueva arma dentro del Ejercito y que con ella se iniciaba un proceso similar al cumplido un tiempo atrás en relación a la aviación. Esta idea motivo que en la elección del personal de oficiales y suboficiales se pusiera atención en sus diferentes armas de origen, la existencia de algún antecedente de servicio en unidades motorizadas y una esperada aptitud para la actividad. Para esta selección se tomo como un antecedente básico que el personal destinado proviniera de la Escuela de Armas que le correspondía y que fueran los oficiales de las distintas graduaciones de oficial subalterno. Un tema especial fue la consideración del Jefe de la subunidad que se esperaba tuviera alguna experiencia real en el tema de automotores, su mecánica y funcionamiento, etc.
En base a esas premisas se designo como:
Jefe de la Compañía de Tanques Medianos: al Capitán Julio Cesar Cáceres del arma de Infantería que había sido suboficial mecánico de automotores egresado de la Escuela de Mecánica del Ejercito Fray Luis Beltrán.
Oficiales: Teniente Primero Héctor Pedro Nan (Infantería), Teniente José Javier de la Cuesta Ávila (Artillería) y Subteniente José Humberto Sosa Molina (Caballería).
Suboficiales del arma de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros y Comunicaciones.: Sargento Ayudante Manuel Álvarez, (Ingenieros) Sargento Julio Morente,(Infantería) Cabo 1ro. Roque Carranza,(Artillería) Alcides Carballo (Artillería), Edén Suárez (Infantería) , Víctor Córdoba (Infantería) y otros.
Suboficiales conductores motoristas. Sargento 1ro. Emilio Infante, Cabo Anselmo Rickert, Carmelo Bosco, Antonio Chiple, José Sequeiros, Arnaldo Guarino y otros.
Suboficiales mecánicos de automotor y de comunicaciones. Sgto. Destito y Echicaguala (personal civil del Arsenal Esteban de Luca a los que se les incorporo como suboficiales mecánicos).
A este conjunto de personal de la Compañía de Tanques Medianos debe adicionarse los integrantes del Escuadrón de Tanques Livianos con los que se compartía el tinglado de vehículos, cuyos oficiales eran: Jefe Teniente 1ro, Manuel Carmen Soria y sus oficiales el Teniente Eugenio Breard y el Subteniente Hugo Miori Pereyra, todos del arma de Caballería, dado que, si bien no oficialmente, participaban de la instrucción y experiencias con los Nahuel, compartían todos sus momentos.
Es también de recordar que por Boletín Militar Publico Nro 1806 y en cumplimiento de lo prescripto en el Nro 1028 que creo el “distintivo de tanquistas” fue recibido por el personal de Dirección de la Escuela y los integrantes de la Compañía de Taques Medianos y el Escuadrón de Taques Livianos, Por Boletín Militar Publico Nro 1807 se entrego el único distintivo “dorado” “honoris causa” al Comandante del Cuerpo Mecanizado del Ejercito de Brasil General de Brigada Manuel de Azambujas y Brillantes. Este distintivo fue luego reemplazado por uno menor en tamaño que actualmente identifica al personal que cumple servicios en las unidades blindadas.
The Armored School
La Escuela de Blindados (The Armored School) se encuentra en la localidad de Fort Knox cercana a la ciudad de Louisville en el Estado de Kentucky de los Estados Unidos de America. Fort Konx es uno de los fuertes tradicionales, cuartel de la Davison 1 de Caballería y de la Escuela Blindada, donde se guarda la tradición del arma de Caballería y sus glorias en las guerras mundiales y las internas para la evolución del país.
En esta escuela se formaron aceleradamente los cuadros de las unidades de tanques que constituyeron al Ejército Expedicionario que marcho a Europa en el año 1943 cuando los Estados Unidos de America se une a los Aliados. La presencia de nuevos materiales y nuevas tácticas eran una realidad a tener en cuenta. En sus actividades, primero había reentrenado a las dotaciones del Ejército regular y luego a los miles de reservistas que se incorporaban a las nuevas unidades. La organización de los cursos para el personal de oficiales y suboficiales y su realización demando un verdadero esfuerzo ya que ellos debían ser breves pero lo suficientemente profundos como para contar con personal apto para el combate.
Los avances, estudios y experiencias en la Escuela Blindada llegaban a Argentina en los comentarios de la “Military Review” y el personal que se encontraba en la Escuela de Tropas Mecanizadas asociaba la capacitación en la nueva especialidad con los aportes que se hacia desde ella. En realidad, las relaciones negativas con los Estados Unidos de America durante la guerra, hacían poco probable que se lograra algún contacto. Al terminar la guerra en el año 1945, se había cambiado de posición y declarado la guerra a las naciones del Eje, sin embargo las relaciones diplomáticas y comerciales estaban “enfriadas”.
En una reunión de los Comandantes y Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos de todo el continente americano producida en el año 1947 se produjo un contacto “personal” entre el Jefe de Estado Mayor norteamericano General Dewit Eisenhower y el Comandante en Jefe argentino General Carlos Von Der Becke, en el ambos “militares” se “entendieron” como soldados y se logro lo que parecía ser algo imposible hasta ese momento, la apertura de los norteamericanos para autorizar que personal argentino realizara cursos en sus escuelas. En el año 1948 se enviaron comisiones a todas las escuelas de armas y, dentro de ellas, a la Escuela Blindada en Fort Konx.
“The Armored School” contaba con dos cursos específicos que interesaba al Ejército Argentino: el de conducción y el de mantenimiento. El de conducción estaba referido a los aspectos de táctica y combate de blindados con énfasis en la utilización de tanques. El de mantenimiento se refería no tan solo la temática directa con los vehículos sino el sistema general de su cuidado y conservación, como así también las reparaciones básicas y la manera de operar en sus escalones superiores y el abastecimiento de combustibles y repuestos. El curso de conducción duraba cerca de un año y el de mantenimiento alrededor de seis meses.
Para el curso de conducción en el año 1948 se designo al Mayor Aníbal Peralta (C) y al Capitán Orencio Cesar Anaya (I) y para el de mantenimiento a los Tenientes Primero Daniel Recabarren (I), Antonio Astorga (C ) y José Humberto Sosa Molina (C ). Para el curso del primer semestre de 1949 se designaron a los Tenientes Primero Julio Sergio Jovanovics (C ), Ricardo Albariño (Com.), José Javier de la Cuesta Ávila (A) y Eliseo Marini (C ) y, para el segundo semestre, al Teniente Primero Estanislao López (C ).
Los cursantes compartieron sus estudios con oficiales norteamericanos y de otros países “aliados” y, complementariamente, “colaboraron” en la traducción al castellano de los manuales y documentos de uso interno en la Escuela. Todo el grupo se caracterizo por lograr los mejores promedios de calificación pese a una realidad de los pocos conocimientos directos sobre los blindados, con excepción del Teniente Primero de la Cuesta Ávila que había servido en la Compañía de Tanques Medianos el año 1947.
Al termino de los cursos y regreso al país, los que realizaron el curso de conducción fueron destinados en la Inspección de Tropas Mecanizadas y la Escuela Superior de Guerra y los de mantenimiento destinados a las diferentes unidades de la División Blindada 1 como jefes de la Sección mantenimiento de aquellas. Se destaca estos cursos ya que ellos permitieron “ajustar” los que se estaban realizando en el país con la experiencia real de los cursantes y aplicar los reglamentos de mantenimiento que se había o estaban traduciéndose con la creación de los escalones, etc. Un detalle, que parece interesante repetir es que los cursos realizados en los años 1948 y 1949 en la Escuela Blindada norteamericana se hacían bajo la mismas normas que se habían aplicado durante la guerra para formar su personal por lo que la educación y entrenamiento era directo y muy intensivo tal como lo exigía aquel momento.
Luego, los Jefes de Sección Mantenimiento en su accionar, abarcaron en su tarea no tan solo la temática de los vehículos sino la de la totalidad de los armamentos y, sin dudas, constituyen el antecedente del cuadro de oficiales actual en el Servicio de Arsenales.
Entre los recuerdos gratos de aquel tiempo surgen los contactos con el Agregado Militar a la Embajada Argentina Coronel Franklin Lucero que requería cuadros de organización de blindados, pensando que era documentación reservada, y que, en realidad, se vendían públicamente a los cursantes. Además, por su colaboración, apoyo y real amistad para con los argentinos, se tiene presente al Master Sargent “Ricardo” Madriaga y al Teniente Ysern Aponte que hablaban castellano, como a los oficiales de Turquía que, sorprendentemente, eran ejecutores magistrales de “tangos”.
División Blindada 1
La División Blindada 1 (D Bl. 1) formando parte del Cuerpo Mecanizado fué creada en el año 1948. Ella, originariamente era la División de Caballería 1 que era parte del Cuerpo de Caballería (Dc 1) que, a su vez, había sido creada en el año 1936.
