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viernes, 4 de noviembre de 2016

Guerra Antisubversiva: El fallido intento de copar el RI 17

Fallido intento de copamiento del Regimiento de Infantería Aerotransportada 17 

16 guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo fueron muertos en un intento de tomar una instalación militar



El intento de copamiento del RI 17 tenía por objetivo obtener armas y municiones para las tropas guerrilleras operando en Tucumán. Mal diseñada y peor ejecutada, dio lugar a la denominada por los ex-guerrilleros y sus defensores “Masacre de la Capilla del Rosario”. Previo a ser reducidos, los terroristas asesinan a un reconocido y apreciado policía catamarqueño lo que provoca una respuesta fulminante: 16 guerrilleros fueron muertos. Increíblemente hubo presencia de “tupamaros” en Catamarca. El líder del fallido intento de copamiento al RI 17, Hugo Irurzun, fue quien asesinó a Anastasio Somoza, el ex-gobernante nicaragüense asilado Paraguay (Ver entrada al blog respectiva). Irurzun fue luego muerto por la policía paraguaya y actualmente en un acto de discrecionalidad criminal sus herederos han recibido enormes sumas de dinero por parte del gobierno argentino en concepto de compensación por la muerte de este delincuente.

El intento de copamiento del RI 17 marcó un antes y un después en la guerra antisubversiva en el país.

Pero la matanza ocurrida en el “Cañadón de los Walther”, como realmente se conoce al lugar ubicado al oeste de la ruta provincial Nº 1 y a unos 15 kilómetros de la capital provincial, se produjo un par de años antes de la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976, en pleno gobierno constitucional, que tenía en la provincia a Hugo Mott como gobernador y en la Nación a Isabel Martínez de Perón como presidenta. Eran tiempos de la “Triple A”, que comandaba José López Rega como respuesta al accionar de los grupos terroristas entrenados en Cuba y Medio Oriente.

Todo empezó el 9 de agosto 1974, cuando medio centenar de integrantes de las agrupaciones terroristas Ejército Revolucionario del Pueblo y Partido Revolucionario de los Trabajadores iniciaron una temeraria operación armada que consistía en robar de los cuarteles del Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada de Catamarca pertrechos de guerra para atentar contra el orden constitucional. La operación se llevaría a cabo en forma simultánea con otra similar en la fábrica de pólvora de Villa María, Córdoba, que a diferencia de la intentona local tuvo relativo éxito y no terminó en desastre.

El grupo había partido del campamento base “La Horqueta”, de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez”, en plena selva tucumana, región en la que asentaban sus reales los más temidos grupos terroristas de aquellos tiempos en todo Latinoamérica. Eran 47 jóvenes que no superaban los 30 años y estaban bajo el mando del santiagueño Hugo Alfredo Irurzun, cuyo nombre de guerra era “Capitán Santiago”.

Irurzun sobrevivió a la masacre y se convertiría luego en un icono de la guerrilla desplegada en América Latina, a tal extremo que participó activamente del atentado que años más tarde en Paraguay terminó con la vida del ex-gobernante nicaragüense Anastasio Somoza siendo él mismo abatido posteriormente.

La misión del intento de copamiento consistía en ingresar sorpresivamente a la base militar que contaba con una dotación de soldados que superaba el medio millar. El plan iba a contrapelo de lo que indicaban los reglamentos de combate de guerrilla que dictaban los movimientos del grupo terrorista ERP, una idea que estaba destinada al fracaso total y absoluto.

La intentona

Informe de la derrota - Parte 1
El grupo llegó a Catamarca a bordo de un ómnibus Mercedes Benz alquilado y en las proximidades de Banda de Varela el chofer fue reducido. Allí debía hacer contacto con una camioneta Chevrolet y un camión frutero en el que viajaba oculto el armamento para llevar a cabo la operación. Éste incluía fusiles FAL, escopetas Itaca y pistolas ametralladoras PAM.

En el lugar escogido para hacer base los guerrilleros comenzaron a cambiar sus ropas y en esos momentos fueron observados por dos jóvenes que pasaban circunstancialmente en bicicleta. Los saludaron y siguieron su camino. Y cometieron el primero error: dejaron ir con vida a quienes los delatarían ante la policía minutos después. Estos jóvenes haría lo que todo buen ciudadano debe hacer: denunciar las acciones criminales observadas.

Policías pertenecientes a la Dirección de Investigaciones y de la comisaría Tercera se trasladaron hasta el lugar a observar qué pasaba y entonces se produjo el primer enfrentamiento armado, que dejó un saldo de dos terroristas muertos y varios policías heridos.

El plan para robar las armas había comenzado a desandar el camino del fracaso. El repliegue fue inmediato y desordenado, en tres grupos que correrían distinta suerte. Irurzún y varios de guerrilleros emprendieron la huída por la ruta provincial Nº 1. En el camino despojaron de sus automóviles a una mujer y a un cura y en ellos llegaron hasta la base “La Horqueta”, en la selva del sur tucumano.

Otros guerrilleros se dispersaron y trataron de salir de la provincia por distintos medios. La mayoría, trece en total, fueron aprehendidos en la Terminal de ómnibus y en otros sectores del Valle Central. Siete años después serían sometidos a juicio, en un proceso judicial de completa legalidad ajustado a las circunstancias de la guerra antiguerrillera: los jueces no estaban presentes aunque se les hizo saber que habían sido condenados.

Muerte en el cañadón

Informe de la derrota - Parte 2
La tercera fracción del grupo que intentó la operación militar, entre 16 y 18 guerrilleros, quedaron al mando de Antonio del Carmen “Negrito” Fernández, un integrante del buró político del ERP-PRT cuya participación en una operación armada sería objeto de una severa autocrítica en el seno de la agrupación política de izquierda.

El reducido grupo quedó aislado en las lomadas adyacentes a la Capilla del Rosario. En un acto de impunidad, dos de sus integrantes bajaron hacia San José de Piedra Blanca a comprar pan y fueron detenidos y obligados a informar el lugar en el que se encontraban sus compañeros.

