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miércoles, 4 de septiembre de 2024

Pistola: Su uso por parte de fuerzas especiales

El uso de pistolas en operaciones de fuerzas especiales: pasado, presente y futuro




1. Introducción

Las pistolas han sido una parte central de los arsenales militares durante siglos, ofreciendo beneficios únicos que otras armas no pueden proporcionar. Las unidades de fuerzas especiales, que realizan misiones no convencionales y de alto riesgo, dependen de las pistolas por su versatilidad, tamaño compacto y utilidad en combates a corta distancia. Con el tiempo, estas armas han evolucionado, volviéndose más avanzadas tecnológicamente e integradas en operaciones especializadas. Este informe examina el uso histórico y moderno de pistolas en las operaciones de fuerzas especiales, su utilidad en diferentes tipos de guerra, misiones significativas donde las pistolas fueron clave, la evolución de los accesorios para pistolas (como los kits de conversión a carabina) y el futuro de las pistolas en las fuerzas especiales.

2. Uso histórico de pistolas en operaciones de fuerzas especiales

2.1 Historia temprana y guerras mundiales

El papel de las pistolas en operaciones militares se remonta a principios del siglo XX, cuando pistolas semiautomáticas como la Colt M1911 se hicieron populares en las fuerzas armadas occidentales. Mientras que armas primarias como rifles y ametralladoras dominaban el campo de batalla, las pistolas ofrecían una ventaja crucial en situaciones específicas, especialmente para oficiales y soldados en espacios confinados.

Durante la Primera Guerra Mundial, surgió la guerra de trincheras, donde los soldados luchaban en entornos estrechos y, a menudo, claustrofóbicos. En estos escenarios de combate cuerpo a cuerpo, los rifles de cañón largo eran incómodos, y las pistolas se volvieron herramientas indispensables. La Colt M1911, con munición .45 ACP, se convirtió en una de las favoritas entre las tropas estadounidenses por su poder de detención. Las pistolas eran especialmente útiles en incursiones a trincheras, donde la movilidad y la rápida reacción eran esenciales para sobrevivir.

Para la Segunda Guerra Mundial, unidades de operaciones especiales como el Special Operations Executive (SOE) británico y la Office of Strategic Services (OSS) estadounidense comenzaron a incorporar pistolas para misiones encubiertas, asesinatos y sabotajes. La pistola Welrod, un arma especializada con silenciador, fue diseñada específicamente para estas operaciones, permitiendo a los operativos eliminar silenciosamente objetivos en entornos de alto riesgo.

2.2 Guerra Fría y el auge de las fuerzas especiales

La Guerra Fría marcó el auge de las unidades de fuerzas especiales dedicadas, como los SEALs de la Marina de los EE.UU., el SAS británico y los Spetsnaz rusos. Estas fuerzas se especializaban en la guerra no convencional, operaciones encubiertas y misiones de contraterrorismo. Las pistolas se preferían por su portabilidad y efectividad en situaciones donde las armas más grandes eran imprácticas. Por ejemplo, el Smith & Wesson Modelo 39 fue utilizado por los SEALs en Vietnam debido a su fiabilidad y facilidad de uso en entornos acuáticos.

3. La utilidad de las pistolas en operaciones de fuerzas especiales

3.1 Combate en espacios cerrados (CQB)

Una de las principales razones por las que las pistolas siguen siendo esenciales en operaciones de fuerzas especiales es su utilidad en combates en espacios cerrados (CQB, por sus siglas en inglés). En espacios confinados como edificios, barcos o aviones, donde la maniobrabilidad es limitada, las pistolas permiten a los operadores enfrentarse a amenazas con rapidez y precisión. Un rifle puede ser demasiado incómodo en espacios reducidos, haciendo que la naturaleza compacta de una pistola sea ideal.

Por ejemplo, durante la Operación Entebbe en 1976, los comandos israelíes utilizaron pistolas para neutralizar a los hostiles dentro del entorno confinado de un avión. En estos enfrentamientos a corta distancia, donde la precisión, velocidad y discreción eran cruciales, las pistolas permitieron una adquisición rápida de objetivos y minimizaron el riesgo de daños colaterales.

3.2 Arma de respaldo y último recurso

En las operaciones de fuerzas especiales, la pistola también sirve como arma de respaldo, funcionando a menudo como último recurso. Si el arma principal de un soldado falla o se queda sin munición, la pistola ofrece una solución de emergencia. Esta redundancia es esencial en operaciones de alto estrés, donde una falla del arma podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. La capacidad de cambiar rápidamente a una pistola en situaciones de peligro es una habilidad crítica practicada por las fuerzas especiales.

3.3 Operaciones discretas

Las pistolas también son valiosas para operaciones discretas donde el sigilo es crucial. En rescates de rehenes, misiones encubiertas o vigilancia, las fuerzas especiales requieren armas que puedan ocultarse bajo la ropa o llevarse de manera discreta. El uso de pistolas compactas y con silenciadores permite a los operativos mezclarse con su entorno mientras mantienen capacidades letales si la situación escala.


 

4. Pistolas en la guerra urbana y moderna

4.1 Guerra urbana

En la guerra urbana, que a menudo implica combates intensos en áreas construidas, las pistolas son particularmente efectivas. El combate urbano se caracteriza por su naturaleza caótica, con combatientes enfrentándose frecuentemente a corta distancia en entornos llenos de obstáculos y civiles. En este entorno, las pistolas ofrecen maniobrabilidad y capacidad de desenfunde rápido, lo que es ventajoso para operaciones de limpieza de habitaciones o enfrentamientos rápidos en estructuras complejas de varios niveles.

Durante la Batalla de Faluya en 2004, unidades de marines y del ejército de los EE.UU. enfrentaron un feroz combate urbano, donde pistolas como la Beretta M9 se convirtieron en armas secundarias importantes. Los soldados a menudo tenían que despejar habitaciones, enfrentar insurgentes a corta distancia o defenderse de ataques sorpresa en callejones y edificios, escenarios en los que las pistolas proporcionaban una ventaja táctica.

4.2 Guerra de trincheras moderna y enfrentamientos a corta distancia

Aunque la guerra de trincheras está asociada principalmente con la Primera Guerra Mundial, aspectos de los combates en trincheras han resurgido en conflictos modernos, particularmente en regiones donde los entornos urbanos o el terreno montañoso crean espacios de batalla estrechos y confinados. Las fuerzas especiales modernas a menudo operan en condiciones que se asemejan a la guerra de trincheras, donde el combate cuerpo a cuerpo es frecuente, lo que convierte a las pistolas en una herramienta preferida.

Por ejemplo, las operaciones en Afganistán e Irak vieron a las fuerzas especiales despejando túneles, cuevas y recintos cerrados. La Glock 19, ampliamente adoptada por las fuerzas especiales de los EE.UU., resultó especialmente útil debido a su tamaño compacto, durabilidad y fiabilidad en entornos hostiles.


5. Misiones especiales definidas por el uso de pistolas

Las pistolas han desempeñado papeles clave en varias misiones de operaciones especiales de alto perfil a lo largo de la historia. Dos ejemplos notables incluyen:

  • Operación Lanza de Neptuno (2011): Durante la redada que condujo a la muerte de Osama bin Laden, miembros del SEAL Team Six llevaban pistolas Glock 19 como armas secundarias. Aunque los rifles eran las armas principales, la compacidad y fiabilidad de la Glock 19 la convirtieron en una opción ideal de respaldo durante el enfrentamiento en CQB dentro del complejo.

  • Operación Nimrod (1980): Durante el asedio de la embajada iraní en Londres, miembros del SAS británico utilizaron pistolas, en particular la Browning Hi-Power, durante el asalto a la embajada. La Hi-Power fue elegida por su alta capacidad de cargador, tamaño compacto y adecuación para enfrentamientos a corta distancia. El éxito de la misión demostró la importancia de las pistolas en situaciones rápidas de CQB.


6. El uso de kits de conversión de pistolas: de pistola a carabina

En los últimos años, las fuerzas especiales han adoptado cada vez más los kits de conversión de pistolas, que permiten a los operativos convertir sus pistolas en armas tipo carabina. Estos kits, como el CAA MCK (Micro Conversion Kit) o el FAB Defense KPOS, ofrecen varias ventajas tácticas:

  1. Mayor estabilidad: Al agregar una culata y un agarre, los kits de conversión mejoran la estabilidad de la pistola, permitiendo una mayor precisión durante el fuego rápido.
  2. Mayor alcance: Mientras que una pistola es típicamente efectiva solo a corta distancia, un kit de conversión extiende el alcance, haciendo que la pistola sea más versátil en enfrentamientos más allá de las distancias de CQB.
  3. Personalización modular: Los kits de conversión suelen venir con rieles Picatinny, lo que permite a los operativos montar ópticas, linternas o láseres, transformando una pistola básica en un arma más capaz.

Estos kits de conversión son muy valorados en operaciones especiales donde los operadores pueden necesitar alternar entre un arma secundaria discreta y una más estable y precisa para enfrentamientos a media distancia. La Glock 19 es una base popular para los kits de conversión, ya que su armazón compacto y fiabilidad la hacen adaptable a estas configuraciones.


7. Elecciones actuales de pistolas en fuerzas especiales occidentales

Las fuerzas especiales occidentales suelen depender de algunos modelos de pistolas muy respetados, cada uno con ventajas únicas:

  • Glock 19: Ampliamente utilizada por fuerzas especiales estadounidenses, incluidos los SEALs y Delta Force, la Glock 19 es conocida por su durabilidad, fiabilidad y armazón ligero de polímero. Está recamarada en 9mm, un calibre que equilibra poder de detención con controlabilidad. Su simplicidad en operación y facilidad de mantenimiento la convierten en una favorita.

  • Sig Sauer P320/M17: Seleccionada como la nueva pistola de servicio estándar para las fuerzas armadas de los EE.UU., la P320 ofrece modularidad, permitiendo a los operadores cambiar fácilmente los calibres o configurar el arma para diferentes parámetros de misión. Su diseño con disparador de percutor y la personalización de los tamaños de empuñadura aumentan su atractivo.


  • Heckler & Koch USP Compact: La H&K USP es utilizada por fuerzas especiales como el GSG 9 alemán. Conocida por su ingeniería precisa y silenciador opcional, es ideal tanto para CQB como para misiones más orientadas al sigilo.


  • FN Herstal Five-seveN: Utilizada por algunas fuerzas especiales occidentales, la Five-seveN es notable por estar recamarada en 5.7x28mm, una munición de alta velocidad que puede penetrar armaduras corporales, lo que la convierte en una opción útil contra adversarios equipados con protección pesada.

 

8. El futuro de las pistolas en las operaciones de fuerzas especiales

A medida que la tecnología militar evoluciona, el papel futuro de las pistolas en las operaciones especiales probablemente se centrará en varias áreas clave:

  1. Mayor integración de tecnología de supresión: Las pistolas con silenciadores continuarán desempeñando un papel vital en las operaciones encubiertas, con avances en el diseño de supresores que reducirán aún más el ruido y el fogonazo. Las futuras pistolas podrían incluir supresores integrados para mejorar las capacidades de sigilo.

  2. Mejora en ergonomía y modularidad: Las pistolas del futuro probablemente seguirán la tendencia de modularidad, permitiendo a los operadores personalizar sus armas secundarias para misiones específicas. La capacidad de cambiar rápidamente los calibres, empuñaduras y ópticas hará que las pistolas sean aún más versátiles en las operaciones especiales.

  3. Tecnología de armas inteligentes: Ha habido un creciente interés en la tecnología de armas inteligentes, que puede incluir sistemas de reconocimiento biométrico, como escáneres de huellas dactilares, para garantizar que solo los usuarios autorizados puedan disparar el arma. Aunque aún está en sus primeras etapas, esta tecnología podría mejorar la seguridad operativa al evitar que fuerzas enemigas utilicen pistolas capturadas.

  4. Mayor integración con kits de carabina: Los kits de conversión serán más aerodinámicos, con diseños futuros que se centren en mejorar las capacidades de la pistola sin aumentar significativamente su peso o perfil. Las fuerzas especiales podrían usar kits que ofrezcan transiciones sin interrupciones entre modos de pistola y carabina, permitiendo una mayor flexibilidad en varios escenarios de combate.

