domingo, 23 de febrero de 2025
lunes, 13 de enero de 2025
viernes, 3 de enero de 2025
Lockheed P-2 Neptune, el detector del HMS Sheffield

Cazador de submarinos de la Guerra Fría Lockheed P-2 Neptune
Jo Ferris || Plane Historia
El Lockheed P-2 Neptune, inicialmente conocido como P2V hasta un cambio de nomenclatura por parte de la Armada de los Estados Unidos en septiembre de 1962, es un avión especializado diseñado para patrulla marítima y operaciones de guerra antisubmarina (ASW).
Lockheed desarrolló este avión para la Marina de los EE. UU. como sucesor del Lockheed PV-1 Ventura y del PV-2 Harpoon, y posteriormente fue reemplazado por el Lockheed P-3 Orion.
Aunque se trata principalmente de una plataforma terrestre, un número selecto de Neptunes fueron adaptados para lanzamientos desde portaaviones utilizando tecnología de despegue asistido por chorro (JATO).
Estas versiones modificadas sirvieron como bombarderos nucleares provisionales, capaces de despegar desde portaaviones, pero que debían aterrizar en pistas terrestres o en el océano después de las misiones. El P-2 Neptune también alcanzó un éxito considerable en el mercado internacional, siendo utilizado por varias fuerzas militares extranjeras.
Desarrollo y primeros años (década de 1940-1950)
Este período vio la transformación del Neptune desde un prototipo a una piedra angular de la flota de aviones de patrulla de la Armada de los Estados Unidos, lo que refleja avances significativos en la tecnología de la aviación y la estrategia militar en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.
P2V-2 del VP-18 sobre la base aérea de Jacksonville, 1953
El origen del P-2 Neptune se remonta a las urgentes necesidades de la Segunda Guerra Mundial. La Armada de los Estados Unidos, reconociendo las limitaciones de los aviones de patrulla existentes, como el Consolidated PBY Catalina, frente a amenazas submarinas cada vez más sofisticadas, buscó un avión terrestre más capaz para tareas de patrulla marítima de largo alcance.
Lockheed, con su reputación de diseño innovador de aeronaves, respondió con la propuesta del P2V Neptune. El primer prototipo despegó en 1945, pero el final de la guerra significó que no entró en combate en la Segunda Guerra Mundial.
En los años inmediatamente posteriores a la guerra, el Neptune fue objeto de importantes mejoras. El diseño se modificó para incorporar nuevas tecnologías y satisfacer las cambiantes demandas de la era de la Guerra Fría.
Una característica notable del Neptune era su tren de aterrizaje triciclo, que se alejaba de los diseños con tren de aterrizaje de cola habituales en la época. Esto proporcionaba un mejor manejo y visibilidad en tierra, algo importante para los grandes aviones de patrulla.
El motor del Neptune fue otro de los aspectos innovadores. El avión estaba equipado inicialmente con dos motores radiales Wright R-3350, conocidos por su fiabilidad y potencia. Sin embargo, Lockheed no se detuvo allí.
Motores a reacción Westinghouse J34
En un movimiento pionero, los modelos posteriores del Neptune fueron equipados con motores a reacción bajo las alas. Estos motores a reacción Westinghouse J34 proporcionaban empuje adicional para el despegue y los vuelos a alta velocidad, lo que convirtió al Neptune en uno de los primeros aviones en utilizar de manera efectiva un sistema de propulsión mixto que combinaba motores a reacción y de pistón.
El Westinghouse J34, designación de la empresa Westinghouse 24C, fue un motor turborreactor desarrollado por la división de turbinas de gas de Westinghouse Aviation a fines de la década de 1940.
La aviónica y el armamento del Neptune también eran de vanguardia para la época. El avión estaba equipado con avanzados sistemas de radar para vigilancia marítima y podía transportar una importante carga de armas en su bodega de bombas interna y en pilones subalares. Esto lo convertía en una formidable plataforma para la guerra antisubmarina, capaz de desplegar cargas de profundidad, torpedos y, más tarde, bombas nucleares de profundidad.
Bombardero nuclear
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Estados Unidos reconoció la necesidad estratégica de contar con capacidad de ataque nuclear para preservar su influencia política global. Mientras tanto, la opción más viable era desplegar aviones embarcados para este propósito.
El desafío era que las grandes bombas nucleares “Fat Man” de la época eran demasiado voluminosas para la mayoría de las aeronaves, por lo que era necesario un avión portaaviones significativamente más grande para su transporte.
Para abordar este problema, la Oficina de Artillería de la Armada de Estados Unidos produjo 25 unidades del diseño de bomba nuclear “Little Boy”, más antiguo pero más compacto.
