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martes, 4 de febrero de 2025

Crisis del Beagle: La defensa aérea de Tierra del Fuego

Crisis del Beagle: La defensa aérea argentina



🇦🇷 Crisis del Beagle, 1978: La defensa aérea argentina en Tierra del Fuego.
🔺 21 cañones Bofors y ametralladoras en Ushuaia.
🔺 Misiles Tigercat en Río Grande.
🔺 Estrategia sin radares: vigías y observadores del aire.
Así se preparó Argentina para el conflicto del Beagle.



Pieza de Puerto Almanza

Para proteger los puntos estratégicos en el sur de Tierra del Fuego, particularmente en Ushuaia, que incluían el aeropuerto, la planta de combustibles Orion de YPF, la Intendencia Naval (con sus depósitos logísticos), el muelle y la Base Naval, se desarrolló una defensa aérea puntual. Esta se llevó a cabo utilizando cañones Bofors 40/60 y ametralladoras dobles de 20 mm.

Pieza de Monte Gallinero

Primero, fue necesario determinar la mejor ubicación para las baterías antiaéreas, colocándolas cerca de cada objetivo a proteger. Aunque el corredor marítimo estaba claramente delimitado por el Canal Beagle, las vías de aproximación aéreas tuvieron que establecerse de manera práctica. Para ello, se utilizaron dos helicópteros navales SA 316 B Alouette III (de la EAH1 bajo el mando del entonces TNCD Espilondo), sin limitaciones de horas de vuelo. Estas aeronaves sobrevolaban diariamente las zonas importantes junto al TFIM Marín, simulando los perfiles de ataque de aviones de bombardeo, para determinar la posición ideal de cada pieza antiaérea.

La defensa antiaérea se diseñó con la distribución de 21 montajes fijos de 40/60 mm Breda Bofors (bitubo tipo "B"), uno de ellos monotubo (tipo "C" de 1700 kg) y cuatro móviles (montados en afustes modificados de los antiguos cañones antitanque Krupp 88).

Baterías costeras en Tierra del Fuego

El sistema, meticulosamente planificado, se distribuyó de la siguiente manera:

  1. Siete (7) piezas en la península, protegiendo el viejo aeropuerto (el único en 1978) y la Base Aeronaval Ushuaia.
  2. Nueve (9) piezas en la Base Naval, defendiendo el Comando, la Intendencia Naval, el Hospital Naval y la Planta de Combustibles YPF "ORION". Aún se pueden ver restos de una pieza sobre el Hospital Naval y los terraplenes de protección de otras junto a la usina eléctrica auxiliar de la Base Naval y en el perímetro de la Intendencia Naval.
  3. Tres (3) piezas en Monte Gallinero (Batería Libertad), Ushuaia.
  4. Dos (2) piezas en Almanza (Batería 25 de Mayo).
  5. Se instalaron afustes complementarios con ametralladoras Browning de 20 mm en montajes dobles.



Monte Gallinero, Ushuaia

Las piezas estaban operadas por personal de mar y servicios, con cinco (5) hombres por cañón. Contaban con depósitos de munición listos (almacenes o santabárbaras) en las cercanías y parapetos o albardones defensivos.

Los montajes móviles utilizados en la defensa de Almanza permanecen allí con sus carros de transporte. Otros tres afustes fijos se encuentran almacenados cerca de los automotores de la Base Naval de Ushuaia, mientras que el resto se ha replegado y reutilizado como material ornamental.

En Río Grande, la cobertura antiaérea fue proporcionada por el Batallón de Artillería Antiaérea (BIAA) de la Infantería de Marina, con su batería de 12 cañones rápidos monotubo Hispano-Suizos de 30 mm (11 disparos por segundo) y tres lanzadores de misiles radioguiados Tigercat, casi en la Base Aeronaval "Almirante Quijada". Después de establecerse el área vital (que incluía la pista del aeropuerto) y las vías de aproximación aérea, se colocaron las bases lanzadoras triples de misiles en un triángulo isósceles, integradas a los cañones que cubrían todo el perímetro. Sin radares de detección temprana ni sistemas remotos de dirección de tiro, se desplegaron observadores del aire (ROA) y vigías adelantados. Estos se complementaron con una red más amplia que daba alarma a todo el dispositivo insular.


SAM Short Tigercat de la IMARA

Todo el equipo del Batallón Antiaéreo (BIAA) fue trasladado a la isla a bordo del A.R.A. "Cabo San Pío" (Q50), un antiguo buque de desembarco de tanques estadounidense de la Segunda Guerra Mundial (ex-LST 542), cuya proa había sido soldada para adecuarlo a nuevas funciones. Después de llegar a Ushuaia, el material fue descargado y transportado a sus posiciones en camiones contratados. Lamentablemente, este equipo se perdió durante la Guerra de Malvinas. Ya en las islas, fue distribuido en las zonas periféricas de la zona de apoyo logístico (ZAL) y en el puesto de comando de Puerto Argentino. En uno de esos emplazamientos, un misil Tigercat logró derribar un avión Harrier británico el 1º de mayo de 1982.



Mientras tanto, en la Base Aeronaval Río Grande, se instaló la Central de Operaciones de Combate (COC) en un búnker especialmente construido. Este centro sería posteriormente reacondicionado y utilizado para coordinar casi todas las Operaciones Aéreas Navales de la Aviación Naval durante el conflicto en Malvinas.

En preparación para las operaciones, se acondicionaron varias pistas en las estancias cercanas para facilitar el despliegue de la Aviación Naval. Además, se construyeron sitios reforzados para proteger a las aeronaves aterrizadas, junto con sus respectivos depósitos de repuestos y municiones, garantizando así su operatividad bajo las difíciles condiciones de combate.







Más información en
  • Gianola Otamendi, Alberto (2017), "Defensas costeras de Tierra del Fuego", Boletín del Centro Naval 845.

sábado, 18 de enero de 2025

Crisis del Beagle: Desde Andorra al asalto vertical a las islas del Beagle/Cabo de Hornos


La Compañía Leopardo (EA) desembarca en la isla Deceit.

Asalto helitransportado a las islas del Beagle

Por Esteban McLaren
Para FDRA



Pocas epopeyas de nuestra historia nacional han sido tan silenciadas y olvidadas como la crisis del Beagle de 1978. Un episodio que movilizó a miles de argentinos, desde soldados hasta civiles, y que estuvo a punto de convertirse en uno de los capítulos más decisivos de nuestra soberanía. Poco y nada se menciona del mismo y solo renglones sueltos en biografías o relatos personales han emergido a lo largo de los años. No es que no se hayan publicado libros al respecto, pero si que no se recuerda en términos generales qué realmente pasó desde este lado de la cordillera. Muchos argentinos se terminaron enterando por la televisión trasandina de estos eventos. Documentales regulares se generaron con el natural punto de vista local respecto al conflicto. A pesar de la magnitud de los eventos y de la gigantesca movilización de recursos humanos y materiales, esta historia se ha diluido con los años, eclipsada por otros episodios como la Guerra de Malvinas y la lucha antisubversiva. Pero el Beagle fue mucho más que una crisis diplomática: fue un momento de unión patriótica, de preparación estratégica y de defensa de los derechos nacionales.


Compañía Leopardo desembarcando en isla Deceit

El artículo de hoy se enfoca en los grupos de tareas convocados a operar en la ciudad de Ushuaia, para realizar el desembarco para la toma de las islas. Fue una operación combinada, como nunca antes se había formado entre las fuerzas militares y de seguridad de la Nación. Por un lado, la Prefectura Naval Argentina acercó sus helicópteros y grupo especial Albatros. Luego, la Armada Argentina acercó sus Alouettes 316 equipados con misiles SS.11 y SS.12, unidos a helicópteros Huey y Puma del Ejército Argentino así como helicópteros Sikorsky S-58 Choctaw y S-61 de la Fuerza Aérea Argentina. Se destinaron como tropas las ya ambientadas del Batallón de Infantería de Marina Nro. 4 (BIM 4) así como una compañía L del Ejército Argentino, primera colaboración entre estas fuerzas que se repetiría 4 años después en Tumbledown. Esta última unidad merece un análisis particular por su especial composición.

