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lunes, 25 de noviembre de 2024

Plan Momentum: Plan de ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel

Pasando al ataque: la base teórica del plan de impulso de las Fuerzas de Defensa de Israel


Eran Ortal

Centro Dado

“No basta con hacer lo mejor que podamos; a veces debemos hacer lo que sea necesario.”

-Winston S. Churchill

RESUMEN: Los planificadores de las Fuerzas de Defensa de Israel llegaron a considerar que la principal amenaza para Israel emanaba de fuerzas “asimétricas”, un concepto que surgió en un contexto de clara supremacía militar israelí contra todos los ejércitos convencionales vecinos. Sin embargo, desde entonces, Irán ha desafiado la supremacía militar de Israel tanto directa como indirectamente. Los arsenales de los aliados de Irán en las fronteras de Israel han obligado a redefinir al enemigo como “ejércitos” terroristas. Por lo tanto, la amenaza a Israel ha crecido significativamente y ha cambiado de naturaleza. El marco teórico del “Concepto Operacional para la Victoria” de las FDI, que es la base del Plan Plurianual “Momentum” 2020, define por lo tanto la nueva realidad de Israel, establece un enfoque actualizado para una victoria decisiva contra adversarios capaces y proporciona un esquema teórico y práctico para los requisitos necesarios para el diseño de la fuerza.

Introducción

Durante 2019-2020, las FDI publicaron dos importantes publicaciones: “El plan plurianual Momentum” y un documento conceptual, “El concepto operativo para la victoria”. Los dos documentos indican un cambio significativo en la forma en que las FDI se ven a sí mismas y a sus adversarios. En el centro de estas publicaciones se encuentra la comprensión de las FDI de que las medidas reactivas son insuficientes para enfrentar los desafíos contemporáneos. En cambio, las FDI deben experimentar un cambio fundamental.

Esta necesidad de cambio está determinada por dos factores fundamentales:

  • La nueva interpretación del desafío militar por parte de las FDI: los adversarios de Israel son “  ejércitos terroristas difusos basados ​​en cohetes ” (es decir, no sólo guerrillas u organizaciones terroristas). Las FDI deben llegar a una nueva comprensión de sus enemigos y reinventarse a la luz de esa comprensión. Ese será el tema central de la primera sección de este artículo.
  • El potencial de cambio de las IDF: un motor de cambio es una condición necesaria pero no suficiente. El cambio se produce cuando también identificamos nuevas oportunidades que aún no hemos aprovechado al máximo. En este caso, nuestras oportunidades residen en los recientes avances de la revolución digital, también conocida como la  “cuarta revolución industrial”.

El nuevo concepto operativo de las FDI y el Plan Momentum se basan en un marco teórico basado en estos dos factores.

El surgimiento de ejércitos terroristas basados ​​en cohetes

Los años 1990 y 2000 moldearon la visión del mundo de las FDI y su percepción de la realidad desde entonces. Estas dos décadas representan un momento relativamente raro en la historia militar de dominio casi total de los ejércitos occidentales avanzados. Esta supremacía militar se manifestó principalmente en el poder aéreo, que cada vez parecía más capaz de ganar guerras por sí solo a partir de entonces, sin ningún peligro real para las fuerzas terrestres o para el propio país.

Los enemigos de Israel tenían motivos de sobra para tomar en serio su supremacía aérea. La disolución de la Unión Soviética suspendió el desarrollo de la fuerza aérea siria y de sus misiles antiaéreos durante más de una década. El recuerdo de la derrota de la fuerza aérea siria y de la destrucción de su arsenal de misiles tierra-aire por parte de la fuerza aérea israelí en la Primera Guerra del Líbano de 1982 todavía estaba fresco en la mente de los generales sirios cuando presenciaron de cerca el abrumador despliegue de poderío aéreo estadounidense en la Guerra del Golfo de 1991.

Mientras destacados pensadores militares de Occidente e Israel celebraban la victoria aparentemente histórica del poder aéreo en el conflicto de Kosovo de 1999, el otro bando ya había determinado los principales elementos de su respuesta al poder aéreo occidental: ocultación, transición de la guerra blindada a la infantería ligera de baja firma, guerra por delegación y fuego de largo alcance como herramienta táctica y estratégica primaria. Los investigadores de las FDI Carmit Valensi e Itai Brun llamaron a este desarrollo la  “otra revolución en los asuntos militares ”. Esta revolución tiene sus raíces en diversas condiciones: el debilitamiento de los estados de Oriente Medio, la revolución islámica en Irán, la desintegración de la Unión Soviética y, por supuesto, las revoluciones en  la tecnología de la información y en los asuntos militares (RMA ) en la década de 1990, que llevaron al dominio total de los ejércitos occidentales y de las FDI como resultado.

Las FDI calificaron a estos enemigos, que se desarrollaron en los años 1990 y 2000, de “asimétricos”, haciendo hincapié en su inferioridad militar. En el sur del Líbano, Gaza y Cisjordania, las FDI se encontraron luchando contra fuerzas que, de hecho, eran inferiores militarmente. El principal desafío, como lo veían las FDI en ese momento, residía en las limitaciones que ellas mismas se habían impuesto, y no en las capacidades del enemigo.

Sin embargo, ya en los años 1990 había señales preocupantes que indicaban una erosión de la supremacía aérea de Israel. Todas las campañas de las FDI durante los años 1990 en Líbano y Gaza incluyeron períodos prolongados de combates, con costos crecientes y ataques cada vez mayores al frente interno israelí, una amenaza que siguió siendo relevante incluso después de la introducción del sistema Cúpula de Hierro en la Operación Pilar Defensivo de 2012 contra Hamás.

Los decepcionantes resultados de esas campañas se atribuyeron generalmente a los desafíos habituales de la contrainsurgencia y la guerra de contraguerrilla. La exitosa lucha de las FDI contra el terrorismo en Cisjordania a principios de la década de 2000 contribuyó aún más a la incapacidad de distinguir entre los fenómenos que surgían al otro lado de la frontera, en el Líbano (y más tarde en Gaza) y los desafíos que planteaban los adversarios asimétricos. La aparente paradoja entre la supremacía total de las FDI y los resultados ambiguos de las campañas contra Hamás y Hezbolá causó frustración tanto entre los que toman las decisiones como entre el público israelí.

En este sentido, el Concepto Operacional para la Victoria y el término “ejércitos terroristas basados ​​en cohetes” son importantes puntos de referencia para la comprensión israelí del desafío. Las FDI ya no hablan de “guerra asimétrica” contra “fuerzas inferiores”, en las que los principales límites de Israel al uso de la fuerza son autoimpuestos. Ya no ven a Hezbolá y Hamás como desafíos arraigados en la “insurgencia” o la “guerra de guerrillas”. Más bien, el nuevo concepto operacional de las FDI describe al enemigo como un adversario avanzado en red que ha descifrado el secreto del poder militar de Israel y le presenta un desafío operacional que sirve a la estrategia enemiga. Se trata de ejércitos organizados, bien entrenados, bien equipados para sus misiones, con ideas y tácticas operacionales sencillas, todo lo cual respalda una estrategia e ideología claras y peligrosas.

Además, las recientes publicaciones de las FDI reflejan la comprensión de que el paradigma de las operaciones de disuasión es un modelo estratégico y doctrinal sin salida. Esas operaciones no estaban destinadas a ser victorias decisivas y sólo servían para inocular al enemigo contra el poder de las FDI exponiéndolo gradualmente a dosis limitadas de nuestras capacidades, al tiempo que le indicaban que su concepto militar es eficaz y que debería seguir desarrollándolo. El concepto operacional que está en el corazón del Plan Momentum acepta efectivamente este argumento. Las operaciones limitadas siguen siendo una alternativa disponible para los que toman las decisiones, pero la prueba principal del poder militar de Israel es la de la victoria decisiva. Esto incluye la capacidad no sólo de derrotar a un ejército terrorista como Hezbolá, sino también de hacerlo con relativa rapidez, a un costo aceptable para nuestras fuerzas y nuestro frente interno, y de una manera que sea irrefutable.

Los principales atributos distintivos de la amenaza militar que enfrenta Israel

El “sistema” del enemigo puede definirse por su lógica estratégica, sus manifestaciones tácticas prácticas y la idea operativa que conecta a ambas. En el nivel estratégico, Irán dirige el sistema del enemigo, que busca privar a Israel de su posición regional. Esta amenaza intensificará gradualmente los desafíos de seguridad de Israel mediante la disuasión y se basa en bases de fuego creadas alrededor de las fronteras de Israel (en esta etapa, Líbano y Gaza). En el nivel operativo, estas bases de fuego se basan en dos principios complementarios: autoprotección en entornos complejos y ataques masivos. En el nivel táctico, esta forma operativa se posibilita mediante tácticas familiares, como emboscadas u otros ataques relámpago, y especialmente por la capacidad de atacar eficazmente a distancia. En otras palabras, se trata de capacidades antiacceso/denegación de área (A2/AD) (capacidades militares diseñadas para disuadir o retrasar el despliegue del otro lado en un teatro determinado o para impedir su efectividad de operación en ese teatro) de proporciones tácticas.

