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jueves, 16 de junio de 2022

Revolución Libertadora: Las ideas del líder

Ideas de La Libertadora

Una carta del dirigente entrerriano Ricardo Rojo al ex presidente Perón en el exilio revela el pensamiento del general Pedro Eugenio Aramburu poco antes de ser asesinado.
Por Claudio Chaves || La Prensa






Facsímil de la carta escrita por Ricardo Rojo a Juan Perón en diciembre de 1969.

Ricardo Rojo fue un entrerriano inquieto nacido en 1923 que adhirió al reformismo cuando cursaba Leyes en la Universidad de Buenos Aires. Lo hizo en el preciso momento que surgía a la vida política argentina el peronismo. No tuvo suerte o eligió mal. Razón por la cual fue a parar a la cárcel en 1945. Al salir se afilió a la Unión Cívica Radical identificándose con el Programa de Avellaneda. Industrialista y estatista.

Por defender en 1953 a huelguistas ferroviarios fue detenido nuevamente, pero en este caso logró escapar, refugiándose en la embajada de Guatemala. Obtiene un salvoconducto y se va de la Argentina. Inicia, entonces, su periplo latinoamericano en compañía de Ernesto Guevara a quien conoce en Bolivia, cuando todavía no era el Che. De esa relación surgirá luego su libro Mi Amigo el Che.

A la caída de Perón retorna al país y se vincula a Frondizi, esto es al sector radical dispuesto a cerrar heridas con el peronismo. Caído Frondizi brinda sus servicios de abogado a la CGT y luego a la CGT de los Argentinos en defensa de los presos políticos de aquellos años, en su mayoría peronistas. Perseguido por la dictadura del general Juan Carlos Onganía decide irse del país y marcha a Francia. 

Desde París le escribe una interesante carta al general Juan Domingo Perón, exiliado en Madrid. Con quien ya había tenido varios contactos. Gobernaba la Argentina el general Juan Carlos Onganía, luego de un golpe de Estado efectivizado contra el Presidente Arturo Illia. Habían pasado tres años y el país era un polvorín, Rosario Córdoba y Tucumán habían vivido puebladas jamás vistas en nuestra historia. En ese marco Rojo le escribe a Perón:

"París, Francia 18 de diciembre de 1969.

Distinguido compatriota y estimado amigo.
Desde nuestra entrevista del pasado 14 de agosto en Madrid no he tenido noticias directas suyas. Aquí en París he tenido un par de entrevistas que pongo en su conocimiento por considerarlas de utilidad en la apreciación de la situación argentina, aunque discrepemos en la formulación e instrumentación.
Con el doctor Arturo Frondizi el 10 de diciembre último. Privadamente me explicó: "La posición de Onganía es muy débil. Insostenible. Se impone su sustitución. Después de los gravísimos hechos de Rosario, Córdoba y Tucumán que mostraron la realidad. Onganía no puede continuar. Su indecisión, su plan económico-social, el estancamiento de nuestro país, exigen un cambio inmediato en la conducción ejecutiva".
Me llamó la atención esta argumentación, ya que hasta aquí Frondizi galopaba de costado a Onganía en la creencia de ser llamado. Insistió en la necesidad de coincidir en un plan mínimo a través de un gobierno que abriera un paréntesis de diez años. Expresamente rechazó la consulta popular como una maniobra mistificadora.
Con el general Pedro Eugenio Aramburu, el 17 de diciembre último. Califica al general Onganía de mediocre, sin rumbo. Parálisis de nuestra economía. Descontento social creciente. Chatura del país. Decadencia en todos los órdenes. Entrega y satelización.
Sostuvo que nuestros males demandan una solución política previa, con la participación leal de las grandes corrientes de opinión: en especial el peronismo y el radicalismo. El entendimiento sobre un programa mínimo es el paso necesario para hacerse cargo de la conducción ejecutiva. Sin mezquindades, sin recelos sobre el pasado donde todos cometimos errores que aun nos divide. Comprensión y unidad nacional.
Cuando le pregunté acerca de la actitud de las FF. AA. dijo: aun el general Alejandro Lanusse comprende la necesidad de sustituir a Onganía.
Dejó entrever que él sería la figura llamada, quedando Lanusse como Comandante en Jefe del Ejército. Agregó que: luego de arar profundo, la ciudadanía sería consultada en elecciones, sin exclusiones ni veto de ningún tipo, entregando el poder a quien resultare electo.
Dado sus antecedentes le pregunté expresamente acerca suyo y de su movimiento, contestó: El general Perón podría regresar al país y participar decisivamente en el gran esfuerzo común.
Al fin de evitar malentendidos lo consulté si podía informarle a usted acerca de lo discutido y declaró, por supuesto y así lo hago sin asumir representaciones ni mandatos de ninguna clase. Sólo con el patriótico intento de encontrar fórmulas nuevas para superar la continuada crisis en que se debate nuestra Patria. Convinimos en reunirnos nuevamente en los primeros días de 1970. Quedo a la espera de sus reflexiones. Hacia fines de enero lo buscaré en Madrid.
Le deseo a usted a su esposa y demás compañeros Felices Fiestas y un 1970 en nuestra tierra, trabajando duramente por su grandeza".


UN DISPARATE OLIMPICO

Hasta aquí la carta. El insinuado acuerdo no pudo ser, el general Aramburu fue asesinado por los incipientes Montoneros. Un disparate olímpico. Sacar del medio al general de la Revolución Libertadora dispuesto a borrar con el codo lo hecho con la mano, no tiene perdón de Dios.
Esta conversación con el general Aramburu ponía en evidencia el fracaso del golpe de estado de 1955. Que Ricardo Rojo, un radical preso y perseguido por el peronismo fuera el vehículo de una posible salida electoral hablaba a las claras de la frase de Aramburu: todos cometimos errores. ¿Qué otra cosa se necesitaba para cerrar viejas heridas?.

Años después de ser asesinado el general Aramburu, los Montoneros explicaron el porqué de su decisión criminal: "El último objetivo del Aramburazo, se inscribió en la situación que vivía el país en aquel momento. Aramburu conspiraba contra Onganía. Pero el proyecto de Aramburu era políticamente más peligroso. Aramburu se proponía lo que luego se llamó el Gran Acuerdo Nacional, la integración del peronismo al sistema liberal. Aramburu había superado hacía mucho la torpeza del 55 en materia política". (La Causa Peronista 1974).

Más claro imposible. Fueron tantos los errores cometidos de uno y otro lado que la institucionalización del peronismo o para decirlo de otra manera la aparición de un peronismo republicano es aún una tarea pendiente.

jueves, 16 de diciembre de 2021

Gobierno criminal argentino: Terroristas deciden quién es el jefe del Ejército

Como fue la operación política para forzar el cambio en la jefatura del Ejército

Si bien era un secreto a voces, la salida del jefe del Ejército, general Agustín Cejas, fue parte de una operación impulsada por el titular del Estado Mayor Conjunto, general Juan Martín Paleo, con aval de las autoridades del Ministerio de Defensa. Intrigas y fricciones en la interna castrense.
Beto Valdez || MDZ


 
Dos impresentables: el putañero de Alberto "Conchita" Fernández y el terrorista asesino ministro de defensa Taiana
Foto: Casa Rosada


Desde el arranque de la gestión del presidente Alberto Fernández, la relación entre el jefe de Estado Mayor Conjunto, Juan Martín Paleo, con el titular del Ejército, Agustín Cejas, fue muy friccionada y las discrepancias fueron creciendo. En el mundo castrense y político se sabía desde hace tiempo que Paleo buscaba el relevo del jefe del Estado Mayor General de la fuerza, objetivo que logró en los últimos días gracias a una operación avalada por las autoridades del Ministerio de Defensa.

En sectores de Juntos por el Cambio especializados en el mundo castrenses se venía mirando con desconfianza el rol del titular del Estado Mayor Conjunto a quien señalan como funcional al kirchnerismo. “Por más que tenga a Rosendo Fraga como asesor, Paleo arrancó desde el primer día demasiado alineado con Agustín Rossi”, comenta un experto muy cercano a Miguel Pichetto.

Incluso, ahora destacan que también cerró una excelente relación político con el nuevo ministro Jorge Taiana, un funcionario que no es muy popular en las Fuerzas Armadas por su pasado guerrillero. Paradójicamente, Paleo fue agregado militar en China, una nación que geopolíticamente le interesa mucho al exsenador y su jefa política Cristina Fernández de Kirchner.



Lo concreto es que Cejas, sin ser un gran conductor, se había ganado la simpatía de muchos sectores militares por sus posturas favorables a reivindicar y homenajear a los oficiales, suboficiales y soldados muertos en enfrentamientos con Montoneros y el ERP. Esos gestos generaron rechazo en los organismos de derechos humanos y en el CELS de Horacio Verbitsky. “Su salida estaba sentenciada de hace tiempo”, comentan en su entorno.

Pero se necesitaba una excusa para desprestigiar al titular del Ejército y así impulsar una salida mucho menos explosiva. Mediante un trabajo de investigación poco espontáneo algunos funcionarios “encontraron” la resolución del nombramiento del hijo de Cejas como personal administrativo en la Embajada argentina en los Estados Unidos. Concretamente, el joven de 28 años fue nombrado este año como oficinista en la Agregaduría Militar en Washington con un sueldo de 6.700 dólares.


El jefe de inteligencia de Montoneros, el terrorista Verbitsky

No resulta nada extraño que la difusión del número de resolución haya sido publicada en exclusiva por Verbitsky en su portal “Cohete a la Luna”. Este nombramiento no es ilegal, pero es reprochable éticamente y fue muy mal recibido en la fuerza. Pero esta no fue la verdadera razón para impulsar el cambio de conducción en el EMGE. De esta manera Paleo logra alinear la jefatura del Ejército a su proyecto a través de la llegada del general Guillermo Pereda, un hombre de su confianza que también proviene del arma de Infantería.

Aunque el candidato preferido del titular del Estado Mayor Conjunto era el general Martín Deimundo Escobal, compañero de promoción de Cejas y Pereda, pero su avance profesional se vio complicado por la investigación judicial en curso sobre supuestas irregularidades en el manejo de los fondos del Comando General Electoral. La administración de ese dinero depende de Deimundo Escobal y por eso se vio cercenada su nominación.


sábado, 25 de abril de 2020

Malvinas: Efectividad militar argentina en las islas (1/2)

Efectividad militar argentina en Malvinas

Parte 1 || Parte 2
W&W




En particular, el general Menéndez, el comandante supremo de las fuerzas argentinas en las Malvinas, era un representante político con poca comprensión de las operaciones militares convencionales y ningún deseo de comandar a las tropas argentinas en la batalla contra los británicos. Su liderazgo fue desastroso durante la guerra, y él y sus subordinados deben asumir gran parte de la culpa de la pobre actuación de Argentina.

