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domingo, 25 de agosto de 2024

Ataque aéreo: El implacable resultado de un ataque simultáneo multidireccional

Ataque simultáneo multidireccional


Por Esteban McLaren para FDRA




1. Introducción

Un ataque multifrontal simultáneo es atacar un blanco desde distintas direcciones al mismo tiempo. Es un elemento costoso de conseguir porque exige muchos recursos dado que la fuerza de ataque debe cubrir al menos dos frentes o direcciones y, más difícil aún, debe ser coordinado, es decir todo el movimiento debe hacerse al mismo tiempo. ¿Qué dificultades enfrenta el defensor? La saturación. Defiende un frente y, por costo de oportunidad, desatiende el otro y viceversa. La historia presenta un caso apasionante.

La Batalla de Midway fue un punto de inflexión crucial en la Segunda Guerra Mundial, donde un ataque simultáneo no intencionado de las fuerzas aeronavales estadounidenses desempeñó un papel decisivo. Durante la batalla, los aviones estadounidenses lanzaron ataques secuenciales desde una misma dirección a la vez. Los comandantes de portaaviones llegaron a esquivar la mayoría de estos ataques (¡un capitán lo hizo más de 70 veces en ese fatídico día!), torpedos y bombas caían por las bordas de estos enormes buques pero ni hacían mella en ellos. Sin embargo, una partida de ataque dirigida por el comandante McClusky perdió su rumbo y al volver para re-encausar el ataque lo realizó desde un inesperado Suroeste, coincidiendo con otra partida de ataque dirigida por el teniente Leslie provenía de Noreste al mismo tiempo, sorprendiendo por completo a la flota japonesa. Este ataque simultáneo desde dos flancos diferentes, llevado a cabo principalmente por bombarderos en picado SBD Dauntless, resultó en la destrucción casi inmediata de tres portaaviones japoneses empezando por el Kaga, lo que cambió el curso de la guerra en el Pacífico.

Las consecuencias de este ataque fueron devastadoras para la Armada Imperial Japonesa. La pérdida de cuatro portaaviones, junto con pilotos experimentados y aviones, debilitó gravemente su capacidad operativa. Esta victoria permitió a los Estados Unidos pasar de una posición defensiva a una ofensiva en el teatro del Pacífico, alterando el equilibrio de poder y marcando el inicio del declive de la supremacía naval japonesa.

2. La Batalla de Midway

La Batalla de Midway, ocurrida del 4 al 7 de junio de 1942, es una de las confrontaciones más importantes de la Segunda Guerra Mundial en el Teatro del Pacífico, marcando un punto de inflexión en la guerra. Durante esta batalla, un evento crucial fue el ataque simultáneo de dos formaciones de aviones estadounidenses desde diferentes direcciones, lo que resultó en la devastadora destrucción de los portaaviones japoneses.


2.1 Contexto previo

El 4 de junio de 1942, las fuerzas japonesas, bajo el mando del almirante Isoroku Yamamoto, lanzaron un ataque contra Midway con la esperanza de eliminar la amenaza de los portaaviones estadounidenses y asegurar el dominio en el Pacífico. Los japoneses confiaban en la sorpresa y la superioridad numérica. Sin embargo, gracias a la ruptura del código japonés por parte de la inteligencia estadounidense, los norteamericanos sabían de antemano los planes japoneses y prepararon una emboscada.


2.2 Ataques iniciales y esquiva de los japoneses

En la mañana del 4 de junio, los aviones estadounidenses lanzaron una serie de ataques aéreos desde sus portaaviones USS Enterprise, USS Hornet, y USS Yorktown contra la flota japonesa. Estos ataques iniciales consistieron en oleadas de aviones torpederos (principalmente TBD Devastators) y bombarderos en picado (SBD Dauntless). Los aviones torpederos atacaron primero, pero fueron diezmados por los cazas japoneses y el fuego antiaéreo; casi todos los aviones torpederos fueron derribados, y no lograron impactar a los portaaviones japoneses.