  5. Avances en la tecnología de municiones: Los futuros desarrollos en munición, como rondas más ligeras y efectivas, podrían mejorar aún más el poder de detención y la precisión de las pistolas, haciéndolas más viables para roles tradicionalmente reservados para subfusiles o carabinas.

9. Conclusión

Las pistolas han desempeñado durante mucho tiempo un papel esencial en las operaciones de fuerzas especiales, ofreciendo una utilidad incomparable en combates cuerpo a cuerpo, guerra urbana y misiones encubiertas. Desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta los campos de batalla modernos en Irak y Afganistán, la pistola ha demostrado su valía una y otra vez. A medida que la tecnología sigue evolucionando, es probable que las pistolas sigan siendo una herramienta crucial en el arsenal de las fuerzas especiales, mejoradas por innovaciones como los kits de conversión a carabina, diseños modulares y tecnologías de armas inteligentes. Ya sea en misiones discretas o en entornos urbanos caóticos, el futuro de las pistolas en las operaciones especiales está asegurado, impulsado por la necesidad de flexibilidad, maniobrabilidad y precisión.







domingo, 14 de agosto de 2022

Malvinas: El heroísmo del Capitán Giachino


Heroísmo en Malvinas

Por Nicolás Kasanzew || La Prensa

 

­­Hace un par de años fui contactado para presentar una lista de 16 imágenes emblemáticas de la guerra de Malvinas. La idea era convocar al talentoso artista Carlos Leonardo Gómez y que este creara un complejo escultórico, celebratorio del cuadragésimo aniversario de la Gesta de Malvinas. A causa de la pandemia y de la desidia de los gobernantes, el proyecto se frustró. ­

La siguiente fue mi selección, aunque entiendo bien que puede ser injusta: hay muchas otras imágenes de nuestra guerra contra los invasores británicos que merecerían una escultura de Gómez.­

 

ARMADA ARGENTINA­

Capitán Giachino­

El hombre que cumplió una orden única en la historia de las guerras: conquistar una ciudadela sin disparar un tiro que pudiera herir a ningún enemigo, inmolándose para ello. Abatido por una ráfaga de ametralladora, gravemente herido, soportando el dolor atroz, el capitán blande una granada de mano, le saca la chaveta e intima al gobernador Rex Hunt a rendirse. Mike Norton, jefe de los ingleses parapetados, le ofrece curarlo, aliviarlo y probablemente salvarle la vida, a cambio de que se entregue, pero Giachino se niega. Ernesto Urbina, el cabo enfermero que se lanzó a auxiliarlo también cayó herido, así como el teniente García Quiroga, que iba detrás de Giachino. Desangrándose, Pedro Giachino se mantiene amenazante hasta que se alcanza su objetivo: el gobernador

sábado, 1 de enero de 2022

Malvinas: El TFN García Quiroga comenta el asalto a la casa del gobernador

Relato del Tte de Fragata Garcia Quiroga

La Perla Austral



Guerra de Malvinas Agrupacion comandos Anfibios

Relato del Tte de Fragata Garcia Quiroga

«……………..En ese instante sentí que me arrancaban el brazo. Fue como un hachazo, luego un empujón leve, indoloro y un fuego en el abdomen. Pensé en hablar, no sé que dije, llamé a mi mujer y me caí contra un pequeño cobertizo contra el que se incrustaban las balas. Vi el cielo, creí que me moría y pensé: ¿Será así?

El tiroteo seguía. A mi lado, mi Jefe de patrulla gemía, despacio. Me pregunté si él también moriría. Me desabroché la parka. No sentía mi brazo herido, solamente un fuerte dolor que lo anulaba. Quise moverme. Grité. Grité porque me dolía mucho y porque quería escucharme vivo.

Me di cuenta de que Giachino llamaba al enfermero y empecé yo también a llamarlo a gritos, mientras me soltaba el cinto y me aflojaba el pañuelo del cuello. No dejamos de llamarlo hasta que escuchamos el grito de respuesta de ese valeroso cursante, informando que no podía, que lo habían alcanzado también.

Esperé, consciente de un dolor que crecía en mi espalda. Sentía que algo se movía detrás mío, sobre mi cabeza y alcancé a ver a un grupo de gansos, lo que aumentó mi angustia al imaginar la posibilidad de que picotearan en mis heridas, de las que no alcanzaba a ver ninguna.

De a ratos arreciaba el tiroteo y yo bajaba una pierna que tenía encogida para aliviar el dolor, consciente de que otro balazo sería demasiado. Aparentemente (y como comprobé luego por declaraciones del Suboficial Cardillo) empecé a hablar en inglés, porque uno de los ingleses que nos había baleado me gritó que ordenase a los nuestros un alto el fuego y ellos mandarían al médico. Le contesté que no tenía aliento suficiente para gritar.

De pronto el Capitán Giachino me dijo:


-«Pibe, ojo por si me desmayo, que tengo en la mano una granada sin seguro».
Yo le pedí:
-«Tírela, por Dios».
Y él me contestó que no podía. Algo deben haber entendido los ingleses porque el que me hablaba me dijo que aquél de nosotros que tenía una granada la soltara.

Al explicarle que no tenía seguro, él me dijo: -«que la ate y la deje al costado porque si no lo hace disparo. Voy a contar hasta cinco». Traduje esto lo más rápido posible y el Capitán Giachino tomó vueltas a la granada con la correa de sus binoculares, la colocó en el suelo y giró para alejarse. Al girar, vi que tenía la espalda llena de sangre.

El resto de ese período que duró tres horas fue de una lenta espera por un helicóptero, cuyo ruido escuchamos más de una vez pero que nunca cruzó nuestro cielo. Yo escuchaba al radioperador de la casa (un inglés) pero acabé por no entender nada de lo que decía. Lloviznaba y pensé qué efecto tendría la lluvia en nuestras caras manchadas.

De pronto escuché un grito:


-«Pedro, soy yo, Tito».
Escuché que el Capitán Giachino contestaba: «Tito, apurate que no llego».

Alguien se acercaba. Vi de pronto ante mí la cara del Almirante Büsser que me hablaba. Le dije: «El brazo no. Tengo un balazo». Vi al Suboficial Cardillo y al Cabo Ledesma que se apresuró a inyectarme. Un Marine rubio me cubría con una manta (¿Por qué? -pensaba yo- si no tengo frío).

Alcancé a ver un jeep.
Lo alzaban a Giachino.
«Llegamos Jefe», creí decirle.

Me alzaron. Me metieron en un jeep. De nuevo el dolor.
Una camilla. Los techos del hospital de Malvinas y dos médicos que me tijereteaban toda la ropa, haciendo caso omiso de mis quejas.

Me dicen: «You’re through, baby».

Luego el helicóptero. Ya todas son caras, algunas conocidas, otras no.
El Rompehielos. La enfermería y más morfina. Comienza una sensación de asfixia que no me abandonará hasta el continente.

Vuelvo a Malvinas y obtengo un pantallazo de los Buzos Tácticos con mi Comandante al ser subida mi camilla al avión. Quiero dormir.

Durante el trayecto, un hombre al que le debo la vida, me golpea constantemente la cara y me repite, a sabiendas de mi apellido:

«Rodríguez, no te duermas».


Llegamos a Comodoro Rivadavia, ciudad que conozco desde mi infancia. Me recibe el doctor Zeballos, del Ejército Argentino. Me pregunta cómo estoy. ¿Qué puedo contestarle? Tuve la suerte de estar allí, con un grupo de valientes y probablemente tenga la suerte de vivir para contarlo. «Estoy feliz».

Salgo de un largo sueño para encontrar los ojos de mi señora, la cara de mi padre, el apoyo de mi Segundo Comandante, aún vestido de combate y con dos noches sin dormir.

Me confirman el éxito de la operación. Pregunto por mi jefe y lo bendigo, ejemplo de muchos y orgullo de los pocos que tuvimos la suerte de conocerlo y estar a sus órdenes.
Semanas más tarde, convaleciente de otra intervención, mi 2° Comandante me entregó otra muestra de la fatalidad: es una navaja suiza que colgaba de mi cinto a la altura de la ingle. Tiene las cachas rotas, y un balazo justo en el centro.

Sólo tengo la marca de la herida que me hubiera matado. Aun así, hubiera valido la pena.

sábado, 25 de septiembre de 2021

Infantería argentina: El Mayor Horacio Fernández Cutiellos muere defendiendo el RIMec 3 del peronismo

"Yo voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo"

El Infante

 
 


MAYOR HORACIO FERNÁNDEZ CUTIELLOS

Por Sebastián Miranda[i]

El 23 de enero de 1989 los cuarteles de La Tablada fueron atacados por integrantes del Movimiento Todos por la Patria. La defensa ejercida por el segundo jefe del RIM 3, el mayor Horacio Fernández Cutiellos fue clave para desarticular el copamiento




A las 6.15 del 23 de enero de 1989, repitiendo la forma de irrupción practicada por el PRT-ERP contra el Batallón de Arsenales 601 de Monte Chingolo en 1975, un camión Ford 7000 de la empresa Coca–Cola robado unos minutos antes que transitaba por la avenida Crovara viró bruscamente frente a la entrada principal del Regimiento 3 de Infantería Mecanizado General Belgrano y del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada I Coronel Isidro Suárez y embistió el portón de ingreso del Puesto 1, golpeando al soldado Juan Manuel Morales y al cabo Juan Pío Garnica que se encontraban custodiándolo y conversando con el cabo primero Daniel Cejas.[ii]

El conscripto clase 1969 Roberto Tadeo Taddía que estaba en las proximidades barriendo con una escoba se retiró hacia un costado alertado por el cabo de cuarto Alberto Sosa que abrió fuego con su FAL contra los atacantes a la vez que intentaba sacarlo de la línea de fuego. 

Sin posibilidad alguna de defenderse, el soldado T. Taddía levantó las manos para rendirse, pero varios disparos efectuados por los terroristas lo mataron. 




Desde el interior de la guardia, el sargento Atilio Escalante escuchó los estampidos, salió con su FAL e hizo una descarga sobre el camión matando al conductor, el veterano guerrillero del ERP Carlos Cabañas. Mientras tanto, desde el puesto de comunicaciones de la guardia, el cabo primero Ramón Ortiz envió un mensaje al Estado Mayor del Ejército informando sobre el ataque.

Detrás del camión ingresaron 8 vehículos con aproximadamente 46 subversivos del autodenominado MTP (Movimiento Todos por la Patria, integrado mayoritariamente por cuadros remanentes del ERP y Montoneros) que se dividieron en 2 grupos: Asalto (subdividido en 4 escuadrones) y Tanques que se dispersaron por el cuartel para tomar los objetivos asignados.

En el exterior esperaba el Grupo Agitación para promover una pueblada sobre la Plaza de Mayo una vez que se concretara la toma.

A medida que avanzaban los automóviles, descendían los subversivos del MTP fuertemente armados que se dirigían rápidamente a las diferentes dependencias del cuartel.

Alertado por los disparos, el mayor Horacio Fernández Cutiellos que estaba en la jefatura ubicada a pocos metros de la guardia, salió al hall principal y abrió fuego hiriendo a Roberto Sánchez Nadal, alias Osvaldo Farfán, veterano jefe del ERP comandante del grupo de asalto. Rápidamente ubicó un nuevo blanco y mató a otro, José Luis Caldú.

Sus disparos hicieron impacto también en José Mendoza y Julio Arroyo que murieron y en Sergio Mamani, Jorge Baños, José Díaz y otro subversivo más que quedaron heridos. La acción del 2do Jefe del regimiento en pocos minutos puso fuera de combate a 8 integrantes del MTP, siendo decisiva para dificultar el ataque y dar tiempo a sus camaradas de prepararse para repeler a los incursores.

Su fama de buen tirador estaba justificada. Entre los caídos se encontraban R. Sánchez –máximo responsable de las acciones dentro de la Unidad-, J. L. Caldú y J. Mendoza (comandante del escuadrón 1), tres de los de mayor experiencia entre los atacantes. Al fuego del mayor se sumó el de los efectivos de la Compañía Comando y Servicio.

