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domingo, 1 de septiembre de 2024

Malvinas: La maqueta del Monte Longdon del 3 Para

El Comandante del Para 3 Teniente Coronel  Hew Pike luego de sus  órdenes el 10 de junio. Junto a Robert Fox de la BBC con un modelo aproximado de la zona. La cinta blanca es la línea de partida.
Lo que se ve es una representación (+/-) de Monte Longdon, a grueso modo  una guía para los jefes de cada compañía con sus respectivos objetivos.
A diferencia de la creencia generalizada la gran mayoría de la información que disponían sobre el dispositivo argentino provenía de la observación directa (SAS, Compañia Exploración, etc).
Eventos tales como el Combate de puente Murrel o detección de radar en dias previos al 11 de junio, son indicadores que materializan esa exploración para obtener información.

viernes, 5 de julio de 2024

Crisis del Beagle: Análisis de la preparación de las Fuerzas Armadas de Chile (1960-1978)


Análisis de la preparación de las Fuerzas Armadas de Chile (1960-1978)


El período comprendido entre 1960 y 1978 fue una época crucial para las fuerzas armadas chilenas, marcada por importantes acontecimientos políticos y militares. Este ensayo examina la preparación del ejército de Chile antes del conflicto de Beagle en 1978, centrándose en el gasto militar, la inversión en equipos e infraestructura, la moral de las tropas, el entrenamiento de reclutas, las capacidades de movilización y una evaluación del Orden de Batalla (ORBAT) en comparación con las fuerzas argentinas.


Gastos militares

El gasto militar de Chile durante este período estuvo influenciado por una serie de factores internos y externos. La década de 1960 vio un gasto moderado debido a limitaciones económicas y prioridades políticas centradas en el desarrollo social bajo las administraciones del presidente Jorge Alessandri y el presidente Eduardo Frei Montalva. Sin embargo, el panorama geopolítico de América del Sur, incluidas las tensiones fronterizas con Argentina y Bolivia, requirió una inversión básica en defensa. Recordemos que para la década de los 1960 Chile registraba niveles de pobreza "africana" en la población, producto de las malas administraciones democráticas. Esos pobres inundarían las villas miseria argentinas durante finales de los 1970 y principios de los 1980.

El golpe militar de 1973, que llevó al poder al general Augusto Pinochet, marcó un punto de inflexión en el gasto militar. El régimen de Pinochet dio prioridad a la fuerza militar para consolidar el poder a nivel interno y prepararse para posibles conflictos externos. El gasto militar aumentó significativamente, alcanzando aproximadamente el 4% del PIB a mediados de los años setenta. Este aumento del gasto tenía como objetivo modernizar las fuerzas armadas y garantizar la preparación para cualquier disputa territorial, como el inminente conflicto con Argentina por el Canal de Beagle.


Inversión en equipamiento e infraestructura

El ejército chileno llevó a cabo importantes esfuerzos de modernización entre 1960 y 1978, centrándose en actualizar equipos y mejorar la infraestructura. El Ejército de Chile invirtió en nuevo armamento y vehículos, pasando de equipos obsoletos de la Segunda Guerra Mundial a armas más modernas. Este período vio la adquisición de tanques AMX-30 de Francia, vehículos blindados de transporte de personal M113 estadounidenses y varios sistemas de artillería, mejorando la potencia de fuego y la movilidad del ejército. Durante este período también se vivió la humillación de la fallida compra de cazatanques SK-105 Kurassier austríacos, frustrada por la inteligencia argentina en uno de los casos históricos más notables de desarmar al enemigo utilizando el material adquirido para atacarte. Los SK-105 fueron originalmente pagados por el Ejército de Chile (ECh) y luego recomprados por el Ejército Argentino (EA) a un precio mayor, invirtiendo como nunca en su propia supervivencia: esos cañones de 105mm que iban a abatir los Sherman argentinos ahora apuntaban a sus dueños iniciales.



La Fuerza Aérea de Chile (FACh) también priorizó la modernización, adquiriendo aviones avanzados como el Hawker Hunter y el F-5E del Reino Unido y USA, respectivamente. Para ejemplificar la pobreza extrema de recursos que detentaba el poder militar chileno podemos analizar la Operación Atlante de 1974. En ella se trasladó seis cazas Hawker Hunter desde el Reino Unido hacia Chile, marcando un supuesto hito por ser la primera vez que un avión monomotor a reacción cruzó el Atlántico sin reabastecimiento en vuelo. Se cubrieron 13,577 km en once etapas, destacando el tramo de 1985 km entre la isla de Ascensión y Recife, Brasil. Este evento permitió a los 500 habitantes de la isla presenciar el primer aterrizaje de un reactor monomotor. El riesgo potencial de accidente o directamente de perder toda esa escuadrilla en un impredecible cambio climático en el Oceáno Atlántico es completamente irresponsable, cercano al infantilismo. Sin embargo, este evento es anotado en el historial de la FACh como una épica cuando simplemente no se tenía presupuesto para embarcarlos y derivarlos sin riesgo alguno para las tripulaciones hacia su destino final. Ese era el nivel de la FACh que esperaba ser destrozada por la FAA en un potencial conflicto tal como lo sugeriría Matthei treinta años después. Posteriormente en los 80s llegarían los Mirage 50 de Francia, los que fueron adquiridos también con sobreprecio debido a las sanciones internacionales. Estas adquisiciones tenían como objetivo establecer la superioridad aérea y proporcionar un apoyo eficaz para las operaciones terrestres. La Armada también recibió importantes inversiones, incluida la adquisición de submarinos, fragatas y sistemas de misiles, que fueron cruciales para mantener el control marítimo en la disputada región del Canal de Beagle.

Las inversiones en infraestructura incluyeron la construcción de nuevas bases, la mejora de las instalaciones existentes y el desarrollo de redes logísticas para apoyar el rápido despliegue y el mantenimiento de operaciones militares. Estas mejoras fueron cruciales para mantener un estado de preparación y garantizar que las fuerzas armadas pudieran responder eficazmente a cualquier amenaza.

En la Armada de Chile, particularmente el astillero Asmar en Talcahuano, se preparó para un posible conflicto. La reparación y reacondicionamiento de buques, afectados por restricciones de importaciones militares impuestas por EE.UU. bajo la Enmienda Kennedy, fueron esenciales. La narración incluye anécdotas de la interacción con altos mandos y la innovación de ingenieros y técnicos para superar las limitaciones y preparar la flota naval chilena en una época de pésimos presupuestos de defensa. La colaboración con la industria nacional y el ingenio para mantener y mejorar la capacidad militar de Chile subraya la importancia del esfuerzo colectivo en tiempos de tensión.

Durante la década de 1960, la Armada de Chile adquirió varios buques y submarinos que reforzaron significativamente su capacidad naval. Entre ellos se incluyeron dos destructores de la Clase Almirante del Reino Unido, dos submarinos de la Clase Fleet, dos destructores de la Clase Fletcher y cuatro destructores escolta tipo APD de los Estados Unidos.

A partir de 1954, la Aviación Naval chilena experimentó un renacimiento, operando activamente con helicópteros en misiones de guerra antisubmarina, exploración y rescate. Esta integración de la aviación con las unidades de superficie marcó un avance importante en las capacidades operativas de la Armada.

Un hito destacado de esta década fue la incorporación de sistemas de misiles antiaéreos en los destructores de la Clase Almirante. En 1962, en el Arsenal Naval de Talcahuano, se les instalaron montajes cuádruples para lanzar misiles SAM Sea Cat de fabricación británica, convirtiendo a Chile en la primera nación latinoamericana en equipar sus buques con misiles.

En la década de 1970, la flota chilena incluía dos cruceros de la clase Brooklyn y dos destructores de la clase Almirante, con la adición ocasional de destructores APD. En 1974, llegaron desde Estados Unidos dos destructores de la clase Sumner. Además, Chile adquirió el crucero “Latorre” de Suecia, consolidando una flota poderosa y diversificada.

El uso de misiles en tácticas navales adquirió relevancia global en 1967, durante la Guerra de los Seis Días, cuando una lancha rápida egipcia hundió un destructor israelí con misiles de largo alcance. Esto impulsó a Chile a equipar sus naves con misiles franceses MBDA Exocet MM-38, asegurando su competitividad tecnológica.

Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se encargó a astilleros británicos la construcción de dos fragatas de la clase Leander y la modernización de los destructores de la clase Almirante. Entre 1968 y 1970, estos barcos fueron equipados con lanzadores de misiles Exocet MM-38 y modernos sistemas de detección submarina. Estos avances tecnológicos exigieron una capacitación intensiva del personal naval en electrónica y sistemas digitales, mejorando así la competencia y preparación de la Armada.

El 11 de septiembre de 1973, la Armada de Chile, junto con las otras ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros, participó en el golpe de Estado que derrocó al gobierno de Salvador Allende. El Almirante José Toribio Merino se integró a la Junta Militar de Gobierno que se formó.

A mediados de la década de 1970, la situación con los países vecinos empeoró, especialmente con Argentina debido al Conflicto del Beagle. La Armada, al mando del Vicealmirante Raúl López Silva, movilizó la flota a la zona del Cabo de Hornos y desplegó a la Infantería de Marina en las Islas Picton, Lennox y Nueva para contrarrestar la Operación Soberanía de la Flota del Mar Argentina. Interesante cómo una flota cuyo principal buque era un crucero ligero de la SGM sin capacidad submarina efectiva podría derrotar a otra flota con portaaviones y capacidad submarina completa.

Durante este período, Chile adquirió aviones de exploración marítima Embraer P-111 de Brasil y helicópteros Alouette de Francia, fortaleciendo así su capacidad de vigilancia y defensa marítima. Estos equipos y las nuevas adquisiciones reforzaron significativamente la capacidad operativa y de respuesta de la Armada de Chile frente a posibles amenazas regionales.



Moral y preparación de las tropas

La moral de las tropas es un factor crítico en la efectividad militar, y durante el período previo al conflicto de Beagle, las fuerzas armadas chilenas enfrentaron desafíos y oportunidades en este sentido. El golpe militar de 1973 tuvo un profundo impacto en la moral y la estructura de las fuerzas armadas. La purga de los supuestos opositores políticos y el establecimiento de un gobierno militar condujeron a un ejército más políticamente alineado e ideológicamente unificado. Sin embargo, la naturaleza represiva del régimen también generó miedo y desconfianza dentro de las filas.

A pesar de estos desafíos internos, el enfoque en el profesionalismo y la capacitación mejoró la moral general. El gobierno militar invirtió fuertemente en programas de capacitación, tanto a nivel nacional como a través de asociaciones internacionales. Los oficiales chilenos recibieron capacitación en Estados Unidos y Europa, aportando conocimientos y experiencia valiosos para mejorar los programas de capacitación nacionales. Este énfasis en el profesionalismo y la preparación ayudó a fomentar un sentido del deber y la capacidad entre las tropas.

