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lunes, 27 de enero de 2025

Neurotecnología y la transformación del sector militar

¿Cómo transformará la neurotecnología el sector militar?


Las neurotecnologías, en particular las interfaces cerebro-computadora (BCI), tienen el potencial de reescribir las reglas de la guerra y la seguridad global. Veamos juntos cómo las neurotecnologías transformarán el sector militar.



Imagen: ¿Cómo transformará la neurotecnología el sector militar?
| Petr Koníček / ChatGPT

CZ Defense

Aunque no hay mucho material que describa el futuro uso de la neurotecnología en el sector militar, sin duda merece la pena prestar atención a un estudio publicado en 2022 por la prestigiosa Cambridge University Press, que analiza los posibles escenarios de despliegue comercial y militar de la neurotecnología en Estados Unidos y China. Las autoras del estudio, Margaret Kosal y Joy Putney, del Instituto Tecnológico de Georgia, ofrecen una evaluación detallada de los aspectos geopolíticos, éticos y tecnológicos asociados al desarrollo de esta tecnología revolucionaria.

¿Qué es lo que más destaca este estudio?

1. Competencia geopolítica entre Estados Unidos y China

  • El estudio identifica a Estados Unidos y China como actores importantes en la neurotecnología militar.
  • Estados Unidos se beneficia de un liderazgo tecnológico, de inversiones a gran escala y del enfoque innovador de empresas emergentes y universidades.
  • China, por otra parte, se beneficia de una gestión centralizada de la investigación y de una rápida aplicación práctica de las innovaciones. Su sociedad está más dispuesta a adoptar nuevas tecnologías, lo que puede acelerar su aplicación.

2. Potencial carrera armamentista

  • La carrera por desarrollar neurotecnologías podría afectar significativamente el equilibrio de poder global.
  • Las neurotecnologías como la BCI podrían ofrecer ventajas militares como una toma de decisiones más rápida, una coordinación más efectiva y una mayor resiliencia de los soldados.
  • Los autores advierten que la falta de regulación podría llevar al mal uso de estas tecnologías y aumentar las tensiones entre las principales potencias.

3. Desafíos éticos y legales

  • El estudio destaca la necesidad de marcos jurídicos y éticos internacionales.
  • Sin esas regulaciones, las neurotecnologías podrían socavar los derechos humanos fundamentales, incluida la autonomía individual.
  • Las regulaciones deberían impedir el uso de estas tecnologías para manipular, vigilar o suprimir las libertades civiles.

¿Qué aplicaciones nos esperan?

Aunque este estudio no profundiza mucho en aplicaciones específicas, basándome en mi investigación más amplia en el campo de la neurotecnología, esbozaré algunos escenarios y visiones de cómo podría ser esa aplicación de la neurotecnología en el sector militar. Por el momento, se trata de visiones más bien especulativas, que, sin embargo, pueden adquirir contornos realistas con el tiempo.

1. Rehabilitación y reintegración de soldados heridos (duración prevista del despliegue: 3-5 años)

Las neuroprótesis y la estimulación del sistema nervioso se encuentran ya en una fase avanzada de desarrollo. Gracias a las neurotecnologías, los soldados heridos podrían recuperar sus habilidades motoras o gestionar mejor el estrés postraumático. Esta tecnología podría encontrar aplicaciones dentro de unos años.

Ejemplos:

  • Neuroprótesis: los soldados con amputaciones podrían obtener extremidades biónicas avanzadas controladas naturalmente por el pensamiento gracias a la neurotecnología
  • Tratamiento del trastorno de estrés postraumático: la terapia que utiliza estimulación del sistema nervioso podría ayudar a controlar el estrés postraumático
  • Avances en neurorrehabilitación: la neurotecnología podría restaurar la movilidad incluso después de lesiones graves en la médula espinal, revolucionando no solo la medicina militar

2. Seguimiento del estado físico y psicológico (duración prevista del despliegue: hasta 7-10 años)

Una de las aplicaciones que más posibilidades tiene de revolucionar el control de la salud de los soldados. Si bien ya es posible controlar parámetros básicos como la frecuencia cardíaca, los niveles de adrenalina o la fatiga mediante dispositivos portátiles, la neurotecnología permitirá tener una visión mucho más profunda del estado de un soldado, incluyendo el control de señales neurofísicas como la actividad cerebral. La tecnología será capaz de medir no solo el estado físico, sino también las respuestas emocionales y psicológicas, como las reacciones al estrés o la ansiedad, en tiempo real.

Ejemplos:

  • Monitorización psicológica avanzada: la neurotecnología proporcionará datos sobre cómo reacciona el soldado ante situaciones difíciles, cómo afronta el estrés psicológico y cómo se adapta su cerebro a los cambios del entorno.
  • Respuestas interactivas: a partir de estas señales, será posible implementar técnicas de estimulación automática para mantener la concentración o calmarse, lo que no es posible con las tecnologías tradicionales.

Esta combinación de monitoreo físico y psicológico en tiempo real permitirá a los comandantes planificar y adaptar mejor las operaciones de combate, reduciendo el riesgo de agotamiento o problemas psicológicos de las tropas.

3. Operaciones no tripuladas (despliegue previsto: en un plazo de 10 a 15 años)

Gracias a la neurotecnología, los soldados podrán controlar drones y robots solo con el pensamiento. Esta tecnología no solo facilitará las operaciones, sino que también aportará capacidades completamente nuevas que los controles actuales mediante controladores o teclados no ofrecen.

