miércoles, 2 de julio de 2025

Helicóptero Piasecki H-25 Army Mule / HUP Retriever


H-25 Army Mule / HUP Retriever




El Piasecki HUP Retriever/H-25 Army Mule fue un helicóptero utilitario compacto de un único motor radial con dos rotores gemelos en tándem superpuestos, desarrollado por la Piasecki Helicopter Corporation de Morton, Pensilvania. Diseñado para cubrir una especificación de la Armada de los Estados Unidos, el helicóptero fue producido de 1949 a 1954, y también fue usado por el Ejército de los Estados Unidos y armadas extranjeras. El HUP/H-25 fue el primer helicóptero en realizar un rizo y en ser producido con piloto automático.

 

Diseño y desarrollo

El diseño fue producto de una competición de la Armada estadounidense de 1945 por un helicóptero utilitario/de rescate para operar desde navíos, incluyendo portaaviones, acorazados y cruceros.2​ Se construyeron 21​3​ ó 34​5​ prototipos (designados PV-14 por la fábrica y XJHP-1 por la Armada) y fueron sometidos a una evaluación de vuelo mano a mano contra 3 prototipos del Sikorsky XHJS-1; sin embargo, el XHJS era fundamentalmente una versión sobreescalada del Sikorsky H-5, y el peso y tamaño aumentados magnificaron los problemas de diseño para mantener los pesos y equilibrios apropiados bajo las variantes condiciones de carga.4​ El Piasecki ganó la competición,4​ y con la introducción de la letra "U" (por Utilitario) de configuración de aeronaves en los años 50,6​ el aparato fue ordenado para la producción como HUP-1.​
 

El diseño presentaba dos rotores tripala de 11 m de diámetro en tándem, cuyas palas podían plegarse para facilitar el almacenamiento; el relativamente pequeño diámetro del rotor permitía a la aeronave usar los elevadores de portaaviones con las palas totalmente extendidas.2​ La configuración de rotores en tándem superpuestos era un desarrollo de Piasecki y se usó en futuros diseños de helicópteros de la compañía y sucesores, incluyendo el H-21, el HRB-1/CH-46 y el CH-47. El HUP-1 original estaba propulsado por un único motor radial Continental R-975-34, con una potencia al despegue de 391 kW (525 hp), aunque versiones posteriores usaron el repotenciado R-975-42 o R-975-46A con 410 kW (550 hp).1​ Para ayudar en las operaciones de búsqueda y rescate (SAR), la aeronave estaba equipada con un cabrestante capaz de izar 181 kg, que podía descender una eslinga de rescate a través de una puerta eléctrica disponible después de plegar hacia delante el asiento del copiloto.




Durante una demostración de sus capacidades de soportar altas fuerzas g, el modelo se convirtió en el primer helicóptero en realizar un rizo, aunque sin querer.

Historia operacional


La aeronave entró en servicio en febrero de 1949 con la entrega del primero de 32 aparatos HUP-1 a la Armada estadounidense.1​ El mejorado HUP-2 (designación PV-18 de Piasecki) fue prontamente introducido con un motor más potente, supresión de las aletas de punta del estabilizador horizontal inclinadas hacia dentro, y varios cambios menores en equipamiento; una subvariante equipada con sonar sumergible para la guerra antisubmarina recibió la designación HUP-2S.1​2​ El HUP-2 fue el primer helicóptero de producción equipado con piloto automático.2​ La Armada estadounidense también probó un sistema llamado Raydist que permitía dirigir a un HUP-2 no tripulado desde una estación terrestre y ordenarle por radio mantenerse en estacionario a 1,5 m sobre el punto deseado.7​ Edo probó un HUP-2 con casco de fibra de vidrio y flotadores de equilibrio para realizar operaciones anfibias.



Se construyó una versión mejorada del HUP-2 para el Ejército estadounidense, que fue designada como H-25A Army Mule, pero la mayoría fue rápidamente retirada de servicio y convertida al uso naval bajo la designación HUP-3.



En 1954, la Marina Real Canadiense recibió 3 aeronaves H-25A ex Ejército estadounidense, que fueron modificadas y redesignadas en la entrega, conforme a los estándares HUP-3 de la Armada estadounidense.10​12​13​14​ Los aparatos fueron usados a bordo del HMCS Labrador para realizar labores SAR y utilitarias varias, y más tarde fueron usados para apoyar la construcción de los asentamientos radar de las Líneas Distantes de Alerta Radar.10​14​ Los helicópteros fueron posteriormente destinados a NAF Patricia Bay y a la estación aeronaval HMCS Shearwater; después de que los dos últimos fueran retirados el 18 de enero de 1964, un aparato fue donado a una escuela técnica y los otros dos fueron vendidos como excedentes.

 

La designación H-25 del Ejército estadounidense fue adoptada por la Armada estadounidense en 1962,1​ al instaurarse el sistema de designación de aeronaves de los Tres Servicios de Estados Unidos de 1962. Las últimas unidades fueron retiradas del servicio estadounidense en 1964. También sirvió con la Aéronavale francesa de 1953 a 1965.



Se entregaron un total de 339 aeronaves durante los 6 años de producción.2​ Gran cantidad de aparatos excedentes de la Armada aparecieron posteriormente en el registro civil estadounidense, y al menos 7 ejemplares fueron transferidos a la Marina Nacional francesa.

