Mostrando las entradas con la etiqueta bomba guiada. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta bomba guiada. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de diciembre de 2023

Bomba guiada Rafael Spice (Israel)


Kit de munición de guía de precisión (PGM) de separación

Spice






El SPICE, un moderno kit derivado de la exitosa familia de misiles Popeye (Popeye, Popeye Lite), puede convertir las municiones existentes en armas aire-superficie guiadas con precisión. SPICE es una bomba de munición de guía de precisión (PGM) totalmente autónoma que por primera vez incorpora guía electroóptica autónoma con guía satelital. Esta asombrosa capacidad no podría lograrse si no fuera por un avance electro-óptico llevado a cabo por la Autoridad de Armamento y Desarrollo de Israel (RAFAEL). La ventaja única de la bomba sobre las bombas independientes regulares es su capacidad para utilizar la coincidencia de escena precargando varias imágenes de objetivos y luego comparando los objetivos con una imagen electroóptica en tiempo real que es adquirida por el buscador electroóptico de la bomba. Así, la bomba puede localizar el objetivo de forma autónoma, preparar su curso de vuelo y golpearlo con absoluta precisión.



El SPICE supera a las bombas guiadas por GPS que protagonizaron la reciente guerra en Irak, ya que el sistema de adquisición de objetivos no depende únicamente de su capacidad de generación de imágenes, sino que tiene una copia de seguridad: el sistema despliega la guía GPS, en caso de que el sensor electroóptico no pueda adquirir el objetivo por alguna razón. En tal caso, el SPICE tiene la precisión de un arma regular guiada por GPS tipo JDAM.



La bomba vuela a 0,9 Mach, en todas las condiciones climáticas, escanea el área avistada y la compara constantemente con su banco de objetivos precargados. Una vez que una imagen del banco de objetivos coincide con la imagen adquirida en tiempo real, el buscador guiará la bomba hacia el objetivo especificado con sorprendente precisión.



El SPICE tiene un rango de caída efectivo de 60 km, lo que permite que el avión atacante destruya el objetivo sin entrar en la zona de amenaza. Cualquier avión puede llevar varias bombas y seleccionar los objetivos en el curso del vuelo. Dado que no depende de las coordenadas que le proporciona un satélite, el PGM de fabricación israelí no puede interferirse. Tampoco puede ser "falsificado", es decir, dado coordenadas falsas por parte del enemigo que luego envía una bomba muy costosa a un prado estratégicamente sin valor. La bomba mejora significativamente la preparación de los pilotos y el estudio de los objetivos, por lo que acorta los intervalos de preparación entre vuelos. Después de que los objetivos se cargan en la computadora de la bomba, y la bomba se lanza, regresa, navega y se guía a sí misma sin la intervención del piloto. Tiene todas las características de una munición Dispara y Olvida, sin los altos costos de un misil.



RAFAEL ha comenzado la producción de su kit de guía de precisión de separación SPICE y está adaptando el sistema para bombas más pequeñas que la bomba Mk84 de 900 kg del arma inicial, como la bomba Mk83 de 450 kg.



Otra fuente se relaciona con el hecho de que el kit también ha sido autorizado para la ojiva penetrante BLU-109.



El elemento delantero, que contiene el buscador electroóptico y un sistema combinado de navegación por satélite inercial/GPS, permanecerá sin cambios. El elemento trasero, que comprende alas, superficies de cola móviles para dirigir el arma y la fuente de alimentación, se modificará para que coincida con el diámetro más pequeño del Mk83. Un alto funcionario del programa dice que todos los sistemas permanecerán inalterados, ya que las unidades reemplazables en línea existentes se ajustarán al nuevo perfil. Un funcionario agrega que RAFAEL está considerando la tecnología Spice con ojivas más livianas, creando un sistema similar al programa de bombas de pequeño diámetro de EE. UU. Fuentes de RAFAEL en Haifa, al norte de Israel, también dicen que la producción inicial para la fuerza aérea israelí comenzó luego de la conclusión de las pruebas. RAFAEL admite que el Spice es más caro que otros PGM. Pero, de nuevo, un misil de crucero Tomahawk de fabricación estadounidense cuesta $ 1 millón.





Autonomía 60 km
Velocidad 0.9 Mach
Tipo de guiado Electroóptico, GPS
Peso
Mk84 - 900Kg
Mk83 - 450Kg

sábado, 16 de septiembre de 2023

Revolución Libertadora: Los nuevos enfrentamientos terrestres y aéreos en Córdoba


Nuevos enfrentamientos en Córdoba




Aviones de exploración y ataque Fiat G.59 (Ilustración: Cap. Exequiel Martínez)



El sábado 17 de septiembre amaneció con las tropas del II Ejército, el Regimiento 14 de Infantería, las III y V División de Caballería y la Escuela de Mecánica del Ejército confluyendo sobre la provincia de Córdoba mientras la I y II División de Ejército y la Agrupación de Montaña Neuquén, hacían lo propio sobre Puerto Belgrano y Bahía Blanca, en apoyo del Regimiento 5 de Infantería, que había resistido los embates del día anterior.
Para entonces, las fuerzas militares de todo el país habían sido puestas en alerta; en el norte la V División de Salta junto al Regimiento 5 de Caballería y el Regimiento 5 de Artillería; en Tucumán el Batallón de Comunicaciones 5 y el Regimiento 19 de Infantería; en Catamarca el Regimiento 17 de Infantería; el Regimiento 15 de Infantería en La Rioja y el Regimiento 18 de Infantería en Santiago del Estero. Todos ellos fueron movilizados y los que componían la V División de Ejército embarcados en ferrocarril para dirigirse a Córdoba en apoyo de las fuerzas del general Morello estacionadas en Alta Gracia.
Morello aguardaba expectante el arribo del Regimiento 12 de Infantería, procedente de Santa Fe y al Grupo de Artillería Antiaérea Liviano que venía desde Guadalupe, ambos al mando del general Miguel Ángel Iñíguez así como las tropas del II Ejército  que desde el sur avanzaba al mando del general José María Sosa Molina.
La tensión era tal, que numerosas legaciones extranjeras, entre ellas la de Chile, suspendieron actos y ceremonias en espera del desarrollo de los acontecimientos. Mientras tanto, en la ciudad de Córdoba la tensión se hizo más notoria cuando obreros armados ocuparon nuevamente el edificio de la CGT, abandonado por el Ejército el día anterior. Para contrarrestar esa presencia y recuperar el edificio volvió a ser comisionado el subteniente Gómez Pueyrredón, quien partió al frente de sus efectivos, reforzados por elementos civiles.
Al llegar al sector, ordenó a su gente que lo siguiera y así se introdujo en una clínica cercana desde cuyos techos pasó al edificio sindical. Fue entonces que se desató un nutrido intercambio de disparos en el que el joven oficial cayó gravemente herido sobre las terrazas de la CGT. Al verlo tirado, con el rostro ensangrentado, sus hombres parecieron cobrar vigor y arremetieron disparando con furia contra los sindicalistas, logrando su rendición a los pocos minutos. Los sindicalistas abandonaron la sede con las manos en alto y a empellones fueron conducidos hasta unos los camiones que los llevarían a prisión.
Durante la noche del 16 al 17 de septiembre, elementos infiltrados por el comando rebelde informaron al general Morello que las tropas revolucionarias preparaban un vigoroso ataque a sus posiciones y eso decidió a su comando a volver a movilizarse dejando los vehículos de su agrupación en Alta Gracia a efectos de simular que las tropas aún permanecían allí, las tropas se retiraron hacia Anizacate, donde el Río Primero le serviría de obstáculo y en ese punto se dispusieron a dar batalla.
A tal efecto, antes de partir, Morello ordenó a los jefes del Regimiento 14 de Río Cuarto que trajeran hasta el lugar el armamento automático del Arsenal Holmberg y solicitó al general Juan José Valle en Buenos Aires, el envío de una columna de refuerzo con sus servicios de retaguardia completos, es decir, el hospital de campo, elementos sanitarios, las cocinas rodantes, víveres y aguateros motorizados, petición a la que se le dio curso de inmediato.
Cuando Morello llegó a Anizacate se encontró al Batallón 4 de Comunicaciones y las posiciones de la Fuerza Aérea en Parque Sarmiento que habían sido duramente hostigadas por los cazas rebeldes el día anterior y al Grupo de Artillería Antiaérea Liviano al mando del coronel Benito Eduardo Trucco, procedente de San Luis como avanzada del II Ejército.
Acababa de mantener comunicación con el general Francisco Imaz, que le informó que ya habían sido despachados en su apoyo los refuerzos de la Escuela de Mecánica del Ejército con sus blindados (al mando del coronel Ercolano) y sabía que desde San Juan continuaban su avance el Destacamento de Montaña 3 (unos 1200 efectivos), el Batallón I procedente de El Marquesado y el Batallón II de Calingasta, fuerzas que harían su arribo a Mendoza a las 17.00 horas. El día anterior, el general Iñíguez se había reunido con el general Sosa Molina para recibir las instrucciones emitidas por el Comando de Represión en Buenos Aires. Se había decidido reunir a todas las fuerzas disponibles, aún a costa de una demora de dos o tres días para llevar a cabo un ataque frontal sobre Córdoba, tanto desde Cuyo como desde el litoral.
Movilizada desde el mediodía del 16, la Agrupación de Montaña Cuyo penetró en la provincia de San Luis en la madrugada del 17, con el general Héctor Raviolo Audisio a su frente. Cuando Sosa Molina volaba hacia Córdoba para reunirse con Morello en Anizacate y transmitirle las órdenes emanadas desde Buenos Aires.
Ausente Sosa Molina de San Luis, se produjo la sublevación del II Ejército a las órdenes del general Eugenio Arandía cuyo segundo en el mando era el teniente coronel Mario Fonseca, ello tras un violento intercambio de disparos en el sector de la Comandancia y sus inmediaciones, de resultas del cual, cayó herido en una pierna el capitán Farmache, leal al gobierno.
A efectos de neutralizar su accionar, el Comando de Represión ordenó la movilización del Regimiento 11 de Infantería de Rosario que al mando del teniente coronel Enrique Guillermo Podestá, hacía maniobras en San Nicolás de los Arroyos.



General José María Sosa Molina

La misión que se le encomendó fue regresar lo más rápido posible y alistarse en su guarnición para dirigirse desde allí a Villa María, por la Ruta Nº 9, hasta Villa María y una vez en ese punto seguir hasta Río Cuarto a efectos de comprobar si por ese sector habían pasado tropas rebeldes en dirección a Berrotarán, localidad situada en el camino de Alta Gracia. En ese punto, el teniente coronel Podestá se subordinaría al general José Alejandro Falconier y procedería a interceptar cualquier avance del enemigo replegándose hacia el norte ante cualquier ataque, a los efectos de cubrir la retaguardia de las tropas que, atacarían la ciudad de Córdoba procedentes del sur.
Mientras tenían lugar estos movimientos, las fuerzas rebeldes transmitían sus propios comunicados desde la estación de radio LV2 de la localidad de Ferreyra, con el propósito de contrarrestar la propaganda gubernista que daba por derrotado al movimiento.
“La Voz de la Libertad”, comenzó a emitir a primera hora, poniendo especial énfasis en la política dictatorial de Perón, en los abusos del régimen y en la quema de la enseña patria.
Temerosos de que las fuerzas peronistas intentasen recapturar el “bastión”, los rebeldes instalaron ametralladoras, una en los techos y dos en tierra, a ambos lados del edificio, protegidas ambas por puestos de vigilancia organizados con cadetes de Aeronáutica y comandos civiles.
Las medidas no fueron desacertadas ya que grupos de militantes peronistas, casi todos miembros de la CGT, intentaron aproximarse al sector. Varios de ellos cayeron muertos y otros resultaron heridos, al ser repelidos por la metralla.