El asalto sería una combinación de desembarco anfibio en la isla Nueva, apoyado por bombardeo aéreo y naval, y asalto helitransportado a las islas del cabo de Hornos más al sur. Este relato es un homenaje a quienes, con profesionalidad y patriotismo, formaron parte de esa preparación, sabiendo que se encontraban al borde de un conflicto armado con Chile. La Operación Tronador, planeada con una meticulosidad sin precedentes, representó un esfuerzo conjunto de las fuerzas armadas y de seguridad argentinas, y marcó un hito en la historia de la cooperación militar de nuestro país. Fue un ensayo de valor, sacrificio y unidad que merece ser contado con orgullo.



El Teatro de Operaciones Austral (TOA)

En el contexto del Teatro de Operaciones Austral (TOA) durante los años 1978-1979, la Prefectura Naval Argentina jugó un papel clave ante la posibilidad de un conflicto armado con Chile, principalmente debido a la disputa sobre las islas ubicadas al sur del Canal de Beagle. La tensión escaló tras el rechazo argentino al laudo arbitral de 1977, que favorecía a Chile en la soberanía de las islas Picton, Lennox, y Nueva, entre otras. Ante la inminente posibilidad de guerra, ambos países se prepararon militarmente.


Personal del BIPNA Albatros y del COAN en el helipuerto de campaña Albatros

Creación del BIPNA Albatros

La ciudad de Ushuaia se transformó en el corazón del despliegue operativo, el punto de reunión para las fuerzas que se preparaban para defender la soberanía nacional sobre las islas en disputa. Desde este lugar estratégico, se planificó y organizó uno de los mayores esfuerzos combinados entre fuerzas militares y de seguridad de la historia argentina. Los organigramas están basados en Aguirre (2013) y Gianola Otamendi (2022).



Organización General del COZI FT 42 (CLNA Juan C. Malugani)

UnidadResponsableDetalles
Grupo Naval GT 42.1CFNA Ricardo HermeloVer detalles abajo
Agrupación IM GT 42.2CNIM Carlos ValentiVer detalles abajo
Agrupación Defensa USUCCIM Jorge SáenzVer detalles abajo
Aviación Naval no embarcada GT 42.3CNAV Roberto B. Moya
Ver siguiente organigrama más abajo


Grupo Naval GT 42.1

SecciónResponsableNotas
AVCSCCNA Marcelo Revilla Cornejo-
AVASCCNA Jorge Nogueira-
LRITCCNA Carlos Spini Slocker-
LRIDCCNA Horacio Reyser-
Grupo de Lanchas Torpederas (GRULA)Ver tabla específica-
Grupo LogísticoTN Vicente Palumbo-
Agregados al GT 42.1Ver tabla específica-


Grupo de Lanchas Torpederas (GRULA)

LanchaResponsableNotas
LT TowworaTNNA Carlos Oliveira(* A cargo de las LLIT)
LT AlakushTNNA Julio Vara-
LPBDTFNA Marcelo Ricardez-



Torpederas LT y LLPP en los canales fueguinos

Agregados al GT 42.1

SecciónResponsableNotas
APBTCFNA Rafael Guiñazú(** Relevo del Comandante del Grupo).
Destacamento Naval de PlayasCCIM Juan M. Gutiérrez-
Grupo de MinadoCCNA Enrique Molina Pico y TN José SciottiResponsable en zona.

Agrupación IM GT 42.2

SecciónResponsableNotas
BIM 4CCIM Antonio Mocellini-
Cía. EA LeopardoCap. EA Mario Fragni-
Sec. VAR de BIVH--


Agrupación Defensa USU

SecciónResponsableNotas
Cía. Seg. IMCCIM Jorge Sáenz-
TNIM Marín--
Batería Libertad--
Batería Independencia--
Batería AA--
PNA Sec. Albatros--


Notas:

  1. (*) A cargo de las Lanchas Ligeras de Torpederas (LLIT).
  2. (**) APBT: Relevo del Comandante del Grupo por parte del CFNA Rafael Guiñazú.
  3. Ver glosario de siglas de rangos militares al final del artículo.


La Prefectura Naval Argentina aportó sus helicópteros con el Batallón de Infantería PNA Albatros, una unidad de élite que simbolizaba el compromiso con la soberanía nacional. La Armada Argentina desplegó sus helicópteros Alouette III, equipados con misiles antitanque SS.11 y SS.12, tecnología avanzada que garantizaba el apoyo aéreo preciso en un eventual enfrentamiento. El Ejército Argentino sumó sus helicópteros Huey y Puma, mientras que la Fuerza Aérea Argentina añadió los robustos Sikorsky S-58 Choctaw y S-61, aeronaves que personificaban el alcance de nuestra aviación militar. De todos modos, los S-58 y Huey aparentemente no estarían presentes en Tierra del Fuego sino en Río Gallegos.


Para apoyar a la Armada Argentina en la preparación para el posible conflicto, se creó el Batallón de Infantería Prefectura Naval Argentina Albatros (BIPNA Albatros). Este batallón fue establecido en septiembre de 1978 en la Escuela de Suboficiales Coronel Martín Jacobo Thompson, en Zárate, provincia de Buenos Aires. Se estructuró en cinco compañías, cuatro de tiradores y una de comando y servicio, con personal de diferentes destinos de la Prefectura Naval Argentina.

Los Alouette III del COAN operando desde Ushuaia

La 3ª Compañía estaba conformada principalmente por personal de la Agrupación Albatros, una unidad especializada en operaciones terrestres, mientras que el resto de las compañías de tiradores fueron integradas por personal en formación (aspirantes a cabos 2º y cabos 1º cursantes). A medida que se incrementaba la tensión, se organizó una 5ª Compañía y se inició el alistamiento de una 6ª, que funcionaría como una unidad de reserva.






Organización General del GT 42.3 (CNAV Roberto B. Moya)

UnidadResponsableEquipamiento
Esc. Aeronaval de HelicópterosCCAV Emilio J. Del RealSea King y Alouette III (*). Ver detalles abajo
Esc. Aeronaval de AtaqueCCAV Aníbal MalnattiAermacchi MB 326 GB
Escuela de Aviación NavalCCAV Roberto CrivelliniVer detalles abajo
Aviones de Apoyo

Ver detalles abajo

Los Alouette estaban en el helipuerto de campaña Andorra, a cargo del TNAV Carlos A. Espilondo. Otros Sea King estaban embarcados en el ARA 25 de Mayo.

Escuadrón Aeronaval de Helicópteros

CategoríaModeloCantidadNotas
Helicópteros EA Aerospatiale Puma 1
# - Ver detalles abajo
Helicópteros FAA Sikorsky S-61
 7 # - Ver detalles abajo


Helicóptero S-61 de la FAA.

Escuela de Aviación Naval

ModeloCantidadNotas
NA T-28 Fennec14/15Escuadrilla al mando del CCAV Roberto Crivellini
Mentor T34C15-

 

Aviones de Apoyo

ModeloCantidadNotas
C45, C45 F2/3 (C45)/2 C45F)
-
B80, B80 F2 (B80), 1 (B80 F)-
B80, SA22 DC3 C47, Skyvan (PNA)1 B80-1 C47 -2/3 Skyvan
-
Pilatus Porter (ARA)--

 

Notas:

  • (*) Los Alouette que se encontraban en la isla estaban a cargo del TNAV Carlos A. Espilondo, en un aeródromo auxiliar en el Valle de Andorra. Recordemos que había otros helicópteros Sea King (en configuración antisubmarina) y Alouette de rescate, pero estaban embarcados en el portaviones ARA 25 de Mayo (POMA). Al menos 12 Alouette se encontraban en Tierra del Fuego equipados con misiles SS.11 y SS.12, con posibilidad de añadir ametralladoras o cañón de 20mm de modo alternativo. Su misión era vigilar el lago Fagnano y el canal Beagle, alertar sobre incursiones aéreas y neutralizar el uso enemigo del área por unidades navales chilenas, apoyando al GT 42.1.
  • (**) Esta escuadrilla fue disuelta en 1978 e integrada a la Escuela de Aviación Naval como refuerzo para el conflicto con sus viejas aeronaves norteamericanas, también conocidas como North American T28P Fennec. 
  • (#) Asignados solo para el helidesembarco


En cuanto a las tropas, el Batallón de Infantería de Marina N° 4 (BIM 4), una unidad acostumbrada al clima hostil de Tierra del Fuego, fue la fuerza principal en tierra. A ellos se unió una compañía L del Ejército Argentino, en lo que sería la primera colaboración operativa significativa entre estas dos fuerzas, un antecedente de lo que se repetiría años después en las colinas de Tumbledown, en Malvinas. Esta unidad mixta destacaba por su especial composición y por el coraje de sus integrantes, quienes sabían que el destino de la soberanía nacional dependía de ellos.

