jueves, 25 de mayo de 2017

APC: La experiencia de Irak en el Stryker

 

El Ejército de EE. UU. planea mejorar su flota de los vehículos Stryker con la introducción de suspensión mejorada, mayor potencia y distribución mejorada, ejecutadas por los nuevos sistemas de gestión de la energía. Según la columna del Cnel. Christopher Lockhart, encargado de capacidad del TRADOC, equipo de combate de la brigada Stryker, desde el despliegue del equipo de combate de la brigada Stryker (SBCT) en Irak, los vehículos Stryker se han provisto continuamente con nuevos sistemas electrónicos, incluyendo sistemas de anulación de aparatos explosivos improvisados (IED) y sistemas de detección de tiro. Estos sistemas drenan rápidamente las reservas de energía del vehículo, particularmente cuando juegan el rol de “guardia silencioso” con el motor apagado. Para se planea sostener la guardia silenciosa extendida por muchos períodos con la introducción de una unidad de potencia auxiliar a bordo. La suspensión será mejorada para sostener cargas hasta 24-27 toneladas métricas (55.000-60.000 libras.) Lockhart presentó la trayectoria de la mejora de Stryker a la audiencia de la cumbre táctica de los vehículos de IDGA sostenida en Washington DC en el 8 de abril. 

Otra mejora prevista será la adición de suspensión semiactiva, que podrá compensar el aumento en peso. Los realces de la supervivencia incluirán las modificaciones que forman de nuevo el casco en una estructura de forma de V baja, armadura adicional para los lados, frente (protección del conductor). Un sistema de protección activo, un derivado del sistema rápido de destrucción de amenazas de la Raytheon desarrollado para los sistemas futuros del combate (FCS) se planea probablemente. 

El vehículo también recibirá conocimiento circunstancial del grado video periférico de la vigilancia proveyendo 360° de protección, un kit de la detección del tiro y neumáticos inflamables, y los asientos atenuantes de la mina-ráfaga para mejorar la protección para el equipo. La estación del arma del vehículo también será mejorada con el espectador termal y la estabilización de la 3ro generación, permitiendo el contrato de blancos en de más alcance. La capacidad de gama extendida también será mejorada con la introducción de capacidad del arma de la jabalina. Una nueva infraestructura del databus proporcionará una mejor conectividad para los sistemas electrónicos. Se espera que estos sistemas sean compatibles con los sistemas del FCS, pues serán basados en tecnologías del efecto del FCS. El nuevo sistema permitirá la recepción y el control de sistemas teledirigidos tales como vehículos aéreo sin tripulación (UAV) y vehículos terrestres sin tripulación (UGV). El sistema incluirá las últimas versiones del software del comando de la batalla y habrá encajado a brigada del comando de la batalla de la fuerza XXI y debajo (FBCB2) de proporcionar un mejor conocimiento circunstancial y el cuadro común del funcionamiento. 

 

La división de Sistemas Terrestres de General Dynamics (GDLS) en AUSA 2007 reveló un paquete de mejoras para el Stryker y el LAV-III que cumplía muchos de los requisitos del ejército. La mejora marcada como “LAV-H”, se propone para ser emprendida como parte de principal reacondicionamiento realizado con la experiencia del combate en Irak. Bajo proceso, el vehículo automotor y los sistemas de la central eléctrica serán aumentados para apoyar un aumento de peso grueso de vehículo del 25% de las 42.000 a 55.000 libras actuales. (25 toneladas). El peso de encintado del vehículo será 29.000 libras (13.2 toneladas). Como parte de tal mejora, GDLS se prepone instalar un motor de la oruga C7 y una transmisión de Allison 3200SP. 

Tratando de responder a la creciente demanda de energía a bordo, un nuevo alternador de 500 amperios será instalado, juntado con un sistema de estado sólido extensible y distribución escalable y control de energía. Un paquete opcional de la batería del Litio-ion podía doblar casi doblar la capacidad de almacenar la corriente eléctrica a bordo, con la misma demanda del espacio que el paquete de batería estándar del vehículo. El equipo podrá agotar casi toda la energía de batería sin tener fallas al reiniciar el motor, confiando en la reserva de ofrecimiento de la energía del 24V Capacitive Start System para el arrancar el motor, independiente de la batería principal. El vehículo fue demostrado en AUSA 2007 con una estación del arma del protector que montaba una ametralladora pesada y un lanzador de misil Javelin. 

La mejora también incluye un aumento significativo en la protección, con la introducción de protección realzada del vientre, las modificaciones del casco incluye el perfil nuevo de V para la resistencia mejorada de la ráfaga. Externamente, los módulos grandes de la armadura del appliqué y las portillas reajustadas se introducen, mejorando la protección y reducción de vulnerabilidad al mínimo, causado por las costuras entre los módulos de la armadura. Externa e internamente, el vehículo tiene mejor protección contra IEDs, por ejemplo, con la introducción de asientos resistentes (o bancos) que absorben las ráfagas de las minas. 