Cuando la policía se acercó a las proximidades de la Capilla del Rosario el oficial de policía Ramón Acevedo, que guiaba a las fuerzas de seguridad porque conocía la zona, fue asesinado por el fuego de los miembros terroristas del ERP.

La muerte del policía Acevedo se indignó a las tropas leales al gobierno y la Constitución y actuaron en consecuencia. En Catamarca confluyeron efectivos del RI 17 y del Tercer Cuerpo de Ejército con sus helicópteros y armamento de reglamento para la época. También participaron del ataque al grupo terrorista policías locales y de la Federal.

Los diarios de la época informaron sobre la refriega armada: 16 guerrilleros habían sido abatidos por el Ejército y otros tantos se encontraban detenidos. Entonces no se indagó cómo ocurrieron los hechos. Los vencedores fueron debidamente tratados como héroes de la Nación e incluso recibieron las felicitaciones de la entonces presidenta Sra. de Perón.

Sin embargo, a partir de ese momento, sobrevoló el fantasma de un supuesto ajusticiamiento. Las heridas que presentaban los guerrilleros fallecidos denotaban que habían sido fusilados. En los protocolos de autopsia confeccionados en aquella época tres médicos forenses indicaron claramente las lesiones que presentaba cada uno de los cadáveres: todas eran sugestivamente realizadas con armas de fuego en zonas frontales o vitales, a corta distancia e incluso varias en los miembros superiores, un claro indicador de que las víctimas habían intentado cubrirse con sus manos y brazos, protegerse ya inermes de una ejecución.

"Investigación"
Pasarían casi treinta años de aquel episodio. Recién entonces un grupo de miembros de asociaciones ligadas a la defensa de los Derechos Humanos en Catamarca presentó una denuncia formal en el Juzgado Federal de Catamarca en la que se solicitó formalmente que se investigue aquel episodio y, además, que se identifique a cinco cadáveres que habían sido sepultados como NN en el cementerio municipal.

Ana Radusky, Guillermo Díaz Martínez, Mirta Clérici y Jorge Alberto Perea, con el patrocinio de los abogados Martín Fresneda y Claudio Oroz presentaron una denuncia escrita ante el entonces juez federal interino, Pedro Armando Navarro, en la que se aseveraba la existencia de una masacre, producida cuando el grupo guerrillero ya había depuesto sus armas ante la superioridad numérica de las fuerzas armadas.

Durante los últimos años tanto Navarro como su sucesor, Ricardo Antonio Moreno, tomaron medio centenar de testimonios e incorporaron pruebas al expediente, como una colección de fotografías tomadas entonces. En las gráficas se observa el modo en que eran llevados los cadáveres y la presencia de helicópteros del Ejército (esto en algún momento fue negado por la ex autoridades que declararon), como así también algunas de las personas que participaron del acto represivo.

Asimismo, el Equipo Argentino de Antropología Forense exhumó los cuerpos de los cinco guerrilleros sepultados sin nombre en el cementerio municipal y logró identificar a uno de ellos: Dardo Rutilio Betancour Roth, un “tupamaro” uruguayo que se había sumado a la lucha terrorista en el país. Su cuerpo fue repatriado y ya descansa en tierras orientales.

Aunque todavía no fueron identificados mediante pruebas genéticas, los otros cuerpos pertenecerían a quienes en vida se llamaron Hugo Cacciavillani –también “tupamaro” uruguayo-, Alberto Rosales Sánchez o Cresencio Molina Ibañez y Francisco Scocimarro.

Entre los testimonios recogidos durante la investigación unos se destacan más que otros. El ex conscripto Fernando Gambarella claramente expuso que los 16 guerrilleros fueron acribillados a balazos luego de rendirse, cuando no tenían posibilidad alguna de defensa.

Mario Marca, un abogado tucumano que ejercía la profesión particular en Catamarca, en el estudio del entonces ministro de Gobierno Alberto del Valle Toro, enterado de que un grupo de guerrilleros del ERP había sido acorralado en las lomadas adyacentes a la Capilla del Rosario corrió para ofrecerse como mediador para evitar un seguro baño de sangre.

“Toro me aconseja que no me meta, que no sea pelotudo –el consejo de siempre-. Entonces yo insisto en que trate de hacer algo y se pone en contacto con el coronel (Eduardo) Cubas, jefe del Regimiento 17, y lo pone al tanto de lo que yo pedía. Entonces Cubas le responde que era imposible cualquier arreglo o mediación, porque el general (Antonio) Vaquero, segundo jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, ya había dado la orden de “aniquilar”. Y así ocurrió: fueron, los rodearon y los mataron”, recordaría Marca años después. Cabe recordar que la orden de aniquilar a los terroristas había surgido de reclamos de la primera magistratura de la Nación.

Al día siguiente el abogado fue detenido y pasó los siguientes nueve años en varias cárceles del país. Nunca se le informó sobre las razones de la detención ni fue sometido a juicio por delito alguno. Poco antes del advenimiento de la democracia recuperó su libertad y optó por el exilio voluntario.

Actualmente y acorde al clima de violación de normas constitucionales y de derecho penal que reina sobre quienes combatieron del lado del gobierno en Argentina se busca juzgar a quienes derrotaron al terrorismo comunista. 