Capacidades de movilización y entrenamiento de reclutas

La dependencia de Chile del servicio militar obligatorio jugó un papel importante en su preparación militar. El servicio militar obligatorio aseguró un flujo constante de personal hacia las fuerzas armadas, lo que permitió el mantenimiento de un gran ejército permanente y reservas. El entrenamiento de los reclutas era riguroso y se centraba en la aptitud física, la disciplina y las habilidades técnicas necesarias para la guerra moderna. La formación básica se complementó con cursos especializados, garantizando que los reclutas estuvieran bien preparados para sus funciones dentro de la estructura militar.

Las capacidades de movilización fueron otro aspecto crítico de la preparación. El ejército chileno desarrolló sistemas eficientes para la rápida movilización de reservistas, lo cual fue esencial para responder a la amenaza potencial planteada por Argentina. Se llevaron a cabo simulacros y ejercicios periódicos para garantizar que los planes de movilización pudieran ejecutarse sin problemas y de manera efectiva. Estos preparativos incluyeron el establecimiento de reservas y el mantenimiento de reservas estratégicas de equipos y suministros.

Orden de batalla comparativo (ORBAT)

Un análisis del Orden de Batalla (ORBAT) de Chile y Argentina revela importantes ideas sobre las fortalezas y debilidades relativas de las dos fuerzas militares. En 1978, el Ejército de Chile estaba compuesto por varias divisiones bien equipadas, centrándose en unidades mecanizadas y blindadas capaces de moverse y desplegarse rápidamente. La Armada tenía una flota equilibrada con submarinos, destructores y fragatas modernos, lo que proporcionaba una sólida capacidad de defensa marítima. La Fuerza Aérea estaba equipada con una combinación de aviones interceptores y de ataque a tierra, capaces de apoyar operaciones tanto defensivas como ofensivas.

El Ejército de Chile estaba estructurado en divisiones y brigadas con un enfoque defensivo en caso de invasión. Las unidades estaban distribuidas estratégicamente a lo largo del país, particularmente en las zonas fronterizas. Sin embargo, se enfrentaban a desafíos significativos, como la falta de equipamiento moderno y suficientes suministros para una guerra prolongada. A pesar de esto, se destacaba la alta moral y el entrenamiento de las tropas, quienes estaban preparadas para defender el territorio nacional con determinación.

En 1952, Chile recibió 21 tanques M-24 Chaffee que fueron asignados al Destacamento Blindado N.º 2 en Antofagasta, unidad que se convertiría en la Escuela de Blindados en 1969, funcionando como tal hasta 1975. Durante su servicio en la Escuela de Blindados, estos tanques experimentaron un desgaste considerable debido a su uso intensivo en los cursos de formación de oficiales, suboficiales y clases. Se revelaron sus principales deficiencias: los motores acoplados y el giro estabilizador.

En 1975, la Escuela de Blindados se trasladó a Santiago, específicamente al cuartel de Santa Rosa. Este traslado incluyó una redistribución del material entre las unidades blindadas, por lo que todos los M-24, incluidos aquellos en desuso o que estaban exhibidos como monumentos, fueron transportados a Santiago para ser repotenciados. Este proceso incluyó la recuperación de motores Cadillac, sistemas eléctricos y cañones, permitiendo que los M-24 volvieran a ser utilizados como tanques de entrenamiento en la Escuela de Blindados y en los Cursos de Alféreces Blindados de la Escuela Militar.

Sin embargo, poco tiempo después se decidió sustituir los motores Cadillac por motores diésel. Se evaluaron tres prototipos: Mercedes Benz, Cummins Diesel y Maco con Detroit Diesel, sometiéndolos a pruebas rigurosas de movilidad, funcionamiento en altura y autonomía. Finalmente, se seleccionó el prototipo Maco Detroit Diesel. A pesar de estas mejoras, los M-24 Chaffee llegaron al final de su vida útil, ya que su cañón de baja presión de 75 mm y su delgado blindaje solo los hacían aptos para entrenamiento, no para enfrentar amenazas contemporáneas.

En 1964, a través del Pacto de Ayuda Militar (PAM), Chile recibió 10 tanques M-41 A1, asignados a la Escuela de Mecanizados de Santiago. Estos tanques se destacaron en la Parada Militar de ese año, impresionando tanto a los espectadores por su apariencia como a los profesionales por sus avances tecnológicos, incluyendo su capacidad de girar rápidamente sobre su eje, su freno de boca y la cámara evacuadora de gases, además de un moderno sistema de control de fuego con mandos hidráulicos precisos. En comparación con los tanques M-3, M-4 y M-24, los M-41 A1 representaban un avance significativo.


Tanque M-24 Super Chaffee con su nuevo cañón de 60 mm, Peldehue, 1989

En 1970, llegó una segunda partida de 40 tanques M-41 A1/A3 a Chile, distribuidos al Regimiento Granaderos de Iquique y al recién creado Batallón Blindado N.º 5 en Punta Arenas. Gracias a su versatilidad y confiabilidad, estos tanques se emplearon exitosamente en diversos terrenos y escenarios rigurosos en Arica, Iquique, Antofagasta, Santiago, Concepción, Punta Arenas y Puerto Natales. Las tripulaciones apreciaban los M-41 por su amplitud, comodidad, buena movilidad y rapidez, alcanzando velocidades de hasta 70 km/h en caminos. A pesar de ser clasificados como tanques de reconocimiento, durante muchos años fueron los mejores tanques del Ejército chileno, hasta la llegada de los AMX-30.

Los M-41 podían enfrentar a la mayoría de los tanques enemigos potenciales, excepto el T-54/55 soviético, para el cual debían acercarse más para aumentar la efectividad de sus proyectiles antitanque. Sin embargo, debido al alto consumo de su motor Continental y su baja autonomía, entre 1987 y 1989, se reemplazó su motor por uno Detroit Diesel más eficiente. Pese a esta actualización, la llegada de los tanques Leopard 1-V los dejó obsoletos, al igual que a la mayoría de los otros modelos de tanques. Eventualmente, los M-41 fueron relegados a los pelotones de exploración blindados y finalmente retirados del servicio en 2005, con la nostalgia de muchas generaciones de militares.


M-41 en Punta Arenas en los 70s

Los tanques M-24 y M-41 jugaron roles significativos en la formación y operaciones del Ejército chileno a lo largo de varias décadas. A pesar de sus limitaciones y eventual obsolescencia, contribuyeron al desarrollo de las capacidades blindadas de Chile, marcando una era de transición y modernización en las fuerzas armadas del país. La evolución de estos tanques refleja no solo los avances tecnológicos y tácticos, sino también los desafíos y adaptaciones necesarias para mantener la eficacia operativa frente a amenazas cambiantes y condiciones exigentes.

En 1970, llegaron a Chile 60 APC M-113 Al, los que fueron desembarcados en Iquique y Punta Arenas para complementar las compañías de tiradores blindados dotadas de semiorugas M-3 de los Regimientos Blindados N° 1 Granaderos, N° 8 Exploradores y N° 5 Punta Arenas. Los EE-9 también fueron movilizados desde el Norte a Punta Arenas y, en otra prueba de desesperación extrema, los mismos fueron tripulados y "comandados" por jóvenes conscriptos que ni siquiera llegaban a suboficiales. Algo así estamos viendo hoy en Ucrania de parte de rusos que montan a cualquier soldado al frente de sus blindados y terminan siendo más que carne de cañón para videos de streaming.


EE-9 Cascavel chileno


En comparación, el ejército argentino era más grande y estaba mejor financiado. El Ejército argentino contaba con un mayor número de unidades blindadas y mecanizadas, apoyadas por amplios sistemas de artillería y defensa aérea. La Armada Argentina también fue formidable, con un número importante de combatientes de superficie y submarinos. La Fuerza Aérea Argentina tenía una flota de aviones más grande y diversa, incluidos cazas y bombarderos modernos capaces de realizar operaciones de largo alcance.

A pesar de estas disparidades, la estrategia militar de Chile enfatizó la calidad sobre la cantidad, enfocándose en mantener una fuerza altamente profesional y bien entrenada. El énfasis estratégico en defender puntos geográficos clave, como la Cordillera de los Andes y los puntos de estrangulamiento marítimos críticos, tenía como objetivo compensar la superioridad numérica de Argentina. Las inversiones de Chile en equipos modernos y entrenamiento tenían como objetivo garantizar que sus fuerzas pudieran operar eficazmente en el terreno y las condiciones desafiantes de las posibles zonas de conflicto.

Los preparativos y estrategias del ejército chileno en la víspera de un potencial conflicto con Argentina durante la crisis del Canal de Beagle en 1978 fueron ingentes. El estado de alerta máxima y la disposición de las fuerzas armadas chilenas, que incluían el despliegue de tropas y material bélico en puntos estratégicos a lo largo de la frontera con Argentina fue algo presente en la población. Los planes de contingencia abarcaban tanto la defensa de territorio nacional como la realización de operaciones ofensivas, mostrando la determinación de Chile de proteger su soberanía ante cualquier agresión.

Uno de los puntos destacados es la coordinación y comunicación entre las distintas ramas de las fuerzas armadas chilenas. La planificación detallada y el establecimiento de una cadena de mando clara fueron cruciales para garantizar una respuesta efectiva y coordinada en caso de ataque. El liderazgo militar, encabezado por altos mandos con experiencia y conocimiento táctico, jugó un papel vital en la preparación de las tropas y en la implementación de estrategias defensivas y ofensivas. Esta preparación incluyó ejercicios militares, simulacros de combate y la movilización de reservas para fortalecer las posiciones defensivas.

Debe tenerse en cuenta siempre las limitaciones y desafíos enfrentados por las fuerzas armadas chilenas, como la falta de equipamiento moderno y la dependencia de suministros extranjeros, afectados por embargos y restricciones internacionales. A pesar de estas limitaciones, el ingenio y la determinación de los militares chilenos fueron destacados, mostrando cómo lograron superar obstáculos mediante la adaptación y el uso eficiente de los recursos disponibles. La moral y el compromiso de las tropas, junto con el apoyo de la población civil, fueron elementos clave para mantener la defensa del país en un momento de alta tensión. Existe, de todos modos, evidencia de una logística paupérrima a tropas convocadas en el Sur: los oficiales realizaron maltratos excesivos a sus conscriptos y la provisión de munición no superaba las pocas decenas de cartuchos. Para una paralelo, unos pocos años después en Malvinas se agotaron municiones reservadas para meses de operaciones en unas pocas noches.

Finalmente, una reflexión merece siempre las consecuencias de la crisis y cómo la resolución pacífica del conflicto evitó una guerra que podría haber tenido resultados devastadores para ambas naciones. La intervención de mediadores internacionales y la voluntad de ambas partes de buscar una solución diplomática subrayaron la importancia de la negociación y el diálogo en la resolución de disputas territoriales. La crisis del Canal de Beagle se convierte en un ejemplo de cómo la preparación militar y la diplomacia pueden coexistir y conducir a la paz, evitando el sufrimiento y la destrucción que conlleva una guerra. Para Chile, fue un susto del que aprendería: el financiamiento de las fuerzas armadas quedaría supeditada a un porcentaje fijo de las exportaciones cobre. Los altos mandos chilenos entendieron claramente que estuvieron a punto de perder todo lo extraído de sus vecinos en el siglo 19.