Vista lateral del RB-69A, el primer P2V-7U reconvertido
Estos eran compatibles con el compartimiento de bombas más pequeño del P2V Neptune. En 1948, había un suministro suficiente de material fisionable para construir diez proyectiles y objetivos de uranio completos. Sin embargo, solo había suficientes iniciadores disponibles para ensamblar seis de ellos.
En un intento de crear un avión de ataque nuclear improvisado con base en portaaviones, la Armada de los Estados Unidos modificó el P2V Neptune. Esta modificación incluyó la incorporación de cohetes propulsores de despegue asistido por chorro (JATO), lo que le permitió despegar desde portaaviones. Las pruebas iniciales comenzaron en 1948.
Sin embargo, el Neptune no estaba diseñado para desembarcar en portaaviones, por lo que, tras un ataque, la tripulación se enfrentaba a dos opciones: navegar hasta una base terrestre amiga o atracar en el mar cerca de un buque de la Armada estadounidense.
Submarino soviético
Este arreglo improvisado duró poco. El North American AJ Savage, que se unió a la Flota del Pacífico en octubre de 1952, pronto reemplazó al Neptune en esta función de ataque nuclear de emergencia.
El AJ Savage fue el primer avión capaz de despegar y aterrizar en portaaviones, diseñado específicamente para misiones de ataque nuclear. Sin embargo, su permanencia en esta función también fue breve, ya que la Armada de los EE. UU. comenzó a utilizar aviones totalmente propulsados por reactores para operaciones de ataque nuclear.
Los primeros años operativos del Neptune estuvieron marcados por su creciente importancia en la estrategia de la Armada de los EE. UU. para la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.
Un Lockheed SP-2H Neptune del Escuadrón de Patrulla 23 (VP-23) de la Marina de los EE. UU. volando sobre la popa del carguero soviético Metallurg Anosov frente a Cuba en junio o julio de 1964.
A medida que aumentaban las tensiones durante el comienzo de la Guerra Fría, las capacidades de largo alcance del Neptune lo convirtieron en una herramienta esencial para monitorear los movimientos de los submarinos y la marina soviética. Su capacidad para cubrir vastas áreas del océano, combinada con su sofisticado equipo de detección, lo convirtió en un activo clave en los esfuerzos de la Armada de los Estados Unidos por mantener el control de los mares y proporcionar una alerta temprana de posibles amenazas.
Durante este tiempo, el Neptune también prestó servicio en otras naciones, lo que refleja su condición de avión de patrulla marítima de primera clase. El avión se exportó a varios países aliados, donde a menudo recibió modificaciones para adaptarse a los requisitos nacionales específicos. Estas exportaciones no solo ampliaron el alcance operativo del Neptune, sino que también consolidaron su papel en la configuración de las estrategias globales de patrulla marítima durante mediados del siglo XX.
Historial operativo
La trayectoria operativa del Neptune se caracteriza por su participación crítica en algunos de los acontecimientos militares y geopolíticos más importantes de mediados del siglo XX, particularmente durante la Guerra Fría.
En los años posteriores a su introducción, el P-2 Neptune se convirtió rápidamente en un pilar de las capacidades de patrullaje marítimo de la Armada de los Estados Unidos. Su misión principal era la guerra antisubmarina (ASW), una función que cobró una enorme importancia con el inicio de la Guerra Fría.
El Neptuno estaba equipado con sensores de última generación, incluidos radares y detectores de anomalías magnéticas (MAD), que eran esenciales para detectar y rastrear submarinos soviéticos.
Un P2V despega del USS Franklin D. Roosevelt en 1951
Esta capacidad fue vital para mantener el delicado equilibrio de poder durante esta era, ya que proporcionó a la Armada de los EE. UU. la capacidad de patrullar vastas áreas oceánicas y monitorear actividades submarinas. La versatilidad del P-2 Neptune quedó demostrada aún más durante la Guerra de Corea. Se empleó tanto para misiones de reconocimiento marítimo como terrestre, recopilando inteligencia crucial detrás de las líneas enemigas.
El largo alcance y la alta resistencia del Neptuno lo convertían en una plataforma ideal para estas misiones, ya que podía cubrir áreas extensas sin necesidad de reabastecimiento frecuente.
Recopilación de inteligencia
En la guerra de Vietnam, el papel del Neptune se expandió más allá de la patrulla marítima tradicional. Fue fundamental en la Operación Market Time, una operación naval destinada a cortar las líneas de suministro del Viet Cong.
El Neptune patrullaba la costa de Vietnam, identificando e interceptando buques sospechosos de transportar armas y suministros. Su capacidad para transportar una amplia gama de armamentos, incluidas bombas y cohetes, le permitía lanzar ataques directos cuando era necesario.
OP-2E Neptune, ex VO-67, en almacenamiento AMARC en la Base de la Fuerza Aérea Davis-Monthan, alrededor de 1971. El camuflaje es verde para operaciones de bajo nivel sobre Vietnam.
