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sábado, 11 de enero de 2025

Malvinas: La operación secreta global en Gibraltar

Operación Algeciras





En el oscuro escenario de la Guerra de Malvinas, se tejió una trama que podría haber salido de una novela de espionaje, un episodio olvidado pero cargado de intriga y tensión. A principios de 1982, mientras el gobierno militar argentino lidiaba con una crisis interna que amenazaba con desmoronar el régimen, sus líderes decidieron lanzar un golpe audaz contra el Reino Unido, no en las islas disputadas en el Atlántico Sur, sino en Europa, en el corazón de la base naval británica en Gibraltar. Una operación global al estilo Mossad, ni más ni menos.

El protagonista de esta misión secreta, denominada Operación Algeciras, fue Máximo Nicoletti, un hombre con un pasado turbulento. Nicoletti no era un soldado ordinario; había sido miembro de los Montoneros, una guerrilla peronista que había surgido en los años 70. Ganó su apodo, "el buzo experto", por su participación en un acto de sabotaje en 1974, cuando colocó explosivos bajo la línea de flotación de un destructor argentino en el puerto de Puerto Belgrano. Este acto de terrorismo le ganó una reputación temible y, según él mismo, un linaje de sangre, pues afirmaba ser hijo de uno de los comandos submarinos de Mussolini que hundieron el HMS Valiant y el HMS Queen Elizabeth en el puerto de Alejandría en 1941. Si esta historia era cierta o no, era algo que Nicoletti repetía con frecuencia, quizás para mantener viva su imagen de guerrillero implacable.

El 2 de abril de 1982, cuando Argentina invadió las Islas Malvinas, el gobierno militar buscaba no solo una victoria territorial, sino también un medio para distraer a la población de los problemas internos que amenazaban con desbordar al régimen. La ocupación de las islas unió a los argentinos en un fervor patriótico que, momentáneamente, silenció las protestas contra la brutal represión y las penurias económicas. Sin embargo, la invasión no se desarrolló como esperaban. Lejos de ceder, Gran Bretaña, bajo el liderazgo de Margaret Thatcher, reaccionó con fuerza. Organizó la mayor operación militar desde la Segunda Guerra Mundial, enviando una armada imponente para recuperar las islas.



En Buenos Aires, mientras las primeras escaramuzas se sucedían en el Atlántico Sur, el director del Servicio de Inteligencia Naval argentino, el almirante Eduardo Morris Gerling, comenzó a considerar formas alternativas de golpear a los británicos. Fue entonces cuando decidió convocar a Nicoletti. Capturado por los militares en 1977, Nicoletti, junto a su camarada Nelson Latorre, había cambiado de bando justo antes de enfrentar las torturas que la dictadura reservaba para sus enemigos. Esta conversión no solo fue una traición a sus antiguos compañeros, sino también un acto de desesperación y supervivencia. De guerrillero peronista, Nicoletti pasó a ser un ferviente colaborador del régimen militar, dispuesto a servir en cualquier misión que se le asignara.

Operación Algeciras se presentó como una oportunidad perfecta para Nicoletti de aplicar sus habilidades como buzo y saboteador. El plan era simple en teoría: infiltrarse en la base naval de Gibraltar y hundir un buque de guerra británico. La operación, aunque arriesgada, tenía un precedente en la mente de Nicoletti: su exitoso ataque en Puerto Belgrano. Pero esta vez, el objetivo era mucho más ambicioso y, sin duda, más peligroso.

 

El grupo encargado de ejecutar la misión estaba compuesto por Nicoletti, Latorre, y un tercer hombre, conocido solo por su apodo, "el marciano". Los tres habían sido Montoneros y ahora, ironías del destino, servían al mismo régimen que había intentado eliminarlos. Su viaje comenzó el 22 de abril de 1982, cuando partieron hacia París, escoltados por el capitán de navío Héctor Rosales, quien actuaba como enlace con los altos mandos militares y encargado de supervisar la misión. Desde París, los tres exguerrilleros cruzaron la frontera hacia España y se dirigieron a Málaga en dos autos alquilados. Rosales, mientras tanto, se trasladó a la embajada argentina en Madrid para recoger una maleta muy especial: en su interior, dos minas italianas cargadas con 25 kilogramos de explosivos, diseñadas para adherirse al casco de un buque y provocar una devastadora explosión.

La operación parecía destinada al éxito, pero desde el principio se vio afectada por una serie de improvisaciones y errores que, en retrospectiva, parecían inevitables. Al llegar a España, el grupo se instaló en una casa alquilada en Estepona, una tranquila localidad costera a unos 18 kilómetros de Gibraltar. Sin embargo, a pesar de la gravedad de su misión, los argentinos cometieron errores de principiante. Carecían de planos actualizados de la base naval y se vieron obligados a comprar mapas turísticos de Gibraltar en una tienda de El Corte Inglés. Además, tuvieron que adquirir un bote de goma para acercarse al puerto, lo que incrementó la posibilidad de ser descubiertos.



Durante días, los tres hombres actuaron como si fueran turistas comunes, aunque sus actividades resultaban cada vez más sospechosas. Paseaban por la costa, observando el puerto militar británico con binoculares en lugar de dedicarse a la pesca, como afirmaban. Su comportamiento no pasó desapercibido para las autoridades locales, especialmente en un tiempo de guerra donde cualquier actividad inusual podría ser interpretada como un acto de espionaje.

Finalmente, después de días de vigilancia, el grupo identificó su objetivo: la fragata británica HMS Ariadne, que entraba y salía del puerto en intervalos irregulares. Nicoletti, ansioso por cumplir la misión, solicitó permiso para atacar un viejo remolcador que parecía más accesible, pero desde Buenos Aires le ordenaron que tuviera paciencia. El 3 de mayo, recibieron la orden de pasar a la acción, fijando el 16 de mayo como la fecha para ejecutar la Operación Algeciras.

Sin embargo, el destino tenía otros planes. El 15 de mayo, un día antes del ataque, todo se desmoronó. El capitán Rosales fue a renovar el alquiler de los autos en previsión de una fuga apresurada, pero su comportamiento levantó sospechas. El empleado de la oficina de alquiler de autos, al notar algo extraño, lo hizo esperar mientras avisaba a la policía. Cuando los oficiales llegaron, Rosales no tuvo más remedio que revelar su verdadera identidad. "Soy el capitán Fernández de la Armada Argentina y estoy en una misión secreta. Desde este momento me considero su prisionero, no diré una palabra más", declaró, poniendo fin a la operación.

Resumen de las Biografías: Operación Algeciras

La Operación Algeciras fue una misión encubierta llevada a cabo por la Armada Argentina durante la Guerra de las Malvinas en 1982, con el objetivo de sabotear un buque británico en la Base Naval de Gibraltar. La operación, que nunca se concretó, tenía la intención de alterar la disposición de la flota británica en el conflicto y de presionar a las fuerzas europeas para que retiraran sus buques del Atlántico Sur.

Máximo Nicoletti fue el principal ejecutor de la misión. Exintegrante de la organización Montoneros, Nicoletti había adquirido experiencia en sabotajes al participar en la voladura de la fragata ARA Santísima Trinidad en 1975. Esta experiencia lo hizo útil para la Armada, que lo contactó en 1978 durante las tensiones con Chile por el Canal de Beagle. Aunque ese conflicto fue evitado por la mediación papal, la capacidad de Nicoletti quedó registrada, lo que llevó a la Armada a recurrir nuevamente a él durante la Guerra de las Malvinas.

Máximo Nicoletti

En 1982, cuando estalló el conflicto, Nicoletti estaba en Miami. La Armada lo reclutó para liderar la Operación Algeciras, cuyo propósito era hundir un buque británico en Gibraltar utilizando minas submarinas. Esta acción sería un mensaje a Europa sobre los riesgos de mantener sus fuerzas navales tan lejos de sus costas.

El comandante de la operación fue el almirante Jorge Isaac Anaya, un miembro de la Junta Militar argentina y uno de los arquitectos de la recuperación de las Malvinas. Anaya, convencido de la necesidad de una acción en Europa, convocó al almirante Eduardo Morris Girling, jefe del Servicio de Inteligencia Naval, para planear la misión. Girling formó un equipo con Nicoletti y otros dos exmontoneros, quienes serían los encargados de ejecutar la operación.

Alte Jorge Anaya

Los exmontoneros tenían la ventaja de no estar formalmente vinculados a la Armada, lo que permitía a las autoridades argentinas negar cualquier conexión oficial con la operación en caso de fracaso. Además, estos exguerrilleros contaban con formación militar y experiencia en operaciones clandestinas, lo que los hacía idóneos para la misión.

