El Comandante del Para 3 Teniente Coronel Hew Pike luego de sus órdenes el 10 de junio. Junto a Robert Fox de la BBC con un modelo aproximado de la zona. La cinta blanca es la línea de partida.
Lo que se ve es una representación (+/-) de Monte Longdon, a grueso modo una guía para los jefes de cada compañía con sus respectivos objetivos.
A diferencia de la creencia generalizada la gran mayoría de la información que disponían sobre el dispositivo argentino provenía de la observación directa (SAS, Compañia Exploración, etc).
Eventos tales como el Combate de puente Murrel o detección de radar en dias previos al 11 de junio, son indicadores que materializan esa exploración para obtener información.
domingo, 1 de septiembre de 2024
Malvinas: La maqueta del Monte Longdon del 3 Para
sábado, 27 de julio de 2024
Malvinas: Sangre sobre el río Murrell
Sangre en el Río Murrell: los comandos que combatieron en la “zona de muerte” y escaparon de una emboscada inglesa
“Nos van a matar a todos”, dijeron los hombres de Ejército y Gendarmería cuando se enfrentaron a los Paracaidistas ingleses en Malvinas. Estaban en la franja donde la posibilidad de supervivencia del combatiente es mínima, pero dieron batalla. Las balas que hacían estallar las rocas, las esquirlas que los hirieron y cómo hicieron huir a los ingleses cuando todo parecía perdido
Nicolás Kasanzew || Infobae
Capitán Figueroa (centro), Teniente Anadón (derecha) y Teniente primero García Pinasco (espaldas), planifican la misión, 6 junio 1982 (Foto: Nicolás Kasanzew)
Los británicos cruzaban regularmente el puente sobre el río Murrell, tras lo cual bombardeaban con fuego de mortero las posiciones del Regimiento 6. Ante este hecho, el mayor Mario Castagneto, jefe de la Compañía de Comandos 601, ordena al teniente primero Fernando García Pinasco efectuar un golpe de mano contra el enemigo y emboscarlo. La sección se dirige hacia el lugar en la noche del 6 al 7 de junio, con el capitán Rubén Figueroa en calidad de acompañante.
Bajo intenso frío y agua nieve, atraviesan el sector batido por cañoneo naval y los campos minados propios, guiados por el teniente Marcelo Anadón, que conocía la zona. Van marchando cuidadosamente por la vera del río, a unos cincuenta metros de distancia entre cada uno, cuando aparece en el cielo una gran luna radiante. El sargento Guillén observa del otro lado del Murrel un brillo tenue y piensa que es un reflejo del astro sobre el agua. Más tarde caería en la cuenta que había sido el destello sobre un poncho de plástico de un efectivo inglés.
Guillen: “Me hilacharon la capucha y la espalda de la campera, pero seguía tirando. El enfermero Moyano me sacó un montón de esquirlas del brazo y la espalda”
Al llegar al puente –una construcción de madera sin barandas– Anadón con sus hombres se apresta a cruzarlo en el momento en que los ingleses rompen fuego.
Figueroa estaba volviendo, con los suboficiales Poggi y Tunini, de la otra orilla adonde había ido para montar el bloqueo posterior a la emboscada, cuando siente una explosión seguida de disparos. Todos los comandos se aplastan instintivamente contra el suelo. Los británicos se encontraban a unos 80 metros, en una altura rocosa del otro lado del río.
“Estamos al descubierto, nos van a matar a los tres”, pensó Figueroa. Queriendo tender la emboscada, habían caído en una. El oficial comenzó a tirar hacia el lugar de donde provenían los disparos. Sentía que se le formaban burbujas en la sangre y sus fosas nasales eran inundadas por el olor a adrenalina.
Los comandos argentinos estaban en lo que se denomina “zona de muerte”, franja donde la posibilidad de supervivencia del combatiente es mínima.