El Neptune también desempeñó un papel importante en la recopilación de inteligencia electrónica (ELINT) y la vigilancia. Equipado con un sofisticado equipo electrónico, era capaz de interceptar las comunicaciones enemigas y las emisiones de radar, proporcionando información valiosa para la planificación y las operaciones militares. Esta función se volvió cada vez más importante a medida que la guerra electrónica emergió como un elemento clave en la estrategia militar moderna.
Fuera de los Estados Unidos, el P-2 Neptune sirvió en las fuerzas armadas de más de una docena de países, adaptándose a una variedad de roles y entornos.
La vetustez del P-2 Neptune
Este despliegue mundial subrayó la adaptabilidad y eficacia de la aeronave en diversos escenarios operativos. En muchos de estos países, el Neptune siguió operando en funciones de patrulla marítima y ASW, lo que refleja su valor permanente en estas funciones.
A medida que pasaban las décadas, el P-2 Neptune comenzó a mostrar su edad, particularmente a medida que se desarrollaban aviones más nuevos y avanzados como el Lockheed P-3 Orion.
Sin embargo, su larga vida útil es un testimonio de la solidez de su diseño y de las actualizaciones continuas que recibió. Incluso cuando fue retirado del servicio de primera línea en los Estados Unidos, el Neptune continuó prestando servicios en funciones secundarias y en las fuerzas aéreas de otras naciones.
Guerra de las Malvinas
La Aviación Naval Argentina adquirió una flota de al menos 16 Lockheed P-2 Neptunes, abarcando varios modelos, a partir de 1958. Esto incluía ocho unidades previamente operadas por la Royal Air Force, todas destinadas a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.
El SP-2H de la Armada Argentina que rastreó al HMS Sheffield
Estos aviones fueron utilizados activamente durante la Operación Soberanía en 1978, un período de mayor tensión con Chile, con misiones que se extendieron al Océano Pacífico.
Durante la Guerra de las Malvinas en 1982, los dos Neptunes restantes de la Armada Argentina, identificados como 2-P-111 y 2-P-112, fueron desplegados para operaciones de reconocimiento sobre el Atlántico Sur.
El 4 de mayo, estos aviones desempeñaron un papel crucial en un importante enfrentamiento naval. Tras detectar un grupo naval británico, proporcionaron orientación para un ataque ejecutado por dos Dassault Super Étendards. Este esfuerzo coordinado condujo al hundimiento del destructor británico HMS Sheffield.
Sin embargo, la vida útil de los Neptunes en servicio en Argentina se vio acortada por la falta de repuestos, consecuencia de un embargo de armas impuesto por los Estados Unidos en 1977 como respuesta a las violaciones de los derechos humanos durante la Guerra Sucia en Argentina.
Como consecuencia de ello, los P-2 Neptune fueron retirados del servicio antes de finalizar la Guerra de las Malvinas. La tarea de realizar misiones de reconocimiento para la adquisición de objetivos para los aviones de ataque fue asumida posteriormente por los Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.
Variantes
La evolución del P-2 Neptune en múltiples variantes fue impulsada por las necesidades cambiantes de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina. Cada variante incorporó mejoras en tecnología, rendimiento y capacidad de misión.
Entre los más destacados se encuentra el P2V-5, que introdujo importantes avances en materia de radar y contramedidas electrónicas. Esta variante supuso un gran avance en cuanto a capacidad de vigilancia, permitiendo un seguimiento más eficaz de submarinos y buques de superficie enemigos.
En 1952, utilizando únicamente la energía de los reactores con sus motores Turbo-Compound apagados y las hélices en posición de bandera.
Otra variante importante fue el P2V-7, la versión final de producción del Neptune. Contaba con motores más potentes y una mayor autonomía, lo que mejoraba su eficacia operativa.
Esta variante también vio la introducción de aviónica actualizada y la capacidad de transportar una gama más amplia de armas, incluidas bombas de profundidad nucleares, lo que subraya la importancia estratégica del Neptune durante el apogeo de la Guerra Fría.
Más allá de los Estados Unidos, el Neptune fue utilizado por más de una docena de países, cada uno de los cuales adaptaba el avión a sus necesidades específicas de defensa. La Fuerza Aérea Australiana, por ejemplo, utilizó ampliamente el Neptune para vigilancia marítima y operaciones antisubmarinas en la región del Pacífico.
Brasil y Argentina
De manera similar, la Fuerza de Autodefensa Marítima japonesa empleó al Neptune para patrullar sus extensas aguas costeras, una tarea crucial dada la ubicación estratégica y los intereses marítimos de Japón.
En Europa, países como Francia y los Países Bajos utilizaron el Neptune, utilizando sus capacidades de largo alcance para patrullar sus territorios y las aguas circundantes. La versatilidad de la aeronave también atrajo a países de América del Sur, como Brasil y Argentina, donde se utilizó tanto para la defensa costera como para la vigilancia marítima en general.
