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sábado, 31 de mayo de 2025

Argentina: Comando Conjunto de Operaciones Especiales (CCOE)

El Comando Conjunto de Operaciones Especiales de Argentina: Conjuntez para la mayor eficacia

Entrevistamos al capitán de navío Eloy Eguren, Comandante Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales, sobre el rol que cumple este nuevo comando para estandarizar la doctrina y el equipamiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales en la Argentina, de manera de potenciar sus capacidades y cumplir su misión de una manera más eficaz.


Por Santiago Rivas || Pucara Defensa


En el año 2017 se creó el Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales (CCFOE) dentro del ámbito del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Argentina. Entrevistamos a su actual comandante, capitán de navío Eloy Eguren, sobre cómo nace el comando, su misión y cómo viene trabajando en la estandarización de la doctrina, procedimientos y equipamiento de las distintas Fuerzas de Operaciones Especiales.



Pucará Defensa: ¿Cómo se llega al Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales?

Capitán de navío Eloy Eguren: Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el mundo hay dos aspectos de las organizaciones militares que han crecido enormemente. Uno de ellos es el accionar militar conjunto; nada en las organizaciones militares contemporáneas occidentales se concibe en el marco específico, todo tiene que ser conjunto. Está comprobado que lo conjunto es lo que funciona, no se puede pensar en operaciones en las que no haya integración conjunta.

Paralelamente hay un crecimiento de la importancia de las operaciones especiales. Si tomamos la historia de las guerras, ha habido siempre fuerzas pequeñas que hacían operaciones muy puntuales, difíciles, pero que tenían un impacto desproporcionado con respecto a la cantidad de gente que estaba involucrada. En la Segunda Guerra Mundial aparecen, en la mayoría de los beligerantes, unidades específicas, con un adiestramiento y capacidades especiales que desarrollaron múltiples acciones contribuyentes a los grandes empleos de fuerzas navales, aéreas y terrestres. Ahí las operaciones especiales dan el gran salto y se institucionalizan, es decir, todos los países modernos comenzaron a mantener en forma activa y permanente unidades de operaciones especiales específicas.

En la Argentina, cada fuerza mirando algún espejo de países más avanzados, con mayor experiencia de guerra, toma estas ideas, en general entre los años 50 y 60.

Los más antiguos son los buzos tácticos, que se nutren de un instructor italiano, veterano de la Segunda Guerra Mundial, integrante de la legendaria Decima Flottiglia MAS (Decima Flottiglia Mezzi d’Assalto (Décima Flotilla de Vehículos de Asalto) que empieza a trabajar en la Base Naval Mar del Plata y desarrollar los primeros cursos de buceo táctico a mediados de los 50.

En el caso de la Infantería de Marina, como los Marines eran de donde sacábamos la mayor cantidad de experiencia y doctrina, se empiezan a organizar elementos de reconocimiento anfibio, que, andando el camino, pasan a denominarse Comandos Anfibios, también en Mar del Plata. Es decir, se podría decir que en Mar del Plata nacen las fuerzas de operaciones especiales de la Argentina.

En cuanto al Ejército, el año que viene se van a cumplir 60 años de la impartición del primer curso de comandos en 1964. Con el contacto permanente con el Ejército de Estados Unidos, toman el ejemplo de los Rangers.

Entre los años 1968 y 1973, el curso de comandos extendió su duración a 45 días, dividido en etapas que se desarrollaban en Campo de Mayo, Mazaruca, Córdoba, Bariloche, Tartagal y Mar del Plata.

En 1971, se creó oficialmente la Aptitud Especial de Comandos y se adoptó el actual brevet de la aptitud, se inició un período de intercambios y capacitaciones para adquirir experiencia en otros países como: Colombia, Brasil, Perú y Estados Unidos.

A partir de 1974 se adoptó la estructura actual del curso, con una duración de cuatro meses, dividido en etapas: básica, paracaidista, anfibia, montaña y monte, siempre bajo la órbita de la Escuela de Infantería.

En el año 1978, se creó en el ámbito de la Escuela de Infantería la primera unidad especial del Ejército, denominada Halcón 8, que tenía la finalidad de dar seguridad anti-terrorista durante el mundial de fútbol.

Hago hincapié en el curso de comandos del Ejército porque éste desde un principio tuvo egresados que eran de otras fuerzas. De hecho, el primer muerto en la Guerra de Malvinas es el capitán de corbeta IM Giachino, comando anfibio, quien, además de la capacitación específica recibida en la Armada, había realizado el curso de comandos.

A partir de la década del 90, el curso pasa a ser conjunto. En la actualidad, además de las etapas propias del Ejército ya mencionadas, la Armada conduce la etapa anfibia y la Fuerza Aérea la de búsqueda y rescate en combate.

Hablando de los orígenes del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, en 1980 se organiza el primer grupo, que incluso es desplegado en la Guerra de Malvinas. A lo largo del tiempo, fue creciendo en importancia y agregando funciones, pero siempre manteniendo una única Unidad y dependiendo del máximo nivel operativo de la Fuerza.



PD: Ya que menciona la Guerra de Malvinas ¿Qué nos puede decir al respecto de las unidades de Operaciones Especiales Argentinas?

EE: En la Operación Rosario participaron ambas unidades de la Armada, la Agrupación de Buzos Tácticos y la Agrupación de Comandos Anfibios, llevando con éxito tareas relevantes dentro del marco de la operación, y, de hecho, las únicas bajas propias son de personal perteneciente a las mismas.

Producida la recuperación del Archipiélago, el Ejército creó la Compañía de Comandos 601 sobre la base del equipo Halcón 8, la cual fue desplegada de inmediato. A ésta le siguió la Compañía de Comandos 602. Ambas subunidades desarrollaron una enorme cantidad de misiones de todo tipo. La Armada destacó una sección de Comandos Anfibios e incluso la Gendarmería Nacional destacó al Grupo Alacrán. En numerosas acciones todas estas fracciones fueron empleadas con unidad de comando, es decir que el accionar conjunto se plasmó en combate. Y todas mostraron que el adiestramiento recibido fue diferenciador, hicieron una generosa ofrenda de sangre y valentía a través de numerosos muertos, heridos y condecorados, y estuvieron a la altura de las circunstancias, tanto en lo profesional como en lo espiritual.

