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lunes, 21 de octubre de 2024

Espionaje: Casos resonantes en Sudamérica

Espionaje en América del Sur: Historias atrevidas que moldearon el continente





Introducción

El espionaje ha sido una herramienta clave en las relaciones internacionales, jugando un rol fundamental en la política, la guerra, y la diplomacia. En América del Sur, una región marcada por conflictos internos, dictaduras militares, y rivalidades geopolíticas, las historias de espionaje no solo son intrigantes, sino que también han tenido impactos profundos y duraderos. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta el siglo XXI, las operaciones de espionaje en este continente han moldeado el curso de su historia. En este informe, exploraremos cuatro de las historias de espionaje más atrevidas y fascinantes de América del Sur: la red de espionaje nazi en Argentina durante la Segunda Guerra Mundial, la Operación Cóndor, el espionaje de la CIA en Perú durante el gobierno de Velasco Alvarado, y las operaciones de espionaje en la Guerra de las Malvinas. Estos casos destacan no solo por su audacia, sino también por sus profundas repercusiones políticas y militares.

1. La Red de Espionaje Nazi en Argentina durante la Segunda Guerra Mundial

Contexto Histórico
Durante la Segunda Guerra Mundial, Argentina ocupó una posición ambigua en el conflicto. A pesar de ser parte del continente americano, donde predominaba el apoyo a los Aliados, Argentina mantuvo una postura de neutralidad durante la mayor parte de la guerra. Esta neutralidad, sin embargo, se vio afectada por una serie de factores internos y externos que la convirtieron en un terreno fértil para las actividades de espionaje nazi. Argentina tenía una gran comunidad de inmigrantes alemanes, muchos de los cuales simpatizaban con el régimen nazi. Además, sectores de la élite argentina, incluyendo militares y políticos, mostraban simpatías hacia las potencias del Eje, lo que permitió a Alemania establecer una red de espionaje significativa en el país.
Desarrollo del caso
La red de espionaje nazi en Argentina fue una de las más sofisticadas y peligrosas de América Latina. Estaba compuesta por una variedad de agentes que operaban bajo la cobertura de empresas, organizaciones culturales y comunitarias alemanas. Uno de los agentes más conocidos fue Wilhelm Heimlich, quien actuaba como un enlace clave entre los espías alemanes en Argentina y la inteligencia militar en Berlín. Esta red se dedicaba a recolectar información sobre las actividades aliadas en América Latina, así como a sabotear los esfuerzos que pudieran apoyar la causa de los Aliados.

El espionaje nazi en Argentina no se limitó a la recolección de información. También se llevaron a cabo actos de sabotaje, como el intento de destrucción de barcos aliados en puertos argentinos. La red utilizaba códigos cifrados, radios clandestinas y agentes encubiertos para llevar a cabo sus operaciones. Sin embargo, a medida que la guerra avanzaba y la presión internacional sobre Argentina aumentaba, el gobierno argentino, bajo la presión de Estados Unidos y el Reino Unido, comenzó a tomar medidas para desmantelar estas redes.

Uno de los eventos clave fue la operación "Bolívar", un plan de inteligencia alemán para establecer una red de espionaje en toda América Latina, con Argentina como su centro neurálgico. Esta operación, aunque ambiciosa, fue finalmente detectada y neutralizada por los servicios de inteligencia aliados, con la colaboración de agentes argentinos. La captura de espías nazis en Argentina y la intervención en sus comunicaciones codificadas contribuyeron significativamente a la reducción de la influencia nazi en la región.
Impacto político y militar
El desmantelamiento de la red de espionaje nazi en Argentina tuvo importantes repercusiones tanto en la política interna como en las relaciones internacionales de Argentina. Internamente, aumentó la presión sobre el gobierno para que tomara una posición más clara a favor de los Aliados, lo que eventualmente llevó a Argentina a declarar la guerra a Alemania en 1945, aunque de manera simbólica y tardía.

Externamente, las actividades de espionaje nazi en Argentina deterioraron las relaciones con Estados Unidos y el Reino Unido, que veían al país como un refugio para los agentes del Eje. Esta situación complicó la posición diplomática de Argentina en la posguerra y afectó su relación con las potencias aliadas en los años posteriores.
Razones por las que es fascinante

Este caso es fascinante no solo por la audacia y la amplitud de las operaciones de espionaje nazi en un continente alejado del frente europeo, sino también por las implicaciones geopolíticas que tuvo. La capacidad de Alemania para establecer una red tan extensa en América Latina muestra la importancia estratégica que esta región tenía durante la Segunda Guerra Mundial. Además, la eventual desarticulación de esta red resalta la efectividad de la cooperación internacional en la lucha contra el espionaje enemigo.

2. La Operación Cóndor

Contexto histórico

La Operación Cóndor fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado llevada a cabo por las dictaduras militares de América del Sur en las décadas de 1970 y 1980. Esta operación fue una respuesta directa a la creciente influencia de los movimientos de izquierda en la región, y a la percepción de que el comunismo estaba ganando terreno en América Latina, especialmente en el contexto de la Guerra Fría. La Operación Cóndor fue coordinada principalmente por Chile bajo el régimen de Augusto Pinochet, con la colaboración de Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Estos países, bajo regímenes autoritarios, compartían información de inteligencia y colaboraban en la persecución, captura, tortura y asesinato de opositores políticos.

Desarrollo del caso
La Operación Cóndor fue esencialmente una red transnacional de espionaje y represión. Los servicios de inteligencia de los países participantes compartían información sobre exiliados políticos, activistas y sospechosos de ser subversivos. Esta red permitía a las dictaduras seguir el rastro de sus enemigos más allá de las fronteras nacionales, llevando a cabo secuestros, torturas y asesinatos en terceros países.

Un aspecto crucial de la Operación Cóndor fue su carácter clandestino y la complicidad internacional. Estados Unidos, a través de la CIA, estuvo involucrado indirectamente en la operación, brindando apoyo logístico y entrenamiento a los servicios de inteligencia latinoamericanos. Aunque la participación directa de Estados Unidos en las operaciones más brutales de Cóndor ha sido negada oficialmente, existen numerosos documentos desclasificados que indican que las autoridades estadounidenses estaban al tanto de los crímenes cometidos bajo el paraguas de esta operación.