 

El 7 de noviembre de 2009, un HUP-1 ex Armada estadounidense, BuNo 124925,15​ matrícula civil N183YP,9​ colisionó contra unas líneas eléctricas de alto voltaje en Adelanto, California; el posterior accidente e incendio produjo la muerte de los 3 ocupantes y daños importantes en la aeronave.16​ Operado en asociación con Classic Rotors, el aparato accidentado era el único ejemplar en estado de vuelo del mundo.15​ La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte atribuyó el accidente al "fallo del piloto en mantener el espacio de separación respecto de las líneas eléctricas durante el vuelo".



Variantes

 
Un HUP escolta de aviones realizando su trabajo en 1953.
XHJP-1
Prototipo, propulsado por un motor Continental R-975-34 de 391 kW (525 hp), equipado con grandes aletas de punta inclinadas en los estabilizadores horizontales. Designación PV-14 de Piasecki-Vertol. Dos13​ o tres45​ producidos.
HUP-1
Helicóptero de transporte utilitario y de búsqueda y rescate para la Armada estadounidense, muy similar al XHJP-1, designación PV-18 de Piasecki, 32 construidos.12
HUP-2
Versión mejorada, motor Continental R-975-42 de 410 kW (550 hp), aletas de punta del estabilizador horizontal eliminadas,12​ 165 construidos para la Armada estadounidense,1​ 15 para la Aviation navale francesa. Redesignado UH-25B en 1962.
HUP-2S
Versión de guerra antisubmarina del HUP-2, equipada con sonar sumergible, 12 construidos.2
H-25A Army Mule
Helicóptero de transporte utilitario para el Ejército estadounidense, similar al HUP-2, pero propulsado por un motor Continental R-975-46A de 410 kW (550 hp), y equipado con grandes puertas, controles asistidos eléctricamente, y suelo reforzado.12​ Se entregaron 70 aparatos desde 1953, pero eran inadecuados para su uso en primera línea,17​ siendo transferidos 53 a la Marina Real canadiense y Armada estadounidense en 1954-55;1012​ usándose los restantes para entrenamiento, siendo retirados del servicio con el Ejército en 1958.17
HUP-3
Conversión utilitaria naval de aparatos H-25A transferidos del Ejército estadounidense: 50 a la Armada estadounidense,11​ 3 a la Marina Real canadiense.1012​ Los aparatos supervivientes de la Armada estadounidense fueron redesignados UH-25C en 1962.
UH-25B
HUP-2 redesignados en 1962.
UH-25C
HUP-3 redesignados en 1962.

Operadores 

Canadá
Marina Real Canadiense
Estados Unidos 
Ejército de los Estados Unidos
Armada de los Estados Unidos
Francia
Marina Nacional francesa






Especificaciones (HUP-2)


Datos de referencia: Jane's All The World Aircraft 1956–5741
Dibujo 3 vistas del Piasecki H-25.


Características generales

Tripulación: Dos (pilotos)
Capacidad: 4 pasajeros
Longitud: 17,35 m
Diámetro rotor principal: 10,67 m
Altura: 4,01 m
Área circular: 179 m2
Peso vacío: 1874 kg
Peso cargado: 2608 kg
Peso máximo al despegue: 2767 kg
Planta motriz: 1 × motor radial de nueve cilindros refrigerado por aire Continental R-975-46A.
Potencia: 410 kW (550 hp)


Rendimiento

Velocidad máxima operativa (Vno): 169 km / h
Velocidad crucero (Vc): 129 km / h
Alcance: 547 km
Techo de vuelo: 3050 m (10 000 pies)
Régimen de ascenso: 5,01 m / s (1000 pies / min)
Carga del rotor: 15 kg / m2 (3 lb / ft2)
Potencia / peso: 0,16 kW / kg (0,09 hp / lb)




Patagonia: Ejercitaciones del Esc Expl C Bl 11



Ejercicios de exploración en la Patagonia Austral




Bajo extremas condiciones climáticas de nieve y frío (-5°C), nuestros soldados del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 11 realizaron ejercitaciones en la Patagonia Austral.


Granaderos a Caballo de San Martín: Coraje, valor y audacia


San Martín y la creación de Los Granaderos a Caballo: el reclutamiento, una rigurosa disciplina y el “fanatismo frío del coraje”

Hace 213 años se inició la creación de una unidad militar emblemática del país. Diseñada y moldeada en cada detalle por José de San Martín, sus hombres demostraron gran valentía en la lucha por la independencia
Adrián Pignatelli || Infobae




Llegó el lunes 9 de marzo de 1812, luego de cincuenta días de navegación en la fragata George Canning, que había partido de Gran Bretaña el 19 de enero de ese año. Regresaba a América después de casi 30 años, cuando su familia se había radicado en España. Ahora, con 34 años, volvía convertido en un teniente coronel de caballería y una amplia experiencia militar.


Había hecho carrera militar en España y en nuestro país crearía una unidad que haría historia

En el ejército español, combatió en cinco campañas y participó en 17 acciones de guerra, destacándose por su arrojo e inteligencia, especialmente en el combate de Arjonilla y en la derrota del ejército francés en Bailén.

San Martín no venía solo. Lo acompañaban oficiales como: el capitán de infantería Francisco de Vera; el alférez de navío José Zapiola; el capitán de milicias Francisco Chilavert; el alférez de carabineros reales Carlos de Alvear y Balbastro; el subteniente de infantería Antonio Arellano y el primer teniente de guardias walonas barón Eduardo de Holmberg.