 

Defence Update

Helicóptero de ataque: Harbin Z-19 / E Black Whirlwind

Helicóptero de ataque Harbin Z-19 / E Black Whirlwind 

Thai Military and Asian Region

En julio de 2010, la firma de aviación china AVIC reveló el primer prototipo del nuevo helicóptero de ataque anti-armadura WZ-19. El prototipo pudo haber volado durante mayo de 2010. El prototipo Z-19 estaba experimentando un vuelo de prueba en el campo de aviación de la corporación industrial de la aviación de Harbin [HAIC]. Se informó que un prototipo se estrelló el 18 de septiembre de 2010.



Los nuevos helicópteros de ataque de la Aviación del Ejército Chino WZ-19 se usan principalmente para atacar tanques y otros objetivos pesados. El nuevo helicóptero de ataque Harbin / AVIC WZ-19 se basa en el helicóptero de ataque  anti-tanque Z-9W, que se derivó del AS-365N (Dauphin). El WZ-19 utilizó los motores (WoZhou WZ8A?), rotor, fuselaje en popa y sección de cola (incluyendo el rotor de cola de Fenestron) con modificaciones menores de H425 [una de las variantes actualizadas recientes del Z-9] para acelerar el desarrollo. A diferencia del Z-9W, que era básicamente un helicóptero utilitario armado de cuerpo ancho, el WZ-19 cuenta con un nuevo fuselaje estrecho con estructura compacta tándem similar a la de otros helicópteros como Z-10, TAI / Agusta Westland T -129, Viper AH-1Z, AH-64 Apache, Tigre Eurocopter, Mil Mi-28 y el Helicóptero de Combate Ligero de HAL.



El WZ-19 cuenta con un estrecho fuselaje delantero y un diseño de cabina en tándem similar a los de Z-10, pero con asientos invertidos - el piloto sentado en el asiento delantero y artillero en el asiento trasero. Ambos tripulantes están protegidos por placas de armadura, asientos resistentes al choque y trenes de aterrizaje delanteros no retráctiles. También cuenta con un Z-9WA estilo montado torreta EO (FLIR, TV y láser de búsqueda), con el armamento que consiste en un canon de 30 mm en la torreta de la barbilla. El helicóptero también puede llevar el paquete de armas aire-aire y aire-tierra similar al Z-9WA bajo un par de alas, incluyendo ATGMs KD-8, AAMs PL-90 así como vainas de arma de 23mm y lanzadores de cohetes

Misiles Aire-Aire TY-90 



ATGM KD9 y KD10



KD8 ATGM



Z-19E Un helicóptero de ataque hecho en China hace su primer vuelo




Extracto


El helicóptero de ataque Z-19E hizo su primer vuelo desde un aeropuerto de Harbin el jueves, marcando un paso importante en la entrada de China en el mercado global de helicópteros de ataque.

También llamado "Black Whirlwind", el Z-19E es el primer helicóptero de ataque orientado a la exportación desarrollado por el Grupo de la Industria Avícola de Harbin de AVIC. Basado en el diseño del Z-19, el 19E puede utilizarse en misiones de ataque de respuesta rápida, de bajo impacto y frecuentes, informó la Radio Nacional de China.

Detalles



El Z-19 también cuenta con placas de blindaje, asientos resistentes a los choques y una torreta con FLIR, TV y láser. Z-19 también está equipado con avanzado casco de vista montado (HMS), que se ve diferente de la de WZ-10.



La principal tarea de los helicópteros armados WZ-10 y WZ-19 es proporcionar apoyo contra incendios en los campos de batalla. Los helicópteros, caracterizados por sus excelentes prestaciones en vuelo y su extrema maniobrabilidad a baja altitud, pueden equiparse con múltiples armas guiadas por precisión aire-aire y aire-tierra y poseen capacidades de combate diurnas y nocturnas. Todas las unidades de tropas equipadas con estos helicópteros armados han establecido sucesivamente equipos de abordaje de vuelo para abordar problemas muy difíciles en vuelo de estos helicópteros armados, exploraron nuevos métodos y tácticas de entrenamiento centrándose en las características de guerras futuras y establecieron un entrenamiento completo Para estos helicópteros armados de nuevo tipo. Fuente: Global Security Org.








Características generales


Tripulación: Dos, piloto y observador
Longitud: 12 m (39 pies 4 pulg)
Altura: 4.01 m (13 pies 2 pulg)
Peso en vacío: 2,350 kg (5,181 lb)
Peso máximo de despegue: 4.500 kg (9,921 lb)
Grupo motopropulsor: 2 × WZ-8C turboshafts, 700 kW (940 CV) cada uno
Diámetro del rotor principal: 11,93 m (39 pies 2 pulg)
Área del rotor principal: 111,79 m2 (1,203.3 pies cuadrados)

2 × WZ-8C turboshafts




Rendimiento

Velocidad máxima: 280 km / h (174 mph)
Velocidad de crucero: 245 km / h (132 mph)
Alcance: 700 km (435 mi; 378 nmi)
Resistencia: 4 horas
Límite de servicio: 6.000 m (19.685 pies)
Velocidad de subida: 9 m / s (1.800 pies / min)

Armamento

Almacenes de pilones para cohetes, cápsulas de armas, HJ-8 u otros misiles anti-tanque, o misiles aire-aire TY-90, autocannon de 23 mm.