La recuperación argentina

En general, las fuerzas terrestres argentinas tuvieron un mal desempeño en la Guerra de las Malvinas, pero incluso en este nivel de generalización, parecen haber tenido un mejor desempeño que la mayoría de las fuerzas armadas árabes en la mayoría de sus guerras. Sin embargo, de mucha mayor importancia, al igual que las fuerzas armadas de Vietnam del Sur, las fortalezas y debilidades de las fuerzas argentinas eran muy diferentes de las de los ejércitos árabes desde 1945.

La moral, la cohesión de la unidad y el manejo de armas. Al final de la jerarquía militar, los soldados argentinos se desempeñaron mal durante el transcurso de la Guerra de las Malvinas. En su defensa, el personal alistado de Argentina estaba mal preparado para la guerra. El 75 por ciento de las tropas en las Malvinas eran reclutas con menos de seis meses de servicio militar, mientras que gran parte del 25 por ciento restante eran reservistas llamados al servicio después del envío de la flota británica y enviados a las Malvinas sin ningún entrenamiento de actualización. Solo unas pocas unidades, especialmente el 5º Batallón de Infantería de Marina (BIM 5), tenían tropas que habían servido durante más de seis meses, e incluso en el caso de los infantes de marina, pocas habían servido durante más de un año. Para empeorar las cosas, el entrenamiento del Ejército de Argentina fue notoriamente pobre, inculcando poca disciplina o habilidades militares reales en el poco tiempo que cada recluta estuvo en el Ejército. Como resultado, los reclutas de Argentina "no conocían un extremo de un arma del otro".

Aún así, no todos los problemas entre las filas alistadas en Argentina pueden atribuirse al sistema militar. Las tropas trajeron otros problemas con ellos. Muchos de los hombres alistados en Argentina eran analfabetos. La mayoría eran de las regiones tropicales del país y, por lo tanto, no estaban acostumbrados al clima ártico de las Malvinas. La higiene personal entre las tropas era pobre, y en el clima de las Malvinas, esto provocó problemas médicos desenfrenados. Aunque la mayoría de los argentinos estaban extasiados por la toma de las Malvinas, pocos querían luchar contra Gran Bretaña por ellos. En consecuencia, muchas de las tropas no tenían ningún compromiso con su misión, y el clima invernal y los problemas de suministro convirtieron la apatía en miseria. Las unidades de las fuerzas especiales británicas que reconocieron las posiciones argentinas "formaron la impresión de un ejército indolente y apático descuidado de las rutinas militares, indiferentes a sus oficiales, que sufren mucho por el clima".

Además de todo esto, las unidades terrestres de Argentina sufrieron graves fricciones alistadas por oficiales. El cuerpo de oficiales era un cuerpo profesional con un tremendo orgullo por su profesionalismo. La mayoría de los oficiales veían a sus tropas como inútiles, ignorando a los "temporales" que poseían pocas habilidades militarmente útiles. Del mismo modo, el personal alistado consideró en su mayoría a sus oficiales (y suboficiales) martinistas sin preocuparse por su bienestar y buscando una profesión ajena a sus propias vidas. La cultura militar argentina había desarrollado una estructura de mando severamente estratificada mediante la cual se alentaba a los oficiales a mantenerse alejados de sus tropas tanto para preservar su preciada identidad corporativa como para mantener un aire de autoridad adecuado. Después de desplegarse en las islas, la mayoría de los oficiales argentinos hicieron poco esfuerzo para entrenar a sus hombres, alojarlos adecuadamente o incluso ver que estaban calientes, secos y alimentados regularmente.


Soldado argentino portando una metralla PAM2

Teniendo en cuenta estos antecedentes, no debería sorprender que las tropas argentinas se desempeñaron mal en la batalla; En realidad es sorprendente que no se desempeñaron peor de lo que lo hicieron. El personal alistado de Argentina generalmente mostró poca valentía personal o compromiso en el combate, y la cohesión de la unidad fue mediocre en el mejor de los casos. Algunas unidades arrojaron sus armas a la primera señal de batalla y esperaron a rendirse. En muchas otras ocasiones, al principio pelearon decididamente, pero cuando los británicos comenzaron a empujar a través de sus líneas, rompieron y huyeron. Los oficiales argentinos con frecuencia tenían dificultades para armar contraataques o desplazar fuerzas de sectores tranquilos para detener los asaltos británicos porque sus tropas simplemente se negaron a obedecer sus órdenes de salir de las trincheras e ir a la batalla. Sin embargo, hubo casos, como en Goose Green, Mt. Longdon y Tumbledown, donde las tropas argentinas se unieron, lucharon, maniobraron y contraatacaron hasta que los británicos los vencieron físicamente.

El personal alistado en Argentina tenía un historial mixto con el manejo de armas. La mayoría de los soldados argentinos no eran buenos con sus armas pequeñas y descuidaban el mantenimiento y la limpieza regulares. Sin embargo, los británicos informaron constantemente que recibieron disparos precisos de ametralladoras, morteros y artillería enemigos. Esto parece incongruente dado el entrenamiento inadecuado dado al personal alistado en Argentina. Una posible explicación es que un alto porcentaje del pequeño número de soldados de carrera (o un número inusual de suboficiales y oficiales) fueron asignados a equipos de armas pesadas para garantizar que fueran empleados adecuadamente.

Liderazgo táctico

A diferencia del personal alistado de Argentina, sus oficiales subalternos en realidad eran bastante buenos. Como se señaló anteriormente, su cuerpo de oficiales apreciaba una identidad corporativa que les daba un gran orgullo en sus habilidades como oficiales militares, y aunque generalmente despreciaban a sus tropas, estaban comprometidos con su profesión y resultaron ser comandantes tácticos razonablemente buenos. Además, los suboficiales argentinos (y suboficiales) generalmente permanecieron en sus puestos y no desertaron. De hecho, en la mayoría de los casos, fueron los oficiales argentinos quienes trataron de luchar mientras sus tropas huían. En su propio relato del conflicto, el brigadier Julian Thompson, comandante de la 3.a Brigada de Comando, señala que "en el monte Harriet, como en otros lugares, los oficiales argentinos y los suboficiales de alto rango lucharon mucho y, en varias ocasiones, hacia el final de la batalla trataron de evitar sus hombres rindiéndose disparándoles ".



El liderazgo táctico argentino fue creativo, agresivo, capaz de actuar de forma independiente en la búsqueda de los objetivos más grandes de una operación, y capaz de reaccionar rápida y eficientemente ante eventos imprevistos. Las unidades argentinas frecuentemente intentaban maniobrar en el campo de batalla para emboscar o flanquear a las unidades británicas, a pesar de que los británicos estaban en la ofensiva. Del mismo modo, muchas unidades argentinas reaccionaron rápidamente a las maniobras británicas, reposicionándose para enfrentar mejor el asalto. Los comandantes de pelotones, compañías y batallones de Argentina cambiaron las reservas para reforzar los sectores amenazados y contraatacaron por completo a su propia discreción. De hecho, en algunos casos, los suboficiales argentinos desobedecieron las órdenes de sus superiores de retirarse y en su lugar contraatacaron para tratar de recuperar una posición caída. Sin embargo, en muchos casos, su iniciativa no fue recompensada porque las tropas bajo su mando no estaban dispuestas a ejecutar sus órdenes. Los comandantes juveniles de Argentina también fueron muy diligentes para mantener un ciclo constante de patrullas de reconocimiento. Sin embargo, las tropas argentinas odiaban patrullar: solo hicieron esfuerzos poco entusiastas y generalmente regresaron corriendo al primer contacto con las fuerzas británicas.

Como otra marca generalmente a favor de los suboficiales argentinos, la artillería argentina luchó bastante bien durante el curso de la guerra. Los relatos de primera mano sobre los combates del lado británico hacen numerosas referencias a la precisión y la letalidad de la artillería argentina y su capacidad para complicar las operaciones británicas en una amplia gama de situaciones y condiciones. Las baterías de artillería de Argentina demostraron una buena capacidad para llevar a cabo misiones de fuego pre-planificadas y pre-registradas en apoyo de las defensas establecidas de Argentina. Aún más impresionante, la artillería argentina demostró una habilidad para desplazar fuego rápida y efectivamente alrededor del campo de batalla. En numerosas ocasiones, inmediatamente después de la caída de una posición defensiva argentina, su artillería bombardearía rápidamente la posición caída para tratar de evitar que los británicos consolidaran su control y permitir que las tropas argentinas se reagrupen y contraataquen o vuelvan a caer en nuevas líneas. Cuando las unidades británicas atacaron desde sectores inesperados, e incluso cuando llegaron a la retaguardia de las posiciones argentinas, la artillería y los morteros argentinos generalmente pudieron redirigir su fuego en cuestión de minutos y tomar la fuerza bajo bombardeo. Aunque la artillería británica generalmente prevaleció en los duelos de contrabatería, este no fue siempre el caso, y en algunos casos los británicos no pudieron silenciar las armas argentinas. Los argentinos también tenían un pequeño número de radares de vigilancia de campo de batalla Rasit que usaban bien y podían disparar misiones de artillería con precisión según las lecturas de estos sistemas.



Aunque la evidencia es limitada porque no había unidades mecanizadas en las Malvinas, las fuerzas argentinas parecen haberlo hecho adecuadamente en la guerra de armas combinadas. Las armas de combate de Argentina funcionaron razonablemente bien trabajando juntas, tanto en operaciones especiales como ad hoc. Como señalé anteriormente, la artillería argentina apoyó muy bien a sus formaciones de infantería. Las misiones de artillería estaban estrechamente vinculadas a las acciones de la infantería y eran bastante flexibles en su capacidad para apoyar a la infantería a medida que el curso de la batalla se desvanecía. Además, la fuerza aérea argentina hizo un buen trabajo, pero no excelente, brindando apoyo a las fuerzas terrestres en combate. La fuerza aérea era buena para volar misiones de reconocimiento en apoyo de las operaciones terrestres. En algunas ocasiones (especialmente en Goose Green), los aviones de ataque argentinos realizaron misiones de apoyo aéreo cercano (CAS) que fueron oportunas y respondieron a las necesidades de los comandantes de tierra. El mayor problema para los argentinos fue que el comando británico del aire hacía muy difícil que los aviones de ataque argentinos realizaran cualquier tipo de esfuerzo sostenido en apoyo de las tropas terrestres. Además, los Pucaras, el principal avión de ataque terrestre de Argentina, carecían de las municiones adecuadas y, por lo tanto, tenían pocos daños cuando volaban en misiones CAS.

