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sábado, 25 de noviembre de 2023

Malvinas: El final, los combates cuerpo a cuerpo y el miedo a la aviación argentina

 

Las horas finales en Malvinas: combates cuerpo a cuerpo, heroica resistencia y el miedo británico a la aviación

El 14 de junio la guerra de Malvinas terminó. En los últimos instantes hubo arduas conversaciones entre argentinos y británicos, órdenes de Galtieri hacia Menéndez que no fueron obedecidas, el resquemor inglés a los ataques aéreos y batallas que pasaron a la historia como las de mayor bravura de las tropas argentinas



El general Mario Benjamín Menéndez era el gobernador. En esta imagen se dirige a las tropas en Darwin el 25 de mayo de 1982. (AP)

Desde los primeros días de junio, los ingleses iniciaron los intentos por llegar a un alto el fuego. Lo hicieron comunicándose con el radio teléfono ubicado en el hospital “King Edward”, usado habitualmente por los isleños para evacuar consultas médicas. La mañana del 6 de junio la doctora Alison Bleaney atendió una llamada y estuvo a punto de cortar porque creía que era una broma. Desde la flota, un oficial del estado mayor británico deseaba comunicarse con las autoridades argentinas.

La mujer envió un mensajero al gobierno a pasarle la novedad al comodoro Carlos Bloomer Reeve, secretario general de la gobernación. Este le informó al gobernador Mario Benjamín Menéndez, quien designó al capitán de la Armada Barry Melbourne Hussey a escuchar lo que querían decir, pero sin responder ante ninguna cuestión. El mensaje británico era el de encontrar un punto de acuerdo para terminar con la batalla.

Ambos interlocutores acordaron hablar todos los días siempre a las 13 horas. Lo harían hasta el día 12.

Las últimas horas de la guerra se las conoce como de las de mayor resistencia argentina.

Monte Longdon fue escenario de un dramático combate de los soldados del Regimiento 7. (AFP)

A partir del 9 de junio, los británicos aumentaron la intensidad de fuego de artillería. Entre el 11 y 13 se sucedieron los combates de Monte Harriet, Monte Longdon, Dos Hermanas, Monte Tumbledown y Wireless Ridge. Constituían la última barrera defensiva antes de llegar a Puerto Argentino.

En los montes Harriet y Dos Hermanas los británicos encontraron una dura resistencia. Un francotirador logró frenar por horas a una compañía de Marines Reales y también había quedado inmovilizada una compañía del 45° en las laderas de Dos Hermanas, resistencia que mereció el elogio del enemigo.

Jeremy Moore, el comandante británico. El día anterior a la rendición salvó su vida en un ataque aéreo.

En Monte Longdon hubo una batalla durísima con alta cantidad de bajas. Los ingleses debieron avanzar a bayoneta calada y, una vez en la cima, tuvieron que defenderse de dos contraataques argentinos. Un pelotón de 46 hombres de la compañía C del Regimiento 7 obligó a la Compañía B inglesa a un repliegue.

La dureza de los combates quedó reflejada en los números: de los 278 hombres de la Compañía «Maipú» pudieron replegarse solamente 78, luego de doce horas de combate contra el 3 PARA. Los británicos sufrieron 23 muertos y 70 heridos.

A las 3 y media del sábado 12 de junio por primera vez en la historia se lanzó un misil Exocet MM-38 desde una rampa que se montó cercana al aeropuerto de Puerto Argentino. Se lo disparó al Glamorgan, un buque británico que todas las noches bombardeaba la capital. El tiro fue exitoso: el misil impactó en su cubierta dejando inoperantes sus dispositivos electrónicos.

El combate de Tumbledown, el 13 de junio de 1982. Pintura de Steve Noon, artista británico.

Durante el 13 se realizaron cerca de veinte misiones aéreas sobre posiciones británicas. En su campamento en Monte Dos Hermanas, el comandante Jeremy Moore salvó su vida de milagro en un ataque aéreo.

En la noche del 13 de junio, unos 50 soldados escoceses atacaron la base del monte William, donde los defensores argentinos recibieron la orden de replegarse. Antes de la medianoche, en la península Camber, al norte de la rada de Puerto Argentino, se rechazó una incursión británica con lanchas rápidas.

A la noche del 13 de junio, una sección de la Compañía de Ingenieros Anfibios se replegó desde el noroeste del monte Tumbledown hacia el puesto de comando del Batallón de Infantería de Marina 5. A las tres de la mañana, en medio de una tormenta de nieve, una fracción de ellos junto a miembros de la Compañía de Ingenieros Anfibios y una sección de tiradores de la Compañía del Regimiento de Infantería 6 se prepararon para contraatacar en el oeste del monte Tumbledown. Dos horas más tarde la Compañía Nácar intentó recuperar el control del monte. Hubo un intento de contraatataque, en el que terminaron heridos media docena de escoceses, pero ante el nutrido fuego enemigo, el general Menéndez autorizó el repliegue de las fuerzas.