Un caso emblemático de la Operación Cóndor fue el asesinato de Orlando Letelier, un ex ministro del gobierno de Salvador Allende en Chile, quien fue asesinado en Washington D.C. en 1976. Este asesinato, llevado a cabo por agentes de la DINA, la policía secreta chilena, con la colaboración de operativos estadounidenses, es un claro ejemplo de cómo la operación extendió sus tentáculos hasta el corazón de Estados Unidos.
Impacto político y militar
La Operación Cóndor tuvo un impacto devastador en los derechos humanos en América del Sur. Se estima que miles de personas fueron asesinadas, desaparecidas o torturadas bajo esta operación. Políticamente, la operación consolidó el poder de las dictaduras en la región, permitiéndoles eliminar a sus opositores más vehementes y mantener un control férreo sobre sus sociedades.

Militarmente, la Operación Cóndor fortaleció la cooperación entre los ejércitos y las fuerzas de seguridad de los países participantes, creando una red de colaboración que persistió incluso después de la caída de las dictaduras. Esta operación también sirvió como un ejemplo de cómo los regímenes autoritarios podían coordinarse para enfrentar amenazas percibidas, utilizando el espionaje y la represión como herramientas principales.
Razones por las que es fascinante

La Operación Cóndor es fascinante por su escala, brutalidad y la complicidad internacional que involucró. Es un ejemplo extremo de cómo el espionaje y la represión pueden ser utilizados para mantener el poder político a través de la eliminación sistemática de la disidencia. Además, la operación muestra las profundas conexiones entre los regímenes autoritarios de América del Sur y sus vínculos con potencias extranjeras durante la Guerra Fría, lo que añade una capa de complejidad geopolítica a la historia.

3. El Espionaje de la CIA en Perú durante el Gobierno de Velasco Alvarado

Contexto histórico

Durante las décadas de 1960 y 1970, Perú fue testigo de una serie de transformaciones políticas y sociales significativas bajo el gobierno revolucionario del General Juan Velasco Alvarado. Velasco llegó al poder en 1968 mediante un golpe militar y rápidamente implementó una serie de reformas radicales, incluyendo la nacionalización de industrias clave y una ambiciosa reforma agraria. Estas políticas socialistas alarmaron a Estados Unidos, que estaba profundamente preocupado por la expansión de la influencia soviética en América Latina durante la Guerra Fría. Como resultado, la CIA intensificó sus operaciones en Perú, utilizando el espionaje para desestabilizar el gobierno de Velasco y proteger los intereses estadounidenses en la región.

Desarrollo del caso
Las operaciones de espionaje de la CIA en Perú durante el gobierno de Velasco fueron extensas y variadas. La CIA reclutó a informantes dentro del gobierno peruano, infiltró organizaciones civiles y utilizó recursos económicos para financiar la oposición al régimen de Velasco. Una de las principales preocupaciones de la CIA era la nacionalización de la industria petrolera, que afectaba directamente a empresas estadounidenses que operaban en Perú. La agencia también estaba alarmada por las estrechas relaciones de Velasco con la Unión Soviética y Cuba, que representaban una amenaza directa a los intereses geopolíticos de Estados Unidos en la región.

Uno de los métodos más efectivos utilizados por la CIA fue la manipulación de la prensa y la propaganda. A través de sobornos y la infiltración de periodistas, la agencia logró influir en la opinión pública peruana, presentando a Velasco como un dictador autoritario y fomentando el descontento social. Además, la CIA llevó a cabo operaciones encubiertas para debilitar la economía peruana, exacerbando la crisis económica y creando condiciones favorables para un golpe de estado.

Finalmente, en 1975, un grupo de oficiales militares descontentos, apoyados indirectamente por la CIA, derrocó a Velasco. Este golpe marcó el fin de las reformas radicales en Perú y el retorno a políticas más alineadas con los intereses estadounidenses. La intervención de la CIA en Perú es un ejemplo clásico de la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos durante la Guerra Fría, donde el espionaje y las operaciones encubiertas se utilizaron para moldear el destino político de las naciones en desarrollo.
Impacto político y militar
El impacto político de las operaciones de la CIA en Perú fue profundo. El derrocamiento de Velasco representó una victoria para Estados Unidos en su lucha contra la expansión del socialismo en América Latina. Políticamente, el golpe puso fin a las reformas radicales y restauró un régimen más conservador y alineado con los intereses occidentales.

Militarmente, el caso de Perú subrayó el papel de las fuerzas armadas como actores clave en la política latinoamericana, particularmente en contextos de inestabilidad económica y social. La intervención de la CIA también reforzó la percepción de que Estados Unidos estaba dispuesto a intervenir en los asuntos internos de los países latinoamericanos para proteger sus intereses estratégicos.
Razones por las que es fascinante

El espionaje de la CIA en Perú es fascinante por su complejidad y por las implicaciones geopolíticas que tuvo en la región. Este caso ilustra cómo el espionaje se utilizó no solo para recolectar información, sino también para influir activamente en el curso de los eventos políticos. Además, el derrocamiento de Velasco es un recordatorio de la influencia de la Guerra Fría en América Latina y de cómo las superpotencias utilizaron tácticas encubiertas para asegurar su dominio en el hemisferio occidental.

4. El espionaje en la Guerra de las Malvinas (1982)

Contexto histórico

La Guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en 1982 por la soberanía de las Islas Malvinas. Este conflicto, aunque breve, fue extremadamente intenso y se caracterizó por la alta tecnología y el espionaje utilizado por ambas partes para obtener ventajas estratégicas. Para Argentina, la guerra representaba una oportunidad para reafirmar su soberanía sobre las islas, mientras que para el Reino Unido, era un asunto de honor nacional y control territorial. El espionaje jugó un papel crucial en el desarrollo y desenlace del conflicto.

Desarrollo del caso
El espionaje en la Guerra de las Malvinas fue sofisticado y vital para ambas partes. Desde el principio, el Reino Unido empleó sus vastos recursos de inteligencia, incluyendo satélites espía, interceptación de comunicaciones y la colaboración de servicios de inteligencia aliados, como la NSA de Estados Unidos. Una de las operaciones más exitosas fue la interceptación de comunicaciones militares argentinas, lo que permitió al Reino Unido anticipar movimientos estratégicos y tácticos del enemigo.

Por su parte, Argentina también realizó esfuerzos significativos para espiar a las fuerzas británicas. Aunque carecía de la tecnología avanzada de sus contrapartes británicas, Argentina utilizó agentes encubiertos en Europa para obtener información sobre los preparativos británicos y utilizó redes de espionaje en América Latina para tratar de monitorear las actividades de la flota británica.