SP-2H Neptune de la Flotilla 25 Aeronavale, Armada Francesa, en 1973
La diversidad de usuarios del P-2 Neptune es un testimonio de su adaptabilidad y eficacia. Cada operador modificó y actualizó a menudo el avión para adaptarlo a sus requisitos operativos específicos. Estas modificaciones incluyeron cambios en la aviónica, el armamento e incluso en la configuración de los motores en algunos casos, lo que demuestra la capacidad de personalización del Neptune.
El Neptune también se utilizó en aplicaciones civiles, en particular en la lucha contra incendios desde el aire. Algunos Neptunes retirados se convirtieron en aviones cisterna capaces de arrojar grandes cantidades de agua o retardante de fuego sobre incendios forestales. Esta segunda vida del Neptune en el servicio civil destaca aún más su diseño robusto y su versatilidad.
Avances tecnológicos y legado
Como uno de los primeros aviones construidos específicamente para patrulla marítima y guerra antisubmarina, el Neptune introdujo varias innovaciones tecnológicas que tuvieron un impacto duradero en la aviación militar.
Uno de los avances tecnológicos más significativos del P-2 Neptune fue su sistema de propulsión híbrido, que combinaba los motores de pistón tradicionales con los motores a reacción, lo que supuso un avance revolucionario.
El Neptune voló inicialmente con dos potentes motores radiales Wright R-3350, pero versiones posteriores incorporaron pods de reacción Westinghouse J34 bajo sus alas. Esta disposición proporcionaba empuje adicional, crucial para despegar con cargas pesadas y para vuelos a alta velocidad sobre áreas objetivo.
El sistema de propulsión mixta del Neptune sentó un precedente en el diseño de aeronaves, influyendo en los futuros aviones militares y comerciales multimotor. Otra característica tecnológica clave del Neptune fue su avanzado equipo de aviónica y vigilancia. El avión fue uno de los primeros en estar equipado con un Detector de Anomalías Magnéticas (MAD), una herramienta revolucionaria en la guerra antisubmarina.
Esta tecnología permitió al Neptune detectar submarinos al identificar variaciones en el campo magnético de la Tierra causadas por grandes objetos metálicos. Además del MAD, el Neptune llevaba sofisticados sistemas de radar y sonoboyas, lo que mejoraba su capacidad para rastrear y monitorear objetivos tanto en la superficie como en el subsuelo.
soviet
El Neptune también desempeñó un papel importante en el desarrollo de la inteligencia electrónica aerotransportada (ELINT) y el reconocimiento. Algunas variantes estaban equipadas con equipos especializados para interceptar y analizar las señales de radar y comunicación del enemigo.
Este papel del Neptuno fue crucial durante la Guerra Fría, ya que proporcionó información valiosa sobre las actividades navales y las capacidades electrónicas soviéticas.
Más allá de sus aplicaciones militares, el diseño del Neptune demostró una notable versatilidad. Tras su retiro del servicio militar, algunos Neptunes fueron reconvertidos para uso civil, sobre todo en la lucha contra incendios desde el aire.
Estas aeronaves fueron adaptadas para transportar grandes cantidades de agua o retardante de fuego, lo que desempeñó un papel crucial en la lucha contra los incendios forestales. Esta adaptación del Neptune de una función militar a una función civil es un testimonio de la robustez y versatilidad de su diseño.
El legado del Lockheed P-2 Neptune es evidente en las generaciones de aviones de patrulla marítima que le siguieron. Su influencia se puede ver en el diseño y las capacidades de su sucesor, el Lockheed P-3 Orion, y otros aviones de patrulla marítima desarrollados posteriormente. El énfasis del Neptune en el alcance, la resistencia y la capacidad multimisión estableció nuevos estándares en el campo, dando forma al futuro de la patrulla marítima y la guerra antisubmarina.
domingo, 1 de diciembre de 2024
viernes, 15 de noviembre de 2024
COAN: Autorizada la compra de los 4 AW-109
La Armada Argentina da un paso clave en la custodia del Atlántico sur a la espera del "OK" de Luis Caputo
El Ministerio de Defensa espera contar con el visto bueno de Hacienda para la adquisición de cuatro piezas que servirán para el patrullaje marítimo.
La Armada Argentina está a un paso de contar con helicópteros AW109 fabricados por el grupo italiano Leonardo, los que serán destinados a la vigilancia y el control del Atlántico sur.
La aeronave es un bimotor mediano que puede ser configurado para cumplir con diversas funciones como vigilancia; inteligencia electrónica; hasta ayuda médica en emergencias.