Pilotos, mecánicos, técnicos y soldados del Escuadrón M5 Dagger antes de una de las misiones en Comodoro Rivadavia. Las acciones de los pilotos de la Fuerza Aérea y de la Aviación Naval fueron la mayor preocupación de los británicos.

Durante la Batalla de Wireless Ridge, las trincheras del Regimiento 7 fueron blanco de cerca de 6 mil proyectiles disparados por la artillería británica. Primero, los ingleses tomaron el sector norte y dos compañías, que venían combatiendo desde el día anterior, se dirigieron hacia Moody Brook, en medio del fuego de los cañones ingleses.

El avance inglés continuó a pesar de la lucha de las tropas argentinas por mantenerse en el terreno. La infantería británica, apoyada por tanques ligeros, lograron llegar a las posiciones y rodear a efectivos del BIM 5. En la ladera sur de Wireless Ridge, unos 40 hombres de la Compañía A del Regimiento 3 encabezó un contraataque contra soldados del Para 2.

En el amanecer del 14, soldados sobrevivientes del combate de Wireless Ridge formaron una línea defensiva en cercanías del arroyo Felton. Unos 50 sobrevivientes del Regimiento 7 lanzaron un contraataque contra los cuarteles de Moody Brook, ya en poder británico, pero fueron rechazados por el fuego de artillería. Los británicos se admiraron por la actitud de los argentinos.

Algunos de los soldados del Regimiento 3 que protagonizaron uno de los últimos contraataques de la guerra.

La Fuerza Aérea lanzó su última misión: dos bombarderos Canberra y dos Mirage atacaron posiciones británicas en Furze Bush Pass. Uno de los Canberra fue derribado.

A las 6 de la mañana, la artillería argentina disparó hacia la cima del Wireless para frenar el avance de los paracaidistas británicos y hubo fuego para cubrir el repliegue de los soldados argentinos. Una hora después los británicos dominaban Tumbledown y desde helicópteros dispararon misiles contra la artillería argentina cercana a Moody Brook.

Antes de retirarse, un subteniente y 21 artilleros del Grupo Aerotransportado 4 se quedaron para operar la última pieza, la que dispararon sobre paracaidistas británicos. Cuando un proyectil quedó atascado, se retiraron.

A esa altura Carlos Robacio, el comandante de BIM 5, había desobedecido dos órdenes de repliegue y seguía peleando.

En la última acción de la guerra, una sección de la Compañía Mar del BIM 5 había puesto fuera de acción a dos helicópteros Sea King británicos. El BIM 5 finalizó su repliegue a las 15, marchando a paso redoblado en las calles de Puerto Argentino con las tropas encolumnadas y en poder de sus armas. Querían reorganizarse para el combate urbano.

El capitán de fragata Carlos Robacio era el comandante del Batallón de Infantería de Marina N° 5. En más de una oportunidad, rechazó la orden de repliegue.

En sus memorias, el almirante Woodward anotaba, en esos últimos días de la guerra: “Estábamos ya en el límite de nuestras posibilidades, con sólo tres naves sin mayores defectos operativos, como el Hermes, el Yarmouth y el Exeter. De la fuerza de destructores y fragatas, el 45% está reducido a capacidad cero de operar. De los “guardavallas”, el Sea Wolf del Andromeda está inutilizado; todos los sistemas del Brillant padecen de una gran variedad de defectos; el Broadsword tiene un sistema y medio de armas, pero uno de sus ejes de propulsión con daños prácticamente permanentes. Ninguno de los 21 está en condiciones: el Avenger está descompuesto; el Arrow está roto y tiene una de las turbinas Olimpus inutilizada… y muchas cosas más. Todos están cayéndose a pedazos”.

Esta tarde quedé en este hermosísimo lugar para los Etendard con una sola vía de fuego de Sea Dart. Los convoyes que dirijo hacia y desde la costa durante la noche están “escoltados” por una fragata medio paralítica. La línea de cañones comenzó con cuatro naves y ha quedado reducida a dos por los desperfectos. El área de remolque, reparaciones y logística está “protegida” por el pobre viejo y averiado Glamorgan, y las Georgias del Sur son valientemente defendidas por el pobre viejo y averiado Antrim y el formidable barco de guerra Endurance”.

El repliegue del BIM 5 desde el cerro Sapper Hill marcaba el final de la resistencia que había planeado el general Jofre. La mayor parte de las fracciones habían abandonado sus posiciones y llegaban caminando a Puerto Argentino. Algunos lo hacían junto a soldados británicos, quienes no se molestaban en quitarles las armas.