Noticia publicada en La Gaceta con la llegada de San Martín a Buenos Aires

Traía en mente un plan para libertar a América del dominio español.

No hubo en la ciudad de Buenos Aires quien no lo mirase con recelo. Era un perfecto desconocido, con un fuerte acento español y sin un peso en el bolsillo. Para colmo llevaba un sable corvo o mameluco, comprado en segunda mano en Londres, que era de confección oriental, difundido por los ingleses y muy parecido a los usaban los corsarios y no descartaban que fuese un espía británico.

Temerarios se buscan

El 16 de marzo de 1812 el Primer Triunvirato le ordenó la constitución de un cuerpo de caballería. Su proyecto fue formar una unidad de elite y tuvo donde inspirarse. En 1667 por orden de Luis XIV había sido creado los Granaderos de Infantería, los “enfant perdus”, por los temerarios que eran. Ocupaban siempre la primera línea de combate y eran los que encabezaban los asaltos.


Descripción del uniforme, tal como lo había diseñado San Martín (Guillermo Centeno - GDC Dreams www.gdcdreams.com.ar)

Eran altos, corpulentos, ágiles y arriesgados. Armados con sable y hacha, llevaban colgando un saco llamado granadera, que contenía una docena de granadas, una suerte de proyectiles huecos de hierro fundido, redondos, con un agujero por donde se les introducía la carga. Las arrojaban con la mano, con una honda o con una cuchara.

El 17 de marzo, San Martín elevó su plan para la formación del Escuadrón de Granaderos a Caballo. El 21 de marzo el Triunvirato lo aprobó y lo instó a ejecutarlo “sin pérdida de tiempo”. En Buenos Aires ya existía el Regimiento de Dragones de la Patria, que había sido organizado por el coronel José Rondeau, y que tenía su cuartel donde se levantan las Galerías Pacífico.

El 27 de marzo el gobierno impartió órdenes a Córdoba, La Rioja y San Luis para que cada provincia enviase 100 hombres cada una. Debían ser de regular estatura y con caballo.


Quince minutos al alba del 3 de febrero de 1813: el bautismo de fuego de los Granaderos, en San Lorenzo

Era preciso armar el primer escuadrón de los cuatro que tendría. Nombró a José Zapiola capitán de la primera compañía y Alvear fue ascendido a sargento mayor. Sus cuñados Mariano y Manuel de Escalada también fueron de la partida.

La primera docena de hombres que se integraron a esta unidad fueron soldados, cabos y sargentos de los Dragones de la Patria. También recibieron a 14 soldados pertenecientes al Regimiento 1 Patricios, que se habían sublevado en el Motín de las Trenzas, en diciembre del año anterior.

Envió a Francisco Doblas a Misiones, a quien le dio tres meses para que le llevase 300 guaraníes altos y robustos. De los 80 candidatos que el teniente José Ruiz trajo de Córdoba, San Martín descartó solo tres. Por el litoral estuvo el teniente coronel Toribio de Luzuriaga, quien reclutó, entre otros al correntino Juan Bautista Cabral. También se incorporaron hombres provenientes de San Isidro, Morón, Pilar y San Luis, entre otros.


El famoso sable corvo de San Martín, quien lo acompañó en su campaña libertadora (Adrián Escandar)

En agosto llegaron unos cincuenta riojanos que, sumados a la tropa que ya había reunido, completó el primer escuadrón con dos compañías de 70 hombres cada una. Cuando en septiembre llegaron los puntanos, se armó el segundo escuadrón.

La primera baja que sufrió la incipiente fuerza fue por invalidez, la del sargento primero de la segunda compañía del primer escuadrón Gregorio Miltos, enfermo de tuberculosis, que tenía una brillante foja de servicios.

Cada escuadrón tenía un capitán, dos tenientes, un subteniente, un sargento primero, tres sargentos segundos, un trompeta, cuatro cabos primeros, 70 soldados montados y seis soldados desmontados. La plana mayor incluía un comandante, un sargento mayor, un ayudante, un porta estandarte, un capellán, un trompeta, un sillero y un herrador, tal como describe Camilo Anschütz en su historia del regimiento.

San Martín asumió la responsabilidad de la organización, la disciplina, la instrucción, el vestuario y el equipo. Debía pasar los requerimientos al Estado para la provisión de todo lo que necesitase.

De todas formas, San Martín se encontró con que el Estado tenía las arcas casi vacías y dependió bastante de donaciones de particulares. De su primer sueldo donó 50 pesos, mientras que Alvear lo cedió íntegro.


Disciplinados, aguerridos, fueron instruidos bajo la atenta supervisión de San Martín (Revista Caras y Caretas)

La organización fue lenta porque el propio San Martín seleccionó uno por uno a sus oficiales. Tuvo el percance de no contar con la ayuda de su segundo, el sargento mayor Alvear, arrestado en su casa por haber sableado a un grupo de ingleses y por abrirle la cabeza a uno de ellos, el comerciante Diego Winthon. Para colmo Zapiola, el capitán de la primera compañía, era un marino de formación que de pronto tuvo que adaptarse como oficial de caballería. En lugar de ayudar a su jefe, se convirtió en otro de sus alumnos.

El 23 de abril presentó la lista de oficiales para que se les extendieran los despachos correspondientes. También se incorporaron, en calidad de cadetes 16 niños, provenientes de las mejores familias de la ciudad.