Un Huey del EA se aproxima para llevar los cadáveres

Cuerpo de un guerrillero abatido por las fuerzas del orden

El terrorista uruguayo Hugo Cacciavillani luego repatriado a Uruguay

jueves, 5 de noviembre de 2015

Historia argentina: El surgimiento de la guerrilla

Génesis y Evolución del Proceso Revolucionario en la República Argentina 


Consideraciones Previas. 
Son varios los artículos que han sido escritos sobre la génesis y evolución de la Guerra Revolucionaria en nuestro país y parecería que volver a considerarlos seria una redundancia teniendo en cuenta, que todos mencionan, en general una misma sucesión de causas y efectos. Sin embargo, ello nunca estará de mas, por cuanto siempre será posible incorporar a lo conocido nuevas informaciones en lo referente a fechas, organizaciones, acontecimientos, personas involucradas, etc. 
Algunos marcan las etapas del proceso revolucionario dentro de los tiempos políticos de duración de los gobiernos derivados de procesos electorales o de golpes militares; otros analizan el proceso marcado por las actitudes y acontecimientos generados por las organizaciones subversivas, o bien , por el resultado obtenido por las fuerzas regulares que la enfrentaron. Personalmente estimo, como lo han adoptado varios, que el análisis para determinar las etapas debe hacerse a partir de aquellos episodios o acontecimientos que representen un cambio o una situación trascendente entre lo acontecido y su continuación con los nuevos hechos que se van produciendo. El trabajo a desarrollar pretende encuadrarse dentro de este criterio. 

TEMARIO 
1.- Introducción. 
2.- Orígenes de la guerrilla (1955-1965). 
3.- Creación y Desarrollo de las Organizaciones Revolucionarias Armadas (1965-1970). 

-Partido Revolucionario de los Trabajadores- Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). 
-Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). 
-Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). 
-Fuerzas Armadas de Liberación (FAL). 
-Montoneros (actualmente en el gobierno). 

4.- Evolución del Proceso Revolucionario – Períodos de la Guerra 

a.- Primer período (1970 – may. 73 ). 
b.- Segundo período ( 25 may. 73 – fines del 74 ). 
c.- Tercer período ( 1975 – 78 ). 
d.- Cuarto período (1978-80 ). 
e.- Ultimo período ( 1980 – 88 ). 
f.- Situación actual. 

DESARROLLO 

1.- INTRODUCCIÓN. 
La República Argentina fue el Teatro de una Guerra Revolucionaria ( G R ) que comenzó a gestarse a partir de 1956, mostró sus primeras evidencias guerrilleras en 1959, se desencadenó en 1970 y alcanzó su máxima intensidad durante los años 1973 a 1976. 

Un principio de derrota militar pudo apreciarse antes de mayo del 73. Sin embargo, circunstancias políticas y legales, volcaron hacia un fracaso los éxitos alcanzados que se habían logrado a través de las aplicación de una justicia precisa y especifica, la que fue derogada y la acción revolucionaria brotó con mas fuerza, no obstante lo cual se completó su aniquilamiento en 1980. Sin embargo el éxito militar alcanzado no fue seguido en el plano político y los acontecimientos dentro de esta campo se prolongaron en el tiempo hasta 1988, perdurando con matices muy desfigurados hasta nuestros días. 

Tuvo por objetivo alcanzar el “PODER del ESTADO”, para desde allí imponer un sistema político, económico y social, mas aún, un sistema de vida, ajeno a nuestras tradiciones, foráneo, con sentimientos y pensamientos antagónicos con nuestro propio sistema de vida. Felizmente esta ideología, en el resultado final de todo lo ocurrido solo logró captar a una verdadera minoría de la población y frente a una lucha fraticida se pudo salir de esa situación, no alcanzando la ARGENTINA, hasta el presente, lograr una verdadera pacificación. 

Este Proceso Revolucionario no nació en la Argentina. Lo importó, se infiltro, lo hizo propio y lo desarrollo a través de los acontecimientos que se sucedían en un mundo convulsionado por manifestaciones ideológicas proclamadas primero por Marx y Engels y completadas durante el siglo XX por Lenin , por Mao Tse-tung y por otros ideólogos comunistas que quisieron hacer en ese siglo un mundo proletario, utilizando como método la violencia sin limites a través de los movimientos de liberación nacional y la acción unificada de todos los países comunistas. Estas pocas expresiones conformaban los verdaderos objetivos de la revolución mundial de ese entonces y de la cual la Argentina no pudo ser excluida por la acción de ideólogos nacionales y por otros , que fueron llamados “idiotas útiles“ llegando a conformar las diferentes organizaciones revolucionarias que se tratarán mas adelante y que se prestaron a llevar adelante la Guerra en el frente interno. 

Dichas organizaciones poseían estructuras complejas, de origen y tipo clandestino, constituidas básicamente por un “aparato político” de conducción, propaganda y adoctrinamiento y un “aparato armado-militar”, responsable de las acciones netamente violentas, terroristas y revolucionarias que se agrupaban en un verdadero “ejército irregular”. 

De acuerdo con estas realidades fue necesario emplear las FF.AA. y de Seguridad para enfrentar a esas organizaciones políticas y militares como única posibilidad de evitar la conquista del poder al no poder lograrlo por medios naturales y legales, debido a su falta de representatividad. 

Tal determinación esta fundamentada en la obtención ,no de un objetivo social, sino de un objetivo político- ideológico –revolucionario, representado como ya se expresara, por la “toma del poder”, para cuyo logro, según su filosofía , no importaban los medios a utilizar ni la forma de alcanzarlo. 

2.- ORÍGENES DE LA GUERRILLA (1955 – 1965) 
La G.R. en la Argentina tuvo su génesis inmediatamente después de la caída de PERON. A partir de septiembre de 1955 un grupo de activistas denominado “Resistencia Peronista”, organizado y dirigido por JHON WILLAN COOKE, nacionalista en su origen y luego volcado hacia el marxismo-leninismo realizaron numerosos actos de terrorismos que se proyectaron durante el Gobierno de la Revolución Libertadora y del Dr. A. FRONDIZI y del Dr. ILLIA. 

EN 1959, en la Provincia de Tucumán se detuvieron a varios individuos que, actuando en el monte pretendían iniciar acciones de “guerrilla rural”. es aquí donde aparece una organización guerrillera de tendencia peronista denominada “UNION DE GUERRILLEROS ANDINOS” liderada por un ex militar llamado CIRO AHUMADA y por un grupo de igual naturaleza conocido por los “UTURUNCOS” (Tigres de la Sierra), con su comando “17 de Octubre” y con su “Ejército de Liberación Nacional”, los que por falta de apoyo se diluyeron y fueron dando origen posteriormente a otras organizaciones. 

