martes, 19 de julio de 2016

Ases: Johannes Steinhoff (Alemania)



Nota preliminar
El autor de modo alguno intenta hacer un reconocimiento, explícito o implícito, al régimen nacionalsocialista alemán (1933-45). El objetivo de este artículo es rescatar la figura de un eximio piloto, envuelto en circunstancias políticas e históricas que en mucho lo excedían, y cuya historia es un ejemplo del coraje, y tenacidad y determinación de muchos aviadores. A estos -en su momento- jóvenes pilotos, que arriesgaron sus vidas sobre los cielos de Europa, sin distinción de nacionalidades, está dedicado este artículo.


Johannes Steinhoff, en uniforme de servicio.
Nótese la Cruz de Caballero y los distintivos de campaña. (Bundesarchive)


Los Comienzos.
Aproximadamente un año antes de que volviesen a sonar los cañones en Europa, silenciados desde la guerra francoprusiana, nacía en Turingia (Bottendorf) Johannes Steinhoff. Hijo de un molinero y una ama de casa, recibió una tradicional educación.
El joven Johannes demostró interés por las lenguas extranjeras, estudiando en la universidad de Jena. Sin embargo, durante el rearme alemán ingresó a la Kriegsmarine (Marina de Guerra) en 1934. Pero al ver el desarrollo que tenía la aviación (recuérdese que la Kriegsmarine perdió su Arma Aérea en ese entonces) solicitó su transferencia a la Luftwaffe (Fuerza Aérea).
Allí recibió instrucción como aviador de caza, y comenzó su meteórica tarea. El estallido de hostilidades en 1939 lo encontró como staffelkaptain, asignado a la 10/JG26, de donde posteriormente se lo transfirió a la NJG1, una escuadrilla experimental de caza nocturna. Un conjunto de errores técnicos y tácticos determinaron que esta parte de su carrera no fuese demasiado brillante; de todos modos, Steinhoff no era partidario de las unidades de caza nocturna. Tras su paso por la NJG1, regresó a comandar unidades de caza diurna, en la JG26.



Piloto de Combate
Durante los intensos días de la Batalla de Inglaterra, voló con la JG52. Luego llegó a ser comandante de Hans Joachim Marseille, quien se destacaría luego en África. El año de 1941, ya como Oberleutnant, le depararía su victoria número 35, y la Ritterkreuz (cruz de caballero), a la que luego agregaría hojas de roble. Fue transferido a Rusia, donde aumentó sus victorias, para luego participar de los estertores de la campaña africana. En Rusia pudo apreciar que los soviéticos, si bien tenían coraje de sobra, eran rudimentarios en sus tácticas, repetitivos y poco confiados en la iniciativa individual. Usualmente en inferioridad numérica, Steinhoff y sus numerales salían victoriosos. Ya en África se encontraría con su némesis: los bombarderos Boeing B-17 Flyingfortress. Pudo apreciar el poder de las fortalezas volantes, y comenzó a pensar que sería difícil, sino imposible, contrarrestarlas.
Concluída la campaña africana, comprobó su teoría. Los bombardeos diurnos estadounidenses arrasaban con la estructura militar y fabril de Alemania. Los pilotos de caza se vieron entre la espada y la pared: defendieron a brazo partido la Vaterland, pero el problema se encontraba mas arriba. Más precisamente en Hermann Goering y su séquito, que eclipsaron a los más brillantes planificadores (por ejemplo Milch) y ejecutores (por ejemplo, Galland) que tenía la Luftwaffe.