Figueroa: “Estamos al descubierto, nos van a matar a los tres”
Los disparos de los brits eran tiro a tiro, y en ráfaga. Figueroa tuvo la visión de unas cintas rojizas y anaranjadas que bailaban endiabladas hacia él, buscando su muerte. Eran balas luminosas trazantes, que los ingleses cargaban cada cinco proyectiles normales, para marcar la dirección de fuego en la noche. “Fue el espectáculo más maravilloso que presenció en mi vida”, me dice. Al chocar contra las piedras cercanas las balas hacían estallar en mil pedazos la roca, sembrando polvo y esquirlas, lo cual sumado al olor a pólvora le producía una ligera embriaguez y le inhibía el miedo a la muerte. En ese momento Poggi grita:
- ¡Mi capitán, me hirieron!
- ¿Dónde te pegaron?
- En una pierna, pero puedo arrastrarme hacia atrás.
- Retrocedé, que ya te vamos a auxiliar.
“Yo lo ayudo y me repliego con él”, tercia Tunini. El proyectil había atravesado la pantorrilla de Poggi, sin alcanzar el hueso.
Figueroa siguió disparando hasta que se le trabó el fusil. Afortunadamente, sus camaradas, particularmente el sargento Guillén, dispersos fuera del puente y cubiertos por las rocas, hacían fuego graneado contra la colina, por lo cual los disparos de las dos ametralladoras y los fusiles ingleses también se desviaban hacia ellos.
Cuenta Guillén: “Me hilacharon la capucha y la espalda de la campera, pero seguía tirando. El enfermero Moyano me sacó un montón de esquirlas del brazo y la espalda”.
“Cheto” Anadón le pidió a García Pinasco que le permita cargar contra los ingleses, pero el jefe de la sección lo frena, le dice que espere hasta que aclare
Mientras Figueroa se replegaba, escuchó varias explosiones y las ametralladoras enmudecieron. Era el bravo Anadón, abanderado de la 601, que con implacable puntería colocaba las granadas PDF del FAL en la posición del enemigo. Ya sólo disparaban sus fusileros.
“Cheto” Anadón le pide a García Pinasco que le permita cargar contra los ingleses, pero el jefe de la sección lo frena, le dice que espere hasta que aclare. Sin embargo, al llegar hasta la posición de García Pinasco, Figueroa grita: “¡Vamos a atacarlos a estos hijos de puta!” Experimentaba una gran excitación y bronca a la vez. Aunque no está de acuerdo, el jefe de sección accede. El capitán toma el mando y cruzan el puente para iniciar el asalto. Anadón hace formar en cadena a sus hombres: Vergara, Suarez, Quinteros y dos gendarmes del grupo Alacrán: Natalio Figueredo y Miguel Puentes. Empezaba a advertirse una tenue claridad.
“El objetivo era marchar a la carrera, rodearlos de ambos lados del promontorio, y aniquilarlos a todos, no dejarlos escapar”, rememora el capitán.
Cuando todo estaba listo, Figueroa levantó el brazo derecho e impartió la orden: “¡Al asalto, carajo, vamos a hacerlos mierda a estos hijos de puta!”. Los comandos arremetieron disparando su armamento en automático desde la cadera, con una cadencia de tiro parecida a la ametralladora y vociferando insultos para amedrentar a los británicos. El primero en llegar a la posición enemiga es el impetuoso teniente Anadón, pero comprueba que los paracaidistas ingleses habían huido precipitadamente, llevándose a sus heridos. El enemigo dejó abandonado armamento, equipos, radios, mochilas, carpas, claves de comunicaciones, vestimentas, boinas, guantes, una máquina de fotos y una pequeña bandera inglesa, que pasó a adornar como trofeo el puesto comando de la 601 en Puerto Argentino.
