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sábado, 30 de agosto de 2025

Incidente de Golfo Nuevo en 1960: Cuando la ARA poseía una fuerza ASW efectiva


El incidente en Golfo Nuevo en 1960


Adaptado de  Sean Eternos los Laureles

El 30 de enero de 1960, unidades de la Armada Argentina detectaron un contacto submarino en el Golfo Nuevo, dando inicio a una cacería que se prolongaría por casi un mes para expulsar a los intrusos. En la operación se emplearon medios aéreos y navales que hoy ya no existen en una Armada transformada en una fuerza de guardia costera.




(Del libro "Testimonios de Tiempos Difíciles", e imágenes de Benjamin Cosentino y archivo Histarmar, publicado por el prestigioso sitio Fundación Histarmar y que se puede conseguir en el Instituto de Publicaciones Navales)

 


A principios de 1960, un incidente naval de gran magnitud tuvo lugar en el Golfo Nuevo, en la Península de Valdés, provincia de Chubut, Argentina. A diferencia de otros episodios previos relacionados con avistamientos y contactos de diversa índole, este caso involucró la detección de un submarino desconocido, desencadenando una operación de gran escala.


Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, en 1945, se habían registrado varios episodios vinculados a submarinos en aguas argentinas. En abril de ese año, la flota submarina alemana remanente recibió la orden de autohundimiento, conocida como "Regenbogen" (arco iris), aunque días después se revocó para ordenar la rendición ante las fuerzas aliadas. Sin embargo, los submarinos alemanes U-530 y U-977 optaron por entregarse a las autoridades argentinas, arribando a Mar del Plata el 10 de julio y el 17 de agosto de 1945, respectivamente.

Durante los años siguientes, en plena Guerra Fría, se denunciaron varios avistamientos y detecciones de posibles submarinos en aguas argentinas, destacándose los casos en el Golfo Nuevo (1958), San Jorge (1959) y nuevamente el Golfo Nuevo (1960). De estos, los dos incidentes más relevantes ocurrieron en el Golfo Nuevo, en la Península de Valdés.

El primer episodio significativo, registrado el 21 de mayo de 1958, fue analizado por el Contraalmirante Pablo Arguindeguy en su obra Apuntes sobre los buques de la Armada Argentina (Tomo VI, Buenos Aires, 1972) y posteriormente publicado en el prestigioso sitio Histarmar. A esta operación se la ha denominado "Golfo Nuevo I", para diferenciarla de la que se desarrollaría en 1960, cuya descripción se abordará con mayor detalle en este capítulo.


  
La fragata antisubmarina P-31 ARA "Hércules" originalmente era la PF-1USS "Asheville" de la US Navy botada durante la Segunda Guerra Mundial, y sirvió con la Armada Argentina de 1946 a 1961, para pasar a operar como guardacostas en la Prefectura Naval Argentina bautizada GC-11 PNA "Juan B. Azopardo" entre 1961 a 1973.

 

Operación Golfo Nuevo II: Un relato testimonial

La segunda operación, conocida como "Operativo Comodoro Rivadavia", tuvo lugar entre el 20 y el 29 de octubre de 1959 e inauguró el uso de los aviones P2V Neptune en tareas antisubmarinas.

En el caso que aquí desarrollaré, la "Operación Golfo Nuevo II" (enero de 1960), las detecciones y contactos realizados por unidades de la Armada Argentina dieron lugar a un operativo prolongado que involucró numerosas unidades de la Flota de Mar, la Aviación Naval, la Infantería de Marina y la Escuadrilla de Instrucción de la Escuela Naval.

Mi participación en estos eventos se debió a mi rol como asesor antisubmarino del Oficial en Comando Táctico (OCT), en ese entonces Capitán de Navío Mario Lanzarini, quien se desempeñaba como Comandante de la Fuerza de Destructores de la Flota de Mar. Lanzarini operaba embarcado en la fragata ARA "Hércules", donde enarbolaba su insignia.

Finalizada la operación, fui destinado a la Escuela de Guerra Naval para redactar el informe final bajo las órdenes del Almirante Lanzarini, quien había sido nombrado su director. Dicho informe fue posteriormente elevado al Estado Mayor General Naval. Basándome en mis apuntes, en los testimonios de muchos protagonistas aún vivos y en diversas consultas realizadas, he podido reconstruir los hechos de la manera más fiel posible.

Al leer este informe, puede llamar la atención la magnitud de las fuerzas desplegadas y la cantidad de ataques realizados, tanto desde la superficie como desde el aire, con pocos o nulos resultados visibles. Para un observador sin experiencia en la materia, esto podría generar una percepción errónea sobre la efectividad de los esfuerzos o la calidad de las fuerzas intervinientes.

En aquellos años, tras haber realizado un curso de Oficial de Guerra Antisubmarina en Gran Bretaña, era consciente de que el nivel tecnológico de la época estaba mucho más avanzado que el disponible en nuestro país. En lo que respecta a los avances de la posguerra, tanto en submarinos como en los medios para su detección y destrucción, nuestra Armada tenía un retraso estimado de al menos 20 años en medios de superficie y 10 en medios aéreos. No obstante, persisten muchas incógnitas que merecen ser aclaradas.

Cincuenta años después, este informe busca dimensionar correctamente los eventos y explicar las razones detrás de los aparentes resultados limitados. Apelo a la responsabilidad y sentido común del lector, recordando que para juzgar hechos del pasado de manera justa, es fundamental situarse en su contexto histórico y comprender su entorno y circunstancias.

El peso inicial de las operaciones recayó en una escuadrilla de adiestramiento para cadetes de la Escuela Naval, integrada por:

  • ARA "Cervantes" (D-1): un antiguo destructor de origen español, botado en Cádiz en 1925, carente de los sistemas de detección modernos.
  • ARA "Murature" (P-20) y ARA "King" (P-21): dos patrulleros construidos en Río Santiago en 1943 y 1945, de baja velocidad y con medios mínimos para la guerra antisubmarina.
  • ARA "Ingeniero Iribas" (Q-21): un buque taller que permaneció en Puerto Madryn durante toda la operación.

Las tripulaciones estaban compuestas mayoritariamente por cadetes, salvo en los puestos clave, que requerían la presencia de personal especializado de la Armada. Además, muchos de estos cadetes eran jóvenes inexpertos, realizando su primer embarco.

Este es el contexto en el que se desarrollaron los eventos que seguirán en este relato.



Destructor (origininalmente clasificado como torpedear en la Armada Argentina) Clase "Churruca" de origen español D-1 ARA "Cervantes". Botado en 1925, fue asignado en 1928 y operó hasta 1961.

Desarrollo de la Operación Golfo Nuevo II

A medida que las operaciones se prolongaban, todas las unidades disponibles de la Armada Argentina fueron incorporadas al operativo. Los detalles completos sobre las dotaciones de los tres buques iniciales, así como la lista de las unidades navales y aeronavales intervinientes, sus características y sus respectivos comandos, se encuentran en el apartado 3.1.

La acción antisubmarina en Golfo Nuevo II se llevó a cabo entre el 30 de enero y el 26 de febrero de 1960, desarrollándose en cuatro fases bien diferenciadas:

Primera fase: Contacto inicial

El 30 de enero de 1960 a las 09:10, los patrulleros de la Escuadrilla de Instrucción detectaron un submarino desconocido en aguas interiores del Golfo Nuevo, cerca de su boca. Pese a los intentos de comunicación y los reiterados pedidos de identificación, no hubo respuesta alguna.

Autorizada la persecución, el submarino fue atacado por los patrulleros ARA "Murature" y ARA "King". Durante la maniobra, la nave enemiga aparentó facilitar el contacto, pero exhibió una notable superioridad en maniobra y velocidad, arrastrando a sus perseguidores mar adentro. La persecución llevó a los patrulleros más allá de las 12 millas de la costa.

(Nota del Autor: En 1960, Argentina establecía el límite de sus aguas territoriales en 3 millas náuticas. Según las normativas internacionales, el "paso inocente" de submarinos exige navegación en superficie, y el ingreso a aguas interiores está prohibido salvo en circunstancias excepcionales.)

Al salir el submarino del mar territorial argentino, las autoridades navales ordenaron suspender la persecución y regresar al Golfo Nuevo.