Los persistentes ataques de los últimos años por parte de agentes iraníes y/o del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica contra objetivos saudíes y emiratíes ofrecen un modelo de acción que podría volverse contra Israel.

De manera similar, Irán, amparándose en el poder de disuasión que pueden crear las bases de fuego a lo largo de la frontera con Israel, está tratando de fortalecer su control sobre las zonas adyacentes a Israel. Al mismo tiempo, Irán está trabajando para conseguir capacidades nucleares que se convertirán, a sus ojos, en el elemento de disuasión ideal y le permitirán aún más libertad de acción para socavar el orden regional.

¿Qué podemos aprender de la naturaleza cambiante de la amenaza que enfrenta Israel? La historia militar moderna puede verse como olas alternas de predominio de la ofensiva y la defensa, de la maniobra y el fuego. La revolución del fuego de precisión de los años 1980 y 1990 eliminó la necesidad de que los ejércitos convencionales no occidentales maniobraran en el campo de batalla. La adaptación del adversario a esta realidad ha pasado de reducir sus vulnerabilidades en el poder aéreo en los años 1990 y 2000 a una nueva fase de obtención de capacidades propias de ataque de precisión. El enemigo de Israel ahora puede atacar desde una distancia relativamente segura, más allá del alcance al que Israel -el objetivo- puede responder, amenazando así la libertad de acción de las FDI en el campo de batalla. Los fuegos efectivos causan daños y, por lo tanto, sirven como disuasivo. Esta capacidad permite a los adversarios llevar a cabo una estrategia insurgente en escalada, que socava el orden existente y el equilibrio de fuerzas en la región.

El desafío que enfrenta Israel es una manifestación particular de un fenómeno militar global: los complejos de defensa y ataque basados ​​en A2/AD. Se trata de un desarrollo global y el producto de la era militar contemporánea, cuya esencia es el predominio del fuego sobre la maniobra. El investigador de las FDI Dvir Peleg acuñó la frase “complejo de defensa y ataque” para describir el fenómeno de las potencias regionales (Rusia y China) que se aprovechan de la tecnología de fuego a distancia para extraerle un alto costo a Estados Unidos si decide intervenir en crisis regionales. Los  rusos  y  los chinos  no son “asimétricos”, sino más bien “competidores casi iguales” a los ojos de Estados Unidos. Si Estados Unidos decide proteger sus intereses y cumplir sus compromisos con los aliados amenazados por Rusia o China, se enfrentará a una amenaza real a sus aviones, barcos y bases regionales. Una escalada amplia también significaría que Estados Unidos mismo se ve amenazado por misiles balísticos, una amenaza que incluye armas nucleares en su extremo. Bajo el pretexto de esta amenaza, Rusia y China están llevando a cabo una campaña subversiva gradual que se basa en una guerra de zona gris: pequeños pasos, por debajo del nivel de la guerra, que aumentan gradualmente su influencia.

Oportunidades para el cambio

En el pasado, las FDI supieron aprovechar los avances tecnológicos para desarrollar conceptos innovadores. La revolución del fuego de precisión, como se mencionó anteriormente, obligó al ejército sirio a pasar de una estrategia de paridad estratégica en tierra y aire a un concepto de confrontación limitada con Israel, apoyándose en gran medida en fuerzas subsidiarias. Si hemos identificado las principales direcciones de cambio necesarias para enfrentar a nuestros enemigos, ¿cómo puede el potencial tecnológico desarrollado durante la última década, parte de la llamada cuarta revolución industrial, permitirnos lograr un nuevo y muy necesario avance?

La automatización y el procesamiento avanzado de la información permiten la creación de complejos de detección, procesamiento y ataques rápidos en el campo de batalla (una forma de reconocimiento) como parte de la fuerza de maniobras. A diferencia de los elementos principales de recopilación y procesamiento de inteligencia, que operan separados de la fuerza de maniobras, el complejo de reconocimiento táctico se basará en vehículos aéreos no tripulados en red y radares que reciben y descifran las señales emitidas por el enemigo durante el combate. Los datos interconectados y el procesamiento avanzado de la información podrían romper el actual techo de cristal que impide obtener resultados más efectivos del sistema de inteligencia/ataque de la fuerza aérea y podrían permitir que se procese más información con mayor rapidez, lo que a su vez permitirá atacar más objetivos con mayor rapidez y precisión.

El Plan Momentum se complementa con un marco conceptual que permite establecer un conjunto claro de prioridades prácticas en una realidad de escasez de recursos. El marco teórico debe responder a tres preguntas fundamentales:

  • ¿Cuál es la idea fundamental que permite un mejor uso de la fuerza militar?
  • ¿Cómo podemos arreglar el reloj mientras aún sigue corriendo? En otras palabras, ¿cómo podemos cambiar la fuerza sin reemplazarla a un costo exorbitante, manteniendo y mejorando al mismo tiempo su preparación para los desafíos inmediatos?
  • ¿Qué se pretende lograr con todo esto? En otras palabras, ¿cuál es el objetivo operativo del diseño de la fuerza de Momentum?

El “Concepto Operacional para la Victoria” de las FDI responde a estas preguntas a través de tres principios primarios:

Principio 1: Multidominio

La idea de multidominio debe entenderse como una nueva calidad de combate: integración de las dimensiones aérea, terrestre, de inteligencia, electromagnética, cibernética y otras, nunca antes posible con los mecanismos tradicionales de comando y control.

La idea del multidominio surge de dos ideas: en primer lugar, los problemas complejos requieren soluciones complejas. Los enemigos de Israel presentan un problema complejo que incluye un entorno de combate cerrado y poblado; sigilo; difusión; diversas capacidades de ataque; y trampas legales y psicológicas. El principio del multidominio amplía las capacidades de maniobra militar desde los ámbitos geográficos de la tierra, el aire y el mar a otras dimensiones del ciberespacio, el espectro electromagnético, la información y el subsuelo, y ofrece un nuevo ámbito de oportunidades para plantear dilemas al enemigo.

En segundo lugar, vivimos en una era de integración. No sólo la naturaleza de nuestro adversario lo exige, sino que también la era en la que vivimos exige una sinergia nueva y más estrecha que antes no era posible. La era de la integración nos permite hoy construir fuerzas que pueden operar en el nivel táctico elementos de ciberguerra, guerra electrónica, aire, sensores, procesamiento de información, ataque y tierra. Estos medios no reemplazarán a los servicios institucionales y al profesionalismo que proporcionan capacidades altamente avanzadas en el aire, la inteligencia, las telecomunicaciones y el ciberespacio.

El principio multidominio a nivel táctico es simple: cuanto más desarrollemos capacidades operativas independientes y orgánicas que funcionen simultáneamente en diferentes dominios bajo un marco de mando y con miras a una misión definida, más margen de maniobra tendremos para confundir a nuestros adversarios, mientras que su capacidad de adaptarse de manera efectiva se debilita. Este es el principio rector para el desarrollo de capacidades en el Plan Plurianual Momentum.

Principio 2: Respuestas “inteligentes”

A menudo, el término “transformación” se considera una fantasía utópica de una fuerza militar moderna de última generación, cuya construcción exige enormes inversiones de tiempo y recursos. De hecho, a menudo se plantea la pregunta: ¿cómo puede una organización militar cambiar a un costo aceptable y en un plazo razonable, manteniendo al mismo tiempo su preparación para la guerra?

El principio que resuelve esta tensión es la idea del “traje inteligente”. La idea puede explicarse con la metáfora de la “ciudad inteligente”. La ciudad ya existe: calles pavimentadas, servicios municipales, lugares de negocios, barrios, semáforos, instituciones culturales y deportivas y, por supuesto, los residentes ya están allí. Para crear una ciudad “inteligente” más eficaz (que consuma menos energía y proporcione mejores servicios, que se las arregle con menos policías y proporcione más seguridad, además de ser más accesible y menos concurrida), no es necesario invertir más en la infraestructura tradicional. En cambio, se necesita una nueva capa: una red de comunicaciones y sensores construida sobre la base de la infraestructura existente, que recopilará y procesará información para proporcionar información sobre cómo aprovechar mejor los recursos existentes. La digitalización de los procesos de producción, incluidos la agricultura, la medicina y la industria, es otro ejemplo de la adición de una capa de sensores y procesamiento de datos sobre la infraestructura existente.

Al equiparse con un “traje inteligente”, la fuerza militar actual de Israel puede adaptarse al desafío de los enemigos furtivos basados ​​en fuego sin perjudicar su preparación inmediata para la guerra y sin exigir presupuestos imposibles. En términos prácticos, esto significa una pantalla de reconocimiento basada en escuadrones de vehículos aéreos no tripulados pertenecientes a fuerzas tácticas, sinergia de medios de inteligencia y detección, todo lo cual está conectado a bases de datos conjuntas y sistemas de extracción de información eficaces. Esto nos permitirá localizar al enemigo con mayor precisión y más rápidamente. Crear esta plataforma no es barato, pero el “traje inteligente” nos permite basar nuestra solución en la fuerza existente y al mismo tiempo dotarla de elementos de modernización asequibles y prácticos.