Despliegue al TOA

El despliegue del BIPNA Albatros comenzó el 8 de diciembre de 1978. Las compañías 1ª, 2ª y 4ª fueron trasladadas a Río Grande, en Tierra del Fuego, mientras que la 3ª Compañía y la 5ª fueron desplegadas en Ushuaia, para tareas de defensa urbana. Las operaciones del batallón se centraron en la defensa y preparación para el combate, posicionándose estratégicamente en el sur argentino mientras las tensiones con Chile aumentaban.

Despliegue de helicópteros en el helipuerto de campaña Andorra

El batallón recibió su bandera de guerra en Río Grande, en una ceremonia encabezada por altos mandos de la Prefectura, lo que reforzó el compromiso y el estado de alerta de la unidad. La "Operación Soberanía", planeada por Argentina para recuperar las islas en disputa, estuvo muy cerca de ejecutarse en diciembre de 1978, cuando la Flota de Mar navegaba hacia el Pacífico. Sin embargo, las condiciones climáticas y la intervención diplomática del Papa Juan Pablo II lograron evitar el conflicto bélico.


Despliegue de helicópteros Alouette III en el helipuerto de campaña Andorra

El planeamiento de los asaltos a las islas

La ejecución de la Operación Tronador fue un ejemplo de coordinación táctica y determinación estratégica. El plan contemplaba un asalto anfibio sobre la isla Nueva, apoyado por un bombardeo aéreo y naval de precisión. Posteriormente, se planificó también un audaz asalto helitransportado para tomar las islas del Cabo de Hornos, ubicadas aún más al sur, en una maniobra que aseguraría el control sobre las zonas más críticas de la región. La idea sería dominar todas las costas hacia el Atlántico, un reclamo mucho mayor al original.

Este plan no solo exigía valentía, sino también precisión y disciplina. Las fuerzas argentinas, conscientes de que cada paso sería determinante, se entrenaron con rigor extremo. Los pilotos se familiarizaron con los peligrosos vientos fueguinos, los artilleros ajustaron sus cálculos para operar en condiciones extremas, y los infantes de marina y soldados practicaron maniobras de desembarco en terrenos hostiles y helados. La Operación Tronador era más que una estrategia militar: era un acto de patriotismo en su forma más pura.

El despliegue final se realizaría con aproximadamente nueve aeronaves medianas y grandes de las tres fuerzas, distribuidas de la siguiente manera: helicópteros Sikorsky S-61 Sea King de la Armada, uno o dos SA-330 Puma del Ejército y siete Sikorsky S-61 de la Fuerza Aérea, bajo el mando unificado del CFAV Raúl Rivero.

Especificaciones técnicas de los helicópteros argentinos del TOA

Sikorsky S-61

Capacidad de transporte: Aproximadamente 24 a 28 soldados equipados, dependiendo de la configuración y el peso de la carga. Es un helicóptero de transporte mediano utilizado principalmente para tareas de búsqueda, rescate y transporte.




Aquí vemos un S-61 junto a CH-47 Chinook de la FAA

SA-330 Puma

Capacidad de transporte: Aproximadamente 16 a 20 soldados equipados. El SA-330 Puma es un helicóptero de transporte táctico diseñado para misiones de asalto aéreo, evacuación médica y transporte de tropas.

Huey UH-1
Autores como Sapienza Fracchia (2017) consideran que este helicóptero estuvo disponible en las fuerzas argentinas. Seguramente si lo estuvo, pudo haber sido en el área de Río Gallegos acompañando el asalto blindado a Punta Arenas, no en la isla grande de Tierra del Fuego. Capacidad de transporte: Aproximadamente 8 a 10 soldados equipados.



Sikorsky S-58 Choctaw
Al igual que el Huey, Sapienza Fracchia (2017) considera que este helicóptero estuvo disponible en las fuerzas argentinas. Nuevamente, si lo estuvo, pudo haber sido en el área de Río Gallegos, no en la isla grande de Tierra del Fuego (el S-58 se visualiza en la foto doble debajo, a la derecha, el helicóptero de la izquierda es un Hughes 500).
Capacidad de transporte: Aproximadamente 12 a 18 soldados equipados, dependiendo de la configuración interna y el equipo. Es un helicóptero utilizado en diversas funciones, incluyendo transporte de tropas, carga y evacuación médica.



En pista: de izquierda a derecha, Sikorsky S-61, Hugues 500, Ch-47 Chinook y, al final, Bell 212, todos de la FAA

Aerospatiale SA-316 Alouette III

Capacidad de transporte: Helicóptero artillado con 4 misiles aire-superficie SS-11/SS-12 antitanques filoguiados con mecanismo MLOS. El término MLOS hace referencia a "Manual Line-Of-Sight", o en castellano, "Línea de Mira Manual", un método de guiado utilizado principalmente en sistemas de misiles guiados. Este sistema implica que el operador controla manualmente el misil mientras mantiene contacto visual con el objetivo durante toda la trayectoria.


SA-316 Alouette III con S-11 en sus portantes laterales


Si tomamos en cuenta que los 2 Super Puma/Puma (16/20 soldados) del CAE junto con 7 S-61 (24/28 soldados) de la FAA estarían a cargo del asalto helitransportado, cada salida podrían llevar 200 y 236 tropas. El número final dependería del equipamiento adicional necesario para el asentamiento. Asimismo, los Alouette III del COAN iban equipados con misiles filoguiados SS-11 y SS-12 y con cañón de 20mm en algunos casos. ¿Cómo se verían esas acciones? Podemos ayudar a la imaginación ayudados por fragmentos de la obra fílmica francesa Attention !... Hélicoptères (1963).

Transporte y desembarco de tropas en las islas



Los helicópteros accederían rápidamente a una zona de aterrizaje, desembarcarían las tropas rápidamente para luego replegarse de nuevo a la base Andorra o Bahía Aguirre para cargar más tropas para la siguiente oleada.
 

Ataque a torpederas o posiciones fortificadas chilenas



Una vez detectado puntos fortificados con ametralladoras o cañones, el punto fuerte sería atacada a la distancia con misiles SS-11/SS-12 franceses. Para ello, se utilizarían los Aerospatiale SA.316 Alouette III armados adecuadamente con sensores ópticos y de guiado.

Las operaciones helitransportadas

Los hombres que participaron en estas maniobras eran jóvenes en su mayoría, provenientes de diferentes rincones del país, unidos por un mismo objetivo: defender la soberanía argentina en el fin del mundo. Cada uno de ellos estaba dispuesto a enfrentarse a las adversidades del clima, la geografía y el enemigo. Los helicópteros, barcos y tropas simbolizaban la voluntad de un país de no ceder ni un centímetro de su territorio sin luchar.

BIM 4 desembarcando en las isla Nueva

Los entrenamientos y las maniobras realizadas en Ushuaia durante la crisis del Beagle demostraron que Argentina poseía no solo los recursos, sino también la voluntad de defender su territorio y proyectar poder hacia su vecino. En el caso de las operaciones helitransportadas sobre las islas, diversas alturas en los destinos habían sido investigados por reconocimiento aéreo y para realizar asentamientos desde los cuales sostener la posición. 


S-61 y Bell 212 de la FAA

En definitiva, los S-61 y Puma transportarían tropas a las islas de acuerdo al cronograma y las locaciones acompañados por un B-200 del COAN. Los Alouette III artillados tenían como misión original atacar blancos sobre el Lago Fagnano y activos navales chilenos en el Canal (torpederas, sobre todo) aunque podrían desplazarse para atacar posiciones fortificadas durante el desembarco y brindarle protección al avance de las tropas.