El plan consistía en que Nicoletti y su equipo viajaran a Gibraltar, se sumergieran en el puerto utilizando equipo de buceo y colocaran minas submarinas en un buque británico. Sin embargo, desde el principio enfrentaron dificultades. Tras llegar a París, los servicios de inteligencia franceses sospecharon de ellos debido a la mala calidad de los pasaportes falsos proporcionados por Víctor Basterra, un exmontonero conocido por sus habilidades como falsificador. Aunque los argentinos lograron continuar su viaje, siempre quedó la sospecha de que los franceses alertaron a las autoridades británicas y españolas sobre su presencia.

Ya en España, el equipo se estableció en Algeciras, desde donde llevaron a cabo misiones de reconocimiento en la costa. Observaron que las medidas de seguridad en la base de Gibraltar eran mínimas, lo que hacía factible la operación. Sin embargo, las condiciones climáticas y la presencia de un blanco adecuado fueron obstáculos continuos. Nicoletti, impaciente por actuar, propuso varios objetivos, como un buque minador y un supertanque de bandera liberiana, pero ambos fueron rechazados por Anaya, quien consideró que los objetivos eran inapropiados o que las consecuencias de atacarlos serían desastrosas.

Finalmente, según Nicoletti, cuando por fin se dieron las condiciones perfectas para realizar la operación, Buenos Aires ordenó suspenderla debido a las negociaciones diplomáticas en curso para poner fin a la guerra. Estas negociaciones, lideradas por el canciller argentino Nicanor Costa Méndez y el secretario de Estado estadounidense Alexander Haig, eran cruciales para el futuro del conflicto.

La Operación Algeciras, aunque nunca se concretó, representa un capítulo poco conocido de la Guerra de las Malvinas, en el que un pequeño grupo de exguerrilleros, dirigidos por la Armada Argentina, estuvo a punto de llevar a cabo una acción que podría haber tenido repercusiones internacionales significativas. La operación demuestra la desesperación y la audacia de Argentina en un conflicto que, desde el principio, parecía estar en su contra.



La policía se trasladó rápidamente a la casa de Estepona, donde arrestaron al resto del grupo. En los primeros interrogatorios, los argentinos se mantuvieron en silencio sobre el propósito de los explosivos que encontraron en la casa. Pero, una vez en la comisaría de Málaga, confesaron sus identidades y el objetivo de su presencia en España. La Operación Algeciras había fracasado antes de siquiera comenzar.

Para el gobierno español, la captura de este comando argentino fue una situación incómoda. La guerra en Malvinas había exacerbado el sentimiento nacionalista en ciertos sectores de la sociedad española, que veían en las Malvinas y Gibraltar símbolos similares de la política colonial británica. No querían involucrarse en un conflicto que podría poner en riesgo las relaciones diplomáticas con el Reino Unido. Por orden del presidente Leopoldo Calvo Sotelo, los prisioneros argentinos fueron subidos a un avión y llevados a Madrid, y desde allí, enviados de vuelta a Buenos Aires en un vuelo sin escalas, bajo la custodia del servicio secreto español. El incidente fue sepultado en silencio.



Oficialmente, la captura del comando argentino se atribuyó a un golpe de suerte. Según la versión oficial, la policía española estaba tras la pista de un grupo de estafadores uruguayos y los argentinos, que se movían con grandes cantidades de dólares en efectivo, llamaron la atención. Sin embargo, hay quienes creen que esta historia fue una cortina de humo para encubrir la intervención de la inteligencia británica, que habría detectado a los argentinos desde que presentaron sus pasaportes falsos en París. Estos documentos, confeccionados por un prisionero de la Escuela de Mecánica de la Armada en Buenos Aires, eran buenos, pero no lo suficiente como para engañar a los agentes franceses. Esta teoría parece más plausible para explicar cómo la Operación Algeciras fue frustrada justo un día antes de que el grupo pudiera ejecutar su ataque.

¿Qué hubiera pasado si la Operación Algeciras hubiera tenido éxito? Un buque de guerra británico hundido en aguas europeas por un grupo de exguerrilleros que, apenas unos años antes, se habían enfrentado entre sí en la violencia interna de Argentina. El ataque habría sido un golpe devastador para la moral británica y habría añadido una dimensión completamente nueva al conflicto de Malvinas. Sin embargo, en lugar de convertirse en héroes o villanos de una operación de alto riesgo, Nicoletti y su equipo fueron devueltos a Argentina en silencio, sus nombres perdidos en las sombras de la historia.

Así, la Operación Algeciras se convierte en un recordatorio de los extremos a los que llegó la el gobierno argentino en su esfuerzo por ganar la guerra y cómo el destino, la suerte y quizás la incompetencia conspiraron para evitar que este capítulo se convirtiera en un incidente internacional. Esta historia, casi olvidada, es un fascinante testimonio de cómo la Guerra de Malvinas no solo se libró en el Atlántico Sur, sino que sus ecos resonaron en rincones inesperados de Europa, dejando tras de sí un rastro de lo que pudo ser, pero nunca fue. Ello también muestra que los militares argentinos pensaban llevar la guerra al corazón enemigo, con una audacia inusitada para el escenario iberoamericano y, de hecho, como todo militar de ley debe planear cuando enfrenta a un enemigo tan poderoso como la segunda potencia de la OTAN.



jueves, 26 de diciembre de 2024

Guerra de desgaste: La operación Bulmus 6

Operación Bulmus 6

  
La Operación Bulmus 6, también conocido como el Raid de Green Island, fue una incursión militar llevada a cabo por unidades de operaciones especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra un radar de alerta temprana y de la estación ELINT egipcio que se encontraba en una pequeña isla en el Golfo de Suez en la noche del 19 de julio de 1969.




Trasfondo
Green Island, o Al Jazeera Al Khadraa, era una fortaleza construida por las fuerzas británicas durante la Segunda Guerra Mundial. Ubicado a cuatro kilómetros al sur de la ciudad de Suez y la desembocadura del Canal de Suez, comprendía una serie de búnkeres de hormigón sentado encima de un muro de ocho pies de alto, rodeada de alambre de púas de tres rollos de profundidad. De sólo 145 metros de largo y 50 metros de ancho, la isla estaba fuertemente defendida. Su guarnición contaba con aproximadamente setenta soldados de infantería egipcios [1] y doce comandos Al-Sa'iqa, catorce puestos de ametralladora, dos cañones antiaéreos de 37 mm, y cuatro cañones antiaéreos de 85 mm. La isla y sus alrededores estuvieron dentro del alcance de los dos artillerías israelíes y egipcias situadas en la costa opuesta del golfo.

Si bien la destrucción del radar de alerta temprana y los sitios ELINT egipcios fueron el objetivo permanente durante este período, conocido como la Guerra de Desgaste, la incursión fue más motivada por el deseo de enviar un "mensaje" a Egipto sobre la destrucción efectiva de los objetivos militares. El Jefe de Estado Mayor de las FDI Jaim Bar Lev y el Ministro de Defensa Moshe Dayan juntos decidieron que debían mostrar a Egipto que no había posición egipcia que estuviese a salvo, sin importar qué tan bien fortificados o inexpugnables parecieran. Como meta, la Green Island cumplía ambos objetivos. Green Island podría haber sido más fácilmente atacados por la artillería israelí o aparatos de menos riesgo para la vida de Israel, pero una incursión de un comando enviaría un mensaje claro y, se esperaba, tener un efecto negativo en la moral de las fuerzas militares egipcias.

Ubicación de Green Island a 4km al sur de Suez


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El plan

El objetivo principal de la operación era el radar y el equipo antiaéreo ubicados en el centro de la isla. Después de atravesar las defensas exteriores, los comandos israelíes se concentraron en estos activos críticos. Colocaron y detonaron con pericia los explosivos, lo que dejó inoperante la instalación del radar y eliminó la capacidad de alerta temprana de Egipto en la región. Mientras las explosiones iluminaban el cielo nocturno, las fuerzas egipcias restantes se reagruparon para un contraataque. Se enfrentaron a los comandos con ferocidad, pero los israelíes se mantuvieron firmes, aprovechando su entrenamiento y coordinación superiores. En medio de los disparos y el humo, los comandos despejaron sistemáticamente la última de las posiciones defensivas, asegurando la isla.

Se decidió que la operación sería una operación combinada, dividida entre los elementos de Sayeret Matkal de Israel, unidad de Estado Mayor General de Reconocimiento, y los Comandos Navales Shayetet 13 [2]. El teniente coronel Zeev Almog ordenó la operación. Las prioridades específicas se fijaron en la destrucción de los cañones de 85 mm antiaéreo, el edificio norte principal, luego el radar y el sitio ELINT.