Izquierda Z-10 | Derecha Z-19

Conquista del desierto: La batalla de San Carlos (1872)

Batalla de San Carlos y el fin del raid de Calfucurá




 
Fortín San Carlos


El 8 de marzo de 1872 las fuerzas del Ejército Argentino dirigidas por el General Rivas y el Coronel Boerr derrotaron a más de 3. 500 indígenas mandados por el cacique chileno Juan Calfucurá marcando así el inicio del fin de un reinado de terror que por más de 20 años asoló las poblaciones de la campaña argentina. 

Introducción 
Desde la llegada de los españoles al actual territorio argentino las diversas tribus indígenas que lo habitaban ejercieron una fuerte resistencia al avance del hombre blanco, lo que motivó que continuamente se produjeran enfrentamientos entre las partes en conflicto. Producida la Revolución de Mayo, los primeros gobiernos patrios debieron realizar negociaciones con los naturales con el fin de evitar que éstos llevaran a cabo ataques contra las poblaciones de la frontera, a pesar de ello y aprovechando que las fuerzas militares debían ser empleadas en las guerras por la independencia, voroganos, ranqueles, pampas y araucanos continuamente asolaban las estancias y poblaciones del sur de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza. 

Con el fin de terminar con las depredaciones el gobernador bonaerense Martín Rodríguez efectuó dos campañas en 1823 y 1824 que no dieron los resultados esperados debido a la falta de tácticas adecuadas; mejor suerte tuvieron las realizadas por el coronel Rauch en 1826 y 1827 que junto con los tratados de paz firmados por el entonces coronel Juan Manuel de Rosas lograron mantener la frontera en relativa paz. En esos momentos el interés por lograr este propósito era mayor que nunca debido al peligro que se corría por estar desarrollándose la guerra contra el Brasil, no debe olvidarse que uno de los propósitos de la desastrosa incursión imperial a Carmen de Patagones había tenido como principal objetivo el establecimiento de una alianza con las tribus locales para abrir un segundo frente de batalla a nuestro país. 

En 1833, Juan Manuel de Rosas realizó la primera gran campaña para pacificar la frontera, logrando mediante una combinación de tratados de paz y acciones militares neutralizar a los salvajes y mantenerlos en relativa inacción hasta 1852. La frontera avanzó hasta el río Colorado. Con su caída el 3 de febrero del citado año, los indígenas reiniciaron los ataques asolando la campaña y dando inicio a una etapa durante la cual las fuerzas nacionales sufrieron continuas derrotas y la frontera fue devastada. A las malas tácticas y a la falta de medios se sumaron los continuos problemas internos y externos, las luchas entre liberales y federales, la guerra con el Paraguay y las tensiones con Chile y Brasil, que hábilmente fueron explotados por los indígenas en su favor. Esto fue posible por la presencia de un cacique chileno que fue capaz de utilizar todas estas circunstancias en su propio beneficio: Juan Calfucurá. 

Calfucurá y la confederación de tribus 
En 1835, una caravana de unos 200 indios araucanos llegados de Chile se presentó a comerciar, como era habitual al menos una vez al año, con la tribu vorogana de Salinas Grandes (actual provincia de La Pampa). En el momento en que debían iniciarse los festejos por la reunión, los araucanos atacaron a sus parientes y en medio de un infernal griterío degollaron a los caciques Rondeau, Melin, Venancio, Alún, Callvuquirque y a muchos capitanejos y ancianos. Por primera vez se escuchó en las pampas el nombre del cacique Juan Calfucurá que comandaba a los chilenos. Inmediatamente procedió a ejecutar a otros caciques de tribus vecinas y a buscar la alianza con las mismas una vez "decapitadas". Fue así como atrajo a voroganos, pampas, ranqueles y araucanos y en pocos años formó una enorme confederación con la que dominó rápidamente el sur de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba San Luis, Mendoza, y las actuales provincias de La Pampa, Neuquén y Río Negro teniendo como centro Salinas Grandes. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas firmó una serie de pactos por los cuales, a cambio de vacas, yeguas, bebidas, azúcar, yerba y tabaco, se abstenía de atacar la frontera, con lo cual la misma pudo mantenerse en relativa seguridad, pero aunque los malones disminuyeron no cesaron completamente. Derrocado Rosas el 3 de febrero de 1852, Calfucurá (calfú azul, curá piedra) dio una muestra de la nueva etapa que comenzaba en la trágica historia de la lucha contra el indio al atacar al día siguiente Bahía Blanca con 5.000 guerreros. La línea de frontera retrocedió hasta la existente en 1826 y todo lo ganado en la campaña de 1833 se perdió. 

