Los aviones A4 en el cielo argentino: ¿quiénes son los pilotos y mecánicos detrás de estas aeronaves de caza?
Un grupo de hombres y mujeres trabaja a diario para sumar más de estas aeronaves a las actividades de la Fuerza Aérea. La iniciativa, enmarcada en un plan de recuperación de capacidades, tiene una importante repercusión en el ámbito de la DefensaPor Patricia Fernández Mainardi || Infobae
En el centro del país, la Fuerza Aérea Argentina (FAA) concentró los esfuerzos, trabajos y recursos necesarios para recuperar una capacidad: activar la mayor cantidad de aviones de caza A-4AR Fightinghawk. El plan se suma a otras iniciativas encabezadas por la Fuerza.
Para conocer más sobre el proyecto y los avances concretados, DEF estuvo en las provincias de Córdoba y San Luis.
DETRÁS DE LOS A4
Tiempo atrás, el brigadier general Xavier Isaac, jefe de la Fuerza Aérea Argentina, dio instrucciones a sus hombres y mujeres de realizar un análisis con el objetivo de generar un programa de recuperación del A-4AR Fightinghawk. Para ello, se estudiaron las principales debilidades del sistema de armas. Por ejemplo, uno de ellos era que las inspecciones se concentraban en Córdoba, con lo cual se saturaba de trabajo al Área Material Río Cuarto. DEF visitó las instalaciones de esta unidad, encargada de llevar adelante el mantenimiento, el almacenaje y distribución de los materiales, y de intervenir en el desarrollo y fabricación de aquellos componentes que la Fuerza busca incorporar para sumar capacidades. En definitiva, se trata de una unidad de la Fuerza donde se respira ingeniería y desarrollos.
En Río Cuarto, no solo se trabaja con los aviones de combate, sino que también se incorporaron capacidades nuevas vinculadas a las aeronaves Learjet 35 A, Cessna 182 y Mentor, entre tantas otras. Un proyecto que los llena de orgullo es el diseño y el desarrollo del POD Tordo, calibre 7.62 mm, para armar algunos de sus sistemas de armas. “Creemos que tenemos un muy buen producto. Y el criterio es disponer de un know how para poder crear una familia de PODS”, cuenta el comodoro Armando Chialvo, jefe del Área, quien también destacó la capacidad de ingeniería, no solo a la hora de realizar la documentación técnica, sino también para sumar valor agregado al mantenimiento aeronáutico.
En la actualidad, en esa localidad cordobesa se encuentran interviniendo las aeronaves A4 con el objetivo de activar la mayor cantidad de ellas. “La intención es poner en vuelo todo lo que se pueda. Se orientaron los esfuerzos para recuperar la cadena logística del sistema de armas. Hoy estamos en una situación más favorable y podemos disfrutar de los pequeños éxitos”, comentan en Córdoba. Uno de los proyectos a corto plazo es el armado de un taller para los asientos eyectables de la aeronave. De hecho, ya se realizó la licitación para que los militares argentinos puedan llevar adelante los cursos correspondientes en Estados Unidos. “Uno de los desafíos es la estandarización. Que el primero de los aviones sea igual al último. Hay que buscarlo en toda la flota”, detalla el jefe del Grupo Mantenimiento del Área, el comodoro Juan Edmundo Perot.
TRABAJO EN EQUIPO
Hoy, la inspección mayor del A4AR se lleva adelante en Río Cuarto, mientras que otra parte es realizada en Villa Reynolds, provincia de San Luis. Desde allí, el vicecomodoro Adrián Ramírez, a cargo del mantenimiento de las aeronaves, indica que desde el 2020 se buscó concretar la capacidad de mantenimiento intermedio del A4 en el Grupo Técnico 5: “Con ello descomprimimos el Área Material Río Cuarto”, señala Ramírez, y agrega: “Además, buscamos tener más insumos y repuestos; situación que antes se consideraba un problema, pero hemos logrado contar con proveedores con capacidad de dar soporte logístico para disponer de los repuestos necesarios. Porque la recuperación y puesta en servicio depende básicamente del trabajo y de la parte logística”.
Esta iniciativa del jefe de la Fuerza fue lanzada en el 2020 –un año marcado por la pandemia– y hoy, a menos de dos años, se lograron grandes avances. “Cada vez que un avión entra en inspección, se le revisan todos los ítems necesarios. Luego se realiza el cambio de componentes mandatorio. Todo está escrito por el fabricante. Cada pieza de la aeronave se inspecciona según el manual”, explica Ramírez. También cuenta que antes existían componentes que debían procesarse en Estados Unidos, pero que, con la orden del Jefe de la Fuerza, surgió la alternativa de sumar la capacidad de mantenimiento modular: “¿Qué significa? Todas las partes del motor, que nosotros llamamos módulo, tienen distinto vencimiento y, a su vez, cada uno presenta una falla distinta. Antes había motores que estaban en contenedores porque tenían novedades, motores con mucho potencial que podíamos retornarlos al servicio a través del mantenimiento modular”.
“Lo más desafiante fue el trabajo en equipo. Lograr que el personal entienda que esto era para un fin mayor. Una vez que tuvieron el mismo interés, comenzaron a surgir ideas. Antes, la inspección del filtro era una limitante, teníamos aviones parados por eso. También era importante el desarrollo de la inspección de aceite; si no; cada diez horas quedaba el avión parado. Nos íbamos a quedar sin motores… Hoy estamos encaminados, haciendo acá las inspecciones internas, procesando los motores y logrando autonomía”, dice Ramírez, no sin antes señalar que el proyecto le generó satisfacción personal, porque lograron poner en vuelo aeronaves que llevaban varios años paradas. “Todos se motivan. Cuando un avión despega, se nos pone la piel de gallina. Hay mucho trabajo detrás de cada tarea. La gente ama lo que hace y cuando uno ve eso es fácil conducir”, concluye.
