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sábado, 18 de mayo de 2019

ARA: El viaje del ARA Santa Cruz y el espionaje británico

La historia del submarino ARA Santa Cruz: un encuentro en el Canal de la Mancha, un arma secreta y el viaje final hacia Mar del Plata

El 15 de noviembre de 1984 zarpó desde Emden, en Alemania, hacia lo que sería su apostadero habitual, la Base Naval Mar del Plata, el que sería uno de los mejores submarinos convencionales del mundo. La travesía de ese viaje, una cuestión de distracción y soberanía

Por Mariano Sciaroni || Infobae

  El ARA Santa Cruz rumbo a sus pruebas de mar. Todavía lleva la bandera de Alemania Occidental

Era 1984. Las hostilidades por Malvinas habían terminado hacía poco más de dos años, dando paso a una virtual guerra fría entre Gran Bretaña y Argentina. Los británicos, durante el conflicto, habían aprendido a respetar a las fuerzas armadas argentinas. Jamás olvidarían que varios de sus hombres y equipos les habían dado especiales dolores de cabeza.

Entre ellos, los submarinistas argentinos del ARA San Luis habían demostrado capacidad para pasearse por debajo de la flota británica sin ser detectados pero, lamentablemente y por problemas en sus armas, no pudieron llevar a cabo ataques efectivos. Tres veces el San Luis había lanzado torpedos contra blancos enemigos y en las tres oportunidades los torpedos habían fallado. Quedaba claro para el mundo entero que los británicos, los expertos en guerra antisubmarina de la OTAN, habían tenido una enorme dosis de suerte. Y que los submarinistas argentinos eran buenos. Muy buenos.

Ahora el astillero Thyssen Nordseewerke en Emden, en la entonces Alemania Occidental, estaba terminando para la Armada Argentina posiblemente los mejores submarinos convencionales (los que no son de propulsión nuclear) del mundo. Estos eran los ARA Santa Cruz (S-41) y ARA San Juan (S-42), los dos primeros de la clase TR-1700. Otros cuatro submarinos similares se construirían en el Astillero Ministro Manuel Domecq García, ubicado en Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires. Pero ninguno de ellos, por problemas presupuestarios, llegó a ser botado. El ARA Santa Fe (S-43) incluso se encontraba terminado en un 70 % cuando, en el año 1994, se dejó de trabajar en él. Todavía se encuentra en el astillero, esperando. Como es sabido, el ARA San Juan hoy descansa en el fondo del mar argentino, custodiando desde allí nuestra soberanía.

Resulta un dato curioso que los submarinos incluían válvulas de alta presión de la firma inglesa Hale Hamilton. Y, si bien el gobierno inglés estaba al tanto del contrato firmado, autorizaron (pese al embargo existente) que se siga con el mismo. Al fin del día, negocios son negocios.

Escuchando al Santa Cruz

Volviendo al Mar del Norte a mediados del año 1984, el ARA Santa Cruz ya había terminado sus pruebas de mar, las cuales no habían pasado inadvertidas para los británicos. Aviones Nimrod, de reconocimiento marítimo de la Fuerza Aérea Británica (RAF), habían sobrevolado al submarino e intentado grabar su firma acústica. Es que la guerra submarina y antisubmarina se basa en la detección y análisis de sonidos producidos por el oponente: el sonar es el equipo primordial para estas tareas, tanto como el radar es fundamental para la guerra aérea. Tomar los "sonidos" del Santa Cruz permitiría a los británicos detectarlo e identificarlo en una futura oportunidad.


  Una nota secreta con fecha en 1984 sobre la entrega del submarino ARA Santa Cruz

Ya en Malvinas habían tenido grandes problemas en saber cómo se escuchaba un submarino argentino pero, por fortuna para las fuerzas británicas, la armada estadounidense les suministró sus archivos de datos y audio. Poco fair play de parte de la US Navy: la información se había recolectado en ejercicios comunes en los que se suponía que no se estaban espiando entre sí. Mejor ahora prevenir y hacer sus propias librerías acústicas.

Sin embargo, luego de una de estas "visitas" aéreas al Santa Cruz, la prensa británica había acusado a los marinos argentinos de robarse las sonoboyas (básicamente una mezcla entre un sonar y una boya) que los aviones británicos habían lanzado cerca del submarino para escucharlo mejor. La práctica fue luego desmentida por los alemanes, todavía los dueños del sumergible: "No hemos realizado actos hostiles contra la RAF". Pero, quedaba claro, se percibía un clima beligerante.

Zarpando hacia Mar del Plata con un arma secreta

Una mañana helada del 18 de octubre de 1984 finalmente se afirmó el pabellón celeste y blanco en el Santa Cruz. Ahora era argentino. Y, un mes después, exactamente el 15 de noviembre a las 10, zarpaba desde el puerto de Emden hacia el que sería su apostadero habitual, la Base Naval Mar del Plata.



  Afirmación del pabellón nacional en el ARA Santa Cruz

Los marinos, ingenieros y técnicos argentinos dejaban inolvidables historias en Alemania Occidental y, también recuerdos de buen fútbol y goleadas a los equipos locales.

La inteligencia naval británica, ya el 12 de noviembre y en tanto había descubierto cuándo se zarparía, había pedido autorización al ministro de Defensa para realizar una nueva operación de vigilancia sobre el Santa Cruz. Ésta sería realizada por la fragata HMS Phoebe y aviones de vigilancia marítima con el objetivo de "conseguir la mayor información posible de los movimientos y características del submarino", el cual se estimaba no se sumergiría en su trayecto. La autorización llegó dos días después: el Santa Cruz sería interceptado cerca del Canal de la Mancha.

  El ARA Santa Cruz zarpa hacia Argentina

El submarino navegaba hacia ese encuentro con los británicos con un arma secreta: una vaquita de San Antonio de color azul. La historia cuenta que, pocos días después de la afirmación del pabellón, en la primera singladura con tripulación exclusivamente argentina, habían atravesado una descomunal tormenta. Durante el segundo día de olas enormes y vientos huracanados, encontrándose todos los puertos cerrados y por tanto sin otra alternativa que seguir navegando, el comandante del buque, el ya fallecido Capitán de Fragata Miguel Carlos Rela, sacó de sus objetos personales el juguete y lo puso arriba del gabinete electrónico del sonar, explicando que pertenecía a su primer hijo varón (Juan Ignacio) y que siempre lo había acompañado en sus navegaciones como amuleto de la suerte. A las pocas horas el temporal amainó por completo. Desde entonces, la vaquita se encuentra en ese lugar.

Más allá de la superstición, lo cierto es que también recordaba a los marinos argentinos en el submarino a sus seres queridos, mientras navegaban rumbo a ellos. Al Capitán Rela lo esperaba su familia en Argentina, de la que se había separado hacía más de un año. Submarinista de vocación (entre otros buques, había comandado al ARA San Luis un año antes del conflicto por Malvinas) y amante de la música, terminó su carrera como Capitán de Navío y Comandante de la Fuerza.

  La vaquita de San Antonio color azul, en el lugar donde aún hoy está

Vigilancia en La Mancha y una foto para el ministro

Apenas se alejó de las aguas alemanes comenzó a vigilar al submarino un helicóptero británico, un Sea Lynx basado en la Phoebe. No se lo persiguió demasiado cuando estaba en aguas territoriales francesas, ya que fue escoltado por el Barreminas Capricornio de la Marine Nationale, pero el día 17 fue nuevamente sobrevolado varias veces por el helicóptero y por un avión Canberra de la Royal Air Force. La fragata inglesa estaba siempre cerca, espiando el funcionamiento del moderno submarino, así como el Canberra se dedicó a tomar fotografías de todo tipo.

Para el día siguiente, la Phoebe se había marchado, dejando la posta a los Nimrod del Escuadrón 120 (con base en Kinloss, al noreste de Escocia). En dos largos vuelos, tomaron más fotos del submarino, así como estudiaron su firma magnética: otra forma de detectar un submarino sumergido es analizar las variaciones al campo magnético terrestre que se producen cuando una gran cantidad de metal se encuentra en las cercanías. En una de esas pasadas sobre el submarino, a 250 pies de altura, se tomó una fotografía desde el avión, que se consideró los suficientemente de buena calidad como para enviar de regalo al Ministerio de Defensa. Era una forma de demostrar que la misión había sido cumplida.

  La foto de regalo enviada al ministro

Sin embargo, sorprendió a los tripulantes del avión que había efectuado el relevo que el Santa Cruz se sumergiera, lo que ocurrió a la altura del extremo norte del Golfo de Vizcaya. Pero los submarinistas argentinos (quizá con la ayuda de una vaquita de San Antonio azul) lograron despistarlos.

