jueves, 19 de noviembre de 2015

Historia argentina: La Revolución del '43

La Revolución del '43
por Lauro S. Noro

Hace 68 años se produjo el hecho que llevó a una profunda transformación de la sociedad argentina. Desde el fin de la Década Infame hasta la llegada al poder del General Juan Perón, el surgimiento del peronismo y las reivindicaciones sociales de los trabajadores. El rol de las jóvenes camadas de militares de esa época.



GENERAL Rawson y el General Ramírez en Plaza de Mayo


En aquella madrugada del 4 de junio y desde Campo de Mayo, una fuerza militar de 8.000 soldados encabezada por los Generales Arturo Rawson y Elbio Anaya, los Coroneles Emilio Ramírez y Fortunato Giovannoni y el Teniente Coronel Tomás A. Ducó (luego conocido presidente del Club Huracán), puso en marcha la “Revolución del ‘43”. Luego de enfrentar a las tropas leales al gobierno del presidente Ramón Castillo, con un saldo de 30 muertos y 100 heridos, la columna rebelde tomó la Casa Rosada. Poco después del mediodía, asumió el General Arturo Rawson como primer magistrado. Había fenecido la llamada “Década infame”. Un período de gobiernos autoritarios, fraudulentos y corruptos que germinó con el primer golpe de Estado en la Argentina, el 6 de septiembre de 1930, que derrocó al gobierno democrático de Hipólito Yrigoyen.


 
En la Guarnición Campo de Mayo se alza el monumento y la placa que recuerda los sucesos de 1943.

Los hechos
Las elecciones para elegir a un nuevo presidente estaban al caer. Se intuía un nuevo fraude electoral. Como gran candidato, las miradas apuntaban al empresario azucarero Robustiano Patrón Costas, hombre fuerte de Salta. Con él quedaría asegurada la continuidad y profundización de ese régimen conservador. Sin embargo, la influencia de la Segunda Guerra Mundial en pleno desarrollo iba a cambiar los planes. La población argentina estaba dividida entre aliadófilos y neutralistas, mientras que los germanófilos eran minoritarios. Desde el gobierno del presidente radical Roberto Ortiz (1938-1942) y del conservador Ramón Castillo (1942-1943) la neutralidad había signado sus políticas exteriores. Pero se conocía que el candidato oficial Patrón Costas le declararía

la guerra al Eje (Berlín- Roma-Tokio). Esta certeza tuvo un enorme peso en las Fuerzas Armadas, sobre todo en el Ejército, donde era mayoritaria la posición de mantener la neutralidad. Y si bien las Fuerzas Armadas habían sido uno de los pilares que sostuvieron a los sucesivos gobiernos en esa década, la relación con el poder fue sufriendo un marcado deterioro en los últimos años. Los cambios generacionales en sus mandos y el proceso de industrialización ligado con los militares y la defensa nacional aparecieron como factores desencadenantes.
Castillo ya había enfrentado varias conspiraciones cívico-militares cívico y fallidos golpes de estado. Por eso, la asonada de junio se advertía como una más. Pero, la fortaleció el pedido de renuncia que el presidente le exigió un día antes, a su ministro de Guerra, General Pedro Pablo Ramírez. El 26 de mayo éste se había reunido con un grupo de dirigentes de la Unión Cívica Radical que le ofrecieron la candidatura a presidente en las elecciones que se avecinaban, encabezando a la Unión Democrática. Se trataba de una alianza que los unionistas del radicalismo buscaban concretar con el Partido Socialista y el Partido Demócrata Progresista con apoyo del comunismo.
El 3 de junio, en Campo de Mayo, se decidió el golpe en una reunión dirigida por los Generales Rawson y Ramírez. Es curioso destacar que en ella no participaron ni el General Edelmiro Farrell ni el Coronel Juan Perón, pero la influencia del Grupo de Oficiales Unidos (G.O.U.) ya se había hecho notar (ver recuadros).