Con la aparición de CASTRO en el escenario mundial, comienza a proyectarse la revolución mundial en América, dando origen en la Argentina, a una serie de agitaciones y violencias, comenzando a formarse un verdadero aparato revolucionario que tuvo su centro de operaciones en Santiago del Estero en 1961 a través del “FRENTE REVOLUCIONARIO INDOAMERICANO POPULAR- (FRIP) y que fuera posteriormente unos de los origenes del P.R.T., sobre la base de grupos trotkistas. 

La presencia del “Che” GUEVARA en Bolivia, amplía el proceso revolucionario en América Latina y en Salta se descubre, en Oran, por denuncias de pobladores y ataques a efectivos de Gendarmería Nacional, a un grupo armado, con una gran cantidad de armas automáticas , antitanques y explosivos. En el campamento abandonado, entre otras cosas, aparece un “diario de guerra” donde le guerrillero HERMES PEÑA TORRES, muerto en el enfrentamiento con gendarmería, relata con detalles una descripción de como se había realizado la emboscada a las Fuerzas de Seguridad- Escuadrón ORAN- y como el comando de ese grupo, procedió al “fusilamiento” de dos de sus integrantes por diversas faltas y en cumplimiento de normas dictadas por los mismos revolucionarios para mantener la disciplina. 

En 1964 se descubre en ICHO CRUZ , Provincia de Córdoba otro campamento guerrillero, bajo el nombre de “CAMILO CIENFUEGOS”, integrado por un grupo de siete jóvenes, con diversas armas y explosivos. El grupo, de tendencia comunista estaba dirigido por JUAN ENRIQUE SALEME, que había sido adiestrado en Cuba. 

En este período, se produjeron también una gran cantidad de atentados y asesinatos tales como: 

*El atentado a la casa del Capitán CABRERA , en el que perdió la vida la hija del capitán y quedo gravemente herido otro de sus hijos. 

*El asalto al policlínico bancario en la Capital Federal. 

*El atentado a la Shell Mex de Córdoba que costó la vida a trece obreros y varios heridos. 

*El descubrimiento de un nuevo campamento guerrillero el 24 de febrero de 1964 en La TOMA - Salta – con elementos subversivos que formaban parte del “EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO”, de tendencia Castro-Comunista. 

*Ese mismo año, en el mes de julio se produce una gran explosión en la calle Posadas de la Capital Federal, muriendo un guerrillero al manipulear explosivos. En esa circunstancia se descubre una célula terrorista y se comprueba, por los documentos encontrados, una serie de acciones realizadas en hechos anteriores y por ejecutar. 

Todos estos hechos y muchos, mas mostraron las primeras expresiones de la guerrilla armada y conformaron el origen, para los años siguientes de lo que fue, en la década del setenta , la Guerra Revolucionaria en la Argentina. Durante el lapso descrito las organizaciones subversivas revolucionarias produjeron en total mas de 1500 atentados, todo lo cual obligó a que el Presidente FRONDIZI resolviera poner en vigencia el “Plan Conintes” ( Conmoción Interior) mediante el cual la FF.AA. asumieron por orden de l Poder Ejecutivo el control directo en la represión del terrorismo. 

3.- CREACIÓN Y DESARROLLO DE LAS ORGANIZACIONES REVOLUCIONARIAS ARMADAS (1965 /1970). 

En 1966, entre el 03 y el 13 de agosto, se realiza en CUBA una reunión denominada”CONFERENCIA TRICONTINENTAL DE LA HABANA”, a la cual concurren representantes de los movimientos revolucionarios y de otras agrupaciones mas radicalizadas, de AMÉRICA, ASIA y ÁFRICA. Al finalizar dicho evento, los delegados latinoamericanos se reúnen rápidamente y comienzan un acercamiento que culmina el 31 de julio de 1967 con la conformación de la “ORGANIZACIÓN LATINO AMERICANA DE SOLIDARIDAD (OLAS), cuyos objetivos principales eran: 

- Propiciar la lucha armada revolucionaria en América Latina; 
- Promover una estrategia conjunta de los movimientos revolucionarios; 
- Lograr la solidaridad de los pueblos de América, es decir la defensa de la revolución cubana y de los movimientos que se inicien por similitud en los otros países. 

Como consecuencia de lo expresado comienzan a estructurarse organizaciones armadas clandestinas en varios países de América Latina, incluyendo los preparados para llevar a cabo la guerrilla con elementos extranjeros y nacionales en la R. De BOLIVIA, al mando del “che” GUEVARA. 

Para dar cumplimiento a esos objetivos, dicha organización ordena la creación en todos los países de un aparato militar capaz de llevarlos adelante por lo tanto, en la ARGENTINA se crea el “EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL” (ELN) con la misión de actuar en el norte, en apoyo a las operaciones del “che” en BOLIVIA. Para ello se conforman tres sectores con direcciones políticas independientes, denominadas 1, 2 y 8, las que en principio pasaron a operar en acciones de guerrilla urbana. 

Muerto el”che” GUEVARA en 1967 y luego el INTIPEREDO en 1969 se da por terminado la acción guerrillera en BOLIVIA. El E L N se disuelve y los tres sectores retornan a sus agrupaciones. 

- El Sector 1, engrosa en parte el PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT), el que además de las operaciones terroristas impulsa el accionar clasista de los sindicatos de fábrica SITRAM-SITRAC . 
- El Sector 2, constituyo las FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS (FAR). 
- El Sector 8, produjo dos vertientes: 
- Parte de los integrantes generaron con el grupo “CRISTIANISMO Y REVOLUCIÓN “ la organización sindical MONTONEROS. 
- El resto se incorporó a las FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (FAP). 