De esta manera lo relató el entonces Cabo Primero Carlos Alberto Damelio, quien era uno de los sonaristas: "Nos venían siguiendo desde que salimos de Alemania, todo ese trayecto lo realizamos en superficie, el interés de ellos era grabarnos en inmersión. Así que navegamos hasta que llegamos al Golfo de Vizcaya y como a las dos de la mañana nos fuimos a inmersión en forma estática, sin propulsión y nos mantuvimos así hasta llegar a los 50 metros. Nos quedamos estables en esa profundidad sin producir ningún tipo de ruido y fue así que esperamos y haciendo escucha sonar notamos que se fueran alejando hasta que nos perdieron. Sentimos pasar los aviones antisubmarinos sembrando sonoboyas pero lo estaban haciendo muy lejos de donde estábamos. Lentamente pusimos propulsión a muy baja velocidad y nos alejamos. ¡No nos pudieron encontrar más!".

  No solo los ingleses tomaban fotos. El Hawker Siddeley Nimrod MR.2 XV232 de la RAF también fue fotografiado ese día desde el periscopio del ARA Santa Cruz

Si bien las tripulaciones de los Nimrod estaban felices de haber grabado un poco del submarino, en el Ministerio de Defensa no lo estaban: habían perdido la oportunidad de tener un submarino nuclear para seguir secretamente al ahora sumergido Santa Cruz. Ese seguimiento hubiera servido tanto para seguir recolectando datos sobre él, como para controlar al que quisiera hacer una "excursión" a las Islas Malvinas.

  La fragata clase Leander HMS Phoebe (F-42) también fue fotografiada, pero aquí desde la vela del submarino. Su helicóptero Sea Lynx puede distinguirse a popa

Las Reglas de Empeñamiento: submarino que se acerca a Malvinas debe ser hundido

El gobierno británico había comunicado a Argentina el 21 de julio de 1982, poco más de un mes del cese del fuego, que la Zona de Exclusión Total alrededor de las islas se había convertido en la Zona de Protección de las Islas Malvinas (FIPZ, por sus siglas en inglés). Las fuerzas militares británicas tenían órdenes explícitas de atacar a cualquier "buque, submarino o avión" que ingresara a esta zona. Un submarino moderno en esas aguas sería realmente un problema.

A fines de noviembre de 1984, con el Santa Cruz ya cruzando el Atlántico se debatió en el seno del gobierno de Margaret Thatcher qué hacer si se acercaba a las islas: autorizó detectarlo y seguirlo aún fuera de la Zona de Protección, acosarlo apenas ingresara a la misma y, si persistía su viaje con dirección a Malvinas, directamente hundirlo. Este cambio en las Reglas de Empeñamiento (eran secretas: en nadie en Argentina se enteró), se justificaban al entenderse que el submarino podría penetrar inadvertidamente y por accidente dentro de esta área.

El Atlántico Sur estaba absolutamente vigilado, todo el tiempo, por uno o dos submarinos nucleares británicos que podían concretar estos ataques. Éstos rotaban desde el Reino Unido, teniendo un viaje de alrededor de 14 días desde sus bases hasta las aguas malvineras. Ello sin contar las tres fragatas en constante patrulla. Pero nada de ello finalmente sucedió. Desde el momento que se sumergió, el submarino permaneció 556 horas y ocho minutos debajo del mar, navegando en inmersión 5246,55 millas náuticas (para un total de 6560,9 mn). Llegó finalmente a Mar del Plata (mediante la ruta más corta) el 14 de diciembre.

  El ARA Santa Cruz llegando a la Base Naval Mar del Plata, el 14 de diciembre de 1984

El submarino convencional más moderno del mundo había llegado a su apostadero. Y los británicos sabían que la Armada Argentina estaba aprendiendo las lecciones de Malvinas.

A lo largo de los años, submarinos argentinos y británicos se escucharon mutuamente en las profundidades. La primera dotación del Santa Cruz recordó unas palabras de su comandante, el Capitán de Fragata Rela, en su discurso al momento de la botadura: "Este submarino es la manifestación clara de una voluntad inquebrantable de no resignar la defensa de nuestra soberanía como patrimonio que hemos heredado". La guerra fría del Atlántico Sur continuaba.

sábado, 6 de octubre de 2018

ARA: El submarino nuclear de Castro Madero


Adaptación propuesta para la propulsión nuclear de un submarino, tal como fue concebida en la CNEA.


Historia del proyecto de Submarino Nuclear Argentino

 
Sólo recientemente, en los últimos 7 años el proyecto de Submarino Nuclear Argentino, ha alcanzado un grado avanzado de desarrollo un proyecto en el Centro Atómico Bariloche.
 
La idea de desarrollar y construir un submarino con propulsión nuclear en nuestro país podemos retrotraerla hasta fines de la década del '40, en la posguerra, cuando el impacto producido por la liberación de la energía nuclear conmovió a la humanidad.


Juan D. Perón, entonces presidente de los argentinos tuvo la visión de atraer algunos científicos y tecnólogos de la destruida Alemania, de Italia y Polonia para desarrollar sus conocimientos en Argentina.

Entre ellos se destacó Kurt Tank, diseñador y constructor de famosos aviones que participaron de la Segunda Guerra Mundial, quien junto a su equipo de notables ingenieros y técnicos, nutrió con su valiosa experiencia a la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba (hoy Fadea), concretando el emblemático avión de caza IA-33 Pulqui II, proyecto que lamentablemente se esfumó luego del derrocamiento de Perón en 1955.

Precisamente, el ingeniero Tank le presentó a Perón el físico austríaco Ronald Richter (1909-1991), quien se ofreció a trabajar para lograr la fusión nuclear controlada con la finalidad ulterior de obtener energía eléctrica de bajo costo. Conocido como Huemul, el costoso proyecto de Richter terminó en escándalo de proporciones y un papelón internacional. De hecho, al día de hoy nadie logró la fusión nuclear controlada como esperaba el austríaco.


Hombre de la Segunda Guerra Mundial, Kurt Tank.

También se dice que Kurt Tank aconsejó a Perón sobre la conveniencia de utilizar la energía nuclear en la propulsión de submarinos.

El 31 de mayo de 1950, Perón crea la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Mientras tanto, en la primera mitad de la década del '50, en los EEUU se desarrolla el primer submarino con propulsión nuclear en un proyecto liderado por el almirante Hyman G. Rickover (1900-1986). Dicho submarino, denominado Nautilus, navegó exitosamente durante 30 años impulsado por un reactor nuclear tipo PWR (Pressurized Water Reactor) desarrollado por Westinghouse.

En nuestro país la CNEA creció en instalaciones, tecnología y recursos humanos en forma continua hasta que en 1976, durante el gobierno militar, recibe un impulso extraordinario en recursos al asumir su conducción el almirante Carlos Castro Madero. Su gestión se extendió hasta el retorno de los gobiernos civiles en 1984.

En este período se concibe un ambicioso plan nuclear que preveía la instalación de seis centrales nucleares de potencia hacia el fin del milenio. En 1977 se crea la empresa Invap SE y se desarrollan varios proyectos sensibles en forma secreta, tales como el enriquecimiento de uranio, el diseño de un reactor para producción de plutonio y también el diseño de un reactor adecuado para la propulsión de un submarino.

Simultáneamente, de acuerdo con los decretos "S" PEN N° 956/74 y N° 768/74 (1), se suscribió un convenio con los astilleros Thyssen Nordseewerke de la entonces Alemania Occidental para la transferencia de la tecnología necesaria para fabricar un astillero especializado y los submarinos de la clase TR1700 con propulsión diésel-eléctrica. Pero estaba prevista una modificación de los mismos para proveerlos de propulsión nuclear mediante un reactor desarrollado en conjunto por la empresa Invap y la CNEA. En principio se preveía la construcción de seis submarinos; los dos primeros en Alemania y los siguientes cuatro en el astillero Domecq García en nuestro país.
Invap realizó un estudio de factibilidad y diseño conceptual de un reactor nuclear, en los primeros años de la década del '80, que fue vendido a la Armada Argentina en un monto de U$S 5.000.000. Este diseño fue una copia del reactor del Otto Hahn, barco de propulsión nuclear construido por Alemania en 1964. Fue una mala elección.



Almirante (R) Carlos Castro Madero.

Esta iniciativa fue discontinuada durante los gobiernos constitucionales que siguieron al gobierno militar. Invap intentó continuar el desarrollo del reactor adaptándolo para la generación de energía eléctrica dando origen al Proyecto Carem, que aún perdura dentro del ámbito de la CNEA. También una mala decisión.
De aquí surgió el "mito" de que el reactor Carem es el reactor desarrollado para el submarino nuclear y los más inclinados a las teorías conspirativas aseguran que el Nahuelito (mítico monstruo del lago Nahuel Huapi) es en realidad el "submarino de Invap".
Adaptación propuesta para la propulsión nuclear de un submarino, tal como fue concebida en la CNEA.
El reactor Carem es un reactor de tipo "integrado" y autopresurizado, refrigerado y moderado con agua natural y combustibles de uranio enriquecido. No es un diseño adecuado para la propulsión de submarinos y no hay ningún submarino con propulsión nuclear que utilice reactores de este tipo.