Esa misma noche, mientras la escuadrilla navegaba de regreso a Puerto Madryn, se obtuvo un nuevo contacto dentro del golfo, lo que generó sospechas de la presencia de otro submarino. En respuesta, se realizaron varios ataques, con apoyo de un avión P-2V Neptune, que fue enviado en respaldo de los patrulleros. Durante estos enfrentamientos, la embarcación detectada pareció perder capacidad de maniobra, lo que indicaría que sufrió daños ya sea en persecuciones anteriores o en los ataques recientes.

En ningún momento el submarino utilizó sus armas ni intentó identificarse.

Tras perder el contacto, la escuadrilla retomó el patrullaje en la boca del golfo durante la noche, con el apoyo de un avión PBM-Martin Mariner. En este punto se registraron nuevos contactos y ataques, marcando el inicio de la siguiente fase.

Segunda fase: Maniobras evasivas

En esta etapa, el operativo se intensificó con la incorporación de mayor cantidad de unidades de superficie y aéreas. Se registraron numerosos contactos de corta duración, lo que llevó a los comandantes de los patrulleros a suponer la presencia de dos submarinos.

Uno de ellos parecía averiado, intentando por todos los medios romper el contacto y evadir a las fuerzas argentinas. El otro realizaba maniobras de distracción, aparentemente con el propósito de aliviar la presión sobre el primero.

Los comandantes interpretaron esta fase como una operación evasiva, posiblemente con el objetivo de recuperar al submarino dañado o permitirle permanecer en aguas protegidas hasta encontrar el momento propicio para su escape.

En varias oportunidades, el submarino emergió parcialmente a la superficie, permitiendo su clasificación como un contacto positivo.

Tercera fase: Intento de escape

Durante esta fase, las acciones se trasladaron fuera de la zona utilizada en la Segunda Fase. La actividad registrada sugiere un intento de escape del incursor, lo que llevó a un reajuste en las estrategias de persecución.

Cuarta fase: Ausencia de contacto

Hacia el final del operativo, los contactos fueron cada vez más esporádicos, hasta volverse indeterminados o nulos. Se realizaron extensos rastrillajes en la zona para confirmar la ausencia de submarinos en el Golfo Nuevo.

El Teatro de Operaciones: Golfo Nuevo

El Golfo Nuevo es un cuerpo de agua protegido, con fuertes mareas patagónicas que afectan las aguas superficiales, pero impactan poco en las profundidades.

Su forma es elíptica, con una extensión este-oeste de 37 millas náuticas, entre Puerto Madryn y su boca, que lo conecta con el Océano Atlántico a través de un estrecho de apenas 8,5 millas náuticas.

El ancho máximo del golfo es de 26 millas náuticas, presentando una geografía similar a una gran batea plana. En su centro, alcanza una profundidad máxima de 159 metros, mientras que en su boca el fondo marino tiene aproximadamente 50 metros de profundidad, coincidiendo con las profundidades de la zona costera mar afuera.

Debido a las fuertes mareas de 4 a 5 metros, las aguas del golfo suelen ser turbulentas y difíciles de navegar, especialmente en superficie.




Patrullero P-20 ARA "Murature", cabeza de serie de la Clase homónima.

Los fondos marinos son en general favorables para el asentamiento de submarinos (limo, arcilla y pedregullo). En el centro del golfo, la zona de más de 100 mts. de profundidad ocupa alrededor del 75% de la superficie navegable. Posee tres grandes cañadones (o valles) submarinos en el extremo oeste de la zona y un cuarto sobre la boca, que permiten -no sin riesgo- el ocultamiento de unidades submarinas y su salida al exterior. Este dato permitiría interpretar el porqué de las zonas preferidas por el submarino para ocultarse y la concentración de contactos, ataques y avistajes en superficie cercanos a la costa oeste. Los he bautizado como cañadones ALFA, BRAVO, CHARLIE Y DELTA.


Patrullero P-21 ARA "King" Clase "Murature" navegando en aguas del Río de La Plata.

Características del fondo marino y zonas de ocultamiento

El lecho marino del Golfo Nuevo presenta condiciones favorables para el asentamiento de submarinos, con una composición de limo, arcilla y pedregullo que facilita la maniobra y el ocultamiento.

En el centro del golfo, las áreas con profundidades superiores a 100 metros abarcan aproximadamente el 75% de la superficie navegable, proporcionando un amplio espacio para operaciones submarinas.

El golfo cuenta con tres grandes cañadones submarinos en su extremo oeste y un cuarto cañadón en la boca del golfo, los cuales ofrecen posibles rutas de escape y zonas de ocultamiento, aunque su uso no está exento de riesgos.

Estos accidentes geográficos explicarían la predilección del submarino por determinadas áreas para ocultarse, así como la concentración de contactos, ataques y avistamientos en superficie en las proximidades de la costa oeste del golfo.

Para una mejor referencia operativa, he designado estos cañadones con los nombres:
ALFA, BRAVO, CHARLIE y DELTA.




Lockheed P-2V-5 Neptune de la Primera Escuadrilla Aeronaval de Exploración del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina, que operó 16 unidades de diferentes subtipos.

Evaluación de contactos y medios de combate

Finalizadas las operaciones, y ante la gran cantidad de contactos registrados en un contexto donde la persecución antisubmarina fue llevada a cabo inicialmente por buques poco aptos y tripulados por personal sin adiestramiento especializado, se decidió establecer en tierra una Oficina de Evaluación de Contactos A/S.

Este equipo estuvo compuesto por oficiales con amplia experiencia en guerra antisubmarina, quienes definieron los criterios para clasificar los contactos detectados durante la operación:

  • POSITIVO: Confirmación visual del submarino mediante la observación de parte de su superestructura, snorkel, periscopios o mástiles.
  • PROBABLE: Datos sónicos o electromagnéticos que indican con alta certeza la presencia de un submarino.
  • POSIBLE: Contacto que, tras descartar fenómenos de transmisión subacuática (ejemplo: cardúmenes, ballenas, accidentes geográficos submarinos), podría corresponder a un submarino.
  • NO-SUB: Contactos descartados debido a la falta de evidencia concluyente.

Medios de detección

El SONAR fue el principal sistema de detección empleado. El equipo utilizado emitía ondas sonoras subacuáticas de 2.000 ciclos de frecuencia, generadas por un transductor orientable protegido por un domo retráctil, diseñado para minimizar la interferencia de los flujos de agua.

El principio de operación se basaba en la medición del tiempo transcurrido entre la emisión de las ondas y la recepción de su eco, lo que permitía calcular la distancia del blanco. La orientación del transductor proporcionaba el azimut del objetivo, es decir, su dirección relativa.

Además, los equipos contaban con capacidad de escucha de ruidos subacuáticos (hidrofonía), aunque su efectividad era muy limitada.

Para la planificación y ejecución de los ataques, la posición del submarino se representaba en una mesa de ataque (plotting), donde se actualizaba en tiempo real la ubicación del blanco.

El modelo de sonar estándar utilizado por los buques intervinientes fue el QCTA/SA, de fabricación estadounidense. Posteriormente, algunos equipos fueron equipados con un indicador electrónico de azimut, cuya fiabilidad era baja y que, en la mayoría de los casos, no estaba instalado en los buques participantes.

Armamento antisubmarino: Cargas de profundidad

Las cargas de profundidad fueron el armamento principal utilizado en la operación. Estas armas, empleadas desde la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y ampliamente utilizadas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), consistían en tambores con aproximadamente 100 kg de explosivo que podían ser lanzados de dos maneras:

  • Por la popa, mediante rampas o rieles.
  • Por los costados, mediante lanzadores fijos con morteros de carga.

Los buques de la época solían contar con dos o más lanzadores por banda.

Cada carga de profundidad estaba equipada con una espoleta hidrostática ajustable, permitiendo su detonación a profundidades programadas en intervalos de 50 pies (aproximadamente 15 metros), con un máximo de 300 pies (aproximadamente 100 metros).

Sin embargo, considerando que el 75% del área navegable del Golfo Nuevo tenía profundidades superiores a 100 metros, gran parte de la zona operativa quedaba fuera del rango efectivo de estas armas. (Cabe recordar que la profundidad central del golfo alcanzaba los 150 metros.)

Las cargas de profundidad eran más efectivas cuando explotaban por debajo del submarino, ya que la onda expansiva se combinaba con la formación de una burbuja de gases, generando un efecto de martinete que podía colapsar el casco del objetivo.