El plan establecía que los Comandos Navales, utilizarían botes zodiac para dirigir la primera de las dos olas de asalto. La segunda ola, por Sayeret Matkal, estaría integrada por comandos, equipos de comando y control y los equipos médicos, y un equipo de extracción. Los comandos de la segunda ola llegaría para continuar la lucha cuando la primera ola estuviese acabando con su munición. [5]

La batalla
La Isla Verde (Green Island) era una formidable fortaleza rodeada de altos muros, nidos de ametralladoras y múltiples capas de alambre de púas. Los cañones antiaéreos, los morteros y la infantería bien armada la convertían en un objetivo casi inexpugnable. Los defensores egipcios estaban bien entrenados y preparados, confiaban en las defensas naturales y artificiales de la isla. A medida que las fuerzas israelíes se acercaban a la costa, se encontraron con su primer desafío: evitar los reflectores y las patrullas de la isla. Utilizando su entrenamiento y su visión nocturna, los comandos escalaron el malecón y abrieron una brecha en las defensas exteriores con explosivos. La explosión inicial rompió la quietud de la noche, anunciando la llegada de los atacantes israelíes.
La primera oleada consistió de cuatro equipos de dos oficiales y tres comandos de cada uno y se apartó de las inmediaciones de Ras Sudar en la orilla oriental del Golfo de Suez a las 20.30hs. Se acercaron a 900 metros de la isla por barco, entonces nadaron, primero en la superficie y luego debajo del agua a medida que se acercaban utilizando respiradores. Cada hombre llevaba 40 kilos de artefactos.

Trayecto desde Ras Sudar hasta 900 metros antes de Green Island

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La primera ola apareció en la isla con 8 minutos de retraso, a las 1.38hs. El retraso fue causado por un nadar más difícil de lo previsto debido a las corrientes. El primer equipo rompió los alambres de púas [4] que permitieron al segundo equipo avanzar en la respuesta y contrarrestar la respuesta inicial egipcia. El tercer equipo después cruzó un pequeño puente y destruyó una torre defensiva y de observación así como la instalación de radar. El cuarto equipo despejó un edificio al norte. La mitad de los asaltantes despejaron o bloquearon la mitad sur de la isla, la fortaleza, mientras que la otra mitad eliminó el radar y equipos antiaéreos. Esto se complicó por el hecho de que la mayoría de las granadas de la mano se inutilizaron por nadar en profundidades más profundas de lo esperado debido a la pesada carga de cada hombre. Este atravesamiento de las defensas de la isla fue apoyada por un equipo independiente de Comandos Navales que proporcionó fuego de cobertura y distracción con una bazooka y una ametralladora ligera de una pequeña roca que afloraba al sur de la isla, alcanzados hasta allí por los vehículos de transporte de nadador (SDV). En este punto el comandante de la primera ola, el teniente Dov Bar, señaló la segunda ola de venir en el uso de una bengala. Para evitar la captura de la segunda ola que se aproximaba en un fuego cruzado Bar lanzó una segunda bengala para que el equipo de fuego de cobertura y distracción en la roca que emergía se retirara silenciosamente, lo que hicieron con éxito. La segunda ola, que boyando en sus zodiacs en el Golfo, ahora detrás de los barcos recuperaron la primera ola, rugieron hasta la isla. Rápidamente se estableció un puesto de mando y puesto de socorro y se sacó a los emplazamientos de artillería de 85 mm.

 
Comandos navales israelíes durante la Guerra de Desgaste

No mucho más grande que un campo de fútbol, todos los combates en la isla se llevó a cabo a corta distancia. La respuesta de Egipto en la primera ola fue falta de coordinación al principio, luego se convirtió en feroz, empleando ametralladoras pesadas y ligeras y granadas propulsadas por cohetes. Después de la llegada de la segunda ola, los esfuerzos de los defensores se convirtieron una vez más en esporádicos y sin coordinación, con algunos saltos por desde los bunkers al mar, y, finalmente, llamando a su artillería sobre su propia posición.

La extracción se ordenó en 02.15hs. [2] A las 02.55hs los equipos se encontraban a bordo de la zodiac y se dirigía a la orilla oriental del Golfo, al haber perdido una Zodiac en la isla frente a la artillería egipcia. A las 03.10hs, mientras los comandos israelíes seguían cruzando el Golfo, cargas de tiempo dejadas en la isla detonaron destruyendo las instalaciones restantes[2]. La artillería egipcia bombardeó tanto las zodiacs como a las cabezas de playa encargadas de recibirlos, haciendo conducir a varios botes a distancia y retrasando su desembarques mientras buscaban playas alternativas para desviar. Otro zodiac se perdió cuando fue abandonado por su equipo de menos de 400 metros de Green Island, pero el equipo fue recuperado por el helicóptero a las 05.00hs después de pasar varias horas nadando hacia la orilla oriental.

Secuelas
El resultado de la redada fue la destrucción de toda la instalación de Egipto en Green Island [1]. Las bajas israelíes fueron tres comandos Sayeret Matkal y tres Shayetet-13 murieron y once resultaron heridos: una proporción de aproximadamente el cincuenta por ciento. Las bajas egipcias fueron 80 muertos (casi toda la guarnición) y un número indeterminado resultaron heridas. Varias de las víctimas egipcias fueron causadas por fuego amigo, al bombardearse la isla con su propia artillería. A raíz de la incursión de la Fuerza Aérea Israelí explotaron el agujero en las defensas aéreas egipcias para poner en marcha la Operación Boxer, con la participación de la Fuerza Aérea de Egipto en más de 300 combates aéreos y bombardeos. El Comando Naval realizaron otros 80 incursiones a lo largo del Canal de Suez hasta el 1970 de alto el fuego puso fin a la guerra de desgaste.

Una vez cumplida la misión, los comandos dieron la señal para su extracción. A medida que se acercaban los refuerzos, los heridos fueron llevados a los barcos bajo el fuego de cobertura de sus camaradas. A pesar de la fuerte resistencia, los equipos lograron retirarse a la seguridad del mar abierto. El asalto a la Isla Verde fue un rotundo éxito táctico. La estación de radar fue destruida, privando a Egipto de una ventaja crítica, y la operación demostró la destreza de las fuerzas especiales israelíes. Sin embargo, la misión tuvo un costo: varios comandos resultaron heridos y dos perdieron la vida en el feroz combate. Sin embargo, sus sacrificios pusieron de relieve hasta qué punto Israel estaba dispuesto a llegar para proteger a su pueblo y mantener la ventaja durante la prolongada Guerra de Desgaste. Legado La Operación Bulmus 6 se convirtió en un capítulo célebre en la historia de las fuerzas especiales israelíes. Demostró no solo la valentía y la habilidad de sus soldados de élite, sino también su capacidad para operar en los entornos más desafiantes y hostiles. Las lecciones aprendidas de la operación darían forma a las futuras misiones de las fuerzas especiales, consolidando su papel como un elemento crítico de la estrategia militar de Israel.

Ami Ayalon recibió la Medalla de Valor, la más alta condecoración de Israel, por sus acciones durante la batalla. [6]


Jefe de la Armada Israelí Avraham Botzer saluda a dos soldados que participaron en la operación


Restos de la fortaleza egipcia


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Referencias

[1] "Mounting Violence". Time. 1969-08-01. ISSN 0040-718X. Retrieved 2008-09-10.
[2] The Israeli Commando Assault on Green Island
[3] Illustrated Directory of Special Forces, R. Bonds and D. Miller, Zenith Imprint, 2002, p.60
[4] Israeli Elite Units since 1948, Sam Katz, Osprey Publishing 1988, p.31-32
[5] Katz, Sam (1988-06-23). Israeli Elite Units since 1948. Osprey Publishing. p. 32. ISBN 0850458374.
[6] Ami Ayalon, MK

Wikipedia
Traducción: Esteban McLaren




sábado, 12 de agosto de 2023

Malvinas: La geoestrategia de la operación Algeciras

¿Cómo planeó Argentina ganar la guerra de las Islas Malvinas: una incursión de los “doce del patíbulo” en Gibraltar?

Un capítulo olvidado en la guerra por las Islas Malvinas.

por Ed Nash || The National Interest

Cuando Argentina invadió las remotas Islas Malvinas y Georgias del Sur en abril de 1982, apoderándose de Gran Bretaña junto con sus 1.800 habitantes, la junta militar que gobernaba el país pensó que tenían un hecho consumado y que los británicos no podían hacer nada para responder. punto de vista que sostenían muchos, incluidos los Estados Unidos.

La actitud resultó miope. Los británicos formaron un grupo de trabajo naval y lanzaron la "Operación Corporate", una expedición para recuperar las islas y reafirmar la soberanía británica. La confianza inicial del ejército argentino de que la misión estaba más allá de las capacidades de la Royal Navy y las Fuerzas Terrestres Británicas comenzó a convertirse en alarma cuando se hizo evidente que una fuerza sustancial se dirigía al Atlántico Sur para enfrentarlos.