A fines de la década del '80 hubo otro intento de utilizar la energía nuclear para la propulsión de submarinos en conjunto con Canadá. La idea era utilizar el reactor AMPS 1000 desarrollado en Canadá, que generaría alrededor de 1 MW eléctrico, como cargador de baterías para un submarino de un desplazamiento de alrededor de 2.000 toneladas. El acrónimo AMPS significa Autonomous Marine Power Source (Fuente de Energía Marina Autónoma).

Se pretendía de esta forma dotar al TR1700 de propulsión nuclear. Dicha iniciativa se frustró por el veto de la Armada de los Estados Unidos a la aspiración canadiense.





En 1991, en una publicación del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), el almirante (R) Carlos Castro Madero analizó en un artículo de acceso público la factibilidad técnica de que Argentina encare el desarrollo y construcción de un submarino con propulsión nuclear. Sus conclusiones son claramente favorables. 

Finalmente, en 2010 la entonces ministro de Defensa, Nilda Garré, después de conversaciones infructuosas con Brasil para realizar un proyecto conjunto, anuncia que se construirá un submarino nuclear en el país.

Tras un año de discusiones de cómo organizar el proyecto y de una breve y frustrada incursión de Invap en el tema, el entonces ministro de Planeamiento Federal, Julio De Vido encomienda a la CNEA, entonces bajo su órbita, comenzar a trabajar en un reactor nuclear adecuado para dicho propósito.

Las autoridades de la CNEA, en esa época presidida por la licenciada Norma Boero y asesorada por el contralmirante (R) Domingo Giorsetti, me encomendaron la dirección de dicho proyecto. Organicé un grupo formado por dos ingenieros nucleares, un licenciado en Física especialista en cálculo neutrónico, un ingeniero industrial con especialización en Tecnología Nuclear, un ingeniero mecánico y un ingeniero electricista para realizar la ingeniería conceptual y algunos desarrollos necesarios para dicho objetivo. También se contó con la colaboración de otros especialistas en materiales, soldadura láser, combustibles y química de reactores de otros sectores de CNEA. Por su parte la Armada Argentina participó con especialistas propios en la integración naval.



Exasesor de la CNEA, contralmirante (R) Giorsetti.

Transcurridos casi ocho años, el grupo realizó un concienzudo trabajo y a la fecha se completó la ingeniería conceptual del proyecto, denominado internamente como Reactor Nuclear Compacto (RNC), avalado por dos evaluaciones críticas de diseño exitosas realizadas en los años 2014 y 2016 donde participaron los principales especialistas en las distintas temáticas involucradas. Es interesante destacar que este tipo de reactor nuclear también podría emplearse en el medio civil para generación eléctrica o desalinización de agua, por ejemplo.


Sería muy apropiado que este intento que alcanzó un grado tan avanzado de desarrollo no se esfume como ha ocurrido con otros proyectos tecnológicos relacionados con la defensa nacional.


(1) "Plan Nacional de Construcciones Navales Militares" y "Programa de Submarinos" firmados por los presidentes Juan D. Perón y María Estela Martínez de Perón.

Fuente: https://losandes.com.ar edicion Impresa.

sábado, 7 de julio de 2018

Desastre M: Estupideces en la política de defensa para no gastar más

Reforma en las Fuerzas Armadas: planean la compra de nuevos submarinos para reemplazar al ARA San Juan

Además, en el marco del plan de modernización de las fuerzas, se prevé que el Ejército se establezca en un centenar de pueblos fronterizos para reforzar la lucha contra el narcotráfico


Por Andrés Klipphan | Infobae





En los próximos días, el Gobierno Nacional anunciará una profunda "reforma" y "modernización de las Fuerza Armadas" 🙈. Los lineamientos ya fueron consensuados entre el Presidente Mauricio Macri; el peor ministro de Defensa de los últimos tiempos, Oscar Aguad; el jefe de Gabinete, el inútil de Marcos Peña y los asesores especialistas en la materia. De la reforma ya están al tanto los jefes de las tres armas: Ejército, Marina y Aviación.

Las fuentes oficiales consultadas por Infobae aseguraron que las nuevas tareas que se les asignarán a las Fuerzas Armadas, no violarán ninguna de las limitaciones que imponen las leyes de Defensa y Seguridad Interior tal como en algún momento había trascendido y generó encendidas críticas.

Sin ir más lejos, los funcionarios aseguraron que quedó marginada, por ejemplo, la idea que Prefectura Naval Argentina vuelva a depender del Comandante en Jefe de la Armada. Es decir que seguirá dependiendo del ministerio de Seguridad de la Nación, cumpliendo la importante misión de actuar como "policía de seguridad de la navegación" para la cual fue creada.

Entre los aspectos salientes de los anuncios figuraría el nuevo rol que desempeñará el Ejército en la lucha contra el narcotráfico; el combate contra el cibercrimen; y profundizar el control del mar para seguir combatiendo la depredación de nuestros recursos naturales, no solo por parte de pesqueros extranjeros en la denominada "milla 201" –tarea que también realiza Prefectura- sino por parte de barcos de bandera Argentina que pescan, por ejemplo, calamar, dentro de la Zona Económica Exclusiva de nuestro país, pero descargan en buques extranjeros ya en aguas internacionales.

"El Ejército apoyará el trabajo que Patricia (por Bullrich, ministra de Seguridad) está haciendo, sobre todo con Gendarmería en la Frontera Norte pero desde un aspecto logístico", le dijeron a Infobae altas fuentes de la Casa Rosada.

 
Nave de Prefectura en la Frontera Norte


Una de las tareas estratégicas asignadas al Ejército –y que se afirma contaría con el beneplácito de los generales –, es el masivo despliegue de esta fuerza en los límites fronterizos de las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, parte de Salta y Jujuy; con Brasil, Paraguay y Bolivia.

De hecho, el propio Aguad ya adelantó que a partir del 1 de agosto, 500 efectivos de esa fuerza se apostaran en alguno de esos puntos como "una avanzada" en lo que sería el primer apoyo logístico a Gendarmería.

Después de los anuncios de la "reforma y modernización" de las Fuerza Armadas; que con el correr de las décadas vieron languidecer sus presupuestos, y quedar en la obsolescencia gran parte de sus armamentos –desde camiones a tanques, aviones y embarcaciones-, el número de uniformados podría superar los cuatro mil, si se suman los pilotos de la Fuerza Aérea, que estaría a cargo de los helicópteros y aviones Pampa, para apoyar en el terreno a Gendarmería y Prefectura en el avance en nuestro territorio del narcotráfico, pero también de la trata de personas y el contrabando.

Una de las ideas fuerza que se maneja desde la cartera de Defensa sería que efectivos del Ejército Argentino se establezcan en una centena de pueblos y localidades fronterizas pequeñas, y en general empobrecidas que son caldo de cultivo ideal para que las bandas narcos trasnacionales, e intenten operar desde esos lugares, como ya lo hicieron en villas y asentamientos del conurbano bonaerense, Rosario y Capital Federal.

La atención en la Frontera Norte está centrada, además, porque informes de inteligencia, tanto nacionales como internacionales, revelan que tanto los carteles de la droga, las mafias de trata y el terrorismo -de importante presencia en la frontera que comparten Argentina, Brasil y Paraguay- utilizan las mismas "sociedades pantalla" para lavar dinero e introducirlo al circuito legal.

 
Secuestro de droga


Entre esas sociedades figuran, por ejemplo, concesionarias de autos de alta gama; la apertura de cientos de cuentas corrientes en bancos privados y oficiales a nombre de trabajadores y hasta desempleados de la zona, donde se depositan pequeñas sumas de dinero a blanquear que por sus montos no llaman la atención; e inversiones inmobiliarias en Argentina y sobre todo Paraguay y Brasil, entre otras pantallas.


Los informes hablan, también de las "sociedades" por conveniencia del terrorismo y los narcos.


En el Gobierno están convencidos que la sola presencia de los militares en esta zona podría servir como "poder disuasivo" para desalentar, como mínimo, el asentamiento de estas organizaciones criminales.

Todas las fuentes gubernamentales consultadas por Infobae, aclararon, más de una vez, que el despliegue de militares no será para que estos mantengan un enfrentamiento armado contra los narcos u otro tipo de criminales, algo prohibido por el decreto 727/2006 que se reglamentó durante la presidencia de Néstor Kirchner y que limitó la actuación de la FF.AA solo a los casos de ataques externos de otro Estados; sino para vigilancia, persuasión utilizando las nuevas tecnologías con las cuales serán equipada –algunos aparatos ya fueron adquiridos- como drones, radares móviles, equipos de comunicación de alta tecnología, y sensores nocturnos.

La primera funcionaria en salir a defender la ampliación de facultades que se le otorgarían a las Fuerza Armadas, fue la ministra Bullrich, quien participó de algunas de las reuniones claves: "Hay que dar la oportunidad a los militares de insertarse en la democracia", dijo ante los primeros trascendidos sobre los cambios en los paradigmas que se le otorgarán al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

La "reforma y modernización de las Fuerza Armadas", debería estar acompañada por equipamiento ya que el 90% de este tiene entre 30 y 50 años de antigüedad y su estado deja mucho que desear ya que el presupuesto no alcanza para mantenerlo porque gran parte se destina a salarios y la caja de retiro.