Pero Europa era asaltada por todos los flancos, y Steinhoff se encontró en Italia, donde alcanzó su victoria 167ma, y las espadas para su cruz de caballero. Tras una discusión de un grupo de oficiales superiores de la Luftwaffe, liderados por el Gral. Adolf Galland, con el Reichsmarschall Goering -que injustamente los acusaba de cobardía-, Steinhoff estuvo al borde de un Consejo de Guerra. Empero, fueron "indultados", pero destinados como castigo a la JG7. Esta unidad era la primera en contar con el Me 262, primer avión de combate a reacción del mundo. Quizás, entonces, hubiesen encontrado la forma de frenar a los B-17. Pero ya era tarde... a su vez, los jets eran inseguros. De todos modos, siguieron volando, aún sabiendo que la guerra estaba perdida. Apelaron, en última instancia, a una estrategia de la Primera Guerra Mundial: congregar a los ases en escuadrones de Elite, y dotarlos de los mejores aparatos. Así, 1945 lo encuentra a Steinhoff en la JV-44, y con el rango de Oberst (Coronel). Una meteórica y distinguida carrera para un piloto de 31 años, aún de rasgos joviales. Un oficial orgulloso, reconocido por sus circunstanciales adversarios por el correcto trato que les dispensaba, y por su innata habilidad en el vuelo de caza.
El 17 de Abril de 1945, un cráter no marcado provocó la explosión en el despegue de su Me 262. El avión, tras el impacto, estalló en llamas. Steinhoff a duras penas pudo salir del aparato. Su estado era poco promisorio. Tras luchar por su vida, los médicos intentaron reconstruirle la cara y las manos, con escaso éxito. Debería llevar la marca del accidente por el resto de su vida.


El Me 262 tras el accidente (Col. Steinhoff)

Tras el silencio de las Armas, la Guerra Fria.
La posguerra lo encontró a Steinhoff sometiéndose a dolorosas y numerosas -más de ochenta- reconstrucciones faciales. Obligado a ganarse el sustento para él y su familia -casado, con dos hijos- en una Alemania arrasada, consiguió trabajo como redactor de anuncios publicitarios.
Pero Alemania Occidental, con ayuda aliada y, sobre todo, con el callado esfuerzo de un pueblo laborioso, renacía tras la devastación. Sin embargo, la Guerra Fría campeaba, y Alemania Occidental sería el campo de Batalla hipotético por casi cuatro décadas. Es por eso que renacieron las fuerzas armadas alemanas (Bundeswehr), entre las que se encontraba la Bundesluftwaffe. La nueva fuerza aérea necesitaba oficiales; se privilegió tanto la capacidad técnica como la probidad moral de los candidatos. Así, Steinhoff fue convocado como Oberst de la nueva Luftwaffe, recibiendo entrenamiento de recalificación en Estados Unidos y regresando al Arma de Caza.




Ascendió a General en 1958, y a Mayor General en 1962. Durante los tensos días de la crisis de los misiles, fue agregado militar al Comité Militar de la NATO en Washington DC. En 1965, alcanzó el grado de Teniente General y, con él, el Comando en Jefe de las Fuerzas Aéreas Aliadas en Europa Central, para pasar, un año después, al Comando de la Bundesluftwaffe. Bajo su gestión, los alemanes recuperaron el orgullo en su Fuerza Aérea.
Muchos alemanes se acostumbraron a ver su cara remendada, su irregular bigote en los noticieros. Su sonrisa franca que denotaba la satisfacción del deber cumplido: bajo su gestión se modernizó la Luftwaffe, se obtuvo una inserción más asertiva en la estructura militar occidental. También se revisaron los manuales de entrenamiento y procedimiento, con lo que se pudo poner fin a una serie de lamentables accidentes con el Lockheed F-104 Starfighter.


General Steinhoff, circa 1969 (Luftwaffe)

El pináculo de su carrera fue en 1971, cuando recibió en ascenso a General (4 Estrellas) y la posición de Presidente del Comité Militar de la NATO. Allí concluyó años más tarde su carrera activa. Falleció en 1994, y está enterrado en su ciudad natal.
Esta fue, en síntesis, la vida de este piloto, que sirvió durante años turbulentos, con una total entrega a su país. En la posguerra, y pese a las secuelas de su horrible accidente, fue un pilar de la recuperación militar alemana y la integración militar Europeo Occidental.
Muchos lo recordarán por sus cicatrices, por sus condecoraciones... por sus 993 misiones de combate, sus más de 160 derribos... pero merece per se un lugar como símbolo del espíritu y la tenacidad humana. Sobre todo, por haber comprendido la dimensión humana de los problemas: un Comandante en Jefe Respetado, un bravo piloto y el primer alemán en ocupar la presidencia del Comité Militar de la NATO.


(*) Abogado, Master of Laws.
Editor Asociado, www.FuerzasNavales.com

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