Ejemplos:

  • Velocidad de respuesta: los pensamientos evitan el largo proceso de introducir físicamente las órdenes. El control puede ser casi instantáneo, lo que puede resultar crucial en situaciones de crisis, por ejemplo, para evitar un ataque inesperado.
  • Vinculación con funciones autónomas: la neurotecnología también podría permitir funciones autónomas avanzadas, en las que las máquinas respondan a la intención del soldado sin necesidad de especificar pasos individuales en detalle. Por ejemplo, un dron podría evaluar la instrucción mental "explorar el área" y determinar de manera autónoma la ruta óptima.

4. Simulación y entrenamiento (período de implementación previsto: hasta 15-20 años)

La neurotecnología podría sustituir los polígonos de entrenamiento físico por simulaciones realistas de situaciones de combate directamente en la mente. De esta forma, los soldados podrían entrenarse para responder a situaciones de crisis en un entorno seguro y con un coste mínimo.

Ejemplos:

  • Realidad virtual impulsada por neurotecnología: simulaciones realistas de situaciones de combate donde el soldado experimenta una crisis “en su mente”, lo que mejora las respuestas al estrés.
  • Basándose en datos de neurotecnología, el entrenamiento se puede personalizar según las debilidades y fortalezas de cada soldado.
  • Reducción de Costos: Reducción financiera significativa al reemplazar polígonos físicos por virtuales.

5. Aumento de las capacidades cognitivas de los soldados (despliegue previsto: hasta 15-25 años)

Las neurotecnologías futuras podrían convertir a los soldados en "máquinas superpensantes" capaces de analizar situaciones complejas en fracciones de segundo.

Ejemplos:

  • Toma de decisiones acelerada: los soldados equipados con neurotecnología podrán procesar datos de drones, satélites y sensores en tiempo real. Por ejemplo, durante el combate, podrán identificar instantáneamente las amenazas enemigas y diseñar tácticas óptimas.
  • Proyección mental: en lugar de pantallas físicas, los implantes permitirán a los soldados ver mapas digitales, instrucciones u órdenes de batalla justo delante de sus ojos, o más bien, en sus mentes.
  • Detección de emociones y estrés: mediante neurotecnología, se podrían monitorizar en tiempo real los niveles de estrés, miedo o fatiga. La tecnología podría modular automáticamente la actividad cerebral y garantizar que el soldado permanezca tranquilo y totalmente concentrado incluso en situaciones de crisis.

6. Influencia mental sobre los oponentes (período de aplicación previsto: hasta 20-30 años)

Una de las opciones más controvertidas y remotas. En teoría, la neurotecnología podría utilizarse para manipular las emociones, el estado de ánimo o la toma de decisiones de los adversarios. Por ejemplo, la estimulación electromagnética podría utilizarse para rebajar la moral del enemigo o influir en su estrategia.

Ejemplos:

  • Efectos sobre el estado de ánimo: las ondas electromagnéticas dirigidas con precisión podrían manipular las zonas del cerebro responsables de las emociones, como la amígdala, lo que podría inducir sentimientos de miedo, pánico o, por el contrario, apatía, lo que reduciría significativamente la eficacia de combate de las tropas enemigas.
  • Proyección virtual: el uso de la neurotecnología podría permitir manipular las percepciones del enemigo. Imaginemos, por ejemplo, enviar imágenes, sonidos o incluso olores directamente al cerebro de un adversario, lo que podría provocar la percepción de que está en peligro o de que su misión es inviable.
  • Desinformación: una manipulación precisa de la memoria o de los centros de decisión del cerebro podría confundir al enemigo, por ejemplo, de modo que malinterprete las órdenes, olvide detalles clave o cometa un error de estrategia.

Es importante destacar aquí que este escenario particular es altamente especulativo, pero su cumplimiento marcaría, no obstante, un cambio radical en el enfoque no sólo de las operaciones psicológicas.

Cuestiones éticas y riesgos

Las neurotecnologías traen consigo muchos cambios positivos, pero también importantes desafíos éticos. En el futuro, pueden erosionar la autonomía humana o utilizarse con fines de manipulación y opresión.

Por ello, es fundamental desarrollar marcos jurídicos y éticos sólidos para garantizar que no se haga un uso indebido de estas tecnologías. Una vez que las neurotecnologías comiencen a implementarse a gran escala, será necesario supervisar cuidadosamente su implementación para garantizar que cumplan con los estándares y principios jurídicos internacionales.

Ya se están realizando los primeros esfuerzos para establecer marcos jurídicos y éticos. Por ejemplo, la sección científica de la UNESCO está trabajando en un estudio que debería dar como resultado la primera neuroprotección mundial este año.

Neuroprince es un campo que une la neurociencia y el derecho y se ocupa de proteger los derechos de las personas frente al uso indebido de las neurotecnologías. Su objetivo es garantizar el uso ético y responsable de las tecnologías que interactúan con el cerebro y el sistema nervioso humanos.

 Autor: Petr Koníček

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Costos sociales de armamentismo y el militarismo: Chile, USA, URSS, España y Corea del Norte

Los costos sociales del armamentismo

Por Esteban McLaren
 

La carrera armamentística naval entre Argentina y Chile (1880-1905): Un ejemplo de prioridades nacionales en tensión

La carrera armamentística naval entre Argentina y Chile, que tuvo lugar principalmente entre 1880 y 1905, es uno de los episodios más intrigantes de la historia militar de Sudamérica. A pesar de la tensa rivalidad entre estos dos países, nunca se llegó a una guerra abierta, pero los esfuerzos por mantener la superioridad naval exigieron sacrificios extraordinarios, tanto en términos económicos como sociales. Para Chile, esto significó destinar recursos originalmente previstos para mejorar la infraestructura y el bienestar de la población, sacrificando, entre otros aspectos, los fondos que estaban destinados al alcantarillado de Santiago. Este episodio es un ejemplo elocuente de cómo el gasto militar en tiempos de paz puede afectar negativamente el desarrollo social y económico de un país.