Temeroso de verse rodeado por las fuerzas enemigas, el general Lonardi dispuso abandonar la Escuela de Artillería y desplazar a todos sus efectivos hacia su par de Aviación Militar, dada la creciente concentración enemiga en torno a ellos. De ese modo colocaba a sus tropas en mejor posición y, de paso, aseguraba las pistas de aterrizaje, dando tiempo a los generales Lagos y Aramburu para iniciar su marcha y alentar el alzamiento de otras guarniciones en el interior.
Se formó entonces, una extensa columna de camiones y ómnibus que, alrededor de las 11.00, comenzó a evacuar las instalaciones. Casi al mismo tiempo despegó a bordo de un Percival, el capitán Luis Ernesto Lonardi, con la misión de reconocer las posiciones del general Morello y prevenir cualquier ataque sus fuerzas.
Ese día, la actividad aérea comenzó temprano cuando las 01.45 un segundo Percival despegó en pos del enemigo. Tras detectarlo al noroeste de la Escuela de Aviación Militar regresó, aterrizando a las 03.15. A las 05.00 un AT-11 lanzó bengalas con el objeto de observar el desplazamiento de las tropas gubernamentales. Una hora y media después, un avión Fiat efectuó exploración entre la Escuela de Aviación Militar y Río Tercero, detectando una columna de 25 camiones militares y piezas de artillería que avanzaba a la altura de Anizacate, en dirección a Alta Gracia. A las 07.00 otro AT-11 realizó observación entre la mencionada escuela y la fábrica Kaiser, bombardeando con napalm al Regimiento 13 que se aproximaban amenazadoramente a la Escuela de Artillería, En ese mismo momento, un Fiat sobrevolaba el área comprendida entre Jesús María y Piquillín en busca de las avanzadas enemigas.
El Regimiento 13 recibió un nuevo ataque con napalm a las 07.20 y diez minutos después, un monomotor Fiat detectó movimiento de tropas por el camino de Dean Funes, siendo repelido por fuego antiaéreo cuando efectuó una pasada rasante para arrojar panfletos.
A las 07.50 el mismo AT-11 que había bombardeado al Regimiento 13, hizo reconocimiento entre Anizacate y Alta Gracia y a las 08.00 uno de los cinco Avro Lincoln al comando del capitán Ricardo Rossi despegó llevando a bordo a un teniente como observador, para bombardear esas fuerzas. Cuando la máquina enfilaba hacia las tropas gubernamentales fue recibida por intenso fuego antiaéreo, resultando alcanzada por un proyectil de 40 mm a la altura del radar.
El aparato se elevó hasta los 4000 metros de altura para esquivar los disparos y al ver la imposibilidad de bombardear al enemigo, se retiró hacia el aeropuerto de Pajas Blancas, donde hizo un aterrizaje de emergencia.
La batalla se fue intensificando a medida que pasaban las horas.
A las 08.10 un Percival despegó desde la Escuela de Aviación Militar para efectuar reconocimiento. De regreso, el mismo oficial que piloteaba la nave abordó un DL-22 y en vuelo rasante ametralló vehículos y tropas leales a la altura de Malagueño. Casi al mismo tiempo, un nuevo Fiat piloteado por un primer teniente y tripulado por un joven oficial del Ejército, efectuó reglaje de tiro de artillería (08.15) en tanto media hora después, otro Percival hizo observación a baja altura (08.50).
Eran las 09.15 cuando un Fiat piloteado por el veterano piloto de pruebas de la Fábrica Militar de Aviones Rogelio Balado sobrevoló el sector de Alta Córdoba para observar los alrededores de la estación ferroviaria; a las 09.50 otro Percival exploró las tierras que se extendían al oeste de la Escuela de Aviación Militar y a las 10.00 despegó de la misma un DL-22 para ametrallar tropas que se aproximaban por el oeste.
Veinte minutos después un nuevo Fiat pasó entre Malagueño y Alta Gracia, en dirección a Anizacate donde detectó una columna de diez camiones, sobre la que arrojó panfletos antes de ser repelido por el fuego de cuatro piezas de artillería antiaérea. La columna fue atacada a las 10.40 y sobrevolada nuevamente por un AT-11, que también le arrojó panfletos, seguido a las 11.10 por otro Fiat que exploraba el aérea entre Córdoba y Ojo de Agua.
Cerca del mediodía, un DL-22 que patrullaba el área recibió numerosos impactos de piezas antiaéreas que le provocaron daños de consideración, entre ellos, la rotura de su hélice, la perforación del colector de escape y un cilindro, la destrucción del sistema eléctrico y daños en la rueda trasera. El aparato debió regresar y hacer un aterrizaje de emergencia con sus tripulantes ilesos.
Al recibir la información de que un tren con tropas gubernamentales se aproximaba desde el norte para reforzar a las tropas del general Morello, el comando rebelde decidió volar con trotyl las vías férreas al norte de Jesús María, despachando para ello un avión Percival con dos oficiales a bordo, que debían llevar a cabo la misión.
El aparato voló hasta el lugar y después de aterrizar en un camino de tierra los comandos echaron pie a tierra y procedieron a colocar las cargas para hacerlas detonar. Sin embargo, al intentar decolar, la máquina sufrió un desperfecto en su motor y eso le impidió despegar. La tripulación decidió abandonarla en medio del campo y regresar por sus propios medios, pero cayeron prisioneros a poco de andar.
Para entonces y a lo largo de toda aquella jornada, numerosos aviones civiles, muchos de ellos de carga, se fueron incorporando a las filas rebeldes, entre ellos un DC-3 y un avión de pasajeros de Aerolíneas Argentinas, que fueron puestos al mando del comandante Alfredo Barragán, piloto civil de la mencionada empresa e integrante de un comando revolucionario. Según relata Isidoro Ruiz Moreno, este aviador hizo traer desde Chile un Convair, transporte de envergadura que vino de perillas a las fuerzas rebeldes, por sus múltiples capacidades. Tan importantes resultaron esos aparatos, que el comodoro Krausse estableció una guardia especial para evitar su sustracción o algún acto de sabotaje por parte de elementos leales.
Promediando la tarde, Krausse dispuso enviar a todos sus bombarderos pesados hacia otras bases porque en Córdoba, no se les podía brindar el mantenimiento que necesitaban. Las aeronaves debían trasladarse hacia sus nuevos destinos y a su regreso, traer los repuestos y municiones que la aviación de Lonardi necesitaba y por ese motivo mandó alistar a los capitanes Cappelini y Rossi para que volasen hacia Espora. Los pilotos debieron esperar antes de partir porque en esos momentos, al Lincoln B-016 del primero debían quitarle sus cañones para los de un Gloster Meteor que se habían dañado. El Lincoln había quedado prácticamente inutilizado al ser perforado su tanque de combustible durante la incursión de bombardeo al aeródromo de Coronel Olmedo.
Antes de partir, Cappelini quiso conocer cual era la situación que imperaba en esos momentos y por esa razón se dirigió a una de las dependencias de la Escuela en la que el recién llegado mayor Juan Francisco Guevara estudiaba un mapa de la región.
Una vez en el edificio, Cappellini solicitó autorización para entrar y después de las salutaciones e rigor, le pidió al mayor un detalle de lo que estaba ocurriendo. La respuesta que recibió lo dejó sumamente preocupado ya que, según el oficial del Ejército, las fuerzas sublevadas en esos momentos, era extremadamente dificil.
Cappelini y Rossi volaron hacia Comandante Espora mientras un Avro Lincoln al mando del recientemente llegado primer teniente Manuel H. Turrado Juárez, hizo lo propio hacia Villa Reynols, para cargar bombas. En esos momentos, la base puntana se hallaba en manos rebeldes (al mando del mayor Celestino Argumedo), dado que el Comando de Represión había retirado de allí a sus pilotos y aviones para concentrarlos en Morón.
El avión de Turrado Juárez partió con su dotación completa, integrada por el primer teniente Dardo José Lafalce, los tenientes Miguel Eduardo Aciar, Guillermo Rodolfo Alaggia y Domingo Aldo Patrignani, el alférez Aldo Luis Santi y los suboficiales Néstor Leoncio Martín, Pedro Boris Timorín (mecánico aviador), Martín Antonio Rivadera, Ramón Elía Quinteros y Augusto Lecchi. Una hora después de su partida, cuando sobrevolaba la ciudad de Río Cuarto en dirección a San Luis el gigantesco bombardero comenzó a presentar fallas mecánicas y se precipitó a tierra, pereciendo sus diez tripulantes. De ese modo, la Fuerza Aérea Argentina sumaba nuevos mártires en acciones de guerra.


General Miguel Ángel Iñíguez

Anochecía y nada se sabía de esta tragedia cuando el capitán Jorge Lisandro Suárez ordenó al primer teniente Hellmuth Conrado Weber atacar al Regimiento 12 de Infantería y al Tercer Grupo de Artillería Liviano de Guadalupe, que al mando del general Miguel Ángel Iñíguez, avanzaba hacia la capital provincial procedente de Santa Fe.
Aprovechando las últimas luces del día, Weber despegó a bordo de un Gloster Meteor, enfilando directamente hacia las posiciones enemigas. Al cabo de unos minutos estableció contacto con sus tropas y se abalanzó sobre ellas efectuando una pasada rasante que las tomó completamente desprevenidas. Mientras disparaba sus cañones de 20 mm, pudo ver a los soldados arrojarse a ambos lados del camino para ponerse a cubierto.
El piloto rebelde inició un pronunciado giro y enfiló en sentido inverso, volando a baja altura y disparando intermitentemente. Esta vez el enemigo lo esperaba y devolvió el fuego con sus piezas antiaéreas. Weber no olvidaría más aquella escenas, con los proyectiles pasando a escasos centímetros de su aparato, como si se tratara de fuegos artificiales. Agotó todos sus cargadores y se retiró ileso rumbo a la Fábrica Militar de Aviones dispuesto a reportar los pormenores de su incursión. Era su primera experiencia de guerra y por esa razón, cuando se presentó a sus superiores, se hallaba tremendamente excitado.
Detrás de él partió el primer teniente Rogelio Balado1 con igual misión. Sin embargo, en esta oportunidad, las tropas peronistas estaban alerta y lo recibieron con nutrido fuego de artillería cuyos resplandores se vieron en el anochecer, desde la Escuela y la Fábrica de Aviación. El veterano piloto de pruebas regresó con una veintena de impactos, pero aterrizó sin inconvenientes.

Quien se hallaba notablemente contrariado por las deserciones de los Avro Lincoln era el brigadier Juan Fabri, comandante de la Base Aérea de Morón. La actitud de los pilotos rebeldes lo había enfurecido notablemente y deseaba castigarlos “como se merecían”, enviando hacia Córdoba a una formación de cazas para derribarlos. Cuando le comentó la novedad a su segundo, el mayor Daniel Pedro Aubone, este se manifestó de acuerdo, observando únicamente que debido a la ininterrumpida sucesión de misiones de aquel día, los pilotos leales estaban extenuados. Fabri le dio la razón y cuando le preguntó si se animaba a encabezar el ataque, este le respondió que sí.

-¡Por supuesto que me animo. Toda mi vida me preparé para este momento!

Fabri le ordenó entonces elegir sus pilotos y las designaciones recayeron en el capitán Amauri Domínguez y el comandante Eduardo Catalá, quienes de inmediato iniciaron los aprestos para iniciar el vuelo mientras el personal de tierra proveía a los aviones de tanques suplementarios para extender su radio de acción y los dotaban de municiones perforantes, incendiarias, trazantes y de 20 mm.
De acuerdo a la explicación previa en la sala de prevuelo, los pilotos debían volar en un aparato de carga hasta el aeródromo de Las Higueras, próximo a Río Cuarto, para apoderarse de los Gloster Meteor rebeldes que allí se alistaban, privando al enemigo de un arma formidable. Ninguno de los tres aviadores tenía experiencia de combate aunque en 1948 habían realizado numerosas prácticas de tiro en Tandil, y recibido instrucción del general del aire Adolf Galland, uno de los ases alemanes de la Segunda Guerra Mundial contratados por Perón para organizar la Fuerza Aérea Argentina. Galland había escrito un manual de adiestramiento en uno de cuyos capítulos, detallaba como debía llevarse a cabo el ataque a un aeródromo.
Anochecía cuando los pilotos abordaron un transporte C-47 y despegaron hacia Córdoba, acompañados por los armeros y mecánicos que integrarían su personal de tierra. Lo que los tres ignoraban era que minutos antes el capitán Fernando González Bosque los había “traicionado”, partiendo hacia Córdoba en otro Avro Lincoln, con la intención de sumarse a la revolución.
González Bosque voló en plena noche y al llegar a destino, informó sobre la misión que el Comando de Represión había planificado sobre el aeródromo de La Higuera. El comodoro Krausse y su plana mayor comprendieron el peligro que ello significaba y organizaron de inmediato un ataque para inutilizar los cazas que había allí estacionados.
El C-47 tocó tierra en La Higuera en la media noche del 16 y después de cargar el avión con los pertrechos necesarios, la tripulación se fue a dormir al casino de oficiales, sabiendo que al día siguiente les esperaba mucha acción.
Por causa de la tensión, fue poco lo que Aubone durmió; se levantó a la mañana siguiente, muy temprano y al igual que sus compañeros procedió a revisar minuciosamente su avión, poniendo especial atención en las turbinas, el armamento y la mira.
Los mecánicos terminaban de alistar a los otros dos aparatos montaba una bomba voladora PAT-1 de fabricación nacional2 en el Avro Lancaster matrícula B-037 que piloteaba el capitán Eduardo Di Pardo, con la que el Comando de Represión pensaba atacar las posiciones del general Lonardi, disparándola desde una distancia de 30 kilómetros.