Buque Taller Q-21 ARA "Ingeniero Iribas".

Limitaciones de las armas antisubmarinas y uso de tecnología aérea

Es importante destacar que los submarinos convencionales de la Segunda Guerra Mundial tenían una profundidad máxima de inmersión de aproximadamente 130 metros. Sin embargo, los modelos más avanzados desarrollados en la posguerra superaban ampliamente esta cifra, lo que reducía significativamente la efectividad de las cargas de profundidad utilizadas en la operación.

Para complementar estos medios, se incorporó un arma más moderna: el "Erizo", que entró en acción tras la llegada al teatro de operaciones de las fragatas ARA "Hércules", ARA "Sarandí" y ARA "Santísima Trinidad", que contaban con este sistema.

El "Erizo" era una plataforma metálica instalada en la proa del buque, capaz de lanzar simultáneamente 24 cargas explosivas de aproximadamente 35 kg, con una forma hidrodinámica que facilitaba su trayectoria bajo el agua. A diferencia de las cargas de profundidad tradicionales, estas detonaban por contacto directo con el blanco.

Al impactar el agua, las cargas formaban un patrón circular de aproximadamente 60 metros de diámetro. El alcance máximo del sistema era de 120 metros, lo que permitía al atacante disparar desde la proa, aumentando las posibilidades de impactar un submarino detectado.

Armamento y tecnología aérea

Los aviones navales que participaron en la operación disponían de sistemas de armas más modernos que los buques.

Los PBM Mariner y P-2V Neptune, recién incorporados a la Aviación Naval Argentina, estaban equipados con:

  • Radar de exploración: más eficaz en la detección de periscopios y schnorkels debido a su menor longitud de onda.
  • Sistema de sonoboyas con receptor: permitía detectar sonidos subacuáticos y transmitir la señal al operador en la aeronave.
  • Sistema de detección magnética (MAD): capaz de registrar anomalías en el campo magnético terrestre, indicando la posible presencia de un submarino.

No obstante, una limitación clave de estos aviones era la ausencia de torpedos buscadores, indispensables para aprovechar al máximo sus sistemas de detección.

En cuanto al armamento, podían lanzar bombas antisubmarinas de 200 libras equipadas con espoletas hidrostáticas, diseñadas para detonar a cierta profundidad bajo el agua. (1 libra = 0,450 kg).

Por su parte, los F4U Corsair estaban equipados con:

  • Radar de navegación.
  • Miras para lanzamiento de bombas antisubmarinas de 200 libras.
  • Cohetes de 5” con espoletas retardadas, cuya efectividad bajo el agua era limitada a 10-15 metros de profundidad.

Estos aviones eran guiados por radio desde los buques que contaban con capacidad de detección submarina, optimizando la coordinación en el ataque.

Sonoboyas: Tecnología de detección acústica

Las sonoboyas fueron otro recurso clave en la operación. Estos dispositivos consistían en equipos flotantes con receptores hidrofónicos, lanzados desde aeronaves para detectar ruidos subacuáticos, incluyendo las señales acústicas de submarinos en movimiento.

Una vez desplegadas, las sonoboyas transmitían señales de radio con la información captada, permitiendo a los operadores aéreos monitorear y triangular la posición del objetivo.

A pesar de la tecnología empleada, las limitaciones en armamento y detección hicieron que la operación se desarrollara en un contexto de alta incertidumbre táctica, con un enemigo evasivo y con tecnología potencialmente superior.




Martin PBM-5 Mariner de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Patrulla del Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina que llegó a operar 8 aeronaves de este tipo.

Desarrollo de la Primera Fase y evaluación de contactos

El uso de sonoboyas permitió obtener una ubicación aproximada del blanco, suficiente para realizar ataques con torpedos buscadores lanzados desde el aire. Sin embargo, los torpedos recién fueron provistos hacia finales de la Fase III, gracias a una operación de asistencia de los Estados Unidos.

En esta instancia, se lanzaron dos torpedos Mk-43, aunque sin resultados concluyentes. A pesar de ello, las sonoboyas fueron clave para guiar a los buques de superficie, permitiéndoles intentar obtener contacto con sus sonares y confirmar detecciones del sistema MAD (Magnetic Air Detection, detección magnética aérea).

El MAD fue empleado con éxito por los P-2V Neptune, aunque su efectividad se vio limitada por la falta de experiencia y entrenamiento del personal en su uso. Se carecía de cartas de falsos blancos, lo que dificultaba la diferenciación entre contactos reales y anomalías naturales, como concentraciones de hierro en el lecho marino o restos de buques hundidos.

A pesar de estas dificultades, el MAD generó varios contactos posibles, que a su vez facilitaron la detección y confirmación de blancos mediante los sonares de los buques de superficie.

Duración y desarrollo de la Primera Fase

La Primera Fase se extendió por 36 horas y 40 minutos, desde las 09:10 del 30 de enero de 1960 hasta las 21:50 del 31 de enero.

Durante este período se registraron aproximadamente 40 contactos de sonar, tanto activo como pasivo (escucha hidrofónica), lo que derivó en 21 acciones antisubmarinas por parte de los patrulleros ARA "Murature" y ARA "King".

En estas acciones se realizaron:

  • 6 ataques con rosa completa de cargas de profundidad.
  • 4 ataques con rosa reducida.
  • 5 lanzamientos de cargas intimidatorias.

Adicionalmente, intervinieron un avión antisubmarino P-2V Neptune y un PBM Mariner, que realizaron 11 ataques con bombas antisubmarinas.

La Armada de los EE.UU. envió un avión de transporte Globemaster, con una comisión de 13 expertos en guerra antisubmarina y equipamiento especializado. Lamentablemente, esta misión tuvo un desenlace trágico: en su viaje de regreso, el avión colisionó con una aeronave comercial a la entrada de Río de Janeiro, causando la muerte de 8 de sus ocupantes. El jefe de la misión, el Capitán USN Ray Pitts, logró sobrevivir.

Situación táctica y fuerzas intervinientes

Los contactos y ataques registrados en la mañana del 30 de enero llevaron a la escuadrilla fuera del Golfo Nuevo, más allá de las 12 millas náuticas, lo que hizo suponer que el submarino había abandonado la zona. Sin embargo, durante la noche, las detecciones se reanudaron dentro del golfo, lo que indicaba la posible presencia de otro submarino o el regreso del mismo.


Durante toda esta fase operaron las unidades que habían realizado la primera detección:

  • Patrulleros: ARA "Murature" y ARA "King".
  • Destructor: ARA "Cervantes".
  • Aeronaves:
    • PBM Mariner.
    • P-2V Neptune de la Base Aeronaval Comandante Espora.
    • Escuadrilla de F4U Corsair, incorporada al final de la fase.

Los cadetes que participaron en estas acciones enfrentaron condiciones adversas, operando con equipamiento deficiente y sin entrenamiento especializado en guerra antisubmarina. A pesar de ello, lograron obtener mejores resultados en la fase siguiente, a medida que se optimizaban los procedimientos y se reforzaban los medios disponibles.




La fragata antisubmarina P-33 ARA "Sarandí", era una unidad Clase "Tacoma", la PF-65 USS Uniontown ex-US Navy que operó brevemente al servicio norteamericano, entre 1944 y 1945, antes de ser transferida a la Armada Argentina en 1947 para permanecer operativa hasta 1967.

 

Aquí tienes el texto reescrito con una redacción más clara, objetiva y estructurada, eliminando juicios de valor y manteniendo el enfoque técnico e histórico.

Desarrollo de la Fase III y evaluación de contactos

La tercera fase de la operación tuvo una duración de 9 días, desarrollándose entre las 07:58 del 11 de febrero y las 06:00 del 19 de febrero de 1960. Durante este período, se registraron aproximadamente 35 contactos submarinos, la mayoría en las mismas dos áreas clave de la fase anterior:

  • Costa sur del Golfo Nuevo, entre Punta Este y Punta Ambrosetti.
  • Boca del golfo, con algunas detecciones dudosas en la zona norte.

Se llevaron a cabo 31 acciones antisubmarinas, que incluyeron:

  • 17 ataques con cargas de profundidad.
  • 5 ataques con "Erizo" (armamento antisubmarino de proa).
  • 1 ataque con artillería Bofors 40/60.
  • 4 ataques con bombas antisubmarinas lanzadas desde el aire.
  • 2 ataques con torpedos buscadores Mk-43.