Durante estos primeros ataques, los comandantes de los portaaviones japoneses, como el vicealmirante Chuichi Nagumo, realizaron maniobras evasivas efectivas, logrando evitar los torpedos lanzados por los aviones estadounidenses. La combinación de maniobras hábiles, la protección de cazas Zero, y la falta de coordinación entre las diferentes oleadas de ataque permitieron a la flota japonesa esquivar la destrucción.


2.3 El ataque simultáneo decisivo

Sin embargo, mientras los aviones torpederos estadounidenses mantenían ocupadas a las defensas japonesas volando bajo y atrayendo a los cazas Zeros hacia niveles bajos, una fuerza de bombarderos en picado SBD Dauntless de los portaaviones USS Enterprise y USS Yorktown llegó a la escena desde una dirección diferente y en altitud. Liderados por los comandantes de escuadrón como el Teniente Comandante Wade McClusky y el Capitán de Corbeta Max Leslie, estos aviones aprovecharon que los cazas japoneses estaban ocupados a baja altura y que las maniobras evasivas japonesas habían dejado a los portaaviones en posiciones vulnerables.

En un giro del destino, los bombarderos en picado atacaron simultáneamente desde dos direcciones distintas: desde el noroeste y el sudoeste, tomando por sorpresa a los japoneses. Son las líneas de ataque 1 y 2 convergiendo a los blancos mientras sorpresivamente aparece una enorme ala de ataque 3 desde el suroeste, como se ilustra debajo. No deje de ver los dos videos añadidos para terminar de comprender el panorama de esta fantástica batalla aeronaval. Los portaaviones Akagi, Kaga, y Soryu fueron impactados casi simultáneamente en cuestión de minutos. Es que al querer esquivar los torpedos y bombas lanzadas por el grupo aéreo desde el Noreste, como lo habían hecho toda la mañana, quedaban alineados para los ataques provenientes desde el Suroeste. No había escapatoria. Las bombas penetraron en los hangares de los portaaviones, donde los aviones japoneses estaban siendo rearmados y repostados, lo que resultó en explosiones masivas que causaron incendios incontrolables. Este ataque decisivo resultó en la destrucción de tres portaaviones japoneses en rápida sucesión.


Más tarde, ese mismo día, un cuarto portaaviones japonés, el Hiryu, lanzó un contraataque que logró dañar severamente al USS Yorktown, pero fue finalmente localizado y destruido por aviones estadounidenses. Fue el fin de la Kidō Butai, la aviación naval imperial japonesa.



2.4 Consecuencias

La pérdida de los cuatro portaaviones japoneses en Midway fue un golpe devastador para la Armada Imperial Japonesa, ya que no solo perdió buques clave, sino también pilotos experimentados y aviones. La batalla cambió el equilibrio de poder en el Pacífico, permitiendo a los Estados Unidos pasar a la ofensiva en el teatro de operaciones.

El ataque simultáneo desde diferentes direcciones durante la Batalla de Midway se considera uno de los momentos más decisivos de la Segunda Guerra Mundial, demostrando la importancia de la coordinación y la sorpresa en el combate aéreo-naval. De todos modos, debe recalcarse que esta simultaneidad fue azarosa: el grupo que atacaba desde el Sudoeste simplemente se había perdido y volvía sobre sus pasos.




3. Pesadilla en el mar

Imaginen una operación naval a mar abierto. En dicha locación existe un alto potencial de ataques aéreos con bombas (tontas o LGB) o misiles antibuque (AShM) enemigos. Sin embargo, el infierno de Midway podría emerger personalizado en nuevos misiles AShM o misiles de crucero. Las nuevas amenazas, gracias a la digitalización, pueden hasta incluir diseño de guiado con inteligencia artificial. Por lo tanto, ni siquiera un humano estaría implicado en su gestión. 

Un capitán de un buque capital moderno (como un destructor, crucero o portaaviones) enfrentado a un ataque simultáneo de múltiples de AShM desde diferentes direcciones tendría a su disposición una combinación de capacidades de defensa avanzada, obviamente imposibles de obtener en el contexto tecnológico de la Segunda Guerra Mundial. Estas capacidades están diseñadas para detectar, rastrear y neutralizar las amenazas antes de que impacten en el buque. Adentrémonos en ellas.