El lunes pasado el jefe de la marina, vicealmirante Carlos Allievi firmó el contrato comercial para la compra de 4 helicópteros AW109. Ahora, el trámite continúa en manos del ministro de Economía, Luis Caputo, quien tiene que aprobar y firmar el contrato financiero de toma de crédito por una suma del orden de los 67 millones de dólares que involucra los 4 aparatos, la documentación de estilo, repuestos y un simulador en offset.
La oferta de Leonardo estipula una financiación otorgada por SACE, la agencia italiana de crédito a la exportación del 100 por ciento de la compra a pagar en 10 años con 2 de gracia. Oferta que luce más que atractiva, quizá resultado de la mejora en la percepción de la macro del país con un riesgo a la baja que está en 772 puntos según la calificadora JP Morgan, indicador clave para poder solicitar préstamos internacionales.
Si Caputo da luz verde a la financiación de la entidad italiana SACE, los pagos comenzarán a los dos años de estampada la firma del contrato. Sólo procede un anticipo, habitual en este tipo de operación, que ronda los 5 millones de dólares contemplados también en la financiación.
Con la resolución del contrato financiero, se pondrá en marcha el cronograma de entregas que prevé dos máquinas en 2025 y las restantes en 2026. La agenda puede variar drásticamente si se demora el trámite ya que es un producto con demanda internacional sostenida por su adaptación tanto al mercado militar como el uso civil.
La representación diplomática de Italia, a cargo del embajador Fabrizio Lucentini, se mantiene expectante casi ajena a la negociación del segundo conglomerado industrial importante en el sector aeroespacial italiano.
La adquisición formal arrancó luego de que el Gobierno autorizara en julio pasado por Decreto 594/2024
de modificación presupuestaria para el ejercicio 2024 "Operaciones de
Crédito Público" para financiar la "Adquisición de Helicópteros Navales
livianos para operar orgánicamente en las unidades de superficie de la
Armada Argentina". En ese anexo se autorizó un monto que asciende a 98
millones de dólares.
La cifra a tomar en crédito encuadraba en la intención original de adquirir 8 helicópteros para la Armada Argentina y el Comando Conjunto Marítimo. Ahora quedó reducida a 4 aparatos que serán dotación embarcada en los patrulleros oceánicos (OPV) de la clase ARA Bouchard.
Estos cuatro navíos, adquiridos a Francia, por diseño requieren de un helicóptero embarcado para incrementar su capacidad de vigilancia y proyección de personal en caso de operaciones de registro y captura de pesqueros ilegales o despliegue de fuerzas especiales.
Especificaciones de la aeronave
Las nuevas aeronaves AW109 vienen configuradas para tareas de búsqueda y rescate (SAR) y transporte ligero, dotadas de radar de navegación y búsqueda.
La descripción del fabricante detalla que posee un piloto automático de cuatro ejes que hace posibles operaciones de rescate nocturno y facilita todas las operaciones de vuelo estacionario, en un rescate o el despliegue de personal en embarcaciones objetivo de registro. Está equipado con un guinche o grúa lateral de izado hasta 272 kilos.
La Armada Argentina evaluó dos propuestas, una de Airbus por aparatos AS365N3 Dauphin y otra del grupo italiano Leonardo por el AW109.
Airbus ofrecía helicópteros de segunda mano inspeccionados a nuevo pero el modelo ya no se fabrica más. Esta alternativa implica costos de mantenimiento superiores y también impacta en el valor de los repuestos.
La Aviación Naval, tras un análisis y estudio elevado a Defensa sobre los aparatos posibles, consideró al Leonardo AW109 como el único modelo que cumplía los requerimientos operativos. Una determinante en la selección fue la dimensión del hangar del OPV y el AW109 entra holgado en el alojamiento del navío, no hay otros modelos nuevos en el mercado que se ajusten al espacio disponible.
Como son aeronaves nuevas y en producción, la Armada Argentina se asegura soporte de posventa durante la vida útil que se considera unos 20 años de operación.
jueves, 14 de noviembre de 2024
COAN: Primer reabastecimiento aéreo a la isla Decepción en 1952
Anfibios PBY-5A Catalina de la Aviación Naval en la isla Decepción
El 7 de febrero de 1952, dos aviones anfibios PBY-5A Catalina de la Aviación Naval concretaron el primer vuelo desde América del Sur con descenso en aguas de la Isla Decepción, en la Antártida. Como resultado de ese vuelo se estableció el servicio aeropostal naval entre el continente americano y las bases antárticas.

