Mostrando las entradas con la etiqueta Malvinas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Malvinas. Mostrar todas las entradas

sábado, 12 de abril de 2025

Malvinas: Las visitas a la URSS para analizar material de guerra en 1983

 

La visita a la Unión Soviética en 1983


 Mariano Sciaroni
@MarianoSciaroni




En junio de 1983, cuando la Argentina aún lamía las heridas de la Guerra de Malvinas, una misión singular partió hacia la Unión Soviética. Cuatro oficiales de la Fuerza Aérea Argentina (FAA), encabezados por el brigadier Roberto Camblor, Jefe del Estado Mayor del Comando Aéreo de la Defensa, viajaron al corazón mismo del bloque comunista para explorar la posibilidad de adquirir material aéreo y antiaéreo. El objetivo era claro: reequipar a la FAA tras las duras pérdidas sufridas en el conflicto del Atlántico Sur.



La comisión permaneció seis días en territorio soviético, recorriendo aeródromos y bases en las inmediaciones de Moscú. A su llegada, fueron recibidos por el comodoro “Cholo” Destri, quien había desempeñado un papel destacado durante la guerra y que ya había participado de una comisión similar en 1979, cuando se analizaron misiles portátiles SA-7 Strela. Esta nueva misión, sin embargo, era más ambiciosa: se trataba de evaluar alternativas reales y factibles para reforzar la defensa aérea argentina.



El 8 de junio, los oficiales fueron conducidos a una demostración de sistemas de misiles superficie-aire. Se les presentó el sistema Pechora (SA-3) y el Volga-3 (SA-2), ambos de amplio uso en los países del Pacto de Varsovia. Al día siguiente, en la base aérea de Kubinka —una de las más importantes de la URSS—, la delegación fue testigo de una exhibición estática y en vuelo de una variedad de aeronaves: los cazabombarderos Su-22 M3, los interceptores MiG-23ML y MiG-25PD, y los temidos helicópteros artillados Mi-25. También se mostraron uniformes y equipamiento para climas fríos, anticipando un interés por dotaciones adaptables a condiciones geográficas extremas.



Durante su estadía, los oficiales mantuvieron reuniones de alto nivel con autoridades militares soviéticas, entre ellos un general de dos estrellas. A pesar del hermetismo característico del régimen, la delegación fue tratada con notable cortesía. No se les entregó documentación alguna —como era de esperarse—, pero se les permitió tomar notas, y se les facilitó una lista de precios estimados, siempre dentro del contexto de negociaciones estrictamente gobierno a gobierno.



El análisis técnico de los visitantes fue prudente. Si bien se consideró que parte de la tecnología exhibida era anticuada en relación con los estándares occidentales, también se destacó el valor de ciertas piezas por su relación costo-beneficio. El sistema Pechora (SA-3) fue señalado como una opción viable para la defensa aérea por su alcance y versatilidad. En cuanto al MiG-23ML, su maniobrabilidad, velocidad y costo competitivo lo convertían en un candidato interesante para un eventual reequipamiento.




Transcripción


IV - OPINIÓN ACERCA DEL MATERIAL PRESENTADO

7. La Comisión tuvo algunas dificultades para la total comprensión de los sistemas expuestos, ya que a la diferente concepción tecnológica debieron sumarse las dificultades propias de una comunicación vía intérprete, que no era técnico en la materia.

8. En cuanto a los sistemas de defensa aérea, se aprecia que son aptos para el empleo operativo previsto; no obstante llama la atención la profusión de uso de sistemas valvulares, aunque existen indicios de empleo mixtos con sistemas transistorizados.

9. De los dos sistemas observados, se considera que el "PECHORA" responde en grado suficiente a las demandas generadas por el problema operativo de la Fuerza Aérea Argentina. Un sistema similar en Occidente, estaría constituido por el misil HAWK, también de dos etapas, que lo supera en alcance (40 km), siendo inferior en altura (16000 mts).