Uno de los momentos más críticos de la guerra fue la utilización de inteligencia por parte del Reino Unido para coordinar ataques precisos contra las fuerzas argentinas. La inteligencia obtenida permitió a los británicos lanzar ataques aéreos y navales que resultaron decisivos, como el hundimiento del crucero argentino ARA General Belgrano, un punto de inflexión en el conflicto. La guerra, que culminó con la rendición de las fuerzas argentinas y la recuperación británica de las islas, fue un ejemplo claro de cómo el espionaje puede influir directamente en los resultados militares.
Impacto político y militar

El espionaje en la Guerra de las Malvinas tuvo un impacto significativo en el resultado del conflicto. La capacidad del Reino Unido para interceptar y utilizar información clave le dio una ventaja decisiva, que fue fundamental para su victoria. Políticamente, la victoria británica reafirmó el control del Reino Unido sobre las Malvinas, fortaleció el gobierno de Margaret Thatcher y tuvo un profundo impacto en la política interna de Argentina, contribuyendo a la caída de la dictadura militar que gobernaba el país en ese momento.

Militarmente, la Guerra de las Malvinas fue un conflicto moderno en el que la inteligencia y el espionaje jugaron un papel central, demostrando la importancia de la tecnología de información en la guerra contemporánea. La guerra también resaltó las limitaciones de las capacidades militares de Argentina, que no pudo igualar la superioridad tecnológica y de inteligencia del Reino Unido.
Razones por las que es fascinante

La Guerra de las Malvinas es fascinante por la rapidez y la intensidad con la que se desarrolló, así como por el papel crítico que jugó el espionaje. Este conflicto demuestra cómo la inteligencia puede ser un factor decisivo en la guerra moderna, donde la información a menudo es tan valiosa como el poderío militar. Además, la guerra tuvo profundas consecuencias políticas y sociales, no solo para los países involucrados, sino también para la comunidad internacional.

Conclusión

El espionaje ha sido una herramienta esencial en la historia de América del Sur, moldeando no solo la política interna de los países, sino también sus relaciones internacionales. Desde la red nazi en Argentina hasta la Guerra de las Malvinas, estas historias de espionaje destacan por su audacia y sus profundas repercusiones. A lo largo de la historia, el espionaje ha sido una constante en la lucha por el poder y la influencia en América del Sur, y estos casos sirven como recordatorio de las complejas y, a menudo, oscuras dinámicas que han dado forma al continente.

La historia del espionaje en América del Sur es una historia de intriga, poder y, en muchos casos, tragedia. Estos eventos, aunque a menudo ocultos a la vista del público en su momento, han tenido un impacto duradero en la región, influyendo en el curso de su historia de maneras profundas y a veces inesperadas. A medida que la tecnología avanza y las tensiones geopolíticas continúan, es probable que el espionaje siga siendo una herramienta clave en la política internacional de América del Sur, y nuevas historias de espionaje continúen emergiendo en las décadas por venir.

EMcL para FDRA

lunes, 23 de enero de 2023

Lecciones de las relaciones cívico-militares en Latinoamérica

Lecciones cívico-militares de América Latina

 



El 1 de junio, el presidente Donald Trump le pidió a la Guardia Nacional que lo protegiera de los manifestantes pacíficos mientras caminaba desde la Casa Blanca hasta la Iglesia Episcopal de St. John. Lo acompañaba, con uniforme completo de batalla, el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto. La imagen del presidente y su general de mayor rango caminando por el Parque Lafayette mientras la policía lanzaba gases lacrimógenos en las cercanías suscitó considerables críticas , e incluso dio a algunos observadores la impresión de una nación en guerra . Sin embargo, 10 días después de las protestas afuera de la Casa Blanca, Milley se disculpó por lo que admitió fue una apariencia inapropiada que sugería el uso politizado de las fuerzas armadas. Sucintamente, el general admitió: " No debería haber estado allí ".

El año pasado en Chile sucedió algo similar. En octubre de 2019, en medio de protestas nacionales sin precedentes contra la desigualdad y las medidas de austeridad , el presidente Sebastián Piñera describió a su nación como una nación en guerra , respaldada por su jefe del ejército, el general Raúl Iturriaga. Pero al día siguiente, Iturriaga dijo a los periodistas : “No estoy en guerra con nadie”. La declaración de Iturriaga aclaró la posición militar de que los manifestantes no eran combatientes enemigos, socavando de inmediato la retórica de Piñera y forzando el desarrollo de planes que minimizarían el contacto entre las tropas y los manifestantes.



Milley e Iturriaga muestran que los comandantes militares pueden ser audaces y públicos al disentir de las órdenes que ponen en peligro el profesionalismo militar y los derechos humanos. En toda América Latina contemporánea, una región con un historial de golpes militares , guerras sucias y disturbios entre civiles y militares , los militares pueden disentir públicamente mientras protegen los estándares profesionales y previenen el retroceso democrático . De hecho, en casos recientes de esa región, los militares impidieron encuentros letales entre tropas y ciudadanos, salvando vidas en el proceso.

La historia de las relaciones cívico-militares en los Estados Unidos y América Latina son muy diferentes. No obstante, América Latina ofrece lecciones sobre cómo deben responder las fuerzas armadas cuando se ven envueltas en operaciones internas que podrían dañar el carácter no partidista de las fuerzas armadas y poner en peligro las libertades civiles. Incluso en los últimos años, las fuerzas armadas de Chile, Ecuador, Colombia y Brasil han demostrado que las fuerzas armadas pueden aclarar sus propias restricciones legales para corregir la peligrosa retórica civil; modificar órdenes para minimizar la represión; hacer sonar el silbato sobre malversación oculta; y reprender públicamente los esfuerzos por arrastrar a su institución a la política partidista. Las fuerzas armadas de los EE. UU. deben tener cuidado de ejercer juiciosamente la disidencia pública, usarlo solo en los casos en que cumplir con órdenes peligrosas es una amenaza mayor para los derechos humanos y la democracia que disentir públicamente. Si es posible, sería prudente alertar al Congreso, preservando o incluso fortaleciendo la supremacía civil.

Si los oficiales de América Latina pueden disentir públicamente de los líderes civiles en casos extremos, y hacerlo sin dañar la supremacía civil, los oficiales en los Estados Unidos y en otros lugares ciertamente pueden hacer lo mismo cuando enfrentan un desafío similar.