La idea que en privado llegó a esbozar el ministro de Defensa es que, como mínimo, las tres fuerzas que dependen del Ministerio sean reequipadas para, al menos, nivelarse con las Fuerzas Armadas de la región como Chile, Perú o Brasil, aunque este país es de las mejores pertrechadas.

El especialista Rosendo Fraga, un estudioso en el tema, realizó un profundo trabajo en el cual se destaca que: "La Argentina gasta en defensa 0,9% del PIB frente al 1,4% que tiene América del sur y el 2,7% que tiene el mundo. Pero de ese 0,9% del PIB, la mitad se paga en los retiros, gasto previsional. Y del otro 0,45%, el 80% son salarios. Entonces, lo que queda para reequipamiento y para funcionamiento es realmente muy poco".

Los anuncios que realizará la Casa Rosada traen implícito un reequipamiento para las fuerzas a partir de 2019, ya que parte de lo proyectado para este año se pospuso en el marco de las medidas de racionalización impuestas sobre la administración pública.

Fuera de la poda quedaron los cinco aviones Super Etendard, adquiridos a Francia, y parque del equipamiento bélico ya comprometido para brindar seguridad a la cumbre de presidentes del G-20, que se realizará en noviembre en Buenos Aires.

Por otro lado, una alta fuente del ministerio de Defensa sorprendió a Infobae al reconocer que en los planes del Presidente Macri estaría la adquisición de submarinos ya que con la desaparición del ARA San Juan –junto a sus 44 tripulantes- el país se quedó sin uno de los estratégicos buques de guerra para la defensa.


 
ARA Salta


"¿Y Oscar, cuando compramos los submarinos?", cuentan que Macri (LPQTP) le pregunta a Aguad, una consulta retórica ya que él fue quien dio la orden de frenar la mayoría de los gastos en los ministerios, una medida que Nicolás Dujovne, desde Hacienda, monitorea las 24 horas del día.


¿Y para qué, en estos tiempos de paz, y por fortuna sin conflictos bélicos aparentes, necesita el país una fuerza de submarinos?, le preguntó Infobae a un encumbrado funcionario con llegada al despacho presidencial.


–El 25% del territorio nacional es el Mar Argentino, y este tiene una importancia económica preponderante, no sólo con la pesca ilegal, sino con el fondo del mar, donde existe la posibilidad de explotar los recursos naturales como el petróleo el gas y minerales nuevos. En el mundo, ya desde hace varias décadas, hay es un creciente conflicto en torno a la soberanía de las aguas. Tener un submarino tiene que ver con defender, preservar y asegurar una parte importante del territorio nacional. Recuerde que el ARA San Juan patrullaba el Mar Argentino fotografiando y filmando los pesqueros ilegales. Eso es lo que seguirán haciendo los nuevos submarinos, y antes quizás los que están en reparación. El ARA Salta, por ejemplo, que se convirtió, después de la pérdida del ARA San Juan, en el único submarino operativo con el que cuenta la Armada, tiene fallas graves y no puede salir a navegar. El ARA Santa Cruz, junto al Salta en los Astilleros de Tandanor, tiene algunas de sus piezas "canibalizadas" porque fueron utilizadas, por ejemplo, en el desaparecido ARA San Juan- respondió.


En los próximos días, se conocerán los verdaderos alcances de las reformas y modernización proyectadas sobre las Fuerzas Armadas. Los anuncios darán mucha tela para cortar. De eso, no hay dudas.

lunes, 12 de febrero de 2018

ARA: Antes de ARA San Juan, se planeaba la renovación de la flota de submarinos

Antes de la desaparición del ARA San Juan, la Armada quería renovar la flota de submarinos

Un informe "secreto" al que accedió Infobae, revela las intenciones de la fuerza de adquirir nuevos sumergibles por el mal estado general de los buques argentinos

Por Andrés Klipphan || Infobae




La desaparición del ARA San Juan junto a sus 44 tripulantes, el 15 de noviembre de 2017, sorprendió a la Armada Argentina en medio de un debate interno para renovar la flota de submarinos.

Tres documentos incorporados por la propia Armada a la causa que lleva adelante la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, revela la intención de contar con cinco sumergibles de "sexta generación" por el mal estado general de los sumergibles criollos.

Se trata de papers rotulados con el sello de "SECRETO" fechados en el mes de abril y junio de los años 2016 y 2017.

Además de describir los aspectos técnicos de los buques de guerra disponibles en el mercado (el más votado fue el alemán 209/1400), el "COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS" volcó en papel la descarnada situación de la flota actual a la que calificó en "estado de obsolescencia".


El ministro de Defensa, Oscar Aguad, un incompetente completo

Entre los argumentos principales para la adquisición de los modernos submarinos, se afirma que esa es la única manera de cumplir con las metas pautadas históricamente para esa fuerza por la DEMIL que significa "Directiva Estratégica Militar", y que en tiempo de paz parecen excesivas, pero que internamente es evidente que se siguen proyectando:

– Desgastar a las fuerzas navales y/o tráfico marino del oponente.
– Ataques a fuerzas navales.
– Operaciones de minado.
– Obtención de información.
– Operaciones de ataque con misiles tácticos a objetivos terrestres, entre otras acciones.

Desconocimiento oficial. El ministro de Defensa, Oscar Aguad, se mostró sorprendido cuando Infobae lo consultó sobre el proyecto que desde hacía dos años venía elaborando el comando de submarinos para la adquisición de cinco nuevos submarinos, los objetivos que aducían en la documentación para sostener la propuesta, y las quejas internas, y volcadas en las actas "secretas", sobre el fallido reequipamiento de las Fuerza Armadas, denominado "PLANCAMIL" (Plan de Capacidades Militares), anunciado en 2011 por Arturo Puricelli, el entonces ministro del área de Cristina Kirchner y que quedó solo en palabras.

Sobre estos temas, Aguad le dijo a Infobae: "Dentro del ministerio de Defensa, o del Estado Mayor Conjunto, en los años 2016-2017 no hay ningún estudio de esa naturaleza. Puede que en la Armada alguien haya hecho eso. Lo desconozco. Ha habido un plan de equipamiento, para las Fuerzas Armadas, ese plan aún existe, pero sobre el plan que me consulta (por la adquisición de submarinos de sexta generación) no solamente no tengo conocimiento, sino que no se conversó de eso. No tengo otra información".

Durante el diálogo telefónico con este medio, Aguad estaba en el norte de nuestro país supervisando el despliegue que realiza el Ejército Argentino en la provincia de Salta azotada por las inundaciones. Esa fuerza militar desplegó, junto a la Cruz Roja, tiendas de campaña con víveres y atención sanitaria. También estaba instalando un puente portátil para unir ciudades aisladas por el desborde del Río Pilcomayo.


La última imagen: dos meses antes de partir a Ushuaia toda la tripulación se sacó una foto arriba del ARA San Juan. Fue el 1º de agosto de este año.

ARA San Juan

En el mismo documento que el ministro Aguad asegura que la Armada Argentina, por entonces a cargo del almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, no elevó a Defensa, y elaborado en el 30 de abril de 2017, en el punto 9 el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, brindó detalles sobre las "obras pendientes" en el ARA San Juan.

Las "falencias" que detalla son las siguientes: los sonares tienen "ruido eléctrico"; "el sistema hidráulico tiene pérdidas"; hay "filtraciones en el tanque de combustible"; "está pendiente verificar el ruido en la línea de eje"; entre otras.

Sobre este punto, el comandante -y uno de los 44 tripulantes desaparecidos- informa que sólo es posible repararlo en "dique seco".



El informe recuerda que era imprescindible "tramitar la imperiosa entrada a dique seco del ARA San Juan durante el primer semestre del año 2018 a fin de asegurar su operatividad, dado que lleva en la actualidad 39 meses sin realizar el mantenimiento correspondiente que, de acuerdo con el manual del fabricante, debería ser cada 18 meses".

Como reveló Infobae, esa era la razón por la cual el sumergible no podía navegar a una profundidad mayor de 100 metros ya que a mayor distancia no estaba certificada su "estanqueidad".

"La no renovación de los submarinos existentes implica la pérdida gradual de capacidades únicas de combate y disuasivas de la Armada Argentina", se describe en los documentos.

En el punto 11 del mismo documento titulado: "Estudio de Comando Mayor del COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS. Submarinos de 6ta. Generación" el capitán de navío Claudio Javier Villamide -en la actualidad en disponibilidad preventiva- se queja porque el Plan de Capacidades Militares anunciado durante el gobierno de Cristina Kirchner "era bastante ambicioso", pero que "no pudo cumplirse".

Como ejemplos sostiene que el PLANCAMIL "hablaba de mantener, reparar los actuales submarinos, y recuperar un submarino más, que era el San Luis, ampliar otro submarino, que era el Santa Fe, y comprar cinco submarinos más además de un buque de apoyo de submarinos (un Buque Madres)".