Sables de latón y lanzas

Como primer cuartel se usó el de la Ranchería, ubicado en Perú y Alsina y cuando en mayo los Dragones de la Patria partieron a la Banda Oriental, ocuparon su cuartel, junto al Parque de Artillería. Como caballerizas se usó las instalaciones de la Plaza de toros, que se levantaba más sobre la actual Avenida Santa Fe y Marcelo T. de Alvear. El resto de lo que es plaza San Martín se usaba para prácticas de combate.

Desde entonces se llamó Plaza de Marte y no importaba el momento del día, siempre se escuchaba el estridente sonido de clarines.


Los granaderos se ocupan de la custodia de la Casa Rosada, del mausoleo de su jefe en la Catedral, el izamiento y arrío de la bandera en Plaza de Mayo y en la participación en actos oficiales (AP)

En sus comienzos, los sables que colgaron de sus cinturas eran de latón de 36 pulgadas y si en un principio usaron lanzas fue por la escasez de ellos. Fueron hechas según las especificaciones dadas por San Martín: cortas con asta de madera dura. También los granaderos usaban carabinas de chispa con 10 cartuchos o tercerolas, una suerte de carabina pero más corta. Por lo general, eran los oficiales que usaban pistolas, que debían adquirir con su propio dinero.

Pero como nada parecía alcanzar, se requisaron a particulares sables y pistolas.

Tanto las técnicas de ataque y defensa con el sable y la lanza las enseñaba, con paciencia y claridad, el propio jefe, que solía aparecerse montado en un alazán tostado o un zaino oscuro de cola larga y abundante. “San Martín formó soldado por soldado, oficial por oficial, apasionándolos con el deber, y les inoculó ese fanatismo frío del coraje que se considera invencible y es el secreto de vencer”, escribió Bartolomé Mitre en la biografía del prócer.

Los primeros caballos fueron comprados gracias a donaciones de dinero de varios vecinos de la ciudad y del interior.

El uniforme pensado por San Martín constaba de fraque, forro, pantalón, capote, maleta, chaqueta de cuartel y gorra, todo en azul. Además, cuellos carmesí, chaleco blanco, botones cabeza de turco blancos (usados por los Húsares y Cazadores), casco con carrilleros o gorra y botas altas con espuelas.

El morrión era alto y tenía en la frente una granada y alrededor la leyenda “Libertad y Gloria”.

San Martín era obsesivo, minucioso para imbuir a cada uno de los granaderos “el espíritu de cuerpo, de orden, de aseo y de disciplina”. Todo era revisado por el jefe: la comida, la ropa y el cuidado del caballo. Todos los días a la misma hora se lo limpiaba, se los alimentaba y se les daba agua. Todas las actividades con toques de corneta.


Los granaderos participaron de toda la campaña libertadora. Del millar inicial, regresaron unos ochenta

Diariamente se hacía una revista del aseo y antes de que los soldados abandonaran el cuartel, en la puerta un suboficial revisaba a uno por uno.

Cada granadero recibía un nombre de guerra por el que debía contestar cuando se pasaba lista; debían sostener la mirada un poco más arriba del horizonte. Domingo F. Sarmiento escribió que de diez cuadras se distinguía un oficial de Granaderos, porque llevaba la cabeza erguida con exageración e inclinaba el pecho hacia adelante con altanería. San Martín había dispuesto que lucieran, en sus orejas, aros metálicos.

El jefe les preparaba emboscadas y ataques nocturnos. “Prueba del miedo”, los llamaba.

San Martín redactó un severo código de conducta que todo oficial debía cumplir. Era tomado como cobardía el solo hecho de agachar la cabeza en batalla; constituía un delito no admitir un desafío y no exigir satisfacción ante un insulto, así como no defender el honor del regimiento, por falta de integridad y por hablar mal de compañeros con terceras personas. Asimismo, estaba penado revelar disposiciones internas; por familiarizarse “en grado vergonzoso” con los sargentos, cabos y soldados, por pegarle a una mujer aun cuando ella lo hubiera insultado; por no ayudar a un compañero en batalla; por presentarse en público con una prostituta; por asistir a casas de juegos que no pertenezcan a la clase de los oficiales y por el uso inmoderado de la bebida.

El primer domingo de cada mes San Martín reunía en su casa a los oficiales del regimiento, y en unas tarjetas en blanco escribían los hechos que merecían ser discutidos. En caso de haber algún acusado, se lo hacía salir y se deliberaba cómo proceder.

Su primer combate fue San Lorenzo el 3 de febrero de 1813 y el último Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. Los últimos granaderos regresaron a Buenos Aires en 1826 y de ellos solo siete habían estado desde un principio. Entonces esta unidad fue disuelta.

En el parte del combate de San Lorenzo, San Martín escribió que “el valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria”.

De esa unidad, en sus 13 años de vida, surgieron 19 generales, 60 coroneles y más de 200 oficiales, que le haría decir a su jefe que “de lo que mis muchachos son capaces, solo lo sé yo. Quien los iguale habrá, quien los exceda no”.

El regimiento fue reorganizado el 25 de mayo de 1903 por disposición del presidente Julio A. Roca. “Queda reconocido como cuerpo permanente del Ejército, el Regimiento de movilización creado por resolución ministerial del 3 de febrero del corriente año, el cual se denominará, en homenaje a su antecesor, “Regimiento de Granaderos a Caballo”, establece el decreto. Y así, diez de ellos combatieron en Monte Harriet y Monte Longdon en Malvinas donde, una vez, revelaron ese alma guerrera de cuando su jefe los educó en el arte de la guerra.