Rutas aéreas hacia las islas

Se supone que el despegue de las unidades partiría desde la base Andorra, al norte de la ciudad de Ushuaia. A fin de mantener la sorpresa, las unidades volarían a lo largo de la costa para reaprovisionarse en una base de dispersión en Bahía Aguirre. De allí saldrían al sur a los objetivos asignados (Evout, Hornos, Barnevelt y Deceit). Un Beechcraft B-200 del COAN, que ya había realizado en días previos un reconocimientos por las islas identificando lugares aptos para el aterrizaje, acompañaría a las unidades en sus trayectos a las islas del Sur en modo de avión guía. El despegue era anunciado a las 4AM del 23 de Diciembre, siendo casi 200 km hasta el objetivo, el tiempo de vuelo sin percances rondaría poco más de una hora. Debido a las capacidades de transporte, deberían ser varios vuelos para terminar de desembarcar todas las tropas. Hay que destacar que toda la operación, como ya se analizó en otra nota del blog, se realizaría bajo superioridad aérea argentina.



Aproximación elegida según Gianola Otamendi (2022)

Los helicópteros de mayor tamaño de las tres fuerzas se mantuvieron en reserva en Río Gallegos hasta el último momento, para luego desplegarse a Río Grande y sus pistas auxiliares cercanas. Con estas aeronaves, se proporcionaría apoyo a la Infantería de Marina en ambos frentes y, en particular, se realizaría el transporte del GT 42.2 durante su avance hacia sus objetivos marítimos.


Aproximación más corta pero en la que se perdería el efecto sorpresa. Una vez iniciadas las hostilidades probablemente sería ésta la ruta elegida para el reabastecimiento y recuperación de las dotaciones.

Como ya mencionó, la primera ola de esta operación partiría en helicópteros de transporte desde un vivac ubicado en las orillas del lago Fagnano, donde la unidad se había establecido antes del día "D". Posteriormente, el grupo reabastecería combustible en el aeródromo naval de campaña Frutilla, situado en la Bahía Aguirre, y desde allí volaría hacia sus objetivos, guiado por un Beechcraft B200 naval. Este B200, enviado desde el norte del país, realizaba un reconocimiento aéreo previo de la zona de desembarco, aprovechando la visibilidad del crepúsculo.

Para esta misión, el escuadrón de helicópteros formaba parte del Grupo Aeronaval Insular GT 42.3, despegando desde Río Grande y desde las estancias donde se habían establecido otros campos auxiliares. Estos campos, preparados y equipados, estaban ubicados en lago Fagnano, lago Yehuin, Bahía Aguirre, Puerto Español y varios puestos ganaderos, además de adaptar sectores pavimentados de la ruta Nº 3 como pistas temporales. En cada una de estas bases secundarias, se desplegaron secciones de aviones T28P Fennec, T34 Turbo Mentor y Aermacchi MB 326, junto con mecánicos, repuestos, combustible y equipos de seguridad.


BIM 4 embarcado en los S-61 de la FAA yendo a ocupar las islas Wollaston

Una unidad de helicópteros de ataque ligera y polivalente, compuesta por 12 aeronaves SA 316 B Alouette III de la Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, fue desplegada rápidamente en una base establecida en el valle de Andorra. Su objetivo principal consistía en monitorear la costa sur del lago Fagnano, alertar sobre posibles incursiones aéreas desde el noroeste hacia Ushuaia y realizar patrullajes en el canal Beagle para evitar su uso por parte de unidades chilenas, ya sean lanchas torpederas o embarcaciones de superficie, mientras brindaba apoyo a las operaciones navales del Grupo de Tareas 42.1.

Previo al ataque del Grupo de Tareas 42.2 contra las defensas insulares, estas serían debilitadas mediante bombardeos realizados desde el portaaviones por el grupo aeronaval embarcado, complementados con acciones de las fuerzas especiales asignadas al Grupo de Tareas 42.1 (la Agrupación de Buzos Tácticos [APBT]) y el fuego naval proporcionado por lanchas rápidas equipadas con cañones de 76 mm.

El transporte de las siguientes oleadas de tropas y refuerzos se realizaría por mar, utilizando avisos y embarcaciones de desembarco del tipo EDPV del Destacamento Naval de Playas. A continuación, se presentan imágenes de las lanchas Higgins argentinas empleadas durante el conflicto en Malvinas.


Las 2 lanchas EDPV del Apostadero Naval Malvinas, en el muelle principal de la capital (1982) Fuente: Ricardo Vélez y Gustavo Bonaudo


Una embarcación de desembarco de personal y vehículos (EDPV) transportando a integrantes del Apostadero Naval Malvinas por la rada de la capital, con Puerto Argentino detrás (1982)


En este breve relato, se puede apreciar la planificación de una operación anfibia con helicópteros que, aunque fue interrumpida por la mediación papal y el desenlace político de la escalada, contaba con todos los elementos del poder militar nacional.

Participación de la Aviación de la Prefectura Naval

Además del BIPNA, la Prefectura también movilizó su Grupo Aéreo, compuesto por aviones y helicópteros (Aguirre, 2013). Dos aviones Short SC.7 Skyvan 3M-400 y dos helicópteros Hughes 369HS fueron desplegados a Tierra del Fuego bajo el mando del Comando de Aviación Naval (COAN) de la Armada Argentina. Los Skyvan operaron desde Río Grande, cumpliendo misiones de transporte, mientras que los helicópteros Hughes fueron asignados al helipuerto de campaña "Andorra" cerca de Ushuaia, preparados para misiones de apoyo táctico, exploración y alerta temprana.



Oficiales de la Prefectura Naval Argentina pasan revista y saludan a sus subalternos desplegados en Tierra del Fuego durante 1978. En el fondo, se puede observar un helicóptero ligero Hughes PA-30 de la fuerza, integrado al Grupo Aeronaval Insular bajo el mando de la Armada Argentina. (Agostini, 2013)





Fuerzas de desembarco

El Conflicto del Canal de Beagle de 1978 entre Argentina y Chile, por la soberanía de las islas Picton, Lennox y Nueva, llevó a la planificación y movilización de fuerzas militares en ambos lados. Dentro de este contexto, Argentina lanzó una serie de preparativos bajo la llamada Operación Soberanía, con el objetivo de tomar las islas en disputa en caso de que las negociaciones diplomáticas fallaran. La infantería que sería destacada en las operaciones de asalto helitransportado y anfibio comprendían al Batallón de Infantería de Marina No. 4 (BIM 4) que, para esta operación en particular, contaba con el añadido de una compañía del Ejército Argentino (EA), la Compañía Leopardo. Esta compañía, a su vez, tenía la particularidad de estar compuesta por jóvenes oficiales, suboficiales y soldados de la clase, con los primeros provenientes de casi todas las Escuelas de especialidades del EA (Escuela de Infantería, Escuela de Caballería, Intendencia, Escuela de Comunicaciones y Escuela de Ingenieros). Veamos un poco a este personal.

El Batallón de Infantería de Marina 4

Se creó por Decreto Nº 84.283 del 13 de febrero de 1941 y por resolución Nº 74 C/68 CEJA (Armada) se trasladó la unidad a la Base Aeronaval Almirante Zar, en la ciudad de Trelew. En 1978 y 1982 el Batallón de Infantería de Marina No. 4 (BIM 4) se desplegó, junto al resto de la Infantería de Marina, a la Isla Grande de Tierra del Fuego y en 1988 se trasladó a la ciudad de Río Gallegos, para finalmente en 2002 instalarse en su asiento actual en la ciudad de Ushuaia. 



Plana Mayor del BIM Nº 4 en el Lago Fagnano, previo al helitransporte.

El asalto anfibio a las islas en disputa quedaría exclusivamente a cargo del BIM 4, realizado en lanchas de desembarco tipo EDPV previo bombardeo aéreo por parte del Grupo Aéreo Embarcado (GAE) del POMA "25 de Mayo". Las tropas se hallaban embarcadas en el ARA "Cabo San Antonio", parte del GT 42.2.

