Los últimos días del ARA Salta
Por el VAlm Juan Jose Lombardo- Publicado en el Boletin del Centro Naval N° 803 V 119 2001-
Estaba leyendo el interesante libro "Submarinos" del contraalmirante Roberto Pertusio (Instituto de Publicaciones Navales), cuando se produjo la tragedia del submarino nuclear ruso Kursk. Ello me trajo el recuerdo de mis experiencias en el viejo submarino ARA Salta y de sus últimos días. En el libro de Pertusio no se precisan las causas de su desactivación, de la que, por el tiempo transcurrido, muy pocos tendrán hoy noticias.
Poco después, caminando por las calles de Buenos Aires, me encontré con el contraalmirante Raúl A. Marino con quien he compartido varios destinos y por lo tanto tenemos muchas anécdotas y recuerdos en común. Allí me enteré de que él, con su característica minuciosidad, tenía una copia del expediente que fue la causa inmediata del fin del Salta. Gentilmente me lo prestó, lo que me permite hoy escribir estas líneas.
En los primeros días de 1955 fui destinado por primera vez a un submarino. Acababa de ascender a teniente de fragata y de terminar la Escuela de Aplicación. El ARA Salta, luego de unos cuantos años de estar en reserva era sometido a una reparación integral en los talleres de la Base Naval de Río Santiago. Estas reparaciones incluyeron la renovación de las baterías de propulsión, con elementos fabricados en el país por la fábrica Conen. Desde esta fábrica argentina, los cientos de elementos se llevaron en barcazas desde el Dock Sud hasta Río Santiago. La tarea fue liderada por el jefe de máquinas del buque, el entonces teniente de navio maquinista Néstor Armendáriz. ¡Qué alarde de capacidad industrial argentina y de habilidades de nuestros operarios oficiales!
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