Nace un líder
La gestión Rawson duró apenas tres días. Tuvo que renunciar cuando los líderes militares rechazaron los nombres de quienes integrarían su gabinete. Entre ellos figuraban tres amigos ligados con el régimen depuesto. El 7 de junio juró Ramírez. Su primer gabinete estuvo integrado por militares, salvo por Jorge Santamarina, ministro de Hacienda. El coronel Juan Perón quedó a cargo de la secretaría del ministerio de Ejército bajo el mando del General Farrell. Es recién a partir de entonces que su figura comienza a tomar relevancia pública, de la mano del ingreso de los sindicatos al primer plano de la vida política nacional.
Frente a los sindicatos el gobierno asumió una actitud similar a los de sus antecesores, como la



Los cuatro coroneles

Los coroneles Miguel A. Montes, Enrique P. González, Juan Perón y Emilio Ramírez (hijo del General Ramírez), llamados “los cuatro coroneles” y a los que se sumó más tarde Eduardo Ávalos, formaban el núcleo del comando del GOU. Los acompañaban los tenientes coroneles Urbano de la Vega, Domingo Mercante, Oscar A. Uriondo, Julio Lagos (uno de los jefes de la Revolución Libertadora), Severo Eizaguirre, Tomás A. Ducó, Arturo Saavedra, Aristóbulo Mittelbach, Bernardo Menéndez, Agustín de la Vega y Bernardo Guillanteguey; los mayores Heráclito Ferrazano, Fernando González y Héctor Ladvocat y el capitán Francisco Filippi (yerno del General Ramírez).

 escasa importancia política e institucional, incumplimiento de las leyes laborales, simpatía pro patronal y represiones frente a protestas y huelgas. Pronto resultó evidente que el gobierno estaba integrado por influyentes sectores antisindicales. Con esos inconvenientes, un grupo sindical encabezado por el socialista y secretario general de la Confederación General de Empleados de Comercio, Angel Borlenghi, estableció relaciones con un sector del gobierno militar más inclinado a aceptar los reclamos sindicales. El Coronel Domingo Mercante, hijo de un dirigente sindical ferroviario y miembro del GOU, fue elegido como puente entre ambos sectores de poder. Para ese quehacer convocó a su amigo Juan Perón.
El 27 de noviembre de 1943, con el apoyo del General Farrell y a pedido de los sindicalistas, encabezados por la gestión de Mercante, se creó la Secretaría de Trabajo y Previsión y el Coronel Perón asumió como su responsable. Lo que siguió, es historia conocida. La caída de Ramírez, el gobierno de Farrel, el encarcelamiento de Perón, el 17 de octubre y el nacimiento del peronismo.


El GOU

El Grupo de Oficiales Unidos (GOU), creado el 10 de marzo de 1943 y disuelto el 23 de febrero de 1944, cumplió un rol decisivo en la gestación de los hechos del 4 de junio, según la mayoría de los historiadores. Sin embargo, algunos la han puesto en duda. Robert Potash, por ejemplo, afirma que su dirección “no controlaba directamente los recursos militares necesarios para realizar una revolución... El movimiento militar no fue resultado por un plan elaborado cuidadosamente por el GOU, o siquiera por cualquier otro grupo de oficiales... Más bien fue una rápida improvisación cuyos participantes apenas concertaron acuerdos en relación con objetivos específicos”.
Pero entre aquellos, hay consenso de que se trató de un grupo reducido de oficiales, con un peso importante de los de menor graduación, sobre todo coroneles y tenientes coroneles. El GOU carecía de una ideología precisa, pero todos sus integrantes compartían una visión nacionalista, anticomunista, neutralista frente a la guerra y sumamente preocupada por terminar con los actos abiertos de corrupción de los gobiernos conservadores.
La presencia del GOU expresaba el avance de los oficiales jóvenes del Ejército, muchos de ellos provenientes de sectores medios y bajos sin influencia, que encontraron un momento histórico para dar un paso al frente. El Ejército, al morir el General Agustín P. Justo, quien lo había controlado por casi dos décadas, se había caracterizado por la ausencia
de un definido liderazgo definido. Era un conjunto de grupos de ideologías imprecisas y relativamente autónomos, que estaban desarrollando relaciones con los viejos y nuevos factores de poder y que irían asumiendo posiciones definidas a medida que el proceso fuera desenvolviéndose. En la joven generación militar, el G.O.U fue más que una sigla y comenzaba a montar otro escenario, el de la profunda transformación argentina.


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