El jefe de la Armada Argentina, y miembro de la junta militar que dirigía el país, así como el arquitecto principal del plan para apoderarse de las islas en disputa, fue el almirante Jorge Anaya. Mientras desarrollaba los planes de defensa de su armada, concibió la audaz idea de atacar a la Royal Navy donde menos lo esperaba: en uno de sus puertos de origen. 

Dado que la fuerza británica dependía de una enorme cola logística para apoyar la operación, el razonamiento fue que, al demostrar la debilidad de sus defensas, los británicos se verían obligados a retirar recursos críticamente escasos para proteger sus instalaciones y lanzar toda la contrainvasión. en duda.

Con esta idea en mente, los argentinos comenzaron a buscar por dónde golpear. Se consideró que la seguridad en Gran Bretaña era demasiado estricta, por lo que se formó otro plan: utilizando buzos armados con minas lapa, los argentinos hundirían o dañarían un buque de guerra de la Marina Real en Gibraltar. Y tenían justo al hombre en mente.

En 1974, una mina lapa mató al jefe de la Policía Federal Argentina mientras se encontraba en su yate. Menos de un año después, el nuevo destructor Tipo 42, el Santisima Trinidad , que aún estaba en construcción, fue saboteado cuando una carga detonó debajo de su casco mientras se estaba equipando. El daño retrasó la finalización del barco durante un año.

Los ataques fueron perpetrados por un grupo terrorista conocido como Los Montoneros, un grupo de izquierda que se oponía al gobierno militar. El buzo que dirigió los ataques fue Máximo Nicoletti, un hábil instructor de buceo cuyo padre había servido en los famosos comandos navales italianos durante la Segunda Guerra Mundial. 

En algún momento después de estos ataques, Nicoletti fue capturada por los militares y obligada a trabajar para sus antiguos enemigos. Como resultado, ayudó en varias operaciones encubiertas antes de encargarse de liderar el ataque propuesto. 

Al más puro estilo "Dirty Dozen" o Los 12 del Patíbulo, su equipo estaba compuesto por otros dos exMontoneros que habían ayudado en los ataques terroristas anteriores y, como Nicoletti, cambiaron de bando una vez capturados. La intención de los argentinos era que, en caso de que el equipo fuera capturado, podrían cancelarlo y explicarle al mundo que eran simplemente patriotas en su propia misión. El comandante general era un agente argentino y ex oficial naval, Héctor Rosales, que no participaría en el ataque y era el enlace con el ejército argentino.

El comando voló a España el 24 de abril de 1982. Las minas lapa, modelo italiano, fueron enviadas a Madrid en valijas diplomáticas y entregadas por el agregado naval argentino. Luego, el equipo usó diferentes vehículos para trasladarlos a ellos y su equipo, que incluía respiradores y 75 kg de minas, a la ciudad costera de Algeciras, al otro lado de la bahía de Gibraltar.

El viaje fue tenso. España era la anfitriona de la Copa Mundial de Fútbol de ese año y, sufriendo su propia situación terrorista en la forma del grupo vasco ETA, la seguridad era estricta. Había retenes policiales en muchas carreteras y el equipo argentino tuvo que vigilar mientras transportaban los explosivos por el país. 

Al llegar a Algeciras, el equipo compró un bote de goma y aparejos de pesca. Usando esto como su coartada, procedieron a reconocer la bahía y trazar su plan mientras esperaban órdenes para atacar.

El alto mando argentino no estaba listo para dar el permiso en un principio, aún con la esperanza de que se pudiera llegar a una solución diplomática. Pero el 2 de mayo, el submarino británico Conqueror hundió al crucero ligero argentino General Belgrano, provocando la muerte de 323 marineros argentinos.

Con esta acción, era evidente que el conflicto era inevitable y el 3 de mayo se dio permiso para que los comandos atacaran el primer objetivo viable. Este llegó el 10 de mayo en la forma de la fragata clase Leander, la HMS Ariadne.

El plan era que el equipo remara hacia la bahía alrededor de las 6 p. m. de la noche siguiente como si estuviera pescando, nadando hasta la fragata y plantando las minas a la medianoche, y luego regresando a las 5 a. m. de la mañana siguiente. Las minas serían programadas para detonar después de esto.

Con el plan en orden, el equipo se dispuso a asegurarse de que su ruta de escape estuviera lista y dos de ellos regresaron a la compañía de alquiler de autos que estaban usando y pagaron en efectivo para renovar su contrato, como lo habían hecho en ocasiones anteriores. Aunque es probable que nunca se confirme con certeza, fue esta acción la que se atribuye al fracaso de la misión. 

Un banco local había sido asaltado recientemente por una pandilla compuesta por argentinos y uruguayos, y la policía había pedido a los negocios locales que estuvieran atentos a los culpables. El propietario del coche de alquiler, que sospechaba del equipo, llamó a la policía. El equipo fue arrestado de inmediato. (Cabe señalar que otras fuentes indican que la inteligencia británica estaba monitoreando las comunicaciones de los argentinos y avisó a la policía española. La verdad del asunto probablemente siempre será discutible). Esto, a su vez, condujo al rápido arresto de Nicoletti y el otro miembro del equipo, quienes estaban durmiendo en su hotel preparándose para el largo nado que esperaban emprender.

Nicoletti informó rápidamente a las autoridades españolas sobre sus identidades y misión, presentándoles un verdadero dilema. Como miembro recién incorporado a la OTAN, España era ahora un aliado británico. Sin embargo, no queriendo enemistarse con los argentinos, los españoles decidieron que la discreción era lo mejor y rápidamente deportaron al equipo sin comentarios.

Nunca se sabrá realmente si la operación, de haber tenido éxito, habría marcado alguna diferencia en el resultado final del conflicto. El 21 de mayo los británicos desembarcaron sus tropas en las Malvinas y el 14 de junio se rindió la guarnición argentina. 

Pero lo que es, sin duda, es que toda la operación británica se llevó a cabo con muy poco dinero. La pérdida de otro barco por parte de la Royal Navy, solo una semana después del hundimiento del HMS Sheffield y tan cerca de casa, sin duda habría sido un gran impacto.

La Operación Algeciras puede haber fracasado, pero sigue siendo un gran caso de estudio para el pensamiento innovador en operaciones especiales, así como un ejemplo de cómo las cosas más simples pueden hacer que un plan fracase.

viernes, 18 de noviembre de 2022

ARA: Aniversario de la APBT

La Agrupación Buzos Tácticos cumple 70 años


Es pionera de las Fuerzas Navales Especiales en Latinoamérica.
Gaceta Marinera




“Solo dos cosas te pido, Señor; la victoria y el regreso. Pero si solo una me has de conceder, que sea la victoria”. Así reza el lema de la Agrupación Buzos Tácticos, una unidad de combate que se caracteriza por su espíritu de abnegación y sacrificio en el cumplimiento de su misión.

Se cumplen 70 años desde el egreso de la primera promoción, el 17 de noviembre de 1952. Se trata de la primera unidad de Fuerzas Navales Especiales que se creó en Latinoamérica. Son hombres de mar adiestrados para cumplir tareas específicas.

Por aquellos años, la Segunda Guerra Mundial había demostrado que los medios y las tácticas aplicadas permitieron un salto cualitativo en la eficiencia de las operaciones sobre el enemigo. La guerra moderna se encaminaba a tornarse más compleja y fue necesario recurrir a otro tipo de tecnologías.

La Marina Italiana había sido la primera en usar “hombres rana y torpedos humanos” como elemento principal en el combate. Los devastadores ataques a los buques británicos de los incursori subacquei en los puertos de Alejandría, Gibraltar y Algeciras fueron la inspiración de la Armada Argentina para crear una unidad de combate con similares características.

“Somos herederos de aquellos primeros buzos de combate italianos de la 10° Flotilla de Vehículos de Asalto. Valientes, profesionales e innovadores; sus misiones son leyenda”, sostiene hoy el Comandante de la Agrupación Buzos Tácticos, Capitán de Fragata Alejandro Ojeda.







En la actualidad, la guerra moderna está atravesada por mayor y avanzada tecnología, sin embargo, el factor humano sigue siendo el elemento más desequilibrante a la hora del éxito o el fracaso de una misión de combate, donde la incertidumbre y la fricción aparecen en toda su magnitud. Las fuerzas especiales de todo el mundo tienen esa premisa: el hombre como centro de sus capacidades para cumplir misiones que las fuerzas convencionales no pueden realizar. “Por eso –sostiene el Comandante– la Armada Argentina, cuenta con la capacidad y flexibilidad militar que le da la Agrupación Buzos Tácticos y que complementa a las demás como parte de un gran equipo”.

Se trata de hombres “altamente adiestrados, resilientes, capaces de decidir y de operar eficazmente en soledad en un entorno hostil e incierto”, describe el Capitán Ojeda, y agrega que, además, cuentan “con una cuota de ingenio y camaradería. Así debe ser el combatiente de las fuerzas especiales”.