La Dc 1 tenia su Comando en un petit-hotel ubicado en la calle Rodríguez Peña entre Santa Fe y Charcas en la ciudad de Buenos Aires y sus servicios, el Regimiento 2 de Caballería “Lanceros de General Paz” (C 2) ,el Regimiento 8 de Caballería “Cazadores de General Necochea” (C 8), Regimiento 10 de Caballería “ Húsares de Pueyrredón” (C 10), Grupo de Artillería a Caballo (Ac 1) en Campo de Mayo. Estaba subordinado a esta División además el Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín” en Buenos Aires. En 1943 la Divison se organizo en dos Brigadas, correspondiendo a la Brigada I el Regimiento de Ganaderos a Caballo y el Regimiento 8 de Caballería y a la Brigada II el Regimiento 2 de Caballería, el Regimiento 10 de Caballería , el Grupo de Artillería a Caballo 2 y se adicionaron el Escuadrón de Comunicaciones 1 y Escuadrón de Zapadores 1.
En el año 1948 cuando se transforma en División Blindada 1, la misma queda integrada por su Comando (en Buenos Aires) y los servicios, el Regimiento 8 de Tiradores Blindados (C 8), Regimiento 10 de Tanques (C 10), y Regimiento de Artillería Blindada 1 (A Bl. 1) en Campo de Mayo. El C 8 estaba en la parte central de Campo de Mayo en los cuarteles llamados “Alaria” y el C 10 y el A Bl. 1 aledaños a la Jefatura del Acantonamiento Campo de Mayo en los cuarteles seguramente mas viejos del lugar. Todos estos cuarteles poseían amplias caballerizas y galpones para su material pero no contaban con talleres, surtidores de combustible, etc.
El personal destinado al C 8 y C 10 eran de todas las armas, como se había concebido la Compañía de Tanques Nahuel y la Agrupación Blindada de la Escuela de Tropas Mecanizadas. La gran mayoría de los cuadros era enviado a hacer los cursos en la Escuela de Tropas Mecanizadas y durante el año 1949 se procedió a entregarle el material correspondiente que procedía de la operación compra del IAPI.
Un detalle a destacar, era la composición del Regimiento 1 de Artillería Blindada que contaba con un Grupo de Artillería Blindada (Crusaders Obús 10, 5) y un Grupo de Destructores de Tanques (Sherman Cñ Cal. 7,62) con el agregado de una Batería de Tanques que pertenecía a la División Motorizada 1.
Otro tema de interés es que en todos los regimientos se organizo la Sección Mantenimiento que fue puesta al mando de los oficiales que habían asistido al curso especifico en The Armored School.
Esta División, integrando el Cuerpo Mecanizado con la Divison Motorizada 1, desfilaron el 9 de julio de 1949 por la Avenida Alvear con un despliegue de vehículos, tanques, etc. llamativo y a fin de año en la zona de Magdalena participaron en ejercicios finales con éxito. Fue su primer comandante el General de Brigada Ernesto Cassagne y Jefe de Estado Mayor el Coronel Arias Duval., luego el General José Segundo Mauricio Salinas y su Jefe de Estadio Mayor el Coronel Carlos Vernengo. Se recuerdan al Jefe de la Divison Operaciones el Tcnl. Ibazeta y su auxiliar el capitán German Gilberto Gutiérrez destacando el encargado de la sala de situación el Suboficial Mayor Barrios que organizaba su amplia mesa de arena con los modelos de tanques en arcilla para los ejercicios.
Un tema que generalmente se olvida al tratar el desarrollo de la mecanización en sus pasos iniciales es la influencia que tuvo en el mismo el personal de cuadros de la reserva incorporados desde 1944 a 1946 a las unidades del Ejército.
La cuestión de la “movilización” para alcanzar con las unidades su organización de guerra desde el”núcleo” de tiempo de paz con el agregado del “complemento” proveniente de las reservas “instruidas” fue una cuestión que siempre estuvo presente en las actividades y previsiones militares. En lo que se refiere al grupo mas sensible, es decir los oficiales, desde la década de 1910 se desarrollo la incorporación durante un breve periodo (tres meses) de estudiantes (generalmente de nivel universitario) para realizar los cursos de AOR (Aspirantes de Oficial de la Reserva) que se cumplía en las escuelas de armas y algunas unidades que se determinaban específicamente. De esta manera el Ejército contaba con un adecuado número de personas con un buen nivel intelectual y aparentemente suficientes conocimientos para actuar como subtenientes. Este problema, es decir los “suficientes conocimientos” ocupo la atención de la conducción superior institucional y es de recordar las conferencias del Jefe de Estado Mayor General Ramón Molina sobre el tema y la propuesta de creación del “Colegio Nacional Militar” que se concretó en 1938 bajo el nombre de Liceo Militar.
En el año 1944 se produjo una masiva incorporación de “subteniente y cabos de la reserva” en la mayoría de las unidades y, entre ellas, la recién creada Escuela de Tropas mecanizadas. Se puede afirmar que la mitad del personal de cuadros en aquel momento era proveniente de la reserva. Cuando se observa la organización de la Escuela, por ejemplo el antes detallado Escuadrón de Tanques Livianos, se comprueba que en el mismo revistan dos oficiales del cuadro permanente y dos de la reserva.
Es de tener en cuenta que la mayoría del personal militar no tenía vehículos automóviles. En el caso de la Escuela de Artillería, en el año 1946, por ejemplo, el único que lo tenia era el Capitán Enrique Araneo que majaba una ”voiturette”. Si bien ello sucedía entre los oficiales, en el medio civil la presencia del automóvil era más avanzada y un buen porcentaje del personal de la reserva contaba en sus familias con este medio. Es decir, cuando ellos se incorporaron “conocían” de automóviles. Se recuerda, por ejemplo, en el Grupo de Artillería Muy Pesada, en el año 1945, a los Subtenientes de la Reserva Manuel Fernández y Juan Carlos Fraga eran los “únicos” que sabían manejar y, por ello , eran los responsables de las camiones Thornicroft de dotación de la unidad.
Cuando en el citado año 1945 se amplia la organización en cantidades que casi duplicaban las unidades anteriores, el personal de la reserva se amplio con mas incorporaciones y ya había algunos que tenían mas de un año de incorporación estando totalmente “integrados” a las rutinas de los cuarteles. Estas cantidades de personal de la reserva disminuyo a partir del año 1947 cuando egresaron del Colegio Militar de la Nación promociones como las 72 a 75 con alrededor de 200 oficiales cada una y se pudo cubrir los puestos y cargos de la organización.
La presencia del personal de la reserva, con una formación “civil” adicionada a la “militar” y vivencia ambientales diferentes a las del personal del cuadro permanente, sirvió como una suerte de “muelle de ajuste” entre la “rigidez” del pasado y las “innovaciones” de la mecanización.
Es interesante, además, recodar el “interés” que tenían aquellos jóvenes subtenientes de la reserva incorporados por la evolución de las nuevas armas en la II Guerra Mundial que era, seguramente, igual al del personal permanente , ya que estaban influenciados por las noticias, artículos y comentarios que se difundían sobre los logros y avances de los aviones y loa tanques.
Episodios
La vida de la Escuela de Tropas Mecanizadas esta llena de episodios vinculados con su actividad como es natural en un ambiente de conjuntos como son los cuarteles.
Uno de ellos se refería a los “buzos” marrones que usaban los oficiales y suboficiales ya que había algunos característicos como los de los Tenientes Primeros Julia Hang y Manuel Ceretti que eran altos y no había de su medida por lo cual se les adicionó una “franja” como complemento en la cintura. Como la franja era de un color mas claro fueron blanco de los comentarios. Otra, se refería al “buzo” del Director, el Coronel Sosa Molina, que era “muy corpulento” (gordo) y le fue hecho “especialmente”, estando colgado en el despacho de su ayudante, mereciendo el intento de prueba de todos los que pasaban por el mismo.
Otro era la falta de “comodidades” en el Casino de Oficiales que obligaba a las piezas con dos camas fueran asignadas a cuatro oficiales, con el cuidado que dos fueran casados y dos solteros. Como generalmente los casados tenían mayor graduación los solteros nunca podían dormir la siesta que era parte de las actividades “reglamentadas”.
También se recordaba que, ante el conocimiento de un cierto malestar de los oficiales del arma de Caballería, fueron convocados al despacho del Director quien les manifestó que sabia del tema y deseaba le dijeran quienes querían “volver al arma”. Se levantaron todos y la reunión término abruptamente.
En el Escuadrón de Tanques Livianos se recordaba que en las maniobras del año 1946 un grupo de tanques se encontró sorpresivamente con una patrulla de Caballería y se abrió fuego con munición de fogeo con la ametralladora a lo que el jefe de la patrulla desenfundo su pistola y vacío su cargador sobre el tanque. Cuando se sintió “picar” los proyectiles, el jefe de tanque pregunto al conductor “ si había munición de fogeo para las pistolas” y al recibir el informe que no existía, decidió “replegarse” dejando vencedores a los montados.
