Ataques con drones Baba Yaga
Los militares ucranianos de la 110ª Brigada Mecanizada Independiente, utilizando drones pesados del tipo "Baba Yaga", atacan objetivos rusos en la dirección de Pokrovsky. Slava Ukrainia!
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El presupuesto de defensa de Argentina para 2025 muestra una reducción en términos de dólares, pero a pesar de ello, se plantean ambiciosos proyectos de reequipamiento y una mayor actividad operativa. La estrategia apunta a equilibrar la restricción presupuestaria con un uso más eficiente de los recursos, en parte gracias al financiamiento externo y a la implementación de créditos internacionales para cubrir necesidades críticas de las Fuerzas Armadas. Aunque muchos de los proyectos dependen de conseguir financiamiento, las fuerzas proyectan una modernización considerable para los próximos años.
El Proyecto de Presupuesto de Defensa de Argentina 2025 refleja una reducción del gasto público, incluyendo el presupuesto asignado a la Jurisdicción Defensa, aunque se prevé fortalecer el reequipamiento militar mediante créditos externos. El presupuesto asignado a Defensa es de 2.811.882 millones de pesos, equivalente a aproximadamente 2.214 millones de dólares según el tipo de cambio previsto. Esto representa un 0,31% del Producto Bruto Interno (PBI) argentino, proyectado en unos 700.000 millones de dólares con un crecimiento del 5% para 2025, y un 2,4% del gasto total del Estado nacional.
En comparación, el presupuesto de 2023 para defensa ascendía a 541.630 millones de pesos (unos 2.927 millones de dólares en ese momento), pero debido a la alta inflación y devaluación del peso, esa cifra fue ajustada hasta alcanzar los 1,43 billones de pesos a lo largo del año. Para 2024, se estima un gasto en defensa de 2.377.357 millones de pesos (aproximadamente 2.600 millones de dólares), lo que implica que el gasto de 2025, aunque menor en dólares, subirá un 18,3% en pesos, siguiendo la inflación proyectada.
Sin embargo, el presupuesto refleja una disminución en los fondos asignados para el alistamiento operacional de las tres fuerzas armadas. El Ejército, por ejemplo, pasa de 152.000 millones de pesos en 2023 (unos 820 millones de dólares) a 773.500 millones en 2025 (alrededor de 610 millones de dólares). La Armada desciende de 72.000 millones (unos 392 millones de dólares) a 380.000 millones (aproximadamente 300 millones de dólares). La Fuerza Aérea también verá una reducción, pasando de 66.000 millones (unos 356 millones de dólares) a 289.000 millones de pesos (cerca de 227 millones de dólares).
A pesar de la reducción presupuestaria, se proyecta una mayor actividad operativa en todas las fuerzas. El Ejército planea realizar 11 días de adiestramiento en campaña y 14 días en guarnición para sus unidades, con un ejercicio táctico en el terreno, comparado con los 3 días de campaña y 15 días en guarnición planeados en 2023. La Armada espera realizar 480 días de navegación, 43,2 días de campaña para la Infantería de Marina y 2.200 horas de vuelo, en contraste con los 60 días de navegación, 5 días de campaña y 1.100 horas de vuelo previstos en 2023. La Fuerza Aérea también aumentará significativamente su actividad, pasando de 40.160 horas de vuelo en 2023 a 143.316 horas en 2025.
El Estado Mayor Conjunto proyecta 1.060 horas de vuelo y 297 días de navegación en operaciones antárticas, además de 170 horas de vuelo y 222 días de navegación para el control aéreo de los espacios marítimos y fluviales, sumado a la realización de seis ejercicios conjuntos.
El presupuesto incluye 18.288 millones de pesos destinados a la Armada para los pagos por los aviones P-3 Orion. También se planean importantes adquisiciones y modernizaciones en todas las fuerzas. Algunos de los proyectos más destacados incluyen:
La Fuerza Aérea Argentina planea asignar 24.334 millones de pesos para adquirir equipos y armas para los F-16 Fighting Falcon, además de 44.694 millones para la actualización de la infraestructura necesaria para la incorporación de los F-16. También se destinarán 17.591 millones de pesos para la compra de seis aviones de transporte mediano, y 14.724 millones para la recuperación de la flota de aviones IA-63 Pampa II y Pampa III.