Bomba teledirigida PAT-1

El oficial trepó a la cabina de su Gloster con cierta dificultad, debido a una vieja lesión que había sufrido el año anterior y una vez en el interior, comenzó a sujetar sus correajes. En esos momentos había mucho movimiento en la base, con los mecánicos y los técnicos yendo y viniendo de aquí para allá, revisando los aviones, haciendo los últimos ajustes y conectando las baterías a los motores para poner en marcha a los cazas.
Cuando Aubone controlaba su tablero y los mecánicos se disponían a enchufar y alistar los sistemas de encendido, apareció repentinamente el Avro Lincoln del capitán Orlando Cappellini dispuesto a atacar. Con él volaban un cadete de Aviación de 4º año que portaba una ametralladora de mano para disparar desde la ventanilla y un artillero que tenía a cargo la ametralladora de cola.
A vuelo rasante, Cappellini pasó sobre la pista y luego se elevó, dando tiempo al personal del aeródromo de ponerse a cubierto. Aubone comprendió que había quedado completamente solo y que era blanco fácil del atacante y por esa razón, cuando el bombardero efectuó su segunda pasada, pensó que aquella era su última hora.
Una bomba impactó de lleno en el Avro Lancaster B-037 y otra pegó a un metro y medio de su ala izquierda, sin explotar (fue la única que no lo hizo), hecho providencial que lo salvó por milagro.
El Lancaster y su bomba de 1000 kilogramos se convirtieron en una bola de fuego mientras el personal de tierra intentaba ponerse a cubierto no solo de las balas enemigas sino de los restos del aparato que volaban en todas direcciones.
Tras descargar sus proyectiles, Cappellini comenzó a volar en círculos para batir la zona con la ametralladora portátil que manipulaba el cadete de 4º año y con los cañones de 20 mm de cola. Aubone, cubriéndose instintivamente la cabeza con las manos, sintió los impactos repiqueteando a su alrededor, sin que ninguno lo tocase.
En ese preciso instante apareció a gran velocidad un automóvil conducido por el ingeniero asimilado Gauna Krueger, quien corrió hasta el avión y en medio de las balas, ayudó al piloto a descender. Acto seguido, corrieron ambos hacia el rodado y una vez dentro, se alejaron rápidamente en dirección a un grupo de trincheras junto a las cuales, el conductor frenó. A toda prisa descendieron y se arrojaron en su interior encontrando allí a Domínguez y Catalá observando el último ataque de Cappellini.
Aunque muchos años después el piloto rebelde intentaría justificar su accionar asegurando que no había sido su intención impactar a los Gloster, la realidad es que su puntería falló debido a su falta de experiencia en bombardeos a baja altura. Su misión era destruir a los cazas y para eso había ido hasta Las Higueras.
El ataque duró aproximadamente media hora y dejó como saldo el Avro Lancaster incendiado y otro aparato averiado por las esquirlas.
Cuando la alarma cesó, los mecánicos y el personal de tierra reaparecieron y presas de la exitación exigieron a los gritos el derribo del atacante. Habían vivido momentos de extrema tensión y angustia ya que en los barrios inmediatos, tenían sus casas y sus familias.

-¡Mátelos, señor - le pidieron a Aubone - liquídenlos a todos!

Sin perder un instante, Aubone trepó a su avión y minutos después partió decidido en busca del bombardero. No lo encontró pero su vuelo sirvió para corroborar la excelente performance de los Gloster Meteor y demostrar a los rebeldes que había aparatos leales dispuestos a repeler su acción.


De regreso en la base, le informaron que se hallaba al teléfono el comodoro Casanova, subsecretario de la Fuerza Aérea, solicitando la inmediata destrucción de la aviación rebelde.

-¡Esos aviones pueden atacar Buenos Aires aún de noche y van a causar mucho daño en la ciudad. Hay que destruirlos inmediatamente!

Era evidente que el alto funcionario se hallaba impresionado por la noticia del ataque y las consecuencias que podría acarrear el hecho de que las fuerzas sublevadas dispusieran de semejante fuerza.
Aubone y sus numerales se abocaron a la tarea de planificar un ataque al aeródromo de Pajas Blancas, para neutralizar a los bombarderos pesados enemigos porquea esa altura se sabía que la Escuela de Aviación Militar carecía de capacidad suficiente para albergarlos y que la extensión de la pista era insuficiente.
La escuadrilla despegó a las 17.00 horas, volando a 700 kilómetros por hora, en dirección al valle de Calamuchita en absoluto silencio de radio. De acuerdo al plan de vuelo elaborado antes de decolar, enfilarían hacia el valle de Punilla, a través del lago San Roque desde donde se elevarían antes de caer sobre el blanco.
A efectos de causar la menor mortandad posible, se desplazarían en hilera, contrariando las enseñanzas de Galland, aún a riesgo de que el avión que volaba detrás dañara a sus propios compañeros al abrir fuego.
Los aparatos sobrevolaron el lago y cruzaron Cosquín, tomando altura sobre el Pan de Azúcar para caer sobre Pajas Blancas desde ese punto. Mientras lo hacían, detectaron bastante movimiento en torno a tres bombarderos ubicados al costado de la pista, uno de los cuales, tenía su carga de bombas a pleno y recibía combustible. Era el Avro Lincoln de Cappellini y Rossi, recién llegado de Comandante Espora con el enlace naval Carlos García Favre a bordo.
Los Gloster se lanzaron sobre el objetivo, separados por una distancia de 1000 metros entre uno y otro, encabezados por el mayor Catalá, quien abrió fuego en primer lugar alcanzando a los aviones mientras el personal de tierra corría en todas direcciones busca ponerse a cubierto. Cuando el guía se elevó, llegó disparando Aubone, impactando a dos de los tres Avro Lincoln detenidos en plataforma, uno de los cuales se tumbó hacia un costado con su rueda perforada. Le siguió el capitán Domínguez disparando con sus cañones e inmediatamente después ganaron altura para iniciar maniobras de evasión.



(Imagen: Blog de las Fuerzas de Defensa de la República Argentina)

Mientras efectuaban el ataque, los pilotos leales escuchaban a través de sus radios las alarmas de la base y una interminable seguidilla de órdenes provenientes de la torre de control, solicitando la salida de aviones para interceptarlos.
En momentos en que los tres cazas ganaban altura y emprendían la retirada a 900 kilómetros por hora, los disparos del numeral Domínguez alcanzaron levemente al avión del mayor Aubone y al averiado Avro Lincoln del capitán Rossi que se hallaba posado en tierra, dañado por las baterías antiaéreas durante el ataque al aeródromo de Coronel Olmedo. Dejaban atrás un mar de confusión, dos de los tres Avro Lincoln destruidos y un piloto rebelde herido.
Los Gloster Meteor sobrevolaron la ciudad de Córdoba y aterrizaron en Las Higueras, donde el personal de tierra los aguardaba expectante. Rodando lentamente por la carpeta asfáltica dejaron a un lado la pista y con los motores encendidos introdujeron los aviones en uno de los hangares especialmente acondicionado para ellos. Al descender, los tres pilotos y sus mecánicos observaron con asombro la cola del Gloster de Aubone completamente perforada por los proyectiles de Domínguez y lo cerca que estuvo de ser abatido. Evidentemente, Galland tenía razón.
Sin darles demasiado tiempo, el comodoro Daniel Cerri, jefe de los talleres de la  base, mandó alistar a los tres aparatos puesto que era previsible un ataque rebelde y en momentos en que impartía esa orden, volvió a llamar desde Buenos Aires el subsecretario de la fuerza, comodoro Casanova, para informar que una columna rebelde del II Ejército, estaba pronta a llegar a Córdoba procedente de San Luis y que el aeródromo de La Higuera iba a ser uno de los primeros puntos en ser ocupados. Casanova sabía que el Regimiento 11 de Infantería no llegaría a tiempo para detener el avance y por esa razón, ordenó a los tres pilotos retornar inmediatamente a Buenos Aires y al comodoro Cerri inutilizar los aviones.
Se decidió que Aubone, Catalá y Domínguez volarían de regreso en un Beechcraft AT-11 sanitario que se hallaba estacionado en el mismo hangar en el que habían guardado los Gloster, y a él treparon inmediatamente, seguidos por el grupo de suboficiales que los había acompañado desde Morón. Aubone ocupó el asiento del piloto y Catalá el del copiloto y después de encender los motores, ganaron el exterior y comenzaron a rodar hacia la cabecera de la pista.
En ese preciso instante un Calquin rebelde llegó volando a baja altura para arrojar una bomba que, aunque pegó cerca del Beechcraft, no impidió que siguiera su marcha.
El avión levantó vuelo en dirección a Río Cuarto, justo cuando el Calquin pasaba a su lado y le disparaba. Aubone se pegó al suelo y de ese modo evitó que el avión rebelde volviese a ametrallarlo y se lanzase tras él.
Era de noche cuando dejaron atrás la provincia y se internasen en Santa Fe volando siempre a baja altura y prácticamente a ciegas porque el radiogoniómetro no funcionaba. Ya en territorio bonaerense, encontraron nubes bajas y recién al ver las luces de Chivilcoy lograron orientarse y continuar hacia Morón.
La base aérea se hallaba  a obscuras y nadie respondía los llamados en previsión de posibles ataques por parte de la cada vez más numerosa aviación rebelde. En vista de ello, el capitán Catalá tomó el micrófono y después de darse a conocer informó que si no recibía respuesta en el acto, se retirarían al Uruguay. Ni bien terminó de decir eso, las luces de la pista se encendieron y así pudieron aterrizar.
Una vez en tierra, los aviadores fueron recibidos por el comodoro Fabri, que se encontraba sumamente entusiasmado por el éxito de la incursión. El oficial estaba resuelto a lanzar sobre Córdoba un ataque de mayor envergadura, utilizando bombarderos Avro Lincoln y Avro Lancaster, misión que se estaba programando para el día siguiente. Los mandos leales estaban convencidos de que las fuerzas rebeldes carecían de capacidad para contrarrestar esos ataques porque los pocos Gloster Meteor de los que disponían carecían de repuestos y por consiguiente, no estaban en condiciones de volar.

En la tarde del 17 de septiembre se completó el traslado de las fuerzas rebeldes desde la Escuela de Artillería a las de Aviación Militar y Suboficiales de Aeronáutica. El general Lonardi se instaló en la primera junto a su plana mayor y en la segunda, separada de aquella por la ruta que unía a Córdoba con Villa Carlos Paz, lo hizo el comodoro Krausse con los integrantes de su comando.
En las últimas horas, las fuerzas revolucionarias habían reforzado el perímetro defensivo de la guarnición, envolviendo dentro del mismo a edificios, hangares, talleres, pistas de aterrizaje y terrenos anexos, todo ello dentro de un radio de 360º. El mismo quedó al mando del general Lonardi, secundado por su hijo y ayudante, el capitán Luis Ernesto Lonardi y su igual en el mando, Ramón Eduardo Molina. El capitán Daniel Correa fue designado oficial de Informaciones, el teniente primero Miguel A. Mallea Gil, jefe de Comunicaciones, el teniente primero Julio Fernández Torres encargado de la seguridad del Comando, el coronel Arturo Ossorio Arana comandante del Grupo de Artillería, el mayor Melitón Quijano jefe de su plana mayor y el mayor Enrique Rottjer, encargado de Logística.
A lo largo de aquella segunda, jornada se fueron incorporando elementos civiles a quienes se fue proveyendo de armamento y se los destinó a reforzar pelotones al mando de oficiales, lo mismo militares retirados o fugados de las filas leales, entre quienes destacaban el teniente coronel (R) Juan Carlos Cuaranta, su igual en rango Carlos Godoy, el coronel Francisco Zerda, el capitán Alfredo Matteri, el mayor Enrique Rauch, el teniente de navío Raúl Ziegler, el mayor Lisandro Segura Lavalle y el teniente primero Carlos Goñi.
Mientras en Córdoba se desarrollaban esas acciones, las tropas leales continuaban su avance. Ello y la falta de noticias respecto a la situación en el resto del país, preocupaban sobremanera al general Lonardi y sus hombres especialmente después de saber que en las primeras horas de la noche las columnas de la V División de Ejército, al mando del general Aquiles Moschini, habían llegado por tren a Dean Funes y que estaban dispuestas a entrar en acción. Integraban la misma el Regimiento 15 de Infantería procedente de La Rioja, el Regimiento 18 de Santiago del Estero, el 17 de Catamarca y el 19 de Tucumán, conjuntamente con el Regimiento 5 de Artillería reforzado, procedente de Salta, sede del Comando de la División; el Regimiento 5 de Caballería de la misma provincia y el Batallón 5 de Comunicaciones de Tucumán.
Integraban el alto mando del general Moschini su jefe de Estado Mayor, el coronel Julián Trucco; su cuartel maestre, teniente coronel Carlos Augusto Caro y el mayor  Isola, a cargo de la División de Operaciones. Siguiendo sus indicativas, elementos motorizados del Regimiento 18 procedieron a reconocer el lugar y efectuar exploración en la zona de Jesús María con el objeto de detectar unidades rebeldes.
Casi al mismo tiempo, las tropas del general Miguel Ángel Iñíguez llegaban a Monte Cristo, donde dispuso alojar a la tropa para que pasar allí la noche, previa dispersión de su armamento y equipo en prevención de ataques aéreos. Cerca de la medianoche, esas tropas recibieron dos cañones Krupp 7.5 mm pertenecientes a la sección de Artillería del Regimiento 12 y tres ambulancias enviadas por el Ministerio de Salud Pública de la provincia de Santa Fe ya que, para el día siguiente, se esperaban duros enfrentamientos.