Principio 3: Negar las capacidades del enemigo

En el pasado, las FDI derrotaron a los ejércitos árabes utilizando maniobras en territorio enemigo para amenazar con rodearlos y hacerlos colapsar. Así fue como las FDI provocaron el colapso del ejército egipcio en el Néguev y en los desiertos del Sinaí en las cuatro guerras principales de 1948 a 1973, obligando tanto al ejército jordano a retirarse de Cisjordania como al ejército sirio de los Altos del Golán en 1967. Sin embargo, contra los ejércitos terroristas basados ​​en el fuego, es poco probable que en un conflicto futuro la captura de territorio y la amenaza de rodearlos logren resultados similares. El territorio es un activo importante para el sistema enemigo, pero ya no es el propósito último del sistema. El nuevo enemigo lucha para mantener un fuego continuo en territorio israelí. Dado que las FDI no pueden detener el ataque de fuego solo mediante fuego de inteligencia o de distancia, el objetivo central del Plan Momentum es diseñar una fuerza que pueda anular las capacidades de combate del enemigo, en primer lugar, las capacidades de fuego.

En conclusión, se están desarrollando dos elementos centrales de la respuesta a la compleja amenaza de defensa-ataque del enemigo, aprovechando el potencial tecnológico de la cuarta revolución industrial:

  • Una capacidad más rápida y precisa para localizar a las fuerzas enemigas: esto se logra principalmente durante el contacto táctico que obliga al defensor a realizar acciones que emiten señales. Localizar al enemigo y atacar sus escondites preparados o cuando el enemigo se mueve entre ellos neutralizará la capacidad del enemigo de operar como un sistema.
  • Supresión del fuego: el objetivo táctico de las acciones del enemigo es permitir el fuego sobre el frente civil de Israel y contra las fuerzas de maniobra de las FDI. El fuego enemigo es el único momento en que el enemigo se revela de manera inequívoca. El momento del fuego es, por lo tanto, la principal debilidad de un adversario cuya principal fortaleza es el sigilo. Este momento debe convertirse en un componente central del esfuerzo por localizar al enemigo. Destruir las fuentes de fuego en este lapso de tiempo neutralizará  las capacidades de combate de los adversarios basados ​​en el fuego.

Conclusión

El nuevo concepto operacional surge en gran medida de la nueva comprensión de la naturaleza de las amenazas que enfrenta el Estado de Israel y las oportunidades que invitan a las FDI a cambiar. En el centro del concepto operacional actualizado de las FDI y del Plan Momentum hay un cambio fundamental. El desafío del Plan Momentum es equiparar el poderío actual de las FDI a la amenaza evolucionada y permitir que Israel pase al ataque, para volver a las guerras cortas, la victoria decisiva y la eliminación de la principal amenaza militar para Israel, la del lanzamiento de cohetes. La eliminación de la amenaza del lanzamiento de cohetes dará a Israel una importante libertad de acción estratégica y frustrará los esfuerzos de reconstrucción del adversario después de la guerra. El Plan Momentum tiene por objeto abordar este desafío aprovechando al máximo el potencial tecnológico emergente para convertir a las FDI en una máquina de guerra "inteligente".

sábado, 12 de octubre de 2024

Argentina: Soldados ciudadanos para una Fuerza de Defensa Argentina

Hacia la creación de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina

por Esteban McLaren para FDRA


Soldados femenino y masculino de una imaginadas Fuerzas de Defensa de la República Argentina

La idea de vincular directamente a los ciudadanos con la defensa nacional no es nueva. En diversos países como Israel y Suiza, se han implementado modelos de defensa que otorgan un papel central a los ciudadanos en la protección de la nación. En este ensayo, exploraremos cómo estos modelos podrían inspirar un replanteamiento de las Fuerzas Armadas en Argentina, abordando cómo la participación ciudadana puede reforzar el compromiso democrático, reducir costos mediante la optimización institucional y, de ese modo, mejorar la eficiencia del gasto en defensa.

Una cuestión relevante en todo el planteo es la unificación de todas las ramas de la defensa en un componente mas interrelacionado: desaparecen la fuerza aérea, armada y ejército y nace un embrión en donde todos los cruzamientos posibles entre las viejas tres fuerzas se fortalecen. Nace el concepto de soldado ciudadano, un tipo de ciudadano comprometido por sus propios intereses, en temas de defensa que puede estar participando activamente (mediante la educación y capacitación militar, entrando en los rangos de cada rama) o pasivamente, siendo apoyo a las actividades de defensa. Asimismo, emergen elementos directos de interacción entre civiles y militares para arraigar más el concepto de defensa en la consciencia social. A este corpus orgánico se le añade las actuales fuerzas militarizadas de seguridad como la gendarmería y la prefectura las cuales se plegaran al concepto anterior siendo ambas, la seguridad y defensa, dos servicios públicos puros, obligación indelegable, provistos por el Estado Nacional. 

Esta interrelación permite definir carreras de vida compatibles con distintos servicios. Uno puede iniciar su vida como soldado en la rama naval, siendo marino pero luego, y acreditando la preparación necesaria, podría acceder a otra rama como la aérea si así fuese conveniente para los intereses del país. Asimismo, una vez en retiro efectivo de la fuerza, podría desempeñarse naturalmente en el ámbito de la seguridad provincial o nacional, dado que su preparación militar ya le da por convalidado muchas áreas de la función policial.

Finalmente, este esquema permite la confluencia de inteligencia recabada sin que ello afecta la operatividad de unidad independientes decididos por un nuevo órgano central de inteligencia. En ese sentido, la inteligencia es una arma tanto o más importante que cinco mencionadas previamente.

1. La Organización de la Defensa en Israel y Suiza

1.1 Israel: Compromiso democrático y participación ciudadana

En Israel, la noción de un "ejército del pueblo" está profundamente arraigada en la cultura nacional. La conscripción es universal, y tanto hombres como mujeres deben cumplir con el servicio militar obligatorio al alcanzar la mayoría de edad. Este sistema ha creado un sentido compartido de responsabilidad en la defensa nacional. La relación entre el ciudadano y el Estado en temas de defensa es directa, y este sistema ha permitido a Israel mantener una fuerza militar altamente efectiva, alineada con las necesidades estratégicas del país.

Este enfoque tiene una relación directa con el fortalecimiento de la democracia. Al incluir a todos los ciudadanos en la defensa, se asegura una amplia representación de diferentes sectores de la sociedad, lo que evita la creación de una élite militar aislada. Además, el compromiso cívico de servir en el ejército fomenta una cultura de participación y cohesión nacional.


1.2 Suiza: Defensa civil y reducción de costos

Suiza ha adoptado una política de neutralidad armada que implica una organización militar altamente descentralizada. Al igual que en Israel, el servicio militar es obligatorio, pero su enfoque principal es la defensa territorial. Cada ciudadano que ha cumplido con su servicio militar se convierte en parte de la reserva nacional y mantiene sus armas en casa. Este sistema minimiza los costos administrativos y de mantenimiento, ya que no requiere una gran estructura militar activa durante tiempos de paz.

La estrategia de Suiza permite reducir los costos de solapamiento de instituciones militares. La descentralización y la participación de la población civil permite una respuesta rápida y coordinada ante cualquier amenaza externa, lo que optimiza los recursos financieros y mejora la eficiencia. Además, su modelo de defensa tiene un fuerte componente local, con milicias regionales que se movilizan de forma rápida y eficiente​​.

2. Propuestas para la República Argentina

El contexto estratégico de Argentina es diferente al de Israel y Suiza, pero existen principios de estos modelos que podrían ser aplicables, especialmente en un contexto de crisis económica y necesidad de optimización del gasto público.

2.1 Compromiso cívico en la Defensa

En Argentina, el servicio militar obligatorio fue abolido en la década de 1990. Sin embargo, reintroducir un sistema de conscripción podría no ser la solución adecuada. En su lugar, podría adoptarse un sistema de servicio voluntario ampliado, donde se incentive la participación en tareas de defensa, apoyo en desastres naturales y actividades comunitarias. Este sistema, similar al modelo suizo, permitiría a los ciudadanos tener un vínculo más directo con las Fuerzas Armadas, fortaleciendo su papel en la defensa territorial y la protección civil.

La creación de milicias regionales o unidades de defensa civil también podría ser un complemento viable. Estas unidades, compuestas por ciudadanos capacitados, podrían responder rápidamente a amenazas internas o desastres naturales, mejorando la capacidad de reacción del país ante emergencias.