En la Compañía de Tanques Medianos se recordaban las dos oportunidades que la subunidad salio del cuartel. Una para el desfile del 9 de Julio de 1947 que logro desfilar airosa con todo su material en un desafío a las posibilidades de la marcha. La otra, un ejercicio en Campo de Mayo de combate y tiro, ante las más altas autoridades del Ejercito y los agregados militares extranjeros, en el cual se emplearon tantas “bombas de humo” que el “campo de combate” quedo en tinieblas, lo que permitió “arreglar” algún tanque que quedo “atascado”. También había un cúmulo de pequeños episodios como fuera el día que un tanque se subió a un “carro atmosférico”, como el que al montar en un “transportador de tanques” quedo “cruzado” sobre el mismo en riesgo de caerse o, finalmente, la ocasión en que el capitán Cáceres “descubrió que se había adicionado a los tanques un sistema de “caños de goma” que permitía “tomar mate” cebado por el ayudante conductor y disfrutado por turno por toda la tripulación.
Quizás el día mas triste para los nuevos tanquistas que tripulaban los Nahuel fue cuando las playas de la Escuela quedaron llenas de vehículos de todo tipo, en especial los tanques Sherman, lo que les hizo saber que el Nahuel había cumplido, por segunda vez su misión y que pronto terminaría su vida funcional. En los primeros meses del año 1948, el Teniente 1ro Ceretti y el Tte. Pérez Aquino, con sus tanques Sherman “arrastraron” a los “silenciosos” Nahuel con sus motores apagados a su destino final los depósitos del Comando de Arsenales.
Lo inverosímil de la mecanización, quizás se refleja en las visitas de “inspección” del Comandante de la División Blindada 1 General de Brigada Audelino Ramón Bergallo (C.) que “impecable” con sus botas y “fusta” recorría las filas de personal en buzo y birretes e “intentaba” infructuosamente entrar en las reducidas dimensiones de los vehículos enredándose en sus espuelas, con las consecuencias que es de imaginar.
En los ejercicios finales de la División Blindada 1 en la zona de Magdalena, por primera vez tiraron los cañones de los tanques. S e destaca el ejercicio realizado por el Grupo de Destructores de Tanques que innovo la forma de dirección del tiro en una mezcla entre la aplicada para la artillería de campaña y el tiro directo de tanques.
Reflexiones
La lectura de los antecedentes que preceden motivan a realizar algunas reflexiones en el presente, es decir casi tres cuartos de siglo después, al realizar una evaluación personal de aquellos sucesos contemplándolos con las condiciones actuales de comienzos del Siglo XXI.
La primera reflexión es que han pasado casi tres generaciones en la vida institucional partiendo de la base de asignar 30 años a cada una de ellas. En esos casi noventa años el mundo “cambio”, pero en el mismo se pueden determinar momentos o actividades que aceleraron ese cambio o lo activaron motivándolo. El nacimiento de los “blindados” esta inscripto en el hecho de la presencia del motor interno incorporado a la mayoría de las actividades, las consecuencia de los “esfuerzos de guerra” derivados de las dos guerras mundiales del Siglo XX y, el personal actual de las unidades mecanizadas, están ajustados a las realidades del presente y no con la total diferencia que existía en aquel pasado. Hoy manejar un automóvil es una actividad simple y común, ayer era una rareza excepcional...
La segunda reflexión, se refiera a que la sociedad (civil) vio a esos avances (avión/automóvil) inicialmente como un deporte y, después, encontró su aplicación material a las diferentes actividades. En el ambiente militar, las mismas discusiones que se conocen en los ejércitos de Europa, se repetían en nuestro medio y ello se testimonia en las conferencias y artículos, cuando no libros publicados por verdaderos pensadores militares de excepción de esa época. Las negativas experiencias de las maniobras con la utilización de los vehículos disponibles en la época fueron, sin dudas, determinantes para no aceptar el empleo
La tercera reflexión, alcanza a las dudas, algunas veces muy justificadas, particularmente de los “altos mandos”, sobre la “aplicabilidad” de ciertos avances, entre ellos la “mecanización”, lo que exalta las figuras de aquellos que tuvieron imaginación creadora y chocaron con los convencionalismos, en muchas oportunidades colocando en riesgo su propia carrera en la institución. Hablar, citar o mencionar el tema de los blindados despertaba dudas en la “superioridad” que no resultaban positivas a su desarrollo, por ello, aquellos oficiales superiores que vencieron esta restricción y permitieron en sus subalternos el avance de las inquietudes deben tener un reconocimiento particular.
La cuarta reflexión, quizás la menos importante, pero si la mas materialmente efectiva, es el espíritu y el accionar de todos aquellos que se “iniciaron” en el desarrollo de la mecanización, encarando y solucionando temas aparentemente imposibles, encontrando capacidades ocultas en problema irresolubles y venciendo a costa de riesgo personales las barreras de los convencionalismos.
La quinta y última reflexión, es sentir y saber que la suerte y el destino, bajo circunstancias no previstas y por razones jamás conocidas, hizo que los militares de aquellos hoy ya lejanos tiempos pudieran ser parte contributiva de un lanzamiento singular para el Ejército, como fue la mecanización.
Es posible que en el presente, inicios del Siglo XXI, se estén dando condiciones similares derivadas de los avances tecnológicos generales y su derivación en los armamentos y que se parezcan a lo vivido en la década del 1960 con el advenimiento de los sistemas de computación de datos SCD (hoy Informática), lo que debe alentar a sus propulsores al saber que en el pasado se ha transitado por problemas del mismo tipo que ellos encuentran y que, merced a la verdad de su calidad y efecto, fueron vencidos.
Conclusiones.
Estos recuerdos hilvanados de memoria, sin dudas, tienen vacíos de todo tipo lo que se espera abra caminos para quienes quieran completarlos, corregirlos o, simplemente, criticarlos. Como se dijo al inicio, ha pasado mas de medio siglo y la mayoría de los que participaron ya no están y solo quedan algunos escritos personales, artículos específicos y “libros históricos” redactados reglamentariamente que unidos son ingredientes a valorar.
En este periodo, sin embargo, surge claramente y con el reconocimiento en el presente, cuatro “pilares” que hacen realidad material al conjunto de personajes y hechos de aquel ya remoto y lejano tiempo y, ellos son:
.- Escuela de Tropas Mecanizadas.
.- Tanque Nahuel DL 43.
.- Operación “Chatarra”.
.- División Blindada 1.
De los cuatro pilares mencionados, el Tanque Nahuel ya encontró “su” libro escrito por el Señor Ricardo Sigal Fogliani, un escritor “civil” que siente afecto hacia los militares y sus obras, una detallada y cuidadosa recopilación que tiene el valor practico de ubicar al tanque no tan solo en su construcción (Arsenal Esteban de Luca) y su utilización (Escuela de Tropas Mecanizadas – Compañía de Tanques Medianos) sino que lo sitúa en el escenario ambiental en que ello se materializa.
Sobre la Escuela de Tropas Mecanizadas se ha escrito y ella figura como parte de historias de las armas, como natural elemento de sus transformaciones, cuenta con un muy detallado “Libro Histórico” y algunos artículos escritos para satisfacer algún tema determinado, por lo tanto, hay una deuda histórica que puede ser que en el futuro despierte inquietud y se convierta en un libro completo sobre ella. Seguramente ese libro rescatará a momentos y personas, hechos y situaciones, capacidades y posibilidades y, sobretodo, los sueños que alentaron a aquellos que sentían estaban en “algo importante” pero que no sabían en cuanto ello lo era.
La “Operación Chatarra”, para darle un nombre, una actividad “encubierta” y como tal llena de supuestos y ocultismos, casi una real “aventura” digna de ser trascendida, de la que seguramente nunca se sabrá la verdad absoluta, pero si se puede valorar su resultado. La “Operación Chatarra” permitió materializar con las armas, vehículos, tanques, etc. en forma concreta el acceso a la mecanización, en particular a los blindados, dentro del Ejército. Sin ella, seguramente, nunca se hubiera nacido del Cuerpo de Caballería el Cuerpo Mecanizado y transformado las grandes unidades como fue la División Motorizada 1 originada de la División de Infantería 1 o la División Blindada 1 de la División de Caballería 1 y, consecuentemente, sus unidades integrantes. Si se piensa que esa transformación se realizo en menos de un año y que desde un Ejercito hipomovil paralizado en el tiempo se paso a un mecanizado con los últimos armamentos recién utilizados en la guerra, se comprenderá su significado. Es posible que cuando se escriba sobre este tema, dado su carácter en aquel momento de “encubierto”, no se encontrara referencia documental, no se lograra recuerdos personales y, posiblemente, tendrá que hacerse un ejercicio de la imaginación. Cuando se escriba el libro que esta operación se merece, se habrá cerrado este ciclo de interés.