El Para 2 dominaba Wireless Ridge, el Para 3 el monte Longdon, el Comando 42 monte Harriet y el Comando 45 Dos Hermanas. Con la Guardia Escocesa controlando Tumbledown, los gurkhas monte Williams y los galeses Sapper Hill, Puerto Argentino estaba dominada por dos brigadas inglesas.

Los generales Menéndez y Jofre acordaron que continuar la lucha significaría una mayor pérdida de vidas. Jofre dijo que “esto no da para más”.

El gobernador se comunicó con el general Leopoldo Galtieri y en el medio de la conversación la llamada se cortó por un bombardeo inglés. Galtieri estaba en Casa Rosada: “Parece que Menéndez se rinde…”, dijo. Pidió hablar con él.

El gobernador mandó a uno de sus ayudantes a hablar con los efectivos ingleses para pactar el alto el fuego.

Galtieri llamó. Que saque a los soldados de los pozos de zorro y contraataque, exigió a los gritos. Menéndez le explicó que ya no contaba con apoyos suficientes, y menos con naval y aéreo. Galtieri le insistió una y otra vez que contraatacase y que emplease a efectivos de los regimientos 3 y 25 y a la infantería de marina. Ante la negativa, le advirtió que al regreso del continente debería rendir cuentas. El gobernador era de la idea de invocar la Resolución 502 de Naciones Unidas, que determinaba que Argentina era agresora, cese de hostilidades, el retiro de tropas y negociar. Galtieri se opuso. Menéndez apuraba una decisión, “para salir con honor”.

Del Fearless, despegó un helicóptero Gazelle con los parlamentarios británicos. En su panza le ataron la tela blanca de un paracaídas. Viajaban los oficiales Bell -hablaba español- Reid y un radio operador que llevaba un teléfono satelital.

Fueron caminando hacia la sede del gobierno. Menéndez los esperaba en la puerta. En las conversaciones, lo acompañaron el capitán Melbourne Hussey los vice comodoros Carlos Bloomer Reeve y Eugenio Miari, especialista en tratados internacionales.

En una primera reunión se percibió la preocupación de los británicos por la aviación argentina; pidieron que cesasen sus ataques.

Moore and Menéndez agreed to a ceasefire. The governor demanded to remove the word "unconditional" from the terms of surrender.

A las 11 de la mañana, cuando comenzó a caer una nevada, se acordó un alto el fuego. Para los ingleses, haberlo logrado fue un hecho caído del cielo: las tropas que llevaban adelante el ataque hacia Puerto Argentino habían quedado solo con seis tandas de munición. El resto se había ido al fondo del mar con el Atlantic Conveyor.

Las condiciones de Galtieri era que Menéndez no firmase ningún documento; que no se hablase de rendición, sino de evacuación; que cada hombre volviese en uniforme y con su armamento y que el compromiso debía ser en términos del honor. A Menéndez le extrañó la orden de no firmar, sabía que eso sería imposible.

Moore y Menéndez acordaron el alto el fuego. El gobernador exigió quitar la palabra "incondicional", de los términos de la rendición.

Cada una de las partes se retiraron para hablar con sus superiores y quedaron volver a reunirse, esta vez con los jefes, por la noche.

A las 19:45 Jeremy Moore, comandante de las fuerzas británicas, descendió de un helicóptero, visiblemente contrariado por la tormenta de nieve que la nave debió atravesar. Iba acompañado con siete oficiales de su Estado Mayor, el radio operador con comunicación directa con Londres, y un oficial abogado. En una mano llevaba un documento con los términos de la rendición y en la otra una botella de whisky.

Los argentinos se negaron a suscribir una rendición “incondicional”, que no se haría una ceremonia pública de rendición, los oficiales mantendrían el mando de tropa y conservarían sus banderas.

Telegrama de Moore anunciando que todo había terminado.

La preocupación de Moore eran los aviadores. Por acción de la aviación, la flota había perdido 7 buques, 5 habían quedado fuera de combate y 12 tenían averías. Llamaron al brigadier Ernesto Crespo, que dijo, cuando comenzó la guerra: “Si alguien creyó que la frase ‘defender la Patria hasta perder la vida’ era solo una declaración, esta es la hora de la verdad”. Crespo, titular del comando aéreo, dio su palabra de acatar el cese de hostilidades, aunque aclaró que no se rendía.

Una vez que se quitó del documento la palabra “incondicional” y se tuvo garantías del comando aéreo, todo se destrabó. Menéndez puso sus iniciales en el documento. Luego firmó Moore y un oficial británico en condición de testigo.

Tapa del diario Clarín que daba cuenta del alto el fuego en las islas.

El cese de fuego comenzaría a las 23:59 del 14 de junio. Menéndez pidió autorización para reunirse con su Estado Mayor pero la misma le fue denegada, informándosele que en breve se lo trasladaría al “Fearless” en calidad de detenido.

La guerra había terminado.