Una parte significativa de los proyectos de reequipamiento dependerá de créditos externos. Entre los proyectos más destacados se incluyen:
El Fondo Nacional de la Defensa (Fondef), por su parte, recibirá 35.230 millones de pesos del tesoro nacional en 2025, distribuidos en 22.306 millones para el Ejército, 5.000 millones para la Armada, 12.169 millones para la Fuerza Aérea y 1.594 millones para el Estado Mayor Conjunto. Aunque el Fondef es un mecanismo clave para financiar la modernización militar, se observa que los montos asignados están por debajo de lo estipulado por ley, debido a que no se ha reglamentado completamente la normativa.
Imagina un futuro donde Argentina no solo se limite a producir entrenadores antiguos como el IA-63 Pampa III que acaba de salir de producción, sino que se transforme en un centro de innovación aeronáutica regional. La reconversión de FAdeA hacia la producción de un avión modular, altamente tecnológico y exportable, marcaría un salto cualitativo en la industria nacional. Este tipo de avión podría estar equipado con tecnologías avanzadas de inteligencia artificial, fabricación aditiva (impresión 3D), la cual puede descentralizarse entre proveedores regionales, y sistemas de combate autónomo, abriendo puertas a mercados globales en defensa y seguridad. El Scaled Composites Vanguard puede mostrar el camino para un cambio y reestructuración de FAdeA apuntando a cubrir diversas hitos tecnológicos:
La fabricación de un avión modular permitiría adaptarse a las necesidades de cada cliente, maximizando su capacidad de exportación y potenciando la competitividad argentina en el mercado internacional. Este enfoque no solo estimularía la creación de empleos de alta calificación, sino que también incentivaría el progreso tecnológico en sectores como el software, inteligencia artificial y robótica. Al diversificar la producción hacia aeronaves más sofisticadas, Argentina no solo fortalecería su defensa, sino que dinamizaría la economía, atrayendo inversión privada y alianzas internacionales.
Invertir en esta transformación significaría convertir a FAdeA en un polo de desarrollo estratégico, generando un impacto duradero en la economía del conocimiento y posicionando al país como un líder regional en la industria aeronáutica.
El Model 437 Vanguard, diseñado por Scaled Composites bajo la matriz de Northrop Grumman, representa un concepto revolucionario en el campo de la aviación militar. Este caza desechable está diseñado para operar de forma autónoma en misiones de alto riesgo, donde la pérdida de la aeronave se considera aceptable. Se analizará a continuación sus características técnicas, costos de producción, posibles usos en el campo de batalla futuro y su potencial en las fuerzas armadas argentinas.
El Vanguard es un caza de dimensiones compactas, con una longitud y envergadura de 12,5 metros, un peso máximo de despegue de 4.535 kg, y está propulsado por un motor Pratt & Whitney 535 que genera 15,1 kN de empuje. Su alcance operativo es de 5.556 km, con una autonomía de hasta seis horas. Estas características lo posicionan como un avión de combate ligero y ágil, ideal para operar en misiones donde la maniobrabilidad y el bajo costo son esenciales.
Su capacidad de carga útil es de 907 kg, lo que le permite transportar hasta dos misiles AIM-120 AMRAAM en su bahía interna de armas, lo que le da capacidad para participar en combates aéreos sin comprometer su agilidad o autonomía. Además, una de las claves del Vanguard es su diseño modular y su plataforma digital de desarrollo, similar a la utilizada en el bombardero B-21 Raider, lo que reduce significativamente los costos de desarrollo al agilizar pruebas y certificaciones mediante simulaciones virtuales.
El Vanguard es diseñado para ser extremadamente barato de producir, con un costo estimado entre 5 y 6 millones de dólares por unidad si se fabrica en serie. Este bajo costo se logra gracias a innovaciones en su fabricación, como el uso de deposición de materiales con arco de plasma, lo que permite la impresión de componentes estructurales de titanio sin necesidad de moldes costosos. Además, el uso intensivo de plataformas digitales para pruebas y prototipado reduce aún más los tiempos y costos de producción. La empresa ha reducido los costos de ingeniería en planta de ocupar en promedio un 15% de los costos a sólo ocupar el 1%. Esto quiere decir que pasar de un cambio aerodinámico en papel y CGI a un componente real del avión es prácticamente directo debido a la digitalización e IA aplicados al proceso.