Fuentes: Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo (1812-1826), de Camilo Anschütz; Historia de San Martín y la emancipación americana, de Bartolomé Mitre; San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria, por Patricia Pasquali.

martes, 1 de julio de 2025

EA: Ejercicios de la Compañía de Ingenieros Paracaidista 4

Ejercicios de ingenieros en Córdoba

 
 



La Compañía de Ingenieros Paracaidista 4 realizó adiestramiento operacional en el campo de instrucción de la Guarnición Ejército Córdoba, el lago San Roque y Villa Carlos Paz. La instrucción incluyó actividades propias de la función de movilidad y franqueo de cursos de agua.


SGM: Colaboracionismo y sabotaje en los ferrocarriles belga-holandeses

Entre el sabotaje y la colaboración: los ferrocarriles belgas y holandeses bajo el régimen nazi

Por Herman Welter , traducido por Kate Connelly

Atrapados entre la necesidad económica y las exigencias nazis, los ferrocarriles belgas y holandeses continuaron funcionando durante la Segunda Guerra Mundial. Algunos trabajadores se resistieron, mientras que otros acataron las órdenes, contribuyendo a la deportación de miles de judíos, romaníes y otros grupos perseguidos. Las disculpas y las reparaciones llegaron lentamente: los Países Bajos emitieron disculpas en 2005, con indemnizaciones en 2019, mientras que Bélgica acaba de finalizar la investigación y espera nuevas medidas. ¿Cómo sortearon los ferrocarriles la guerra y cuáles fueron las consecuencias?

El 10 de mayo de 1940, el ejército alemán invadió Bélgica y los Países Bajos. El ejército belga había ofrecido tan solo dieciocho días de resistencia cuando, el 28 de mayo, el rey Leopoldo III capituló, contra la voluntad del gobierno. Los Países Bajos se rindieron el 14 de mayo, tras el bombardeo del centro histórico de Róterdam. Poco después, ambos gobiernos se trasladaron a Londres.

Para servir a los intereses del país, los Ferrocarriles Belgas y Neerlandeses continuaron operando, pero esto requirió una estrecha cooperación con las fuerzas de ocupación. Como resultado, la NMBS (Compañía Nacional de Ferrocarriles de Bélgica) y la NS (Ferrocarriles Neerlandeses) participaron activamente en la deportación de judíos, romaníes, sintis y otros supuestos ciudadanos indeseables a los campos de concentración y exterminio del este. Finalmente, tras la rendición de los nazis, Bélgica y los Países Bajos quedaron con una infraestructura ferroviaria gravemente dañada.

Entonces, ¿cómo afectó la guerra a ambas compañías ferroviarias y cuáles fueron las consecuencias?

Ferrocarriles belgas

A principios de 1940, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, la Compañía Nacional de Ferrocarriles de Bélgica (NMBS), fundada en 1926, gestionaba 4.846 km de líneas ferroviarias, una flota de 3.414 locomotoras y 110.000 vagones de mercancías. En ese momento, la NMBS aún no se había recuperado por completo de los graves daños de la Primera Guerra Mundial, mientras que los Países Bajos, que se habían mantenido al margen de la Gran Guerra, contaban con una red ferroviaria bastante moderna.

Narcisse Rulot, ingeniero civil de minas, dirigía la NMBS desde marzo de 1933, pero esta no estaba bien preparada para una nueva ocupación alemana. Se llegó a un acuerdo con el gobierno por el cual los alemanes financiarían los servicios de transporte militar. Al mismo tiempo, se discutieron maneras de resolver los problemas causados ​​por la movilización del personal ferroviario.

En el Taller Central de Malinas, se construían cocinas de campaña y se construía un tren sanitario para el transporte de heridos. La junta directiva ya había acordado transferir parte de sus competencias a la dirección en caso de ocupación, una política que también se había aplicado durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La dirección ferroviaria seguiría el ejemplo del gobierno y continuaría operando en una Bélgica no ocupada o permanecería en el extranjero.

El 10 de mayo de 1940, Alemania invadió Bélgica. Durante la campaña de dieciocho días que libró el ejército belga en mayo de 1940, el NMBS quedó bajo el mando supremo militar. Durante la primera semana, la «ruta de hierro» desempeñó un papel crucial en la evacuación de autoridades, funcionarios y civiles que huían. Después del 16 de mayo, los trenes dejaron de circular.

De vuelta al trabajo

Las principales facciones industriales exigieron la reanudación del trabajo para evitar que se repitiera la miseria financiera y la devastación económica sufridas durante la Primera Guerra Mundial. La industria dependía del NMBS para el suministro de suministros y alimentos.

El 19 de junio de 1940, la dirección del ferrocarril decidió reanudar las operaciones en beneficio del país. El 22 de junio, se ordenó al personal que volviera al trabajo.

La Dirección de Tráfico del Ejército (Verkehrs Direktion) de la Wehrmacht alemana asumió la gestión de la red belga. Para el suministro de los suministros industriales y víveres necesarios, la NMBS accedió a cooperar con las fuerzas de ocupación. El transporte militar alemán era posible en principio, ya que las locomotoras y vagones alemanes cedidos a Bélgica en virtud del Tratado de Versalles (1919) debían ser devueltos.

Con los conocimientos actuales, parece incomprensible que hubiera poca o ninguna protesta contra los trenes de deportación.