Las acciones del día 17 en Córdoba se reflejan claramente en los escritos de un combatiente, publicados en la revista “Cielo” bajo el título “…del diario de un Cadete”,. Dice el mismo:

“17 de septiembre (sábado). Finalmente tomamos una posición provisoria para protegernos de algún posible ataque enemigo. En realidad vivimos en un constante estado de alerta. Se presume que viene avanzando el 14 de Río IVº y por esa causa nos pasamos la mañana esperando.  A eso de las 11:00 hs. Se inicia el ataque…es el primer combate real en que actuamos y quien mas quien menos, todos pensamos en que puede ser nuestra última acción en este mundo. Es de admirar la rapidez con que cavamos la posición…en 30’ la terminé…y bastante honda por cierto.
   “La infantería viene avanzando bajo un nutrido fuego de obús y soportando el hostigamiento incesante de nuestros aviones. Esto decide el combate.
   “Rendido el 14, se me ordenó plegarme con el grupo a la sección del Alf. C…para ir a copar un grupo de unos 80 suboficiales y civiles que estaban perturbando por detrás de los polvorines. Tampoco esta vez tuvimos suerte, pues no encontramos más que animales……Seguramente se repliegan al enterarse que íbamos a combatirlos. Nos quedamos casi dos horas en un rancho vacío. Todas las casas de los alrededores han sido abandonadas…los animales están rabiosos de sed…hago lo imposible por procurarles agua. Vamos morir una yegua que tiene un proyectil en los íjares. Probablemente del 12,7.
   “Utilizando el teléfono portátil se comunica al comando que no hay novedad por esta zona. El 1er. Ten. F…, Jefe de nuestra Ca., ordena el repliegue hasta los polvorines, donde embarcamos en camiones que nos llevan a la Escuela de Suboficiales. Llegados allí, vemos que, como en nuestra Escuela, hay gran cantidad de civiles armados con gran variedad de armas y vestidos en forma muy particular: un ‘cocktail’ de ropa civil, militar y policial.
   “Algunos lucen orgullosos sus ‘trofeos’: gorras, sables, pistoleras y otros elementos tomados a la policía.
   “Bajamos a comer algo…nos dieron un sopón que podía cortarse con cuchillo, pero el hambre era mucho y eso salva el éxito del almuerzo. Mientras aguardamos nuestro regreso, conversamos con los aspirantes y civiles que por allí encontramos. Por ellos nos enteramos que las emisoras cordobesas, en nuestro poder desde ayer, hicieron un llamado pidiendo voluntarios y la mayoría de los hombres en condiciones de armarse han sabido responder a él. Nos relatan alternativas del combate que sostuvieron ayer junto con los cadetes, aspirantes y soldados en la Jefatura de Policía. Cuenta que con ellos se encontraban algunas mujeres, que arma en mano, daban muestras de un valor que ennoblece a la mujer argentina. Uno de los sectores donde la lucha fue más intensa fue por Barrio Pueyrredón donde la Policía opuso una tenaz resistencia. Afortunadamente no hubo que lamentar la muerte de ningún cadete…los aspirantes no tuvieron igual fortuna, pues dos o tres de ellos perdieron la vida en la acción; sin embargo, el mayor número de bajas lo tuvieron los civiles, que pagaron con la vida su fervor patriótico. La población vitoreaba a nuestros muchachos y prestaba toda su colaboración reafirmando así su identificación con los principios revolucionarios.
   “Luego de cambiar otras impresiones sobre lo ocurrido en la ciudad, llegó la hora de nuestro regreso a la E.A.M. y nos despedimos de ellos en un clima de profunda cordialidad…aunque pensando en la dureza de nuestro pozo y en las emociones que ellos vivieran, con un dejo de envidia por su suerte.
   “En la Escuela recibimos órdenes de hacer bañar a la tropa y equiparla convenientemente. Con la eficaz colaboración de algunos aspirantes, logramos hacerlo rápidamente y luego, otra vez a los camiones. Ibamos viajando en dirección a la línea, cuando supimos de la alarma antiaérea. Se presumía la aproximación de Gloster Meteor leales. Se ordenó tomar cubierta completa a la tropa…En el desbande, muchos camiones quedaron dificultando el tránsito y tuve que colaborar para despejar el camino. Con el ‘Tano’, aprovechamos para hacer una ‘requisa’ a la Sala de Armas y retirar munición que nos será de utilidad más adelante.
   “Pasada la alarma, sin que se produzcan novedades (luego nos enteramos que el ataque aéreo se había realizado en Pajas Blancas), aprovechamos el ‘impase’ para bañarnos y cambiarnos de ropa. Nuevamente tomo mi grupo y lo conduzco al lugar donde se me comunicó se extenderían nuestras líneas. Ya es de noche. Sobre el costado sur de la Escuela a la altura de la cabecera de la pista nueva, comenzamos a cavar las posiciones…esto de construir la posición en la obscuridad no es nada agradable: no se ve lo que se hace y el trabajo resulta doblemente penoso y poco eficiente.
   Cuando doy por terminado mi trabajo me doy cuenta que se ha levantado una sudestada de esas que llegan a los huesos…y mi grupo no tiene mantas. Entonces decido detener un camión que en ese momento pasa en forma providencial por allí y con el permiso del Jefe de la Ca. me voy al Escuadrón de Tropas.
   “El soldado no quiere conducir, pues dice que no ve nada, y aquí estoy yo, con toda mi inexperiencia de motorista, conduciendo un camión sin luces entre calles (?) llenas de obstáculos. Pero no tuve ningún inconveniente y pude llegar. La suerte me favoreció también en el regreso, pues, aún no se como, me fui a detener justo en el puesto ocupado por el Jefe de la Ca., y de allí fue un juego de niños llegar a mi posición. Mis soldaditos ya estaban medio duros de frío. La noche se hace bastante ‘perra’ pues las posiciones son malas y el viento sopla muy fuerte…por fortuna acallamos el estómago con un buen plato de locro caliente. El amanecer ansiosamente esperado por fin llega aunque sin el ansiado sol…El día es nublado y frío”.
En esas condiciones llegó la tercera jornada de lucha.


Notas


  1. Pese a tratarse de uno de los más reconocidos pilotos de prueba de la Fábrica Militar de Aviones, Rogelio Balado se volcó decididamente a la revolución. Experimentado piloto de caza de la Fuerza Aérea Argentina, comenzó su carrera en Córdoba, en 1952 después de la trágica muerte de Otto Behrens, veterano de la Luftwaffe y piloto de prueba del equipo de Kurt Tank, voló los prototipos Pulqui I y Pulqui II, el planeador IA-37 y el gigantesco transporte IA-38 Naranjero, antecedente nacional de los poderosos Hércules.
  2. El Proyectil Aéreo Teledirigido 1 era una bomba radioguiada aire-superficie de elaboración nacional fabricada por la Sección Armas Especiales de la Dirección General de Fabricaciones Militares dependiente del Ejército. En 1950, un equipo de técnicos alemanes y argentinos comenzó a trabajar en su diseño bajo la dirección de los hermanos Henrici, ingenieros aeronáuticos alemanes, con la asistencia en el diseño de los hermanos Mandel, todos ellos técnicos de la Alemania nazi captados por el régimen justicialista. Se trataba de un proyectil de 500 kilogramos y 30 kilómetros de alcance que constaba de dos cuerpos, el mayor de 3,54 metros en el que e alojaba el sistema de guiado, la cámara de combustión y la tobera de escape y el menor, de 2,52 metros, que llevaba los carburantes (oxigeno y metanol). Perón en persona supervisó los trabajos en 1952, año en que comenzaron las pruebas. El 20 de octubre de 1953, durante una de ellas, el Avro Lancaster B-036 piloteado por Werner Baumbach, otro veterano de la aviación alemana, se precipitó a aguas del Río e la Plata, pereciendo su piloto, uno de los hermanos Henrici y el radioperador argentino Viola. Otros tres tripulantes lograron ser rescatados.


martes, 9 de mayo de 2023

IA: Control de armas por inteligencia artificial

Control de Armas por Inteligencia Artificial

Megan Lamberth and Paul Scharre || Texas National Security Review





A medida que la IA continúa avanzando, algunos han expresado su preocupación por los peligros de los sistemas de armas habilitados para la IA. Esto plantea la cuestión de cuán factible será controlar el uso militar de la IA. Megan Lamberth y Paul Scharre analizan una serie de características que hacen que la IA sea difícil de controlar y presentan algunos pasos concretos que podrían tomarse hoy para aumentar la probabilidad de que los futuros regímenes de control de armas de la IA tengan éxito.




Los militares de todo el mundo están trabajando en la mejor manera de desarrollar, integrar y utilizar la IA en sus sistemas de armas. Si bien muchos de estos sistemas aún no se han realizado, los avances en IA podrían tener un impacto significativo en la forma en que operan los militares con el tiempo. La preocupación por los sistemas militares de IA ha llevado a algunos activistas a pedir prohibiciones o regulaciones sobre algunos sistemas de armas habilitados para IA.

Sin embargo, la IA tiene varias características que la hacen difícil de controlar. Como tecnología habilitadora de propósito general, la IA es como la electricidad o el motor de combustión interna y tiene innumerables aplicaciones no militares o de defensa. Se diferencia de algunas tecnologías militares porque se desarrolla predominantemente en el sector civil por ingenieros en la industria privada o en organizaciones de investigación. Si bien la disponibilidad generalizada de la IA hace que sea poco probable una prohibición total de todas las aplicaciones militares de la IA, puede haber una oportunidad para que la comunidad internacional trabaje en conjunto para regular o prohibir ciertos usos de la IA militar.

A lo largo de la historia, los países han buscado restricciones o prohibiciones para ciertas armas o usos de armas. Las motivaciones para el control de armas pueden variar, al igual que su éxito. La evaluación de casos históricos de control de armas muestra que los pasos concretos que se toman hoy podrían aumentar las posibilidades de éxito en el control de armas de la IA en el futuro. Los formuladores de políticas pueden trabajar para dar forma a cómo los militares emplean la tecnología de IA. Las naciones también pueden establecer un diálogo regular con aliados y competidores sobre cómo se puede usar la IA en la guerra y qué medidas se pueden tomar para reducir los riesgos mutuos.

La naturaleza ubicua y democratizada de la IA hace que el control de armas sea difícil pero no imposible en todas las circunstancias. Si bien una prohibición total del uso militar de la IA es inviable, los estados podrían prohibir algunas aplicaciones de la IA, siempre que hubiera claridad sobre qué usos estaban prohibidos y que los estados tuvieran la capacidad de verificar el cumplimiento de otros estados. La verificación, si bien es un desafío para cualquier capacidad militar basada en software, podría lograrse a través de una variedad de métodos posibles: implementar regímenes de inspección intrusivos; regular las características físicas observables externamente de los sistemas habilitados para IA (por ejemplo, tamaño, peso, carga útil) o comportamientos autónomos; o restringir la infraestructura informática (es decir, el hardware). Cualquier control de armas de IA sería un desafío, pero en las condiciones adecuadas, podría ser factible en algunos casos.

Tipos de control de armas

El control de armas abarca una variedad de acciones y puede ocurrir en cualquier etapa del desarrollo o uso de un arma. En este artículo, definimos el control de armas como “acuerdos que los estados hacen para controlar la investigación, el desarrollo, la producción, el despliegue o el empleo de ciertas armas, características de las armas, aplicaciones de armas o sistemas de lanzamiento de armas”. 3

Los tratados de no proliferación, como el Tratado de No Proliferación Nuclear, se enfocan en la fase de desarrollo tecnológico y tienen como objetivo evitar el acceso a la tecnología subyacente detrás de un arma determinada. Otras medidas de control de armas prohíben el desarrollo, la producción y el almacenamiento de un arma, pero permiten el acceso a la tecnología subyacente. Esto incluye la prohibición de las minas terrestres antipersonal y las municiones en racimo. Los tratados de limitación de armas, como el Nuevo Tratado START, permiten la producción de ciertas armas pero intentan limitar las cantidades que los países pueden poseer. Otras medidas regulan el uso de un arma en la guerra o, en algunos casos, prohíben por completo el uso de un arma.

Si bien algunas medidas de control de armas se ejecutan a través de acuerdos legalmente vinculantes, existen numerosos casos a lo largo de la historia de acuerdos exitosos no legalmente vinculantes o incluso de cooperación tácita sin acuerdos formales. Con el tiempo, las prácticas estatales de larga data también pueden evolucionar hacia el derecho internacional consuetudinario, o “práctica general aceptada como ley”. 