Volviendo a la pregunta anterior, entonces, para nosotros esto de ‘conjuntizar’ las fuerzas de operaciones especiales no es algo difícil, porque todos los que hicimos nuestro curso específico tenemos experiencia de haber tenido capacitaciones, instrucción particular o haber participado en ejercicios, desde el desde el inicio de nuestra formación, con otra fuerza. Eso nos facilita muchísimo el entendimiento y, por las mismas características de los cursos, la intensificación del compañerismo hace que esos vínculos se mantengan a lo largo del tiempo. Y, cuando somos más antiguos, nos facilita enormemente establecer coordinaciones y hacer acuerdos para realizar adiestramiento o cualquier tipo de actividad en el marco conjunto. Todo se resuelve mucho más rápido.


PD: Además, ustedes siempre trabajan en todos los ámbitos, en el agua, en el aire y en tierra.

EE: Hay una cosa para particular que caracteriza a las fuerzas de operaciones especiales es que todos los que conforman las fuerzas de operaciones especiales son voluntarios y se someten a ese tipo de entrenamiento porque quieren. Aspirar a tener una mejor condición de soldado, a desempeñar tareas más riesgosas, es decir, a distinguirse de alguna manera. Se toma normalmente como un desafío personal profesional, superar los estándares normales en algún tipo de exigencia.

Particularmente en la Argentina, si bien cada fuerza tiene su ámbito de operación o sus particularidades, todas las unidades desarrollan, en términos generales, la misma cantidad de capacidades: todos son paracaidistas, todos tienen adiestramiento anfibio, todos hacen etapas de formación en ambientes geográficos particulares, como el monte o la montaña. Hay un montón de técnicas comunes, esas vivencias que uno desde el inicio empieza a adquirir y que nos acompañan durante toda la carrera, son comunes. Lo que nos diferencia es la especialización en algún tipo de técnica, por una facilidad de medios o por estar desplegado en un ambiente geográfico particular.

No es que todos hagan lo mismo de la misma manera, pero sí que todos tienen cierta capacidad de adiestramiento para operar en las diversas formas posibles que tienen las fuerzas de operaciones especiales.

Todo esto contribuye a que el accionar militar conjunto de las fuerzas de operaciones especiales sea mucho más fácil.

Después de Malvinas, la impronta que se le puso a las Fuerzas Armadas de tender hacia lo conjunto y, por otro lado, el crecimiento generalizado de las fuerzas de operaciones especiales, terminan llevando a la creación del Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales.



PD: ¿Cómo es la evolución post Malvinas?

EE: Como ya lo mencioné, en el ámbito del Ejército, apenas desatado el conflicto, se crea la Compañía de Comandos 601, y a las pocas semanas se activa la Compañía 602 e inclusive se convocó una Compañía 603, que no alcanzó a ser desplegada a Malvinas. Terminada la contienda se desactivan las últimas dos, quedando solamente la 601. En 1999 se activa nuevamente la 602 y a fines del 2005 se crea la Agrupación Fuerzas de Operaciones Especiales, es decir, el Ejército crea un elemento de comando a cargo de un oficial superior con un Estado Mayor, para conducir las unidades de comando que existían hasta ese momento y que se fueron creando a partir de esa activación de la Jefatura de Agrupación. De hecho, el Ejército vuelve a activar la compañía 603, crea una nueva especialización, que es la de fuerzas especiales, distinta de los comandos, crea una unidad de apoyo logístico específica para operaciones especiales y crea una compañía de buzos de Ejército capacitados en operaciones especiales.

Esa agrupación es la que empieza a desarrollar actividades conjuntas aglutinadoras con las unidades de las otras fuerzas. Es la primera que empieza a pensar en la ejecución de operaciones especiales en forma conjunta. Esta Jefatura empieza a organizar seminarios, discusión de temas, hablar sobre equipamiento común, y empieza a desarrollar una serie de ejercicios que se denominan Castor, que ya van por la edición número diez.


PD: ¿Son anuales?

EE: Es anual, casi todos los años se ha dado con ejecución en el terreno. Se elige un ambiente geográfico particular, se convoca a las unidades y se cumple una misión en la cual todos intervienen en forma integrada, cumpliendo cada una su misión particular. Siempre cuentan con el apoyo de aeronaves para poder lanzarlos en paracaídas, normalmente de la Fuerza Aérea. Si es cerca del litoral marítimo o de los grandes ríos, con apoyo de buques de la Armada, es decir, no solo trabajan integradamente las unidades de operaciones especiales, sino que lo hacen también unidades de propósito general de las fuerzas, que prestan los apoyos para que las operaciones se puedan ejecutar. Para esas ejercitaciones se creaba una Agrupación Conjunta de Operaciones Especiales, que se puede decir que es el embrión del Comando Conjunto.

Avanzar en la conjuntez viene también de la mano de que en el año 2006 el gobierno redefinió una serie de empleos de las Fuerzas Armadas y hay un concepto que se estableció y que hoy está totalmente en vigor, qué es que las Fuerzas Armadas adiestran, alistan y sostienen y el que opera es el Estado Mayor Conjunto. Es decir, no hay más operaciones militares específicas, todas las operaciones son conjuntas.

Siguiendo esta misma impronta, el Estado Mayor Conjunto crea el Comando Operacional para que conduzca las operaciones en tiempo de paz, operaciones convencionales o especiales.

Al cabo de unos años de desarrollo del Comando Operacional, se determinó que había algunos aspectos de operaciones particulares que debían ser conducidas por comandos conjuntos dependientes de éste. Por eso, por ejemplo, se activa en forma permanente el Comando Conjunto Antártico y también se creó el Comando Conjunto Aeroespacial, el Comando Conjunto de Ciberdefensa, y más recientemente el Comando Conjunto Marítimo.

En el año 2017 el Jefe del Estado Mayor Conjunto de ese momento, el general Bari del Valle Sosa, ordena la conformación de una serie de comisiones de estudio para analizar diversos problemas para profundizar la conjuntez y, entre esas comisiones, una se dedicó a estudiar la conveniencia o no de un Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales y qué características debía tener. Con la participación de representantes de todas las fuerzas se analizó detalladamente la misión funciones y tareas que el mismo debía tener y se propuso una organización tentativa. Lo pusimos a consideración del Jefe de Estado Mayor Conjunto y finalmente a través de una Resolución, el Ministro de Defensa aprobó la creación del CCFOE.

Fue a fines del 2017, y la prueba de fuego del comando, cuyo primer comandante era el entonces Coronel Berredo, actual Comandante Operacional, fue dentro del marco de la cumbre del G20 realizada en Buenos Aires a fines del 2018. El presidente ordenó la conformación de una fuerza conjunta de rescate de rehenes que estuviera a la orden, alistada para actuar en caso de que se produzca algún problema con las delegaciones que vinieron de todos los países.