Garcia Pinasco recibió la orden de efectuar un golpe de mano contra el enemigo y emboscarlo
Ante la vertiginosa rapidez del ataque, los paracaidistas dejaron asimismo una radio encendida que utilizaban para comunicarse con el comando superior. Y en la posición había charcos de sangre. Más tarde los combatientes argentinos escucharon tráfico de comunicaciones enemigas, donde se solicitaban helicópteros para evacuar heridos. Al rato, a unos cuatro kilómetros visualizaron una bengala y el descenso de un Sea King con el distintivo blanco de sanidad.
Tras el combate, Guillén levanta al Indio Poggi, y este le dice: “Lavame la herida”. Guillén saca de su mochila una botella triángulo Margaret River y amaga tomársela. “¡Hdp -brama Poggi- no te tomes mi remedio!”.
Parte de los objetos de los paracaidistas ingleses que tomaron los comandos argentinos el 7 junio 1982 (Foto: Nicolás Kasanzew)
De más está decir que los comandos devoraron con fruición los exquisitos alimentos envasados abandonados por los hombres del 3er Batallón de Paracaidistas: compota de manzanas disecadas, chocolates, nueces, galletitas, pasas de uva.
Trago amargo para los brits, pitanza pantagruélica para los argies.
Aunque también hubo hiel para los nuestros. Gendarmería condecoró generosamente a sus dos hombres. Ejército, en cambio, ignoró olímpicamente a los comandos de la 601 que le habían brindado la victoria del Río Murrell.
martes, 18 de junio de 2024
jueves, 13 de junio de 2024
lunes, 13 de junio de 2022
Monte Longdon: Los conscriptos Ronconi y Petrucelli matan a Ian McKay
Viernes 11 de junio de 1982 por la noche. El cabo Gustavo Pedemonte y los soldados Enrique Ronconi y Alberto Petrucelli (Regimiento de Infantería 7) abaten al sargento Ian McKay (3er Regimiento de Paracaidistas) en el combate de Monte Longdon.
Horas más tarde Ronconi y Petrucelli caerían producto de una granada británica y el cabo Pedemonte sufriría heridas de consideración.
El eterno homenaje a los soldados Ronconi y Petrucelli, que murieron dando lucha al enemigo sin aflojar siquiera un momento, y a todos los caídos en aquella terrible noche.
La obra pertenece al artista malvinero José Garay.
¡Viva la Patria!
domingo, 28 de noviembre de 2021
Malvinas: El contraataque de Castañeda en el Monte Longdon que paró en seco al 3 Para
Conscriptos al ataque
El conscripto Bemba barre a los ingleses causando más de 60 bajas. El conscripto Gramisci elimina dos paracaidistas británicos antes de caer muerto en los brazos de Castañeda. De visión obligatoria. Este es el mismo regimiento del soldado Savage, quien nunca paró de quejarse del hambre y de un supuesto maltrato. Sinceramente con estos relatos se distingue la paja del trigo.sábado, 26 de junio de 2021
Malvinas: El combate sobre el río Murrell
Contraemboscada sobre el puente Murrell
FuentePuente sobre el río Murrell hoy
La batalla en el Puente Murrell fue una emboscada que tuvo lugar la noche del 6 y 7 de junio por parte de tropas británicas que sorprendió a un grupo de comandos de la 601ª Compañía de Comando. Los argentinos se habían propuesto explorar el puente sobre el río Murrell. El enfrentamiento duró aproximadamente 40 minutos sin registrar bajas, terminando con la retirada de las fuerzas británicas, dejando atrás una enorme cantidad de cartografía; documentos; un comunicador de radio y una bandera del Reino Unido. [2]
Combate del puento Murrell | ||||