Fuentes: La guerra inaudita. El conflicto del Atlántico Sur, de Rubén Oscar Moro; 1982. Los documentos secretos de la guerra de Malvinas/Falklands y el derrumbe del proceso, de Juan B. Yofre; Los cien días. Las memorias del comandante de la flota británica durante la guerra de Malvinas, de Sandy Woodward; Una cara de la moneda. La guerra de Malvinas según la versión completa del The Sunday Times Insight Team de Londres; diarios junio 1982.


sábado, 1 de abril de 2023

Malvinas: El fin de los combates

Últimos combates en Malvinas: la Guerra llega a su fin

El Batallón de Infantería de Marina Nº 5 se destacó debido al heroico y aguerrido comportamiento en la batalla por el Monte Tumbledown. También apoyó a comandos argentinos y a camaradas del Regimiento 7 del Ejército Argentino en la batalla de Monte Longdon.
Gaceta Marinera


Sobre fines de mayo y los primeros días de junio, la Fuerza de Desembarco británica arribó a la zona del Puerto San Carlos e inició su campaña terrestre en aproximación hacia Puerto Argentino –distante a unos 100 km–. El 14 de junio se concretó la caída de la capital.

Las primeras alturas que conquistaron fueron Pradera del Ganso –distante del objetivo británico–, Monte Harriet y Monte Dos Hermanas y, posteriormente, entraron en el dispositivo de la Infantería de Marina que tenía como núcleo al Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5), apoyado por la Batería “Bravo” del Batallón de Artillería de Campaña Nº 1 Ec.

Los principales combates en los que intervino la Infantería de Marina fueron en Monte Longdon, Monte Tumbledown, Sapper Hill y Pony’s Pass; mientras que en los días previos, se produjeron los combates de artillería y los ataques aéreos.

En la noche del 11 al 12 de junio, en el Monte Longdon, bajo responsabilidad del Regimiento de Infantería Nº 7 (RI7) del Ejército Argentino, con una Sección de Ametralladoras 12,7 mm. de la Infantería de Marina, se produjo un cruento combate. Tal fue la magnitud y la violencia del ataque que obligó a las tropas del RI7 a replegarse por la fuerte presión recibida.

Debido al tipo de armamento que tenían, las tropas de la Infantería de Marina no pudieron replegarse. El entonces Cabo Segundo I.M. Carlos Colemil, que tenía que llevar la orden al Jefe de Sección, fue herido, y no pudo llegar a informar a las tropas el repliegue.

Heroicamente, la ametralladora Nº 4 del Batallón Comando (BICO) –a cargo de los conscriptos de Infantería de Marina Jorge Inchauspe, Sergio Giuseppetti, Jorge Maciel y Luis Fernández– mantuvo su posición. Los cuatro detuvieron a toda una compañía británica de casi 120 hombres, lo que les costó la vida. Por su épico accionar, el resto de la tropa pudo salvarse, sufriendo solo seis bajas, pudiendo haber sido muchas más.

Durante la noche del 12 de junio la presión británica fue en aumento y se produjo un duelo de artillería cuyos fuegos se fueron incrementando, batiéndose con las consiguientes bajas y destrucción de posiciones. Esto anticipaba con mayor firmeza que se avecinaban los momentos más críticos.

El ataque principal lo sufrió la 4º Sección de la Compañía “Nácar” en el extremo oeste de Tumbledown, a cargo del Teniente de Corbeta IM Carlos Daniel Vázquez.

El mismo comenzó con un asalto a bayoneta en las últimas horas del 13 de junio por parte del 2º Batallón de la Guardia Escocesa y una Compañía del 7º Regimiento Gurkha que también atacó la posición. En las primeras horas de la madrugada del 14 lanzaron sucesivamente dos asaltos más a bayoneta, con las restantes compañías del 2º Batallón.

Durante esa noche, el Jefe de Sección, luego de consumir 54 proyectiles de su mortero de 60 mm disparando sobre su propia posición, solicitó el apoyo de fuego de los morteros de 81mm, de 106,6 mm, de la Batería de Artillería “Bravo” y del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 del Ejército Argentino, para que batieran con sus fuegos nuevamente su propia posición, al considerarla ya perdida.

Ejecutados esos fuegos y con una gran cantidad de bajas, la 4º Sección siguió combatiendo con su posición parcialmente ocupada por la infantería británica, hasta las 7:15.

Fueron cayendo en manos de los enemigos pozo tras pozo, a lo largo de las más de 8 horas de combate cuerpo a cuerpo, hasta que cayó finalmente la posición de la 4º Sección.

En este combate murió honorablemente, entre muchos otros, el Suboficial Segundo IM Julio Saturnino Castillo.