2.2 Reducción de costos y eficiencia institucional

Uno de los principales desafíos para Argentina es reducir los costos asociados al mantenimiento de una estructura militar tradicional, al mismo tiempo que se garantiza una defensa efectiva. La descentralización y el uso de tecnologías emergentes, como los sistemas de información y drones para la vigilancia fronteriza, permitiría a las Fuerzas Armadas argentinas ser más eficientes sin aumentar significativamente el gasto​​.

El modelo suizo de almacenamiento de armas y equipos en manos de reservistas podría ser adaptado, evitando los altos costos de mantenimiento de grandes instalaciones. Además, una fuerza de defensa más flexible, con unidades especializadas en regiones críticas, como la Patagonia o las fronteras norteñas, permitiría una mejor cobertura del vasto territorio argentino​​.

3. La Educación Militar y los Liceos Militares


3.1 Reforma de la Educación Militar

La educación militar en Argentina, que se imparte principalmente en los liceos militares, podría reorientarse hacia un enfoque más integral, que incluya formación en liderazgo, tecnología y defensa cibernética. Los liceos militares, que históricamente han sido un semillero de oficiales, podrían abrir sus puertas a una mayor diversidad de estudiantes, promoviendo valores democráticos y de servicio cívico más allá de la formación militar tradicional.

La formación militar debe adaptarse a las necesidades del siglo XXI, incorporando materias como la seguridad informática, el análisis de inteligencia y la gestión de crisis, asegurando que los futuros oficiales estén preparados para enfrentar las nuevas amenazas del entorno global​.

3.2 Integración de la Educación Militar en la Sociedad Civil

La educación militar no debe estar aislada de la sociedad civil. Los liceos militares podrían servir como centros de formación para ciudadanos interesados en colaborar en la defensa civil o en tareas de apoyo en casos de desastres naturales. Esto no solo ampliaría el papel de estas instituciones, sino que también fortalecería los lazos entre las Fuerzas Armadas y la población civil.

4. Involucramiento civil en la Defensa Nacional

Un sistema de defensa nacional eficaz no depende únicamente de sus fuerzas armadas regulares, sino también del compromiso de su ciudadanía. Argentina podría implementar un sistema de "defensa total" como el suizo, en el que la sociedad civil tenga un papel activo en la protección de la nación.

Esto podría incluir programas de formación en defensa civil, donde los ciudadanos aprendan habilidades básicas de protección, primeros auxilios y apoyo logístico, que podrían ser activados en situaciones de emergencia o conflicto.

El involucramiento de la población civil en la defensa es un tema central en cualquier reforma que aspire a crear una fuerza de defensa eficiente y democrática. Para Argentina, el modelo suizo ofrece una guía útil. Un sistema en el que los ciudadanos reciban formación básica en defensa y luego se integren en una reserva activa permitiría al país mantener una capacidad de respuesta rápida sin los costos de un ejército profesional grande.

Además, este enfoque tendría beneficios adicionales en términos de cohesión social y de compromiso democrático. Al hacer que la defensa sea una responsabilidad compartida, se reforzaría el sentido de pertenencia y de responsabilidad entre los ciudadanos, algo que es crucial en un sistema democrático. La defensa no sería vista como una responsabilidad distante, sino como algo en lo que todos los ciudadanos participan activamente.


4.1 La defensa territorial y las milicias civiles

Como se mencionó anteriormente, las milicias regionales podrían ser una solución eficiente para la defensa territorial. Estas unidades estarían formadas por ciudadanos que recibirían entrenamiento periódico y mantendrían equipo básico de defensa en sus hogares, similar al modelo suizo. Esto no solo reduciría los costos operativos, sino que también aumentaría la capacidad de respuesta del país.

5. El caso de los países Bálticos

Estonia, Letonia y Lituania han adoptado el concepto de "defensa total" para involucrar a la ciudadanía en la seguridad nacional. Este enfoque busca movilizar a la sociedad civil para que participe activamente en la defensa del país, especialmente frente a las amenazas de grandes potencias como Rusia.


 

  1. Conscripción y participación civil: Los estados bálticos han restablecido o mantenido sistemas de conscripción para integrar a sus ciudadanos en las fuerzas armadas. Estonia y Lituania continúan con el servicio militar obligatorio, y Letonia está introduciendo cursos de defensa nacional para estudiantes de secundaria, con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre seguridad y crear un sentido de compromiso cívico con la defensa.

  2. Preparación y ejercicios nacionales: Las maniobras militares y ejercicios como "Siil" en Estonia y "Lightning Strike" en Lituania simulan movilizaciones y crisis a gran escala, integrando a reservistas, fuerzas voluntarias, políticos y representantes de organizaciones civiles. Estos ejercicios no solo preparan a los militares, sino que también fortalecen las redes sociales y organizacionales dentro de la población civil, esenciales para implementar el concepto de defensa total.

  3. Conexión entre fuerzas armadas y sociedad: La participación de civiles en la defensa va más allá del combate directo. El entrenamiento civil, la mejora de la preparación ante emergencias y la colaboración entre las fuerzas armadas, el gobierno y las organizaciones civiles son fundamentales para que la población esté lista para apoyar en caso de invasión o crisis. Este enfoque se basa en la creación de una relación sólida entre la sociedad y las fuerzas de defensa.

  4. Desarrollo de la resiliencia: El artículo destaca la importancia de educar a los ciudadanos sobre las amenazas y la defensa nacional, asegurando que estén preparados para contribuir, ya sea en roles de combate o en apoyo logístico, humanitario o informativo. Este enfoque busca disuadir la agresión al fortalecer la capacidad de resistencia de toda la nación, no solo de las fuerzas armadas.


En conclusión, el modelo de defensa total de los estados bálticos es un ejemplo de cómo la integración de la ciudadanía en las estrategias de defensa puede crear una sociedad más resiliente y mejor preparada para enfrentar amenazas modernas. Se puede leer más detalles en Small Wars Journal​ (Small Wars Journal).

4. Cambios necesarios en Argentina para implementar el concepto de fuerzas de defensa

Para reorganizar la defensa de Argentina basándose en modelos combinados de Suiza e Israel, sería necesario implementar varias reformas legales y estructurales que permitan adaptar los principios de alta participación popular en la defensa y flexibilidad profesional dentro de las Fuerzas Armadas. A continuación, detallo algunas propuestas clave que podrían integrarse en un marco legal y organizativo adecuado:

4.1. Participación Popular en la Defensa (inspirado en Suiza)

  • Establecer una "Guardia Nacional Ciudadana": Crear una legislación que permita la formación de una Guardia Nacional o Reservistas con base en la ciudadanía, donde los ciudadanos puedan voluntariamente recibir formación militar básica y especializada. El enfoque estaría en voluntariedad, manteniendo la participación opcional pero incentivada con beneficios educativos, profesionales y fiscales.
  • Centros de Instrucción Militar Civil (CIMC): La ley debe crear centros de entrenamiento accesibles para la población civil donde puedan entrenarse en técnicas militares básicas y de defensa territorial. Esto implicaría una red de centros a nivel regional y municipal para asegurar la formación continua.

4.2 Soldado Voluntario en lugar de Servicio Militar Obligatorio

  • Regulación del servicio militar voluntario: Se requeriría una ley que defina claramente el acceso voluntario al servicio militar, asegurando beneficios competitivos como becas de estudio, acceso preferencial a empleo público y privado, además de incentivos económicos para los voluntarios.
  • Reservas Activas y Pasivas: Se debe definir un marco que permita a los ciudadanos elegir entre diferentes modalidades de servicio, como la reserva activa (con entrenamientos anuales obligatorios) o reserva pasiva (con menor compromiso).

4.3 Participación Civil en Entrenamiento y Capacitación

  • Reforma a la Ley de Defensa Nacional: Implementar una reforma que permita que universidades y centros educativos técnicos desarrollen currículos conjuntos con las Fuerzas Armadas para incluir formación militar en áreas específicas como ciberseguridad, logística, comunicaciones y gestión de crisis​​.
  • Educación militar para civiles: Implementar un programa de formación militar no solo para los ciudadanos voluntarios, sino también para sectores estratégicos de la sociedad, como ingenieros, médicos, informáticos y profesionales de la salud. Esto permitiría a los civiles contribuir con habilidades especializadas.

4.4 Alta Rotación entre Ramas de Defensa

  • Carrera militar flexible: Las leyes de carrera militar deberían permitir la movilidad entre ramas del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina, permitiendo a los militares cambiar de especialización durante su carrera. Este enfoque podría estructurarse mediante un "Sistema de Desarrollo Profesional Militar Integrado", similar al enfoque de las fuerzas de defensa israelíes​​.
  • Escuelas conjuntas de defensa: Desarrollar academias conjuntas donde los futuros oficiales y soldados puedan formarse en diversas ramas desde el inicio de su carrera, facilitando la transición entre diferentes especializaciones.