Chile: Aclaración de Pedidos

Cuando los presidentes describen a los ciudadanos como combatientes enemigos, los militares pueden aclarar rápidamente sus limitaciones y posiciones legales para oponerse a caracterizaciones erróneas peligrosas y engañosas. Evidencia reciente de Chile muestra que cuando las palabras de un líder preparan potencialmente el escenario para la represión militar, los comandantes militares pueden disentir justificadamente. Pueden aclarar rápidamente que los que están en las calles son ciudadanos que ejercen sus derechos humanos, tal como está consagrado en la constitución que los militares juraron defender. Si pueden hacerlo sin socavar la autoridad civil en un país donde el recuerdo de una dictadura militar sigue vivo, ciertamente pueden hacerlo en los Estados Unidos.

En octubre de 2019, estallaron enormes manifestaciones a nivel nacional en todo Chile. Piñera declaró en un primer momento que su país estaba “ en guerra con un enemigo poderoso ” y ordenó a decenas de miles de policías y soldados salir a las calles contra los “delincuentes”. Este tipo de retórica, que recuerda a las posturas públicas del ex dictador chileno Augusto Pinochet , podría haber sido una luz verde para que las fuerzas armadas acabaran violentamente con las manifestaciones. Pero Iturriaga pronto aclaró que Chile no estaba en guerra con sus propios ciudadanos. Esta aclaración llevó al ministro civil de Defensa de Chile, Alberto Espina, a instruir a sus comandantes a mantener la calma y no disparar contra los manifestantes. Con pocas excepciones, los soldados cumplieron con esas órdenes. NumerosoOcurrieron abusos a los derechos humanos , pero la mayoría fueron a manos de la policía , no de los soldados. En particular, la aclaración del general no generó ningún poder político para las fuerzas armadas. En todo caso, la participación militar solo dañó la reputación de la institución.

Cuando se les presentó una situación en la que la violencia contra los manifestantes era más probable, ¿deberían los líderes militares estadounidenses haber reaccionado de manera similar? Al igual que Piñera, Trump usó un lenguaje belicoso al describir a los manifestantes como “matones” y “terroristas ”, retórica que podría haber envalentonado a los soldados para justificar y usar la violencia. El presidente advirtió al gobernador de Minnesota que si él no podía restablecer el orden lo harían los militares, y agregó: “Cualquier dificultad y asumiremos el control pero, cuando empiecen los saqueos, empezarán los tiroteos ”.

Los oficiales en servicio activo deberían haber rechazado la retórica de Trump, pero no lo hicieron. En cambio, Milley permaneció en silencio. Le tomó 10 días disculparse por aparecer en uniforme junto al presidente en el Parque Lafayette. Además, Milley se negó a testificar ante el Congreso, la única otra institución civil que podría haber controlado el abuso ejecutivo. Su disculpa fue bienvenida, pero llegó demasiado tarde y, lo que es más importante, su silencio inicial sugería complicidad .

Ecuador: Modificación de Órdenes

Los comandantes militares pueden modificar las órdenes presidenciales una vez desplegadas para evitar confrontaciones peligrosas con manifestantes pacíficos y sin socavar el control civil. Ecuador ofrece un excelente ejemplo de esta táctica. En el pasado, ese país ha sido víctima de intervenciones militares . En ocasiones, se sabe que los soldados se unen a los manifestantes indígenas para derrocar a los presidentes . Sin embargo, las fuerzas armadas ecuatorianas de hoy han emprendido una forma de disidencia que no ha socavado el control civil ni la democracia, y que ha evitado víctimas civiles.

Frente a las protestas de grupos indígenas en todo Ecuador en octubre de 2019, el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, ordenó a las fuerzas armadas que restablecieran el orden. El ministro de Defensa, general retirado Oswaldo Jarrín, interpretó al presidente en el sentido de que las tropas tenían licencia para usar todas las medidas necesarias para reprimir manifestaciones . Los militares se desplegaron en las calles de la ciudad, pero en lugar de seguir ciegamente las órdenes , revisaron las tácticas y tomaron posiciones de retaguardia para evitar colisiones frontales con los manifestantes. El comandante del Ejército, general Javier Pérez, quien encabezó el operativo, declaró que si el ejército hubiera recurrido a la fuerza, los soldados “estarían recuperando bolsas para cadáveres, y esa no es su misión”. Estas acciones no le han valido a los militares ninguna influencia política., ni socavaron la supremacía civil. De hecho, el presidente relevó a Pérez de sus funciones y transfirió su mando a otro general, aunque se produjo sin contratiempos y sin represalias militares, afirmando que el control civil se mantuvo intacto.

Aproximadamente 5000 miembros de la Guardia Nacional estaban desplegados en Washington, DC, cuando el presidente caminó hacia la iglesia de St. John. Los guardias despejaron el paso del presidente mientras la policía del parque golpeaba a los manifestantes no violentos con porras y gases lacrimógenos . Los comandantes del ejército presionaron a los guardias para que actuaran agresivamente, mientras que Milley les hizo un llamado personal, ambos con la intención de disuadir al presidente de desplegar la 82 División Aerotransportada. El general y sus compañeros comandantes podrían haber seguido el ejemplo ecuatoriano, revisando las tácticas de la Guardia Nacional para alejarlos del contacto directo con los manifestantes y ordenar una mayor moderación. Esto habría sido de conformidad con las propias reglas de enfrentamiento de la Guardia Nacional y el Ejército.que aconsejan a las tropas responder en proporción a la “amenaza” encontrada, utilizando cualquier tipo de fuerza solo como último recurso o en defensa propia.

Los líderes militares estadounidenses tradicionalmente evitan situaciones que incluso podrían dar la apariencia de partidismo político. Irónicamente, el cumplimiento de Milley socavó esa tradición al ayudar a los esfuerzos del presidente para impresionar a su base política como un ejecutivo duro de "ley y orden". Si bien más tarde se arrepintió de sus acciones , al general le habría ido mejor si hubiera prestado atención a sus propias palabras pronunciadas en mayo de 2017, cuando dijo que la “desobediencia disciplinada” podría justificarse en las condiciones adecuadas para lograr un objetivo, siempre que uno sea “ moral y éticamente correcto” y utiliza un buen juicio.

La propia “desobediencia disciplinada” del ejército ecuatoriano brinda una lección, mostrando que los comandantes militares estadounidenses pueden modificar creativamente las órdenes para proteger a los ciudadanos, incluso cuando se les ordena reprimirlos.