Paralelamente, la Compañía “Obra” del BIM5 sufrió ataques sobre Pony’s Pass donde se combatió, pero la superioridad enemiga obligó a replegarse al Jefe de Compañía. Para el 14 de junio, el BIM5 concentraba prácticamente toda su unidad en inmediaciones de Sapper Hill, bajo una fuerte presión producida por la artillería enemiga y los ataques aéreos.

El Monte Tumbledown fue el último punto estratégico defendido por los argentinos antes de la derrota en la Guerra de Malvinas.

En la mañana del 14 de junio, con Puerto Argentino prácticamente rodeado, el gobernador, General Mario Benjamín Menéndez, decidió la rendición. El BIM5 inició su repliegue, según las órdenes que había recibido, pero dejó una fracción en la retaguardia de combate en Sapper Hill, que era la última altura. Esta fracción, cubriendo la retaguardia de combate del batallón que se replegaba, se enfrentó a una sección de infantería británica que desembarcó en helicópteros, desarrollándose el combate de Sapper Hill, donde se produjeron las últimas bajas.


BIM5 – Ametralladora 12,7 mm


BIAC – Batería Bravo 105 mm


BIM5 – Rancho en Monte Tumbledown

A partir del mediodía del 14 de junio, dada la orden de deponer las armas, los Infantes de Marina ingresaron a Puerto Argentino marchando con su armamento y pasaron a condición de prisioneros de guerra de las tropas británicas, que iban tomando las distintas posiciones. Inicialmente estuvieron bajo control de los paracaidistas británicos que luego fueron reemplazados por Royal Marines británicos, que no habían estado empeñados en combate.

La Infantería de Marina estuvo concentrada en el aeropuerto durante cuatro días, hasta que fueron transportados al transporte polar ARA “Bahía Paraíso” y al rompehielos ARA “Almirante Irízar”, buques hospital reconocidos por la Cruz Roja Internacional, para ser trasladados al continente. “Bienvenidos Infantes de Marina”, rezaba un cartel en la cubierta del buque, esperándolos.

Desde el 2 de abril hasta el 14 de junio de 1982 murieron 34 Infantes de Marina en combate, sin considerar a los heridos. El primero en caer en la guerra y el último fueron infantes de Marina. Malvinas generó en cada integrante de ese componente de la Armada Argentina un sentimiento particular e íntimo de orgullo y patriotismo por el deber cumplido.

sábado, 1 de octubre de 2022

Malvinas: Goose Green, Tumbledown, Wireless y el 2 Para buscando fuego de apoyo

La batalla de Goose Green de 1982 y mas allá...

Weapons and Warfare
 
 



4 Scorpions, 4 Scimitars y un Samson fueron a las Malvinas de 3 y 4 Troop, 'B' Sqn, The Blues and Royals. Desempeñaron un papel importante en la recuperación de las islas, ya que fueron los únicos blindados que llegaron a tierra.


Coordinación inadecuada del apoyo de fuego y ausencia de un enfoque de todas las armas

El 2 Para se fijó el objetivo totalmente irrazonable de derrotar a un enemigo atrincherado, establecido en profundidad y desplegado en un frente estrecho con campos de tiro despejados, sin posibilidad de lograr la sorpresa, prácticamente sin posibilidad de flanquear a Piaggi y, quizás lo más imperdonable de todo, sin nada que se acerque al apoyo de fuego adecuado. El hecho de que el HMS Arrow experimentara dificultades técnicas con su arma principal se puede atribuir simplemente a los caprichos de la guerra: la "fricción" de Clausewitz o la "Ley de Sod", y sin duda los artilleros y los técnicos hicieron todo lo posible, aunque, como se supo, sin éxito. para que su arma sea operativa. Pero la falta de apoyo de artillería adecuado en el campo es menos perdonable, a pesar de la pérdida crítica de helicópteros de carga pesada el 25 de mayo. cuando el error de cargar tantas máquinas de vital importancia en un solo barco de transporte expuso lo peor de la mala planificación. En cuanto a la ausencia de apoyo aéreo hasta las fases finales de la batalla, la RAF no tuvo ninguna responsabilidad por ello. Con mejor clima el día 27, los ataques aéreos de Harrier lanzados contra el istmo a pedido de Jones podrían haber logrado gran parte del trabajo antes de que 2 Para incluso abandonara su línea de salida temprano a la mañana siguiente, incluso teniendo en cuenta la presencia de cañones antiaéreos. que ya había demostrado su valía al derribar dos Harriers antes de la batalla. No fue sino hasta las 15:30 horas que aparecieron tres Harriers sobre el campo de batalla, solo uno de los cuales logró atacar la península al este de Goose Green, pero no logró alcanzar los cañones de 35 mm situados allí. Todavía,