---|---|---|---|---|
Parte of sitio a Puerto Argentino | ||||
Fecha | 6-7 Junio de 1982 | |||
Lugar | río Murrell, al este de la isla Soledad, Islas Malvinas | |||
Resultado | victoria argentina | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
| ||||
Unidades militares | ||||
| ||||
Fuerzas en combate | ||||
| ||||
Bajas | ||||
|
Introducción
A fines de mayo de 1982, varios paracaidistas del 3er Batallón de Paracaidistas (Compañía D, 3 PARA), comandados por el Capitán Matthew Selfridge y los Ingenieros Paras del Capitán Robbie Burns, fueron transportados a Estancia House para asentarse en el río Murrell. [3]En contraste, la Compañía Helitransportada B del Mayor Oscar Ramón Jaimet, que tenía patrullas avanzadas alrededor de la cresta de La Silla (La Silla) cerca del Puente Murrell, y el Pelotón de Fusileros del Subteniente Aldo Eugenio Franco, tuvieron un breve intercambio. de fuego con los paracaidistas de Selfridge después de que uno de sus soldados descubriera su presencia. [4]
El 4º pelotón del 3 PARA del teniente Ian Bickerdike estableció una base de patrulla cerca del puente Murrell durante la noche del 3 de junio, pero pronto fueron descubiertos al amanecer por el capitán Carlos Alfredo López Patterson y los hombres del segundo teniente del pelotón de fusileros. Miguel Mosquera Gutiérrez en Dos Hermanas Norte, quien dispersó a los paracaidistas con fuego de ametralladora y apoyo de los morteros del teniente Luis Carlos Martella. [5] Según el cabo Ned Kelly:
El comandante del pelotón estaba a 300 metros del puente, a unos 600 metros detrás de nosotros. Cuando le pedí que nos sacara, se negó, diciendo que el fuego enemigo no era efectivo. Le dije que debería llevar su maldito trasero a nuestro lado del río y probarlo porque nos parecía bastante efectivo. Tenía una patrulla de seguridad a 500 metros de distancia en terreno muerto. Los argentinos comenzaron a golpearlos con morteros, persiguiéndolos hasta nuestras posiciones. Entonces su artillería entró en acción. [6]Luego de ambas retiradas, los Capitanes Selfridge y Burn marcharon con varios hombres a la zona del río Murrell con el fin de conquistar el área del puente [7], estableciendo las patrullas del Sargento Ian Addle y el Cabo Peter Higgs en el lugar junto con algunos Ingenieros. Paras, quienes fueron reforzados la noche del 6 al 7 de junio por patrullas pertenecientes a Peter Hadden Cabos Mark Brown y Company D. [8]
Para entonces, el mayor Jaimet, jefe de la posición antitanques en el valle entre las montañas Longdon y Dos Hermanas, también había informado de la presencia de tropas enemigas a lo largo del río Murrell. Eso hizo pensar a los jefes de las fuerzas especiales argentinas en Puerto Argentino que había una buena oportunidad para realizar una redada exitosa contra el Puente Murrell.
Ante esto, el Mayor Mario Luis Castagneto, creyendo que el número de paracaidistas era mínimo, envió una patrulla de 11 hombres de la Compañía Comando 601 y dos miembros de la brigada de Gendarmería Nacional, con el fin de realizar una emboscada contra los británicos. [9] Para esta operación se convocó al teniente primero Fernando García Pinasco, quien se encargó de cruzar el río Murrell antes de llegar al puente, para sorprender a los británicos donde menos lo esperaban.
Los comandos Frecha, Elmiger, Anadón, Llanos y Brizuela luego de la contraemboscada en el puente Murrell.