Los distintos proyectos también son importantes a la hora de pensar en el impacto local. Por ejemplo, en Río Cuarto buscan incorporar a más de 80 voluntarios técnicos: jóvenes con estudios secundarios, o universitarios en curso, afines a la aeronáutica, la electrónica, la mecánica o informática para poder sumarlos al mantenimiento de las aeronaves. En Villa Reynolds, uno de estos jóvenes, ya incorporado, dialogó con DEF: egresado del colegio secundario, comenzó a estudiar el profesorado en Educación Tecnológica e ingresó a la Fuerza Aérea como soldado técnico. Si bien ya traía ciertos conocimientos de aeronáutica, en la Brigada lo capacitaron en lo que respecta al sistema de armas A4 y hoy es uno de los que trabaja en el proyecto.
Para capacitar a los más jóvenes, viajó desde Río Cuarto a San Luis el agente civil de la Fuerza Aérea Jorge Bernárdez. Ingresó a la FFA hace más de cuatro décadas, con tan solo 16 años. En aquel momento se encontraban en mantenimiento los A4B e ingresaban al país los A4C. “Para nosotros, este sistema de armas es la vida. Hoy nos toca venir a hacer algo distinto, buscamos jerarquizar el nivel de inspección”, cuenta.
LA IMPORTANCIA DE RECUPERAR CAPACIDADES
“Estamos en la Vta Brigada Aérea, en Villa Reynolds, provincia de San Luis. Esta es una brigada heroica que participó en Malvinas y que, realmente, hizo un trabajo prestigioso, considerado por los grandes ases de la aviación mundial por lo que hicieron los pilotos, con una táctica nueva ante una situación impensada”, detalla a DEF el comodoro Carlos Pesante, jefe de la Brigada.
Como explica, la unidad fue evolucionando con el paso de sus emblemáticas aeronaves: primero fue el A4B, luego el A4C y, en la actualidad, el A4-AR Fightinghawk. “Es decir, se recorrió una secuencia lógica de aeronaves, pero siempre con un cazabombardero”, comenta. En ese sentido, luego de recibir la impronta del jefe de la Fuerza, la Brigada apoyó el lineamiento: “Estamos recuperando capacidades que nos permiten ser autónomos y no depender de un país extranjero para poder solucionar un problema. Vamos mejorando para tener más aeronaves en la línea. Nosotros nos adiestramos para estar aptos en nuestra función principal, que es la custodia del espacio aéreo: la soberanía nacional”.
PILOTO DE CAZA
El capitán Leandro Barrera baja de uno de los A4-AR que acaba de participar de un ejercicio en el que se simuló el ataque a un blanco estratégico. Con los pies en la tierra, habla con DEF. Tiene 34 años y es jefe de una Escuadrilla de estos aviones. Solo para tener en cuenta, ocupa el mismo rol y tiene la misma edad de muchos de los que participaron y dejaron su vida en defensa de nuestra soberanía en Malvinas.
“Yo siempre estuve en el mismo sistema de armas. Uno egresa de la Escuela de Aviación Militar; luego, del curso Básico Conjunto de Aviador Militar, y es destinado, con un grupo, al curso de combate que se da en Mendoza. Después, de acuerdo con los promedios, se destina a los pilotos en las distintas unidades. A mí me toco venir a Reynolds, algo que quise desde chico. Gracias a Dios estoy acá, haciendo lo que más me gusta”, cuenta, y agrega: “Nos pone contentos la noticia de que se reactiva el sistema. Tengo pilotos muy jóvenes que tienen el mismo sueño que tuve yo. Volar este avión es lo mejor que me ha pasado en la carrera”. Un dato: el papá de Leandro fue mecánico de los A4C durante la Guerra de Malvinas.
“EL NO RETORNO DE UN HALCÓN ERA UN DOLOR TERRIBLE”
Para reactivar los A4 se citó al personal de la Fuerza, ya retirado, cuyos saberes podían ser útiles. Uno de los convocados fue el suboficial José Olguín. Él, además de ser un experto en los motores de esta aeronave, fue uno de los mecánicos de estos aviones durante la Guerra de Malvinas.
“Yo fui con esta brigada. Tenía 21 años. La guerra tiene muchas cosas malas. Hace poco, gracias a la FAA, pude volver a San Julián (desde donde operaban las aeronaves) luego de 40 años. Nos inundó la emoción a todos”, relata.
Al ser consultado por aquellos días de guerra, José recuerda el dolor que le generaba la pérdida de los pilotos al personal que quedaba en tierra: “El día más triste era cuando no volvían. El no retorno de un halcón era un dolor terrible, porque esos muchachos sabían a donde iban y lo hacían igual. Nos demostraron que tenían amor a la patria”.
¿Qué sintió cuando lo llamaron para trabajar en los A4? “No hubiese querido irme a la tumba y llevarme este conocimiento. Porque yo lo aprendí en Estados Unidos, la Fuerza me envió a hacer cursos sobre estos motores. Mientras estemos nosotros vivos, la patria va a ir siempre para adelante”, finaliza.