Finalmente, la División Blindada 1, la primer gran unidad orgánica blindada del Ejercito, fue la resultante de todos los esfuerzos anteriores y ,seguramente, encontrara también quien la recuerde en particular.
Estos recuerdos, por lo tanto, son una forma simple y sencilla, de rescatar mas de medio siglo después, haciendo un ejercicio de la memoria, un tiempo del que se fue participe y espectador, sin saberlo realmente, y un homenaje sincero a aquellos oficiales, suboficiales y soldados que un día ya lejano lo compartieron.
martes, 1 de enero de 2013
Ejército Argentino: Los inicios de la mecanización (1/2)
Hace más de medio siglo
Recuerdos
del inicio de la mecanización
Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila. (Jefe de la
2da. Sección de la Compañía de Tanques Medianos “Nahuel DL 43 – Escuela de
Tropas Mecanizadas – Año 1947)
Parte 1/2
Introducción
La “memoria” es una fiel amiga que nos acompaña en la vida. Ella acumula conocimientos y recuerdos en un orden desordenado que regresa como chispazos en ciertos momentos o bajo algunas circunstancias difíciles de preveer. La memoria se hace historia cuando en ella se ordenan los hechos y las personas buscando una coherencia en la que cada uno de ellos tiene un antecedente y una consecuencia, sin embargo, esta tarea intelectual, generalmente, hace perder la “sinfonía” de los detalles que, normalmente, le dan “color, sabor y olor” al desarrollo. La memoria también puede convertirse en “cuento” cuando a los hechos y personajes se les agrega la imaginación o la creatividad para “descubrir” la esencia de aquellos o suponerla. Estos recuraos, sin embargo, solo quieren ser homenaje a un momento de nuestra historia en el cual el Ejercito Argentino inicio su proceso de mecanización.
La “memoria” es una fiel amiga que nos acompaña en la vida. Ella acumula conocimientos y recuerdos en un orden desordenado que regresa como chispazos en ciertos momentos o bajo algunas circunstancias difíciles de preveer. La memoria se hace historia cuando en ella se ordenan los hechos y las personas buscando una coherencia en la que cada uno de ellos tiene un antecedente y una consecuencia, sin embargo, esta tarea intelectual, generalmente, hace perder la “sinfonía” de los detalles que, normalmente, le dan “color, sabor y olor” al desarrollo. La memoria también puede convertirse en “cuento” cuando a los hechos y personajes se les agrega la imaginación o la creatividad para “descubrir” la esencia de aquellos o suponerla. Estos recuraos, sin embargo, solo quieren ser homenaje a un momento de nuestra historia en el cual el Ejercito Argentino inicio su proceso de mecanización.
Dios, el Destino o la “Superioridad” quiso
que fuera participe y espectador de ese tiempo especial de nuestro Ejercito
desde la humilde situación del teniente que tiene mas responsabilidad de hacer
que de pensar, atrapado entre los capitanes que le mandan y los sargentos que
le obedecen. En ese complicado camino pasaban “cosas” que no se comprendían,
había “temas” que se ignoraba y se estaba “construyendo” un futuro que se
desconocía. El centro de ese proceso era una arma nueva, demoledora, atractiva
y poderosa: el tanque.
El Liceo Militar General San Martín me hizo
“infante”, el Colegio Militar de la Nación me formo como “artillero” y el
Ejercito Argentino trazo mi vida de “oficial” cuando mi primer destino fue el
Grupo de Artillería Muy Pesada 1, la primer unidad motorizada de la Artillería
de campaña, donde me encontré con “algo” que no estaba en mis capacidades, los
camiones, y me llevo a la sorpresa de la perdida de un “compañero” ideal que
era el caballo al que había aprendido a querer y sabia en cuanto el nos servia
para cumplir con nuestra tarea, misión y responsabilidad. Sin saberlo ni
proponérmelo, pocos años después dejaba la distinción de ser oficial de la
Escuela de Artillería para ser destinado a un sueño de otros que se construía:
la Escuela de Tropas Mecanizadas y que, en aquel momento, nunca supuse que
pasaría a ser parte integrante importante de mi vida y un elemento histórico
fundacional de los cambios para nuestro Ejército Argentino...
Estos recuerdos son, de alguna manera, la
revitalización de unos pocos años en ese centro de innovación estructural
militar y, lógicamente, un sincero, auque quizás tardío, homenaje a todos aquellos que con dedicación,
esfuerzo y, por que no decirlo, patriotismo, fueron parte de el. Como toda
memoria de “cosas” que pasaron hace mas de medio siglo, seguramente, quedara
mucho sin decir, lo que, posiblemente, mueva a otros a llenar esos vacíos, ya
no como memoria, sino como parte de la historia de nuestro Ejercito Argentino.
Generalidades
En las primeras décadas del Siglo XX
avanzo impactantemente el “motor” que reemplazo al “equino” como el propulsor
de los medios de transporte, el impulsor de mecanismos y el promotor de cambios
en la vida y la cultura. La civilización comenzaba una nueva era, quizás sin
saberlo, pero si lo sentía por sus efectos, pues modificaría las formas y los
medios, no tan solo en la paz, sino también en la guerra. Igual que hubo
civiles que visualizaron este poderosos cambio, hubo militares, particularmente
en Europa, que percibieron nuevos escenarios con nuevas armas que
transformarían el combate y harían
nuevas las batallas.
La Humanidad sufrió, en aquel momento del
pasado, los problemas de la guerra en dimensión mundial entre 1914/1918 y
1939/45 y, con ello, cambios doctrinarios, nuevas armas, estrategias innovadas
y tácticas sorprendentes. Todo ello con tanto poder, que ingreso en plenitud el concepto de “nación en
armas” y las contiendas salieron del campo de batalla para alcanzar la
totalidad de los territorios de los beligerantes. El sabor de la guerra que era
percibido solo por los soldados, llego con su crueldad anónima a todos que sin
empuñar las armas pasaron a ser parte de los conflictos y, consiguientemente,
sufrir directamente sus consecuencias.
Es edificante y honroso leer las ideas,
pensamientos y propuestas que los militares de nuestra Argentina han dejado en
los diversos libros y artículos publicados en aquella época. Los soldados de
nuestro Ejército seguían con atención los episodios y los combates, realizaban
su análisis meduloso y señalaban las enseñanzas. Entre los temas tratados por
aquellos preclaros estudiosos militares estaba el de la mecanización, que,
sorprendentemente, se reedita en nuestro medio en las décadas del 1950/60,
cuando ingresan las ideas de la computación (Informática) que en el presente es
impulsora de los mañana.
El
interrogante era determinar en que medida las nuevas armas impulsadas por
motores, tanto en el aire como en la tierra, tendrían que ser adoptadas e
incorporadas a terrenos tan diversos de nuestro país, que van desde la montañas
a las selvas y desde las tierras rocosas a los arenales. Por eso, cada vez que
se libraban combates en estas guerras en lugares disímiles, ello despertaba la
atención para descubrir la modularidad y adaptación a los medios que se lograba
por los hábiles conductores de las fuerzas. Las publicaciones militares extranjeras,
que llegaban plenas de noticias y comentarios, eran fecunda semilla para
aprender, evaluar y, dentro de lo posible, proponer. Como en todo proceso de
innovación, las propuestas eran medidas como utopías irrealizables y dormían en
los archivos a la espera del dudoso momento de su implementación. Existía, en
su fondo, una lucha no declarada pero si real y consistente, entre los que no
querían abandonar las conquistas y realidades del pasado con los que suponían
que avanzar era una imposición ineludible ofrecida por el progreso e impuesta
por el futuro.
Había dos nuevas estrellas en los
armamentos: el avión y el tanque. La decisión en las batallas estaba intimamente unida al empleo oportuno y eficaz de alguno de ellos o los dos en conjunto y
así surgieron nombres de soldados, que supieron de su empleo eficaz y oportuno,
que quedaron incorporados indelebles en la historia militar, emulando a los
grandes del pasado. Nuevas armas, nuevas formas y nuevos empleos nacían más de
la imaginación que de la creatividad y la sorpresa se adueño de los campos de
batalla con hechos positivos y negativos que se acumulaban con la dureza de las
experiencias.
El avión, primero como el combatiente
solitario, as de los cielos y del valor de los pilotos, dejo paso al destructor
y al transporte, modificando la maniobra, rescatando el valor de la sorpresa y
llevando la guerra a todos los ámbitos de los contendientes. El tanque, a su
vez, utilizado inicialmente como
complemento de las otras armas, adquirió su perfil propio como base de las
acciones y se apropio del choque, la maniobra y la sorpresa en los campos de
batalla.
El avión creció por su misma potencia y,
militarmente, primero se hizo “arma” y después “fuerza”, pese a que, luego, por
la necesidad de su empleo táctico, volvería a integrarse como había sido al
inicio en el Ejército y la Armada.