El mayor Ricardo Mario Cordón (segundo jefe del Regimiento de Infantería 4) recibió la orden de apoyo a la fuerza de mando y en la noche del 6 al 7 de junio, el cabo Oscar Nicolás Albornoz Guevara junto con ocho soldados conscriptos (incluido Orlando Héctor Stella, el operador de radio) de la Compañía C en Dos Hermanas, cruzaron el río Murrell y llegaron a la retaguardia de la posición enemiga en el Puente Murrell donde observaron varios vehículos británicos, pero la patrulla argentina pronto fue atacada por el pelotón de morteros 3 PARA. y tuvo que retirarse. [10]
El combate
El operativo se inició la noche del 6 de junio. La primera parte del operativo consistió en tomar al segundo jefe de la Compañía de Mandos 601, Capitán Rubén Teófilo Figueroa, como oficial adjunto del Puesto de Mando de su unidad. Al llegar a los puestos de la Compañía B del Mayor Jaimet, García Pinasco decidió dejar uno de los Land Rover a cargo del Sargento Alarcón Ferreyra para servir como oficial de enlace de la artillería argentina en Puerto Argentino.Al llegar al puesto de mando entre las montañas Longdon y Dos Hermanas, el mayor Jaimet confirmó que no se había detectado ningún movimiento enemigo sobre el objetivo y que el área parecía despejada. Por eso, quince minutos después retomaron la marcha por un campo minado, guiados por el teniente Marcelo Alejandro Anadón.
Bordearon el río hasta llegar a un recodo que formaba a tres kilómetros de las posiciones argentinas. En ese lugar, el grupo se dividió en dos, una patrulla de exploración integrada por el Teniente Anadón, el Sargento Primero Ramón Vergara y el Sargento José Rubén Guillén, que tendría que cruzar la parte baja del río para continuar el movimiento a lo largo del río. ribera opuesta (poniente) y el grueso de la tropa, que lo haría por la misma ruta, evitando ser un objetivo rentable ante posibles emboscadas. Luego de una hora y media de marcha, el teniente Anadón ordenó un alto porque algo parecía brillar en la distancia. Guillén comentó que podría ser el reflejo de la luna en el agua, por lo que continuaron su marcha. El resplandor en cuestión era el reflejo de la luna en el poncho impermeable de un paracaidista.
Río Murrell cerca de su naciente
Figueroa, por su parte, designó cuatro comandos para cruzar la río y se colocan en el otro lado como un avance, dejando atrás el escalón de asalto y reserva. Cruzó el puente y se quedó con sus hombres detrás de un montículo de piedras que les serviría de protección. Luego regresó y le ordenó a Anadon que se les uniera. El oficial obedeció y seguido por el sargento primero Vergara llegó donde estaba la vanguardia. Por su parte, García Pinasco y el Sargento Guillén, se dirigieron hacia las piedras mencionadas, a la izquierda del puente y desde allí apuntaron con sus rifles, comprobando que era una buena ubicación. Cuando los argentinos menos lo esperaban, comenzó la pelea. En plena oscuridad, los paracaidistas del capitán Matthew Selfridge abrieron fuego desde la elevación rocosa que ocupaban a 70 metros frente al puente, lo que obligó a la gente de García Pinasco a tirarse al suelo y responder. Eran las 6:45 a.m.
Hubo un primer momento de sorpresa pero una vez superado, se generó un violento intercambio de disparos que saturó el lugar de trazadores. El ayudante del sargento Rubén Poggi, García Pinasco y el primer sargento Miguel Ángel Tunini cruzaban el puente a toda velocidad cuando Poggi recibió un disparo en la pierna y resultó herido. Mientras Tunini intentaba ayudarlo, el sargento Guillén disparó con su ametralladora MAG mientras sus compañeros lo hacían desde distintas posiciones. Esto distrajo la atención de los británicos quienes, forzados por la situación, cambiaron la orientación de sus armas tratando de neutralizarla, lo que alivió la situación de los comandos avanzados, que quedaron peligrosamente expuestos, permitiéndoles una mejor cobertura.
Anadón verificó por radio que todo el personal estaba bien y mucho más aliviado, se movió con el Sargento 1er Ramón Vergara hacia otra leve ondulación del terreno, desde donde disparó una granada de rifle PDEF de 40 mm que cayó en medio de la posición principal británica. .
Los comandos argentinos lanzaron el contraataque, primero Figueroa, quien, disparado de adrenalina, inició una carrera sumamente imprudente, sin dejar de disparar, seguido de García Pinasco, Anadón y detrás de ellos, Vergara, Suárez, Quinteros y dos comandos de la Gendarmería Nacional, Asistente. Sargento Natalio Jesús Figueredo y Sargento Miguel Víctor Pepe.