 

Contexto de la carrera naval

Durante el siglo XIX, tanto Argentina como Chile estaban en proceso de consolidar sus fronteras nacionales, especialmente en regiones ricas en recursos naturales como la Patagonia. Las tensiones derivadas de estos territorios compartidos y la ambición de expandir sus zonas de influencia marítima en el Atlántico y el Pacífico contribuyeron a un aumento de las tensiones entre ambas naciones.

Uno de los puntos álgidos de la rivalidad fue la adquisición de buques de guerra. Ambos países, en un esfuerzo por dominar las aguas sudamericanas, buscaron modernizar sus flotas, con un enfoque particular en la construcción y compra de acorazados, cruceros y destructores. Este tipo de armamento era no solo costoso, sino también tecnológicamente avanzado para la época, lo que implicaba la necesidad de adquirirlo a través de países extranjeros como el Reino Unido y Alemania.

Para Chile, este impulso por mantenerse a la par con Argentina en términos navales vino a un costo social significativo. En 1887, el gobierno chileno tomó la controvertida decisión de desviar fondos que originalmente estaban destinados al sistema de alcantarillado de Santiago hacia la compra de buques de guerra. El sistema de alcantarillado era una necesidad urgente en la capital chilena, que enfrentaba serios problemas de saneamiento debido al crecimiento poblacional y la falta de infraestructura adecuada. Esta decisión demostró que la competencia militar, incluso en ausencia de un conflicto armado directo, podía llevar a priorizar la defensa nacional por encima de las necesidades básicas de la población.

Impacto económico y social en Chile

La decisión de Chile de destinar fondos al gasto militar en lugar de a proyectos sociales como el alcantarillado de Santiago tuvo consecuencias a largo plazo. A corto plazo, la falta de una infraestructura de saneamiento adecuada contribuyó a problemas de salud pública, exacerbando la propagación de enfermedades como el cólera y la fiebre tifoidea, que afectaban gravemente a la población urbana. La inversión en defensa, sin duda, fortaleció la posición de Chile en términos de poder naval, pero lo hizo a expensas del bienestar de sus ciudadanos, creando una disonancia entre las necesidades militares percibidas y las necesidades sociales reales.

Aunque la carrera armamentística no culminó en una guerra abierta entre Argentina y Chile, la carga económica de mantener una flota moderna pesó significativamente sobre ambos países. En 1902, ambas naciones firmaron el Pacto de Mayo, un acuerdo que puso fin a la rivalidad naval al establecer limitaciones sobre las compras de armamento naval. Sin embargo, el daño económico ya estaba hecho: Chile y Argentina habían gastado sumas exorbitantes en sus respectivas flotas, fondos que podrían haber sido invertidos en desarrollo económico y social.

Otros ejemplos de sacrificios sociales por gasto militar excesivo

La historia está llena de ejemplos en los que los gastos militares excesivos en tiempos de paz han tenido un impacto devastador en las condiciones de vida de las poblaciones civiles. A continuación, se detallan algunos casos notables de países que sacrificaron el bienestar social en favor de la carrera armamentística o la defensa nacional, sin que esto condujera a una guerra inmediata.

1. La Unión Soviética y la Guerra Fría

Durante la Guerra Fría, la Unión Soviética gastó una cantidad desmesurada de su presupuesto en la carrera armamentística contra Estados Unidos. Desde la década de 1950 hasta su colapso en 1991, el gobierno soviético destinó una parte significativa de su Producto Interno Bruto (PIB) a la construcción de un ejército gigantesco, el desarrollo de armas nucleares y la carrera espacial.

Aunque la URSS se convirtió en una superpotencia militar, el costo para la economía fue inmenso. La inversión masiva en armas y tecnología militar redujo drásticamente los fondos disponibles para la infraestructura civil, la vivienda, la salud y el suministro de alimentos. Como resultado, la población soviética soportó décadas de escasez de bienes básicos, largas colas para comprar productos esenciales y un sistema de salud pública deteriorado. Al final, el gasto militar contribuyó al colapso económico del país, lo que a su vez condujo a la disolución de la Unión Soviética.

2. Corea del Norte: Militarización en desmedro de la población

Corea del Norte es un claro ejemplo de un país que ha priorizado su gasto militar a costa del bienestar de su población. Desde la Guerra de Corea en los años 50, el régimen norcoreano adoptó la política de Songun ("primero el ejército"), que coloca a las fuerzas armadas en el centro de las decisiones políticas y económicas del país. Esto ha resultado en una de las mayores proporciones de gasto militar en relación con el PIB a nivel mundial, a pesar de ser uno de los países más pobres del mundo.

El régimen ha invertido fuertemente en el desarrollo de su arsenal nuclear y mantiene una de las fuerzas armadas más grandes en términos de personal. Sin embargo, este enfoque ha tenido un costo devastador para la población civil. La gran mayoría de los recursos se destinan a la defensa, dejando a la población en condiciones de pobreza extrema, con graves problemas de desnutrición y falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación.



Los ciudadanos norcoreanos enfrentan restricciones severas en su acceso a alimentos, y los sistemas de atención médica y educativo son deficientes, marcados por la falta de recursos y personal capacitado. A pesar de estas dificultades, el gobierno continúa priorizando su programa militar, reforzando su poderío armamentístico mientras desatiende las necesidades más urgentes de su gente.

Este desequilibrio entre la inversión en defensa y el bienestar social refleja una política centrada en la supervivencia del régimen, dejando a gran parte de la población en condiciones precarias, sin mejoras significativas en su calidad de vida.