Igual que en los primeros años de los
aviadores, su “rebeldía” era “quitar el aro a la gorra” (decían por la
necesidad de colocarse los auriculares), en los mecanizados, fue “quitarse las
espuelas” (pues ellas trababan los pies en el vehiculo), pero, con estas simplezas, comenzó este
evolucionado desarrollo.
Siempre es difícil cambiar, ya que ello
significa abandonar usos y costumbres, adaptarse a otras situaciones, desafiar
lo desconocido y comenzar un algo nuevo. Ello es tanto más duro y dificultoso
cuanto mas sólido es el pasado, compromisos se han adquirido o antecedentes son
sostén, por eso, los militares, como integrantes de las fuerzas armadas, que
como ejércitos son las glorias del ayer, el hacerlo, significa una
responsabilidad enorme pues, si se fracasa, se exponía el futuro, los daños
podían ser irreversibles y sus consecuencias imposibles de acotar, sin embargo
la innovación y el progreso desafían el hacerlo y, la mecanización fue su consecuencia
y resultado.
Ejército Argentino
En la sociedad de principios del Siglo XX
el uso del automóvil siguió los momentos en que el mismo era un “deporte”, como
también pasaba con el “globo y el “avión” y, lentamente, avanzo a su uso
general como transporte de personas y/o de cargas. En el Ejército, se produjo
un desarrollo paralelo, con la incorporación de automóviles y camiones
“civiles” que cumplían funciones de “guarnición” y no se los concebía como
medios para el combate.. Los pocos vehículos que se disponían, a falta de
conductores especializados, eran manejados por suboficiales o soldados que “sabían hacerlo” por haberlo aprendido
particularmente. Los vehículos motorizados no eran considerados como parte de
la “dotación” de material de guerra de las unidades, no figuraban en los
“depósitos de movilización” y eran solo una “comodidad” para la vida diaria.
Recién en el año 1936 se crea una “Escuela de Motoristas” como adecuada
respuesta a la formación de personal con aptitud para manejo de los vehículos.
En
nuestro Ejército, durante la década del 1930, se organizan unidades
“motorizadas” y en los cuadros de organización del año 1943 se señala a la
“Agrupación Patagónica” y a elementos de Artillería Antiaérea. No se menciona
específicamente, pero existía, una “batería de cañones muy pesados” en la
Escuela de Artillería. Se cita específicamente a esta subunidad, pues, en el
año 1945, integra junto con otra que estaba en los “Depósitos de Movilización”
de la Escuela, el Grupo 1 de Artillería Muy Pesada, que así es la primera
unidad motorizada de esa arma con material para ese fin.
Se destaca en aquellos tiempos, la “motorización” de los Regimientos 8 de
Infantería y 24 de Infantería y el Grupo 8 de Artillería, todos integrantes de
la ya mencionada “Agrupación Patagónica” pero con vehículos “civiles” cuya
adaptación consistía en pintarlos de color “verdeoliva”.
Desde el punto de vista de los “blindados”,
se habían adquirido “autos blindadosCrossley” y una decena de “tanques livianos Vickers” que fueron asignados
temporalmente a algunas unidades de Caballería e Infantería como “armas de
acompañamiento”, hasta que, finalmente, fueron ingresados en deposito al
“Arsenal Esteban de Luca”. Los materiales no tenían empleo claro y, en general,
resultaban una dificultad porque creaban problemas que no estaban en la
generalidad de actividades clásicas y convencionales de las unidades.
En el Ejército los planes no contenían
previsiones de uso de “tanques”, ya que eran prácticamente un arma desconocida,
si bien, se hablaba de motorización, pero todo lo contenido se refería a la
realidad de las unidades a pie o hipomoviles. Las ideas de la motorización impactaban con diferente efecto en el personal
conforme sus armas. Los infantes lo veían como una mejora en sus transportes.
Los artilleros como un medio mejor de desplazamiento. Los de Caballería lo
consideraban un tema improbable. Es, sin embargo, de señalar, que los primeros
orientados hacia la mecanización fueron en el arma de Infantería y, por
necesidad del tipo de armamento, la Artillería Antiaérea.
La creación de la “Escuela de Tropas Mecanizadas”,
en octubre de 1943, y su organización en los años posteriores, fue un hecho
importante, trascendente en este proceso de adaptación, que debe ser claramente
destacado. La provisión como dotación de vehículos “civiles” y de los
“blindados”, que estaban en el Arsenal Esteban de Luca, permitió mostrar
concretamente el inicio de la actividad. La escuela orgánicamente, contó con unidades
o subunidades de todas las armas reunidas en una “Agrupación Tropas” y una
“Subdirección Técnica” responsable de los estudios y desarrollos. Se destaca,
por su importancia aplicativa, la existencia, dentro de la citada Subdirección,
de una Sección Reglamentos y una Compañía de Conductores Motoristas, organizada
para continuar la ·”Escuela de Motoristas”.creada con anterioridad en el año
1937.. Esta ultima otorgaba los “Registros de Conductor Militar” que, lograrlo,
paso a ser una aspiración de todo el personal, aun aquellos que eran ajenos a
los cursos respectivos.
En los años 1945 y 1946 se realizan
importantes ejercicios finales y maniobras, respectivamente, participando en estas ultimas en las
provincias de Entre Ríos y Corrientes,
el “Escuadrón de Tanques Livianos” de la
Escuela de Tropas Mecanizadas como apoyo de las unidades de Caballería. Las
torrenciales lluvias, que se presentaron durante prácticamente todo el tiempo,
crearon dificultades de todo tipo, en particular a los vehículos, como fue los
del mencionado escuadrón y los del Grupo de Artillería Muy Pesada 1 que
quedaban a los bordes de los caminos en sus cunetas o “enterrados” en el
terreno. La experiencia recogida, sobre la difícil, para no decir nula,
operabilidad de los vehículos en esa zona quedaba probada cuando se debía
recurrir a las unidades montadas para “recuperarlos”. Tanques y camiones
“arrastrados” por cuartas y troncos de
un “avantrén”, en el cual los “nobles caballos” eran su tracción, pasó ser el
certificado de inoperabilidad.
Durante el año 1946, se desarrolla la idea
de incorporar los tanques medianos “Nahuel DL 43” que estaban en depósito en el
Arsenal Esteban de Luca. Esta docena de tanques habían sido construidos en ese
Arsenal en el año 1943 por el Jefe del mismo Tcnl. Alfredo Baisi, presentados
en el año 1944, desfilado en 1945 y, posteriormente, mantenidos en depósito. El
Tcnl. Emilio Bidone, Jefe en estas circunstancias, realizó el ajuste y
reciclaje de los mencionados tanques que, en realidad, eran un desafío a la
técnica y casi un milagro a su realidad.. Si
construirlos había sido una muestra de capacidad y calidad “artesanal”,
el solo pensar que podían ser utilizados significaba un riesgo que podía ser
considerado algo insuperable, lo que valoriza tan extrema decisión.
A principios del año 1947 se resuelve la
creación de una subunidad de tanques medianos en la mencionada Escuela de Tropas
Mecanizadas, como medio concreto y experimental sobre el uso y empleo
de este material. Hay que tener en cuenta que la idea predominante era que se
estaba dando inicio a una “nueva arma”, tal como había sucedido con la
aviación. En base a ello, se destino en la “Compañía de Tanques Medianos Nahuel
DL 43” personal de las distintas armas y los “conductores motoristas” egresados
de la Compañía especializada de la Escuela. Este episodio debe ser observado,
mas que por sus antecedentes, por sus consecuencias, significaba que, por
primera vez, en la historia del Ejercito Argentino, se contaría con una unidad
de tanques o sea el armamento que se destacaba en las batallas del Norte de
África y había servido decisivamente en la dominación de los vencedores
circunstanciales en Europa. Con la Compañía de Tanques Medianos Nahuel se
ingresaba concreta y materialmente en la dimensión mas elevada de las
capacidades y calidades militares de la época. El valor emotivo del Nahuel se
refleja en la construcción de un altar de materiales en la Plaza de armas de la
Escuela como replica de los tanques originales.
El año 1947 fue fructífero en sus acciones,
ya que los desarrollos en la subunidad de tanques en materia de instrucción,
utilización y uso de este material muestran su posibilidad efectiva y la promesa
se convierte en realidad. La sensación de orgullo por lo logrado desborda a la
misma Escuela y da muestra de ello las presentaciones, demostraciones y
ejercicios que se realizan ante autoridades argentinas y extranjeras. El sueño
arriesgado de ayer se había convertido en un hecho cierto y valedero. Este”
orgullo”, entre las variadas muestras, se concreta con la creación de la
“especialidad” y la entrega del “distintivo” de tanquista al personal superior
de la Escuela y la Compañía de Tanques, incluyendo al Escuadrón de Tanques
Livianos. Se logro, así mismo, a fines del
año, la realización de una compra
de “chatarras de guerra” en una “operación encubierta”, se planifico la motorización de la División 1
Infantería y mecanización (Blindados) de la División 1 de Caballería. Esta
situación vivida en el año 1947, permite destacar al mismo como el del
lanzamiento de la mecanización plena del Ejercito y debería, a los fines
históricos, tener una valorizaciones especial y un reconocimiento institucional
que hasta ahora le esta negado...