Los comandos se apresuraron hacia las posiciones de ametralladoras enemigas, gritando pidiendo aliento mientras los reclutas del teniente Luis Carlos Martella en Dos Hermanas Norte abrían fuego efectivo con sus morteros contra los paracaidistas que ahora se retiraban. [11] [12] En la corrida, Duckling superó a sus compañeros y fue el primero en llegar a la posición británica para entonces, había sido abandonado.
Según el cabo Mark Hunt:
Vimos bastantes personas en el valle que venían hacia nosotros y las alcanzamos. Tenían un apoyo de fuego masivo con ametralladoras calibre .50 y 7.62 mm y nos hicieron explotar, llovió a balazos y nos obligaron a retroceder. [13]
Tras la retirada de las fuerzas británicas, se constató que habían abandonado mucho equipo: ocho sacos de dormir, igual número de mochilas, dos cascos de acero, una boina con la insignia del 3 Para, una cámara con su medio rollo usado, una radio PRC-351 encendida y una bandera del Reino Unido.
Una vez ocupado el campamento, el teniente Anadón, como oficial de comunicaciones, pasó la frecuencia al suboficial de enlace e hizo lo propio con la capital, estableciendo contacto con el capitán Pablo Llanos. Y fue el propio Llanos quien les informó que minutos antes se había capturado una desesperada solicitud de auxilio, a través de la cual el enemigo solicitó con urgencia la presencia de un helicóptero para evacuarlos.
Los comandos no tardaron en corroborar la información ya que poco después de cortar, vieron una bengala blanca a lo lejos y casi de inmediato un Sea King que aterrizó en el suelo para evacuar inmediatamente a los británicos, pero no ante un miembro de la patrulla de Hadden por error. abrió fuego contra los hombres del sargento Pettinger. [14] Por tal motivo, se decidió cargar el equipo capturado y se retiraron a una distancia de 500 metros, donde encontraron un grupo de rocas que les brindaron refugio seguro.
Tras apostar guardia, García Pinasco, Anadón y Tunini regresaron a la zona de combate para registrar sus alrededores en busca de los heridos y algún otro material abandonado. Pero no encontraron nada, evidencia clara de que el helicóptero enemigo había evacuado a todos los miembros de la patrulla avanzada y que la zona estaba desierta.
El único comando argentino herido fue el sargento asistente Rubén Poggi, quien fue evacuado en motocicleta a la parte trasera donde fue atendido por el capitán médico Pablo Llanos.
La patrulla de comandos argentinos permaneció en su lugar toda la mañana, observando el movimiento enemigo entre las montañas de Kent y Estancia. Los comandos argentinos solicitaron fuego de artillería para vencer las posiciones enemigas y el fuego argentino cayó alrededor del pelotón de Royal Marines del teniente Andy Shaw del 45 Commandos Battalion, quienes fueron enviados a lanzar un todoterreno Land Rover parado en Mount Kent. [15] Los hombres de Teniente Shaw se vieron obligados a abandonar el vehículo cerca de la cima del monte Kent cuando fue atacado por la artillería argentina. [16]
Poco después del anochecer, la Sección de Asalto 3 bajo el mando del capitán Jorge Eduardo Jándula tomó la posición del Puente Murrell y preparó otra emboscada en la noche del 7 al 8 de junio. Durante su estadía allí, los comandos argentinos descubrieron otra posición británica evacuada, que había escapado a la atención de los hombres del capitán Figueroa. [17]
Versión británica
Mientras los británicos avanzaban desde su cabeza de puente en San Carlos, comenzaron a encontrar las defensas argentinas exteriores en las colinas alrededor de Puerto Argentino. El 3 Para tomó una derrota hacia el norte y a fines de mayo había avanzado hacia la casa de Estancia. Desde allí, enviaron patrullas especializadas de la compañía D para explorar las posiciones enemigas en el Monte Longdon, su objetivo esperado en las próximas batallas. Sin embargo, hubo un problema de que el viaje desde Estancia tomaba varias horas cada noche, por lo que se estableció una base de patrullas en Murrel Bridge aproximadamente a la mitad del camino.