10. Si bien ésta Comisión no tuvo la oportunidad de evaluar el misil SAM-7 "STRELA", se aprecia que el mismo constituye un adecuado complemento defensivo del "PECHORA".

11. Del material aéreo observado, se considera el más apto para la Fuerza Aérea Argentina el MIG-23 ML, teniendo en cuenta sus performances y sus condiciones de polivalencia. Asimismo su costo lo coloca en situación ventajosamente competitiva con sus equivalentes del mercado occidental.

12. El MIG-25 PD constituye un sobresaliente caza-interceptor al que le corresponden iguales consideraciones que las efectuadas anteriormente.

13. En cuanto al vestuario, si bien responde a las necesidades de climas extremadamente fríos, se aprecia no es de interés para la Fuerza Aérea Argentina.

14. Considerando que el material observado pertenece a un mercado totalmente desconocido para la Fuerza, se aprecia que los posibles sistemas a adquirir en primera instancia debieran ser aquellos cuya operación no se viera penalizada por una línea de abastecimiento y/o confiabilidad no probada. En tal sentido se considera que la incorporación de un sistema misilístico de defensa, se vería menos comprometido en la operación que un sistema aéreo.


Se trató muy bien a la comisión, aún cuando no se le proveyeron documentos (tuvieron que anotar todo). Se les dijo que cualquier trato era gobierno a gobierno y se les alcanzó la lista de precios. Algo más baratos que los equivalentes occidentales por cierto. Se aseguró soporte.




El rublo no tenía una cotización como cualquier otro tipo de cambio en el mundo, pero para 1983 había una coincidencia general que el rublo cotizaba oficialmente (junio 1983): 1 USD ≈ 1.35 rublos y en el mercado negro: 1 USD ≈ 4–10 rublos (estimado). En cifras —ajustadas a valores estimados en dólares de 1983 usando el tipo de cambio oficial de 1 USD ≈ 1.35 rublos—, el sistema Volga 3 costaba alrededor de 34,8 millones de dólares por tres unidades de fuego más una unidad técnica, sin radar ni misiles. Cada misil tenía un valor de unos 215.000 dólares y el radar P-18 se estimaba en 370.000. Por su parte, el sistema Pechora M-1A, también con tres unidades y sin complementos, se ofrecía por unos 7,8 millones de dólares, con misiles a 107.000 cada uno y radar P-19 a 259.400. En comparación con sus equivalentes occidentales, los precios eran sin duda más bajos, un atractivo no menor para una Argentina con dificultades económicas y con urgencias estratégicas.

SistemaDescripciónCosto (Dólares 1983)
Volga 3Tres (3) unidades de fuego y una unidad técnica, con equipo auxiliar, sin radar de búsqueda y sin misiles34.815.000

Costo por misil214.815

Radar P-18370.000
Pechora M-1ATres (3) unidades sin radar, sin equipos auxiliares y sin misiles7.777.000

Unidad técnica2.666.667

Costo por misil107.407

Radar P-19259.400


Aun así, como tantas veces en la historia argentina, el esfuerzo terminó en un informe y nada más. Ninguna compra se concretó. Los documentos redactados por la comisión —algunos con información reservada para la época— pasaron al archivo. Los oficiales regresaron, la Guerra Fría siguió su curso, y la Fuerza Aérea continuó navegando entre restricciones presupuestarias, embargos y soluciones improvisadas.



La comisión anterior a la URSS había sido en 1979, donde se vieron misiles SA-7 (Strela-2). Desde Malvinas se pedían misiles como el SA-2 / SA-6 (Destri era parte también de esa comisión). El viaje a Moscú de 1983 no fue el primero, ni sería el último intento argentino por mirar hacia el Este en busca de equipamiento militar. Pero tuvo lugar en un momento especialmente sensible: a un año de Malvinas, con la dictadura tambaleando y el regreso de la democracia en el horizonte. Fue, quizás, una muestra silenciosa de la capacidad de reacción y planificación estratégica que aún latía dentro de las Fuerzas Armadas, incluso en tiempos de incertidumbre política y económica.