En el año 1948, la Escuela de Tropas
Mecanizadas realizo un sinnúmero de cursos para oficiales y suboficiales de
todas las armas que se preveía serian destinados a las unidades mecanizadas.
Además, en un acuerdo directo con el Ejercito de los Estados Unidos de América,
se comisiono a personal militar a asistir a diferentes cursos, entre ellos a la
“The Armored School” (Fort Knox) para
realizar cursos sobre “conducción” y “mantenimiento” y se acepto el envió de
una “Misión Militar” que cooperaría con la Escuela. Los cursos, las comisiones
de estudio y la llegada de los asesores constituyen el “eslabón” intelectual de
formación de este prodigioso proceso de avanzar hacia la mecanización militar
argentina. El Ejercito Argentino, en un esfuerzo planificado y conducido
correctamente, encaraba una tarea trascendente que significaba una nueva
filosofía, nuevas doctrinas y nuevos armamentos y se lanzaba organizadamente a
su futuro.
En el año 1949, las unidades de la División
1 de Infantería y la División 1 de Caballería, habiendo sido dotadas con
material automotor y blindado, respectivamente, e incorporado personal de
cuadros egresado de los cursos especializados, conformaron las primeras
unidades superiores del Ejercito mecanizadas y fueron el proceso material de
transformación desde las realidades hipomoviles hacia los futuros de la
estructura orgánica militar.
En el año 1950 se introduce una variable
organica en los comandos de las unidades blindadas conformándolas como
“Agrupaciones” bajo la idea de que ellas serian grupos de conducción a los que
se les “asignarían” las unidades que los componen conforme la misión que se les
imponga. La idea citada es dejada sin efecto en el año siguiente en el que se
vuelve a la organica anterior con excepción del Regimiento1 de Artillería
Blindada (Agrupación Blindada 3) que se le anula el “Grupo de Destructores de
Tanques” y queda reducido solamente como “Grupo de Artillería Blindada 1”. En
tanto, en la Escuela Superior de Guerra comienzan a dictarse como materia los
conocimientos sobre blindados por la presencia de personal que regresaba de los
cursos de especialización en The Armored School.
En el año 1952, dado que las Escuelas de
armas ya habían incorporado a sus capacidades educacionales los temas de la
mecanización, se desactiva la Escuela de
Tropas Mecanizadas y se crea la Agrupación Blindada escuela que se traslada
desde sus cuarteles de Villa Martelli a Curuzú Cuatia. Con lo que se puede
considerar como completado el proceso inicial de mecanización militar en
Argentina.
El Ejército Argentino, en poco menos de un
lustro, había transformado una idea elemental en un hecho cierto y concreto,
para lo cual, puso en acción a los mas diversos medios en una coordinación estructural exitosa, desafío imponderables
activando la iniciativa creadora de su personal y mostró el espíritu,
conocimientos y calidad de sus cuadros.
Aspectos de la mecanización
En el desarrollo antes expuesto de la
mecanización en el Ejército Argentino comprendiendo para ello el periodo desde
mediados de la década de 1940 hasta el inicio de 1952, existen algunos temas
puntuales, que, por su influencia en esta evolución, resultan aptos
complementos históricos, que se detallan a continuación:
a) Conducción y doctrina.
En el Ejército Argentino no existían antecedentes
sobre la mecanización salvo los que llegaban por las noticias y las
publicaciones militares extranjeras. Si bien había inquietudes, particularmente
en relación a la aviación, no sucedía lo mismo sobre la motorización, aun menos,
los blindados y, específicamente, los tanques.
Las hipótesis de empleo de las fuerzas
armadas se referían a teatros de operaciones cuyas características y topografías
señalaban las dificultades para el uso de vehículos a motor. Las pocas
experiencias realizadas en ejercicios finales y maniobras permitían deducir que
el terreno era su restricción mas clara. Además, es de recordar, que los vehículos de
principios del Siglo XX, tenían características limitadas para su rodaje en
ciertos terrenos., por ejemplo, el rodaje “macizó” de los autos blindados,
requería terrenos firmes y duros para evitar caer en su empantanamiento. Estas
ideas, es también de destacar, existían en los países del hemisferio Norte y de
ello da cuenta la situación diferencial bajo la cual se inicia en el año 1939
la II Guerra Mundial. El tanque, previsto como arma complementaria al principio
de la guerra, desborda en las operaciones del ataque de Alemania y, luego, actúa como medio principal en su desarrollo,
en especial en las campañas del Norte de África. Esta transformación del tanque en sus capacidades y empleo surgió
durante la misma guerra, modificando las doctrinas existentes en los
beligerantes, provocando enfrentamientos intelectuales de envergadura y llevando
a escenarios en ambientes desconcertantes. El “tanque” como complemento de la
Infantería y la Caballería gano durante las batallas de la Segunda Guerra Mundial
una posición solo comparable a la del avión como arma de combate en los cielos.
Es evidente que las unidades de tanques
tenían capacidades de choque, maniobra, sorpresa y destrucción que no eran las
clásicas de las otras armas y llego a la
situación de enfrentamientos directos entre ellos donde privaban, al margen de
la fortaleza de sus corazas y el potencial de sus proyectiles, la habilidad de
los conductores y surgía como restricción a su empleo la siempre olvidada y
postergada logística con sus poderes de abastecimiento y reparación.
La posición de “neutral” de Argentina, hacia
a sus Fuerzas Armadas espectadoras y, la falta de materiales del nivel a que se
estaba empleando, señalaba la imposibilidad de su acción. Las pocas inquietudes
que se presentan en este tema son, más bien, inquietudes teóricas, desarrolladas
con fines intelectuales, pero que indican una adecuada apreciación por parte de
sus autores. Se debe tener presente que hubo inquietudes y gestiones para
lograr incorporar nuevos armamentos, entre ellos tanques, realizados ante
Alemania, que si bien parecían prometedores, fracasarían por la propia
necesidad bélica de ese país. No hay que olvidar, además, que la diferente
posición política en el conflicto, asumida por otros países, particularmente
los fronterizos a nuestro país, y su participación con los “aliados” nos
llevaban a una situación de previsible crisis que no podía ser ignorada.
Por más que Argentina declaro la guerra a
los países del Eje, dado que esto se concreto prácticamente al finalizar la
contienda, la situación de relación era frágil con los “aliados” vencedores”.
Argentina, pese a la reconocida acción “humanitaria” que significo su aporte
con alimentos a los países de ambos bandos en guerra, motivaba marcada
desconfianza, en especial en los norteamericanos, que pretendían nos
involucráramos como sus aliados, en especial después de la agresión de Japón.
No puede ocultarse y debe sumarse a esto, una realidad concreta, que era que la
base de las doctrinas y educación militar en Argentina había sido desarrollada
con el apoyo de Alemania e Italia, y tener en cuenta que un alto porcentaje de
la población era originario de este último país. Esta caracterización, en aquel
tiempo, se materializaba en detalles como eran los tipos de uniformes militares
utilizados que, evidentemente, están inspirados en el Ejército Alemán. Si
recordamos los clásicos “cascos de acero” y los cortes de los equipos, que se
usaban, se ve una absoluta similitud.
El hecho fortuito de un contacto personal en
una reunión de altos mandos entre el Comandante en Jefe del Ejercito
Norteamericano y del Argentino, realizada posiblemente en el año 1946, logro
disipar la distancia existente y facilito el acercamiento. Esta “comprensión”
entre soldados, abrió una relación educacional que se adelanto a la diplomacia
formal y, como se dijo antes, ello llevo a que se comisionara personal a
estudiar en los Estados Unidos de America y la recepción de una Misión de
Asesores.
Dentro de la idea de la educación y en especial
sobre conducción, se recuerda al entonces Capitán Anibal Peralta (Caballería) y
el Tte 1ro Orencio Cesar Anaya (Infantería) que, a su regreso, se desempeñaron
en la Escuela Superior de Guerra y publicaron libros y artículos sobre el tema.
En el mismo sentido, pero como resultante de la tarea de “traducción” de
reglamentos, se destaca al entonces Capitán Heriberto Kurt Brenner, dependiente
del Tcnl. Enrique Oyharzabal Castro, integrando la Sección reglamentos de la Escuela, donde se cumplió una tarea de
“adecuación” que luego asumiría la Inspección de Tropas Mecanizadas con la
destacada acción del General Benjamin Ratenbach y sus auxiliares..