El 13 de febrero de 1855 arrasó el poblado de Azul con una fuerza de 5.000 lanceros asesinando a 300 personas, cautivando 150 familias y robando 60.000 cabezas de ganado pero esto sólo era el principio. En septiembre del mismo año el comandante Nicolás Otamendi murió junto a 125 de sus hombres en un combate contra los indígenas en la estancia de San Antonio de Iraola. Ocho días después Yanquetruz, subordinado del cacique chileno, al frente de 3.000 guerreros asoló Tandil. Mientras tanto, Calfucurá saqueó la población de Puntas de Arroyo Tapalqué. Ante tanta destrucción, Mitre organizó un ejército al que llamó "Ejército de Operaciones del Sur" que constaba de unos 3.000 hombres y 12 piezas de artillería poniendo al frente al General Manuel Hornos. El 29 de octubre las fuerzas nacionales fueron atraídas por Calfucurá hacia una zona llana y fangosa llamada San Jacinto ubicada entre las sierras de ese nombre y el Arroyo Tapalqué donde la caballería argentina casi no podía moverse. Las fuerzas de Hornos fueron atacadas desde todas direcciones y sufrieron una terrible derrota quedando muertos sobre el campo de batalla 18 jefes y oficiales y 250 soldados, además 280 resultaron heridos y se perdieron numerosas armas, pertrechos y municiones. Aprovechando la victoria, los naturales continuaron los malones sobre las ahora indefensas poblaciones de Cabo Corrientes, Azul, Tandil, Cruz de Guerra, Junín, Melincué, Olavarría, Alvear, Bragado y Bahía Blanca. El ganado robado era en parte utilizado por los indios para propio consumo pero en su gran mayoría se llevaba a Chile donde era vendido a los estancieros locales que luego a su vez lo comercializaban en Europa. 

A pesar del desastre, los coroneles Conesa, Granada y Paunero lograron infligir algunas derrotas a los indígenas. La separación de Buenos Aires de la Confederación Argentina y más tarde las guerras civiles y con el Paraguay aumentaron la vulnerabilidad de la frontera. Esto obligó al gobierno argentino a celebrar humillantes tratados de paz por los cuales a cambio de alimentos, mantas, ganado y vicios (yerba, tabaco, alcohol) Calfucurá no atacaría la frontera, aunque los malones continuaron. 

El 5 de marzo de 1872, rompiendo el tratado de paz firmado con el gobierno del entonces presidente D. F. Sarmiento, el cacique chileno al frente de 3.500 guerreros cayó sobre los partidos de Alvear, 25 de Mayo y 9 de Julio asesinando a 300 pobladores, cautivando a 500 y robando 200.000 cabezas de ganado. Para que el lector tenga una idea de la magnitud de las fuerzas empleadas en estas invasiones debe tener en cuenta, usándolo como punto de comparación, que el Ejército de los Andes apenas superó los 5.000 efectivos. Cuando el grueso de los salvajes se retiraban con el botín fueron interceptados por las tropas de Rivas y Boerr en las proximidades del fortín de San Carlos (actual Bolívar), generándose la batalla que nos ocupa tratar. 


EL FORTIN SAN CARLOS
El centro de la provincia de Buenos Aires estaba habitado por aborígenes. En 1850 se instaló el “Fortín San Carlos”, el primero de una línea de avanzada sobre los nativos.

El Fortín San Carlos junto a la Laguna Pichi Carhué alzó su mangrullo en la inmensidad de la pampa salvaje, anticipando sueños fundadores.
Un día caluroso y pesado, el 8 de marzo de 1872, se libró la batalla de San Carlos, una de las más importantes y encarnizadas, no sólo de la Conquista del Desierto, sino de la historia argentina. Calfucurá perdió esta vital batalla y su llama vital se extinguió el 3 de julio de 1873 en Chilihué. Desde ese momento, el fortín fue un punto de paso hacia la frontera que cada vez se internaba más empujando al indio.
Con el adelanto de la línea de fortines quedó entre los pueblos de Guaminí y 25 de Mayo, Olavarría y 9 de Julio, un gigantesco rombo de 270 kilómetros de largo por 170 de ancho, de tierras vacías.
En base a ello, se decidió fundar un pueblo aproximadamente en el centro del rombo, eligiéndose como punto poblador la ubicación del Fortín San Carlos.



Posición de los distintos fuertes y fortines, desde Coronel Suárez a Bahía Blanca,bordeando el arroyo Sauce Chico, donde se utilizó piedra en las construcciones La expectativa de ver las piedras planas conformando un cerco con barro como todo ligante, casi perdidas debido a la escasa durabilidad que tal tratamiento a la intemperie le daba, se vieron sin embargo satisfechas de la manera menos pensada. Durante nuestro paso por Sierra de la Ventana, gracias al locutor Arnaldo Botto, y su radio, entramos en contacto con Rodolfo Serigós propietario de la Estancia Santa Ana, a 20 km del encuentro de las rutas 76 y 85, a mitad de camino entre Coronel Suárez y ... A partir de relatos familiares, el citado sabía que en parte del casco se encontraba "camuflado" un fuerte, sin tener precisión de cual era su nombre. Las referencias decían que era el Fuerte San Martín, pero un estudio hecho hace unos años de restos de fauna en viejos fortines, encontró los del Fuerte San Martín muy cerca, incluido en otra estancia. (Datos GPS = S 37 - 47 49; O 61 - 5638 contra S 37 - 4755 y O 61 - 51 01 de la Estancia Santa Ana) Buscando con el Google Earth el San Martín o su cercano "socio", aparecen nítidos la plataforma circular rodeada por un terraplén troncopiramidal, y cuatro construcciones laterales segón los puntos cardinales.