jueves, 19 de septiembre de 2024
domingo, 1 de septiembre de 2024
Crisis del Beagle: Los T-28 Fennec que iban a atacar a los Hunter aterrizando en Chabunco
Escuela de Aviación Naval en la Operación Tronador
La semana pasada fue noticia un scramble (despegue priotario de urgencia de un caza interceptor para responder a una amenaza inmediata) de dos F-5E Tiger III de la FACh para identificar una "amenaza desconocida" en la boca del estrecho de Magallanes. Obviamente no encontraron nada, pero las aeronaves despegaron desde la base Chabunco (Aeropuerto Internacional Presidente Carlos Ibañez) en Punta Arenas. En 1978 ese aeropuerto, de haber habido una guerra producto de la crisis del Beagle, iba a ser blanco de un ataque destinado a inutilizar los principales aviones chilenos que operaban en la zona: los Hawker Hunter. Esa osadía se le había encomendado a unos aviones de motor radial, rechonchos, biplazas de entrenamiento y ataque ligero del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina: los T-28 Fennec. Escondidos en un pista de dispersión a 50km de Río Grande, estos aviones iban a dedicarse a apoyar el desembarco helitransportado a las islas en disputa así como hundir embarcaciones pequeñas. Su misión más osada: atacar a los Hunter cuando se disponían a aterrizar. Veamos esta historia apasionante.
La Escuela de Aviación Naval va a la guerra
A finales de 1977, la Escuela de Aviación Naval contaba con un número reducido de solo nueve aviones T-28 en servicio, de un total de 20 asignados. En ese periodo, se planificó la última navegación de estos aviones entre Punta Indio y Ushuaia, denominada "Operación Austral," que implicó el traslado de los nueve aviones operativos en ese momento.
T-28P 0628/3-A-208 en la base aérea de Ushuaia, 11 Agosto de 1978. El es el Guardiamarina Goñi y el Suboficial Segundo Ruiz.
Inicialmente concebida como la despedida de estos aviones, la misión se convirtió involuntariamente en el preludio de la Operación Tronador para la Escuela. Ante la creciente tensión en la Zona Austral, el Comando de la Aviación Naval (COAN) recibió instrucciones de aumentar el nivel de alistamiento debido a la posible ocurrencia de un conflicto armado. Como parte de estas medidas, se suspendió la desactivación de los T-28.
B-80 usados como apoyo al despliegue de los Fennec
A principios de 1978, una división de cuatro aviones de la Escuela de Aviación Naval fue destacada a la Base Aeronaval Río Grande, donde permaneció durante todo el año, con los aviones siendo reemplazados periódicamente.
A medida que aumentaba la tensión en noviembre, la Escuadrilla de la Escuela de Aviación Naval alcanzó un total de 19 T-28 en condiciones operativas, aumentando también el número de pilotos disponibles. El Teniente de Fragata Hugo Ortiz quedó a cargo del grupo, compuesto por varios oficiales.
Pista de dispersión de 1.2km de la Estancia La Sara donde operaron los T-28 Fennec
En el marco de la Operación Tronador, a la Escuadrilla de T-28 se le asignaron misiones de apoyo aéreo cercano, ataque a embarcaciones menores en Bahía Inútil y la arriesgada tarea de atacar a los aviones Hunter de la Fuerza Aérea de Chile durante su fase de aterrizaje en Punta Arenas. Se llevaron a cabo prácticas de tiro, ataques con cohetes y bombardeos a 30º, usualmente en cooperación con las tropas del Batallón de Infantería de Marina Nº5 (BIM-5). Se estableció una base operativa avanzada en la pista de la estancia "La Sara," donde se mantuvo una división de T-28 en alistamiento permanente, mientras que el resto se concentró en Río Grande.
Foto tomada por el Teniente de Fragata Urberti al Guardiamarina Goñi a bordo del T-28P 0588/3-A-203. Se ve la pequeña característica pintada en los T-28 camuflados. Estancia La Sara, Diciembre de 1978.
Durante este periodo, se realizaron vuelos de reconocimiento, incluso sobre el espacio aéreo chileno. En uno de estos vuelos, el 13 de agosto de 1978, una sección de T-28 descubrió un aeródromo de campaña con presencia de tropas y un C-47 de la Fuerza Aérea de Chile, a solo 15 millas al noroeste de la estancia "La Sara."
La pista donde se encontraba este C-47 es la que corresponde al complejo fronterizo San Sebastián, con una pista muy similar en tamaño a la de la Estancia La Sara. Abajo en el mapa se aprecia la distancia (son poco más de 20 millas, unos 38km al NO en realidad)
Pistas de dispersión de la FACH y el COAN en la zona norte de Tierra del Fuego
Finalmente, poco antes del 22 de diciembre, se completó el alistamiento y la Escuadrilla quedó a la espera de las órdenes de ataque, las cuales nunca llegaron. La Escuadrilla de T-28 fue una de las últimas en replegarse, haciéndolo el 27 de enero de 1979, volando desde La Sara hacia Punta Indio. A pesar de las precarias condiciones operativas y el desgaste de los aviones, no se registraron mayores inconvenientes. En junio de 1979, se dispuso la baja operativa de los últimos T-28F, que fueron desguazados y chatarreados.