En este mismo sentido aunque obviamente sin llegar a estos extremos, tenemos la Ley Reservada del Cobre en Chile, la cual establecía un vínculo directo entre los ingresos generados por la exportación de cobre y el financiamiento de las Fuerzas Armadas del país. Esta ley, promulgada en 1958 y modificada posteriormente en 1973 durante el gobierno de la Junta Militar, dispone que un porcentaje de los ingresos que genera la empresa estatal Codelco (Corporación Nacional del Cobre de Chile) por la venta de cobre sea destinado al financiamiento de las adquisiciones y modernización de las Fuerzas Armadas chilenas.
La Ley Reservada del Cobre establecía que el 10% de los ingresos brutos por la exportación de cobre debía ser destinado a un fondo exclusivo para las Fuerzas Armadas. Este fondo se utilizaba principalmente para la adquisición de equipamiento militar y la modernización de las tres ramas de las Fuerzas Armadas: Ejército, Armada y Fuerza Aérea.
Los fondos generados por la Ley del Cobre se depositaban en un fondo reservado que no formaba parte del presupuesto general del Estado, lo que permitía a las Fuerzas Armadas acceder a recursos financieros considerables de manera automática y sin necesidad de aprobación parlamentaria. Esto proporcionaba estabilidad y previsibilidad en el financiamiento de la defensa.
Gracias a la Ley del Cobre, las Fuerzas Armadas chilenas lograron financiar una serie de programas de modernización durante las décadas posteriores, permitiéndoles adquirir sistemas de armas avanzados, renovar su flota de aviones y buques, y mejorar sus capacidades tecnológicas. Esto se hizo especialmente evidente durante las décadas de los 90 y 2000, cuando Chile invirtió en la compra de aviones F-16, submarinos y otros equipos de alto costo.
Sin embargo, a lo largo de los años, la Ley del Cobre fue objeto de críticas por parte de sectores políticos y sociales, ya que otorgaba a las Fuerzas Armadas un acceso privilegiado y discrecional a fondos públicos sin supervisión civil o control democrático. Además, se consideraba que la ley vinculaba de manera rígida los ingresos del cobre al gasto militar, lo que limitaba la flexibilidad del Estado para utilizar esos recursos en otras áreas, como educación o salud. Finalmente, en 2019, tras años de debate, se derogó la Ley Reservada del Cobre, reemplazándola por un nuevo sistema de financiamiento para las Fuerzas Armadas, basado en un presupuesto plurianual y supervisado por el Congreso. Este cambio buscaba modernizar la forma en que se financia el gasto militar en Chile, dándole mayor transparencia y control civil sobre los recursos destinados a la defensa.

3. La España de Felipe II y la bancarrota del Imperio Español

Durante el reinado de Felipe II en el siglo XVI, el Imperio Español se comprometió en una serie de costosas campañas militares para proteger y expandir su vasto imperio, que abarcaba territorios en Europa, América y Asia. Estas guerras, motivadas tanto por el deseo de preservar la hegemonía española como por razones religiosas y políticas, resultaron en un gasto económico descomunal. A pesar de las enormes riquezas que llegaban de las Américas, España declaró la bancarrota en múltiples ocasiones a lo largo del siglo, ya que los ingresos no eran suficientes para cubrir los inmensos costos militares.

El tesoro español, alimentado principalmente por la plata y el oro del Nuevo Mundo, fue en gran parte destinado a financiar las guerras en Europa, el mantenimiento de grandes ejércitos y la construcción de poderosas flotas navales. Sin embargo, estos recursos, que podrían haber sido utilizados para modernizar la infraestructura, impulsar la industria o mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, fueron canalizados casi exclusivamente hacia el esfuerzo bélico.


Esta estrategia tuvo consecuencias devastadoras para la economía española. La constante necesidad de recursos para sostener el imperio, combinado con una administración ineficaz de las finanzas, generó un estancamiento económico. La industria local no se desarrolló adecuadamente, y España comenzó a depender de productos importados, mientras que el flujo de metales preciosos provocó inflación. La serie de bancarrotas y la incapacidad para adaptarse a las nuevas realidades económicas globales socavaron la estabilidad del imperio y, a largo plazo, contribuyeron a su declive como superpotencia mundial.

La España de Felipe II es un claro ejemplo de cómo el exceso de militarización y la mala gestión económica pueden agotar incluso los recursos más abundantes, dejando a una nación debilitada y vulnerable en el escenario internacional.

4. Estados Unidos en la Guerra de Vietnam

Durante la década de 1960, Estados Unidos se sumergió profundamente en la Guerra de Vietnam, dedicando una gran parte de su presupuesto federal a este conflicto. Este gasto militar no solo fue considerable por el despliegue de tropas y el equipo bélico necesario, sino que también se vio exacerbado por la Guerra Fría, en la que Estados Unidos competía con la Unión Soviética por la supremacía global, lo que implicó una expansión masiva de los programas de defensa.

El impacto económico de la guerra fue significativo. Mientras se destinaban recursos al esfuerzo bélico, los programas sociales que el presidente Lyndon B. Johnson había impulsado como parte de su visión de una "Gran Sociedad" empezaron a sufrir. Estos programas estaban diseñados para combatir la pobreza, mejorar el acceso a la educación y expandir los servicios sociales en todo el país, especialmente para las comunidades más desfavorecidas. Sin embargo, el desvío de fondos hacia la guerra limitó la capacidad del gobierno para implementar plenamente estas reformas.


Aunque Estados Unidos no cayó en la pobreza extrema como otros países que priorizaron el gasto militar, la guerra de Vietnam y el enorme costo asociado exacerbaron las desigualdades sociales. Las tensiones económicas aumentaron y contribuyeron a un periodo de inestabilidad social en los años posteriores, con protestas masivas contra la guerra, el crecimiento del movimiento por los derechos civiles y un mayor malestar entre los sectores más vulnerables de la población.