Flota Argentina

El tema de la adquisición de cinco nuevos sumergibles no era sencillo y tenía sus complicaciones. Así queda demostrado en la proliferación de documentos oficiales que analiza la jueza Yañez.

La magistrada ya solicitó la participación de peritos extranjeros para tener una mirada lo más imparcial posible sobre los inconvenientes técnicos con los que el ARA San Juan fue autorizado a navegar.

Sucede que hasta en estos papers, donde el tema principal es la compra de nuevos buques de guerra, las deficiencias del sumergible desaparecido, quedó patentizado.



Bajo el subtítulo de "Análisis del problema", un segundo documento, está fechado en junio de 2017, esto es cinco meses antes de la desaparición del ARA San Juan, se destaca que "en la actualidad la fuerza de submarinos cuenta con tres submarinos; dos de los cuales se encuentran en estado operativo: El submarino ARA Salta, perteneciente a la cuarta generación de submarinos, el cual ha superado ampliamente su vida útil (…)".

En el párrafo siguiente el documento aborda una vez más la situación del sumergible siniestrado. "El ARA San Juan incorporado en 1985, junto con el submarino ARA Santa Cruz, pertenecen a la quinta generación de submarinos".

Allí se describe que el San Juan tuvo su reparación de media vida, que se cortó el casco para el "recambio de los motores diésel y el recambio de los elementos de batería (utilizándose en este caso el replacado de las mismas)", es decir que no se las cambió por otras nuevas.

Sobre el ARA Santa Cruz, los marinos recuerdan que se encuentra en el complejo CINAR (Complejo Industrial Naval Argentino), que depende de Presidencia de la Nación, "realizando reparaciones mayores y cambio de baterías".

Submarinos de sexta generación.

El documento al que Infobae accedió de manera exclusiva, y que está firmado por el ahora ex Comandante de la Fuerza de Submarinos, Claudio Javier Villamide, y por el Jefe de Estado Mayor del Comando de la Fuerza de Submarinos, Héctor Aníbal Alonso, recuerda que "en las anteriores oportunidades que la Armada enfrentó el mismo problema, incorporación/reemplazo de submarinos, lo resolvió comprando submarinos nuevos en tres oportunidades y comprando submarinos usados en dos oportunidades, disponibles luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial".

También reconoce que "en la actualidad no existe abundancia de ofertas de submarinos por Armadas que se encuentren desafectando unidades".

Por esta cuestión el abordaje de los marinos argentinos estuvo centrado los submarinos de sexta generación nuevos disponibles en el mercado.


Submarino clase Scorpene

Algunos de los evaluados fueron:

–Submarino Clase Scorpene, de origen francés, y que es utilizado, entre otras marinas por la chilena, la india, la Marina Real de Malasia y la de Brasil. Esta última, aclara el documento, ya solicitó cuatro submarinos Scorpene de propulsión diésel-eléctricos los cuales "están siendo construidos por una empresa conjunta formada por la francesa DCNS y la compañía brasileña Odebrecht", la misma del escándalo de los sobornos.

-El Submarino Clase 214. De propulsión diésel-eléctrica "se ha convertido en un éxito de ventas para la industria de submarinos alemana", refuerza el documento, y destaca que marinas como la de Grecia, Corea del Sur y Portugal los cuentan entre sus filas.

–Submarino Tipo 209. Fue el más votado por el Consejo Asesor del Arma Submarina y por ende la clase de buque que la Armada recomienda incorporar.



Entre sus virtudes, según los oficiales que lo propusieron, este submarino de sexta generación es "convencional de ataque diésel/eléctricos, desarrollado por un consorcio alemán y a pesar de no ser operado por la Marina de dicho país, ha sido un éxito de exportación".

La Armada de Turquía es el mayor consumidor de ese buque y "el primer usuario fue la Armada de Grecia".

El informe también destaca que el submarino más votado por la armada de nuestro país "tiene capacidad para llevar 14 torpedos" y la tripulación que puede llevar a bordo "es de entre 30 y 36 hombres".

La desaparición del ARA San Juan con sus 44 tripulantes, en primer lugar, interrumpió las disquisiciones de la Marina para la compra de nuevos sumergibles; pero también agravó el estado de una flota ya diezmada y en "estado de obsolescencia", tal la definición que la Armada hace de ella.

sábado, 2 de diciembre de 2017

La desastrosa política de defensa de la democracia argentina

Juan Battaleme: “Nadie pondría a trabajar a un periodista con una Commodore 64, pero hacemos eso irresponsablemente con nuestra defensa”

“Nuestra aviación es de museo”, afirma este especialista que, en entrevista con Infobae, describe no sólo el desarme material sino también el "psicológico" que sufrieron nuestras Fuerzas Armadas

Por Claudia Peiró | Infobae



Juan Battaleme: “Nuestros pilotos vuelan piezas de museo”

"La lógica menemista era 'ramal que para, ramal que cierra'; la kirchnerista, avión que no puede volar, avión que no se reemplaza", sostiene Juan Battaleme.

Y parece que sólo frente a la emergencia y la tragedia se debaten en Argentina temas que deberían estar en un lugar prioritario de la agenda. En especial los que necesitan políticas de largo aliento. "La defensa de 2030 se empieza a construir en el 2017", dice.

Qué misión darles a las Fuerzas Armadas, cómo devolverles capacidades y modernizarlas y cómo superar una larga etapa de "desarme psicológico", durante la cual se intentó destruir el ethos militar, su misma razón de ser, son algunos de los temas abordados en este diálogo con Infobae por el politólogo Juan Battaleme, profesor en Ciencias Políticas de la UBA, especialista en defensa, política exterior y ciberseguridad.

— Como suele pasarnos, son las crisis, o conmociones como la pérdida del ARA San Juan, las que nos conminan a debatir temas estratégicos que deberían estar en agenda; en este caso, el papel de las Fuerzas Armadas y qué defensa debe tener la Argentina. ¿Cuál es su análisis al respecto?

— Una de las cuestiones más importantes es volver a trabajar la misión de las Fuerzas Armadas en la República Argentina. Y esa misión está centrada principalmente por lo que entendamos en términos de integridad territorial. Esto es: espacio marítimo y espacio aéreo principalmente, que son las dos grandes vulnerabilidades que no se atendieron y que hoy quedan muy claras. Son crisis que también implican oportunidades, porque van a permitir repensar la modernidad tecnológica y el salto profesional necesarios para recuperar las capacidades que hemos ido perdiendo. El Ejército terrestre también debe repensarse en función de que hoy por hoy vivimos una paz sudamericana y tenemos una excelente relación con los vecinos; eso permite poner la prioridad en la Armada y en la Fuerza Aérea, los dos componentes militares más importantes en la actualidad.

— Podríamos decir que no existe sobre la Argentina una amenaza inmediata de invasión territorial. Pero sí existe, por ejemplo, depredación de nuestro mar, de nuestra riqueza ictícola, sobre lo cual tenemos poco control y ni siquiera está claro si tenemos información. ¿A eso se refiere, a cuidar nuestra riqueza?

— Sí, no solamente cuidar nuestra riqueza sino justamente saber lo que pasa en el fondo marítimo, quién transita, y también en nuestro espacio aéreo. Hoy hay capacidades tecnológicas aéreas que, si entran, no las detectamos por ejemplo. Y no hablo solamente de avionetas, que comúnmente se utilizan para el contrabando, sino por ejemplo de la capacidad de determinados aviones para hacer inteligencia electrónica. Nuestros vecinos, entre los que incluyo a Gran Bretaña, tienen la capacidad de recoger señales de las comunicaciones en la República Argentina de la que no tenemos conciencia plena. Es importante saber qué pasa y estar alertas a nuestro entorno. Los aviones P8 que trajo Estados Unidos son lo más moderno en términos de capacidades submarinas. Los utilizan para monitorear submarinos chinos, rusos… En este momento nos están ayudando a buscar el ARA San Juan. Pero si nosotros hubiésemos tenido lo que se conoce como capacidad antisubmarina, no digo el P8 porque es un avión caro, pero los seis P3 que en algún momento tuvimos, en condiciones operativas, tal vez hubiéramos podido tener nosotros una idea más rápida de lo que pasaba. Algo central para la defensa.


La zona de búsqueda del ARA San Juan

— En cuanto a las Fuerzas Armadas, en los 90 se terminaron las rebeliones y hubo una importante subordinación y hasta integración a la sociedad. Pero del 2003 para acá se reinstalaron los años 70 y hubo un arco de actitudes que fueron de la indiferencia al desprecio por parte del poder político…

— No toda la política despreció a las Fuerzas Armadas. Por otro lado, parte de las Fuerzas Armadas, un grupo de oficiales, se identificó con un proyecto político determinado. Eso fue negativo y le dio una gravitación mayor al Ejército…

— ¿Usted se refiere al último período del kirchnerismo?