Aun así, los suboficiales argentinos no eran perfectos. Prácticamente todos los comandantes tácticos de Argentina parecían conocer partes de la forma correcta de llevar a cabo operaciones militares modernas, pero ninguno entendía la gama completa de responsabilidades de mando y métodos operativos. Por ejemplo, en Goose Green, los argentinos tenían una buena pantalla de seguridad, pero sus contraataques eran débiles y oportunos. Por el contrario, en Mt. Longdon y Tumbledown, los argentinos no pudieron desplegar una pantalla de seguridad adecuada, pero contraatacaron con fuerza e inmediatamente. Claramente, estos oficiales eran razonablemente competentes, y en su mayoría tenían la idea correcta de la mejor manera de llevar a cabo sus operaciones, pero regularmente olvidaban ciertos elementos o ejecutaban otros de manera inadecuada.

Este patrón de comportamiento sugiere que el mayor problema entre los oficiales subalternos argentinos fue la capacitación inadecuada. Se les habían enseñado las técnicas adecuadas y parecían tener una comprensión intuitiva de las operaciones militares, pero no habían tenido la oportunidad de practicar con la frecuencia suficiente para bajar la mecánica de las tareas militares al nivel necesario para ejecutarlas en el caos de la batalla. Esta explicación está respaldada por numerosas referencias a la cantidad limitada de tiempo que las unidades argentinas pasaron entrenando y haciendo ejercicio.

Liderazgo estratégico

El desempeño de los altos comandantes militares de Argentina fue en su mayoría horrible. La mayor excepción a esta regla fue la planificación de la invasión inicial, que fue bastante competente a pesar de que no fue un asalto terriblemente exigente. Más allá de esto, es difícil encontrar puntos brillantes. En particular, el general Menéndez, el comandante supremo de las fuerzas argentinas en las Malvinas, era un representante político con poca comprensión de las operaciones militares convencionales y ningún deseo de comandar a las tropas argentinas en la batalla contra los británicos. Su liderazgo fue desastroso durante la guerra, y él y sus subordinados deben asumir gran parte de la culpa de la pobre actuación de Argentina.

Los amplios patrones del alto liderazgo del Ejército de Argentina en la isla fueron un obstáculo constante para su defensa. Los comandantes tácticos de Argentina disfrutaron de una considerable libertad de acción no porque Menéndez descentralizara conscientemente la autoridad, sino porque él y su personal no pudieron ejercer el mando. Como resultado de esta negligencia, los argentinos tuvieron grandes dificultades para realizar operaciones que involucraban fuerzas de más de un batallón, ni pudieron trasladar fuerzas de diferentes unidades rápidamente para ayudar a las personas en peligro. Sin las habilidades de coordinación y la autoridad de mando de la sede de Menéndez, nada podría moverse, y él y su personal rara vez reconocieron la necesidad de tal liderazgo.

Cuando reaccionó en absoluto, el comando estratégico de Argentina se movió dolorosamente lento, permitiendo que pequeños reveses se convirtieran en grandes derrotas. Parte de este problema surgió del hecho de que Menéndez nunca mantuvo una reserva y nunca esperó ataques británicos por la noche, incluso en la víspera de la batalla final de la guerra. A lo largo de la campaña, Menéndez y su personal fueron pasivos y pesados, demostrando el más mínimo toque creativo o agresividad. Cada vez que era presionado por sus comandantes tácticos o por el liderazgo en Buenos Aires para actuar contra los británicos, Menéndez encontraba excusas para no hacer nada. Sir Michael Carver remarcó con la expectativa subestimada británica que el general Menéndez era "particularmente inquietante".

Tropas del Batallón de Infantería de Marina N° 5 en Tumbledown en mayo de 1982

Menéndez también tomó decisiones terribles con respecto a aspectos específicos de la estrategia, los preparativos y las operaciones de Argentina. Optó por defender solo Puerto Argentino/Stanley, y decidió no disputar los desembarcos, cuando las fuerzas británicas estaban en su punto más vulnerable. Menéndez luego minó su propia estrategia al pegar dos de sus nueve batallones de infantería en la isla Gran Malvina, donde fueron aislados por el poder naval y aéreo británico e incapaces de apoyar la defensa de Puerto Argentino/Stanley, y poner otro en Goose Green, donde también estaba fuera de posición para ayudar a defender Puerto Argentino/Stanley. Eso dejó a Menéndez solo a seis batallones para defender a Puerto Argentino/Stanley contra ocho batallones de infantería británicos que poseen una potencia de fuego, entrenamiento y motivación mucho mejores, así como superioridad aérea y naval. Simplemente desperdició un tercio de su fuerza al desplegarlos donde no podían contribuir a su estrategia de defender solo a Puerto Argentino/Stanley.

Menéndez y su personal crearon un esquema de comando y control extraño y altamente dañino. En lugar de mantener a sus batallones subordinados a sus tres comandos de brigada orgánica, envió un comandante de brigada de regreso a Argentina, colocó a los seis batallones alrededor de Puerto Argentino/Stanley bajo el mando de otro comandante de brigada y luego asignó los tres batallones en Goose Green y Gran Malvina al comandante de la brigada tercera. Los seis batallones alrededor de Puerto Argentino/Stanley eran más de lo que un cuartel general de la brigada podía controlar efectivamente, mientras que los otros cuarteles generales de la brigada tenían enormes dificultades para comandar batallones esparcidos por varios cientos de millas cuadradas en dos islas diferentes. Menéndez y su personal exacerbaron estos problemas al dividir constantemente los batallones y recombinar las subunidades en nuevas formaciones. En la mayoría de los casos, esas subunidades quedaron bajo el comando de su formación original en lugar de crear un comando ad hoc para controlar todos los elementos de la nueva formación. En otros casos, como en Dos Hermanas, Menéndez dividió las características clave del terreno entre dos o más unidades que no están bajo el mismo comandante.

Incluso al ejecutar su estrategia preferida (y equivocada) de defender solo a Puerto Argentino/Stanley, Menéndez lo hizo mal. Primero, no pudo defender el Monte Kent y el Monte Challenger, dos alturas principales que dominaron las colinas alrededor de Puerto Argentino/Stanley. Los británicos quedaron asombrados de poder tomar estas dos posiciones sin luchar. Eran posiciones defensivas naturales extremadamente fuertes, y sin ellas los británicos nunca podrían haber atacado a Puerto Argentino/Stanley. Además, el control de estas montañas permitió que la artillería y los morteros británicos golpearan a los argentinos en las otras colinas con impunidad.

En segundo lugar, Menéndez no logró sacar a las tropas de las playas alrededor de la capital para reforzar la línea de colinas hacia el oeste, incluso cuando se hizo evidente que esta era la dirección del principal impulso británico. La inteligencia argentina había predicho una y otra vez que los británicos atacarían a Puerto Argentino/Stanley por tierra desde el oeste. Si bien Menéndez no fue el primer comandante de campo en la historia en ignorar las evaluaciones de inteligencia que luego resultaron ser precisas, a principios de junio probablemente debería haberse dado cuenta de que eran acertadas. Las patrullas argentinas y el reconocimiento aéreo dieron una buena idea de la extensión de la acumulación británica alrededor de Puerto Argentino/Stanley y dejaron en claro que esta sería la dirección del asalto británico principal. Siendo este el caso, Menéndez debería haber tenido más de la mitad de su fuerza cubriendo este eje.

Incluso dándole el beneficio de la duda y asumiendo que podría haber sido razonable para él haber creído que los británicos podrían haber tenido uno o más batallones en el mar el 11 de junio para usar en un asalto anfibio contra Puerto Argentino/Stanley, después del 11 de junio allí No había razón posible para no reforzar las defensas occidentales. Ese día, los británicos destrozaron cinco compañías argentinas en el anillo exterior de las colinas al oeste de Puerto Argentino/Stanley. En consecuencia, no había razón para creer que las cuatro compañías restantes que defienden el anillo interior de las colinas (con fortificaciones menos extensas) podrían detener a los británicos. Entonces, el 12 de junio, Menéndez debería haber reconocido que, independientemente de si los británicos iban a aterrizar en las playas alrededor de Puerto Argentino/Stanley, iban a derrumbarse en su flanco izquierdo y tomarían la capital desde el oeste si no sacaba a las tropas de las playas y reforzar este sector. Nunca lo hizo, y tres batallones más, otro tercio de su fuerza, quedaron sentados en las playas, irrelevantes para la batalla.

El alto mando argentino en el continente era un poco mejor. Los refuerzos para defender las islas fueron arrancados de todo el país sin pensar en si eran las fuerzas adecuadas para el trabajo. En algunos casos, las unidades fueron enviadas por razones políticas, como para garantizar el apoyo de ciudades o regiones particulares para la guerra mediante el envío de unidades criadas y acuarteladas en esas áreas. Ninguna de las unidades enviadas tenía entrenamiento en operaciones árticas, y muy pocas tenían ropa o equipo de invierno. En general, el alto mando argentino no pudo pensar qué fuerzas serían necesarias para defender las Malvinas y luego no hizo los arreglos necesarios para trasladarlos allí. La décima Brigada Mecanizada desplegada sin su armadura u otras armas pesadas, los ingenieros de combate fueron enviados sin ninguno de sus vehículos y equipos especializados, y muchas unidades antiaéreas fueron enviadas sin sus armas o SAM. Las unidades reclutas fueron enviadas a la batalla con poco o ningún entrenamiento, y las reservas no recibieron ningún entrenamiento de actualización antes de ser enviadas a las Malvinas, mientras que las mejores unidades del ejército fueron retenidas contra un improbable ataque chileno.

jueves, 22 de agosto de 2019

SGM: Las operaciones aerotransportadas en el Día D

Operaciones aerotransportadas del Día D

Weapons and Warfare




El Puente Pegasus

Los puentes del río Orne fueron objetivos estratégicos en la noche del 5 al 6 de junio. Abarcando el río y los canales en el extremo este de las playas del desembarco, fueron atacados por elementos de la Sexta División Aerotransportada británica para retrasar los contraataques alemanes contra Sword Beach.

La estructura que se conoció como Puente Pegasus estaba en Benouville, casi tres millas al sur de Ouistreham en la costa. Fue un pequeño tramo que, con el cercano puente de Ranville, fue capturado en un libro de texto de asalto por seis planeadores Horsa al mando del mayor John Howard. Como resultado del ataque británico, el Café Gondrée, propiedad de la familia de ese nombre, se convirtió en el primer edificio francés liberado en la campaña de Normandía. Hoy en día, la cafetería alberga un pequeño museo en homenaje a los Sextos soldados aerotransportados que lideraron el asalto. Debido a su antigüedad, el Puente Pegaso fue reemplazado por una réplica después de la guerra. El puente original descansa junto a la cafetería como parte de las exhibiciones del museo.