Con los antecedentes de la Segunda Guerra Mundial y las lecciones aprendidas, la Armada Argentina entendió que debía dar cuenta de aquello en sus propias filas. El paso inicial fue el Curso de Buceo Autónomo en 1948. El buceo era una técnica nueva, poco conocida y peligrosa, a nivel mundial. De aquel curso egresaron nueve hombres. Eso permitió que pocos años después, en 1952, se realizara el primer Curso de Buceo Táctico en Mar del Plata, en lo que hoy es la Escuela de Buceo, y se crearan dos Agrupaciones de Buzos Tácticos, una para el río y otra para operar en el mar. La organización fue cambiando desde entonces, pero siempre se mantuvo el concepto, “que la Armada Argentina contara con fuerzas especiales capaces de operar desde el mar y en el mar sobre objetivos militares y relevar playas de desembarco para operaciones anfibias”.








Con el tiempo, la Agrupación Buzos Tácticos –unidad dependiente del Comando de la Fuerza de Submarinos– fue sumando nuevas tareas, como es el caso del antiminado, actividad altamente peligrosa; y la participación en operaciones de control de la Zona Económica Exclusiva de jurisdicción nacional. Están capacitados para realizar actividades submarinas, abordaje, voladuras, marcado de playas, paracaidismo, recolección de información, relevamiento hidrográfico e, incluso, forman parte de tareas de búsqueda y rescate, salvamento y del adiestramiento específico en operaciones navales especiales. Pero el concepto es siempre el mismo: “El agua es nuestro ambiente esencial, donde transcurre gran parte de nuestro adiestramiento y vida profesional; y en ese escenario nos preparamos para hacer operaciones de alta complejidad, intensidad y riesgo”, afirma el Capitán Ojeda.

La Armada colocó la piedra angular con el apoyo de los instructores italianos que habían participado en la Segunda Guerra Mundial y que transmitieron su experiencia y conocimiento para la elaboración de doctrina, y en la organización, tácticas y adquisición de equipos.


 



El primer instructor de los Buzos Tácticos fue el oficial italiano Eugenio Wolk. Se creó, entonces, esta unidad que implicó un cambio cultural. El combatiente necesitaba estar imbuido de una disciplina profunda y contar con un adiestramiento específico muy exigente. Por otro lado, debía tener flexibilidad mental y emocional para comprender el entorno y decidir sobre el curso de acción para cumplir con su misión, más allá de las órdenes e instrucciones recibidas, convirtiéndose esa, acaso, en la tarea más difícil.

Uno de los principales hitos desde la creación de la Agrupación es, indudablemente, la participación en la recuperación de las Islas Malvinas. En la Operación Rosario marcó la playa donde desembarcarían las tropas de la Infantería de Marina y del Ejército Argentino; y junto a los Comandos Anfibios de la Infantería de Marina llevó a cabo la conquista de la Casa del Gobernador. En esa operación cayó muerto en combate el Capitán de Fragata (post mortem) Pedro Edgardo Giachino, Infante de Marina y Comando Anfibio, y fueron heridos el Teniente de Fragata Buzo Táctico Diego García Quiroga y el Cabo Primero Enfermero Ernesto Urbina de la Agrupación Comandos Anfibios.

“Esas operaciones en Malvinas resaltaron la importancia del hombre, que supera a su equipamiento. Como ejemplo, el primer grupo de buzos tácticos en desembarcar desde el submarino ARA ‘Santa Fe’ debió tomar decisiones de impacto táctico crucial en soledad y sin comunicaciones con su escalón superior, porque la situación operacional cambiaba a alta velocidad. Esa flexibilidad y capacidad de decidir y actuar bajo presión fue esencial”, agrega el Comandante de la Agrupación.



Quienes desean ser buzo táctico deben aprobar un curso específico de alta exigencia. Como parte de su formación aprenden que es vital la confianza mutua con su pareja de combate. Superada esta instancia, egresan como buzo táctico, buzo de antiminado y paracaidista. “Todos los años tenemos un grupo de oficiales y suboficiales que se presentan voluntarios para desafiarse a sí mismos y para sumar su esfuerzo a la misión de esta Agrupación. Y, en este aniversario nos acompañan, los buzos tácticos veteranos, lo cual habla de una camaradería que trasciende el tiempo”.

Siete décadas pasaron desde aquel primer egreso, que significaron cambios, nuevas técnicas y modernización del equipamiento, sin embargo, lo esencial se mantiene, el trabajo en equipo y el adiestramiento continuo y exigente para el cumplimiento de la misión.


martes, 8 de octubre de 2019

Fuerzas Especiales: Balas supercavitantes para atacar debajo del agua

DSG Technology presenta CAV-X, municiones supercavitatorias para fuerzas de operaciones especiales sumergidas

Army Recognition


DSG Technology, una compañía noruega, dio a conocer municiones impresionantes y sin igual durante la 4ª Fuerza de Operaciones Especiales Globales en Bruselas: el CAV-X. CAV-X - Municiones supercavitantes.

12.7x99 DCS CAV-X

La supercavitación es el uso de efectos de cavitación para crear una burbuja de gas o vapor lo suficientemente grande como para abarcar un objeto que viaja a través de un líquido, lo que reduce en gran medida la fricción de la piel sobre el objeto y permite altas velocidades. Las aplicaciones actuales se limitan principalmente a proyectiles o torpedos supercavitadores rápidos. En el agua, la cavitación ocurre cuando la presión del agua desciende por debajo de la presión de vapor del agua, formando burbujas de vapor. Un objeto supercavitante es un objeto sumergido de alta velocidad que está diseñado para iniciar una burbuja de cavitación en la nariz que (ya sea de forma natural o aumentada con gas generado internamente) se extiende más allá del extremo posterior del objeto, reduciendo sustancialmente el arrastre de fricción de la piel que estaría presente si los lados del objeto estuvieran en contacto con el líquido en el que el objeto está sumergido.


Prueba de disparo bajo el agua (Fuente de la imagen: DSG)

Clasificado como munición multi-ambiente - MEA - este proyectil es efectivo contra objetivos sumergidos y objetivos en el aire. Dependiendo del arma y la variante de carga utilizada, esta munición es adecuada para usar en armas parciales o totalmente sumergidas, independientemente de si el objetivo está en el agua o en la superficie. Debido a la forma poco convencional y la masa significativa, esta munición ofrece una gran capacidad de perforación de armadura contra estructuras de múltiples capas. Esta forma también es muy efectiva contra objetivos con estructura de fibra o barro, incluso cuando están cubiertos de arena. Este proyectil se puede ofrecer en dos variantes de carga, A2 y X2, donde ambas permiten capacidades de natación. La carga A2 es la más poderosa al atacar objetivos en el aire o el agua, pero solo se puede disparar desde el aire. Adecuado para botes de patrulla, ametralladoras, guardias costeros y tiradores dedicados que enfrentarían amenazas de múltiples ambientes. La carga X2 está diseñada para nadadores de combate y personal SOF que opera sumergido.

La munición CAV-X de DSG permite disparar desde arriba a objetivos bajo el agua, o lo contrario

Nunca antes los soldados habían tenido la capacidad de eliminar objetivos en el aire desde una posición sumergida. Ya sea una cámara CCTV, una bomba de agua, una antena o un enemigo. La munición Cav-X de DSG permite a los buzos disparar su arma desde una posición sumergida, eliminando objetivos en la superficie antes de salir a la superficie. Además, los buzos ahora tendrán la capacidad de defenderse bajo el agua contra enemigos y vida salvaje. Además, eliminar objetivos sumergidos, como tubos de escucha e.t.c, también será efectivo con esta munición.

Cabezal CAV-X 5.56mm de DSG

Disparar desde el aire hacia el agua dará nuevas capacidades a la Armada y la guardia costera. Disparar contra objetivos en el agua, donde las municiones convencionales representarían un riesgo de rebote de balas, ya no es un problema con las municiones de supercavitación Cav-X de DSG, ya que los proyectiles continúan en el agua.

DSG 7.62x51 XMP

La munición XMP 7.62 × 51 de DSG tiene el mismo efecto en un objetivo que una bala de calibre .50 estándar, lo que lo hace ideal para usar en una mini pistola en un pequeño helicóptero donde el peso es crítico.


Municiones CAV-X de DSG

viernes, 10 de mayo de 2019

SGM: Marineeinsatzkommandos, los buzos tácticos nazis (2/2)

Los MEKs - Marineeinsatzkommandos– Unidades de sabotaje naval alemanas


Weapons and Warfare

Parte I | Parte II


Una unidad Linse antes de una operación.