4.5 Participación civil en el diseño de herramientas y estrategias de defensa

  • Creación de consejos de innovación en defensa: Crear marcos legales para integrar a civiles (académicos, científicos, empresarios) en la innovación tecnológica y el diseño de estrategias de defensa. Estos consejos servirían como think tanks para la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías militares. La defensa debe ser parte integral de los servicios públicos que el Estado brinda a los ciudadanos y ellos mismos pueden y deben participar de su diseño y conformación posterior a recibir educación especializada en el tema.
  • Cooperación Público-Privada en Defensa: Fomentar y legislar la cooperación entre el sector privado y el Estado para el desarrollo de tecnologías duales, que tengan aplicaciones tanto militares como civiles. Esto incentivaría la innovación y la modernización de las fuerzas de defensa mediante la colaboración con la industria y las universidades.

4.6 Fortalecimiento del Control Civil sobre las Fuerzas Armadas

  • Estructura de control democrático: Reflejar en la legislación la importancia de un control civil fuerte sobre las Fuerzas Armadas, garantizando la transparencia en las decisiones estratégicas y presupuestarias, y asegurando la rendición de cuentas al parlamento y al ejecutivo​.

Estas reformas permitirían a Argentina adaptar una estructura de defensa moderna, flexible y participativa que se beneficie de la fortaleza de modelos suizos e israelíes, manteniendo al mismo tiempo un enfoque voluntario y civil en el desarrollo de su capacidad militar.

5. Nuevo organigrama militar

Las fuerzas pasarían a organizar en una forma más entrelazada en aspectos de equipamiento pero también de personal. 





El concepto del "ciudadano soldado" puede representar una visión transformadora para las Fuerzas Armadas Argentinas, que promueve una interacción más estrecha entre los ciudadanos y la defensa de la nación, potenciando tanto la eficiencia en la seguridad como el fortalecimiento de la democracia. Este enfoque reconoce que la defensa no debe ser solo tarea de una elite profesional, sino una responsabilidad compartida por todos los ciudadanos, quienes, con espíritu altruista y guiados por un sentido de deber cívico, se comprometen con la protección y defensa de la patria. La idea del ciudadano-soldado aboga por un servicio militar optativo, donde los individuos seleccionan voluntariamente integrarse en las filas militares, la policía o la gendarmería, con la posibilidad de moverse entre estas carreras en diferentes etapas de su vida profesional.

Esta transformación implica un cambio significativo en la manera en que se concibe el servicio de protección civil y militar. Ya no se trata únicamente de una obligación impuesta por el estado, sino de una oportunidad para que los ciudadanos contribuyan activamente a la seguridad nacional, mientras se benefician de un salario y una formación continua. Esto no solo incentivaría una mayor participación en la vida militar, sino que también reforzaría los principios democráticos, ya que estos ciudadanos-soldados conservarían voz y voto en los asuntos públicos, participando en la vida civil y, al mismo tiempo, siendo reservistas a lo largo de su vida.

Un aspecto crucial de este modelo es el sistema educativo, el cual debe estar diseñado para facilitar el intercambio entre carreras. Los ciudadanos podrían comenzar como soldados del componente terrestre o infantes de marina, avanzar hacia roles especializados como comandos o pilotos de combate, y eventualmente, al retirarse, pasar a roles en la seguridad civil, como en la policía provincial o la gendarmería. Esta flexibilidad promovería una fuerza laboral altamente capacitada, capaz de adaptarse a diversas funciones de seguridad a lo largo de su carrera, enriqueciendo tanto a las fuerzas armadas como a las fuerzas policiales.

Este enfoque se alinea con las tendencias observadas en operaciones militares modernas, donde la guerra de grandes potencias y la competencia en todos los dominios (tierra, mar, aire, ciberespacio y espacio) requieren fuerzas ágiles, versátiles y bien entrenadas. La integración de ciudadanos-soldados no solo aumentaría la disponibilidad de personal capacitado para responder a diversas amenazas, sino que también fortalecería el tejido social y democrático del país. Al integrar a los ciudadanos en las estructuras de defensa, las Fuerzas Armadas no solo mejoran su capacidad operativa, sino que también refuerzan su legitimidad ante la sociedad.

La formación del ciudadano-soldado es una inversión en la resiliencia de la nación. Estos reservistas de por vida actuarían como un vínculo entre las fuerzas militares y la sociedad civil, promoviendo un entendimiento mutuo y una mayor cohesión social en tiempos de paz y conflicto. Además, esta formación crearía líderes cívicos con una comprensión profunda de la defensa nacional, capacitados para tomar decisiones informadas en foros públicos y políticos, promoviendo una mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de la seguridad nacional.

Asimismo, y tal como ocurre con las fuerzas francesas, especialmente La Légion Étrangère, sus veteranos reciben pensión y vivienda en barrios especiales donde cohabitan con colegas de la profesión. Debido a los problemas de stress post-traumático (PTSD), el Estado también debiera brindar atención psicológica y socioeconómica, algo tan necesitado por los veteranos de Malvinas que fueron dejados de lado por la mayor parte de las administraciones civiles desde 1984.

En resumen, el modelo del ciudadano-soldado no solo mejoraría la capacidad de defensa de Argentina, sino que también contribuye significativamente al fortalecimiento de su democracia. Ser militar estaría plenamente integrado al tejido social. Una visión así situaría a la nación en el camino hacia una fuerza de seguridad más integrada, flexible y democrática, preparada para enfrentar los desafíos del siglo XXI, desde la competencia en tiempos de paz hasta los conflictos armados, siempre con un pie firme en la protección de la patria y el fortalecimiento del bienestar cívico.

6. El concepto del Soldado Ciudadano en los estudios de defensa

Imagina a un carpintero que deja su taller, a un maestro que cierra su libro de clases, o a un agricultor que abandona su campo para ponerse un uniforme y empuñar un arma. No son soldados profesionales, pero cuando su nación los necesita, se convierten en los defensores de su hogar, su familia y su libertad. Esta es la esencia del soldado ciudadano, una figura tan antigua como las civilizaciones y que sigue siendo relevante en el mundo moderno. En los estudios de defensa, este concepto despierta intensas reflexiones sobre el rol del individuo común en la protección de su país, la conexión entre los civiles y las fuerzas armadas, y el peso que implica la responsabilidad de defender la patria.

6.1 De la vida cotidiana al campo de batalla

El soldado ciudadano simboliza la idea de que, en tiempos de crisis, cualquier persona puede ser llamada a defender lo que más ama. Lejos de ser un soldado entrenado para la guerra desde la juventud, el soldado ciudadano es un hombre o una mujer común que, ante la necesidad, transforma su vida civil para unirse a la defensa nacional. Desde la Antigua Roma, donde los ciudadanos luchaban por la República, hasta los Minutemen que resistieron en la Revolución Americana, la historia está repleta de ejemplos de ciudadanos que se levantaron en armas cuando las circunstancias lo exigieron.

6.2 Milicias y fuerzas de reserva: La base del soldado ciudadano moderno

En el presente, la figura del soldado ciudadano sigue viva en las milicias, las reservas militares y las guardias nacionales de varios países. En lugares como Suiza, Israel y los Estados Unidos, los ciudadanos entrenan periódicamente para estar listos en caso de emergencia. Estos ciudadanos-soldados llevan una vida normal, pero saben que podrían ser llamados al servicio en cualquier momento. En estos países, el deber cívico y la defensa nacional se entrelazan, y millones de personas se preparan mental y físicamente para ese llamado inesperado.

La paradoja es fascinante: estas personas no son soldados de carrera, pero desempeñan un papel clave en la defensa de sus naciones. Es como si la vida cotidiana y la guerra se cruzaran en un punto crucial donde el carpintero, el maestro o el agricultor no tienen más opción que empuñar un rifle y defender su hogar.



6.3 El poder de la democracia y el control ciudadano sobre la fuerza militar

Uno de los pilares del concepto de soldado ciudadano es la noción de que el ejército debe ser, en esencia, un reflejo de la sociedad. La democracia busca evitar que las fuerzas armadas se conviertan en una clase separada y autónoma. En su lugar, el soldado ciudadano actúa como un puente entre el ejército y la vida civil. Son personas comunes que se mantienen conectadas con las realidades cotidianas de la población. De esta manera, los ciudadanos tienen mayor control sobre su fuerza militar, evitando que se vuelva un poder distante y aislado.

6.4 ¿Ciudadano o profesional? Un debate eterno

El soldado ciudadano plantea una pregunta crucial en el campo de la defensa: ¿es suficiente tener una fuerza compuesta mayoritariamente por civiles entrenados, o es más efectivo depender exclusivamente de soldados profesionales? La crítica más común a los soldados ciudadanos es que, debido a que no entrenan constantemente, podrían no estar tan preparados para los desafíos del combate moderno como sus contrapartes profesionales.

Sin embargo, la otra cara de la moneda es que estos ciudadanos traen consigo una pasión y un compromiso que los soldados de carrera no siempre pueden igualar. Ellos están defendiendo su hogar, su familia, su modo de vida. Este debate, que ha existido desde los tiempos antiguos, sigue siendo relevante en la actualidad. ¿Qué es más valioso: la experiencia o el espíritu de lucha?