Sin embargo, si se puede explicar con justicia la falta de disparos navales o apoyo aéreo, la lamentable falta de apoyo de artillería es menos comprensible, con solo tres cañones de 105 mm disponibles; tan pocos, de hecho, que cambiaban continuamente su fuego de una compañía a la siguiente según fuera necesario. Esto significó, por ejemplo, que aunque la Compañía B necesitaba apoyo de fuego durante su avance sobre Boca House, negó a la Compañía A el mismo apoyo que necesitaba Farrar-Hockley para romper el punto muerto en su sector al este, que llegó casi exactamente al mismo tiempo. : 1200 horas. La artillería también gastó una cantidad considerable de municiones en un esfuerzo inútil en el fuego de contrabatería, cuando la falta de inteligencia sobre la ubicación de las armas argentinas hizo que este esfuerzo fuera inútil. La prioridad debería haber sido apoyar a las compañías de fusileros, en particular A y B, aquellos cuyo avance los argentinos sostuvieron con más éxito. Si bien los cañones operaron casi continuamente durante la lucha de catorce horas, y dispararon alrededor de 900 proyectiles, dando una velocidad de disparo de aproximadamente uno por minuto, no lograron proporcionar el peso de fuego requerido para mantener el impulso de las tropas. En resumen, un ataque terrestre requiere el máximo apoyo de fuego para ayudar en su avance; incluso, o quizás especialmente, el soldado ordinario aprecia la solidez de este principio. No obstante, 2 Para prevaleció, pero el nivel de apoyo de fuego proporcionado quince días después durante los asaltos en, en particular, Mount Harriet y Wireless Ridge, debería haber estado presente en Goose Green. Finalmente, dada la naturaleza plana del suelo, incluso la turba blanda, empapada y empapada de agua podría soportar el peso de los tanques ligeros.

Operaciones del 12 al 13 de junio: Mount Tumbledown y Wireless Ridge

En la noche del 12 al 13 de junio, se reanudó la ofensiva, con el esfuerzo principal proveniente de la 5 Brigada en el sur contra las defensas de Puerto Argentino, lo que implicó un ataque del Segundo Batallón de la Guardia Escocesa contra Tumbledown y más al norte, un asalto de 2 Para contra la cresta inalámbrica. La Artillería Real proporcionaría cinco baterías de cañones para apoyar estos esfuerzos, junto con cuatro buques de guerra y los ocho tanques de los Blues and Royals, que habían cruzado la isla desde San Carlos. Mount Tumbledown constituía una posición muy formidable en manos de elementos del 5.º Batallón de Infantería de Marina, quizás la unidad de mayor tamaño que poseían los argentinos en las islas, y representaba el puesto clave en las defensas al oeste de Puerto Argentino. En la evaluación del teniente coronel Scott, comandante del batallón, un ataque a través de las expuestas laderas del sur de la montaña representaba un riesgo demasiado grande para sus guardias, por lo que eligió un avance occidental a lo largo de la cresta de la cumbre sin el beneficio del fuego de apoyo, asegurando así un acercamiento lo más silencioso posible. En la primera fase, una incursión de distracción realizada a lo largo de la vía Fitzroy-Puerto Argentino precedería a la toma por parte de una compañía del extremo occidental de la eminencia, mientras que en la segunda fase otra compañía debía capturar el área alrededor de la cumbre. Por último, una tercera empresa se apoderaría del extremo este.

El desvío comenzó a las 20:30 horas, y el avance principal comenzó media hora más tarde en medio de condiciones de congelación. Con el apoyo de tanques ligeros, la fuerza de distracción se enfrentó a los argentinos durante dos horas, seguida de un éxito limitado de otras subunidades que emplearon armas antiblindaje contra la fuerza de distracción que enfrentó a los argentinos durante dos horas, seguida de un éxito limitado de otras subunidades que emplearon armas antiblindaje. -armas blindadas contra búnkeres argentinos; de hecho, a pesar de los esfuerzos de los guardias para usar granadas a una distancia peligrosamente cercana, su avance se vio seriamente frenado. Alrededor de las 02:30 h, los atacantes pidieron apoyo de artillería para romper el callejón sin salida y, después de varios combates cuerpo a cuerpo, un puñado de hombres finalmente llegó a la cima, pero solo después de una lucha de siete horas, con las bayonetas ensangrentadas. Otras compañías hicieron un uso extensivo de sus armas antiblindaje Carl Gustav de 84 mm y armas antitanque ligeras. La lucha no cesó hasta alrededor de las 08.15 horas del 13 de junio, mucho después del amanecer, en el transcurso de la cual los guardias escoceses sufrieron nueve muertos: dos durante la diversión y cinco en el asalto principal, más otros dos por fuego de mortero cuando los proyectiles cayeron mientras los hombres atendían a los heridos. Pasaron poco más de once horas desde el momento en que abandonaron la línea de salida para que los guardias arrebataran la cresta a los argentinos, de los cuales doce fueron hechos prisioneros y quizás el triple de muertos. Representó un logro significativo, aunque tomó mucho más tiempo del previsto, circunstancia que casi con seguridad se atribuye al hecho de que allí se desplegaron las mejores unidades argentinas. Con la caída de Tumbledown se fue el elemento clave en la defensa de Puerto Argentino. Los argentinos evacuaron a sus tropas de Mount William esa noche, dejando solo Wireless Ridge como la última posición elevada para interponerse en el camino de la ofensiva británica.

