sábado, 9 de mayo de 2020

Malvinas: La emboscada de la CC 601 contra el SAS

Una bala, un rosario y un milagro: la historia de un tucumano en la Guerra de Malvinas

El teniente Jorge Vizoso Posse fue víctima de una emboscada inglesa junto a su compañero, el sargento Mario Antonio Cisnero que terminó muerto tras el impacto de un cohete en su pecho. “Yo no me rendí ante los ingleses”, asegura el mayor que fue condecorado con la Cruz al Heroico Valor en Combate.

El Tucumano



Vizoso Posse (arriba, a la izquierda) y sus camaradas del CC601. Foto Infobae.-


No todos conocen las historias de guerra que los soldados argentinos pasaron entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, tiempo que duró el conflicto de Malvinas entre Argentina e Inglaterra.

Uno de los grandes protagonistas de esos relatos fue el teniente del Ejército Argentino, Jorge Vizoso Posse -soldado de elite, paracaidista, montañista y buzo- un tucumano que el 24 de mayo, en medio del conflicto bélico, pisó las islas para sumarse a la Compañía de Comandos 602 (CC602), liderada por el mayor Aldo Rico y creada especialmente para repeler, mediante operaciones especiales minuciosamente planificadas, distintos núcleos en la avanzada británica.


El teniente del Ejército Argentino Jorge Vizoso Posse.-

Según relata la periodista Loreley Gaffoglio para Infobae, la compañía, golpeada por numerosas bajas, planificaba el montaje de una emboscada cerca del río Murrell, entre los montes Kent y Dos Hermanas.

Durante dicha tiempo, Vizoso Posse entabló una relación de amistad con el sargento catamarqueño Mario Antonio Cisnero. Apodado El Perro,por la lealtad a su principios y camaradas, era querido y respetado como uno de los cuadros más sobresalientes dentro de la fuerza. Pero también se le encomiaba su conducta moral y solidaria.

Un 10 de junio, bajo el mando de Rico, la patrulla de 18 comandos se dividieron en cuatro grupos estratégicos: apoyo, de asalto, de seguridad y de recibimiento.

En la primera de ella se encontraban Vizoso Posse y Cisnero. Cerca de la 1 de la madrugada, el sargento vio que una patrulla, de unos 8 marines ingleses, había logrado penetrar la zona vigilada por el grupo de apoyo, por lo que abrieron fuego sin dudarlo. La respuesta fue un cohete Law de 66mm que pegó de lleno tórax a Cisnero. La onda expansiva revoleó por el aire a Vizoso Posse y que cayó sobre las rocas a metros de él.

Herido y aturdido, el tucumano logró cerciorarse de que su compañero había muerto. Sin pensarlo se acomodó al lado del cadáver fingiendo estar su muerte ante la inminente llegada de sus agresores extranjeros.

Al llegar al lugar de la explosión, los hombres que servían a la Reina decidieron comprobar que sus enemigos habían muerto rematando los cuerpos. Los disparos en automático de las armas inglesas acribillaron al teniente.

Contrariando la estrategia militar, en vez de continuar a la vanguardia, los enemigos descendieron por el mismo lugar por donde habían venido algo que fue aprovechado por el soldado tucumano que milagrosamente aún respiraba. Aturdido, con alguna dificultad para respirar e incrédulo por estar vivo, Vizoso Posse buscó su fusil y agotó un primer cargador hacia sus verdugos en retirada. Extrajo otro más del chaleco de su compañero caído y también lo vació con furia. Recién en ese instante un hilo de sangre le advirtió que estaba herido.

La contraofensiva permaneció acallada desde aquel sector. Si bien no pudo corroborar con sus ojos la efectividad de sus disparos, por la ausencia de fuego pensó que había acabado, o al menos magullado, a algunos de ellos.

Sin cobertura, aferrado a su Fal, El Yanqui, como le decían sus compañeros, trotó hasta donde estaba su jefe. Le comunicó que su sargento dilecto yacía muerto, que él estaba herido y que debía cambiar de posición.

Tras constatar que sus heridas eran grandes pero no letales, Vizoso Posee volvió al combate, que se extendió unos 30 minutos hasta que cesó la resistencia enemiga. Del pelotón argentino, además del Perro, sucumbió el sargento Ramón Gumersindo Acosta y una esquirla lesionó al gendarme Pablo Daniel Parada, del grupo Alacrán.

La herida y el milagro

Tras caminar seis horas, ya en el hospital de campaña de Puerto Argentino, el médico al desvestirlo halló, enredado entre sus ropas, el rosario que portaba, desprendido de su nuca. Ninguno reparó en ese momento que le faltaba una cuenta.

Al revisarlo, el médico, sin otro instrumental que su mano, le extrajo cerca de la clavícula un proyectil de 2cm de largo. Como la munición era trazante al ingresar por el omóplato derecho fue cauterizando la carne en un recorrido ascendente y oblicuo hasta quedar alojada a la altura del cuello, del lado izquierdo. Fue ahí, cuando al observar el proyectil, el médico habló, literalmente, de un milagro.


La munición había impactado primero en una de las cuentas plásticas del rosario y se mantenía todavía fundida y adosada al acero. Ese obstáculo, a corta distancia, no solo amortiguó el impacto; también ralentizó y desvió el recorrido. El rosario—aseguraron los médicos—le salvó la vida o, al menos, de quedar cuadripléjico.

Vizoso Posse fue evacuado de Malvinas hacia el continente en el último Hércules el 13 de junio, un día antes de la caída de Puerto Argentino. Por eso asegura que él nunca se rindió ante los ingleses.

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