Un decreto del gobernador de la Pcia. de Bs. As., Dr. Carlos Casares dio vida a una nueva población en la avanzada de la frontera hacia las Salinas Grandes. Fue el 26 de Octubre de 1877. Desde ese instante y a través de otras disposiciones gubernamentales se fue preparando la caravana fundadora que partió de la localidad de 25 de Mayo, pueblo en el cuál la oferta de tierras cercanas al Fortín San Carlos había tenido gran repercusión.

Tal es así que luego de la llegada del ingeniero geógrafo Rafael José Hernández, a quién se había otorgado el trazado de la nueva ciudad, bastaron sólo cuatro días para ultimar los preparativos de la partida que se concretó el 30 de Enero.


Vista en Google Earth del presunto Fuerte San Martín y su entorno A partir de la cercanía al Arroyo "El Perdido", se piensa que el integrado a Estancia Santa Ana, puede ser el "San Carlos", no el que diera origen a Bolivar, sino uno de aprovisionamiento. Recorrimos su torre de vigía, sus cuadras y patio, ya adaptados a la estancia, y el acceso sobre el cual perdura el arco a modo de espadaña del que pendía la campana para alarma y llamadas (el cañón solo se instalaba en los de la línea) y en los corrales encontramos lo que buscábamos.


El 3 de Febrero llegaron al Fortín San Carlos y a su vera levantaron un campamento. Todo era improvisado para los futuros pobladores, quienes debieron cuerpearle a las penurias, mientras el Ing. Hernández reconocía los alrededores para estudiar la mejor ubicación del pueblo.
El mismo, realizando sus exploraciones, encontró mojones que le comunicaban que el fortín y sus inmediaciones se hallaban dentro de una propiedad privada.

Por esto, decidió apartarse de allí en busca de nuevos terrenos, y al cabo, tras consultar con los miembros de la Comisión, coincidieron de que el lugar más apropiado ( y en tierras fiscales ) se encontraba inmediatamente al sur de las lagunas Acollaradas.

El 2 de Marzo de 1878 comunicó esa decisión a las autoridades y desde entonces, en esta fecha se conmemora la fundación de la ciudad, que asoció para gloria nuestra, dos nombres: San Carlos y Bolívar. El primero ya en uso en la zona por una vieja tradición y el otro en homenaje al Libertador Simón Bolívar, militar de origen venezolano. 



Las fuerzas opuestas 

a) El Ejército Argentino 
La composición de las fuerzas nacionales que intervinieron en San Carlos presenta varias particularidades. En primer lugar la misma era bastante heterogénea, estando formadas por regulares, guardias nacionales, vecinos e indios amigos, curiosamente estos últimos integraron el grueso de las mismas. La razón para esta diversidad estuvo dada por el hecho de que la invasión no era esperada y Rivas debió echar mano rápidamente de cuanto efectivo tenía disponible para impedir que los naturales se retiraran impunemente tras los saqueos. Tras la apresurada convocatoria que motivó que varios de los contingentes pudieran concentrarse, como veremos más adelante, gracias a repetidas marchas forzadas, la fuerza nacional quedó conformada de la siguiente manera: 
 
· Batallón de Infantería de Línea Nº 5, con 95 hombres y una pieza de artillería al mando del Teniente Coronel Nicolás Levalle. 
· Batallón de Infantería de Línea Nº 2 con 170 hombres con el Sargento Mayor Pablo Asies al frente. 
· Regimiento Nº 5 de Caballería de Línea con 50 hombres a cargo del Mayor Echichury y Plaza. 
· Regimiento Nº 9 de Caballería de Línea con 50 hombres al mando del Teniente Coronel Pedro Palavecino. 
· Guardias Nacionales de 9 de Julio bajo el comando del Capitán Núñez con 150 hombres. 
· Guardias Nacionales de Costa Sud dirigidos por el Teniente Coronel Francisco Leyría con 170 hombres, 800 guerreros de la Tribu aliada del Cacique General Cipriano Catriel con 800 guerreros. 
· Tribu amiga del Cacique General Coliqueo con 140 guerreros. 
· A estos efectivos hay que sumar los del servicio sanitario de las fronteras oeste y sur dirigidos por los cirujanos Juan M. Franceschi y Eduardo Herter, respectivamente. 
· En total 1.525 hombres aproximadamente: 165 infantes de línea, 100 hombres de caballería, 320 Guardias Nacionales y 940 indios aliados. 

En cuanto al equipamiento de los mismos era variado. La Infantería llevaba las carabinas Merrol a fulminante y Rayada a fulminante, sable bayoneta y machetes. La Caballería estaba provista con carabinas rayada y lisa a fulminante, sables y lanzas. Los indios amigos portaban lanzas, cuchillos, boleadoras y algunas carabinas. 