Colombia: denuncia militar

Los militares también pueden denunciar conductas peligrosas o potencialmente delictivas y tienen la obligación de hacerlo. Considere el caso de Colombia, donde la denuncia puso fin a una práctica alarmante. Al igual que Estados Unidos, Colombia es una democracia. A diferencia de Estados Unidos, las guerras de Colombia se han librado dentro de sus fronteras , principalmente contra insurgentes de izquierda. Civiles inocentes quedan atrapados en el conflicto, lo que da lugar a abusos contra los derechos humanos y destrucción de pruebas. En el escándalo de los “falsos positivos”, que estalló en 2008, el Ministerio de Defensa otorgó bonificaciones en función del número de combatientes enemigos asesinados. Bajo la presión de producir más muertes en combate e incapaces de infligir suficientes bajas a los insurgentes reales, los soldados atrajeron a los no combatientes con la promesa de trabajo, los ejecutaron y los vistieron como combatientes enemigos . Como resultado, al menos 8.000 no combatientes murieron.

En 2019, un grupo de oficiales vio órdenes que reflejaban las del anterior escándalo de falsos positivos y alertó a los medios sobre estas actividades secretas. Su testimonio produjo resultados rápidos. Obligó al presidente Iván Duque Márquez y a su comandante del ejército a admitir que las órdenes estaban equivocadas y luego revertirlas por completo. Valientes oficiales se presentaron y fueron amenazados y hostigados por hacerlo . Sin embargo, sin duda salvaron la vida de los ciudadanos y la dignidad de los soldados.

El caso colombiano tiene paralelos con el del teniente coronel Alexander Vindman. Como director de asuntos europeos en el Consejo de Seguridad Nacional, Vindman tenía autorización para escuchar una llamada telefónica entre Trump y su homólogo ucraniano, el presidente Volodomyr Zelenksy. Le inquietó lo que escuchó : Trump ejerció una presión inapropiada sobre un gobierno extranjero para que investigara a su rival político, Joe Biden. Al igual que en Colombia, Vindman tenía conocimiento directo de un evento preocupante oculto a la vista del público y sintió la obligación de denunciarlo. Al testificar ante la Cámara de Representantes, Vindman, justificadamente, transmitió información a la única institución que podía controlar la mala conducta presidencial.

Vindman enfrentó represalias de los partidarios de Trump que cuestionaron su lealtad porque era un inmigrante soviético. Bajo coacción , finalmente se retiró del servicio. Pero al igual que sus homólogos colombianos, también produjo resultados al fortalecer el caso de juicio político . Como muestra el caso colombiano, los oficiales pueden denunciar irregularidades peligrosas sin aumentar el poder político de las fuerzas armadas. Aunque las revelaciones de los denunciantes pueden conllevar riesgos, permanecer en silencio conlleva el mayor riesgo de erosionar el profesionalismo militar y la democracia misma.

Brasil: reproches públicos

Si los líderes civiles usan las fuerzas armadas para sus propias agendas partidistas, los oficiales retirados pueden reprender públicamente estos esfuerzos y abogar por la preservación del profesionalismo no partidista de su institución. Al hablar de los civiles que politizan las fuerzas armadas y abusan de su derecho a equivocarse, considere el caso del ejecutivo latinoamericano más comparado con Trump : el presidente Jair Bolsonaro de Brasil. Además de llenar su gobierno con muchos oficiales activos y retirados , Bolsonaro ha elogiado la pasada dictadura militar de Brasil, incluso afirmando que no mató a suficientes personas . Asimismo, elogió el “ autogolpe” del presidente peruano Alberto Fujimori, donde Fujimori usó a los militares para disolver el Congreso, y lo citó como un ejemplo de cómo los militares podrían usarse para volver a gobernar.

En múltiples ocasiones, Bolsonaro se ha unido a los manifestantes que piden una intervención militar en la política, primero para anular las restricciones impuestas por gobernadores y alcaldes por el COVID-19 , y luego para frustrar las investigaciones de corrupción de Bolsonaro y sus hijos . Los partidarios de Bolsonaro han identificado un potencial autogolpe como beneficioso para su presidente. Al apoyarlos, Bolsonaro ha respaldado implícitamente la idea.

Los oficiales retirados retrocedieron. El general Carlos dos Santos Cruz, miembro del gabinete de Bolsonaro antes de una pelea con los hijos del presidente, argumentó : “La idea de poner a las fuerzas armadas en medio de una disputa entre poderes del Estado, autoridades e intereses políticos es completamente fuera de lugar. Es una falta de respeto a las fuerzas armadas”. El congresista Roberto Pertenelli, exgeneral y miembro del partido de Bolsonaro, dijo que cualquier orden de intervenir en la política sería ilegal e inconstitucional. El ministro de Defensa, general Fernando Azevedo e Silva, llegó a emitir una declaración pública afirmando la dedicación del ejército a la constitución.y derechos humanos Aunque las fuerzas armadas tienen una influencia política considerable en Brasil, no acumularon influencia adicional al emitir esos reproches públicos.

El general retirado James Mattis, al igual que el general brasileño Carlos dos Santos Cruz en el sentido de que fue un miembro del gabinete de alto nivel antes de dejar la administración Trump, criticó duramente tanto a su sucesor, el secretario de Defensa Mark Esper, como al presidente después de presenciar la Despliegue de la Guardia Nacional en Washington. El presidente retirado del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, general John Kelly, expresaron objeciones similares. Si bien existen riesgos para la disidencia pública de este tipo, el propio Kelly dijo que usar soldados para reprimir a los manifestantes sería mucho más arriesgado y causaría un daño duradero a la moral, la confianza y la cohesión interna de las fuerzas armadas. Teniendo en cuenta estos riesgos, los oficiales retirados pueden usar su rango para ser poderosos defensores de un ejército no partidista, incluso cuando un presidente busca llevar a la institución a una agenda partidista. Si bien el público esperaría que las reprimendas provengan del Congreso o del propio partido político del presidente, es posible que el personal de seguridad jubilado deba violar normas cómodas para impedir la politización inapropiada.

Lecciones para un futuro incierto

Sin duda, en circunstancias normales , los reproches militares a su comandante en jefe no son aconsejables porque podrían socavar la autoridad presidencial sobre defensa y política exterior. Las críticas del general Douglas MacArthur al liderazgo del presidente Harry Truman durante la Guerra de Corea plantearon tal amenaza, y MacArthur fue justificadamente despedido . Las críticas del general Stanley McChrystal a la política exterior del presidente Barack Obama fueron igualmente inapropiadas y también fue despedido. Sin embargo, en circunstancias excepcionales, cuando las órdenes pongan en peligro el profesionalismo militar y los derechos civiles, los oficiales tienen el derecho y la obligación de hablar.