Anteriormente, el 15 de noviembre de 1944, los MEK 60 y 65 habían lanzado un ataque contra el puente Moerdijk entre Dordrecht y Breda. No se sabe nada sobre esta operación o su resultado. Otto Skorzeny5 describió otra operación de hombre rana en el Rin que no avanzó más allá de la etapa de planificación:

Después de que la Invasión tuvo éxito, la preocupación se expresó en los niveles más altos del Gobierno de que los Aliados despreciaban la neutralidad de Suiza y podían invadir Alemania desde el territorio suizo. Esta idea surgió cuando el frente occidental alemán se paralizó en septiembre de 1944. En ese momento, el frente corría más o menos a lo largo de la frontera del Reich. Por orden de la oficina central de Führer, tuve que comenzar los preparativos para tal contingencia en unos pocos días. Mis hombres rana debían estar preparados en el Alto Rin para destruir los puentes del Rin en Basilea en el momento en que las tropas aliadas pisaran Suiza. Esta medida puramente defensiva ayudaría al liderazgo alemán a ganar tiempo para erigir una línea de frente frente a Suiza y detener un ataque futuro desde este territorio neutral. Era una región que nunca había sido ocupada por tropas alemanas. Unas semanas después, todo el plan fue cancelado y los hombres recordaron cuando quedó claro que bajo ninguna circunstancia los Aliados se embarcarían en la temida aventura a través de Suiza.

En la noche del 12 de enero de 1945, MEK 60 puso 240 minas en el agua en Emmerich, con la esperanza de que funcionaran y destruyeran los puentes en Nijmegen. Las minas debían ser remolcadas por 17 submarinos enanos Biber, cuyos periscopios serían camuflados como nidos de páramo a la deriva. Cada Biber tenía que remolcar 272 kg de explosivos que serían arrojados debajo de los puentes. Las minas fueron equipadas con celdas sensibles a la luz y tan pronto como las cargas se vieron opacadas por el puente, el cambio de intensidad de la luz activaría los detonadores. La operación fue planeada por KptzS Troschke. Herr Bartels, maestro del transbordador Lena, que viajaba entre Emmerich y Warbeyer, remolcaba el Biber desde el puerto todos los días para su práctica.

Kptlt Noack, un guardiamarina sénior, un destacado marinero y Obergefreiter, Josef van Heek, navegó la primera misión, cada una sumergida con ocho minas a cuestas. No pudieron llegar a los puentes. La noche siguiente, Noack, nuevamente liderando un equipo de cuatro Biber, hizo un segundo intento fallido. En la tercera ocasión, ocho Biber llegaron a un kilómetro del puente Nijmegen más cercano, pero se enredaron en las barreras de la red. Siete Biber se atascó rápidamente en el lecho del río, dos de los barcos tuvieron que ser destruidos. Ocho de los pilotos en las operaciones se congelaron hasta morir en el agua helada. Los puentes de carretera en Nijmegen permanecieron de pie hasta el final.

En marzo de 1945, la situación en Occidente era impredecible porque el frente era muy fluido. El 9 de marzo, el Comando K-Verband informó a OKW que, con el propósito de defender los cruces del Rin en el área de Wesel-Arnhem, dos grupos Linse con 24 botes a control remoto y 100 minas esféricas a la deriva junto con un MEK de 80 hombres estaban listos para destruir los pilares del puente del Rin en Lohmannsheide. Para el puente ferroviario en Remagen, 11 hombres rana con 700 kg de minas estaban a su disposición. El Comando mismo había sido golpeado por bombarderos, pero todavía estaba en funcionamiento. Alrededor del 17 de marzo, llegó el escuadrón de hombres rana del teniente Wirth, que había salido de Venecia con dos o tres torpedos italianos SSB a control remoto.

El teniente Schreiber dirigió la operación, siete hombres rana tomaron parte. Los nadadores tuvieron que cubrir casi 17 kilómetros del Rin a una temperatura de solo 7 ° C. Lograron dañar el puente de Ludendorff tan severamente que permaneció intransitable durante algún tiempo. La operación se cobró cuatro muertos, dos de los cuales murieron de hipotermia y los otros fueron hechos prisioneros. Otto Skorzeny escribió: 6

El 7 de marzo de 1945 se produjo una catástrofe en el frente occidental. El puente sobre el Rin en Remagen cayó intacto en manos de los estadounidenses. Una noche me ordenaron ir al cuartel general del Führer en la Cancillería del Reich. Generaloberst Jodl me dio órdenes de enviar a mis hombres rana para que destruyeran el puente del Rin en Remagen inmediatamente ... la temperatura del agua del Rin en este momento era de solo 6 a 8 ° C y la cabeza de puente estadounidense ya se extendía casi 10 kilómetros río arriba. Por lo tanto, dije que solo veía una pequeña posibilidad de éxito. Traería a mis mejores hombres a la localidad y les dejaría que decidan si debemos correr el riesgo. Untersturmführer Schreiber fue el líder de Jagdkommando Donau. Decidió seguir adelante con este esfuerzo casi sin esperanza. Pasaron unos días antes de que trajéramos las minas de torpedos esenciales desde la costa del Mar del Norte hasta el Rin ... cuando todo estaba listo, la cabeza de puente aguas arriba ya tenía 16 kilómetros de ancho. Los hombres se sumergieron en la noche: muchos de ellos se estremecieron con el frío. Los estadounidenses barrieron la superficie del agua con reflectores. Pronto el grupo fue atacado desde las orillas del río, y algunos resultaron heridos. La decepción de los hombres rana debe haber sido enorme cuando, no muy lejos del objetivo, llegaron a varios puentes de pontones que el Ejército de los Estados Unidos había erigido. A pesar de eso levantaron las cargas explosivas. Ya sea que, a pesar del frío, aún podían mover los dedos, solo los sobrevivientes lo saben y no están hablando. Medio muertos, se arrastraron hasta la orilla del río y los llevaron al cautiverio.

El 11 de marzo de 1945, FKpt Bartels asumió el mando en el Bajo Rin HQ Lederstrumpf. Una segunda unidad bajo el nombre en código de Kptlt Uhde Panther fue responsable del triángulo Rin-Mosela. La unidad de Oblt Dörpinghaus recibió el nombre en código Puma. Para destruir los cruces del Rin en Sauerland, se puso a disposición un pelotón de hombres rana (un oficial, 15 hombres) y tres grupos Linsen de K-Flotilla 218 con 36 botes.

El 26 de marzo de 1945, el Grupo de Ejércitos H informó que las operaciones K no tenían ningún sentido teniendo en cuenta la forma en que se desarrollaba la situación en Occidente. Sonderkommando Puma fue transferido a Aschaffenburg: Dönitz estuvo de acuerdo en que K-Flotilla 218 debería ser trasladado de Lederstrumpf para reforzar la defensa del río Ems hasta Groningen. A petición del 12 Ejército, el 20 de abril de 1945, dos grupos de Lederstrumpf fueron transferidos a Magdeburgo. Los hombres rana debían operar contra los puentes del Elba en Barby usando minas a la deriva y explosivos especiales. Nada más se sabe.

Con respecto a la MEK 40 que operaba en el Oeste, la única información disponible es la siguiente: la MEK 40 tenía 150 efectivos, se entrenó en Gelbkoppel y se formó para una asignación especial en Mommark en la isla danesa de Alsen. Desde agosto de 1944 hasta marzo de 1945 fue dirigido por Kptlt Buschkäumper, y desde entonces hasta el final de la guerra por Oblt Schulz. A principios de noviembre de 1944, MEK 40 estaba en el área de Scheldt. Del 8 al 12 de diciembre realizó misiones de espionaje y durante el reconocimiento en la península de Drimmen, Holland Diep, al norte de Breda, sacó un nido de centinelas y ametralladoras. En la noche del 22 de enero de 1945, MEK 40 trabajó con unidades del Ejército. Con el apoyo de la artillería, sus saboteadores volaron una torre de agua y trajeron prisioneros después de una operación en Anna Jakoba Polder, al este de la isla Schouwen.

Operaciones en Hungría

A finales de 1944, las tropas soviéticas en Hungría habían llegado al Danubio. Para evitar que crucen el río, el Grupo de Ejércitos del Sur solicitó a K-Verband su apoyo para destruir importantes puentes. Como resultado, Kriegsmarine ordenó a K-Einsatzstab Adria que preparara los materiales explosivos necesarios y que planificara y ejecutara la operación. También debían investigar las posibilidades de operación de los MEK en la región de Apatin-Batina.