AERONAVES


Handley-Page Halifax

El Halifax de cuatro motores y doble cola tenía un parecido general con su homólogo más famoso, el Avro Lancaster, y compartió la historia de los ricos a los Lances. El Lancaster evolucionó del Avro Manchester; De manera similar, el Halifax comenzó su vida en el tablero de dibujo como un bombardero bimotor, pero se modificó a la configuración de varios motores. Originalmente impulsado por cuatro Rolls-Royce Merlins de 1,280 hp, el Halifax Mark I voló por primera vez en octubre de 1939, apenas un mes después de que comenzara la guerra. Sin embargo, los problemas de desarrollo retrasaron su debut en combate hasta marzo de 1941. La versión original, así como la Mark II y la V, retuvieron a Merlins hasta que la demanda de Lancasters, Spitfires y Mosquitos exigió un cambio de motor.

Las variantes de Halifax más comunes fueron la Mark III, VI y VII, todas con radiales enfriados por aire Bristol Hercules de 1,600 a 1,800 caballos de fuerza. Los modelos posteriores también tenían una silueta diferente, con la torreta delantera original eliminada en favor de una nariz más aerodinámica para mejorar la velocidad máxima. El Mark III fue calificado a 277 mph.

Los Halifaxes dominaron los Grupos Nº 4 y 6 del Comando de Bombarderos de la RAF, pero también volaron en el Comando Costero y el Comando de Transporte. Como la mayoría de los bombarderos británicos, el Halifax era un avión de un solo piloto, con otros seis hombres que completaban la tripulación: ingeniero de vuelo, bombardero (atacante de bombas en la RAF), navegante y artilleros. En cuatro años de operaciones del Comando de Bombarderos de la RAF, Halifaxes registró 75,500 salidas con una carga de bomba promedio de tres mil libras.

Extremadamente versátil, el bombardero Handley-Page se duplicó como un avión de patrulla marítima, plataforma de contramedidas electrónicas, transporte de paracaidistas y remolcador de planeadores. Este último deber fue un aspecto especialmente importante de la contribución de Halifax a Overlord. En junio de 1944, al menos veinte escuadrones de Halifax volaron desde el Reino Unido con Bomber Command, mientras que otros sirvieron en el teatro del Mediterráneo.

La producción total fue de 6,176 aviones, incluyendo algunos fabricantes de posguerra. El tipo permaneció en servicio RAF hasta 1952.



Armstrong Whitworth A.W.41 Albemarle

Los tres primeros Albemarles de producción abandonaron la fábrica en diciembre de 1941, momento en el cual se tomó la decisión de adaptar el avión como un remolcador de planeador y transporte de fuerzas aerotransportadas.

Las entregas a la RAF comenzaron en enero de 1943 cuando el escuadrón No. 295 recibió su primer avión; el tipo fue sangrado con los escuadrones Núm. 296 y 297, parte del Ala n. ° 38 que operaba desde el norte de África, en la invasión de Sicilia en julio de 1943. El día D (6 de junio de 1944), seis escuadrones Albemarles n. ° 295 operaban desde Harwell , sirvió como explorador para la 6ta División Aerotransportada, dejando caer a los paracaidistas sobre Normandía.

En el rol de remolcador del planeador, cuatro escuadrones de Albemarles se usaron para arrastrar a Horsas de la Velocidad Aérea a Francia en apoyo de las operaciones en tierra, mientras que en septiembre de 1944 dos de los escuadrones del Grupo N ° 38 participaron en la malograda operación de Arnhem, remolcando planeadores con tropas de la 1ª División Aerotransportada. La producción del Albemarle, aparte de los prototipos, fue realizada por A. W. Hawksley Ltd, parte del Grupo Hawker Siddeley: la producción llegó a su fin en diciembre de 1944, cuando se construyeron 600 Albemarles. Los pedidos originales habían cubierto 1.080.

Douglas C-47 Skytrain

Podría decirse que es el avión más importante de la historia, el avión de pasajeros Douglas DC-3 revolucionó la industria de la aviación comercial cuando apareció en 1935. Para 1940, su potencial militar era evidente, y el Cuerpo Aéreo del Ejército emitió un contrato a Douglas ese año. Con un interior simplificado, fuselaje reforzado y puertas anchas de carga, el Skytrain podría transportar veintisiete tropas, hasta veinticuatro camadas de víctimas, o cinco toneladas de carga. Dos fiables motores radiales Pratt y Whitney de 1.200 caballos de fuerza cada uno le dieron al C-47 el rendimiento de altitud para cruzar algunas de las cadenas montañosas más altas del mundo.

Las aceptaciones totales por parte de la USAAF de transportes basados ​​en el DC-3 fueron 10,343 durante los años de guerra, y casi la mitad se entregó en 1944. Durante ese año, un típico Skytrain costó $ 88,578. El total del ejército incluyó unos cuatrocientos aviones de pasajeros civiles que entraron en servicio con varias designaciones numéricas (C-48 a C-84); algunos de los subvarios se llamaron "Skytroopers". El uso del tipo por la RAF fue extenso, bajo el nombre de "Dakota". Los C-47 están bien representados en la película Band of Brothers.

Después de la guerra, el general Dwight Eisenhower mencionó al C-47 como una de las principales razones para la victoria en Europa. Ciertamente, su contribución a Overlord fue significativa, ya que más de novecientos Skytroopers y Skytrains proporcionaron la mayor parte del transporte aéreo para paracaidistas estadounidenses y británicos, además de remolcar planeadores. Diecisiete C-47 fueron derribados del 5 al 6 de junio.

El "Pájaro Gooney" era tan adaptable que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos todavía retenía mil C-47 en 1961. Algunos de ellos se convirtieron en "cañoneras" con ametralladoras pesadas y armamento de cañones durante la Guerra de Vietnam.


Planeadores

General Aircraft Hamilcar

Reconociendo la necesidad de apoyo blindado de las fuerzas aerotransportadas, el Ministerio de Aire británico solicitó un gran planeador que pudiera entregar un tanque ligero de siete toneladas o cuarenta tropas. Llamado así por el general cartaginés, el Amílcar entró en servicio en 1942 y generalmente llevaba un tanque Tetrach. Con una envergadura de 110 pies y un peso bruto de treinta y seis mil libras, fue el parapente más grande y más pesado construido por cualquiera de los poderes aliados. De los cuatrocientos Hamilcars producidos, setenta estaban empleados en Normandía. Otros volaron en la operación de Arnhem tres meses después.

Airspeed Horsa

El planeador de combate principal de Gran Bretaña, Airspeed Horsa, compartió la configuración general y el historial de servicio del estadounidense CG-4. Al igual que los EE. UU. Waco, el Horsa se voló por primera vez en 1941. También como el CG-4, tenía una nariz con bisagras para facilitar la carga de tropas y vehículos pequeños. Con una tripulación de dos hombres y una capacidad de veinticinco tropas, era capaz de cargas más pesadas que las de Waco, en parte debido a su mayor tamaño (8.370 libras vacías y una envergadura de ochenta y ocho pies). Las velocidades de remolque se enumeran entre 100 y 150 mph.

Horsas se comprometió a combatir en la invasión de Sicilia en julio de 1943 y, como el Waco, figuró prominentemente en Normandía y Operación Market-Garden, la operación de Holanda en septiembre de 1944. Unos 355 planeadores participaron en la fase aérea británica de Overlord, con Cien pilotos muertos o heridos.

La producción total de Horsa fue de 3.655 aviones.

Waco CG-4

Con cinco divisiones aerotransportadas, el Ejército de los EE. UU. Necesitaba grandes cantidades de planeadores, además de aviones de transporte para paracaidistas. La necesidad fue satisfecha por el CG-4 de la Compañía de Aeronaves Waco (Cargo Glider Model 4), que fue aceptado en 1941. El CG-4A era un avión grande, con una envergadura de ochenta y tres pies y ocho pulgadas, y una nariz con bisagras para permitir La parte de la cabina se elevará para facilitar la carga del vehículo. Las cargas estándar eran trece soldados, un jeep con tripulación o un paquete de obuses y tripulación de 75 mm.

El Waco podría ser remolcado a 125 mph, generalmente por un Douglas C-47. Cuando se encontraba dentro del alcance de su objetivo, se soltó la línea de remolque del planeador y la tripulación de dos hombres realizó el acercamiento a la zona de aterrizaje. Su fuselaje de tubo de acero resultó más fuerte que el de la mayoría de los planeadores británicos, que estaban hechos de madera.

Los CG-4 fueron introducidos al combate en la invasión siciliana de julio de 1943 y también fueron empleados extensamente en Overlord y en Anvil-Dragoon, la invasión del sur de Francia en agosto de 1944. En números mucho más pequeños también vieron acciones contra Japón. Se construyeron unos doce mil a lo largo de la guerra, con 750 para el Regimiento de Pilotos de Planeadores de Gran Bretaña. De acuerdo con la práctica de la RAF de los nombres "H" para planeadores, el Waco fue apodado el "Adriano".

OPERACIONES AÉREAS

En el siglo XV, Leonardo Da Vinci imaginó soldados aerotransportados, y en el siglo XIX Napoleón Bonaparte reflexionó sobre la invasión de Gran Bretaña con tropas francesas en globos de aire caliente. Pero no fue hasta la década de 1940 que existía la tecnología para transportar a un gran número de soldados especialmente entrenados detrás de las líneas enemigas y entregarlos en paracaídas, planeadores o aviones de transporte.

Las fuerzas aerotransportadas alemanas incluían paracaidistas, planeadores y infantería de transporte elevado, todos controlados por la Luftwaffe. Finalmente, se establecieron nueve divisiones de paracaídas, pero pocos Fallschirmjaeger (literalmente "cazadores de paracaídas") hicieron saltos de combate. No obstante, Alemania lideró el combate en las operaciones aerotransportadas, apoderándose del fuerte Eben Emael de Bélgica en 1940. La Luftwaffe también hizo historia en la primera ocupación aérea de una isla: la costosa operación de Creta en 1941. Sin embargo, la victoria pírrica de Alemania demostró ser tan costosa que no La división de Fallschirmjaeger estuvo nuevamente involucrada en una importante operación aérea. A partir de entonces, las fuerzas de paracaídas de la Luftwaffe fueron empleadas como infantería ligera en todos los teatros de operaciones. Dos divisiones aerotransportadas alemanas, la tercera y la quinta, respondieron a la invasión aliada en Normandía, pero se vieron obstaculizadas por un transporte terrestre inadecuado.