6.5 Ejemplos históricos y contemporáneos: La relevancia del soldado ciudadano

En momentos clave de la historia, los soldados ciudadanos han demostrado su valía. En la Guerra Civil Americana, en las Guerras Mundiales, y en innumerables movimientos de resistencia, fueron estos ciudadanos comunes quienes lucharon en primera línea. En tiempos contemporáneos, países como Finlandia o Israel han perfeccionado este modelo, combinando a sus reservistas con soldados profesionales para formar una defensa eficaz.

6.6 La dimensión ética del soldado ciudadano

El concepto de que cualquier persona pueda ser llamada a luchar también plantea preguntas éticas: ¿Es justo pedir a los civiles que arriesguen sus vidas? ¿Cómo se equilibran los derechos individuales con el deber colectivo de defender la nación? Estas preguntas no tienen respuestas fáciles, pero el soldado ciudadano sigue siendo una figura central en muchos sistemas de defensa, donde se considera que proteger la patria es tanto un privilegio como una obligación.

6.7 Impacto social: El legado del soldado ciudadano

La idea del soldado ciudadano no solo afecta a los militares, sino también a la sociedad en su conjunto. Cuando los ciudadanos están entrenados y preparados para la guerra, existe una conciencia nacional sobre la importancia de la defensa. Además, la participación de civiles en las fuerzas armadas fortalece el vínculo entre la sociedad y el ejército, lo que refuerza la unidad nacional.

El soldado ciudadano es un recordatorio de que, en los momentos más oscuros, el destino de una nación puede depender de personas comunes. Su sacrificio y su valentía son un testimonio del poder del deber cívico, y su historia, una que sigue escribiéndose, nos enseña que la defensa de la libertad es, en última instancia, una responsabilidad compartida.


7. Conclusión

El establecimiento de un modelo de defensa basado en la participación ciudadana, similar a los de Israel y Suiza, ofrece una oportunidad para que Argentina modernice su sistema de defensa, optimice los recursos y fortalezca el compromiso democrático. Estos cambios no solo mejorarían la eficiencia del gasto en defensa, sino que también crearían una fuerza militar más flexible y capaz de responder a las amenazas contemporáneas. Además, una mayor integración entre la educación militar y la formación cívica fortalecería el vínculo entre los ciudadanos y la nación, asegurando que la defensa sea vista como un deber compartido y no como una responsabilidad exclusiva de las fuerzas armadas profesionales.

La pertenencia a las fuerzas de defensa debe ser automotivada, por auto-selección: quiénes sientan el llamado de las armas deben ser quienes la integren. Debe ser un motivo de análisis permanente la consistencia de dicha motivación con la ejecución real de las funciones asignadas. Un esquema voluntario de este tipo puede sufrir infiltraciones obviamente no deseadas. Tal y como se sufrió durante la guerra contra la subversión en Argentina, debe cuidarse que organismos de extrema izquierda infiltren las fuerzas para desviarlas de su función originaria. Un organismo de este tipo puede auto-preservarse evitando el reclutamiento de miembros con mínimos antecedentes en estos sectores asociados recurrente e irremediablemente a la agitación social.

En definitiva, este modelo también podría adaptarse a las particularidades de Argentina, asegurando que los costos se mantengan bajos mientras se maximiza la eficiencia operativa, permitiendo al país mantener una postura de defensa fuerte y cohesionada en el siglo XXI.


Bibliografía

Para profundizar en los conceptos de defensa ciudadana, compromiso democrático y la optimización del gasto en defensa a través de la participación civil, te recomiendo los siguientes recursos:

  1. Artículos académicos sobre la participación civil en la defensa:

    • "Conscription in Israel" (Springer): Este artículo describe el sistema de conscripción en Israel, donde el servicio militar obligatorio ha sido clave para integrar a la sociedad en la defensa nacional. El servicio militar no solo asegura la disponibilidad de personal, sino que también refuerza el compromiso de los ciudadanos con el Estado​ (SpringerLink).
    • "Total Defense: How the Baltic States Are Integrating Citizenry Into Their National Security Strategies": Aunque el enfoque está en los países bálticos tal como fue citado anteriormente, este artículo resalta cómo la participación ciudadana, a través de la conscripción y la capacitación, mejora la preparación general para situaciones de crisis y defensa nacional, lo que podría ser útil para analizar la implementación de modelos similares en Argentina​ (Small Wars Journal).
  2. Libros y estudios de caso sobre el modelo suizo de defensa:

    • "Participation and Swiss Democracy" (JSTOR): Este estudio destaca cómo la participación ciudadana está profundamente integrada en el modelo democrático suizo, incluyendo la defensa, con su sistema de milicias que permite mantener bajos costos de defensa mientras se garantiza una respuesta efectiva en caso de necesidad​ (Small Wars Journal).
  3. Modelos de defensa comparados:

    • "The Israeli Democracy Index 2022" (Israel Democracy Institute): Este informe ofrece una visión comprensiva de cómo las fuerzas armadas de Israel, a través de su sistema de conscripción, han mantenido un equilibrio entre el poder militar y el compromiso democrático. Es un buen punto de referencia para entender cómo el modelo israelí se podría adaptar a otros contextos ​(Small Wars Journal)​(SpringerLink).

viernes, 16 de diciembre de 2022

La necesidad de un servicio militar obligatorio en una democracia

Reclutamiento universal: un imperativo democrático

Jesús Alberto García Riesco  ||  Fuente





Las autocracias son una seria amenaza para Occidente. Ante tal peligro, el factor discriminatorio en un próximo conflicto no son las fuerzas de voluntarios –cuando llega la guerra se necesitan conscriptos–; ni la técnica –ambos bandos dispondrían de ella–; sino la conciencia colectiva y la cultura de Seguridad que implementen un reclutamiento universal de ciudadanos, con carácter y capacidad, dispuestos a morir y causar bajas.

Sin embargo, la mayor parte de la población occidental desconoce el conflicto bélico y no es consciente de la rareza histórica que supone el prolongado período de paz que disfruta, por lo que no está preocupada ante la posibilidad de una guerra próxima. Élites y ciudadanos -confiados en que los ejércitos de voluntarios y la técnica solucionan per se los problemas de seguridad- están lejos de asumir que la democracia se defiende con todas las mentes y voluntades dispuestas a realizar los máximos sacrificios. (…)

«La única justificación del servicio militarobligatorio es la defensa de la libertad».
John Rawls[1]

Definición, origen y legitimidad

El reclutamiento universal determina quién, cómo y dónde realizan los alistados -relación nominal de nacionales que cumplen la mayoría de edad- la prestación personal preceptiva por un tiempo determinado, bien en las fuerzas armadas -servicio militar o conscripción- o en otras instituciones de interés para la defensa -servicio público o social- al objeto de defender a la comunidad.

El modelo ciudadano-soldado tiene sus raíces en la «virtud» clásica que lleva a la participación activa del ciudadano en la vida pública; dicha cualidad demanda la disposición a morir y a causar bajas cuando peligra la soberanía de la comunidad. Está fuertemente vinculado a la ciudadanía activa; es fruto del patriotismo responsable -no instintivo, sino consciente y meditado- que vincula al individuo con la comunidad; para Santis, la «eudaimonia aristotélica -el bien sólo se busca por sí mismo- se logra a través de la polis y la conscripción es una responsabilidad de los individuos que los hace autosuficientes como parte ella»[2]. El enraizamiento social de la virtud permite, en consecuencia, una actitud colectiva que desarrolla soldados dispuestos a responder a las necesidades éticas colectivas.

El reclutamiento universal lo crea la Convención en 1793 cuando decreta que «los hombres jóvenes luchen, los hombres casados forjen armas y transporten provisiones, las mujeres fabriquen tiendas y ropas y los niños trabajen el lino»[3]; lo perfecciona Prusia con el «principio» -dice Waiter- «de que todo ciudadano está sujeto al servicio militar obligatorio»[4]; y llega a su cenit -salvando dos veces la democracia- en las guerras mundiales del siglo XX.

Es genuinamente democrático: lo establece un gobierno representativo con la participación de toda la población, la cual está dispuesta a arriesgar la vida para defender los derechos civiles. Si el reclutamiento no es universal, la defensa de la sociedad queda en manos de una parte de la misma: Roma acaba con la prestación del servicio militar porque los conscriptos propietarios de tierras -comprometidos con la defensa- son sustituidos por mercenarios reclutados en las clases bajas que defienden a quien les paga; Brand ve en Catón el Joven «un icono, amante de la libertad y el deber, que representa las virtudes del ciudadano-soldado frente a la avaricia -destructora de la república- de los mercenarios de César»[5].

Kant, en la misma línea, señala que «en una sociedad justa hay una distribución equitativa de las cargas políticas, incluidas las militares»[6] y Rousseau precisa que «los ciudadanos de la república virtuosa, lejos de pagar por la exención de sus deberes los cumplirían con entusiasmo en persona»[7]. Así lo entienden las élites aliadas en las guerras mundiales del siglo XX al persuadir a la ciudadanía para realizar los mayores sacrificios en defensa de la libertad: «El servicio militar obligatorio» -señala Flynn- «sirvió bien a las tres principales democracias occidentales en un duro contexto histórico»[8].