3.1. Detección y seguimiento

  • Radar de vigilancia de largo alcance: Un radar como el AN/SPY-1 (utilizado en el sistema Aegis) o el más moderno AN/SPY-6, proporciona una cobertura de 360 grados, permitiendo la detección y seguimiento simultáneo de múltiples amenazas desde diferentes direcciones.
  • Sistemas de sensores electro-ópticos e infrarrojos (EO/IR): Estos sistemas complementan al radar al proporcionar capacidades de detección pasiva, cruciales para identificar misiles furtivos o para operar en entornos de alta interferencia electrónica.

3.2. Contramedidas electrónicas (ECM)

  • Jammers y perturbadores electrónicos: El buque puede emplear sistemas de guerra electrónica para intentar desviar o desorientar los misiles entrantes. Esto podría incluir la emisión de señales de interferencia (jamming) para interrumpir los sistemas de guía de los misiles o el uso de señuelos electrónicos que crean falsos blancos para confundir los sistemas de radar del AShM.

3.3. Defensa antimisil de capa externa

  • Misiles antiaéreos de largo alcance: Misiles como el SM-6 (Standard Missile 6) en un sistema Aegis pueden ser lanzados para interceptar los misiles antibuque a larga distancia. Estos misiles tienen la capacidad de maniobrar a gran velocidad y de interceptar misiles entrantes incluso a altas velocidades (como los misiles supersónicos o hipersónicos).
  • Sistemas integrados de defensa en red: En un grupo de combate, como un grupo de ataque de portaaviones (CSG), otros buques también pueden contribuir a la defensa, lanzando misiles interceptores desde diferentes posiciones para aumentar la probabilidad de interceptación.


3.4. Defensa de capa media

  • Misiles de defensa de punto o corta distancia: Misiles como el RIM-162 ESSM (Evolved Sea Sparrow Missile) se encargan de la defensa en un rango medio, interceptando misiles que logran penetrar las defensas de largo alcance.
  • Cañones CIWS (Close-In Weapon Systems): Sistemas como el Phalanx CIWS o el Goalkeeper, que son cañones de alta cadencia de disparo, proporcionan la última línea de defensa, disparando ráfagas rápidas de proyectiles para destruir misiles entrantes a muy corta distancia.

3.5. Contramedidas activas

  • Señuelos lanzables (chaff y flare): El buque puede lanzar señuelos físicos como chaff (que dispersa tiras de metal para confundir el radar del misil) y flares (que emiten calor para desviar misiles guiados por infrarrojos).
  • Decoys Remolcados: Dispositivos como el Nulka, un señuelo activo lanzado que imita la firma radar del buque, pueden ser desplegados para atraer misiles lejos del barco real.

3.6. Maniobras evasivas:

  • Maniobras de alta velocidad: Aunque limitado por las capacidades físicas del buque, el capitán podría ordenar maniobras evasivas para intentar evitar que los misiles logren un impacto directo, especialmente en caso de que los misiles se acerquen desde diferentes ángulos.

3.7. Coordinación con la flota:

  • Defensa coordinada de grupo de combate: En un escenario de combate real, el buque capital estaría operando como parte de un grupo de combate, con otros buques y aeronaves de apoyo que proporcionarían una capa adicional de defensa. Por ejemplo, destructores o fragatas pueden actuar como piquetes de radar para interceptar misiles antes de que lleguen al buque capital.
Estas condiciones no están ampliamente difundidas entre todas las armadas del Mundo. Estos equipos se encuentran disponibles son en las armadas más modernas, incluso sólo en el US Navy, la cual es la mayor armada del Mundo. Es decir, un combatiente de superficie promedio en el Mundo quedaría sin poder emplear alguna de esas "capas" siendo altamente probable un impacto de un AShM sobre su estructura sin que mucho se pueda hacer.