Conclusión

El período comprendido entre 1960 y 1978 vio avances significativos en la preparación de las fuerzas armadas chilenas. El aumento del gasto militar, las inversiones sustanciales en equipo e infraestructura, la mejora de la moral de las tropas y el entrenamiento efectivo de los reclutas y las capacidades de movilización contribuyeron a un estado de preparación para un conflicto potencial. Si bien Chile enfrentó desafíos, incluida la agitación política interna y las limitaciones inherentes de una fuerza militar más pequeña, su enfoque estratégico en la modernización y el profesionalismo proporcionó un elemento disuasorio creíble contra la agresión.

En el contexto del conflicto de Beagle de 1978, las fuerzas armadas de Chile estaban al límite preparadas para defender los reclamos territoriales. Las inversiones estratégicas y los preparativos realizados durante este período fijaron dentro de sus limitaciones que Chile pudiera mantenerse cierta firmeza frente a Argentina, aprovechando sus fortalezas en conocimiento del terreno y posicionamiento estratégico. El ejército argentino era más grande y estaba mejor financiado, el énfasis de Chile estaba en su defensa desesperada y la defensa estratégica proporcionó algún contrapeso equilibrado que, en última instancia, contribuyó a evitar un conflicto abierto a través de medios diplomáticos.

El conflicto de Beagle sirve como un estudio de caso sobre la importancia de la preparación militar y la planificación estratégica, demostrando que incluso las naciones mal gestionadas pueden defender eficazmente sus intereses mediante una cuidadosa inversión en sus fuerzas armadas. La capacidad de Chile para prepararse y gestionar la amenaza de guerra durante este período subraya el valor de un ejército profesional y bien preparado para mantener sus consideraciones respecto a la soberanía y la seguridad nacionales.

J.L.



martes, 15 de agosto de 2023

SGM: Operación Seelöwe, la invasión al Reino Unido

'Poner a Inglaterra de rodillas'

Parte I || Parte II
Weapons and Warfare




Operación “Sea Lion” – ¿Invadir Inglaterra en 1940? [Parte uno]

En sus urgentes preparativos contra la invasión durante las últimas semanas de mayo de 1940, las autoridades militares y civiles británicas trabajaron bajo un profundo engaño. En ese momento, los alemanes no tenían ningún plan detallado para invadir Inglaterra. Cuando los Jefes de Estado Mayor advirtieron el 28 de mayo que 'un ataque es inminente' estaban equivocados. Todas las energías de la Wehrmacht se concentraron en la derrota de Francia y los Países Bajos. Las operaciones a través del Canal por mar o aire nunca se habían considerado seriamente antes de que se lanzara la ofensiva occidental el 10 de mayo.

La falta de una estrategia alemana integral para la invasión reflejaba la ambivalencia del propio Hitler hacia Inglaterra, que oscilaba entre el odio y la admiración. Por un lado, vio a Gran Bretaña como el mayor obstáculo potencial para sus sueños de dominación europea. Por otro lado, apreciaba un profundo respeto por los logros de Gran Bretaña, especialmente en la construcción de su imperio y la derrota de sus enemigos continentales, y se inclinaba a ver el establecimiento británico, incluido el sistema de clases, Oxbridge y las escuelas públicas de élite, como un baluarte contra el bolchevismo. . En una ocasión, el jefe del Estado Mayor del ejército alemán, el general Franz Halder, entró en la oficina del Führer y lo encontró felizmente hojeando una copia del Illustrated London News. Hitler levantó la vista de la revista y dijo: 'Que tenemos que hacer la guerra contra tales personajes, ¿No es una pena? Mezclado con este gran respeto por el historial de Gran Bretaña estaba su creencia, tan característica de su ideología racialmente fijada, de que el pueblo anglosajón era esencialmente del mismo origen étnico que los alemanes.

Aparte de sus actitudes contradictorias hacia la nacionalidad británica, hubo otros dos factores prácticos que le impidieron desarrollar cualquier plan de invasión durante los primeros nueve meses de la guerra. Uno fue su falta de interés en la política naval. Lleno de visiones de conquista por tierra para expandir el Lebensraum, o espacio vital, para el pueblo alemán, trató al ejército y la Luftwaffe como prioridades militares mucho mayores que la Kriegsmarine. A nivel personal, Hitler sentía poca atracción por las actividades náuticas. Le gustaba relajarse en los bosques y las montañas, no junto al mar, que consideraba un territorio extraño e incluso intimidante. "En tierra me siento como un león, pero en el mar soy un cobarde", admitió una vez. Igual de importante, creía que Gran Bretaña capitularía si Francia fuera derrotada. Con el Reich todopoderoso en el continente, no vio ninguna razón por la cual la guerra continuaría ya que la causa de Gran Bretaña se habría vuelto tan desesperada. El colapso de Francia obligaría al gobierno británico a buscar términos. De hecho, uno de los objetivos clave de la ofensiva occidental, dijo, era "poner de rodillas a Inglaterra".

Según Hitler, si Gran Bretaña se negaba a rendirse en el caso del colapso de Francia, entonces podría ser estrangulada hasta la sumisión cortando sus suministros, haciendo innecesaria la invasión. Dijo en una conferencia de sus comandantes en mayo de 1939: "Gran Bretaña puede ser bloqueada desde el oeste de Francia de cerca por la Luftwaffe, mientras que la Armada con sus submarinos puede extender el alcance del bloqueo".

Cuando el comandante en jefe de la Kriegsmarine, el gran almirante Erich Raeder, se reunió con Hitler el 23 de septiembre de 1939 para hablar sobre las operaciones navales en Occidente, el Führer tampoco hizo referencia a ningún desembarco anfibio en la costa inglesa, instando en cambio a una estrategia naval agresiva. bloqueo si la guerra continuaba contra Francia y Gran Bretaña. "Cuanto más rápido sea el comienzo y más brutal, más rápido será el efecto y más corta será la guerra", le dijo a Raeder. Sin embargo, a pesar de la indiferencia de Hitler, Raeder reconoció que el Reich bien podría tener que organizar una invasión.

Ambicioso, excéntrico y puritano, el gran almirante también era metódico y bien organizado. Lo que temía era una demanda repentina de Hitler o del Jefe de Estado Mayor de la Wehrmacht para la provisión de una flota de invasión, completa con transporte de tropas y protección de convoyes. Aunque la posibilidad de una invasión pudiera parecer remota, Raeder sintió que debía estar preparado para ella, sobre todo porque, durante el otoño de 1939, Hitler estaba planeando un asalto a Francia, con el nombre en código de Caso Amarillo. Como Raeder escribió más tarde sobre el análisis preliminar realizado por el personal de guerra naval:

Para nosotros era claro que se debían realizar estudios en caso de que los desarrollos de la guerra nos presentaran repentinamente un nuevo giro en el problema inglés... Aunque el pueblo británico había estado obsesionado desde el principio por el espectro de la invasión, no había habido el más mínimo pensó en esto en el lado alemán. Sin embargo, era natural que algún día el comando de las fuerzas armadas prestara atención a este problema, y ​​quería tener a mano algunos detalles bien razonados cuando llegara ese momento, para que al menos el pensamiento pudiera comenzar sobre una base firme. . La Armada sería la primera de las fuerzas armadas en preocuparse por una invasión, ya que se trataría de un transporte ultramarino a escala colosal.

Para llevar a cabo este estudio técnico, el 15 de noviembre Raeder nombró un pequeño equipo al mando del contraalmirante Otto Schniewind. Los planificadores navales se pusieron a trabajar con rapidez más que con entusiasmo. En quince días habían producido el esquema tentativo de un plan de invasión, cuyo nombre en código era Study Red, que preveía un área de aterrizaje de unas 60 millas de ancho en la costa sur de Inglaterra entre Portland en Dorset y Yarmouth. La fuerza atacante, que ascendería a solo 7.500 hombres transportados en unos quince barcos, teóricamente podría embarcarse desde los puertos del Canal Francés si hubieran sido capturados, pero eso la dejaría muy expuesta al fuego enemigo, además de privarla del elemento. de sorpresa Por lo tanto, dijeron los planificadores, sería preferible el embarque desde Alemania, a pesar de la ruta marítima más larga, aunque una alternativa sería utilizar Amberes y Ámsterdam.

Study Red era esencialmente pesimista, con un fuerte énfasis en las dificultades que encontraría cualquier fuerza invasora, como la fuerza de la artillería costera británica, la movilidad de las tropas defensivas británicas, la amenaza de los submarinos de la Royal Navy, la gran cantidad de barcos necesarios y , sobre todo, la necesidad de establecer la superioridad aérea sobre la RAF. Como señalaron los planificadores navales, la paradoja era que si se cumplían todas las condiciones para hacer posible una invasión, especialmente la derrota de la RAF y la Royal Navy, entonces Gran Bretaña ya habría sido derrotada: 'así, un desembarco, seguido de ocupación , apenas será necesario.



Esta negatividad fue importante, ya que marcó la pauta de la actitud del personal naval hacia la Operación Sea Lion. A lo largo del verano de 1940, Raeder y sus oficiales superiores mantuvieron muchas dudas sobre toda la empresa, siempre presionando para posponer la invasión o el uso de una estrategia alternativa para subyugar a Inglaterra. Halder anotó en su diario el 30 de julio de 1940 después de una conferencia improductiva: "Con toda probabilidad, la marina no nos proporcionará este otoño los medios para una invasión exitosa". Sin embargo, el ejército era más optimista, como se demostró cuando Schniewind envió su Study Red al Oberkommando des Heeres (OKH), el mando supremo del ejército alemán bajo el mando del mariscal de campo Walther von Brauchitsch.

A fines de 1939, después de recibir el plan naval, von Brauchitsch ordenó que uno de sus oficiales, Helmuth Stieff, quien era conocido por sus habilidades organizativas, realizara un contraestudio, aunque a Hitler no le agradaba, y lo llamó "un pequeño enano venenoso". . Adoptando un enfoque más optimista y menos vacilante que el personal naval, Stieff elaboró ​​un plan de invasión, cuyo nombre en código es Study North-West, que proponía una serie de desembarcos, no en la costa sur, sino en la costa de East Anglian entre el Támesis Estuary and the Wash. La velocidad y la sorpresa fueron los elementos clave del plan. El asalto inicial propuesto estaría compuesto por tres o cuatro divisiones de infantería, junto con la 7ª División de Paracaidistas, seguida de una segunda ola de dos divisiones panzer y una división motorizada. También habría un ataque de distracción de dos divisiones al norte del Humber para alejar a las tropas británicas de Norfolk y Suffolk. A medida que los dos primeros ataques de invasión se trasladaron tierra adentro desde la costa, una tercera ola de tropas desembarcaría en East Anglia para asegurar la derrota del ejército británico y ayudar a aislar Londres del resto del país. A diferencia de la pequeña fuerza de invasión propuesta por la Kriegsmarine, el plan de Stieff involucró aproximadamente a 100.000 hombres.