— Sí. Eso también traccionó gastos. O sea, le dio relevancia al Ejército siendo que técnicamente tenemos un orden territorial relativamente establecido en detrimento de la Armada y la Fuerza Aérea. Alguien podría decir que la última gran compra de la Armada fueron cinco buques rusos, usados, porque seguimos con esta lógica de usados, pero lo cierto es que eran para la campaña antártica porque veníamos con serios problemas de comunicaciones. Pero más allá de eso, la preeminencia la tuvo el Ejército, algo a discutir en esta nueva etapa.


El submarino ARA San Juan fotografiado en Tierra del Fuego

— ¿Hay conciencia de la necesidad de esta discusión?

— Creo que hay un grupo importante de políticos dentro del Congreso y en el Ejecutivo nacional que entienden para qué están los militares. La pregunta es qué grado de prioridad les dan. Eso es lo relevante. Tal vez esta desgracia del ARA San Juan permita discutir prioridades, porque en la Argentina ha habido una mala discusión, una pobre discusión, acerca de las prioridades en materia de políticas públicas. La defensa está integrada a la política exterior. Y la inserción internacional de la Argentina está vinculada a la defensa.

La década en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la que siguió, cuando consumimos todo el stock de capital militar
— ¿Es cierto que Argentina tiene el tercer presupuesto en defensa de América Latina? ¿Tenemos un problema de presupuesto o de atribución del gasto?

— Es un error de lectura porque las fuentes que se suelen tomar sobre gasto militar incluyen a Gendarmería y Prefectura. Casi la mitad de ese gasto informado, que es del orden de los 7 mil millones de dólares, corresponde a esas fuerzas de seguridad. Desglosado eso, son menos de 4 mil millones de dólares de presupuesto. Entonces, punto número uno, hay un problema de recursos, ese 0,9 por ciento del presupuesto total no es suficiente. Punto número dos: hay un gasto que se puede optimizar, y algo de eso dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al decir que no puede haber lugar para dos fuerzas aéreas; hay que tratar de optimizar el gasto. Pero que esa racionalización no signifique ajuste. Hay que decir que la época en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la década que siguió, cuando nos consumimos todo el stock de capital militar. El kirchnerismo tuvo la misma lógica menemista: "ramal que para, ramal que cierra" fue avión que no puede volar avión que cae y no se reemplaza. Eso es malo para nosotros como país y es una mala imagen en términos de poder blando.

— ¿Es real, como dijo el ex ministro de Defensa Julio Martínez, que se perdieron cien aviones durante la etapa kirchnerista?

— Totalmente.

— ¿Qué significa exactamente, están parados, fueron desguazados?

— Que la Fuerza Aérea no tiene los recursos para ponerlos a volar. Y aun cuando los pusiera a volar está poniendo a volar piezas de museo. ¿Puedo dar un ejemplo muy concreto? Muchos se acordarán de las viejas computadoras Commodore 64, con las que nos iniciamos en el mundo de la informática. Bueno, yo puedo conectar cincuenta Commodore 64 y decir que tengo cyberdefensa. Todos sabemos que son piezas de museo. Del mismo modo, puedo tener volando un Spitfire, o un Gloster Meteor, pero siguen siendo piezas de museo. Nuestra aviación es pieza de museo. El A4, el benemérito A4 que es orgullo de la Fuerza Aérea, y que en 1982 junto con el Super Etendard y los Mirage fueron el dolor de cabeza de los británicos, hoy no tendría chances contra un solo Eurofighter. Eso hay que comunicarlo bien, no tienen chances, nuestros pilotos vuelan piezas de museo. Eso atenta contra el profesionalismo de nuestros pilotos, impide darle a alguien que tiene la vocación por esta carrera la posibilidad de entrenarse con lo mejor. Nadie pondría en una redacción a trabajar a un periodista con una Commodore 64 que no se puede conectar a internet. Bueno, nosotros hacemos eso de manera irresponsable con nuestra estructura de defensa.

— La formación, ¿sigue siendo de un nivel aceptable?

— La formación de los pilotos sigue siendo buena. Algo interesante que ha hecho tanto la Escuela de Guerra aérea, como la del Ejército, es tratar de mantenerlos informados de por dónde va el mundo. Por supuesto veo muchas limitaciones. Además, en la década pasada se trató de destruir el ethos militar. En esta pelea, por decirlo de algún modo, entre (Samuel) Huntington y (Morris) Janowitz -que son los pensadores de las relaciones cívico militares- se trató de bajar la idea del soldado profesional y pasar a la del soldado ciudadano, que era la idea que tenía la gente que rearmó los planes de estudio. Igualmente los militares supieron encontrarle la vuelta para poder seguir actualizados, saber qué estaba pasando en el mundo. Una de las grandes cuestiones que lograron conservar fue la de enviar oficiales, aunque en menor medida, al extranjero, a actualizarse.

— Recuerdo un dato extravagante: la funcionaria que reelaboró los programas de formación de los militares durante la gestión de Néstor Kirchner era una antropóloga…

— Exactamente. Un excelente académico argentino, Alejandro Corbacho, escribió sobre el desarme psicológico. Y justamente lo que intentó hacer esta gente, esa antropóloga [N. de la R: Sabina Frederic], fue romper con el ethos militar, vaciarlo de sentido. O sea, primero decirles "ustedes son malos por naturaleza". Luego, dentro de ese nivel de ideologización de la política de defensa, el decreto 727 decía que los militares tenían que prepararse para una amenaza externa de origen estatal y al mismo tiempo que no había hipótesis de conflicto; por lo tanto los vaciaban de sentido. Fíjese la contradicción: no hay hipótesis de conflicto pero hay que prepararse para una amenaza externa. Entonces para qué los están preparando. Intentaron con fórceps vaciar el ethos militar, decir "ustedes no son militares, son ciudadanos que portan uniforme". Desgraciadamente gente que no sabía, pero que estaba orientada ideológicamente, trató de romper la estructura militar. Algunas cosas las lograron hacer, otras por suerte quedaron a mitad de camino.


Enrique Balbi, el vocero de la Armada, fue el encargado de la comunicación durante esta crisis (foto: Adrián Escandar)

— Si se quisiera reequipar y modernizar a las Fuerzas Armadas, ¿cuánto tiempo se necesitaría? ¿Cuánto para que estén en condiciones de cumplir una misión?

— Es la pregunta clave, porque no solo es una cuestión de qué compro sino en qué tiempo lo tendré operativo. El hecho de que el sistema internacional nos ayude y que nuestra posición geográfica nos ayude nos permite ganar tiempo. De todos modos hemos perdido mucho tiempo; el fin de la Guerra Fría o el post 11 de septiembre han sido oportunidades para la modernización. Ahora nos encontramos con un sistema que cumple con la misión primaria de manera muy, muy, limitada. Creo que existe la intención de tener lo que antes eran fragatas, patrulleros de alta mar; eso lleva tiempo, son políticas de Estado porque, desde que uno decide incorporar, asignar el presupuesto, tener los buques, recibirlos, etcétera, no hablamos de menos de quince años. Para tener, digamos, cinco buques modernos. Por poner un número, pero es el poder político el que debe fijar el número, asesorándose con los mismos militares.

— ¿Qué es lo más urgente?

— Volver a tener transporte pesado, que aparte es importante para misiones de paz, para asistencia a los desafíos climáticos. La aviación de transporte. Como los helicópteros de transporte pesado que se perdieron en Malvinas, los Chinook. Algo de eso se hizo. La Fuerza Aérea fue inteligente, logró recuperar los MI17. Eventualmente tener un buen reactor de combate polivalente, porque ya no es solamente superioridad aérea o ataque a tierra, que es un poco lo que a mi criterio se hace con esta compra del Super Etendard, pero que no terminará satisfaciendo a nadie: estamos, de vuelta, ni siquiera recuperando una capacidad, apenas incorporando algo para que los pilotos vuelen, una especie de transición.


La angustiante espera de los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan

— ¿Se refiere a esta última compra a Dassault?

— Exactamente, cinco aviones que les van a permitir a los pilotos volar un avión a reacción pero que están lejos de ser el estado del arte. Pensemos que estos aviones fueron reemplazos por los Rafale y los últimos Super Etendard que entraron en misión fueron los de la operación franco británica en Libia en 2011.  Creo que el Ejército será la fuerza menos prioritaria en un futuro. No es que esto lo va a afectar, pero va a tener que operar en lógicas diferentes. Por ejemplo, hay que revisar la idea de modernización de los tanques, tal vez necesitamos vehículos de transporte oruga 8×8; no sé, estoy reflexionando con usted. Pero ciertamente esta recuperación deberá ser escalonada. Hay que ser inteligentes para no generar rispideces, aunque ninguno de nuestros vecinos debería preocuparse por nosotros porque como otras naciones democráticas se modernizaron también nosotros entraremos en un proceso de modernización muy grande y muy interesante siguiendo una premisa básica, liberal y sana, que las democracias pueden no guerrear entre sí pero tampoco se van a desarmar. Que es lo que hizo la Argentina, un experimento raro para el tipo de país que somos.