PD: Fue la primera operación.

EE: Exacto. La primera operación real que concretó el CCFOE, y como en ese momento tenía una escasa estructura, el comando de la operación lo asumió el comandante de la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército, que en ese momento era el general Paleo.

Se trasladaron todas las unidades especiales, tanto de la Armada como de la Fuerza Aérea y del Ejército a Buenos Aires. Se planificó operar en los distintos lugares donde podían ser empleadas, se alistó todo el material. Se trabajó sobre previsiones de emplearlas en tierra utilizando medios aéreos y navales de superficie, es decir, con todas las variantes de posibilidades que tienen las unidades de operaciones especiales en cuanto a sus capacidades para llegar a los objetivos.

A partir del fin de ese año se designa a un nuevo comandante que empieza a armar esta estructura, a escribir la doctrina, a capacitar a la gente y a conducir el adiestramiento militar conjunto. Transcurridos cinco años se ha avanzado mucho.


PD: ¿Cómo se ha ido haciendo esa integración?

EE: El lugar de la Agrupación FOE del Ejército, lo pasó a ocupar el CCFOE cuando se crea el 28 de diciembre del 2017, y a partir del 2019 se hizo cargo de planificar, organizar y conducir los Ejercicios “Castor”. La misión concretamente que nos asignan es ‘conducir las operaciones especiales en situación de crisis o conflicto armado, a fin de contribuir al cumplimiento de los objetivos impuestos por el nivel estratégico militar’. Si hay un tipo de elemento al que rápidamente se le puede echar mano para que solucione una crisis son las fuerzas de operaciones especiales. Hay un comandante que tiene un Estado Mayor, que conoce las unidades que le pueden poner a disposición, y que está en capacidad de planificar cualquier tipo de operación en una crisis para dar una respuesta inmediata a algún requisito del poder político.

La misión no solo dice lo que tienen que hacer, lo que se espera del comando, sino que, acorde con las capacidades que tiene actúe, comande; no se puede esperar a que se a que se haya desatado un conflicto para activarlo.

En la paz, el CCFOE cumple funciones de adiestramiento conjunto, de establecer la doctrina conjunta y de estandarizar el equipamiento. Vayamos primero al adiestramiento, todas las unidades de operaciones especiales tienen un nivel de adiestramiento muy bueno, sean de la fuerza que sean. Ahora, cuando hay que hacerlos trabajar en conjunto, hay pequeñas diferencias de procedimientos o de vocabulario o de la forma de realizar alguna cosa, entonces el CCFOE tiene que intervenir.


PD: ¿Para estandarizar?

EE: Absolutamente, una estandarización de procedimientos, es decir, todos saben lo que tienen que hacer, con mínimos márgenes de error, sin confusiones. ¿Se hace necesario normalizar todo? Sí, y para eso el CCFOE realiza periódicamente actividades de adiestramiento conjunto en diversas técnicas, sin necesariamente incluir una situación táctica. ¿Vamos a trabajar en paracaidismo? Entonces convocamos y vamos todos a Córdoba o Bahía Blanca y se normalizan las pequeñas diferencias. Nos nutrimos de la experiencia común, determinamos de común acuerdo y queda como un procedimiento que ya todos utilizan; se saca una circular de conocimiento y cumplimiento obligatorio por parte de las fuerzas. Lo mismo se puede decir con respecto al combate a cuarto cerrado, que también tiene sus pequeñas diferencias.



PD: ¿Había muchas diferencias en procedimientos cuando empezaron?

EE: No, pero cada fuerza tiene su forma de enseñar. Es bueno intercambiar opiniones y ver lo que hace cada fuerza, y de común acuerdo seleccionar la mejor. Eso hace que no solo se estandarice, sino que crezca el nivel de adiestramiento general y facilita la operación conjunta.

Eso en cuanto al adiestramiento en técnicas. Después, cuando hacemos ejercicios de adiestramiento en tácticas, que ya trabajamos las unidades sobre un mismo sistema o varios objetivos en forma simultánea, vamos a otro tipo de estandarización, a los procedimientos de planeamiento, de comunicaciones, a cómo enlazarnos con cada una de las fuerzas subordinadas, cómo coordinar los efectos de cada una de las unidades, aunque estén muy dispersas en el terreno.

Todas esas tareas que parecen de pequeña magnitud son de una enorme fortaleza, porque preparan a estas unidades para operar en forma conjunta con máxima eficacia.

Y a su vez, todo esto también sirve para aunar lazos, porque normalmente el operador de fuerzas especiales tiene una autoestima elevada, se siente satisfecho de sus capacidades, es competitivo. Esa competitividad sana la transformamos en cooperación.

Ese conocimiento personal y profesional en el marco del adiestramiento, sirve muchísimo para derribar un montón de prejuicios o cosas que dañan la eficacia de las operaciones y no tienen sustento.


PD: ¿Cómo ha sido la integración en cuanto a equipamiento?

EE: Con respecto a eso, a partir de este gobierno se inició un proceso de planeamiento del ámbito de la defensa, con una serie de pasos y documentos que llevan al diseño del instrumento militar. Se define claramente qué problemas hay que solucionar y qué tipo de fuerza se necesita para solucionar esos problemas. A diferencia de cada una de las fuerzas, que intervino en el diseño de sus capacidades, presentándolo en el Estado Mayor Conjunto, en el caso de las operaciones especiales ese trabajo lo hizo por completo el CCFOE. Nosotros dijimos qué equipos de comunicaciones van a tener todas las unidades, qué tipo de armamento deben tener, qué tipo de visores nocturnos, por nombrar algunos. Obviamente se busca la congruencia técnica y operacional, que lo que se compre sea compatible entre todos los usuarios, de modo que no haya cosas que, a lo mejor tienen muy buenas características, pero que no pueden ser integradas al ámbito conjunto. Por otro lado, que eso sirva para los fines del diseño general del instrumento militar.

Por esa razón el CCFOE participó en varias ferias internacionales cuya asistencia fue ordenada por el Jefe del Estado Mayor Conjunto, para nutrirse de los últimos adelantos tecnológicos y ponerlos a consideración y decir ‘esto es lo que deberíamos comprar y lo que nos conviene a todos’. Si hay materiales que son específicos de una unidad, no vamos a intervenir, por ejemplo, si los buzos tácticos necesitan ser equipados con minisubmarinos para hacer operaciones puntuales. No todas las unidades de operaciones especiales van a tener minisubmarinos, pero si se va a tratar de que sea compatible para ser operado por buzos tácticos junto con otras con los medios de otras fuerzas sin inconvenientes.