 

 Transcripción

COMANDO DE OPERACIONES AÉREAS
Departamento Comunicaciones y Electrónicas
Estación Teleimpresora

NRO 123
"0" 181830 MAY 82
FM MLVOBJF
TO CPVOBJF (X)
INFO (XX)
GR SC
BT.-

(X) CFAS - CODASUR (XX) COMFAER

POSTERIOR ANALISIS QUINTO DIA BOMBARDEO ZONA PUERTO ARGENTINO CON MANIOBRAS FUERA ALCANCE PROPIAS DEFENSAS SE CONSIDRA UNICO MEDIO POSIBLE DEATENUAR CONTINUACIÓN HOSTIGAMIENTO OBTENCION Y PROVICIÓN EFE DIVISION MISILES MEDIANO ALCANCE TIPO SA-6 O SA-2
BT.-

TTIO AESA 0080
COOPERAER KK


En retrospectiva, este capítulo menor de la historia aeronáutica nacional refleja un rasgo persistente de la Argentina: su búsqueda incansable por afirmarse en el escenario internacional, por dotar de medios modernos a sus instituciones, por no resignarse a la precariedad impuesta por las circunstancias. Aquel junio de 1983, en medio del hermetismo soviético y las memorias aún frescas del conflicto austral, una pequeña comisión llevó consigo algo más que un listado de precios o una evaluación técnica: llevó la voluntad de reconstruir con dignidad una capacidad perdida, de recuperar el aire propio.

miércoles, 9 de abril de 2025

SAM naval: Los sistemas desarrollados por Gran Bretaña (1/2)

Sistemas de misiles antiaéreos navales británicos

Autor: Sergey Linnik || Parte I || Parte II
Revista Militar



Durante la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña puso gran énfasis en mejorar su sistema de defensa técnica. En particular, los cañones antiaéreos de calibre 94 mm y superiores incorporaron dispositivos para ajustar automáticamente los fusibles remotos y sincronizar la guía de las baterías antiaéreas según los datos de los sistemas de control de fuego.

En 1944, comenzaron a utilizarse misiles antiaéreos de gran calibre con fusibles de radio, que incrementaron significativamente la probabilidad de derribar objetivos aéreos. Estos fusibles también se emplearon en proyectiles no guiados de 76 mm, y cohetes con fusibles fotoeléctricos se usaron contra objetivos de gran altitud durante el día.

Tras la guerra, el interés por los sistemas de defensa aérea disminuyó. Incluso con la aparición en la URSS de armas nucleares y bombarderos Tu-4 a finales de los años 40, no se priorizó significativamente el desarrollo de esta tecnología. En ese momento, Gran Bretaña confiaba en cazas interceptores dirigidos por radares terrestres para enfrentar posibles incursiones enemigas. Los bombarderos soviéticos que intentaran alcanzar las Islas Británicas deberían superar primero las defensas aéreas en Europa Occidental, donde se desplegaban sistemas estadounidenses.

Los primeros proyectos prácticos de misiles antiaéreos guiados en Gran Bretaña se orientaron hacia la defensa naval. La marina británica, consciente de la amenaza que representaban los aviones de guerra soviéticos, priorizó la protección de sus buques. Sin embargo, los avances en estos sistemas fueron lentos, y solo tomaron mayor impulso con la introducción de bombarderos a reacción soviéticos como el IL-28, Tu-14, Tu-16 y misiles antibuque.

El desarrollo del primer sistema de defensa aérea marítima británico, el Sea Slug, comenzó en 1949 bajo la dirección de Armstrong Whitworth y se completó en 1961. Este sistema estaba diseñado para ser operado desde destructores de la clase "County". El primer destructor equipado con el Sea Slug, el HMS Devonshire, entró en servicio en 1962, marcando un hito en la capacidad defensiva naval de Gran Bretaña.