— Ahora bien, suponiendo que se tome la decisión política hoy, ¿necesitamos 20 años más o menos?

— La defensa del 2030 se empieza a construir en el 2017, 2018.

 Durante diez años hablamos de drones, todas las fuerzas los desarrollaron y no tenemos ninguno operativo construido por nosotros
— Los avances tecnológicos, los drones por ejemplo, ¿abaratan o encarecen una modernización?

— Depende. Una de las cuestiones hacia donde están yendo todos los ejércitos occidentales, inclusive nuestros vecinos, es la conectividad aire – mar – tierra, cómo las unidades de mar, de aire y de tierra se conectan entre sí. Eso va a demandar una mejor conciencia de nuestro entorno, de nuestro ciberespacio y del rol de la defensa dentro de ese ciberespacio. Ahora, hay sistemas que son caros, como el (avión de combate) F35. Ninguna fuerza aérea está abandonando los aviones con pilotos. En un futuro relativamente cercano, 2030, eso puede cambiar, y de hecho aparecen los UCAV [N. de la R: vehículo aéreo de combate no tripulado], pero es una discusión que para Argentina parece ciencia ficción, como la de transferirle o no a los robots la capacidad de matar… Ahora bien, la Argentina podría hacer patrullaje marítimo con drones de mediana altitud. Pero durante diez años hablamos de drones, todas las fuerzas desarrollaron drones, y no tenemos ninguno operativo construido por nosotros.

Carteles de aliento y solidaridad en la Base Naval Mar del Plata (Reuters)

— ¿Por qué, no tenemos esa capacidad?

— Porque se habló demasiado y se hizo poco. Y porque aunque teníamos una capacidad eventual de hacer drones y unirnos con otros países, como Israel que domina el tema ciberespacio, Estados Unidos, Francia, incluso con Rusia que también maneja tecnologías robóticas, resulta que, increíblemente, hace dos o tres años, parte de la intelectualidad le mandó una carta al entonces ministro de Defensa Agustín Rossi para desalentar la construcción o el armado de drones en la República Argentina. Esa clase de pensamiento, esa academia, lo único que quería era mantener un status quo que fuera desfavorable a las Fuerzas Armadas. Porque en algún punto desconfiamos de la fortaleza institucional de nuestra democracia. Y eso es malo porque nuestra democracia es sólida en la actualidad.

— ¿Existe voluntad y capacidad para resolver el tema?

— Soy optimista. Creo que voluntad hay. No es solamente función del Ejecutivo, el Legislativo también tiene una responsabilidad, el Congreso debe sentarse y preguntar por qué asignamos los recursos que asignamos. Lo que pasa es que hay otra mala idea ahí y es que la defensa no da votos. Pero si tenemos ochenta mil hombres en armas, ¿cuántas familias viven de esos programas, cuántas unidades militares ayudan a la territorialización de la Argentina y cuántas contribuyen también al desarrollo? ¿Cuándo se acuerdan de la defensa de los gobernadores y de los intendentes? Cuando se dice "vamos a cerrar tal base". Entonces ojo, porque los militares, el Ministerio de Defensa, tienen algo que decir en la territorialización de la Argentina. No hay que mirarlo tan de costado y creo que el gobierno entendió eso. Quiero verlo en términos optimistas. De las tragedias la Argentina ha mostrado una capacidad de aprendizaje y por eso confío tanto en la fortaleza institucional de la democracia más allá de las falencias que tenemos.

— Un tema espinoso: ¿las Fuerzas Armadas deben participar en el combate contra el narcotráfico?

— No, cuando nos llevan a ese terreno, tanto por derecha como por izquierda, están cambiando la función principal de las Fuerzas Armadas. ¿Por qué pasa eso? Porque en los 90 y en los 2000, al no saber qué hacer con los militares, se les asignaron funciones secundarias. Para esa tarea tenemos una buena Gendarmería.

— ¿Y sobre la posible restauración de alguna forma de servicio no militar?

— No lo comparto. Creo que el servicio militar voluntario tal cual está debería ser algo atractivo para la sociedad en términos de oportunidad de carrera, para aquellos a los que les gusta la profesión de las armas. Más interesante es la función de las reservas. En Occidente, Gran Bretaña es un buen modelo, Canadá es otro; están tratando de tener reservas activas que eventualmente son llamados…

— ¿Qué sería, retirados o gente que hace un entrenamiento y luego queda stand by?

— Pueden ser en algunos casos retirados que tienen una expertise y pueden integrar la reserva por una equis cantidad de tiempo o bien ofrecer a quienes les interesa la profesión militar pero no quieren estar full time, una formación y la posibilidad de salir cada tanto al terreno. A mucha gente le gusta la profesión de las armas pero no la quiere convertir en su carrera.

— Usted da clases en ciencias políticas en la UBA. ¿Qué clima percibe en los estudiantes respecto de este tema?

— En general, más bien desconocimiento y mito, mito construido y en algunos casos muy negativo. Pero tengo la honra de dar una materia optativa sobre cuestiones de seguridad internacional vinculadas con lo tecnológico y hay mucha hambre por conocer lo que está pasando. Y cuando se conoce, se aprecia. Esto nos da la oportunidad desde las aulas de difundir, discutir, la historia militar de nuestro país que claramente tiene su pasado negro pero no se puede vivir atado a él. Hace poco hicimos un ejercicio en el que gente del Colegio Militar junto a gente de la Universidad hicieron un manejo de crisis que ocurría en el año 2023 y salió muy interesante.

El militar no muerde

— El modelo que planteó el kirchnerismo de volver a fabricar el Pucará, por ejemplo, ¿tiene sentido?

— Así como lo plantearon no sirve: nos hablaron de cuarenta aviones y creo que produjeron cuatro. Después dijeron que iban a construir helicópteros con China, no se construyó ninguno. Así no sirve. ¿Tiene funciones la estructura militar nuestra? Sí, integradas a otras cadenas de valor militares, de Occidente, de donde el poder político quiera, pero hay que integrarlas a las cadenas de valor. Algo de esto hay en la idea de que la Argentina sea parte del KC 390, el avión de transporte que está generando ahora Brasil, Hay que ver bien qué capacidades tenemos. Por eso digo pensar a futuro. Tenemos una industria aeronáutica muy buena, ingenieros muy buenos.  Trabajemos con drones e integremos defensa con las facultades de Ciencias Exactas de las universidades y con otros países que tienen la capacidad por ejemplo de subir sensores a drones. Tal vez ahí haya un nicho de mercado cívico y militar. Pero hay que hacerlo en serio, integrando el mundo universitario con el tecnológico y el militar. El militar no muerde.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Argentina: El impactante desastre defensivo nacional

Una auditoría detectó irregularidades en la compra de las baterías del submarino

Un informe interno del Ministerio de Defensa había advertido que la Armada no cumplió los estándares normativos habituales para beneficiar a ciertas empresas; un trabajo de la Sigen también había señalado graves deficiencias
Hugo Alconada Mon | LA NACION



Una auditoría detectó irregularidades en la compra de las baterías del submarino.

Una investigación del Ministerio de Defensa alertó sobre "irregularidades" en la compra directa de las baterías del ARA San Juan , según la copia de esas actuaciones que llegaron con carácter secreto a tres despachos oficiales, y a las que accedió LA NACION. La información coincide con una auditoría de la Sindicatura General (Sigen), que también cuestionó el procedimiento.


La investigación, desarrollada por expertos de Defensa entre 2015 y 2016, determinó que la Armada habría incumplido los estándares normativos y operativos para la reparación de media vida y el recambio de baterías; que se buscó direccionar la compra de suministros para beneficiar a ciertos proveedores, y que, en ese proceso, se habrían adquirido insumos con garantías vencidas y cometido delitos.

"La información colectada resulta contundente al menos para sostener no sólo que esas contrataciones no se ajustaron al procedimiento administrativo reglado, sino además que el personal militar a cargo de las mismas posiblemente haya incurrido en conductas ilícitas que beneficiaron a las empresas adjudicadas, Hawker Gmbh y Ferrostaal AG", precisaron los investigadores de Defensa.

El desgaste de las Fuerzas Armadas



Esos mismos investigadores alertaron del tema en 2015 a funcionarios del kirchnerismo. Y también que lo mismo ocurrió al cambiar las baterías de los submarinos Salta y Santa Cruz. Consultados por LA NACION, desde el Gobierno indicaron que están revisando "todos los procesos dentro de la Armada" y que se abrirá una investigación interna "profunda", pero que ahora la prioridad es hallar el submarino, recuperar a todos sus tripulantes y, luego, peritar el San Juan para determinar "qué pasó y las consecuentes responsabilidades".

La investigación interna a la que accedió LA NACION no fue la única que reportó sobre "irregularidades" de la Armada en la reparación del submarino ARA San Juan. La Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Defensa también redactó varios informes. Y la Sindicatura General de la Nación (Sigen) presentó su auditoría MD 13776/16, en mayo de 2016, que tampoco es de acceso público, pero cuyas copias obtuvo LA NACION de informantes de la Sindicatura.