El control de armas es la excepción, más que la regla, cuando las naciones compiten para desarrollar y desplegar armas. El control de armas requiere coordinación y confianza entre los estados, una tarea bastante difícil en tiempos de paz y aún más difícil en tiempos de conflicto. Los estados a menudo son reacios a aceptar medidas de monitoreo y verificación que podrían mejorar la transparencia mutua y permitir que los estados verifiquen el cumplimiento de los demás. Como explican Andrew Coe y Jane Vaynman, un “obstáculo importante para el control de armas es la compensación que implica el monitoreo: se requiere transparencia para asegurar que una parte del otro cumpla con los límites de armas, pero la transparencia también podría revelar vulnerabilidades que podrían ser explotadas por el primer bando en una carrera armamentista o una guerra”. 6A pesar de los muchos obstáculos para el control de armas, los estados, en algunas circunstancias, han podido limitar con éxito el desarrollo y uso de armas, incluso en la guerra. Las lecciones de los éxitos y fracasos históricos pasados ​​brindan información valiosa para los intentos de restringir la búsqueda de IA por parte de los militares.

Por qué el control de armas tiene éxito o fracasa

Que el control de armamentos tenga éxito o fracase depende tanto de la conveniencia del control de armamentos como de su viabilidad. La conveniencia del control de armas se basa en el cálculo de un país del valor militar percibido de un arma frente a su horror percibido, como sus efectos inhumanos en los combatientes, su naturaleza indiscriminada o su efecto desestabilizador en el orden internacional o político. La viabilidad del control de armas depende de varios factores: la capacidad de los países para lograr claridad sobre el nivel de moderación deseado; la capacidad de los países tanto para cumplir con un acuerdo como para verificar el cumplimiento de otros estados; y el número de países necesarios para que un acuerdo funcione. La probabilidad de que un esfuerzo de control de armas tenga éxito aumenta a medida que aumentan la conveniencia y la viabilidad.

Sin embargo, incluso los acuerdos de control de armas parcialmente exitosos pueden ser efectivos para mejorar la estabilidad, minimizar el daño civil y reducir el sufrimiento de los combatientes.

El éxito en el control de armas existe en un espectro. Implica limitar el comportamiento del Estado en la investigación, el desarrollo, la producción, el despliegue o el uso de un arma. Las medidas que no logran restringir o regular un comportamiento se consideran infructuosas. La mayoría de los acuerdos se encuentran en algún punto intermedio. Incluso los acuerdos más efectivos, como la Convención sobre Armas Químicas, tienen excepciones e infractores. Otros acuerdos pueden tener éxito durante un período de tiempo, pero la tecnología o las dinámicas políticas cambiantes hacen que se desmoronen. Tomemos, por ejemplo, el Tratado sobre Misiles Antibalísticos y el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. Sin embargo, incluso los acuerdos de control de armas parcialmente exitosos pueden ser efectivos para mejorar la estabilidad, minimizar el daño civil y reducir el sufrimiento de los combatientes.

Deseabilidad del control de armas

Los estados se resistirán a regular un arma con un alto valor militar, una que sea efectiva, otorgue un acceso único o brinde una ventaja decisiva en el campo de batalla, incluso si el arma tiene la capacidad de causar un daño sustancial. Pesado contra el valor militar de un arma está su horror percibido, es decir, si el arma se percibe como inhumana, indiscriminada, desestabilizadora o perturbadora del orden político o social.

En ocasiones, los Estados han tratado de restringir las armas o los sistemas militares que producen sufrimientos innecesarios o daños superfluos. 7 Por ejemplo, las balas que dejan fragmentos de vidrio en el cuerpo tienen un mayor grado de horror (causan lesiones excesivas y los fragmentos de vidrio no son detectables por rayos X) y no brindan un valor único a los militares. La percepción del horror de un arma también puede verse influida por el mecanismo de lesión. Los láseres permanentemente cegadores, por ejemplo, se perciben como causantes de sufrimiento innecesario, lo que aumenta la conveniencia de controlarlos.

Los Estados han tratado de controlar armas o sistemas militares menos discriminatorios, aquellos que no pueden distinguir entre civiles y combatientes. Esto incluye las primeras restricciones al bombardeo aéreo. Estos tipos de regulaciones tienen más éxito cuando el arma o el comportamiento están prohibidos por completo. Los intentos de regular el uso de armas indiscriminadas limitando su uso a objetivos militares y manteniéndolos alejados de áreas civiles no han tenido buenos resultados en la práctica durante la guerra.

Los estados también pueden desear el control de armas para las armas que se perciben como perturbadoras o desestabilizadoras. Los líderes políticos pueden tratar de prohibir un arma que amenace su control del poder, como las prohibiciones papales de la ballesta o las primeras regulaciones sobre armas de fuego. Las armas que se consideran desestabilizadoras, como los sistemas de misiles antibalísticos o las armas nucleares basadas en el espacio, pueden ser más deseables para el control de armamentos porque podrían provocar una carrera armamentista costosa o podrían crear incentivos perversos para un primer ataque.

La mejor ilustración de la dinámica de la conveniencia del control de armamentos es la respuesta de la comunidad internacional a las armas nucleares frente a las armas químicas.

La reciprocidad, el temor de que otro país pueda tomar represalias con un arma o un comportamiento en especie, es un factor esencial en el deseo de un estado y el cumplimiento del control de armas.  Antes de ratificar el Protocolo de Ginebra sobre Gas de 1925, el Reino Unido, Francia y la Unión Soviética declararon que el acuerdo dejaría de ser vinculante si algún país no lo cumplía. En las etapas iniciales de la Segunda Guerra Mundial, Hitler se abstuvo de ordenar el bombardeo de ciudades británicas, no por las prohibiciones legales internacionales vigentes contra hacerlo, sino por temor a que Gran Bretaña tomara represalias del mismo modo. La restricción mutua se logra ya sea por normas internas de adecuación o por temor a cómo un adversario podría tomar represalias. En un estudio exhaustivo de las violaciones del derecho de guerra en 48 guerras interestatales entre 1900 y 1991, James D. Morrow descubrió que la reciprocidad era clave para el cumplimiento. Los tratados fueron a menudo un mecanismo de coordinación útil para que los estados acordaran si restringir sus operaciones militares y cómo hacerlo, pero las violaciones de un lado casi siempre conducían a violaciones recíprocas. En las democracias, las instituciones nacionales pueden crear cierta “pegajosidad” que aumenta la probabilidad de seguir cumpliendo con los tratados incluso cuando un oponente los ha violado. A pesar de estas presiones, Morrow concluyó: “La restricción unilateral es rara”. 

La mejor ilustración de la dinámica de la conveniencia del control de armamentos es la respuesta de la comunidad internacional a las armas nucleares frente a las armas químicas. La horrorosidad de las armas nucleares supera con creces el sufrimiento que causan las armas químicas, pero el desarme nuclear mundial sigue estando fuera de nuestro alcance. Las armas químicas, por otro lado, han sido ampliamente denunciadas por la comunidad internacional. Su uso ocasional ha sido por estados parias. La diferencia clave radica en el valor militar de cada arma: las armas nucleares tienen una eficacia política única. El resultado de esta dinámica es que el control de armas suele tener éxito en el caso de las armas que no son especialmente valiosas.

Viabilidad del Control de Armas

Si bien la conveniencia del control de armas tiene que ver con los factores que motivan o desalientan a los países a buscar el control de armas, la factibilidad implica si se puede lograr la restricción mutua. Que el control de armas sea factible o no depende de varios factores: la claridad de una regulación; la capacidad de los estados para cumplir con los términos de un acuerdo; la capacidad de los estados para verificar el cumplimiento de otros estados; y el número de países necesarios para que un acuerdo tenga éxito.

Para que los estados logren el control de armas, deben acordar qué armas o usos de armas se regulan y cómo se regularán. La simplicidad es una gran ventaja cuando se elaboran regulaciones. Las prohibiciones completas de armas generalmente se han cumplido mejor en tiempos de guerra que las reglas que permiten su uso en algunas circunstancias. La simplicidad ayuda a los adversarios a coordinar la moderación y ayuda en el valor normativo de estigmatizar un arma. Las prohibiciones absolutas, como las de las minas terrestres antipersonal, las municiones en racimo y las armas químicas y biológicas, han tenido éxito, en parte, porque el arma está prohibida en todas las circunstancias, no solo en ciertos casos. Históricamente, las regulaciones que restringen el uso en algunos casos y no en otros, como las armas lanzadas desde el aire y la guerra submarina, han tenido menos probabilidades de éxito.

Y, sin embargo, no siempre se requiere simplicidad. Los Estados Unidos y la Unión Soviética/Rusia se involucraron en múltiples acuerdos bilaterales de control de armas que tenían reglas complicadas para las armas que cada estado podía construir, incluido el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, el Tratado de Misiles Antibalísticos, SALT I, SALT II , ORDENAR, INICIO y Nuevo INICIO. Sin embargo, estos tratados tenían otras ventajas, como que solo requerían que dos partes llegaran a un acuerdo y solo limitaban el desarrollo y la producción de armas en tiempos de paz, en lugar del uso en tiempos de guerra.

Cuanto más difusa sea un arma, más difícil será controlarla porque se necesitarán más naciones en la mesa de negociaciones.

Otro factor importante que afecta la viabilidad es la capacidad de un país para cumplir realmente con las condiciones de un acuerdo. Los estados tienen un control imperfecto sobre sus fuerzas armadas, y las regulaciones que los estados podrían violar accidentalmente pueden ser más difíciles de cumplir. Alemania y Gran Bretaña entraron en la Segunda Guerra Mundial buscando moderación en el bombardeo aéreo de ciudades, y la moderación mutua se mantuvo durante un tiempo. Al principio, ambos países solo bombardeaban objetivos militares, no áreas pobladas. La moderación se derrumbó después de que los bombarderos alemanes se desviaran accidentalmente del objetivo en agosto de 1940 y bombardearan el centro de Londres por error. Gran Bretaña tomó represalias bombardeando Berlín, y Hitler respondió lanzando el London Blitz, después de lo cual desaparecieron todos los intentos de moderación. Las normas que pueden violarse fácilmente por casualidad son más difíciles de mantener.

La viabilidad del control de armas también se ve afectada por el número de países necesarios para que un acuerdo tenga éxito. Cuantos menos países sean necesarios, mejor. A lo largo de la Guerra Fría, por ejemplo, la estructura bipolar del sistema internacional facilitó el control de armas porque solo dos superpotencias necesitaban ponerse de acuerdo para que el control de armas tuviera éxito. Incluso para los acuerdos multilaterales, Estados Unidos y la Unión Soviética podrían liderar el desarrollo de un acuerdo, facilitando el seguimiento de otros países. Estados Unidos y la Unión Soviética establecieron múltiples acuerdos de control de armas, algunos bilaterales y otros multilaterales. Estos acuerdos incluyeron el Tratado de los Fondos Marinos, el Tratado del Espacio Exterior, el Tratado de Misiles Antibalísticos y otros. Cuanto más difusa sea un arma, más difícil será controlarla porque se necesitarán más naciones en la mesa de negociaciones.

La capacidad de un estado para verificar si otros estados cumplen con un acuerdo es un factor importante para que el control de armas tenga éxito. En algunos casos se han utilizado regímenes formales de verificación, particularmente para armas que pueden desarrollarse en secreto, como las armas nucleares o químicas. La Convención de Armas Químicas y el Tratado de No Proliferación Nuclear incluyen medidas de inspección para verificar el cumplimiento de los signatarios. El Tratado del Espacio Exterior estipula que los estados deben permitir que otros vean los lanzamientos espaciales y visiten cualquier instalación en la luna. Sin embargo, no todos los tratados exitosos tienen regímenes formales de verificación. Las prohibiciones de las municiones en racimo y las minas antipersonal no requieren inspecciones formales, pero obligan a los estados a ser transparentes con respecto a la eliminación de sus existencias. En algunos casos,

El estatus legal de un acuerdo de control de armas parece tener poco impacto en su éxito final. Los países han violado tratados legalmente vinculantes a lo largo de la historia, particularmente en tiempos de guerra. Este fue el caso del uso de gas venenoso en la Primera Guerra Mundial. Los acuerdos informales, no legalmente vinculantes, han tenido éxito en el pasado. Tomemos, por ejemplo, el Régimen de Control de Tecnología de Misiles, que limita la exportación de ciertas clases de misiles. Incluso hay algunos ejemplos de un entendimiento tácito, en el que no existe un acuerdo formal, que restringe el uso de un arma, como la moderación mostrada por Estados Unidos y la Unión Soviética al desplegar armas antisatélite o bombas de neutrones durante la Guerra Fría o la decisión unilateral de Alemania recuerdo de su bayoneta aserrada en la Primera Guerra Mundial. Más que el estado legal de un tratado, la reciprocidad es el factor impulsor que motiva a los estados a cumplir. Cuando los estados restringen el desarrollo, la producción o el uso de un arma, generalmente es por temor a que los competidores respondan a las violaciones de la misma manera. Sin embargo, los acuerdos formales pueden ser útiles para coordinar el comportamiento del estado y aclarar las expectativas.