La respuesta a su propuesta demostró la grave falta de unidad dentro de los niveles superiores del ejército alemán, algo que obstaculizaría los preparativos para Sea Lion en los próximos meses. El personal de Raeder consideró que el esquema del OKH era completamente irreal, tanto en escala como en geografía.

Como explicaron en su respuesta del 8 de enero de 1940, creían que los puertos de East Anglian de Lowestoft y Great Yarmouth eran demasiado pequeños para las principales operaciones de descarga, además de estar fuertemente defendidos por la Royal Navy. Además, la idea de una operación de distracción en el norte solo debilitaría aún más los ya limitados recursos de la Kriegsmarine. De hecho, la flota estipulada en el plan de Stieff excedía con creces la fuerza marítima alemana. 'El transporte requerido para las fuerzas especificadas por el Estado Mayor asciende a 400 vapores medianos, además de una gran colección de barcos auxiliares de la más variada naturaleza, algunos de los cuales deben construirse primero.' La Kriegsmarine estimó que probablemente se necesitaría un año para tal trabajo de construcción. Lo que hizo que el plan OKH fuera aún menos factible, declaró el personal de Raeder, era el poder de la Royal Navy. "La flota británica de origen siempre podrá aparecer con más fuerza que nuestra propia flota, si hay voluntad".

La Luftwaffe, encabezada por la gigantesca y egocéntrica figura de Herman Goering, también desdeñó el plan de Stieff. Incluso más que la Kriegsmarine, la Luftwaffe siempre se opuso al concepto de invasión, en parte porque Goering, un creyente ideológico en la influencia fundamental del poder aéreo moderno, pensó que su propia fuerza podría abrumar a Gran Bretaña sin ayuda. Esta misma actitud prevaleció en diciembre de 1939, cuando el estado mayor de la Luftwaffe respondió al esquema de Stieff: "La operación planeada solo puede considerarse en condiciones de superioridad aérea absoluta, e incluso entonces solo si la sorpresa está asegurada". En conclusión, la Luftwaffe argumentó que 'una operación combinada con un desembarco en Inglaterra como objetivo debe ser rechazada. Sería sólo el último acto de una guerra contra Inglaterra que ya había tomado un curso victorioso.






En el mes siguiente a la campaña de Noruega de abril de 1940, la velocidad del avance alemán a través de los Países Bajos y Francia revivió el concepto de una invasión británica. El 20 de mayo, la fuerza panzer dirigida por el general Heinz Guderian, el comandante de tanque pionero y uno de los arquitectos de la guerra relámpago, había llegado a Abbeville en la desembocadura del Somme. Esta notable carrera hacia el Canal de la Mancha había puesto a las tropas alemanas a la vista de los Acantilados Blancos de Dover. Preocupado de que el Führer, entusiasmado por su éxito en tierra, quisiera enviar impulsivamente a sus divisiones victoriosas al otro lado del mar, Raeder buscó una reunión privada con él. Como explicó más tarde: 'Había llegado el momento en que tenía que plantear la cuestión de una invasión con Hitler. Tenía miedo de que, de lo contrario, algún irresponsable hiciera la obvia sugerencia de invadir. Hitler aceptaría la idea y la Kriegsmarine se encontraría de pronto ante un problema insuperable. Hitler accedió a la petición de Raeder. Al día siguiente, el gran almirante viajó a Felsennest (o "águila rocosa"), el remoto y escarpado cuartel general del Führer en la cordillera de Eifel, en el oeste de Alemania.

Algunos de los generales de Hitler lo recuerdan como vacilante y ansioso en este momento. Como escribió Halder en su diario el 16 de mayo, 'Un día desagradable. El Führer está terriblemente nervioso. Asustado por su propio éxito, tiene miedo de correr riesgos y prefiere tirar de las riendas sobre nosotros. En otra entrada, Halder registró que Hitler "se enfurece y grita que estamos a punto de arruinar toda la campaña y que nos dirigimos a la derrota".

En la reunión, Raeder expuso sus profundas reservas sobre la posibilidad de invadir Inglaterra, destacando la fortaleza de la Royal Navy, la falta de puertos abiertos y la necesidad de un dominio absoluto del aire. También presentó otro argumento que no se había ventilado anteriormente. "La desviación de un gran porcentaje del transporte marítimo, costero y fluvial de Alemania para el transporte de las tropas invasoras, señalé, perjudicaría en gran medida la economía interna de Alemania". Adoptando una actitud evasiva, casi indiferente, Hitler pareció aceptar esto, diciéndole al gran almirante que una vez que Francia hubiera caído, estrangularía a Inglaterra a través de la guerra submarina y el bombardeo aéreo. Era prudente prepararse para una guerra larga, dijo el Führer, aunque creía que Inglaterra "pronto alcanzaría la paz". Para alivio de Raeder,

En el mismo momento en que se desarrollaba la reunión de Felsennest, en Inglaterra la fiebre invasora alcanzaba nuevos niveles de intensidad, como se refleja en la oleada de reclutas de la LDV, la redada de alienígenas enemigos, la creación de barricadas improvisadas, el establecimiento de baterías costeras y la extensión de alambre de púas en las playas. Poco sabían el personal militar y los políticos británicos que la idea de una invasión estaba lejos de la mente del Führer, que en ese momento no estaba totalmente centrado en una futura campaña en Gran Bretaña sino en la presente en Francia. Para Hitler, tan agresivo pero tan paranoico, la mera velocidad del ataque alemán trajo sus propios peligros y dudas. De sus deliberaciones con algunos de sus generales surgió una de las decisiones más extraordinarias de los primeros años de la guerra, una que iba a tener una gran influencia en la capacidad de supervivencia de Gran Bretaña.

El 21 de mayo, con las principales unidades alemanas rodeándolos en la costa, la Fuerza Expedicionaria Británica estaba aislada y enfrentada a la derrota. El secretario privado de Churchill, John Colville, anotó en su diario: “La situación en Francia es extraordinaria. Debido al rápido avance de las tropas blindadas, los alemanes se encuentran en muchos lugares detrás de las líneas aliadas, y añadió siniestramente: "Se están haciendo preparativos para la evacuación de la BEF en caso de necesidad". Ironside, en su última semana como Jefe del Estado Mayor Imperial, pensó que la única esperanza era que la BEF contraatacara moviéndose hacia el sur. Sin embargo, durante una visita para ver al general Gort, comandante de la BEF, se sintió perturbado por la falta de espíritu de lucha entre los franceses y escribió en su diario el 21 de mayo: "Situación desesperada... Dios ayude a la BEF, llevada a este estado". por la incompetencia de los franceses.

Ese mismo día, debido a la desorganización de los aliados y las malas comunicaciones, una gran contraofensiva planificada contra los alemanes fracasó después de un valiente ataque cerca de la ciudad de Arras, en el noreste de Francia, por parte de dos divisiones y una brigada de tanques al mando del mayor general Harold. Franklyn. Pero los alemanes pronto se reagruparon, lo que obligó a la BEF a retirarse precipitadamente hacia los puertos del Canal de Calais y Dunkerque. Atrapada en el rincón más septentrional de Francia, sin suministros ni cobertura aérea, la fuerza de Gort parecía condenada cuando las divisiones panzer tomaron el puerto de Boulogne el 23 de mayo, justo al sur de Calais, privando así a la Royal Navy de una instalación vital para cualquier evacuación. "No veo que tengamos ninguna esperanza de sacar el BEF", escribió Ironside esa noche, una opinión compartida por el teniente general Alan Brooke, comandante del II Cuerpo, quien registró:

Sin embargo, justo cuando el desastre parecía ser inevitable, Hitler y algunos de sus generales iban a dar a los británicos un rayo de esperanza, quienes de repente se vieron atrapados por la incertidumbre. Esa noche, los generales Heinz Guderian y Paul von Kleist dirigían sus fuerzas panzer en una persecución al estilo blitzkrieg de la BEF hacia Dunkerque cuando de repente recibieron una orden del mariscal de campo Gerd von Rundstedt, jefe del Grupo de Ejércitos A, de detenerse durante treinta minutos. -seis horas. Guderian estaba furioso, creyendo que se estaba desperdiciando la oportunidad de aniquilar a la BEF. Después de la guerra, escribió: 'Mis repetidas protestas no fueron escuchadas. Por el contrario, la orden maldita se repitió. La orden permitió que el ejército británico escapara porque, si hubiéramos podido continuar nuestra carrera sobre Dunkerque, probablemente habríamos llegado antes que los británicos.

La decisión de Von Rundstedt fue impulsada por las preocupaciones sobre las líneas de suministro demasiado extendidas, la tensión en las divisiones panzer, el riesgo de exponer sus divisiones en la retaguardia y la necesidad de conservar su armadura para el avance final hacia el sur contra los franceses. Su orden de detención fue respaldada por Hitler, quien visitó el cuartel general del Grupo de Ejércitos A a la mañana siguiente, 24 de mayo.

Después de la guerra, se volvió común entre los generales alemanes supervivientes echarle toda la culpa a Hitler por el movimiento. Había actuado totalmente en contra de sus deseos, dijeron, lo que solo indicaba lo pobre que era como estratega militar. El general Wilhelm von Thoma, jefe de la sección de tanques, dijo que "pidió permiso para dejar que los tanques avanzaran", pero sus súplicas fueron infructuosas debido a la influencia del Führer. Como escribió en 1950, 'Nunca se puede hablar con un tonto. Hitler arruinó la posibilidad de victoria. El comandante panzer von Kleist, que estaba a solo 18 millas de Dunkerque cuando se emitió la orden de parada, argumentó que la BEF pudo llegar a Dunkerque "solo con la ayuda personal de Hitler". De manera similar, el oficial de operaciones del Grupo de Ejércitos A, el general Günther Blumentritt, afirmó que 'Hitler estaba completamente solo en su decisión de dar la orden de detenerse.

Dos factores vitales jugaron en la mente de Hitler. El primero fue el papel de la Luftwaffe, cuyo jefe Hermann Goering era el aliado más cercano de Hitler. Disfrutando de su preeminencia pero celoso del éxito del ejército en Francia, le dijo a su líder que, en lugar de poner a las divisiones acorazadas alemanas en mayor riesgo, dado el terreno blando alrededor de Dunkerque, la tarea de aniquilar a la BEF debería recaer en las tropas alemanas. Luftwaffe. Los británicos, afirmó, serían presa fácil para sus cazas y bombarderos, declarando con gran pompa: «La gran misión de la Luftwaffe es inminente: aniquilar a los británicos en el norte de Francia. Todo lo que el ejército tiene que hacer es ocupar.