Unidades que Intervinieron en la Fase III

Durante este período, la Fuerza de Tareas 23 quedó conformada por un importante refuerzo de unidades de superficie y aeronaves antisubmarinas:


Unidades de superficie:

  • Patrulleros: ARA Murature, ARA King.
  • Corbeta: ARA República.
  • Fragatas: ARA Azopardo, ARA Hércules, ARA Sarandí, ARA Santísima Trinidad.
  • Destructores: ARA Buenos Aires, ARA Entre Ríos, ARA Santa Cruz, ARA San Juan, ARA San Luis.
  • Buque de abastecimiento: ARA Punta Ninfas.

Unidades aeronavales:

  • Aviones de patrulla marítima:
    • P-2V Neptune (2-P-102, 103, 105, 107).
    • PBM Mariner (2-P-302, 304).
    • PBY Catalina (2-P-202).
  • Aviones de combate:
    • F4U Corsair (2-A-203, 205, 206, 211, 212, 215, 217, 221).
  • Helicópteros:
    • S-55B (2-H-12).

Evaluación de contactos y efectividad operativa

Durante esta fase, la incorporación de buques más modernos y mejor equipados para la guerra antisubmarina permitió realizar un análisis más preciso de los contactos y de la efectividad de las acciones llevadas a cabo.

Sin embargo, se mantuvieron algunos factores negativos que ya habían afectado la evaluación en la fase anterior:

  • Acción en zonas de baja profundidad, lo que dificultaba la maniobra y el uso de ciertos equipos.
  • Poca precisión cartográfica y desconocimiento detallado del relieve submarino.
  • Condiciones batitérmicas adversas, con una napa térmica entre 15 y 42 metros de profundidad, lo que afectaba la propagación del sonido.
  • Fenómeno de "canalización" acústica, que limitaba la efectividad de la detección por sonar. (Nota: La canalización del sonido ocurre cuando las ondas acústicas quedan atrapadas en una capa de agua debido a diferencias de temperatura o la presencia de fondos marinos duros, dificultando la localización precisa del blanco.)

Debido a estas limitaciones, la mayoría de los contactos fueron clasificados como "POSIBLES", con pocos registros "PROBABLES". No obstante, se confirmaron cuatro contactos "POSITIVOS", lo que sugiere que varios de los "POSIBLES" podrían haber sido efectivamente submarinos.

Uno de los eventos más relevantes de la fase fue la Acción N° 37, en la que se observaron impactos de artillería en la torreta de un submarino, lo que podría haber causado daños en su snorkel, periscopios, radar o antenas de contramedidas.

Análisis estratégico de la Fase III

La fase se caracterizó por:

  1. Refuerzo de las unidades de la Flota de Mar, con la incorporación de fragatas modernas.
  2. Cambio en la distribución de contactos, con un aumento en la boca del golfo, posiblemente debido a ecos de fondo o maniobras evasivas del submarino.
  3. Aumento de detecciones en aguas someras, lo que sugiere que el submarino buscaba autoprotección en cañadones submarinos. (Aunque esta táctica es poco común, ya que operar en bajas profundidades representa un alto riesgo para un submarino, según expertos en la materia.)
  4. Reducción de la velocidad en inmersión, pasando de más de 17 nudos a alrededor de 10 nudos, lo que podría indicar averías en el sistema de propulsión o en el snorkel.
  5. Incorporación de sistemas de detección más avanzados, como:
    • Sonoboyas.
    • Detección magnética (MAD) en aviones P-2V Neptune y PBM Mariner.
    • Lanzadores "Erizo" en las fragatas.
  6. Primeras señales de posibles averías en el submarino, incluyendo:
    • Manchas de aceite en la superficie.
    • Burbujas de aire o "falsos blancos", que podrían haber sido resultado de averías o una estrategia para confundir a los atacantes.

Las detecciones en zonas de poca profundidad, descartando la presencia de cetáceos, reforzaron la hipótesis de la presencia de dos submarinos:

  • ALFA: Detectado repetidamente cerca de Puerto Madryn, operando a 10 nudos.
  • BRAVO: Maniobrando en la boca del golfo, con una velocidad de 17 nudos.

Si bien esta hipótesis nunca fue confirmada con certeza, la distribución de los contactos y las maniobras evasivas sugerían la posibilidad de dos unidades trabajando en conjunto.

Logística y sostenimiento de la operación

El alto consumo de combustible y municiones obligó a reforzar la logística de la Fuerza de Tareas 23. Se adoptaron las siguientes medidas:

  • Incorporación del buque tanque ARA "Punta Ninfas" para el reabastecimiento de las unidades navales.
  • Puente aéreo con la Base Naval de Puerto Belgrano para el reabastecimiento de cargas de profundidad.
  • Abastecimiento de víveres y agua en Puerto Madryn.

Como anécdota, ante la escasez de alimentos, los cadetes idearon un improvisado método para hacer más comestibles las galletas marineras, mojándolas en agua salada y tostándolas. (Según el testimonio de un cadete de la época, hoy almirante retirado, el resultado era sorprendentemente bueno.)



Conclusión de la Fase III

El esfuerzo sostenido de los patrulleros Murature y King, junto con la fragata Sarandí, requirió reparaciones de emergencia, lo que los obligó a retirarse momentáneamente de la acción.

A partir del análisis de la operación y la concentración de contactos en ciertas áreas, se definieron tres prioridades tácticas:

  1. Patrullar la boca del Golfo Nuevo ante una posible evasión del submarino.
  2. Cubrir la costa sur y oeste del golfo, en las proximidades de Puerto Madryn, con dos buques.
  3. Reforzar con la fragata Hércules a los patrulleros Murature y King, debido a sus limitaciones de armamento.

El conocimiento actual sobre los cañadones submarinos refuerza la validez de estas decisiones tácticas.

La operación continuaría con la Fase IV, la cual marcaría el desenlace de esta compleja y extensa cacería antisubmarina en aguas argentinas.







lunes, 12 de agosto de 2024

ASW: ¿Cómo detectan los aviones a los submarinos?



Submarino clase Los Ángeles a profundidad de periscopio

Muy por encima de la superficie del océano, la búsqueda aérea de un enemigo invisible debajo de las olas es extremadamente compleja y difícil. Encontrar submarinos enemigos en una situación del mundo real es como "encontrar una aguja en un pajar". Las misiones antisubmarinas pueden implicar mucho descubrir dónde no está un enemigo y luego acercarse al objetivo, como jugar al clásico juego de mesa Battleship, excepto que, en este caso, tu oponente puede ver ambos lados del tablero.

Una breve historia del uso de aeronaves en ASW

En respuesta a la gran amenaza que representaron los submarinos enemigos en la Primera Guerra Mundial, en la que se destruyeron más de 5.000 barcos y perdieron la vida 15.000 marineros, la Junta Británica de Invenciones e Investigación (BIR) ideó múltiples contraestrategias.

Trabajando "para iniciar, investigar y asesorar en general sobre propuestas con respecto a la aplicación de la ciencia y la ingeniería a la guerra naval", el BIR incluía a físicos de primer nivel como William Bragg y Ernest Rutherford. Al cambiar su enfoque durante la guerra de la radiactividad y la estructura atómica a la acústica submarina, Rutherford hizo contribuciones significativas para mejorar la detección submarina del sonido de los submarinos.

Por otro lado, durante la Segunda Guerra Mundial algunos aviones terrestres se convirtieron en los primeros aviones de patrulla marítima (MPA) y han iniciado patrullas aéreas de guerra antisubmarina (ASW). Desde entonces, la mayoría de las AMP se han derivado de aviones civiles, ya que pueden volar largas distancias, permanecer en el aire durante mucho tiempo y tener mucho espacio interior para la tripulación y el equipo de la misión.

Dos primeros ejemplos de AMP de aviones de pasajeros reconvertidos fueron el Nimrod de la RAF (originalmente el Cometa de Havilland), que fue retirado en 2010, y el P-3 aún activo de la Marina de los EE. UU. (originalmente el Lockheed Electra). El MPA desarrollado más recientemente, el Boeing P-8A Poseidon, está basado en el Boeing 737.

British Aerospace Nimrod MR.2

Todos estos aviones están diseñados para aprovechar el hecho de que es posible encontrar submarinos mediante la física. Durante una misión ASW, la tripulación de un avión utiliza una serie de sensores de alta tecnología para encontrar cualquier rastro dejado por un submarino.