En comparación con los cazas tripulados tradicionales como el F-35, que cuesta entre 80 y 100 millones de dólares por unidad, el Vanguard es considerablemente más barato. Esta diferencia de costos lo convierte en una opción atractiva para misiones de alto riesgo, donde la pérdida de una aeronave es un factor asumido. En este sentido, se proyecta que el Vanguard desempeñará un papel crucial en misiones de supresión de defensas enemigas (SEAD), ataques aéreos en áreas fuertemente defendidas y reconocimiento en profundidad, ya que su pérdida no supondría un costo prohibitivo (ScaledComposites)(TheWarZone).
Especificaciones
Tripulación: 1
Envergadura: 41 pies (12.5 metros)
Longitud: 41 pies (12.5 metros)
Altitud máxima: 25 mil pies (6.000 metros)
Máximo peso al despegue: 10.000 libras (4,535 kg)
El futuro del combate aéreo está marcado por la creciente automatización y el desarrollo de aeronaves autónomas que pueden operar en conjunto con cazas tripulados. En este contexto, el Vanguard encaja perfectamente en los planes de la Fuerza Aérea de EE.UU. bajo el programa Collaborative Combat Aircraft (CCA), que busca desarrollar plataformas no tripuladas que puedan complementar aviones como el F-35 en misiones de combate.
El Vanguard, al estar equipado con inteligencia artificial y operar de manera autónoma, podrá realizar misiones de apoyo, escolta y combate aéreo sin poner en riesgo a los pilotos. Además, su capacidad de ser producido en grandes cantidades permitirá que las fuerzas aéreas lo utilicen como un recurso desechable en misiones de alto riesgo, lo que aumentará la efectividad en zonas con fuertes defensas antiaéreas.
Dentro de la gama de proyectos la empresa Scaled Composites incluye un demostrador de un futuro caza de sexta generación denominado Model 401 S y un avión de ataque ligero, con ciertas reminiscencias al A-10 Warthog, nominado como Agile Responsive Effective Support.
Las fuerzas armadas argentinas, tradicionalmente con recursos limitados, podrían beneficiarse de un avión como el Vanguard por varias razones. Aunque el costo de adquisición de unidades sigue siendo elevado para los estándares de defensa de Argentina, su bajo costo en comparación con cazas tradicionales y su capacidad de operar de manera autónoma lo convierten en una opción interesante para misiones estratégicas.
Argentina podría emplear el Vanguard en varias funciones, entre ellas:
Defensa de espacios aéreos amplios: Dada la extensión del territorio argentino, el Vanguard podría utilizarse para patrullas aéreas y misiones de disuasión en áreas remotas, como la Patagonia o el Atlántico Sur. Es una aeronave excepcional para vigilar el frente norte con enorme extensiones donde pequeñas aeronaves contrabandean drogas. La capacidad de patrulla de una aeronave así es económicamente muy eficiente.
Misiones de supresión de defensas enemigas: En un hipotético conflicto, el Vanguard podría ser empleado para penetrar defensas aéreas enemigas, lo que minimizaría el riesgo de perder aviones tripulados. Para misiones SEAD o ataque a blancos muy protegidos, en su versión UCAV, puede ser eficiente en término de evitar pérdidas humanas.
Operaciones de reconocimiento y ataque en el Atlántico Sur: En un escenario de tensiones en las Islas Malvinas, el Vanguard podría desempeñar un rol en misiones de reconocimiento y ataque a largo alcance sin exponer a pilotos en estas misiones peligrosas. Esta aeronave tiene exactamente la mitad de persistencia en vuelo que un P-3C Orion como los recién adquiridos a Noruega: 6 horas. En su versión no tripulada podría patrullar enormes extensiones del Mar Argentino sin mayor desgaste humano y con conexión directa al edificio Libertad o la Base Naval de Puerto Belgrano si así lo requiera.
Argentina, a pesar de no contar con los mismos recursos tecnológicos que EE.UU., podría beneficiarse de una inversión inicial en el Vanguard. Un enfoque gradual en la adquisición de estas aeronaves autónomas permitiría a las fuerzas armadas modernizarse sin incurrir en los altos costos de cazas convencionales. Además, la capacidad de este avión de operar en misiones de alto riesgo y su compatibilidad con un modelo operativo autónomo lo convertiría en un multiplicador de fuerza en escenarios como el Atlántico Sur o el control de fronteras en áreas críticas como la cordillera de los Andes.