Los esfuerzos de Trump por politizar al ejército estadounidense han sentado un peligroso precedente. Su trabajo para corromper la naturaleza no partidista de las fuerzas armadas al pronunciar discursos de estilo de campaña a las tropas, amenazar con desplegar a las fuerzas armadas para reprimir a los opositores políticos percibidos usando la Ley de Insurrección y usar Twitter para criticar públicamente a los líderes militares ha abierto la puerta para que los futuros presidentes se comporten de manera similar. . No es de extrañar, entonces, que los académicos se pregunten cada vez más qué comportamiento futuro se puede esperar del ejército de los EE. UU. cuando Trump, o los futuros presidentes, intenten erosionar su profesionalismo.

Sería irresponsable dar carta blanca a los militares para resistir a su comandante en jefe. Pero como muestran cuatro casos recientes en América Latina, los oficiales militares deben estar preparados para líderes civiles peligrosamente poco profesionales. Los oficiales pueden disentir en casos extremos, donde el profesionalismo militar y la vida de los conciudadanos se ven amenazados, sin socavar la supremacía civil ni acumular nuevo poder político. Cuando está en juego la democracia misma, no pueden quedarse callados. De hecho, su silencio corre el riesgo de ser cómplice . Sin duda, este es un camino difícil y poco envidiable que debe tomarse con extrema precaución y moderación.




miércoles, 11 de enero de 2023

Fuerza Aérea: Comparación de las 5 más poderosas de Latinoamérica



F-5 chileno, Mirage 2000 peruano, Su-30MK2 venezolano, MiG-23 cubano (en el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda)

Las 5 mejores Fuerzas Aéreas de Latinoamérica

Military Watch Magazine


En términos de la potencia de sus capacidades de guerra aérea colectiva, América del Sur es muy probablemente el menos capaz de los seis continentes habitados del mundo. Incluso los aviones a reacción de combate remotamente modernos son relativamente pocos y distantes entre sí, lo que se puede atribuir en parte a la hegemonía de los Estados Unidos sobre la región, lo que significa que la mayoría de los países pueden darse el lujo de descuidar la inversión en una fuerza aérea moderna. Ha habido algunas excepciones, incluido Chile, que ha mantenido una flota relativamente capaz teniendo en cuenta el tamaño de su pequeña economía, Venezuela, que bajo la administración de Hugo Chávez utilizó su libro de petróleo para adquirir los únicos aviones de combate de peso pesado de la región, y anteriormente Cuba, que se jactó por mucho la flota de combate más capaz del mundo latino durante la Guerra Fría.


Caza de peso pesado Su-30MK2 de la Fuerza Aérea Venezolana


Venezuela

La Fuerza Aérea de Venezuela cuenta con la flota de aviones de combate más capaz de América Latina por un margen considerable, con su columna vertebral formada por 23 cazas de peso pesado Su-30MK2 adquiridos de Rusia. Estos se encuentran entre los mejor equipados de la región y tienen los alcances y las cargas útiles de armas más altos, los conjuntos de sensores más potentes y los mejores rendimientos de vuelo. Los cazas están equipados con misiles aire-aire de largo alcance guiados por radar activo R-77, así como misiles R-27ER de mayor alcance y misiles de crucero Kh-31, y no tienen rival en las Américas fuera del Ejército de los Estados Unidos. Venezuela también despliega dos pequeños escuadrones de F-16A Fighting Falcons, algunas de las variantes menos capaces del F-16.en servicio en cualquier parte del mundo que no tengan ningún tipo de misiles aire-aire más allá del alcance visual. En comparación con otros cazas desplegados en América del Sur, estos F-16 aún tienen un potencial de combate superior al promedio. Venezuela también despliega lo que es, con mucho, la red de defensa aérea terrestre más capaz de la región, que se basa en el sistema de misiles tierra-aire de medio alcance BuK-M2 y el S-300VM , la segunda variante S-300 más capaz jamás desarrollada que ha un formidable rango de compromiso de 250 km y puede atacar objetivos a altas velocidades de Mach 14.


Cazas ligeros F-16A de la Fuerza Aérea de Chile


Chile

Chile ha desplegado durante mucho tiempo una Fuerza Aérea altamente capaz que es conocida por sus altos estándares de entrenamiento en relación con otras potencias regionales, y por haber avergonzado a la Marina de los EE. UU. durante ejercicios de combate simulados al ganarle. La columna vertebral de la flota está compuesta por cazas F-16A envejecidos, con 36 aviones F-16A/B en servicio. El F-16C Block 50 más nuevo forma la élite de la flota con diez de estos en servicio en servicio. Lo notable de la flota chilena es que es una de las tres en la región con misiles aire-aire modernos de largo alcance, y el único país con aviones no rusos que integran tales misiles. El misil de largo alcance guiado por radar activo AIM-120C tiene un rendimiento similar al R-77 ruso utilizado por Venezuela y Perú, y hace que sus F-16 sean mucho más capaces que cualquier otro avión de fabricación occidental en la región. Chile también despliega uno de los pocos aviones aerotransportados de alerta temprana de la región con un solo Boeing-707 equipado con un radar Phalcon israelí, un importante multiplicador de fuerza. El país también tiene una de las flotas de aviones de reabastecimiento aéreo más formidables de la región con 3 KC-135 Stratotankers. Estos compensan el alcance relativamente corto del F-16 y les permiten operar más allá de las fronteras del país durante períodos prolongados. Estos activos se complementan con un escuadrón de cazas ligeros F-5E Tiger II de tercera generación más antiguos. Estos compensan el alcance relativamente corto del F-16 y les permiten operar más allá de las fronteras del país durante períodos prolongados. Estos activos se complementan con un escuadrón de cazas ligeros F-5E Tiger II de tercera generación más antiguos. Estos compensan el alcance relativamente corto del F-16 y les permiten operar más allá de las fronteras del país durante períodos prolongados. Estos activos se complementan con un escuadrón de cazas ligeros F-5E Tiger II de tercera generación más antiguos.


Cazas MiG-29 y Mirage 2000 de la Fuerza Aérea Peruana


Perú

Perú es uno de los dos únicos países de América del Sur con una flota de cazas compuesta en su totalidad por aviones de cuarta generación junto con Venezuela, con la élite de su Fuerza Aérea compuesta por un escuadrón de 19 cazas MiG-29 de rango medio S y variantes SMP. Estos están equipados con aviónica moderna y misiles aire-aire R-77 y R-27, lo que los hace muy formidables en una función de defensa aérea. El MiG-29 es uno de los cazas más maniobrables jamás diseñados y, cuando está equipado con un radar moderno y el R-77, se vuelve casi tan peligroso a largas distancias como a distancias cortas. El país también despliega un escuadrón de 12 cazas ligeros Mirage 2000, aunque estos no están equipados con ningún misil aire-aire moderno, lo que significa que forman quizás la unidad Mirage 2000 más débil del mundo. Para un papel de ataque terrestre, Perú también despliega 18 aviones Su-25 rusos.