Además, el elevado costo de la guerra generó inflación y una creciente deuda pública, debilitando la economía y afectando la percepción del gobierno de Johnson, lo que llevó a un profundo escepticismo en torno al involucramiento militar de Estados Unidos en el extranjero. La guerra de Vietnam es un ejemplo de cómo el gasto militar, incluso en una nación rica como Estados Unidos, puede tener efectos colaterales negativos en el bienestar social y la estabilidad económica.

Al final...

La carrera armamentística naval entre Argentina y Chile es un recordatorio de cómo las rivalidades militares en tiempos de paz pueden llevar a decisiones que sacrifican el bienestar de la población civil en nombre de la seguridad nacional. Al igual que otros ejemplos históricos, desde la Unión Soviética hasta Corea del Norte y el Imperio Español, el gasto militar excesivo en ausencia de guerra puede tener efectos devastadores en el desarrollo económico y social de un país.

La clave está en encontrar un equilibrio entre las necesidades de defensa y las necesidades sociales, algo que a menudo se ve comprometido en tiempos de tensión internacional o rivalidad militar.

jueves, 19 de enero de 2023

La carrera armamentística de Asia

Abrazar la carrera armamentista en Asia

 




Hay mucha preocupación de que la rápida acumulación en Asia del poderío militar chino y estadounidense haga más probable la guerra , y que tal guerra entre potencias con armas nucleares sea enormemente destructiva . Desde este punto de vista, las carreras armamentistas son tragedias inútiles que se desarrollan cuando los adversarios no logran negociar la seguridad con un nivel de gastos más bajo. Las advertencias sobre carreras armamentistas también son utilizadas por grupos pacifistas preocupados y por China como parte de su campaña de diplomacia pública. Por ejemplo, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijianadvirtió que “la cooperación de Estados Unidos, Reino Unido y Australia en submarinos nucleares daña gravemente la paz y la estabilidad regionales, intensifica la carrera armamentista”.

Pero las carreras armamentistas no provocan la guerra. Cada caso de guerra que siguió a una acumulación de armas fue la consecuencia de la debilidad de la parte atacada. Cualquier cautela por parte de Estados Unidos y sus aliados a la hora de equiparse para la guerra reducirá la disuasión y establecerá las circunstancias para decidir si se decide ir a la guerra en Beijing . Tentará a Beijing con la perspectiva de un exitoso ataque hecho consumado contra Taiwán y sus islas periféricas de Kinmen , Wuqiu , Matsu , Pratas , Itu Aba y Penghu .

La idea popular de una carrera armamentista es que dos países adversarios se enfrentan en una acumulación de armas y soldados, cuya acumulación empeora las tensiones, produce malentendidos y conduce a la guerra, ya sea por un accidente o por una desesperada lucha. oferta por un lado para tomar la iniciativa y atacar debido a una ventana de oportunidad que se cierra de forma impredecible. La noción de una competencia de armamentos se remonta a los sustos de la guerra naval anglo-francesa de 1859-1861 , durante los cuales la experiencia técnica francesa superó temporalmente a la inglesa en la construcción de acorazados acorazados en alta mar. El término "carrera armamentista" es una expresión periodística británica , posiblemente utilizada por primera vez en 1921, de la ola competitiva de construcción naval anglo-alemana.a partir de 1898.

La carrera de armamentos navales en el noreste de Asia generalmente implica comparar el número total de barcos en el Ejército Popular de Liberación-Marina y la Marina de los EE. UU. Con este crudo indicador, se espera que la flota naval de China aumente de 355 en 2021 a 460 en 2030 , en comparación con los 297 barcos que actualmente tiene la Marina de los EE . UU . Sin embargo, en la guerra naval en mar abierto, las plataformas de conteo capaces de lanzar misiles antibuque y los barcos anfibios proporcionan una mejor comparación del poder naval. Aunque, según Military Balance del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos , China solo ha aumentado su flota de 138 a 145 grandes buques de combate.desde 2005, de estos, 49 submarinos y 68 barcos de superficie fueron construidos después de 2005. China tiene otros 179 combatientes costeros (55 Tipo-056, 60 Tipo-022, 24 Tipo 037) con 840 tipos de misiles de cubierta que pueden jugar un papel importante. papel a lo largo del litoral taiwanés y la isla filipina de Luzón. Los sensores limitados, la defensa aérea y la resistencia a tormentas los hacen de uso limitado en aguas abiertas. En contraste, la flota estadounidense ha disminuido en 12 buques a 213 grandes combatientes navales desde 2005, excluyendo los portaaviones. También se espera que China supere a Estados Unidos en número de submarinos . Según el último informe del Departamento de Defensa sobre el poder militar de China, si Beijing mantiene la misma tasa y proporción de construcción naval, entonces para 2030, contará con 187 buques de guerra de superficie y 70 submarinos de ataque. Sin embargo, la Marina de los EE. UU. mantiene una gran ventaja en el número de tubos de misiles. Actualmente posee 9.044 tubos de lanzamiento vertical (aunque no todos están llenos), en comparación con los 1.696 de China , una medida crítica de la potencia de fuego de una flota. Estos sistemas de lanzamiento son una mejora notable con respecto a las torretas, porque su eliminación de los retrasos en la recarga permite una mayor tasa de respuesta contra un ataque de saturación de misiles antibuque.

Sin embargo, en una lucha por establecer el control del mar y los bloqueos en los océanos, los portaaviones predominarán debido a su alcance de exploración insuperable y porque la cantidad de artillería lanzada desde aviones supera con creces a los misiles antibuque lanzados desde barcos, a distancias de hasta varios cientos de millas náuticas. Y aquí, Estados Unidos tiene una clara ventaja: si incluimos los barcos anfibios capaces de transportar el F-35, la Marina de los EE. UU. tiene una ventaja crítica en portaaviones sobre China (20 versus, pronto serán 3, para 2024), aunque — preocupantemente — Estados Unidos todavía tiene dificultades para tomar las decisiones políticas necesarias para concentrar los recursos militares en el Indo-Pacífico.