PD: ¿Las compras las hacen ustedes o las fuerzas?

EE: La gestión en gran parte del material de operaciones especiales para utilizar el FONDEF la hace el CCFOE. Hay cosas que las compran las fuerzas, pero hay otras que se compran centralizadas a través del CCFOE, obviamente con la aprobación del Estado Mayor Conjunto. Si no existiese el CCFOE sería mucho más complicado, tiene un claro rol de facilitador.

A nivel adiestramiento, volviendo a ese punto, por ejemplo, el CCFOE también se encarga de facilitar. Por ejemplo, el Ejército necesita ir a ejercitarse a una base de la Armada, se coordina con la otra fuerza la autorización, se ve la posibilidad de incorporar unidades de otras fuerzas, para que se aproveche ese entrenamiento, se puede indicar hacer particular hincapié en determinada técnica que les sirva a todos, es decir, es un facilitador, un orientador. Sirve a su vez para ver el nivel de adiestramiento en determinadas técnicas y siempre tendiendo a la integración.


PD: ¿Cómo evalúan junto con las unidades los cambios doctrinarios?

EE: Por un lado, toda la doctrina de conducción y de planeamiento conjunto de operaciones especiales se desarrolló en el CCFOE y está en vías de aprobación. Además, se desarrolló un curso principalmente destinado a oficiales jefes y superiores de todas las fuerzas capacitados en operaciones especiales, que es un aspecto que no es muy tratado en las escuelas de guerra específicas, ni en la escuela de guerra conjunta. Cubre un vacío importante para decir ‘las operaciones especiales conjuntas se conducen de esta manera o se planifican de esta manera y sirven a la estrategia operacional de esta manera’, es decir que hay toda una educación interna de la comunidad de operaciones especiales y una educación externa a otros elementos que participan de la solución de un problema militar que tienen que conocer cómo operamos nosotros y qué nos pueden ordenar y qué no. No somos un fin en sí mismo, formamos parte de un sistema, por ahí hacemos cosas muy puntuales, chicas, pero que a lo mejor nadie las puede hacer en nuestro lugar. Entonces, qué mejor que los decisores conozcan exactamente cuáles son las capacidades y limitaciones, los alcances que tienen nuestras operaciones, para emplearlas lo más correctamente posible y que beneficie al conjunto en el éxito de la campaña como un todo.


PD: ¿Cómo se denomina el curso?

EE: Se llama Curso Conjunto de Conducción de Operaciones Especiales, es un curso que está también en vías de aprobación en el ámbito conjunto. Destaco además que participan suboficiales que integran las planas o los estados mayores de las unidades y que son potenciales integrantes del CCFOE. Esto ayuda muchísimo a normalizar el vocabulario de cómo se clasifican las operaciones, cuáles son las finalidades, cómo se integran en los niveles superiores. Esto también ha significado un gran avance en el tema doctrinario.


PD: ¿Cómo se trabaja con fuerzas de otros países para poder adquirir doctrina o conocimientos?

EE: El CCFOE desde un principio ha participado en varias ejercitaciones en el extranjero. Por ejemplo, el ejercicio PANAMAX, que desarrolla el Comando Sur de Estados Unidos, en el cual se analiza un problema militar puntual en torno a la libre navegación del Canal de Panamá. Ese comando de fuerza tiene cuatro componentes, terrestre, naval, aéreo y de operaciones especiales. Tanto Estados Unidos como la OTAN manejan siempre las operaciones especiales con un componente separado por diversas razones, porque normalmente son empleados muy tempranamente en el conflicto y porque eso evita que las fuerzas sean utilizadas en cosas que a lo mejor no tienen un gran rédito operacional. Nosotros participamos desde el 2017 en todas las ediciones del ejercicio Panamax, integrando en diversos puestos el comando del componente de operaciones especiales. Eso nos permite visualizar y experimentar cómo es un comando de una coalición de grandes proporciones y ver el vocabulario y los procedimientos de planificación de países que están en el marco de la OTAN o que tienen mucha más experiencia de combate que nosotros.


PD: Les permite ver el equipamiento, la doctrina y cómo se incorpora en la Argentina.

EE: Claro, también tenemos contacto con el Comando Conjunto de Operaciones Especiales de España, que es muy similar a éste. Hemos trabajado con Perú y trabajado con otros países, hay intercambios que nos enriquecen. Es claro que la Argentina ha dado un paso importante y es un precursor en el tema de las operaciones especiales conjuntas, pero el aprendizaje es continuo.


PD: ¿Hay otro país de la región que tenga un comando conjunto?

EE: No de estas características, la mayoría tienen esbozos de trabajo conjunto, pero no existen comandos como tal. Creo que Colombia es el único país latinoamericano, además de Argentina, que tiene un comando conjunto de estas características.


PD: ¿Cuáles son las unidades que dependen operacionalmente?

EE: Ejército tiene la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales del cual dependen tres compañías de comando, las 601, 602 y 603, una compañía de fuerzas especiales, una compañía de buzos de operaciones especiales y una compañía de apoyo. La Armada tiene su Agrupación de Buzos Tácticos y la Agrupación de Comandos Anfibios, y recientemente creó un Comando de Fuerzas Navales Especiales, en una situación similar al Ejército, se consideró que era necesario en la Armada aglutinar a las unidades de operaciones especiales y que dependan orgánicamente de ese comandante único y no como se hacía hasta ese momento en que los Buzos Tácticos dependían de la Fuerza de Submarinos y los Comandos Anfibios de la Brigada Anfibia.

LA Fuerza Aérea tiene el GOE, conducido por un oficial superior. Está nucleado en la VII Brigada Aérea en Moreno, muy asociado a donde tienen asientos los helicópteros, porque es el medio primario que ellos utilizan para operar.


PD: ¿Cómo se integra el CCFOE en el empleo del instrumento militar?

EE: El comando conjunto cumple un rol muy importante en lo que es la estrategia defensiva, de restricción de áreas por capas, que es el concepto que ha adoptado el instrumento militar. Las operaciones multidominio, que se desarrollarán sobre las distintas capas y cómo emplear los medios que tiene la nación para una supuesta agresión estatal militar externa. En todas las capas está previsto el uso de unidades de operaciones especiales y este comando va a hacer directamente lo que el comandante de teatro decida para conducir las operaciones especiales.


PD: Ustedes quedarían subordinados al comandante del teatro de operaciones.