La voluntad de Hitler de complacer la vanidad de Goering fue impulsada en parte por la segunda razón, más política, de la orden de suspensión, que destacaba su ambivalencia hacia la guerra contra Gran Bretaña. Creyendo que el gobierno británico estaba ansioso por llegar a un acuerdo de paz, se mostró reacio a desperdiciar su valiosa armadura en los traicioneros pantanos de Flandes en lo que percibió como una pelea sin sentido. Ya sea que la BEF se rindiera en el Paso de Calais o regresara a Gran Bretaña como el remanente desaliñado de un ejército, estaba seguro de que Churchill tendría que negociar los términos una vez que Francia cayera, y les dijo a sus generales en un momento: "Siempre es bueno dejar que un ejército roto el ejército vuelve a casa para mostrar a la población civil la paliza que han recibido.

En un nivel más profundo, debido a su respeto por Gran Bretaña, por un momento careció de la crueldad que solía mostrar hacia sus enemigos. Blumentritt afirmó más tarde que él y su personal de planificación se habían sorprendido por la actitud de su líder el 23 de mayo. "Nos asombró al hablar de su admiración por el Imperio Británico, de la necesidad de su existencia y de la civilización que Gran Bretaña había traído al mundo". Este fue también el recuerdo de von Rundstedt, quien dijo que, en su reunión de Charleville, Hitler había explicado sus esperanzas de "hacer las paces antes con Inglaterra" dejando escapar a la BEF. Según el testimonio del general, escrito en 1949 con el beneficio de la retrospectiva, el Führer dijo: 'El imperio británico no pudo ser destruido ni siquiera en 100 años.

Cualquiera que sea su justificación, la orden tuvo un impacto crucial en las posibilidades de supervivencia de la BEF. Cuando se levantó el 26 de mayo y los tanques alemanes comenzaron a moverse nuevamente, gran parte de la fuerza de Lord Gort había logrado llegar a Dunkerque. La heroica resistencia opuesta por la guarnición británica en Calais brindó asistencia adicional a la retirada, donde las unidades del Royal Rifle Corps del Rey y la 30.ª Brigada Motorizada al mando del brigadier Claude Nicholson ataron a un gran número de panzers y tropas. Esencialmente, la valiente banda de Nicholson fue sacrificada para proteger a la BEF, ya que Churchill le ordenó que no se retirara sino que luchara hasta el amargo final. El general Pug Ismay, ayudante de Churchill, fue testigo de la angustia del primer ministro en este momento. 'Es una cosa terrible condenar a un cuerpo de hombres espléndidos a la muerte o al cautiverio. La decisión nos afectó a todos muy profundamente, especialmente quizás a Churchill. Estuvo inusualmente silencioso durante la cena de esa noche, y comió y bebió con evidente desagrado. Cuando nos levantamos de la mesa, dijo: “Me siento físicamente enfermo”. '

Esa misma noche, cuando los primeros alemanes estuvieron dentro del alcance de la artillería de las tropas británicas y francesas ahora con base en Dunkerque, el Gabinete de Guerra acordó ordenar el inicio de la evacuación, cuyo nombre en código es Operación Dinamo. A la mañana siguiente, Churchill le escribió a Gort, su carta revelando su sensación de aprensión. 'En este momento solemne, no puedo dejar de enviarles mis mejores deseos. Nadie puede decirte cómo irá. Pero cualquier cosa es mejor que estar encerrado y morir de hambre. Parecía una esperanza vana al comienzo de Dynamo que muchas de las tropas de BEF serían rescatadas de Dunkerque. Ironside predijo que no se salvarían más de 30.000, poco más de una décima parte de todo el BEF.

Las tropas británicas exhaustas y rodeadas tampoco estaban muy animadas, su estado de ánimo empañado por lo que percibían como la falta de cobertura aérea, aunque en realidad los Spitfires y Hurricanes de Fighter Command estaban enzarzados en feroces batallas aéreas con la Luftwaffe en lo alto del cielo. sobre el norte de Francia. Sandy Frederick, sirviendo en el 2º Fife y Forfar Yeomanry, dejó una vívida descripción de su lucha para llegar a Dunkerque a bordo del portaaviones Bren de su unidad: 'Fue aterrador estar bajo un ataque aéreo. No parecíamos tener ninguna defensa. Estábamos en un verdadero pánico. No hubo control alguno. Los restos de vehículos británicos estaban por todas partes. Nos disparaban por todos lados. Ahora tenía unos 20 hombres agarrados a mi portaaviones Bren mientras nos retirábamos.'

Para el teniente general Alan Brooke, comandante del II Cuerpo, las escenas de caos en el camino a Dunkerque eran demasiado indicativas de la locura que se apoderó de Francia cuando se enfrentaba al colapso bajo el ataque alemán. Al pasar por una ciudad fuertemente bombardeada, se encontró con un grupo de internos de un manicomio que había sido demolido. Con catástrofe por todos lados, bombardeado por rumores de todo tipo, inundado por refugiados y un ejército francés desmoralizado, y ahora encima de todo, todos los lunáticos en trajes de pana marrón parados al costado del camino, sonriendo a uno con una sonrisa tonta. , ¡un flujo de saliva corriendo por la comisura de sus bocas y goteando narices! Si no hubiera sido porque para entonces uno tenía los sentidos entumecidos por la magnitud de la catástrofe que lo rodeaba, la situación habría sido insoportable.

El sentido de desesperación de Brooke habría sido mayor si hubiera sabido que, en el mismo momento en que la BEF estaba tratando de ponerse a salvo, en Londres, una facción dentro del corazón del gobierno británico estaba conspirando para abandonar la lucha y negociar un acuerdo. con el Reich. A pesar de todas las condenas retrospectivas que le arrojaron algunos de sus generales, Hitler había tenido parte de razón: de hecho, había un político británico muy importante que estaba demasiado ansioso por llegar a un acuerdo de paz. Convencido de que la BEF estaba perdida, de que el triunfo de Alemania era inevitable y de que Churchill estaba completamente engañado, este autoproclamado realista creía que la continuación de la guerra acabaría por destruir el imperio. La retirada a Dunkerque fue su oportunidad para atacar. Mientras las tropas británicas esperaban la salvación, uno de sus amos políticos tramaba la rendición.

sábado, 15 de julio de 2023

Malvinas: La matemática del ataque al HMS Ardent

Los apuntes de la UNS que permitieron hundir un buque inglés en Malvinas

La sorprendente historia de un libro que permitió a los pilotos de la Aviación Naval asestar un duro golpe a la marina británica en  la guerra de 1982.


Adrián Luciani || La Nueva Provincia

   A medida que pasan los años, cada vez más hechos demuestran no sólo el valor y el profesionalismo con el que combatieron nuestros pilotos de la Aviación Naval en Malvinas, sino también doctrinas de combate propias utilizadas, en inferioridad de medios, para sorprender la abrumadora cantidad de tecnología disponible en el bando enemigo.

   El caso de la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque, unidad nacida en la Base Espora a comienzos de los 70`s, que para 1981 había alcanzado el límite de vida útil en sus jets monoplazas reactores Skyhawk A4Q, es uno de estos ejemplos.


   Ocho aviones se encontraban con posibilidad de vuelo, pero varios presentaban fisuras a consecuencia de la operación en portaaviones y requerían el recambio de las alas para seguir volando. 

   Los cañones no funcionaban, salían dos o tres disparos y se trababan dejando al caza indefenso ante un hipotético combate aéreo contra otro caza enemigo. A esto había que agregarle que los cohetes en los asientos eyectables estaban vencidos, poniendo en peligro la vida del piloto al quedar atrapado dentro de la cabina. 

   Sin embargo, los pilotos conocían cada avión, cada uno de ellos volaba diferente y cada uno tenía un A4Q preferido.

    El 21 de mayo de 1982 no fue un día más para los aviadores navales y mucho menos para los británicos. Ese jornada la Tercera Escuadrilla de Ataque iba a entrar en la historia al hundir a la fragata clase 21  “HMS Ardent” en la bahía de San Carlos. 

   Eso forma parte de una historia ampliamente difundida. Sin embargo, detrás de la escena, hubo otra historia desconocida y no menos apasionante:: la de los apuntes de la UNS que permitieron semejante proeza militar cargada de alto profesionalismo.

   Los hechos, que se remontan al conflicto con Chile, fueron rescatados del olvido por el escritor bahiense Claudio Meunier y formarán parte de un nuevo libro.

   “Gerardo Agustín Sylvester, matemático estadístico bahiense y profesor titular del Departamento de Matemática en la UNS; escribió una obra de estudio y consulta que se llamó Montecarlo, aplicación en las Empresas y las Fuerzas Armadas, que se editó en 1970. Copias de esta obra se pueden encontrar en el Conicet o hasta en Mercado libre.

   Durante la guerra las fotocopias de esa obra estaban en el kiosquito de apuntes del departamento de Matemáticas de la universidad a disposición de los alumnos y son esas mismas páginas las que el MI5 del servicio británico de Inteligencia debió haber  rastreado pues en el final del libro se publica un ejercicio de estadística clave. 

   Allí se detalla un supuesto ataque a un buque de guerra con una clase específica de avión en cuanto a sus características, con uso de determinado armamento, formas de atacarlo y se precisan también,  a través de la estadística, los resultados del ataque. 

   “Por ejemplo, mencionaba que dos grupos de tres aviones cada uno, seis en total con un total de 24 bombas (cuatro cada uno), lanzadas en reguero (una tras otra separadas por fracciones de milisegundos) y cruzando el objetivo desde diferentes ángulos, podían impactar de lleno al buque hundiéndolo u horquillándolo, es decir haciendo explotar las bombas a sus costados y ocasionándole serias averías. 

   “También precisaba que en la acción se iba a perder el 50% del grupo de atacante. Esa es la estadística a la que habían llegado en el departamento de Matemática de la UNS el Profesor Sylvester con un núcleo de docentes muy capacitados que lo acompañaron en este trabajo único”, señala Meunier.

   “El ataque del 21 de mayo de 1982, con la misión de los Skyhawk de la Aviación Naval Argentina, estuvo basado en las fotocopias de un libro de la UNS. Es decir que si los británicos querían saber cómo los iban a atacar sólo tenían que ir al kiosco y fotocopiarlo”, agrega.

   Para llevar a la práctica la teoría del matemático local, la escuadrilla adquirió bombas americanas Mk 82 con cola retardada.

   El personal terrestre, clave en el mantenimiento de los Skyhawks a través de su departamento de armas, conocía el manejo de ellas por el alto grado de adiestramiento. 

   De esta forma la escuadrilla entraba en la historia de la aviación mundial al ser la única en el mundo preparada para combatir a buques de guerra enemigos con doctrina propia y armamento especial para este cometido. 

   No fue ninguna sorpresa cuando el 21 de mayo seis Skyhawks partieron con sus cuatro bombas para producir daños en el desembarco ingles. Sin embargo, el primer vuelo de la mañana retornó con su armamento al desviarse de la zona de ataque por un problema en el sistema de navegación instalado días antes, el cual no permitió que los pilotos lograran, bajo la presión del combate, la preparación correcta. 

