La saga de las MEKO continúa
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Arriba. La F89 Aradu, de la Marina Nigeriana, vista poco tiempo después de la entrega. Actualmente, el navio se encuentra reducido a la inmovilidad, y su poder de combate es prácticamente nulo. (Foto: B+V)
Hay varias decenas de fragatas del tipo MEKO construidas y pedidas — entre ellas nada menos que 25 MEKO 200. Ahora, el concepto está siendo aplicado a una nueva generación de fragatas y corbetas.
• Mário Roberto Vaz Carneiro
El astillero Blohm + Voss GmbH (B+V) es uno de los más conocidos del mundo. Fundado en el Siglo XIX, fue responsable por la construcción de innumerables navios de primera linea, entre ellos el acorazado Bismarck. En 1969, los ingenieros de la empresa iniciaron el desarrollo de un concepto denominado MEKO (Mehrzweck Kombination, ó sea, “Combinación Multifunción”), que se reveló en un verdadero “huevo de Colón”. Se trataba de la colocación de items de equipamiento (como sensores y armamento) en containers, pallets ó módulos estandarizados, que la B+V denominó Unidades Funcionales (UF). Obviamente, un sistema como ese tare algunas desventajas en términos de espacio y peso. Entretanto, los ingenieros de la B+V estimaron que la adopción del concepto MEKO llevaba a un aumento del volumen de apenas 2%, y de peso del orden de 1% a 2%.
Para cada UF, las interfaces con los sistemas del navio (eléctrico, hidráulico, aire acondicionado, transmisión de datos, etc.) están en la misma posición cualquiera que sea el modelo del equipamiento instalado en el pallet ec cuestión. Es más: siempre que fuese posible esos módulos son colocados en las vias de acceso de equipamentos de gran porte localizados en las plataformas inferiores. Eso permite que esos items puedan ser retirados a través de las aberturas resultantes de la remoción provisória de un pallet.
La aplicación del concepto resulta en innúmerables ventajas, como por ejemplo:
• el cliente tiene amplia libertad para especificar los sistemas que mejor se encajan a sus requisitos, sin que el atendimento de sus especificaciones implique la introdución de modificaciones en el proyecto ó en la estructura del navio;
• por el mismo motivo, cualquiera modernizaciones de media vida que vengan a ser implementadas tienen su custo considerablemente reducido;
• el costo inicial de la construcción es disminuído, debido a la modularidad, que posibilita la racionalización de los métodos constructivos;
• la adopción de métodos constructivos paralelos, y no lineales, resulta en la reducción del plazo de construcción de un navio: mientras el astillero se concentra en la parte estructural, los armamentos y sensores pueden ser montados en los módulos en otros lugares, para la futura instalación en el navio, ya hechos los ensayos de funcionamento, bastando conectar las interfaces;
• reducción del tiempo en que el navio es retirado de operaciones para revisiones y reparaciones, con la consecuente disminución del costo a lo largo de la vida útil.
La introducción del sistema MEKO fue uno de los responsábles por el “boom” de exportaciones de navios de superfície por parte de la industria naval de posguerra alemana, que luego de 1945 practicamente se limitara, com raras excepciones, a exportar submarinos y lanchas rápidas de ataque.
Primeras ventas
Completado el trabajo de desarrollo del concepto MEKO, la B+V inició en 1976 el esfuerzo de comercialización. Es interesante observar que, aún cuando el sistema MEKO había sido ofrecido en navios de desplazamientos que variaban de aproximadamente 800 t (MEKO 80) a 3.600 t (MEKO 360), el primer modelo a ser encomendado fue exactamente el mayor.
El 3 de noviembre de 1977 la Marina nigeriana firmó un contrato para la provisión de una fragata MEKO 360H1, la que se denominó Republic. Con la quilla puesta el 1ro de deciembre de 1978, el navio fue lanzado el 25 de enero de 1980. El 1ro de noviembre del mismo año, el nombre fue cambiado a Aradu (que significa “trueno"), siendo el navio entregado e incorporado en 1981.
La carrera del F 89 Aradu no ha sido de las más auspiciosas — principalmente el año 1987, cuando el navio sucesivamente encalló en el Rio Congo, chocó con un muelle en Lagos y se vio envuelto en un choque en el mar. Entre octubre de 1990 y febrero de 1994 la Aradu fue sometida a una revisación en el Victoria Island Naval Dockyard, en Lagos. Luego de volver al servicio, el navio continuó teniendo problemas seguidos.
Actualmente, su valor combativo es, como mínimo, dudoso. El plazo de validad de los misiles Otomat, por ejemplo, fue sobrepasado hace mucho, no habiendo sido adquirido un nuevo lote. La ausencia de oficiales de la Marina nigeriana en el encuentro de usuarios MEKO recientemente realizado en Mar del Plata (Argentina) — donde estaban oficiales argentinos, portugueses, neozelandeses, australianos, griegos, turcos, malayos, sudafricanos, alemanes y chilenos — puede indicar que la situación de la Aradu es peor de lo que se piensa.
Arriba. La Almirante Brown dio el nombre a la clase MEKO 360 que hasta hoy forma la espina dorsal de la flota de superfície de Argentina. (Foto: B+V)
Las siguientes MEKO adquiridas fueron dos 360H2, y el comprador fue la Argentina. El contrato para la adquisición de seis unidades, cuatro de las cuales serian construídas en el país, fue firmado el 11 de deciembre de 1978. Posteriormente, al decidirse por la compra de un lote de MEKO 140 (de que se hablará más adelante), el acuerdo fue cambiado a cuatro unidades, todas construídas en Alemania. Los navios son designados en Argentina como “destructores". En la época en que entraron en servicio (1983-84), esos navios extremamente modernos (D10 Almirante Brown, D11 La Argentina, D12 Heroína y D13 Sarandi) constituían las más capaces unidades de escolta en operación en América Latina. Actualmente, mientras tanto, ya se siente la necesidad de una modernización de media vida, lo que se configura en un emprendimiento un tanto problemático, dado las conocidas dificultades por las que pasa la economia del país vecino.
El siguiente pedido de navios del tipo MEKO también vino de Argentina, firmándose un contrato en agosto de 1979 para la construcción en el propio país de un lote de seis corbetas (MEKO 140). Las quillas fueron puestas entre 1980 y 1983, siendo los navios lanzados entre 1982 y 1986. Las cuatro primeras unidades (F 41 Espora, F42 Rosales, F43 Spiro e F44 Parker) sufrieron atrasos relativamente pequeños, entrando en servicio entre 1985 y 1990. Lo mismo no aconteció, sin embargo, con la F45 Robinson e la F46 Gomez Roca. Su construcción fue interrumpida por lo menos dos veces , debido a problemas presupuestarios. Hasta en los períodos en que los trabajos estaban siendo realizados el ritmo era muy lento. Así y todo, apenas recientemente la Armada Argentina pasó a poder contar con o su sexteto de MEKO 140.
Arriba. Luego de largos atrasos en la construcción de las dos últimas unidades, la Armada Argentina puede finalmente contar con la totalidad (seis) de las corbetas MEKO 140 encomendadas en la década del 70. (Foto: A. Galarce)
continua...
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