Es cierto que los portaaviones estadounidenses serían vulnerables si los submarinos chinos , los aviones de patrulla marítima y los satélites fueran superados por sus técnicas anti-exploración. Pero esto habla de la importancia del esfuerzo de EE. UU. para mantenerse al día con la acumulación de armas de China. Además, a menudo se observa que China tiene una gran red de detección de milicias marítimas y 16.000 barcos pesqueros . Si la próxima guerra sigue las prácticas de la Segunda Guerra Mundial, estos no combatientes perderán la protección legal que les brinda la Convención de La Haya de 1907 ., y no podrá permanecer en el mar. Japón, anticipándose a la vulnerabilidad de sus flotas comerciales, las retiró del Atlántico el 2 de julio de 1941. Durante la guerra, el bloqueo de los EE. UU. apuntó a embarcaciones japonesas de hasta 25 toneladas , causando 70.000 bajas en la marina mercante de Japón. La plataforma 130 P-8A/I Poseidon utilizada por los Estados Unidos y sus aliados en Asia puede equiparse para la aplicación rentable del bloqueo. Además, dada la precaria situación de seguridad alimentaria de China, un bloqueo naval de las importaciones de alimentos de China puede ser un elemento disuasorio importante.

Medir el alcance preciso de una carrera armamentista y el equilibrio de fuerzas se vuelve más complicado cuando consideramos la disposición de armadas de terceros en mares más distantes. Aunque la flota china se concentra en el Pacífico nororiental, frente a una flota estadounidense dispersa por los océanos del mundo, China también debe enfrentarse a las importantes flotas aliadas de Japón, Taiwán y Australia, que comprenden 73, 30 y 17 grandes combatientes de superficie, respectivamente. . Suman además 1.372 tubos lanzamisiles , casi el mismo número que China. India está predispuesta a vigilar las rutas marítimas a través del Océano Índico, pero se ha visto involucrada en extensas discusiones relacionadas con el ejército a través de los auspicios del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (conocido como Quad ) y surelación cada vez más estrecha con los Estados Unidos . La forma en que Rusia usaría su flota es el gran comodín.

A menudo se teme que las carreras armamentistas sean la causa de la guerra entre las grandes potencias, porque los magnates de las armas y los especuladores de la guerra influyen en la política exterior , como lo elaboró ​​por primera vez John Hobson en su libro de 1902, Imperialismo , una obra influyente para Vladimir Lenin y los teóricos marxistas posteriores. Sin embargo, como señaló el historiador naval y estratégico Bernard Brodie , Hobson luego repudió todo su argumento por considerarlo poco sofisticado. Estados Unidos ciertamente tiene una experiencia forense y legislativa significativa en el control de sus proveedores de armas.. Además, una comparación directa de los gastos con China es engañosa porque el 38 por ciento del presupuesto de defensa de EE. UU. de $ 690 mil millones se dedica a salarios y beneficios , y al menos el 10 por ciento de ese presupuesto se dedica al transporte estratégico. Mientras que los militares en el mundo en desarrollo suelen gastar el diez por ciento o menos en salarios, el gasto de personal de China informado a las Naciones Unidas es un promedio de aproximadamente el 30 por ciento , lo que plantea problemas de comparabilidad.

Hay un debate académico influyente y paralelo que enfrenta a los defensores del modelo en espiral , que afirman que la dinámica de la carrera armamentista aumenta la probabilidad de guerra, contra la perspectiva de la disuasión argumentada aquí. El modelo en espiral se basa en el mecanismo de un dilema de seguridad , en el que los preparativos para la defensa se malinterpretan como preparativos para la guerra, y la variable independiente de tensión , en la que el aumento de la hostilidad mutua aumenta la probabilidad de guerra. Las debilidades del modelo en espiral son que depende de factores psicológicos difíciles de medir y se basa en modelos matemáticos .que tienden a desvincularse de la realidad. Los teóricos de la espiral a menudo mencionan la Primera Guerra Mundial como el arquetipo de las tensiones anteriores a la guerra que involuntariamente escalan las disputas a la guerra. Esta interpretación es en gran parte el resultado del sesgo dentro de la ciencia política de buscar mecanismos no intencionales de guerra asociados con la disuasión nuclear, mientras que entre los historiadores militares existe un consenso de que el culpable fue el militarismo alemán . La crisis de julio de 1914 que la precedió se usó posteriormente como modelo para el riesgo de una escalada a un conflicto nuclear durante la Guerra Fría e influyó en los tomadores de decisiones clave. Por ejemplo, el presidente John F. Kennedy había leído Guns of August de Barbara Tuchman justo antes de la crisis de los misiles en Cuba de 1962 ..

Sin embargo, la historiografía más reciente ha llegado a un consenso y ha descubierto que Alemania explotó deliberadamente la crisis de julio de 1914 para movilizar manipuladoramente a Austria-Hungría. El mejor nuevo tratamiento del caso es el de Dale Copeland , quien demuestra que los estados explotan las ventanas de oportunidad que se cierran, en lugar de deslizarse hacia la guerra sin querer. Por el contrario, aquellos que piensan que las carreras armamentistas son peligrosas, predicen que la fácil disponibilidad de armas, o la presencia de grandes arsenales en sí mismos, aviva las tensiones que provocan la guerra. La prueba más cruda de esto es la ausencia paradójica de competencia de seguridad entre Pakistán e Irán., a pesar de sus importantes arsenales, el uso cómodo de la fuerza por parte de ambos regímenes y la afirmación agresiva de sus respectivas esferas de influencia. De hecho, Teherán e Islamabad se ignoran estratégicamente.