El Model 437 Vanguard es un desarrollo innovador que puede redefinir las estrategias de combate aéreo a nivel global. Si bien Argentina enfrenta limitaciones presupuestarias, este tipo de tecnología de bajo costo y alto impacto podría ser una opción atractiva para futuras adquisiciones, permitiendo que el país mantenga una defensa aérea efectiva y moderna en escenarios de alta complejidad.
La Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) ha tenido una historia marcada por la producción de aeronaves emblemáticas, como el IA-63 Pampa, un entrenador avanzado de diseño argentino. Sin embargo, el proyecto Pampa ha sido descontinuado tras la producción de alrededor de 40 aviones, lo que pone en evidencia la necesidad de replantear la dirección productiva de la planta. En este análisis, se examina la viabilidad de reconfigurar la producción de FAdeA para proyectos más alineados con tendencias tecnológicas globales, como el Model 437 Vanguard, un caza de combate desechable, y cómo estas oportunidades pueden representar un nuevo horizonte para la industria aeronáutica argentina.
El IA-63 Pampa, aunque un hito de la ingeniería argentina, se basa en una concepción aeronáutica de varias décadas. A nivel de costo de oportunidad, seguir invirtiendo en un proyecto como el Pampa que no ha logrado la expansión en el mercado ni una proyección significativa internacional implica dejar de lado la posibilidad de ingresar a mercados emergentes de aviones más avanzados tecnológicamente. Además, el Pampa no cumple con las exigencias actuales en cuanto a aeronaves de combate modernas o sistemas de vuelo autónomo, elementos que se están convirtiendo en esenciales en las guerras del futuro.
El Vanguard ofrece una vía alternativa con un enfoque hacia la producción de aeronaves de bajo costo, alta tecnología y posibilidad de ser fabricadas en grandes volúmenes. Al ser un avión desechable y autónomo, basado en inteligencia artificial, permite a FAdeA incursionar en la automatización y digitalización del combate aéreo, áreas donde la industria argentina ha quedado rezagada. El costo de producción de un Vanguard, estimado entre 5 y 6 millones de dólares, es comparable a la mitad de los entrenadores como el IA-63, pudiendo incluso ser menor debido a los menores salarios en dólares locales, pero su potencial de exportación es mucho mayor debido a la tendencia global hacia la guerra autónoma y la modernización de las flotas aéreas.
Las tecnologías implementadas en el Vanguard, como la fabricación aditiva (impresión 3D) y el uso de herramientas digitales para reducir costos de prototipado y certificación, representan oportunidades para que FAdeA modernice su infraestructura. La fábrica podría, con las inversiones adecuadas, empezar a aplicar estos métodos en la producción de aeronaves más avanzadas. Un enfoque hacia el desarrollo de drones militares autónomos podría no solo revitalizar la industria aeronáutica argentina, sino también posicionarla como un actor competitivo en el mercado global de aviones no tripulados.
Este cambio requiere que FAdeA deje de enfocarse exclusivamente en la construcción de aviones convencionales y pase a aprovechar estas nuevas tecnologías. Al desarrollar aviones como el Vanguard, FAdeA podría diversificar su cartera de productos, atrayendo tanto a las fuerzas armadas nacionales como a potenciales clientes internacionales.
Para que este cambio de dirección sea efectivo, es crucial que el gobierno argentino tome medidas proactivas que impulsen la industria nacional hacia la producción de aviones como el Vanguard. Entre las acciones necesarias para este proceso de adaptación se encuentran:
Inversión en investigación y desarrollo: El gobierno debe promover el desarrollo de nuevas tecnologías a través de fondos dedicados a la innovación en defensa. Esto incluye financiar investigaciones en inteligencia artificial, fabricación aditiva y materiales avanzados, esenciales para la producción de aviones de combate autónomos. Esta fase de tecnología abre un espacio de colaboración con el pujante sector tecnológico nacional, sobre todo de software y hardware.
Alianzas internacionales: Argentina debe buscar asociaciones con empresas extranjeras líderes en el sector, como Northrop Grumman, para adquirir conocimiento técnico y colaborar en el desarrollo de aviones de bajo costo y alta eficiencia. Estas alianzas también permitirán una transferencia tecnológica hacia la industria local. Otro potencial socio puede ser Embraer de Brasil
Marco regulatorio adecuado: El gobierno debe desarrollar un marco normativo que incentive la inversión privada en el sector de la defensa, así como políticas de exportación que faciliten la venta de estas aeronaves en mercados internacionales. En ese sentido, la ley RIGI presenta una opción enormemente tentadora para la inversión privada extranjera en este campo específico.