Precisamente el BIM 4 (CFIM Antonio Mocellini, Comandante; TNIM Raúl A. Herrera, Segundo Comandante) era la unidad anfibia designada para ejecutar la operación en el sur. Estuvo formado inicialmente por dos compañías de tiradores (Kaiken, con el TNIM Silvio E. Galíndez como jefe, y Jaguar, a cargo del TNIM Marcos Moral), más la de comando y apoyos, un Estado Mayor y una fracción sanitaria. Los objetivos para este batallón eran las islas Evout, Hornos y Barnevelt.


Infantes de marina del BIM 4 sosteniendo una posición en Isla Nueva

El asalto helitransportado del BIM 4 (con el agregado de la Compañía Leopardo) se realizaría con una agrupación de helicópteros medianos y grandes de las fuerzas armadas y de seguridad, guiados por un B200 de la Aviación Naval.

Antes que Tumbledown, estuvo la Compañía Leopardo

En Trelew, el BIM 4 recibiría la adición de una tercera compañía de tiradores, muy peculiar en su orgánica, del Ejército Argentino (la compañía L, bautizada internamente como Leopardo), conformada por personal del Comando de Institutos Militares, al mando del Capitán Mario Fragni. Aparte de las fracciones de tiradores, tenía un grupo de ametralladoras, otro de cañones sin retroceso de 75 mm. y otro de lanzacohetes como apoyos de fuego, además de uno de demoliciones. La totalidad de los hombres era del orden de 124.


Oficiales de la Compañía Leopardo: de izquierda a derecha, Tenientes Silvestre y Merlo, Teniente Primero Daniel Stella, Capitán Mario Fragni, Tenientes Gorriz, Fernando Díaz Bessone, Abel Catuzzi y Torre.

Esta compañía había sido denominada Sección Especial Acto de Soberanía eran grupos asentamiento, secciones de infantería aerotransportada (operaciones aeromóviles, como se denominaban en esa época) destinadas a ocupar posiciones específicas durante la operación Tronador. La compañía estaba compuesta por oficiales de las Escuelas de Infantería, Caballería, Ingenieros y Comunicaciones junto a suboficiales y soldados. Existía una composición de miembros provenientes de las diversas escuelas de armas incluyendo la Escuela de Caballería (Silvestri, Catuzzi, Diaz Bessone, Gorriz) pese a que no contarían con vehículos para operar en el terreno.


Desembarcando en isla Deceit desde un Puma del CAE

Estaban en el organigrama los miembros de la Escuela de Ingenieros como el Teniente Merlo; y el oficial Torres de Intendencia del Colegio Militar de la Nación (CMN). Durante el mes de octubre de 1978 se realizó la integración entre armas y actividades en Campo de Mayo. Todos los miembros de esta compañía eran la élite de la formación del Ejército Argentino. En definitiva, la Compañía Leopardo, estaba integrada por los siguientes oficiales: Jefe C.I.O. Capitán César A. Fragni,
Jefes de sección: Teniente 1º Daniel Stella y Teniente Gustavo Gorriz de la Escuela de Infantería.
De la Escuela de Caballería, Tenientes Carlos Silvestre, Fernando Díaz Bessone y Abel Catuzzi.
De la Escuela de Ingenieros, Teniente Carlos Merlo. Del Colegio Militar de la Nación, el Teniente de Intendencia Ángel Torre. Quienes provenían de la Escuela de Infantería, entre ellos Fragni, Stella y Gorriz, habían realizado entrenamiento de paracaidismo y comandos y algunos ya eran veteranos del Operativo Independencia. La edad del grupo rondaba los 22 años.


Miembros de la Compañía Leopardo

Los miembros integraron las fracciones en Campo de Mayo durante el mes de Octubre. Como ya se hizo referencia, el grado de preparación de los oficiales era muy alto, exhibiendo variadas especialidades ofrecidas en el contexto de su preparación. La integración era necesaria dado que los jóvenes oficiales habían egresado de distintas escuelas del arma. Para el 24 de Noviembre las tropas ya habían arribado a Trelew para plegarse a la formación del BIM 4, integrándose y completando su instrucción conjunta en Campo de Instrucción del BIM. El objetivo inicial para el helidesembarco de esta sección era la isla Nueva y luego fue cambiado a la isla Deceit.


Los S-61 sobrevuela isla Wollaston

Las tres fuerzas armadas, y la adición de la PNA, se encontraban sumamente preparadas, diversos elementos con experiencia en combate en el monte por el Operativo Independencia. Inicialmente el plan era destinar al BIM 4, con la Compañía Leopardo integrada que realizara un desembarco vertical sobre las islas en disputa. Específicamente, a la Compañía Leopardo le correspondería inicialmente un desembarco helitransportado en isla Nueva. Estos planes cambiaron a principios de diciembre.


En la zona de entrenamiento de Trelew, durante más de un mes, se llevó a cabo un proceso conjunto que combinó el adiestramiento y la estandarización de procedimientos en áreas clave como comunicaciones, coordinación de apoyos de fuego y maniobras. Este trabajo fue facilitado por el hecho de que la Infantería de Marina utiliza, desde hace tiempo, manuales de instrucción y doctrinas operativas del Ejército Argentino para los niveles tácticos. Existían, sin embargo, leves diferencias entre el trato entre suboficiales y tropa dentro de la IMARA y el EA que debieron ser compatibilizados. Como parte de este esfuerzo, la compañía Leopardo quedó finalmente integrada dentro de la logística naval del BIM 4.

En el caso de esta tercera subunidad, el Ejército seleccionó cuidadosamente a su personal y asignó a oficiales destacados provenientes de las escuelas de capacitación militar.



Posteriormente, las órdenes cambiaron: los nuevos objetivos a tomar eran las islas más al sur, cercanas al área del Cabo de Hornos. El helidesembarco en la Isla Deceit sería comandado por el Teniente Primero Daniel Stella (futuro comandante del Regimiento de Infantería 5 en Puerto Howard en Malvinas) y como segundo el Teniente Abel Catuzzi. Ambos decidieron combinar elementos de infantería e ingenieros para esta operación. A disposición de la Compañía Leopardo, el EA había dispuestos dos helicópteros Aeropastiale AS332 Super Puma perfectamente equipados. Al final de este informe se pueden apreciar simulaciones de la isla Deceit. Para ajustar los planes operacionales para la conquista de las islas más al Sur, los jefes de compañía y jefes de sección y sus suboficiales encargados de la Compañía Leopardo (isla Deceit para la Compañía Leopardo y el resto de islas para el BIM 4) realizaron varios reconocimientos aéreos a baja altura, tomando fotografías de las islas hasta el Cabo de Hornos, con un avión Douglas D-C3 del COAN con salida desde el Aeronaval Ushuaia. Esto permitió confrontar con la cartografía que se disponía.



Fennecs sobre Isla Nueva

Las operaciones se habían ahora reconfigurado para un asalto anfibio a isla Nueva, el lugar más fuertemente defendido por el Cuerpo de Infantería de Marina (CIM) trasandino. Las operaciones comprendían una avanzada de fuerzas especiales (Agrupación Buzos Tácticos) para el reconocimiento y marcación del lugar de desembarco, así como identificación de posiciones defensivas enemigas. Luego, sería seguido de un bombardeo aéreo y naval del Comando de Aviación Naval (COAN). Posterior a esta tarea de ablandamiento de las posiciones defensivas provendría el desembarco anfibio  y luego venia el desembarco anfibio por parte de fuerzas del BIM 4.




Operación Conjunta Planificada

Una operación se considera conjunta cuando participan componentes de más de una fuerza armada, con una colaboración desde el proceso de planeamiento hasta la ejecución. En este caso, la operación anfibia helitransportada planificada en 1978 fue una clara manifestación de esta cooperación entre el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Argentina.