Al mismo tiempo se produce una escisión del Partido Comunista (año 67) que dio origen al PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO (PCR), cuyo aparato militar constituyó las FUERZAS ARGENTINAS DE LIBERACIÓN (FAL). 

Dentro del PRT se nuclean dos líneas perfectamente definidas: 

- El grupo partidario de la lucha armada denominado EL COMBATIENTE. 
- Otro sector denominado LA VERDAD que bregaba por una salida política. 

En 1970, reunido el Vto. Congreso prevalece la línea EL COMBATIENTE y ello da por resultado la creación del brazo armado denominado “EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO” (ERP). 

En 1973, el MONTONEROS INICIAL y las F A R se fusionan en una nueva organización que toma el nombre de una de ellas, MONTONEROS, en razón de la atracción que este vocablo nacionalista podría tener en la masa peronista. 

4.- Evolución del Proceso Revolucionario – Períodos de la Guerra. 

a) Primer Período (1970/mayo 1973). 
El año 1970 marca nítidamente el comienzo de una generalizada y coordinada agresión contra las instituciones del país , contra los grupos sociales y por determinadas acciones de violencia sistemáticas y selectivas. 

Hacen su aparición pública las tres organizaciones mas poderosas, mediante la comisión de importantes hechos delictivos: 

- MONTONEROS: Secuestra, tortura y asesina al ex Presidente Gral. PEDRO E. ARAMBURU el día del Ejército, 29 de mayo de 1970. 
- FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS (FAR) : Toman la calidad GARIN Pcia. de Bs. As., el 30 de julio de 1970. 
- EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP) Copan la Comisaría Nro. 24 de ROSARIO, Pcia. Santa Fe, asesinando a dos policías en septiembre de 1970. 

En este período el accionar terrorista del ERP se apoyaba en hechos cometidos por células menores con fines de propaganda, captación, instrucción y también para incrementar su capacidad logística. 

En cuanto a MONTONEROS y FAR , se encontraban en tratativas de fusión con el objeto de infiltrarse en la masa política que respondía al peronismo, planificando su actividad con acción de futuro. Ambas se caracterizaron por hechos terroristas importantes, tales como: 

- Copamiento de la localidad de LA CALERA el 01 de julio del 70. 
- Ataque, robo de armamento (setenta fusiles FAL) y asesinato del Tte. ASUA EN pilar, Pcia. de Bs.As. , el 29 de abril de 1970. 
- Secuestro y asesinato del Presidente de la FIAT ARGENTINA, OBERDAN SALLUSTRO, en la Cap. Fed. , el 21 de marzo de 1972 . 
- Emboscada y asesinato del Cte. IIdo. Cpo. Ej. , Gral.. JUAN CARLOS SANCHES, el 10 de abril de 1972. 
- Copamiento armado y robo de materiales del Batallón de Comunicaciones 141, Pcia. De Córdoba, el 19 de febrero de 1973. 

 
Sallustro en manos del ERP, luego sería asesinado por sus captores 

lunes, 25 de mayo de 2015

Guerra Antisubversiva: Combate de Manchalá (1975)

Guerra Antisubversiva: Combate de Manchalá 
 

Parte de Operativo Independencia 
Fecha: 26 de mayo de 1975 
Lugar: Manchalá, Tucumán 
Resultado: Victoria decisiva del ejercito argentino 

Beligerantes 

  • Ejercito Argentino 
  • ERP 
Comandantes 

  • Gral. Acdel Vilas (EA) 
  • Mario Santucho 


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domingo, 18 de agosto de 2013

Guerra Antisubversiva: Un ensayo sobre el demonio terrorista


La diferencia entre un militar y un montonero




ACLARACIÓN MUY IMPORTANTE:

El siguiente artículo acaso pretende reflejar los espíritus mismos que inspiraron tanto el accionar de las fuerzas legales como el de los ejércitos guerrilleros. Por tanto, entiendo que aquellos militares que no se ajustan al espíritu de entrega y abnegación sanmartinianos no sólo que – para mí – no merecen llamarse como tales sino que además han sido discriminados del siguiente trabajo; en el mismo sentido, aquellos guerrilleros que han sabido realizar un admirable esfuerzo de honestidad, y cuyos honestos trabajos editoriales me sirven hoy a mí para conocer en profundidad lo sucedido en los 70, de ningún modo son instados por mí en calidad de “terroristas” ni tampoco son requeridos sus nombres en la narración. Si se muestran arrepentidos, no somos nadie para no perdonarlos y permitirles todo nuestro respeto y cariño.

Seguidamente, quiero decir que el 99 por ciento de los medios nacionales ofrece una visión negativa de los militares y una visión positiva de los guerrilleros (y yo no veo que nadie chille por eso). Este trabajo, en cambio, corresponde al 1 por ciento de los medios que ofrecen una perspectiva diametralmente distinta, aunque profundamente cerciorada por documentación fehaciente y marcado rigor histórico; comprenderán que sería una locura de mi parte asumir una postura “tan jugada” sin estar seguro por completo de todo lo que digo. A los “valientes” que se aventuren a la siguiente editorial, les sugiero acepten lo vertido tan simplemente como un aporte más a la comprensión integral de nuestra controvertida historia reciente.

Muchas gracias.