Restos de los T-28F de la ESAN
La región comprendida por esta historia se aprecia en este mapa debajo. Desde la pista improvisada de la Estancia La Sara se debía volar un recorrido directo de 185km para realizar un ataque a la base área Chabunco y de 100km para patrullar y acosar navíos en la Bahía Inútil. La pista se halla a unos 50km al NNO de Río Grande, donde operaba otra sección de T-28 Fennec de la ESAN. Finalmente, desde la pista a Ushuaia sólo hay 155 km.
Conclusiones
En la vasta extensión del sur argentino, en medio de la gélida y desolada región de la Tierra del Fuego, los valientes pilotos e instructores de la Escuela de Aviación Naval se preparaban para lo impensable. A bordo de sus robustos y rechonchos T-28 Fennec, aviones que eran considerados obsoletos por muchos, estos hombres no solo enfrentaron el desafío de operar en las condiciones más extremas, sino que lo hicieron con una audacia que aún hoy inspira admiración.
Cuando la tensión en la crisis del Beagle alcanzó su punto máximo, estos pilotos recibieron una misión que parecía sacada de un relato épico: atacar a los temidos Hawker Hunter chilenos justo en el momento en que aterrizaban en Punta Arenas. Imagina el valor necesario para enfrentarse a un enemigo más moderno y mejor armado, sabiendo que las posibilidades estaban en contra. Sin embargo, estos hombres, desde una pista de dispersión camuflada en Estancia La Sara, se mantuvieron listos, con el rugido de sus motores radiales como único compañero en la espera tensa de la orden que nunca llegó.
El espíritu de estos pilotos argentinos, capaces de desafiar lo imposible con ingenio y determinación, es un legado de coraje y dedicación que trasciende el tiempo. Siguiendo la misma impronta de Owen Crippa en Malvinas cuatro años después, estos pilotos iban a atacar con entrenadores un blanco bien defendido y a los activos más valiosos del enemigo. No se trataba solo de máquinas, sino de hombres que, en sus T-28 Fennec, demostraron al mundo que la verdadera fuerza de una nación reside en la valentía de sus defensores. Hoy, su ejemplo es un faro de orgullo para todo argentino, un recordatorio de que, cuando la patria llama, su gente responde con valor inquebrantable.
Fuentes
Adaptación y ampliación de North American T-28 Fennec, Serie Aeronaval Nº28.


viernes, 2 de agosto de 2024
COAN: Mariner PBM-5 en la Patagonia

Foto de un Hidroavión Patrullero y Transporte naval Martin Mariner PBM-5, matricula Nro. 2-P-202, ingresando al agua en el Sur Argentino, perteneciente a la Aviación Naval Argentina - Año: 1959.
(Créditos a quien corresponda)
Especificaciones técnicas:
Tipo: Bombardero, Patrullero y Transporte naval anfibio.
Monoplano hidroavión de patrulla marítima, bombardeo y rescate de 7 tripulantes
DIMENSIONES:
Envergadura: 36 mts.
Largo: 23,50 mts.
Alto: 5,33 mts.
Superficie alar: 131 mts2.
PESO:
Vacio: 14.686 kg. a 15.048 kg
Máximo: 25.425 kg.
Tripulación: 7 (siete).
ARMAMENTO:
3 torres dobles de ametralladoras Browning M2 Cal 12,7 mm, (2 torres a los costados de ametralladoras Cal 12,7 mm);
1.814 kg. de bombas, torpedos, minas y cargas de profundidad.
MOTOR:
2 motores radiales Pratt & Whitney R-2800-22 de 2.000 HP c/u.
Hélices tripalas de paso variable.