En el caso de la Sigen, sus técnicos expusieron desvíos en los planes trazados para la ejecución material y presupuestaria de la obra, con demoras de hasta 4 años: "Dichas demoras permitieron, en el caso de las baterías, la pérdida del período de garantía".

Eso mismo, detectó la Sigen, ocurrió con los motores: "La pérdida de la garantía de los motores derivó en la necesidad de efectuar la contratación directa N° 62/13 con la misma empresa, para renovar el plazo de garantía (ejecución de los trabajos de inspección y verificación para puesta en marcha segura de los motores y para otorgar las correspondientes garantías técnicas que se derivaron de dichos trabajos). Dicha obra tuvo más de 314 días de demora".



Todos esos informes reservados podrían ayudar ahora a la Justicia a determinar qué pasó con el ARA San Juan. Para eso, la jueza federal con asiento en Caleta Olivia, Marta Yáñez, ordenó al complejo Cinar-Tandanor, donde se desarrolló la reparación de media vida, que preserve toda su documentación.

Los informes secretos cuyas copias obtuvo LA NACION, sin embargo, no se encuentran en ese complejo, sino en el Ministerio de Defensa. Y alertan sobre "irregularidades detectadas" dentro de la órbita de la Armada y "un sinnúmero de maniobras irregulares y tendenciosas que tenían como único fin" la compra de las baterías "a las firmas Ferrostaal y/o Hawker, de manera indistinta como único proveedor solvente".

En el caso de la investigación interna, cuyo informe comenzó a circular dentro del Ministerio de Defensa en 2015 y continuó en circulación con la actual gestión, también detectó que "los remitos que se adjuntan por cada entrega de materiales no coinciden ni con el número ni con el monto de las facturas acompañadas a las órdenes de pago, que ascienden a la suma parcial de 1.312.214 euros".



Según verificó LA NACION, además, varios de los funcionarios de la Armada que participaron en las contrataciones cuestionadas también habían participado en la contratación de Ferrostaal para adquirir una planta propulsora para la Fragata Libertad, que derivó en una investigación penal que quedó en manos del entonces juez federal Norberto Oyarbide.

Por su parte, los investigadores también detectaron que los procesos de la Armada tanto para el submarino San Juan como para los ARA Santa Cruz y ARA Salta y la Fragata Libertad registraron varios puntos en común:

En las cuatro obras se contrataron las mismas empresas: Hawker y Ferrostaal;

En las cuatro contrataciones, además, se descartaron propuestas efectuadas por otras empresas;

En esos procesos se retrasaron las notificaciones a otras empresas que podían competir con los datos sobre las condiciones para presentar sus ofertas;

En esos procesos también se aceleraron los pasos administrativos, -sin cumplir con los requisitos y plazos- para adjudicar las contrataciones y firmar los contratos;

Se habrían adulterado ciertos tramos del expediente administrativo para darle visos de legalidad a la decisión que ya había sido tomada;

Se omitió analizar la razonabilidad de los montos que cotizaron las dos empresas proveedoras;

Después de la adjudicación, notificaron tarde o no notificaron a la principal empresa rival, lo que complicó que interpusiera impugnaciones.


El área donde se detectó la anomalía hidroacústica y las profundidades de la plataforma marítica

El informe interno también recomendó a las máximas autoridades de Defensa avanzar sobre las responsabilidades administrativas, disciplinarias y penales de los responsables. Para eso aconsejó alertar a la Oficina Anticorrupción y que se radicara una denuncia penal contra oficiales y funcionarios de la Armada, "incluso contemplando la conexidad que en principio presentarían esos sucesos en relación con otros casos similares cuyas investigaciones se encuentran en trámite ante la justicia federal". Eso no ocurrió.

ARA San Juan: Comodoro Rivadavia alterada por la ayuda internacional

Comodoro Rivadavia, transformada por la llegada de militares de EE.UU., Rusia y Gran Bretaña

La llegada de agentes de fuerzas armadas extranjeras no pasó desapercibida
Natalia Pecoraro | LA NACION


Militares estadounidenses junto a militares argentinos en Comodoro Rivadavia. Foto: Archivo

COMODORO RIVADAVIA.- El microcentro de esta ciudad tiene ocho cuadras de largo por cuatro de ancho, de la costanera a la calle España y de la base del cerro Chenque a la ruta 3. Es la zona donde están concentrados los bancos, hoteles, restaurantes y confiterías; es donde están los dos cines, el teatro, la mayoría de los bares y discotecas y la Catedral. Esta semana se transformó: la llegada de militares estadounidenses, británicos y rusos para colaborar en la búsqueda y eventual rescate del submarino ARA San Juan no pasó desapercibida.


Si bien los militares extranjeros pasaron la mayor cantidad del tiempo en el puerto, ultimando los preparativos para que zarparan el Skandi Patagonia -el martes-, el ARA Puerto Argentino -el viernes-, y el Sophie Siem, algunos sí estuvieron en el centro de la ciudad a la mañana y a la noche. Quienes trabajan en cafés de la zona neurálgica de Comodoro Rivadavia se enfrentaron a primera hora del día a pedidos hechos en inglés o directamente a pedidos hechos con señas. Lo mismo les pasó a quienes atienden en restaurantes por la noche.

De repente, antes de que los habitantes del centro de Comodoro Rivadavia pudieran acostumbrarse a la presencia de hombres vestidos con ropa camuflada en un área tan chica, se volvió habitual verlos en tanda de un lado para el otro. La Cafetería Balcarce de Rivadavia y Moreno, el restaurant Cayo Coco, en la esquina de Rivadavia y Güemes, y el restaurant Puerto Cangrejo, en la Costanera, tuvieron a marinos estadounidenses como clientes por primera vez. Algo similar pasó con los hoteles Austral, Comodoro y Lucania Palazzo Hotel, que recibieron reservas para habitaciones de a decenas y agotaron su capacidad.


Militares estadounidenses en Comodoro Rivadavia. Foto: Archivo

Ayer, cuando se difundió vía redes sociales que el Sophie Siem partiría a las 18, decenas de familias se acercaron al puerto y quisieron entrar, pero se toparon con Prefectura Naval, que controló estrictamente el acceso. Recalaron en la costanera, donde cientos de comodorenses se apostaron para despedir al buque. Con banderas argentinas y flores, montaron guardia durante horas. Fue una postal atípica.

De arquitecto a intérprete en menos de diez minutos

Fernando Mercado es arquitecto y el domingo a la noche estaba planificando su semana cuando recibió un llamado de Favio Cambareri, titular de la Autoridad Portuaria de Comodoro Rivadavia. Cambareri sabía que el joven había hecho la escuela secundaria en un colegio estadounidense y que su inglés es fluido. Desde ese momento, Mercado se convirtió en el intérprete del puerto. Durante horas y horas ayudó a la coordinación entre militares argentinos, estadounidenses y británicos, desde la compra de insumos hasta la logística del ensamblaje del brazo hidráulico colocado en el buque Sophie Siem.


Militares rusos en Comodoro Rivadavia. 

"El lunes fue feriado y los estadounidenses querían elementos de rescate, por ejemplo, space blankets, que son mantas térmicas de aluminio. En el centro de Comodoro estaba todo cerrado. Se gestionó la apertura de ferreterías y de locales de pesca y caza y ahí empezó mi trabajo intenso como intérprete", contó Mercado a LA NACION.

En sintonía con el trabajo a contrarreloj de militares argentinos y extranjeros, y también de civiles, pasó horas y horas en el puerto desde entonces. El jueves directamente no volvió a su casa: trabajó toda la noche en el buque Sophie Siem para facilitar la comunicación entre soldadores y amoladores argentinos y técnicos y marinos estadounidenses. "Fueron días eternos de mucho trabajo. Esto no me lo olvido más: fue conmovedor", aseguró. Ayer, cuando se instaló a bordo del barco el brazo hidráulico para operar el minisubmarino, Mercado fue testigo privilegiado de la operación: "Fue una maniobra impresionante y verlo in situ fue emocionante".

Sede gremial convertida en base operativa de EE.UU.

Entre el muelle de pescadores y el muelle de ultramar del puerto de Comodoro Rivadavia hay un edificio de ladrillo a la vista donde funcionan la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos y Administración General de Puertos y Puertos Argentinos (Apdfa), en la planta baja, y la oficina de Operaciones del puerto, en el primer piso. El lunes, en el primer día de operaciones de la Marina de Estados Unidos, les fue cedida una oficina en el primer piso, que desde entonces se convirtió en lugar de deliberación de los marinos con mayor jerarquía. En la planta baja, en cambio, en la sede gremial de Apdfa, los marinos encontraron un lugar bajo techo, sin sol abrasador ni viento, donde poder cargar de a ratos sus celulares y computadoras personales, donde poder enfriar bebidas en la heladera y calentar agua. También es donde guardaron las pertenencias personales que no entran a bordo del Sophie Siem.