Tras años de sistemático ensalzamiento por parte de ideologistas afines, como asimismo de tierna complacencia opositora, se ha logrado traer a recuento la controvertida expresión “montoneros”, de suerte que dicho nombre ha vuelto a proclamarse en densas proclamas y sus tremebundos baluartes son pues reivindicados como héroes, santos, entusiastas idealistas. Por cierto que todo esto gracias a una insistente analogía con quienes son presentados como los malos de la película, los gorilas, los fachos, los servidores del imperialismo… Es decir, los militares, o bien las Fuerzas Armadas Argentinas.
En rigor, la santificación – por un lado, y por el otro – la demonización acostumbradas no corresponden más que a un exhaustivo intento por exculpar a los responsables directos e indirectos de miles de atentados terroristas (cuanto más malos los militares, más buenos los guerrilleros) que permanecen obviados por la mirada enferma de nuestra Justicia. En este sentido, la persecución y el arresto de miles de militares argentinos no obedecen más que al propósito – sistematizado – de anular e inutilizar el único órgano con que cuenta el país con capacidad y conocimientos estratégicos para neutralizar la concreción de posibles ataques terroristas. Presos los militares, queda allanado el camino que nos conmina al socialismo, el terror, la persecución ideológica y la rimbombante violación de la propiedad privada.
Como decimos, entonces, desde el campo conceptual, las FF.AA. argentinas han  resultado profundamente denigradas ante la opinión pública en virtud de una grosera analogía con quienes son instituidos como sus antagónicos, por caso, los miembros de la banda terrorista Montoneros, hoy pretendida como un grupito virginal de jóvenes altruistas que luchaban por sus ideales. Hete aquí que en este trabajo aceptamos el reto aunque, con permiso, observaremos la requerida comparación desde una óptica un tanto inconveniente para el credo oficial.
Mentalidades dispares
Acaso pocos trabajos han sido realizados con el objeto de ilustrar la mentalidad tristemente criminal de una organización que hizo del secuestro, del terror y del asesinato una filosofía destinada a justificar (léase “pintarrajear”) los peores atropellos al sistema institucional. Sobre la base teórica de que el país, en los setenta, se hallaba amordazado por las garras de un supuesto capitalismo galopante, Montoneros fraguó su presentación en sociedad nada menos que con el secuestro y el posterior asesinato – tras una parodia de juicio sumarísimo revolucionario – del entonces ex presidente y General Pedro Eugenio Aramburu, en 1969. En fin, una vez que Montoneros “olió la sangre” de sus víctimas, la serialización del crimen sobrevino naturalmente.
No se llega a asesino serial por golpe de suerte o buenas calificaciones; más bien sería razonable precisar la descomposición psíquica y moral que tiene lugar en una persona capaz de hallar justificable el homicidio de un semejante, como asimismo de calificar de “error” el asesinato de una persona ajena al objetivo originario, y que muere por una bala perdida, las esquirlas de una bomba, el derrumbe de un edificio. Entonces, la prédica marxista constituyó el vaho narcotizante que auspició la destrucción psicológica, la pérdida del sentido de la realidad y el desbaratamiento de códigos éticos tan elementales como “no matar”, “trabajar para vivir”, “respeto al prójimo”. Para una persona normal estas proposiciones son inalterables; para un asesino terrorista estas cosas no son más que meras patrañas propias de un cuento de hadas.
Podría, en esta línea, sindicarse la diferencia entre un militar y un montonero como la de una persona cuyo ideal se resume en entrega absoluta al servicio de la Patria y de una persona adicta a una ideología o credo fundamentalistas tendientes a justificar cualquier medio para tal o cual fin. De suerte, por caso, que cuando todo el mundo se horrorizaba con los atentados de las Torres Gemelas, la empresaria corrupta Hebe de Bonafini celebraba públicamente destilando que “alguna vez a ellos también les tenía que pasar”. Un soldado sólo mata en defensa propia y precisamente llevado a un terreno marcial; el guerrillero mata de forma indiscriminada sin importar el lugar y la cantidad de víctimas inocentes (dando lugar así al inefable concepto de guerra asimétrica). Las FF.AA. sólo funcionan en tiempos de guerra mientras que la guerrilla se propone interrumpir la paz ciudadana mediante comisión de atentados terroristas. Los militares arremeten en procura de restablecer la paz y orden públicos (ante el caso de una invasión terrorista); los extremistas acometen con el objetivo de generar caos y desgastar las garantías institucionales de un país. El trabajo de uno es defender la Patria; la “misión” del otro es destruirla.
Mal que a muchos les pese, la idiosincrasia de la soldadesca se corresponde al profundo meollo de cuestiones culturales, sociales y religiosas de una Nación, de manera que la tradición de un país es la que determina su comportamiento y la forma con que ha de responder ante una amenaza por el estilo. Por otro lado – por más impolítico que suene – ningún golpe cívico/militar en Argentina se dio sin la documentada anuencia de la gran mayoría de los actores políticos como asimismo de un notable – cuando no mayoritario – consenso ciudadano.
La mentalidad del ERP, en cambio y por citar un ejemplo bien concreto, acaso estuvo constituida por elementos ajenos al devenir de la tradición o estilo de vida argentinos, lo cual condujo a la imposición de una metodología necesariamente improcedente, totalitaria, delincuencial, que incluso fue condenada – nada menos – que por el mismo Partido Comunista local. Si acaso hubo erpianos con “buenas intenciones” (que de seguro los hubo), el sólo hecho de pertenecer a una organización clandestina – y que encima cometió secuestros, asesinatos y que, por colmo, pretendió “quedarse” con una provincia – los conmina insalvablemente a la categoría de criminales, y no por otra cosa que por el discernimiento mismo del sentir tradicional argentino. Más allá de la “dudosa” probidad de nuestra siempre ensangrentada historia, todos vamos a coincidir en que matar está mal, que el terror no es “método” para nada, que es éste un país mayoritariamente católico, que muy pocas personas atacan guarniciones militares para robarse armamento, que de ningún modo el comunismo es una expresión mayoritaria y que irse a vivir a la selva tucumana es cosa más bien de picapiedras que de gente de bien.