El ejército británico autorizó pequeñas unidades aerotransportadas en 1940, pero no formó el Regimiento de paracaidistas hasta 1942. Esa unidad sirvió como una organización de entrenamiento, produciendo diecisiete batallones, de los cuales catorce se comprometieron a combatir. Los batallones se formaron en la Primera y Sexta Divisiones Aerotransportadas, esta última involucrada en la Operación Overlord. Ambas divisiones se comprometieron con el asalto de Arnhem, Operación Market-Garden, en septiembre de 1944.



El Ejército de los Estados Unidos formó cinco divisiones aerotransportadas durante la Segunda Guerra Mundial, de las cuales tres (la Ochenta y dos, la 101, [ver Unidades del Ejército de los Estados Unidos] y la Décimo Séptima) vieron combate en el Mediterráneo o en el Teatro de Operaciones Europeo. El undécimo sirvió en el Pacífico; el decimotercero fue a Europa en 1945, pero no se comprometió a combatir.

Aparte de los usos aislados de los batallones aerotransportados, la primera operación notoria aerotransportada de los Aliados ocurrió durante la Operación Husky, la invasión angloamericana de Sicilia en julio de 1943. Las operaciones subsiguientes en la parte continental de Italia perfeccionaron la doctrina y las técnicas para que para 1944 los Estados Unidos y Gran Bretaña podría integrar tres divisiones aerotransportadas en el plan para Overlord. Al aislar las cabezas de playa vulnerables de los refuerzos alemanes durante las primeras horas críticas del 6 de junio, los soldados aerotransportados ganaron un tiempo valioso para las fuerzas anfibias.

Los usos posteriores de las fuerzas aerotransportadas británicas y estadounidenses incluyeron la operación de Arnhem en septiembre de 1944 y el cruce del Rin en marzo de 1945.

Las operaciones aéreas se consideraron empresas de alto riesgo, que requerían el compromiso de un gran número de activos valiosos (tropas de élite y transporte aéreo) e incurrían en el peligro de que las tropas de asalto estuvieran aisladas y abrumadas. Este último ocurrió en gran escala solo una vez, cuando las fuerzas terrestres aliadas no pudieron alcanzar a los paracaidistas británicos en Arnhem, Holanda, en septiembre de 1944.

Debido a que eran, por definición, infantería ligera, sin vehículos blindados ni artillería pesada, los paracaidistas estaban cargados de enormes cargas personales. Muchos soldados del Día D transportaban casi doscientas libras de equipo, incluidos sus canales principales y de reserva, salvavidas, armas primarias y secundarias y municiones, agua y raciones, radios o minas y otros equipos. Un soldado podría tardar hasta cinco minutos en ponerse el arnés de su paracaídas sobre su otro equipo y, si se sentaban en el suelo, muchos hombres necesitaban ayuda para ponerse de pie.

Los parámetros normales para dejar caer a los paracaidistas eran seiscientos pies de altitud a noventa millas por hora de velocidad aérea. Sin embargo, debido a las condiciones climáticas y tácticas, muchos soldados cayeron de 300 a 2,100 pies y a velocidades de hasta 150 millas por hora.

Los paracaidistas estadounidenses tuvieron que hacer cinco saltos calificados para ganar sus alas, después de lo cual recibieron una bonificación por deberes peligrosos de cincuenta dólares al mes, "salta la paga".

Las Divisiones Aerotransportadas de Estados Unidos Ochenta y 101 derribaron a 13,400 hombres detrás de Utah Beach en el extremo oeste de las áreas de aterrizaje Aliadas, mientras que casi siete mil hombres de la Sexta División británica aseguraron puentes detrás de Sword Beach hacia el este. El objetivo principal de las tropas aerotransportadas era aislar los flancos de la cabeza de playa de un refuerzo alemán importante; Los británicos tuvieron más éxito que los estadounidenses al hacerlo. La toma de los puentes del río Orne por la Sexta División se convirtió en una operación aérea clásica.

La élite de la élite entre los paracaidistas fueron los exploradores, que fueron los primeros en el terreno. Precisando a la fuerza principal por casi una hora, los exploradores fueron responsables de guiar a las aeronaves de transporte de tropas a las zonas de aterrizaje y de marcar las áreas objetivo. El equipo de navegación especializado incluyó la baliza de radar Eureka / Rebecca, que se transmitió al avión líder en cada formación C-47, y radios de localización automática de direcciones (ADF). Las luces de Holophane se colocaron en T patrones en el suelo para marcar cada zona de caída.

Debido a la niebla, la acción del enemigo y la confusión común con la guerra, en Overlord solo uno de los dieciocho equipos de pioneros de EE. UU. Llegó a la zona de caída correcta. Un equipo completo de ocho hombres se dejó caer en el Canal de la Mancha.

Debido a la gran dispersión en la península de Cotentin, solo alrededor de un tercio de los paracaidistas estadounidenses se reunieron bajo un liderazgo organizado, y muchos aterrizaron en áreas divisionales equivocadas. Un comandante de batallón vagó solo durante cinco días, matando a seis alemanes sin encontrar a otro estadounidense. Mientras que algunos soldados buscaban cobertura o se emborrachaban con el vino de Calvados, muchos otros mostraban la iniciativa que se esperaba de las tropas de élite. En Normandía, el vuelo aéreo fue especialmente eficaz para interrumpir las comunicaciones alemanas.

Los regimientos de infantería transportados por planeadores formaban parte de todas las divisiones aerotransportadas y, aunque originalmente no recibieron "saltos salariales", estos soldados aún formaban parte de una organización de élite. Los planeadores poseían las ventajas duales de entregar una fuerza más concentrada a la zona de aterrizaje y proporcionar cierto equipo pesado no disponible para los paracaidistas, especialmente la artillería ligera y los vehículos de reconocimiento. Los planeadores usualmente eran volados por pilotos no comisionados, quienes, una vez en tierra, tomaron armas personales y lucharon como parte de las unidades de infantería que habían entregado al objetivo.

82a División Aerotransportada

Activada por el mayor general Omar N. Bradley en Camp Claiborne, Louisiana, el 25 de marzo de 1942, la División Ochenta y dos se designó una formación aerotransportada el 15 de agosto y comenzó el entrenamiento de salto en Fort Bragg, Carolina del Norte, en octubre. Para entonces, el comandante general era Matthew B. Ridgway, quien permanecería al mando durante dos años. Desplegados al norte de África en mayo de 1943, los "todos los estadounidenses" se lanzaron a Sicilia el 9 de julio y viajaron por el teatro del Mediterráneo hasta que se mudaron a Irlanda del Norte a tiempo para Navidad. El entrenamiento del Día D se llevó a cabo en Inglaterra a partir de febrero de 1944, conduciendo a Drop Zone Normandy.

A lo largo de la mayor parte de su carrera de combate, la división incluyó los Regimientos de Infantería de Paracaídas 504 y 505, 507 y 508 (los dos últimos se separaron de la Decimoséptima División Aerotransportada), además de dos planeadores y dos batallones de artillería de paracaídas. Detrás de Utah Beach en la víspera del Día D (menos el 504, todavía poco entallado de Italia), el Ochenta y dos se propagó entre Sainte-Mère-Église y Carentan. Al día siguiente, los paracaidistas fueron reforzados por el 325º Regimiento de Infantería Glider, que llegó por aire y por tierra a través de la cabeza de playa recién ganada.
  • 505a PIR: el teniente coronel William E. Ekman.
  • 507o PIR: Coronel George V. Millett, Jr.
  • PIR 508: Col. Roy E. Lindquist.
  • 325 ° GIR: Col. Harry L. Lewis.

De 6,400 todos los estadounidenses que saltaron a Normandía, casi el 5 por ciento murieron o resultaron heridos en la caída. El comandante de la 507, el coronel Millett, fue capturado en D + 2 y fue sucedido por el teniente coronel Arthur Maloney. En las tres semanas posteriores al Día D, la división perdió 457 muertos, 2,571 desaparecidos, doce capturados y 1,440 heridos. Sin embargo, muchos de los desaparecidos volvieron a unirse posteriormente a sus unidades, habiendo sido retirados lejos de sus zonas asignadas.

A pesar de la persistente oposición alemana a lo largo del río Merderet, la división estableció una cabeza de puente en La Fiere en D + 3. Al día siguiente, 10 de junio, la 505.a la estación de Montebourg, y el 12, la 508, cruzó el río Douve y llegó a Baupt al día siguiente. En D + 10, la 325 y la 505 fueron hasta St. Sauveur-le-Vicomte, y la división ocupó otra importante cabeza de puente, en Pont l’Abbé, el 19. Las tropas de Ridgway atacaron a lo largo de la costa oeste de la península de Cotentin, y entre el 3 y el 4 de julio tomaron dos colinas importantes que dominan La Haye-du-Puits. Después de cinco semanas de combate casi sin parar, el Ochenta y dos fue retirado a Inglaterra.

En agosto, Ridgway fue sucedido por el mayor general James M. Gavin, quien preparó la división para su próxima operación. Ese salto ocurrió durante la Operación Market-Garden en Nijmegen-Arnhem, Holanda, en septiembre, seguido de operaciones en Bélgica y Alemania. El día de VE en mayo de 1945, la división se comprometió a lo largo del río Elba. En total, el Ochenta y segundo sufrió 8.450 bajas (1.950 muertos) durante la guerra.

101 División Aerotransportada


Las "Águilas que gritaban" se activaron en Camp Claiborne, Luisiana, el 15 de agosto de 1942, bajo el mando del mayor general William C. Lee, quien se entregó a Maxwell D. Taylor en marzo de 1944. Al llegar a Inglaterra en septiembre de 1943, la 101 comenzó de forma intensiva. entrenamiento para Normandía con la 327º y 401º Infantería de planeadores más los 501º, 502d y 506º Regimientos de infantería de paracaídas.

  • PIR 501: Col. Howard R. Johnson
  • PIR 502d: Coronel George V. H. Moseley, Jr.
  • PIR 506: Col. Robert F. Sink
  • 327 ° GIR: Col. George S. Wear
En la noche del 5 al 6 de junio, la división de Taylor fue atacada por aire en Normandía, asegurando las salidas desde St. Martin a Pouppeville. En D + 1, el 506 empujó hacia el sur desde Cauloville y encontró una fuerte resistencia cerca de St. Come-sur-Mont. Al día siguiente, el 8, la división se enfrentó en la batalla de Carentan, con 502d luchando constantemente a lo largo de la calzada durante los próximos dos días. El día 11, la paracaídas 502d y la infantería 327th Glider (reforzada con elementos de la 401a) empujaron a los alemanes a las afueras de Carentan, permitiendo que la 506 ocupara la ciudad el 12, D + 6. Los inevitables contraataques alemanes fueron repelidos durante las siguientes dos semanas, momento en el que los Screaming Eagles fueron relevados por la División de Infantería Ochenta y Tres. En Normandía, la división sufrió 4,480 bajas, incluyendo 546 muertos conocidos, 1,907 desaparecidos (muchos de los cuales luego aparecieron) y 2,217 heridos.