EE: Exacto, lo importante de esto es que ya desde la paz funciona aceitadamente, es una enorme ventaja porque ya sabemos las capacidades de las unidades y conocemos el nivel de adiestramiento que tienen. Hemos hecho multitud de ejercicios, para saber en qué empleos nos pueden utilizar y, llegado el caso, es subordinarnos a la autoridad militar que se designe para contribuir a solucionar el problema.

Se conocen las técnicas, las tácticas y las personas y es fundamental, porque eso nos facilita el entendimiento.

Pero también hay que tener en cuenta el empleo en situaciones de crisis. por ejemplo, en la reciente Operación “Regreso Seguro”, conducida por el Comando Operacional para evacuar a los compatriotas argentinos que estaban en Israel, iba un elemento de operaciones especiales a bordo de los aviones.


PD: ¿Del GOE?

EE: Si, del GOE. Principalmente para dar seguridad, pero además, porque pueden hacer muchas otras cosas y facilitar las operaciones, más en un marco absolutamente incierto, en un ambiente complejo, como era el de esa operación. Es imprescindible que hayan participado.


PD: Si bien algunos los vieron como vuelos comunes, se estaba entrando a una zona de guerra.

EE: Exactamente. EL GOE en este caso particular, al igual que el resto de las unidades mencionadas, está compuesto por personal que está habituado a actuar en forma independiente lejos de sus mandos, tienen un entrenamiento para hacer un adecuado uso de la libertad de acción, de aplicar criterios sin recibir órdenes detalladas, ahí está una de las grandes fortalezas que tienen las unidades de operaciones especiales. Están acostumbrados a niveles de riesgo alto, a operar en ambientes complejos. Sobre todo, en ese tipo de operaciones donde cualquier error se magnifica. Entonces ¿conviene tener ese tipo de perswonal que está habituada a operar en ese marco complicado? Sí. A lo mejor son oficiales y suboficiales de baja jerarquía, pero tienen ese entrenamiento particular.


PD: En relación a la recientemente implementada Estrategia de Restricción de Áreas por capas, ¿Qué rol juegan los FOE?

EE: La “Restricción de Áreas por capas”, concepto central inherente de la concepción estratégica militar, busca en primer lugar denegar al enemigo el acceso al teatro de operaciones, accionando sobre el mismo desde las más largas distancias y; en caso de que el agresor logre ingresar, negarle el control efectivo de áreas consideradas estratégicamente críticas.

Por las mismas capacidades de las FOE, pueden operar en ámbitos aislados, con gran autosuficiencia, sobre la base de la austeridad logística y resistencia que las caracteriza. Siempre generan una relación costo – beneficio que resulte favorable.

Sus efectos se potencian al integrarse sin inconvenientes en todos los dominios. Su capacidad para infiltrarse en cualquier tipo de terreno, permaneciendo “invisibles”, junto al empleo de medios satelitales, están en capacidad de obtener, transmitir y proveer información en tiempo real, y esto resulta fundamental para agilizar el proceso de toma de decisiones en todos los niveles. Sus efectos se harán sentir a través del conocimiento acabado de la propia geografía, potenciando el alcance efectivo de las armas letales y no letales, a través de un control efectivo y adelantado de las mismas.

Siempre podrán contribuir a limitar al agresor accionando sobre sus vulnerabilidades críticas y así degradar su capacidad para combatir y, principalmente, en su aptitud para controlar el espacio que ocupa, pasando a denegarle áreas críticas de importancia estratégica y operacional por períodos cortos. E inclusive, llegado el caso, recuperar objetivos de alto valor, cuando hayan caído en poder del agresor.

Además, como multiplicador de fuerzas, las FOE están en condiciones de operar con fuerzas locales, por lo que resulta fundamental el adiestramiento previo en coordinación con otras agencias, ya sean gubernamentales o privadas.

Finalmente, quiero aclarar que todo esto es posible principalmente por la elevada motivación de nuestras unidades, su actitud profesional y proactiva, las características de nuestro personal hasta en las más bajas jerarquías, habituado a hacer uso de la libertad de acción y de la iniciativa, sumado a una silenciosa y humilde contracción a todos los detalles que hacen a nuestra profesión, movidos por un espíritu de cuerpo formidable.

En síntesis, las FOE han ganado su lugar es todas las organizaciones por propio derecho, y sin lugar a dudas tienen un futuro promisorio, lleno de desafíos profesionales.


sábado, 27 de julio de 2024

Malvinas: Sangre sobre el río Murrell

Sangre en el Río Murrell: los comandos que combatieron en la “zona de muerte” y escaparon de una emboscada inglesa

“Nos van a matar a todos”, dijeron los hombres de Ejército y Gendarmería cuando se enfrentaron a los Paracaidistas ingleses en Malvinas. Estaban en la franja donde la posibilidad de supervivencia del combatiente es mínima, pero dieron batalla. Las balas que hacían estallar las rocas, las esquirlas que los hirieron y cómo hicieron huir a los ingleses cuando todo parecía perdido
Nicolás Kasanzew || Infobae




Capitán Figueroa (centro), Teniente Anadón (derecha) y Teniente primero García Pinasco (espaldas), planifican la misión, 6 junio 1982 (Foto: Nicolás Kasanzew)


Los británicos cruzaban regularmente el puente sobre el río Murrell, tras lo cual bombardeaban con fuego de mortero las posiciones del Regimiento 6. Ante este hecho, el mayor Mario Castagneto, jefe de la Compañía de Comandos 601, ordena al teniente primero Fernando García Pinasco efectuar un golpe de mano contra el enemigo y emboscarlo. La sección se dirige hacia el lugar en la noche del 6 al 7 de junio, con el capitán Rubén Figueroa en calidad de acompañante.

Bajo intenso frío y agua nieve, atraviesan el sector batido por cañoneo naval y los campos minados propios, guiados por el teniente Marcelo Anadón, que conocía la zona. Van marchando cuidadosamente por la vera del río, a unos cincuenta metros de distancia entre cada uno, cuando aparece en el cielo una gran luna radiante. El sargento Guillén observa del otro lado del Murrel un brillo tenue y piensa que es un reflejo del astro sobre el agua. Más tarde caería en la cuenta que había sido el destello sobre un poncho de plástico de un efectivo inglés.


Guillen: “Me hilacharon la capucha y la espalda de la campera, pero seguía tirando. El enfermero Moyano me sacó un montón de esquirlas del brazo y la espalda”

Al llegar al puente –una construcción de madera sin barandas– Anadón con sus hombres se apresta a cruzarlo en el momento en que los ingleses rompen fuego.