Fotos capturadas a los paracaidistas que huyeron del Puente Murrell
En el lado argentino pronto se advirtió que las unidades en las posiciones en las colinas circundantes no estaban capacitadas tanto en entrenamiento como en moral para realizar su propio patrullaje. Por lo tanto, las unidades de comando del ejército, normalmente utilizadas para el reconocimiento profundo, tenían que asumir esta tirada. Pudieron hacerlo con cierto efecto y en las primeras horas del 7 de junio una de esas patrullas se acercaba al puente Murrel.
Equipo capturado a los paracaidistas que huyeron del Puente Murrell
Después de varias noches exitosas en el área, la patrulla del sargento Addle acababa de llegar al acantilado en la orilla occidental del río que habían estado usando como base. Aquí se reunieron con algunos otros miembros de la compañía Patrols y se dispusieron a pasar la noche. En un corto espacio de tiempo, un centinela informó que se movían figuras cerca del puente. Los Paras se abrieron y un confuso tiroteo se desarrolló en la oscuridad con pequeñas armas, ametralladoras y fuego LEY intercambiado. La patrulla del Comando fue muy agresiva y antes del amanecer había obligado a los Paras a retirarse, teniendo que dejar atrás gran parte de su equipo. La noche siguiente, los paras regresaron con mayor fuerza, pero su equipo se había ido. A partir de entonces, las patrullas tuvieron que montarse desde más cerca de sus propias líneas. Freedman en su libro [18] (p. 503) comenta brevemente la escaramuza añadiendo erróneamente la suma de 5 bajas del lado argentina sin bajas propias.
Documental
El 2 de abril de 2017 se estrenó el documental independiente "The Battle of Murrell Bridge", estrenado en conmemoración del Día de los Veteranos y los Caídos en la Guerra de Malvinas. El trabajo se basa en los testimonios de los integrantes de la Compañía de Mandos 601 del Ejército Argentino. [18]Referencias
- Según "Incursiones de los comandos" (Clío, 1983) había 13 comandos argentinos.
- [Combates del 4, 5, 6 y 7 de junio | https://www.infanteria.com.ar/combates-del-4-5-6-y-7-de-junio-en-malvinas/]
- Cita para el capitán Matthew Selfridge, junio de 1982
- Aldo Franco (Mission Malvinas Band of Brothers)
- «Habían venido durante la noche, hasta habíamos oído un motor, porque venían en vehículos parecidos a los jeeps ... Habíamos oído el ruido de los motores y no los habíamos podido ver. .... Fue un rechazo total a esa infiltración que fue de doce a quince personas. En realidad, había más porque había muchos con otros vehículos, un poco más atrás. "Así pelearon, Carlos M. Túrolo, p.66, Editorial Sudamericana, 1982
- Las cicatrices de la guerra, Hugh McManners, págs. 162-163, HarperCollins, 1993
- No llores por mí, sargento mayor, Robert McGowan, Jeremy Hands, Futura, 1997
- «El 6 de junio, dos patrullas al mando de los cabo Brown y Haddon se reunieron 200 yardas al norte del puente Murrell y observaron una patrulla enemiga cruzando el horizonte al este del río. Mientras los hombres del 3 PARA observaban, dos tropas enemigas revisaron el puente antes de unirse a las demás. En ese momento las patrullas abrieron fuego, matando a cinco argentinos. Cuando el resto huyó, fueron inmediatamente bajo fuego de mortero y artillería desde una base enemiga en el Monte Tumbledown y se vieron obligados a emprender una rápida retirada, abandonando sus mochilas y radio pero evitando víctimas. El puesto fue registrado dos días después por 3 PARA pero no había rastro del equipo ». Grupo de trabajo, David Reynolds, pág. 179, Sutton, 2002
- Según "Incursiones de los comandos" (Clío, 1983) había 13 comandos argentinos.