Condicionantes

Es condición indispensable que los jóvenes alistados tengan conciencia nacional y cultura de Seguridad, lo cual surge de una esmerada educación y de un entorno social en el que todos los ciudadanos aporten lo mejor de sí mismos.

La educación

El reclutamiento universal no es eficaz sin una educación nacional adecuada; la derrota austríaca ante los prusianos en 1870 es un claro ejemplo de su importancia. Prusia ve al educando como futuro soldado y, en consecuencia, desarrolla la unidad de doctrina desde la escuela; sus soldados son autónomos y su interpretación adecuada de las órdenes no es consecuencia de la coerción, sino fruto de una esmerada educación obligatoria que «entrelazada con el reclutamiento universal» -dice Becker- «garantiza un ejército victorioso»[9].

Al contrario, los soldados austríacos tienen peor educación. La falta de esfuerzo del alumno, el alto ratio por aula y la baja cualificación de los profesores resultan fatales; Peschel precisa que «la victoria prusiana fue de los maestros prusianos sobre los maestros austriacos»[10].

El entorno social; la nación

No hay ejército sin nación a quien defender, ni auténtica conscripción sin nación sólida; una nación fuerte crea un ejército eficaz y viceversa: los ejércitos conscriptos no sólo son instituciones coercitivas, sino también sociales porque unen a los ciudadanos con la identidad común. El nacionalismo es esencial para implementar la conscripción, Merom sostiene que «el nacionalismo empoderó a los gobernantes para justificar el reclutamiento»[11] y Beukema señala que «el imperialismo expansionista japonés lleva a la conscripción»[12].

Estados Unidos, por ejemplo, en los años previos a la Primera Guerra mundial, asume la conscripción debido a la fortaleza de la administración federal y al compromiso de las élites con la sociedad. En este entorno social, el presidente Wilson -la figura central del enfoque nacionalista que lleva la implementación del reclutamiento universal- logra en 1917 que el Congreso apruebe la Selective Service Act por la cual todos los hombres entre veintiún y treinta años son alistados para realizar el servicio militar. En un discurso posterior a la citada aprobación, dice: «No es un ejército al que debemos instruir para la guerra, sino la entera nación, en la que cada ciudadano desempeña el papel para el que esté mejor preparado y mayor servicio preste al interés general; la conscripción de los reacios no tiene sentido pues es la fuerza de la nación quien aporta el voluntariado en masa»[13].

En Israel, en cambio, el ejército crea la nación. Desde 1948 las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han desarrollado -mediante el servicio militar obligatorio y la reserva- el espíritu nacional en la mayor parte de la población. La batalla es un símbolo del valor nacional y la guerra conforma a la sociedad israelí de tal modo que las FDI están en el centro de la experiencia vital por lo que en el espíritu social prevalece la obligación de servir al Estado.

La conscripción en las autocracias

China

China es una sociedad -disciplinada por la coerción- que está dispuesta a dar todo en defensa de los intereses patrios y se prepara concienzudamente para la guerra. Xi Jinping, en una dura intervención con motivo del centenario del Partido Comunista chino, reiteró el «compromiso inquebrantable del partido para unificar el país» y enfatizó que «la batalla es necesaria para mejorar la capacidad de los soldados»[14].

La Ley de Ciberseguridad de 2017 permite al gobierno chino -con la colaboración de las firmas conocidas por el acrónimo BATX (Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi)- mantener a los ciudadanos controlados. El «Sistema de Crédito Social» (Sesame Credit) conoce las capacidades y la conducta de los ciudadanos; «cada persona» -dice Kobiebusiness- «recibe su propio código digital que se usa para medir su puntuación de crédito social en tiempo real»[15].

En consecuencia, es probable que tenga pocos problemas para reclutar, en el momento adecuado, al personal con las necesarias capacidades y actitudes para cada puesto de combate de los más de dos millones de efectivos. El servicio militar en el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China es obligatorio para todos los ciudadanos, pero no se implementa materialmente porque las necesidades de reclutamiento se cubren con voluntarios; el esfuerzo se está realizando en el reclutamiento de los estudiantes universitarios para responder a la demanda de unas fuerzas armadas altamente tecnificadas.

Rusia

La percepción de que Rusia es una amenaza ha aumentado desde la anexión de Crimea y la crisis de Ucrania, por lo que muchos países están reconsiderando sus estrategias sobre el reclutamiento y la defensa nacional. La resistencia histórica de los rusos y el legendario valor de sus soldados incrementan el peligro; Dragomirov precisa que «la peculiaridad esencial del soldado ruso radica en la capacidad de luchar y morir, la cual le lleva en combate al predominio de la abnegación sobre la autoconservación… el soldado occidental está contaminado por una modernidad decadente»[16].

El reclutamiento se mantiene en Rusia como escuela de la nación para la transmisión de valores patrióticos. El servicio militar obligatorio es de doce meses de servicio activo y el apoyo social de la población ha aumentado del 47 al 58 por ciento entre 2011 y 2017. Aunque la tasa de reclutamiento no supera el 37 por ciento, la movilización de más de siete millones de jóvenes varones cubre las necesidades militares.

La debilidad de Occidente

La democracia no sintoniza con la conscripción

El liberalismo -cuya esencia son los derechos individuales- es contrario a la organización de los ejércitos -necesariamente autocrática- por lo que es inevitable una tensión entre el enfoque liberal y comunitario de la democracia; ante la necesidad de prepararse para el conflicto, la democracia se enfrenta al dilema de la conscripción en una sociedad libre.

Al final de la Guerra Fría, Occidente considera que la amenaza militar se desvanece y que -al garantizar las organizaciones internacionales la seguridad colectiva- la conscripción pierde su principal razón de ser (la defensa territorial) por lo que en la mayoría de los países europeos es suspendida o abolida; Ajangiz resume: «El final del reclutamiento se debe al nuevo escenario geoestratégico que hace innecesaria la defensa del territorio nacional»[17]. El discurso oficial enfatiza que «con el arma nuclear y la tecnología, el reclutamiento universal está superado» porque se precisan capacidades tecnológicas que no pueden realizar los conscriptos.

Sin embargo, la justificación técnica para abolirlo oculta un proceso de gran calado que debilita desde hace tiempo a Occidente: el declive del reclutamiento universal se debe fundamentalmente a que los valores posmodernos imperantes se alejan de las dificultades que plantea la ética social. La supeditación de la razón de Estado a la presión social debilita la necesaria defensa democrática que exige el máximo esfuerzo de todos; Janowitz precisa: «La mayor responsabilidad de la abolición de la conscripción se debe a la movilización social»[18].

A las democracias occidentales les cuesta enviar soldados a misiones expedicionarias en el extranjero, lo que lleva al empleo de la tecnología en guerras lejanas con pocas bajas propias que apenas vulneran la conciencia pública. El problema radica en que la distribución asimétrica de la muerte en la guerra posmoderna frustra el debate democrático sobre la defensa y, en consecuencia, plantea una revisión de los desafíos morales y políticos de Occidente; evitar el sufrimiento de los propios soldados desplazándolo a las poblaciones locales lleva a una deriva autoritaria de la democracia que victimiza a quienes están en el extremo receptor de la violencia.

El ciudadano está alejado de la cultura de Seguridad

Las nuevas identidades culturales -consecuencia de los profundos cambios sociales que comienzan en la década de los setenta del siglo pasado- han fragmentado la sociedad, «lo que ha ocasionado» -señala Sánchez Mazo- «una transformación evidente de los rasgos de sociabilidad, vinculación y expresión colectiva»[19]. El soldado ha de adoptar papeles contrapuestos para cumplir su función y sintonizar con la sociedad porque la ciudadanía está cada vez más alejada del sentimiento patriótico; «el proceso de globalización» -dice López- «conlleva una crisis de la identidad nacional»[20].

La compulsión entre libertad y seguridad repercute en el reclutamiento del capital humano que precisa la defensa de la democracia; al contrario que el coercitivo BATX, el persuasivo GAFAM -acrónimo de Google, Amazon, Facebook, Apple y Microssoft- desarrolla ciudadanos débiles y adictos a las pantallas digitales que no responden a las necesidades del reclutamiento. Peirano señala que «China es ‘1984 de Orwell’ y Estados Unidos ‘Un mundo feliz de Huxley’; encierro en su habitación a mi hijo si no hace lo que yo quiero, o le distraigo para que haga lo que quiero yo»[21]. Mientras el «yo quiero» chino (BATX) se identifica con las necesidades de la defensa, el «quiero yo» occidental (GAFAM) desea consumidores inermes al servicio de un colosal beneficio empresarial sin la adecuada conexión con la seguridad comunitaria.