MiG-29 de la dictadura cubana


Cuba

Anteriormente, con mucho la Fuerza Aérea más capaz de la región, en términos de la cantidad de aviones de combate desplegados, Cuba todavía tiene la flota de combate más grande de América Latina por un margen considerable. Sin embargo, se ve obstaculizado por la falta de un gran número de aviones posteriores a la tercera generación y por las bajas tasas de preparación para el combate, con la pérdida del apoyo soviético después del colapso de la superpotencia en 1991, lo que significa que ya no puede dar servicio a toda la flota y que las entregas de aviones modernos Los aviones MiG-29 tuvieron que ser detenidos. La Fuerza Aérea de Cuba es la única en la región con una experiencia significativa en el combate aire-aire, incluido el uso de misiles aire-aire más allá del alcance visual, y fue el operador más competente del caza de ala en flecha MiG-23.haberlo usado en combate cuando se enfrentó a los aviones Mirage F1 de la Fuerza Aérea de Sudáfrica y salió adelante. Es poco probable que la flota de Cuba se recupere sin ayuda adicional o una mejora drástica de su economía, pero según los estándares regionales, sigue siendo una de las más capaces en la actualidad. El MiG-29 forma la élite de la flota cubana con solo siete de ellos en servicio, mientras que la mayor parte del potencial de combate del país está formado por aproximadamente 60 cazas MiG-23 mejorados de tercera generación. Aunque requieren un alto mantenimiento, estos tienen sensores comparables a los primeros F-16A de cuarta generación y lanzan misiles aire-aire más allá del alcance visual, un activo que pocas unidades de combate tienen en la región. Aproximadamente 180 cazas MiG-21 mejorados de tercera generación también están en servicio, aunque la mayor parte de estos se han almacenado.


Cazas ligeros F-5 de la Fuerza Aérea Brasileña


Brasil

La Fuerza Aérea Brasileña es, con mucho, el servicio más débil de las fuerzas armadas del país y, aunque es relativamente grande con 46 cazas en servicio, sus capacidades dejan mucho que desear incluso para los estándares regionales. Toda la flota está compuesta por jets ligeros F-5E Tiger II de tercera generación, y aunque estos han sido mejorados con sistemas de guerra electrónica relativamente modernos, carecen de cualquier forma de capacidades aire-aire más allá del alcance visual. Esto significa que el mejor caza de Brasil enfrentaría una seria desventaja incluso contra el MiG-23 de Cuba o el F-16A de Venezuela, y mucho menos contra aviones más avanzados como el F-16C chileno o el MiG-29 peruano. El problema de la falta de misiles más allá del alcance visual se ve agravado por la falta total del país de defensas aéreas terrestres más allá de los pequeños MANPADS disparados desde el hombro, lo que significaEl espacio aéreo de Brasil es quizás el más fácil de penetrar de cualquier país grande. Aunque el país cuenta con una flota considerable de aviones aerotransportados de alerta temprana, estos son considerablemente menos sofisticados que la mayoría de los diseños como el 707 Phalcon chileno y tienen radares más débiles, mientras que la falta total de capacidades antiaéreas de largo alcance en el país significa que estos 'voladores los radares estarán esencialmente indefensos.


lunes, 24 de febrero de 2020

Gastos de defensa en el Mundo (incluido Latinoamérica)

El ranking de los ejércitos más poderosos del mundo y qué lugar ocupan los de América Latina 

El sitio especializado Global Firepower elaboró un listado basado en criterios que abarcan desde el personal activo, hasta las unidades de combate, pasando por los presupuestos anuales en defensa. Cuál es la realidad militar de nuestra región 
Infobae



Los aviones F-35A de la Fuerza Aérea de EEUU (U.S. Air Force/R. Nial Bradshaw/Handout via REUTERS)


Los campos de batalla podrían ser comparados con un escenario en permanente transformación: cambian los terrenos, la vegetación y los climas, al ritmo en el que avanza también la tecnología aplicada a la industria bélica. Por este motivo, los gobiernos que quieran ser competitivos en la carrera de la guerra, deben mantener un flujo constante de inversiones para mantener al día el entrenamiento de sus hombres, el armamento más mortífero y la tecnología.

El sitio especializado en seguimiento militar Global Firepower elaboró un ranking de los Ejércitos más poderosos del mundo, basado en unas 50 categorías que van desde el poderío militar, las finanzas, hasta la capacidad logística y la georgrafía.

Además de la carrera global, el ranking también expresa una realidad desigual hacia adentro de América Latina: mientras que Brasil es la mayor potencia militar de la región, ocupando el puesto 10 a nivel mundial, el resto de los países lo siguen desde lejos, empezando por Colombia en el puesto número 37.

Puesto número 1: Estados Unidos

No debería sorprender a nadie saber que Estados Unidos “conserva su primer lugar como el poder militar indiscutible en el mundo”, de acuerdo con Global Firepower.


Paracaidistas del Ejército de EEUU en la base militar de Carolina del Norte (Timothy L Hale/ZUMA Wire/Shutterstock)

El país posee más cantidad de unidades aéreas que cualquier otro país en el planeta, con 2.085 aviones cazas, 967 helicópteros de ataque, 945 transportadores y 742 aviones dedicados a las misiones especiales. Además, también supera al resto de sus competidores con 39.253 camiones blindados, 91 destructores y 20 portaaviones.

A eso se le suma al rededor de 1.400.000 de personal militar activo, y un presupuesto militar en el año 2020 de USD 750.000.000.000.

Puesto número 2: Rusia

Rusia, cuyo ejército se ha involucrado en los conflictos en Siria y en Ucrania en los últimos años, tiene más cantidad de tanques que cualquier otro país del mundo: con 12.950, duplica a los que posee Estados Unidos. Además, Rusia cuenta con un ejército compuesto por 1.013.628 personas en actividad, 27.038 vehículos blindados, 6.083 unidades de artillería y 3.860 lanzadores de cohetes.

El aire, la ex Unión Soviética posee 873 aviones de combate y 531 helicópteros de ataque; mientras que en el agua tiene 62 submarinos y 48 barcos de guerra. El presupuesto estimado para este año, de acuerdo con Global Firepower, es de USD 48.000.000.000.