Incentivar la participación del sector privado: La modernización de FAdeA debe ir de la mano con una mayor participación del sector privado nacional, ya que este puede aportar capital, innovación y eficiencia operativa. Esto puede lograrse mediante alianzas público-privadas para la fabricación y exportación de drones y aviones autónomos. Ya se sabe que la injerencia excesiva del estado solo ha provocado inacción, retrasos y proyectos que ya son viejos cuando llegan si quiera a prototiparse (CITEDEF, ARS, Tandador, son vergonzosos ejemplos de desidia gremial).
Año 1: Diagnóstico y Modernización Inicial
Año 2: Inversión en Capacitación y Desarrollo Tecnológico
Año 3: Producción de Prototipos
Año 4: Expansión de la Producción
Año 5: Consolidación del Programa
El proyecto del Vanguard plantea un horizonte prometedor para la reconfiguración de FAdeA, alejándola de la producción de aviones convencionales como el IA-63 Pampa y orientándola hacia tecnologías modernas de fabricación digital y aeronaves autónomas. Este enfoque no solo posicionaría a Argentina en la vanguardia de la aviación militar regional, sino que también abriría nuevas oportunidades en el mercado global de defensa, donde la demanda de drones autónomos y vehículos aéreos no tripulados está en crecimiento constante.
El prototipo Vanguard puede convertirse en un caza ligero de una autonomía pornográfica con un costo de hora de vuelo completamente inusual (en el rango de 150 a 500 dólares la hora de vuelo) posibilitando enorme cantidad de combinaciones. Su bodega puede ser provista desde armas dirigidas (AMRAAM, LGB, misiles ASM, etc.) así como equipamiento electrónico de diversos sensores, perturbadores, señalizadores, etc. Es una plataforma sensible, barata, podría interoperar electrónicamente con los nuevos F-16 MLU del mismo modo que la USAF busca que interactúe con sus F-35.
Mediante un plan estratégico de varios años, el gobierno argentino, en conjunto con el sector privado, puede transformar FAdeA en un centro de innovación aeronáutica, capaz de producir aviones de combate de bajo costo que respondan a las necesidades modernas de defensa.
Milkor ofrece una amplia variedad de productos, abarcando los dominios aéreo, terrestre y marítimo.
Milkor también mostrará un modelo a escala de su UAV Milkor 380 que actualmente está desarrollando y que está generando gran interés en el mercado internacional. El UAV de 18,6 m de envergadura tiene un peso máximo de despegue de 2866 lb (1300 kg) y puede transportar una carga útil de 462 lb (210 kg) en un alcance máximo de más de 1080 millas náuticas (más de 2000 km). Tiene un techo de servicio de 30.000 pies (9.144 m) con una autonomía de 35 horas.
Tipo de proyecto: Sistema aéreo no tripulado
Envergadura: 12m
Alcance máximo: Más de 2.000 kilómetros
Máxima resistencia: 20 horas
Altitud máxima: 1,8000 pies
Milkor MA 380 forma parte de la nueva familia de sistemas aéreos no tripulados (UAS) diseñados y fabricados por Milkor Aerospace, un proveedor de soluciones de defensa con sede en Sudáfrica.
El vehículo aéreo no tripulado (UAV) se presentó en la Exposición y Conferencia de Servicios de Defensa de Asia (DSA) 2018 celebrada en Kuala Lumpur, Malasia, en abril de 2018.
El UAS MA 380 también se exhibió con el interceptor MILKOR MN Centurion en la exposición Africa Aerospace and Defense (AAD) 2018 celebrada en la Base de la Fuerza Aérea Waterkloof cerca de Centurion, Sudáfrica.
El avión no tripulado está diseñado para realizar misiones de larga duración, como patrulla marítima, búsqueda y rescate (SAR) e inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR).
También se puede utilizar para fotografía aérea y detección de actividades marítimas ilegales, como pesca y piratería.
Milkor MA 380 presenta un diseño monoplano de ala fija que integra una configuración de ala baja. Sus alas más grandes ofrecen una envergadura de 12 m, mientras que la sección de morro alberga cargas útiles. El fuselaje extendido presenta un conjunto de ala de cola en T.