HMS Devonshire (D02)


En la popa del buque se encontraba el lanzador del sistema de defensa aérea Sea Slug con dos guías. Tenía un armazón de celosía y estaba diseñado para una larga permanencia de misiles en el PU.



El sótano para la defensa antimisiles, protegido por puertas a prueba de explosiones, estaba ubicado en la parte central del casco del destructor. Los misiles se alimentaban a la PU a través de un túnel especial. La recarga era una tarea larga y problemática.

El misil antiaéreo "Sea Slug" tenía un diseño bastante inusual: un cuerpo cilíndrico con alas cruciformes rectangulares y cola cruciforme rectangular. Alrededor del cuerpo cilíndrico de misiles con un diámetro de 420 mm, en la parte delantera del mismo, se fijaron enormes propulsores de combustible sólido con un diámetro de 281 mm. Las toberas del acelerador estaban ubicadas en un ángulo de 45 grados con respecto al eje longitudinal del misil antiaéreo, de modo que el impacto del chorro no lo dañara.

Este esquema permitió abandonar los estabilizadores aerodinámicos en el tramo de salida del vuelo. Los aceleradores funcionaban prácticamente en el "modo de tracción", la estabilidad adicional se creaba mediante la rotación del cohete alrededor del eje.



El misil antiaéreo Sea Slug, aunque voluminoso y de diseño poco práctico, fue apreciado por la Armada británica debido a su capacidad para destruir objetivos aéreos y, potencialmente, atacar buques y objetivos costeros. La primera versión, Sea Slug Mk.1, tenía un alcance de 27 km, una altura máxima de 16 km y un peso de 2000 kg al momento del lanzamiento.

En 1965 se introdujo el Sea Slug Mk.2, que incorporó un motor de combustible sólido más eficiente y aceleradores mejorados, aumentando su alcance a 32 km, su altura máxima a 19 km y su velocidad en un 30%. El sistema guiaba el misil hacia su objetivo mediante un haz giratorio de radar, que corregía la trayectoria cuando el misil se desviaba del eje. Aunque este sistema ofrecía simplicidad y buena inmunidad al ruido, su precisión disminuía con la distancia, y los reflejos del radar desde el agua reducían la eficacia contra objetivos de baja altitud.

Inicialmente, el Sea Slug portaba una ojiva de fragmentación de alto poder explosivo de 90 kg. En el modelo Mk.2, se desarrolló una ojiva de varilla y se adaptaron para atacar objetivos costeros y de superficie, incorporando espoletas de proximidad, ópticas y de percusión.

El sistema fue limitado a solo ocho destructores tipo "County" y era efectivo únicamente contra objetivos subsónicos a altitudes medias y altas. En servicio hasta mediados de los años 80, algunos destructores fueron vendidos a Chile, donde uno permaneció operativo hasta 2001, antes de ser reequipado con el sistema de defensa aérea israelí "Barak".

El Sea Slug tuvo una participación escasa en combate. Durante el conflicto de las Malvinas, un Sea Slug Mk.2 fue disparado contra un avión argentino, pero falló, ya que el sistema no estaba diseñado para objetivos de baja altitud. También se usaron misiles contra el aeródromo de Port Stanley, destruyendo un radar argentino según reportes británicos.

Simultáneamente, la Armada británica adoptó el sistema Sea Cat, desarrollado por Shorts Brothers, como defensa contra objetivos de baja altitud. Este sistema, más compacto y económico que el Sea Slug, estaba diseñado para reemplazar cañones antiaéreos de pequeño calibre en las cubiertas de los buques. Sin embargo, no logró desbancarlos completamente, aunque su simplicidad y adaptabilidad lo hicieron una opción efectiva para ciertos escenarios.

GWS-22 "Sea Cat" a bordo del buque 


En la creación del sistema antiaéreo de este buque se utilizaron soluciones técnicas que se implementaron en el sistema antiaéreo australiano Malkara. El sistema de defensa aérea Sea Cat se considera el primer sistema antiaéreo de zona cercana del mundo. Sus pruebas se completaron en el destructor británico Decoy en 1962.