Falta de apoyo de las grandes corporaciones

Recopilar información de calidad sobre los jóvenes en edad militar ya no requiere costosas encuestas y entrevistas. La técnica permite actualmente que los jóvenes alistados -ya preparados mentalmente para el combate por la educación y el entorno social- sean clasificados con gran precisión utilizando la tecnología big data; esta clasificación implica asignarles, en función de sus capacidades, un «puesto de combate» en el que serán instruidos durante el servicio activo y posteriormente, de forma periódica, como reservistas. Los procesos de clasificación e instrucción se actualizan continuamente, pues «no tiene sentido» -señala Benton- «recopilar información sobre las capacidades de un ciudadano a los dieciocho años que son totalmente distintas diez años después»[22].

El tratamiento de datos implica la cooperación en la movilización de las grandes corporaciones estadounidenses (GAFAM) porque conocen casi todo de los ciudadanos occidentales. Schmidt, exdirector ejecutivo de Google, precisa que «saben dónde está el usuario, dónde ha estado y pueden adivinar en qué está pensando»[23] y Kramer señala que «Facebook puede realizar predicciones precisas e influir en el comportamiento del usuario analizando sus palabras en la plataforma»[24].

El problema radica en que -salvo Estados Unidos- los países occidentales no tienen la capacidad de regular adecuadamente a las citadas corporaciones para que participen activamente en su Seguridad porque éstas monopolizan los servicios en línea, imprescindibles para el funcionamiento de Occidente.

Problemas para instruir a combatientes con capacidad y actitud

En consecuencia, a los jóvenes occidentales les costará ser buenos soldados en caso de conflicto bélico. El Departamento de Defensa estadounidense, por ejemplo, estima que el 98 por ciento de los 20,6 millones de jóvenes de 17 a 21 años «no tienen la capacidad o actitud adecuadas para ingresar en las Fuerzas Armadas»[25] (figura 1).

Figura 1. Porcentaje de juventud de Estados Unidos no capacitada para el servicio militar.Elaboración propiaFuentehttps://www.bloomberg.com/opinion/articles/2021-07-12/joining-the-military-doesn-t-appeal-to-enough-young-americans

En Taiwán, aumenta el apoyo al servicio militar obligatorio, Horng-en señala que «se ha pasado del 60 al 81 por ciento entre 2015 y 2016, y en 2017 se ha llegado al 86 por ciento»[26] (figura 2).

Figura 2: Aumenta el apoyo de la opinión pública taiwanesa al Servicio Militar Obligatorio.Elaboración propia. Fuente: https://thediplomat.com/2021/10/what-do-people-in-taiwan-think-about-their-military

Sin embargo, en 2017 se redujo de un año a sólo cuatro meses (figura 3), lo que impide a los soldados participar eficazmente en las maniobras de fuego real.

Figura 3: El gobierno taiwanés acorta la duración del Servicio Militar ObligatorioElaboración propia. Fuente: https://thediplomat.com/2021/10/what-do-people-in-taiwan-think-about-their-military

La espina dorsal de las Fuerzas Armadas la forman voluntarios con compromiso de cuatro años que «no cubren» -dice Huang- «las necesidades de combate en primera línea»[27]. Es preocupante la mala preparación y la baja moral entre los aproximadamente 80.000 soldados en servicio activo y los casi 2,2 millones de reservistas que son reclutados cada año; Wang señala que «los soldados están dispuestos a luchar, pero dudan que haya muchas posibilidades en una guerra contra China»[28].

Israel -país referencia en la conscripción- tiene problemas similares: la tasa de reclutamiento es del 50 por ciento y sólo el 35 por ciento de la población lleva la carga de defender el país. La motivación para combatir también disminuye; Jager señala que «la disposición para servir en unidades de primera línea se redujo del 90 al 80 por ciento entre 1990 y 2010, y fue sólo del 67 por ciento en 2018»[29] (figura 4).

Figura 4: La motivación para combatir de los ciudadanos israelíes decaeElaboración propia. Fuente https://www.jpost.com/opinion/the-myth-of-compulsory-military-service-in-israel

En consecuencia, se reducen los efectivos el 30 por ciento en pro de sistemas de defensa antimisiles y medios cibernéticos porque se considera que las principales amenazas -la creciente preponderancia de Hamas y Hezbollah y las aspiraciones de Irán de desarrollar un arma nuclear- son asimétricas. Sin embargo, estas decisiones son para Benett «un grave error que influirá en la instrucción y capacidad de los soldados en la próxima guerra»[30]; el Defensor del Pueblo enfatiza: «Las FDI se encuentran actualmente en su peor crisis y no podrán hacer frente a las amenazas actuales»[31].

Los Países escandinavos tampoco están bien preparados para responder a la imprevista amenaza convencional rusa, la cual encontraban improbable en el mundo globalizado posterior a la Guerra Fría. Ante la presión rusa en sus fronteras apoyan el reclutamiento universal, pero la educación de los jóvenes está muy alejada de las demandas bélicas, por lo que no resulta fácil reclutar soldados en la cantidad y calidad necesarias. Después de casi una década sin conscripción la población apenas ha contribuido a la defensa, cuyo peso ha recaído en una pequeña fuerza de profesionales poco representativa de la sociedad.

La situación en Suecia es representativa. Cuando es abolido el servicio militar obligatorio en el año 2010, no se piensa en la amenaza rusa y los datos demográficos sugieren que hay suficientes soldados para cubrir los puestos del nuevo ejército voluntario, pero la realidad muestra que pocos jóvenes quieren ser soldados profesionales. La situación empeora en 2016 cuando, ante la nueva situación, se precisan cien mil soldados voluntarios más por lo que «se necesita» -dice Neretnieks- «algún tipo de servicio militar obligatorio»[32]; en 2018 el gobierno sueco reanuda el reclutamiento universal: de trece mil alistados (jóvenes nacidos en 1999) son clasificados cuatro mil mujeres y hombres para servir durante once meses.

Conclusiones

La guerra como constante histórica y el nuevo entorno geopolítico global muestran que las sociedades libres han de estar preparadas para defender la democracia. Los ciudadanos han de interiorizar la necesidad de aportar su mejor esfuerzo, bien sea combatiendo o trabajando; «la cohesión social resulta prioritaria» -dice Kramp-Karrenbauer- «y es profundamente cívico devolver algo al país y a la sociedad»[33].

Servicios nacional y social como preámbulo del reclutamiento universal

Los servicios nacionales de Francia y Estados Unidos, aunque no han movilizado adecuadamente a sus respectivas sociedades, son un primer paso en el necesario compromiso con la Seguridad.

Francia -clave en la defensa europea- se prepara para un conflicto de alta intensidad (HEM) -cuyos probables adversarios son Rusia, Turquía y los países del Magreb- que requiere espíritu militar de los soldados y resiliencia de la sociedad; Burkhard reclama «un endurecimiento del ejército y un reclutamiento más exigente… los soldados deben poder continuar luchando cuando la tecnología no funcione»[34]. En 2018 se crea el Servicio Nacional Universal (Service National Universal) para fortalecer el vínculo entre la nación y quienes la protegen, fomentar la cohesión republicana y desarrollar un espíritu común de defensa, al objeto de aliviar parte de la carga que soportan las fuerzas militares y policiales. Según el Instituto Montaigne «el 72 por ciento de los franceses están dispuestos a apoyar una reanudación del servicio militar obligatorio»[35].

Estados Unidos, en la misma línea, crea en 2016 la Comisión Nacional del Servicio Militar, Nacional y Público (National Commission on Military, National and Public Service) con el objeto de aumentar la participación ciudadana en funciones públicas mediante el servicio nacional obligatorio -alternativa al servicio militar- en las administraciones públicas o en AmeriCorps, una organización que ofrece a los ciudadanos la posibilidad de desarrollar sus capacidades en pro de la comunidad.

Trascendencia de la educación y del entorno social en la guerra

Sin embargo, el servicio nacional no basta; Occidente precisa el máximo esfuerzo de todos para responder a la amenaza autocrática con «la cohesión social anímica» que permita implementar el necesario reclutamiento universal.

La disposición a morir -combatiendo o no- es condición necesaria de los ciudadanos para enfrentarse al conflicto, aunque no es suficiente; «sólo los que están convencidos de que deben causar bajas» -dice Moskos- «tienen posibilidades de vencer»[36]; ante la escasa disposición a morir por el propio país, especialmente en el centro y sur de Europa (figura 5), Occidente ha de solucionar éticamente la cuestión de «quién muere».

Figura 5. Porcentaje de la población dispuesta a morir por su paísElaboración propia. Fuente: https://brilliantmaps.com/europe-fight-war/

El reclutamiento universal demanda la disposición a morir de todos, pero las actitudes no se improvisan; se precisa una educación y un entorno social que aporten al ciudadano reclutable las virtudes que le permitan enfrentarse al conflicto. Movilizar a soldados sin preparación mental para el combate lleva a una muerte probable y a una derrota segura.Jesús Alberto García RiescoCoronel del ET. (R)Licenciado en Ciencias PolíticasAsociación Española de Militares Escritores