Figueroa estaba volviendo, con los suboficiales Poggi y Tunini, de la otra orilla adonde había ido para montar el bloqueo posterior a la emboscada, cuando siente una explosión seguida de disparos. Todos los comandos se aplastan instintivamente contra el suelo. Los británicos se encontraban a unos 80 metros, en una altura rocosa del otro lado del río.

“Estamos al descubierto, nos van a matar a los tres”, pensó Figueroa. Queriendo tender la emboscada, habían caído en una. El oficial comenzó a tirar hacia el lugar de donde provenían los disparos. Sentía que se le formaban burbujas en la sangre y sus fosas nasales eran inundadas por el olor a adrenalina.

Los comandos argentinos estaban en lo que se denomina “zona de muerte”, franja donde la posibilidad de supervivencia del combatiente es mínima.


Figueroa: “Estamos al descubierto, nos van a matar a los tres”

Los disparos de los brits eran tiro a tiro, y en ráfaga. Figueroa tuvo la visión de unas cintas rojizas y anaranjadas que bailaban endiabladas hacia él, buscando su muerte. Eran balas luminosas trazantes, que los ingleses cargaban cada cinco proyectiles normales, para marcar la dirección de fuego en la noche. “Fue el espectáculo más maravilloso que presenció en mi vida”, me dice. Al chocar contra las piedras cercanas las balas hacían estallar en mil pedazos la roca, sembrando polvo y esquirlas, lo cual sumado al olor a pólvora le producía una ligera embriaguez y le inhibía el miedo a la muerte. En ese momento Poggi grita:

- ¡Mi capitán, me hirieron!

- ¿Dónde te pegaron?

- En una pierna, pero puedo arrastrarme hacia atrás.

- Retrocedé, que ya te vamos a auxiliar.

“Yo lo ayudo y me repliego con él”, tercia Tunini. El proyectil había atravesado la pantorrilla de Poggi, sin alcanzar el hueso.

Figueroa siguió disparando hasta que se le trabó el fusil. Afortunadamente, sus camaradas, particularmente el sargento Guillén, dispersos fuera del puente y cubiertos por las rocas, hacían fuego graneado contra la colina, por lo cual los disparos de las dos ametralladoras y los fusiles ingleses también se desviaban hacia ellos.

Cuenta Guillén: “Me hilacharon la capucha y la espalda de la campera, pero seguía tirando. El enfermero Moyano me sacó un montón de esquirlas del brazo y la espalda”.


“Cheto” Anadón le pidió a García Pinasco que le permita cargar contra los ingleses, pero el jefe de la sección lo frena, le dice que espere hasta que aclare

Mientras Figueroa se replegaba, escuchó varias explosiones y las ametralladoras enmudecieron. Era el bravo Anadón, abanderado de la 601, que con implacable puntería colocaba las granadas PDF del FAL en la posición del enemigo. Ya sólo disparaban sus fusileros.

“Cheto” Anadón le pide a García Pinasco que le permita cargar contra los ingleses, pero el jefe de la sección lo frena, le dice que espere hasta que aclare. Sin embargo, al llegar hasta la posición de García Pinasco, Figueroa grita: “¡Vamos a atacarlos a estos hijos de puta!” Experimentaba una gran excitación y bronca a la vez. Aunque no está de acuerdo, el jefe de sección accede. El capitán toma el mando y cruzan el puente para iniciar el asalto. Anadón hace formar en cadena a sus hombres: Vergara, Suarez, Quinteros y dos gendarmes del grupo Alacrán: Natalio Figueredo y Miguel Puentes. Empezaba a advertirse una tenue claridad.



“El objetivo era marchar a la carrera, rodearlos de ambos lados del promontorio, y aniquilarlos a todos, no dejarlos escapar”, rememora el capitán.

Cuando todo estaba listo, Figueroa levantó el brazo derecho e impartió la orden: “¡Al asalto, carajo, vamos a hacerlos mierda a estos hijos de puta!”. Los comandos arremetieron disparando su armamento en automático desde la cadera, con una cadencia de tiro parecida a la ametralladora y vociferando insultos para amedrentar a los británicos. El primero en llegar a la posición enemiga es el impetuoso teniente Anadón, pero comprueba que los paracaidistas ingleses habían huido precipitadamente, llevándose a sus heridos. El enemigo dejó abandonado armamento, equipos, radios, mochilas, carpas, claves de comunicaciones, vestimentas, boinas, guantes, una máquina de fotos y una pequeña bandera inglesa, que pasó a adornar como trofeo el puesto comando de la 601 en Puerto Argentino.


Garcia Pinasco recibió la orden de efectuar un golpe de mano contra el enemigo y emboscarlo

Ante la vertiginosa rapidez del ataque, los paracaidistas dejaron asimismo una radio encendida que utilizaban para comunicarse con el comando superior. Y en la posición había charcos de sangre. Más tarde los combatientes argentinos escucharon tráfico de comunicaciones enemigas, donde se solicitaban helicópteros para evacuar heridos. Al rato, a unos cuatro kilómetros visualizaron una bengala y el descenso de un Sea King con el distintivo blanco de sanidad.



Tras el combate, Guillén levanta al Indio Poggi, y este le dice: “Lavame la herida”. Guillén saca de su mochila una botella triángulo Margaret River y amaga tomársela. “¡Hdp -brama Poggi- no te tomes mi remedio!”.


Parte de los objetos de los paracaidistas ingleses que tomaron los comandos argentinos el 7 junio 1982 (Foto: Nicolás Kasanzew)

De más está decir que los comandos devoraron con fruición los exquisitos alimentos envasados abandonados por los hombres del 3er Batallón de Paracaidistas: compota de manzanas disecadas, chocolates, nueces, galletitas, pasas de uva.

Trago amargo para los brits, pitanza pantagruélica para los argies.