Tanto la Infantería como la Caballería llevaban chaquetas de brin, pantalones del mismo material y kepís. El primer arma calzaba botas o pantorrilleras de cuero con botín y la segunda botas. La vestimenta de los Guardias Nacionales era provista por los medios de cada uno de sus integrantes por lo que era muy heterogénea. Los indios amigos tenían un vestuario rudimentario que variaba según las posibilidades y posición social del propietario del mismo. La calidad de las caballadas a disposición de las fuerzas nacionales era en general buena, pero la agotadora marcha hasta San Carlos hizo que los animales se fatigaran excesivamente teniendo este hecho especial influencia para el desarrollo de las operaciones finales de la batalla. 

b) Ejército de Calfucurá 
En total, el cacique chileno logró concentrar en San Carlos alrededor de 3.500 guerreros bajo su mando supremo. En el momento de la batalla los dividió en cuatro grupos, tres de ellos con 1.000 hombres cada uno al frente de los Caciques Renquecurá, Catricurá y Manuel Namuncurá y el cuarto con 500 con Mariano Rosas que actuó como reserva. Todos montaban a caballo siendo la calidad de los mismos excelente, como era común entre los indios. 

El armamento era bastante rudimentario, la lanza era el arma más usual, hecha en general con caña tacuara elegida por su flexibilidad, la punta de las mismas podía ser de piedra o metal. Otras armas de uso generalizado eran las boleadoras, utilizadas para enredar las patas del caballo del rival o para golpear al oponente con ellas en el combate cuerpo a cuerpo. También se utilizaban cuchillos de diversos materiales. 

La vestimenta dependía de las posibilidades del usuario aunque en general era pobre, andando semidesnudos cubriéndose con algunas pieles y una vincha para sujetarse la larga cabellera. Sobre el lomo de los caballos se ponía una manta o jerga para protegerlo. Como puede verse el equipamiento de los indígenas era sumamente liviano lo que les daba una gran agilidad sobre todo para escapar ya que en general evitaban el combate salvo que consideraran que eran superiores al enemigo. 

La aproximación a San Carlos 
Calfucurá concentró sus fuerzas en Salinas Grandes y se movió hacia 9 de Julio, recorriendo aproximadamente unos 300 kilómetros en 5 días, pasando el día 5 de marzo la línea defensiva por la zona ubicada entre los fortines Quemhuimn y San Carlos. Enseguida saqueó los partidos de 25 de Mayo, Alvear y 9 de Julio, tras lo cual retrocedió hacia el lugar por donde había penetrado la línea defensiva llevando consigo el botín consistente en ganado, cautivos y todo tipo de objetos producto del robo. 

El 5 de marzo a las 2 p.m. en 9 de Julio camino hacia Buenos Aires, el jefe de la frontera Oeste, Coronel Juan C. Boerr fue informado por el Capitán de Guardias Nacionales Núñez de la invasión de Calfucurá. Inmediatamente ordenó al citado Capitán la movilización de sus fuerzas, también giró órdenes para que el Cacique General Coliqueo ubicado en 9 de Julio se le incorporara por el lado de Quemhuimn y para que el Teniente Coronel Nicolás Levalle que estaba en el fuerte General Paz hiciera lo mismo. A la vez se pidió apoyo los jefes de la fronteras Norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe, Coronel Francisco Borges, y Sur, Costa Sur y Bahía Blanca General Ignacio Rivas. 

A las 2.30 p.m. de ese día, el Cnl. Boerr inició la marcha hacia la laguna del Curá con unos 100 Guardias Nacionales pero al enterarse de que los indios del cacique Raninqueo se habían plegado a los rebeldes modificó la dirección y se dirigió al fuerte General Paz buscando la incorporación de Levalle y Coliqueo. Allí llegó a las diez de la noche recibiendo la noticia de que los salvajes se encontraban en la laguna Verde en número aproximado a los 3.000. Al no llegar los refuerzos de la División Norte y ante el peligro de que los indios escaparan, el Cnel. Boerr decidió marchar hacia San Carlos con los Guardias Nacionales y los hombres de Coliqueo, ya incorporado, para cortar la retirada a Calfucurá. Partió el 6 de marzo a las 9 p.m. Al día siguiente, a las 9 a.m. llegó a San Carlos donde se le unió el Teniente Coronel Levalle con las fuerzas que había podido reunir procedentes de los fortines de la frontera Oeste. Durante el trayecto hacia el punto de reunión, Boerr debió enfrentar la dura resistencia ejercida por las avanzadas de Calfucurá. Mientras tanto el General Ignacio Rivas avanzaba a marcha forzada desde Azul para incorporársele con 390 soldados y 800 indios del Cacique Catriel. Rivas había partido desde Azul el 6 de marzo a las 2 a.m., llegando a San Carlos tras una marcha agotadora el día 8 a la madrugada, inmediatamente asumió el comando de las fuerzas nacionales. El Coronel Francisco Borges a la vez movilizó a sus hombres pero éstos llegarían recién a la tarde del día 8, cuando la batalla había concluido. 