Los sensores acústicos buscan ondas de presión sonora bajo el agua, mientras que los sensores electromagnéticos identifican varias partes del espectro electromagnético. En cuanto a los sensores activos, emiten un pulso de energía con forma, o un ping, y recogen cualquier señal de retorno que se haya reflejado en parte del submarino. Mientras tanto, los sensores pasivos “escuchan” y recogen cualquier ruido del entorno, que con suerte incluye una emisión del objetivo. Veamos los detalles de estos sensores que utilizan los aviones para detectar submarinos.

Sonoboyas

Las sonoboyas son botes cilíndricos que se lanzan en paracaídas desde un avión. Contienen un hidrófono (micrófono especial) sintonizado con el agua y un transceptor de radio para enviar la información al avión. Cuando golpea el agua, la sonoboya despliega inmediatamente el hidrófono a una profundidad preestablecida y erige una pequeña antena flotante para que una simple radio a bordo transmita la señal a la aeronave. El alcance de las sonoboyas y el lugar donde deben colocarse depende del objetivo y del entorno local y es una de las áreas más clasificadas en las operaciones ASW.

Un avión P-8 Poseidon desplegando sonoboyas

Las sonoboyas vienen en dos variedades básicas: activas y pasivas. La sonoboya pasiva es un hidrófono bastante sencillo y económico; su única función es recoger toda la energía acústica del agua y convertirla en una señal de radio, que se transmite a un procesador de computadora en el avión. La sonoboya activa (sonar), por otro lado, funciona como un radar submarino, pero en lugar de ondas de radio, transmite ondas sonoras de alta frecuencia (los pings) que la tripulación puede controlar de forma remota.

Los vehículos aéreos no tripulados se utilizarán antes en ASW

Los submarinos están muy tranquilos hoy. Muchos rangos de detección de sonoboyas pasivas son extremadamente cortos (<100 m). Algunos submarinos están recubiertos con material que absorbe el sonido, por lo que es muy difícil detectarlos con sonoboyas activas contra este tipo de submarinos.

Detector de anomalías magnéticas (MAD)

Un instrumento MAD detecta variaciones mínimas en el campo magnético de la Tierra. Un submarino sumergido representa una masa de material ferromagnético que crea una perturbación detectable en el campo magnético de la Tierra. El equipo militar MAD es un descendiente de los instrumentos de reconocimiento geomagnético o aeromagnético utilizados para buscar minerales detectando su alteración del campo terrestre normal. Para reducir la interferencia de equipos eléctricos o metales en el fuselaje de la aeronave, el sensor MAD se coloca al final de una pluma o en un dispositivo aerodinámico remolcado. Aun así, el submarino debe estar muy cerca de la posición de la aeronave y cerca de la superficie del mar para detectar la anomalía, porque los campos magnéticos disminuyen con la inversa del cubo de la distancia. El tamaño del submarino, la composición y orientación del casco, así como la profundidad del agua y la complejidad del campo magnético natural determinan el alcance de detección.


Pluma trasera MAD en P-3C (Imagen: Wikipedia)

Requiere que los aviones vuelen muy bajo sobre la superficie (aumentando la fatiga del fuselaje y el consumo de combustible). Descender desde una altitud de crucero también lleva tiempo. El equipo es grande y pesado. Por estas razones, un brazo MAD no está incluido en el actual USN P-8, el avión de patrulla marítima de largo alcance más nuevo de la marina.

Contramedidas: el submarino puede sumergirse más profundamente para reducir sus posibilidades de ser detectado. Las profundidades operativas típicas del SSN son 400 m. Las armadas están tratando de reducir la firma magnética haciendo pasar corrientes a través del casco y utilizando materiales de casco no magnéticos. Los rusos han construido submarinos con titanio no magnético, y la nueva clase sueca A26 se construirá parcialmente con vinilo reforzado con fibra de carbono que no es magnético (y 5 veces más resistente que el acero).

Radar

El radar puede detectar un snorkel o un periscopio submarino y la estela que crea. Históricamente, eran más útiles para detectar submarinos en la superficie, lo que los obligaba a pasar más tiempo bajo el agua, donde eran menos efectivos (más lento, resistencia limitada, alcance limitado del sensor). Durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial, los submarinos alemanes fueron esencialmente torpederos sumergibles. La mayoría de sus ataques en realidad se realizaron en la superficie.

Hoy en día, nuestros radares mejorados pueden detectar periscopios submarinos (y sus estelas) a distancias significativas, lo que obliga a los submarinos a echar sólo vislumbres muy breves. En realidad, el periscopio es bastante útil para identificar objetivos y obtener alcances y rumbos mucho más rápido que acechar solo con el sonar.

Sistema de radar Poseidón P-8

Las tecnologías de radar se están desarrollando más rápido que los sonares. La Marina de los EE. UU. está probando un  nuevo módulo de radar  que puede detectar submarinos.

La Marina de los EE. UU., rompiendo con la detección tradicional de submarinos, está trabajando para reemplazar el sonar y la detección magnética por radar. El sensor aéreo avanzado (AAS) AN/APS-154 detectará las estelas invisibles dejadas por los submarinos bajo el agua, pistas reveladoras de que algo grande acecha bajo las olas. El AAS será transportado por el avión P-8 Poseidon, que luego podrá atacar a los submarinos con torpedos antisubmarinos lanzados desde el aire.

Según  Forbes , la cápsula montada hacia abajo cuenta con un radar avanzado de escaneo electrónico (AESA). A diferencia de los radares parabólicos tradicionales que utilizan un módulo de radar grande y potente, los radares AESA utilizan muchos módulos más pequeños. Estos módulos pueden operar colectivamente en múltiples frecuencias, lo que significa que pueden superar interferencias o ampliar o enfocar su campo de detección, especialmente contra objetos pequeños e invisibles para el ojo humano.


Un dron volador detecta objetivos submarinos utilizando el sonar PASS: pulsos láser producen ondas sonoras bajo el agua, que son captadas por los transductores del dron (Imagen: Universidad de Stanford)

 

Intercepción de señal, ESM

Es posible que detecte un submarino comunicándose por radio. También puedes detectar un submarino si utiliza su radar con sistemas ESM. Una transmisión de radio, aunque sólo tarda una fracción de segundo en enviarse, puede captarse y indicar la orientación del submarino.

Visual

Si estás directamente encima de un submarino a poca profundidad, podrás verlo. No hace falta decir que esto es  extremadamente  raro, pero es una de las razones por las que operar en aguas litorales poco profundas es peligroso. Si tienes suerte, es posible que veas una estela de periscopio. También es poco probable que veas una estela en la superficie. A la profundidad del periscopio, los submarinos se mueven muy lentamente. Y a profundidades operativas, las estelas de la superficie son extremadamente diminutas, probablemente indetectables incluso mediante radar y procesamiento avanzado, aunque se han hecho intentos.


El submarino australiano clase Collins, HMAS Rankin (SSK 78) navega mar adentro a una profundidad de periscopio (Foto de la Marina de EE. UU.)

EO/RI

Un submarino diésel-eléctrico sin AIP (Air Independent Propulsion) tiene que levantar el snorkel para hacer funcionar los diésel y cargar las baterías. Los sistemas EO/IR pueden detectar gases de escape o periscopios/estelas.

Otros métodos no acústicos

  • Químico (por ejemplo, sensor de hidrocarburos): para detectar submarinos que practican snorkel recargando sus baterías.
  • LIDAR: potencialmente más rápido que MAD. Profundidad y banda de búsqueda limitadas. Menos eficaz en aguas costeras turbias. No se utiliza operativamente.
  • Radar para detectar las diminutas térmicas del agua caliente calentada por reactores. (Afirmado por los rusos, no demostrado por Estados Unidos).

miércoles, 26 de junio de 2024

Guerra naval: La guerra convencional (4/4)

Guerra convencional 

Sistemas de Armas





Sensores

Los criterios para elegir los sensores, armas y sistemas defensivos de un buque de apoyo al combate estarían determinados por el bajo costo más que por la capacidad. Los barcos operan en grupos de tareas y deben considerar las capacidades de otros barcos. La gran mayoría de las misiones mencionadas anteriormente, o al menos las misiones principales, son escenarios de baja intensidad y no requieren medios sofisticados que pueden y deben dejarse en manos de escoltas.