3.8 Resumen

El capitán de un buque capital moderno tiene a su disposición una serie de capas de defensa que, cuando se utilizan de manera conjunta y efectiva, ofrecen una protección robusta contra ataques coordinados de misiles antibuque desde múltiples direcciones. La clave del éxito reside en la detección temprana, la rápida decisión para desplegar contramedidas, y la capacidad de coordinar todas estas defensas en un entorno de combate de alta intensidad. A pesar de las avanzadas defensas, un ataque masivo y bien coordinado de múltiples AShM sigue siendo una amenaza seria, subrayando la importancia de la redundancia y la preparación en la guerra moderna.



¿Cómo repeler un ataque multidireccional simultáneo? La mayoría de las veces, no puedes.

Perfiles de ataque del AShM Penguin y misil de crucero Tomahawks

Nótense la posibilidad de realizar curvas y explorar blancos para detectar y optimizar el perfil de ataque.






4. Algoritmos de ataque simultáneo

Sin embargo, la misma digitalización puede llegar a elementos de defensa mucho más pequeños, para blanco muy puntuales, en escalas también precisamente definidas. Existen sistemas avanzados de dirección de misiles y drones diseñados para coordinar ataques desde múltiples direcciones de manera simultánea, lo que incrementa las posibilidades de éxito en la misión. Este tipo de ataques coordinados se emplea especialmente en operaciones contra objetivos fuertemente defendidos, donde el objetivo es saturar o superar las defensas enemigas.

4.1 Ejemplos de tales sistemas

  1. Sistemas de enjambre (swarming):

    • Los drones pueden operar en enjambres, donde múltiples unidades trabajan de manera coordinada para atacar desde diferentes direcciones. Cada dron puede ser autónomo o controlado en red, compartiendo información en tiempo real para ajustar su ataque. El enjambre puede saturar las defensas enemigas al atacar simultáneamente desde varios ángulos. Uno puede recordar en una escena de Matrix Revolutions donde una evento así se observa. Y es sobrecogedor, por cierto.
  2. Misiles de ataque coordinado:

    • Misiles como el Tomahawk Block IV o el AGM-158 JASSM tienen capacidades avanzadas de navegación y control que les permiten realizar ataques coordinados. Estos misiles pueden ser programados para seguir diferentes trayectorias y llegar al objetivo desde varias direcciones al mismo tiempo, lo que complica la defensa.



  3. Ataques de saturación:

    • En este tipo de ataque, múltiples misiles son lanzados en un patrón diseñado para saturar las defensas enemigas. Los misiles pueden ser programados para atacar desde diferentes ángulos, alturas y velocidades, creando una situación en la que es difícil para los sistemas de defensa aérea interceptar todos los misiles entrantes.
  4. Guerra de enjambre con drones de ataque:

    • En contextos modernos, los drones kamikaze o loitering munitions (municiones merodeadoras) como el Harop o el Switchblade pueden ser desplegados en masa. Estos drones pueden ser programados para atacar simultáneamente desde múltiples direcciones, lo que aumenta la probabilidad de que al menos uno logre alcanzar el objetivo.

 




Google trabaja con drones con inteligencia artificial que permitan discernir blancos y decidir ataques


Una discusión muy técnica de cómo se pueden programar enjambres de drones y coordinarlos para ataques y otras misiones

4.2 Principio operativo

La coordinación, sincronización y redundancia al ataque se combinan para forzar casi a un resultado implacable final: el blanco será alcanzado y destruido.

  • Coordinación y sincronización: Estos sistemas dependen en gran medida de una coordinación y sincronización precisa, generalmente mediante comunicaciones avanzadas y sistemas de navegación como GPS, INS (Sistema de Navegación Inercial), o incluso tecnologías emergentes como la inteligencia artificial.
  • Redundancia de ataque: Al atacar desde diferentes ángulos y direcciones, se reduce la probabilidad de que un solo sistema de defensa sea capaz de neutralizar todas las amenazas entrantes, asegurando así que al menos uno de los misiles o drones alcance el objetivo.

Estos enfoques son fundamentales en la guerra moderna, especialmente contra adversarios que cuentan con sistemas de defensa aérea avanzados.