Contexto Estratégico

El Teatro de Operaciones Austral (TOA), que incluía el sur de Argentina y las islas del Canal de Beagle, fue dividido en dos áreas de operaciones:

  1. Área Norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego: Bajo el control de la Infantería de Marina Argentina (IMARA), que debía ejecutar maniobras ofensivas para dominar esta zona. Estarían asignadas los BIM 1 (base de origen Misiones), BIM 3 (Ensenada), BIM 6 (Río Gallegos) y BIM 7 (en Chubut).
  2. Área al Sur del Lago Fagnano: Enfocada en las islas australes y el Canal de Beagle, con operaciones que involucraban proyecciones anfibias y helitransportadas.

El Comando de la Zona Insular (COZI), liderado por el contralmirante Juan Carlos Malugani, asumió el control de las operaciones en la zona sur de Tierra del Fuego y el Canal de Beagle. Para este sector, se creó la Fuerza de Tareas 42 (FT 42), que integraba medios anfibios, lanchas rápidas, buzos tácticos y un grupo de tareas aeronaval con helicópteros.


T-28P Fennec del COAN volando sobre isla Nueva

Operación anfibia y helitransportada

El Batallón de Infantería de Marina N.º 4 (BIM 4) fue designado como la principal fuerza de combate anfibia. Su misión era proyectarse hacia las islas del Canal de Beagle. El BIM 4 fue reforzado con una compañía del Ejército Argentino, la Compañía Leopardo, compuesta por personal del Comando de Institutos Militares. Esta unidad mixta, con unos 600 hombres, formó un equipo conjunto entre Ejército y Marina, equipado con ametralladoras, cañones sin retroceso y lanzacohetes.

El asalto a las islas en litigio sería realizado mediante una operación anfibia helitransportada, en la que se planeaba utilizar helicópteros medianos y grandes de las tres fuerzas armadas argentinas, incluyendo Sikorsky H-61 y Sea King de la Armada, Puma del Ejército y helicópteros de la Fuerza Aérea.

El despliegue aéreo se realizaría en múltiples olas, con la primera ola saliendo desde un vivac en las orillas del Lago Fagnano. La aviación naval se encargaría de realizar un reconocimiento aéreo y guiar a las unidades de helicópteros hasta las islas objetivo, donde se realizarían los desembarcos.



Objetivos de la operación

Inicialmente, las islas Picton, Lennox y Nueva eran los principales objetivos de la operación. Sin embargo, debido a cambios en el plan de operaciones y consideraciones tácticas, las islas menores como Evout, Hornos, Barnevelt y Deceit fueron seleccionadas para el desembarco, por su valor estratégico en la proyección de líneas marítimas futuras.


Isla Nueva


Otras dos pequeñas playas encerradas podrían ser Playa del Jote (300 metros de extensión) y otra muy pequeña sin nombre a 3,7km al NE (menos de 200 metros), seguramente ya fortificadas por fuerzas chilenas.

El Grupo de Tareas Anfibio (GT 42.2), compuesto por el BIM 4 y los refuerzos del Ejército, sería el encargado de tomar estas islas. El Grupo de Tareas Aeronaval (GT 42.3) proporcionaría apoyo logístico y táctico con sus helicópteros, mientras que la Flota de Mar y las unidades navales más grandes, como el ARA General Belgrano y el portaaviones ARA. 25 de Mayo, brindarían cobertura y apoyo a las operaciones anfibias.

En este punto hago una salvedad que el objetivo de la Armada de Chile (ACh) era, precisamente, evitar que se produjera el desembarco. Para ello implicaría a su "escuadra" en atacar a la FLOMAR. Es probable que los activos del Grupo Aéreo Embarcado (GAE) se encontraran en las primeras horas del 23 de Diciembre abocados a realizar tareas antibuque contra los combatientes de superficie chilenos.


Desembarco en Caleta Carlos, Isla Nueva.
 

Como puede apreciarse, los planes de Argentina descartaron a nivel estratégico operacional la conquista de las islas Nueva, Picton y Lennox y planificaron la toma de las islas más al Sur hasta el Cabo de Hornos.



Caleta Carlos en la isla Nueva, con una playa relativamente larga, apta para desembarco.




El objetivo original de la Compañía Leopardo era isla Nueva, posteriormente fue delegada completamente a tropas de la IMARA. Los objetivos cambiaron para el BIM 4 y su compañía Leopardo: Ahora asaltarían por vía aérea las islas del sur cercanas al Cabo de Hornos. Específicamente, el grupo del EA estaba destinado a tomar y asentarse (es decir, ocupar y fortalecer la posición) en la isla Deceit.


Isla Deceit


Desenlace

La operación nunca se llevó a cabo debido a la mediación papal que evitó el conflicto armado en el último momento, en diciembre de 1978. La intervención del Papa Juan Pablo II permitió que ambas naciones suspendieran sus acciones militares y buscaran una solución pacífica.

Impacto en operaciones posteriores

A pesar de que la Operación Soberanía no se ejecutó, los preparativos realizados durante el conflicto del Beagle tuvieron un impacto significativo en el desarrollo de las fuerzas armadas argentinas. La experiencia adquirida en la planificación conjunta, movilización de tropas y despliegue logístico fue fundamental para las operaciones militares que Argentina realizaría más tarde en la Guerra de las Malvinas en 1982.

 

Infantería de marina chilena iza su bandera en 1977 en la isla Nueva

 
De acuerdo a Sanchez Urra (2020), un resumen de los principales destacamentos de la Infantería de Marina chilena en las islas del Canal de Beagle durante el período crítico de la crisis del Beagle era el siguiente:

  1. Isla Picton – La Infantería de Marina trasandina estableció un puesto para diciembre de 1978. Formaban parte de las posiciones defensivas destinadas a observar el avance argentino.

  2. Isla Nueva – Esta isla también fue ocupada por la Infantería de Marina chilena en 1978 como parte de la defensa contra posibles incursiones argentinas durante la crisis del Beagle​. Aquí se hallaba el dispositivo con más tropas de todas las islas. Sería el objetivo de la operación anfibia a cargo del BIM 4.

  3. Isla Lennox – Otra isla clave donde Chile posicionó a la Infantería de Marina durante el mismo período, contribuyendo a la red general de puestos defensivos.

  4. Isla Deceit – Se estableció un puesto aquí con posiciones defensivas como parte de la estrategia de defensa general del Canal de Beagle. Este destacamento se enfrentaría a la Compañía Leopardo que se asentaría en las cumbres de la misma.

  5. Bahía Nassau e Isla Hornos – Destacamentos de infantes de marina chilenos fueron desplegados en esta zona como parte de la red de defensa más amplia durante la crisis. Estas tropas​ enfrentarían a secciones de tropas helitransportadas del BIM 4.

Este despliegue de la Infantería de Marina chilena fue un elemento clave de la estrategia defensiva de Chile durante la crisis del Canal de Beagle, con el objetivo de evitar cualquier ocupación argentina en las islas en disputa.



El contexto de la operación combinada anfibia/helitransportada

Siempre es difícil anticipar un futuro que nunca se realizó. El ejercicio contrafáctico tiene sus bemoles pero algunos rasguños al espacio-tiempo se pueden explorar. En principio, uno puede ver ejemplos en conflictos más cercanos como Malvinas de la interacción de infantería y helicópteros en un ámbito austral que serán mencionados al final.

El caso más complejo habría sido el desembarco en Isla Nueva, donde las fuerzas chilenas se encontraban atrincheradas con sistemas defensivos previamente establecidos, incluyendo pozos de zorro, trincheras y nidos de ametralladoras estratégicamente ubicados. La operación anfibia planificada por Argentina contemplaba un bombardeo previo para debilitar las defensas enemigas, utilizando medios aéreos como los T-28 Fennec, MB-326 y Turbo Mentor del COAN, además de la posible participación de los A-4Q del portaaviones 25 de Mayo. Este ataque podría ser complementado por el fuego de precisión de helicópteros artillados SA.316 Alouette III equipados con misiles SS-11 y SS-12, y el apoyo naval proporcionado por las torpederas de Ushuaia y el crucero ARA General Belgrano.