Puesto número 3: China

China, que ocupa el tercer lugar de la lista, se ha convertido en un adversario cada vez mayor para Estados Unidos, también en materia militar. La potencia comunista tiene un personal activo estimado de 2.183.000, el más grande del mundo.

China ha estado construyendo su Armada en los últimos años mientras se involucra cada vez más en disputas territoriales en el Mar del Sur de China. Hoy, posee 74 submarinos, 52 fragatas y 36 destructores, según Global Firepower.

Soldados chinos durante un entrenamiento (Sipa Asia/Shutterstock)

En tierra, China tiene 33,000 vehículos blindados y 3,500 tanques. Su Fuerza Aérea ha acumulado 1.232 aviones de combate y 281 helicópteros de ataque.

Se estima que China gastará USD 237.000.000.000 en sus fuerzas armadas en 2020.

Puesto número 4: India

India, que ha estado involucrada en un conflicto territorial prolongado con Pakistán sobre la región de Cachemira, tiene un estimado de 1.444.000 personas que sirven activamente en sus fuerzas armadas.

Soldados del ejército de la India, cuarta potencia militar global (Faisal Khan/Shutterstock)

Global Firepower dice que la nación en desarrollo se encuentra entre los líderes mundiales en número de tanques, con 4.292, Unas 4.060 unidades de artillería remolcada y 538 aviones de combate.

Se estima que India gastará USD 61.000.000.000 en su Ejército este año.

Puesto número 5: Japón

Con un personal militar activo estimado de 247.160 personas, este país asiático posee apenas una fracción del personal del volátil Corea del Norte, pero lo compensa con su armamento ultra actualizado.

Japón tiene 152 aviones de misiones especiales, más que cualquier otro país del mundo a excepción de los Estados Unidos. Según las estadísticas de Global Firepower, Japón también posee una formidable flota naval con 40 destructores.

Además, cuenta con 3.130 vehículos blindados, 1.004 tanques y 119 helicópteros de ataque.

Se estima que Japón gastará USD 49.000.000.000 en sus fuerzas armadas en 2020.

El lugar de América Latina


Puesto número 10: Brasil

El lugar número 10 del ranking de Global Firepower es ocupado por la principal potencia latinoamericana. Brasil, con un personal activo de 334.500 soldados, posee 437 tanques, 1.820 vehículos armados, 132 unidades de artillería autopropulsada, y 84 lanzadores de misiles.

En el aire, por su parte, posee 43 cazas, 126 transportadores, 24 aviones de misiones especiales, y 12 helicópteros de ataque. En el agua, Brasil tiene 6 submarinos, 22 barcos de patrulla, y 5 barcos de guerra.

El ejército brasileño se ocupa en Brasil de la violencia interna (Fabio Teixeira/Zuma Wire/Shutterstock)

Por último, se estima que este año el país sudamericano invertirá en su defensa unos USD 27.800.000.000

Puesto número 37: Colombia

Aunque lejos de Brasil y de las principales potencias del mundo, Colombia se destaca entre los países de América Latina debido, con seguridad, a que la última mitad de siglo estuvo involucrado en un conflicto interno armado entre el ejército y grupos paramilitares que dejó, de acuerdo a estimaciones oficiales, más de 7 millones de muertos.

Un soldados colombiano vigila la frontera colombiana con Ecuador (REUTERS/Fredy Builes)

Su poderío militar se basa en un personal activo de 295.000 personas, en 21 aviones de guerra, 29 dedicados a misiones especiales, a 595 vehículos armados y en 11 submarinos, entre otros activos.

Se estima que este años Colombia destinará USD 10.600.000.000


Puesto número 38: México

Con 277.000 miembros activos, el ejército mexicano ocupa el puesto número 38 de la lista de Global Firepower. México posee 2.199 vehículos armados, además de 3 aviones cazas y 265 unidades de artillería.

El presupuesto militar en 2020 será de unos USD 7.000.000.000

Puesto número 40: Perú

Perú ocupa el cuarto puesto dentro de América Latina y el número 40 del listado global.

Su ejército posee un personal activo de 90.000 personas, además de 17 aviones cazas, 16 helicópteros de ataques, 38 aviones de ataque, y 9 para misiones especiales. También tiene 146 tanques, 552 vehículos armados y 231 unidades de artillería.

Se espera que Perú invierta en su defensa unos USD 2.560.000.000 en 2020.

Puesto número 41: Venezuela

En el puesto 41 se ubica Venezuela, un país que parece haber priorizado a sus fuerzas militares incluso pese a la profunda crisis económica y social que atraviesa desde hace años.

Ejercicios militares en Venezuela (FANB)

Posee un personal activo de 343.000 miembros, 38 aviones cazas, 10 helicópteros de combate, 390 tanques, 600 vehículos armados y 2 submarinos, entre otras unidades de sus Fuerzas Armadas.

Se estima que, con todo, en el año 2020, Venezuela invierta en su poderío militar unos USD 750.000.000

Puesto número 43: Argentina

El ejército argentino posee un personal activo compuesto por 83.515 miembros, 24 aviones caza, 7 aviones de ataque y 13 para misiones especiales. Además, el país sudamericano posee 739 vehículos blindados, 83 armas de artillería autopropulsadas, y 26 lanzadores de cohetes. En mar, se cuentan 2 submarinos, 4 destructores, y 9 corbetas.

El presupuesto estimado para el año 2020 en Defensa fue de USD 4.200.000.000.

Puesto número 47: Chile

Chile se ubica en el puesto 47 del ranking global, con unos 77.000 miembros del Ejército actualmente en actividad.

Sobre su armamento aéreo, vale mencionar los 44 aviones caza, y 15 para misiones especiales. En tierra, posee 1.430 vehículos blindados, 300 tanques y 158 piezas de artillería. En mar, finalmente, tiene 4 submarinos, 10 fragatas y 81 barcos de patrulla.

En 2020, Chile destinará USD 4.250.000.000 en presupuesto militar.


Ejército de Chile

Puesto número 67: Bolivia


Bolivia, en el puesto número 67 del ranking, posee en sus Fuerzas Armadas apenas a unos 35.000 miembros activos. No posee aviones cazas, ni de ataque, ni helicópteros de combate. Sí posee 23 aviones de entrenamiento y 14 de transporte.

Posee, además, 137 vehículos blindados y 86 piezas de artillería. Con un reclamo pendiente en tribunales internacionales contra Chile por su salida al mar, Bolivia posee 57 barcos de patrulla.

Su presupuesto militar en 2020 será de USD 660.000.000.