   En el segundo vuelo participaron seis aviones divididos en dos grupos de tres. El  líder del primer grupo era el del capitán de corbeta y vecino bahiense Alberto Philippi, quien solicitó que le dieran un avión sin ese equipo de navegación ya que lo haría como siempre había volado.

   El segundo grupo tuvo dos aviones con navegador provisto de los valores correctos, en tanto el restante debía volar a la vista de los otros dos para no perderse en el retorno.

   “La escuadrilla se preparó para atacar a los buques. No era como el Super Etendard, que lanzaba el misil fuera del horizonte del enemigo  y se volvía. Los Skyhawks navales debían llegar hasta el blanco volando rasante, bajo fuego antiaéreo, esquivando misiles, sin poder disparar sus cañones, elevarse a 50 metros de altura exponiéndose aun más al fuego enemigo y  lanzar las bombas pasando por encima del buque”, refiere Meunier.

   “Como los Skyhawks no tenían intervalómetro para lanzar las bombas unas detrás de otra, emplearon un método criollo local: utilizaron los lanzadores de sonoboyas que tenían los aviones Grumman Tracker de lucha antisubmarina. Fue realmente una obra maestra lo que hicieron para lanzar en reguero esas bombas americanas de 250 kilos con cola retardada. Estas se frenaban en el aire permitiendo que el avión pudiese escapar y no ser alcanzado por la onda expansiva”.

   Pero esa historia tuvo un capítulo más, no exento de dramatismo, ya que el hijo del profesor Gerardo Agustín Sylvester, el teniente de navío Roberto Gerardo Sylvester, era uno de los seis pilotos que ese 21 de mayo se preparó para atacar al desembarco británico en San Carlos.

   “El padre lo llamó la noche anterior, estaba preocupado, su hijo se encontraba en esa lotería del 50 por ciento de pérdidas. Es decir, un ejercicio que él fabricó le toco vivirlo a su hijo, lo que resultó algo terrible para él”, comenta Meunier. 

   La mañana del día del ataque –agregó-- Sylvester se subió a su automóvil Opel K 180 y se fue a la Base Espora a escuchar en los equipos de radio el ataque a los buques. Seguramente escuchó al capitán Philippi decir: ‘Soy Mingo, me eyecto, me dieron, estoy bien’ y también el grito de alerta del teniente de fragata Marcelo Marquez diciendo ‘Harrier, Harrier’. Segundos más tarde su voz se apagaba cuando uno de los Sea Harrier piloteado por John Leeming lo alcanzaba con una salva de cañones esparciendo su Skyhawk en el firmamento luego de explotar su turbina.

   “Luego escuchó al teniente de navío José César Arca, con su avión averiado, informando que se trababa en combate con un Harrier para luego eyectarse en Puerto Argentino. Así. una de las máximas del libro del profesor Sylvester, se cumplía: la mitad del grupo atacante era derribado. Márquez murió y Philippi y Arca lograron eyectarse. El primero fue tomado prisionero y el segundo fue rescatado por un helicóptero del Ejército Argentino.

   El matemático vivió momentos muy difíciles, escuchar a su hijo yendo al combate volando en el segundo grupo. Los tenientes de navío Benito Rotolo, Sylvester y Carlos Lecour, alertados por las voces de los primeros tres pilotos que estaban siendo  atacados, emplearon lo practicado una y mil veces: acercarse al blanco volando bajo estricto silencio de radio. 

   Uno detrás de otro, en fila india, los tres Skyhawks se acercaron a una velocidad de casi mil kilometros por hora llevando un regalo impensado para los británicos, practicar con ellos la parte final del ejercicio de ataque incluido en el libro, que algunos poseían en fotocopias. 

   Al llegar a la bahía de San Carlos, Rotolo observó a la fragata “Ardent” humeando profusamente, una bomba del capitán Philippi y una del teniente Arca habían dado de lleno en la popa ocasionándole incendios de magnitud. 

   Rotolo la señaló y los tres pilotos fueron tras la castigada fragata que en horas de la mañana había sido blanco de los Dagger de la Fuerza Aerea Argentina basados en Río Grande. 

   Las bombas de Rotolo explotaron a cada lado del buque, Lecour la alcanzó con una de nuevo en la popa, destrozándola por completo. Esa fue la estocada, el golpe de gracia.
Sylvester, impresionado por la explosión delante suyo, apuntó a la “Ardent” y lanza su carga con resultados dantescos para el buque británico que pocas horas después se hundía producto de las averías. 

   En la base Espora, Gerardo Agustín Sylvester, respiró profundo y hondo, volviendo a la vida cuando escuchó la voz de su hijo y sus compañeros llamándose entre ellos e iniciando el retorno a Río Grande.

   Los tres pilotos sobrevivientes formaron parte de la estadística Montecarlo, lograban retornar a su base y ser el otro 50% que salía con vida. 

   “Es decir que se cumplieron los parámetros de hundimiento, uso de bombas, lanzamiento y pérdidas, fue a mi entender el ejercicio de estadística mas peligroso que creó este notable matemático de nuestro medio”, concluyó Meunier.


martes, 6 de junio de 2023

Cuando Indonesia planeó un ataque a una base aérea malaya en 1963

La historia de la misión secreta de la Fuerza Aérea de Indonesia para lanzar una bomba en la base de aviones de combate enemiga





Bombardero B-25 Mitchell (foto: Wiki)

Merdeka.com - Esta historia sucedió en 1965, cuando las relaciones entre Indonesia y Malasia se estaban calentando. El comando de la Fuerza Aérea de Indonesia preparó una misión secreta para destruir la base aérea del oponente.

Incapaz de enfrentarse sola a Indonesia, Malasia recurrió a Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda en busca de ayuda. La solicitud fue respondida de inmediato. Aviones a reacción, buques de guerra, a sus tropas de élite fueron enviados a la frontera con Indonesia.

El Reino Unido construye la Base de la Fuerza Aérea Tengah Air Force Base en Singapur. Pusieron aviones de combate allí para contrarrestar el poder aéreo de Indonesia.

En ese momento, Indonesia todavía era el país con el mejor poder aéreo en Asia con aviones de combate fabricados en el Bloque del Este.

La Fuerza Aérea de Indonesia ve la Base Aérea Británica en Singapur como una amenaza. El Comando Mandala Siaga (Kolaga) preparó un plan para bombardear la base.

¿Quién está listo para trabajar?

El Comandante del Comando de Operaciones, el Comodoro Leo Watimena, dirigió una sesión informativa para oficiales superiores de la Fuerza Aérea en la Base Aérea Halim Perdanakusuma.

"La Base Aérea Militar (BAM) Tengah está protegida con radar y misiles antiaéreos. No es una tarea fácil atacarla y destruirla", dijo el comodoro Leo Watimena.

Miró a los comandantes de escuadrón frente a él. "¿Quién de ustedes está listo para trabajar duro para destruir el medio de esa BAM?" preguntó.

"¡Estoy listo Comandante!" gritó un oficial superior.


 
Bombardero B-26 Invander (foto: Military Kaskus)

El comandante del Escuadrón de Bombarderos Tácticos I, Coronel (Oedara) Pedet Soedarman, respondió al desafío. Sintió la necesidad de inflamar los ánimos de sus hombres en un enfrentamiento contra Malasia y sus aliados.

La pantorrilla de Soedarman está llena de experiencia en cirugía. Voló aviones B-25 Mitchel y B-26 Invander para sofocar varias rebeliones que ocurrieron en Indonesia.

Entonces, cuando planeaba bombardear la BAM Tengah, también usaría esos 2 aviones. Así lo narró Pedet Soedarman en el libro Bomber Pilot's Heroic Experiences, publicado en 2003.

Aunque está usando un avión antiguo, el Coronel Calf está seguro de que la misión se llevará a cabo con éxito. Durante el conflicto con los holandeses en West Irian, también fue Calf quien destruyó el barco de la armada holandesa.

"Está previsto que el 50 por ciento de las bombas lanzadas desde el avión puedan destruir la pista y evitar que lo haga el enemigo", dijo Pedet.

Vientos políticos cambiantes

Los planes y preparativos continúan. La moral de los miembros de la Fuerza Aérea de Indonesia es alta y están listos para llevar a cabo esta peligrosa tarea.

Pero la situación cambió rápidamente. Los hechos del 30 de septiembre cambiaron el mapa político de Indonesia. El presidente Sukarno cayó. Su sucesor, el presidente Suharto, decidió poner fin al conflicto con Malasia.

En poco tiempo, la Fuerza Aérea de Indonesia también sufrió como resultado de que el gobierno del Nuevo Orden cortó toda cooperación con Rusia y China. El avión más avanzado perteneciente a la Fuerza Aérea de Indonesia no puede volar debido a la escasez de repuestos. La era dorada de la fuerza aérea de Indonesia terminó.

La historia registra que la misión de bombardeo de la base de aviones de combate en Singapur nunca se llevó a cabo.

Merdeka

martes, 28 de febrero de 2023

Ucrania y la geoestrategia: Todavía no es un tema de aviones (3/3)

Amateur Hour Parte III: Todavía no se trata del avión



Mike Pietrucha || War on the Rocks






Ucrania está luchando por su existencia y la guerra que comenzó con la agresión rusa sin control en 2014 se ha convertido en el conflicto más destructivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Ucrania, hábilmente defendida por la fuerza de su pueblo, ha sido fuertemente respaldada por Estados Unidos y las potencias de la OTAN, recibiendo un flujo constante de material. Los ciudadanos de Ucrania han demostrado ser capaces de adaptar los sistemas militares occidentales en el campo de batalla, convirtiendo a Ucrania en un adversario capaz y letal, como descubren los rusos a diario. Pero no todo lo que la OTAN puede proporcionar puede enviarse inmediatamente al ejército ucraniano o ser absorbido instantáneamente por soldados y aviadores.

El gobierno ucraniano ha estado solicitando aviones de combate desde la primera semana de la guerra, cuando las batallas aéreas con las Fuerzas Aeroespaciales Rusas (Vozdushno -kosmicheskiye sily , o VKS) cobraron un precio terrible en la fuerza aérea mucho más pequeña de Ucrania. Pero el alto perfil de la solicitud y la aparente resistencia de la OTAN a proporcionar combatientes occidentales oculta una verdad básica. El valor de los aviones de combate proporcionados con prisa es cuestionable, ya que la empresa de aviación de combate no se puede comprar de inmediato y la capacitación es primordial. La discusión sobre por qué Ucrania debería tener aviones de combate y qué tan rápido pueden obtenerlos oscurece la naturaleza real del requisito inmediato de Ucrania: un ataque de precisión de largo alcance basado en tierra.

El poderío aéreo no es una varita mágica que se agita en el campo de batalla. Los aviones de combate, por sí mismos, no otorgan una capacidad de poderío aéreo integral e instantánea en el momento de la entrega. Porque, como siempre, no se trata del avión.