5. Conclusión

La capacidad para ejecutar ataques multidireccionales simultáneos, ya sea con misiles antibuque, misiles de ataque a blancos terrestres o drones, representa un avance crucial en la guerra moderna. Esta estrategia se basa en la coordinación de múltiples dispositivos de ataque que convergen sobre un mismo objetivo desde diferentes direcciones al mismo tiempo. Su importancia radica en su capacidad para desbordar las defensas enemigas, minimizar la posibilidad de interceptación y maximizar el impacto del ataque. La importancia en el campo de batalla moderno puede enumerarse así:

  1. Saturación de defensas: Un ataque desde múltiples direcciones complica significativamente la tarea de las defensas aéreas o antimisiles del adversario. Las defensas tradicionales están diseñadas para interceptar amenazas que provienen de una o pocas direcciones al mismo tiempo. Al enfrentarse a un ataque multidireccional, los sistemas defensivos pueden ser saturados, haciendo que algunas de las armas logren penetrar y alcanzar sus objetivos.

  2. Reducción de la efectividad de los contramedidas: Las contramedidas electrónicas y de defensa activa, como sistemas de interferencia o misiles interceptores, son menos eficaces cuando deben lidiar con múltiples vectores de ataque simultáneos. Esta multiplicidad obliga al enemigo a dividir sus recursos, aumentando las posibilidades de que uno o más de los vectores de ataque tengan éxito.

  3. Confusión y desorganización del enemigo: Un ataque multidireccional también puede generar confusión en las filas enemigas. La necesidad de responder a amenazas que provienen de diferentes direcciones puede desorganizar la defensa y dificultar la coordinación efectiva de la respuesta.

  4. Destrucción de blancos fuertemente defendidos: Los objetivos bien defendidos, como instalaciones militares clave, centros de comando y control, o buques de guerra, requieren ataques con alto grado de precisión y potencia. La capacidad de golpear simultáneamente desde diferentes direcciones aumenta la probabilidad de que se puedan neutralizar o destruir estos blancos. Incluso si parte de la defensa logra interceptar algunos misiles o drones, otros pueden seguir su curso y alcanzar el objetivo.

Un ejemplo claro de la efectividad de esta táctica se observó en el ataque a las instalaciones petroleras de Aramco en Arabia Saudita en 2019. En este ataque, una combinación de misiles de crucero y drones fueron lanzados desde diferentes direcciones hacia las instalaciones. Este ataque coordinado saturó las defensas antiaéreas saudíes, que no pudieron interceptar todas las amenazas, resultando en daños significativos.

Otro ejemplo es el uso de drones suicidas (también conocidos como loitering munitions) en el conflicto de Nagorno-Karabaj en 2020, donde Azerbaiyán utilizó enjambres de drones para atacar simultáneamente desde diferentes ángulos, superando las defensas armenias y destruyendo posiciones fortificadas y sistemas antiaéreos.

Un tercer ejemplo, más cercano a nosotros, lo presenta el protocolo de asalto de posiciones a trincheras argentinas por parte de infantes de marina británicos (Royal Marines). Los asaltantes se distribuían de a tres cubriendo un amplio abánico frente a la posición argentina y realizaban la corrida. Los defensores al emerger recibían fuego de múltiples direcciones, lo que los confundía y daba ventaja al atacante.

Finalmente, la capacidad de ejecutar ataques multidireccionales simultáneos, ya sea mediante misiles, drones o cualquier otra fuerza o una combinación de ellas, es una herramienta poderosa en el arsenal militar moderno. Este tipo de ataques no solo aumenta la probabilidad de éxito contra objetivos bien defendidos, sino que también representa una evolución en las tácticas de guerra que busca maximizar el impacto y minimizar la capacidad de respuesta del adversario. A medida que la tecnología avanza y los sistemas de armas se vuelven más autónomos y precisos, es probable que esta táctica se convierta en un estándar en los conflictos futuros. Imagine el lector si el Comando de Aviación Naval hubiese contado con esa capacidad en sus Exocet lo inexorable que hubiese el ataque a un blanco altamente protegidos como los portaaviones del Task Force británica en Malvinas.