Ya en la Segunda Guerra Mundial, los barcos estaban equipados con un radar de búsqueda de área y un radar de búsqueda de superficie de menor alcance que también se utilizaba para detectar aviones en vuelo bajo. No es necesario que el radar de búsqueda sea muy capaz, pero sí debe poder detectar pequeños drones aéreos que se están convirtiendo en una amenaza cada vez más frecuente. MB está desarrollando el radar Gaivota-X capaz de realizar búsquedas aéreas con un alcance de hasta 200 km. El radar fue probado en un contenedor en NDM Bahía. MB está estudiando la posibilidad de utilizar el radar para controlar el fuego contra objetivos de superficie.

Un radar capaz de operar muy cerca de la costa debe ser capaz de detectar movimientos en tierra (vehículos y personas), embarcaciones, detectar aviones y drones, y detectar artillería (cohetes, artillería y morteros).

Sería interesante un radar único capaz de detectar objetivos aéreos y de superficie, objetivos en movimiento en la costa, proyectiles de artillería y drones, pero estos requisitos son a veces incompatibles. Los radares de vigilancia terrestre realizan vigilancia horizontal y pueden usarse para detectar drones lentos que vuelan bajo. Los objetivos son extremadamente lentos y, a menudo, pueden quedar ocultos por obstáculos en el terreno. Los radares de vigilancia aérea deben tener un buen alcance y ser capaces de detectar objetivos en alto vuelo. Los radares de localización de artillería deben escanear una zona determinada muy rápidamente debido a la alta velocidad de los proyectiles. Los radares de los sistemas de defensa activa, como los utilizados en vehículos blindados, cubren un área muy pequeña a su alrededor, pero necesitan escanear el área con mucha frecuencia para detectar proyectiles que se acercan a alta velocidad.

Los radares definidos por software pueden ser una solución para que el operador pueda determinar qué tipo de objetivo quiere detectar. Por ejemplo, un operador puede querer detectar sólo vehículos en la costa o embarcaciones circundantes, mientras que otro operador sólo quiere la imagen aérea. Otra opción es un radar capaz de realizar sólo dos funciones en lugar de todas. Ver todo tipo de objetivos puede resultar en una sobrecarga de información para el operador.

En el caso del uso de sensores sofisticados, los sensores adquiridos para las nuevas corbetas clase Tamandaré serían una opción para equipar un nuevo buque de apoyo al combate como el radar director de fuego STIR 1.2 y las manijas optrónicas PASEO XLR. El Sistema de Control, Mando y Control Táctico SICONTA Mk III de IPqM se instalaría en el CIC.

Las corbetas clase Tamandaré estarán equipadas con el radar de búsqueda volumétrico giratorio TRS-4D. El radar tiene la capacidad de realizar vigilancia, adquisición de objetivos y control de fuego contra objetivos en el aire, el mar y la tierra. El radar también puede realizar tareas de soporte electrónico (ES) y ataque electrónico (EA). En el caso de cuatro barcos operando juntos con el mismo radar, es posible mantener el radar en una posición fija y cada barco cubre un sector realizando escaneo electrónico. Un MAGE enemigo sólo detectaría una nave emisora ​​y no las cuatro.

Una torreta FLIR con telémetro láser es el mínimo necesario para apuntar con cañones, pero puede ser necesario un radar de designación de objetivos, como el director de fuego STIR 1.2 elegido para las corbetas clase Tamandaré, contra objetivos en escenarios de baja visibilidad y para el disparo de misiles. Es posible que se requiera que un director de incendio por radar realice una iluminación "seca" para inducir al objetivo a realizar maniobras evasivas e interrumpir la puntería.

Una torreta FLIR de largo alcance con designador láser ahora puede considerarse imprescindible. La torreta CORSED tiene un FLIR de puntería y se puede utilizar como sensor. Una estación de control en el puente permite su uso como sensor nocturno en caso de mal tiempo. El cañón Sea Snake también tendrá un FLIR integrado. Las gafas de visión nocturna permiten ver un barco grande a una distancia de hasta 80 km cuando hace buen tiempo, como ya han observado los pilotos de helicópteros. Otro sensor pasivo son los IRST (sensores de búsqueda por infrarrojos) que indican contactos circundantes, especialmente cuando el barco no está emitiendo con el radar, permitiendo aumentar la probabilidad de detectar contactos circundantes. Un IRST puede detectar un misil que vuela bajo a unos 21 km, mientras que un radar sólo lo detecta a 16 km, pero el radar puede medir la distancia y la velocidad.

La corbeta Tamandaré estará equipada con el sonar de casco ASO 713 capaz de detectar submarinos, torpedos, minas ancladas y buques de superficie. La estación de sonar puede procesar datos de sonoboyas lanzadas por otros aviones, como por ejemplo el helicóptero a bordo. La estación se puede interconectar con otros sensores como Towed Array (pasivo y activo) que aumentan aún más el alcance y la probabilidad de detección.

La clase Absalon fue diseñada con las capacidades de una fragata en términos de sensores y armas.

Ra ofrece un antidron RPS-42 que pesa solo 29 kg y es capaz de detectar un microdron a unos 5 km y un dron mediano a 23 km. El RPS-42 también puede detectar un helicóptero a 25 km, un proyectil de mortero ligero a 5 km, una persona a 10 km y un vehículo a 25 km. Cuatro antenas permiten una cobertura de 360 ​​grados.


Una torreta FLIR que muestra un barco a larga distancia. La imagen indica una distancia de 60 km. Los sensores de largo alcance pueden ahorrar dinero al evitar que se lance un helicóptero para comprobar un contacto que podría ser simplemente perturbaciones atmosféricas. Durante la Guerra de las Malvinas, se lanzaron aviones Sea Harrier y en una ocasión se dispararon cuatro misiles Sea Dart contra un contacto que era un Chaff de barcos aliados. A veces, el contacto cercano en la superficie era un barco amigo y tenían que usar proyectiles de cañón iluminadores para identificarlo. Un FLIR permitiría evitar el desperdicio de recursos al realizar la identificación a larga distancia.
 

Armas



Si un barco de apoyo al combate está diseñado con defensas permanentes más sofisticadas, el estándar de la MB es utilizar cañones de 40 mm para defenderse contra objetivos aéreos y misiles. También se pueden utilizar contra objetivos navales como lanchas rápidas. Las fragatas clase Tamandaré estarán equipadas con un cañón automático Rheinmetall Sea Snake de 30 mm, mientras que el cañón Leonardo de 76/62 mm se podrá utilizar contra objetivos en el mar, el aire y la tierra. El cañón Leonardo de 76/62 mm requiere un radar de control de tiro para ser eficaz, lo que podría incrementar considerablemente el coste de un barco.

La capacidad de defensa aérea de una escolta puede variar desde defensa puntual (autodefensa), área corta o área extendida. Incluso si el barco sólo tiene capacidades de autodefensa, puede ser un sistema más caro capaz de contrarrestar ataques de saturación como tener dos o tres cañones/CIWS y al menos dos directores de fuego. Los misiles Sea Cceptor proporcionarían capacidades de defensa contra aviones con armas guiadas de corto alcance. Contra aviones equipados con armas guiadas de largo alcance sería necesario operar con un portaaviones equipado con cazas y aviones de alerta temprana aerotransportados.

En junio de 2022, MB compró un lote de misiles Sea Ceptor para las fragatas de la clase Tamandaré por 36,5 millones de libras. Cada barco debe recibir 12 misiles. La cantidad parece pequeña, pero teniendo en cuenta que el barco no debería operar en escenarios de gran amenaza aérea, puede ser adecuada. Las escoltas también operan en grupos y deben considerar el armamento de todos los barcos. En el caso del Sea Cceptor, el alcance le permite defender barcos relativamente distantes.

Una alternativa para aumentar la capacidad antiaérea del Tamandaré sería equipar los cañones de 76 mm con munición guiada por DART. El DART es mucho más barato que los misiles Sea Ceptor y atacaría objetivos a corta distancia, mientras que el Sea Ceptor atacaría objetivos más distantes. El problema puede ser los costes adicionales de integración con el sistema de control de incendios. Las nuevas amenazas de los drones ligeros también se contrarrestarían mejor con un cañón antiaéreo con un alcance de unos 5 km como el de 76 mm y utilizando una munición guiada más barata que los misiles Sea Ceptor.