Revolución, no evolución

La base de una capacidad de poderío aéreo es fundamentalmente la gente, no el hardware. Una aeronave, del tipo que sea, no otorga una capacidad a menos que sea pilotada por personas capacitadas y capacitadas, mantenida de manera competente y con el apoyo adecuado. La fuerza aérea de Ucrania no es una fuerza aérea incipiente; opera aeronaves de ala fija y giratoria que realizan misiones de transporte aéreo, contraaéreo y de ataque terrestre. Tiene una historia de 30 años de uso y modificación de aviones soviéticos heredados , y Ucrania tiene su propia industria de aviación. Ucrania ha logrado mantener una fuerza a pesar de las terribles pérdidas en los primeros días, e incluso ha logrado agregar nuevas capacidades de supresión de defensa , habilitadas por MiG-29 Fulcrum que lleva misiles antiradiación de alta velocidad AGM-88 suministrados por Estados Unidos. Pero no opera aviones occidentales y nunca lo ha hecho. Por necesidad, sus programas de capacitación, herramientas, equipo de apoyo y base de experiencia se basan completamente en tres décadas de operaciones independientes con aeronaves heredadas soviéticas, que fueron diseñadas para respaldar un estilo soviético de empleo del poderío aéreo, no uno occidental. Los soviéticos operaron su poderío aéreo bajo un control centralizado, principalmente en apoyo del componente terrestre, mientras que el poderío aéreo occidental adopta la iniciativa de los aviadores y utiliza el poderío aéreo para una amplia gama de misiones más allá de la simple artillería voladora .

El cambio a aviones occidentales es posible, por supuesto, y Ucrania es un excelente candidato para hacerlo. Pero la provisión de cazas occidentales como el F-16 no es un paso evolutivo; es un paso revolucionario que requerirá que la fuerza aérea ucraniana comience desde cero. Ucrania tiene experiencia en la operación de aviones de una sola misión: sus interceptores como el MiG-29 Fulcrum solo tienen una capacidad de ataque a tierra rudimentaria, y sus aviones de ataque a tierra Su-24 Fencer y Su-25 Frogfoot no tienen ninguna capacidad aire-aire. El F-16 se ha convertido en un caza polivalente capaz que no tiene paralelo en la empresa de aviación exsoviética.

Fuente: Ministerio de Defensa de Ucrania


El F-16 es un gran ejemplo de una actualización a un caza polivalente. Es un sistema maduro, es fácil de volar, confiable, flexible y hay una gran cantidad de experiencia en todos los aspectos del apoyo del F-16 en una variedad de países. El F-16 suele ser una opción razonable para las armas aéreas que desean hacer la transición a una capacidad más avanzada. Polonia, Irak, Rumania y Egipto hicieron de los F-16 la pieza central de sus esfuerzos de modernización cuando eligieron comprar cazas fabricados en Estados Unidos. Ninguna de estas conversiones resultó en una mejora instantánea en la capacidad de combate y, en la mayoría de los casos, el experimento iraquí fracasó. Usando la Fuerza Aérea de los EE. UU. como caso de muestra, el F-16A entró en producción en agosto de 1975,en un momento en que su predecesor, el Phantom II, todavía estaba en producción y el F-15A aún no había entrado en servicio operativo. Los primeros F-16A se entregaron en agosto de 1978 ( tres meses después de que el Phantom II número 5000 saliera de la línea de producción de St Louis ) y entraron directamente en prueba.

Los primeros jets del Comando Aéreo Táctico llegaron el 6 de enero de 1979 al Ala de Combate Táctico 388 en la Base de la Fuerza Aérea Hill. El primer escuadrón en ser declarado operativo fue el 4º Escuadrón de Cazas Tácticos, que fue declarado IOC (Initial Operational Capability) casi dos años después, el 25 de octubre de 1980 . En marzo del año siguiente, el escuadrón desplegó 12 aviones en la estación aérea de Flesland, Noruega, para Cornet Falcon, el primer despliegue en el extranjero del F-16A ; un evento que duró un mes. El 4º escuadrón de cazas tácticos tardó 21 meses en alcanzar la capacidad operativa inicial en 22 meses en una Fuerza Aérea que ya contaba con la infraestructura de mantenimiento, armas y entrenamiento necesaria para hacerlo. El F-16A también era un caza diurno económico que hacía dos cosas: misiones de contraataque dentro del alcance visual y entrega precisa de municiones de caída libre (incluidas las armas nucleares). No entregó artillería guiada por láser, no suprimió la defensa, no poseía misiles aire-aire más allá del alcance visual y no brindó apoyo aéreo cercano. Como indicación de cómo progresó el programa, el Curso de Instructor de Armas de Combate en la Base de la Fuerza Aérea de Nellis graduó su primera clase en 1982, tres años y medio después de la entrega de los primeros jets operativos. En particular, estas unidades no se colocaron directamente en combate, porque el F-16 estaba a años de su debut en combate en la Fuerza Aérea de EE. UU.

No es realista suponer que debido a que Ucrania tiene un cuadro de aviadores de combate con experiencia en combate, podrán saltar a los F-16 y emplearlos en cualquier lugar cerca del potencial del avión. Los aviones de combate no están estandarizados internacionalmente, y la experiencia en la operación de uno no garantiza la experiencia en el manejo de otro, particularmente con respecto a los legados de diseño y mantenimiento tan dispares como las oficinas de diseño estadounidenses y soviéticas. La Fuerza Aérea de EE. UU. ingresó al programa F-16 con una cantidad sustancial de aviadores experimentados en combate de Vietnam y un cuadro experimentado de mantenedores de aeronaves respaldados por una sólida infraestructura logística que se había construido alrededor de la aviación construida en Estados Unidos. No se equivoque, el cuadro inicial de un nuevo avión se elige cuidadosamente entre algunos de los aviadores más capaces disponibles, y el cuadro de mantenimiento normalmente tiene mucha experiencia y habilidad con aeronaves, herramientas, procesos y apoyo logístico muy similares. El personal asignados a los primeros escuadrones de F-16 estaban haciendo cosas en las que la Fuerza Aérea había sido competente durante mucho tiempo, solo lo estaban haciendo en un avión nuevo. A medida que el F-16 maduró, los escuadrones agregaron capacidades gradualmente, uno a la vez, ya que el F-16 recibió una capacidad más allá del alcance visual con el AIM-120, LANTIRN integrado y la capacidad asociada para lanzar bombas guiadas por láser, y agregó gradualmente nuevos sensores, nuevas armas y nuevas capacidades. Siendo realistas, Allied Force en 1999 fue la primera operación de combate en la que las unidades F-16 se combinaron para realizar todas las misiones que el F-16 podría llevar a cabo de manera realista, y ninguna unidad las hizo todas.


“Simplemente no le lanzas a alguien un F-16 y le deseas buena suerte”, dijo. “Esa no es una receta para el éxito, y queremos prepararlos para el éxito”.

Comandante de las Fuerzas Aéreas de EE. UU. en Europa, general Jeffrey L. Harrigian


Basándose en la realidad

Cualquier encuesta de los cientos de artículos escritos durante el último año sobre el suministro de F-16 a Ucrania revelará que muchos tienen un hilo común : no fueron escritos por un aviador de combate ni por nadie con experiencia práctica en una empresa de aviación de combate . En consecuencia, la adquisición de un avión de combate se considera sinónimo de las capacidades que un avión de combate aporta al servicio de las fuerzas aéreas que están acostumbradas a emplearlo. La adquisición del F-16 no transmite automáticamente todas las capacidades que tiene la aeronave, todo de una sola vez, porque si bien la aeronave es potencialmente capaz de una amplia variedad de misiones, eso requiere una tripulación capaz de usar esas capacidades. Y para empezar, incluso los aviadores experimentados sonpasar por un curso de transición . Al final de este curso, el piloto del F-16 es mayormente seguro y está calificado para ser un compañero de ala. Esto no significa que la nueva tripulación sea competente en la(s) misión(es) del escuadrón al que serán asignados; significa que pueden volar la aeronave y trabajar con los sistemas en un entorno de entrenamiento relativamente benigno, al menos lo suficientemente bien como para graduado. Al llegar a un escuadrón, ingresarán a un programa de calificación de misión que les permita cumplir con los estándares mínimos para la preparación para la misión. Un compañero de ala recién preparado para la misión es mínimamente útil y carece de experiencia con todas las capacidades de la aeronave. En resumen, están calificados para aferrarse a una guía de vuelo mientras son conducidos a través de una misión que aún no saben cómo hacer bien. Como aprendió Estados Unidos en Vietnam, estos son los aviadores que tienen más probabilidades de morir en operaciones de combate.

Después de Vietnam, la Fuerza Aérea analizó cuidadosamente sus pérdidas y llegó a la conclusión de que el 90 por ciento de las pérdidas de tripulaciones aéreas en Vietnam ocurrieron dentro de las primeras 10 misiones de combate.El Escuadrón de Entrenamiento de Combate 414 y los ejercicios de Bandera Roja se iniciaron en 1975 específicamente para resolver ese problema, poniendo a las tripulaciones aéreas en un entorno de "combate" realista donde pudieran cometer todos los errores que iban a cometer en esas primeras diez misiones en un entorno que normalmente no es fatal. Mi propia experiencia en Red Flag sugiere que el "contador de errores" se reinicia a cero cuando un aviador cambia de aeronave. Cuando dejé el F-4G, tenía 1000 horas en el tipo, era instructor y, en virtud de estar destinado en Nellis, había participado en más ejercicios de Bandera Roja que la mayoría de los aviadores en una carrera. Cuando regresé para un Red Flag en el F-15E, tuve que cometer muchos errores nuevos, porque las capacidades del nuevo avión me ofrecieron oportunidades para tomar decisiones imprudentes con un conjunto de hardware completamente nuevo. Esta sugerencia,

Aviador Senior August Christopher, el sargento. Berry Bugle y el Sargento. Ron Manneque realiza verificaciones de video en un F-15E Strike Eagle en la Base Aérea de Aviano, Italia durante la Fuerza Aliada en 1999 (Foto de la Fuerza Aérea de EE. UU.)


“ La aviación en sí misma no es inherentemente peligrosa. Pero en un grado aún mayor que el mar, es terriblemente implacable con cualquier descuido, incapacidad o negligencia”.

–Capitán Alfred “ Lamps”Gilmer Lamplugh, RFC


Apoyo: hacer las cosas difíciles

Ningún aviador puede ir a ninguna parte sin una gran cantidad de personal capacitado y capacitado para mantener la aeronave y ensamblar y cargar las armas. El contraste entre los diseños soviético y occidental es considerable; incluso las herramientas son diferentes. El personal de mantenimiento, las tropas de munición (que construyen las armas) y las tropas de armas (que las cargan) también tendrán que comenzar en la parte inferior de la pirámide de entrenamiento, y esto requerirá un grado de adaptación que no es trivial. Una vez más, no existe un curso de "mantenedor instantáneo": la Fuerza Aérea utiliza una serie de niveles de habilidad para categorizar a los técnicos . Al graduarse de la escuela de tecnología, un aviador recibe un nivel de habilidad "3": aprendiz. El nivel 5 (oficial) requiere años de capacitación en el trabajo. El nivel 7 (artesano) es posible después de cinco a seis años de servicio, aunque el promedio está más cerca de una década, y el nivel 9 (supervisor) se puede esperar después de 15 a 17 años de servicio, en promedio . Una organización saludable tiene una estructura de habilidades piramidal, pero una nueva organización toma tiempo para desarrollarla.