Tomada la guardia, los subversivos del MTP atacaron la jefatura. Ante la resistencia ofrecida por el mayor Fernández Cutiellos, los atacantes desistieron de copar la dependencia. En las acciones fue auxiliado por el soldado Sergio Amodeo que le llenaba los cargadores de su FAL, en la jefatura estaban también otros tres conscriptos que no participaron del combate. A las 6.45 el mayor se comunicó con el coronel Jorge Halperín, del comando de la Brigada de Infantería Mecanizada X produciéndose el siguiente diálogo:

. H.F.C: “Mi coronel; aproximadamente a las 06.20 hs. entraron al cuartel, a los tiros, por el puesto 1, un camión y 7 u 8 automóviles con gente de civil y uniforme que coparon la guardia de prevención … .

. Comando: ¿La guardia ha sido totalmente tomada o sólo en forma parcial?

. H.F.C: Totalmente tomada. Además han atacado las sub–unidades que están alrededor de la Plaza de Armas. Desde aquí observo cuerpos en el suelo, heridos o muertos, de civiles y de personal militar. Actualmente se escuchan disparos en el fondo del cuartel … .

Mi coronel, yo voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo …”.[iii]

      Tras repeler los primeros ataques y efectuar disparos contra los terroristas que atacaron la guardia y la Compañía Comando y Servicio, cerca de las diez de la mañana el mayor H. Fernández Cutiellos estando en la entrada principal de la Jefatura fue herido en el hombro.

El soldado que lo asistía intentó auxiliarlo pero ante el peligro le ordenó retirarse. Protegiendo a su subordinado como corresponde a un oficial superior, fue herido nuevamente y murió.[iv] De acuerdo a los testimonios de los conscriptos, los subversivos intimaron a la rendición al oficial, su respuesta fue: “vengan a buscarme”.

Días después de su muerte su esposa, Liliana Inés Raffo, concurrió al cuartel para recoger algunos efectos personales. Entre sus papeles encontró una nota dirigida a sus hijos:

     “Que el primero y más importantes de los mandamientos es: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas y a nadie más amarás en mayor medida que a Él. A tu prójimo debes amarlo como te amas a ti mismo, por el amor de Dios.

     A tus superiores les debes respeto, obediencia y fidelidad, pero nunca de manera incondicional, pues la primera fidelidad es a Dios y sólo los superiores que actúen ordenados a sus fines y conforme a su orden, merecen ser considerados como tales.

      Con tus subalternos o inferiores tienes la responsabilidad de enseñarles y guiarlos con suavidad y firmeza por el camino recto de la virtud”.[v]

Tras su muerte recibió una mención honorífica por: repeler el ataque de los delincuentes subversivos, muy superiores en número, en la plana mayor del RI Mec 3 y aferrarlos hasta perder la vida en la acción”.[vi]  Fue ascendido post mortem a teniente coronel. Tenía entonces 37 años y era padre de cuatro hijos.     

BIBLIOGRAFÍA

CELESIA, Felipe y WAISBERG, Pablo. La Tablada. A vencer o morir. La última batalla de la guerrilla argentina, Buenos Aires, Aguilar, 2013.

HERNÁNDEZ, Pablo. La Tablada. El regreso de los que no se fueron, Buenos Aires, Ediciones Fortaleza, 1989.

MIRANDA, Sebastián. Los secretos de La Tablada. La última acción armada de la guerrilla en la Argentina, Buenos Aires, Grupo Unión y Ediciones Soberanía, 2015.

RUARTE, Julio Eduardo. Un ataque para recordar. Como fue la recuperación de los cuarteles de La Tablada (inédito).

SALINAS, Juan y VILLALONGA, Julio. Gorriarán. La Tablada y las Guerras de Inteligencia en América Latina, Buenos Aires, Mangin, 1993.


[i] Licenciado y profesor de Historia, Subteniente de la Reserva del Arma de Infantería. Autor del libro Los secretos de La Tablada. La última acción armada de la guerrilla en la Argentina.

[ii] Ver la foto en la revista Gente, Buenos Aires, Editorial Atlántida, Febrero de 1989, Año 23, Nro. 1228, p. 3.

[iii] Testimonio uno de los hijos de Horacio Fernández Cutiellos. En: www.ladecadadel70.com.ar (disponible el 26 de junio de 2009). De la conversación también dio cuenta el fallecido teniente coronel Raúl Barbosa. Entrevista del autor a Gonzalo F. Cutiellos.

[iv] Testimonio de Liliana Raffo, viuda del mayor Horacio Fernández Cutiellos al autor. Circuló la versión de que los terroristas le habían cortado la lengua, pero fue desmentida por el hermano del mayor, Gonzalo Fernández Cutiellos, que reconoció el cuerpo y explicó que tenía un corte en la lengua pero que se debió a la caída generada al ser herido.

[v] Palabras de Liliana Raffo, pronunciadas en homenaje a su marido el 19 de diciembre de 2007.

[vi] REVISTA MILITAR. Nº 721, enero–julio 1989, p. 14. El mayor recibió cuatro disparos.

 

jueves, 12 de agosto de 2021

Caída de Berlin: Asalto al Reichstag

Asalto final al Reichstag

Weapons and Warfare



Un total de 89 cañones de artillería pesada y lanzacohetes Katyusha fueron entrenados en el Reichstag para un bombardeo atronador antes de que la infantería lo asaltara, convirtiendo la estructura en una ruina.





En la tarde del 28 de abril de 1945, las fuerzas de vanguardia del mariscal Zhukov estaban preparando el asalto final al Reichstag. La Octava Guardia de Chuikov avanzó desde el sur, el Quinto Ejército de Choque de Berzarin con el 11.o Cuerpo de Tanques desde el este, y el Tercer Ejército de Choque de Kuznetsov, la unidad designada para realizar la incautación real, desde el noroeste. La unidad de punta de lanza del Tercer Choque era el 79 ° Cuerpo de Fusileros del General S. N. Perevertkin. Tenían que superar dos obstáculos importantes antes de llegar al edificio del Reichstag. Primero, habría que tomar el puente Moltke y obligar a cruzar el río Spree. A esta tarea se le asignó la 171ª División de Fusileros. Luego, después de que se despejara el edificio de la esquina en el lado opuesto de Kronprinzenufer, la 171ª tendría que unirse a la 150ª División para neutralizar el enorme complejo del Ministerio del Interior, la "Casa de Himmler", que se esperaba que presentara una tremenda resistencia. A última hora del día 28, los alemanes intentaron volar el puente Moltke, pero la explosión dejó la sección central colgando precariamente en su lugar. Los soldados soviéticos intentaron forzar un cruce, pero fueron rechazados por el fuego asesino de los pastilleros alemanes. Poco después de la medianoche, sin embargo, dos batallones soviéticos lograron abrirse camino a través de las barricadas y cruzar el puente, donde procedieron a despejar los edificios circundantes para permitir un cruce en vigor.


Cuando finalmente se tomó el Reichstag el 30 de abril de 1945, los soldados soviéticos pululaban por sus elegantes pasillos para garabatear grafitis que registraban su presencia y sus sentimientos hacia los alemanes.

A las 07.00 horas de la mañana siguiente, la artillería soviética comenzó a golpear la "Casa de Himmler" durante diez minutos. Los morteros también fueron transportados al segundo piso de un edificio vecino y disparados a quemarropa a través de las ventanas. La infantería comenzó el asalto, pero pasaron otras cinco horas antes de que lograran irrumpir en el patio central del complejo. La lucha fue intensa y feroz. El combate a corta distancia fue empujado de habitación en habitación y arriba y abajo de las escaleras. Finalmente, a las 04.30 horas del 30 de abril, se aseguró el edificio del Ministerio del Interior y las tropas del Ejército Rojo comenzaron a tomar posiciones para el asalto al Reichstag.

Mientras se desarrollaba esta batalla, a solo unos cientos de metros de distancia, la última conferencia del Führer comenzaba en el búnker. El general Weidling informó sobre la situación, sin escatimar nada en su descripción de la difícil situación de la ciudad y del Tercer Reich. Prácticamente no quedaba munición, todos los vertederos estaban ahora ubicados en sectores de la ciudad ocupados por los soviéticos; había pocos tanques disponibles y no había medios para reparar los dañados; casi no quedaban Panzerfaust; no habría lanzamientos aéreos; un número espantoso de las "tropas" que quedaban defendiendo la ciudad eran jóvenes de ojos rojos con uniformes de la Volkssturm que no le quedaban bien, o hombres mayores débiles y asustados o aquellos que antes se habían considerado no aptos para el servicio militar. Weidling le dijo a Hitler que era inevitable que la lucha en Berlín terminara pronto, probablemente en un día, con una victoria soviética. Los presentes informaron más tarde que Hitler no reaccionó y que parecía resignado a su destino y al destino que había infligido al país. Aun así, cuando Weidling solicitó permiso para que grupos pequeños intentaran escaparse, Hitler se negó categóricamente. En cambio, miró con tristeza los mapas de situación, en los que se habían determinado las ubicaciones de las distintas unidades escuchando las transmisiones de radio enemigas. Finalmente, alrededor de la 01:00 horas, Keitel informó al Führer que Wenck estaba inmovilizado, incapaz de acudir en ayuda de la Cancillería, y que el Noveno estaba completamente embotellado fuera de la ciudad. Se terminó. Hitler tomó la decisión de suicidarse en las próximas horas.

Alrededor del mediodía del día 30, los regimientos de las divisiones de fusileros l50 y l7l estaban en sus posiciones iniciales para el ataque al Reichstag. En una solemne aunque breve ceremonia, se distribuyeron varias banderas rojas de la victoria especialmente preparadas a las unidades del Tercer Ejército de Choque, que, según se pensaba, tenía más posibilidades de ser el primero en izarlo sobre el Reichstag. En la 150ª División, se presentó un estandarte al 756º Regimiento de Fusileros. Primer Batallón, comandado por el Capitán Neustroyev; otro fue al Primer Batallón del 674º Regimiento del Capitán Davydov; un tercero al Primer Batallón del 380º, dirigido por el Teniente Mayor Samsonov. También se entregaron pancartas a dos escuadrones de asalto especiales del 79º Cuerpo de Fusileros, ambos tripulados por miembros de élite del Partido Comunista voluntario y de la Komsomol (Liga de Jóvenes Comunistas).



A las 13.00 horas, un estruendoso bombardeo de obuses de 152 mm y 203 mm, cañones de tanques, AAP y lanzacohetes Katyusha, en total, 89 cañones, se disparó contra el Reichstag. Varios soldados de infantería se unieron con Panzerfaust capturados. El humo y los escombros oscurecieron casi por completo el día soleado y brillante. El batallón del capitán Neustroyev fue el primero en moverse. Agachado junto al capitán, el sargento Ishchanov solicitó y se le concedió permiso para ser el primero en irrumpir en el edificio con su sección. Saliendo por una ventana en el primer piso del edificio del Ministerio del Interior, los hombres de Ishchanov comenzaron a gatear por el terreno abierto y accidentado hacia el Reichstag, y rápidamente aseguraron las entradas en varias puertas y agujeros en la pared exterior. El capitán Neustroyev tomó al resto de la compañía de vanguardia, con su Bandera Roja, y corrió a través del espacio, saltando por la escalera central y atravesando las puertas y brechas en la pared. La compañía despejó el primer piso fácilmente, pero rápidamente descubrió que los pisos superiores del enorme edificio y el extenso laberinto subterráneo estaban ocupados por una importante guarnición de soldados alemanes. Piso a piso, comenzaron a intentar reducir la fuerza alemana. La tarea más importante en la mente de todos era llegar a la cima y levantar el estandarte; se había prometido que los soldados que tuvieran éxito en este acto simbólico serían los Héroes de la Unión Soviética. Los sargentos Yegorov y Kantariya se abrieron paso con granadas por las escaleras hasta el segundo piso y lograron colgar el estandarte de su batallón en una ventana del segundo piso, pero sus esfuerzos por subir al tercer piso fueron rechazados repetidamente. Eran las 1425 horas.