A fines de junio, la 101 se mudó a Cherburgo y a mediados de julio regresó a Inglaterra. Allí comenzó a remodelarse antes de la Operación Market-Garden, la operación de Arnhem, que tuvo lugar en septiembre.

Bajo la dirección del comandante de la división, el mayor general Anthony C. McAuliffe, las Águilas sostuvieron Bastogne, Bélgica, durante la Batalla de Bulge. En casi un año de combate, el 101 perdió a 11,550 hombres, incluyendo 3,236 muertos o desaparecidos.


Sexta división aerotransportada

Dirigido por el mayor general Richard Gale. La división incluía la Tercera y la Quinta Brigada de Paracaidistas y la Sexta Brigada de Aeronaves, cada una con tres batallones. La Tercera Brigada de Paracaidistas incluyó el Primer Batallón Canadiense de Paracaidistas. La brigada aérea comprendía un batallón de Devonshire, Oxford, y la infantería ligera de Buckinghamshire, y Royal Ulster Rifles.
  • Regimiento piloto de planeador: brig. George Chatterton.
  • Tercera brigada de paracaídas: brig. James Hill.
  • Quinta brigada de paracaidistas: brigada. Nigel Poett.
  • Sexta brigada aérea: brigada. el honorable Hugh Kindersley.

La primera misión de la división fue la Operación Tonga el 6 de junio de 1944, día D, parte de los desembarques de Normandía, donde fue responsable de asegurar el flanco izquierdo de la invasión Aliada durante la Operación Overlord. La división permaneció en Normandía durante tres meses antes de ser retirada en septiembre. La división fue arrastrada día tras día ese mismo mes, durante casi una semana, preparándose para unirse a la Operación Market Garden, pero finalmente se retiró. Mientras seguía reclutando y reformando en Inglaterra, fue movilizado nuevamente y enviado a Bélgica en diciembre de 1944, para ayudar a contrarrestar la sorpresa de la ofensiva alemana en las Ardenas, la Batalla de las Ardenas. Su última misión aerotransportada siguió en marzo de 1945, la Operación Equipo Universitario, el segundo asalto aéreo aliado sobre el río Rin.

Después de la guerra, la división fue identificada como la Reserva Estratégica Imperial, y se trasladó a Medio Oriente. Inicialmente enviado a Palestina para entrenamiento de paracaídas, la división se involucró en un rol de seguridad interna. En Palestina, la división sufrió varios cambios en la formación, y se había reducido de tamaño a solo dos brigadas de paracaídas en el momento en que se disolvió en 1948.


LEWIS HYDE BRERETON, (1890–1967)

Irónicamente, uno de los comandantes más versátiles de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos era un graduado de la Academia Naval de los Estados Unidos. Brereton, de Pensilvania, se clasificó en el quincuagésimo quinto puesto de 193 en la clase de Annapolis en 1911, pero pronto renunció a su comisión naval y fue transferido a la artillería costera del ejército. Se sintió atraído por el nuevo servicio aéreo del ejército, aprendió a volar en 1913 y comandó un escuadrón en Francia durante la Primera Guerra Mundial. En el proceso se convirtió en miembro de Brig. Los defensores del general William "Billy" Mitchell, aunque Brereton estaba más interesado en el poder aéreo estratégico que en el táctico.

En noviembre de 1941, Brereton fue nombrado comandante de las Fuerzas Aéreas del Lejano Oriente, sirviendo como comandante aéreo del general Douglas MacArthur en Filipinas. Sin embargo, la USAAF no tenía fuerza en la región y el jefe de personal de MacArthur obstaculizó en lugar de mejorar la cooperación. Brereton, a menudo incapaz de comunicarse directamente con MacArthur, vio que gran parte de su comando fue destruido en el suelo en los ataques japoneses el 8 de diciembre, a pesar de las varias horas de advertencia después de Pearl Harbor. Brereton continuó luchando contra los japoneses después de la caída de Filipinas, comandando brevemente la Décima Fuerza Aérea en la India.

Trasladado al área del Mediterráneo en junio de 1942, Brereton dirigió la Fuerza Aérea del Medio Oriente de la USAAF (USMEAF, por sus siglas en inglés), trabajando estrechamente con la Royal Air Force británica. Se convirtió en un firme defensor de las operaciones aéreas conjuntas angloamericanas como el mejor medio para derrotar a los Poderes del Eje a través del poder aéreo. En octubre, asumió el mando de la Fuerza de Tareas Aéreas del Desierto de los Estados Unidos a tiempo para la ofensiva de El Alamein, concentrándose en el apoyo aéreo cercano que practica la RAF. Basándose en esa experiencia, Brereton había formulado una doctrina cuando MEAF se convirtió en la Novena Fuerza Aérea de los Estados Unidos y empleó sus principios en gran parte de la campaña de África del Norte 1942–43. Continuó liderando la Novena Fuerza Aérea en la operación siciliana y supervisó la Operación Ola de Marea, el ataque de bajo nivel del Libertador B-24 a los campos petroleros rumanos en agosto de 1943.

Poco después, la Novena Fuerza Aérea se trasladó a Gran Bretaña, recibiendo nuevos grupos y equipos para la próxima invasión del norte de Francia. La Novena fue designada fuerza aérea táctica de los Estados Unidos, trabajando junto a la Octava Fuerza Aérea con orientación estratégica. El interés de Brereton en el bombardeo en picado y el poder aéreo táctico, que data de la Primera Guerra Mundial, se reflejó en el uso exitoso de los cazas de la Novena Fuerza Aérea como bombarderos en la campaña de Normandía. Los P-38, P-47 y P-51 tuvieron especial éxito en destruir puentes, previniendo o retrasando el refuerzo alemán de las cabezas de playa. Además, la Novena Fuerza Aérea incluyó al Comando de Transportistas de Tropa, que entregó paracaidistas y planeadores a sus zonas objetivo detrás de las playas de invasión en el Día D.

A menudo considerado polémico y poco cooperativo por los contemporáneos, Brereton tenía relaciones especialmente malas con el general Omar Bradley. Su disgusto mutuo se ha atribuido en parte a los errores de bombardeo en la Operación Cobra, la ruptura del saliente de Normandía. Independientemente de los hechos, ambos comandantes asumieron parte de la responsabilidad por cientos de bajas de "fuego amigo".

Basándose en su experiencia con las operaciones aerotransportadas, el teniente general Brereton estableció el Primer Ejército Aliado Aerotransportado en agosto de 1944. Poco después, sus fuerzas encabezaron la Operación Market-Garden, el condenado viaje aliado a los Países Bajos.

Sin embargo, una operación mucho más exitosa ocurrió en marzo de 1945, cuando los soldados de Brereton en el aire dirigieron el cruce del Rin. El día de VE fue uno de los generales estadounidenses más condecorados, en el personal del Primer Ejército de los Estados Unidos. Por su servicio en dos guerras mundiales, recibió la Cruz de Servicio Distinguido, la Medalla de Servicio Distinguido, la Estrella de Plata, la Legión del Mérito, la Cruz de Vuelo Distinguido, la Estrella de Bronce y la Medalla de Reconocimiento de la Marina.
A principios de 1946, Brereton se unió a la junta de evaluación designada por el Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos para estudiar las pruebas de la bomba atómica en el atolón Bikini en el Océano Pacífico. Posteriormente publicó sus memorias, The Brereton Diaries.

Brereton se retiró en Washington, DC, donde murió a los setenta y siete años.


Richard Gale, (1896–1982)

Comandante de la Sexta División Aerotransportada británica, el general de división Richard Gale dirigió el asalto vertical en el flanco este de las playas del Día D. Nacido en Londres, fue comisionado en el ejército británico en 1915 y terminó la Primera Guerra Mundial como comandante de compañía, sosteniendo la Cruz Militar. Su servicio de posguerra fue casi en su totalidad en la India, entre 1919 y 1936. Sin embargo, en 1942 fue seleccionado para formar la Primera Brigada de Paracaidistas. Se convirtió en el primer comandante de la Sexta División al año siguiente.

En la sesión informativa de Overlord, "Windy", Gale dijo a sus soldados: "Lo que obtienes por sigilo y agallas debes sostenerlo con habilidad y determinación". Aterrizó en un planeador temprano en la mañana del 6 de junio y dirigió la incautación de puentes clave que conducían al Playas británicas y canadienses. La siguiente operación importante de Gale fue el cruce del Rin en marzo de 1945, y el día de VE ordenó a I Airborne Corps.

Las tareas de la posguerra en gran parte involucraron el Medio Oriente; Gale comandó las fuerzas británicas y de la ONU en Palestina y Egipto de 1946 a 1949. Fue nombrado caballero en 1950, dirigió el ejército británico del Rin y el Grupo de Ejército del Norte de la OTAN de 1952 a 1957 y fue comandante adjunto de la OTAN de 1958 a 1960.

La autobiografía de Gale, Call to Arms, se publicó en 1968. Murió en su Londres natal el 29 de julio de 1982, cuatro días después de cumplir ochenta y cuatro años.


El general de división Matthew Ridgway y el general de división James M. Gavin durante la Batalla de Bulge el 19 de diciembre de 1944.

MATTHEW BUNKER RIDGWAY, (1895–1993)

Comandante de la Octava Segunda División Aerotransportada en Normandía. Uno de los soldados más distinguidos de Estados Unidos, Matthew Ridgway fue el primer estadounidense.

Oficial del ejército nombrado comandante supremo en las áreas tanto del Atlántico como del Pacífico. Nació en Monroe, Virginia, y fue nombrado miembro de la Academia Militar de los Estados Unidos en 1913. Después de graduarse en 1917, comenzó su servicio en el ejército con publicaciones en China, Nicaragua y Filipinas.

En 1941, Ridgway formaba parte del personal de la División de Planes de Guerra en Washington, DC, pero en junio de 1942 sucedió a Omar Bradley como comandante de la División de Infantería Ochenta y Dos, que se convirtió en el Ochenta y dos Aerotransportados en agosto. Ridgway llevó a los "Todos los estadounidenses" a África del Norte en mayo de 1943, preparándose para su primer combate en Sicilia en julio. Desde septiembre de 1943 hasta marzo de 1944, los soldados de Ridgway se comprometieron a realizar agresiones en Salerno y Anzio, Italia. Posteriormente, Ridgway llevó el Ochenta y dos a Gran Bretaña para prepararse para el Día D, y el 6 de junio llegaron a Normandía.