El 8 de marzo a las 7 de mañana Rivas fue informado por el Sargento Mayor Santos Plaza, jefe de la descubierta, que la indiada de Calfucurá se movía. El comandante dispuso inmediatamente la partida de sus efectivos para interceptar a los salvajes. Las fuerzas nacionales quedaron organizadas en tres columnas de la siguiente manera: a la derecha el Cacique General Cipriano Catriel con 800 guerreros, en el centro el Mayor Asies con el Batallón Nº 2 de Infantería de Línea de 170 hombres junto con 50 del Regimiento Nº 9 de Caballería al mando del Teniente Coronel Palavecino. Finalmente el ala izquierda quedó conformada por el Batallón Nº 5 de Infantería de Línea al mando del Teniente Coronel Levalle con 100 plazas, 140 lanceros del Cacique General Coliqueo, 80 Guardias Nacionales de 9 de Julio y 70 vecinos protegidos por 50 hombres del Regimiento Nº 5 de Caballería de Línea, toda el ala era dirigida por el Coronel Boerr. La retaguardia fue cubierta por el teniente Coronel Leyría con 140 Guardias Nacionales y 40 indios amigos. Ante la proximidad del enemigo Rivas ordenó al Teniente Coronel Palavecino del Regimiento de Caballería Nº 9 que con sus tropas y 200 guerreros se constituyera en vanguardia de la división (ver gráfico fase I). Ante la inminente batalla, las fuerzas marchaban listas para enfrentarse a la indiada de Calfucurá en cuanto ésta se presentara, medida que resultó de lo más acertada.


 
Fase I: Avance de las fuerzas nacionales hacia San Carlos en los momentos previos a la batalla 

 
La batalla 
Palavecino que marchaba con la vanguardia a 3 kilómetros del cuerpo principal informó que los indígenas se aproximaban con fuerzas considerables por lo que Rivas ordenó al Coronel Ocampo que dirigía la columna del centro ubicarse con sus hombres a la izquierda de los de Palavecino. Entre tanto el Coronel Boerr ocupó la extrema izquierda y los guerreros de Catriel la derecha (ver gráfico fase II). 
 
Fase II: Movimiento final de las fuerzas nacionales previo a la batalla de San Carlos 


Calfucurá organizó su ejército en cuatro grupos: el Cacique Renquecurá con 1.000 guerreros formó el ala izquierda, Catricurá con otros tantos se ubicó en el centro (indios de Salinas y Pincén), Manuel Namuncurá con 1.000 más formó la derecha (araucanos) y finalmente Mariano Rosas con 500 ranquelinos quedó como reserva. 

Calfucurá arengó a sus tropas e hizo desmontar a parte de sus hombres con el fin de utilizar las mejores caballadas para atacar al ejército nacional por los flancos. A continuación el ala derecha y el centro del chileno cargaron contra las fuerzas argentinas que respondieron echando pie a tierra y disparando sus armas contra la indiada que a pesar de las bajas se aproximó produciéndose un durísimo combate cuerpo a cuerpo. La falta de entusiasmo de las cargas de la indiada del Cacique General Coliqueo en el ala izquierda de Boerr permitieron que el enemigo les arrebatara la caballada, ante lo crítico de la situación Rivas ordenó a la reserva del Teniente Coronel Leyría reforzar dicha ala (ver gráfico fase III). 
 
Fase III: Choque inicial de las fuerzas opuestas, movimiento de la reserva del Tte. Cnel. Leyría para apoyar el ala izquierda de las fuerzas nacionales. Ataques de Calfucurá sobre los flancos de Rivas 


En la derecha nacional Catriel hizo desmontar a la mitad de sus hombres, su indiada realizó las cargas sin decisión, fingiéndose vencidas. El valiente Cipriano solicitó a Rivas su escolta personal para colocarse a retaguardia de su propia indiada y fusilar a los que intentasen desertar con lo que permitió mantener firme este sector. Poniéndose él mismo al frente de sus hombres realizó una impetuosa carga contra la indiada de Renquecurá logrando rechazarla. A media hora de comenzado el combate el resultado del mismo era dudoso, las fuerzas de Calfucurá cargaban continuamente sobre los flancos nacionales siendo rechazados en todas las oportunidades; a medida que el tiempo pasaba los salvajes iban internando el ganado robado en el desierto por lo que Rivas decidió definir la batalla. A tal fin ordenó a Ocampo, Boerr, Coliqueo y Leyría que rompieran el cerco cargando contra el enemigo. 

El Batallón Nº 2 de Infantería de Línea abrió un intenso fuego contra la derecha enemiga a la vez que las fuerzas de Leyría, Coliqueo y Catriel dirigidas personalmente por el General Rivas realizaban una impresionante serie de cargas que rompieron las líneas enemigas comenzando el desbande de las fuerzas de Calfucurá. También Boerr con sus tropas reorganizadas se les unió contribuyendo con eficacia a la derrota de los salvajes. Rota la línea de batalla enemiga y desmoralizados los indios, Rivas comenzó la persecución que se extendió por unas 14 leguas completando de esta manera la completa dispersión del enemigo. La misma no pudo prolongarse más debido al cansancio de la propia caballada, el polvo, la falta de agua y el calor del día. 
 