Inmediatamente después del comienzo del ataque al Reichstag, los tanques alemanes contraatacaron contra las tropas soviéticas atrincheradas alrededor del edificio del Ministerio del Interior. El 380.º Regimiento, que había estado intentando asaltar el lado noroeste del Reichstag, fue atacado por un fuego fulminante y se vio obligado a retroceder y pedir ayuda a un batallón antitanques. Mientras tanto, en el segundo piso, el capitán Neustroyev envió por radio una solicitud de un grupo de combate para apoyar a sus hombres y les ordenó que limpiaran las ametralladoras alemanas que aún estaban en el segundo piso. A los sargentos Yegorov y Kantariya se les confió el estandarte una vez más, y el batallón se preparó para la batalla para tomar el tercer piso.



Hacia las 18.00 horas, se lanzó otro fuerte asalto al tercer piso del Reichstag. Esta vez, los soldados de infantería del Ejército Rojo lograron abrirse camino a través de las posiciones de ametralladoras alemanas. Trescientos soldados soviéticos ocuparon ahora el edificio del parlamento alemán, pero un número mucho mayor de soldados alemanes fuertemente armados permaneció en los niveles del sótano. Sin embargo, los soviéticos disfrutaron de una mejor posición y después de varias horas tensas, en las primeras horas de la mañana del 1 de mayo, las vacaciones de los trabajadores soviéticos y la fecha límite para la conquista de Berlín, finalmente sacaron del edificio a los alemanes restantes. . Incluso antes de que toda la oposición alemana hubiera sido aniquilada, a las 22.50 horas, dos soldados de infantería del Ejército Rojo subieron al techo diezmado del Reichstag e izaron la Bandera Roja de la Victoria. Berlín estaba bajo el control de los ejércitos de la Unión Soviética.

lunes, 12 de julio de 2021

Stalingrado: El asalto al elevador de granos

El elevador de granos - Stalingrado

W&W





Cuando Gruppe Edelsheim llega a la estación de trenes del sur alrededor de las 1600 horas, pasan cerca de lo que quizás se convierta en el edificio más emblemático de la Batalla de Stalingrado: el elevador de granos, visto elevándose aquí en el fondo. Se encontraba en el sector de la vecina 94. División, pero estaban retenidos y todavía muy lejos de ella. Sin embargo, al darse cuenta de su importancia táctica, Gruppe Edelsheim envió una pequeña fuerza a través del límite divisional para tomar el control del edificio, que encontraron desocupado.



Sin embargo, la tenencia alemana del gran silo fue de corta duración. Dirigido por el teniente mayor Polyakov, un grupo de 27 soldados de la 10a Brigada de fusileros soviéticos atacó a última hora de la tarde y recapturó el edificio, eliminando a los últimos defensores alemanes, que se habían escondido en el segundo piso, temprano el 16. Poco después, el Regimiento de Infantería 267 de la 94. División llegó al área y lanzó un ataque inmediato con la esperanza de recuperar la torre de almacenamiento. Sin embargo, cada asalto fue expulsado con grandes pérdidas. El Regimiento Infantil 274 se hizo cargo el 17, pero con igual éxito, por lo que se tomó la decisión de someter el edificio a la sumisión con artillería y bombarderos Stuka. Se introdujeron obuses, cañones antiaéreos de 8,8 cm (de Flak-Abteilung 602) y morteros pesados ​​en el área y comenzaron un golpeteo ininterrumpido de la estructura. Aquí un 10.5cm l. F. H. 18 del Artillerie-Regiment 194 acaba de disparar una ronda. A pesar del fuego devastador desatado contra ellos, los defensores rusos se encerraron dentro del ascensor (que también incluía restos del 35º Rifle de la Guardia y la 10ª División de la NKVD, reforzados durante la noche del 16/17 de septiembre por las tropas navales de la 92ª Brigada de Fusileros transportado a través del río) se mantuvo obstinado durante cuatro días más, resistiendo numerosos asaltos con tanques y lanzallamas, y no fue hasta la noche del 21 de septiembre que un ataque sorpresa desde el noroeste por Infanterie-Regiment 274 logró precipitarse el edificio, obligando a los sobrevivientes de la guarnición soviética a estallar. La 29. División de Infantería (mot.), Que para entonces sostenía la mitad sur del cordón alrededor de la estructura, tomó prisioneros a 104 de ellos, pero varios pequeños grupos de rusos lograron escapar a través del río. A medianoche, el elevador de granos estaba finalmente en manos alemanas.



Este plan de la ciudad de Stalingrado fue producido por el Reichsamt für Landesaufnahme (Oficina de prospección y cartografía del Reich), sobre la base de fotografías aéreas en septiembre de 1942. Hemos indicado los principales lugares que se presentaron en la batalla. [1] Fábrica de tractores Dzerzhinsky. [2] Fábrica de armas Barrikady. [3] Fábrica de Octubre Rojo. [4] Bloque de Schnellhefter. [5] Railway Loop ('La raqueta de tenis'). [6] Planta Química Lazur. [7] Mamayev Kurgan (colina 102). [8] Estación central de trenes. [9] Plaza de los Héroes Caídos ('Plaza Roja'). [10] Río Tsaritsa. [11] Estación de tren del sur. [12] Elevador de granos.



16-21 de septiembre de 1942

En el sur de Staingrado, grupos de batalla de la 24. División Panzer (general mayor Arno von Lenski) y 94. División Infanterie (Generalleutnant Georg Pfeiffer) estuvieron involucrados en aplastar la resistencia soviética cerca de la estación de tren del sur, mientras que la 29. Infanterie- Division (mot.) (Generalmajor Max Fremery) y 14. Panzer-Division (Generalmajor Ferdinand Heim) estaban sacando a los rusos de la Fábrica de Cuero en Kuporosnoye. Los defensores del sur se vieron aumentados por la presencia de un tren blindado, pero el día 16 los soviéticos se habían retirado al elevador de granos. Esta enorme estructura de hormigón dominaba toda la ciudad al sur de la Garganta de Tsaritsa, y rápidamente avanzó en la lista de objetivos de Alemania, ya que desde este punto de vista, el fuego de artillería preciso podría ser derribado en todas las unidades alemanas que operan hacia el este y el sur. de Minina

Cuando la 24. División Panzer golpeó hacia el norte a través del patio del ferrocarril para unirse con von Hartmann, la 94. División Infanterie tuvo dificultades crecientes con las tropas soviéticas en el Elevador de Granos. Aunque para el 16 eran solo 30 fuertes (la 35 División de Fusileros de la Guardia comenzó la batalla con 250 hombres), estaban causando un verdadero dolor de cabeza a los alemanes. Después de una llamada urgente de ayuda, la 92 Brigada de fusileros navales llegó esa noche y fue enviada inmediatamente al flanco izquierdo de Rodimtsev con un pelotón enviado para reforzar el elevador de granos.



sábado, 23 de enero de 2021

Operación Rosario: Un muy curioso y mal fundado relato ruso

Conflicto de Malvinas. Implementación de la Operación Rosario y sus resultados

Andrey Pospelov || Nauhka Tekhnika  (original en ruso)
Según el plan operativo del comando argentino, la Operación Rosario consistiría en una serie de 2 desembarcos operacionales secuenciales de infantes de marina (con el apoyo de la aviación) ... En consecuencia, luego de la captura de las islas del archipiélago de Malvinas y sobre la ocupación de la isla de Georgia del Sur. Se creía que después de su éxito, la ocupación de las deshabitadas Islas Sandwich del Sur ocurriría como si fuera por sí sola, sin ruido innecesario y una preparación seria.


Implementación de la Operación Rosario



RECUPERANDO MALVINAS
(Plan "Azul" (azul en español, al mismo tiempo es el nombre argentino para el viento que sopla hacia Malvinas), Operación "Tom" (el nombre desdeñoso del ejército británico común en América Latina) (Fig. 1) El 28 de marzo, un grupo de 12 nadadores de combate aterrizó desde el submarino diesel-eléctrico S-11 Santa Fe en la isla East Falkland (Gran Malvina) en la bahía de York cerca de Puerto Argentino. Durante tres días, los buzos tácticos realizaron un reconocimiento encubierto de la costa, determinando la mayor cantidad de Lugares convenientes para el desembarco de las fuerzas principales.Los nadadores de combate argentinos, además, se dedicaron al reconocimiento de la ubicación de las tropas británicas, violaron las líneas de comunicación, se dedicaron a evaluar la posibilidad de provocar a la población. todo mal tiempo ”. El 1 de abril," Buzo Tácticos ", en su conjunto, habiendo completado con éxito la misión, regresó a la" Santa Fe ".


Figura: 1. Implementación de la Operación Tom: la captura de las Islas Malvinas por parte de los argentinos. Las letras del alfabeto latino indican la secuencia de acciones del desembarco argentino.

Habiendo recibido información de exploradores navales, el comandante del destacamento de desembarco, el contralmirante K. Busser, ya sabía exactamente dónde aterrizar, y de la idea de utilizar la "quinta columna" de pobladores locales, incitada por saboteadores argentinos, se negó como de desesperada. Además, no tuvo tiempo. El 1 de abril, a las 0 en punto, se recibió una orden de Buenos Aires para tomar Malvina.
Mientras tanto, los planes de los argentinos ya eran conocidos por la dirección británica. Sin embargo, todavía esperaba resolver el conflicto por medios pacíficos de ruido de sables. Por lo tanto, a pedido de Margaret Thatcher, el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, llamó a L. Galtieri el 1 de abril. Durante 40 minutos, el presidente estadounidense persuadió a su homólogo argentino de que abandonara la invasión de las Islas Malvinas, pero no logró convencer al líder de la junta.

En la noche del 1 de abril de 1982, el gobernador de las Islas Malvinas, Rex Hunt (Fig. 2), recibió una advertencia del peligro de una invasión argentina. Dio la alarma sobre la guarnición, y que por la noche tomó posiciones en las afueras de Port Stanley y en su centro administrativo cerca del palacio del gobernador. Además, los infantes de marina británicos también se han fortalecido en el aeropuerto, bloqueando su pista con equipos y otros objetos extraños.


Figura: 2. Gobernador británico de las Islas Malvinas, Sir Rex Hunt

A última hora de la tarde del 1 de abril de 1982, las condiciones meteorológicas se deterioraron considerablemente. Además, Busser se dio cuenta de la pérdida del factor sorpresa: un mensaje de radio del gobernador británico a la población y la guarnición fue interceptado con una advertencia de una inminente invasión.

12 nadadores de combate fueron los primeros en desembarcar en Malvinas en la noche del 1 de abril al 2 de abril en la bahía de York desde submarinos diesel-eléctricos S-11 "Santa Fe" para realizar un reconocimiento encubierto y finalmente determinar y tomar el control del lugar de aterrizaje, que estaba planeado para comenzar. temprano en la mañana del 2 de abril.

En la misma noche del 1 de abril al 2 de abril de 1982, pero un poco más tarde, a pocos kilómetros de Port Stanley, 90 infantes de marina argentinos de la compañía comando anfibio, trasladados del DDG ARA D-2 "Santisima Trinidad" a botes de desembarco, se dirigieron hacia la orilla. A las 2.30 a.m. del 2 de abril, desembarcaron en la playa y, sin un solo disparo, eliminaron a una patrulla inglesa de 8 marines en el área del faro en Cabo Penbrook (quizás estas fueron las primeras víctimas de la Guerra de Malvinas, pero ninguno de los bandos confirma oficialmente la muerte de ocho británicos, sin embargo un misterio de la Operación Rosario). Gracias a esto, se eliminó el puesto de observación, que controlaba los accesos a Puerto Argentino. Luego, los "comandos" se dividieron en dos grupos y se dirigieron tierra adentro.

El primer grupo, de 60 personas, ocuparía el aeropuerto y el edificio de la aduana. Esto se hizo con bastante facilidad: la guarnición del aeropuerto (4 personas) se rindió sin luchar. Luego, el grupo se dirigió al área de Moody Brook, donde se encontraban los cuarteles y cuarteles de los Royal Marines. Los "comandos" se deslizaron casi en silencio hasta el objetivo y estallaron en sus profundidades desde varios lados. Sin embargo, no había nadie allí (eran las 6 am): los edificios de Moody Brook estaban completamente vacíos.