El principal competidor del OTO Melara de 76 mm es el Mk3 de 57 mm. Fue desarrollado en la década de 1960 para la defensa aérea, pero el mercado estaba dominado por el OTO Melara de 76 mm. El alcance máximo alcanza los 17 km y puede alcanzar objetivos aéreos a una distancia de hasta 7 km. La velocidad de disparo de 220 TPM le permite disparar 16,5 kg de proyectiles en 10 segundos de fuego sostenido en comparación con los 13,7 kg del cañón de 76 mm. El Mk 3 pesa 7 toneladas con 120 cartuchos listos para disparar y puede instalarse en embarcaciones de hasta 150 toneladas y no necesita penetrar la cubierta. Las fragatas Tipo 31 cuentan con un cargador para mil cartuchos de 57 mm con un peso total de hasta 14 toneladas. Las corbetas clase Inhaúma se propusieron originalmente con dos cañones de 57 mm, pero terminaron recibiendo uno de 114 mm y dos cañones de 40 mm. La munición 3P (prefragmentada, programable, de proximidad) le permite atacar objetivos aéreos con una mayor probabilidad de destrucción y cambiar de objetivo rápidamente, pero es muy cara (alrededor de 3800 libras). La munición guiada ORKA fue adquirida por la Marina de los Estados Unidos. MAD-FIRES también está guiado y tiene un cohete para aumentar el alcance. La Marina de los EE. UU. optó por equipar la LCS y ahora sus nuevas fragatas porque son mucho más baratas que las torretas de 127 mm y más baratas que las de 76 mm.

Las torretas operadas remotamente están generalmente equipadas con armas de pequeño calibre y tienen la función principal de protección de la fuerza o autoprotección contra amenazas asimétricas, actuando más en la costa o a la salida de puertos contra amenazas en superficie y en el aire a corta distancia. . Los modelos más sofisticados incluso tienen capacidades antimisiles de corto alcance. Algunos modelos están integrados con misiles antitanque utilizados contra embarcaciones, lo que proporciona una mayor letalidad contra objetivos de largo alcance.

Las torretas operadas remotamente son mucho más caras de comprar que las armas operadas manualmente, pero tienen varias ventajas. El operador recibe datos de los sensores y del sistema de mando del barco de forma integrada al mismo tiempo que puede ser una fuente de datos de vídeo si se integra en el COC del barco, mientras que los operadores de armas manuales necesitan intercambiar datos por radio.

La tripulación es mucho menor porque mientras que un cañón manual necesita dos o tres tripulantes (observador/comandante, artillero y munición), una torreta operada remotamente sólo necesita uno y también puede operar más de una torreta de forma automática o semiautomática dependiendo de el escenario. La tripulación tampoco está expuesta a los elementos. El operador remoto de la torreta está protegido y la consola puede incluso estar disponible en varios lugares como el puente y el COC.

La norma actual es equipar a los buques de guerra con 16 misiles antibuque para saturar las defensas del objetivo. Lo mismo se puede lograr con varios barcos disparando a un solo objetivo al mismo tiempo. Lo mínimo que se podría llevar para misiones antibuque serían helicópteros armados con misiles como el UH-15 con el Exocet, el MH-60 con el Penguin y el Lynx con el Spike NLOS. Al actuar como plataforma para helicópteros, los activos aéreos pueden considerarse armas ofensivas y defensivas.

Entre las armas no letales, un barco de apoyo múltiple puede equiparse con cañones de agua y equipos acústicos LRAD para una respuesta graduada no letal. El LRAD produce sonidos específicos de alta potencia que irritan al objetivo o al menos interrumpen su comunicación de voz. También se puede utilizar para transmitir mensajes de voz hasta 2 km.



Helicóptero Lynx armado con una ametralladora M3 de 12,7 mm utilizada para apoyar misiones de aproximación (foto) y protección de fuerzas.



Ares produce el sistema CORCED equipado con un FLIR. Las corbetas clase Tamandaré estarán equipadas con la torreta Sea Defender de 12,7 mm. La experiencia de los vehículos blindados equipados con torretas remotas en combates en Afganistán e Irak demostró que la poca munición disponible se compensaba con la gran precisión del sistema, incluso contra objetivos en movimiento.

 

Crucero auxiliar



Los buques mercantes armados eran barcos que transportaban carga o pasajeros equipados con cañones para defenderse de los piratas. Durante las grandes guerras, los buques mercantes solían operar en convoyes con escoltas, pero a veces tenían que navegar solos y debían ser rápidos. En la Primera Guerra Mundial, los cruceros auxiliares eran cruceros mercantes armados utilizados ofensivamente como asaltantes mercantes, siendo utilizados principalmente por los alemanes. A veces incluso tenían éxito contra los buques de guerra si lograban atacar por sorpresa. Los barcos utilizaban mástiles y chimeneas falsos y pintura para ocultar su verdadera identidad. Los cañones estaban escondidos para poder acercarse a la presa por sorpresa. Los barcos capturados o modificados eran más fáciles de engañar al enemigo.

Los británicos utilizaron a los mercantes armados como escoltas de convoyes, pero luego fueron convertidos en transportes de tropas. Los Q-ships eran buques mercantes armados que se utilizaban como cebo para que los submarinos intentaran atacar en la superficie y luego contraatacar. Fueron utilizados en ambas guerras mundiales. Japón también utilizó rápidos buques mercantes para el reconocimiento.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, la amenaza de Japón en el Pacífico requirió que la Royal Navy operara allí 70 cruceros. Serían 25 para apoyar las operaciones de combate de la flota y 45 para defender el comercio marítimo. Los cruceros contarían con el apoyo de 74 cruceros mercantes armados (AMC - Armed Mercant Cruise). Los AMC serían barcos ya diseñados con refuerzo para recibir cañones. Las armas eran restos utilizados por barcos ya retirados del servicio. Los AMC llevarían a cabo escoltas de convoyes y patrullas de bloqueo, interceptando y examinando barcos en busca de contrabando.

No se esperaba que los AMC combatieran a otros buques de guerra ni operaran en un lugar con una amenaza aérea, pero se esperaba que actuaran contra otros buques mercantes armados enemigos. Los cruceros auxiliares alemanes estaban mejor armados, eran más pequeños y mucho más rápidos. Con un cañón de mayor alcance y mayor velocidad, podrían dictar la distancia de enfrentamiento y cuándo terminaría el combate. Aun así, los AMC disuadieron a los asaltantes alemanes de acercarse a los convoyes escoltados debido al riesgo de daños. Se perdieron un total de 15 AMC, nueve de ellos a manos de submarinos alemanes.

Cuba utiliza arrastreros reconvertidos con armamento como fragatas, incluida una torreta blindada T-55. Durante el conflicto en Libia en 2011, Gadafi utilizó barcos mercantes equipados con cañones de artillería para bloquear ciudades desde el mar.

El concepto de modularidad también puede abarcar el armamento de un barco de apoyo al combate. Las opciones de armas temporales más sofisticadas que se pueden instalar ya están disponibles en forma de vehículos blindados como el Leopard 1, Guepard y Guarani con torreta Remax de EB que se ubicaría en la cubierta superior para defender el barco contra amenazas en la superficie y para atacar objetivos en la superficie de la playa como en el caso de Leopard y Guepard. En el caso de un tanque, la cubierta debe ser capaz de resistir el disparo de armas de gran calibre.

El USMC probó el uso de vehículos blindados LAV-25 contra la amenaza de pequeñas embarcaciones rápidas en buques anfibios. Las pruebas incluyeron el uso de francotiradores, vehículos Humvee armados con misiles TOW y el LAV-25. La Marina de los EE. UU. utilizó misiles Stinger portátiles para defender sus barcos de apoyo. Nuestras fuerzas armadas tienen la opción de misiles IGLA, RBS-70 y Mistral.

Contra amenazas de baja intensidad, las defensas se denominan protección de la fuerza e incluyen los recursos de helicópteros embarcados (Airborne Use of Force - AUF). Es una misión muy realizada en ubicaciones restringidas. El MV Ocean Trade de SOCOM tiene como defensa sólo seis pedestales para ametralladoras y lanzagranadas, además de armas para las tropas a bordo, como rifles de francotirador, ametralladoras, cañones sin retroceso Carl Gustav y misiles Javelin.