En teoría, al NMBS no se le permitía hacer nada que pudiera interpretarse como contrario a su deber patriótico. Esto implicaba, entre otras cosas, no prestar apoyo militar directo al ocupante. Sin embargo, desde el principio, el NMBS realizó transportes militares alemanes. A principios de 1941, la dirección y el consejo de administración habían aceptado tácitamente que sería imposible determinar la naturaleza o el contenido de los trenes que operaban bajo órdenes alemanas. Pronto, pareció normal que el NMBS prestara numerosos servicios militares, como el transporte de tropas y equipo militar, la reparación de equipos ferroviarios alemanes y el envío no controlado de material rodante, entre otros.

Deportaciones

Bajo el estricto control alemán, el personal y el material rodante de la NMBS también fueron utilizados en los infames trenes de deportación, los llamados Sonderzüge . Estos trenes no se ajustaban al horario habitual y nunca se debatieron en la reunión del comité permanente de la junta directiva de la NMBS. Es de suponer que la dirección solo se enteró posteriormente de estos transportes "especiales", considerados una pequeña parte de los servicios militares más amplios que se aceptaron como inevitables al comienzo de la ocupación. Con los conocimientos actuales, por supuesto, parece incomprensible que apenas hubiera protestas contra los trenes de deportación.

En el libro «Bezet bedrijf, de oorlogsgeschiedenis van de NMBS » (Compañía ocupada: la historia de guerra de la NMBS), publicado en 2023, el historiador de guerra belga Nico Wouters analiza la colaboración entre la NMBS y la fuerza de ocupación alemana. El libro surgió a raíz de una solicitud de un estudio histórico sobre el papel de la NMBS en las deportaciones, realizada a principios de 2022 por el ministro federal de Movilidad, Georges Gilkinet, y la presidenta del Senado, Stephanie D'Hose, al Centro para el Estudio de la Guerra y la Sociedad Contemporánea.

Un delito punible

Entre 1941 y 1944, los registros indican que (al menos) 189.542 trabajadores forzados belgas, 25.490 judíos, 16.081 prisioneros políticos y 353 romaníes fueron deportados en tren hacia el este.

El NMBS recibió pagos por los trenes de deportación. Durante la ocupación, los Ferrocarriles Belgas recibieron 41,94 millones de francos a través de la Mitteleuropäische Reiseburo en Bruselas, mientras que la oficina en Berlín pagó 8,76 millones de francos. Estas cantidades incluían otros servicios además de la operación de los trenes de deportación.

La dirección del NMBS comprendió que negarse a prestar servicios militares sería punible y que negarse o protestar no era una opción. En tal caso, los alemanes simplemente impondrían sus órdenes por la fuerza. Por lo tanto, el NMBS consideraba la ejecución de tareas militares un mal necesario: el precio a pagar para mantener el transporte de pasajeros y el suministro de alimentos.

Sabotaje

Sin embargo, tanto en el taller como en los diversos equipos directivos, comenzaron a surgir diversas formas de resistencia, como el sabotaje y el espionaje, la clandestinidad y la negativa a trabajar. Algunos grupos de resistencia recibieron apoyo financiero, incluso a través del Servicio Social establecido por Rulot, el jefe de la NMBS, en febrero de 1941.

La dirección protestó contra la instalación de cañones antiaéreos alemanes en los trenes belgas, pero a partir de 1943, la NMBS se dedicó principalmente a la resistencia económica. La prestación del servicio y la producción se vieron deliberadamente reducidas por retrasos, pequeños sabotajes, fraudes con las horas de servicio y los informes, y absentismo masivo. En 1944, se retrasaron deliberadamente las reparaciones de ciertos puentes.

Para evitar que los ciudadanos tuvieran que ir a trabajar a Alemania, la NMBS contrató a nada menos que 25.000 empleados adicionales, ya que, en principio, el personal ferroviario no podía ser requisado por una fuerza de ocupación. Además, la dirección se negó a despedir al personal condenado por el tribunal militar alemán.

Daños graves

Al igual que la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial tuvo enormes consecuencias para el ferrocarril. Durante el último año de la ocupación, la red ferroviaria se vio gravemente afectada por bombardeos y sabotajes.

El recuento resultante tras la liberación fue preocupante: de los 4.846 km de vías en 1940, solo 2.916 km seguían en funcionamiento. De las 3.414 locomotoras, solo 2.371 estaban operativas. La flota de vagones y coches se redujo a la mitad, de 110.000 a 56.000. El número de empleados era de 97.862.

A finales de 1944, el NMBS registraba un déficit de casi 3000 millones de francos. De esta cantidad, el 72,5 % correspondía a los cuatro años de guerra. Este porcentaje es independiente de lo que el NMBS denominó «costes de ocupación», que, a principios de 1945, se estimaban en casi 5000 millones de francos, de los cuales el 62,5 % correspondía a la ejecución de transportes regulares en Bélgica por cuenta del ejército alemán.

El Director General Rulot fue suspendido por insistencia de los sindicatos. Finalmente, se le restableció el honor, pero nunca regresó como director.