- ¡Volveremos!, Jorge R. Farinella, p. 125, Editorial Rosario, 1984
- "Los veteranos de Sunderland Falklands recuerdan la batalla del monte Longdon". Archivado desde el original el 15 de abril de 2017. Consultado el 20 de abril de 2020.
- "El jefe de los comandos era el mayor Castagneto, y la compañía era 601. Estos comandos pasaron por nuestra posición, para consultarnos sobre el lugar exacto. Esa noche estuvimos atentos al operativo. Serían las dos o las tres de la tarde. mañana. Mañana cuando vimos que se producía el encuentro. Aunque estaban lejos, tres o cuatro kilómetros, vimos el encuentro, los disparos, el rastro de munición que se ve por la noche ... Entonces comenzamos a apoyar desde nuestro posiciones con ametralladoras antiaéreas y morteros de 81. ... En realidad iban a ese puente sobre un riachuelo que estaba a tres o cuatro kilómetros de nuestra posición ... ”Así lucharon, Carlos M. Túrolo, Editorial Sudamericana , mil novecientos ochenta y dos
- «La Guerra de Malvinas: Paracaidista lo suficientemente cerca de las tropas argentinas les oyó hablar antes del ataque». Archivado desde el original el 7 de abril de 2017. Consultado el 20 de abril de 2020.
- Estaba patrullando con el cabo Pete Hadden cuando otro grupo de hombres emergió de la penumbra. Se había acordado un pasillo prohibido para evitar incidentes azul sobre azul, pero Terry había llevado al grupo de Hadden a través de él. Al reconocer la patrulla que se acercaba, el sargento John Pettinger le dijo a su equipo que mantuviera el fuego. Pero Terry no fue tan cauteloso y disparó varias rondas de rifle al 'enemigo'. Invasión 1982: La historia de los isleños de las Malvinas, Graham Bound, p. 189, Casemate Publishers, 2007
- El Landrover fue finalmente encontrado por 2 Troop y los libros de códigos y las radios fueron recuperados y devueltos debidamente a sus propietarios. Las raciones y la bebida que también encontraron no lo eran. El Landrover estaba salpicado de metralla y había alrededor de 10 agujeros de proyectil en el área circundante, y claramente todavía estaba bajo observación porque la patrulla sufrió un disparo de artillería preciso cuando se retiraron. The Yompers: Con 45 Commando en la Guerra de las Malvinas, Ian Gardiner, Pen & Sword, 2012
- El Landrover errante era un vehículo del Escuadrón Aéreo de la Brigada que había sido plantado inadvertidamente en las laderas del monte Kent, a la vista de las posiciones argentinas en Stanley. Los argentinos reaccionaron muy rápido, provocando de inmediato un bombardeo de artillería sobre el vehículo, aunque el helicóptero salió ileso. The Yompers: Con 45 Commando en la Guerra de las Malvinas, Ian Gardiner, Pen & Sword, 2012
- Sin más noticias, por la tarde fueron relevados por el tercer tramo comandado por el primer teniente González Deibe, quien estuvo acompañado por el capitán Jándula, para mantener la emboscada. Este último permaneció hasta el día siguiente -martes 8 de junio-, pero con ningún otro hecho que el descubrimiento por el teniente Elmíger de otro puesto de observación construido en la otra orilla del río Murrell, traicionado por los paquetes de alimentos empaquetados existentes ". Comandos en Acción, Isidoro J. Ruiz Moreno, Emecé, 1986
- Freedman, L. The Official History of the Falklands Campaign: War and diplomacy, Volumen 2