Más tarde en la guerra, como teniente general, Ridgway comandó el XVIII Cuerpo Aerotransportado. Las tareas de posguerra incluían los comandos mediterráneos y caribeños. En 1949, Ridgway fue nombrado Jefe Adjunto del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos.

La Guerra de Corea comenzó en 1950, y al año siguiente, Ridgway, ahora un general de cuatro estrellas, reemplazó al General Douglas MacArthur como comandante de teatro. Ridgway fue "triplemente abatido", sirviendo simultáneamente como comandante en jefe de la ONU en Corea, comandante en jefe de las Fuerzas de Estados Unidos en el Lejano Oriente y Comandante Supremo, Allied Powers en Japón. Su nombramiento, después de los sorprendentes reveses infligidos a las fuerzas de la ONU por los chinos, planteó un gran desafío de liderazgo, pero Ridgway demostró ser igual a la tarea. Con sus granadas de mano de marca registrada, se hizo visible a las tropas de combate y supervisó la estrategia que estabilizó el frente.

En 1952, Ridgway fue nombrado comandante supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, el principal cargo de la OTAN. Sin embargo, su mandato fue breve, ya que fue llamado a Washington para convertirse en jefe de personal del ejército en 1953.

Ridgway se retiró a su Virginia natal, donde murió en julio de 1993 a los noventa y ocho años. Está enterrado en el cementerio nacional de Arlington.



MAXWELL DAVENPORT TAYLOR, (1901–1987)

Comandante de la 101 División Aerotransportada en Normandía. Nacida en Missouri, Taylor se graduó de West Point en 1922 y sirvió en los ingenieros y en las unidades de artillería. Se graduó de la Escuela de Comando y Estado Mayor General en 1935, mejorando su creciente reputación como académico. Estudió francés, español y japonés, y fue agregado a la embajada de los Estados Unidos en Pekín, China, en 1937.

Al completar el curso de la Escuela de Guerra del Ejército en 1940, Taylor fue ascendido a comandante y se unió a la División de Planes de Guerra en Washington, DC Después de comandar un batallón de artillería, se unió al personal del jefe de personal del ejército. De allí en adelante se levantó rápidamente: de teniente coronel en diciembre de 1941 a general de brigada un año después.
Entre los primeros oficiales de paracaídas del Ejército de los Estados Unidos, Taylor dirigió la artillería de la División Aerotransportada Ochenta y dos en Sicilia e Italia. Promovido a mayor general en mayo de 1944, asumió el mando de la 101a en Gran Bretaña y dirigió a "Screaming Eagles" a Francia. Después de la campaña de Normandía, Taylor se llevó el 101 a Gran Bretaña para que lo volviera a instalar. Dirigió la división durante el resto de la guerra, liderando a los Eagles en el salto de Holanda en septiembre y durante la Batalla de Bulge.

Después de la guerra, Taylor se convirtió en superintendente de la Academia Militar de los Estados Unidos y comandó el Octavo Ejército al final de la Guerra de Corea. Promovido a general completo, se desempeñó como jefe de personal del ejército de 1955 a 1959 y luego se retiró, en parte para mostrar su oposición a la creciente dependencia de Estados Unidos en las armas nucleares. Sin embargo, fue destituido como presidente del Estado Mayor Conjunto durante las administraciones de Kennedy y Johnson, 1962–64. Posteriormente fue embajador en Vietnam del Sur, 1964–65.

Taylor dejó una reputación como uno de los oficiales superiores más brillantes e innovadores de su era.

JAMES MAURICE GAVIN, (1907–1990)

"Jumping Jim" Gavin fue uno de los jóvenes comandantes de paracaidistas que estableció el estilo de liderazgo aéreo en el Ejército de los Estados Unidos. Nacido en Nueva York, fue adoptado por una pareja de Pensilvania y se alistó en el ejército a los diecisiete años. Su potencial fue reconocido desde el principio, y recibió una cita para la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point.

Gavin se alzó rápidamente en las fuerzas aerotransportadas, asumiendo el mando del 505º Regimiento de Infantería de Paracaídas en julio de 1942. Posteriormente, vio el combate con la División Aerotransportada Ochenta y dos en Sicilia e Italia. Como comandante asistente de división, saltó a Normandía, donde se enfrentó de inmediato a un importante desafío de liderazgo. Con la división mal dispersada en la noche, se encontró al mando de un destacamento que incluía a otro general, un coronel, varios capitanes y otro privado. Parafraseando a Winston Churchill, bromeó: "Nunca en la historia de los conflictos humanos tantos han mandado tan pocos".

Al relevar a Matthew Ridgway como comandante de división, Gavin, de treinta y siete años de edad, se convirtió en el mayor general estadounidense más joven desde George Custer en la Guerra Civil. Asumió el mando de los "Todos los estadounidenses" en agosto y lideró a los ochenta y dos en el desafortunado empuje a Nijmegen, Holanda, durante la Operación Market-Garden el mes siguiente. También estuvo al mando durante la Batalla de Bulge y permaneció con la división hasta el día de VE.

En 1947, Gavin escribió un análisis de su experiencia de combate, publicado como Airborne Warfare. Gran parte de su servicio de posguerra involucró investigación y desarrollo, pero su habilidad eventualmente le ganó la posición de jefe de personal del ejército. A Gavin le preocupaba que el presidente Dwight D. Eisenhower, su ex comandante supremo del Día D, pusiera un énfasis indebido en el arsenal nuclear de Estados Unidos a expensas de las fuerzas convencionales. Incapaz de apoyar lo que él sintió que era una política imprudente, Gavin tomó la única opción honorable y renunció a su cargo, una acción casi sin precedentes en la historia del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos.

El presidente John F. Kennedy designó a Gavin como embajador en Francia, donde sirvió desde 1961 hasta 1963, pero a partir de entonces Gavin se convirtió en un crítico de la conducta estadounidense de la Guerra de Vietnam. Sintió que el sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson, no podría ganar la guerra y que los intereses vitales de los Estados Unidos no estaban directamente amenazados en ningún caso.

En el retiro, Gavin escribió dos libros más: Crisis Now (1968), una valoración crítica de América en Vietnam, y una biografía, On to Berlin (1978).

viernes, 17 de agosto de 2018

PGM: La Campaña en el Africa Oriental (Parte 1)

La Campaña en el África Oriental

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Alemania fue la última de las potencias europea en participar,en participar en la "Carrera por posesiones en el África". La colonia alemana en el África Oriental era la joya de la corona, con un territorio casi tan grande como la superficie de Alemania y Francia combinadas. Aunque, a decir verdad, esta colonia mas debía su creación a intereses comerciales por empresas privadas que a los esfuerzos de exploradores nacionalistas, o a la conquista militar.

La labor pionera en estas latitudes fue llevada a cabo por capitales privados, principalmente a La Sociedad de Colonización Alemana. Bismarck solo les acordó reconocimiento oficial y su apoyo después que estos pioneros lograron establecer la influencia alemana en estas regiones. En 1885, durante el breve término de Lord Salisbury en el Ministerio de Relaciones Exteriores esta colonia fue reconocida formalmente por otras potencias europeas y una comisión Anglo-Franco-Alemana fue establecida para determinar los limites.

A título de inventario, debemos señalar que el representante inglés era nada menos que el futuro Lord Kitchener. Las fronteras recién fueron establecidas en 1890. Inglaterra estableció un protectorado sobre las Islas de Zanzibar, y Alemania recibió el territorio designado "África Oriental Alemana",o Tanganyka en nuestros días, ya que el Sultán de Zanzibar había cedido gran parte de ese territorio, sobre el cual tenía poco o ningún control.

De esta manera, Alemania obtuvo un territorio que limitaba con el mar, lagos, así como territorios belgas, británicos y portugueses de unos 1.120 km de Norte a Sur y de unos 960 km de Este a Oeste. A principios del Siglo XX, los colonos alemanes se hallaban enfrascados en la larga y ardua tarea de desarrollar a su colonia en un "Protectorado", y de sojuzgar a los nativos, quienes jamás habían oído hablar de Lord Salisbury y no tenían la más remota idea de que tenían la fortuna de hallarse bajo el dominio de Alemania.

En 1898, los ingleses lucharon contra tribus descontentas en Nyasalad. Los alemanes hacían otro tanto en el Este de África o en vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial. En 1914 las tropas del K.A.R. (King's African Rifles) se hallaban envueltas en una expedición punitiva contra las tribus del Noroeste de Uganda, región para la cual no existía cartografía alguna.

El África Oriental Alemana poseía una población de 8 millones de nativos y unos 5.000 europeos, inclusive varios centenares de Boers que prefirieron el dominio alemán al dominio inglés.

El país estaba siendo abierto a la civilización por dos líneas ferroviarias. El FFCC de Usambara, que cubría el trayecto entre el puerto de Tanga en el Norte hasta Moshi, en los contrafuertes del Kilimanjaro con unos 433 km de vías férreas, mientras que el FFCC Central, con una red de unos 1.253 km de longitud) conectaba a Dar-es-Salaam, la capital de la colonia con el Lago Tanganyka. Esta vía férrea era un todo un triunfo de la ingeniería, ya que atravesaba varias de las regiones mas salvajes del África.


General Paul Lettow-Vorbeck

A los 44 años de edad, el Coronel Paul Lettow-Vorbeck había dedicado gran parte de su vida al Ejército Alemán, institución por la cual profesaba aun más amor que a la propia Alemania. Hijo de un general, y admirador del libro"Comentarios sobre las Guerras Galias" de Julio César, era ya un experto en temas coloniales. Participó en los combates ocurridos durante la rebelión de los Boxers en China (1900-1901) donde llegó a entablar amistad con varios oficiales ingleses. Luego luchó en África, durante la rebelión de los Hotentotes (1904-1906), adquiriendo valiosas experiencias en la lucha en la selva, experiencias que solo serían igualadas por algunos oficiales sudafricanos.

En estos combates, von Lettow-Vorbeck fue herido en el ojo izquierdo, por lo cual fue invalidado en un hospital sudafricano, donde llegó a conocer a quien sería su futuro oponente, Jan Smuts.