Mientras tanto, un segundo grupo de 30 comandos ocupó la oficina de correos y la estación de radio, y luego se dirigió a la residencia del gobernador con el objetivo de capturarlo. Fue allí donde se apostaron la mayoría de los marines británicos. Onito y se encontró con los argentinos con fuego feroz de todas las armas disponibles. Pese al acercamiento del primer grupo, los argentinos no se atrevieron a asaltar. Debido al denso fuego de los británicos, los argentinos no pudieron levantar la cabeza durante más de una hora. Solo cuando el fuego de los defensores se debilitó (muy probablemente por sobrecalentamiento elemental de los cañones de fusiles y ametralladoras), 6 argentinos pudieron pasar de la retaguardia a la Casa de Gobierno. Sin embargo, allí se encontraron con el fuego de 3 ingleses. El comandante del grupo argentino, capitán P. Giancho, resultó herido de muerte. Tres argentinos más se rindieron.


Figura: 3. "Buzo Tactico" argentino tras la recuperación de Malvinas. 2 de abril de 1982

A las 4.30 am, 4 km al oeste de Puerto Argentino, en el área de Milet Creek, helicópteros CH-47C "Chinook" aterrizaron dos grupos de 150 y 70 comandos de fuerzas terrestres del grupo 601 para operaciones especiales. Otros 70 exploradores de la Marina fueron entregados por helicópteros SH-3B Sea King a Moody Brook (el área de los deshabitados cuarteles británicos) desde el rompehielos Q-5 Almirante Irizar. Casi simultáneamente, en el aeropuerto de Puerto Argentino, un grupo de asalto aerotransportado "comando" de las fuerzas terrestres, con 210 personas, fue aterrizado por el método de aterrizaje ("americano") de 3 "Hercules". Ella, junto con los Marines que ya se habían apoderado del aeródromo, comenzaron a despejar la pista del aeródromo. Pronto llegaron también zapadores. Finalmente desmantelaron los escombros creados por los británicos y, a las 8.30 horas, el primer Hércules con una fuerza de aterrizaje aterrizó en el aeródromo de Puerto Argentino. Un total de 6 "Hércules" (de las bases aéreas de Commodoro-Rivadavia y Río Gallegos) entregaron 500 marines del 2º batallón de marines.

Mientras tanto, las tropas comenzaron a llegar a la isla a las 6.15 am: en el faro de Pembroke desembarcaron 300 personas del barco Q-42 "Cabo San Antonio", otras 450 personas desembarcaron directamente en Puerto Argentino. Aquí los británicos opusieron tenaz resistencia y dañaron el transporte de tropas B-8 Isla de los Estados con fuego de ametralladora y el PKK Karl Gustav. Sin embargo, ni una sola fuente hasta el día de hoy siquiera menciona la naturaleza de los daños a este transporte. ¿Quizás los marines británicos después de la guerra hicieron ilusiones?

Sin embargo, de hecho, a las 8.30 am del 2 de abril de 1982, la isla Soledad fue realmente capturada por el desembarco naval argentino (750 personas) y aéreo (500 personas), comandado por el general de brigada O. García (Fig.3).


Figura: 4. Los comando anfibios argentinos acompañan a sus homólogos de los Royal Marines de Gran Bretaña que se rindieron en Malvinas. Port Stanley. 2 de abril de 1982

Sin embargo, los infantes de marina británicos todavía resistieron tercamente cerca de la residencia del gobernador. Las escaramuzas fueron interrumpidas de vez en cuando por negociaciones, pero sin resultado. Aproximadamente a las 9 am, se entregaron morteros en helicópteros a la casa del gobernador desde el aeródromo. Sus primeras descargas convencieron a los británicos de la desesperanza de su situación. Al ver que una nueva resistencia era inútil, el gobernador de las Islas Malvinas a las 9.15 am ordenó deponer las armas. A las 9.25 am, los británicos se rindieron (en ese momento, solo 6 personas defendían la residencia del gobernador). La guarnición de Malvinas se había rendido oficialmente a las 9.30 horas, aunque en puntos distantes la resistencia continuó hasta las 14.00 horas (Fig. 4).

CAPTURA DE LAS GEORGIAS DEL SUR (Operación "Azul"). Mientras la Operación Rosario se desarrollaba en Malvinas, la fragata argentina F-3 Guerrico navegaba hacia la Isla Georgia del Sur, a más de 1000 km de las Malvinas. A bordo iban 60 paracaidistas (del 1er Batallón de Infantería de Marina). En la mañana del 3 de abril se incorporó al buque el buque de investigación antártica Q-6 "Bahía Paraíso" con dos helicópteros. Pronto este destacamento llegó a su destino, ya las 11.00 horas un helicóptero SA-319B "Alouette-III" partió a reconocimiento desde la Q-6 "Bahía Paraíso". Habiéndose contactado por radio con los meteorólogos que vivían en el pueblo de Grytviken, la tripulación se enteró de que no había militares británicos en la isla. Sin embargo, esto resultó ser desinformación.

Habiendo recibido en la mañana del 2 de abril de 1982 un mensaje sobre la invasión argentina de las Malvinas, el teniente K. Mills en la mañana del 3 de abril, descubriendo visualmente el acercamiento de barcos argentinos a la bahía de Cumberland, organizó una emboscada. Al mismo tiempo, se ordenó al barco auxiliar Endurance de la Royal Navy que navegara hacia el norte para encontrarse con los barcos británicos que se acercaban a la isla.


Figura: 5. Puerto de Gritviken en la isla Georgia del Sur. Abril de 1982

A las 12.00 horas, el SA-330L "Puma" del teniente Villagra despegó de la fragata y aterrizó los primeros 15 paracaidistas. Después de un tiempo, el helicóptero regresó a la fragata, tomó al segundo grupo de marines y nuevamente se dirigió al pueblo de Gryutviken. Al mismo tiempo, ambos barcos argentinos comenzaron a ingresar a la bahía de Cumberland (Fig. 5).

Fue durante este tiempo que los marines británicos abrieron fuego con todo tipo de armas a su disposición. El primero en ser atacado fue el SA-330L "Puma" con el segundo grupo de paracaidistas. Una granada bien apuntada de un RPG golpeó un helicóptero y lo incendió (Fig. 6). Dos argentinos resultaron heridos. Luego, los británicos derribaron el helicóptero Alouette-III con fuego de armas pequeñas. Murieron 4 argentinos a bordo.

Pronto, los barcos argentinos entraron en la bahía y aterrizaron a los paracaidistas restantes en el muelle de Grytviken. Como resultado, se produjo una pelea que duró 2 horas. Durante el mismo, los británicos dispararon contra la fragata F-3 "Guerrico", que se había acercado demasiado a la costa, desde un RPG (RPG de 66 mm LAW y RPG de 84 mm "Karl Gustav"), logrando 3 impactos y dañándolo levemente. En respuesta, la fragata abrió fuego con un cañón de 100 mm, disparando tres rondas, que fueron suficientes para que los británicos se rindieran (Fig. 7).

Figura: 6 Los restos del puma argentino y el teniente Villagra en la isla Georgia del Sur. 1987

Según la prensa británica, murieron 3-4 argentinos, 7 resultaron heridos durante la operación en Georgia del Sur y 1 marine resultó levemente herido entre los británicos. Los argentinos llevaron a los prisioneros 23 británicos y 13 civiles en el F-3 "Guerrico", que los dejó en Puerto Argentino. En el mismo lugar, se retiraron de la fragata cuatro lanzadores de misiles antibuque Exoset con misiles MM-38 y se instalaron en los automóviles, creando así una batería de misiles antibuque costera móvil (Fig. 8). La propia fragata regresó al continente para su reparación. El tiempo que lleva en reparación (3 días o mucho más) sigue siendo un misterio. Igualmente, cómo llegaron sus misiles antibuque a Puerto Stanley: durante el regreso de la fragata a la base, o fueron sacados de ella en el muelle de Puerto Belgrano y ya desde esta ciudad fueron entregados vía aérea a Malvinas.

Sea como fuere, la operación "Rosario" se completó a las 2 pm del 3 de abril de 1982 con éxito (Fig. 9). El comando argentino quedó satisfecho en general con los resultados, pero las pérdidas sufridas fueron desalentadoras. Y si en las Malvinas no parecían notarse, entonces en Georgia del Sur no todo fue tan simple.

Los argentinos, en principio, no esperaban una resistencia tan obstinada, y lo más importante, claramente organizada y poco estándar de los marines británicos. Y si se podía hacer la vista gorda ante las pérdidas de personas por diversos motivos (tanto muy lejanos como con mucho frío), entonces a la pérdida de equipo ... La guarnición de la isla se quedó sin un solo helicóptero, lo que la condenó a un comportamiento similar al británico, en un tiempo de lucha. El 3 de abril, los argentinos consumieron de 1,5 a 2 de los 3 juegos de munición disponibles. Teniendo en cuenta que ya había submarinos nucleares británicos en las Islas Malvinas y Georgia del Sur, se consideró extremadamente peligroso enviar barcos de superficie para abastecer a la guarnición de Georgia del Sur. Por eso al buen viejo S-11 "Santa Fe" se le dio la difícil tarea de abastecer la guarnición al mando del "ángel rubio de la muerte". Por lo tanto, al parecer, la muerte sin gloria de este submarino cerca de Grytviken el 25 de abril de 1982 fue bastante natural.


Figura: 7. Fragata argentina ARA "Guerrico" junto a Port Gritviken después de la rendición de la guarnición británica el 3 de abril de 1982

El barco realizó fuego de apoyo a sus marines durante el aterrizaje de un helicóptero que aterrizaba en la isla Georgia del Sur. El clima absolutamente desagradable también obligó a los argentinos a no desembarcar Islas Sandwich, por la inutilidad de esta acción. Y después del final de la Guerra de las Malvinas, se clasificó toda la información disponible sobre la naturaleza de la implementación de estos planes. ¿O tal vez no estaban allí en principio? Además, la junta decidió acatar todas las normas del derecho internacional, gracias a lo cual el mismo día, los marines británicos y el gobernador R. Hunt fueron enviados en avión a Uruguay. Allí fueron entregados los subordinados del teniente K. Mils el 16 de abril. El general de brigada Mario Menéndez se convirtió en el nuevo gobernador de las Islas Malvinas (su ceremonia de inauguración se llevó a cabo el 7 de abril).

Resultados

El desembarco de las Malvinas es sin duda un ejemplo de una operación anfibia combinada moderna, llevada a cabo con un estilo magnífico, en un sentido incluso "elegante". Además, en muchos aspectos de forma espontánea, prácticamente sin completar una formación seria y de larga duración y con recursos muy limitados. Como resultado, y sin pérdidas significativas. La única víctima del operativo fue el comandante del segundo grupo de las fuerzas especiales argentinas, herido de muerte. Curiosamente, otras cifras circularon en la prensa occidental: 15 argentinos muertos y 17 heridos durante el asalto a la Casa de Gobierno. En total, 25 argentinos fueron presuntamente muertos y aparentemente murieron a causa de las heridas. Al mismo tiempo, se encuentra información diametralmente opuesta en las fuentes y la literatura sobre el destino de 8 ingleses de la patrulla en Cabo Penbrook. Por supuesto, las fuerzas de las partes distaban mucho de ser iguales, pero si recuerdas cómo iría pronto la operación estadounidense en Granada, queda claro que la cantidad no siempre se traduce en calidad.

La captura de Georgia del Sur es significativa en muchos sentidos.

En primer lugar, esta es la primera batalla de un pelotón de infantería (cuerpo de marines) con armas estándar contra un enemigo marítimo, aéreo y terrestre simultáneamente en la historia mundial. A pesar de la derrota, el pelotón de K. Mils logró destruir 2 helicópteros y dañar la fragata (aparentemente, seriamente), sin contar con equipo especial de defensa aérea y antiaérea. Además, duró 2 horas con un clima desagradable y bajas temperaturas. Sólo el fuego de 100 mm FR ARA F-3 "Guerrico" obligó a los marines británicos a rendirse. En la situación actual, esta fue la única decisión correcta. K. Mils y sus subordinados solo tenían dos alternativas. O morir bajo los obuses de la artillería naval de la fragata argentina, o adentrarse en una isla deshabitada, donde era imposible sobrevivir sin suministros y viviendas adecuadas. Todavía había una opción: luchar hasta que las municiones se agotaran por completo, cambiando constantemente de posición. Los marines británicos hicieron precisamente eso, y en 2 horas de combate, las municiones ya se estaban agotando.