Fuerzas Armadas vs. guerrilleros
Ya, más en el plano de los hechos concretos, y citando como ejemplo el asesinato del Capitán Humberto Viola y de su pequeña hija en Tucumán en diciembre del 74 (su otra hija quedó inválida), podríamos señalar que la diferencia entre un militar y un guerrillero es la que existe entre un hombre que al ser emboscado por maleantes, alcanzado y todo por los disparos, igual consigue descender de su vehículo en un intento por evitar que la balacera lesione a su familia o demás inocentes, mientras que – por el contrario – el guerrillero se escuda nada menos que en los semejantes que tiene a su alcance, cuando no con sus mismos hijos recién nacidos. Notable diferencia.
Por otro lado, si bien el margen de error en las operaciones contraterroristas ha llevado a numerosas víctimas inocentes (que desde aquí lamentamos, y repudiamos si hubo concurso de alevosía), bajo ningún aspecto la inventiva estratégica del Ejército incluyó el daño o la muerte de personas ajenas al conflicto armado, como tampoco de familiares de guerrilleros buscados intensamente. Más allá de que se pretenda sentar la idea de que las FF.AA. planearon una “persecución sistemática de disidentes inocentes”, los guarismos reales de ningún modo cercioran dicho concepto; lo mismo ocurre con la mentada apropiación de bebés. Es decir, nadie niega que hubo muertes inocentes o bebés apropiados ilegalmente, mas no los hubo en un número que se ilustre como de “sistemático” (planeado para tal propósito), por tanto no transigen con el espíritu sanmartiniano aquí evocado.
En contrapartida, la metodología guerrillera acaso sí se basó en un ataque sistemático hacia las fuerzas legales que además incluyó el asesinato indiscriminado (con tal de generar terror) de civiles eventuales como asimismo de familiares de militares (en concepto de “venganza” en algunos casos). Entre innumerables ejemplos de empresarios secuestrados, jueces asesinados, políticos perseguidos y civiles aterrorizados – cosa que extiende la “sistematización” del método a la población civil, lo cual, “a pesar de nuestra Justicia”, conlleva a la comisión de crimen de lesa humanidad –, podemos destacar además el estrepitoso homicidio de la hija del Almirante Armando Lambruschini (agosto de 1978), es decir, Paula Lambruschini, que fue extinguida mediante la colocación de un artefacto explosivo en su casa (cuya explosión también asesinó a dos personas más).  Si bien Montoneros “lamentó” las muertes inocentes, se discute que el móvil de dicho atentado terrorista fue en concepto de represalia.
¿Eran tarados los guerrilleros?
Hasta aquí quedan descritas, resumidamente, las distintas idiosincrasias tanto de las FF.AA. como de los guerrilleros en general. Cabría discutir sobre la integridad mental de los responsables de ambas facciones antagónicas. Los militares, dado el desgobierno imperante y la incapacidad policial de hacer frente a la creciente subversión (que ya planeaba la toma del poder), aceptaron una guerra por los ejércitos subversivos declarada abiertamente; trazaron un plan de acción; el mismo fue avalado y decretado por el gobierno democrático de Isabel Perón. Los militares ganaron la guerra contraterrorista, de modo que no vemos aquí algún desapego a la realidad o estrategias marciales desprovistas de resultados coherentes y satisfactorios. No ganaron la guerra sirviendo limonada, sino luchando y ofrendando sus vidas como soldados al servicio de la Patria.
La cuestión sobreviene cuando analizamos la mentalidad de personas – ya comprobadamente aficionadas a la serialización de los asesinatos, lo cual arroja el dato de una tara importante, visible – que creyó posible, mediante la frecuencia de atentados terroristas (como asimismo de la “guerra de guerrillas”, en el caso de ERP), que iban a conseguir ocasionar un golpe de Estado e instaurar una dictadura comunista de inspiración cubana. Personas enajenadas pero convencidas de que dicha metodología habría de ser reconocida por la población civil, y que por lo tanto habría de originarse simpatías y adhesiones para la idealizada “lucha armada”.  Estos bandoleros de acotadas facultades mentales, ¿qué se pensaban que eran los argentinos? ¿Idiotas y asesinos como ellos…? Actualizándonos un poco, las mismas preguntas podemos realizarles a aquellas personas actuales que incansablemente legitiman y reivindican el accionar de sus “jóvenes idealistas”.
Cabe destacar que tanto ERP como Montoneros “celebraron” el Golpe de Estado de marzo del 76 en base a la creencia de que lo mismo apresuraría el engrosamiento de sus ejércitos respectivos; imaginaban que la ciudadanía se iba a armar contra el general Videla, quien entonces no era ponderado de otra forma que como un salvador, lo mismo que el general Antonio Bussi en Tucumán, quien fuera más tarde electo gobernador de dicha provincia. Más allá del mayoritario consenso político y ciudadano por parte del Gobierno de Facto, hasta el mismo Partido Comunista recibió con beneplácito la interrupción del ficticio proceso democrático, ni que hablar de la intelectualidad de entonces. Y las preguntas son: los terroristas, ¿realmente creyeron que iban a poder ganarle una guerra a un ejército profesional, legendario, reconocido en todo el mundo? ¿Se imaginaron triunfadores sobre el mismo ejército en que luchó el general San Martín o el general Belgrano? Va de suyo que la respuesta afirmativa de ambas cuestiones inmediatamente conlleva al insalvable diagnóstico de completa taradez mental.
La misma, por cierto, queda francamente reflejada en la notable dificultad de sus exponentes actuales en aceptar la derrota infringida por las FF.AA., y de este modo mantener viva una disputa en la que son los únicos “gladiadores”; así y todo, sin embargo, necesitan hacer de la distorsión del pasado una diaria comunión, de la mentira un recurso infaltable y del odio, el resentimiento y el cinismo la cosquilla que alegra sus miserables existencias. Por otro lado – más lamentable aún –, así como en la época del 70 usaron a la ciudadanía e incluso a sus propios hijos como escudos humanos, en la actualidad sucede parecido toda vez que el odio injustificado se halla reproducido de a millares.