Por el contrario, los enfoques de disuasión tienen mucha mejor evidencia. Desde la década de 1940, académicos y grupos de expertos han explorado conceptos de armas nucleares tan contrarios a la intuición como la estabilidad perfecta , la inestabilidad de la defensa antimisiles , la negociación tácita , la protección de los aliados y el impacto de la proliferación en la guerra . Los programas de investigación que utilizan el conjunto de datos de disputas interestatales militarizadas del proyecto Correlates of War y el International Crisis Behavior Project culminaron en el debate de la disuasión racional a fines de la década de 1980. El resultado fue también una rica colección deestudios de casos Los buenos modelos predictivos de disuasión siguen siendo esquivos debido a la rareza del fracaso de la disuasión y las diferentes orientaciones de riesgo de los líderes (lo que explica por qué los poderes más débiles a veces atacan a los poderes más fuertes). También es difícil estimar el poder y la credibilidad del estado , sobre todo porque los estados siempre tienen un incentivo para tergiversar su fuerza .

Las carreras armamentistas no son, por tanto, la causa de la guerra, sino que tanto la carrera armamentista como la guerra son el resultado de la causa previa común de un desacuerdo político. Si se enfoca lo suficiente en el desencadenante de un conflicto o en su causa subyacente, encontrará, en cambio, el fracaso de la disuasión : donde los líderes buscaron deliberadamente usar la fuerza, ya sea con éxito o sin éxito porque subestimaron la fuerza de su adversario. . Las carreras armamentistas aumentan los temores de la guerra de dos maneras: en primer lugar, los líderes estatales se preocupan por quedarse sin recursos para mantener su defensa y, en segundo lugar, se preocupan por dejar de cerrar ventanas de oportunidad para la acción, que tal vez nunca se repitan.

Pero la carrera armamentista en sí misma es simplemente la propiedad emergente de la interacción estratégica de dos estados comprometidos en una acumulación militar por razones defensivas u ofensivas. Aquí, examino los supuestos efectos de las carreras armamentistas abordando tres creencias comunes sobre su vínculo con las guerras. Primero, que las carreras armamentistas provocan guerras al desencadenar accidentes no intencionados. Segundo, que las armas tienen una influencia independiente en la política. Tercero, que los arsenales juegan un papel importante en las decisiones de guerra.

Primero, las guerras resultantes de accidentes técnicos no intencionados nunca han ocurrido en la historia . La marcha china al Tíbet en 1949, la intervención en Corea en 1950, el asalto a la India en Aksai China en octubre de 1962, el ataque a los vietnamitas en las islas Paracel en 1974, la operación punitiva contra Vietnam en 1979, fueron todas sorpresas, pero ninguna. involuntario Todos estos compromisos y campañas fueron fieles a la máxima de Carl von Clausewitz de que la guerra es un instrumento de política. El conflicto fronterizo chino-soviético de 1969 puede no haber sido intencionado , pero fue el resultado de un régimen fragmentado de Beijing durante la Revolución Cultural.

Un escenario de accidente concebible es el de un encuentro confuso entre embarcaciones chinas y estadounidenses en aguas restringidas en el Mar de China Meridional, y los comandantes de flotillas locales intensifican el enfrentamiento en un importante intercambio naval de misiles antibuque. Sin duda, es una preocupación que vale la pena en el ámbito de las armas nucleares, ya que un cohete fallado, un evento meteorológico o globos 99 , que activan una alerta de radar falsa , pueden conducir al lanzamiento de un misil que desencadena un ataque nuclear de represalia. Un colega mío contó cómo durante un ejercicio de entrenamiento británico en la Alemania Occidental de la Guerra Fría durante la década de 1970, su unidad móvil de misiles disparó un Honest JohnRocket se olvidó de desmontar el tráiler y observó con horror cómo el tráiler se elevaba hacia el cielo sobre la campiña alemana.

Más bien, la guerra puede ser causada por accidentes interpretados como tomar riesgos: cuando vamos a la panadería a comprar pan antes de que cierre, no tenemos la intención de tener un accidente de tráfico, pero nos arriesgamos. Los tomadores de decisiones pueden desencadenar o aprovechar las crisis, amenazando con escalar la violencia para obligar a un adversario a retroceder. Esta crisis de riesgo es lo que sucedió entre los Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Crisis de los Misiles en Cuba . Sin embargo, las crisis son más psicológicas que tangibles. Estados Unidos obligó a la Unión Soviética a retroceder al obligar a Moscú a tomar la última mejor decisión para evitar la guerra, específicamente para dar la vuelta a su flota mercante antes de atacar el bloqueo estadounidense. El equivalente a esto es jugar al pollo., en el que dos adolescentes conducen un coche cada uno hacia el otro para obligar al otro a salir de una carretera estrecha, y uno de ellos tira el volante por la ventana , empoderándose al ceder la capacidad de desescalar. En consecuencia, el líder soviético Nikita Khrushchev podría haber cambiado fácilmente la decisión de evitar la guerra al presidente John F. Kennedy, navegando a través del bloqueo y obligando a Washington a enfrentar la difícil decisión de disparar el primer tiro. Todavía se está debatiendo por qué Jruschov parpadeó y se rindió . La carrera armamentista, o su ausencia, no provocó la Crisis de los Misiles en Cuba. La Crisis de los Misiles Cubanos ocurrió cuando Washington desafió una iniciativa política del Kremlin en el Caribe.