Ferrocarriles holandeses

El 10 de mayo de 1940, Alemania invadió no solo Bélgica y el Gran Ducado de Luxemburgo, sino también los Países Bajos. Cuando los alemanes redujeron Róterdam a cenizas el 14 de mayo de 1940 y amenazaron con bombardear otras ciudades, el mando del ejército neerlandés capituló. Hubo muchas víctimas y se causaron grandes daños durante esos cinco días de guerra. Los Ferrocarriles Neerlandeses (NS), fundados en 1938, también sufrieron pérdidas de infraestructura, aunque la mayoría de los puentes ferroviarios fueron, de hecho, volados por los propios neerlandeses como acto de resistencia.

El 16 de mayo de 1940, la dirección del NS recuperó el control del sistema ferroviario y acordó realizar transportes militares para los alemanes. «Cooperación leal» era el lema, también por recomendación de las autoridades militares holandesas.

El 21 de junio de 1940, se formalizó la relación con el gobierno alemán. El NS siguió siendo el jefe en su propia casa, ya que el reglamento de los empleados y los derechos del personal ferroviario seguían vigentes. Un Bahnbevollmächtiger (Bbv, representante oficial del ferrocarril) en Utrecht representaba a la Deutsche Reichsbahn y al Reichsverkehrsministerium (Ferrocarriles Nacionales Alemanes y Ministerio de Transporte). Los representantes de la Bbv estuvieron presentes en las principales estaciones y también realizaron inspecciones en los talleres.

El 28 de mayo de 1940, los alemanes repararon el puente de Venlo y, el 5 de junio, el de Deventer. En colaboración con los alemanes, el Ejército Nacional Revolucionario restableció rápidamente las conexiones este-oeste. Los puentes de Roermond les siguieron el 22 de junio. A mediados de julio de 1940, la ruta Róterdam-Dordrecht-Moerdijk volvió a ser transitable y, a finales de 1940, todos los puentes volvieron a estar en servicio.

Hupkes toma el volante

En octubre de 1940, Jan Goudriaan, presidente y director ejecutivo nombrado por el gobierno de Colijn en 1938, fue tomado como rehén y encarcelado en el campo de concentración de Buchenwald. Goudriaan fue liberado oficialmente en mayo de 1941 y posteriormente el 23 de julio de 1941, pero el 13 de julio de 1942 fue encarcelado de nuevo, primero en Haaren y luego en el campo de rehenes de Sint-Michielsgestel.

Gracias a Hupkes, los alemanes no pudieron controlar la compañía ferroviaria, pero ésta tuvo que prestar servicios a los ocupantes.

El vicepresidente Willem Hupkes recibió la tarea, que no debe subestimarse, de mantener la compañía ferroviaria a flote, manteniendo, por un lado, relaciones amistosas con los alemanes y, por otro, protegiendo óptimamente al personal ferroviario neerlandés. Instruyó a los empleados del NS a mostrar lealtad a los nuevos gobernantes. Al halagar astutamente a los alemanes, protegió parcialmente a su personal del Arbeitseinsatz (trabajo forzoso) en Alemania.

Gracias a Hupkes, los alemanes no pudieron hacerse con el control de la compañía ferroviaria, pero ésta tuvo que prestar servicios a los ocupantes.

Beneficios excepcionales

Hasta el otoño de 1941, las relaciones con las fuerzas de ocupación fueron buenas, pero la guerra contra Rusia provocó escasez de locomotoras, personal, vagones de mercancías y rieles. Se desató una batalla interminable entre la dirección de la NS y las autoridades alemanas, que resultó en una mayor capacidad de los talleres para reparar locomotoras alemanas, la entrega de 465 km de rieles y la puesta en servicio de cuarenta trenes alemanes en las regiones de Essen y Düsseldorf.

Los alemanes se apoderaron del 14 % del parque de locomotoras y cuatrocientos ferroviarios se marcharon a trabajar a Alemania. Mientras tanto, la NS operaba discretamente todo tipo de trenes de deportación a cambio de facturas.

En el transcurso de 1942 se produjeron más casos de sabotaje, cuando el NS montó una guardia ferroviaria de tres mil hombres para proteger las líneas principales.

Los años comprendidos entre 1941 y el 17 de septiembre de 1944 arrojaron beneficios sustanciales. Por primera vez, el sistema ferroviario demostró su potencial en el transporte de pasajeros. En 1939, se transportaron 95 millones de pasajeros; en 1941, 1942 y 1943, las cifras fueron de 114, 167 y 232 millones, respectivamente; un aumento de 2,5.

Esto se refleja en el balance general, que al 31 de diciembre de 1943 mostraba una empresa completamente saneada. A finales de 1939, las deudas ascendían a 494 millones de florines. A finales de 1943, habían descendido a 150 millones de florines.

ataques aéreos

El 28 de mayo de 1944, el primer día de Pentecostés, diecinueve personas murieron en De Klomp cuando un tren eléctrico fue ametrallado por aviones de combate estadounidenses. A partir del 3 de septiembre de 1944, los bombardeos sobre trenes aumentaron drásticamente. El blindaje de las locomotoras y las cabinas, y los refugios de hormigón de los vagones de carbón (técnicos) detrás de la locomotora, ofrecían poca protección. El número de muertes entre las tripulaciones de los trenes aumentó rápidamente, al igual que el absentismo por enfermedad. En el último año de funcionamiento de los trenes, las tareas de la tripulación se volvieron considerablemente más difíciles debido a la falta de puertas automáticas.

La frecuencia de los trenes disminuyó rápidamente después del 5 de septiembre de 1944. El 12 de septiembre de 1944, el último tren de carbón procedente de Eindhoven viajó hacia el norte. No hubo trenes de pasajeros el domingo 17 de septiembre y, a partir del 18 de septiembre, solo se programaron algunos trenes eléctricos antes de las 10:00 y después de las 16:00. Apenas circulaban trenes de vapor.