En las misiones antibuque, un barco de apoyo al combate se parece a un crucero auxiliar de la Segunda Guerra Mundial. Los cruceros iban delante de los convoyes para protegerse de los cruceros enemigos que constituían la principal amenaza. La función de reconocimiento del convoy pasó posteriormente a los aviones. Actualmente se utilizan helicópteros que también pueden atacar amenazas con misiles. A principios del siglo XX, la Marina estadounidense estimaba que cuatro cruceros podrían acabar con el comercio marítimo de un país pequeño. Hoy en día, los barcos equipados con helicópteros se utilizarían contra países con armadas pequeñas. Una característica de los cruceros es que pueden operar de forma independiente durante largos períodos, pero el destructor es el barco más pequeño capaz de operar de forma independiente contra armadas pequeñas.

LAV-25 blindado en un barco anfibio de la Marina de los EE. UU. durante las pruebas de defensa contra la amenaza de embarcaciones rápidas.



Soldado del USMC operando un misil antitanque Javelin en un barco de la Armada de los EE. UU. que opera frente a las costas de Yemen.



El barco australiano HMAS Kanimbla participó en la Guerra del Golfo en 2003. La defensa del barco era un destacamento de misiles RBS-70 del ejército australiano, que también se utilizan en el EB.

Lanzadores de misiles Stinger en un barco de la Armada de Estados Unidos. A principios de la década de 1960, hubo propuestas para reemplazar las reparaciones de ametralladoras de 12,7 mm por misiles Redeye.

Prueba del misil Mistral contra embarcaciones rápidas de superficie para agregar capacidad de protección de la fuerza. El Mistral fue utilizado por helicópteros Tiger durante el conflicto libio de 2011 para atacar vehículos en tierra.

Instalación de un módulo del sistema de misiles tierra-aire Tor-M2KM en la fragata Almirante Grigorovich de la Armada rusa. El sistema fue diseñado para uso terrestre pero funciona en un barco. El patrullero Vasily Bykov fue equipado con un sistema Tor-M2KM en 2022 durante el conflicto en Ucrania.

La armada de Irán ha convertido el petrolero IRINS Makran con capacidades similares a las de los barcos de la base marítima de la Armada de los EE. UU. El barco desplaza 110 mil toneladas cargado y fue puesto en servicio a principios de 2021. Debido a su tamaño, el Makran puede operar durante largos períodos. La cubierta puede transportar minisubmarinos y lanchas de ataque rápidas como las que se utilizan para hostigar a los barcos en el Golfo Pérsico. La gran cubierta de vuelo opera alrededor de seis helicópteros, además de drones más pequeños. El barco estaba armado con cañones automáticos y misiles de crucero Ghadir con un alcance de 300 kilómetros. El Makran tiene capacidad para transportar alrededor de 150 soldados.

Petrolero Makran de la Armada iraní.




El Makran recuerda a los buques mercantes armados de la Segunda Guerra Mundial utilizados como cruceros auxiliares. Uno de ellos fue el Kormoran (HSK-8). El barco recibió seis cañones de 150 mm y seis tubos lanzatorpedos para atacar a los buques mercantes aliados. El armamento era equivalente al de un crucero ligero. Las armas estaban escondidas y camufladas en plataformas elevadas o detrás de puertas para permitirles acercarse a otros barcos sin llamar la atención. El barco también podía transportar 390 minas para lanzarlas en los puertos que visitaba y contaba con dos hidroaviones para reconocimiento. También infiltraron espías y tropas de reconocimiento. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Kormoran hundió 10 buques mercantes aliados y capturó otro. Obligar a las fuerzas enemigas a alejar los cruceros de Europa para proteger los convoyes o cazar cruceros auxiliares era una función secundaria.

Los alemanes estaban limitados en el tamaño de la flota de buques de guerra que podían operar y los cruceros auxiliares eran una opción como ya lo habían hecho en la Primera Guerra Mundial. Los alemanes modificaron nueve buques mercantes como cruceros auxiliares. Los barcos recibieron alojamiento para nuevos tripulantes y prisioneros. Los cruceros auxiliares cambiaban con frecuencia su apariencia para parecerse a otros barcos. Tenían una falsa chimenea y mástiles de diferente altura. Usaron pintura, lienzos y otros materiales para cambiar su apariencia. Incluía uniformes de tripulación y banderas.

Los cruceros auxiliares evitaron las rutas de los convoyes y buscaron barcos que navegaban solos y sin escolta. Durante la aproximación, los cruceros auxiliares ordenaron a los barcos que no transmitieran y enviaron un equipo de abordaje. Si el barco objetivo transmitiera un mensaje de socorro o advertencia, podrían verse interferidos. Se confiscaron cargamentos y documentos y se hicieron prisioneros. Los grupos de abordaje podrían hundir barcos con cargas de demolición. Los barcos más valiosos podrían ser capturados como los petroleros. Otra misión era pasar suministros a los submarinos alemanes como torpedos y repuestos.

Los cruceros auxiliares tenían un alcance muy largo. El Atlantis tenía una autonomía de 97.000 kilómetros a 10 nudos y aún podía permanecer parado con el motor apagado para ahorrar combustible, esperando que apareciera un objetivo y sin soltar humo que delatara su posición.

El Penguin fue el crucero auxiliar alemán con mejor desempeño de toda la Segunda Guerra Mundial con 32 barcos hundidos o capturados, más que los cuatro acorazados alemanes. En la Primera Guerra Mundial, el SMS Möwe fue el crucero auxiliar alemán de mayor éxito con 42 barcos hundidos o capturados. En comparación, el submarino estadounidense de mayor éxito fue el USS Tang con 33 barcos hundidos.

Un crucero auxiliar actual tendría nuevas capacidades. Para el reconocimiento, podría utilizar drones y atacar objetivos con misiles lanzados desde drones, helicópteros y el propio barco fuera del alcance del objetivo. Los helicópteros también podrían ser una opción para transportar equipos de aproximación. Los cañones podrían ser sustituidos por un tanque que se colocaría en cubierta si fuera necesario. Las miras computarizadas actuales permiten una probabilidad de acierto muy alta que puede compensar la gran cantidad de cañones en los barcos antiguos. Podrían llegar a puntos concretos como el puente o la línea de flotación. Los cañones antiaéreos y las ametralladoras serían sustituidos por misiles SAM portátiles. Una capacidad adicional, como el Markan, sería atacar objetivos en tierra con misiles de crucero.
 

Conclusión

Los buques polivalentes son multiplicadores de fuerza y pueden maximizar la capacidad de cualquier Armada, debido a la amplia diversidad de operaciones y misiones que son capaces de ejecutar. Las opciones de tamaño son bastante variadas, desde un gran barco mercante adaptado como la clase Prevail, un barco bien armado como una fragata con una cubierta flexible como la clase Absalon y un barco de apoyo logístico sigiloso como el proyecto MMC. Los sistemas de armas también son bastante variados en términos de capacidades y costos, desde una fragata hasta el armamento más simple de una patrulla. Incluso se puede comprar más de un tipo de embarcación multipropósito para ampliar aún más la flexibilidad.

La Surface Force está dividida en tres escuadrones. El 1.er Escuadrón de Escolta está subordinado a fragatas clase Niterói; el 2º Escuadrón de Escolta cuenta con fragatas clase Greenhalgh, corbetas clase Inhaúma y la corbeta Barroso; y la 1.ª Escuadrilla de Apoyo cuenta con el Buque de Muelle Multipropósito Bahía, el Buque de Desembarco de Tanques Mattoso Maia, el Buque de Desembarco de Tanques Almirante Gastão Motta y los buques de desembarco de tanques clase García D'Avila. Los barcos de apoyo de combate pueden formar un escuadrón de apoyo o incluso actuar como líder de escuadrón de escolta.

Los grandes buques de apoyo a la flota se denominan buques de apoyo conjunto (JSS) para apoyar a las fuerzas en el mar, la tierra y el aire. Mientras que un JSS apoya al escuadrón en operaciones de intensidad media y alta, un barco de apoyo de combate apoyaría misiones de intensidad baja a media, liberando a los barcos más capaces para las misiones más difíciles.

Propuesta del astillero Navantia para un buque conjunto de apoyo a Australia. El barco se basó en el barco anfibio Galicia con un concepto similar al HNLMS holandés Karel Dorrman. El barco transportaría 300 tropas, 500 toneladas de carga, 3.500 toneladas de combustible y 600 toneladas de AVGas.