Si bien el rol de todos los Directores de la
Escuela de Tropas Mecanizadas ha sido
fundamental, aparece en este tiempo inicial el accionar de la Inspección de
Tropas Mecanizadas primero compartida y luego separada absorbe algunos
elementos de la dirección de la escuela y continua con la responsabilidad de crear la doctrina y los
reglamentos. Posiblemente, el Director mas destacado, se trata el Coronel
(Caballería) José María Epifanio Sosa Molina y, como Inspector, el General de
Brigada Benjamin Ratenbach. El primero logro, con su empuje y personalidad,
hacer realidad los temas más difíciles y
complicados, y, el segundo, materializar orgánicamente el conocimiento de una
actividad sobre la que no se tenía experiencias concretas ni antecedentes
serios.
El Ejército Argentino logro en un tiempo
sorprendentemente breve que su personal conociera y se capacitara en un nivel
poco común sobre las nuevas formas y características que imponía la
mecanización militar.
b)
Materiales
Los primeros pasos hacia la monitorización
se dieron con vehículos “civiles” que cumplían esencialmente actividades de
“guarnición”. La incorporación de material automotor, no estaba dentro de las
prioridades de equipamiento militar y sus elevados costos creaban naturales
impedimentos financieros. Los pocos automóviles y camiones, en su momento,
fueron complementados con algunas motocicletas que estaban destinadas al
servicio de “estafetas” y las
comunicaciones. En su momento hubo una Sección Motociclista, cuyo Jefe era el
teniente Alberto Moro, que tenia singular brillo por sus equipos, vehículos y
demostraciones de “audacia” deportiva.
Las incorporaciones de los “autos blindados
Crosley” y los “tanques livianos Vickers” no aparecían bien justificadas y fundamentadas, lo que se
observa por el cambiante destino que se les da y que terminan en un depósito de
los Arsenales. Se une a eso, el rechazo a la oferta de unos pocos “tanques”
italianos que por su cantidad y características no parecían de utilidad final y
que, finalmente, fueron adquiridos por el Ejercito de Brasil.
La “aventura” del tanque Nahuel es,
realmente, significativa en sus dos momentos. El primero, netamente político
internacional, cuando “sorprende” con su
presencia, en un ambiente difícil, en el
cual el país tiene negados armamentos y
que la “neutralidad” no resultaba agradable a uno de los beligerantes.
El segundo, es que permitió crear, con un material complicado y dificultoso,
las bases de personal de tanques y los parámetros para su educación e
instrucción. Los tanques Nahuel fueron exhibidos en la Exposición del Ejército
en el año 1944. Se trataban de dos vehículos de gran tamaño con el “aspecto” de
un tanque Sherman. Una persona, “disfrazado” como oficial con el grado de subteniente en su
hombrera con vivo blanco, explicaba sus características y ventajas. En la misma
avenida 9 de Julio se observaba el avión “Pulque DL” montado sobre una
plataforma. El 9 de julio de 1945 un grupo de tanques al mando del Tcnl. Baisi
desfilaron por la Avenida Alvear (hoy del Libertador) acompañados por una
escolta de motociclistas. De esa manera, el tanque “cumplió” el propósito
político con el se lo había construido. La realidad muestra que el tanque tenía
serios problemas técnicos no resueltos que iban desde las uniones de las calzas
de las orugas hasta el calentamiento de sus motores, lo que lo hacia un buen
ensayo pero un imposible medio practico para su utilización.. Cuando se aprueba
su reciclaje, el Tcnl. Bidone como Jefe del Arsenal,, realiza el desmontaje
total de las unidades y su rearmado, ajustando aquellos aspectos que se
mostraban como necesarios, en un ejercicio de calidad y capacidad técnica tan
destacable como el que aplico su creador.. De esta manera, se logro contar con
vehículos con una cierta adecuación para su desplazamiento y con la posibilidad
de su provisión como dotación a la Compañía de Tanques Medianos. Junto con la
entrega de los doce tanques se entrego como provisión cinco jeeps Willys nuevos
que, como curiosidad, llevaron las cinco primeras placas de identificación
militares bajo los números de 001 a 005.
Un
tema, poco divulgado y pleno de confusiones, es la operación de adquisición de
“chatarra” en Bélgica, una operación encubierta sobre la cual mucho se ha
hablado y calificado.. El agregado militar en Paris señalo la posibilidad de
adquirir material desactivado y vendido a “chatarreros” para su desguace, por
lo que se dispuso la realización de una inspección general para conocer los
materiales y evaluar su posibilidad de compra., tarea que cumplió el Capitán
Alfredo P. Otheguy. Los informes “reservados” señalaron en “su parte escrita”
su “mala calidad” y “estado insatisfactorio” conforme se había convenido para
que quedara claro su destino como “chatarra” y la imposibilidad de su
utilización como material militar. La segunda comisión, al mando del Coronel Héctor Magallanes (Ars..
E. de Luca) y el Teniente Coronel Lorenzo Tosselli (Ec. Trop. Mec.), se realizo con el objeto de “seleccionar” los
lotes y se eligieron los que presentaban a la vista menores problemas después
de casi dos años de abandono. La “cobertura” de
la operación la brindo el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio), un organismo oficial comercial, con el justificativo de encontrar
carga de regreso a los buques que llevaban cereales a Europa y volvían vacíos.
En los últimos meses del año 1947, los buques de ELMA (Empresa Líneas Marítimas
Argentinas) en una operación “contrarreloj” y “sobrecargados” trajeron los
materiales “chatarra” al país. Es de recordar que se sabia que aun existía un
cierto control sobre la posibilidad de
equipamiento armado de Argentina y, lógicamente, se temía que la compra fuera
intervenida o los materiales incautados. La operación se cumplió con éxito
destacándose, nuevamente, que algunos de
los buques embarcaron “sobrecarga” con tal de acelerar los envíos. Para tener
en cuenta la “calidad” real de los materiales, baste decir que algunos, por
ejemplo los Carriers T 16, estaban en sus cajones originales tal como se los
despacho de sus fabricas y los demás sucios y mohosos quedaban “brillantes”
después de las rutinas de lavado. Se reitera la “cobertura” de esta operación,
recordándose una vez mas que se trataba de material vendido para su desguace y
fundición ya que, si bien había quedado como rezagos en los lugares de
desembarque, las autoridades no tenían “interés” que fuera a parar a destinos
inciertos, como, seguramente, habrían imaginado a Argentina. Es de pensar lo
que habrán informado los agregados militares de los Estados Unidos de América,
Inglaterra y Francia, al respecto, pero, el material “ya estaba en el país”.
Este tema fue “manejado” en forma tal que su desarrollo motivo reacciones aun
en el Congreso de la Nación con la observación por parte de legisladores de la
operación ante la “imposibilidad” de revelar si realidad. Hay que tener en
cuenta que ese material, pese a todo lo que se le pueda atribuir como negativo, fue
de dotación durante varias décadas posteriores.
Los vehículos desembarcados en el Puerto de
Buenos Aires fueron trasladados y aparcados en los terrenos que rodeaban a la
Escuela de Tropas Mecanizadas en Villa Martellí. La casi totalidad del material
se desplazo “por sus propios medios” y hubo casos, como los Carriers T 16,
dentro de sus embalajes de madera originales que se desembalaron y aprestaron
en el arsenal.. Como observación, se recuerda que el esfuerzo logístico del
desembarque en Normandia realizado por
los aliados supero la demanda de material en el combate y, por ello, fue
acumulado en depósitos transitorios para, finalmente, ser vendidos a
comerciantes “chatarreros”, por ello se
trataba de material que no había llegado a entrar en combate y no había sufrido
de robos o destrucciones, pero si las inclemencias de mas de dos años de exposición
sin cobertura alguna.
La variedad y cantidad de vehículos, desde
jeeps hasta camiones, desde tanques de diferentes modelos completos hasta
bateas, fueron adaptadas, montándoles materiales específicos, como cañones y
obuses, para satisfacer las necesidades
de las unidades conforme las armas correspondientes. En realidad, en muchos
casos, se trataba de desmontar transportes para tracción hipomóvil y montar sus
armas en los nuevos medios mecanizados. Un ejemplo muy particular fue la serie
de materiales que se lograron con las adaptaciones realizadas sobre las bateas
Crussaders que mostraron efectivas
aptitudes positivas para ello.
Si bien no existen números exactos de la cantidad de material recibido
se señala que se recibieron casi 400 tanques. alrededor de 200 semiorugas, 100
camiones, mas de 130 bateas de Crussaders además de jeeps, vehículos de comando
frontales y casi 2.500 equipos de radio es decir una muy numerosa provisión en
cantidades de la que no existían antecedentes en el pasado.
Los tanques livianos Vickers, los autos blindados
Crossley y los tanques medianos Nahuel fueron radiados de servicio y,
lamentablemente, desguazados, con la sola excepción del Nahuel 125 al que se le
saco el frontis y se lo reconstruyó como un altar en la Plaza de Armas del
Grupo de Artillería Blindada 1, en Campo de Mayo, que, posteriormente, fue
llevado por la unidad a Curuzú Cuatiá y, finalmente, desapareció cuando esa
unidad fue trasladada a Azul. Es interesante recordar que se han hecho esfuerzos
para “rescatar” alguno de los citados vehículos por su valor histórico habiendo
todos llegado a resultados negativos.
c) Instrucción.