Aunque también hubo hiel para los nuestros. Gendarmería condecoró generosamente a sus dos hombres. Ejército, en cambio, ignoró olímpicamente a los comandos de la 601 que le habían brindado la victoria del Río Murrell.


sábado, 9 de septiembre de 2023

Operación Alcázar: El casi motín y última resistencia en Puerto Argentino

Operación Alcázar: los comandos que planearon sacar Menéndez y hacer un contraataque “en serio” contra los ingleses

Los mayores Mario Castagneto y Aldo Rico idearon un plan para resistir el embate final inglés y, de ser necesario, morir peleando. Iban a tomar la casa del gobernador en Puerto Argentino y atrincherarse. Cómo le llegó esa información a Menéndez, la acción que tomó y la misión suicida a la que fueron enviados cuando la guerra ya se terminaba

El jefe de la Compañía de Comandos 601consideraba que un contraataque era perfectamente posible. Mario Castagneto recorría permanentemente las posiciones y sabía de lo que hablaba. Pero los generales estuvieron siempre con los borceguíes lustrados, jamás se acercaron a recorrer los pozos de zorro de primera línea para calibrar la situación. De haberse animado a ensuciar su calzado, se hubieran anoticiado de que los soldados estaban enteramente dispuestos a jugarse. Siempre y cuando, claro está, los generales se pusieran al mando.

Excepto las posiciones del Regimiento 8, que estaba en Bahía Fox, el mayor Castagneto recorrió todas las unidades. Y pudo constatar que los combatientes esperaban y necesitaban la presencia de sus jefes. Esos jefes que están cerca de la tropa, que no le escurren el bulto a la primera línea, que recorren las posiciones, que tienen el conocimiento profundo de cómo está la situación por la que se está atravesando, que llevan a todas partes su aliento, que hacen la arenga final. Lo que los soldados querían era el ejemplo personal, no que los generales se quedaran encerrados en el pueblo. En vez de ello, estos generales vivían lo más tranquilos en sus casas de Puerto Argentino. Con cocinero y calefacción.

Si los de Malvinas no hubieran sido generales de escritorio, nada les hubiera impedido reunir a oficiales y suboficiales, incluyendo a aquellos que pululaban en el pueblo y en la retaguardia y, sumándoles a los comandos, lanzar ese contraataque que los ingleses tanto temían.

Pero Mario Benjamín Menéndez, jefe de la Guarnición Malvinas y gobernador del archipiélago, hacía gala de una indiferencia rayana en la resignación. Siempre me pareció que el general ya se había rendido internamente hacía mucho tiempo atrás.

Mario Benjamín Menéndez con el mayor Castagneto en Malvinas (Fotos: Nicolás Kasanzew)

El talentoso periodista Manfred Schönfeld, escribió después de la rendición:

Faltó el último coraje personal en la conducción. Si hubo sentimientos humanitarios, si no se quiso exponer a la tropa a ser víctima de una carnicería generalizada –suponiendo que verdaderamente, el armamento del enemigo era tan superior que casi diez mil hombres no pudieron resistirlo siquiera un poco más– pero en fin, si hubo ese acto de compasión para con la masa de jóvenes civiles conscriptos, nadie hubiera impedido, sin embargo, a los oficiales superiores al mando de la guarnición, licenciar a sus tropas, ordenarles rendirse, dar a conocer amplia y profundamente tal decisión a los cuatro vientos –para evitar posibles represalias ulteriores contra la tropa inerme– y una vez hecho eso, atrincherarse un puñado de hombres cuyo honor profesional los hubiera obligado a semejante acto de heroísmo, alrededor de su bandera, y pelear por ella hasta morir. De haberse dado un gesto de esta naturaleza, hoy los argentinos andaríamos con la frente más alta, e incluso en aquellos hogares atribulados por la tragedia de la pérdida o la mutilación de un hijo se sentiría que ese sacrificio impuesto por el destino fue correspondido, fue igualado, sin que quedasen sueltos los cabos de la duda y de la incertidumbre sobre la justificación del sacrificio”.

Aldo Rico en una Kawasaki KE 125 en la costa de Puerto Argentino

Sin embargo, hubo dos oficiales que quisieron hacer exactamente lo imaginado por Schonfeld: atrincherarse con un puñado de hombres y vender cara la derrota. Eran los jefes de las Compañías de Comandos 601 y 602, mayores Mario Castagneto y Aldo Rico.

La iniciativa partió del primero, quien le planteó a Rico la idea de preparar la última resistencia en Puerto Argentino. La operación se llamaría “Alcázar”, un término muy caro a Castagneto, ya que evocaba la heroica resistencia del asediado Alcázar de Toledo en 1936. El jefe de la 602 no estaba muy convencido, pero finalmente accedió ante el ímpetu y la convicción irreductible de Castagneto.

Bastante antes del arribo de Rico a Malvinas, el jefe de la 601 había anticipado que ese momento podía llegar. Y su idea era atrincherarse en la casa del gobernador. Es que en una campaña, lo que simboliza el triunfo es la conquista del objetivo estratégico; en este caso la ciudad de Puerto Argentino. Pero el enemigo no podría cantar victoria, mientras la casa del gobernador no estuviese en su poder.

Desde tiempo atrás, Castagneto creía que iba a ser necesaria una resistencia final, sin posibilidades de éxito tal vez, pero que encarnara el deseo de combatir hasta la muerte. Erróneamente se dijo luego que la idea era resistir casa por casa, pero Castagneto nunca lo imaginó así. Por empezar, era imposible con los efectivos de que disponía en aquel momento. Contaba sólo con unos sesenta hombres, ya que había perdido gente que tenía en la Gran Malvina. Sumados a los comandos de Gendarmería y los de Rico no superaban un total de noventa o cien. Pero sobre todo, Castagneto no quería escudarse en la población civil, contra la cual los ingleses no iban a disparar.

Mohamed Alí Seinldín (izquierda) se negó a formar parte de la Operación Alcázar. Dijo que no se podía alterar la cadena de mandos de esa manera, que era una falta de disciplina

Discretamente, ambos mayores y sus jefes de sección reconocieron por dentro y por fuera la casa del gobernador, para determinar la mejor manera en que podía ser defendida. Y por expresa orden del jefe de la 601, a la que se plegó Rico, a partir del 5 de junio los comandos, tanto de Ejército, como de Gendarmería realizaron un relevamiento completo del poblado: tipos de casas, particularidades de los terrenos baldíos, lugares para hacer voladuras o tender trampas, vías de repliegue, cantidad de radios y vehículos de toda clase. Sin pedir permiso a la superioridad.

Es evidente que para Castagneto era una cuestión de honor mostrar a los ojos del mundo entero que los cuadros argentinos eran capaces de combatir hasta la muerte, aunque no tuvieran posibilidades de triunfo.

Lamentablemente, Menéndez tenía una idea bien distinta del sentido de la vida militar.