En Enero de 1909 von Lettow-Vorbeck comandó el II Batallón de Infantería de Marina (II. Seebataillon Kaiserliche Marine-Infanterie) en Wilhelmshaven (Baja Sajonía) hasta Enero de 1913, cuando fue designado jefe de las fuerzas alemanas de defensa en el Cameron (Kamerun)

Von Lettow-Vorbeck trabó amistad con muchos ex-combatientes Boers, especialmente con Botha, y fue luego parte de su estado mayor. Al ser designado jefe del II Batallón de Infantería de Marina poseía una amplia gama de experiencias, ya que había tomado parte en maniobras navales, a bordo de buques de todo tamaño, luchado en la selva y en China y desempeñado tareas a nivel regimental y de Estado mayor.



El General Paul von Lettow-Vorbeck en su ancianidad.

Postal con la imagen del General von Lettow-Vorbeck 


Al regresar de su recorrido por el interior, von Lettow -Vorbeck halló una confusa escena: Alemania estaba en guerra contra Inglaterra y Francia, y los trabajadores y técnicos alemanes contratados para construir el FFCC no podrían regresar a sus hogares en Alemania. Von Lettow-Vorbeck se reunió con el gobernador de África Oriental alemana, el Dr. Heinrich Schnee. Von Lettow-Borbeck planificó un ataque contra la frontera sur del Africa Oriental Británico utilizando el FFCC de Usambara. Schnee era un visionario llegado a estas regiones en 1912.

Convencido del enorme potencial de esta colonia, Schnee no demostró mayor interés en las operaciones militares. Con mucha dignidad, Schnee, quien se sentía algo inhibido por la personalidad del militar, le hizo saber que intentaría evitar que el África Oriental Alemana se involucrara en el conflicto, y por consiguiente vetó los planes de von Lettow-Vorbeck

Von Lettow-Borbeck se trasladó a un campamento militar en Pugu, a unos 19 km de Dar-es-Salaam, donde procedió a organizar el reclutamiento y entrenamiento de sus fuerzas con la asistencia de su oficial subalterno favorito, el Capitán Tafel. Fue Tafel el primero en realizar el "Valor de camuflar nuestros sombreros con hojas y pasto"

Al estallar la guerra en Europa, las fuerzas regulares en África Oriental Alemana comprendían 216 europeos y 2.540 askaris (Askari es el término árabe para "Soldado").

Veamos lo que opinaba el General...
"A comienzos de Agosto de 1914 mientras me hallaba en camino entre Kidodi y Kilosa, un mensajero me trajo un telegrama del gobernador, indicándome que debía regresar inmediatamente a Dar-es-Salaam. Al dia siguiente tuve noticias que Su Majestad había decretado la mobilzación general, pero que el estado de guerra no incluía a las colonias alemanas en ultramar. Un posterior telegrama del Secretario de Estado de la Oficina Imperial Colonial nos pidió que tranquilizáramos a los colonos.

En vivo contraste a esta comunicación, un mensaje radial del Almirantazgo indicaba que a Inglaterra seria uno de nuestros posibles enemigos

"En mi primer la gira de inspección (Enero de 1914) fui por via marítima desde Dar-es Salaam a Tanga, y luego campo adentro hasta Kilimanjaro y la Montaña de Meru. En Usambara, me topé con un viejo amigo a quien conocía desde nuestros días en el Colegio Militar (Kriegschule)-me refiero al Capitán (E.) von Prince

Von Prince era ardiente partidario de una teoría: en caso de guerra contra Inglaterra, nosotros los "Africanos Orientales" no debíamos ser simples espectadores, y que deberíamos tomar parte en el conflicto, en caso de que existiera la más remota posibilidad de que al hacerlo, lograríamos relevar la presón en Europa.

Von Prince me informó que en los alrededores de Kilimanjaro y el Monte Meru se estaban organizando cuerpos de fusileros, que en breve habrian de incluir a todos los alemanes capaces de portar armas en estos territorios. Dada la densidad demográfica de estas regiones, esto era un hecho de suma importancia"

En el África Oriental Británico (hoy en día Kenya), los ingleses poseían 17 compañías de K.A.R. (King's African Rifles), tropas africanas comandadas por oficiales británicos. No existían reservas organizadas para expander estas fuerzas, aunque había unos 3.000 europeos de edad militar en este territorio. Muchos civiles fueron enrolados para asistir a las fuerzas ya existentes, y en algunos casos para formar nuevas unidades de africanos para proteger y patrullar la frontera.

Uno de los primeros en ir de voluntario fue Lord Delanemre, dotado de una experiencia excepcional y gran influencia sobre la aguerrida tribu de los Masai. Lord Delamere era considerado el "Mas temible cazador de leones en el Africa". Poco antes del conflicto, había recibido a Theodore Roosevelt en su estancia y brindo a ese deportivo presidente gratas horas de cacería. Delamere estableció una sección de "Exploradores Masi".

Entre los demás voluntarios se hallaba el Teniente Grey, hermano de Sir Edward Grey, ex-Secretario de Relacione Exteriores británico. El Teniente Grey fue herido en una de las primeras escaramuzas y perdió el brazo izquierdo

La guerra en el África Oriental comenzó en la mañana del 8 de Agosto de 1914. EL crucero biritánico HMS Astraea se aproximó a Dar-es-Salaam y bombardeó la ciudad, apuntando a la estación de radio-telegrafía, ya que las colonias alemanas dependían de una red de tales estaciones para comunicarse con Europa y Berlín, en contraste con los británicos, que controlaban los cables de telégrafo submarinos. El HMS Astrea desembarcó una partida de infantes de marina, que inutilizó a dos buques en el puerto, sin resistencia alguna por parte de la población, quien por su parte había hundido un buque hidrográfico y un dique flotante en la rada del puerto.

Von Lettow-Vorbeck montó en cólera al enterarse que sus propios compatriotas habían inutilizado a Dar-es-Salaam como base naval.

El HMS Astraea era un crucero liviano botado en 1893 y completado en 1895.


Características Técnicas
Manga: 97,6 m
Eslora: 15 m
Puntal: 6,40 m
Armamento
2 x 152 mm
8 x 120 mm
8 x 57 mm
1 x 3 lb
Tubos Torpederos: 3 x3x 45,7cm
Blindaje:
Cubierta 52 mm
Escotillas, cuarto de maquinas: 127 mm
Torre de Mando; 76,2 mm
Maquinaria: 9.500 hp
Vel. Maxima: 19,5 nudos



Von Lettow-Vorbeck en sus mejores tiempos, al fondo se aprecian los askaris alemanes. Noten el uniforme color marrón. Luego del Armisticio de Noviembre 1918, varios millares de estos uniformes marrones fueron declarados rezagos de guerra y vendidos en el mercado civil. De ahi surgen las camisas marrones de las S.A.


Von Lettow oyó el bombardeo naval mientras se hallaba en Pugu y marchó en busca del enemigo con las siete compañías de askaris a su disposición. pero quedo frustrado al comprobar que los ingleses no habían desembarcado en grandes números. Desde ese momento sus relaciones con el gobernador Schnee fueron aún mas tirantes. Von Lettow tenía otros problemas mayores: sus dos principales vías de comunicación los FFCC Central y Usambara no tenían punto alguno de conexión. La única manera practica de desplazar a sus tropas era por vía marítima, pero buques ingleses patrullaban las costas. No obstante, decidió marchar hacia el Norte con las fuerzas a su disposición, reforzadas por voluntarios, habiendo al fin llegado a un acuerdo con el Dr. Schnee para lanzar un ataque contra el África Oriental Británica.

Pocas personas conocían la ruta por via terrestre, y ninguna de ellas se hallaba presente.
Nadie, excepto von Lettow tenía prisa alguna para emprender esa misión. Sin embargo,las fuerzas alemanas emprendieron el camino, mientras que von Letto y sus oficiales, montados en bicicletas los acompañaban por parte del trayecto. Escaseaban los suministros, pero von Lettow pronto aprendió una lección: sus tropas podían sonsacar víveres de la selva y matar animales con que alimentarse. El calor era verdaderamente abrasador y la marcha duró dos semanas.

Una vez llegado al objetivo, von Lettow organizó a sus compañías para atacar a la colonia inglesa. Un detalle interesante: la campaña en el África Oriental fue llevada a cabo por meses y meses sin mapas confiables de esas regiones, deficiencia que perduró a través de toda la Primera Guerra Mundial. Los mapas alemanes, al menos en papel parecían ser profesionales y detallados, pero en la realidad eran de todo menos certeros. Los mapas ingleses eran peores aún. La situación se complicaba por la variedad de nombres para los mismos puntos geográficos en las diversas lenguas de los nativos. Por otra parte, las distancias en los mapas no eran de nada confiables 8 kilómetros en un mapa por lo general se convertían en 35-40 kilómetros en la práctica.

La vulnerabilidad de la posición inglesa en el África Oriental fue puesta de manifiesto desde el principio. La mayoría de las tropas del K.A.R. se hallaban en el interior, luchando con tribus lugareñas y la frontera con el África Oriental Alemana se hallaba virtualmente indefensa. Las ciudades de Nairobi y Mombasa, las ciudades principales estaban conectadas por el único ferrocarril de ese territorio estaban situadas muy cerca de la frontera. Para paliar la situación, se solicitaron, urgentemente, refuerzos de la India, El 19 de Agosto, el primer contingente de la Indian Expeditionary Force (I.E.F, o Fuerzas Expedicionarias Indias) embarcaron en Karachi.

Tropas coloniales alemanas
 

La I.E.F. era compuesta por diversas unidades, ninguna de las cuales era renombrada por sus aptitudes guerreras, mas bien era una fuerza organizada apuradamente consistente del 29o. Batallón de Punjabis, y dos batallones arrancados de vario estados nativos a ultimo momento, una batería de la Artillería Real, y una batería de voluntarios de artillería de Calcuta. Aparentemente, nadie consideró seriamente las dificultades que confrontarían a esta fuerza, o la peculiar naturaleza del combate en la selva. Peor aún: nadie consideró que una fuerza de voluntarios africanos podría haber dado mejores resultados. Mientras tanto, había que considerar otras posibilidades más allá de la amenaza a la frontera. Entre estos problemas, la serie de lagos de la región, que eran vitales como línea de comunicaciones. El lago Victoria estaba bien asegurados por fuerzas británicas, ya que la flotilla de nueve navíos ingleses eran solo opuestos por un solitario buque alemán.

El Lago Nyasa también estaba asegurado, pero en el Lago Tanganyika los alemanes estaban mejor preparados Allí, los alemanes habían erigido astilleros para botar y reparar buques. Con previsión extraordinaria, los alemanes habían trasportado cañones y blindajes, con gran esfuerzo. Aunque las autoridades del Congo Belga deseaban permanecer neutrales, y los alemanes ya habían atacado a varios bajeles belgas en el Lago Tanganyika. Y como si esto fuera poco, el crucero Königsberg presentaba una amenaza latente.


Fin de la Primera Parte