El control de armas también depende de la ruta: las regulaciones con frecuencia se basan en éxitos anteriores de regulación de tecnologías relacionadas. Las prohibiciones antiguas sobre el veneno, por ejemplo, ayudaron a conducir a las prohibiciones modernas sobre las armas químicas y biológicas. Los acuerdos de control de armas entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre armas estratégicas fomentaron acuerdos adicionales con el tiempo. El éxito de la campaña humanitaria para prohibir las minas terrestres antipersonal probablemente hizo posible una prohibición humanitaria de las municiones en racimo.

Reglamento sobre tecnologías en evolución

Los estados han intentado con frecuencia regular tecnologías nuevas o en rápida evolución, que presentan desafíos únicos que son especialmente relevantes cuando se trata de IA. Los estados pueden no estar seguros de los beneficios y daños militares de las tecnologías emergentes y pueden equivocarse al preservar la opción de usarlas. Cuando los estados desean moderación, es posible que no puedan predecir correctamente el camino de la evolución de una tecnología, cómo se empleará y las contramedidas que se pueden desarrollar, lo que hace que los estados elaboren regulaciones que no son prácticas o que no limitan completamente los usos dañinos.

Las naciones se embarcaron en una serie de acuerdos de control de armas a fines del siglo XIX y principios del XX en un intento por controlar las armas de la era industrial. Las potencias europeas firmaron acuerdos de control de armas en 1868, 1899, 1907, 1922, 1930 y 1936 que regulan las balas explosivas o en expansión, el gas venenoso, las armas lanzadas desde el aire, los submarinos y los barcos de guerra. Ninguno de estos tratados intentó detener la proliferación de la ciencia y la tecnología subyacentes, como la química o el motor de combustión interna. Más bien, restringieron los tipos de armas que los militares podían construir o, en el caso de aviones y submarinos, cómo se podían usar las armas en la guerra. Aunque los líderes europeos anticiparon correctamente que muchas de estas armas, como los aviones o el gas venenoso, podrían causar un gran sufrimiento en la guerra,

El gas venenoso fue prohibido antes de la Primera Guerra Mundial, pero solo cuando se liberaba de proyectiles. El primer uso de cloro a gran escala en Alemania en la Segunda Batalla de Ypres fue técnicamente permisible porque el gas se liberó de los botes. Lograr la moderación con gas se complicó aún más por el hecho de que sus ventajas y desventajas militares relativas no se conocían antes de la Primera Guerra Mundial. Alemania empleó gas por primera vez en busca de un arma ganadora de la guerra que cambiara el rumbo en el frente, quizás motivado, en parte, por experimentos franceses con granadas de gas lacrimógeno a principios de la guerra.

Un factor que pesa a favor de las regulaciones preventivas es que puede ser más fácil, en algunos casos, prohibir las armas que los militares aún no han integrado en sus arsenales y, por lo tanto, de las que no dependen para su defensa.

Los intentos de regular los submarinos y las aeronaves fracasaron de manera similar debido a suposiciones incorrectas sobre cómo evolucionarían estas tecnologías. La Convención de La Haya de 1907 prohibió el bombardeo aéreo contra ciudades “indefensas”, al no prever la debilidad de las defensas aéreas contra los bombardeos.  Por el contrario, la ley marítima requería que los submarinos salieran a la superficie, dieran aviso y llevaran a la tripulación a bordo antes de hundir los barcos mercantes. El cumplimiento de estas reglas, que Alemania intentó hacer inicialmente en la Primera Guerra Mundial, dejó a los submarinos vulnerables incluso a los barcos mercantes con armas ligeras.

En otros casos, algunas armas resultaron no ser tan problemáticas como los estados lo imaginaron originalmente. Las balas expansivas fueron prohibidas en la Convención de La Haya de 1899, pero hoy en día son ampliamente utilizadas por las fuerzas del orden y para la autodefensa civil. (Es menos probable que las balas en expansión atraviesen a una persona y golpeen a los transeúntes).

Más recientemente, en el caso de la prohibición de los láseres cegadores, los estados han tratado de eludir el problema de predecir cómo evolucionará la tecnología mediante la adopción de una prohibición sobre el uso previsto de la tecnología. El Protocolo IV de la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales establece: “Está prohibido emplear armas láser específicamente diseñadas, como su única función de combate o como una de sus funciones de combate, para causar ceguera permanente a la visión no mejorada”. La prohibición, en particular, no prohíbe las características técnicas específicas de un láser, como su potencia, sino que se centra en su uso previsto. Hasta la fecha, la prohibición del láser cegador ha tenido éxito.

Si bien la prohibición preventiva de nuevas tecnologías es un desafío en muchos sentidos, los estados han logrado imponer regulaciones preventivas sobre láseres cegadores, armas biológicas, usar el medio ambiente como arma, colocar armas nucleares en el lecho marino o en el espacio y establecer bases militares en la Antártida o en la luna. Un factor que pesa a favor de las regulaciones preventivas es que puede ser más fácil, en algunos casos, prohibir las armas que los militares aún no han integrado en sus arsenales y, por lo tanto, de las que no dependen para su defensa.

Lecciones de Inteligencia Artificial

La IA será difícil de controlar por tres razones clave: es una tecnología de propósito general; es una tecnología emergente; y verificar el cumplimiento de cualquier acuerdo relacionado con la IA planteará desafíos únicos. Sin embargo, esto no significa que la IA sea incontrolable. Si bien los obstáculos son significativos, el control de armas podría ser posible para algunas aplicaciones militares de IA. Incluso cuando los países buscan ventajas en la IA militar, deben buscar formas de mitigar los riesgos de la competencia de la IA militar, incluso a través del control de armas.

Una tecnología de propósito general

Como tecnología habilitadora de uso general, la IA se parece más a la electricidad que a una tecnología discreta como los submarinos o los láseres cegadores, lo que plantea obstáculos para los esfuerzos de control de armas. La IA es una tecnología de doble uso, con aplicaciones tanto civiles como militares, y es probable que esté ampliamente disponible. La naturaleza difusa de la IA hace que un régimen de no proliferación, uno que proponga "embotellar" la IA y reducir su propagación, sea poco probable que tenga éxito. Además, debido a que la IA está tan extendida, numerosos actores tendrían que estar de acuerdo para que cualquier regulación tenga éxito.

La definición a menudo confusa de "IA" también podría complicar el logro de la claridad en cualquier acuerdo. La definición de lo que constituye “IA” es ambigua y abierta a interpretación. Declarar simplemente "sin IA" carece de la claridad de prohibir por completo todos los usos del gas porque puede no estar claro si una tecnología califica como "IA". Además, debido a que el campo de la IA es tan vasto y sus usos son tan amplios, prohibir toda la IA sería similar a los estados del siglo XIX que declararon "No a la industrialización". Los estados intentaron controlar las tecnologías de la era industrial, incluidos los submarinos, los aviones, los globos, el gas venenoso y las balas explosivas o en expansión. Pero que los países hayan acordado no utilizar ninguna tecnología de la era industrial en la guerra no habría sido práctico. Tampoco está claro, dada la naturaleza de doble uso de la infraestructura industrial civil, si se hubieran trazado líneas divisorias entre la industrialización civil y la militar, incluso si los países las hubieran deseado. Qué usos militares de la IA son aceptables o inaceptables podría ser ambiguo, y los países necesitarán claridad y líneas bien definidas para que cualquier esfuerzo de control de armas tenga éxito.

En última instancia, la conveniencia y viabilidad del control de armas para cualquier aplicación militar específica de IA puede depender de cómo se aplique la tecnología.

Los casos históricos de control de armas durante la revolución industrial sirven como una guía útil porque los estados regularon, con diversos grados de éxito, aplicaciones específicas de tecnologías industriales de propósito general, incluyendo el motor de combustión interna (submarinos y aviones) y la química (balas explosivas y gas venenoso). Estos esfuerzos a veces fallaron, pero esto no se debió a que los estados no pudieran definir qué era un submarino o un avión o porque los estados no pudieran limitar su uso civil. Más bien, estas medidas fallaron debido a cómo esas armas se usaron específicamente en la guerra. Si el equilibrio ofensivo-defensivo entre bombarderos y defensas aéreas, o submarinos y barcos mercantes hubiera evolucionado de manera diferente, esas armas podrían haber sido controladas con mayor eficacia.

Si bien es probable que no se pueda lograr una prohibición total de todas las aplicaciones militares de IA, la historia sugiere que los países podrían estar abiertos a algunas limitaciones en aplicaciones específicas. El desafío es determinar para qué aplicaciones específicas de IA es el control de armas más deseable y factible. ¿Hay ciertos usos que se perciben como especialmente peligrosos, desestabilizadores o dañinos? Los académicos ya han comenzado a considerar el impacto de la IA en la estabilidad nuclear, las armas autónomas y la seguridad cibernética, y seguramente habrá otras áreas que merecen una consideración seria. En última instancia, la conveniencia y viabilidad del control de armas para cualquier aplicación militar específica de IA puede depender de cómo se aplique la tecnología. Un acuerdo de control de armas podría diseñarse estrictamente para apuntar a instancias específicas de tecnología de IA que se consideran particularmente problemáticas, similares a las balas restrictivas de los países que están diseñadas para explotar dentro del cuerpo, en lugar de explotar proyectiles por completo. 

Una tecnología emergente

Un desafío al anticipar qué usos específicos de la IA militar pueden merecer una mayor consideración para el control de armas es que no está claro cómo se utilizará finalmente la IA en el campo de batalla. Este es un problema constante para las tecnologías emergentes, desde ejemplos históricos como aviones y tanques hasta ejemplos contemporáneos como herramientas cibernéticas y armas de energía dirigida. A fines del siglo XIX y principios del XX, los países lucharon por controlar las tecnologías de la era industrial, como el gas venenoso y los submarinos, que progresaban rápidamente.

El hecho de que muchos militares perciban que la IA es una tecnología que "cambia las reglas del juego" podría representar un obstáculo para restringir su uso. Los militares de todo el mundo están invirtiendo en IA y pueden ser reacios a restringir ciertas aplicaciones. La retórica que rodea a la IA, gran parte de la cual puede no coincidir con las inversiones reales que los militares están haciendo en IA, podría en sí misma obstaculizar los posibles esfuerzos de control de armas.

Además, las percepciones de que la tecnología de IA puede generar capacidades, precisión, confiabilidad o eficacia sobrehumanas podrían disminuir la creencia de que algunas aplicaciones de IA tienen el potencial de ser desestabilizadoras o peligrosas. Estas percepciones, incluso si son infundadas, podrían afectar la voluntad de un país de perseguir el control de armas de AI. A medida que los países desarrollen y apliquen aplicaciones militares de inteligencia artificial reales, es probable que las percepciones cambien para alinearse más estrechamente con la realidad. Pero las futuras aplicaciones militares de IA pueden ser más difíciles de regular si ya se han integrado en las fuerzas militares de un país o se han utilizado en el campo de batalla. 

Verificación del cumplimiento

La capacidad de verificar el cumplimiento de cualquier acuerdo de control de armas es esencial para su éxito a largo plazo. Un acuerdo con un lenguaje claro y la aceptación de los estados necesarios podría fallar si los estados carecen de los medios para verificar el cumplimiento de los demás. La IA complica la verificación porque, al igual que otras formas de software, los atributos cognitivos de un sistema de IA no son fácilmente observables externamente. Un arma "inteligente" puede parecerse mucho a un arma "tonta" del mismo tipo. Los sensores de un vehículo autónomo, que utiliza para percibir su entorno, pueden ser visibles, pero el algoritmo particular que utiliza podría no serlo. Esto plantea un desafío para cualquier tipo de control de armas para los sistemas militares de inteligencia artificial porque la restricción mutua se basa en la capacidad de un estado para verificar el cumplimiento de un acuerdo por parte de otro estado. Hay formas en que los países podrían responder a este desafío,

Adopte inspecciones intrusivas

Un régimen de inspección intrusiva podría permitir el acceso de observadores externos a las instalaciones de un estado ya ciertos sistemas militares para verificar que el software del estado se ajuste a las estipulaciones de un régimen de control de armas. Sin embargo, cualquier régimen de inspección potencial enfrentaría los mismos obstáculos de transparencia que enfrentan otras armas: las inspecciones corren el riesgo de exponer vulnerabilidades potenciales en el sistema de armas de un estado a una nación competidora. Este desafío posiblemente podría corregirse en el futuro mediante la verificación de software para preservar la privacidad, que podría verificar el comportamiento de una pieza de software sin revelar información privada. Alternativamente, los países podrían decidir que los beneficios de la verificación superan los riesgos de una mayor transparencia. Los Estados han adoptado regímenes de inspección intrusivos en el pasado, como las inspecciones bajo el régimen de no proliferación nuclear para verificar el uso civil nuclear.

Los regímenes de inspección intrusivos seguirán siendo una opción débil para verificar el cumplimiento, a menos que los estados puedan superar con confianza el desafío de las actualizaciones posteriores a la inspección rápidas y escalables de los sistemas de IA.