Seineldín habla frente a los Comandos. Sentado, Aldo Rico (Fotos: Nicolás Kasanzew)

Sólo quedaba la opción de desplazarlo. Pero, ¿quién tenía la talla suficiente para conducir a los cuadros a un sacrificio heroico? Las miradas de Castagneto y Rico convergieron sobre el teniente coronel Mohamed Alí Seineldín. Por su prestigio, porque no estaba comprometido directamente en el combate, porque su regimiento estaba en las cercanías, parecía la persona más adecuada para ponerse al frente de la defensa de Puerto Argentino.

De ahí que, a renglón seguido de la reunión de camaradería de los integrantes de ambas Compañías de Comandos, el domingo 6 de junio ambos oficiales visitaron a Seineldín en su amplia casamata subterránea de las posiciones del Regimiento 25 y le ofrecieron un plan: apartar a Menéndez y que él se ponga al frente de una defensa en serio. Inesperadamente, el Turco rechazó de plano la propuesta. Adujo que no se podía alterar la cadena de mandos de esa manera, que era una falta de disciplina.

Años más tarde, sin embargo, no tuvo los mismos miramientos al liderar, al menos formalmente, las asonadas de 1988 y 1990. Si bien decepcionados por la actitud de este jefe, Castagneto y Rico no abandonaron la idea de una postrera defensa de Puerto Argentino: la encabezarían ellos mismos. Al parecer, no los amilanaba siquiera que sus actitudes fueran pasibles de consejo de guerra y fusilamiento inmediato.

Pero la intención de resistir llegó al conocimiento de Menéndez, y abruptamente todos los comandos fueron sacados de Puerto Argentino en el anochecer del 13 de junio. Se les dijo que del otro lado de Wireless Ridge, donde estaban los tanques de combustible, en la península de Freycinet, desembarcaron comandos del SAS y había que neutralizarlos. En realidad, mandaron allí un rejuntado, ya que la 602 había perdido parte de su capacidad militar y la 601 estaba desparramada, tenía gente en Howard, que no había logrado cruzar a Soledad.

Decepcionados por la actitud de Seineldín, Castagneto y Rico no abandonaron la idea de una postrera defensa de Puerto Argentino: la encabezarían ellos mismos

Los comandos pasaron la noche bajo la nieve, mirando con los visores nocturnos, pero el SAS nunca apareció. Y a eso de las cuatro de la mañana Castagneto los impone de una nueva orden que acababa de recibir: ocupar una posición de bloqueo al oeste de la península de Cambers, en dirección a Monte Longdon, para evitar el avance de los ingleses, que venían de superar al Regimiento 7. Se trataba lisa y llanamente de una misión suicida. Unos cuarenta hombres sin armamento pesado eran ubicados a la intemperie frente a la artillería británica y dos o tres de sus batallones. “No me pregunten el por qué de esta orden”, se atajó Castagneto. Pero cuando el capitán Ricardo Frecha, que tenía con él una relación especial más allá de la profesión, lo agarra en un aparte, el mayor le dice: “No quieren que estemos en Puerto Argentino y hagamos la Operación Alcázar”.

Para evitar eso, los mandaban a una misión suicida.

“Ponernos en esa posición de bloqueo era una locura –me comenta Frecha–. Pero te aseguro que de ahí no nos íbamos a mover, moriríamos allí. Castagneto moría ahí, Rico moría ahí, yo moría ahí. Pensaba en mi esposa: bueno, ella va a poder rehacer su vida, es una linda mujer, todo pasará para ella. ¿Y mis hijos? ¡Los dejo huérfanos! ¿Trascenderé en ellos? Pero no había marcha atrás. Milagrosamente, la guerra terminó esa madrugada, y pararon todo”.

El capitán Ricardo Frecha supo que los sacaron a último momento de Puerto Argentino para impedir la Operación Alcázar (Fotos: Nicolás Kasanzew)

Ese día Castagneto agotó las baterías, llamando por radio para que los cruzaran nuevamente a Puerto Argentino. Quería volver para poner en práctica la Operación Alcázar. Y no hubo manera. Recién cuando escuchó por la radio militar que la rendición estaba acordada, después de unos cuarenta llamados que había hecho pidiendo que mandaran el barquito para cruzarlos, vio al Forrest que salía de enfrente a recogerlos,

El jefe de comandos nunca imaginó que la rendición se produciría en forma tan precipitada y sin haber ofrecido la resistencia final. Él había propuesto lo que haría cualquier soldado verdaderamente profesional: combatir sin parar. Su postura era, asimismo, altamente espiritual: pensaba en el juicio de la Historia, antes que en la propia supervivencia.

El mayor Mario Castagneto (centro) pensó que podían tomar la Casa del gobernador y resistir

Sin embargo, no necesariamente la iniciativa de Castagneto iba a ser coronada con la muerte de todos los valientes atrincherados. En 1984, ese brillante intelectual que fue Manfred Schönfeld, me decía: “No acepto de modo alguno la típica excusa de que Menéndez estaba preocupado por su tropa. Hay ejemplos en la historia de cómo resuelve eso un oficial pundonoroso. Si entre esa muchachada se hubiese corrido la voz ‘¡El general en persona está lanzándose al ataque! ¡Carga frente a nosotros contra el enemigo!’ eso los hubiera galvanizado. Porque no hay soldado; ni profesional, ni conscripto, que resista eso. Y eso es lo que debiera haber hecho el general Menéndez. También, si se hubiera atrincherado en la casa del gobernador con cuadros, anunciando a los cuatro vientos que ha licenciado a su tropa, especialmente a los conscriptos, pero que él de ahí no se mueve, que tendrán que sacarlo muerto, yo me juego la cabeza, conociendo como creo conocer a los ingleses, en cuyo país viví nueve años seguidos, que si él hace eso, los ingleses se frenan. Si llega el mensaje a Londres –y a todo el orbe–: ‘El hombre no se va a rendir. Habrá que pasarlo a cuchillo a él y a sus doscientos selectos. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a pasar por unos monstruos? ¿Cinco mil hombres vamos a masacrar a doscientos, cuando ellos con sus diez mil respetaron a nuestros ochenta Marines que estaban antes del 2 de abril?’ –me juego nuevamente la cabeza que la respuesta iba a ser: ‘Negocie con el hombre’. Y entonces, cuando se negocia, algo se saca. Algo más honorable, más digno. Pero irse así al mazo, es lamentable. Demostrativo de que ese general evidentemente no domina su oficio, ni tampoco tiene las cualidades esenciales del militar, que son el coraje y el espíritu de sacrificio”.

Después de todo, los jefes están justamente para hacer esa clase de gestos, interpretando la necesidad histórica. Menéndez, en cambio, no se rindió el 14 de junio. Ya había llegado rendido a las islas el 7 de abril.