EL SISTEMA QUE NO FUE
Por: Eduardo Julio Rodi
Parte 2
Viene de Parte 1
Las Características Técnicas Destacables
Los requerimientos técnico-operativos que se exigían por parte de nuestras
Fuerzas Armadas, eran los siguientes:
1. Proyectil con una cantidad de movimiento Q = 0.360 a 0.500 kg.seg.
2. Alcance eficaz no inferior a 400 metros.
3. Arma individual con cargador de 30 a 35 cartucho.
4. Con selector de tiro para fuego semiautomático y automático.
5. Cadencia de tiro entre 650 y 750 disparos por minuto.
6. Con apagallamas y posibilidad de engarzar una bayoneta.
7. Longitud del arma máximo 850 mm (plegada).
8. Peso del arma con cargador, sin cartuchos ni accesorios, menor a 4 kg.
9. Aparato de puntería de dos distancias: 200 y 400 metros.
10. Sistema de puntería para tiro nocturno.
11. Apta para ser empleada en todo tipo de terreno.
12. Capaz de lanzar granadas de hasta 0.5 kg.
Otros que se consideraban como deseables, se enumeran a continuación:
1. Uso universal para todas las fuerzas, sin modificaciones ni agregados.
2. Aparato de puntería lanzagranadas integrado.
3. Capaz de recibir alza óptica.
4. Que pueda ser operado por personal diestro o zurdo sin agregados ni modificaciones.
Se solicitaban comprendiera los siguientes accesorios:
1. Cuchillo bayoneta.
2. Para el arma de pelotón, bípode.
3. Equipo de mantenimiento incluido en el arma.
A continuación algunos datos que se evaluaban como altamente positivos en aquella época, tomando como parámetro de comparación el FAL IV.
El F.A.A. 81 era un fusil de carga automática operado por gases, de cierre positivo, con posibilidad de tiro automático y semiautomático. El cierre del arma lo constituía un cerrojo rotativo, cuyo movimiento era comandado mecánicamente por una corredera impulsada por los gases. Poseía cargadores de caja con una capacidad de 30 cartuchos. El sistema de seguridad estaba integrado por un seguro mecánico independiente del selector de tiro, que bloquea el movimiento del disparador. Este sistema permitía poner el arma en seguro, cualquiera sea el modo de fuego seleccionado.
Veamos algunas de sus características principales en el cuadro siguiente.
Dimensiones
Longitud
-Total con culata desplegada 980 mm
-Total con culata plegada 730 mm
-Del cañón 440 mm
Altura total del arma con cargador 260 mm
Ancho del arma 70 mm
Peso
-Del arma con cargador vacío 4,310 kg.
-Del arma con cargador lleno 4,670 kg.
-Del cargador vacío 0,260 kg.
-Del cargador lleno (30 cartuchos) 0,620 kg.
Rayado del cañón
Número de estrías 6
Sentido de giro a la derecha
Longitud estriada 398 mm
Paso 178 mm ó 229 mm
Cadencia de tiro aproximada 710 tiros por minuto
En la imagen siguiente, se podrá apreciar una vista explotada donde se describe al arma en su máximo desmontaje de campaña.
Veamos a continuación la manera en la que el soldado debería realizarlo en el campo de batalla, apoyado por las imágenes que en cada caso se indican:
1. Como en toda arma, asegurarse en primer lugar que esté descargada (sin cartucho en recámara) y sin cargador.
2. Desenganchar la correa y retirarla.
3. Llevar la palanca de mando de la válvula de gases a posición vertical. (Imagen 1)
4. Presionar el retén del apagallamas.
5. Para retirarlo, desenroscar el apagallamas, girando en sentido antihorario. (Imagen 2)
6. Retirar el conjunto zuncho.
7. Retirar el guardamanos. (Imagen 4)
8. Retirar el tubo guía del pistón. (Imagen 5)
9. Con la ayuda de un cartucho, presionar de derecha a izquierda, el pasador de unión que vincula la armadura con el cajón de mecanismos. El pasador queda retenido en el costado izquierdo. (Imagen 6)
10. Presionar hacia abajo la culata para separar, por rotación alrededor del tornillo eje de unión, la armadura respecto del cajón de mecanismos. (Imagen 7)
11. Retirar el resorte recuperador con su guía.
12. Retirar el conjunto corredera-cerrojo.
13. Separar el cerrojo de la corredera llevándolo hacia atrás. El cerrojo girará en sentido antihorario por acción del perfil de leva de la corredera. Continuar el giro, hasta que el tetón de guía del cerrojo escape de su alojamiento.
14. Tirar del cerrojo hacia delante para retirarlo.
Epilogo
Como Uds. habrán podido apreciar en este relato, se mezclan toda una serie de sensaciones agridulces, que al menos para mí resultan difíciles de soslayar. Pero como me considero una persona positiva, no puedo cerrar esta nota sin enviar un mensaje de esperanza para todos aquellos que aman este metie, y para los que sin conjugar con él, creen en un país desarrollado que debe estar ubicado en otra posición en el concierto de las naciones del mundo.
En los últimos meses he redescubierto a una gran cantidad de personas que, devaluación mediante, han percibido la necesidad de contar con una industria nacional capaz de sustituir lo que, hasta hace un año nada mas, ingresaba habitualmente del exterior y a precios medianamente accesibles. Hoy se han cerrado muchas de esas opciones, y para desgracia de todos, la última década de fundamentalismo económico, encubriendo la mayor rapiña de la que tenga memoria, nos ha dejado entre otros males una industria desfalleciente.
De todas formas resulta necesario para erradicar el mal, en primer lugar reconocer su existencia. Si la mayoría de la población, ha tomado conciencia de la interesada falsedad en el discurso de ciertos formadores de opinión que, doña Rosa mediante, los convencieron que se podía ser una nación independiente y soberana comprando en el exterior hasta los espejitos de colores, y privatizando
hasta lo que está por debajo de nuestro suelo: hemos reconocido el mal.
A partir de este hecho, y con todo lo que aun nos queda de capacidad técnica, podemos retomar el camino del desarrollo industrial y económico que nos marcaron esos grandes prohombres como Savio y Mosconi.
Que así sea, y hasta nuestro próximo encuentro a través de MAGNUM.
Publicado originalmente en la revista Magnum
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