Otro obstáculo para las inspecciones es que, si la diferencia entre la capacidad permitida y la prohibida radica en el software, un estado podría simplemente actualizar su software después de que se vayan los inspectores. Actualizar el software es mucho más rápido y fácil que construir otro misil o una instalación de enriquecimiento nuclear. En el futuro, los países podrían superar este problema adoptando enfoques técnicos más avanzados. Las opciones potenciales incluyen el monitoreo continuo del software para detectar cambios o incorporar funcionalidad en el hardware, de modo que la capacidad esté limitada por el hardware, no por el software. El monitoreo continuo implicaría la instalación de dispositivos en los sistemas militares que alertarían a los inspectores sobre cualquier cambio en el software. La adopción de este enfoque requiere más avances tecnológicos, así como el compromiso de los estados con el monitoreo intrusivo continuo, en lugar de inspecciones periódicas. También es posible que tal enfoque, si se implementa, podría tener efectos desestabilizadores imprevistos en ciertos escenarios. Por ejemplo, una actualización de software para mejorar la funcionalidad en vísperas de un conflicto podría desencadenar una alerta que llevaría a otros estados a asumir el incumplimiento del control de armas. Alternativamente, el código compatible con el régimen que no debe modificarse podría integrarse en el hardware físico, por ejemplo, a través de una memoria de solo lectura o circuitos integrados específicos de la aplicación.19 Los regímenes de inspección intrusivos seguirán siendo una opción débil para verificar el cumplimiento a menos que los estados puedan superar con confianza el desafío de las actualizaciones posteriores a la inspección rápidas y escalables de los sistemas de IA.

Restringir las características físicas observables externamente de los sistemas habilitados para IA

En lugar de centrarse en las capacidades cognitivas de un sistema de IA, los estados podrían centrarse en las características físicas generales de un sistema que son fácilmente observables y difíciles de cambiar, como el tamaño, el peso, la potencia, la resistencia, la carga útil, la ojiva, etc. Este enfoque permitiría a los estados adoptar cualquier característica cognitiva (sensores, hardware y software) que elijan para un sistema. Las limitaciones de control de armas se aplicarían solo a las características físicas brutas de un vehículo o munición, incluso si la preocupación real estuviera motivada por las capacidades militares que habilita la IA. Por ejemplo, si los países estuvieran preocupados por los enjambres de pequeños drones antipersonal, en lugar de permitir solo pequeños drones "tontos" (lo que sería difícil de verificar), podrían prohibir todos los pequeños drones armados, independientemente de sus capacidades cognitivas. Los países han utilizado enfoques similares en el pasado: optar por regular las características físicas brutas (que eran observables) en lugar de las cargas útiles reales (que eran la preocupación real de los estados, pero más difíciles de verificar). Varios tratados de la era de la Guerra Fría limitaron o prohibieron ciertas clases de misiles, en lugar de solo prohibir armarlos con armas nucleares. Limitar solo los misiles con armas nucleares habría permitido ciertos misiles convencionales, pero habría sido más difícil de verificar.

Regular el comportamiento observable de los sistemas de IA

Otra opción es que los países centren las regulaciones en el comportamiento observable de un sistema de IA, como la forma en que opera bajo ciertas condiciones. Esto sería análogo al concepto de restricciones de bombardeo de "No ciudades", que no prohibía a los bombarderos sino que regulaba cómo se empleaban. Este enfoque podría usarse cuando se trata de manifestaciones físicas de sistemas de IA en los que otros estados pueden observar el comportamiento externo del sistema. Por ejemplo, los países podrían establecer reglas sobre cómo deben comportarse los buques de superficie navales autónomos en la proximidad de otros barcos, e incluso podrían adoptar reglas sobre cómo los sistemas autónomos armados podrían señalar claramente una escalada de fuerza para evitar una escalada inadvertida en tiempos de paz o crisis. El algoritmo particular utilizado para programar el comportamiento sería irrelevante: los estados podrían utilizar diferentes enfoques. De manera similar a las reglas que rigen el comportamiento de los combatientes humanos, la regulación regiría cómo se comporta el sistema de IA, no su lógica interna. Sin embargo, este enfoque no sería efectivo para aplicaciones militares de IA que no son observables. Por ejemplo, las restricciones sobre el papel de la IA en el comando y control nuclear probablemente no serían observables por un adversario. Este enfoque también está limitado porque el comportamiento de un sistema podría modificarse rápidamente a través de una actualización de software, lo que socavaría la confianza y la verificabilidad.

Restringir la infraestructura informática

Los estados podrían enfocar las regulaciones en elementos del hardware de IA que se pueden observar o controlar. Los sistemas de IA se basan en chips para la computación, por lo que los países podrían potencialmente restringir o controlar chips de IA especializados a través de un régimen de no proliferación (particularmente si estos chips fueran esenciales para la capacidad militar prohibida). 22Los países también podrían posiblemente optar por restringir los recursos informáticos a gran escala, también conocidos como "computación", si son observables o se pueden rastrear. Los grandes modelos de IA como GPT-4 se están volviendo cada vez más de uso general y pueden ejecutar una amplia gama de tareas. Estos sistemas de IA de alta capacidad son intrínsecamente de doble uso. Incrustadas en su funcionalidad de uso más general, de manera predeterminada, se encuentran capacidades relevantes para la seguridad, como la capacidad de empoderar a los actores para lanzar ataques cibernéticos, químicos o biológicos. El gobierno de la computación implica controlar el uso de la computación a lo largo del ciclo de vida de producción de un modelo de IA, desde la fabricación del chip hasta el entrenamiento y el uso del modelo. Las tendencias actuales en IA sugieren que restringir el acceso a la computación a gran escala podría ser un enfoque particularmente efectivo para negar el acceso a las capacidades de IA más avanzadas.

Si bien esto plantea problemas para la salud y la diversidad de la comunidad de investigación de IA, las crecientes barreras de entrada presentan una oportunidad para controlar el acceso a estas capacidades de IA.

Los laboratorios de investigación de Frontier AI han invertido mucho en computación a gran escala para el aprendizaje automático en los últimos años. Los principales modelos de investigación de IA se entrenan en miles de chips de IA especializados, como unidades de procesamiento de gráficos o GPU, que se ejecutan durante semanas a la vez. La cantidad de cómputo utilizada en el entrenamiento de modelos de IA de frontera se multiplicó por diez mil millones entre 2010 y 2022, duplicándose cada seis meses (para los modelos más grandes, se duplicó cada 10 meses). Esta tasa de crecimiento es mucho más rápida que el período de duplicación de 24 meses según la Ley de Moore y es más rápida que la tasa actual de mejoras de hardware, que se ha estado duplicando cada dos años y medio. 26Para lograr este crecimiento informático, los costos de las ejecuciones de capacitación a gran escala se están disparando. Las estimaciones independientes ubican los costos de capacitación de los modelos más grandes en al menos millones de dólares, posiblemente en decenas de millones, para la ejecución final de capacitación. El aumento de los costos está consolidando el progreso en la vanguardia de la investigación de IA en un puñado de empresas tecnológicas con mucho dinero, impidiendo que los investigadores académicos entrenen los modelos más intensivos en cómputo. Si bien esto plantea problemas para la salud y la diversidad de la comunidad de investigación de IA, las crecientes barreras de entrada presentan una oportunidad para controlar el acceso a estas capacidades de IA.

Debido a que los chips son un recurso físico controlable, el acceso a las capacidades de IA con uso intensivo de cómputo se puede restringir controlando el acceso a los chips de IA de gama alta. Restringir el acceso a la computación a gran escala es un enfoque particularmente atractivo porque funcionaría incluso para un régimen un tanto "con fugas", ya que los actores prohibidos deben reunir grandes cantidades de computación para ser efectivos. De hecho, el gobierno de los EE. UU. adoptó precisamente este enfoque en octubre de 2022 cuando emitió amplios controles de exportación de chips de IA destinados a China, incluso cuando estos chips se fabricaron fuera de los Estados Unidos. Si tienen éxito, los controles de exportación de EE. UU. en chips de alta gama bloquearán efectivamente a China fuera de las capacidades de inteligencia artificial más avanzadas.

La viabilidad del control de armas destinado al hardware de IA dependerá en gran medida de la medida en que la infraestructura de fabricación de chips esté democratizada a nivel mundial o se concentre en manos de unos pocos actores. Si bien las cadenas de suministro de semiconductores de hoy en día están altamente globalizadas, también contienen cuellos de botella clave. Estos cuellos de botella dan a algunos países la capacidad de controlar el acceso al hardware de IA. Los controles de exportación de EE. UU. sobre chips de IA avanzados a China son posibles debido al dominio de las empresas estadounidenses en los equipos de fabricación de semiconductores. Los controles estadounidenses prohíben el uso de equipos fabricados en EE. UU. para fabricar chips de inteligencia artificial de alta gama destinados a China, incluso cuando esos chips se fabrican fuera de los Estados Unidos. Los países que dominan los futuros cuellos de botella de la cadena de suministro de chips podrían emplear medidas similares para controlar el acceso al hardware de IA.

Sin embargo, el futuro de las cadenas de suministro de semiconductores es muy incierto. Los impactos en la cadena de suministro y la competencia geopolítica han acelerado la intervención estatal en el mercado global de semiconductores y han causado incertidumbres significativas sobre cómo evolucionará el mercado. Los recientes controles de exportación de EE. UU. son solo la última intervención estatal en los mercados mundiales de semiconductores, y los efectos de segundo y tercer orden de estos controles llevará tiempo. Algunas tendencias actuales parecen apuntar hacia una mayor concentración de cadenas de suministro de hardware, mientras que otras tendencias apuntan hacia una mayor democratización. Un factor que contribuye a una mayor concentración en la industria es el alto costo de las plantas de fabricación de semiconductores, o "fabs". Por otro lado, China y Estados Unidos están trabajando arduamente para aumentar la producción de chips autóctonos por razones de seguridad nacional, en ambos casos presionando contra la consolidación del mercado natural a medida que gastan recursos gubernamentales para subsidiar nuevas fábricas. Los propios controles de exportación de EE. UU. tienen el efecto secundario de crear incentivos financieros para que el sector privado eluda los controles de EE. UU. al rediseñar su equipo de fabricación de chips para que no dependa de la tecnología de EE. UU. con el fin de vender en el mercado de China. China importa más de $ 400 mil millones al año en chips. Si bien los controles de exportación de EE. UU. actualmente afectan solo a aproximadamente el 1 por ciento del mercado chino de chips, es probable que el mercado de chips prohibidos crezca si los controles de EE. UU. se mantienen (como han dicho los funcionarios de EE. UU.) fichas heredadas. Poderosas fuerzas del mercado y ajenas al mercado están impactando la industria global de semiconductores, y los efectos a largo plazo de estas fuerzas en las cadenas de suministro aún no están claros.

Las tendencias en la mejora de la eficiencia algorítmica también podrían socavar la eficacia del control de la computación para controlar las capacidades de la IA. Si bien la cantidad de cómputo utilizada para entrenar modelos de investigación de IA de vanguardia ha crecido con el tiempo, una vez que se logra un gran avance, las mejoras algorítmicas reducen la cantidad de cómputo requerida para lograr el mismo nivel de rendimiento. Por ejemplo, la cantidad de cómputo requerida para lograr el mismo nivel de rendimiento de clasificación de imágenes en ImageNet, una base de datos de reconocimiento de imágenes, se redujo a la mitad cada nueve meses desde 2012 hasta 2021.33 Las mejoras en la eficiencia algorítmica pueden democratizar rápidamente la disponibilidad de modelos de IA al reducir la cantidad de hardware informático necesario para entrenar modelos, haciéndolos más accesibles.

Esto significa que el punto más eficaz en el proceso de desarrollo de IA para controlar el acceso a través de la computación se encuentra en la etapa de capacitación.

Un desafío final de usar la computación para controlar el acceso a las capacidades de IA es la asimetría fundamental en los recursos de cómputo necesarios para entrenar modelos de IA en relación con su uso, un proceso conocido como "inferencia". El entrenamiento de un modelo de IA en datos es muy intensivo en computación, lo que requiere cantidades masivas de datos y computación para los modelos más grandes. Sin embargo, una vez que se entrena un modelo, el proceso de usar el modelo entrenado para realizar una tarea, como generar texto, clasificar una imagen o reconocer una cara, generalmente usa mucho menos cómputo. Esto significa que el punto más eficaz en el proceso de desarrollo de IA para controlar el acceso a través de la computación se encuentra en la etapa de capacitación. Limitar qué actores tienen acceso a grandes cantidades de cómputo, y regular el comportamiento de aquellos que lo tienen, podría ser un método efectivo para restringir el acceso a las capacidades de IA. Sin embargo, una vez que se ha entrenado un modelo, la computación se convierte en un punto de control mucho menos efectivo. Los modelos entrenados pueden proliferar rápidamente y tener barreras de entrada mucho más bajas para su uso en términos de requisitos de datos, cómputo y capital humano en relación con el entrenamiento de nuevos modelos.