Huelgas

El director interino de ferrocarriles, Willem Hupkes, no quería participar en acciones de resistencia a menos que fueran autorizadas por el gobierno holandés en Londres. El personal ferroviario no participó en la huelga de abril-mayo de 1943. Hupkes comprendió que una huelga solo podría tener éxito si la base de apoyo de los treinta mil trabajadores ferroviarios era impulsada por el gobierno holandés en Londres con su llamado a la acción, así que trabajó para que esto sucediera.

El 17 de septiembre de 1944, Radio Oranje hizo un llamamiento al paro laboral mediante el mensaje en clave «Los hijos de Versteeg deben pasar a la clandestinidad». Versteeg era el alias de Hupkes. Se esperaba una huelga de, como máximo, un mes. El optimismo del mariscal de campo británico Montgomery —de que los aliados simplemente cruzarían el Rin y llegarían a Berlín por la cuenca del Ruhr— resultó ser vano. Los alemanes ganaron la batalla de Arnhem el 25 de septiembre. Hasta el 5 de mayo de 1945, las zonas de los Países Bajos situadas al norte de los principales ríos permanecieron bajo dominio alemán. Hupkes perdió temporalmente el control administrativo, pero junto con el consejo de estado mayor logró mantener el control sobre el pago correcto de salarios y pensiones.

Hambruna invernal

En términos militares, la huelga tuvo poco impacto. En una semana, los alemanes operaban sus propios trenes, a menudo con equipo alemán, principalmente de noche y a baja velocidad. Tres mil empleados del Reichsbahn y dos mil no huelguistas, principalmente en Groningen y Drenthe, operaban un promedio de treinta trenes en los Países Bajos y veinte hacia y desde Alemania, todos sin señalización ni vigilancia de pasos a nivel.

Los alemanes no tomaron medidas coordinadas contra la huelga. En enero de 1945, conocido como el «Invierno del Hambre», incluso permitieron que los trenes que iban de este a oeste fueran conducidos por personal de la NS. Sin embargo, el gobierno neerlandés en Londres decidió continuar la huelga, que fue especialmente perjudicial para el oeste del país y causó aproximadamente 20.000 muertes debido a la falta de alimentos en el este.

Robo de ferrocarril

La propia compañía ferroviaria sufrió un duro golpe. Todo, suelto o reparado, fue robado. La nueva estación de maniobras de Watergraafsmeer en Ámsterdam, puesta en funcionamiento en 1942, se había convertido en un campo de postes de señales destrozados. Los talleres fueron saqueados hasta el suelo. Todo el material rodante fue trasladado al este. En lugar de mostrar una cooperación leal, la compañía se convirtió en un símbolo de resistencia contra el ocupante desde septiembre de 1944 hasta mayo de 1945.

En 1945, el NS presentó al gobierno una factura de 772,8 millones de florines para la recuperación de la compañía. El gobierno finalmente reembolsó 373,4 millones de florines. De los 92,9 millones de florines que les había costado prestar servicios a la Wehrmacht, solo se reembolsaron 4,4 millones, a pesar de que el gobierno de guerra holandés había prometido cubrir dichos servicios. Esto provocó que las ganancias de la compañía obtenidas durante la guerra se evaporaran.

Colaboración

Durante la Segunda Guerra Mundial, los ferrocarriles belgas y holandeses sirvieron tanto a los intereses del país como a los de la fuerza de ocupación alemana. En esencia, se trató de una colaboración. El NMBS y el NS participaron activamente en la deportación de judíos, romaníes, sintis y otros a los campos de concentración y exterminio del este, y los ferrocarriles recibieron financiación alemana para estos transportes.

No fue hasta 2005 que el NS se disculpó por su cooperación en las deportaciones de judíos al Judendurchgangslager de Westerbork. Se negaron a pagar una indemnización. Esto sin contar a Salo Müller, exfisioterapeuta del club de fútbol Ajax de Ámsterdam. Junto con su abogada, Liesbeth Zegveld, Müller consiguió que el NS aceptara en 2019 indemnizar a las víctimas y a sus familiares con 43 millones de euros.

La conmoción en los Países Bajos a causa de los transportes judíos fue la base del libro " Bezet bedrijf. De oorlogsgeschiedenis van de NMBS", de Nico Wouters, director de Cegesoma, el Centro de Estudios sobre la Guerra y la Sociedad. Wouters concluye que los Ferrocarriles Belgas obtuvieron 51 millones de francos (21 millones de euros actuales) gracias, entre otras cosas, a la deportación de 230.000 ciudadanos, de los cuales 25.490 eran judíos, del cuartel de Dossin en Malinas. La estrecha colaboración con los alemanes contrasta marcadamente con la imagen de resistencia que los NMBS conservaron durante y después de la guerra. Unos 6.799 ferroviarios han sido reconocidos como miembros de la resistencia, dedicados al sabotaje de los ocupantes y objetivos militares.

Los trenes de deportación no se mencionan con frecuencia, a excepción del vigésimo transporte, del que varias personas lograron escapar gracias a una acción de resistencia.

En su libro, Wouters no se pronuncia sobre la necesidad de reparaciones. Deja esa cuestión en manos de los políticos y la NMBS. ¿Existe también una Salo Müller en Bélgica?