Figura 8. Lanzadores de misiles anti-buque MM-38 de la fragata "Guerrico" en Puerto Argentino.

Fueron los misiles antibuque con un lanzador de este tipo los que dañaron al destructor británico Glamorgan el 12 de junio de 1982. piensa, e incluso con información errónea correctamente proporcionada, puede dar un resultado tangible.

En tercer lugar, por parte de los argentinos, la captura de Georgia del Sur también se organizó correctamente. Sin embargo, el desembarco de tropas y la entrada de barcos en Cumberland Bay se llevó a cabo sin un reconocimiento previamente organizado. En esta situación, sería más correcto dividir las funciones de los helicópteros: SA330L "Puma" como transporte y asalto, y SA-319B "Alouette-III" como helicóptero de reconocimiento, spotter y fuego de apoyo. Al mismo tiempo, la fragata F-3 "Guerrico" no debería haberse acercado a la costa, sino que habría hecho un desembarco con la ayuda de botes y lanchas, con el apoyo activo de su artillería. Por cierto, así se realizó el desembarco en las Islas Malvinas en Puerto Argentino desde los destructores el día anterior.

En general, se puede afirmar el hecho de la credulidad de los argentinos, su subestimación del enemigo y sus acciones de formas muy estereotipadas. Con una abrumadora superioridad en las fuerzas, trajeron la victoria a los argentinos, pero el precio fue significativo.


Figura: 9. La Operación Rosario está completa. Los infantes de marina argentinos custodian la Casa de Gobierno en Puerto Argentino. Abril de 1982

La Operación Rosario le dio a la Argentina las tan deseadas Malvinas, o Islas Malvinas, y las casi deshabitadas pero tan prestigiosas Georgia del Sur. La popularidad de la tercera junta militar, encabezada por Leopoldo Galtieri, aumentó en algún momento y de manera bastante seria. Sin embargo, después de unos días quedó claro que los británicos decidieron recuperar las islas. Una reacción tan rápida y extremadamente dura del "león británico" desanimó a los generales argentinos. Sin embargo, decidieron defender las islas. Pero sus esfuerzos duraron solo hasta el 14 de junio de 1982 y llevaron a Argentina a la derrota en la famosa, pero ya casi olvidada Guerra de las Malvinas ...

FUENTES Y REFERENCIAS (PRINCIPALES)

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sábado, 6 de junio de 2020

1GG: Operación Praying Mantis (2/4)

Operación Praying Mantis

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W&W



Una plataforma de comando y control iraní se incendió después de ser bombardeada por cuatro destructores de la Armada estadounidense. El bombardeo es una respuesta a un reciente ataque con misiles iraníes contra un súper petrolero bandera kuwaití.

Este conflicto tenía poca conexión directa con la Guerra Fría, que seguía siendo la principal preocupación de Estados Unidos, pero históricamente Estados Unidos siempre había sido un defensor de la libertad de los mares. En consecuencia, al estallar la guerra Irán-Iraq, el presidente Carter había declarado: “La libertad de navegación en el Golfo Pérsico es de primordial importancia para toda la comunidad internacional. Es imperativo que no se infrinja esa libertad de paso de los barcos hacia y desde la región del Golfo Pérsico ". Del mismo modo, el secretario de Estado de Carter, Edmund Muskie, declaró a las Naciones Unidas que "la libertad de navegación hacia y desde el Golfo Pérsico. . . no debe ser infringido de ninguna manera ". Pero a pesar de estas declaraciones, Estados Unidos dirigió sus principales esfuerzos para detener los ataques marítimos iraníes e ignoró los ataques aéreos de Iraq contra el transporte marítimo iraní.



En enero de 1981, Ronald Reagan reemplazó a Jimmy Carter en la Casa Blanca, y en una palmada deliberada al presidente saliente, Irán liberó a los rehenes estadounidenses el mismo día. Al igual que sus predecesores, Reagan centró la mayor parte de su atención en política exterior en la rivalidad de la Guerra Fría con la Unión Soviética, que el nuevo presidente llamó un "imperio del mal". De hecho, los esfuerzos de la administración Reagan para fortalecer el ejército de los EE. UU., Incluido un plan para aumentar la Armada de los EE. UU. A seiscientos barcos, se dirigieron exclusivamente a los soviéticos. El secretario de defensa de Reagan, Casper Weinberger, se centró especialmente en el tema soviético; un miembro de la administración señaló que el "mundo entero de Weinberger era Moscú". A pesar de ese enfoque tan decidido, surgieron otros problemas. En 1982, Estados Unidos envió a ochocientos infantes de marina al Líbano como parte de una fuerza de mantenimiento de la paz, y en octubre del año siguiente, 241 de ellos murieron cuando un terrorista condujo un camión bomba a sus barracones. En 1986, Estados Unidos ejecutó un ataque aéreo contra Libia en represalia por una serie de actos terroristas contra estadounidenses y otros. Ese mismo año, el número de ataques contra petroleros en el Golfo aumentó a 111, y Reagan se parecía mucho a su predecesor al anunciar que "Estados Unidos tiene un interés vital en mantener la libertad de navegación en el golfo y la estabilidad en la región en general". "

En medio de esta aceleración repentina en el número de ataques, Kuwait buscó protección para su flota de petroleros apelando primero al Consejo de Cooperación del Golfo y poco después a los Estados Unidos. Al principio, la administración Reagan resistió el enredo en una guerra larga y sangrienta en el Golfo Pérsico, especialmente después de la pérdida de los marines en el Líbano. Estados Unidos estaba natural y genuinamente preocupado por la amenaza al comercio, pero aceptar la responsabilidad de la seguridad del Golfo parecía ser una pendiente resbaladiza y una distracción del enfoque del país en contrarrestar las ambiciones soviéticas. Luego, el Departamento de Estado se enteró de que Kuwait también había pedido ayuda a la Unión Soviética y que los soviéticos lo estaban considerando seriamente. De hecho, los soviéticos ya habían fletado tres petroleros kuwaitíes y los habían vuelto a marcar como buques soviéticos. Para la administración Reagan, el único escenario peor que poner a las fuerzas estadounidenses en medio de una guerra de disparos al otro lado del mundo fue uno que permitió a la Unión Soviética convertirse en el patrón de los países ricos en petróleo del Golfo Pérsico. "Una vez que supimos que los kuwaitíes estaban negociando con los soviéticos", admitió un funcionario estadounidense, "aceleró enormemente el proceso y dijimos '¡Hagámoslo todo!'". Como resultado, Estados Unidos aconsejó al gobierno kuwaití en marzo 1987 que aceptaría la responsabilidad de escoltar a los petroleros kuwaitíes dentro y fuera del Golfo Pérsico.

Para justificar una escolta estadounidense, el primer paso fue volver a marcar los buques cisterna kuwaitíes como buques estadounidenses. Solo después de que la administración Reagan se había comprometido, alguien pensó en preguntarle a la Guardia Costera sobre las ramificaciones legales de tal medida. Cuando el representante de la Guardia Costera comenzó a explicar las reglas en una reunión en la Casa Blanca, Weinberger se agitó visiblemente y finalmente estalló: "¿Me estás diciendo que no podemos hacer esto?" De hecho, podría hacerse, pero requeriría mucho trabajo. Los barcos tendrían que ser reacondicionados para cumplir con los estándares de los EE. UU., Los patrones estadounidenses debían ser encontrados y los kuwaitíes debían aceptar todo "Tuvimos que apresurarnos y lograr que los kuwaitíes aceptaran", recordó el almirante William J. Crowe Jr., presidente del Estado Mayor Conjunto, "y se mostraron muy reacios. . . . Estaban gruñendo todo el camino.

Tampoco fue esa la única complicación. Revelaciones de que la administración Reagan se había dedicado a vender armas secretamente (e ilegalmente) a Irán para obtener fondos que canalizó a Centroamérica para apoyar una revolución allí, no solo desencadenó una tormenta política en los Estados Unidos, sino que debilitó drásticamente el Golfo de la administración. política también, ya que al menos era posible argumentar que algunas de las armas que Irán estaba usando para atacar el envío neutral habían sido proporcionadas por los Estados Unidos. De hecho, Estados Unidos continuó entregando misiles clandestinamente a Irán hasta octubre de 1986.

Luego, el 17 de mayo de 1987, un avión de combate iraquí puso dos misiles Exocet en el USS Stark, y un Congreso enojado votó para poner la misión de escolta en espera. La nación se vio enredada en una red de políticas tan compleja que incluso los expertos tuvieron dificultades para resolverla. A medida que los formuladores de políticas luchaban con las alternativas, parecía haber tres opciones: (1) Estados Unidos podría retirarse de su papel emergente como el policía en el ritmo y sacar sus activos navales del Golfo, otorgando el campo a los soviéticos. ; (2) podría invitar a otras naciones a unirse para establecer una fuerza marítima multinacional para proteger el comercio; o (3) podría reforzar agresivamente su propia posición en el Golfo e intentar hacer el trabajo solo. La administración Reagan consideró que la primera opción era completamente inaceptable. Estados Unidos podría haber optado por un enfoque multinacional si hubiera podido convencer a otras naciones para que participaran, pero los socios de la OTAN en Estados Unidos no vieron la seguridad del Golfo como un problema de la OTAN a pesar de que en 1986 los países de Europa occidental obtuvieron el 46 por ciento de su petróleo. del golfo. Al final, por lo tanto, Estados Unidos se decidió por la opción tres.

La administración Reagan determinó continuar con el programa de convoyes en parte porque cualquier alternativa sugería una especie de retiro y en parte porque la costumbre de enfrentarse a los soviéticos se había vuelto irresistible. Es poco probable que quienes contribuyeron a la decisión tuvieran la intención de forjar una nueva doctrina de política exterior para la nación; Caspar Weinberger declaró sin rodeos que "nuestros barcos no están allí como árbitros". Sin embargo, esa misma semana, un artículo de Newsweek observó que el nuevo desafío para Estados Unidos era "cómo actuar como un gendarme neutral". En cualquier caso, dos días después del desastre de Stark, Reagan declaró: "Seguimos profundamente comprometidos a apoyar la autodefensa de nuestros amigos en el golfo y a asegurar el libre flujo de petróleo a través del Estrecho de Ormuz".

Para hacer eso, por supuesto, Estados Unidos tendría que aumentar dramáticamente su presencia naval y modificar las reglas de enfrentamiento para permitir a los capitanes más libertad de defensa para defender sus comandos. En cuestión de días, Estados Unidos envió fuerzas de superficie adicionales al Golfo Pérsico, y el transportista Constellation se trasladó a la Estación Camel en el norte del Mar Arábigo. En total, Estados Unidos comprometió treinta buques de guerra a la operación, con más por seguir. Además, aunque las reglas de compromiso permanecieron sin cambios oficiales, el Almirante Crowe hizo una visita al Golfo para alentar a los comandantes a interpretar la "intención hostil" de manera más amplia. En particular, les dijo que no tenían que dispararles al principio antes de actuar en defensa propia. "Si estás encerrado y crees que estás bajo amenaza, haces lo que tienes que hacer para proteger tu nave". Eso incluyó disparar primero. "Si comete un error", les dijo, "los apoyaré".
Más de unos pocos en el Congreso y uniformados se preocuparon por la nueva política. Al actuar para proteger a los petroleros kuwaitíes que comercian con Irak, los Estados Unidos parecían elegir abiertamente bandos en la guerra. Otros se preguntaron si, al actuar unilateralmente, Estados Unidos no asumía un perfil demasiado alto. Lee Hamilton, presidente del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, preguntó "si una fuerza internacional hubiera sido más apropiada", y el almirante Wesley McDonald en los procedimientos semioficiales del Instituto Naval de los EE. UU. Expresó su preocupación por que Estados Unidos se convierta en el "policía del mundo". Finalmente, por supuesto, la decisión pondría en peligro a los barcos y marineros estadounidenses. El New York Times citó a una marca de fuego iraní que declaró: "Aquellos que piensan que al enarbolar la bandera estadounidense pueden ayudar al agresor, están cometiendo un error y deben saber que prenderemos fuego a esas banderas". Sin embargo, a pesar de todas estas preocupaciones, la Marina de los EE. UU. Se preparó para cumplir la misión que se le asignó: escoltar a los petroleros kuwaitíes a través de la zona de guerra del Golfo Pérsico en lo que oficialmente se llamaba Operación Earnest Will.