Para complicar un poco más las cosas, los manuales de capacitación, las órdenes técnicas, los procedimientos de mantenimiento y todos los componentes escritos (y en video) de la arquitectura, además de los entrenadores y (en algunos casos) los simuladores, tendrán que ser reescrito en ucraniano. No es razonable esperar que todo el personal de apoyo tenga un alto dominio del inglés. Esto se puede hacer y se ha hecho en otros idiomas, pero como con cualquier otra cosa, lleva tiempo y el primer borrador rara vez es suficiente.

La empresa de logística para apoyar una empresa de aviación de combate viable es sustancial. Tal como están las cosas, ciertas capacidades de reparación para los sistemas que ya están instalados en Ucrania han superado la capacidad de mantenimiento local de Ucrania. El establecimiento de una instalación de reparación en Polonia para la artillería suministrada por la OTAN es un ejemplo de que el equipo suministrado por Occidente es imposible de reparar desde las capacidades del país. El Full Up Power Pack (o FUPP) en el tanque M-1 podría requerir un arreglo similar y, de hecho, Polonia también tiene una instalación de reparación encubierta para los tanques ex soviéticos de Ucrania. Pero cuando un cañón de artillería o un cañón de tanque se puede enviar a través de la frontera por carretera o ferrocarril, un avión debe repararse donde aterrizó si necesita una reparación que lo haga seguro para volar nuevamente.

¿Para qué, de todos modos?

Además del valor de marquesina de los aviones de combate avanzados, ¿para qué los necesita Ucrania de todos modos? En términos de defensa aérea, Ucrania ha utilizado su fuerza aérea para contraataque defensivo, lo que significa que han defendido a Ucrania de los aviones y misiles de crucero rusos sobre el territorio controlado por Ucrania. Hoy en día, los aviones rusos ya no realizan misiones de penetración y la carga de la defensa antimisiles de crucero ha sido asumida por la defensa aérea terrestre, que tiene un tiempo de reacción mucho más corto. Incluso con los AIM-120, los F-16 de Ucrania son superados en número y "superados" por las Fuerzas Aeroespaciales Rusas, en referencia al tamaño de la fuerza y ​​​​alcance de los misiles, respectivamente. El MiG-29 usa la misma computadora de interfaz de avión-lanzador que el F-16 hace para el lanzamiento de misiles anti-radiación, por lo que sin el sistema de orientación del misil (y su entrenamiento adicional, datos de misión y carga de suministro), el F-16 ofrece pocas mejoras. El F-16 podría mejorar el apoyo aéreo cercano, excepto que las fuerzas convencionales de Ucrania no brindan apoyo aéreo cercano. Esto requiere un amplio entrenamiento entre las fuerzas aéreas y terrestres.

El F-16 no sería una buena opción para un ataque de penetración para entregar armas de precisión. Las Fuerzas Aeroespaciales Rusas tienen la capacidad de derribar aviones convencionales en áreas cubiertas por su defensa aérea. Si bien se ha argumentado que “ apoyar a Ucrania en el aire sigue siendo un requisito previo para el éxito en el terreno”, esto es demostrablemente falso. El ejército ucraniano montó con éxito dos contraofensivas exitosas para recuperar la ciudad de Kherson y el óblast de Kharkhiv sin depender del poderío aéreo, proporcionado o no por la OTAN. Por ahora, la superioridad aérea no es un requisito previo para las operaciones terrestres de Ucrania o Rusia (a menos que el ejército ruso quiera intentar otro asalto aéreo); solo es importante que los rusos no puedan obtenerlo. La realidad es que el mayor valor potencial de los combatientes occidentales es para el entorno posterior al conflicto, no para el actual, lo que significa que el esfuerzo por construir una capacidad de combate moderna ya debería haber comenzado, incluso si no habrá un cambio a corto plazo. Efectos sobre la guerra.

Es válido el argumento de que a Ucrania se le está proporcionando suficiente equipo para no perder la guerra, pero no lo suficiente para ganarla. El apaciguamiento es difícil, y tanto los Estados Unidos como la OTAN se han mostrado reacios a proporcionar activos que podrían "escalar" la guerra.. El apaciguamiento, en este contexto, implica tratar la guerra como algo intrínsecamente asimétrico, donde la capacidad de Rusia para atacar profundamente dentro de Ucrania (principalmente contra objetivos civiles) se acepta como una asimetría necesaria y cualquier capacidad de respuesta de Ucrania es “escalada”. Y así, a Rusia se le otorga un santuario invaluable desde el cual lanzar operaciones contra Ucrania, mientras que no solo le niega a Ucrania la capacidad de atacar dentro de Rusia, sino que también le niega la capacidad de atacar objetivos de largo alcance dentro de la Ucrania ocupada. Rusia no debería recibir tal santuario, que es incompatible tanto con el derecho internacional como con la práctica anterior de Estados Unidos; Estados Unidos primero bombardeó y luego invadió Camboya precisamente por la presencia de santuariospara las fuerzas comunistas, haciéndose eco de una operación aérea de larga duración en Laos con la misma motivación.

Fuente: Ejército de los Estados Unidos

Ucrania ha llevado a cabo una campaña de interdicción brillantemente eficaz contra las fuerzas rusas, dentro del alcance limitado de los misiles M31 Guided Multiple Launch Rocket System lanzados desde las baterías HIMARS y M270. La interdicción es una batalla profunda, diseñada para evitar que las fuerzas y el material lleguen desde donde están hasta donde deben estar. Pero por lo general requiere ataques a una distancia mayor que el rango de más de 70 kilómetros de los sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple guiados (GMLRS). Los artilleros ucranianos pudieron obligar a la retirada de la ciudad de Kherson interceptando los cruces del río Dnipro con fuego GMLRS, pero la misión de interdicción más importante de la guerra de Ucrania se realizó contra el puente de Kerch, supuestamente se llevó a cabo con un camión bomba porque el objetivo está fuera del alcance de cualquier munición para romper puentes en el inventario. La interdicción exitosa del puente de Kerch es fundamental para la recuperación exitosa del territorio ocupado en el sur; sin una interrupción en las líneas de suministro rusas, una contraofensiva victoriosa podría no ser posible.

De manera similar, Ucrania se encuentra en una gran desventaja con respecto a los misiles de crucero rusos lanzados desde el aire, que debe enfrentar uno a la vez en el camino hacia sus objetivos. La solución histórica obvia a este enigma es atrapar a los bombarderos en tierra o en el aire antes del lanzamiento. Estados Unidos y la OTAN carecen de municiones antiaéreas de largo alcance adecuadas, pero los ataques contra bombarderos en su base de operaciones son tanto legítimos como prácticos: Estados Unidos consideró la eliminación de solo tres bombarderos IL-28 Beagle en Vietnam como una alta prioridad que se lanzó una misión increíblemente de alto riesgo contra ellos. Ucrania intentó un ataque de este tipo con drones de reconocimiento Tu-141 reutilizados, dañando uno o dos aviones en Engels.base aérea y obligando a los rusos a reubicar sus valiosos bombarderos más al este. Pero si bien las nuevas ubicaciones rusas están fuera del alcance, el punto permanece: el poderío aéreo ruso podría y debería ser atacado en sus bases aéreas.

La solución del poderío aéreo que podría ponerse en juego de inmediato, y que podría servir tanto para interceptar las líneas de suministro rusas como para devastar su poderío aéreo de corto alcance, es obvia: misiles de largo alcance. Los Estados Unidos y la OTAN tienen una variedad de sistemas operativos que podrían proporcionarse, literalmente, de la noche a la mañana, que van desde la variante lanzada por camión del misil RGM-109 Tomahawk (originalmente programado para desplegarse este año) hasta el misil KEPD sueco lanzado desde el aire. -350 y el Storm Shadow anglo-francés, hasta el Sistema de Cohetes de Lanzamiento Múltiple Guiado de rango extendido o el misil de campo de batalla elegido por el Ejército de EE. UU., el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército MGM-140 (ATACMS), ahora en su 31. servicio. Estos sistemas proporcionarían capacidades similares a los sistemas de misiles que los rusos han estado utilizando en masa desde marzo de 2022, y tanto Tomahawk como ATACMS permiten el uso inmediato por parte de Ucrania utilizando métodos que ya han empleado y han demostrado que pueden ejecutarse bien y con eficacia. Las armas lanzadas desde el aire, como siempre, requerirán algún trabajo de integración. Como beneficio adicional, como vehículos aéreos de un solo uso, los misiles requieren un apoyo de mantenimiento trivial y una infraestructura logística que es una expansión de un esfuerzo de suministro de municiones que Ucrania ya tiene.

El apoyo occidental a Ucrania, ayudando en su defensa contra la agresión no provocada por parte de una potencia vecina, es claramente de interés nacional para Estados Unidos y sus socios de la OTAN. El poderío aéreo, por supuesto, debe ser una parte fundamental del plan de apoyo actual y la modernización debe comenzar lo antes posible, aunque es poco probable que los resultados del esfuerzo se materialicen hasta dentro de varios años. La inversión en poderío aéreo moderno casi siempre vale la pena, porque actúa como un germen que permite a la fuerza aérea receptora avanzar en toda su empresa de poderío aéreo un elemento a la vez, en lugar de posponer un esfuerzo de modernización para un futuro indefinido. Incluso una pequeña fuerza de F-16, por ejemplo, serviría para construir la base empresarial y proporcionar una tarjeta experimentada de operadores y mantenedores como base para el crecimiento futuro.

Mientras tanto, el argumento sobre el suministro de aviones de combate occidentales sigue indebidamente centrado en el hardware complejo y no en los elementos humanos necesarios para hacer de la aviación de combate lo que es, al mismo tiempo que distrae la atención de las aplicaciones del poderío aéreo que deberían ponerse en juego de inmediato. El argumento sobre el F-16 o cualquier otro caza occidental consume tiempo centrándose en una capacidad que no se puede emplear en el corto plazo, a expensas de discutir las capacidades del poderío aéreo que podrían tener un efecto en el corto plazo. La operación ucraniana de un caza occidental es un desafío para la futura Ucrania y un problema para la futura Rusia, mientras que la OTAN pasa por alto la incómoda realidad de que existen sistemas de misiles que podrían tener un efecto inmediato en el campo de batalla, si Ucrania los tuviera. En lugar de centrarse en un tipo de avión, los partidarios de Ucrania deberían centrarse en los efectos del campo de batalla que Ucrania necesita lograr, especialmente la interdicción y el desgaste de la aviación estratégica y táctica rusa, en tierra. Esos efectos se pueden obtener sin aviones, lo que ilustra la perogrullada del poderío aéreo de que no se trata del avión.