El 1 de diciembre de 1944, los Grupos 1 y 3, MEK 71, informaron al Grupo de Ejércitos del Sur en Hungría. En Paks, a unos 100 kilómetros al sur de Buda, el MEK realizó sus primeras incursiones de reconocimiento y ubicó minas a la deriva en el Danubio. El 2 de diciembre, el Grupo del Ejército hizo una solicitud urgente de una unidad operativa con doce Linsen. Debían ir de inmediato a Gran en el Danubio e informar a Brükostaffelstab 939. La situación militar en esa área cambió de manera desfavorable con tal brusquedad que el plan de la Wehrmacht para operar la unidad fue cancelado.
Aparte de estos desarrollos, el 10 de diciembre de 1944 se creó Sonderkommando Glatze, dirigido por Kptlt Friedrich Benthin, un grupo Linse para uso en el lago Balaton. Un Oblt ordenó al grupo, el teniente Gerhard Weidlich dirigió el equipo de control remoto. El título de la operación es desconocido. Las operaciones de comando recibieron nombres de portada que, por razones de seguridad, a menudo se modificaron en la fase de preparación. Como regla general, en los MEK nunca se escribieron y fueron conocidos solo por los involucrados inmediatamente. Sonderkommando Glatze estaba listo para partir de Plön el 15 de diciembre de 1944.

El 12 de diciembre, Einsatzstab Haun informó a SKL que el Ejército agradecería la presencia de un Linse en el Lago Balaton, pero solo por su efecto perturbador: los barcos no encontrarían objetivos valiosos para su carga explosiva y eran demasiado ligeros para montar artillería. El almirante Heye solicitó una decisión del Comandante en Jefe sobre si debía enviar a su valioso Linsen en estas circunstancias. Dönitz decidió a favor, pero el lago Balaton se congeló y la operación se suspendió.

Un informe fechado el 20 de enero de 1945 indica que un grupo de Sonderkommando Glatze fue enviado a Dunaföldvar, a 100 kilómetros al sur de Budapest, para destruir un puente en el sector controlado por 4 SS-Panzerkorps. Después de que el Ejército había demolido un puente en la vecindad, los rusos pusieron un cruce improvisado que ahora Linsen debía volar. Lo que vino de esta intención no se registra.

En febrero de 1944, un grupo Linse fue enviado a Zagreb en Croacia para destruir un puente de pontones soviético a unos 30 a 40 kilómetros al sur de la ciudad. El intento fracasó porque los barcos y las tripulaciones fueron desviados para otros propósitos. Más exitosa fue una operación en Hungría en la que se volaron dos puentes del Danubio en Budapest, mientras que el 29 de marzo de 1945, el comunicado de la Wehrmacht informó el hundimiento de cuatro barcos fluviales de Linsen en Neusatz, en el Danubio.

Operaciones en el sur de Francia, Italia y el Adriático.

En los sectores de Wehrmacht C-in-C South y Admiralty Staff South, las principales unidades de sabotaje naval operativas fueron MEKs 20, 71 y 90. Fueron dirigidas por el personal operativo de KptzS Werner Hartmann, cuya sede central se encontraba en Levicio, a unos 100 kilómetros al norte. -Al oeste de Padua. El 7 de octubre de 1944, se modificaron los límites de la jurisdicción y del Mando Naval Alemán en Italia, y KKpt Haun con el Cuartel General en Opicina, un suburbio de Trieste, se convirtió en responsable de K-Verband en el Adriático.

A pesar de la capitulación de Italia en 1943, los elementos de la Flotilla X-MAS lucharon en el lado alemán hasta el final de la guerra. Después de que el príncipe Borghese hubiera renunciado al mando de la Décima, en 1944 su flotilla se dividió en varios grupos independientes, algunos de los cuales se aliaron con los partidarios. El Comando K-Verband llevó a los que permanecieron leales a Alemania a una unidad de combate especial bajo su control K-Verband. Debido a que se había distinguido en la guerra antipartidista, el Reichsführer-SS Heinrich Himmler quería equipar la unidad con radio e integrarla en la red alemana, pero Naval Command Italy y Dönitz se oponían a la idea.

Las unidades K-Verband en el Adriático operaban principalmente desde Pola contra los británicos, neozelandeses y tito-partidarios que ocupaban las islas dálmatas. Estas fueron casi exclusivamente redadas de sabotaje, ya sea de forma independiente o bajo la protección de barcos S alemanes. Acerca de MEK 20, que se originó a partir del Abwehr, se sabe muy poco. En el verano de 1944 fue en Cavallo en Italia, y en septiembre en Sibenick y Split en Yugoslavia. Posteriormente se retiró de las islas dálmatas. MEK 90 bajo Kptlt Jütz luchó en Dubrovnic en Yugoslavia en septiembre de 1944 y escapó del cerco de la ciudad. El 27 de octubre llegó a Metkovic con cuatro muertos, dos heridos y ningún vehículo. Posteriormente, la unidad abandonó Trieste y regresó a través de Zagreb y Viena a Lübeck Steinkoppel.

MEK 71 estaba en camino desde Alemania a Italia cuando recibió órdenes de comprometerse con los Maquis en el sur de Francia. Los días 9 y 10 de agosto de 1944, MEK 71 capturó dos grandes campamentos de la Resistencia francesa cerca de Aix, sin pérdida alguna, y fabricó grandes cantidades de materiales. La unidad luego procedió según lo previsto a La Spezia, la base naval más importante. Después de la capitulación de Badoglio, la Armada italiana había hundido allí los submarinos UIT-15 (ex-Sparide), UIT-16 (ex-Murena), UIT-20 (ex-Grongo) y algunos submarinos enanos Tipo CB. MEK consideró que los barcos podrían ser levantados y remolcados a Génova. El 4 y 6 de septiembre, todos fueron destruidos en un ataque aéreo de la RAF. No se sabe si los submarinos midget CB fueron utilizados alguna vez por el lado alemán.
El 1 de octubre, se ordenó a MEK 71 que transfiriera al Adriático 75 hombres con equipo completo y cinco Linsen para operaciones contra las islas dálmatas. A principios de octubre de 1944, grupos de ocho a diez hombres se ejercitaban en Monfalcone en el Adriático. El 20 de octubre, MEK 71 se trasladó a Trieste, y el 24 de octubre, la unidad de ranas Lewkommando 5 Marinekommando de Lehrkommando 700 en Venecia llegó al HQ Opicina de operaciones de Haun para explorar las islas de Clib, Silba y Premnuda para preparar informes para posibles operaciones de MEK. Se utilizarían barcos de pesca y canoas.



El líder de operaciones fue Oblt Ross, el Grupo fue dirigido por Fieldwebel Mitschke. Sus primeros objetivos fueron Komica Bay y Lissa el 17 de octubre. Un barco de la Flotilla del 24S debía llevar al grupo de Pola a Sibenik desde donde la segunda noche atacarían el puerto. Los hombres entrarían en botes plegables y agregarían explosivos a destructores, motos y cargueros. Debían ser sacados por S-boats, si esto no era posible, debían remar hasta el cabo Plocca. La operación fue cancelada debido a la tormenta de invierno Bora.

El 27 de octubre, Oblt Wolter llegó a Trieste con MEK 71. En el camino se había enredado con partidarios y tenía nueve heridos y dos Linsen dañados. Una sección de su fuerza se fue inmediatamente a Lussin, y el Grupo Mitschke quedó bajo el mando de Wolter. El 31 de octubre, Mitschke comenzó a explorar con un pelotón de cinco. En la noche del 20 de noviembre en Sibenik no encontró barcos grandes ni objetivos militares de importancia. Después de volar la torre de luz Gruzzo regresó a la base.

El 9 de enero de 1945, los saboteadores navales de MEK 71 fueron llevados por S-boats a la costa dálmata y al este de Italia. En Zadar, hundieron dos cargueros y en la costa adriática italiana demolieron tres puentes.

A principios de diciembre de 1944, Kptlt Frenzel, ex comandante de submarinos, fue nombrado jefe de MEK Adriatic. El comandante de grupo Oblt Hering, 8 alemán nacido en Italia, tenía 48 hombres a su disposición. En la noche del 16 de diciembre, hombres de MEK hicieron estallar un faro e instalaciones portuarias en la isla de Metada. Entre el 8 y el 10 de enero de 1945, los hombres de Kommando Hering atacaron puentes y carreteras en el área del estuario de Tenna, en la costa italiana al sur de Ancona. S-33, S-58, S-60 y S-61 de 1 División S-barco transportaron a los hombres allí.

El primer grupo, el teniente Kruse y Bootsmaat Sterzer, desembarcó en Tenna desde botes plegables. Tenían órdenes de crear un caos en la base de MTB y volar el puente en la entrada de la fábrica de municiones Fermo. Los otros grupos de asalto, cada uno de cuatro hombres, debían demoler el puente ferroviario / vial sobre la Tenna y así detener la navegación aliada a lo largo de la costa del Adriático.