El primer convoy de Earnest Will se puso en marcha el 22 de julio de 1987, en medio del abrasador verano del Golfo. La escolta era fuerte y consistía en tres buques de guerra de la Armada de los EE. UU .: el crucero de misiles guiados Fox, el destructor Kidd y la fragata Crommelin (una nave hermana del Stark), bajo el mando general del Capitán Dave Yonkers. Su misión era escoltar dos buques, el superpetrolero de 400,000 toneladas Bridgeton (anteriormente Al Rekkah) y el Gas Prince, un barco de transporte de gas licuado de petróleo, mucho más pequeño, desde el Golfo de Omán a través del Estrecho de Ormuz hasta la terminal petrolera Al Ahmadi cerca de la ciudad de Kuwait a la cabeza del Golfo Pérsico, un viaje de dos días. El nuevo capitán estadounidense de Bridgeton, Frank Seitz, aseguró a su tripulación kuwaití que no tenían nada que temer en el viaje a través del Golfo porque estarían bajo la protección de la Marina de los EE. UU., Y cuando la bandera estadounidense se rompió en el mástil de Bridgeton, la tripulación ofreció una ronda de aplausos.

Yonkers originalmente había planeado llevar el convoy a través del Estrecho por la noche. Fue allí, donde el canal principal del barco estaba a solo doce millas del territorio iraní, donde el peligro sería mayor. Yonkers sabía que los iraníes tenían baterías de misiles de gusano de seda de fabricación china en el lado norte del estrecho, y con sus ojivas de mil libras, no solo esos misiles podrían paralizar un buque tanque, sino que muy probablemente podrían hundir sus buques de guerra. Pero los oficiales de la Marina querían minimizar la posibilidad de otro error en la identificación, como el que casi había condenado al Stark y le ordenó a Yonkers que corriera a la luz del día. En consecuencia, el convoy se puso en marcha a las 9:30 de la mañana, con la temperatura ya superando los cien grados. Sobre el altavoz del barco, el Capitán Bill Mathis del Fox estableció el tono: "Recuerda, esto es real, esto no es un simulacro. Vamos a estar listos, nos aseguraremos de que estos barcos lleguen a Kuwait a tiempo y sin daños ”.

Los tres buques de guerra estadounidenses establecieron la condición uno alfa, en la que dos tercios de la tripulación permanecieron en las estaciones de batalla, y permanecieron en esa condición durante el tránsito de siete horas a través del estrecho. El Fox lideró, con los dos camiones cisterna al lado de la fila, y la pequeña fragata Crommelin en la parte trasera. El destructor Kidd tomó el flanco, alternando de un lado a otro dependiendo de dónde parecía el mayor peligro. La tripulación estaba en alerta máxima, los hombres en el CIC con aire acondicionado se inclinaron sobre sus repetidores de radar, y los vigilantes en la parte superior del sol ardiente estaban más atentos de lo habitual mientras buscaban en la costa iraní con sus binoculares cualquier señal de acercarse a un pequeño arte. En las escoltas, los sistemas Chaff y Phalanx se configuraron en modo automático; en el aire, los aviones AWACS mantenían a las escoltas informadas de la actividad aérea sobre el Golfo; En la Estación Camel en el Golfo de Omán, los aviones de ataque A-6 y los cazas F / A-18 se sentaron en posiciones de lanzamiento en la cubierta de la Constelación. Cuando el convoy pasó al Estrecho de Ormuz, los buques de guerra detectaron un radar iraní de control de misiles que los rastreaba. Un suboficial del Fox confió a un periodista a bordo: "Todos tienen la sensación de que algo va a suceder".

Pero no fue así. A pesar de todas las amenazas hechas por los iraníes de que no tolerarían la interferencia estadounidense en la Guerra del Golfo, el convoy atravesó el estrecho no solo ileso sino ignorado en gran medida. Una vez en el sur del Golfo, dos aviones F-4 iraníes se acercaron al convoy a 5.000 pies, pero cuando el Kidd les advirtió, se desconectaron y salieron del área. Con una carrera directa al muelle de carga de petróleo frente a la ciudad de Kuwait, parecía que Estados Unidos había llamado con éxito al farol de Irán. Luego, el 24 de julio, con el convoy a solo 120 millas de su destino, el Capitán Seitz, en el Bridgeton, sintió un repentino golpe discordante. Más tarde recordó: "Se sintió como si un martillo de 500 toneladas nos golpeara hacia adelante". Una onda de choque se extendió por la longitud de mil doscientos pies de la nave gigante, y cuando llegó al puente cerca de la popa, rompió los cables del mástil del radar de la nave y casi derribó a Seitz. El Bridgeton había golpeado una mina M-08 de fabricación soviética, una mina de contacto antigua: una esfera en el fondo con cuernos sobresalientes no significativamente diferentes de las minas que los españoles habían arrojado en la Bahía de Manila con la esperanza de disuadir a Dewey. Aunque era un arma particularmente de baja tecnología en esta nueva era de guerra electrónica, había abierto un agujero de treinta por quince pies en el casco delantero del Bridgeton.

Seitz ordenó que todos se detuvieran, pero un camión cisterna de 400,000 toneladas que humea a dieciséis nudos no puede detenerse rápidamente. Incluso ordenar por completo a popa tuvo un efecto mínimo al detener la inercia del barco. Hasta donde Seitz sabía, había más minas por delante, pero de ser así, no había nada que él pudiera hacer al respecto, ya que el Bridgeton continuó avanzando otras tres millas antes de detenerse, finalmente, para detenerse. Seitz ordenó una inspección del daño. El agujero gigante en el casco delantero fue menos crítico de lo que parecía. Debido a que los tanques de almacenamiento del buque tanque estaban compartimentados, el daño estructural se limitó a una sección, y el Bridgeton no corría peligro de hundirse. Además, debido a que viajaba hacia el norte, no tenía carga, es decir, estaba vacía, aunque en realidad el petróleo crudo es notablemente estable, y en la mayoría de los ataques contra buques cisterna la carga no se encendió. Seitz recordó más tarde: "Después de unos cinco minutos, sabíamos que el barco no estaba en peligro real". Después de escuchar el informe de Seitz, Yonkers decidió continuar el viaje, aunque a velocidad reducida.

Ahora era evidente, sin embargo, que además de las lanchas rápidas iraníes, los misiles Gusano de seda y los aviones de combate iraquíes, había un nuevo peligro en el Golfo Pérsico. Las minas, silenciosas e impersonales, podrían estar al acecho en cualquier parte de sus estrechos y abarrotados confines. La amenaza de la mina tomó a Estados Unidos por sorpresa. No era que los estadounidenses no hubieran podido imaginarlo; en cambio, los responsables políticos habían dudado de la voluntad de Irán de emplear minas, esperando (realmente esperando) que la gran presencia naval estadounidense disuadiera a los gobernantes de Irán de intensificar el conflicto naval. Como resultado, la Marina de los EE. UU. Simplemente no estaba preparada para la guerra contra las minas, y su impresionante flota parecía repentinamente muy vulnerable. El Bridgeton había demostrado que podía sobrevivir al contacto con una mina, pero la misma explosión que rompió un agujero de treinta por quince pies en el fondo del Bridgeton de 400,000 toneladas probablemente sería fatal para el Crommelin de 3,600 toneladas o incluso la Fox de 6.500 toneladas.

Evaluando rápidamente las nuevas circunstancias, y consciente de que donde había una de esas minas, seguramente había otras, Seitz le recomendó a Yonkers que cada una de las escoltas "entrara detrás del Bridgeton". Yonkers estuvo de acuerdo, y en ese momento los protectores se convirtieron de repente en los protegidos. A medida que el convoy avanzaba hacia el norte a una velocidad reducida de ocho nudos con los escoltas estadounidenses que seguían al gigante Bridgeton como tantos patitos, Seitz sufrió muchas molestias por parte de su tripulación para asegurarse de que el viaje sería seguro porque estaban seguros. siendo escoltado por la Marina de los EE. UU.
Estados Unidos tomó medidas para mejorar dramáticamente su capacidad de barrido de minas. Los aviones de transporte C-5 de la Fuerza Aérea Gigante volaron ocho helicópteros de barrido de minas RH-53D Sea Stallion desde los Estados Unidos a la pequeña isla de Diego García en el Océano Índico, y desde allí los helicópteros volaron por su propia fuerza hasta la cubierta del portaaviones. Guadalcanal Además, Estados Unidos ancló dos enormes barcazas (llamadas Hércules y Winbrown) en el Golfo y las usó como helicópteros inmóviles. Arrendado de la firma de Brown & Root en Houston, Texas, estas barcazas de carga pesada cumplieron esencialmente el papel que muchos creían que Arabia Saudita y Kuwait deberían haber asumido, y ambos se negaron a permitir que Estados Unidos use sus bases para la extracción de minas helicópteros Más tarde, Estados Unidos agregó media docena de buscaminas antiguas construidas en la década de 1950 y puestas en servicio desde la flota de reserva.

Finalmente, estos convoyes del Golfo se volvieron más o menos rutinarios. Dos o tres destructores o fragatas estadounidenses se encontrarían con entre dos y cuatro buques tanque en un extremo u otro del Golfo Pérsico y los escoltarían a través de la zona de combate. Durante el trayecto, no era raro que otras naves de cualquier nacionalidad se unieran al convoy, aunque lo hicieron sin autorización, abriéndose camino hacia la formación y causando dolores de cabeza al comandante del convoy. Un convoy terminó con un total de veintiuna naves, la mayoría de las cuales eran perchas no invitadas. Como recordó un comandante de convoy, irrumpieron en la formación "como Mama Cass en un buffet de todo lo que puedas comer". . . no había nada que pudiéramos hacer al respecto ".

Finalmente, las fuerzas navales de EE. UU. Condujeron un total de 136 convoyes en el Golfo Pérsico, escoltando a 270 barcos a través de la zona de guerra. De ellos, 188 (70 por ciento) eran buques petroleros kuwaitíes con bandera. Al final, solo el desafortunado Bridgeton sufrió algún daño. El debut de Estados Unidos como policía del Golfo Pérsico en la Operación Earnest Will fue un éxito. Sin embargo, en un sentido más amplio, lo importante en todo esto fue la decisión inicial de la nación de aceptar la responsabilidad del control y la dirección del tráfico del Golfo. Los propios convoyes, como ha señalado Michael Palmer, eran en gran parte simbólicos. Lo que fue históricamente significativo fue la voluntad de Estados Unidos y la capacidad de la Armada de convertir el Golfo Pérsico en una especie de lago estadounidense.

Hasta este punto, la participación estadounidense en la Guerra Irán-Iraq fue periférica, pero sin embargo causó una seria preocupación a los iraníes, ya que si decidía hacerlo, la Marina de los EE. UU. Podría dominar fácilmente la guerra naval. Irán tenía una armada de superficie considerable: era esencialmente la armada que el régimen de Jomeini había heredado del sha, en gran parte suministrada por Gran Bretaña y Estados Unidos. * Pero la armada iraní, como el ejército iraní, había sufrido mucho en el A raíz de la revolución de 1979, y en cualquier caso, no podría acercarse a la Marina de los Estados Unidos. Cada vez que los buques de guerra iraníes se aventuraban a salir del puerto, la Marina de los EE. UU. Dejaba en claro que debían mantener la distancia. "Simplemente los iluminaríamos con nuestro radar de control de incendios", recordó un oficial, "y eso sería suficiente para mantenerlos fuera del alcance de nuestros misiles".