Fase IV: Carga general de las fuerzas nacionales, desbandada del ejército de Calfucurá y persecución 


Las consecuencias de la batalla 
Al culminar la batalla quedaron sobre el campo 200 guerreros de Calfucurá muertos y numerosos heridos. Las fuerzas nacionales tuvieron 35 muertos y 20 heridos. El cacique chileno que por más de 20 años había asolado impunemente la campaña argentina había sido escarmentado y se retiraba a Salinas Grandes a curarse las heridas. La rapidez con la que reaccionaron Boerr y Rivas ante la invasión para cortar la retirada de los salvajes, la velocidad con que se efectuaron las marchas forzadas, el valor de las fuerzas nacionales e indios amigos y el coraje y acertadas tácticas de Rivas en el momento clave del combate permitieron la victoria que marcó el inicio del fin de la confederación de tribus creada por Calfucurá. El 4 de junio del año siguiente éste murió con casi 100 años de edad en Salinas Grandes, su testamento decía: "No entregar Carhué al huinca", lo que señalaba que aún quedaba una dura lucha por delante. Tras su muerte comenzó la disgregación de su confederación, el reinado de terror del cacique araucano tocaba sus horas finales y las campañas de Alsina y Roca terminarían para siempre con el peligro del malón afirmando la soberanía argentina en las tierras del sur. 


Bibliografía 

-Ramírez Juárez, Evaristo. Teniente Coronel: La Estupenda Conquista, segunda edición, Buenos Aires, Plus Ultra, 1968. 
-Piccinali, Héctor Juan. Coronel: Vida del Teniente General Nicolás Levalle, Buenos Aires, Círculo Militar, 1982. Biblioteca del Oficial, vol 708. 
-Prado, Manuel. Comandante: La Guerra al Malón, Buenos Aires, Xanadu, 1976. 
-Serres Güiraldes, Alfredo, M: La Estrategia del General Roca, Buenos Aires, Pleamar, 1979. 
-Walther, Juan Carlos: La Conquista del Desierto, cuarta edición, Buenos Aires, EUDEBA, 1980. 
-Zeballos, Estanislao. S: Callvucurá. Relmú. Painé, Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1989. 
-Zeballos, Estanislao. S: La Conquista de las 15.000 leguas, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986. 
-Zeballos, Estanislao. S: Viaje al País de los Araucanos, Buenos Aires, Solar, 1994.


Por Sebastián Miranda 


Fuente 1
Fuente 2
Fuente 3

miércoles, 24 de mayo de 2017

PGM: Feldkanone 96, la respuesta alemana al "75" francés

Feldkanone 96 n.A de 7.7cm
Por Rafael Mariotti


De lejos el arma más numerosa en el arsenal del ejército Imperial Alemán en 1914 era el 7,7 cm Feldkanone 96 n.A. Alemania ingresó en la 1GM con 5.086 de estos cañones de campaña. A lo largo de toda la guerra se mantuvo como el caballo de batalla de la artillería alemana, y aunque no es tan conocido, como muchos otros cañones de gran calibre, como el famoso Dicke Bertha de 420 mm, fué por supuesto muy importante, siendo utilizado en todos los frentes y en todas las batallas. 

Significativamente, el Feldkanone 96 n.A. empezó su carrera como un cañón de campaña con cureña rígida y un diseño extremadamente tradicional, sin escudo cubrecabeza y con el tipo de munición antigua, con el cartucho y los proyectiles separados. Era el resultado del conservadorismo en los altos círculos militares en 1896. Los alemanes ya estaban distribuyendo el Fk C-96 cuando los franceses introdujeron su famoso "75": y así del día a la noche, el técnicamente nuevo cañón alemán, quedaba totalmente obsoleto. 

Inmediatamente el arma fue sometida a una completa modificación. El trabajo fue efectuado por Rheinmetall y Krupp, las dos firmas metalúrgicas más importantes en la industria armamentista, quienes realizaron una completa transformación, en principio manteniendo sólo el tubo cañón y las ruedas, poniéndolo todo sobre un nuevo sistema de retroceso hidro-neumático, un escudo y un nuevo cierre de recámara. El resultado fue el Feldkanone 96 n.A. que significa Neuer Art o sea "nuevo modelo". 

Era un diseño sólido, aunque no tan espectacular como el 75 francés. 
Publico a continuación imágenes del Feldkanone 7,7 cm 98 n.A. (cañón de campaña de 77 mm año 1896, nuevo modelo), la columna vertebral de la artillería alemana. 

La primera foto es el arma siendo transportada por caballerías al principio de la 1GM, obsérvese el casco de los artilleros, no tienen la clásica punta del Picklehaube alemán sino terminan en una esfera, para no herir al compañero artillero en el momento de inclinarse a recargar el arma. 
Luego hay una imagen del cañón. 

Luego hay una foto del Fk 96 disparando, por los cascos se nota que es una etapa tardía de la guerra, pues los cascos de acero, el famoso Stahlhelm fué empleado a partir de 1916, y reemplazó al Picklehaube. 
Luego otro Fk 96 que fue alcanzado por el fuego de contrabatería canadiense.