El segundo grupo (Obermaat Gericke) llegó al puente ferroviario y al patio de mercancías en Porto San Elpidio. Oblt Hering y un guardiamarina, Stille, establecen los cargos dentro de una sala de bridge. En 0245, todos los hombres estaban a bordo de S-boats para el regreso, menos dos tomados prisioneros cerca de Tolentino. Se oyeron violentas explosiones en los puentes y estalló un tren de municiones.

En otro ataque, 18 cargos emparejados causaron nueve explosiones en la base en la isla Isto. Se incautaron dos toneladas de provisiones, un oficial británico y 20 hombres que ocupaban la isla fueron retirados por el MGB británico. En otra redada en Zara, se informó de dos voladores en el puerto. En Ruc Como, a unos 40 kilómetros al noreste de Milán, Sonderkommando Zander, bajo el mando del Kptlt Nikolaus von Martiny, estaba activo, pero activo en lo que se desconoce.

Operaciones en el frente oriental

Desde noviembre de 1944, cuando el Ejército Rojo ya estaba en Prusia Oriental, las unidades de sabotaje naval se utilizaron en el Frente Oriental con mayor frecuencia. El rápido avance soviético fue ayudado por numerosos puentes y otras instalaciones sobre y cerca de vías navegables. Estos ahora se convirtieron en el objetivo de los saboteadores K-Verband. Los MEK no pudieron detener a los soviéticos, pero al menos podrían interrumpir seriamente sus líneas de suministro. Frogmen y Linsen habían estado en el frente oriental anteriormente, en la cabeza de puente de Baranov, en el Peipus y en el Báltico.

Unas semanas antes de la capitulación, en marzo de 1945, K-Verband Command habilitó una goleta como un barco Q para los submarinos rusos que operan entre Windau y Memel y la lengua de la tierra conocida como Kurische Nehrung. Para este propósito, la goleta tenía explosivos a bordo con los cuales se iban a realizar los ataques. Esta operación interesante, Steinbock, no se procedió con.

A principios de diciembre de 1944, el Grupo de Ejércitos A solicitó a las fuerzas K navales de SKL que destruyeran los puentes sobre el Vístula. La principal ruptura soviética de las tres cabezas de puente de Vistula era inminente, la velocidad era esencial. K-Verband Command formó seis grupos operativos con un total de 84 Linsen para la Operación Lucie, pero el 17 de diciembre, cuando el Vístula se congeló de repente, las operaciones planeadas se volvieron dudosas, y cuando se descubrió que el espesor del hielo tenía incrementado el 21 del mes Sondergruppe Lucie se retiró, los 84 Linsen se trasladaron de nuevo a Fedderwardsiel y luego en adelante para ayudar en el oeste.

El 12 de marzo de 1945, MEK 85, formado en enero de ese año bajo Oblt Wadenpfuhl con 90 hombres, estaba completamente motorizado y enviado a Swinemünde para operar en los tramos más bajos de Oder y Oderhaff. Las embarcaciones adecuadas, tales como cortadores, lanchas a motor y canoas, fueron puestas en servicio. A cargo de la operación estuvo Kptlt Meissner.

Además de MEK 85, Sonderkommando Rübezahl y Kampfschwimmergruppe Ost estaban estacionados a lo largo del Oder. La última unidad de ranas había estado con Lehrkommando 700 en Venecia en el otoño anterior y se transfirió a List en Sylt, trasladándose al frente oriental en febrero de 1945 a través de Berlín a petición del OKW y Reichsführer-SS. En febrero, el pelotón de 16 personas encabezado por el teniente Fred Keller se trasladó al río Oder cerca de Fürstenberg. En la primera operación, el 25 del mes, el grupo remolcó dos minas de torpedos hasta el puente de suministro soviético para la cabeza de puente de Vogelsang cerca de la pequeña aldea a unos dos kilómetros al noreste de la moderna Eisenhüttenstadt. El intento fracasó porque la fuerte corriente obligó a los torpedos contra la orilla del río. El 13 de marzo de 1945, el puente fue destruido por dos Linsen.

El 1 de marzo de 1945, el almirante Heye informó que las cargas explosivas colocadas alrededor de los pilares del puente Oder en Aurith no habían detonado. Se esperaba que un detonador de respaldo en un temporizador de 24 horas funcionara. El equipo de ranas regresó. El mismo día, el intento de demoler un puente Oder en Küstrin también fracasó cuando la carga explosiva, un llamado "paquete de tronco de árbol" se alejó del puente y explotó en la orilla del banco.
El 5 de marzo, el OKW informó al almirante Heye que Hitler había dado órdenes a la Luftwaffe Oberstleutnant Baumbacher para liderar el ataque en todos los puntos de cruce soviéticos sobre los ríos Oder y Neisse. Todas las armas de servicio de la Wehrmacht debían poner a su disposición todos los medios apropiados para ejecutar su misión. Se supone que debía coordinar los ataques de la Luftwaffe.

El 7 de marzo, Sondergruppe Rübezahl atacó dos puentes Oder. El puente en Kalenzig fue destruido a más de cincuenta metros de su longitud, los soportes de tierra y la estructura inferior del puente en Rebus se arruinaron a más de treinta metros de su longitud para que el puente quedara inutilizable.

En la noche del 13 de marzo, Linsen atacó el puente Oder en Zellin. Para cubrir el ruido del motor, cuatro Ju 88s rodearon la zona operativa. Las fotografías de reconocimiento aéreo tomadas más tarde ese día mostraron que el puente había sido demolido a más de 270 metros de su longitud. Los soviéticos lo reconstruyeron, junto con un puente de pontones. El 16 de abril, los pilotos suicidas de la Luftwaffe atacaron los cruces de Zellin. Fähnrich Beichl sumergió su Fw 190 lleno de explosivos, cargó una bomba de 500 kg en el puente y la destruyó. La Sonftgruppe de la Luftwaffe, de 40 miembros, fue destruida en los diecisiete puentes de Oder entre el 16 y el 17 de abril de 1945.10

En la última parte de abril de 1945, los ejércitos soviéticos se separaron de las cabezas de puente de Oder. En la tarde del 24 de abril, el teniente Keller reconoció la pequeña isla de Dievenow cerca de Wollin, que todavía estaba en manos alemanas. Después de las conversaciones con el comandante de la isla, los hombres rana entraron al agua y se dirigieron con sus minas de torpedos hasta el puente que une la isla con el continente ocupado por los soviéticos. En tierra prepararon sus cargas. A las 0417 hrs del 25 de abril de 1945 el puente ya no existía.

Ese mismo 24 de abril, el teniente Albert Lindner (Lehrkommando 700 y el ataque de los puentes de Orne) condujo a sus saboteadores navales y tres hombres rana a destruir los puentes de pontones en Nipperwiese y Fiddichow. Dos hombres debían volar cuatro pontones debajo del puente. Para este propósito fueron equipados con pequeños paquetes de explosivos de 7.5 kg llamados Sprengfische. Partieron de las trincheras de infantería en Oderdamm, al sureste de Schwedt. Los hombres rana fueron descubiertos por un centinela, una granada rusa golpeó uno de los Sprengfische que explotó al mismo tiempo dejando varios muertos y heridos. La operación se repitió la noche siguiente y tuvo éxito. A las 5:00 de la tarde, las cargas explosivas destrozaron el puente del pontón, pero los cuatro hombres rana involucrados terminaron como prisioneros de guerra soviéticos.

La última operación del hombre rana en el frente oriental fue en Stettin. En la noche del 25 de abril de 1945, las últimas tropas alemanas evacuaron la ciudad. Sólo una sección del puerto quedó en manos alemanas. Los soviéticos mantuvieron el terreno elevado en Altdamm, en la orilla más alejada del brazo oriental del Oder, y estaban disparando a la ciudad. Habían infiltrado el puerto en varios lugares. Mientras colocaba una mina de torpedos en un pilar del puente, Bootsmaat Künnicke fue atacado por un centinela. La mina se alejó y se perdió. Como ya estaba amaneciendo, Künnicke se escondió en un granero y se reunió con su unidad al día siguiente. Otros dos hombres rana que eran Stettiners yacían en un prado pantanoso entre los brazos este y oeste del Oder mientras el Ejército Rojo pasaba junto a ellos. El escondite estaba en la orilla del Möllnfahrt, el curso de la regata de Stettin. La pareja había conseguido para sí mismos un barco de motor fino, Arístides, en el que se proponía transportar sus minas de torpedos. En su escondite el 8 de mayo escucharon explosiones y disparos. El 11 de mayo, después de seleccionar un puente Oder como su objetivo, se encontraron con un civil alemán que les dio la noticia de que la guerra había terminado. Los dos hombres rana escondieron su equipo y obtuvieron ropas civiles, luego se unieron a la gente local limpiando las calles de escombros. Desafortunadamente, no escaparon a la atención de los rusos y les siguió un largo y arduo cautiverio.