El arma antideslizante más sofisticada de Irán fue el misil de gusano de seda de fabricación china, que tenía un alcance de ochenta millas. Pero usar un gusano de seda contra los petroleros resultó ser como disparar a los elefantes con un rifle .22. Podrían perforar un agujero en un camión cisterna, pero rara vez resultaron fatales o incluso particularmente graves. Además, los misiles Gusano de seda eran caros. Como señaló el analista de defensa Norman Friedman en ese momento, "cuesta menos reparar un buque tanque que comprar otro misil antibuque en el mercado internacional". En resumen, disparar misiles Gusano de seda a los petroleros fue una propuesta perdedora.
Un elemento más impredecible de la capacidad naval de Irán fue el brazo marítimo de lo que se llamó el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (o solo la Guardia), un cuadro semiautónomo de fanáticos religiosos que no solo eran guardianes autodefinidos de la moral interna y la pureza religiosa de Irán, sino también También agentes libres virtuales en la guerra con Irak. La "armada" de la Guardia consistía en un puntaje más o menos de pequeños botes de goma del Zodiaco armados con ametralladoras y lanzagranadas propulsadas por cohetes (RPG). Así como los iraníes abrazaron la guerra de baja tecnología en tierra, lanzando ataques de ola humana contra el ejército iraquí, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica también adoptó un esfuerzo naval de baja tecnología en el Golfo. Estos fanáticos dedicados se embarcan en embarcaciones tan pequeñas que podrían esconderse detrás de las boyas de navegación; incluso en mar abierto no aparecieron en el radar. La noción de atacar un petrolero de 400,000 toneladas en un bote de goma puede haber parecido un mosquito atacando a un rinoceronte, pero estas embarcaciones aún podrían causar daños. Su procedimiento habitual era acercarse a un petrolero y preguntar cortésmente su nacionalidad y puerto de embarque. Al recibir la información, se irían, solo para regresar por la noche y disparar contra el puente y las viviendas con fuego de armas pequeñas. No podían hundir barcos, pero podían matar personas, y su presencia creaba ansiedad para los comandantes de buques de guerra estadounidenses. "Gran parte del tiempo habría botes pequeños, ya fuera de contrabando, pescadores o lo que sea", recordó un oficial de Estados Unidos. "Ellos vinieron y nos hicimos con las armas calibre .50 y 25 mm. . . . Fue muy inquietante. Hay una guerra en curso con gente disparándose y matándose unos a otros en tierra, aire y mar. No somos un beligerante activo en esa guerra, pero al mismo tiempo hay aviones comerciales, barcos mercantes, pescadores y otros, y fue estresante distinguir entre todos estos. Fue muy estresante ".

Pero el arma de baja tecnología más peligrosa de Irán fueron las minas. Irán recurrió a la guerra contra las minas porque simplemente carecía de los recursos para pelear una guerra naval tradicional contra la Marina de los EE. UU. Así como la Confederación se convirtió en acorazados en 1862 y Alemania en submarinos en 1914, Irán buscó en 1987 una alternativa a las armas convencionales de guerra naval. Las minas, baratas y fáciles de instalar, causaron problemas especiales a la Marina de los EE. UU. En las aguas confinadas y abarrotadas del Golfo Pérsico porque no distinguían entre objetivos y eran difíciles de eliminar y destruir.

Desde el momento del impacto, los estadounidenses asumieron que la mina que dañó el Bridgeton había sido colocada por las fuerzas iraníes. El gobierno de Irán no ocultó su determinación de apuntar al envío de Arabia Saudita y Kuwait. Los iraníes sostuvieron que ambos países, aunque oficialmente neutrales, estaban apoyando efectivamente a Irak en lo que fue, después de todo, una guerra de agresión no provocada. En lo que respecta a Irán, eso hizo que los barcos sauditas y kuwaitíes fueran justos, y si Estados Unidos eligió ponerse en peligro al escoltarlos a través de una zona de guerra, Estados Unidos también era un juego justo, aunque Irán era reacio desafiar a los Estados Unidos directamente. Por esa razón, Irán no reclamó públicamente crédito por dañar el Bridgeton, sino que atribuyó el incidente a "manos invisibles". Sin embargo, la ubicación de la mina, a solo dieciocho millas de la isla Farsi controlada por Irán, era sospechosa, y la mayoría de los estadounidenses asumieron que Irán era el culpable. Aún así, era difícil demostrar quién era el responsable de sembrar una mina en particular, y para responsabilizar a Irán, sería necesario atraparlos en el acto.
Los estadounidenses encontraron la pistola humeante en septiembre. Como un ejemplo de una tendencia emergente hacia la cooperación entre servicios (o unión), el Almirante Crowe arregló algunas fragatas de la Marina de los EE. UU. En el Golfo para transportar helicópteros MH-6 de las Fuerzas Especiales del Ejército de EE. UU., Que caben fácilmente en las perchas que habían sido diseñadas para el Helicópteros ASW de la Marina. A pesar de la resistencia inicial del personal de la Armada a la idea de albergar a los Rangers del Ejército en barcos de la Armada, los pequeños helicópteros del Ejército de dos plazas pronto demostraron su valor. Lo que los hizo especialmente deseables fue que eran notablemente silenciosos y estaban equipados con lo último en tecnología de visión nocturna. Debido a que volaban solo de noche, los equipos de la Marina los llamaron "Sea Bats". Los pilotos, suboficiales de las Fuerzas Especiales del Ejército, se quedaron a bordo de los barcos durante el día en barrios que los hombres de la Armada rápidamente etiquetaron como "Bat Cave" y se aventuraron a salir por la noche cuando los iraníes creían que estaban protegidos por el velo de la oscuridad. En la noche del 21 de septiembre, dos de estos pequeños pero letales helicópteros del USS Jarrett vieron un barco en un canal de barcos al noreste de Bahrein. A través de sus gafas de visión nocturna, podían ver claramente a los marineros en la cola de milano arrojando minas por el costado.

Antes de su despliegue en el Golfo, los pilotos del Ejército habían sido informados personalmente por el Almirante Crowe, él mismo ex comandante de las Fuerzas de Medio Oriente, quien había enfatizado que la colocación de minas era "un acto hostil" y les dijo que si observaban cualquier barco tan comprometidos, podrían abrir fuego sin previo aviso. En consecuencia, los Sea Bats descendieron inmediatamente y ataron la popa de la embarcación con sus cañones Gatling de 7,62 milímetros. Los miembros de la tripulación se lanzaron a la cubierta, pero cuando los helicópteros pasaron volando, continuaron lanzando minas al agua. Los helicópteros del Ejército dieron otra vuelta y esta vez dispararon vainas de cohetes de 3.75 pulgadas llenas de rondas de fléchette, cientos de pequeños clavos. La tripulación del barco saltó por un costado, y el barco se incendió. A la mañana siguiente, un equipo de Navy SEAL abordó el barco abandonado, que resultó ser el barco de transporte iraní Iran Ajr, y encontró diez minas a bordo junto con sus fusibles y temporizadores.

Los iraníes muertos y vivos fueron sacados del agua cercana y llevados a bordo del buque de mando estadounidense LaSalle, un muelle de transporte convertido que servía como buque insignia de la Fuerza del Comandante de Oriente Medio. Los muertos fueron almacenados de manera bastante incómoda en el congelador del barco, los que necesitaban atención hospitalaria fueron trasladados al Guadalcanal, y el resto fueron atados con esposas de plástico y detenidos a bordo del LaSalle. Su estado legal era un poco turbio. "No estamos en guerra", declaró un portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, "por lo que realmente no podrían ser llamados prisioneros". Por ahora se les llama detenidos ". Era un nuevo término para un nuevo tipo de conflicto, y no sería la última vez que Estados Unidos encontraría la oportunidad de usarlo.

Los Sea Bats pronto convirtieron la mina nocturna en un negocio peligroso para los iraníes. El 8 de octubre, un helicóptero MH-6 que volaba de noche hundió una cañonera iraní Boghammer y dañó otras dos naves. Irán protestó por estos ataques y pidió una retirada mutua de las fuerzas del Golfo. En cambio, Estados Unidos advirtió a Irán que continuar con la colocación de minas provocaría respuestas aún más duras. En una entrevista con la prensa, el secretario de la Marina James Webb declaró: "Llega un momento en que podría ser necesario un tipo de reacción diferente para dejar en claro cuáles son nuestros objetivos".
Con los Sea Bats voladores nocturnos interrumpiendo sus esfuerzos de colocación de minas, y los Sea Stallions barriendo las minas delante de los convoyes, los iraníes probaron una nueva táctica. Su reconquista de la península de Faw, justo al este de Shatt-al-Arab, los colocó dentro del alcance de misiles de Kuwait, y el 15 de octubre de 1987, dispararon un misil Gusano de seda a un buque tanque registrado en Liberia cerca de la terminal petrolera Al Ahmadi. Al día siguiente dispararon otro contra el puente del superpetrolero de la isla Sea Isle. Técnicamente, debido a que la terminal petrolera se encontraba en aguas kuwaitíes, la ciudad de Sea Isle ya no estaba bajo protección estadounidense, pero debido a que había sido previamente señalizada como un barco estadounidense, la administración Reagan decidió que se necesitaba algún tipo de represalia. A pesar del desdén público de la administración por el tipo de escalada incremental que había atraído a los Estados Unidos a Vietnam, Reagan buscó una respuesta mesurada. La palabra clave en la administración era "proporcionalidad". ¿Qué constituiría una respuesta proporcional a un ataque con misiles en Sea Isle City?

En lugar de hundir un buque de guerra iraní, que algunos miembros de la administración temían provocar una escalada peligrosa, los planificadores de la administración decidieron apuntar a una plataforma petrolera iraní. La justificación para esto fue que los iraníes usaron estas plataformas para monitorear el comercio marítimo en el Golfo y para vigilar los buques de guerra estadounidenses. La plataforma particular seleccionada fue la plataforma Rashadat en el sur del Golfo, desde la cual los iraníes habían disparado (aunque sin éxito) a un helicóptero estadounidense el año anterior.

Para garantizar una abrumadora superioridad de potencia de fuego, Estados Unidos asignó no menos de seis buques de guerra a la misión: un crucero, cuatro destructores y la pequeña fragata Thach, nombrada en honor de Jimmy Thach, que había comandado VF-3 en la Batalla de Midway. Sus órdenes eran subir a la plataforma Rashadat, advertir a los iraníes que evacuaran y luego destruirla con disparos. Para asegurarse de que el resto del mundo (incluido el público estadounidense) fue testigo de esta expresión de disgusto estadounidense, un equipo de filmación también se unió a las órdenes de fotografiar toda la operación.

El ataque tuvo lugar el 19 de octubre de 1987. Una de las dos plataformas se incendió casi de inmediato, pero la otra resultó notablemente resistente; Era como tratar de destruir una telaraña con fuego de rifle. Después de una hora y media, aunque los barcos estadounidenses habían disparado más de mil rondas de municiones de alto explosivo en su esqueleto, la segunda plataforma se negó obstinadamente a colapsar. Finalmente, el Thach envió un equipo de eliminación de municiones; El equipo plantó municiones y regresó. Cuando la artillería fue detonada, "la plataforma desapareció".

El objetivo de la redada era hacer una declaración clara no solo al gobierno iraní sino también a la comunidad internacional. El oficial al mando del Thach recordó: “La verdadera recompensa. . . fue la película de los barcos estadounidenses disparando como una demostración del poder y la resolución de los EE. UU., no la destrucción real de una plataforma petrolera ". Sin duda, llamó la atención de los iraníes. El embajador iraní ante las Naciones Unidas se lamentó de que Estados Unidos "haya abierto una guerra total contra mi país". Pero también había preocupación dentro de la Marina de los EE. UU. Un escuadrón naval estadounidense relativamente grande había gastado más de mil rondas de proyectiles altamente explosivos y de fragmentación para paralizar una plataforma petrolera. Una caricatura que fue reimpresa en el Navy Times mostraba a un artillero de la Armada que informaba a sus superiores: "¡ESO ES MIL MIL disparos de cinco pulgadas de alto explosivo disparados a corta distancia, tipo de blanco destruido, señor!" A lo que el oficial respondió: "Dam", buen disparo, artillero. ¡Qué bueno que la plataforma petrolera no se moviera! " Y otro oficial agregó: "¡O disparando de vuelta!" Un crítico calculó el costo de mil proyectiles y concluyó que la operación le había costado a los Estados Unidos más que a los iraníes.