En este contexto, es previsible anticipar un intenso fuego cruzado que habría generado una elevada tasa de bajas tanto para los infantes de marina argentinos como para las fuerzas chilenas. Sin embargo, incluso si el desembarco anfibio en Isla Nueva hubiera sido rechazado, Argentina contaba con la posibilidad de ejecutar un desembarco helitransportado en la retaguardia enemiga, nuevamente apoyado por fuego naval y aéreo. Es relevante destacar que la Infantería de Marina argentina se encontraba altamente entrenada, como quedó demostrado posteriormente en el conflicto de Malvinas. Por otra parte, aunque se podría suponer un nivel similar de preparación por parte de las fuerzas chilenas, no existe evidencia documentada de acciones de combate realizadas por Chile desde los años de la implementación del telégrafo.

Un escenario diferente puede haberse esperado de las islas del Cabo de Hornos, que poseían dotaciones más pequeñas de tropas chilenas las que serían sorprendidas, junto con gran parte de su mando general, al recibir una invasión vertical sobre la que no tenían respuesta alguna: las fuerzas trasandinas en la zona no contaban con un componente de alas rotativas equivalente. Estas islas es más probable que hubiesen sido conquistadas y asentadas con combates y escaramuzas de menor dimensión que las anticipadas para isla Nueva. En este contexto, la moral elevada y la profesionalidad de las tropas argentinas, fundidas en un profundo patriotismo, habrían contrastado con una resistencia chilena donde, paradójicamente, el patriotismo y el conocimiento del terreno parecía ser la principal —y única— carta a jugar... como los japoneses en Iwo Jima.

¿Qué tenía Chile para oponerse a esta operación de desembarco combinado? La Escuadra chilena, liderada por el muy limitado Contraalmirante López Silva, adoptó una estrategia que algunos especialistas consideran cuestionable. El plan consistía en desbaratar el desembarco en un ataque frontal a una flota con portaaviones: se atacaría de forma secuencial y en mar abierto a los Grupos de Tareas (GT) de la FLOMAR, bajo el supuesto de que estos no responderían eficazmente, confiando además en condiciones climáticas adversas que dificultaran las operaciones aéreas argentinas (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). En este proceso estaban incluso dispuestos a exponer diversas unidades para su sacrificio luego de simular esta maniobra en un sótano de Valparaíso (Arancibia Clavel y Bulnes Serrano, 2017). Sin embargo, esta estrategia subestimaba la capacidad de la ARA, que había diseñado un plan centrado en un ataque helitransportado a las islas del Cabo de Hornos, conjuntamente con un desembarco anfibio directo, luego de deshabilitar a la flota trasandina. Este enfoque, además, contemplaba el uso estratégico del portaaviones ARA 25 de Mayo (POMA) y su ala aérea para ataques persistentes que debilitaran las defensas chilenas antes de un eventual enfrentamiento de superficie.

La ARA dividió la FLOMAR en tres grupos operativos debido a las limitaciones del portaaviones, que debía mantenerse a una distancia segura del combate directo mientras sus A-4 ejecutaban misiones de ataque naval o interceptación de aviones "Maritime Patrol Aircraft" (eran simples transportes C-212 con radar Thomson operando desde Puerto Williams) chilenos. La vulnerabilidad operativa del portaaviones, junto con alguna limitación a su velocidad máxima, requería un despliegue cuidadoso. El grupo del POMA se apoyaba principalmente en el destructor Tipo 42 ARA Hércules (único en el TOA con verdadera capacidad antiaérea) junto a las corbetas A69, mientras los otros dos grupos cumplían roles complementarios. Uno de ellos simulaba una fuerza con capacidad anfibia para atraer a la Escuadra hacia un enfrentamiento directo, el anzuelo que ingenuamente picó López Silva, y alejarla del portaaviones, mientras que el grupo de destructores debía interceptar cualquier intento de acercamiento al POMA y, de ser posible, atacar desde el flanco.


La estrategia argentina resultaba lógica, especialmente porque las fuerzas chilenas habían concentrado tropas y equipamiento en las islas en disputa: Picton, Lennox y Nueva. Esto inmovilizó a dichas fuerzas, dejándolas expuestas a ser aisladas y desgastadas mediante bombardeos aéreos antes de un eventual ataque directo (desembarco). Este enfoque buscaba optimizar el uso de los recursos argentinos y minimizar las pérdidas propias, asegurando la efectividad de las operaciones aeronavales mientras se neutralizaban las defensas chilenas de manera progresiva.

Considerando las eventos, es altamente probable que la ACh hubiese sido derrotada o puesta en fuga luego del primer encuentro con la FLOMAR y su Grupo Aéreo Embarcado (GAE) a la vez sería acosada por los cuatro submarinos del Comando de la Fuerza de Submarinos (CFS) en todas los canales de escape. Aquí los textos señalan que para el desembarco anfibio en la isla Nueva se contaría con el apoyo aéreo del GAE (compuesto por ocho A-4Q Skyhawks) de la FLOMAR. Ello sería posible luego de haberlos empeñado en la deshabilitación de la "Escuadra" como fuerza naval con capacidad de daño. Una vez desafectada la formación chilena, las operaciones sobre las islas alcanzarían otra dimensión.

Entonces en las islas del canal de Beagle, se encontraban apostados destacamentos del Cuerpo de Infantería de Marina (CIM) chileno desde, al menos, un año antes del posible conflicto. Estos destacamentos contaban con trincheras, depósitos de municiones y emplazamientos defensivos ya establecidos. El comandante de estas fuerzas, Wunderlich, expresó en varias ocasiones que confiaba en causar un alto número de bajas ("un carnicería"), posiblemente miles ("había encargado miles de bolsas de cadáveres... no para nosotros, sino para los argentinos"), a las tropas argentinas. No obstante, sus declaraciones, a menudo ufanas y cargadas de retórica al estilo de Pinochet, escondían cierto tono de bravata, aunque generalmente eran respaldadas con medidas defensivas concretas pero por sobretodo por repetidas y agotadoras promesas de valentía.

En particular, Isla Nueva representaba una posición crítica, dado que albergaba una mayor concentración de infantes en comparación con otros sectores del canal de Beagle. Esto habría derivado en combates cuerpo a cuerpo y un fuego cruzado constante debido a la misma densidad de tropas enfrentadas. Sin lugar a dudas, ambos bandos habrían enfrentado una realidad de guerra extremadamente ardua, con elevados costos humanos y materiales para ambos lados.



Por su parte, ya hemos analizado los escenarios aéreos de este conflicto, y para el día 24, la Fuerza Aérea de Chile hubiese dejado de existir como fuerza operativa (si es que realmente lo fue en algún momento en el TOA; ver también Zamora y Carrera, 2008). Casi todos los análisis chilenos convenientemente evitan tomar en cuenta el estado de la FACh o el estado del GAE en este conflicto, ambas variables claves de todo el teatro. El impacto de la FACh ya era limitado, y la supremacía aérea argentina habría sido inevitable por preparación, cantidad y calidad de las aeronaves y, por sobre todo, de los pilotos. Este evento es fundamental para la toda estrategia argentina y para la probabilidad de éxito de cada una de las acciones militares emprendidas en el TOA (asalto combinado a las islas del canal, captura de la isla Grande de Tierra del Fuego, asalto blindado a Punta Arenas).

Y aquí conviene recordar como una limitación a la operación helitransportada ciertos eventos que ocurrirían en el futuro: Cuando los británicos desembarcaron en San Carlos enviaron a sus helicópteros Gazelle y Scout a sobrevolar la zona del desembarco y estas aeronaves fueron recibidas con fuego nutrido del Equipo de Combate Güemes. El resultado fue el derribo de dos unidades. Asimismo, en Wireless Rigde, tropas de la IMARA en repliegue dieron cuenta de al menos un Sea King con el fuego de una MAG. Ergo, los helidesembarcos en zonas con mucha infantería enemiga corrían obvios el riesgo de sufrir bajas. Quedará como una duda eterna cómo iba a reaccionar la tropa chilena ante esto.

Asimismo, la existencia de posiciones fortificadas en las islas (sobretodo las tres en disputa) merecía un mapeado lo más preciso posible de estas posiciones. Esta tarea estuvo a cargo, como se mencionó, de Douglas DC-3 del COAN los cuales fotografiaron las islas a baja altura para actualizar la cartografía ya existente.



