Azules y colorados
Un tanque Sherman al lado de otro inutilizado, en Florencio Varela, el 21 de septiembre de 1962.
Fecha | 21 de septiembre de 1962–5 de abril de 1963 (6 meses y 14 días) | |||
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Lugar | Argentina | |||
Casus belli | Luchas internas en el seno de las Fuerzas Armadas Argentinas | |||
Resultado | Victoria de la facción azul | |||
Consecuencias |
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Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Unidades militares | ||||
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Los azules y colorados fueron dos facciones que se enfrentaron en el seno de las Fuerzas Armadas Argentinas, luego del derrocamiento en 1962 del entonces presidente Arturo Frondizi, respecto a la participación del peronismo en la vida social y política de la sociedad argentina. Las denominaciones tienen su origen en la terminología empleada históricamente en el estudio de la ciencia militar, para denominar a los dos bandos hipotéticos que se enfrentan en una contienda determinada.
Los azules estaban de acuerdo con permitir un acceso limitado a algunos dirigentes peronistas, con el fin de lograr la normalización institucional y al mismo tiempo combatir a los grupos de extrema izquierda. Los colorados, por su parte, equiparaban al movimiento peronista con el comunismo y abogaban por erradicarlo completamente. Hacia 1962, cada bando luchaba para lograr el control sobre el conjunto de las Fuerzas Armadas y, de ese modo, estar en condiciones de ejercer la tutela sobre el gobierno y establecer el rumbo que debía seguir la política nacional.
En el enfrentamiento de abril de 1963 se saldó con un total de 24 muertos y 87 heridos en ambos bandos.
Antecedentes
En una primera etapa, los cruces se centraron en la búsqueda del apoyo de los suboficiales del Ejército Argentino. A partir del derrocamiento de Arturo Frondizi, acaecido el 29 de marzo de 1962, el general Juan Carlos Onganía, jefe de los azules, decidió enfrentar activamente a los colorados.
El 21 de septiembre, la Fuerza Aérea Argentina bombardeó una concentración colorada en San Antonio de Padua. La Armada Argentina propuso una reunión formal con jefes de las tres armas a fin de detener el enfrentamiento y «evitar el caos general y entregar el país a cualquier tipo de comunismo y extremismo, a cuya consecución se llegaría mediante la disociación de las instituciones.» La guarnición de Campo de Mayo se negó y no aceptó más conferencias fuera de su comando. Acto seguido, la Compañía X fue enviada a Buenos Aires. Por su parte, la Armada movilizó al 1.º Regimiento de Infantería y a la Escuela de Mecánica de la Armada. En la madrugada, las acciones más importantes se desarrollaron en la zona de Florencio Varela.
A las 03:00, un avión sobrevoló las fuerzas coloradas destacadas en la zona. Como respuesta se efectuaron disparos de batería antiaérea. Estas fuerzas volaron dos puentes en la ruta hacia Brandsen. Una hora y media después, los tanques de Magdalena abrieron fuego en el cruce de Etcheverry y la Ruta 2 contra colorados que intentaban cortar su avance. Finalmente, estos se replegaron por la ruta a Brandsen (actual RP215), sin producirse bajas en ningún bando.
A las 10:30, la 2.ª División de Infantería, al mando del general Lorio, ocupó LS11 Radio Provincia.
Al comenzar el día 22, las acciones se concentraron en la capital de la república: Plaza Constitución y en los parques Chacabuco y Avellaneda fueron los epicentros donde se sucedieron las escaramuzas. La Secretaría de Prensa de la Presidencia desmintió rumores sobre la renuncia de Guido.
A las 21:45, se dio fin al enfrentamiento entre azules y colorados con la rendición de éstos últimos. El comunicado 149, propalado a esa hora, anunció la designación de Juan Carlos Onganía como comandante en jefe del Ejército. Al mediodía del día siguiente se difundiría el comunicado 150.
El general Federico Toranzo Montero fue detenido junto a doce camaradas, entre los que se encontraban Lorio, Labayrú, Martijena, Túrolo, Cornejo Saravia, Bonnecarrere y Elisondo. Ochenta y cinco oficiales superiores (coroneles y/o mayores) fueron arrestados en Campo de Mayo y otros cincuenta y dos en diferentes guarniciones. Los oficiales subalternos no fueron sancionados.
Los enfrentamientos esporádicos se extenderían por los siguientes seis meses.
F9F Panther atacando al 8.º Regimiento de Caballería Blindada.
El alzamiento de abril
AT-6 Texan empleando sus cohetes contra una columna azul.
El comandante de Punta Indio, capitán de navío Santiago Sabarots, había intentado infructuosamente convencer al jefe del 8.º Regimiento de Tanques de Magdalena, el coronel Alcides López Aufranc, a unirse a la revuelta.
A las 7 de la mañana comenzó la movilización de tropas de Infantería de Marina desde Punta Indio hacia La Plata,1 y sobre el mediodía se arrojaron desde una avioneta panfletos dando un plazo de 20 minutos antes del ataque.
«El escuadrón era un hormiguero, y la orden fue evacuar el cuartel. A las 12:30 comenzó a ser atacado por aviones Panther y Corsario (sic) con fuego de metralla, bombas incendiarias y destructivas.»
Conscripto Hermindo Belastegui
Los F9F Panther, AT-6 Texan y F4U Corsair de la Aviación Naval lanzaron más de cien bombas, incluyendo de napalm. Los ataques aéreos se prolongaron hasta las 03:00 del día siguiente y se saldaron con 9 soldados muertos y 22 heridos, así como una docena de tanques M4 Sherman destruidos, y considerables daños en sus cuarteles.
Mientras tanto, en Bahía Blanca, las tropas de la Base Naval Puerto Belgrano —considerada por muchos argentinos como el símbolo de la Revolución Libertadora— forzaron al 5.º Regimiento de Infantería del Ejército a rendirse. Por primera vez, se produjo derramamiento de sangre.1 Asimismo, se sucedieron los primeros atentados a altos mandos azules, ejecutados por colorados que se hicieron pasar por miembro de los «comandos civiles». También se registraron enfrentamientos en Mar del Plata.
A las 8 de la mañana del 3 de abril, la Fuerza Aérea bombardeó Punta Indio, destruyendo cinco aviones navales en tierra. Los tanques del 8.º Regimiento, con el apoyo de refuerzos provenientes de Campo de Mayo, ingresaron a la base y la encontraron abandonada, salvo por el capellán y un dentista. Sabarots había escapado hacia Uruguay, dejando atrás cinco infantes de marina muertos, tres heridos, y 24 aviones navales destruidos. López Aufranc —apodado «el zorro de Magdalena», en alusión al «zorro del desierto» Erwin Rommel— quiso vengarse arrasando Punta Indio, pero fue disuadido por Onganía y el ascendente coronel Lanusse.
El alzamiento colorado también había fracasado en el resto del país. Finalmente, el 5 de abril, los rebeldes capitularon ante el Gobierno.
Consecuencias
Tras la rendición del comando colorado, el presidente José María Guido designó al general de brigada Juan Carlos Onganía como Comandante en Jefe del Ejército. Años después, el 28 de junio de 1966, el teniente general Pascual Pistarini, quien contaba además con el apoyo de Julio Alsogaray, derrocaría al entonces presidente Arturo Illia, que sería reemplazado por Onganía.Wikipedia