HMS Decoy (D106)

El misil "Sea Cat", bastante compacto, con una longitud de tan solo 1480 mm y un diámetro de 190 mm, pesaba 68 kg, lo que permitía cargarlo manualmente en el lanzador. El peso de la ojiva de fragmentación de alto poder explosivo era de unos 15 kg. En las primeras versiones del sistema de defensa antimisiles se utilizó un receptor de infrarrojos como sensor ejecutivo para la espoleta de proximidad.

En este cohete se utilizaron materiales económicos y no deficientes. El cohete monoetapa "Sea Cat" está construido según el esquema con un ala giratoria. El motor a reacción de combustible sólido Zour tiene modos de funcionamiento de arranque y mantenimiento. En la parte activa de la trayectoria, el cohete aceleraba a una velocidad de 0,95-1 M. En las últimas versiones, el alcance de disparo alcanzaba los 6,5 km. El tiempo de recarga era complejo: 3 minutos.


El sistema de guiado del misil antiaéreo Sea Cat utilizaba control por radio, operado manualmente por un técnico. Después de identificar visualmente el objetivo mediante una mira binocular, el operador dirigía el misil usando un joystick, enviando comandos de control por radio. Para facilitar el seguimiento visual, el misil estaba equipado con un trazador instalado en su cola.

En versiones posteriores del sistema Sea Cat, se incorporó un dispositivo de televisión con una distancia focal variable que permitía el seguimiento automático del trazador durante toda la trayectoria del misil. Esto mejoró notablemente la precisión y la probabilidad de impacto, aunque incrementó los costos y la complejidad del sistema.

El lanzador del Sea Cat en la mayoría de sus versiones tenía cuatro guías para misiles. La recarga se realizaba posicionando el lanzador verticalmente, una orientación que también se mantenía durante el transporte del sistema.

Las primeras variantes del sistema Sea Cat pesaban 5.000 kg. Para embarcaciones más pequeñas, se desarrolló una versión más ligera con un lanzador de tres guías y un peso máximo de 1.500 kg.

El sistema tuvo diversas variantes, incluyendo GWS-20, GWS-21, GWS-22 y GWS-24, que se diferenciaban en dimensiones, electrónica y rendimiento. La transición de tecnología de electrovacío a semiconductores mejoró significativamente el tiempo de activación, la fiabilidad y el mantenimiento del sistema.

El debut del Sea Cat ocurrió en 1982, durante la Guerra de las Malvinas. En muchos buques británicos construidos entre los años 50 y 60, el Sea Cat era la única defensa antiaérea relativamente eficaz, pese a su corto alcance, baja velocidad y limitada precisión. Sin embargo, su abundancia y bajo costo contribuyeron a proteger las naves. En algunos casos, los aviones argentinos abortaron sus ataques tras detectar el lanzamiento de un misil, gracias al llamado "efecto de miedo".

A pesar de su utilidad contra aviones, el Sea Cat demostró ser ineficaz frente a misiles antibuque como el Exocet.

Durante la Guerra de las Malvinas, se lanzaron más de 80 misiles Sea Cat contra la aviación de combate argentina. Según estimaciones británicas, solo un avión A-4C Skyhawk fue derribado por estos misiles, el 25 de mayo, con un disparo desde la fragata Yarmouth.

El sistema tuvo variantes, como el Tigercat para uso terrestre y el Hellcat diseñado para helicópteros, pero ninguna alcanzó una amplia adopción.

Además del Reino Unido, el Sea Cat fue empleado por las Armadas de 15 países, incluyendo Argentina, Australia, Brasil, India y Venezuela. Actualmente, el sistema está prácticamente fuera de servicio a nivel global.


Continuará...

Basado en:
http://zonwar.ru/index.html
http://ship.bsu.by
http://www.armedforces.co.uk