Las alas cuentan con puntos duros dedicados debajo de ellas, que permiten a los operadores equipar el UAV con la munición necesaria y transportar cargas útiles adicionales. El diseño de baja resistencia mejora la capacidad de carga del ala baja del UAV.
El dron está equipado con un tren de aterrizaje de tipo triciclo, que se retrae dentro de la estructura del avión después del despegue. El tren de aterrizaje garantiza un aterrizaje seguro y brinda la confiabilidad y eficiencia de rendimiento que tanto necesita el UAS.
El peso máximo de despegue del UAV es de 380 kg y la altitud máxima es de 1.8000 pies, mientras que la altitud de crucero es de 14.000 pies.
Las cargas útiles a bordo del MA 380 incluyen un radar de apertura sintética (SAR), sensores electroópticos e infrarrojos Epsilon y sistemas de observación y reconocimiento Hensoldt Argos.
El equipo optrónico está integrado en el cardán giroestabilizado ubicado debajo de la sección del morro. El UAV envía información, imágenes y vídeos de alta definición en tiempo real capturados por los sensores a una estación de control terrestre.
El MA 380 UAS también se ofrece con un compartimento de carga útil dedicado para albergar cargas útiles como sistemas de inteligencia electrónica (ELINT), inteligencia de señales (SIGINT) e inteligencia de comunicaciones (COMINT).
Los sistemas de comunicación instalados a bordo del dron incluyen sistemas de comunicación por línea de visión dual redundante (LOSCom) y sistemas de comunicación por satélite no redundantes sin LOS (SatCom).
El UAV está propulsado por un motor turbohélice o de pistón, que funciona con combustibles 110 LL Avgas, 93 UL Mogas o Jet A1.
La central eléctrica le permite volar a una velocidad máxima de 220 km/h y una velocidad de crucero de aproximadamente 150 km/h.
La capacidad máxima de carga útil del avión es de 80 kg, mientras que la capacidad de almacenamiento de combustible es de 130 litros.
El UAS Milkor MA 380 es una plataforma ideal para misiones de vigilancia de largo alcance ya que ofrece una autonomía máxima de 20 horas. La autonomía máxima que ofrece el UAV es de más de 2.000 kilómetros.
Las operaciones realizadas por los aviones no tripulados están controladas por una estación de control terrestre portátil, que garantiza la transmisión de información entre la tripulación de control de la misión en tierra y el UAS.
Las misiones que realizará el UAS se planifican en la estación de control y se envían al UAS. La estación también se encarga de la simulación de misiones, el seguimiento y control de UAS y el control de comunicaciones y carga útil.
El UAV Milkor 380 es un vehículo aéreo no tripulado de tamaño mediano con una variedad de aplicaciones en reconocimiento, vigilancia y combate. Algunas de sus características principales incluyen:
Estas capacidades mejorarán significativamente las operaciones de reconocimiento y combate de las fuerzas armadas argentinas, proporcionándoles una ventaja tecnológica y operativa.
Fuente: Naval Technology
Esteban McLaren
Si un Pucará modernizado no ofrece la posibilidad de lanzar armas guiadas, no sería adaptable a ningún escenario militar moderno. El arsenal del Bayraktar Akinci es sin dudas algo que puede pedirse que ofrezca un Pucará con nueva motorización y nueva aviónica.
Si bien muy ambicioso, este arsenal que incluyen misiles ATGM guiados por láser, bombas planeadores, bombas guiadas por láser (LGB), cohetes guiados, etc. es estándar para cualquier avión que se denomine "de ataque" para la década de 2020.
Mantener y Modernizar el IA-58 Pucará:
Adoptar el Bayraktar Akıncı:
La decisión final dependerá de los recursos disponibles, las necesidades operativas específicas y la estrategia a largo plazo de las fuerzas armadas argentinas. Considerar una transición gradual que incluya la modernización inicial del Pucará mientras se evalúan y prueban los drones puede ser una estrategia equilibrada. Es fundamental que el Pucará, el F-16, el Texan II y demás componentes de la aviación militar argentina puedan comunicarse entre sí para una flexibilidad e interoperabilidad táctica fundamental en cualquier escenario moderno. Link 16 garantizaría esta funcionalidad sobre todo esperando en un futuro cercano con los tanqueros KC-135/KC-130 y, por qué no, algún sistema AEW&C que coordine el desempeño conjunto de la FAA.