martes, 30 de julio de 2024
COAN: Informe sobre la posibilidad de F/A-18 Super Hornet

Super Hornet sobre el puerto de Ingeniero White
Capacidades de Ataque a Larga Distancia del F/A-18 Super Hornet
Capacidades de Ataque a Larga Distancia
Aeronave: F/A-18 Super Hornet
Roles Principales: Caza polivalente, ataque, apoyo aéreo cercano, reconocimiento
Radio de Combate Máximo: Aproximadamente 926-1.160 km con combustible interno, extensible con tanques de combustible externos y reabastecimiento en vuelo
Alcance Máximo de Ferry: Más de 3.330 km con tres tanques de combustible externos
Carga Óptima de Combustible y Armas para Misiones de Larga Distancia
Tanques de Combustible Externos:
- Configuración: Hasta tres tanques de 1.249 litros
Configuración de Armas:
- Misiles Aire-Superficie (ASM):
- AGM-84 Harpoon (antibuque)
- AGM-88 HARM (anti-radar)
- Bombas Guiadas:
- JDAM (Munición de Ataque Directo Conjunto)
- Bombas Guiadas por Láser Paveway II/III
- Misiles Antibuque (AShM):
- AGM-84 Harpoon
- AGM-158C LRASM (Misil Antibuque de Largo Alcance, si está disponible)
- Adicional:
- AIM-120 AMRAAM (para superioridad aérea)

F/A-18 Super Hornet armado con 4 AGM-84 Harpoon
Consideraciones para la Base Aeronaval
Bases operacionales potenciales:
- Comandante Espora
- Almirante Zar
- Río Grande
Qué modificaciones debiera hacerse a las bases aeronavales:
- Longitud de pista: Mínimo 2,438 metros
- Espacio de hangar: Al menos 30 metros de largo, 15 metros de ancho, 8 metros de alto
- Infraestructura de soporte: Instalaciones de mantenimiento, almacenamiento de combustible, depósitos de armamento, salas de información para pilotos
Costos de Adquisición y Operación
Componentes del Costo:
- Costo de la Aeronave: Aproximadamente $70 millones por unidad
- Entrenamiento: $10 millones para el entrenamiento de pilotos y personal de tierra
- Infraestructura Operativa: $30 millones para la actualización de hangares y instalaciones de soporte
- Mantenimiento y Repuestos: $15 millones anuales
Capacidades de Ataque a Larga Distancia del F/A-18 Super Hornet para la Aviación Naval Argentina
El F/A-18 Super Hornet, un caza polivalente versátil y formidable, ofrece capacidades significativas de ataque a larga distancia que podrían mejorar el alcance operativo y la efectividad de la Aviación Naval Argentina. Al considerar operaciones potenciales desde estaciones aéreas navales clave como Comandante Espora, Almirante Zar y Río Grande, es esencial comprender las configuraciones óptimas y los requisitos logísticos asociados con el despliegue del Super Hornet.
Configuraciones de Combustible y Armas para Misiones de Larga Distancia
Para maximizar el alcance y la efectividad en combate del Super Hornet, una configuración óptima incluiría hasta tres tanques de combustible externos de 1.249 litros, extendiendo significativamente su alcance más allá de su capacidad de combustible interno. Esta configuración permite que el Super Hornet logre un alcance de ferry de más de 3,330 kilómetros, haciéndolo adecuado para misiones de ataque a larga distancia.
En términos de armamento, el Super Hornet puede equiparse con una variedad de misiles aire-superficie y antibuque. El AGM-84 Harpoon es un misil antibuque principal (AShM) que proporciona capacidades robustas para misiones de ataque naval. Además, la aeronave puede armarse con misiles AGM-88 HARM para roles anti-radar y municiones guiadas de precisión como las JDAM y las bombas guiadas por láser Paveway.
Requisitos para la Base Aeronaval
El despliegue del Super Hornet desde estaciones aéreas navales argentinas requiere una infraestructura específica para apoyar sus operaciones. La longitud mínima de la pista necesaria es de 2,438 metros para acomodar despegues y aterrizajes con cargas de misión completas. Los requisitos de espacio de hangar también son significativos, con cada hangar necesitando al menos 30 metros de largo, 15 metros de ancho y 8 metros de alto para albergar la aeronave y facilitar las operaciones de mantenimiento.
La infraestructura de soporte debe incluir instalaciones de mantenimiento capaces de realizar servicios de rutina y extensivos a la aeronave, almacenamiento de combustible suficiente para operaciones prolongadas y depósitos de armamento para almacenar diversas municiones. Además, las salas de información para pilotos y las instalaciones de entrenamiento son cruciales para mantener la preparación operacional.
Costos de Adquisición y Operación
El costo de adquisición del F/A-18 Super Hornet es de aproximadamente $70 millones por unidad. Este costo incluye la aeronave en sí, pero no cubre el entrenamiento ni los requisitos de infraestructura adicionales. El entrenamiento para pilotos y personal de tierra se estima en $10 millones, asegurando que el personal esté adecuadamente preparado para operar y mantener el Super Hornet.

La actualización de la infraestructura de las estaciones navales para apoyar las operaciones del Super Hornet se espera que cueste alrededor de $30 millones, abarcando modificaciones en los hangares, instalaciones de mantenimiento y otras estructuras de soporte esenciales. El mantenimiento anual y las piezas de repuesto probablemente agregarán $15 millones adicionales al presupuesto operacional.
En conclusión, la integración del F/A-18 Super Hornet en la Aviación Naval Argentina mejoraría significativamente sus capacidades de ataque a larga distancia. Si bien la inversión inicial y los costos operacionales son considerables, las ventajas estratégicas y las capacidades mejoradas de misión proporcionadas por el Super Hornet lo convierten en un activo valioso para modernizar y fortalecer las capacidades de aviación naval de Argentina.
PD: El paquete no incluye a Tom Cruise como Maverick.