Se dicen revolucionarios y viven una vida distendida, al mejor estilo capitalista, gracias al dinero que roban sin vergüenza alguna; se reivindican como “hacedores” de una democracia que ellos mismos quisieron sustituir, mediante comisión de atentados terroristas, para implantar una rancia dictadura comunista; lloran humanismo hasta por los codos, acaso raramente olvidados que, entre todos, constituyeron un horrendo club de asesinos seriales; viven negando una guerra que ellos mismos declararon al Estado argentino en plena democracia, por cierto que con dinero, armamentos y logística importados de Chile, Cuba, Palestina, Libia; claman, ruegan, se retuercen en pos de pedir “justicia”, sin pensar que la mayor injusticia de nuestros días es el simple hecho de que ellos mismos no estén tras las rejas. En fin… tarados.
El ejemplo militar
Precisamente, como contraparte de estos últimos señalamientos, y fieles al espíritu tradicional y cristiano argentino, las víctimas del terrorismo subversivo también supieron expedirse en materia de la terrible época de los 70, aunque de forma diametralmente opuesta. De hecho, incontables son las familias que han debido convivir con el dolor de haber perdido un ser querido, o de conservarlo mutilado o inválido, y, por colmo, no sólo que totalmente obviados por el ojo de la justicia y el interés concreto de los políticos y (según una víctima que yo mismo entrevisté, Graciela Gonzáles Camarasa) de la misma oficialidad, sino que además debemos agregarle la solidaridad – con suerte – grácil y de “rigor” de una minúscula fracción de la ciudadanía. Por supuesto que no se es solidario con una víctima de la subversión cacareando por otro lado que los terroristas fueron “jóvenes idealistas” o cosas por el estilo. En fin, la hipocresía ya es patrimonio de la otra parte.
En este sentido es sumamente ponderable la acción del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), cuya presidente, Victoria Villaruel, a la vez que lucha incansablemente porque el Estado argentino reconozca y repare a las víctimas del genocidio marxista… es reconocida por su labor en todo el mundo, menos en Argentina (en la medida que bien se lo merece). Volviendo a lo mismo, no sirve, a mi juicio en particular, un periodista, por ejemplo, que pondere el trabajo de “Vicky” mientras que en otro sentido desconoce la magnitud homicida de los siempre mentados “jóvenes idealistas”. Tanto debe ser así, que la misma presidente del CELTYV publicó un libro intitulado, justamente, “Los llaman… jóvenes idealistas”.
No obstante, nada ha conseguido borronear el espíritu infranqueable de aquellas personas que, en buena ley, guerrearon y combatieron contra al terrorismo nacional e internacional. Suele decirse que los militares ganaron en el terreno de las armas, pero que perdieron en el terreno psicológico; verdad relativa, toda vez que los mismos veteranos contrarrevolucionarios, como también sus respectivas familias, de ningún modo han visto flaquear sus convicciones morales y religiosas, ya sea tanto por el desgaste de la ignominia marxista como por el menosprecio de la política en general. Perder, sencillamente, sería terminar convertidos en ellos, los enemigos de entonces; es decir, con el corazón henchido de odio, resentimiento y cinismo.
Muy por el contrario, los héroes de la lucha contraterrorista, han sabido tolerar con gran estoicismo el advenimiento de las peores contingencias. De suerte que el coronel Argentino del Valle Larrabure, desde su largo cautiverio en las llamadas “Cárceles del Pueblo” (ERP, a quien se entregó para evitar derramamiento de sangre inocente la noche del copamiento de la Fábrica Militar de Villa María), mediante esquelas llenas de amor, exhortaba a su familia a “no odiar al enemigo” bajo ninguna circunstancia, como asimismo a llevar a cabo un perdón cueste lo que cueste. Como él, muchos otros soldados entendieron desde un principio que ya no volverían a ver a sus familias y que lo mejor de sí mismos que tenían para legarles era un recuerdo limpio de rencores, propósitos decadentes, luchas insensatas. Como él, tantos otros se sublimaron al destino de la Nación por la que entregaron su vida; era más importante una Patria libre, con sus hijos andando indiferentes al vaho del odio, que el propio dolor y la inconmensurable desesperanza de no volverlos a ver, a tocar, a escuchar…
Esto último resume, pues, en la diferencia más significativa que hay entre un militar y un montonero. Amor por un lado, odio por el otro; entrega y sacrificio los primeros, sometimiento y crimen los segundos. Libertad, libertad y libertad, contra comunismo, terrorismo y subversión. Silencio, altruista resignación e idealismo… Vocinglería, resentimiento e ideología. Y así siguen, los unos digiriendo el dolor nuestro cada día: es lo mejor para el país; los otros, que aprovechan para seguir mintiendo, robando y prostituyendo: es lo mejor para ellos. Es su forma de pelear.
Pero… aunque sigan peleando, tienen bien presente que ya perdieron la guerra de forma estrepitosa. Quizás lo que más les duela a los perdedores marxistas es precisamente esto último: por más sangre que derramaron, por más mentira convertida en tabú, por más injusticia que ellos mismos representan… no han logrado apagar – ni remotamente – la convicción patriota y el corazón en llamas de un soldado argentino. Es su forma de pelear.


Fuentes consultadas: “El Vietnam argentino”, Nicolás Márquez / “Mitos setentistas”, Agustín Laje Arrigoni / “Montoneros – Soldados de Massera”, Carlos A. Manfroni / “Hombres y mujeres del PRT-ERP”, Luis Mattini / “Nunca más”, Ernesto Sábato / “Gaby, la montonera”, documental de César D’ Agiolillo / “Montoneros”, Wikipedia /”Humberto Viola junto a su hija, asesinados en Tucumán”,Mendoza Transparente / “Armando Lambruschini”, Wikipedia / “Entrevista a Arturo Cirilo Larrabure”,www.DAVIDREY.com.ar / “Entrevista a Carlos Manfroni”, www.DAVIDREY.com.ar /”El silencioso Terrorismo de Estado actual”, www.DAVIDREY.com.ar / “Testimonio de una víctima del terrorismo”,www.DAVIDREY.com.ar / “Analizando a Laura Di Marco, autora de ‘La Cámpora’”,www.DAVIDREY.com.ar / “Lo que yo puede ‘sacarle’ a Ceferino Reato”, www.DAVIDREY.com.ar