En segundo lugar, aunque la influencia de las armas en las decisiones de guerra es complicada y difícil de rastrear a través del proceso político, su efecto suele ser fundamental para lograr un objetivo político. Las armas fueron simplemente una influencia facilitadora en la Segunda Guerra Mundial: los regímenes fascistas iniciaron la guerra una vez que su acumulación de armas les dio una superioridad suficiente sobre sus vecinos. Sin embargo, la dinámica más típica es que los países se enredan en crisis repetidas con adversarios que transforman la composición de sus gobiernos. Si los regímenes son predominantemente no militares, estas disputas caen en la arena de los abogados internacionales, porque se reconoce que la guerra es mucho más costosa que la negociación. Sin embargo, las crisis enseñan lecciones fatales a los políticos inconscientes de los costos. Cada crisis perdida educa a los líderes a ser menos transigentes, y cada crisis ganada reivindica la coerción : En ambos caminos, la toma de decisiones del gabinete se militariza con la incorporación creciente de asesores militares. Fue una serie de crisis en el norte de África, los Balcanes y Europa en la década anterior a la Primera Guerra Mundial lo que militarizó sistemáticamente el sistema diplomático europeo y convirtió el asesinato del archiduque Fernando en Sarajevo en julio de 1914 en una guerra costosa.

En tercer lugar, las armas rara vez son causa de guerra porque, excepto en lo que respecta a las armas nucleares, los países pueden obtener más poder de las alianzas que de su propia industria armamentística. Comúnmente se piensa que Israel atacó a Egipto, Siria y Jordania en junio de 1967 debido a la abrumadora ventaja de su fuerza aérea en el primer ataque .. Sin embargo, repetidas votaciones en el gabinete israelí negaron la demanda militar de un primer ataque durante la crisis anterior a la guerra, a pesar de los altos costos para la fuerza aérea de Israel si era atacada primero. Fue solo después de que el presidente Lyndon B. Johnson revocó su amenaza de sancionar a Israel si Tel Aviv atacaba primero, que los miembros civiles del gabinete israelí finalmente votaron a favor de la guerra. El problema fue que en 1956, junto con sus aliados anglo-franceses, Israel derrotó cómodamente al ejército egipcio, pero luego fue humillantemente obligado por la administración de Eisenhower a retirarse del Sinaí .

La intervención de China en Corea en 1950 (con la aprobación y el apoyo de Moscú) , la invasión india de Pakistán Oriental en 1971 (tras una campaña diplomática internacional de la primera ministra india Indira Gandhi), el ataque de Egipto a Israel en 1973 (objetivo del deseo de Estados Unidos para excluir la influencia soviética en el Medio Oriente), y el ataque de Irak a Irán en 1980 (con la aprobación de EE. UU. y los países árabes del Golfo), fueron respaldados por estrategias diplomáticas sólidas que tomaron primacía sobre las preocupaciones de poder relativo. En circunstancias en las que las estrategias diplomáticas fueron mal concebidas por el iniciador de la guerra, como el desembarco anfibio de Argentina en las Malvinas en 1982 y el conflicto ruso-georgiano de 2009, las decisiones no estaban influenciadas por nada más que la disponibilidad de algún arsenal mínimo suficiente. Los países van a la guerra porque perciben su propio declive a largo plazo , como lo hicieron Alemania y el Imperio Otomano frente a Rusia en 1914 y 1915, o como lo hizo Pakistán en 1965 contra India , pero estas decisiones tampoco fueron influenciadas por armas, tanto como por el poder subyacente anticipado que permitió la fabricación de armas.

Mis estudiantes chinos en las clases de estudios estratégicos que enseño a menudo argumentan que Washington está maniobrando para engañar a Beijing para que inicie una guerra que luego lo dejará diplomáticamente aislado frente a la comunidad internacional. Esto se llama una crisis de justificación de la guerra . Se cree comúnmente pero falsamente que esta es la estrategia utilizada por los Estados Unidos para atacar a España en 1898 (el asunto principal), Alemania en 1917 (el telegrama de Zimmerman), Japón en 1941 (que el presidente Franklin Roosevelt anticipó el ataque aéreo de Pearl Harbor) , Vietnam del Norte en 1965 (el incidente del Golfo de Tonkin), Granada en 1983 (los estudiantes de medicina vulnerables), Irán en 1988(el derribo de un avión iraní), Irak en 1991 (ultimátum del Secretario de Estado James Baker al Ministro de Relaciones Exteriores iraquí Tariq Aziz) y Serbia en 1999 (el supuesto ataque con mortero serbio contra un mercado).

Es posible que la acumulación de armas de Reagan en la década de 1980 no haya terminado directamente con la Guerra Fría o liberado a los países del Pacto de Varsovia de sus regímenes títeres, pero evitó que la confrontación con la Unión Soviética se volviera caliente. También ganó un tiempo precioso para que los rusos resolvieran las contradicciones en su desarrollo político, reduciendo significativamente el nivel de hostilidad subsiguiente. Las consecuencias de los vacilantes intentos de disuadir el expansionismo nazi son un recordatorio mucho más vívido de los costos de la falta de preparación militar que la afirmación estilizada y sin fundamento de que la Primera Guerra Mundial fue causada por las tensiones de la carrera armamentista.

Como era de esperar, China avivará las preocupaciones sobre las carreras armamentistas , al tiempo que evitará cualquier restricción de control de armas en su propia acumulación militar. Si China cierra la brecha, por ejemplo, en el número de plataformas oceánicas, submarinos o tubos de misiles totales, o logra una concentración suficiente en los sistemas de negación del mar, como las minas marinas o los misiles balísticos antibuque, entonces Beijing ven la guerra como una opción atractiva. La probabilidad de guerra se reducirá drásticamente, por lo tanto, si Estados Unidos y sus aliados democráticos se comprometen a procurar una defensa robusta y sostenible.