Las unidades mecanizadas incorporaron a su
instrucción clásica algunas variables vinculadas a su medio de transporte. Esta
variación fue relativamente pequeña en las unidades de Infantería, algo mayor
para las de Artillería y muy importante en las de Caballería.
Las unidades montadas dedicaban una cantidad
importante de sus horarios de trabajo al cuidado y racionamiento del ganado,
como así ejercicios vinculados a la equitación y el carreteo. Estos porcentajes
de tiempo ocupaban prácticamente el 40% de los horarios en los planes de
educación e instrucción, al no contar
con ganado, pasaba a ser tiempo “libre” para otra utilización. En la mayoría de
las unidades se inicio una práctica totalmente desacostumbrada: la “siesta”, es
decir se fijo un tiempo dedicado al descanso del personal después del almuerzo,
una forma impensada de “mejoramiento” de la vida en los cuarteles.
En los planes de instrucción se introdujo la
“instrucción formal” que guarda similitud con el “servicio de piezas” de la
Artillería con voces de mando parecidas y con señales del mismo tipo. Los
conductores motoristas de los tanques y blindados fueron suboficiales de esa
especialidad, en cambio, para los vehículos automotores se designaron soldados
que recibían la instrucción correspondiente hasta que la llegada de nuevo
personal logro el completamiento requerido.
La “mesa de arena”, para la practica de los
ejercicios, adquirió importancia para que el personal practicará “bajo control”
los desplazamientos y actividades durante las marchas y combate. Era una forma
de “economizar” combustible y de hacer realidad bajo control actividades que
las nuevas dimensiones de los medios convertían en dificultosas cuando no
imposibles.
d)
Mantenimiento.
Si bien las rutinas de “cuidado y limpieza”
del armamento se cumplían antes de la mecanización, las acciones de
“mantenimiento” de los vehículos alcanzo un nuevo valor significativo sobre el
cual no se tenia antecedentes o experiencias.
Inicialmente, se responsabilizo de las
tareas de mantenimiento a oficiales inexpertos que eran asistidos por
suboficiales mecánicos o conductores motoristas. Si bien había “ingenieros
militares” en la especialidad de “automotores” egresados de la Escuela Superior
Técnica, su orientación no coincidía con lo que se requería.
Este
tema fue resuelto con la comisión de oficiales dentro del plan acordado con el
Ejercito Norteamericano a “The Armored School” (Fort Knox). En total se
enviaron siete oficiales subalternos en tres cursos entre los años 1948 y 1950.
los que al regreso fueron designados Jefes de la Sección Mantenimiento de las
diferentes unidades que integraban el Cuerpo Mecanizado.
Estás secciones de la unidades cumplían los
escalones de mantenimiento reglamentados y conformaron un sistema con las
unidades de mantenimiento de los escalones superiores. El accionar de todo el sistema que
inicialmente fue “copiado” de los manuales y reglamentos norteamericanos, fue
modificado por el alto costo que el mismo significaba y la peculiar
característica de los argentinos de encontrar solución los problemas evitando
el reemplazo de los materiales.
El Servicio de Arsenales se creo en base a
estos antecedentes incorporando al mismo no tan solo la atención de los
vehículos, sino también la de los materiales y armamentos, años después. Ese
conjunto de” oficiales de mantenimiento”
debería ser considerado como los predecesores de los oficiales de Arsenales
posteriores.
e)
Cuarteles.
Un tema no menor fue la adaptación de los
cuarteles a la mecanización. Las
unidades contaban de sus plazas de armas, alojamientos, depósitos,
caballerizas, campos de instrucción etc. diseñadas conforme al uso, es decir no
estaban preparadas para vehículos pesados, no tenían tinglados para su
estacionamiento, talleres de 2do escalón
o “surtidores de combustible” o depósitos de aceites, etc.. Tampoco se
contaban con normas contables para la adquisición de repuestos, combustibles,
pinturas, etc. ni disposiciones o normas para su guarda y custodia.
Había casos especiales, como eran las
unidades de Caballería, que no contaban con “polvorines” para los proyectiles
de los cañones de los tanques y los que tenían para la munición de armas
portátiles, no satisfacían las exigencias de seguridad reglamentadas.
Las primeras experiencias fueron calles
destrozadas, columnas de caballerizas echadas abajo y algún jardín con su
césped y flores arruinados. Hubo que marcar la circulación, colocar señales de
transito, fijar limites de velocidad o determinar sectores de “no-acceso”, todo
lo que dio lugar a lo que mas tarde seria la “policía militar”.
f)
Cultura y sociedad.
La mecanización, en especial en las unidades
montadas, ya que su vinculación con el caballo, los deportes ecuestres y los
grupos sociales relacionados con ellos, significo una serie de modificaciones a
los comportamientos y las costumbres.
El caballo es para los argentinos parte de
la “identidad nacional” como es el “mate” o el “asado”, dejaba de estar
presente en las actividades militares y desaparecía de los cuarteles. Las
características de los animales, los rendimientos en cada actividad y los
ejemplos de conductas, eran temas frecuentes en toda oportunidad y, de pronto,
dejaban de estar en las conversaciones. Los deportes ecuestres, particularmente
el salto para todos y el “polo” esencialmente para los de Caballería y el
“pato” para los artilleros, al margen de la actividad en si, significaban el
contacto directo con los civiles de la sociedad y la comunidad que también se
dedicaban a los mismos. Las relaciones
sociales del personal de las unidades montadas tenían como uno de su eje el
caballo y el mismo era su justificativo que, al desaparecer, era igual a una
ruptura de tipo violento con grupos o personas determinadas.
Si bien el tema de los automóviles, las
carreras de autos, sus características, etc.tenian vigencia, el “romanticismo”
que incluye al caballo, era irremplazable. Este tema, para atenderlo y como una
muestra de la importancia de la destreza que implica el uso del caballo, ha
dado como consecuencia la creación de “secciones montadas” con la provisión de
algunos caballos para continuar con las prácticas deportivas ecuestres en las
unidades de Caballería.
g)
Espiritual
El tema de la mecanización o sea el
abandono del caballo en las unidades militares de todo el mundo encontró
reacciones de tipo anímico en el personal de ellas. Esta cuestión es no menor,
particularmente en aquellos tiempos de inicio. El oficial se sentía “desolado”
al no “tener la fusta en su mano”. El personal añoraba los “olores” de las
caballadas y se resentía ante el de la “nafta”. Había un nuevo tipo de silencio
ya que faltaban relinchos. Se sentía la falta del “riesgo” de montar, saltar o
jugar sobre un caballo. Los tinglados eran fríos y oscuros ante las
caballerizas con calor y sonidos.
Parecía una “traición” sacarse las
espuelas, luego, hasta las botas o modificar el “breeches” por un buzo o decir
que se iba a controlar la “carga de combustible” en lugar del “rasqueteo”.
Si bien la cuestión espiritual parece un
tema materialista, su efecto y realidad debió y debe ser considerado. Se señala
que Ejércitos que han avanzado en la mecanización en forma irreversible, como
pueden ser el ingles, alemán y francés,
aun tienen como medios de instrucción y deporte a los caballos.
h) Arma
nueva
Cuando el Nahuel llegó a la Escuela de
Tropas Mecanizadas y se creó la Compañía de Tanques Medianos en el año 1947, la
idea general era que estaba naciendo una arma que seguiría un derrotero similar
al de la aviación.
Todo indicaba que la Infantería seria
“motorizada”,la Caballería seria “blindada” y la Artillería en su forma de
autopropulsada y remolcada seria ambas cosas. La presencia de los Carriers T 16
y los semiorugas daban la indicación de que los “Tiradores Blindados” seria la
denominación para la Caballería.
Los tanques eran diferentes de las demás
armas. Estaban concebidos para una mezcla de acciones que sumaban a las de la
Infantería, la Caballería y la Artillería. Hasta tenían una esencia de
“aventura” que llevaba a pensar en la aviación.
Esa idea general encontró materialización en
la designación del personal que integraría la Compañía de Tanques Medianos que
era proveniente de diferentes armas y encontró justificativo cuando se
repartieron las materias de instrucción ya que se ajustaban al origen de los
instructores.
Cuando se incorporó el material en el año
1948 y se transformo la División Blindada 1, se destinaron a las unidades Caballería (C 8 y C 10) personal de todas las
armas. Esta relación continúo hasta el año 1962 con la presencia mayoritaria de
personal de Caballería e Infantería,
oportunidad en la que se dispuso que sea solo de la primera arma.
Se debe señalar, como ejemplo, el hecho
de que el Ejercito de Chile creo la nueva arma de tanques y recién fue
“absorbida” por la Caballería hace unos pocos años. Recordemos que en España,
los tanques son unidades de Infantería.
Continuará...
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