Animado por su victoria en Goose Green y la única unidad importante a la que se le dio una segunda oportunidad a los argentinos, al 2 Para se le asignó la tarea de apoderarse de Wireless Ridge la misma noche que el ataque de la Guardia Escocesa en Tumbledown, 12 y 13 de junio. . Situada a 3,2 km (2 millas) al noreste de Tumbledown, Wireless Ridge constituía de hecho dos partes separadas de terreno elevado, que el teniente coronel David Chaundler decidió atacar desde el norte. Mientras que 2 Para había recibido muy poco apoyo de fuego en Goose Green, se planeó todo lo contrario para el ataque contra Wireless Ridge. Aquí, el batallón poseía muchos morteros propios, así como algunos del 3 Para, dos baterías de artillería puestas a su disposición durante el transcurso de la noche, otras armas proporcionadas por la Artillería Real si era necesario y la potencia de fuego del HMS Ambuscade. Finalmente, dos Scorpions y dos Scimitars de Blues and Royals estaban disponibles, capaces de ofrecer un apoyo cercano ya que el suelo aquí, en contraste con las otras características asaltadas hasta ahora, no ofrecía lados empinados. El 7º Regimiento defensor, que había luchado contra el 3 Para en Mount Longdon, desplegó las compañías de fusileros habituales, además de francotiradores, ametralladoras pesadas, morteros y artillería.

Chaundler dividió su plan en cuatro fases para incluir fuego de artillería preparatorio. La compañía líder abandonó su línea de salida a las 21:45 h, con el apoyo de Scimitars y Scorpions, y al llegar a una de las alturas descubrió que los defensores se habían retirado bajo el peso del fuego entrante. Sin embargo, mientras los paras buscaban consolidar este terreno recién ocupado, ellos mismos se convirtieron en el objetivo de un bombardeo de artillería. En este punto, hacia el este, otras dos compañías iniciaron su avance desde la línea de salida y se prepararon para enfrentarse a los defensores cuando los argentinos, doblegándose ante la presión de la combinación de fuego de artillería, morteros y ametralladoras dirigido contra su posición, se retiraron. . Mientras tanto, otra compañía de paracaidistas, apoyada por los tanques ligeros de los Blues and Royals junto con Milans y ametralladoras, avanzaba a paso firme. Por cierto, el 2 Para logró apoderarse de la primera mitad de la cresta con poco esfuerzo, pero los defensores ofrecieron una obstinada resistencia en la mitad restante, y los atacantes se vieron obligados a despejar un búnker tras otro. Sin embargo, su avance nunca flaqueó y, finalmente, la defensa se derrumbó, dejando al batallón de Chaundler en posesión de la cresta. Al amanecer, una pequeña fuerza de argentinos asaltó la posición, solo para ser rechazada por los defensores y el fuego de apoyo de morteros y cañones de 105 mm. Cuando el sol salió más alto, los argentinos huyeron en dirección a Puerto Argentino. 

A diferencia de Goose Green, en Wireless Ridge el 2 Para había encontrado poca resistencia, recibió un apoyo de fuego significativo de tanques y artillería y había aprendido de la dura experiencia de quince días antes. La caída de Wireless Ridge y Monte Tumbledown rompió la parte posterior de la red defensiva argentina cerca de Puerto Argentino y el 14 de junio, desafiando las órdenes de Galtieri de resistir, Menéndez acordó un alto el fuego y su rendición total se hizo efectiva a las 20:59 horas hora local.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Malvinas: ORBAT durante Monte Tumbledown