Los modelos entrenados pueden proliferar si los actores lanzan intencionalmente versiones de código abierto o si los modelos son robados o filtrados. En la actualidad, los modelos de IA innovadores se replican rápidamente con versiones de código abierto. Los equivalentes de código abierto de los modelos de IA generativa GPT-3 y DALL·E se lanzaron después de 14 y 15 meses, respectivamente. Una vez que los modelos están disponibles públicamente, proliferan rápidamente. Otra forma de que proliferen los modelos entrenados es que el modelo se filtre o sea robado. El modelo de lenguaje de IA de Meta LLaMA se filtró en 4chan, eludiendo los intentos de Meta de limitar el acceso a él. Una vez que se ha publicado públicamente un modelo entrenado, la computación puede dejar de ser un punto de control efectivo, ya que los requisitos de computación para la inferencia en modelos entrenados son relativamente bajos. Los modelos entrenados también se pueden ajustar para usos específicos mediante capacitación adicional, pero sin tener que rehacer la costosa capacitación inicial. Es posible que los controles de exportación en chips deban combinarse con controles de exportación en modelos entrenados por encima de un cierto umbral de cómputo, si se quiere que sean efectivos para restringir el acceso a capacidades de inteligencia artificial de alto nivel.

Mirando hacia el futuro

Los desafíos actuales de controlar las capacidades militares habilitadas por IA se asemejan más a la militarización de la tecnología de la era industrial a principios del siglo XX, cuando los países intentaron controlar una variedad de armas nuevas y peligrosas. Las principales potencias militares se reunieron más de 15 veces para discutir una variedad de iniciativas de control de armas desde 1868 hasta 1938. La escala de esta actividad diplomática transmite el nivel de persistencia y paciencia necesarios para lograr incluso resultados modestos en el control de armas. Los legisladores, académicos y defensores de la sociedad civil pueden tomar una serie de pasos hoy para comenzar a sentar las bases para el futuro control de armas de la IA. Estos incluyen un mayor diálogo sobre los riesgos que plantea la IA y las posibles medidas de control de armas que podrían imponerse, la creación de normas para los usos apropiados de la IA militar, abordar la "fruta madura" para construir patrones de cooperación estatal en IA militar y dar forma a el desarrollo de la propia tecnología de IA para hacerla más controlable en el futuro. Si bien ninguno de estos pasos garantiza que los futuros esfuerzos de control de armas de la IA tengan éxito, pueden aumentar la probabilidad de éxito.

Aumento del diálogo

Aumentar el diálogo en todos los niveles para comprender mejor cómo se podría usar la IA en el campo de batalla podría ayudar a iluminar las medidas de control de armas que pueden ser tanto deseables como factibles. Las conferencias académicas, los intercambios de académico a académico de Track II, las reuniones bilaterales y multilaterales y los debates en foros internacionales son valiosos para ayudar a promover el entendimiento mutuo entre las partes internacionales. Estos diálogos también deben incluir a científicos e ingenieros de IA, para garantizar que las conversaciones se basen en realidades técnicas. Debido a que la tecnología de IA está siendo impulsada por el sector comercial, también deberían incluir a las principales empresas tecnológicas y organizaciones que se han involucrado en el desarrollo de normas sobre IA, como Microsoft, Google, OpenAI, Baidu, Tencent y la Academia de Inteligencia Artificial de Beijing. Es importante que estas discusiones no se involucren en un “lavado de ética”, legitimando usos indebidos de la tecnología de IA, como abusos contra los derechos humanos. Es demasiado fácil para las instituciones publicar principios y declaraciones bien intencionados sobre la IA responsable. Estas declaraciones deben combinarse con acciones que demuestren el seguimiento del uso responsable de la IA. Dar forma a las normas para el uso de la IA a medida que se desarrollan estas normas puede ser una herramienta poderosa para guiar el empleo futuro de la tecnología de la IA. Debido a que la IA es tan ubicua, muchas medidas de control de armas deberán generalizarse con el tiempo para ser efectivas, como lo es hoy el control de armas para las armas químicas y biológicas. Los esfuerzos para entablar un diálogo pueden comenzar de a poco. Si Estados Unidos y China, las principales potencias militares y de inteligencia artificial del mundo, tomaran la iniciativa, sería una forma poderosa de moldear las expectativas de otros países sobre la inteligencia artificial militar. 

Formando Normas

Estados Unidos se ha involucrado de manera proactiva en la elaboración de normas sobre el uso de la IA. El gobierno de EE. UU. ha publicado un flujo constante de documentos sobre IA militar en los últimos años, incluidos los principios éticos de IA del Departamento de Defensa, las Directrices de IA responsable de la Unidad de Innovación de Defensa, la estrategia de IA responsable del Departamento de Defensa, una actualización de la política del Departamento de Defensa sobre autonomía en las armas, una declaración sobre el control humano de las armas nucleares en la Revisión de la Postura Nuclear de 2022 y una declaración política del Departamento de Estado sobre el uso militar de la IA. Estas declaraciones de política unilaterales no limitarán la forma en que otros estados desarrollan la IA, pero pueden ayudar a dar forma a las opiniones estatales sobre cómo los militares podrían usar la IA. Como próximo paso, los legisladores estadounidenses deberían trabajar con otros estados para adoptar estos principios para ayudar a dar forma a las normas emergentes sobre el uso de la IA.

Construyendo Cooperación

Al buscar "frutas al alcance de la mano" (control de armas relativamente inobjetable o medidas de fomento de la confianza), los estados podrían ayudar a construir patrones de cooperación para gestionar los riesgos de la IA. Un área que está especialmente madura para la colaboración internacional es un "acuerdo internacional de incidentes autónomos" para embarcaciones autónomas sin tripulación, inspirado en el Acuerdo de Incidentes en el Mar entre Estados Unidos y la Unión Soviética de 1972. Muchos acuerdos internacionales existentes ya regulan el comportamiento de aeronaves y embarcaciones tripuladas, incluida la Convención sobre las normas internacionales para prevenir colisiones en el mar, el Código para encuentros no planificados en el mar y múltiples acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y China. La actualización de los acuerdos existentes o la elaboración de un nuevo acuerdo para cubrir los sistemas autónomos y no tripulados podría ser un paso valioso para generar confianza y cooperación entre los estados para ayudar a gestionar los riesgos de la IA.

Dar forma al desarrollo de la IA

El paso más importante que los legisladores estadounidenses y aliados pueden dar hoy para controlar cómo se usa la IA en futuros conflictos es dar forma al desarrollo de la propia tecnología de IA para que sea más controlable. El hardware informático es un punto de control especialmente valioso debido a las tendencias en la IA intensiva en computación y la capacidad de limitar físicamente el acceso a los chips. Las decisiones de política que se toman hoy podrían hacer que la computación sea más o menos gobernable en el futuro. El gobierno de EE. UU. se ha metido en la política industrial de semiconductores a través de subsidios gubernamentales y controles de exportación, pero a menudo sin un sentido claro de cuáles son los objetivos de la política. Los subsidios y los controles de exportación son herramientas importantes para sentar las bases de la gobernanza informática, pero son incompletos e incluso podrían ser perjudiciales si no se ejecutan correctamente. Los Estados Unidos El gobierno necesita una estrategia integral para garantizar el control continuo sobre el acceso a los recursos informáticos a gran escala. Hay una serie de elementos clave necesarios para una estrategia exitosa de gobierno de computación.

Mantener el dominio de las empresas estadounidenses garantizará que el gobierno de los EE. UU. conserve la capacidad de controlar el acceso a la computación en el futuro.

Primero, una estrategia integral debería limitar la producción de semiconductores avanzados de China. Los controles de exportación de EE. UU. de octubre de 2022 sobre el envío de equipos de fabricación de semiconductores a China asestaron un duro golpe a la industria nacional de fabricación de semiconductores de China. Pero solo tendrá éxito si Japón y los Países Bajos se unen a Estados Unidos en este esfuerzo. En conjunto, Japón, los Países Bajos y los Estados Unidos controlan el 90 por ciento del mercado mundial de equipos de fabricación de semiconductores. A principios de 2023, los informes noticiosos indicaron que Japón y los Países Bajos adoptaron controles similares a los de Estados Unidos, aunque mucho dependerá de las tecnologías específicas a las que se dirijan estos controles.

En segundo lugar, la estrategia de EE. UU. debe garantizar que las empresas estadounidenses sigan dominando los cuellos de botella clave en la cadena de suministro global. En su política industrial de semiconductores, el gobierno de EE. UU. debe priorizar la creación de un ecosistema nacional para la fabricación de vanguardia a fin de garantizar que las empresas estadounidenses sigan siendo dominantes en estos importantes cuellos de botella para la tecnología de fabricación de semiconductores de próxima generación. Mantener el dominio de las empresas estadounidenses garantizará que el gobierno de los EE. UU. conserve la capacidad de controlar el acceso a la computación en el futuro.

En tercer lugar, es importante mejorar el seguimiento informático para evitar el desvío de chips controlados a actores prohibidos. Los controles de exportación de EE. UU. sobre chips de IA solo serán tan efectivos como su aplicación. El gobierno de EE. UU. debe mejorar sus herramientas y recursos para rastrear y monitorear chips controlados para evitar que los actores prohibidos acumulen grandes cantidades de cómputo.

En cuarto lugar, la estrategia de EE. UU. debe hacer que las empresas chinas sigan dependiendo de los recursos informáticos que utilizan tecnología estadounidense. El objetivo de los controles estadounidenses no debería ser negar a las empresas chinas el acceso a cualquier tecnología estadounidense, sino mantenerlas dependientes de la tecnología estadounidense para que el gobierno estadounidense pueda controlar su acceso a grandes cantidades de computación. Los formuladores de políticas deben tener en cuenta las posibles desventajas de los controles de exportación, en particular las restricciones sobre los propios chips de IA. Los controles de exportación podrían acelerar el desarrollo de cadenas de suministro que no dependan de la tecnología estadounidense a medida que los estados que están aislados de fuentes externas redoblen sus esfuerzos para aumentar su capacidad nacional. Los formuladores de políticas deben promover políticas que ayuden a mantener el control centralizado sobre los recursos informáticos y, por lo tanto, la capacidad de restringir estos recursos en el futuro y no acelerar su difusión sin darse cuenta.

Quinto, Washington necesita promulgar controles de exportación y requisitos de seguridad cibernética para modelos capacitados. Los controles de exportación en chips de gama alta no serán efectivos para restringir el acceso a capacidades de IA de gama alta si los modelos entrenados se filtran, roban o liberan. Los controles de exportación de chips de gama alta deben complementarse con controles de exportación de ciertos tipos de modelos entrenados para que la gobernanza informática sea eficaz. Los modelos entrenados podrían tener aplicaciones relevantes para la seguridad por diseño o como una propiedad emergente de modelos grandes de doble uso. Es posible que se requieran controles de exportación para modelos entrenados para ciertas aplicaciones, como seguridad cibernética o generación de nuevos compuestos químicos, debido a su potencial de uso indebido, o para cualquier modelo por encima de un cierto umbral de cómputo, debido a su naturaleza de doble uso. 49Del mismo modo, se debe exigir a las empresas estadounidenses que realizan entrenamientos a gran escala que cumplan con rigurosas medidas de seguridad cibernética para garantizar que sus modelos no sean robados por actores malintencionados.

Finalmente, una estrategia integral debe regular el uso de computación a gran escala. Para garantizar que los controles sobre chips de IA avanzados y modelos entrenados sean efectivos, el gobierno de los EE. UU. deberá promulgar un régimen regulatorio nacional para controlar el uso de grandes cantidades de cómputo. De lo contrario, los actores prohibidos simplemente podrían acceder a la computación a gran escala para entrenar modelos a través de proveedores de la nube. Las regulaciones sobre el uso de la computación deben cubrir las carreras de capacitación a gran escala y el uso de centros de computación en la nube de IA. Las regulaciones deberían, como mínimo, exigir informes a los reguladores de EE. UU. sobre carreras de entrenamiento a gran escala y estándares de seguridad cibernética para carreras de entrenamiento por encima de un cierto umbral de cómputo. También deberían exigir a los proveedores de la nube que se aseguren de que sus servicios no sean utilizados por actores prohibidos. 

La tecnología de IA continuará evolucionando rápidamente, y aquellos que trabajan en iniciativas de control de armas deben permanecer ágiles y dispuestos a ajustar su enfoque a diferentes aspectos de la tecnología de IA o diferentes capacidades militares habilitadas por IA si surge la necesidad. Mantener métricas para rastrear el progreso y la proliferación de la IA será útil para evaluar las posibilidades de control de armas, así como los posibles desafíos futuros. 

En la actualidad, no está claro cómo los militares adoptarán la IA, cómo la tecnología podría afectar la guerra y qué formas de control de armas, si las hay, los estados pueden percibir como deseables y factibles. Sin embargo, hay acciones que los formuladores de políticas pueden tomar hoy para sentar las bases para posibles medidas de control de armas en el futuro, lo que incluye no solo dar forma a la evolución de la tecnología sino también al clima político. Las acciones que se tomen hoy, incluso las más pequeñas, podrían generar grandes resultados en el futuro. Los Estados deben aprovechar estas oportunidades, cuando sea posible, para reducir los riesgos del uso militar de la inteligencia artificial.