Un adversario que iba a ser molesto serían sin dudas las torpederas chilenas en el canal que buscarían impedir el desembarco argentino. En ese sentido, existía una contraparte de torpederas propias en el Grupo de Lanchas Torpederas (GRULA) que por la organización estarían destinadas, entre otras tareas, a apoyar con fuego de cañones de 76 mm el desembarco del BIM 4. Aún así, se engrandecían las enormes ansias de los pilotos aeronavales argentinos a bordo de sus Fennec, Aermacchis y Turbo Mentor que no perderían la oportunidad de pintar siluetas de barcos en sus fuselajes. Nuevamente para recalcar, la superioridad aérea era segura pero hasta que no se anulase la amenaza naval de la ACh cualquier operación de desembarco anfibio implicaba demasiados riesgos.

He dado toda esta vuelta simplemente para remarcar que la infantería de marina trasandina, de prolongarse el conflicto por solo unos días más, quedaría completamente aislada del resto de sus fuerzas, sin reaprovisionamiento ni de tropas, ni municiones ni evacuación médica. Con islas deshabitadas, tampoco contaría con el apoyo de ninguna población local. Nuevamente, la superioridad aérea argentina, condicionaría cualquier accionar trasandino tanto naval como terrestre. Sobre el accionar a nivel de sección o compañía, obviamente, es imposible predecir conductas individuales contingentes. Sin embargo, las continuas operaciones aéreas y navales sobre las mismas menguarían sus capacidades de combate. Más allá de estas afirmaciones, creo que es arriesgado, como mencioné, intentar anticipar más que ocurriría con las tropas y sus acciones. Asimismo, tal como sugiere Helmuth von Moltke, el contacto con el enemigo desbarata (la mayor parte de) los planes. En todo caso esto funciona en ambos sentidos: ninguna de las defensas soñadas como inexpugnables del lado chileno lo eran.

 

Retiro del TOA

Con la aceptación de la mediación y el inicio de las negociaciones diplomáticas, el repliegue de las fuerzas comenzó en febrero de 1979. El batallón, junto con sus compañías, regresó gradualmente a sus destinos habituales. El BIPNA Albatros fue desmovilizado, y su personal retornó a sus funciones regulares dentro de la Prefectura Naval Argentina. El BIM 4 siguió ese camino también. Las últimas fuerzas en retirarse fueron las de la Compañía Leopardo del Ejército Argentino, que permanecieron desplegadas hasta finales de febrero de ese año.

Este repliegue marcó el cierre de una operación en la que la Compañía Leopardo con integrantes de la élite del EA demostró una integración ejemplar al sumarse al BIM 4, consolidando una coordinación entre las fuerzas de Infantería de Marina y del Ejército que, hasta entonces, había sido inexplorada. Fue una prueba contundente de que ambas fuerzas podían operar conjuntamente con resultados sobresalientes, una lección de trabajo en equipo que reafirma la necesidad de una mayor integración entre las instituciones encargadas de la defensa nacional.

Este tipo de cooperación no sería un caso aislado. Poco más de tres años después, estas mismas sinergias serían replicadas en algunos de los episodios más heroicos de la historia argentina. En Monte Longdon y Tumbledown, la coordinación entre la IMARA y el EA resultó crucial, mostrando el poder de la unidad táctica conjunta en el campo de batalla. Pero quizás el ejemplo más glorioso fue la operación aeronaval coordinada entre la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y el COAN, cuyo ataque contra el HMS Invincible pasaría a la historia como una de las gestas más audaces y épicas de la guerra moderna.

La filosofía de defensa adoptada por países como Israel o Suiza enfatiza la integración total entre las distintas ramas de sus fuerzas armadas, fomentando un enfoque de trabajo conjunto que elimina barreras y distinciones rígidas entre ellas. Este modelo promueve una cooperación fluida y efectiva, maximizando recursos y capacidades mediante una estructura operativa unificada, donde cada componente contribuye al objetivo común de la defensa nacional. En este enfoque, la interoperabilidad y la cohesión no son solo aspiraciones, sino principios fundamentales para enfrentar desafíos estratégicos de manera eficiente y coordinada.

Este episodio es un recordatorio de que, cuando las fuerzas argentinas trabajan en conjunto, no solo maximizan su eficacia, sino que también reflejan el verdadero espíritu de defensa nacional: un esfuerzo colectivo, donde cada elemento, sin importar su origen, se alinea con el propósito común de proteger a la Nación.


Fennec y Turbo Mentor del COAN sobre Isla Nueva

El legado

Hoy, la Operación Tronador permanece relegada al rincón de los episodios olvidados, ensombrecida por otras gestas más visibles y por relatos politizados que intentaron restarle importancia. Sin embargo, este episodio no solo es un capítulo de nuestra historia militar, sino un símbolo de unión nacional y del heroísmo silencioso de nuestras fuerzas armadas y de seguridad. El Beagle no fue simplemente una crisis; fue un momento de afirmación colectiva, una muestra contundente de que, cuando la Patria llama, los argentinos responden con determinación y profesionalismo. Era la guerra para que siempre se estuvieron preparando las tropas argentinas.

La operación fue mucho más que un despliegue de fuerza; fue una lección de creatividad estratégica y de innovación doctrinaria, que dejó claro que cada centavo invertido en la preparación de nuestras tropas había dado frutos. Fue un ejercicio de ingenio militar, donde la planificación meticulosa y la adaptación a un entorno desafiante mostraron lo mejor de nuestra capacidad operativa. Se iba a atacar por tierra, mar y aire. Se iba a atacar desde el frente y desde la retaguardia. Se planeaban asaltos aerotransportados en Punta Arenas y asaltos helitransportados desde el Beagle hasta Cabo de Hornos. Los medios aéreos, no solo de combate sino de transporte y de infiltración iban a debutar puestos claramente en el mapa de operaciones. Al otro lado de la cordillera, en contraste, el escenario era muy diferente: ni en escala, ni en innovación, ni mucho menos en creatividad estratégica, se pudo apreciar una respuesta que estuviera a la altura de la preparación argentina.

En un mundo donde los desafíos a la soberanía son constantes, recordar el espíritu del Beagle es vital. No se trató solo de una preparación militar, sino de un compromiso colectivo con los valores que nos definen como Nación. A esos hombres que se entrenaron en Ushuaia y a todos los que participaron en la defensa del Beagle: gracias por recordarnos lo que significa amar y servir a la Patria.

Fuentes

  • Mariano Agostini, Prefectura Naval Argentina en el Teatro de Operaciones Austral (TOA) 1978-1979, Patrulleras Argentinas. 2013
  • Arancibia Clavel, Patricia y Bulnes Serrano, Francisco. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas, Santiago, Chile: Catalonia, 2017 (ISBN: 978-956-324-298-0)
  • Documentales de la TVN chilena.
  • Documentales de la TV argentina.
  • Alberto Gianola Otamendi, Preludios de Acción Militar Conjunta - Conflicto de 1978, Defensa y Seguridad 16/02/2022
  • Sánchez Urra, Francisco, Los soldados del mar en acción (1958-1978), Colección Historia Militar y Pensamiento Estratégico, 2020. ISBN 978-956-9839-08-5   
  • Sapienza Fracchia, Antonio Luis (2017), The Beagle Conflict: Argentina and Chile on the Brink of War, Volume 2. 1978-1984. Latin America@War
  • Entrevista con Coronel (RE) VGM Daniel Stella.
  • Addedum del Coronel (RE) Mario Fragni.
  • Zamora, Raúl y Carrera, Javier “La Fuerza Aérea de Chile en la Crisis del Beagle”, Revista Enfoque Estratégico, Santiago, 22 de febrero de 2008. Link original
 

Glosario de siglas de rangos militares

CCAV: Capitán de Corbeta (Aviador)
TNAV: Teniente de Navío (Aviador)
CFIM: Capitán de Fragata (Infantería de Marina)
TNIM: Teniente de Navío (Infantería de Marina)
CCNA: Capitán de Corbeta (Naval)
TNNA: Teniente de Navío (Naval)


Vistas de la isla Deceit de sus mayores alturas

Objetivo de la Compañía Leopardo