Monte Tumbledown





El 13 de Junio de 1982, los británico lanzaron su ataque de noche sobre la altura de Tumbledown que sorprendió a los Argentinos.
La situación en las vecinas alturas de Wireless Ridge empeoró con el trascurso de la noche y finalmente el comandante del BIM5 se replegó en dirección a Sapper Hill debido a la amenaza que de un flanqueo de más de 100 paracaidista y blindados enemigos sobre su puesto de comando en Moody Brook. A las 07:00, el cuartel general de la X Brigada ordenó erróneamente a la Compañía Nácar en Tumbledown replegarse a Sapper Hill debido al alto número de bajas que había sufrido. En la retirada los soldados argentinos se enfrentaron solos al resto de los soldados británicos que defendían la cumbre. Cuando los mandos argentinos se percataron del error, solo quedaban en pie cuarenta refuerzos de la Compañía Piribebuy al mando del teniente primero Raúl Daniel Aballa que resistían los ataques.
  • La Compañía Nácar del BIM 5, al mando del Teniente de Navío Villarraza, fue destacada a defender un sector que comprendía una zona entre el valle de Moody Brook y las costas existentes al sur de Monte William.
  • La 1 Sección, a cargo del guardiamarina Bianchi, se ubicaba a quinientos metros al sudoeste de Monte William.
  • La 2 Sección, a cargo del guardiamarina Oruezabala, se ubicaba un poco más hacia el noroeste de la 1 Sección.
  • La 3 Sección, a cargo del suboficial Segundo Lucero, se ubicaba al norte de monte Tumbledown, sobre su extremo este. El flanco Izquierdo de esta sección estaba muy próximo al Puesto Comando de Compañía.
  • La 4 Sección, a cargo del Teniente de Corbeta Carlos Daniel Vázquez, se ubicaba en el extremo oeste de Tumbledown, con su sector de responsabilidad apuntando hacia el oeste y hacia el sur.
  • La 5 Sección, a cargo del Teniente de Corbeta Héctor Omar Miño, se encontraba en el extremo oeste de Tumbledown.
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Pintura: Terence Cuneo

domingo, 13 de febrero de 2022

Monte Tumbledown: El liderazgo en combate del SubTte Silva relatado por el suboficial Walter Pintos

Tras replegarse el Regimiento de Infantería 4, uno de sus oficiales, enfurecido por este hecho, se negó a dejar de combatir. Buscó donde seguir haciéndolo y encontró el lugar: con un puñado de soldados de Ejército se sumó voluntariamente a la Cuarta Sección de la Compañía Nácar del Batallón de Infantería de Marina 5, y se subordinó a su jefe, el teniente de corbeta Carlos Daniel Vázquez. Durante toda la noche del 13 al 14 de junio esa unidad, desplegada en el Monte Tumbledown, detuvo el avance del enemigo, que decuplicaba a los argentinos en número. Los soldados comandados por Vázquez tuvieron casi un 90 por ciento de bajas, entre ellas al suboficial Julio Saturnino Castillo y al propio subteniente Oscar Augusto Silva. Nicolás Kasanzew entrevista a uno de los hombres de este último, el suboficial Walter Pintos.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Tumbledown: Robacio retrocede al pueblo derribando dos helicópteros

Robacio y el derribo de 2 helicópteros britones


Carlos Robacio, Capitán de Fragata de Infantería de Marina y Comandante del glorioso Batallón de Infantería de Marina Nº 5 (BIM5), tuvo bajo su mando a 800 marinos de este batallón de la Armada Argentina y a 200 soldados pertenecientes a 2 Compañías adscriptas correspondientes a los Regimiento de Infantería Nº 3 y 6 del Ejército Argentino durante los combates terrestres por Puerto Argentino. En la noche y madrugada del 13 al 14 de Junio, desoyendo la ya impartida orden de rendición emanada del General Menéndez, Gobernador y Comandante Militar Argentino de las Islas️, siguió junto a todos sus valientes, combatiendo a los británicos y logrando mantenerlos aferrados por varias horas y haciéndolos retroceder en 14 kilómetros el avance de las fuerzas británicas, derribando además en la mañana del 14, dos helicópteros ingleses. Cuando el 14 de Junio a media mañana, finalmente el BIM5 inició el repliegue final desde las colinas hacia Puerto Argentino, habían agotado totalmente la munición de combate. Así entran a la ciudad, manteniendo en su poder la totalidad de sus armas, con todas sus tropas encolumnadas, marchando a paso redoblado y con el orgullo de haber combatido a la elite de las tropas británicas como nadie hubiera imaginado.
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Pintura : @albertonassivera



miércoles, 28 de julio de 2021

Malvinas: El último cargador en Tumbledown

El último cargador


En el cerro Tumbledown en la madrugada del 14 de Junio de 1982.
Me quedaba un solo cargador, pude observar bultos que se concentraban para asaltar el lugar dónde me encontraba.
Decidí salir, pude hacerlo y descargar mi último cargador, fue una sorpresa para mis enemigos, pude observar a varios que caían, pero reaccionaron rápidamente y comenzaron a perseguirme.
Yo procuraba llegar a la Segunda Sección, bajaba la colina, sentí estallar una bomba, caí, pero no tenía heridas y seguí corriendo, atrás mío venían varios ingleses cómo a unos 50 mts.
Sentía las ráfagas de ametralladora por sobre mi cabeza, Estalló otra bomba y sentí como una gran mano me hubiera detenido y arrojaba hacia arriba. Tenía los ojos llenos de barro, pero no sentía dolores, ni palpé sangre en ninguna parte de mi cuerpo. Volvía correr y pude alejarme en la oscuridad de mis perseguidores.
Relato del Conscripto de Infantería de Marina Clase 62 Jorge Sanchez
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Pintura : José Garay